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Lección 37 LA BATALLA ESPIRITUAL PASAJE BIBLICO “12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Efesios 6:12
VERSICULO PARA MEMORIZAR
“1 Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos
para la guerra….”. Salmo 144.1
OBJETIVOS • •
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Concientizar a las personas de la lucha constante que tenemos contra el reino de las tinieblas. Identificar las áreas con las que el creyente lucha frecuentemente, para que tome autoridad sobre ellas y sea libre. Aprender a usar la autoridad que Dios nos ha dado.
INTRODUCCION
Uno de los temas que los creyentes deben entender, es que a cada cristiano le ha sido dado el poder y la autoridad para representar a Dios, y ejercer domino y señorío en lo espiritual y en lo natural. Dios creo al hombre para que ejerciese señorío sobre todo lo creado. Todo lo que nosotros, como creyentes, permitamos en la tierra, es permitido en el cielo; y todo lo que prohibamos aquí, es prohibido en los cielos.
EL MENSAJE PARA HOY. La batalla espiritual ¿Qué es la guerra espiritual?
Es la batalla que el creyente libra en lo espiritual para desplazar, permanentemente, los poderes demoniacos; eliminado todos los sistemas que los alimentan y cerrando las puertas que le dieron entrada al enemigo.
La verdadera guerra espiritual tiene que ver con quitar, echar fuera los demonios de una persona, ciudad y nación, de una forma permanente. Para eso, es necesario que eliminemos los sistemas que alimentan de poder a esos espíritus y le dan derecho legal sobre nosotros. Es necesario, también, cerrar todas las puertas que les dieron la entrada. Por ejemplo, en el caso de un individuo que sufrió un abuso, es importante que cierre esa puerta y perdone al que le abusó. Si es una ciudad, es importante que el pueblo pida perdón si los demonios se introdujeron por una puerta de pecado de idolatría. En conclusión, la guerra espiritual es completada y ganada cuando movemos, quitamos y echamos fuera los demonios; cuando les cortamos las líneas de supervivencia y les cerramos las puertas por donde entraron. Estamos en una lucha constante. Hay una batalla espiritual en cada momento, por esto debemos colocarnos la armadura de Dios.
“13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. Efesios 6.13 El creyente tiene que luchar constantemente con: • La carne (someterla a la obediencia a Cristo) • El Mundo (cuidarse de no caer en tentaciones o influencias del pasado) • Los demonios (liberarse de sus opresiones) Todos los creyentes tienen autoridad? Si, todos la tienen. Y ¿por que no la ejercitan? Porque se dejan dominar por sus pasiones, tentaciones, y demás, permitiendo que el enemigo los pisotee. ¿Cuándo obtenemos autoridad? Cuando pasamos de ser simples criaturas a ser hijos de Dios. “12 Mas a todos que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios…”. Juan 1.12 Por ejemplo, para llegar a ser un príncipe o una princesa, usted tiene que haber nacido en la realeza. Como hijo de Dios, es nacido de Dios; por tanto, tiene la autoridad de Dios. ¿Por que muchas veces, cuando no éramos creyentes, tratábamos de librarnos de los demonios y no podíamos? Porque antes no teníamos el derecho legal para echarlos; pero ahora, que somos hijos de Dios, tenemos la autoridad.
La autoridad y el poder… “18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañara”. Lucas 10.18, 19 Por ejemplo, “Pero el, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció”. Hechos 28.5 El que toma la autoridad que tiene en Cristo Jesús, aunque se encuentre en las peores circunstancias, ningún daño le sobrevendrá. ¿De dónde viene la autoridad? Toda autoridad viene de Dios. Cuando hablamos de autoridad, estamos hablando de Dios mismo; y cuando hablamos de poder, estamos hablando de los hechos de Dios. Por eso, Dios no tolera que nadie se revele contra ninguna autoridad; pues, ya sean terrenales o celestiales, han sido puestas por Dios. ¿Por qué si tenemos autoridad a veces no vemos los resultados? Porque presentamos los siguientes síntomas: • Malos pensamientos (lujuria, temor, etcétera) • Cedemos a la Tentación • Espíritu de temor La autoridad delegada por Dios va a funcionar en su totalidad si somos: • Obedientes. La obediencia a Dios y a las autoridades que El ha establecido. Nos provee protección y provisión. • Sumisos. Es el que obedece y hace las cosas con deleite, vive en humildad. La sumisión nos prepara para ganar autoridad en el Espíritu y pelear en contra del diablo. “8 Acercaos a Dios, y el se acercara a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble animo, purificad vuestros corazones”. Santiago 4.8 Dependiendo del nivel de sometimiento a Dios y a su Palabra, así será el nivel de autoridad que usted tendrá. Por ejemplo: Una persona que tiene un llamado, pero no se somete al Pastor; no tendrá la suficiente autoridad para desarrollar ese llamado. Para que Dios pueda lidiar con su
carácter en el área del sometimiento, generalmente, lo colocara en una posición en la que debe someterse a una persona a la que considera menos que usted. ¿Cuál es la fuente de nuestra autoridad? La resurrección de Jesús. El hombre había perdido la autoridad en el huerto del Edén. La autoridad y el poder que el enemigo tiene hoy fueron entregados por Adán; pero Cristo se los quitó al vencerlo en la cruz. Por eso, hoy, tenemos una autoridad y un poder que nos respalda. “18 Y Jesús se acercó y les hablo diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…” Mateo 28.18, 19 En ningún lugar del Nuevo Testamento, Dios nos habla de que Él va a echar fuera los demonios por nosotros; y es por esta razón, que tenemos que concientizarnos de nuestra autoridad en Cristo y no permitirle al enemigo que actúe en nuestras vidas.”Resistid al diablo y huirá de vosotros”. ¡Permanezcamos firmes en la fe echemos fuera los demonios en el nombre de Jesús! “8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…”.1 Pedro 5.8 ¿Para qué tenemos poder y autoridad? • Atar y desatar. “18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. Mateo 18.18 • Echar fuera demonios. “1Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades”. Lucas 9.1 • Sanar a los enfermos. “19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”. Marcos 16.19
• Mandar sabre los ángeles. “14 No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” Hebreos 1.14 • Mandar sobre la naturaleza. ¿Cómo ejerzo el poder y la autoridad? • Decretando ese poder con sus palabras. • Creyendo que usted tiene la autoridad. Jesús tiene toda autoridad “18…y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amen. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. Apocalipsis 1.18 PREGUNTAS FINALES • ¿Qué significa “guerra espiritual”? • ¿De dónde proviene nuestra autoridad? • ¿De qué aspectos depende nuestro nivel de autoridad? • ¿Por qué razón tenemos hoy un poder y una autoridad que nos respaldan en todo lo que declaramos? • ¿Cómo podemos ejercitar el poder y la autoridad que Dios nos ha dado? • ¿Qué síntomas debemos echar fuera de nuestra vida al momento de ejercer nuestra autoridad? APLICACIÓN • Cada una de las personas del grupo deberá escribir las áreas débiles con las que esta luchando, continuamente. • Después de haber escrito las áreas de cada uno, el líder deberá hacer una oración en acuerdo, en forma de guerra espiritual, animando al grupo a apropiarse de la autoridad delegada por Dios a sus hijos y esperando que todas esas áreas sean liberadas con el poder de Jesús.