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24è Festival Jazz Granollers (II): BB&C Berne/Black/Cline – Sheila Cooper Quartet – Juan De Diego “Trakas” – Miralta/Maestro/Lohikari – Claudio Sanfilippo Trio – Karol Green & Santi Careta (Granollers, Barcelona. Febrero de 2014) Miralta/Maestro/Lohikari Fecha: Viernes, 07 de febrero de 2014
Lugar: Casino Club de Rime (Granollers/Barcelona) Componentes: Marc Miralta: batería Shai Maestro: piano Marko Lohikari: contrabajo Claudio Sanfilippo Trio Fecha: Sábado, 08 de febrero de 2014 Lugar: Restaurant Anònims Componentes: Claudio Sanfilippo: guitarra, voz y composiciones Joan Sanmartí: guitarras y arreglos Joan Vidal: batería Karol Green & Santi Careta Fecha: Jueves, 13 de febrero de 2014 Lugar: Reataurant Anònims Componentes: Karol Green: voz, loops y percusión corporal Santi Careta: guitarra y loops Sheila Cooper Quartet Fecha: Viernes, 14 de febrero de 2014 Lugar: Casino Club de Rime (Granollers/Barcelona) Componentes: Sheila Cooper: voz y saxo alto Albert Bover: piano Ignasi González: contrabajo Ramon Prats: batería BB&C Berne/Black/Cline Fecha: Viernes, 28 de febrero de 2014 Lugar: Casino Club de Rime (Granollers/Barcelona) Componentes: Tim Berne: saxo alto Jim Black: batería, percusión y efectos
Nels Cline: guitarra y efectos Juan De Diego “Trakas” Fecha: Miércoles, 05 de febrero de 2014 Lugar: Restaurant El Mirallet Componentes: Juan De Diego: trompeta y fiscorno Jordi Matas: guitarra y pedales Abel Boquera: órgano Caspar St. Charles: batería Comentario: Además de las tres características diferenciales –fechas madrugadoras, el Joan Bretcha Guitar Series y el proyecto anual del JazzGranollers Ensemble- comentadas en la entrega anterior, Jazz Granollers complementa el programa de su festival con actuaciones de formaciones de la escena catalana así como artistas de ámbito internacional.
Entre los primeros, el dueto formado por la cantante sudafricana, residente desde los 12 años en Catalunya, Karol
Green, que juega de forma muy interesante con su estación de loops, más allá de pequeñas aportaciones de percusión corporal. Se complementa a la perfección con Santi Careta, a la guitarra y loops. La propuesta del dueto, como ya comentamos en su momento (en relación a la última edición del Festival de Jazz de Girona), resulta fresca, desinhibida y vitalista, con un interesante maridaje entre pop, rock, funk, músicas neotradicionales que abarcan desde África hasta el norte de Europa. Una simbiosis de lo más variado que resulta totalmente natural. Todos los loops están realizados y amalgamados sobre la marcha, creados y recreados al momento, hecho que es de agradecer, especialmente para los amantes de la música en directo. Fue la segunda de las dos actuaciones del festival, realizadas en el espacio del “Anònims”, restaurante-bar-librería-sala de exposiciones, conferencias y conciertos, de tendencia totalmente alternativa.
El trompetista vasco Juan De Diego al frente del cuarteto “Trakas” en la semi cava del restaurante “El Mirallet”, ofreció una buena muestra de los temas recogidos en su último disco “Erbestea” (exilio en eukera, en recuerdo al exilio que
padeció su familia durante el franquismo), que también da nombre a un tema pausado y emotivo, iniciado y terminado a ritmo de marcha casi fúnebre con una melodía con cierto regusto felliniano. Fue una notable sesión de jazz y funk, con algunos e interesantes “ruidismos” cercanos al free. Dieron comienzo con un tema pausado, no incluido en el disco, “Amor crónico”, y concluyeron con un boogaloo de Horace Silver, entre ellos y con presentaciones, del cabeza de grupo, entre irónicas y reivindicativas, relacionadas con el momento actual, “Todos a una”, “Isla desierta”, “Fukushima, mon amour” (en referencia al accidente de la central nuclear japonesa) o “Carril guiri”. Una propuesta mucho más cercana a un ambiente con copa o vaso largo en mano que para plato en mesa, pero, a pesar de ello, el público la degustó plenamente.
Las distancias cortas son siempre de agradecer, muy especialmente con los músicos que poseen y además muestran sus buenos mimbres. La cualidad y calidad de los miembros de este cuarteto son de sobras conocidas y las volvieron a dejar plenamente de manifiesto.
Cuatro han sido las propuestas programadas con músicos internacionales, propuestas diversas con resultados distintos. La primera y responsable de la inauguración de la veinticuatroava edición correspondió al trío formado por el pianista israelí Shai Maestro, el baterista catalán Marc Miralta, y el contrabajista sueco Marko Lohikari. Un trabajo que le falto, desgraciadamente, un mayor tiempo para su puesta en común, a pesar del buen trabajo desarrollado por estos tres músicos profesionales del jazz, donde las andaduras por los caminos de la improvisación redondearon los cantos angulosos de los embastes.
Una interesante propuesta donde se agradeció el contrapunto entre los temas escogidos, más melódicos y especulativos, incluso en ocasiones un poco almibarados, compuestos por Maestro, “Gal”, “Cinema G” o “Angelo”, y mucho más musculosas, rítmicos y directos los de Miralta, “Be careful what you dream” o “Boston in 3/4”, más allá de su delicioso “Sol d’octubre”, pero a gusto de uno, la guinda de la noche estuvo en la versión, espléndida y vigorosa, de “It just did” d’Ornette Coleman, y arreglos del propio Shai. En el bis los ánimos se calmaron con el estándar “I fall in love too easily”.
Al día siguiente el segundo concierto del festival y primero en el Anònims – Menjars i Pensars (comidas y pensares), un espacio con una amplia biblioteca de temática crítica y alternativa-, actuó el trío formado por el cantautor y guitarrista milanés, Claudio Sanfilippo (que ya estuvo en el 2011 como invitado y protagonista principal de la propuesta del Jazz Granollers Ensemble) compartiendo espacio y proyecto con las percusiones casi minimalistas, para la ocasión, de Joan Vidal y la guitarra y los arreglos cuidados de Joan Sanmartí.
Un concierto que resultó entrañable en todo momento, perfecto para un sábado por la noche, compartiendo platos, copas, compañía y música, que evocaba en buena parte algunos de aquellos actos reivindicativos en los albores de “nuestra” democracia (en que inocentemente todo parecía posible y a su vez sumamente alejado, en los deseos y aspiraciones, de las corrupciones y recortes actuales).
Sanfilippo es poseedor de una voz grave y carismática, que sabe muy bien como arropar sus canciones, como si las acunara, entre ellas “Agosto” (quiero una copa de vino tinto, noto que el invierno me ha secuestrado el ánima,…), “Isile nella corriente” (El mar nos aleja, pero todos los lugares son semejantes,…), “Polaroid” (son campos extensos hechos de niebla,…) o “La notte di San Lorenzo” (Fue la noche de San Lorenzo, cuando una estrella iluminó el lago, mientras decíamos adiós a un sueño,… ). Temas delicados y sencillamente melodiosos, perfectamente compenetrados con las sonoridades de la guitarra y pedales de Joan Sanmartí y las percusiones sutiles de Joan Vidal.
Una propuesta que tuvo su buena comunión con los presentes, como lo demostraban las caras cómplices y sonrientes, a lo largo de la velada.
La actuación de la cantante y saxo alto Sheila Cooper, dejó a propios y a extraños algo descentrados, teniendo en cuenta las referencias que la abalaban y así como algunos de los músicos que han colaborado en sus proyectos discográficos. Remarcar el trabajo de la sección rítmica, muy especialmente el del multiterreno Ramon Prats, -des del free jazz hasta las cercanías más pop jazzeras-, que este donde este, sea en proyectos propios o ajenos, desde sus cueros, platos y otros utensilios percusivos, siempre transmite la sensación de encontrarse en perfecta sintonía y estar totalmente integrado. A destacar, también y como no, la aportación del pianista Albert Bover, con su discurso cada día más elaborado hacía la complejidad de la simplificación, con un mayor e interesante
alto nivel de destilación y, más allá de su capacidad como solista, mostrándose nuevamente como un perfecto acompañante de voces femeninas.
El concierto estrella del festival, BB&C -Berne, Black & Cline-, no dejó indiferente a nadie, más allá de las concepciones estéticas y/o militancias de cada uno, teniendo en cuenta la dureza de la propuesta, nada complaciente, y que requería de una buena atención y predisposición por parte del público. Tres músicos en perfecta complicidad y sintonía, escuchándose, aportando, jaleándose, proponiendo, un trabajo de y para el grupo, de proceso autogestionario y trazas libertarias.
Jim Black, puro nervio adolescente, a la batería, percusiones y loops, es el músico de este trío que más veces hemos podido apreciar y contrastar sus cualidades, en un reciente relativo, en tres propuestas (dos excelentes, Trio Azul –Perpignan, 2012- y Endangered Blood –Vic, 2013- y una tercera de bastante menor cualificación, con Uri Caine y sus variaciones Goldberg –Barcelona, 2013- ). Nels Cline, a pesar de tener vida propia más allá de Wilco, sólo había pisado estos lares con el grupo americano. El año pasado, a su nombre, tenía ultimados alrededor de una decena de conciertos en Europa, uno de ellos en Vic, pero tuvo que suspenderlos al ser reclamado para empezar a grabar con el grupo de rock. Tim Berne es el que hacía más tiempo que no pisaba los escenarios catalanes,
aunque todavía se le recuerde, a finales del 2004, al frente de “Science Friction”.
El concierto de Granollers, el tercero y último en el estado español, consistió en un único tema, a modo de suite, con muchas descargas musculadas, “ruidismo” notorio y pequeñas islas pausadas a modo de contrapunto, todo perfectamente encajado, en apenas unos setenta minutos, que contó con un tranquilo y psicodélico bis, de apenas, cinco minutos.
Un proyecto a caballo de varios estilos, pero sin militar en ninguno de ellos, en una especie de tierra de nadie, jazz de trazas contemporáneas, rock musculado, free de diferentes procedencias y mucha improvisación. Contundentes en todos los campos, sin aspavientos ni contorsiones innecesarias. Un remarcable ascensor entre las vísceras y el cerebro. Sin duda, una de aquellas propuestas que da prestigio y, a su vez, engrandece a cualquier festival. Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2014