LA TRAGEDIA DE VARGAS: DOS EXPERIENCIAS UNIVERSITARIAS EN LA COMUNIDAD (The Vargas’s Tragedy: Two University’s Experiences in the Community)
Ligia M. Sánchez (
[email protected]) Instituto de Psicologia, Universidad Central de Venezuela Sánchez, L. M. (2003) La Tragedia de Vargas: Dos Experiencias de Extensión Universitaria en la Comunidad. Acta Científica Venezolana, Vol.54. Suplemento 1, 98-105.
(http://acta.ivic.ve) RESUMEN
El Área de Psicología (Instituto, Escuela y Postgrados) de la Universidad Central de Venezuela, ante la tragedia ocasionada por las lluvias de diciembre 1999, organiza y desarrolla la RED DE APOYO PSICOLÓGICO-UCV, experiencia de extensión universitaria en la cual se integraron servicios a la comunidad, investigación y docencia de pregrado y de postgrado, además de la participación de profesores, estudiantes y egresados de distintas facultades y universidades. Se presentan las diferentes acciones desplegadas durante la emergencia – atención en los albergues y Línea 800-PSICO - y los proyectos realizados posteriormente, con especial énfasis en un proyecto de amplio alcance, con colaboradores nacionales e internacionales y el financiamiento de la OPS. El trabajo pionero de atención a las víctimas secundarias de las emergencias se estructuró con una estrategia de investigación-acción, dirigido a reconocer la labor cumplida por este personal, comprender y compartir sus aprendizajes personales y mitigar los efectos debilitantes de las reacciones postdesastre. Tanto la evaluación de este proyecto como de la Red de Apoyo Psicológico-UCV revela resultados positivos en la formación de estudiantes y profesionales, en el cumplimiento de los objetivos planteados para las poblaciones beneficiarias y en el desarrollo de conocimiento en el área de atención en emergencias.
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LA TRAGEDIA DE VARGAS: DOS EXPERIENCIAS UNIVERSITARIAS EN LA COMUNIDAD (The Vargas’s Tragedy: Two University’s Experiences in the Community)
Ligia M. Sánchez
[email protected]
ABSTRACT
The Area of Psychology (Institute, undergraduate and graduate) of the Universidad Central de Venezuela, as a response to the tragedy caused by the heavy rains of December 1999, organized and developed the PSYCHOLOGICAL NETWORK OF SUPPORT-UCV, an experience of universitary extension took place, in which service in the community, research and undergraduate and graduate teaching were merged; with the cooperation of faculty members, students and professionals coming from different departments and universities. The various actions completed during the emergency – attention to the refuges and the Hot Line 800-PSICO – and the project’s intended afterwards are presented, specifically a project of wide scope which brought the participation of national and international collaborators and received financial support from the Panamerican Health Organization (PHO). The attention of secondary victims of emergencies, a pioneer work, was structured as an action-research strategy, aimed to acknowledge their effort, to understand and share their individual learning’s and to mitigate the weakening consequences of the post-traumatic’s effects. The evaluation of both, this project and the Psychological Network Support-UCV experience reveal positive results in capacitating professionals and undergraduate students, in fulfilling the objectives designed for target populations and in developing knowledge in the area of attention of emergencies.
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LA TRAGEDIA DE VARGAS: DOS EXPERIENCIAS UNIVERSITARIAS EN LA COMUNIDAD (The Vargas’s Tragedy: Two University’s Experiences in the Community) ¿Qué pasará cuando, más tarde o más temprano, haya un terremoto? De nada sirve que cada uno se prepare como socorrista, paramédico o lo que sea, si no existe un proyecto general que armonice las capacidades de todos y cada uno de los actores: Psicólogo de un albergue
A partir del 15 de diciembre de 1999 a los venezolanos nos tocó vivir una experiencia traumática: las consecuencias catastróficas de los fenómenos de deslave y solifucción que estaban ocurriendo en el país, especialmente en el litoral del Estado Vargas, debido a las fuertes y prolongadas lluvias. Paradójicamente, esta misma experiencia traumática dio la oportunidad a la Universidad Central de Venezuela (UCV) en general, y en particular al Área de Psicología (Instituto, Escuela y Postgrado) de redimensionar su quehacer cotidiano de docencia e investigación para cumplir de lleno con el compromiso social que el ser universitario impone. Enfrentar la tragedia de Vargas permitió descubrir fortalezas y debilidades internas del Área en su totalidad: para la formación del psicólogo, para la investigación y para la actividad de extensión; actividad ésta que se encuentra poco delimitada a pesar de ser obligatoria para los profesores de la UCV. Este artículo presenta una experiencia de extensión universitaria en la cual se integra el servicio a la comunidad, la investigación y la docencia y que permitió revisar, e incluso hasta evaluar, el significado de la extensión universitaria. Se hará una breve acotación acerca del deber ser de la extensión universitaria y bajo esta perspectiva se analizará la experiencia de la Red de Apoyo Psicológico. En el caso del Instituto de Psicología, adscrito a la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, la “experiencia de Vargas” – como la llamamos - ha sido catalogada como un hito, tanto por los propios investigadores como en la consideración de los profesores evaluadores externos.
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La “experiencia de Vargas” permitió darnos cuenta de un espacio de acción para el cual estábamos potencialmente preparados pero que no habíamos ocupado, constatar la posibilidad de trabajar como grupo tanto internamente como con los profesores de la Escuela de Psicología e incluso con los egresados; nos mostró la posibilidad de integrar concretamente extensión y docencia, en este caso, con asignaturas optativas de pregrado y de postgrado; pero, sobre todo, fue un alerta respecto al descuido que reinaba en las relaciones con la comunidad y la responsabilidad social a la cual estamos obligados como individuos y como institución.
FUNCION DE LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA En tanto docentes universitarios, reglamentariamente debemos cumplir con funciones de docencia, investigación, extensión y administración académica. En el Reglamento del Personal Docente y de Investigación de la UCV, al enunciar los deberes del profesor se dice: “Igualmente, deberán colaborar en forma activa en los programas de extensión cultural de la Universidad, ...” (14) Sin embargo, esta actividad, entendida de manera difusa, es practicada por pocos, con escasa divulgación, tanto interna como hacia las propias comunidades beneficiadas. Desde el año 2000 ha habido una preocupación en la Coordinación Central de Extensión por delimitar la función de extensión universitaria, y especialmente por promover su divulgación. Al definir su propia misión ese organismo expresa “Ser la unidad rectora de las actividades de extensión de la universidad que promueva todas sus capacidades y recursos, integre y coordine los esfuerzos de la institución para responder eficientemente a las necesidades del país y del entorno global, aportando conocimientos, soluciones y valores, de manera que sean una contribución efectiva al desarrollo y progreso de la sociedad y su enriquecimiento cultural”. (3)
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Aun cuando dicho documento es posterior a diciembre 1999, él nos permite ubicar la “experiencia de Vargas” dentro del contexto de la función de extensión de la UCV; nos permite además, con base en una experiencia reciente de integración, penetrar en las posibilidades de acción con las que cuenta la Universidad. La experiencia que se reporta a continuación sobre la Red de Apoyo Psicológico revela una actividad de extensión universitaria en la cual se integraron SERVICIO – DOCENCIA – INVESTIGACIÓN, con amplia participación de la comunidad universitaria, simultáneamente al establecimiento adicional de interrelaciones con entes gubernamentales y no gubernamentales; experiencia que incluso logró aportes financieros externos a la UCV.
LA ATENCIÓN EN LA EMERGENCIA En una publicación anterior (11), hemos denominado como “una respuesta oportuna” a la intervención del Área de Psicología de la UCV en la emergencia de Vargas, por lo rápido de la repuesta, y la capacidad para auto organizarse ágilmente en medio del caos característico de las situaciones de emergencia, mostrando las posibilidades de adaptación de los profesionales ante las demandas psicosociales del momento. Desde la Escuela de Psicología, el mismo 17 de diciembre, se convocó a profesores, estudiantes y egresados a una reunión en el auditorio de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV. La respuesta fue masiva, superó las expectativas de los organizadores, en especial, cuando insistentemente se hace referencia a la apatía y la falta de compromiso tanto de los estudiantes como de los profesores de la UCV. El aforo de 250 puestos de este local fue superado con creces y no sólo por personas de nuestra área sino también de otras escuelas de la Facultad, de la Universidad y de otras universidades como la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Fue
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particularmente significativo el número de egresados dispuestos a colaborar. Con esta respuesta tan masiva se hizo posible la organización de la RED DE APOYO PSICOLOGICO y de la LINEA 800-PSICO, como experiencias de intervención inmediata dirigidas a contribuir a enfrentar la situación de crisis desde nuestra perspectiva disciplinar. Se describirán brevemente las actividades cubiertas durante la emergencia. La Red de Apoyo Psicológico: Este programa estaba dirigido fundamentalmente a coordinar la intervención del psicólogo ante la emergencia y a satisfacer las demandas de atención psicosocial de los afectados por este desastre natural. Logró aglutinar a 280 profesionales, psicólogos y psiquiatras entre otros, y más de 400 estudiantes de psicología y de otras carreras universitarias. La Red de Apoyo Psicológico se constituyó con el fin de cumplir con los siguientes objetivos: 1. Organizar grupos de profesionales y estudiantes que asistieran a los centros de traslado y atención a los damnificados, con el fin de brindar la atención profesional pertinente. 2. Organizar una línea de atención inmediata, vía telefónica, que operara las 24 horas del día, y que pusiera a disposición del país una vía de acceso a la atención psicológica que fuese requerida, así como brindar información sobre otros centros donde se ofreciera apoyo de cualquier otra índole. 3. Coordinar acciones con entes gubernamentales y no gubernamentales dirigidas al establecimiento de programas de atención inmediata a los damnificados. 4. Establecer los vínculos para futuros programas de trabajo dirigidos a la capacitación de personal profesional que brinde atención en situaciones de desastre. 5. Recopilar información sobre las ofertas de colaboración de psicólogos, estudiantes de psicología, así como de otros profesionales y público en general. 6. Servir de intermediario entre la demanda de servicios de asistencia psicológica y la ofertas de colaboración por parte de profesionales de la psicología u otros. (4)
Desde un principio se evidenció el valor de estas dos vertientes del programa: la organizativa – muy importante dentro del caos reinante – y la propiamente psicosocial. 1) Con respecto a la organización: desde la sede de la Escuela de Psicología de la UCV, se integró un comité de coordinación general encargado de centralizar y de dar coherencia a las distintas actividades de la Red de Apoyo Psicológico, tanto las planificadas para su inmediata
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ejecución como aquellas que iban surgiendo sobre la marcha. No fue una tarea sencilla, ante la emergencia y confusión de la situación, fue necesario establecer claramente tareas y responsabilidades a ser cumplidas por distintos equipos, ya que también se puso en evidencia que el compromiso exigía una permanencia de 24 horas al día; esto se pudo resolver gracias a la dedicación de voluntarios egresados de la Escuela de Psicología y estudiantes de distintas carreras de la Facultad. Se estableció una estructura interna de respaldo a la Red (tareas, responsables, turnos y logística) y una precisa definición del procedimiento para la prestación de un servicio eficiente; teníamos que cumplir una labor para la cual no estábamos preparados y en la cual reinaba el desorden en todos los niveles. La organización de la información resultó de primordial importancia - voluntarios, centros, transporte y logística - para lo cual se procedió a levantar bases de datos sobre los voluntarios, los centros y las disponibilidades de respaldo logístico. En el caso de los voluntarios se requería, además de su identificación, datos sobre su experticia, disponibilidades horarias, posibilidades de contacto (nombre, dirección, teléfonos), para tener un panorama general de la “oferta”. Luego se definió la manera cómo se respondería a la “demanda” de atención psicológica ante el curioso fenómeno de que toda la gente clamaba por “psicólogos” para atender a los damnificados, lo cual estaba incrementado por los medios de comunicación que ofrecían los teléfonos de la Escuela de Psicología para solicitar ayuda psicológica. También fue necesario levantar un censo de albergues con sus direcciones, teléfonos y responsables, con el fin de cribar las llamadas auténticas de servicio de las que no lo fueran, dando prioridad a los refugios en los cuales se encontraban los damnificados. En un primer momento se perdió el esfuerzo de psicólogos que iban a los supuestos sitios de demanda que no eran tales, por lo cual desde entonces una persona se encargaba de atender las llamadas y de confirmar la necesidad antes de contactar al posible equipo que asistiría al centro. (2) Igualmente, se canalizaron innumerables requerimientos de profesional de ayuda y apoyo psicológico a través
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de la Línea 800 PSICO, puente de comunicación entre la comunidad y sus necesidades y el grupo de profesionales de la salud que se organizó para dar apoyo en los albergues y centros de refugio. Demás está decir cuan importante fue contar con la infraestructura y los servicios de la UCV para cumplir estas actividades, incluido el apoyo logístico que brindó su Federación de Centros de Estudiantes.
2) Con respecto a la atención psicosocial Sin duda esta fue la tarea más difícil de estructurar para el momento de la convocatoria, ya que no se disponía ni de criterios para la acción ni de experiencia en la atención a los efectos psicológicos de un evento de esta magnitud. Se comenzó por organizar un equipo para dar apoyo, el mismo 17 de diciembre, a las personas trasladadas al Aeropuerto Internacional de Maiquetía, y la acción se fue ampliando, hasta el 4 de enero de 2000, momento en el cual se estaban cubriendo, junto con los psicólogos de la UCAB, 24 de los albergues establecidos para la atención a los damnificados. Se llegó a un acuerdo con la UCAB de manera que ésta se encargaría de los albergues que estuviesen ubicados en la red de colegios católicos relacionados con esa institución. Desde la UCV se formaron grupos de psicólogos, acompañados por otros profesionales como psiquiatras, educadores, psicopedagogos, trabajadores sociales, que se dirigirían a los centros de traslado de damnificados y a los refugios o albergues, con la finalidad de prestar la atención psicológica requerida (1). A partir del segundo día de actividades el profesor Martín Villalobos instruía en algunos lineamientos para la intervención en crisis, ya que la mayoría de los psicólogos no tenía esta preparación.
La atención a los
damnificados incluyó la organización del propio albergue establecido en la UCV, dirigido a ofrecer un funcionamiento acorde con el respeto a la dignidad de los refugiados (10). Sería aleccionador para nosotros, formadores de psicólogos, describir con detalle las experiencias de esta atención psicosocial, revisar la imagen y las expectativas que se tienen del psicólogo y lo
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que en realidad éste pudo cubrir en momentos de crisis, sin embargo ello resultaría demasiado largo para el objetivo del presente artículo que aspira presentar la importancia de una actividad de extensión bien entendida. Referimos por ello al lector a la recopilación completa de las actividades de la Red de Apoyo Psicológico-UCV, preparada por la profesora María Teresa Guevara, la cual resulta de gran utilidad no sólo para calibrar la amplitud de la cobertura de este proyecto sino también porque allí se presentan diversos productos de esta experiencia que pueden servir para ocasiones similares, como lo son los diversos instructivos que se elaboraron como guía para la atención en los albergues y la recuperación de la memoria del trabajo de los profesionales en esos mismos lugares. Se hizo muy evidente también la efectividad de establecer vínculos con distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, nacionales y extranjeras, que respondieron a la convocatoria o que estaban encargadas de atender a los afectados, con el fin de coordinar las acciones pertinentes; posteriormente se pudo sentar las bases para los proyectos de asistencia que fuesen requeridos en un futuro inmediato y de establecer programas preventivos y formativos a mediano plazo. (4)
La LÍNEA 800- PSICO Dentro de la atención psicosocial la LÍNEA 800-PSICO merece mención especial: coordinada por Jesús Sánchez, Director de la Escuela de Psicología y el psicólogo Juan C. Canga (egresado), estuvo diseñada y supervisada por las psicólogas Gisela Galeno y Keydi Pérez; consistió en una línea telefónica gratuita, al estilo de las líneas calientes, que vio su inicio el 20 de diciembre con los objetivos de brindar apoyo emocional y psicológico a las personas afectadas, damnificados, voluntarios, personal de rescate y cualquier otra persona que lo requiriera; actualizar y apoyar a los psicólogos y psiquiatras y otros profesionales ubicados en los distintos centros de damnificados en el abordaje del síndrome de estrés post-traumático; contribuir a unificar los
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procedimientos de atención psicológica y canalizar por las vías pertinentes la necesidad de atención psicológica más profunda. “Básicamente la Línea 800 PSICO fue una Línea de apoyo emocional y orientación psicológica que brindó sus servicios a las personas afectadas directamente por la tragedia; damnificados, familiares, personal que estuvo en labores de rescate y sus objetivos básicos eran tanto suministrar información de los centros de atención (Centros de Referencia) como dar apoyo emocional: escuchar, detectar necesidades y dar recomendaciones sobre los cursos de acción a tomar de acuerdo a las limitaciones del caso, bajo la hipótesis de que una espera prolongada para recibir ayuda puede incrementar el nivel de riesgo y redundar, inclusive, en pérdidas de vidas humanas.” (9:161) En una primera etapa se contaba con un grupo de 20 operadores voluntarios que cubrían guardias de 8 horas en horario matutino y vespertino. A partir del 17 de enero del 2000 la Línea 800PSICO funciona como parte del proyecto “Atención y recuperación psicosocial a rescatistas, voluntarios, bomberos y personal de Defensa Civil”, coordinado por la Red de Apoyo Psicológico-UCV y Defensa Civil Nacional, financiado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), trabaja un grupo de 15 operadores remunerados que fueron debidamente capacitados con un curso intensivo de atención en crisis por teléfono. También aquí se evidenció la importancia de las llamadas alianzas estratégicas ya que, además del apoyo financiero de la OPS, la CANTV instaló teléfonos gratuitos durante prestación de este servicio a la comunidad. Lamentablemente, el servicio prestado por la Línea 800 PSICO se suspendió en marzo del 2000, debido a que el lapso pautado dentro del proyecto OPS culminó y la CANTV no pudo seguir financiando el costo de las llamadas. En resumen, la línea 800 PSICO hasta el 29 de marzo del 2000, prestó servicio a un total de seiscientos treinta y seis usuarios, de las cuales un 33 % de las llamadas estaban relacionadas directamente con la tragedia de Vargas y se consideraron efectivas (en tanto se brindó apoyo, contención y se dio referencia a un centro asistencial); un 12 % igualmente efectivas pero relacionadas con otro tipo de problemática como solicitud de atención psicológica, ansiedad y depresión; un 23 % de llamadas referentes a la solicitud de información
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diversa y casi 30% de “otro tipo de llamadas”. Cabe destacar que la Línea 800-PSICO, durante este período, también llevó a cabo una labor de información y recopilación de material de apoyo sobre el tema, incluyendo una hemeroteca que recoge los hechos relacionados con la tragedia a partir del 17 de diciembre 1999. (9)
LA ACCION POSTERIOR: La Red de Apoyo Psicológico intentó mantener la organización después de la emergencia inmediata, para lo cual propició una reunión con los coordinadores de los refugios, el 29 de diciembre, con el objetivo de recabar información sobre la actuación del psicólogo en cada centro con fines de integrar experiencias, logros, dificultades y decidir sobre la siguiente etapa del proceso de apoyo psicológico. Con la asistencia de 14 coordinadores se estableció que se había atendido a 5829 damnificados; esto dio la oportunidad para compartir interesantes reflexiones sobre la intervención del psicólogo, la necesaria flexibilización de la formación del psicólogo y conveniente orientación hacia la interdisciplinaridad, la posibilidad de ampliar la acción de la universidad formando equipos en los organismos responsables de la atención de los damnificados y la conveniencia de entrenar in situ a psicólogos para la atención de los problemas psicosociales que sin duda iban a surgir con el desplazamiento de los damnificados de Vargas a todo lo ancho del país. En una segunda reunión el 26 de enero 2000, con la asistencia de profesores del Área de Psicología, se trató de organizar actividades de docencia y extensión para el semestre escolar 2000/1, con el objetivo fundamental de recopilar información sobre la experiencia y de producir conocimiento. Entre las iniciativas de la Red de Apoyo Psicológico-UCV que cristalizaron se dieron las siguientes:
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1) El proyecto de “Reunificación familiar”, coordinado por las profesoras Mireya Lozada, Maritza Montero y la Lic. Isabel Rodríguez Mora, es un ejemplo de integración de recursos entre organismos internacionales y la Universidad. Este proyecto estuvo dirigido a apoyar los esfuerzos de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales comprometidas con los procesos de reunificación familiar desde la perspectiva de la participación comunitaria, así como producir manuales y materiales que sirvieran de quía en estas situaciones de emergencia (6; 7). Otro de sus objetivos fue el de realizar cursos y talleres para capacitar personas en las tareas de la reunificación familiar ya no como la reunión de familias separadas sino “... como una oportunidad de reconstruir proyectos de vida promoviendo la justicia social, el manejo sustentable de los recursos y una elevada participación ciudadana, fortalecedora de la sociedad civil.” (8:167) 2) El proyecto “Intervención Psicosocial en Situaciones de Emergencia: La escuela como espacio para la reconstrucción”. Se desarrolló en las escuelas del Estado Vargas bajo la supervisión de las profesoras Mireya Lozada, Ana Lissett Rangel y Elsa Ritter y estuvo dirigido a abordar el impacto psicosocial de la emergencia en la población de maestros y niños de dichas escuelas. En este caso, además de la intervención psicosocial con la población afectada por la emergencia y la capacitación a estudiantes de psicología, voluntarios y facilitadores en el manejo de estas situaciones, se buscó la sinergia con otros organismos como la Dirección de Educación del Estado Vargas, el nivel medio de los Núcleos de Orientación Educativa y la coordinación con instituciones como el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional. Como complemento de esta integración se dictó la asignatura “Intervención Psicosocial en situación de desastre” en la Escuela de Psicología de la UCV. (5) 3) Durante el primer semestre del año 2000, en el contexto de la Red de Apoyo Psicológico, se estimuló la participación de los alumnos de la Maestría en Psicología del Desarrollo Humano, en
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actividades dirigidas a atender a la población afectada por la recién vivida emergencia. Un grupo de cursantes cooperó en la atención de familias que se encontraban en el Refugio de la Dignidad “Simón Rodríguez” en Pinto Salinas, Caracas.
La intervención se hizo siguiendo los
lineamientos del “Marco Lógico”, el cual constituye el eje teórico de la asignatura Estimulación del Desarrollo Humano. Programas y estrategias”, que abarca desde la detección de necesidades, con el llamado árbol de problemas, hasta la evaluación de la intervención. Rosa Di Doménico y Andrea Straswasser, profesoras de la Escuela de Psicología-UCV y cursantes de la Maestría, dictaron una asignatura optativa tanto para alumnos de la escuela como para voluntarios que hubiesen trabajado durante la emergencia, cuyo contenido hizo referencia al manejo del estrés en caso de emergencia. 4) El proyecto “Atención y recuperación psicosocial de rescatistas, bomberos y voluntarios del desastre de las lluvias”, dirigido a las víctimas secundarias del desastre, es decir, todas aquellas personas que de alguna forma colaboraron durante o posteriormente a éste, que pueden haber sufrido también fuerte impacto, tanto emocional como físico, durante su labor. Se expondrá con mayor detalle este programa de “atención a las víctimas secundarias”, por considerarlo un ensayo pionero en el país y un aporte sistemático del Área de Psicología, que abarcó diversos objetivos propuestos por el Plan Estratégico de la Coordinación Central de Extensión -UCV. (3)
El Proyecto de Atención a las Victimas Secundarias: No es exagerado calificar de heroico el trabajo del personal de ayuda en situaciones de emergencia, lo cual contrasta con la escasa atención que se les presta como personas sometidas a grandes tensiones físicas y emocionales, lo que justifica que se les considere “víctimas
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secundarias”. Ellos mismos, interesados primordialmente en atender las emergencias, olvidan sus propias necesidades, actitud que es repetida en el nivel de los supervisores. Por estas razones cuando, por iniciativa de la psicóloga Marianela Gómez, se propuso el proyecto “Atención y recuperación psicosocial de rescatistas, bomberos y voluntarios del desastre de las lluvias” a la OPS, el 31 de diciembre del año 1999, éste resultó de gran interés, llegando a pensarse que nuestra experiencia podía servir de modelo de intervención para situaciones semejantes en América Latina y en el mundo, dado al escaso trabajo sistemático realizado con víctimas secundarias. El equipo del proyecto quedó constituido por la psicóloga Marianela Gómez (Defensa Civil Nacional) quien ejercería la coordinación general, los profesores Ligia M. Sánchez (UCV), Lisette Fernández y José Gregorio del Llano (UCAB), la psicóloga Carmen Luis de Rangel, (Fundación de Amigos de Defensa Civil) quien desde la presidencia de la Fundación administraría los recursos asignados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), a través de su oficina en Caracas. Por tratarse de un proyecto internacional de capacitación de recursos humanos, quedó responsabilizado por Venezuela el psiquiatra Pedro Alcalá, Director de la División de Investigación del Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Finalmente las personas de enlace de la OPS fueron Carmen Rosa Serrano y Mary Toba, con la asesoría del experto internacional Jorge Rodríguez.
Este ha sido un ensayo de participación y sinergia que ha
resultado altamente satisfactorio por el eficiente trabajo conjunto de todos estos entes y personas. La población beneficiara del proyecto abarcó a personas de diversos tipos de organizaciones de ayuda: miembros de Defensa Civil, tanto de rescate como de personal administrativo, los cuerpos de bomberos, integrantes de organizaciones voluntarias, los grupos de rescatistas y brigadistas establecidos en Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) (en su mayoría muchachos voluntarios) así como los psicólogos y otros profesionales y no profesionales que trabajaron
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durante la emergencia y que estuvieron atendiendo los refugios para damnificados. Tuvimos información de que había unos cuantos bomberos que eran ellos mismos damnificados por lo cual se incluyó también a los familiares de estas personas porque indudablemente también requerían atención. Planificamos atención para una cifra inicial de 3.000 personas, cifra muy alta para cubrir de enero a junio del año 2000, pero ciertamente correspondía al estimado de la información disponible para ese momento. El proyecto “Atención y recuperación psicosocial de rescatistas, bomberos y voluntarios del desastre de las lluvias” definió entre sus objetivos el reconocer la labor cumplida por bomberos, rescatistas y otros voluntarios en el desastre; conocer y compartir los aprendizajes personales y grupales logrados por estos; mitigar efectos debilitantes de las reacciones post-desastre; promocionar el uso de los servicios y la articulación del grupo con organizaciones de asistencia para la recuperación post-desastre y movilizar iniciativas, competencias, recursos propios y expectativas esperanzadoras. El proyecto estuvo concebido como una estrategia de investigación-acción, ya que además de conseguir determinados logros en el trabajo con los beneficiarios, se garantizaba la sistematización de la experiencia: sistematización que incluye desde el diseño de la intervención hasta la evaluación del programa pasando por la formación de personal y la propuesta de nuevas acciones o lineamientos. El diseño escogido fue de trabajo en pequeños grupos, con talleres de atención psicoemocional, siguiendo el modelo tradicional de atención post desastre. Se previó así mismo la atención individual en los casos en que esto fuese necesario y la utilización de la red de servicios de salud mental del Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Posteriormente se evidenció la conveniencia de estructurar la atención en dos fases: la UCAB se encargaría de la atención de los rescatistas y la UCV de los bomberos y voluntarios.
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En una primera fase de atención inmediata, la aproximación a los grupos se hizo a través de la conocida técnica del "debriefing", en la cual se da un mayor énfasis a la atención psicoemocional. La UCAB ofreció, la semana del 13 de enero 2000, el Taller “Intervención en Crisis” dictado por Dr. Ignacio Jarero, México, a fin de capacitar en el uso de esta técnica a las personas que trabajarían en el proyecto. En ese mismo mes de enero - bajo la coordinación de la profesora Lisette Fernández (UCAB) - se organizaron grupos de profesores y estudiantes para trabajar en calidad de facilitadores con 10 organizaciones de rescatistas. Se trataba de profesores de la Escuela de Psicología de la UCAB, algunos, y otros psicólogos voluntarios egresados de esta misma universidad con trabajo previo en los refugios; también grupos de estudiantes que iban a hacer su pasantía del último o del penúltimo año de la carrera. A pesar de los acuerdos previos entre las organizaciones y la coordinación del proyecto, cuando llegó el momento de realizar los talleres, los rescatistas y brigadistas no asistieron como había sido programado y la atención se redujo a 3 de los 10 grupos previstos. Las razones esgrimidas fueron diversas: emergencias, imprevistos, confusión de horarios, etc. Esta situación causó la frustración de muchos de los integrantes de los equipos de facilitadores y el disgusto de otros, lo cual llevó a la suspensión del proyecto, sin que se cumpliera la programación inicial de tres meses para esta actividad. No obstante, los grupos en los cuales se pudo realizar el “debriefing” expresaron su satisfacción por la experiencia obtenida en los talleres.
En una segunda fase, aprendiendo de la experiencia de la UCAB y dada la dificultad para llegar a la población beneficiaria, en la UCV se optó por cambiar la orientación de los talleres para los pequeños grupos. La profesora Yolanda De Venanzi diseñó el taller "Compartir aprendizajes" dirigido a la identificación de las propias fortalezas y debilidades del personal de ayuda, al desarrollo de sus capacidades ante la emergencia y al reconocimiento de la labor realizada.
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Progresivamente, durante el proceso de entrenamiento de los facilitadores y co facilitadores bajo la conducción de la profesora Beatriz Rodríguez, este taller fue reelaborado y afinado, discutiéndose asimismo la inclusión de técnicas de Dinámica Grupal y la elaboración de un Manual para el Facilitador. Los 12 psicólogos que fungieron como facilitadores, trabajaron en forma voluntaria. El grupo estuvo constituido, en su mayoría, por psicólogas del Litoral Central que habían sido víctimas del desastre. La integración con la docencia se dio a dos niveles: los co facilitadores fueron 10 alumnos de la asignatura Dinámica de Grupo de la Opción de Psicología Social de la Escuela de Psicología, mientras que para la organización y logística 2 estudiantes de la Opción de Psicología Industrial de esta misma Escuela programaron y realizaron su pasantía institucional, encargándose de conducir toda esta parte. Finalmente contamos con la participación de tres estudiantes de la asignatura “Servicio Comunitario” dictada por la profesora Ligia M. Sánchez, coordinadora del proyecto, quienes ejecutaron diversas actividades de apoyo a los talleres y a la investigación. Los 21 talleres se realizaron, en su mayoría, los sábados en las mañanas en las aulas de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV. En síntesis, se trató de una operación progresiva de ajuste del modelo inicial del taller de acuerdo con las experiencias de los grupos: proceso de retroalimentación que resultó beneficioso para todos los participantes en la experiencia. Esta segunda fase permitió la integración del trabajo de profesionales junto con el entrenamiento de estudiantes de la Escuela de Psicología facilitando así la sinergia entre docencia, investigación y extensión como objetivos cumplidos dentro de un mismo proyecto. Aun cuando los psicólogos estábamos convencidos de la necesidad de realizar esta actividad de atención a las víctimas secundarias, no fue tarea fácil lograr los grupos de beneficiarios del taller. En algunos casos hubo franco rechazo a la actividad, en otros hubo compromisos iniciales de
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asistencia que luego no se cumplieron. Ya hemos hecho mención a que esta población de ayuda está más orientada a volcarse hacia los otros que a pensar en sí mismos como objeto de atención. El proyecto encierra dos conciencias distintas: Los psicólogos piensan es fundamental esta oportunidad de revisar la labor cumplida en términos de fortalezas y debilidades con la inevitable carga emocional que ello significa; los beneficiaros no le confieren igual importancia, ni lo consideran necesario. No obstante, las sesiones de los talleres arrojaron material interesantísimo para la optimización del servicio que prestan, pero además, permitió la expresión abierta de sentimientos y la ocasión para el reconocimiento explícito a su labor, lo cual resultó muy gratificante, de acuerdo con los participantes. La población atendida en definitiva correspondió a 113 bomberos, 79 miembros de grupos de rescate, personal de Defensa Civil Nacional o estudiantes de la Escuela Técnica de Defensa Civil y 23 integrantes del Fondo Único Social (FUS) quienes habían participado en el rescate o que estaban trabajando en la atención de los refugios y que solicitaron esta ayuda. El grupo total fue de 215 personas, cifra muy por debajo a la prevista en el proyecto aprobado. El seguimiento de los grupos se hizo con las observaciones de los facilitadores y co facilitadores, el análisis de las fortalezas y debilidades por sesión y la información proporcionada por los participantes en dos cuestionarios, uno dirigido a establecer los síntomas de estrés (exigido por la OPS) y otro orientado a la evaluación de los talleres.
El mecanismo de retroalimentación y
ajuste del taller permaneció abierto ya que todos - participantes, facilitadores y beneficiarios podían expresar sus sugerencias para el mejoramiento de los próximos talleres.
La
sistematización de estos resultados se presentará en el Manual – Informe que se prepara para su publicación.
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LA REFLEXION: No fue sólo la solidaridad y la necesidad de colaborar ante la tragedia lo que permitió esta intervención transdisciplinar de la Universidad Central de Venezuela en general, y del Área de Psicología en particular. La respuesta constituyó una llamada de alerta hacia el necesario retorno a las demandas de la comunidad para aprovechar el potencial de conocimientos y de prácticas de las distintas disciplinas; evidencia también la ventaja del trabajo en equipo, integrando recursos y recuperando las fuerzas desperdiciadas de los egresados y de los profesores jubilados, para formar las nuevas generaciones y para extender el área de influencia de la UCV. ¿Es preciso estar en contacto permanente con las demandas de la comunidad y no permanecer encerrados en lo académico? Esta convocatoria tan rápida fue posible porque desde la dirección de la Escuela de Psicología se estaba en conversaciones con dos psicólogas egresadas de la UCV que trabajan en Defensa Civil Nacional, para iniciar un curso de “atención en emergencias” con el doble objetivo de completar la formación del psicólogo organizando pasantías en esta área y de estimular posibles trabajos de investigación dentro de esta temática tan poco trabajada en Venezuela. Ya el contacto con una organización externa estaba establecido y ello facilitó la conciencia de la posible participación y la iniciativa de la convocatoria. ¿ Hace falta mantener alianzas estratégicas con organismos externos a la universidad? No podemos olvidar que un elemento decisivo en la convocatoria fue el papel importantísimo que cumplieron los medios de comunicación social. En la UCV estamos acostumbrados a la escasa atención que nos prestan los medios: la UCV es noticia sólo cuando se trata de escándalos, por ejemplo los disturbios causados por los encapuchados. Cuando se trata de divulgar los logros o las actividades en curso, la cobertura es escasa. Sin embargo, dada la situación de emergencia, todas las estaciones de radio y de televisión respondieron a nuestra solicitud de divulgación y
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convocaron para esta reunión. Una vez más destaca la importancia de la alianza estratégica con organismos externos para facilitar el desarrollo de los programas de la UCV. ¿Conviene salir de los estrechos esquemas de unidades administrativas para ampliar el radio de acción interno y externo a la universidad? La posibilidad de trabajar en forma conjunta sin las diferencias administrativas de escuelas/institutos, escuelas/facultades, escuela/ universidad, universidad/universidad se evidenció a partir de esta convocatoria, después de la cual se organizaron equipos de trabajo con profesores, estudiantes y egresados de Medicina, Ciencias, Arquitectura y otras facultades de la propia UCV y con profesores, estudiantes y egresados de Psicología de la UCAB. Creo que estas diferencias tienden a desaparecer ante la respuesta solidaria que una emergencia colectiva plantea. En condiciones “normales” los egos y la burocracia toman protagonismo y nada fluye.
¿Cuáles han sido los aspectos positivos del proyecto atención a las victimas secundarias? “Esta experiencia nos ha permitido reconocer la potencialidad interna como profesionales de la psicología para atender situaciones especiales como la recientemente vivida. Apunta, además, a la necesidad de estructurar grupos de formación y de reflexión para la atención de distintas necesidades de la población involucrada en algún tipo de desastre. Ha sido importante la adecuada integración entre las distintas instituciones, públicas y privadas, oficiales y de organizaciones no gubernamentales. A partir de esta experiencia específica y de la experiencia de la Red de Apoyo Psicológico de la UCV, pensamos que nos debemos proponer el contacto permanente con los entes responsables de la coordinación de las situaciones de desastre, no sólo para funcionar como asesores, sino también para preparar a los equipos multidisciplinarios de atención de los damnificados y del personal de ayuda, y para mantener los vínculos que se iniciaron en el momento de la tragedia. Estos equipos, junto con Defensa Civil, deben incorporar a otros profesionales como Trabajadores Sociales, Sociólogos, Médicos, Enfermeros y estudiantes de las distintas carreras afines. También ha sido positiva la buena integración con la población atendida, ha habido una ampliación del radio de acción de nuestras actividades como universitarios con el ingreso al
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“mundo” de los bomberos y de las emergencias, realidad y perspectiva no abordada anteriormente.
La ejecución del proyecto ha evidenciado capacidad de ayuda voluntaria y
solidaria por parte de los profesionales encargados de la facilitación y una receptividad de la mayoría de las organizaciones atendidas aun cuando no todas ellas aceptan abiertamente la conveniencia de esta atención. Por último constatamos que este proyecto ha permitido la integración entre atención y docencia, docencia y trabajo en la comunidad, beneficiando tanto a la universidad como a la sociedad.” (12:248)
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REFERENCIAS
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Origen y destino de un proyecto de
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Desastres
Naturales y la contribución de la psicología social: El caso del 15 de diciembre de 1999 en Venezuela. El Albergue de la UCV. Revista AVEPSO XXIII, 1-2: 125-131, 2000 11- Sánchez, L. M. Balance de una intervención oportuna, Jornadas de Reflexión sobre Situaciones de Desastre y la Intervención del Psicólogo. Caracas, UCV, 14 de marzo 2000. 12- Sánchez, L. y Gómez, M. El taller “Compartir Aprendizajes”, Revista AVEPSO XXIII, 12: 241-249, 2000. 13- Sánchez, L.M. La atención psicosocial al personal de emergencia, Seminario Internacional Los Aludes Torrenciales de Diciembre 1999 en Venezuela, Facultad de Ingeniería, UCV, Caracas, 2001. 14- Universidad Central de Venezuela, Reglamento del Personal Docente y de Investigación de la UCV, Gaceta de la UCV, Edición Especial, Caracas 20 de Mayo de 1999.
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