Universidad de Los Andes Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Historia Sextas Jornadas de Investigación de los Estudiantes de Historia
Los caminos de herradura de la región andina venezolana a través de la obra de Ferdinand K. Bellermann (1842-1845). -Johnny V. Barrios Barrios Maestría en Estudios Sociales y Culturales de Los Andes
[email protected] Profesora tutora: Nelly Velázquez
Resumen: En un intento por asumir la definición de los Andes más allá de sus aspectos geográficos y ecológicos, reconociendo la trascendencia e importancia de su historia y la diversidad sociocultural que posee como región, presentaremos un adelanto de nuestro proyecto de investigación intitulado LOS CAMINOS DE HERRADURA DE LA REGIÓN ANDINA VENEZOLANA A TRAVÉS DE LA OBRA DE FERDINAND K. BELLERMANN (1842-1845). El mismo busca situar a los Andes como objeto de estudio interdisciplinario, abordando como tema/problema los caminos de herradura de las provincias de Mérida y Trujillo entre los años 1844-1845, entendidos como escenarios histórico-culturales que, a través de la percepción de viajeros europeos, fueron descritos en obras escritas y pictóricas, evidenciando características geohistóricas y socioculturales de una Venezuela en proceso de formación. Esta investigación la hemos asumido considerando el enfoque de la Historia Cultural de la Percepción1, en un intento por precisar la importancia de los diarios de viaje y los correlatos pictóricos del pintor y viajero alemán Ferdinand K. Bellermann (1814-1889), quien en su periplo por Venezuela realizó un importante registro manuscrito y visual sobre los caminos existentes, fuentes primarias para el estudio de lo andino venezolano durante el siglo XIX. Palabras claves: Historia Cultural, percepción, Andes venezolanos, viajeros, caminos de herradura. 1
Véase: Burke, Peter. ¿Qué es la Historia Cultural? Barcelona (España): Paidos, 2004.
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Johnny V. Barrios Barrios Los caminos de herradura de la región andina venezolana a través de la obra de Ferdinand K. Bellermann (1842-1845)
Concluida de manera formal la etapa de seminarios y talleres concernientes a la Maestría en Estudios Sociales y Culturales de los Andes2, y habiendo asumido con dedicación y compromiso el Trabajo Especial de Grado con el cual aspiramos optar al título de Magister Scientiae, hemos querido presentar un adelanto de nuestra investigación con la intención de compartir algunas ideas y aprovechar el debate que pueda surgir en torno a ellas para el enriquecimiento del mismo. El trabajo en cuestión lo hemos intitulado: LOS CAMINOS DE HERRADURA DE LA REGIÓN ANDINA VENEZOLANA A TRAVÉS DE LA OBRA DE FERDINAND K. BELLERMANN (1842-1845), y es, a grandes rasgos, un intento por asumir la definición de los Andes venezolanos más allá de sus aspectos geográficos y ecológicos, reconociendo la trascendencia e importancia de su historia y la diversidad sociocultural que posee como región. Es una investigación de corte histórico cultural con la cual buscamos reconocer la importancia de los caminos de la región andina venezolana entendidos como escenarios socioculturales a través de la obra del pintor y viajero alemán Ferdinand Konrad Bellermann,3 quien entre 1842 y 1845 visitó la novel república de Venezuela dejando un importante testimonio escrito y pictórico el cual ha trascendido hasta nuestros días. Con esta investigación, intentamos evaluar hasta qué punto los caminos de herradura, es decir, los caminos utilizados para el tránsito de recuas, caballos y rucios, fueron además de rutas de desplazamiento, escenarios llenos de olores, sonidos, texturas y sabores consonantes con una parte de la historia andina venezolana aún desconocida por nosotros hoy. Para ello abordamos de manera sistemática la labor La Maestría en Estudios Sociales y Culturales de Los Andes de la Escuela de Historia - ULA, ofrece una visión interdisciplinaria de los estudios sociales sobre los Andes venezolanos, integrando disciplinas tales como Antropología, Sociología, Historia, Economía, Ecología y Geografía, con el propósito de enseñar los conocimientos teóricos y metodológicos necesarios que permitan la comprensión integral de los procesos sociales en el país y en la región de los Andes con la participación de profesores y estudiantes. 3 Ferdinand K. Bellermann, nació en Erfurt, Alemania, el 14 de marzo de 1814 y murió en Berlín el 11 de agosto de 1889. Fue reconocido como viajero, naturalista y pintor impresionista, influenciado grandemente por las ideas de Alexander von Humboldt y financiado generosamente por el rey Federico Guillermo IV de Prusia. 2
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de Bellermann como viajero europeo, analizando sus seis diarios de viaje y sus representaciones pictóricas como documentos históricos,4 subrayando aquellos aspectos relevantes sobre los Andes venezolanos considerando los procedimientos metodológicos estudiados en clase, fundamentalmente la hermenéutica como perspectiva de interpretación. En suma, nuestro propósito es examinar de manera crítica e integral los escritos y correlatos gráficos de este viajero alemán, abordando aquellos registros sobre los caminos de la época como una manera de aproximarnos a la realidad andina de mediados del siglo XIX.
Las obras de Ferdinand Bellermann Como se sabrá, abordar las obras de Ferdinand Bellermann no resulta ninguna novedad, la importancia de sus trabajos pictóricos le ha llevado a ocupar un espacio respetable como pintor, naturalista y viajero, permitiendo que se ambicionen investigaciones fundamentadas en sus aportes. No obstante, reconociendo la poca disponibilidad de testimonios de primera mano sobre la vida de algunos viajeros del siglo XIX y debido a que muchos manuscritos todavía permanecen fuera del alcance de los investigadores, o en su defecto no han sido traducidos de su lengua originaria, nos hemos sentido atraídos con mayor atención a Bellermann gracias a la publicación de sus Diarios de Viaje, una loable labor llevada a cabo por parte de la Galería de Arte Nacional (Venezuela) en el año 2007.5 Como señala Rafael Romero, prologuista de la publicación: Para este punto nos hemos basado en la obra de Peter Burke. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona (España): Crítica, 2001 5 Diarios venezolanos 1842-1845/Ferdinand Bellermann. Traducidos por Nora López y editados por la Galería de Arte Nacional (Caracas), 2007. La obra contempla los seis Diarios de Bellermann, abarcando un periodo que va del 10 de julio de 1842 al 28 de septiembre de 1845. En ellos se incluye la descripción realizara por Peter Bellermann quien es el propietario de estos escritos y la numeración de Helga Weissgärber. Es de acotar que de las 444 páginas que conforman la totalidad de estos Diarios, 394 contienen texto manuscrito. La publicación de los Diarios contó con la colaboración de Rafael Romero y Rafael Santana, de los Museos Estatales de Berlín, institución que permitió fotografiar los dibujos y las imágenes a color de su célebre colección. 4
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Este texto se ofrece entonces como un nuevo motivo de indagaciones para nuestros historiadores, historiadores del arte, geógrafos, naturalistas, sociólogos y literatos, que sin duda encontrarán en este material una rica fuente de informaciones en espera de evaluaciones e interpretaciones.6
A tan gentil ofrecimiento hemos respondido desde un enfoque históricocultural, entusiasmados por abordar tanto los testimonios escritos como artísticos del autor. El nuestro es un afán por comprender el papel de los Andes en el proceso de formación de Venezuela como nación independiente considerando la mirada de los viajeros. Para nosotros, la aparición, traducción y publicación de estos Diarios de Viaje constituyen el principal motivo de indagación, ya que nos permite ampliar las posibilidades de acceder, más allá de la subjetividad del autor, al reconocimiento del país en general y de los Andes en lo particular. Sus relatos de viaje, cargados de referencias, no sólo dan cuenta al detalle de aspectos políticos y bélicos, sino de indicios económicos, socioculturales y geográficos de extraordinaria riqueza para el investigador de hoy, permitiendo ampliar la manera de concebir a la región andina venezolana a doce años de la disgregación de la Gran Colombia. La travesía de Bellermann comienza con su arribo a las costas venezolanas a bordo del Margareth el 10 de julio de 1842, dando inicio a un periplo que lo llevará a recorrer por más de tres años un país agrícola e inmerso en un complejo proyecto de fundación nacional promovido por la élite militar y civil surgida de la Guerra de Independencia. A través de sus obras pictóricas, caracterizadas por la técnica del boceto a color en óleo y en témpera, además del grafito, comenzará a recrear esquemas propios del paisajismo europeo del siglo XVIII con motivos americanos del XIX, decidido a plasmar la magnificencia de Venezuela y dar cuenta de las narraciones de Humboldt más allá de las palabras. Estas pinturas, junto a los mencionados Diarios, conforman, a nuestro modo de ver, un incalculable compendio documental para el estudio de los Andes y del país en general.
En Diarios venezolanos 1842-1845/Ferdinand Bellermann. Caracas: Galería de Arte Nacional, 2007; p.15. 6
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Sus visitas a ciudades, pueblos y aldeas andinas constituyen contactos reveladores sobre los múltiples aspectos de la región durante el siglo XIX, incluyendo la geografía de la provincia en su belleza y exuberancia, sumando además conocimientos sobre botánica y herbaria asimilados en compañía de Karl Moritz.7 En términos generales, Bellermann lega importantes relatos sobre la sociedad de la época, destacando momentos importantes de la vida de la República los cuales incluyen desde la suntuosidad de la clase gobernante hasta los homenajes realizados por el Gobierno del General Páez a los restos mortales de Simón Bolívar,8 descripciones que evocan ceremonias, rituales y simbologías de gran interés para el historiador cultural. Además de lo mencionado, en los diarios y pinturas de este autor resalta la cuestión de la otredad, es decir, el despliegue de anotaciones y representaciones que van evidenciando su visión europea sobre lo americano, una carga cultural propia de su formación prusiana la cual se enfrenta a lo diferente y a lo particular de cada lugar avistado. Por ejemplo, cuando nuestro autor llega a la Provincia de Trujillo, surgen de él importantes valoraciones sobre los aspectos geográficos de la región andina, características de su población y reconocimientos de los modos de vida de los moradores, evidenciando un choque cultural que va más allá de la simple descripción del recorrido. Al respecto expresará el viajero: Después de desayunar seguimos nuestro viaje, siempre subiendo el Motatán hasta Chachopo, un pueblo pequeño al pie del páramo, que tiene una mísera iglesia; tuvimos que quedarnos para salir al día siguiente bien temprano para cruzar el páramo. Aparte de los puentes me llamaron la atención las muchas Karl Moritz (Alemania 1797-Venezuela 1866) Naturalista y botánico, estudió ciencias naturales, se especializó en zoología y tuvo a la entomología como preferencia. En julio de 1835 conoció en Saint Thomas al exiliado presidente José María Vargas y con él llegó a La Guaira. Viajó a las provincias de Trujillo y Mérida, navegó los ríos Apure y Orinoco y junto al pintor alemán Ferdinand Bellermann y el naturalista belga Nicolás Funck, recorrió la región oriental del país. En 1844 viajó junto a Bellermann a la recién fundada Colonia Tovar, se residenció en esta población del estado Aragua hasta su muerte. 8 Bellermann describe en su primer diario la solemnidad de los actos en torno a los restos del Libertador, los cuales fueron repatriados a Venezuela a finales de 1842. 7
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cruces que hay en el camino desde el Motatán, y también que en varios sitios del camino (generalmente en el tronco de algún árbol) hay colgadas cestas o sacos, algunos con alimentos (pan, plátanos, casabe), otros vacios, para los viajeros a los que se les acaben las provisiones; como en la región es difícil encontrar víveres, esta muestra de piedad es muy loable. La fisonomía de la gente muestra una llamativa mezcla india; se ven pocos mulatos y negros prácticamente ninguno (…) En esta región se ve mucho bocio, parece que viene del agua, pues a diferencia de otras regiones aquí las personas no transportan cargas en la cabeza (01 de noviembre de 1844).9
He ahí, en nuestra modesta opinión, la importancia de los testimonios de Bellermann como viajero; cómo más allá de su mirada subjetiva, sus pre-juicios y sus convicciones eurocentristas, contribuye con sus testimonios gráficos y atrevimientos intelectuales a resaltar rasgos de la cotidianidad de aquellas partes del territorio venezolano con las cuales tuvo contacto, proyectando en gran medida un país menudo, doméstico y casi imperceptible. Bellermann divisa un territorio que comienza en la costa caribeña y se eleva hasta la cordillera andina, dilatado entre un lago ciclópeo y la desembocadura de un río formidable, un país con extensas llanuras y preconcebido más allá de los héroes y las batallas como contenedor de hombres y mujeres de carne y hueso. Como señalan Iturrieta y Calzadilla en torno a los viajeros: Venidos de un mundo extraño a una escena desconocida, se preocupan por recoger los detalles más nimios que desfilan ante sus ojos. Lo que para los dirigentes nacionales es un suceso que no merece consideración por ser demasiado sólito en la experiencia de todos los días, para ellos es una sorprendente revelación.10
En nuestro criterio, las apreciaciones personales de Bellermann permiten acceder desde el presente a un examen sui generis sobre el territorio venezolano y andino en particular. En términos histórico-culturales, la Venezuela tipificada y dibujada magistralmente en sus obras, diarios y trabajos pictóricos, permiten radiografiar al Diarios venezolanos/ 1842-1845. Ob Cit., p. 232. Iturrieta Pino, Elías y Pedro Calzadilla. La Mirada del Otro. Viajeros extranjeros en la Venezuela del siglo XIX. Caracas: Fundación Bigott, 2002; p.13. 9
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país laborioso, resaltando además las visiones sobre lugares, eventos y escenas de la vida diaria donde es posible apreciar los vínculos de una sociedad alimentada por una carga emocional la cual deja entrever los primeros años de la República independiente más allá de la política y la guerra. Como caminante, nuestro viajero va revelando indicios que ponen en relieve los rasgos de una sociedad compleja con entornos complexos, miradas sobre la patria mediadas por el prisma de la identidad, el imaginario y las representaciones.
Los caminos andinos en el contexto de la Venezuela de 1842-45 La Venezuela que “descubre” Ferdinand Bellermann a partir de 1842, es el resultado de más de una década de luchas internas por consolidar la unión de un mosaico de provincias dispersas e inmersas en un proyecto político, es la Venezuela por donde transita Páez y los notables discurriendo sobre las virtudes de la modernidad. Es una tierra disgregada, vivida y sufrida por ricos y pobres, por intelectuales y analfabetas, por Generales y mendigos, por residentes y visitantes. En suma, es la Venezuela de los caminos de herradura, es decir, un país que progresa al ritmo de los caballos, las mulas y los rucios, donde las rutas apartadas y los abismos insoslayables contrastan con los puertos, lagos y ríos transitables. Caminos que llevan a entrever una realidad más profunda sobre el territorio, vías que llevan a los visitantes a lugares donde la prensa libre y los conflictos políticos se difuminan entre el mestizaje, el guarapo en cuenco de totuma, el bejuco, los velorios, la liturgia, el mercado, las cruces en las trochas y la exuberante vegetación al pie de las casas de bahareque. Los relatos de nuestro viajero alemán permiten así una aproximación más detallada del país en sus entrañas, traspasa el marco centrofederal de la Constitución de 1830 y van más allá del centralismo y las autonomías regionales federalistas. Trasciende la ilusión de una República unida realmente por sus territorios y se sumergen en una realidad agreste.
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A grandes rasgos podemos señalar que la Venezuela de entonces se caracteriza por cinco hechos importantes, a saber: 1. El país vive el fomento de una autonomía política constitucional, caracterizada por un marcado carácter oligárquico-conservador, impulsador de un modelo centrofederal sustentado por la mano firme de un caudillo, Páez, y una frágil alterabilidad en el poder. 2. La crisis económica mundial impacta de manera importante la frágil economía venezolana, cuyo mercado interno, bastante pequeño, estaba sujeto a las variaciones de los precios en el exterior y sometido a la polémica Ley del 10 de abril de 1834 sobre Libertad de Contratos. 3. La sociedad se encuentra abiertamente diferenciada en clases sociales y padece el azote de revueltas militaristas y populares producto de la inconformidad con el gobierno. Es una sociedad caracterizada por una presencia indígena significativa, así como de blancos criollos, blancos europeos, mestizos, negros esclavos y extranjeros. 4. Venezuela se muestra como una república multicultural producto de la diversidad de componentes étnicos y sumergida en un proceso de reformas educativas que van más allá de las impulsadas por la Iglesia, reformas que van desde una nueva visión de la universidad, pasando por la creación de colegios de instrucción primaria, hasta el fortalecimiento de principios humanísticos expresados en obras literarias publicadas por los intelectuales de la época. 5. La República plantea un nuevo orden político-territorial el cual incluye nuevas provincias, reconocimiento del territorio, el ejercicio de la soberanía, la demarcación de límites y fronteras y una abierta política de inmigración; aspectos en los cuales hombres como Agustín Codazzi Codazzi (1793-1859) y Rafael María Baralt (18101860) jugarán un papel estelar.
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En suma, lo que Bellermann percibe a su paso por Venezuela es una nación en pleno proceso de (re)construcción. El recorrido de Bellermann por el país comprende la visita a La Guaira, Caracas, Galipán, Cumaná, Cumanacoa, Puerto Cabello, Valencia, Maracay, la Colonia Tovar, Maracaibo, Betijoque, Escuque y Mérida. En cuanto al acceso a los Andes,11 el autor entra en contacto con la ciudad de Mérida, La Punta, Ejido, Jají, Chorros de Milla, San Juan, Lagunillas, Laguna de Urao, Ejido, Tabay, Mucurubá, Mucuchíes, Apartaderos, Chachopo, Timotes, Portachuelo, La Puerta, Mendoza, Valera, Sabana Larga, Valle de Motatán, Isnotú, Sabana de Mendoza, La Pica, la Ceibita y la Ceiba, esta última caracterizada por la dinámica portuaria que conectaba el lago de Maracaibo con la Región andina. Como hemos señalado anteriormente, recorrer el territorio nacional no era un atarea fácil para la fecha, el viaje de Bellermann a los Andes venezolanos en 1844 da cuenta de lo intrincado de los caminos de la época y la cantidad de obstáculos naturales que interrumpían una verdadera interconexión entre las provincias del norte con la región andina. Como escribirá al desembarcar en el puerto de la Ceiba para acceder a la Provincia de Trujillo: El lado oscuro de esta hermosa selva [La Ceiba] era el horrible pantano que formaba el camino y por el que tuvimos que abrirnos paso penosamente durante 14 leguas. Nunca en mi vida me había imaginado que fuese posible atravesar un camino semejante, además fue un trabajo terrible, ora se quedaba pegado un animal de carga, ora un jinete, y muchas veces sólo con el mayor esfuerzo lográbamos sacarlos, en muchos lugares hubo que abrir un nuevo camino. Encima de todo teníamos que cabalgar por cada sitio pasable lo más rápido posible para poder llegar a Betijoque antes de la noche (…) En Betijoque encontramos una hospitalaria acogida (…) habíamos llegado como negros empantanados. Aquí una esclava nos lavó los pies con aguardiente a la manera criolla. (27 de octubre de 1844).12
Es de aclarar que Bellermann concebía todas las montañas sudamericanas como parte da la formación de la cordillera andina, por tanto sólo nos referiremos a los Andes venezolanos en tanto la topografía de las provincias de Mérida y Trujillo. 12 Diarios venezolanos/ 1842-1845. Ob Cit., p. 226 11
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Los testimonios de Ferdinand Konrad Bellermann como viajero europeo, revela la importancia de los caminos de herradura para los Andes y para el país en general, no sólo como rutas de acceso precarias, sino como escenarios articulados donde se desarrollaban acciones y acontecimientos humanos. En su asenso hacia Valera junto con Moritz, por ejemplo, se desprende la relación de un viaje cargado de dificultades pero también de descripciones de esta parte del país, así como de la importancia de las cabalgaduras para recorrer leguas de travesía en pos de alcanzar el destino final sin perder la vida en el intento. Escribirá Bellermann en aquel momento: Después de las chozas de Carambot el camino a Escuque se divide en dos: un camino rodea la montaña, y el otro, el más corto, pasa por encima. Elegimos este último, pero aunque el camino era bueno y nada empinado no pudimos subir la montaña con nuestros animales, que habían quedado demasiado agotados por el camino que habían hecho días antes. El señor Moritz lo fustigaba por detrás. Pero era una bestia tan impasible que ese método no ayudó y nos vimos en la necesidad de cabalgar de lado hacia abajo para alcanzar el otro camino. Allí llegamos a unas chozas desde donde vimos una hermosa vista de Valera; detrás de Valera, en la falda de la montaña, se encuentra una singular meseta (mesa) llamada Sabana Larga que le da al paisaje un sello totalmente peculiar, quiero decir le da un aspecto algo italiano. Todo el día las cumbres de las montañas estuvieron envueltas en nubes. (28 de octubre de 1844).13
Como se puede inferir, transitar por estos caminos permitía al observador analizar hechos sociales, culturales, políticos, económicos y geográficos, de una parte de la República que se encontraba en pleno proceso de fraguado, así como reconocer los tipos y uso del transporte, las maneras de relacionarse las comunidades en provincias como Mérida o Trujillo y su relación con la capital como centro nodal de poder. Un mosaico de situaciones que avanzan al paso de los arreos de mula y de los caballos herrados. En este orden de ideas, una mirada a los anuncios de la prensa de la época nos permite prever lo planteado por el autor. Sin duda, la importancia de examinar los diarios de viaje y los correlatos pictóricos de Bellermann, nos permite estudiar la historia de los Andes venezolanos más allá del asombro que causaron sus paisajes, ampliando la riqueza de sus escenarios hasta la 13
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cotidianidad de los grupos humanos diseminados en el territorio. La Venezuela republicana vista por Bellermann a doce años de su constitución, alejada del ideal de unidad bolivariano, expone la urgencia de un gobierno por construir un conocimiento confiable sobre las provincias en términos de su potencialidad real. Además justifica con creces el levantamiento de planos, la formación de itinerarios y los cuadros estadísticos llevados a cabo para la época como los presentados por Agustín Codazzi en su Resumen de la Geografía de Venezuela.14 Sin duda, es notorio cómo a pesar de los principios jurídicos y políticos de la Constitución de 1830 el país no se funda de manera real, por el contrario, es a través del trabajo sostenido, el estudio en el tiempo y el conjunto de factores geopolíticos, socioeconómicos e histórico-culturales los que forjarán tardíamente el país nacional que hoy tenemos.
Conclusiones Con esta investigación intentamos aportar al conocimiento de la historia de los Andes venezolanos un enfoque histórico-cultural donde las obras de los viajeros europeos que vinieron a Venezuela durante el siglo XIX son fundamentales, donde los testimonios de la diversidad geohistórica y socio-cultural del país son ineludibles para conocer nuestro pasado. Asimismo, buscamos reconocer a través de la obra de Ferdinand Bellermann la importancia de los manuscritos y de las imágenes como documentos históricos, los cuales permiten – circunscribiendo su mediación subjetiva – examinar aspectos sociales y culturales referentes a las comunidades andinas; registros y descripciones obtenidas producto de un recorrido por Venezuela en una etapa importante de definición dentro de un proyecto nacional en ciernes.
Fuentes consultadas: __________________El Venezolano. Caracas, Martes 12 de julio de 1842. Nº 119. Primera edición: Codazzi, Agustín. Resumen de la Geografía de Venezuela. París: Imprentah. Fournier y Comp., 1841. 14
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__________________El Venezolano. Caracas, Martes, 15 de Marzo de 1842. Nº 99 __________________Diarios
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