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La vida después de la carta Es el segundo día del mes de julio. Estamos en Chaco, precisamente Presidencia Roque Sáenz Peña, “la ciudad termal”, como algunos la llaman. El frío y el silencio del pueblo están atentos a la conversación que mantengo con él, mi padre. Una conversación distinta a todas. Es su relato. Es su historia. “Los días de mucho frío me recuerdan a ese 25 de Mayo”, me dijo, y desde ese instante no paré de interrogarlo y escucharlo con mucha atención. Puedo ver en su mirada la soledad, el temor y la preocupación por las que pasó, pero su relato no dice lo mismo. Pienso que me miente para no demostrar ese dolor que quedo en el pasado. Lo que yo me pregunto es si realmente quedo en el pasado o es algo que recuerda todo los años de un 25 de Mayo de mucho frío, como el de hoy. Tal como dijo antes, fue un 25 de Mayo cuando recibió esa carta. El tenía 20 años, vivía en la ciudad de Córdoba; las ganas de estudiar lo habían llevado a ese destino. Vivía con su hermana mayor, Virginia. El resto de la familia había quedado en Chaco, su provincia natal. Era una época fea, la represión era arbitraria e indiscriminada y combinada con la crisis económica, daba un resultado caótico para el país. Gobernaba el presidente de facto de la Nación, el General Jorge Rafael Videla, año 1979. En el año 1977 había pedido la prórroga para poder estudiar y no tener que ir al Servicio Militar Obligatorio. La carta lo citaba al Comando. “Como no avisé antes de ir”- me dijo. Yo lo escuchaba con el corazón en pedazos; no volaba una mosca; el silencio se adueñaba de cada palabra. A pesar del otoño hacía calor, se puso lo primero que encontró y fue al lugar donde lo citaban. “Qué sorpresa me lleve, estaba seguro que era la actualización de la prórroga”, pero se confundió, tenia que hacer el Servicio Militar Obligatorio por un año en San Martín de los Andes. Qué tiempos aquellos, me pongo en su lugar, en el de mis abuelos, en el mío de hija y en todos los lugares encuentro tristeza, desesperación, desolación, miedo, soledad, pero mucho orgullo y respeto por él. No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas, pero trato de ser fuerte, tengo que dejar el sentimiento de lado y escuchar la verdadera historia de la boca del protagonista. Aprender de él para afrontar las dificultades obligatorias que la vida te va poniendo como prueba. Qué difícil se me hace, es mi papá, el amor inmenso que le tengo impide que mis sentimientos se alejen del relato. Quiso ir hasta su departamento que compartía con su hermana que quedaba a pocas cuadras a avisarle, pero no pudo. Pidió un teléfono para mantenerlos al tanto de la situación a su familia de 1
Chaco, pero tampoco quisieron. Puedo percibir como su rostro va cambiando y sin mirarme a los ojos sigue contándome. Lo interrumpo a cada rato, me surgen preguntas como: ¿Qué sentías? ¿Te hicieron algo? ¿Estabas bien? Cada vez que me meto en su historia me hiere el alma. Lo subieron a un camión, lo llevaban a él y a sus compañeros al ferrocarril, donde tomarían en tren rumbo al sur. Cuando estaban yendo paso por la esquina de su departamento, donde seguramente estaría su hermana, estudiando como si fuera un día común. Pero no lo era. “Que desesperación tenia”, no hacía falta que me lo dijera, podía notarlo en sus agitadas manos y en su mirada al cielo, como buscando paz en el mas allá. Llegaron al ferrocarril y los formaron a todos esperando el tren. El momento tenia algo de misterioso porque ninguno de los que permanecían ahí estaban preparados para hacer “eso”. “Eso” que nadie sabia que era, “eso” que se llamaba Servicio Militar Obligatorio .Ademas nadie se animaba a preguntar nada. Sabían que miles de jóvenes tuvieron que hacerlo antes y por eso lo aceptaban. Era como un mandato masculino. Había que hacerlo. Usarían armas. Pero pienso y me pregunto, por mas que uno haya entrenado y capacitado, ¿se esta preparado para semejante responsabilidad?.“Me tenté muchas veces en escaparme, en salir corriendo” afirma. Él tan solo quería avisar. No eran tiempos fáciles. Que momento clave el del viaje. De estar en su departamento de estudiante, se encuentra en uno de los vagones del tren, con gente que no conoce y jefes que imponen temor. Con la mirada perdida se abre un poco más a sus sentimientos y me confiesa su miedo, su desolación, tantas cosas que le pasaban por la cabeza. Nadie le decía nada, no encontraba respuestas a tantas preguntas que tenia. Él no sabía que le iba a tocar hacer, qué área ocuparía. Cada kilómetro que pasaba la temperatura iba bajando y el frío abrazaba su cuerpo. Solo tenía la ropa con la que había salido de su casa, ese dia caluroso de Córdoba, a supuestamente renovar la prórroga para seguir estudiando. “Esa maldita e inesperada carta” como la describió muchas veces durante el relato. En un momento del viaje le convidaron chocolatada caliente y factura, “que lujo” pensó. Claro, era 25 de Mayo Día de la Patria. Se acuerda de ese menú como uno de los mejores de su vida, “fue como un mimo al alma” me dijo. Me imagino el cariño que en ese momento necesitaba. Siendo una comida tan básica y a nivel nutricional poco saludable, se convirtió en algo exquisito. Hizo una pausa mientras merendaba y vio la situación, observó más allá de su taza de plástico con chocolate caliente y su factura dulce, como si hubiera salido de su persona por un momento. Todos 2
estaban concentrados en su merienda, como si fuera la última, disfrutando y saboreando de a poco, para que no se termine tan rápido. “Qué locura pensé!”, y rápidamente volvió a su estado anterior, al mismo de todos sus compañeros. El frío ya no se sentía tanto, el chocolate caliente en el cuerpo y la temperatura que el vaso le transmitía a sus manos le hizo pasar un buen momento. Pero por poco tiempo, lo que dura una merienda. Llegaron a Zapala, ubicada en el centro de la provincia de Neuquén donde se encuentra el Ferrocarril General Roca, actual Ferrosur. El clima en ese pueblo es duro por el frío y el viento.Ese viento que se caracteriza por llegar con nevadas de cierta intensidad .El vacío de la población hacia mas triste el lugar.Desde allí fueron en camiones del ejercito hasta San Martin de los Andes.El camino era bellísimo .La naturaleza lo envolvió y trajo paz a su alma. Llegaron a destino e inmediatamente los llevaron a la cuadra.A cada uno le asignaron su cama. Estuvieron tres días con la ropa de civil.Con la misma ropa. Se enteraron entonces que debido al conflicto con Chile se habían quedado sin ropa y sin soldados. Casi todo el Regimiento estaba en la frontera preparados para la guerra. “Durante esos tres días aprendimos de golpe muchos conceptos”, me dijo sintiendo gran responsabilidad. Primero,la guerra. Enorme concepto. Brutal. Estaba allí, a pocos kilómetros de distancia. Segundo,la obediencia. Supieron entonces que había un soldado de la camada anterior que estaba desde hacia meses preso,en una celda, por haber desobedecido ordenes de un superior. Tercero, la disciplina. La realidad les caía sobre los hombros de repente. La ropa sucia no era lo mas importante. Por otra parte tenía la enorme preocupación de su familia. Tal vez todavía no sabían su destino. Esa preocupación le duro hasta que recibió la primera carta. Su hermana Virginia había ido al Comando, armándose de valor y allí le habían informado su destino: San Martín de los Andes. Pasaron tres días y les llego la ropa. Se las entregaron como en una ceremonia. Desde ese día era su responsabilidad. Les entregaron el uniforme de fajina, es la ropa con la que combaten, la que se puede ensuciar. Y es la única que pueden tener. Cuando se vistió sintió la calma del frío en su cuerpo. Pero a la vez se sentía raro. Esa vestimenta tenía un gran significado. Claro, era un soldado. La ropa lo había transformado en un soldado Por fuera. Todavía era por fuera. Comenzaba sus días de soldado en San Martín de los Andes. Durante su viaje en tren ya había hecho algunas relaciones. Aunque no se habían hablado, se habían mirado. Había visto en los ojos de los otros sus mismas incertidumbres. Hasta se habían sonreído a la hora del chocolate. Casi se sentían hermanados en esa aventura del Servicio Militar. 3
Los dividieron según la instrucción que tenían. A mi papá lo pusieron en el Escuadrón de Comando, donde estaban los que tenían secundaria completa. Estaba el Escuadrón de Servicio, donde estaban los que sabían hacer algún trabajo y tenían secundaria incompleta. Y por último estaban los que no tenían instrucción. Para ellos había dos Escuadrones: A y B. Ellos se encargaban de los caballos. Era un Regimiento de Caballería y había mas de 800 caballos “Estaban todo el día con los caballos. Hasta tenían olor a caballo. Pobre los pobres! Castigados siempre”, dice mi padre. Un gran dolor por la injusticia impregna su voz. El mismo día que les entregaron la ropa, a los del Destacamento de Comando los llevaron, caminando, hasta la Pampa de Trompel. Allí realizarían la Instrucción Militar. Durante el viaje empezó a nevar. Era la primera nevada para mi padre y le quedó marcada para siempre. Los arboles nevados, las montañas blancas, el cielo y ellos, los soldados, caminando en la nieve. Hasta se sentían felices. Eran tan jóvenes que sabían combinar todos sus sentimientos y aprovechar lo bueno con intensidad. Así caminaron 10 kilómetros. Treinta kilómetros mas allá estaba la frontera con Chile y la posible guerra. Cada uno llevaba sobre sus hombros la mochila de 10 kilos y la mitad de una carpa. A él le toco la que tenía botones. A un compañero tucumano, Ponce, le toco la otra mitad con ojales. Con el compartiría la carpa y la amistad durante esa periodo intenso de su vida.
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Conclusión Realizar este trabajo me enriqueció mucho ya que pude refrescar las herramientas que se pueden utilizar y que son de gran ayuda al momento de escribir. Al igual que las herramientas orales . Escribir sobre un familiar al principio no me pareció correcto. Luego de finalizar el trabajo puedo discernir y decir que fue algo hermoso, donde los sentimientos se ponen en juego y escribir aún es más apasionante.
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