Las Epidemias de Grisi Siknis en la Costa Atlántica

Las Epidemias de Grisi Siknis en la Costa Atlántica IMTRADEC/URACCAN El grisi siknis es una enfermedad que afecta principalmente a la población Miski

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Las Epidemias de Grisi Siknis en la Costa Atlántica IMTRADEC/URACCAN

El grisi siknis es una enfermedad que afecta principalmente a la población Miskita de la Costa Atlántica. El término es del idioma Miskitu, y quiere decir solo "enfermedad de locura." El nombre Grisi Siknis viene del contacto con la cultura británica en la Región. Es una alteración de el inglés que significa literalmente “enfermedad de locura”. El verdadero nombre en Miskito es Pauka alkan. En épocas pasadas las víctimas de grisi siknis eran por lo general mujeres jóvenes. Cuando ocurren en forma de epidemia, estos ataques crean grandes problemas, no solo para las víctimas, sino también para la comunidad entera.

Historia de la enfermedad. Se ha mencionado la enfermedad por mucho tiempo. Por ejemplo, hay una descripción de Charles Napier Bell, a mediados del siglo XIX-- un observador inglés muy perspicaz y competente, quien se crió en la Costa Atlántica y hablaba perfectamente el idioma miskitu. Bell nos describe la curación de una muchacha con ataques de grisi siknis "Yo he visto a una joven, gritando histéricamente de manera pavorosa, que era llevada una gran distancia para consultar con un sukia famoso. Lo único que hacía el sukia era poner alrededor de la paciente unas estacas pequeñas, pintadas, con amuleto adjuntos. Luego le soplaba humo de tabaco mientras decía encantos, y hacía burbujas con su pipa en una jícara llena de agua. La paciente tomaba luego el agua y ponía en su cuello una cuerda con nudos, en cada nudo una gota de sangre de la lengua del sukia. Los nudos correspondían a días en los cuales la paciente no podía comer la carne de ciertos animales, ni dejar que la gente pasara a barlovento, ni ver a una mujer embarazada." (Bell 1989 (1899): 97; traducción del inglés). En Sandy Bay habían ocurrido ataques de grisi siknis. Unas 62 personas en Awastara habían sufrido ataques, más otros ataques en todos los pueblos vecinos. La epidemia aparentemente empezó en Krukira. Ella contó que el espíritu que le vino a molestar era la liwa, un ser tradicional que vive en el agua. Tenemos reportajes cuidadosos de una epidemia con centro en Andris Tara, en el Río Coco, en 1976. Una médica nicaragüense y una enfermera norteamericana fueron a dar auxilios y describieron los ataques. Un grupo de aprox. 30 personas corría por el camposanto volteando las lápidas, luego corrían por el pueblo tirando piedras. El equipo de salud encontró a la gente del pueblo haraposo, sin bañarse, y sin comida. La vida diaria se había parado, como después de un desastre natural. La doctora dio fenobarbitol y otras drogas, sin mucho resultado. Finalmente, decidieron contratar a un

curandero conocido del Puerto, quien trabajó en Andris Tara por unas semanas, consiguiendo buenos resultados. Esta epidemia llegó a tener fama el la Costa, igual que la de Awastara y la presente epidemia. Hay reportajes de otro brote o epidemia entre obreros en el canal de Lamlaya, cerca de Pto. Cabezas. Últimamente, se dio otro brote de grisi siknis en la Escuela Normal de Luxemburgo, cerca del Puerto, en el año 2000. Se puede ver que el grisi siknis no es nada nuevo, pero sí es algo serio que merece atención seria. El grisi siknis parece ser una de las enfermedades que sufre un grupo específico, un síndrome propio de una población con su propia experiencia histórica y su propia visión del mundo. Hay muchas enfermedades así, y nos muestran la relación íntima que hay entre la biología humana, la cultura, y la psicología del individuo. En los EE.UU. y Gran Bretaña tenemos la anorexia nervosa; en el sureste de Asia el amok; entre los esquimales el pibloqtok; e entre las poblaciones Hispanas de todas las Américas el susto. Todas son enfermedades diferentes, con síntomas diferentes y diferentes formas de curarse. Lo que comparten es que solo ocurren dentro de una población específica. Como veremos, nos señalan que la enfermedad no es solo un fenómeno físico, biológico, sino que involucra tanto el cuerpo físico, la mente humana, y todo el complejo de concepciones culturales compartidas con el grupo. Nos fuerzan a tener un concepto más amplio y más cabal de la salud humana. Últimamente hemos visto el grisi siknis también entre poblaciones mestizas de la Costa Atlántica, como vimos en el 2000 en el caso de las estudiantes de la Escuela Normal de Luxemburgo. Aparentemente esto representa una transferencia, una prestación cultural entre grupos vecinos. Como las estudiantes normalistas vivían juntas en un dormitorio, mestizas y miskitas, las mestizas empezaban a sufrir ataques también. Una estudiante mestiza de la Luxemburgo nos comentó, "La creencia es de aquí, no es la nuestra." El síndrome básico Las víctimas en Awastara contaban un cuadro típico de experiencias. Antes de los ataques se sentían mal por algún tiempo, con fuertes dolores de cabeza, mareo, preocupaciones y ansiedad, y a veces un malhumor general. Los ataques mismos generalmente ocurrían en las tardes, cuando las familias se encuentran reunidas en casa después de las faenas del día. Un ataque comienza cuando espíritu maligno aparece para tomar posesión de su víctima. La persona afectada cae al piso, luego corre fuera de la casa, aparentemente escapándose del espíritu que le persigue. En Awastara se quitaban la ropa, dejando puesta la ropa interior. Hablan "otros idiomas," principalmente frases del español y del inglés, y creen tener relaciones sexuales con los espíritus que les acechan. Durante los ataques, las víctimas están en un estado de trance, experimentando otro estado de realidad. No entienden a la gente que les habla. Tienen mucha fuerza física, y a veces agarran machetes o cuchillos, o quiebran botellas, amenazando con estas armas a quienes tratan de acercarse a ellas. Las familias de las víctimas esconden los machetes y otras herramientas peligrosas cuando ven inminente un ataque. En el pueblo,

muchas mujeres jóvenes tienen cicatrices a resultado de autogolpes con armas blancas durante sus ataques. Durante los ataques, tienen una anestesia total no saben que se han cortado y que están sangrando. "En esos momentos yo sentí temblor en todo mi cuerpo sin saber lo que era lo que me estaba ocurriendo. Después se me fue la mente. Trataba de recuperar los sentidos perdidos, pero no podía. Escuchaba las cosas que me decía apenitas y miraba a mis amigas como unas enanitas todas." (citas de una víctima de Luxemburgo) "Habían hombres en frente de mí. Algunos me pegaban. También habían perros grandes, negros, con sangre en la boca. Era como una pesadilla, era como el mismo infierno." (víctima de Awastara) "El capitán Nil era un hombre grande, de mal olor. Yo ví sangre en frente de mis ojos. ¡Vámonos! me dijo. Yo creía que iba a morirme. El quería llevarme a todas partes, y corrí, con mis ojos cerrados, así. Era horrible. Yo estaba débil. No podía más." (víctima de Awastara) Algunas víctimas en Awastara hablaron francamente del aspecto sexual de los ataques, describiendo sus experiencias con diablos masculinos. Ninguno admitió tener relaciones homosexuales con los espíritus malos del grisi siknis. La edad promedia de los ataques era entre 15 y 18 años. Los ataques duran por lo general unos meses, hasta un año si no se cura a la víctima. Las mujeres mayores raras veces empezaban a tener ataques por primera vez. El grisi siknis en sí no lleva ningún estigma, porque se entiende como una enfermedad, y no se puede responsabilizar a la víctima por su propio estado. Formas de curar el grisi siknis En las comunidades miskitas hay diferentes tipos de terapeutas tradicionales. El término general es sika uplika, o "persona de medicina," pero también hay parteras empíricas y sukia, o chamanes que entran en un estado de trance para curar a la gente. El curandero llega hasta la casa de la víctima, y la trata con medicinas hierbales. El conocimiento de estas medicinas es propiedad privada, y para conseguirlo hay que comprarlo a otra persona. Aparte, las medicinas tienen sus dueños espirituales, y hay que pagarles también, poniendo por ejemplo unas monedas o billetes cerca de la planta, o hirviendo la moneda junto con la medicina. La idea básica de las curaciones hierbales parece ser que la esencia de la hierba se mete dentro del cuerpo de la víctima, por via de las narices, y hace invisible la imagen o lilka de la víctima al espíritu que quiere poseerle. La cura debe proteger a la paciente por un tiempo indefinido, si se observan algunas reglas básicas: no ver o acercarse a un muerto, no estar cerca de una mujer embarazada o con su regla, y no comer animales o pescado de cierto tipo: por ejemplo la tortuga carey, el jurel, y la langosta. Lo que tienen en común los muertos, la mujer con regla, y cierto tipo de pescado es bien interesante; su olor fuerte.

Las epidemias Los detalles de comportamiento durante los ataques, curiosamente, sí van cambiando con el tiempo. Las víctimas no hacen exactamente lo que hacían víctimas de ataques previos. Pasa de víctima en víctima en forma contagiosa. Están a riesgo grupos de mujeres jóvenes que viven cerca, como en el caso del dormitorio de Luxemburgo. Una estudiante no afectada en el Luxemburgo comentó, "Estaban allí presentes y cuando veían eso, luego les daba. Se mencionaba una amiga y luego ella caía. En forma general, las epidemias conforman a la experiencia con otras enfermedades contagiosas, por ejemplo, el cólera. Desde un foco de infección, se extiende rápidamente, afectando una área extensa Aunque no hay microbio en el caso de grisi siknis, es bien interesante que el transcurso de las epidemias sigue la misma forma. El grisi siknis en su contexto cultural Para las personas modernas que solo creen en el mundo físico, material, que habitamos, tales experiencias son difíciles de entender-- pero negar la realidad de dioses, espíritus, fuerzas espirituales en el mundo, resulta muy poco útil para entender la realidad que vive la mayoría de la población del mundo. El mundo espiritual es la realidad para ellos. Entrar en ese mundo con respeto y con una mente abierta nos permite entender a la gente, y colaborar con ellos. Las realidades espirituales son bien diferentes, asumir que son iguales o bien parecidas es un error. Hay que abrir la mente para entrar en otras realidades, sean cristianas, musulmanas, judías, o miskitas. Menospreciar la realidad cultural que vive otro pueblo nos niega la posibilidad de entender, y de ayudar a la gente con sus problemas de salud.

En los mundos espirituales, no todo es belleza. Existen pesadillas y cosas horrorosas, igual que en el mundo físico. Los seres que llegan durante estos ataques son de ese tipo. En la cultura miskita, existen conceptos de espíritus malignos, dueños de varios aspectos del mundo natural, que pueden hacer daño a la gente, y que afectan la salud. Un término general para ellos es lasa, y los ejemplos de lasa mejor conocidos son la liwa, que vive dentro del agua; el aubia, dueño de la montaña; y el prahaku, dueño del aire o del espacio. La liwa vive en el agua y tiene dos formas, masculina y femenina, siendo más importante la femenina. La liwa molesta a la gente que se mete en el agua, por ejemplo, a los buceadores que buscan las langostas. El grisi siknis en la historia de la Costa Atlántica Durante una gran parte del siglo XX, la actitud de los misioneros norteamericanos que llegaban a la Costa a proveer servicios médicos, era que este tipo de ataques realmente eran tonterías, cuestiones de los tiempos del paganismo. La actitud de la población mestiza tal vez ha sido similar. Que

haya una enfermedad de posesión de espíritus por parte de un grupo indígena, resulta evidencia de primitivismo. Estas actitudes se complican por siglos de relaciones problemáticas con la Costa Atlántica. Sin embargo, estas actitudes por parte de anglo e hispanos no ayudan en nada a resolver las crisis que provocan los ataques. Está claro que las víctimas sí están en otro estado de realidad durante los ataques; no están fingiendo para nada. Tradicionalmente, los países americanos, incluso EE.UU. y Nicaragua, han despreciado las tradiciones indígenas, incluso entendimientos locales sobre la salud y la enfermedad. Queriendo imponer formas científicas, no hemos podido entender como vive y como piensa la gente local. El imperialismo cultural que hemos pregonado nos cierra la vista a la realidad que vive la gente. Afortunadamente, en los últimos años en la Costa Atlántica se ha desarrollado un modelo de salud más cabal, más abierto, prometedor de realmente mejorar la salud de la gente de la zona. A la vez, no se quiere perder ni menospreciar el conocimiento de los curanderos tradicionales, que sí ayudan mucho en mejorar la salud de la población. El nuevo modelo de salud propone una colaboración entre los terapeutas tradicionales y los médicos y enfermeras. En el caso de grisi siknis, tenemos ya un ejemplo del valor del nuevo modelo de salud.

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