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LA VIDA Y LA NATURALEZA DE DIOS – LAS EPÍSTOLAS DE PEDRO Sois edificados como casa espiritual Semana 10 Sois edificados como casa espiritual (1 P 2:3-5)
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Lunes Leer con oración: Zac 3:9-10; Jn 3:3-7; 19:34; 1 P 2:2-5, 7 “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Jn 3:7)
Nacer del agua y del Espíritu El tema de esta semana es: "Sed edificados como casa espiritual". Pedro menciona la regeneración en sus epístolas de manera muy especial, y el apóstol Juan, en su Evangelio, nos muestra las palabras del Señor acerca de la regeneración (Jn 3:3-7). Cuando alguien es regenerado recibe una vida nueva, la vida de Dios. La regeneración o el nuevo nacimiento, no es regresar al vientre materno para nacer físicamente por segunda vez, como lo entendió Nicodemo, sino es nacer de Dios mismo por medio de la fe (1:12-13). En 1 Pedro 2:2 leemos: "Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación". El término leche espiritual también puede ser traducido por la leche de la palabra. Nacimos de Dios, y Él puso en nosotros, la semilla incorruptible por la palabra viva. Así como los niños recién nacidos desean fervientemente la leche materna, así también nosotros deseamos la genuina leche de la Palabra después que nacemos de Dios. Tal Palabra, al entrar en nosotros, nos alimenta, y así como un recién nacido que anhela la leche, debemos anhelarla nosotros también, pues de esa manera creceremos gradualmente. Al hacer así, nosotros que tenemos la vida de Dios, somos transformados en piedras vivas, piedras que tienen vida. El Señor nos hizo piedras vivas porque Él mismo es la Piedra que vive, la Piedra que tiene vida. Esta Piedra fue rechazada por el pueblo judío, pero ¡gracias al Señor! para Dios es escogida y preciosa (v. 4). La Piedra que inicialmente fue desechada por los hombres, llegó a ser la Piedra principal, angular (v. 7), sobre la cual se puso el fundamento. Con el lanzamiento de la piedra de fundamento y de la piedra angular, las demás piedras que somos nosotros, 2
los creyentes, podemos ser usados en la edificación, porque todos somos piedras que viven y tienen vida. Zacarías 3:9 nos dice: "Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día". Esto se refiere a Su siervo, el Renuevo (v. 8). El Señor Jesús es el descendiente de David que llegó a ser la Piedra. Por tanto, esa Piedra se refiere a Él, porque aquí dice que grabaría su escultura y quitaría la iniquidad de la tierra en un día, como sucedió en la crucifixión del Señor. Él fue crucificado por nuestros pecados y quitó la iniquidad de la tierra. El Señor Jesús es el Hijo de Dios y por tanto, nadie podría tocarlo si Él no se lo permitiera, pero Dios puso a Su Hijo en la cruz, grabando Su escultura. Su propósito, al colocarlo bajo sufrimiento, fue para quitar la iniquidad de la tierra en un solo día. ¡Alabado sea el Señor! El versículo 10 dice: "En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera". En consecuencia, por la obra redentora de Cristo por nosotros, hoy podemos invitar a nuestro prójimo e ir "debajo de la vid y debajo de la higuera", porque nuestros pecados fueron removidos. ¡La vida de la iglesia hoy es el disfrute bajo la vid y bajo la higuera; pues aquí tenemos a Cristo como nuestro rico alimento, el cual nos alimenta y nos suple de Sí mismo! Punto clave:
Desear la genuina leche espiritual Su punto clave es: Pregunta:
¿Qué obtenemos con el nuevo nacimiento?
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Martes Leer con oración: Zac 3:9; 4:10; Ap 4:5 “Y miré, y vi. que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra” (Ap 5:6)
Piedras vivas trabajadas para la edificación de Dios Anteriormente vimos que el Señor Jesús es la Piedra principal, angular. Esta Piedra tiene siete ojos (Zac 3:9), que son los siete ojos del Señor, y los siete ojos del Cordero, Cristo, los cuales son los siete Espíritus de Dios (4:10; Ap 5:6). También vimos en Zacarías 4:10 que Dios puso a Su Hijo en la cruz y grabó Su escultura, quitando así la iniquidad de la tierra, ese fue un día grandioso. Dios grabó personalmente la Piedra que tiene siete ojos. En la última parte del versículo 10 dice: "Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra". Por consiguiente, esa Piedra es el Señor Jesús mismo. Estos son los ojos de Dios, que por un lado recorren toda la tierra y por otro son como una llama de fuego (Ap 4:5) para iluminarnos, sondearnos y juzgarnos, para así ser purificados y transformados para la edificación de Dios. Todas las cosas que están en el interior de Dios nos son infundidas por estos ojos. Nosotros, los santos, antes sólo éramos piedras naturales, pero ahora hemos llegado a ser piedras que tienen vida. Todas nuestras cosas naturales serán removidas por la purificación del fuego. Al aumentar la temperatura y la intensificación del calor, 4
aun las cosas más difíciles de remover son eliminadas. Es por esta razón que hoy nosotros como piedras vivas, ya no somos gobernados por la vida del alma, sino por la vida de Dios. Sólo así la edificación puede ser hecha sobre nosotros, podremos ser trabajados, es decir, recibiremos el obrar del oro, de la plata y de las piedras preciosas en nosotros. Finalmente, esto producirá la obra de edificación de Dios, por medio de Su naturaleza. Hoy podemos realizar la obra de edificación, pues ya fuimos redimidos de la ley. Ahora, edificamos con la naturaleza del Padre, con la redención del Hijo y con la obra transformadora del Espíritu. Por tanto, el Dios Triuno mismo está siendo edificado en nosotros. Si edificamos de esta manera, nuestra alma también será purificada y todas las cosas naturales serán removidas. Cuando somos edificados así, somos piedras que viven y podemos estar unidos en vida. Una piedra viva no es cualquier piedra, es una piedra que tiene vida. Debemos buscar ser piedras que tienen vida, pues si no lo somos, seremos un obstáculo en la edificación de la iglesia. Que seamos piedras que tienen la vida divina, que son edificadas para la expresión de Dios. Punto clave:
Unidos en vida Su punto clave es: Pregunta:
¿Cuál es la función de los siete ojos del Señor? 5
Miércoles Leer con oración: Ex 25:31; Zac 4:3, 6-9; Mt 2:13; Lc 2:7 “Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él” (Zac 4:2)
El candelabro de oro labrado Cuando edificamos con la vida natural, la edificación de la iglesia es estorbada, pues una piedra edificada con ese tipo de vida, no tiene restricciones. Incluso al ser colocada en cierto lugar puede salir en cualquier momento. Entonces, podemos decir que, en realidad no fue edificada. Pero, damos gracias al Señor, pues hoy todos nosotros, los que creímos en el Señor Jesús y Lo recibimos ya tenemos la vida de Dios en nosotros. Por tanto, debemos negar la vida del alma y recibir más de la vida de Dios hasta llenarnos de la vida divina, y proseguir en la edificación. Una vez que la edificación es levantada, se coloca otra piedra, la piedra de remate, la cual concluye la edificación. Esto es dicho en Zacarías 4:7: "¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella". Esto significa que todos los problemas y dificultades son removidos en la edificación. La piedra de remate es colocada en el tope, quedando de manifiesto, la conclusión de la obra de edificación. Y por causa de esto hay aclamaciones que dicen: "Gracia, gracia a ella". ¡Alabado sea el Señor! En los versículos 8 y 9 leemos: "Vino palabra de Jehová a 6
mí, diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros". Estas palabras fueron dichas por Dios a Zacarías. Pues Zorobabel prefigura a alguien que edifica la iglesia. Él era un líder, un gobernador en aquella época. Por tanto, ya fueron echadas las piedras sobre los cimientos para la edificación. Necesitamos tener en cuenta el hecho de que esta edificación no depende de métodos humanos ni sucede según la fuerza y poder naturales, sino según el Espíritu (v. 6). No es por nuestra fuerza, capacidad o habilidad, sino únicamente por el Espíritu del Señor. Para todo lo que hacemos necesitamos del sustento, del apoyo del Espíritu. El libro de Zacarías relata que él vio un candelabro con siete lámparas y junto a él dos olivos que vertían aceite (v. 2-3). Este candelabro colocado en el Lugar Santo era completamente de oro, es decir, que su naturaleza era de oro. El oro en la Biblia representa a la naturaleza divina. El candelabro también era de una pieza y tenía una forma definida. De acuerdo con Éxodo, el candelabro no era hecho por vaciar el oro fundido en un molde, pues eso sería fácil: se funde el oro, se derrama este oro líquido en un molde y listo. Tampoco era hecho de piezas separadas que después eran soldadas en una sola pieza. ¡No! Este candelabro era hecho de una sola pieza de oro labrado a martillo (Ex 25:31). Era totalmente formado por los golpes del martillo. Esto representa los sufrimientos del Señor Jesús. Aquel que fue "martillado", golpeado por nosotros. Él pasó por muchos sufrimientos hasta ser crucificado por causa de la iglesia. Siendo aun el Hijo de Dios vino al mundo, sufrió en la 7
tierra como hombre. Al nacer, no tuvo ningún lugar que Lo recibiese para hospedarlo, por eso fue colocado en un pesebre (Lc 2:7). Además, el rey Herodes quería matarlo, y sus padres tuvieron que huir a Egipto (Mt 2:13). Él sufrió mucho desde Su nacimiento. El candelabro por ser una pieza única, nos habla del testimonio de la unidad de la iglesia. La iglesia es una sola, pues en naturaleza es igual a Dios: sólo hay un Dios, sólo hay una iglesia. Juan vio siete candeleros de oro que representaban a las siete iglesias (Ap 1:20), y las siete iglesias correspondían a siete ciudades de Asia mencionadas por el Señor (v. 11). Así que, en cada ciudad había una sola iglesia, un solo testimonio, un candelabro brillando y resplandeciendo en esta era tenebrosa, para expresar a Dios. Punto clave:
Una sola pieza de oro labrado Su punto clave es: Pregunta:
¿Qué significan los “golpes” en nuestra experiencia de edificación de la iglesia?
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Jueves Leer con oración: 1 R 4:33; Ez 1:13; Zac 4:11-14 “Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos” (Ez 1:13)
La naturaleza humana mezclada con la divina El candelabro representa al Dios Triuno. En naturaleza, el candelabro es de oro, el cual tipifica la naturaleza divina. Pero en su forma, prefigura al Señor Jesús que es la imagen del Dios invisible (Col 1:15). El Señor expresó a Dios en la tierra (Jn 1:18), sufrió desde Su nacimiento, Él pasó todos los sufrimientos de la vida humana, fue incluso golpeado y cuando alcanzó los treinta años de edad, fue bautizado. En ese candelabro tenemos también las siete lámparas. En cada lámpara hay aceite, que representa al Espíritu Santo. Por tanto, podemos decir que el candelabro representa al Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. El candelabro representa a Cristo como la corporificación del Dios Triuno, el cual era hecho de oro puro, pero los pabilos que se quemaban para emitir luz eran hechos de la vida vegetal, que representa a la humanidad. Para que los pabilos quemen y brillen, necesitaban ser saturados con el aceite, que prefigura al Espíritu. Lo mismo sucede con nosotros, para brillar y expresar al Señor debemos ser saturados del Espíritu. Los seres vivientes que eran como carbones de fuego encendidos, como hachones encendidos, prefiguran una naturaleza humana muy elevada (Ez 9
1:13). Es cierto que por un lado el Señor usa nuestra naturaleza humana elevada, pero por otro, usa también nuestra naturaleza humana más sencilla, así como la de un simple pabilo de vida vegetal. Aunque nuestra naturaleza humana sea sencilla, cuando nos sumergimos en el aceite, podemos quemar y encender el fuego para iluminar a los demás. En el candelabro también existen siete lámparas, y en cada una de ellas hay aceite. Si tuviésemos aceite, pero no hubiera pabilo, que representa a la naturaleza humana, la lámpara no se podría encender. El pabilo es hecho de la naturaleza humana más sencilla. Sin embargo, el pabilo por sí mismo no se puede encender, por tanto, es necesario que exista una coordinación entre la naturaleza humana y la naturaleza divina. En otras palabras, la naturaleza humana (el pabilo) necesita estar sumergido en el Espíritu (el aceite) para que la lámpara del candelabro se encienda, y el Espíritu necesita un pabilo (nosotros) que absorba el aceite (al Espíritu mismo). En el tabernáculo, los sacerdotes tenían la responsabilidad de suministrar aceite a las lámparas (Ex 27:20-21). Pero en el libro de Zacarías estas lámparas reciben un suministro automático, porque junto al candelabro están los dos olivos que producen aceite: uno a la derecha y otro a la izquierda. Además de éstos, también había unos tubos que unen estos dos olivos con un depósito de aceite del candelabro. Aquí no era necesario que el sacerdote esperase que el aceite se acabase para suministrárselo a las lámparas. Los olivos se lo suministraban al candelero continuamente (Zac 4:11-14). 10
Todo este cuadro que le fue mostrado por el Señor a Zacarías nos muestra claramente que no podemos depender de nosotros mismos, sino únicamente del Espíritu, que constantemente viene del Señor. Ni nuestra inteligencia, ni nuestra capacidad natural son medios seguros para la edificación de la iglesia, pues con el tiempo, poco a poco se secará. Especialmente, con respecto al tema de esta semana, que es la edificación de la casa espiritual, necesitamos mucho del Espíritu. Para que el candelabro brille es necesario que tenga aceite. ¡Alabado sea el Señor! Oremos para que adonde quiera que vayamos los dos olivos nos sigan, para suministrarnos el aceite en todo momento, para que ninguna situación apague nuestro espíritu, porque nuestro suministro espiritual es automático. ¡Aleluya! Punto clave:
Estar sumergidos en el Espíritu Su punto clave es: Pregunta:
¿Cuál es la diferencia entre el candelabro del tabernáculo y las lámparas presentadas por Zacarías en el capítulo 4?
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Viernes Leer con oración: Lv 4:29-31; Zac 3:9; 4:7-10; Ro 3:23; 6:23 “Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado” (Lv 4:31)
La ofrenda por el pecado El profeta Zacarías fue un enviado del Señor de los ejércitos, además, habló también del día de la crucifixión del Señor (Zac 4:7-10). Su crucifixión fue de una manera vil, entre dos criminales. Dios mismo estaba labrando esa Piedra (3:9b). Dios Padre aún estaba con el Señor en las primeras tres horas, pero en las últimas tres horas Lo abandonó (Mt 27:46). Además, el Señor Jesús como la Piedra posee también siete ojos (Zac 3:9a), que son las siete lámparas de fuego que están delante del trono de Dios (Ap 4:5). Aquí podemos apreciar los dos aspectos de la obra del Señor en nosotros: por un lado, todas las cosas negativas son consumidas por el fuego de esas lámparas; por otro, los siete ojos del Cordero nos miran y así nos infunden vida, ya que por medio de ellos recibimos el suministro divino. ¡Alabado sea el Señor! Hemos sido edificados como casa espiritual. Sin embargo, pese a que somos piedras que tienen vida, aún necesitamos recibir constantemente el suministro del Espíritu. La casa espiritual, que inicialmente estaba en el Antiguo Testamento, en la figura del tabernáculo, ya fue edificada. Sabemos que el tabernáculo era móvil, se movía constantemente de un lugar a otro en el desierto. Después, cuando los hijos de Israel entraron en la tierra de Canaán el templo fue edificado. La casa espiritual que hoy somos nosotros, no es ni el tabernáculo ni un templo físico. Somos la casa espiritual, que en tipología es representada por el tabernáculo y por el templo. En el atrio del tabernáculo estaba el altar del holocausto y la fuente de bronce. En aquella época, entre los hijos de Israel, aquel que pecaba debía presentarse en el tabernáculo con un buey o una oveja como sacrificio. En la epístola a los Romanos leemos que la paga del pecado es 12
la muerte (6:23). Pero si cada pecador hubiese muerto, los hijos de Israel habrían sido exterminados rápidamente. Si Dios hubiese puesto en ejecución esa ley, donde todo pecador tendría que morir al momento de pecar, todos habríamos muerto, puesto que todos pecamos (3:23). No obstante, por amor al hombre, Dios preparó algo para que no muriese: Él concedió Su gracia, al permitir que el hombre fuese sustituido por un animal, el cual moriría en su lugar derramando su propia sangre (cfr. Lv 4:4). En Levítico 4:29-31 leemos: "Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto. Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado". Por tanto, la sangre representa que el hombre puede tener paz con Dios y la grosura indica que por el hecho de que el hombre tiene paz con Dios, Él está satisfecho. ¡Alabado sea el Señor! Una vez que confesamos nuestros pecados y nos unimos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado (2 Co 5:21) no debemos aceptar más las acusaciones de Satanás con relación al pasado o a los pecados que hayamos cometido y confesado. Por medio de la sangre, tenemos paz con Dios. Punto clave:
Tener paz con Dios Su punto clave es: Pregunta:
¿Qué representa hoy la ofrenda por el pecado?
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Sábado Leer con oración: Lv 16:34; Mt 27:51; He 9:2-4; Ap 5:8; 8:4 “Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo” (He 9:3)
El tabernáculo y el templo En el Antiguo Testamento, para que el hombre fuese perdonado de sus pecados, necesitaba ofrecer un animal como sacrificio. Luego, después de eso, podía entrar en el Lugar Santo, así estaba calificado para servir. Para servir en el Lugar Santo, primero debería purificarse. Por esta razón, necesitaba también lavarse los pies y las manos en la fuente de bronce, que estaba en el atrio del tabernáculo. En el templo también era así: estaba tanto el altar del holocausto como la fuente. En el tabernáculo que se levantaba en el desierto había una sección anterior llamada el Lugar Santo y una posterior llamada el Lugar Santísimo. Mucho tiempo después, cuando el templo fue edificado por Salomón, la sección interior simplemente fue llamada aposento (1 R 6:16). Había también una división entre la parte anterior y posterior, tanto en el tabernáculo como en el templo, con una pequeña diferencia en la terminología. En el templo mismo se hablaba del templo exterior y el templo interior. En el tabernáculo, tanto el Lugar Santo (el templo exterior) como el Lugar Santísimo (el templo interior o santuario) eran separados por un velo (Ex 26:21-33; 2 Cr 3:14). Todos los sacerdotes podían servir en el Lugar Santo, es decir, en el templo exterior, pero no podían entrar en el Lugar Santísimo o santuario. En el santuario estaba el arca del 14
testimonio (1 R 8:6). Al hablar de la figura del tabernáculo podemos ver que sus tres partes corresponden a las tres partes del hombre. El atrio representa a nuestro cuerpo, el Lugar Santo representa a nuestra alma y el Lugar Santísimo representa a nuestro espíritu. Generalmente, los sacerdotes en el Antiguo Testamento, servían en el Lugar Santo, pero no les era permitido servir ni entrar en el Lugar Santísimo. Solamente a Aarón, que era el sumo sacerdote, le estaba permitida la entrada a ese lugar una vez por año, para hacer la propiciación por los pecados del pueblo, y para rociar la sangre sobre el arca del pacto (Lv 16:34). Luego, el templo que fue edificado también tenía tres partes: el atrio, el templo exterior, (que equivale al Lugar Santo) y el templo interior llamado santuario (que equivale al Lugar Santísimo en el tabernáculo). Con respecto al templo, Apocalipsis 11:1 dice: "Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir". En aquella época, no existía un patrón de medida, sólo se usaba una medida llamada codo, que equivaldría a la distancia entre las puntas de los dedos de la mano y el codo, siendo aproximadamente medio metro. A continuación Juan recibió una caña. En los versículos 11:1b-2a leemos: "y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas". La palabra "templo" aquí quiere decir templo interior, que es equivalente al Lugar Santísimo. Sabemos que también existe un santuario el cual es el templo interior, así como el templo exterior donde estaba el altar. Tal altar de 15
incienso quedaba en el Lugar Santo y éste también debería ser medido, así como los que adoraban en él. Podemos decir que, la persona que adora a Dios en el altar del incienso está ofrendando incienso. Incluso en Apocalipsis vemos que ese incienso representa a Cristo y el incensario representa a las oraciones de los santos (Ap 5:8; 8:4). Antiguamente había un velo que separaba los dos ambientes del tabernáculo. A un lado del velo estaba el templo exterior, el Lugar Santo, y por otro, estaba el Lugar Santísimo, el santuario. Pero, cuando el Señor Jesús murió en la cruz, este velo se rasgó de arriba abajo (Mt 27:51). Hoy ya no existe separación entre el Lugar Santísimo y el Lugar Santo (He 9:24). Punto clave:
Ofrendar incienso Su punto clave es: Pregunta:
¿Por qué no hay más división entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo?
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Domingo Leer con oración: Dn 9:27; 12:9-11; Ap 11:1-2; 12:6-9,14-15 “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él” (Ap 11:1)
Tener comunión cara a cara con Dios En Apocalipsis 11:1 vemos que Juan midió el templo de Dios y el altar. En el templo exterior los sacerdotes ofrecían incienso en el altar del incienso, es decir, estaban allí para orar. Pero, en el templo interior (en el santuario), el sumo sacerdote entraba y permanecía delante del arca para tener comunión cara a cara con Dios. Ese era el motivo por el cual, tanto el templo interior como el exterior son medidos. Además le fue dicho a Juan: "Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses" (v. 2). Estos cuarenta y dos meses mencionados aquí se refieren a los tres años y medio de la gran tribulación (cfr. 12:6). Si estuviéremos en el templo, en el Lugar Santísimo, cuando venga la gran tribulación seremos guardados por Dios, pues ese ambiente estará medido. Sin embargo, si estuviéremos en el atrio, aunque hayamos sido salvos, significa que no estamos sirviendo a Dios. El resultado de esto será: el atrio será hollado por los gentiles. Por eso cuando venga la gran tribulación si fuéremos quienes oran delante del altar del incienso y tienen constante comunión con Dios en el espíritu, en el Lugar Santísimo, delante del arca del 17
pacto, ciertamente seremos guardados. De acuerdo con el libro de Daniel, es en esa época que aparecerá la bestia (Dn 9:27). Dios solucionará el asunto de la bestia, del falso profeta y de Satanás, siendo este último representado por el gran dragón escarlata, serán lanzados en el lago de fuego (Ap 12:9, 19:20; 20:10). Finalmente, limpiará la tierra de todo lo que haya quedado de las cosas negativas, tales como la muerte, el infierno y los que poseyeren la marca de la bestia (vs. 14-15). Según las profecías de Daniel, Dios limpiará el lugar donde actuará el gran dragón escarlata. Este lugar se refiere al lugar donde estarán los diez reyes, es decir, aquellos que representan a Europa (Ap 17:12; Dn 12:9-11). Por otro lado, América del Sur, a la luz de la visión de Apocalipsis 12, es representada por el desierto: el lugar que Dios le concedió a la mujer universal para refugiarse (Ap 12:6). Y será en este lugar donde Dios guardará a la mujer durante los tres años y medio de la gran tribulación. Por tanto, podemos concluir que la parte más afectada por la gran tribulación será Europa y la región junto al Mar Mediterráneo. Actualmente, varios hermanos están en Europa por la obra de expansión. Ellos fueron hasta allá para ayudar a las personas a ser salvas, para luego alentarlas a estar en el templo, en el Lugar Santísimo a fin de ser medidas. Es lamentable que la mayoría de los cristianos hoy estén en el atrio, es decir, no andan según el Espíritu sino según la carne. Necesitamos llevarlos al Espíritu, llevarlos a orar en el templo para tener comunión con Dios delante del arca, en el Lugar Santísimo, porque sabemos que ese lugar ya fue medido por 18
Dios. Los hermanos que hacen la obra de expansión en Europa, por un lado llevan el evangelio de la gracia para la salvación de las personas y por otro, llevan el evangelio del reino para que las personas crezcan. Por invocar el nombre del Señor y leerorar la Palabra, las personas son llevadas al Espíritu, y cuando están en el Espíritu, pueden orar en el santuario, delante del arca, en comunión con Dios. En el santuario, las personas serán guardadas de la gran tribulación. Este será el resultado final de la edificación de la casa espiritual. El santuario, que es el lugar donde adoramos a Dios, también es el lugar en donde somos guardados. No es un templo físico, sino una casa espiritual, el templo espiritual que está ubicado en nuestro espíritu. Por eso somos piedras que viven y estamos siendo edificados como una casa espiritual ¡Amén! Punto clave:
Estar en el lugar medido por Dios Su punto clave es: Pregunta:
¿En qué esfera se produce la edificación de la casa espiritual? Explique
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Lectura de apoyo La lectura de su Alimento Diario será enriquecida con el acompañamiento simultáneo de los libros que a continuación sugerimos:
La Visión del Edificio de Dios – Cap 13 – Witness Lee Doce Aspectos de la Iglesia – Cap. 11 – Dong Yu Lan El Cristo Maravilloso – Cap. 19 – Witness Lee Los Profetas de la Restauración – Cap. 5 y Cap. 6 – Dong Yu Lan
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