LA UNIDAD ALEMANA ( )

Fernando Núñez de la Garza Evia Diplomado en Negociación, Mediación y Construcción de Consensos Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C. 12

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Fernando Núñez de la Garza Evia Diplomado en Negociación, Mediación y Construcción de Consensos Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C. 12 de diciembre de 2009

LA UNIDAD ALEMANA (1866 – 1871)

Historia Por los tratados de Viena de 1815, Alemania había quedado dividida en alrededor de cuarenta estados que formaron la denominada “Confederación Germánica”, la cual estaba gobernada por una Dieta, cuya presidencia la tenía el Imperio de Austria. Es decir, la confederación no era más que una asociación de países soberanos e independientes, aunque muchos alemanes deseaban la unión de todos estos estados en un solo Estado nacional. Dentro de todos estos estados, los más fuertes eran los de Prusia y Austria, y por ende, la unidad habría de suceder en favor de alguno de estos dos. Posteriormente, la Confederación Germánica fue disuelta por medio de la convención de Olmutz en 1850, esto debido al miedo de Austria a que Prusia tuviese la capacidad para unificar todos los estados germanos en su contra. A partir de 1850 es cuando la corona prusiana a través de su rey Guillermo I, junto con el canciller alemán Otto von Bismarck (apodado el canciller de hierro) y los consejeros militares Moltke y Roon que empieza la verdadera lucha por la unificación de los estados germanos, dejando a Austria excluida de tal unificación. Bismarck veía tanto en Austria como en Francia a sus dos principales enemigos para lograr tal unificación, ya que ninguno de ellos quería un vecino poderoso en sus fronteras. Por primera vez se creó la Confederación de Alemania del Norte, presidida por Prusia y en la cual se excluía a Austria de los asuntos alemanes. Aún así, se sabía que era necesario contar con un ejército poderoso para poder detener una posible invasión austriaca o francesa. Una vez hecho esto, Bismarck no tardó en emplear el arma militar.

La guerra de 1866

Pensando primeramente en abatir a Austria, Bismarck vio una oportunidad en los llamados ducados de Holstein y de Schleswig, los cuales se encontraban en el norte de Alemania, estaban conformados principalmente por alemanes y formaban parte de la Confederación Germánica, aunque el rey de Dinamarca era duque de ambos. Para anexarlos, Bismarck unió a Prusia, Austria y Sajonia principalmente para enviar un enorme ejército que sirvió para expulsar a los daneses en 1865. Acto seguido, se firmó una convención donde Schleswig quedó bajo la administración de Prusia y Holstein bajo la austriaca. Una vez hecho esto, Bismarck reclamó el derecho de Prusia de mandar sus fuerzas militares a Holstein, por lo que Austria, asustada, empezó a movilizar sus tropas, lo cual sirvió como pretexto a Prusia para declararle la guerra a Austria. Los prusianos tomaron la ofensiva hasta que finalmente destrozaron a los ejércitos austriacos en la famosa batalla de Sadowa. Con ello, en el tratado de paz Austria consentía en la disolución de la Confederación Germánica, renunciaba expresamente a mezclarse en los asuntos de Alemania y Prusia anexaba los territorios de Schleswig, Holstein, Hannover, entre otros; algunos otros estados alemanes independientes cedían ventajas comerciales y control de sus ejércitos a los prusianos.

La guerra franco – prusiana

La guerra contra Francia, que si libró en los años de 1870 y 1871, tuvo como fin completar la unidad alemana. Francia había jugado un papel importante para evitar que con el fin de la guerra de 1866 Prusia pudiese unificar varios de los estados germanos localizados en la frontera franco – prusiana, ya que como comentamos anteriormente, temía un vecino poderoso en sus fronteras. Así, las élites prusianas encabezadas por Bismarck vieron como la única opción para lograr la tan ansiada unificación alemana la guerra con Francia, encabezada en ese entonces por el emperador Napoleón III. Aún así, se sabía que se necesitaba

nuevamente un pretexto para iniciar la guerra, el cual se presentó con el llamado “telegrama de Ems”. El trono en España había quedado vacante por la revolución de 1868 que derribó a Isabel II, por lo que se presentaron varios aspirantes, entre ellos el príncipe alemán Leopoldo de Hohenzollern, pariente del rey de Prusia. Con ello, Francia se alarmó ante la posibilidad que un rey germano ocupara el trono de España, recordando los problemas por los que había pasado Francia cuando en el siglo XVI Carlos V era emperador tanto de Alemania como de España. El gobierno francés presionó para que se removiera al candidato y también para que el monarca prusiano se comprometiera a que nunca más autorizaría dichas candidaturas. Guillermo I se opuso, encontrándose en el momento en la estación balnearia de Ems, en donde telegrafió a Bismarck el contenido de su telegrama dirigido al emperador francés. Bismarck desfiguró el telegrama y lo presentó a Francia de tal manera para que a éstos les pareciera insultante, lo cual se logró, con lo que la guerra fue declarada por Francia. La guerra duró seis meses, en los cuales el ejército prusiano tomó la iniciativa e invadió Francia, ganando las principales batallas y apropiándose de una parte importante de territorio francés. Como resultado de esta guerra, Francia perdió la Alsacia y la Lorena, cae el Segundo Imperio Francés, surge la Segunda República, se constituye finalmente el Imperio Alemán y se corona a Guillermo I como emperador.

Posiciones

Vemos que son tres los actores en los cuales hay que analizar las respectivas posiciones: Prusia, Austria y Francia. En el primer caso, el de la guerra de 1866, Prusia toma una posición muy agresiva y belicosa, tanto con Dinamarca como, finalmente, con Austria. Parece que Austria no puede ver más allá de las posturas de Prusia para así poder leer lo que realmente quería esta. Son tres los momentos cruciales en los cuales Austria hubiese podido leer las verdaderas intenciones que tenia Prusia: primeramente cuando es designado Bismarck como canciller de Prusia, el cual contaba con una

reputación de querer lograr a como diese lugar la unificación de todos los estados soberanos germanos; en segundo lugar, cuando Prusia toma una posición sumamente agresiva con Dinamarca para poder lograr la anexión de los estados de Schleswig y Holstein; en tercer lugar, cuando Bismarck demanda el establecimiento de sus ejércitos en Holstein, el cual se encontraba bajo la administración de Austria una vez terminada la guerra con Dinamarca. El caso de la guerra con Francia es todavía más alarmante en el sentido que Francia parece no haberse dado cuenta, después de todo lo expuesto en el punto anterior con relación a Austria, que Prusia estaba determinada a unificar todos los estados germanos, incluidos aquellos que se encontraban colindantes en la frontera con Francia. Por el otro lado, vemos tanto en Austria como en Francia prácticamente las mismas posturas, las cuales consisten en oponerse férreamente a la unificación alemana y hacer todo lo posible por impedirla, tanto así que ambos países estuvieron dispuestos a irse a guerra.

Intereses

En el caso prusiano, vemos que sus intereses eran lograr la unificación alemana a como diese lugar debido a que durante algún tiempo los diversos estados germanos habían sido humillados por los ejércitos europeos, especialmente por el francés. Por ello, lograr una economía fuerte para que se pudiese adoptar a una de guerra y desarrollar ejércitos grandes, bien armados y entrenados estaba entre sus intereses también, aunque se podrían denominar secundarios debido a que éstos servirían al principal de estos, que es, como dijimos, la unificación germana. En el caso austriaco y francés, los intereses, al igual que con sus posturas, son los mismos. Consistían en el temor de tener que lidiar con un vecino grande y poderoso, lo cual traería consigo el miedo siempre latente de irse a una guerra larga y costosa para ambas partes. Al igual, en el caso particular francés con el telegrama de Ems, vemos que era del interés francés el no tener en el trono español a un príncipe alemán debido a que Francia se pudiese ver en un futuro

cercano acorralada por los ejércitos españoles y alemanes, liderados ambos por príncipes alemanes que fuesen parientes. Posibles Soluciones

Un grave problema que llevó a que se librasen dos guerras en un lapso corto de tiempo fue que desde tiempos remotos las coronas prusiana, francesa y austriaca se habían visto enemistadas, por lo que la comunicación nunca fue muy propensos entre las casas reales y, por ende, entre las respectivas poblaciones. Aún así, nunca se es tarde para arreglar los problemas, aunque éstos se hayan venido arrastrando, inclusive, desde dos o tres siglos atrás. Como se acaba de decir, el que las partes se hubiesen reunido de manera sistemática o, al menos, de manera algo periódica hubiese servido enormemente para abrir los canales de comunicación y con ello eliminar las muchas percepciones (falsas, casi siempre éstas) que se tenían de las contrapartes. Este fenómeno casi no se vio en el caso citado. Aunque es entendible que, en el caso que las partes se hubiese reunido, hubiese habido miedo en cuanto al intercambio de información debido a lo mucho que se jugaba en términos de vidas y dinero, esto hubiese tenido que haber sucedido para así poder darle confianza a la contraparte de que uno estaba dispuesto a cooperar y por ende evitar conflictos armados innecesarios. Recordarles a las partes frecuentemente que hay mucho que perder en caso de que no se llegue a un acuerdo hubiese sido muy provechoso debido a lo mucho que se jugaba en esta contienda. Se pudo haber permitido la unificación alemana por parte de Austria y Francia a cambio de algo, claro. Se hubiese podido haber firmado un tratado en donde quedasen claras las intenciones pacíficas de Alemania, por las cuales se comprometía a respetar las fronteras nacionales de sus vecinos, no inmiscuirse en sus asuntos internos y armarse de manera progresiva y no rápidamente. Esto hubiese servido para calmar los ánimos de los países vecinos y no ver en Alemania como a un enemigo, sino como un nuevo país vecino. Al igual, tratados en matera de comercio hubiesen servido enormemente al tratar de entrelazar de alguna manera las economías de los países en cuestión.

Otra cosa a hacer hubiera podido ser el retiro del príncipe alemán como candidato a la corona española a cambio de concesiones por parte de Francia a Alemania, tal y como la posible anexión de algunos estados alemanes pequeños que se encontraban en la frontera con Austria, la cual ya había sido vencida. Así, se hubiesen mostrado las buenas intenciones de Francia con Alemania y viceversa. Por último, haber utilizado el ejemplo de la reciente unificación de Italia en cuanto a que ésta no se había convertido en ningún tipo de amenaza tanto para Francia como Austria, los cuales, al igual que Alemania, compartían fronteras con el país latino, hubiese servido como un tipo de criterio objetivo para permitir la unificación alemana y calmar los ánimos de los países vecinos.

Conclusión

No se quiso con este trabajo traer a luz las muchas técnicas de negociación vistas durante el diplomado, ya que hubiesen sido difíciles de aplicar debido a lo lejano en el tiempo del caso práctico y a la poca información con que se cuenta de lo que ocurrió “detrás de bambalinas”. Aún así, ponemos como relevancia primordial que los intereses de los países en cuestión nunca fueron tomados en cuenta para que pudiesen servir éstos como algo que pudiese ser satisfecho a cambio de concesiones, esto aunado a los muchos intereses de los países con respecto a una gran cantidad de temas, los cuales hubiesen servido como herramientas de negociación. Los países se enfocaron en sus posturas y no pudieron ver más allá del momento presente y así evitar futuros desastres, como desafortunadamente ocurrió en las décadas venideras.

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