La vivencia de las comunidades indígenas con la Carta de la Tierra: un ejemplo de sostenibilidad ambiental

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La vivencia de las comunidades indígenas con la Carta de la Tierra: un ejemplo de sostenibilidad ambiental The experience of indigenous communities with the Earth Charter : an example of environmental sustainability

Sandra Ovares Barquero Centro de Investigación en Docencia y Educación Universidad Nacional [email protected] Isabel Torres Salas División de Educología Universidad Nacional [email protected]

Resumen Las comunidades indígenas son un ejemplo vivo de sostenibilidad ambiental ya que desde hace siglos han convivido de forma armoniosa con la naturaleza coexistiendo en equilibrio con la “Madre Tierra” y poniendo en práctica los valores de Carta de la Tierra desde su construcción ancestral. Esta ponencia pretende hacer una reflexión de como los principios de esta “Carta” se llevan a cabo diariamente de manera intrínseca en el seno de estos pueblos y como esta forma de vida nos conduce a un desarrollo sostenible. De ahí que son un ejemplo a seguir para otras sociedades, ya que respetan la vida en toda su diversidad; asegurando a las futuras generaciones su subsistencia. También se hace un análisis del deterioro que el ser humano ha causado al planeta, con sus prácticas poco amigables y a la vez se recapacita en que es la única especie capaz de revertir el daño causado. El trabajo que el Centro en Investigación y Docencia en Educación(CIDE) de la UNA ha desarrollado en comunidades indígenas, nos deja como aprendizaje, que el tema de sustentabilidad ambiental de estas comunidades se refleja en el respeto que se tiene por la tierra como proveedora de todo lo que el ser humano necesita. Palabras claves: Sustentabilidad ambiental, Carta de la Tierra, comunidades indígenas Abstract Indigenous communities are a living example of environmental sustainability since for centuries they have lived harmoniously with nature coexist in equilibrium with "Mother Earth" and implementing the values of Earth Charter from their ancestral construction. This presentation intends to reflect on how the principles of the "Charter" they are carried out daily intrinsically within these towns and how this lifestyle leads to sustainable development. Hence they are a role model for other societies, because they respect life in all its diversity; ensuring their survival for future generations. An analysis is also made about the deterioration that humans have done to the planet, with unfriendly practices

and at the same time it recalls to mind that it is the only species able to reverse the damage. The work that the Centre for Education Research and Teaching (CIDE) of UNA has developed in indigenous communities, leaves us learning, that the issue of environmental sustainability of these communities it reflected in respect it has on the ground as a provider of all human being needs. Keywords: Environmental, communities

Sustainability,

Earth

Charter,

indigenous

METODOLOGIA Esta ponencia es producto de la sistematización de los proyectos: Capacitación a maestros de Lengua y Cultura de la Comunidad Bribri y Cabecar y el proyecto Reconstrucción de Saberes de las comunidades indígenas de Costa Rica, trabajados desde la División de Educación Rural, en ambos proyectos la metodología ha sido participativa – consultiva y propositiva basada en la investigación acción por cuanto propone un trabajo desde los maestros y maestras, las personas mayores generalmente los abuelos y abuelas, así como, otros miembros de la comunidad, este grupo de docentes no se asumen como receptores, sino como, gestores del trabajo colaborativo,es además consultivo por cuanto se debe caminar para conversar con las personas mayores conocidos como sabios locales ( awá médico, okóm canta en los funerales), es propositiva al enriquecer las prácticas educativas con los aportes de los diferentes participantes. La población de maestros y maestras de lengua y cultura es de 36 docentes pertenecientes al circuito 07 de Talamanca Bribris y Cabecares, esta población es heterogénea por sus características etareas como nivel educativo, que en su mayoría tiene secundaria incompleta,el salario que reciben es simbólico al no contar con categoría profesional, el conocimiento pedagógico que poseen es el que su experiencia de vida les ha permitido construir desde sus conocimientos ancestrales heredados de una cultura oral, la mayoría de docentes son

varones, situación que responde a la necesidad de desplazarse por caminos de difícil acceso, trabajan bajo la modalidad de itinerantes atendiendo diferentes escuelas en una semana. Forma parte de la metodología, la observación sistemática del trabajo de aula donde, los valores que nos comparte la Carta de la Tierra como el respeto por la Madre Tierra están presentes en la historias y leyendas de su cosmovisión, de ponerlos en práctica es posible revertir el daño causado por la especie humana al planeta, con sus estilos de vida poco amigables con la naturaleza. A la vez se hace una reflexión sobre el ejemplo de vida de las comunidades indígenas que han coexistido desde tiempos ancestrales en armonía con la madre tierra.

Introducción El desarrollo sustentable debe ser una preocupación global, en este nuevo contexto, donde es indispensable que las consideraciones ambientales se tengan en cuenta en la planeación del desarrollo de cualquier país. Esta ponencia tiene como objetivo reflexionar sobre el actuar de las comunidades indígenas donde la convivencia armónica con el ambiente es un ejemplo de la preservación de nuestro planeta Tierra y más interesante aun, la forma como ponen en práctica los valores de Carta de la Tierra en su cotidianidad. Además se pretende visibilizar en esta ponencia las voces ausentes de nuestras comunidades originarias que nos han cuidado históricamente las diferentes comunidades de vida. Según Ahumada, Pelayo y Arano (2012) la gestión adecuada y racional de los recursos naturales para mejorar el bienestar de la población actual sin

comprometer la calidad de vida de las generaciones futuras, debe constituirse en uno de los retos más importantes de los países para que exista una sana competitividad y el desarrollo económico y social pueda alcanzar un desarrollo sustentable. Precisamente el desafío que nos plantea Carta de la Tierra es formar una alianza mundial para cuidar la Madre Tierra “nuestro hogar”, que a través de millones de años ha ido evolucionando hasta tener las condiciones necesarias que han hecho posible la diversidad biológica. Es decir la Carta de la Tierra resulta de gran ayuda para integrar una serie de valores que contribuyen a respetar la madre tierra y la vida en toda su diversidad; como un modo sostenible de vivir para construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas. (Carta de la Tierra Internacional, 2009) Sin embargo, para preservar las condiciones que hacen posible la vida es necesario no alterar el equilibrio de la naturaleza. Pero el ser humano, el único con capacidad de razonamiento, ha alterado, con sus acciones, este equilibrio y, cada día, contribuye a destruir los ecosistemas. Por ello, desde hace varias décadas, se vienen proponiendo alternativas para cambiar estilos y formas de vida que permitan revertir prácticas que están dañando, en alguna medida, los sistemas ecológicos y sociales del planeta. Con los cambios propuestos se busca propiciar la seguridad global; sin embargo, Di Paolo (2013) plantea que la “interdependencia de los estados, la globalización de sus economías, la pérdida del control sobre las armas de destrucción masiva y el surgimiento de otras múltiples „nuevas amenazas‟, hacen dificultoso garantizar la seguridad global” (p. 6).

Pero aun con este panorama, la esperanza es ubicar a la persona humana en el centro del sistema planetario, que se le permita, de manera eficiente, contribuir a superar las vulnerabilidades y las dificultades de acceso al progreso, para que exista un desarrollo integral de cientos de millones de seres humanos en equilibrio y armonía con la naturaleza (PNUD, 2014). Frente a ello, como lo indica Vilches y Pérez (2012), se requiere una sensibilización que ayude a contemplar los problemas en su globalidad y que tenga en cuenta las repercusiones a corto, mediano y largo plazo, tanto para una comunidad, como para el conjunto de la humanidad y de nuestro planeta. Como lo afirma Delors et al. (1996), hay que comprender que no es sostenible un éxito que exija el fracaso de otras partes, sino que desde el seno de las aulas, o en cualquier otro espacio, se debe concienciar sobre la realidad del planeta, para que así se logre multiplicar, en los hogares y comunidades, y se manifieste en nuestra madre Tierra. La sociedad humana es producto tanto de la evolución natural como de la interacción social, de esta forma las actividades propias de hombres y mujeres, basadas en los procesos productivos, constituyen la base de la riqueza y el progreso social; por ello, como las personas dependen de la naturaleza en la consecución de sus medios de vida, no es posible desvincularlas de esta; por tanto, hay que propiciar una integración mutua de lo natural y lo social, con el fin de que se haga un uso racional de los recursos naturales. No obstante, muchas de las actividades realizadas por el ser humano están influyendo en el calentamiento de la tierra. Por ejemplo, la deforestación es la responsable del 10 a 20% del exceso de CO2 emitido a la atmósfera cada año y las prácticas agrícolas no amigables con el planeta

aportan óxido nitroso y metano, que también contribuyen al aumento de la temperatura (Consejo Nacional de Investigación de las Academias Nacionales, 2012). En este sentido, los grupos indígenas son un ejemplo de desarrollo sostenible, porque han logrado su sustento sin dañar la flora y la fauna. Evidencia de ello es que, en las zonas indígenas, se encuentran las principales áreas de biodiversidad en este país, tales como: el Parque de la Amistad (ngabes, bribris y cabécares), en alta Talamanca (bribris) se localiza el Corredor Biológico Talamanca Caribe y, en el Valle de la Estrella está el área protegida Itoy Cerere (cabécares), en la Cuenca de Río Frío se encuentra el Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro protegido por la comunidad indígena maleku. Nuestro planeta se debe cuidar y conservar para beneficio de sus habitantes actuales y de los seres vivos que en el futuro lo poblarán, porque la destrucción de la capa de ozono, la producción desmedida del dióxido de carbono, la contaminación del agua, la expulsión al ambiente de hidrocarburos clorados y otras causas de contaminación –como el derramamiento de petróleo– están destruyendo el planeta. La paradoja consiste en que el causante o productor de estos factores de contaminación es el ser humano y, a la vez, es el único ente capaz, por su raciocinio, de revertir este proceso. Aunque los primeros seres humanos, como las demás especies existentes, coexistieron de manera armoniosa

con el ambiente, de forma

paulatina produjeron modificaciones, debido a las diferentes actividades realizadas como: el uso del fuego que les permitió transformar y en muchos casos eliminar la vegetación natural, el manejo de la ganadería que produjo

sobrepastoreo y erosión del suelo, la utilización de los suelos con diferentes cultivos de plantas también, originó la destrucción de la vegetación natural. Tal como dice la carta encíclica: Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. (LAUDATO SI‟ DEL SANTO PADRE FRANCISCO, 2015, p. 3) Sin embargo, este impacto en los recursos naturales y en el medio ambiente no fue notorio sino hasta la mitad del siglo pasado, cuando se da inicio a la evaluación de las consecuencias de los problemas significativos provocados, en parte, por los estilos de vida poco amigables con el planeta; así como por la revolución industrial; el descubrimiento, uso y explotación de los combustibles fósiles; el rápido avance tecnológico y la explotación intensiva de los recursos minerales, entre otros factores. Por otra parte, la explosión demográfica y el desarrollo tecnológico comprometen cada día más el medio ambiente y están produciendo serios problemas en su capacidad para dar sustento a la vida en este planeta; sumado a esto, los países de Latinoamérica muestran un crecimiento acelerado que no responde a un desarrollo planificado. Nace un sector moderno, en el que los patrones de consumo se asemejan a los existentes en los países desarrollados y, por otra parte, se incrementa una población en condiciones de pobreza, que ocupa, de manera improvisada, el territorio,

causando problemas ambientales que no han sido atendidos adecuadamente (Barrios, 2010). Los conflictos ambientales generalmente se producen como parte de la apropiación y transformación que hace el ser humano de la naturaleza, sin una adecuado planeamiento y sobre todo sin el respeto que merece toda forma de vida. Al respecto, las sociedades con mayores desigualdades sociales y exclusión tienden a enfrentar mayores problemas, muchas veces acompañados de violencia debido, entre otros factores, a que gran parte de la población no tiene cubiertas sus necesidades básicas y, además, porque los Estados suelen carecer de medios y voluntades para la mediación con los grupos (Martínez y Villagrán, 2009). Este tipo de conflictos ambientales son comunes en la lucha por la posesión de los recursos naturales que necesitan las personas, las comunidades y las naciones para producir bienes y servicios que satisfagan sus necesidades, aun cuando esto ha desembocado en un cambio climático, considerado como el mayor reto de nuestra época. Pero en esa carrera por tener una mejor calidad de vida, el desarrollo de nuestra civilización ha modificado en muchos casos las ciudades y los poblados en los que vivimos, se han alterado los ecosistemas originales para dar paso a los campos de los que se obtienen los alimentos y esto ha traído, como consecuencia, que no solo haya cambiado el paisaje, sino que se han secado lagos, ríos y muchas especies están en peligro de extensión. Esto ha hecho, según Millán (2015), que hayamos: …sobrepasado los límites ecológicos y como seguimos creciendo cada año, vivimos en un mundo riesgoso, en un mundo con más consumo, más desecho, más pobreza y más dióxido de carbono en la atmósfera,

pero con mucho menos biodiversidad, menos área forestal, menos disposición de agua limpia, menos suelo y una delgada capa de ozono. (p. 5) Por otra parte, dice Plascencia (2015) que: en las últimas décadas el salvaje crecimiento del mercado mundial ha provocado una feroz competencia y un irracional consumo de los recursos naturales. Unos cuantos consorcios acaparan grandes extensiones de tierra en todo el planeta para producir mercancías en forma masiva y venderlas a precios bajos (p.12) Esto ha inducido, entre otros problemas, a un desequilibrio entre el crecimiento de la población y la generación de fuentes de trabajo. Lo anterior nos muestra que el mal llamado desarrollo al que apuesta la mayor parte de los países en el mundo no ha conducido a vivir en armonía con la naturaleza. En este contexto, las comunidades indígenas son la excepción a la problemática citada, ya que estos grupos se han caracterizado por la preservación de la naturaleza, de ahí que su huella ecológica es compatible con un estilo de vida pertinente para la preservación de los diferentes ecosistemas del planeta. Se entiende por huella ecológica la cantidad de área productiva requerida para satisfacer las necesidades de un ser humano (Vilela et.al., 2005). Es necesario construir culturas adaptativas, como las indígenas, con responsabilidad ambiental, ya que el modelo dominante actual de la apropiación, intervención y utilización de la naturaleza debe ser controlado, para evitar que a futuro esta sociedad no sea la causante de la destrucción del

entorno natural, de la desigualdad social, la guerra, el perjuicio biológico y la aniquilación de los recursos naturales, entre otros (Vilches y Pérez, 2012). En esta misma línea, en lo respecta a la Carta de la Tierra la sabiduría indígena se ve reflejada en el principio 12 que dice, “Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye a la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual” (Vilela y Blaze 2006, p. 19). Esto se puede comprender al observar la forma en que viven estas comunidades, donde el bienestar no está relacionado con la cantidad de bienes que se posee, sino con la satisfacción de las necesidades básicas en armonía y equilibrio social, espiritual y ambiental, que a la vez son principios básicos de su cosmovisión.

Sin embargo, para Bruckmann (2011) nuestras sociedades están mostrando avances durante las últimas décadas, ya que la ciencia ha comenzado tomar en cuenta un mayor conocimiento de la naturaleza y del cosmos. Lo anterior resulta esperanzador, ya que es evidente que el estilo de vida y las diferentes formas de producción que han traído confort y calidad, en sus inicios no se desarrollaron pensando en la importancia de contribuir con el equilibrio y preservación del planeta. Por lo que un desarrollo científico y tecnológico, a partir de una mayor comprensión de la naturaleza, comenzará a presentar alternativas amigables con el entorno, de igual manera que lo han logrado las comunidades indígenas a través del tiempo, producto de una filosofía de vida que se puede ver reflejada, en parte, en el siguiente pensamiento expresado por Alejandro Swaby Rodríguez (líder indígena costarricense, en Vilela et.al., 2005)

La interrelación entre el hombre y la biodiversidad es infinita. La dependencia es algo que existe; es el gran mito de la sociedad. No hay nación, ni pueblo o individuo independiente. Todos dependemos los unos de los otros. La naturaleza está antes que todos nosotros y de ella somos hijos, por lo tanto, nuestra obligación es respetarla y darle un uso adecuado (p. 27) Esta forma de respeto por la naturaleza planteada por las comunidades indígenas de Costa Rica se complementa con el pensamiento indígena Mapuche, en cuya filosofía de vida hay que aprender a leer a la Madre Tierra, hay que sentir su tiempo y su ritmo, hay que cantarle para que las semillas y tierra que las albergan entreguen sus frutos. Otro ejemplo visible de las comunidades originarias son los Aguayos; tejidos rectangulares del Antiplano Peruano y Boliviano, usados por las mujeres, se lo colocan en la espalda y cumplen la función de envolver, transportar y dormir los niños y niñas, además en otros momentos trasportan alimentos, herramientas que les sirven para trabajar las siembras y de esta manera tener sus manos libres. Estos Aguayos son una herencia que se debe conservar, una especie de memoria genética que los abuelos comparten con los nietos. En el diseño entran en juego conocimientos geométricos de la vida cotidiana, que muy pocas tejedoras estudiaron en la escuela, para estas comunidades indígenas el Aguayo es un cordón umbilical invisible que nos conecta con la Madre Tierra (Pachamama)

Según Boff (2007), nuestras sociedades por el contrario tenemos que cambiar de forma inmediata muchas de nuestras actividades para disminuir los efectos dañinos, porque las consecuencias para el sistema de vida de la Tierra son muy graves; ya que, a medida que el planeta se va calentando, aumentan los huracanes, se extinguen muchas especies, crece el nivel del mar y se pronostica que se incrementarán las guerras por la posesión de los recursos. Pero Carta de la Tierra es un documento esperanzador, porque refleja un nuevo

nivel

de

comprensión,

compartida

universalmente,

sobre

la

interdependencia entre los seres humanos y la naturaleza, en correspondencia con la etapa de globalización en la que, actualmente, nos hallamos (Blaze, Vilela y Roerink, 2006). Esta declaratoria contiene una serie de principios fundamentales, para que cada habitante del planeta los ponga en práctica, para lograr, así, un ambiente sano y en equilibrio, con el fin de construir un mundo sostenible, con justicia y paz. La Carta de la Tierra refleja el consenso que se materializa en la sociedad civil global emergente acerca de los valores universales para el desarrollo sostenible y por consiguiente se puede aseverar con gran validez que representa un conjunto esencial de principios éticos compartidos los cuales cuentan con un amplio apoyo desde distintas culturas a nivel mundial. En el sentido holístico que promueve la Carta de la Tierra, el desarrollo sostenible o las formas de vida sostenibles requieren de cambios tanto en los corazones como en las mentes de las personas, junto con la reorientación de las políticas y las prácticas públicas. (Carta de la Tierra Internacional, 2009, p. 2)

De acuerdo con lo anterior la educación es imprescindible para que fomente formas de vida más sostenibles ya que la cosmovisión del mundo occidental ha ido destruyendo el planeta, como lo demuestran las fotos agobiantes desde los satélites y las naves espaciales que nos van mostrando otra realidad. Podemos comparar, en un lapso de diez años, cómo los continentes han ido perdiendo su color verde y se han transformado en inmensas zonas desérticas. Muy diferente es la concepción de los pueblos indígenas desde la experiencia que ha tenido el CIDE al interactuar con ellos, ya que respetan la naturaleza como la madre que es, que nos provee, protege y alimenta. Todavía en pleno siglo XXI las comunidades indígenas piden permiso a su entorno para cortar un árbol o una rama, y lo que fue cortado tiene que utilizarse, es una ofensa cortar algo para luego botarlo. Los pueblos indígenas hacen lectura de la naturaleza, empleando los cinco sentidos, por ejemplo, a través del susurro de las hojas y del viento que pega en su cara o en su cuerpo perciben que se avecina una tormenta, así como observar a las aves construyendo sus nidos en la copa de los árboles da la certeza de que el clima será favorable; al contrario, si las aves construyen sus nidos en las ramas centrales del árbol se prevén condiciones climáticas difíciles. La agricultura rotativa les permite utilizar abonos naturales ya que, al sembrar primero frijoles, luego maíz, hortalizas, entre otras, se aprovechan los elementos químicos que el mismo proceso genera y los suelos no se agotan. Sin embargo, desde la visión occidentalizada de los agricultores, sustentada en la posición científica se dice, de manera peyorativa, que el sembrar todo junto parece “parcela de indio”.

Al analizar el modo de vida de los pueblos indígenas queda claro que su vivencia se realiza en armonía con la naturaleza y que existe una puesta en práctica de los principios de Carta de la Tierra de manera permanente que asegura la sostenibilidad ambiental. Sin embargo en nuestras sociedades nos espera un largo camino por recorrer en pro de una educación que promueva el desarrollo sostenible, es decir aquel desarrollo que provea las demandas actuales, sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. En este sentido, se evidencia la magnitud del reto y las Universidades de la región Centroamericana (CSUCA) llegan al consenso de la imperiosa necesidad

de

ampliamente

fortalecer

la

comunicación,

para

promover

los compromisos y acciones de la

y

divulgar

educación

superior

centroamericana en beneficio del Planeta. Por lo tanto las universidades adscritas al Consejo Superior Universitario Centroamericano -CSUCA- como una sola red de universidades Centroamericanas, conscientes de su papel de contribuir desde la academia a la trasformación del Planeta, en la sesión CV extraordinaria celebrada en Guatemala, en el mes de noviembre del 2015, ACUERDAN:

DECLARAR

EL

2016

AÑO

DE

LA

UNIVERSIDADES

ESTATALES CENTROAMERICANAS POR LA MADRE TIERRA" Conclusiones  El estilo de vida de las comunidades indígenas es congruente con el desafío que nos plantea Carta de la Tierra de formar una alianza mundial para cuidar la Madre Tierra “nuestro hogar”.  Los grupos indígenas son un ejemplo de desarrollo sostenible, porque han logrado su sustento sin dañar la flora y la fauna. Evidencia de ello es que,

en las zonas indígenas, se encuentran las principales áreas de biodiversidad en Costa Rica.  Es importante destacar que a partir del siglo XXI toma fuerza la idea de un desarrollo sostenible, en armonía con la naturaleza, concepción que cobra conciencia sobre la importancia de cuidar los recursos naturales, para no legar a las generaciones futuras una tierra devastada. En este contexto se realizó un esfuerzo a nivel mundial, con la escritura de la “Carta de la Tierra”, la cual contiene una serie de principios cuyo fin es brindar pautas para que vivamos en paz, justicia y armonía con el planeta, tal como lo han hecho los grupos indígenas desde tiempos ancestrales.  Es necesario propiciar culturas adaptativas, como las indígenas, con responsabilidad ambiental, ya que el modelo dominante actual de la apropiación, intervención y utilización de la naturaleza no ha sido amigable con el planeta.  Resulta esperanzador que el desarrollo científico y tecnológico, en este momento parece estar inspirado en una mayor comprensión de la materia, de la naturaleza, de la vida y del cosmos, en congruencia con Carta de Tierra  Las comunidades indígenas son un ejemplo de que es posible vivir en armonía con la naturaleza contribuyendo con el equilibrio y la preservación del planeta. Esta forma de vida se desarrolla en concordancia con los principios de Carta de la Tierra, pero no basta con el proceder de estas comunidades sino que se necesita que las demás sociedades humanas incorporen cambios con respecto a cómo pensamos y vivimos.

 La Carta de la Tierra nos hace a pensar acerca de nuestros valores y nos invita a que busquemos puntos en común a pesar de lo diversos que somos, ya que es necesario que emprendamos una nueva visión ética más inclusiva para lograr un desarrollo humano sostenible. Referencias Ahumada, B., Pelayo, M. y Arano, A. (2012). Sustentabilidad ambiental, del concepto a la práctica. Una oportunidad para la implementación de la evaluación ambiental estratégica en México. Volumen XXI . Número 2 . II Semestre de 2012. PP. 291-332 Gestión y Política Pública. México. http://www.gestionypoliticapublica.cide.edu/num_anteriores/Vol.XXI_No.I I/01_Brenda_Ahumada_Cervantes(289-332).pdf Blaze, P., Vilela, M., Roerink, A. (2006). La Carta de la Tierra en acción. Hacia un mundo sostenible. Ámsterdam: Kit Publishers. Barrios, J. (2010). Sostenibilidad económica y social como prioridad para la sustentabilidad ambiental. Gestiopolis. Venezuela. http://www.gestiopolis.com/sostenibilidad-economica-social-prioridadsustentabilidad-ambiental/ Boff, L. (2007). Calentamiento global y la existencia de una nueva moralidad. Conferencia. 19 de marzo, 2007. Universidad Nacional, Heredia. Bruckmann , M (2011) Recursos naturales y la geopolítica de la integración Sudamericana. Proyecto Governança Global e Integração da América do Sul del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada-IPEA de Brasil, y será publicada próximamente por la misma institución. Recuperado de http://www.rebelion.org/docs/127270.pdf Capra, F. (2003). Las conexiones ocultas: implicaciones sociales, medioambientales, económicas y biológicas de una nueva visión del mundo.Editorial Anagrama de Barcelona. España Consejo Nacional de Investigación de las Academias Nacionales. (2012) CAMBIO CLIMÁTICO Evidencia, Impactos y Alternativas. US http://nas-sites.org/americasclimatechoices/files/2013/04/136909453-CambioClimatico-Evidencia-Impactos-y-Opciones.pdf LAUDATO SI‟ DEL SANTO PADRE FRANCISCO. (2015). CARTA ENCÍCLICA SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN. http://w2.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/encyclicals/documents/papafrancesco_20150524_enciclica-laudato-si_sp.pdf

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Vilches, A y Gil, D. (2012). La Educación para la Sostenibilidad en la Universidad: El Reto de la Formación del Profesorado. Profesorado Revista de currículum y formación del profesorado. VOL. 16, Nº 2 (mayoagosto 2012) ISSN 1138-414X (edición papel). Universidad de Valencia. España. Vilela, M., Ramírez, E., Hernández, L y Briceño, C. (2005). Aprendamos un estilo de vida sostenible con la Carta de la Tierra. ISBN 9977-925-32-1. Editorama. San José. Costa Rica.

Biografía Nombre: Sandra Ovares Barquero. Nacionalidad: Costarricense. Académica de la División de Educación Rural, Vicedecana de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Costa Rica Estudios realizados: Profesora de Biología, Bachiller en Ciencias de la Educación, Bachiller en la Enseñanza de la Biología de la UCR, Egresada de la Licenciatura en Currículo de la Universidad de Costa Rica, Maestra de I y II ciclo de Educación General Básica UNED, Maestría en Administración Educativa, Maestría en Formación de Formadores de la UNA.  





Las comunidades indígenas: Una forma de vida que pone en práctica la Carta de la Tierra “Revista Educare.2016 Reconocimiento modelos autóctonos de enseñanza y aprendizaje en los pueblos Bribri y Cabecar Coloquio Latinoamericano Universidad Nacional Heredia noviembre 2013. Dialogando sobre pertenencia étnica con docentes Bribris y Cabecares de Talamanca: experiencias del trabajo colaborativo. Revista Cuadernos Intercambio sobre Centroamérica y el Caribe 2015. Cultura Ambiental: Una urgencia planetaria y un desafío institucional que implica sentír – pensar una responsabilidad compartida en la Universidad Nacional Heredia Costa Rica. IV Congreso Iberoamericano Desarrollo y Ambiente Quito Ecuador 2013

Nombre: María Isabel Torres Salas. Nacionalidad: Costarricense. Académica e investigadora de la División de Educología, CIDE.UNA Estudios realizados: Profesora de Química, Bachiller en Ciencias de la Educación, Bachiller en la Enseñanza de la Química, Licenciada en la Enseñanza de Química, Master en Psicopedagogía. Publicaciones afines con el tema 

“Las comunidades indígenas: Una forma de vida que pone enpráctica la Carta de la Tierra”Revista Educare.2016







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“Factibilidad de la utilización de recursos tecnológicos en la implementación del eje transversal cultura ambiental para el desarrollo sostenible en la Educación General Básica de Costa Rica” Revista Educare.2013. Deterioro del medio ambiente: papel de la educación ambiental. II Congreso Iberoamericano de Pedagogía: Diversas perspectivas críticas en el siglo XXI”. 28, 29 y 30 de agosto 2012. Universidad Nacional. Heredia. Los principios de Carta de la tierra: un referente pedagógico II Seminario Internacional de Experimentación e investigación en prácticas de enseñanza (SIEPES), 8 y 9 de setiembre del 2011, en el CIDE, UNA, Heredia “Las Implicaciones Pedagógicas del Paradigma Ecológico” I Congreso Iberoamericano de Pedagogía: Pedagogía “construcción y transformación en tiempos de incertidumbre” 29 de septiembre2009 Suplemento didáctico de la Revista Electrónic@. Educare. Volumen XII. Nº2 2008 Propuesta interdisciplinaria para trabajar el principio Nº 1 de Carta de la Tierra en las asignaturas Ciencias, Artes Plásticas, Estudios Sociales y Educación Cívica de sétimo año de la Educación General Básica. ISSN. 1409-42-58

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