Los Derechos Humanos en Argentina

Características. Declaración universal de los derechos humanos. Torturas. Madres de la Plaza de Mayo

15 downloads 309 Views 120KB Size

Recommend Stories


Derechos humanos en Argentina Informe 2010
Derechos humanos en Argentina Informe 2010 Derechos humanos en Argentina Informe 2010 Derechos humanos en Argentina Informe 2010 Centro de Estudio

Derechos humanos en Argentina Informe 2008
Derechos humanos en Argentina Informe 2008 Derechos humanos en Argentina Informe 2008 Centro de Estudios Legales y Sociales Centro de Estudios Leg

Derechos humanos en la Argentina Informe 2016
Derechos humanos en la Argentina Informe 2016 Derechos humanos en la Argentina Informe 2016 Centro de Estudios Legales y Sociales grupo editorial

Story Transcript

"Los Derechos Humanos son prerrogativas que de acuerdo al derecho internacional, tiene la persona frente al Estado para impedir que éste interfiera en el ejercicio de ciertos derechos fundamentales, o para obtener del Estado la satisfacción de ciertas necesidades básicas y que son inherentes a todo ser humano por el mero hecho de ser humano." "Los Derechos Humanos son un conjunto de principios, de aceptación universal, reconocidos constitucionalmente y garantizados jurídicamente, orientados a asegurar al ser humano su dignidad como persona, en su dimensión individual y social, material y espiritual." Características de los derechos humanos Entre las características propias de los Derechos Humanos, tenemos: • Los Derechos Humanos son innatos o inherentes: Todas las personas nacemos con derechos que nos pertenecen por nuestra condición de seres humanos. • Los derechos humanos son universales: Por eso no importa la raza, el sexo, la cultura o la religión que tengamos; tampoco importa la nacionalidad o el lugar en que se viva. • Los derechos humanos son inalienables e intransferibles: La persona humana no puede, sin afectar su dignidad, renunciar a sus derechos o negociarlos. Tampoco el Estado puede disponer de los derechos de los ciudadanos. Se entiende que en situaciones extremas algunos derechos pueden ser limitados o suspendidos, pero nunca alienados (eliminados, extinguidos. • Los derechos humanos son acumulativos, imprescriptibles o irreversibles: la humanidad es cambiante, las necesidades también, por ello a través del tiempo vamos conquistando nuevos derechos, que una vez alcanzados forman parte del patrimonio de la dignidad humana. Una vez reconocidos formalmente los derechos humanos su vigencia no caduca, es decir, no vence nunca, aún superadas las situaciones coyunturales que llevaron a reivindicarlos. • Los derechos humanos son inviolables: Nadie puede atentar, lesionar o destruir los derechos humanos. • Los derechos humanos son obligatorios: Los derechos humanos imponen una obligación concreta a las personas y al Estado de respetarlos aunque no haya una ley que así lo diga. • Los derechos humanos trascienden las fronteras nacionales: Esta característica se refiere a que la comunidad internacional puede y debe intervenir cuando considere que un Estado está violando los derechos humanos de su población. • Los derechos humanos son indivisibles, interdependientes, complementarios y no jerarquizables: La negación de algún derecho en particular significa poner en peligro el conjunto de la dignidad de la persona, por lo que el disfrute de algún derecho no puede hacerse a costa de los demás.

Adoptada por la Asamblea General, resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948. Creados con el motivo de proteger la dignidad humana de cualquier acto de barbarie. La Declaración Universal de Derechos Humanos es un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción. Todos los derechos para todos 1

• Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos. • Nadie podrá ser discriminado por su sexo, raza, religión o cualquier otra condición. • Todos tenemos derecho a la vida y la libertad. • Nadie será sometido a la esclavitud ni a la servidumbre en cualquier forma. • Nadie será sometido a torturas. • Todos tenemos derecho al reconocimiento de nuestra personalidad jurídica. • Todos somos iguales ante la ley. • Todos somos libres de ejercer recursos legales contra actos que violen nuestros derechos. • Nadie podrá ser arbitrariamente detenido o desterrado. • Todos tenemos derecho a ser escuchados por un tribunal independiente. • Toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario. • Toda persona tiene derecho a la protección de su privacidad, honra y reputación. • Todos tenemos derecho a transitar libremente. • Todos tenemos derecho a solicitar asilo. • Toda persona tiene derecho a una nacionalidad. • Todos tenemos derecho a casarnos libremente y crear una familia. • Todos tenemos derecho a la propiedad individual y colectiva. • Todos tenemos libertad de conciencia y religión. • Todos tenemos libertad de expresión, derecho de estar informados y comunicados. • Todos tenemos derecho de reunirnos y organizarnos. • Todos tenemos derecho a la participación política y social. • Todos tenemos derecho a la seguridad social. • Todos tenemos derecho al trabajo, a un salario justo y a fundar sindicatos. • Toda persona tiene derecho al descanso, al tiempo libre y a las vacaciones. • Todos tenemos derecho a la asistencia social (salud, vivienda, servicio publico). • Todos tenemos derecho a la educación. • Todo pueblo tiene derecho a crear y disfrutar su propia cultura. • Todos tenemos derecho a un justo orden social e internacional. • Todos tenemos deberes con respecto a la comunidad. • Nadie podrá suprimir ninguno de los derechos. Desapariciones Denunciadas ante la CONADEP 8.960 desapariciones Después de terminada la labor de la CONADEP (Comisión Nacional sobre Desaparición de Peronas) se han agregado más de 800 denuncias sobre desapariciones, la mayoría de ellas a partir de la ley 24321, que otorga un beneficio a los desaparecidos. Esta cifra no refleja la cantidad total de víctimas, pues hay muchos familiares que no están de acuerdo con el cobro de este beneficio y el Ministerio del Interior, órgano de aplicación del mismo, no ha realizado ninguna campaña de difusión para que los familiares se acerquen a solicitarlo.

Estimadas por los Organismos de DDHH 30.000 desapariciones. Después de un acto realizado en Mar del Plata con motivo del aniversario del Golpe del 24 de Marzo de 1976, en el cual se proyectaron las fotografías de 260 desaparecidos recopiladas a lo largo de 20 años, se presentaron en un mes 80 familiares de desaparecidos nunca antes denunciados, los que vinieron a traer las fotografías de sus desaparecidos y a denunciarlos. Siempre se ha estimado que por distintas razones (miedo, desconocimiento, falta de medios, desacuerdo con la militancia de los desaparecidos, Vergüenza, etc.) por cada familiar que denunciaba el hecho, había dos que no lo hacían.

Las cifras de la CONADEP 2

1. Por fecha de desaparición (porcentajes) 1975 4,5 %

1976 47 %

1977 37,5%

1978 13%

1979 2,5%

2. Por Sexo. Varones: 70 % Mujeres: 30 % 3. Lugar de secuestro. En el propio domicilio: 62 % En la vía pública: 24,6%. 4. Edad. De 21 a 25 años: 32,6 % De 26 a 30 años: 25,9 % De 31 a 35 años: 12,26 % De 16 a 20 años: 10,61 % 5. Ocupación. Obreros: 30,2 % Estudiantes: 21 % Empleados: 18 % Profesionales: 11%. Casos resueltos. La verdad acerca de dónde, cuándo, cómo, porqué y quién decidió el destino de los desaparecidos. Entrega del cadáver EAF − Equipo de Antropología Forense 20 Casos

Estado Ningún caso

Investigación propia y/o por datos proporcionados por familiares.

Justicia 20 casos La entrega se tramitó ante la Justicia, pero a pedido de los familiares y del EAF.

Conocimiento de en qué lugar estuvo secuestrado P.E. y/o P.L. Justicia

Otros 3

Datos proporcionados por ex desaparecidos ante la CONADEP y organismos de DDHH 2293 Responsables de las desapariciones Datos proporcionados por ex desaparecidos denunciaos ante la CONADEP, pero sin especificar responsabilidad 1137

Ninguno

Ninguno

Ninguno

P.E. y/o P.L. Justicia

Otros

Ninguno

Ninguno

Ninguno

Carlos Lordkipanidse Torturaron a un bebé Secuestro, tortura y cautiverio de Carlos Lordkipanidse "Fui secuestrado en la mañana del 18 de noviembre de 1978 en la vía pública, en las calles Muñiz y Carlos Calvo de la Capital Federal, por un grupo de cuatro individuos armados y vestidos de civil, que dijeron ser de la División Toxicomanía de la Policía Federal, quienes me introdujeron en un Peugeot 504 gris, atado y encapuchado. Luego supe que poco antes de mi captura, fue secuestrada mi esposa Liliana Marcela Pelegrino, Rodolfo, nuestro pequeño hijo de 20 días de edad, y un primo de mi señora, de nombre Cristian Colombo.... "Después de un breve trayecto, ingreso a lo que más adelante identifico como la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA); allí también identifico a una de las cuatro personas que me secuestraron, apodado "Giba" o "Gerardo", quien no es otro que el capitán de corbeta Fernando Enrique Peyón... "Estoy atado a una cama metálica y me sacan la capucha, por lo que puedo ver que en habitación hay una gran cantidad de personas: además del citado Peyón, está Alfredo Astiz, apodado "Gonzalo", el capitán Jorge Eduardo Acosta, apodado "Santiago", y otros... "Soy torturado mediante la aplicación de corriente eléctrica en el estómago, por Astiz, mientras el resto del grupo permanecía observando. Dicha sesión dura aproximadamente cinco minutos... Manuel ordena a un guardia que me desvista y me ate a la cama citada, encapuchado, tras lo cual ingresan a la habitación unas tres personas que no puedo identificar, soy nuevamente torturado con picana eléctrica... ésta sesión duró aproximadamente media hora y soy continuamente interrogado acerca del paradero de un compañero de militancia, Alejandro Firpo. En un intervalo me sacan la capucha y veo ingresar a un sujeto apodado "Piraña", miembro de la Prefectura, que trae sujeto de los pies a mi hijo Rodolfo y me dice que si no colaboro estrellará la cabeza del niño contra la pared. Sigo negándome debido al hecho cierto de desconocer el paradero de Firpo y entonces "Piraña" somete a mi hijo a pasajes de corriente eléctrica hasta que ingresa a la habitación un desconocido que manifiesta "paren, paren que de verdad no sabe". Me dejan solo, atado a la cama, escuchando que en otros sitios lindantes se estaba torturando... "Durante mi permanencia en "capuchita", que duró un mes, fui bajado en dos oportunidades, siendo nuevamente torturado con picana eléctrica y golpes... En diciembre de 1978 mi esposa y yo somos alojados en "capucha", en los boxes contiguos, donde permanecimos hasta aproximadamente marzo del año siguiente. Durante dicho lapso fui nuevamente torturado mediante los mismos mecanismos... "En una oportunidad que estaba en la sala de tortura vinieron Acosta y Astiz, y en un momento determinado Astiz me dijo que él había sido el encargado de secuestrar a las monjas francesas, agregando Acosta que él había dado la orden de 'mandarlas para arriba", mencionándome también el secuestro de Arrostito, la que permaneció mucho tiempo en la ESMA y de la "suequita"...

4

"En abril de 1979 es liberada mi mujer y pocos meses después se me permite concurrir durante los fines de semana a mi domicilio, con la condición de regresar... A principio de 1981 soy liberado con la obligación de comunicarme telefónicamente con la ESMA... En septiembre de 1983 salgo del país, sin permiso de mis captores..." NIÑOS DESAPARECIDOS POR MOTIVOS POLITICOS en la República Argentina − 1976−1983 Entre los miles de desaparecidos se encuentran nuestros hijos y nuestros nietos: pequeños de corta edad o criaturas en proceso de gestación, que vieron la luz en los campos de concentración habilitados por la Dictadura Militar. Para buscar a esos niños, localizarlos y restituirlos a sus familias legítimas, a la vez que procurar Justicia para nuestros hijos −sus padres−, nació en octubre de 1977 la Asociación ABUELAS DE PLAZA DE MAYO. Ya en los albores de nuestra lucha advertimos que tanto en el secuestro de adultos como en el de niños existía un plan preconcebido. Con nuestros hijos se secuestraba el presente, en nuestros nietos intentaban arrebatarnos el futuro. Comenzamos larguísimas tareas de investigación acerca del paradero de los pequeños para rescatar ese porvenir. Es evidente que el plan metódico para hacer desaparecer a los niños consistía en mimetizarlos entre la población, anularles la identidad, y en la mayoría de los casos anotarlos como hijos propios. Los niños quedaban en manos de los represores que habían secuestrado o asesinado a sus padres. Nada ni nadie nos detuvo para buscar a los hijos de nuestros hijos. Tareas detectivescas se alternaban con diarias visitas a los Juzgados de Menores, Orfelinatos, Casa Cunas, a la vez que investigábamos las adopciones de la época. También recibíamos − y seguimos recibiendo− las denuncias que el pueblo argentino nos hace llegar, como una manera de colaborar en la tarea de ubicación de los pequeños. Este es el resultado de nuestra tarea de concientización de la comunidad. LA IDENTIDAD. Toda persona nace con una carga biológica cultural y social transmitida a través de las generaciones que la precedieron, que configuran sus características esenciales como persona. Esto hace que un ser humano sea distinto de otro, tenga raigambre que lo enlaza con su grupo social de origen y presente determinadas peculiaridades que, unidas a lo posteriormente adquirido con su madurez hacen de él un ser completo y tendiente al equilibrio. Todo lo anteriormente expuesto configura la IDENTIDAD, lo que hace a alguien tener una referencia como ser pleno frente a los otros que forman la sociedad. No existe posibilidad humana de cambiar, suplantar o suprimir la identidad sin provocar daños gravísimos en el individuo, perturbaciones propias de quien, al no tener raíces, historia familiar o social, ni nombre que lo identifique deja de ser quién es sin poder transformarse en otro. En el constante peregrinaje de las Abuelas por todo el mundo, se trata de saber si existe algún método específico para determinar la filiación de un niño en ausencia de sus padres. Muchos fueron los centros científicos que consultamos, hasta que finalmente en EEUU el Dr. Fred Allen del Blood Center de New York y la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia de Washington, nos posibilitaron realizar esos estudios. Gracias a ellos se encontró un método que permite llegar a un porcentaje del 99,9 % de probabilidad mediante análisis específicos de sangre. Brindaron valioso aporte la Dra. Mary Claire King y el Dr. Cristian Orrego de la Universidad de Berkeley − Estados Unidos. El resultado de ese estudio se llama "Índice de Abuelidad" en referencia a nuestro pedido.

5

Esta larga y dolorosa lucha, como también el aporte de la Ciencia, ha dado como fruto la localización de 56 niños. 31 Niños restituidos 7 Niños muertos: dos (2) cuyos restos fueron identificados; cuatro (4) asesinados en el vientre de su madre; uno (1) murió en el Hospital por negligencias de los profesionales que lo atendieron. 13 Niños localizados comparten su familia legítima con la de crianza. 6 Niños cuyos casos se encuentran en la Justicia con trámites avanzados BANCO NACIONAL DE DATOS GENETICOS. Se elaboro, en conjunto con varios organismos gubernamentales, un Proyecto de Ley referido a un Banco Nacional de Datos Genéticos de familiares de niños desaparecidos. Este proyecto fue presentado con carácter de prioridad ante el Parlamento por el Presidente de la Nación. Fue impulsado activamente por Las Abuelas de Plaza de Mayo y convertido en Ley Nacional nº 23.511 en mayo de 1987. Su reglamentación fue sancionada en 1989. Esta Ley permite dejar establecidas las condiciones prácticas que posibiliten la identificación de sus nietos, aunque ellas ya hayan muerto. Como es imposible saber cuándo será localizado, en algunos casos serán los niños, ya adultos, los que encontrarán la verdadera historia acerca de su origen. Este Banco tendrá como función el almacenamiento y la conservación de la muestra de sangre de cada uno de los miembros de los grupos familiares, a fin de posibilitar la realización de los estudios que se desarrollen en el futuro. Teniendo en cuenta la expectativa de vida actual en la Argentina, este Banco Nacional de Datos Genéticos deberá funcionar, por lo menos hasta el año 2.050. ASPECTO JURIDICO Reiteradamente el Equipo Jurídico de la Institución ha sostenido, en sus presentaciones, que la sustracción y el ocultamiento de los menores nacidos en cautiverio y de aquellos que desaparecieron ya nacidos, es parte de un plan sistemático que incluyó: los asesinatos, las torturas, las desapariciones forzadas de adultos, el robo y otros delitos ejecutados por integrantes de las fuerzas de represión, seguridad, policiales, penitenciarias, etc. junto con las Fuerzas Armadas. En los juicios que se han llevado a cabo por violaciones a los Derechos Humanos a las Juntas Militares, a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, etc. los jueces que intervinieron (por lo general Cámaras Federales de Apelación), llegaron a la conclusión que la sustracción de menores no obedecía a un plan sistemático de las autoridades que habían usurpado el poder, el 24 de marzo de 1976. Ha quedado fehacientemente acreditado, a través de numerosos testimonios brindados ante la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP), y en causas judiciales que existieron centros clandestinos de detención de mujeres embarazadas desaparecidas que funcionaron como verdaderas maternidades (Escuela de Mecánica de la Armada, por ejemplo) hacia donde eran trasladadas embarazadas desaparecidas desde distintos puntos del país para dar a luz. Hay grandes resistencias en muchos miembros del Poder Judicial que no entienden que nuestros nietos son VICTIMAS DE NUMEROSOS DELITOS, aunque ahora se encuentren viviendo con los apropiadores en una "buena y óptima condición económico −social". Estas resistencias no solo dilatan el acto de la restitución, sino que en muchos casos, lo impiden en su totalidad.

6

Se dieron muchos casos en los que se localizaban a nuestros nietos y desaparecían nuevamente.. Creemos que el Derecho y la Justicia no pueden caminar al margen de una realidad tan dolorosa como es el tema de los niños desaparecidos y nacidos en cautiverio. Es necesario que incorporen el problema de manera tal que los beneficios de la reforma s alcancen a los niños victimas de estos delitos, y a la comunidad infanto juvenil en su conjuntos. Nuestros psicólogos dicen que de todas las palabras que el niño oye, hay una que va a tener importancia fundamental: su nombre. Ya al nacer, el nombre contribuye de una manera decisiva a la estructuración de las imágenes del cuerpo. Su nombre es la primera y última palabra en relación con su vida para él y con otros. Nombre que es deseo y ley. Es historia y lugar para el sujeto. Por ello la gravedad que revista privar del nombre y sustituirlo por otro. Mantener algo clandestino, ocultándolo para que otros no sepan de ello, es siniestro. Y lo siniestro es una variedad de lo terrorífico que se remonta a lo antiguo, a lo familiar. Remite a lo que se denomina "el secreto de familia. Los ejecutores de lo siniestro, los que mantienen el secreto son, en cierta forma, insensibles a los efectos de lo horrendo. Ellos mismos son lo siniestro sobre todo si logran la impunidad que pretenden. Entender que las consecuencias del secuestro de niños afecta a la sociedad en su conjunto, la que particularmente en su sector infantil ha visto destruir sus sistema de resguardo y protección que el Estado tiene el deber de brindarle para un desarrollo sano y armónico. La desaparición de un solo niño por parte del Estado determina una fractura en las estructuras de seguridad que la niñez requiere. . Cada niño adoptado de buena fe durante estos años de terror sabrá que su origen e historia personal no están marcadas por el accionar represivo. Desde la perspectiva ética de frene hacia el futuro, en el fortalecimiento de la convivencia ciudadana y la plena vigencia de los Derechos Humanos y en particular de la infancia, la Restitución constituye la devolución de la sociedad a sí misma como Defensa de la Vida, Búsqueda de la Verdad y cumplimiento de Justicia Plena. Hijos por la identidad y la justicia, contra el olvido y el silencio H.I.J.O.S. es una organización de derechos humanos que agrupa a los hijos de desaparecidos y perseguidos políticos de la última dictadura militar Argentina. Esta organización surge de la necesidad de sus miembros de pelear contra la impunidad que, con el apoyo de su aparato jurídico, el gobierno argentino ha dado a los responsables del genocidio perpetrado en nuestro país en la década de los 70, que tiene en su haber más de 30.000 desaparecidos. Surge también por la necesidad de sus miembros de reconstruir la historia que ha llevado a nuestros padres a ser víctimas aquel gobierno de facto, como también a reivindicar el espíritu de lucha que ha hecho de ellos perseguidos y víctimas de la última dictadura militar. Cómo surgió El 3 de noviembre de 1994, un grupo de ex alumnos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de la Plata realizó un homenaje a los muertos y desaparecidos de esa facultad. La jornada se llamo "Recuerdo, memoria y compromiso". Con infinita paciencia, lograron ubicar a los hijos y familiares de los compañeros homenajeados, que se encontraban regados por todo el país. A este primer encuentro le sucedieron los asados y las charlas, hasta que en semana santa de 1995 el Taller Julio Cortazar, organizó un campamento. Al principio sólo se buscaba estar juntos, conocerse y compartir experiencias. Pero surgió la necesidad de hacer algo, de hacer algo en función de la injusticia que supone que todos los asesinos y sus cómplices estén en libertad. Entonces, nació la idea de la agrupación y su nombre: "Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio"; nombre que resume los puntos principales de la agrupación: la exigencia de justicia, la necesidad de reconstruir la historia personal, rescatar el espíritu de lucha de nuestros padres y la búsqueda de nuestros hermanos robados y privados de su identidad. 7

En abril de 1995 aparece Scilingo, militar que confesó públicamente lo que ya las víctimas de la dictadura habían dicho años atrás. Esto produjo una gran conmoción en Argentina, HIJOS comenzó a aparecer en la prensa y en la televisión para presentar su posición. La gente los vio en la televisión, otros hijos los vieron en la televisión. Comenzaron a ser más y más integrantes. Cuando cumplieron un año, el 14 de abril de 1995, ya eran más de 600 los que se movilizaban por todo el país exigiendo justicia. Quiénes son Son hijos de exiliados, de ex−presos políticos, de asesinados, de muertos en combate, de desaparecidos, de exilados internos (que no se fueron, pero han estado escondidos). Son todos aquellos que han sido afectados por el terrorismo de estado. Son hijos que fueron arrancados de sus padres y apropiados por otras familias. Son gente muy heterogénea, hay hijos de 16 años y de 45 años, hay gente que tiene toda una vida de militancia y otros que apenas están cursando la secundaria; unos tienen una idea sobre las cosas y otros piensan todo lo contrario. Todos tienen un pasado en común, todos son hermanos en el dolor. Qué buscan Todo el trabajo de Hijos se base en los siguientes lineamientos: Exigen la reconstrucción histórica individual y colectiva: para que cada uno pueda reconstruir su historia, saber quién es, quiénes fueron sus padres, de dónde vienen. Exigen la restitución de sus hermanos apropiados durante la dictadura militar: porque esto tiene que ver con la identidad, y estos chicos son los más afectados. Reivindicamos el espíritu de lucha de los padres: porque ellos querían cambiar la sociedad, querían que las cosas fueran diferentes y por eso se los llevaron. Trabajan para lograr, a través de la condena social, una condena legal que dé cárcel a los asesinos responsables del genocidio: porque no estan de acuerdo con las leyes y el decreto que dejó a todos en libertad, porque un país nunca podrá estar en paz hasta que se castigue a los culpables y se demuestre que desaparecer, matar y torturar personas son los peores crímenes que se pueden cometer. Rechazamos la teoría de los dos demonios: porque lo que se cometió no fueron "excesos" en una guerra, sino que fue un genocidio orientado a matar a toda persona que buscara un cambio en esta sociedad. Trabajan para lograr juntarse todos: para llegar hasta cada uno de los que están en una misma situación y que conozcan de su trabajo y tengan la posibilidad de acompañarlos. Las embarazadas de la ESMA La masiva represión que desencadenó la Junta Militar contra los militantes populares hizo que entre los que cayeron como víctimas de ella se encontraran muchas compañeras en estado de gravidez. Fuimos testigos del destino de un grupo de mujeres encintas, cuyos nombres adjuntamos. A nuestra llegada a la ESMA, en "Capucha", tiradas en colchonetas en el suelo, había mujeres esperando el nacimiento de sus hijos. Algunas provenían de otras fuerzas (Aeronáutica, Policía Federal, Ejército de Córdoba, Marina de Mar del Plata). Otras eran propias de la ESMA. No se salvaron de la tortura pese a su estado. Las huellas podían verse en sus cuerpos. Al principio, cuando faltaban pocos días para el alumbramiento, eran llevadas a una pieza con ventanas herméticamente cerradas. Recién entonces se les sacaban los grilletes, aunque debían volver a ponérselos cada vez que iban al baño. Eran atendidas 8

por un médico del Hospital Naval, un enfermero de la ESMA, y ayudadas por otras prisioneras. En una oportunidad en que fue necesario practicar una cesárea, una prisionera fue llevada al Hospital Naval y devuelta inmediatamente después del alumbramiento. Una vez nacida la criatura la madre era "invitada" a escribir una carta a sus familiares, a los que supuestamente les llevarían el niño. Inmediatamente la secuestrada era "trasladada", mientras el pequeño quedaba en la habitación atendido por otra embarazada. Luego se lo llevaban. El Contralmirante Chamorro acompañaba personalmente a los visitantes −generalmente altos mandos de la Marina− para mostrar el lugar donde estaban alojadas las prisioneras embarazadas, jactándose de la "Sard " (es la maternidad más conocida de Buenos Aires) que tenía instalada en ese campo de prisioneros. Qué ocurría realmente con la madre y el hijo? Desde que la embarazada llegaba su destino estaba decidido. El de ambos. Para la madre: el "traslado". Para el hijo: la duda. En ningún caso podía ser entregado a los familiares, ya que se constituiría en una prueba viviente del destino corrido por la madre. Por comentarios, supimos que en el Hospital Naval había una lista de matrimonios de marinos que no podían tener hijos y que estarían dispuestos a adoptar hijos de desaparecidos o de prisioneras muertas. A cargo de esta lista estaba una ginecóloga que se desempeñaba en ese Hospital. Sabido esto, no es difícil pensar cuál puede haber sido la suerte corrida por los niños nacidos en la ESMA. Sí existe la certeza de que los niños no eran entregados a sus familias. Afirmamos esto a partir de la sorpresa manifestada por el Teniente de Navío Dunda ("Jerónimo", "Palito"), cuñado de la prisionera María Pérez de Dunda que, secuestrada por la Fuerza Aérea, había alumbrado en la "maternidad" de la ESMA. Su sobrina nunca llegó a la familia Dunda. Dónde está?. Las mujeres que hemos tenido hijos sabemos con cuánta ansiedad esperamos el día de su nacimiento. El tiempo se hace interminable. Los días no pasan nunca. La "dulce espera" en la ESMA era totalmente diferente. Las embarazadas sabían que sus hijos les pertenecían mientras estaban en sus vientres. A partir del parto les serían arrancados. Las escenas de separación son indescriptibles. La madre sería conducida a la muerte. El hijo quedaba en manos de sus asesinos. Nosotras, con dolor, afirmamos que esas mujeres fueron muertas casi con certeza. Los traslados significaban eso: la muerte. Pero los niños están vivos. (...) El oficial que estaba a cargo del tratamiento de las embarazadas era el Prefecto Favre. También era él quien se llevaba a los niños. El médico ginecólogo que atendió los partos era el Doctor Magnacco, que trabajaba en el Hospital Naval (cuyo jefe de del servicio de Ginecología también estuvo en la ESMA: él fue quien practicó la cesárea a la compañera Susana en enero de 1978). Extraído de "Esma, 'Trasladados', testimonio de tres liberadas. Octubre de 1979". Ana María Martí, María Alicia Milia de Pirles y Sara Solarz de Osatinky. Ediciones Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Buenos Aires, 1995. Carta a un doctor de la ESMA Doctor, he pasado media vida tratando de imaginar cómo sería el hombre que atendió el parto de mi mamá en la ESMA. Cómo serían esas manos que cortaron el cordón umbilical de mi único hermano. Cómo sería el rostro de aquél que tuvo el cinismo de decirle a mi mamá, detenida−desaparecida, que "se había portado muy bien" durante el alumbramiento de su hijo en un campo de concentración. Doctor, hoy ya no tengo que imaginarlo. Lo he visto, Doctor, y ejerciendo su profesión. Y me permito decirle, Doctor, que usted deshonra tan noble profesión. Usted hizo un juramento en defensa de la vida y lo rompió, porque se dedicó a robar vidas. Usted participó del alumbramiento de muchos niños para quienes nacer era sinónimo de desaparecer. La panza tibia de la mamá era su único refugio, aunque a veces recibieran hasta allí dentro las descargas de la picana. Al cortar el cordón umbilical, usted daba cumplimiento a la primera etapa de un secuestro planificado fríamente. Después, quizás, se le permitía 9

a la detenida amamantar a su hijo unos días. Seguramente había que dotar a esos bebés de los anticuerpos que se transmiten a través de la leche, porque sus futuros apropiadores querrían niños fuertes y sanos. Luego, madre e hijo eran separados. Algún matrimonio ligado a la Marina y anotado en lista de espera, recibiría esa noche el hijo ajeno para empezar a mentirle. Usted, Doctor, es el primer culpable de estos crímenes. Yo lo acuso, Doctor, de ser indigno de este título. Lo acuso de partícipe necesario del secuestro y la apropiación de mi hermano nacido en la ESMA, cuyo parto usted atendió el 15 de noviembre del ´78, al mediodía, en el subsuelo del Casino de Oficiales. Mi hermano, que ese día recibió de mi mamá el nombre Rodolfo, aunque ustedes se negaron a su pedido de inscribirlo como la ley ordena. ¿Acaso colaboró usted en el falseamiento de su partida de nacimiento, cambiando su nombre, el de sus padres, su cumpleaños? No es ésta una pregunta retórica. No. Se lo pregunto ahora y exijo una respuesta. ¿Sabe usted dónde está mi hermano? ¿Bajo qué apellido lo ocultan? ¿Quiénes son sus apropiadores, que lo mantienen secuestrado en una gran mentira, que necesitan engañarlo para retenerlo a su lado? Le exijo una respuesta desde el derecho que me da mi dolor, mis años de búsqueda, el intenso amor que siento por mi hermano y por mis padres. Doctor, aprecie la oportunidad que le estoy dando de reparar el mal del que usted también es responsable. Confiese, Doctor, todo lo que sabe. Y no me diga que no se acuerda, porque quiero creer que usted tiene una pizquita de ética que le impide olvidar el rostro de mi mamá, el rostro de Liliana, el rostro de María José y tantos otros. Y aunque usted no tenga una conciencia que lo atormente y le impida olvidar, confiese dónde está archivada esa información, porque ustedes los genocidas los enterraban como NN, pero no detenían NN. Sabían muy bien quiénes eran sus prisioneros. Le estoy dando una oportunidad. El daño hecho es irreparable. Los 18 años de vida en familia, rodeado de verdad, que le robaron a mi hermano, nadie puede devolvérselos. Pero usted puede evitar que esta situación se prolongue o se eternice. Le exijo que recuerde y le doy la oportunidad de contarlo. Pienso en el hermano que no conozco todavía. Él lleva en su cuerpo una marca indeleble de haber pasado por sus manos: su ombligo, Doctor, la cicatriz del cordón que lo unía a nuestra mamá y que usted cortó. Hoy, otras mujeres y otros bebés pasan por sus manos, ignorantes del pasado que esas manos tienen. Pero a partir de ahora, su pasado es público y usted queda convertido en símbolo de los médicos que no cumplieron su juramento hipocrático, decidiendo las vidas de sus obligados pacientes. Tiene la oportunidad de ser algo mejor que eso ante el pueblo argentino. Respóndame y ponga fin a tanta mentira y tanta incertidumbre. Sé que usted puede hacerlo. Los jóvenes que usted trajo al mundo en la ESMA necesitan su respuesta para poder construir un futuro basado en la verdad y el reencuentro con sus orígenes y su familia. Mariana Eva Pérez (19 años), hija de José Manuel Pérez Rojo y de Patricia Julia Roisinblit, desaparecidos el 6/10/78, ella embarazada de 8 meses Era partero de desaparecidas en la ESMA. (Clarín jueves 19 de diciembre 1994). " Es capitán de fragata retirado. Actualmente ejerce en el Hospital Naval y en el Sanatorio Mitre. Habría sido responsable, durante dos años, de los partos de las detenidas en el centro clandestino de la Armada. Se trata del médico Jorge Luis Magnaco, con matrícula 30357 y egresado de la Universidad de Buenos Aires. Anoche, en el programa televisivo Investigación X que conduce Néstor Ibarra, Magnaco no negó su participación en la ESMA y derivó casi con amabilidad cualquier consulta. "No niego ninguna 10

información, pero eso es una tratativa que tiene que hacer en la Armada", dijo Magnaco. El médico fue abordado por la producción del programa al llegar a su domicilio, tras dos meses de investigación con la colaboración de Abuelas de Plaza de Mayo.. La búsqueda también incluyó una visita fraguada al Sanatorio Mitre, donde Magnaco ejerce en la guardia de obstetricia, con una cámara oculta. Estas imágenes permitieron que Magnaco fuera reconocido por sobrevivientes de la ESMA. En el programa emitido ayer, el marino Adolfo Scilingo confirmó que Magnaco era el ginecólogo de la ESMA, al que consideró un "duro" y también lo reconoció en las imágenes televisivas. Magnaco, beneficiado por la ley de punto final, está acusado de haber sido responsable de los partos en la ESMA. Como tal, figura en los legajos 704 y 3479 de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) y en los testimonios WR11, WR17 y WR46 que sobrevivientes de la ESMA brindaron ante el Centro de Derechos Humanos que Naciones Unidas tiene en Ginebra. Según esas declaraciones, Magnaco atendió los partos de Patricia Roisinblit, María Marta Vázquez Ocampo, Alicia Elena Alfonsín Cabandié, Liliana Carmen Pereira y Cecilia Viñas, todas detenidas en la ESMA. Ni ellas ni sus hijos volvieron a aparecer y solo en el caso de Liliana Pereira, sus familiares pudieron recuperar sus restos, tras una exhumación realizada en Mar del Plata en tumbas NN. De acuerdo con los datos de Abuelas de Plaza de Mayo, hasta ahora se pudieron detectar 18 nacimientos en ese centro clandestino de detención de la Armada, durante la dictadura bajo el mando del contralmirante Rubén Chamorro Bronca cuando ríen satisfechos al haber comprado sus derechos. Bronca cuando se hacen moralistas y entran a correr a los artistas. Bronca cuando a plena luz del día sacan a pasear su hipocresía Bronca de la brava, de la mía Bronca que se puede recitar Para los que toman lo que es nuestro con el guante de disimular para el que maneja los piolines de la marioneta universal Para el que ha marcado las barajas y recibe siempre la mejor, con el as de espadas nos domina y con el de bastos te entra a dar y dar y dar 11

¡Marcha! Un, dos..... No puedo ver tanta mentira organizada sin responder la vos ronca mi bronca Bronca porque matan con descaro pero nunca nada queda claro Bronca porque roba el asaltante pero también roba el comerciante Bronca porque esta prohibido todo hasta lo que haré de cualquier modo Bronca porque no se paga fianza si nos encarcelan la esperanza Los que mandan tienen este mundo repodrido y dividido en dos culpa de su afán de conquistarse por la fuerza o por la explotación Bronca pues entonces cuando quieren que me corte el pelo sin razón es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador Bronca sin fusiles y sin bombas Bronca con los dos dedos en V Bronca que también es esperanza Marcha de la bronca y de la fe. Letra y música: Miguel Cantilo Historia de las Madres de Plaza de Mayo Conferencia pronunciada el 6 de julio de 1988 por Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo 12

Como ustedes saben, las desapariciones comenzaron en el '74 y en el '75 con las AAA; nosotros tenemos algo así como 600 casos de esa época. Y en el '76, cuando se instala la dictadura, comienzan a ser tremendamente mayores, y ya las madres de estos desaparecidos −de los primeros− habían comenzado a moverse: Ministerio del Interior, Policía, la Iglesia −por supuesto−, partidos políticos, o algunos políticos a los que se los iba a ver. Había algunos organismos: la Liga que es un organismo que tiene muchísimos años; la Asamblea, que se había formado en el '76 o '75; Familiares, a los que también acudían las Madres. Cuando la Dictadura se instala −como dije antes− en el '76, había desgraciadamente más madres, porque había más desaparecidos; y nosotras golpeábamos, todas, las mismas puertas. Todos ustedes saben que ahí nos conocimos; algunas en el Ministerio del Interior, algunas en la Policía, algunas en la calle, algunas en la desesperación de ir a la cárcel a ver si estaban ahí. Y a la Iglesia. Y un día, estando en la iglesia, en la iglesia de los asesinos, en la iglesia Stella Maris, que es la iglesia de la Marina, donde íbamos a ver a Gracelli, Azucena (Villaflor de Vincenti) dijo que ya basta, que no se podía más estar ahí, que ya no conseguíamos nada, que por qué no íbamos a la Plaza y hacíamos una carta para pedir audiencia, y que nos dijeran qué había pasado con nuestros hijos. Y así fuimos por primera vez un sábado. Nos dimos cuenta que no nos veía nadie, que no tenía ningún sentido. Era un 30 de abril. Decidimos volver a la otra semana un viernes. Y a la otra semana decidimos ir el jueves. Mucha gente se pregunta por qué habiendo otros organismos las madres fuimos a la Plaza, y por qué nos sentimos tan bien en la Plaza. Y esto es una cosa que la pensamos ahora, no la pensamos ese día; y cuánto más hablo con otra gente que sabe más que nosotros, más nos damos cuenta por qué se crearon las Madres. Y nos creamos porque en los otros organismos no nos sentíamos bien cerca; había siempre un escritorio de por medio, había siempre una cosa más burocrática. Y en la Plaza éramos todas iguales. Ese "¿qué te pasó?", "¿Cómo fue?". Éramos una igual a la otra; a todas nos habían llevado los hijos, a todas nos pasaba lo mismo, habíamos ido a los mismos lugares. Y era como que no había ningún tipo de diferencia ni ningún tipo de distanciamiento. Por eso es que nos sentíamos bien. Por eso es que la Plaza agrupó. Por eso es que la Plaza consolidó. Cuando nos dimos cuenta que íbamos avisándonos unas a las otras que los jueves a las tres y media nos reuníamos en esa Plaza, en un banco, no caminábamos, no marchábamos. Algunas íbamos un rato antes, las que vivíamos más lejos, porque ese sentirnos bien... Ustedes saben que en esa época éramos despreciadas, las familias nuestras pasaron a ser las familias de los "terroristas", se nos cerraban las puertas, así que era poca la gente con la que una podía conversar. Pero con las madres éramos todas iguales, nos pasaba lo mismo, veíamos la misma gente. Y esto que fuimos descubriendo a partir de conversar con tanta gente, nos muestra ahora cómo ese sentirnos igual es tan importante. Sentirse igual. E1 tema de cómo fuimos creciendo. Tomamos la decisión de que algunas madres fueran al Departamento de Policía, otras al Ministerio del Interior, otras casa por casa, a convocar a que las madres vinieran a la Plaza. Era muy difícil ir al Departamento de Policía y sentarse, cuando una veía una madre que lloraba o que estaba muy mal, convocarla, pero se hacía. Ir casa por casa también era una cosa muy difícil, porque ese casa por casa implicaba que a una la siguieran con un auto, o que llamaran a la policía a ver quién era esa mujer que venía a preguntar si había un desaparecido, o que simplemente no le abrieran las puertas, o que sintiera una madre que era otra madre la que la convocaba y nos recibiera bien. De cinco casas, tres seguro no nos abrían o no nos atendían o nos desconfiaban, pero habla dos que sí recibían nuestro mensaje. En un principio les decíamos qué nos parecía que había que hacer, a quién había que ver. Y así fue creciendo la Plaza.

13

Esos primeros encuentros también generaron las primeras acciones, que fueron absolutamente impensadas, espontáneas. La primera acción fue entregar la carta. Comunicarnos entre nosotras. Cuando la policía vio que éramos muchas, que éramos 60 o 70, en esos medios bancos que hay en la Plaza, dijo "bueno, acá no se puede, hay estado de sitio, no pueden estar acá sentadas, esto ya es una reunión, marchen, caminen", y empezó a golpear con las manos y con los palos... y la policía nos hizo caminar, nosotras no pensábamos marchar. Quiero decirles que a nosotras no nos gusta que le llamen ronda a lo que hacemos. Y yo le explicaba a unos compañeros que están por hacer un libro por qué no le queremos decir ronda y le decimos marcha. Porque la ronda es rondar sobre lo mismo, pero marchar es marchar hacia algo. Y las Madres creemos que, aunque sea en círculo, estamos marchando hacia algo. En estas primeras acciones, ese caminar, también tomándonos del brazo, aferrándonos las unas a las otras, contándonos, también fuimos solidificando nuestro pensamiento y creciendo y tomando conciencia. El tema, primero, fue que nos pedían que nos fuéramos, una vez que no salíamos de la Plaza, porque ellos querían sacarnos y nosotras no, insistimos con dar vuelta alrededor de la Pirámide; entonces un día vinieron y le pidieron el documento a una madre, y la madre se lo dio. Y ya esa madre quedaba bastante asustada porque nosotras creíamos −todavía muy ingenuas que no sabían ellos quienes éramos nosotras, entonces el que ya supieran el nombre asustaba. Otro día, otra vez. Y un tercer día, un tercer jueves, cuando le piden el documento a una decidimos dárselos todas el documento; claro, el "cana" con 300 documentos (que ya casi éramos) qué iba a hacer, no le servían para nada. Y sirvió para que, en vez de estar muy pocos minutos en la Plaza −como estábamos en ese tiempo− nos quedáramos muchísimo rato, hasta que nos dio el documento una por una de vuelta, nos identificó... Realmente fue una acción, para nosotras, primero, de unidad, de mucha unidad (porque todas o ninguna), y después también parar a la "cana" para que no nos pidiera más documentos, porque la "cana" dijo si ahora en vez de dárnoslo una nos lo dan todas ya no nos sirve más, porque era una acción intimidatoria. También hicimos acciones cuando venían personajes, como los norteamericanos −Terence Todman, Cyrus Vance. Las Madres hicimos acciones muy fuertes en ese momento, cuando nadie salía a la calle. Cuando vino Terence Todman nosotras fuimos a la Plaza −esta es una cosa que la hemos contado muchas veces, tal vez todos lo sepan; Videla mandó un emisario (no usábamos pañuelo todavía, agitábamos un pañuelo y les decíamos que teníamos los hijos desaparecidos, no había otra cosa que pudiéramos hacer, pero igual le molestábamos al gobierno, a la dictadura), un emisario que mandaba la dictadura para que nos fuéramos, y que si nos íbamos Videla nos iba a atender. Claro, eso ocasionaba que algunas madres dijeran "mejor que nos vayamos y nos atienda Videla"; y otras decíamos "no, igual no nos van a atender". Y nos quedamos agarradas entre nosotras, agarradas a una columna. Entonces mandaron milicos como para la guerra, armados, con cascos, para que nos fuéramos. Y les dijimos que no nos íbamos a ir. Entonces ellos pidieron que apunten, y cuando dijeron "apunten" nosotras les gritamos "fuego". Y ese gritarles "fuego" hizo que todos los periodistas que estaban para verlo a él −a Terence Todman− vinieran a ver quiénes eran esas mujeres −que no éramos más de 300 que habían hecho esa acción tan fuerte que sirvió para que saliéramos ya en muchos Periódicos. Cuando vino Cyrus Vance fuimos a la Plaza San Martín, cuando ponían la ofrenda floral, y también gritamos y pedimos por nuestros desaparecidos, y también hicimos que la prensa se interesara. Y de ahí hay una foto, que ha dado la vuelta al mundo, donde las Madres estamos gritando y pidiendo por nuestros desaparecidos. Dio la vuelta al mundo, pero no dio la vuelta al país, porque en el país no salió, no salió absolutamente nada, y muy poca gente se enteró. En todas estas cuestiones, en todas estas demostraciones, en todos estos actos, las Madres todavía no usábamos el pañuelo, y nos comunicábamos solamente los jueves en la Plaza, y en alguna pequeña reunión que hacíamos en un bar o a veces en el atrio de una iglesia.

14

Cuando llega el mes de octubre entre los organismos que estábamos funcionando se prepara una marcha. Los primeros días de octubre también la Iglesia preparaba su marcha a Luján con un millón de jóvenes. Y las Madres decidimos ir a las dos marchas: a la de los organismos, que era para el Día de la Madre, y a la de los primeros días de octubre, que hacía la Iglesia. Pero no sabíamos cómo identificarnos, todas no podíamos caminar tantos kilómetros, entonces cómo nos íbamos a identificar; unas iban a ir desde Luján, las otras iban a entrar en Castelar, otras en Moreno, otras en Rodríguez. Entonces empezamos a ver cómo nos identificaríamos, y una dijo "vamos a ponernos un pañuelo". "¿Un pañuelo..., y de qué color?, porque tiene que ser del mismo color". "Y bueno, blanco". "Y, che, y si nos ponemos un pañal de nuestros hijos" (que todas tengamos esa cosa de recuerdo, que una guarda). Y, bueno, el primer día, en esa marcha a Luján, usamos el pañuelo blanco que no era otra cosa, nada más ni nada menos, que un pañal de nuestros hijos. Y así nos encontramos, porque ese pañuelo blanco nos identificaba. En el tiempo en que llegamos a Luján nos dimos cuenta que mucha gente se acordó, después de algunos días, que esas mujeres de pañuelo blanco habían sido capaces, alrededor de la plaza de Luján, de gritar y pedir −rezando, por supuesto− por los desaparecidos. O sea que todo el mundo que estuvo esa vez en Luján se enteró que había desaparecidos en el país y que las Madres, rezando, pedíamos por ellos. Fuimos luego a la marcha que hicieron los organismos, donde 300 de nosotros (gente de los organismos) fuimos presos, nos emboscaron en una calle y nos metieron en los colectivos y nos llevaron a la cárcel, a la comisaría. Y bueno, fuimos todos los organismos, entre los que llevaron presos se equivocaron y llevaron también a algunos periodistas extranjeros y a las monjas −casualmente−, y esto hizo que el mundo inmediatamente se enterara de lo que pasaba. Pero nosotras en la comisaría tampoco nos quedábamos quietas. A medida que nos identificaban y nos preguntaban quiénes éramos y nos mandaban a un lugar, decidimos rezar también en ese lugar. Pero rezábamos pidiendo para que no fueran tan asesinos los de esa comisaría, para que no torturara el comisario; o sea que mientras tanto aprovechábamos el rezo para decirles asesinos y torturadores a los que teníamos ahí adelante. Y era una acción muy fuerte, muy fuerte, pero como era dentro del rezo, del Ave María y del Padre Nuestro, como hay tanto respeto, y los milicos se la pasan haciéndose la señal de la cruz cuando entran y salen de las comisarías, no podían decimos nada, porque entre Padre Nuestro y Ave María los acusábamos de asesinos. Llegó la época de las solicitadas. Hicimos una solicitada junto con Familiares. Y luego una solicitada de las Madres, para la que trabajamos muy intensamente, juntando pesito por pesito, buscando los nombres... Y el 8 de diciembre, en la Iglesia Santa Cruz, cuando estábamos recogiendo dinero para esa solicitada, Astiz −que ya se había infiltrado entre nosotras, que entre agosto y septiembre había comenzado a ir a la Plaza diciéndonos que tenía un hermano desaparecido y dándonos el nombre y haciendo un hábeas corpus por él− provoca, señalando a nuestras compañeras, el secuestro de los familiares, de las monjas, y de dos de nuestras Madres −Mary Ponce y Esther Balestrino de Cariada−en la Iglesia Santa Cruz. Se hace ese terrible secuestro, ese terrible operativo. Y, al otro día, cuando nos encontramos nuevamente con Azucena y con las otras, que todavía no habían secuestrado, estábamos todas muy mal, muy terriblemente desesperadas, era una cosa muy tremenda, era un secuestro a nosotras mismas; era ponernos un alerta rojo muy tremendo. Pensábamos, yo decía "pero no sigamos con la solicitada, Azucena, no porque... cómo... busquemos a los que faltan". Ella me decía "mirá, ya hay gente que está haciendo hábeas corpus y cosas; los que faltan, faltan por hacer esta solicitada; los que secuestraron, los secuestraron por esta solicitada; nosotras no la podemos parar, la tenemos que seguir". Y así seguimos con la solicitada. Cuando la llevamos a La Nación, ingenuamente, la llevamos escrita a mano y no por orden alfabético. Y en La Nación dijeron "señoras, escrita a mano... así no se puede hacer, esto hay que hacerlo a máquina". No teníamos oficina, no teníamos máquina de escribir, por supuesto, no teníamos lugar para hacerla, pero conseguimos algunos empleados de un Ministerio que nos ofrecieron −si nosotras entreteníamos a dos jefes− pasar a máquina la solicitada muy rápidamente. Y así lo hicimos. Dos de nosotras entretuvimos a los jefes, y los empleados nos pasaron la solicitada. Y llevamos la solicitada a La Nación. Y salió la solicitada en La Nación. En ese día secuestraron a otra de las monjas. Y al otro día, el 10 de diciembre, en la mañana, cuando Azucena va a comprar el diario de esa solicitada que ella había gestado y que había 15

sido tan firme para decir "no, hay que seguir haciéndola", cuando va a buscar ese diario la secuestran en la esquina de su casa. Fue terrible, un golpe durísimo para nosotras. Era muy difícil pensar cómo íbamos a hacer para seguir. Era casi imposible, porque en esos días también habían secuestrado más jóvenes, más hijos nuestros, los que teníamos un desaparecido ahora teníamos dos, y algunas tres, y también a las madres, y a los familiares, y a las monjas. Pero nos habíamos dado cuenta que Azucena nos había enseñado un camino. Que en la Plaza nos sentíamos una igual a la otra, porque éramos iguales, porque nos pasaba lo mismo, porque el enemigo estaba siempre en el mismo lugar y estaba cada vez más duro, porque el enemigo nos había mandado secuestrar. Entonces resolvimos seguir en la Plaza. No fue fácil volver al otro jueves a la Plaza. No fue fácil retomar otra vez la tarea de volver a convocar a esas madres que tenían miedo de volver. De volver a insistir que la Plaza era lo único, cuando muchos decían que no había que ir a la Plaza, que éramos locas, que era un peligro, que no se fuera, porque realmente a qué íbamos a la Plaza. Pero, como les dije antes, era realmente un lugar donde nosotras nos comprendíamos y sentíamos ese encuentro que, sin damos cuenta, sentíamos con nuestros hijos. Todavía con toda la ilusión de encontrarlos, con toda la ingenuidad de que la Dictadura tal vez no fuera tan feroz −porque uno no creía que pudiera ser tanta la ferocidad, que la tortura fuera tan terrible. Yo creo que muy pocas de nosotras nos dábamos cuenta del horror de lo que estaba pasando, definitivamente. Todas teníamos esperanzas: los van a poner en la cárcel, los vamos a encontrar, en la comisaría, o en la cárcel, o en el ejército. Y cada día, cada acción que hacíamos, porque además de lo que hacíamos en la Plaza también hacíamos acciones personales: ir a los lugares de detención, a los campos de concentración. ¡Los campos de concentración no los encontró la CONADEP! Para nada. Los encontramos las madres que nos íbamos a parar en la puerta en la época en que estaban llenos de desaparecidos. ¡No fue Sábato a buscarlos ahí! Ahí fuimos nosotras; Sábato fue cuando estaban vacíos. Nosotras íbamos cuando estaban nuestros hijos. Y viene la época del Mundial, en 1978. Ese horror que para nosotras era el Mundial y que a mucha gente los ponía contentos. Se provocaban más secuestros. Se acentuaba la represión,. Se acentuaba en la Plaza. Nos llevaban presas a cada rato. Nos golpeaban. Ponían perros en la Plaza. Nosotras llevábamos un diario enroscado para cuando nos echaban los perros. Nos tiraban gases. Habíamos aprendido a llevar bicarbonato y una botellita de agua. Para poder resistir en la Plaza. Todo esto lo aprendimos ahí, en esa Plaza. Mujeres grandes, que nunca habíamos salido de la cocina, habíamos aprendido lo que habían hecho tantos jóvenes antes. Luchar por ese pedacito de Plaza, luchar por ese pedacito de cielo que significaba nada más y nada menos que esto que tenemos hoy. Y el Mundial también fue muy terrible para nosotras. Fue muy terrible porque en el Mundial se tapó, o se quiso tapar, todo lo que estaba pasando. Quiero decirles que en 1977, cuando ya se proponía lo del Mundial, a fines de año, para el mes de noviembre, Monseñor Plaza decide hacer una "noche heroica" en La Plata para demostrar que no pasaba nada y que el Mundial iba a ser una cosa hermosa y que en La Plata no pasaba nada. Y decide hacer una "noche heroica" con todos los estudiantes de las escuelas cató1icas. Que fueran convergiendo de las distintas diagonales hacia la Plaza Moreno. Y nosotras decidimos ir. Las Madres nos pusimos con el Colegio Marista. Y ahí ya usamos el pañuelo, porque había pasado la primera vez que nos lo habíamos puesto, porque en la Plaza no lo usamos tampoco enseguida, ése era un acto importante. Cuando la policía nos vio nos empezó a seguir pero ¿ como estábamos mezcladas con los maristas, los maristas estaban tan asustados que no les salían ni la palabras. Cuando vimos que la policía, cuando nos arrimábamos a la Plaza Moreno, nos empezó a rodear para aislamos del grupo, empezamos a rezar. Y como le tienen tanto miedo a Dios, nos dejaron que rezáramos. Y rezábamos Padres Nuestros y Aves Marías y Rosarios, uno atrás del otro, hasta que llegamos a la puerta de la Catedral. Y seguimos rezando con mucha fuerza en la puerta de la Catedral para poder entrar a la Catedral. Y nos instalamos en la Catedral y los jóvenes que estaban afuera vinieron a ver quiénes éramos, porque ellos no sabían. Y les empezamos a contar. Se había organizado que a las 12 de la noche iba a haber un gran acto en la Plaza de guitarreada y empanadas y festividad para ese Mundial y porque en La Plata no pasaba nada, y un grupo grande de jóvenes, que estudiaban en esas escuelas católicas, le fueron a decir a Plaza que ellos no iban a guitarrear, que no iban a cantar, 16

que no iban a comer empanadas, porque mientras había tanto dolor adentro de la Catedral ellos no iban a cantar afuera. Y cada uno se fue a su casa, las únicas que no nos fuimos nosotras. Nos quedamos solas toda la noche en la Catedral, porque los jóvenes se fueron, se fueron porque no querían cantar ni querían comer ni querían guitarrear. Esto a Plaza le costó que lo llamara Saint Jean y Sasiaín y le preguntaran: qué había pasado, cómo esas mujeres habían roto ese acto que ellos habían preparado. Y ahí también nosotras hicimos algo muy fuerte y muy duro que fue insultarlo a Monseñor Plaza dentro de la Catedral. Insultarlo porque no pidió por los desaparecidos en la misa que se hizo a las 5 de la mañana con los jóvenes que vinieron a la misa para acompañamos a nosotras. O sea que hacíamos cosas muy terribles y muy duras y nadie se enteraba, más que los que estaban ahí en ese pedacito; pero que eran multiplicadores (esos jóvenes) después al ir contando en sus casas. En el Mundial, como les digo, la represión se hizo tan fuerte que decidimos ir a las iglesias a encontramos para ver qué cosas íbamos a seguir haciendo. Y cuando nos reprimían en la Plaza, sabíamos que podíamos ir a tal o cual iglesia. Tanta fue la represión, en un momento, que hicimos como un fixture para no ir siempre a la misma iglesia porque sino la cana ya nos esperaba en la puerta. Nos apagaban las luces, nos echaban; pero también dentro de la iglesia, y por eso los curas no nos quieren. Entre Padre Nuestro y Ave María nos pasábamos que íbamos a hacer, decíamos: "Padre Nuestro que estás en los cielos, vamos tal día a tal lugar; Ave María...". Esa era la manera de pasamos, sin papel y sin nada, qué actividad íbamos a realizar. En el Mundial, como les dije, sufrimos mucho. Sufrimos la indiferencia del pueblo. Los medios de comunicación, que eran terribles. E1 ataque desde el exterior diciendo que éramos antinacionales los que hablábamos en contra del Mundial. Pero también vimos que cuando se inició el Mundial, había más periodistas extranjeros en la Plaza que en el propio Mundial. Y que Holanda, en vez de pasar el inicio del Mundial, cuando éste comenzó pasó a las Madres marchando en la Plaza. Y que también en ese año comenzaron a trabajar los grupos de apoyo, como SOLMA, yendo frente a la Embajada argentina, en Francia... Y hoy quiero decirles que están acá los dirigentes de SOLMA acompañándonos en este momento, que no han dejado de ir todos los jueves frente a la Embajada a solidarizarse con las Madres, siguen yendo todos los jueves. Hicimos nuestro primer viaje a Europa. Cuando pasó fin de año, después del Mundial, decidimos realizar un viaje a Estados Unidos y a Roma. También casi sin pensar muy bien qué significaba salir a lugares tan desconocidos para todas nosotras. También con mucho esfuerzo, con mucho miedo, sabíamos que salíamos y no sabíamos si íbamos a volver. Fuimos a Estados Unidos y a Roma. En Estados Unidos pedimos entrevistas −tal vez por inconciencia− a alto nivel; pedimos al Departamento del Estado, pedimos los legisladores, pedimos Patricia Derian. Pedimos a los personajes que conocíamos por el diario y también los que creíamos −también por esa falta de preparación política− que nos podían ayudar. Y los vimos, y nos dieron las entrevistas, y ahí comenzamos nuestra etapa de que nos apoyen fuera del país. En Italia conseguimos la entrevista con Sandro Pertini, con todos los legisladores; nos parecía mentira. El único que no nos pudo atender fue el Papa porque él está siempre muy ocupado. Pero también fuimos al Vaticano y ahí nos atendió. (...) Y qué era una conferencia de prensa... y, bueno, "al toro", como quien dice. También hicimos entrevistas con las organizaciones de base, colectivas. Y volvimos al país sin saber si íbamos a poder entrar. Pero pudimos entrar y contarle a las Madres cómo era todo esto. Pero ahí ya la represión contra las Madres fue infernal. Todos los jueves nos llevaban detenidas, y también ahí decidimos que si una iba presa, íbamos todas. No era que nos llevaban a 40 o 60 porque ellos querían, no, nosotras nos poníamos detenidas, y por eso también los demás decían que éramos locas. Pero nosotras, cuando iba 17

una Madre presa, decíamos no, si va una vamos todas. Si no cabíamos en el primer patrullero en el segundo o en el tercero. Si no nos llevaban, nos presentábamos en la comisaría: "¡señor yo quiero estar presa con todas las Madres!" No entendía nada el comisario por qué queríamos estar presas, pero juntas hacíamos muchísima fuerza. Y adentro de la comisaría también les hacíamos los grandes líos. Nos soltaban de a una, a la madrugada, pero había Madres que tenían tanta fuerza que también se quedaban fuera de la comisaría dando vueltas alrededor hasta que nos iban largando a todas. Ahí no había abogado que te defendiera, ahí no había nada; no había políticos, salíamos y solita nuestra alma. Pero, bueno, igual seguíamos teniendo fuerza y queríamos conservar la Plaza. Llegó 1979, la represión fue brutal, no podíamos ir los jueves a la Plaza porque ya era demasiada la represión, hacíamos apariciones esporádicas para no perder la Plaza, un jueves a la mañana o un viernes por la tarde, y decidimos ir todos los jueves a las iglesias, a distintas iglesias. Como vimos que algunas Madres nos perdíamos, porque como no teníamos la misma iglesia si un jueves no ibas ya a la otra no sabías, decidimos ir un mes seguido a una misma iglesia, y cada vez íbamos cambiando. Pero también decidimos formar la Asociación, porque dijimos: eso tiene que quedar, porque si la represión se hace brutal y no podemos retomar la Plaza los jueves, esto tiene que quedar en algo. Y decidimos, un pequeño grupo, formar la Asociación ante escribano público, que se llama, como se llamó siempre, Madres de Plaza de Mayo. Esto se hizo; se decidió el 14 de mayo y se formó, por estas casualidades también, en una fecha muy tremenda para todos nosotros y que tiene un gran significado para las Madres. Se firmó el 22 de agosto de 1979, que es la fecha de los fusilamientos de los compañeros de Trelew. Fue casual, pero tiene tanto que ver formar la Asociación ese mismo día. En el '79 vino la OEA, donde también teníamos grandes esperanzas. La OEA también para las Madres significó actividad, significó movimiento. Fuimos todos los días, hablamos con los de la OEA. Fue el único organismo donde entramos todas las Madres, 150 Madres; a los demás organismos só1o fueron las comisiones, nosotras pedimos entrevista para todas y entramos 150 Madres a hablar con ellos. Realmente fue importante la venida de a OEA; creíamos que iba a ser importante. Pero no pasó absolutamente nada. No pasó nada porque sirvió para blanqueo, para matar más gente, para más terror. En el '79 también se hace el Mundialito, donde ustedes saben que mandaban a los camiones, cuya nafta era entregada gratis por YPF, para que insultaran a los que estábamos en la cola de la OEA. Muñoz convocaba a la gente por la radio a que fueran a hacer la imagen del país con ese Mundialito, donde surgieron algunos de los que son famosos hoy. Y sufrimos también ese oprobio que para nosotras era que mientras muchos cantaban y gritaban, nosotras estábamos ahí, en esa cola de espera, ya que para nosotras era común hacer colas frente a tantas organizaciones, era hablar una vez más: primero hablábamos en el Ministerio del Interior, después hablábamos a la Policía, después el hábeas corpus, los jueces. Siempre hablando nosotras, y cuando vino la OEA también hablamos nosotras; por eso rechazamos a la CONADEP, porque también tuvimos que ir a hablar, o quisieron que fuésemos a hablar nosotras. Ya habíamos hablado tantas veces, y habíamos dicho tantas veces lo que nos pasaba. En el '80 decidimos retomar la Plaza. Dijimos: tenemos que ir pase lo que pase. Y volvimos a la Plaza, y la retomamos, porque tomamos desprevenida a la policía porque fuimos un jueves que ellos no pensaban, en la tarde, a la misma hora de siempre, a la tres y media. Al otro jueves pusieron policía como para la guerra, hasta en los árboles, con ametralladoras apuntando para abajo, pero igual nos quedamos. Nos golpearon, nos pusieron perros, pero igual dijimos que no podíamos dejar de ir, y que esa Plaza había que conservarla porque era la lucha, porque era el futuro, porque ahí sentíamos que sí era una manera de recuperar esto que tanto queríamos que era tener un estado de derecho o constitucional.

18

En el '80 también tuvimos nuestro primer boletín. Ya había grupos de apoyo en toda Europa. Ya se había formado el grupo de apoyo de Holanda; las mujeres de Holanda nos estaban apoyando. Nos envían el dinero para que tuviéramos nuestra primer oficina; en 1980 por primera vez tuvimos un lugar donde reunimos, porque hasta ese momento todo lo hacíamos en la calle. María del Rosario llevando a cuestas la oficina, llevando sobre su hombro los papeles, las carpetas, las cosas que hacíamos en las confiterías. Cuando nos queríamos hacer las clandestinas nos citábamos por el teléfono y a la confitería Las Violetas, por ejemplo, le decíamos Las Rosas, pero si no le decíamos bien Las Violetas, capaz que buscaban la confitería Las Rosas; para despistar a la cana, que no nos siguieran. Tuvimos esa primera oficina que era un gran sueño para las Madres. La compramos con el aporte de las mujeres de Holanda. Y también en el '80 afirmamos nuestra consigna de "Aparición con Vida". Porque cuando le dieron el Premio Nóbel a Adolfo Pérez Esquivel, Emilio Mignone había salido con él e iba diciendo por toda Europa que los desaparecidos estaban muertos. Y nosotras, que no es que somos ingenuas ni nos estábamos chupando el dedo, pero no queríamos darle esa posibilidad a la dictadura de que ya empezáramos nosotros a decir que estaban muertos cuando todavía nadie nos había dicho qué había pasado con ellos. Y como todavía nadie nos ha dicho qué pasó, seguimos pidiendo y reclamando esa consigna que es tan dura de mantener, y tan difícil de mantener, y que costó tanto que otros la tomaran como consigna llena de contenido y no de capricho. Fue el 5 de diciembre de 1980 donde las Madres sacamos un documento diciendo que la "aparición con vida" para cuestionar el sistema, que la "aparición con vida" porque no sabíamos qué había pasado con los nuestros. En 1981 sacamos, con gran esfuerzo, también, nuestro primer Poemario. Todavía no hacíamos grandes volantes, hacíamos cartulinas escritas por nosotras. En fin, hablar de volantes también era una cosa complicada; el volante estaba asociado a la desaparición, por llevar volantes se habían llevado a nuestros hijos. El volante y el boletín fueron dos cosas muy importantes para nosotras. E1 Boletín, repartirlo, que la gente se enterara; y ese volante que también hacíamos de a uno. Entonces, sacamos nuestro primer Poemario, esos poemas escritos por las Madres en momentos tan terribles de dolor, que eran todos, cada uno, una denuncia. Y también hicimos nuestra primera Marcha de la Resistencia, resistida por todos los organismos, ninguno quiso hacer la Marcha de la Resistencia. Algunos cuestionaban la palabra resistir; las Madres decíamos resistir, no hay ninguna otra cosa, qué vamos a decir. ¿Qué quiere decir resistencia? Resistir. Queremos resistir en la Plaza 24 horas a esta dictadura. Y lo hicimos. Y lo hicimos muy poquitas. En la noche, sobre todo, 70 u 80 Madres, no quedamos más. Pero fue el día en que cambiaron 3 dictadores. Fue la época de Viola, en ese día. Y también hicimos nuestro primer ayuno. Terminada la Marcha de Resistencia, tomamos la catedral de Quilmes y ayunamos 10 días un grupo pequeño de Madres apoyadas por todas las otras Madres para mostrar que la Marcha de la Resistencia y el ayuno eran eso, el querer conseguir un espacio y un gobierno constitucional que nos permitiera salir de esa noche de horror con la esperanza, todavía, de encontrar a algunos de los desaparecidos y, sobre todo, el castigo a tanto responsable que ya teníamos en nuestras listas, que ya teníamos identificados y que creíamos −también ingenuamente− que íbamos a poder condenar. En 1982, las Malvinas fueron también otro hito importante en este pueblo que de un día para el otro se olvidó... un día le dan una paliza en la Plaza, el 30, y al otro día, porque estos atorrantes y estos seres despreciables provocan una guerra, estaban aplaudiendo. Y las Madres firmes, diciendo somos solidarias con las Madres de los soldados que están en las Malvinas, pero no queremos la guerra, es otra mentira, es otro Mundial de la guerra para tapar. Y nos acusaron de antinacionales. Y en la Plaza había gente que nos decía que cómo podíamos ir a la Plaza mientras estaba la guerra. Y de ahí ese cartel: "Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también". Y nos mantuvimos firmes, diciéndole a cada uno la mentira que era la guerra. Y tuvimos que perder, y tuvimos que llorar, y tuvimos que otra vez dar tanto a nuestros hijos para darnos cuenta de cuánto criminal, de qué tremenda 19

era la dictadura. Hasta dónde nos había llegado de hondo que nos había hecho enfrentar con nuestros propios hijos, con nuestros propios hermanos, con nuestros propios compañeros de lucha, algunas veces, que no querían creer que se perdía la guerra y que no querían creer cómo eran los militares. En 1982 empiezan las multipartidarias y ahí también nuestra participación fue muy activa. Hicimos un documento. La primera reunión fue en el comité de los radicales; nos convocamos las Madres, y nos dijeron "¿pidieron entrevista?", "no". Fuimos 80 Madres, abrimos la puerta y dijimos "hola, acá estamos". ¡No podían creer los radicales que estábamos ahí metidas!, estaban espantados. Entonces, llevábamos el documento, ya las cámaras de televisión estaban preguntándose cómo estaban esas mujeres ahí, y entonces yo le dije a Vanoli: "mire doctor, estuvieron cinco años en la heladera los políticos, los que están presentes les quiero dar un documento a cada uno". Y les dimos un documento a cada uno de los políticos que estaban ahí diciendo lo que habíamos hecho las Madres. Y así, cada vez que se reunió la Multipartidaria, las Madres estuvimos presentes. Entrando, luchando, por la puerta de atrás, por la de adelante, con invitación, sin invitación. Y a todos los políticos, les quiero decir, les dijimos lo mismo: no hereden los 30.000 desaparecidos, no hereden este horror porque este horror los va a sepultar a ustedes mismos. Esa tarea incansable que tuvimos que hacer con los políticos que no querían escuchar, pero que no querían escuchar porque en parte, también, eran responsables de la desaparición de nuestros hijos. En parte también fueron los responsables porque se callaron, porque silenciaron, porque apoyaron. No nos tenemos que olvidar que los radicales fueron los que más hombres le pusieron a la dictadura. No nos tenemos que olvidar que la mayor cantidad de intendencias eran radicales en la época de la represión. No nos tenemos que olvidar que los peronistas también tuvieron su parte porque Luder, con ese decreto de exterminio, también tenía su culpa. Y por eso es que ellos no nos querían apoyar, que no les importaba heredar los desaparecidos porque era también parte de su propio trabajo anterior. Porque ellos no estaban de acuerdo para nada con que nuestros hijos se opusieran a ese plan económico que casi es el mismo de hoy; ese plan terrible de Martínez de Hoz que llevó a que desaparecieran 30.000 personas en este país. En 1983, la efervescencia de los partidos políticos hizo que las Madres tuviéramos que trabajar el triple. Entrevistas, pedidos, reclamos. Vino la elección. Ganó Alfonsín. Lo fuimos a ver. Nos recibió muy bien, muy simpático, muy norteamericano él con su sonrisa. (Yo me doy cuenta ahora de esto, no crean que ese día me di cuenta, para nada. Se los digo ahora para hacerme la agrandada. Pero ese día me creía que era simpático en serio). Y nos recibe y nos da esperanzas. Cuando asume como presidente nos vuelve a recibir, y nos dice que él creía que había desaparecidos con vida, que qué pensábamos nosotras. Nosotras le dijimos que también creíamos que había desaparecidos con vida. Y él, que los iba a buscar. ¿Y saben qué hizo para buscarlos? Le mandó un radiograma a cada uno en el Ejército para preguntarles si sabían algo de los desaparecidos. Y ellos le dijeron que no, con el descaro que los caracteriza. Esa es la manera en que los buscó. Ese año las Madres hicimos las siluetas. Esas siluetas eran la presencia de los desaparecidos en la calle. Ese año también sacamos nuestro primer afiche, donde reivindicamos la lucha de nuestros hijos; y en ese afiche decíamos que esos hijos habían luchado junto a su pueblo por la justicia, por la libertad, por la dignidad. Y también las siluetas. Y también las fotografías, que era tener a los desaparecidos en la calle para reclamarle a esos políticos que se habrán animado a heredarlos como desaparecidos que nosotras no nos íbamos a callar, no nos íbamos a conformar y que no los íbamos a dejar descansar. E1 gobierno constitucional creó esperanzas y el primer mes creó la CONADEP. También nos vinieron a ver para esa CONADEP, que nosotras rechazamos porque no era una comisión −ustedes lo saben−que habíamos elegido nosotras, no la eligió el pueblo, no la pidió el pueblo, sino que era un aparato que creó Alfonsín, que lo necesitó para ganar tiempo. Porque los organismos estábamos cohesionados, habíamos hecho muchas Marchas (por la Vida, por la Libertad) que eran enormes y era una manera −después que habíamos crecido, de buscar un solo hijo a buscar a todos los hijos, después que habíamos crecido en esto de no reclamar ya por uno sino por todos− de volver otra vez a la lucha individualista, característica muy importante de los radicales; que cada uno se ocupara de lo suyo. Y 20

muchas de las Madres, que habíamos entendido perfectamente que teníamos que ser todos o ninguno y que nosotras los buscábamos a todos, se empezaron a cuestionar si no había que ir a la CONADEP, y algunas de ellas fueron a la CONADEP pero nosotras no entregamos nuestro material, ni fuimos a la CONADEP, ni fuimos a la marcha de la CONADEP, y en nuestro documento dijimos: no le vamos a firmar un cheque en blanco a Alfonsín porque no sabemos qué va a hacer con las 50.000 páginas que tiene, porque tampoco sabemos qué hizo con todo lo que había en los tribunales, de todos los años pasados, y porque sí sabemos que confirmó a los jueces cómplices del proceso anterior para que sigan haciendo lo mismo ahora. También sabíamos que estaba ascendiendo a los militares y también sabíamos de muchas de las complicidades que se estaban tejiendo. Por eso no aceptamos a la CONADEP ni fuimos a la marcha. Fuimos las únicas que no fuimos a la marcha de la CONADEP. También ese año empezó a funcionar nuestro Frente de Apoyo y tuvimos nuestro primer periódico. Ya fuimos más ambiciosas. Ya queríamos tener nuestro pensamiento en la calle. Y un grupo de periodistas, que decidió apoyar nuestra línea, comenzó a trabajar sobre el periódico. Ya teníamos entonces el Frente de Apoyo; antes se había constituido nuestro Equipo de Asistencia Psicológica; y también comenzábamos a tener algunos abogados que se acercaban a nuestra casa, porque hasta ese momento las Madres no teníamos abogado, porque nunca creímos en lo jurídico, porque siempre nos dimos cuenta que los pueblos no pueden solucionar su lucha jurídicamente. Los pueblos, la única manera que tenemos para solucionar nuestras cosas es luchando, es movilizando, es participando, es accionando, con la lucha de la base del pueblo. Los gobiernos nos pueden hacer creer, o nos pueden decir que todos estos problemas se resuelven jurídicamente, mientras ellos nos atacan jurídicamente. Y políticamente las Madres seguimos trabajando. En el '85 los juicios, que fascinó a mucha gente, que fascinó a la gente en el exterior, que se hicieron bajo el Código de justicia Militar en tribunales civiles, que se hicieron sin el asesino en el banquillo, que se hicieron eligiendo determinada cantidad de testimonios en los que no se tocaba ninguna multinacional (no por casualidad Strassera eligió los testimonios que eligió), en ningún momento se nombró la complicidad de las multinacionales (Coca−Cola, Pepsi, Papel Ledesma, y bueno, no alcanzaría la noche para nombrarlas a todas). Y las Madres fuimos al juicio, el día que se inauguró. Cada día, después, teníamos una tarjeta para ir nosotras. Y el día que supuestamente se iban a dar las sentencias, que se pidieron grandes antes de las elecciones de diputados que hubo en el '85, en noviembre, y que 15 días después de las elecciones, ya no eran las condenas que nos habían dicho que iban a pedir. Y en el juicio, cuando se dictó la primera absolución, yo estaba presente, había discutido mucho con Strassera para ponerme el pañuelo porque no me dejaron usar el pañuelo, porque decían que no era un acto político; entonces, yo me lo sacaba y me lo ponía acá y venía Strassera y me lo hacia bajar más y cuando se iba él... hasta que me sacaron uno, pero como me había llevado varios en la pollera, me sacaban uno y sacaba otro de la pollera. Esa era la pelea, ¡sí!, porque, ¡qué tenía un pañuelo en la cabeza! Yo decía: toda esta gente que está con sombrero acá, por qué no se lo hacen sacar. Los policías estaban con la gorras. No, era el pañuelo blanco. Y yo le dije: doctor Strassera, lo que pasa es que el pañuelo blanco va a ser la única condena en este juicio. Y cuando dictó la primera absolución, me levanté y me fui del juicio. Lo que lamento es que me fui sola, porque tampoco se levantaron los compañeros de los otros organismos que yo esperaba que se levanten. Me fui sola del juicio, acompañada de muchos periodistas que me preguntaban por qué me iba, y entonces les dije que me iba porque eso era una vergüenza, porque estaban absolviendo a asesinos en la cara del pueblo y en la cara del mundo. En 1985, le pedimos una entrevista a Alfonsín, por esto de las absoluciones, todas las Madres del país. Nos dio una entrevista para el 24 de junio, que era el día de Gardel. Las Madres del país viajaron y 25 Madres fuimos a la Casa de Gobierno a las 6 de la tarde y Alfonsín dijo que no nos podía atender, porque iba al Colón a escuchar a Gardel. Claro, Gardel no le iba a pedir nada, y nosotras sí. Pero decidimos que nos íbamos a quedar, y que lo íbamos a esperar. Y así tomamos la Casa de Gobierno por 20 horas. Nos quedamos a dormir; llevamos los colchones, el té, el café, las mantas. También vinieron los periodistas. Y nos quedamos a esperar que alguien nos atendiera o que alguien nos dijera qué era esto de citar a las Madres un día especial y que ese presidente nos diera la espalda. Fue un hecho político de 21

demostración de cómo, sin ningún tipo de fuerza, sin ningún tipo de violencia, pero con mucha idea clara de qué queríamos, se podía tomar una Casa de Gobierno para reclamarle al que nos estaba gobernando qué era lo que estaba haciendo. Tuvieron que cambiar la entrada de la Casa de Gobierno a la otra mañana porque no podían entrar porque estábamos las Madres acostadas. A las 2 de la mañana le di asueto al personal porque no los íbamos a dejar limpiar, les dije que se fueran para la casa que les dábamos asueto. Y así mostramos cómo hay muchas cosas que se pueden hacer, que hay muchas cosas que se pueden cambiar cuando uno tiene claro qué quiere, a dónde va y por qué está. En 1985 hicimos esa tremenda marcha de las manos, "Dele una mano a los desaparecidos" . Y miles y miles de manos de todo el mundo se extendieron para que después las colgáramos, en la Avenida de Mayo y en la Plaza, mostrando cómo había tanta solidaridad y tanta comprensión para la tarea que hacíamos, que era pedir una mano para ellos, para nuestros hijos, para los únicos impulsores de esta lucha, para los únicos que son los que nos dan la fuerza, por lo cual tenía tanto sentido lo que estábamos haciendo. En 1986, hacemos la Marcha de los Pañuelos y hacemos campañas, porque comenzaba el Punto Final. Y el Punto Final no empezó por el Punto Final de la ley; el punto final comenzó cuando Alfonsín, en sus primeros meses de gobierno, nos empezó a mandar telegramas a las Madres de Plaza de Mayo diciendo que nuestros hijos estaban muertos en tal o cual cementerio. Y a algunas de nosotras nos mandaban cajas con restos humanos diciendo que eran nuestros hijos. Y hubo que reunirse, y hubo que llorar, y hubo que desesperarse, y hubo que tomar decisiones de rechazar las exhumaciones. Porque si aceptábamos la exhumación de esos muertos, que decían que eran muertos en enfrentamiento, si aceptábamos esa muerte sin que nadie nos dijera quién los mató, sin que nadie nos dijera quién los secuestró, sin que nadie nos dijera nada, era volverlos a asesinar. Y también fuimos el único organismo que hoy todavía sigue rechazando esa vergüenza que significa que a uno le quieran entregar un muerto, diciendo que murió en un enfrentamiento (que ya es salvar a los militares), sin saber siquiera cómo llegó a ser un muerto o un asesinado. No es fácil para una madre tomar esta decisión, para nada. Hubo muchos días de reuniones, muchos días de discusiones, por qué había que rechazar esas exhumaciones. Ese era el punto final. Que todos nosotros aceptábamos la muerte, así porque sí. El punto final era una plaquita en cada lugar diciendo "aquí estudió", "aquí trabajó". Nosotras también rechazamos eso porque sentíamos que también era el punto final. Lo único que aceptamos es que se diga: aquí, los que estamos vamos a seguir luchando igual que ellos. A nosotros no nos interesa que recuerden a los desaparecidos y que quieran a las Madres, nos interesa que acompañen a las Madres pero, por sobre todas las cosas, que imiten a los desaparecidos. Que traten de ser como ellos, que lucharon por su pueblo, para su pueblo y con su pueblo. Y también ahí se empezó a trabajar con la reparación económica. Ya vinieron los primeros sondeos, ya vimos cómo estaban haciendo los políticos que querían, por sobre todas las cosas, esto, el Punto Final: exhumación de cadáveres, reparación económica y homenajes póstumos, tres cosas que las Madres rechazamos oponiéndonos, dentro de los cementerios −como pasó en Mar del Plata− a la exhumación. Porque ese mismo juez, que era un traidor, ese mismo juez es un corrupto, ese mismo juez hoy no puede, no debe estar ocupando ese lugar, no debería estar ocupando ese lugar. Y nos costó mucho trabajo, también, oponemos a todo esto. Nos costó juicios, nos costó condenas. Y vino el Punto Final, por ley, y la Obediencia Debida, por ley. Pero como nosotras estamos luchando contra ese sistema, no aceptamos las leyes que nos quiere imponer este gobierno. Las rechazamos todos los días y a cada rato. Y como las rechazamos, estamos luchando para que se los siga condenando, para que alguna vez se le dé la cárcel que merece este horror y esta cosa tan tremenda que pasó en este país. Pero no es que queremos que no se olvide porque no queremos que olviden a nuestros hijos. No queremos que se repita. No queremos la corrupción de los políticos que nada más piensan en la interna. No queremos la corrupción de los jueces. No queremos una Suprema Corte, que va bajando cada vez más la cabeza y se va postrando cada vez más.

22

Tuvimos una lucha muy larga. Tenemos una lucha muy larga. El trabajo que hacemos las Madres es un trabajo para el futuro pero lo estamos haciendo antes y ahora en el presente. El que me presentó en esta charla decía que hay que estudiar al enemigo, hay que estudiarlo para después saber cómo combatirlo. Pero yo quiero decir que mientras uno estudia no hay que dejar de combatir. Hay que estudiar para combatirlos, pero cuando uno estudia no hay que dejar de combatir, porque el enemigo nunca descansa. Y creo que en este país pasó mucho de esto. Que mucha gente, con miedo, o creyendo que era cómplice, porque también la culpa colectiva fue lo que intentó este gobierno: "todos somos responsables, todos somos culpables". No es cierto. El pueblo no es culpable, ni es responsable. Si el pueblo tuvo miedo fue porque la dictadura lo implantó. Hay otros responsables: los que hicieron la Obediencia Debida y el Punto Final. Esos son los responsables. Que lo hicieron porque tienen que perdonarse ellos mismos; no sólo están perdonando a los militares, también hacen su propio perdón. Ellos lo necesitan, porque han sido muy responsables, muy culpables, muy cómplices. Por eso hacen la ley, no se la hacen sólo a los militares. Tenemos equipo de psicólogos −como dije antes−, tenemos abogados, periodistas, un equipo que filma todos nuestros trabajos, de video. Y también las Madres tenemos reconocimiento de nuestro pueblo, el apoyo, la comprensión, que es indispensable para nosotras para seguir, para seguir en esto que estamos. Han puesto a calles de Madrid, de Maidalea, de Almería el nombre de Madres de Plaza de Mayo. También hay en Holanda plazas que se llaman Madres de Plaza de Mayo. Hay escuelas que se llaman Madres de Plaza de Mayo. Y también va a haber una en el país que se llame Madres de Plaza de Mayo, parece que va a ser en Luján. Realmente estamos muy emocionadas con esto nosotras, que no sea sólo fuera del país donde la tarea nuestra, que es mucha, de todos los días. Y no es para nosotras el reconocimiento; en la medida que se habla de las Madres, se habla de los hijos. Si nosotras estamos en esto es porque ellos −como decimos siempre− nos parieron. Es porque ellos están en cada acción, en cada lugar. Las Madres somos un movimiento que es como una cadena, cada Madre es un eslabón; no puede decaer, no se le permite que decaiga, que afloje. También nos han dado algunos premios, "Por la Lucha", "Por la Libertad", "Por la justicia". Visitan nuestra casa, permanentemente, de todo el mundo, artistas, juristas, periodistas. Quieren hacer tesis. Parlamentarios, representantes de iglesias, mujeres de organismos de otros países de derechos humanos nos invitan. Hemos hecho muchísimos viajes a Europa, invitadas permanentemente por distintos organismos. Tenemos grupos de apoyo en Europa que nos reunimos una vez por año. Una vez por año, con estos grupos de apoyo, para ver cómo vamos a seguir trabajando. En todas partes de Europa la gente nos apoya, nos entiende. Nuestro periódico es traducido a varios idiomas, es repartido en los distintos países. Asistimos a congresos, a encuentros. Tenemos editados tres Poemarios, varios libros. Y también se realizan tesis sobre las Madres. Las tesis son a veces psicológicas, a veces sociológicas. Nos hacen muchas preguntas que, a veces, no nos habíamos hecho nosotras. Pero les quiero decir que esa Plaza que nos dio el nombre, que es la Plaza donde se gestó nuestra independencia y nuestra libertad, y que es donde se va a seguir gestando nuestra libertad, donde vamos a seguir estando. Esta tarea que tenemos es una tarea que, esperamos, se amplíe y se agrande cada día y cada hora. Es necesario que los asesinos sean condenados. Es necesario que cada uno de nosotros no sienta que está perdiendo la libertad cuando sueltan, o desprocesan −como se dice ahora en vez de decir que los perdonan o los amnistían− a uno de ellos. Nosotras pretendemos que todos los hombres y mujeres que trabajan codo a codo con nosotros sean los que hereden esta lucha, los que hereden esta tarea, los que hereden nuestra Asociación, nuestro pensamiento y nuestra manera de trabajar. Nosotras, estamos seguras, no vamos a ver el fruto de este trabajo. Tampoco trabajamos para el éxito. Tampoco trabajamos para el espacio político ni para el poder. Trabajamos convencidas de que estamos siguiendo la lucha que empezaron los que hoy no están, los 30.000, las compañeras, los hombres y mujeres que todavía hoy están en nuestras cárceles. Estamos convencidas que estamos siguiendo esa tarea, de una manera distinta tal vez, pero con los mismos objetivos. Hemos sido siempre distintas en todo; nuestro 23

accionar, en la forma de trabajar, en la forma de conducimos, en la forma de reunimos. Nuestras reuniones son distintas a todas, estoy segura; entre mate y charla las Madres hacemos nuestros documentos, las Madres hacemos todas nuestras tareas. Como hemos sido distintas en todo, también somos distintas en nuestro proyecto de futuro. Pretendemos que se organice nuestro pueblo, que se formen y solidifiquen las organizaciones de base populares, en cada barrio, en cada lugar, los trabajos colectivos, para que otra vez esa efervescencia de los años '70 se vuelva a notar en nuestro pueblo, que parece cansado, que parece derrotado, que parece deprimido, pero que cuando lo tocan salta y sale a la calle. Lo mostramos en abril de 1987, cuando nos engañaron y nos traicionaron; lo mostramos con la huelga de los docentes, esa brillante clase que nos dieron los maestros en la calle. O sea que el pueblo, cuando tiene motivos y dirigencia clara y honesta que los convoca para algo, seguramente va a salir. Pero para esto hay que estar organizado. Hay que organizarse, hay que trabajar, hay que sentir que cada uno de nosotros tiene que ser −como dice una consigna por ahí− su propio soldado, en el buen sentido de la palabra, de lo que quiere, de lo que proyecta, de lo que ambiciona para su pueblo, que es nada más que lo que ambicionamos para nosotros mismos. Nuestros hijos marcaron un camino, de liberación, de justicia social, por la cual luchaban. Todos nosotros estoy segura que queremos lo mismo. Pero, ¿qué hacemos por eso que queremos? Qué estamos dando de nosotros mismo por eso que queremos, por eso que ambicionamos? Cada mañana, cada vez que nos despertamos, las Madres pensamos en este día de trabajo al que nos convocan nuestros hijos, esos que están en la Plaza, esos que están ahí en cada uno de ustedes, esos que nos parieron a este mundo, que nos parieron a esta actitud, a esta actividad, a esto que somos hoy las Madres. Esta charla a la que hoy nos habían invitado nos puso a recordar muchas cosas de las que vimos y de las que pasamos. Había miles de anécdotas para contar, había miles de momentos para vivir con ustedes. Pero tal vez hayan algunas preguntas que ustedes quieran hacer. Yo les digo que las Madres, mientras tengamos vida, mientras tengamos un soplo de aliento, vamos a seguir luchando por la vida de nuestro pueblo. Por nuestro pueblo, para nuestro pueblo, junto a nuestro pueblo, para que alguna vez tengamos la educación popular que nos permita acceder a un gobierno popular que sea realmente el representante de lo que todos queremos, y no como ahora, que sólo estamos votando, que no nos permiten elegir. Algún día tendremos ese gobierno popular que con justicia condenará a los asesinos que tanto horror nos hicieron vivir durante estos años. Nada más. Pablo Diaz.Testimonio en La Plata ante el Dr. Schiffin, el 02−12−98 Fue secuestrado en su domicilio, en la ciudad de La Plata, el día 21 de septiembre de 1976 a las 4 de la mañana y llevado al C.C.D. "Arana". Luego fue trasladado al "Pozo de Banfield". Posteriormente fue puesto a disposición del PEN y finalmente liberado el 19 de noviembre de 1980. Es el único sobreviviente de lo que se conoce como "La Noche de los Lápices". Poder Judicial de la Nación En la ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires, a los dos días del mes de diciembre de 1998, hallándose reunida la Cámara Federal de Apelaciones del circuito, encontrándose presentes el Sr. Presidente, Dr. Leopoldo H. Schiffrin, y los Señores Jueces, Dr. Julio V. Reboredo, Carlos Alberto Nogueira y Antonio Pacilio, con la asistencia del Secretario Actuante, y dejándose expresa constancia que también se encuentran presentes el Sr. Fiscal General ante la Cámara, Dr. Julio Amancio Piaggio, el Sr. Defensor Oficial, Dr. Ricardo Alberto González y el Sr. Secretario Letrado de la Defensoría General de la Nación, Dr. Víctor Eduardo Hortel, en representación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata los Dres. Marta Vedio , Jaime Gluzman y Claudio Avalos, comparece una persona previamente citada a quien en este acto se la impone por secretaría de las penas con las que la ley castiga el falso testimonio de acuerdo al art.275 del Código Penal (conforme art.295 24

C.P.M.P.), quien seguidamente presta legal juramento a producirse con veracidad en todo lo que supiere y le fuere preguntado,. Interrogado por sus circunstancias personales manifiesta llamarse Pablo Alejandro Díaz, ser de nacionalidad argentino, de 41 años de edad, de estado civil soltero, quien se domicilia en 23 Nº 171 1ro. E de la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, acreditando su identidad mediante DNI Nº 12.991.543, haber nacido el día 26 de junio de 1957, en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, resulta ser hijo de Benito Díaz y de Eda Caracoche de Díaz. Acto seguido se entera de las generales de la ley, las que explicadas manifiesta que está comprendido. A continuación se le entera el contenido de esta causa y MANIFIESTA: Dr. SCHIFFRIN:− Señor Díaz, usted ha conocido a mucha gente que tiene habeas corpus entablado a su favor cuyo paradero se desconoce definitivamente. Entonces, lo hemos convocado para que usted, a partir de la causa Falcone, nos de los datos que recuerde. Lo primero que quiero preguntarle es en qué ocasiones declaró usted anteriormente. Sr. DIAZ.− Le puedo hacer un relato. En carácter de víctima, según consta del relato de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas− CONADEP−, fojas 85, legajo Nº 32; a fojas 1093 y 1111 de la causa 1213, a fojas 13; ídem en la causa Nº 132.737.186 del Juzgado Penal Nº 1 de la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, que fue luego incorporado al legajo a fojas 91,94 y 103. El recurso de habeas corpus es el número 42437/76 del juzgado penal Nº 7 sec.14 de La Plata. Como así también en otras causas que después puedo dar por escrito y confeccionar el acta con el secretario. No puedo comenzar mi relato con respecto a mi caso porque se entrecruza permanentemente con María Claudia Falcone. Yo soy detenido, secuestrado en mi casa el 21 de septiembre a las 4 de la mañana por un grupo de tareas dependiente de distintas fuerzas de seguridad. Estaba inspeccionando por gente dependiente de la policía de la Provincia de Buenos Aires o del Ejército Argentino. Después daré pormenorizadamente los datos de quienes fueron los responsables de entrar a la casa uno por uno. Las circunstancias en las que se da el ingreso a la casa son que estacionan tres coches en la puerta de casa, no pueden abrir el portón porque era de una contextura muy gruesa por lo que deciden tocar timbre. Mi hermano estaba durmiendo en mi pieza. Inmediatamente me despertó. Yo comprendí la situación rápidamente por los hechos que se venían sucediendo en la ciudad de La Plata a partir de fines de agosto que era el secuestro sistemático de estudiantes secundarios. Yo tenía conocimiento que a partir del 4 de septiembre habían sido secuestrados Víctor Treviño, de 17 años de edad, Fernando Gutiérrez de 17 años, Mercado, otro compañero de 17 años que eran de distintos colegios. Víctor continúa en calidad de desaparecido. Estoy hablando del año 1976. Luego por los hechos sucedidos el 17 de septiembre donde varios amigos de los distintos colegios de La Plata habían sido secuestrados por distintos operativos en sus casas. En el caso María Claudia Falcone de 16 años, Horacio Ungaro de 17 años, Francisco López Montaner de 16 años, Daniel Racero de 17 años, como así también, a partir del 17 de septiembre, otros estudiantes secundarios, Emilse Moller, Patricia Mirando. Estos hechos los charlé en su momento con mi padre, por lo cual me sentía bastante preocupado. Con otro grupo de estudiantes secundarios habíamos ido a distintas casas y los padres nos decían que no nos preocupáramos, que los chicos estaban bien, por lo cual, en determinado momento, fuimos a la comisaría a ver si podían estar detenidos legalmente. DR. SCHIFFRIN.− Eran muchachos que por un lado habían desaparecido y por otro los padres decían que estaban bien? SR. DIAZ.− Lo que pasaba era que no daban información real sobre lo sucedido. Lo único que entendimos era que algo había pasado, y los padres manejaban la situación como creían que correspondía. Tengan en cuenta que era una circunstancia muy difícil. Cuando ellos llegaron comprendí que cuando estaba sucediendo el operativo era a mí a quien venían a buscar por el hecho de que había compañeros de las escuelas secundarias que estábamos en los distintos centros de 25

estudiantes y que militábamos en la Coordinadora de Estudiantes Secundarios, ya habían sido secuestrados, por lo que comprendí que cuando llegaron era para mí. Yo le dije esto a mi hermano, le dije que me venían a buscar a mí. En ese momento baja mi hermano y les abre la puerta. Ellos entran tirando todas las cosas, y a medida que iban llegando mis hermanos, −somos una familia constituida por siete hermanos−, los hacían tirar al piso, lo mismo que a mis padres, que se encontraban en la casa en ese momento. Cuando yo estoy bajando las escaleras me señalan. Estos hombres estaban vestidos con bombachas del Ejército Argentino y camisas de civil. Tenían pasamontañas, y solo uno estaba a cara descubierta. A este luego lo identifico como jefe del operativo, el comisario Héctor Vides, que es quien me señaló y me tiró al piso inmediatamente, Cuando me tiran al piso es cuando me comienzan a preguntar por las armas. Yo les dije que no tenía nada y que por favor no le hagan nada a mi familia. Inmediatamente los hombres se dispersan por toda la casa. Estamos segundos en esa situación, creo que no alcanza a ser un minuto. Me ponen un pullover en la cabeza y se dicen entre ellos "nos vamos". Luego yo me entero por mis familiares que también habían generado un robo en mi casa. Se habían llevado todas las alhajas de mi madre y robado ropa de los distintos armarios de mis hermanos. Eso fue denunciado en la Comisaría II de la ciudad de La Plata a las 6 de la mañana. Denunciaron que habían entrado personas a secuestrarme conjuntamente con el hecho de que se había generado un robo. Luego de esto me tiran en la parte trasera de un auto. Los distintos represores se tiran arriba mío, posan sus piernas sobre mis espaldas y nos vamos. Llegamos luego a un lugar después de andar un tiempo bastante prolongado. Nosotros vivíamos en 10 entre 40 y 41, número 435 de La Plata, y llegamos a la casona de una estancia, una casa grande, sobre la cual después hago el reconocimiento posterior en la Comisión Nacional de Desaparición de Personas, reconociendo el lugar como Campo de Arana. Es un lugar que pertenece ediliciamente al Ejército Argentino, donde ahora se encuentra el Regimiento 7° de Infantería de la ciudad de La Plata. En ese momento, como les dije, era una estancia abandonada perteneciente al Ejército. Llegamos y me bajan violentamente, dejándome parado. DR. SCHIFFRIN.− Normalmente, los otros testigos, identifican a Arana con un destacamento policial preexistente. Era otro o había dos? SR. DIAZ.− No era Cuatrerismo. Era el lugar donde ahora se encuentra el Regimiento 7. Interpreto que puede haber habido un error en los otros testigos. El reconocimiento que yo hago en la Comisión Nacional de Desaparición de Personas, junto con otros testigos, era que ese lugar se había utilizado por las fuerzas conjuntas de las cuales estamos hablando., y el lugar pertenecía al Ejército Argentino. Ahora se puede llegar a corroborar, en ese lugar, el traslado del Regimiento 7 de Infantería. Los campos eran del Ejército Argentino. No hubo traslado de tierras de la Policía al Ejército Argentino. DR. SHIFFIN.− Un policía que declaró imputado no procesado informó que se trataba de un destacamento policial. El estaba como oficial de la guardia ya que era policía. A ese destacamento se lo rebautizó con el nombre de Puesto Patria. Esto lo digo para llegar a confrontar. SR. DIAZ.− Es muy importante conocer el hecho de que allí se encuentre la infantería, en este momento. Quiero destacar las distintas muertes sucedidas en el campo de Arana donde, a través de distintos testimonios, puede llegar a saberse que allí están enterradas distintas personas. Me dejaron tirado casi más de 24 horas contra la pared. Cuando ya me encontraba en un período de cansancio y las piernas me temblaban, pasaban y me golpeaban. Me pegaban en la cabeza. Me golpeaban la nariz, produciéndome distintas heridas. No querían que me tirara al piso para que no encuentre un estado de descanso. Luego de un período de 24 ó 26 horas, me sacaron y me llevaban a un cuarto donde no podía descansar. Allí soy puesto en un catre, con las manos atadas con alambres y los pies con tela. Tenía un pullover sobre el rostro. Aproximadamente entre dos personas , me desnudaron. Al acostarme apareció una tercera persona, que era la que comandaba el interrogatorio. Me preguntaban qué participación 26

había tenido en algunas organizaciones políticas secundarias, la unión de estudiantes secundarios o la juventud guevarista. También me preguntaban sobre la participación en los movimientos secundarios con respecto a los centros de estudiantes. Cuando les decía que no había tenido participación, enseguida me daban corriente eléctrica, con picana, en distintas partes del cuerpo como en los genitales y también en las heridas. Luego de la sesión, cuando no aguantaba más y gritaba, la víctima tiende a cerrar los puños por la tensión de la corriente. Ellos me decían que si tenía algo para decir con respecto al nombre del otro chico, que abriera las manos y ellos iban a parar la tortura. Inmediatamente, abría las manos, pero no podía decir nada en función de que tenía los labios quemados. Entonces ellos seguían con la picana. Seguían con la sesión. No sé si aproximadamente fueron minutos o segundos. Sin poder caminar terminaba la sesión y me llevaban arrastrándome sin vestir, sólo con el pantalón y sin ropa interior, a una pieza en la cual aproximadamente yo calculo debíamos estar cerca de 11 a 14 personas. Ahí yo inmediatamente pido agua. Uno de los chicos que estaba ahí me dice que no pida agua, porque la característica es que al tomar agua, luego de esas sesiones, el estómago se contrae, y la definición era que uno "reventaba como un sapo". Le había pasado a un compañero: le habían dado agua, y nunca más había vuelto a esa pieza, luego de una gran convulsión en su propio estómago. Hay un hecho anecdótico. Cuando era trasladado a la primera sesión de tortura, uno de los represores que me llevaba me dice que me iban a dar la máquina de la verdad. Yo pensaba, irónicamente o graciosamente, que esa máquina era como en las películas, porque uno podía llegar a tener un tensor que marcaba si uno mentía, por lo cual reclamaba que me llevaran a esa máquina. Cuando llego al cuarto y comento esto, los demás compañeros me decían que les había sucedido a todos: todos habían creído lo mismo. Los guardias se jactaban de esa máquina de la verdad. "Ustedes pidieron ", decían. Ahí me entero, porque inmediatamente empezamos a tratar de comunicarnos, quiénes estaban. Allí conozco a Walter Docters, que está en carácter de liberado. Estaba Gustavo Callotti, en carácter de liberado. Estaba Marlene Kegler Krug, que era una ciudadana alemana, que a su vez tenía nacionalidad paraguaya, estudiante de Medicina. Cuando estaba en la sesión de tortura, nosotros escuchábamos los gritos que se producían. En un momento dado hay un silencio, y los guardias empiezan a decir que "se les había quedado". Se empezaron a jactar, y decían que "la tiraran a los perros". Era generalmente el que comandaba ese campo. Otro represor dijo: "Entiérrenla en el fondo". El caso es que Marlene no volvió más. Nosotros no volvimos a escuchar los gritos de la tortura de Marlene, por lo cual pudo haber sido el destino final los fondos del propio campo. Otro de los compañeros que estaba en ese campo era Ernesto Canga, de la localidad de City Bell, un obrero de Peugeot. Estaba José María Schunk, a quien le decían "Carozo". Me había contado cuando lo secuestran de su casa, en 12 y 60. Como los del operativo fueron a otra casa, cuando se quedó solo, porque los represores, los partícipes del grupo de tareas, fueron a otra casa a buscar a otra víctima, se desató las manos que tenía atadas con una tela en su espalda, se bajó del auto y corre. Justo uno de los represores sale de la casa donde estaban haciendo el operativo y ve que él corre. Empieza a correr, se suben a los coches y él cuenta que en 12 y 60 pudo subirse al micro de la línea 6 y que cuando sube le pide al chofer que arranque, pero nunca arrancó. Suben los represores y se van hacia el fondo. Empieza a gritar, lo bajan del micro y lo vuelven a detener y lo llevan al campo de Arana. Esto me lo contó el propio José María sobre lo que le había pasado. El veía, luego de un día o dos de estar, que él ya no tenía posibilidades por haber cometido lo que él llamaba "este error". Porque se habían enfurecido muchísimo por el hecho de que se hubiera querido fugar. Las sesiones de tortura eran muy prolongadas para él. Luego me vuelven a buscar, me llevan a un cuarto donde me dicen que hay un tal coronel que me quería hacer unas preguntas. En ese momento me habían sacado el pullover y me habían puesto una venda de tela roja con la que, con las luces, cuando me enfocaban en la sala de interrogatorio podía ver figuras. Esta persona era mayor de edad, un hombre grande, vestido completamente de uniforme del ejército. Estaba sentado delante de mí. Los represores le llamaban coronel y él me interrogaba− yo parado− sobre cuál había sido mi participación en el Centro de Estudiantes. Yo le empiezo a contar. Me dice: "no, contame desde la primaria". Le hago todo el relato y en un momento me pregunta qué pensaba yo de 27

las idas a las villas miseria. Esto tiene correlación con un hecho: un día hay una inspección o lo que ellos llamaban una inspección. Nosotros estábamos todos torturados, y entran unos guardias que nos dicen: "arréglense que vienen a hacer una inspección los coroneles. Era ridículo porque no podíamos hacer nada por nuestros propios medios, pero cuando entra esta inspección, hay un ruido de movimiento de muchos hombres, siento que por la espalda me dan con un borceguí y a un hombre de voz gruesa, que era el que comandaba la inspección, le digo: señor, ¿dónde estoy? Y ellos me dicen: diríjase como coronel. Y él me dice: qué carajo tenían que hacer ustedes yendo a las villas si teníamos todo en nuestras casas. Preguntaba por qué hacíamos eso,. La característica es que esta persona se diferenciaba mucho en el lenguaje con respecto a los que permanentemente nos torturaban o eran represores directos. Era más ideológico. Tenía una característica: nos retaba porque habíamos ido a determinados barrios carenciados o nos preocupábamos por lo que socialmente no éramos y nos decía los grupos de chicos que estábamos ahí. Pero volviendo al interrogatorio, después hay una particularidad, el me dice: "Callate. A ver, traigan a fulano de tal para ver qué dice sobre Pablo. Cuando se da una serie de circunstancias, yo no pude ver si traían a alguien para preguntarle sobre mí. Y le decían que no pasa nada y que estaba en el colegio secundario. Inmediatamente lo interrumpen y dicen: "ya vamos a ver qué vamos a hacer con su vida, sigan dándole el escarmiento". Es entonces cuando me llevan a la sesión de tortura. Me sacan el pantalón, me vuelven a atar y con la particularidad que me torturaban sin preguntarme, y en un momento dado me ponen un almohadón en la boca. Siento un pinchazo tapado con el olor de la carne quemada y la modalidad es que me daban por primera vez picana en los pectorales, después me levantan violentamente y me ponen en un tacho con agua la cabeza, me la sumergen. Me arrastran a la pieza o cuarto que compartía con otro compañero. Allí me atan las manos a las espaldas y a medida que pasaban las horas tenía un gran dolor en los dedos del pie y cuando me toco me doy cuenta que sangraba porque me faltaba la uña de uno de los dedos del pie. Ellos se jactaban de que me habían aplicado la tenaza. Después, en uno de los momentos yo pedí ir al baño y cuando soy trasladado al baño, uno de los represores que me llevaba, amaga a violarme, me toca la parte de la cintura y me dice: "qué lindas tripas que tenés" y me tira contra la pared. Yo empiezo a gritar y me dice: "son todos lo mismo" y me devuelve al cuarto sin dejarme ir al baño. La particularidad era que uno se va acostumbrando a donde está y determinadas cosas a las que tiene temor en un momento determinado las va tomando con terrible normalidad y hasta se anima, luego de las sesiones de tortura, a preguntar y seguir hablando como si nada hubiera pasado. A los dos o tres días me entero de que había estado mucha gente detenida y que ese campo se caracterizaba por tortura continua y no nos dejaban ni un minuto la posibilidad de descansar. Otra de las detenidas con las que tuve la oportunidad de hablar fue con Angela López Martín, que era profesora de geografía del Colegio Nacional y nosotros tal vez nos recostábamos mucho sobre lo que ella nos podía decir. Nos habíamos enterado de que ella había estado con su compañero Osvaldo Buceto, que no vio ahí, sino que lo encontró en el Pozo de Banfield, otro campo de concentración. Angela había sido muy torturada y estaba deteriorada y muy dañada. La particularidad es que no había compañero que no hubiera sido violado en las sesiones de tortura. A los tres días aproximadamente− yo había estado ahí desde las 4 de la madrugada del 21 de septiembre− soy sacado para un simulacro de fusilamiento. La característica era que venía uno de los represores al cual no habíamos escuchado nunca. Nos decía que era un cura, que era capellán del Ejército, que venía a confesarnos porque íbamos a ser fusilados. Nos pide que le digamos, si queremos a solas, todo lo que habíamos hecho, que íbamos a ir más puros al Cielo, que teníamos esa posibilidad. Generalmente lo que nos pasaba era que entrábamos en un estado de histeria y de nervios porque no queríamos ser asesinados. La particularidad era que los más chicos pedíamos a nuestras madres. Somos sacados y pasamos por un descampado. Escuchábamos muchos ladridos de perros. Nos ponían con los perros que supuestamente ellos traían atados, nos hacían oler. Nosotros los sentíamos y después nos llevaban. En el descampado nuestras espaldas daban a una pared o un muro y tocábamos tierra con nuestros pies. Volvía a pasar el que se decía capellán del Ejército que constantemente daba un sermón. En el caso mío particular, el Padre Nuestro, hasta que cargaban las 28

armas y esta voz decía: "tiren". Nosotros sentíamos los disparos. En el momento en que tiran uno de los compañeros que estaba como víctima del simulacro hizo una consigna: "viva los montoneros", que fue mezclada con nuestros gritos de "no", "mamá", "papá". Lo que uno sentía particularmente era que lo habían matado. Uno estaba esperando a ver cómo era la muerte, si era dolorosa, si los agujeros estaban en el cuerpo. Esto era un segundo, pero es muy prolongado ese segundo. Uno dice: "ya está, ya pasó, por fin". Pero cuando sucede esta consigna inmediatamente le dicen: "vos, hijo de puta" y se ve que lo tiran al piso y que disparan. Se siente a la persona agonizar, vuelven a disparar y vuelven a decir "llévenlo". Nosotros en ese momento estábamos tirados en el piso y no podíamos aguantar de pie. En mi caso particular me oriné cosa que le había pasado a otros compañeros como así también diferentes descomposturas. Somos arrastrados al calabozo, al cuarto. Después tengo la próxima sesión de tortura donde luego de 6 días, una noche hubo un movimiento de camiones o micros y dicen "vamos, que hay que vaciar la casa que viene el otro grupo y estos ya estuvieron mucho". Nos tapaban bien el rostro con pullóveres− en este caso no utilizaban vendas de tela− y nos tiraban al piso de un micro y nos pisaban con sus pies. Nosotros íbamos en el piso, éramos muchos y creo que era el vaciamiento de la casa. Calculábamos que había cerca de 30 personas que habíamos sido de tránsito, pasados por ese campo. Luego de un prolongado andar siento que se abre un portón y dicen hacele juego de luces. Nos dicen vamos, y nos empiezan a bajar pero la particularidad es que nos iban pegando hasta trasladarnos al tercer piso. Yo estaba muy deteriorado y mientras subía las escaleras me resbalé y mi represor me agarró de los pelos mientras decía no le tires que no da más y luego somos puestos en celdas individuales. Nadie hablaba y esa primer noche sentíamos el ruido de la puerta que se cerraba. Soy sacado y llevado a otra celda que tenía 5 centímetros de agua y dejado ahí por horas, desnudo. Hacía mucho frío− era fines del mes de septiembre− por lo cual yo pedía que me sacaran y una voz de al lado me decía "esperá, no grites". Esa voz era la de Néstor Silva, que posteriormente me cuenta que cuando había estado detenido en el mismo campo de Arana, había escuchado mi voz. El estaba junto con su novia Norma Beatriz Delmisier. La particularidad de Néstor Silva es que ellos habían sido detenidos en Melchor Romero, en una estancia del padre. Después de haberme liberado, ya en 1984 me encontré con el padre de Néstor Silva quien fue Ministro de Economía de la provincia de San Luis en la época de Martínez de Hoz. Néstor Silva me contó que lo iba a venir a buscar de ultima. Después hay un hecho que voy a relatar más tarde, el padre de Néstor Silva con un capitán del Ejército venido de San Luis. Fue al campo de Arana a buscarlo y tenía una grabación que la presentó a la Comisión Nacional de Personas. Fue testigo de la grabación en la cual discutió con Etchecolatz y con Camps el tema de su hijo, y que Camps le dijo que se lo iba a matar por el sólo hecho de no haberlo disciplinado a las órdenes de él. Néstor, volviendo al relato, me decía: todos estuvimos ahí. Soportá golpeándo la pared. Hablamos con golpes de la "a "a la "z". Yo me entretuve casi todo el día que me tocó estar de turno en ese calabozo, porque la "a" era un golpe, la "b" eran dos golpes y así sucesivamente. Y Néstor siempre buscaba palabras más difíciles con las últimas letras del abecedario para que yo me entretuviera. Luego, soy sacado. Fui llevado con muchos escalofríos. Ya temblaba y tenía las manos atadas a la espalda. Soy trasladado a celdas de adelante y allí empezamos a poder comunicarnos verbalmente. Me encontré sobre mis espaldas con una pared de 15 centímetros que me separaban, en el otro lado del pasillo se encontraba María Claudia Falcone, así también como Osvaldo Buseto, Alicia Carminatti con su padre, Víctor Alberto Carminati, cuya particularidad era que habíamos ido a buscar a Jorge, el hermano de Alicia y el hijo de Víctor. En el secuestro no lo habían encontrado y se los habían llevado a ellos como rehenes hasta que se presentaran el hermano y el hijo. Ellos compartieron con nosotros los tres meses de cautiverio en el Pozo de Banfield. Después le voy a acercar a la Cámara el testimonio de Alicia Carminati dado en la Secretaría de Derechos Humanos, porque refuerza el tema de los nacimientos que yo voy a relatar. Porque la característica del Pozo de Banfield es que éramos la mayoría adolescentes y la mayoría de las compañeras en estado avanzado de embarazo. Nosotros fuimos testigos de dos nacimientos en el propio Pozo. Y ella refuerza y cuenta estos nacimientos también. Después, estaba Gabriela Carriquiriborde, cuyo parto fue uno de los que me tocó presenciar. 29

Yo estuve al cuidado de ella en la celda. Después, estaba María Clara Ciochini, que se encuentra desaparecida; Claudio De Hacha, que se encuentra desaparecido, la nombrada Norma Beatriz Delmisier, que está en carácter de desaparecida, Ernesto Canga, que está en carácter de desaparecido, Francisco López Montaner, que está en carácter de desaparecido; Estela Maris Montesino de Ogando, que está en carácter de desaparecida y que también fue otra de las que dio a luz a su hijo en el período en que nosotros estuvimos en el Pozo de Banfield. Después, estaba Cristina Navaja de Santucho. Luego voy a relatar cuando ella es trasladada a ese pozo porque es muy significativo. Ella también estaba embarazada y cuando yo me fui de ese Pozo de Banfield ya estaba en fecha para parir. Después estaba José María Noviedo que sido trasladado conmigo, Graciela Perna, que estaba en carácter de desaparecida, Daniel Alberto Rasero, en igual carácter. Cuando tengo la posibilidad de hablar, que me llama Osvaldo y me dice ¿quién está al lado?, hablá, no tengas miedo. Entonces le digo soy Pablo Díaz. Ahí los chicos que nos conocíamos de la secundaria me dijeron: Pablo, somos nosotros, estamos nosotros. Comenzamos a tener diálogos, me cuentan por todas las torturas que habían pasado e inmediatamente se van sucediendo los días y las características del Pozo de Banfield es que no nos abrían las celdas, la primer semana estuvimos sin comer nada. Nosotros nos jactábamos porque todos habíamos visto la película Papillon y hacíamos bromas entre nosotros de que si veíamos un bicho lo comiéramos, eso nos decían los más grandes, para poder subsistir, que hagamos ejercicios, nos movíamos. Los que pudimos recuperar alguna ropa interior, estábamos en ropa interior, yo tenía un calzoncillo de los llamados boxer, que después quedó en harapos en esos tres meses, prácticamente terminé con telas. Dormíamos en el piso y hacíamos nuestras propias necesidades en el piso. Por una semana no nos abrieron la celda, con lo cual el olor era muy profundo Luego de una semana, cuando nos abrieron, nos dieron comida, nos sacaron al pasillo, nos trataban de asquerosos por lo que habíamos hecho en la celda, nos decían que íbamos a tener un castigo. Recuerdo que uno de los problemas de las chicas eran los períodos de menstruación, por lo cual los guardias se jactaban de que los que estábamos con ellas en las celdas nos sacáramos la ropa interior y se la diéramos a ellas como trapo para sus propias necesidades y si no les daban trapos, ellas se quejaban porque estaban sucios, ellos les decían que se arreglen como puedan, que no tenían porqué cuidarnos, que ese no era un hotel. Luego en el pasillo nos trajeron un bols, nos daban la comida una sola vez por día y muy grasienta y nos daban a todos bols, y en un momento, determinado dice un guardia, quién quiere más? Nosotros varios dijimos yo,yo,yo y en un momento dado dice, de quién era el bols verde? Daniel Racero y yo dijimos nuestro, nos habíamos equivocado por supuesto. No veíamos, veíamos por debajo, en ese momento seguíamos con una tela en los ojos. Esto nos llevó a una gran represión, fuimos muy golpeados. Y la particularidad era que después de esa golpiza nos sacaron desnudos a los baños. Nos pusieron todos juntos, mujeres, hombres, todos desnudos. Nosotros mirábamos para abajo y tratábamos de preguntarnos cómo estábamos. Nos veíamos muy deteriorados. Cuando yo vuelvo, uno que se dice médico, y que yo reconozco como el médico Bergés. Jorge Antonio Bergés. El permanentemente estaba en el Pozo de Banfield, y específicamente hacia la mantención de las embarazadas. El cuidaba permanentemente a las embarazadas. Ellas eran para él como algo privilegiado, una joya, a las que teníamos que cuidar. El tenía sumo interés en que tuvieran familia. Le decía a los guardias que no se llegaran a sobrepasar con ellas. Hay una frase de Bergés que dice "con ellas, no". "Si tienen ganas, agárrense a las chicas". Recuerdo que cuando volvíamos del baño, a las chicas las dejaron últimas y las empezaron a manosear, especialmente a María Clara Ciocchini. A ella le agarró un ataque de nervios y cuando volvió a la celda se empezó a dar la cabeza contra la pared. Pedía que la maten. Nosotros empezamos a gritarle que no se golpeara, que se calmara, que parara. Esa era la característica de lo que le tenía que pasar a los compañeros. Luego Bergés, a los pocos días me abre la celda, me saca y me puso con Osvaldo Bucetto, que estaba herido. Tenía tres tiros, dos en las piernas y uno en el estómago. Me contó que lo habían agarrado en 7 y 54. Tenía una cita con un compañero, y cuando lo ve venir, este le grita "corré" pero ya estaba rodeado. El intenta correr pero no sabía para dónde. Lo agarran, lo meten en el baúl de un auto y lo llevan al Campo de Arana primero e inmediatamente al Hospital Naval de Río Santiago. Ahí es operado, y la particularidad con él era que 30

era el único que no se encontraba vendado. Estaba a cara descubierta. El decía que el haber pasado por el Hospital Naval de Río Santiago le había significado la muerte. Era un hombre de mucha experiencia, de mucha constancia ideológica y de mucha experiencia en comparación con nosotros. En el Hospital de Río Santiago había sido operado por médicos del mismo Hospital. Previamente había tenido un paso por el BIM3. Luego de esa operación estaba a cargo de marinos del BIM3, donde en un momento hubo un coronel que se apellidaba Campoamor y que posteriormente supe que era el Jefe de Inteligencia del área 113. Luego voy a relatar un poco más de esta persona, que continuamente se hacía llamar como coronel Vargas. Esto me lo contó Osvaldo. Bergés me dio un balde con un trapo de piso y me dijo que cuando cerrara la puerta le sacara la venda, lo desatara y lo limpiara. Me dijo nada más que eso. Cuando procedí a hacer eso, Osvaldo me impresionó mucho ya que tenía en el estómago el final de la cicatriz con puntos, donde se le había generado una bola con pus. Me impresionó mucho. El se reía y me decía que estaba bien. Me largué a llorar. Le dije: qué es esto Osvaldo?. El me calmó. Me decía que le hiciéramos bromas a todos. El me decía que yo hiciera como que lo estaba limpiando mientras él gritaba. Entonces los demás me decían que era lo que yo estaba haciendo,. Esto era muy característico de Osvaldo. El modificaba nuestro estado de ánimo. Luego de esa oportunidad, al otro día, quizás pasaron horas, sucedió otra particularidad. Estábamos en el tercer piso. Teníamos una pequeña rendija sobre el techo, en la terraza. En los primeros días de octubre podíamos ver, si nos levantábamos, una luz. A mediados del mes de octubre se nos modificó nuestro estado físico. Norma Lisier, una compañera nuestra, hizo una estrella con un pedazo de piedra en su celda. Como hubo una requisa la vieron y llamaron al jefe. Afuera del pasillo había un teléfono. Hablaron con el jefe Wolk, comisario del área metropolitana. El pozo de Banfield estaba a su cargo. Le decía "El Patón". A otro le decían La Chanca y su nombre era Arana, era el segundo jefe del área metropolitana de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Nos ponían algodones en los ojos, arriba cinta adhesiva y nos ataban las manos. Nos ponían una soga al cuello con las manos atrás de manera que si tirábamos las manos hacia abajo nos ahorcábamos nosotros mismos. Desde octubre, en que me sacaron del campo, nos tuvieron en esas condiciones. A medida que transcurrían los días, como empezaba a hacer mucho calor, se empezaba a derretir la goma de la cinta adhesiva que cubría el algodón. La picazón en los ojos era terrible. Los ojos empezaron a llagarse. Había un olor que no salía de los ojos ya que nos encontrábamos en un estado de deterioro total. Estaban podridos. Empezamos a tener grandes dolores de brazos. Teníamos las marcas de la soga al cuello y ya no nos podíamos desatar. No podíamos tirar para desatarnos. Con esa soga no nos podíamos desatar. Dormíamos en esas condiciones. Nos tirábamos al piso. A mediados de octubre ya no podíamos hacer ejercicios. Lo que nosotros hablábamos eran las expectativas de salir. Hay un hecho sobre noviembre, diciembre. Nos sacan para bañarnos. Yo tengo la posibilidad, porque nos cierran las puertas, de verla a Graciela Pernas, con la que había quedado en el baño. Ella ya estaba sobre sus costados− al igual que nosotros− en carne, de dormir en el piso. Siempre me acuerdo de Graciela porque el 9 de diciembre era su cumpleaños. Ella pidió a los guardias poder festejar ese cumpleaños. Lo único que nos trajeron fue un vasito de agua y a Graciela una barrita de chocolate, eso significó para nosotros la torta. De ahí en más, el estado depresivo era total para nosotros. En octubre, noviembre, creíamos que estábamos muertos. María Clara y otros compañeras y compañeros intentaron el suicidio. Un compañero en el baño había agarrado una piedra en punta ( no quiero decir quién). El médico Bergés vino un día y me dice: "Bueno, las chicas ya están por tener". Estábamos sobre diciembre. Me pone en la celda con Gabriela Carriquiriborde. Yo ya no me podía sostener en pie. Me trasladan. Me dice: "Cuando empiecen con dolores golpeen las puertas". Yo la tenía a Gabriela. Después Claudia estuvo al cuidado de Cristina Navajas de Santucho. Alicia Carminatti estuvo al cuidado de Stella Maris Montesano de Ogando. Le pido a Gabriela y las compañeras que me digan cómo eran los trabajos de parto y qué era lo que tenía que hacer. Estaba muy asustado. Me dicen 31

que cuando empiecen las contracciones trate de desatar. "No puedo". "Tratá de poner la mano sobre el pulso de Gaby". Gaby estaba sobre un colchón muy finito −era un beneficio que ella tenía−, con muchos trapitos al lado. Estaba desnuda. Gaby me calmaba a mí. En el momento en que ella empezó con los dolores me agarró la mano. Me dice: "Pablo: me viene! Ya está". Yo le grito a los chicos: "Alicia, Graciela: Gaby va a tener". Me dice: "Fijate las contracciones. Tomale el pulso". No hice nada, me tiré. No sé como me desaté. Me tiro contra la puerta. "Golpeen la puerta". Empezamos a golpear fuerte. Llamados a los guardias. Gaby me dice: "Lo quiero tener, lo quiero tener". Cuando vino la guardia, abre mi celda y me dice: tenela, tenela, ya viene. Se empiezan a gritar entre ellos, entran de repente lo que yo llamo una chapa y me empujan a mí contra el fondo de la pequeña celda y me dicen "ponete contra la pared". Me puse contra la pared, se ve que la agarran a Gaby, la ponen arriba de la chapa y se la llevan. Cuando se la están llevando, entre los gritos bajando las escaleras se cae la chapa y Gaby grita y entre ellos empiezan a gritar. Hay todo un movimiento. Nosotros quedamos muy tensos. A las horas escuchamos el llanto del bebé. Nosotros empezamos a decirnos "nació! Escuchá". Los chicos se ponían contentos. Gritábamos. Cuando volvieron a subir los guardias nos confirman que había estado todo bien, que no nos preocupáramos, que había nacido un varón y ella y el bebé los iban a llevar a una chacra donde iban a estar bien. Luego vino el parto de Estela Maris Montesano de Ogando. El tema era que estaba el marido, Jorge Ogando, en otra celda, y fue el mismo procedimiento. Estela empieza a gritar. Alicia nos dice a todos que golpeemos la celda. Nosotros golpeamos la celda, a Estela la vienen a buscar en la misma chapa− o en otra, pero en una chapa al fin. Ahora, con el tema de Estela Maris Montesano, nosotros volvemos a escuchar el llanto del bebé, nos vuelven a decir lo mismo, pero a los diez días a Estela Maris Montesano de Ogando la vuelven a subir a la celda, la vuelven a poner con Alicia Carminatti, Alicia le pregunta a Estela, y Estela nos cuenta que la habían llevado a una sala precaria en la que había tenido el parto. En el caso de Estela, habían venido a buscar a una compañera que yo no recuerdo, pero hay otros testimonios, en el caso de Alicia, que estaba sobre el pasillo y dice que era una estudiante de medicina llamada Pujol. Yo recuerdo que a esta compañera la vinieron a buscar y la llevaron para que colabore en el parto. Estela nos cuenta que la tuvieron atada en el momento del parto y que en un momento la desatan pero nunca le sacan la venda, que había un hombre que dominaba todo el parto, aparentemente era médico, por lo que sabía, que tuvo un varón, que le preguntaron a ella cómo quería que se llamara y ella dijo "Martín". "Bueno, se va a llamar Martín", le dicen ellos. La trasladan a una cama, la dejan atada. Le vuelven a traer al bebé con ropita, pero al muy poco tiempo se lo sacan. A ella la dejan atada. Cuando Estela sube, ya con una infección en el útero, el médico Bergés nunca más aparece. Nadie viene a ver la infección que ella tenía. El hecho era que Estela había traído el cordón umbilical del bebé con ella. Y en una oportunidad, cuando nos sacan a comer,. Nos vuelven a poner sobre los pasillos y Estela le hace llegar a Jorge, su compañero el cordón umbilical que se lo pasan compañero por compañero. Llegamos a mitad de diciembre, casi sobre fines de diciembre de 1976, y una noche hay un movimiento muy grande en el Pozo de Banfield, vienen los guardias y nos dicen "júntense, salgan", nos agarran, nos tiran y me ponen con José María Novielo. A María Claudia Falcone la ponen con María Claudia Ciochini. Nos juntan y nos amenazan continuamente diciendo que lo que íbamos a escuchar y ver no podíamos hacer nada. Nos quedamos todos callados. Había mucho movimiento, y de repente empiezan a subir muchos movimientos en los escalones, gente que venía gritando, gente a la que le venían pegando y tiraron gente y gente. Cuando los encierran, estaban muy golpeados, ellos nos vuelven a gritar de la puerta: "ustedes no tomen ningún contacto que ellos son pesados". Cuando se van, luego de unas horas, Osvaldo le preguntó a los nuevos quiénes era. Eran aproximadamente ocho o nueve nuevos. Cristina Navaja de Santucho, Manuela Santucho, y me quedó el nombre porque era uno de los que había sido el máximo dirigente de una organización guerrillera en el país y había sido muerto el 19 de Julio. Lo había visto en los diarios de 1976.Entonces, ella que estaba cerca, al lado de la celda de María Clara, pero pegada a Claudia Falcone, nos cuenta que estaba embarazada y que venía de una casa que habían levantado por las proximidades de las fiestas. Hacía rato que estaban en esa casa y sin vendas. Navidad era a los dos días de llegados. La particularidad era que alguien que 32

supuestamente era la compañera de Cristina le preguntaba permanentemente sobre su estado de embarazo. L otro día, cuando viene Bergés a verla, la sacan a Claudia y la ponen con Cristina Navaja de Santucho y les dicen que ya saben lo que tiene que hacer en un parto. Muy rápidamente viene el 25 de diciembre, que es Navidad, nosotros nos enterábamos de ello porque sentíamos bombas de estruendo. Esa noche en particular tengo una larga conversación con Claudia y me reiteraba que no podía hacer una vida digna cuando podamos salir, si es que podíamos porque había sido violada y ya se estaba yendo porque tenía muchos problemas de salud. Tenía mucha tos. Por ahí teníamos infectados los pulmones, con neumonía y pedimos pero nadie nos daba nada. Y esa noche recordamos mucho a nuestras familias, a todos en particular. Volvieron a sucederse las escenas de una gran depresión. Hicimos un brindis como pudimos y llegamos al 28 de diciembre de 1976, en el cual se da la particularidad de que vienen unos guardias, me sacan, me llevan a un primer piso, me trasladan entre dos, me dejan sobre una silla, y uno de los guardias se refiere a que hay un mayor del Ejército que tiene algo que decirme. Cuando le digo "señor" me golpea un guardia de atrás y me dice: "te dije que es un mayor". Le digo "mayor, donde estoy?". Y me dice: "se decidió que vas a vivir, al final. Vengo a decirte que te pasamos al PEN". Yo le digo, "que es eso?" y me dice "Esto lo decidió el general". Yo después de mucho tiempo pienso en que fecha del decreto del Poder Ejecutivo Nacional es del 28 de diciembre, y en mi caso está firmada por el general Videla. En ese momento el supuesto mayor que después se da la particularidad de que una vez que se decidió mi libertad, en la Unidad 9 de La Plata, el 12 de noviembre de 1980, yo tengo una entrevista con un mayor Pena de la Décima Brigada con asiento en La Plata, y él me dice: "una vez nos vimos y yo te llevé buenas noticias". Después voy a contar el relato de esta entrevista que me hace antes de salir. El se queja a los guardias y dice "no le puedo sacar una foto así. Sáquenle las vendas que tiene". Supuestamente vino un médico y se quejó de que yo reapareciera, y dijo "éste no da mas, ya está, es para tirarlo". Yo quedo a solas con él, sentado sobre una silla con respaldo. El agarra la venda y la tira y yo grito y me dice "no son machos ustedes?". A mi me quedan los algodones pegados a los ojos, y él lo que hace es atarme a la silla. Cuando me ata a la silla me dice "vamos a ver cómo gritás" y me pone alcohol en los ojos. Yo grito. El me saca el algodón de los ojos. El pelo lo tenía largo y no se me podía sacar una foto ya que estaba lleno de goma; la barba la tenía larga. Pesaba 37 kilogramos. Escucho que un mayor dice "hay que sacarlo rápido antes de que aparezca llévenlo". Vuelvo a la celda y allí me habían puesto una tela sobre los ojos y la espalda y me sacan la soga del cuello y la marca de ella me queda por mucho tiempo,. Les empiezo a decir a los chicos que me habían pasado al PEN. Uno de ellos me dice que así me legalizaban y que quedaría en libertad. Entre esas alegrías, pasamos momentos muy tristes porque lo dicho significaba que los chicos se quedaban y sobre la noche nos vinieron a buscar a mí y a José María Novielo. Yo pido al guardia ver a Claudia, le pido por favor que acceda. En ese momento Claudia empieza a gritar que sí y el me dice "bueno" y me lleva a la celda de Claudia y me dice que sea rápido. Ella estaba con Cristina Navaja de Santucho y se corre a un costado. Siempre la particularidad era que el guardia nos tenía que llevar y así me agarra de atrás, Claudia me deja y se corre y le sacan la venda de los ojos, le dolía por el mismo estado que tenía yo. Ella me pide que vaya a la casa de la madre y me da la dirección y me manifiesta que le diga que está bien. Yo le digo que iba a salir y que nos vamos a encontrar afuera y ella me dice que había sido violada por delante y por atrás. Y que nunca iba a poder ser mujer. Me pidió que todos los 31 de diciembre levante la copa por ellos− por todos los desaparecidos− por todos los que estaban ahí aunque nunca utilizó la palabra desaparecidos. Cuando me vienen a buscar todos los chicos Claudio Horacio, Panchito me empiezan a saludar y yo les digo que van a salir. Es la última vez que los veo y a mi me trasladan con José María Novielo en algo que nosotros comunmente llamamos baúl de un Citroen, ya que alcanzamos a reconocer el auto. Esto es lo último que tenemos, pero a ustedes los vienen a sacar urgente de acá. Y luego de un andar bastante prolongado, vuelven a hacer el juego de luces y entramos a un taller mecánico, porque había mucho olor a grasa y un coche en una fosa. Ahí nos sacan. Entre ellos se dicen: estos vienen con carpetas, así que reaparecen. Nunca nos sacaron las vendas. Nos ataban las manos a la espalda. Así nos llevaron al tercer piso, que era la Brigada de Investigaciones de Quilmes, el llamado Pozo de Quilmes. Allí me enteré de que había habido detenidos que habían estado 33

en el campo de Arana y que luego habían sido liberados incluso gente que nombré antes como Gustavo Caloti, Patricia Miranda, Emilse Moller, Nora Ungaro. Con la particularidad de que días antes de que yo llegara, esto era el 28 de diciembre de 1976 ya casi 29, hacía dos días que lo habían sacado a Víctor Treviño, que había estado en el Pozo de Quilmes. Con una característica: lo habían hecho bañar, lo habían perfumado y lo habían vestido bien. Y lo habían sacado a las cuatro de la tarde. Vector continúa en carácter de desaparecido hasta el día de hoy. Tiempo después, por trabajo de investigación, siempre presumimos que había sido sacado para un simulacro de fusilamiento, de esos que aparecían como que había un enfrentamiento con fuerzas de seguridad. Eso da carácter de novedad sobre el Equipo Argentino Forense, que se ha caracterizado por trabajos de esa naturaleza. La particularidad en este lugar es que las celdas tienen una ventana a la que podíamos acercarnos y ver la luz. Durante los tres meses que habíamos estado en el Pozo de Banfield nunca habíamos tenido contacto con la luz. Ahí nos empezaron a dar comida ya una vez por día. Y la particularidad es que podíamos comer mucho pan. Nos decían que comiéramos todo el pan que quisiéramos. A fines de enero, luego de estar un mes en el Pozo de Quilmes, un día me vienen a buscar y soy trasladado con José María Noviedo a la comisaría Tercera de Valentín Alsina de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en Lanús, donde teníamos el paso de unas horas, un día, en el cual no nos querían recibir, porque en el trayecto nos sacaron las vendas y nosotros seguíamos con el pelo largo, muy llagados, muy flacos y sin poder sostenernos de pie. Por eso nos decían: ustedes ya están legalizados, sáquense todo. Nosotros les decimos que no y entonces ellos mismos nos sacan. Ya íbamos en una camioneta del Ejército, en una Foro F−100. Cuando nos sacaron las vendas el reflejo nuestro fue no mirarlos. Seguimos con las cabezas bajas. Pero en la comisaría Tercera de Valentín Alsina no nos querían recibir, se quejaban del estado que teníamos nosotros. Por lo tanto, cuando hay conversaciones con el Comisario de la Tercera de Valentín Alsina, dice se los llevan ya a donde los tienen que llevar. El mismo día, horas después, somos trasladados a la Unidad 9 de La Plata. Ahí estuve acompañado de un oficial del Ejército que dijo :"este va a enfermería y sigue unos días incomunicado". Yo aparecí el 2 de febrero en la Unidad 9 de La Plata, pero recién mi familia se enteró de que estoy en ese lugar cerca del 28 de febrero de 1977. En ese período estoy en la enfermería, me sacan al sol, me cortan el pelo, me tratan de curar los ojos, me tratan de curar las marcas y cuando viene la primer visita con mis hermanos y mi madre, yo le digo a mi hermana: "por favor andá a la casa de María Claudia Falcone y decile a Claudia que estoy bien en la cárcel". Porque yo había averiguado que los chicos se habían ido a la cárcel y que Claudia no estaba en la cárcel de mujeres por lo cual mi esperanza era que a ellos los habían dejado en las puertas de sus casas como decían a veces que nos podían dejar. La siguiente visita mi hermana me dice que había ido a la casa de Claudia , que había estado con la madre y que Claudia no había aparecido nunca más. Así me encuentro con los desaparecidos. Después hay hechos muy característicos. Vuelvo a hablar de Claudia a fines de l979 yo empecé a tener visitas del coronel Campoamor que me interrogaba en la oficina del Director de la Unidad 9, Dupuy. En uno de los interrogatorios Campoamor me preguntaba qué es lo que recordaba, cómo estaba, en qué pensábamos. Nosotros habíamos notado que era particularidad del Primer Cuerpo de hacer esas visitas a los que posiblemente podían llegar a salir en libertad. Campoamor me decía, te acordás del Coronel Vargas? Le digo que no, acordate me dijo y se fue. Después posteriormente, cuando le pregunté por los chicos, me dijo: "te voy a decir la verdad, fueron fusilados en la primer semana de enero", ojalá algún día tenga la posibilidad de un careo con Sánchez Toranzo, después me dijo "bueno, pero eso ya pasó, vas a salir". Sánchez Toranzo era el enlace entre el Ministro del Interior y el Primer Cuerpo del Ejército y con Institutos Penales, tanto de la Provincia como Federal. El 12 de noviembre de 1980 tengo la visita en la misma oficina del Director Dupuy, del mayor Pena de la Décima Brigada de Investigaciones. El Mayor Pena en esos momentos saca una carpeta de un portafolios y me dice "leela". Yo me sorprendo porque la carpeta era rosa y tenía una inscripción negra que decía "subversivo". Yo abro la carpeta y había una nota que decía que yo había sido detenido en la ciudad de La Plata el 28 de diciembre, en la calle, repartiendo panfletos subversivos. Había una particularidad: había una firma mía. Ahí fue cuando recordé que en 34

el momento en que me estaban interrogando alguien me llevó la mano y me hizo firmar un papel en blanco. Por otros detenidos supe que te hacían firmar eso cuando te iban a trasladar. Yo reconozco que era mi firma, estirada, no normal, en un garabato. Le dije que no había sido detenido el 28 de diciembre en la calle y el mayor me decía "ya sé". "Lo que pasa es que estamos ordenando. Todo esto es un quilombo. No te preocupés". Otro hecho significativo es que cuando mi madre se entrevista con Suarez Mason, en el año 78, por lo que ella me comentó, tiene en sus manos la misma carpeta que yo vi y que me mostró el mayor Pena. Cuando se cita a mi madre Suárez Mason le dice que yo había sido detenido el 28 de diciembre repartiendo panfletos subversivos. Mi madre le dice que no, que había sido secuestrado de mi casa y que me habían llevado el 21 de setiembre de 1976. Le dijo que nos habían robado y que no se habían llevado de mi casa armas ni panfletos. El le dice a mi madre: "vamos a ponernos de acuerdo, señora. Su hijo fue detenido el 28 de diciembre con panfletos subversivos de una organización guerrillera"" Mi madre se pone tozuda y le dice que no, momento en que Suárez Mason se levanta, golpea la mesa y le dice: "si usted no reconoce esto, se va inmediatamente de acá". Mi madre después de esto, tuvo un gran temor y tuvo un ataque de nervios muy grande. Creía que esta actitud por parte de ella podría haber significado mi muerte. Nosotros hemos pedido un careo entre Suárez Mason y mi madre en el juicio de los excomandantes y no tuvimos respuesta. Con referencia a la carpeta que me mostraron, interpreto que estaba en el mismo papel que Suárez Mason había tenido entre sus manos. Hay otro hecho, y es que cuando yo doy vuelta la hoja de mi declaración aparece una planilla en la que constan los datos personales. Son las planillas presentadas por Nelba Falcone. Luego, en la Cámara Federal, en el juicio a las juntas de los comandantes, tengo la posibilidad de tener las planillas en las manos y compruebo que las planillas de los chicos desaparecidos eran las mismas planillas que yo había visto en esa carpeta. Hubo investigaciones posteriores que me permití hacer por haber sido partícipe de organismos pertenecientes a derechos humanos. Había un suboficial Valdéz que cumplía órdenes desde el 75 al 77 bajo el comando del coronel Campoamor, en el área de inteligencia 113 de La Plata. El decía que estas planillas para las consultas tenían dos finalidades. Por un lado, estaban los secuestrados detenidos que tenían esas planillas. Estos estaban en el primer grupo que pasaban a ser girados al Ministerio del Interior de la Nación. Por otra parte, los que tenían las planillas con una línea negra, pasaban a ser girados al Batallón 601 de Inteligencia de la calle Viamonte en la Capital Federal para ser archivado en ese expediente. La firma de esa planilla le correspondía al coronel Campoamor que estuvo en el área de inteligencia 113 . El nexo del área de inteligencia 113 con los Coti, organizados por Miguel Angel Etchecolatz, en el área de inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, era el comisario Alfredo Fernández. Este era el enlace entre el círculo de Etchecolatz y el Batallón 601. Si se hiciera una pericia sobre las dos personas, existiría un reconocimiento de las firmas de las planillas que demuestra el traslado final de las personas. Soy puesto en libertad el 19 de noviembre de 1980. El mayor Pena me amenazó diciéndome que no contara nada de lo ocurrido, ni que me acuerde de ningún nombre. Con posterioridad, en la cárcel, ocurre un hecho por el cual soy operado, dentro de la Unidad Numero 9 de La Plata. Allí me operan de tres hernias simultáneas, producto de las torturas. Sobre una solicitud de ser operado en un establecimiento en condiciones, público, el coronel Sánchez Toranzo me negó esa posibilidad ya que decía que era un peligro. Me operó un médico del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires, el doctor Favole, quien cumplía su profesión en el Instituto Médico Platense de La Plata. En un momento dado me dijo que yo mismo me sacara los puntos. Lo hice con una Gillette otorgada por él quien me dijo: "Si te querés cortar, cortate". Sobre el grupo de tareas participante del secuestro de mi persona y de María Claudia quiero hacer sobre la base de testimonios y de trabajos de investigación la nómina de personas que estuvo presente, ya sea porque

35

las vi, escuché o escuché hablar de ellas, en su momento, bajo mi responsabilidad mediata e inmediata, sobre los hechos sobre mi persona y Claudia, quiero hacer mención de uno por uno. Arana, alias La Chancha, comisario Inspector , segundo jefe del área metropolitana de la provincia de Buenos Aires. Astolfi, alias "El Cura", que terminó siendo miembro del Ministerio del Interior de la Nación, área Inteligencia, integrante del Regimiento 7 de Infantería, asignado a la Brigada de Investigaciones de La Plata de la Policía de la Provincia. Baldasarre, alias "Capitán Pali", parapolicial. La característica es que siempre vestía uniforme de capitán del Ejército y dependía directamente de Camps,. De lo cual se jactaba. Jorge Antonio Bergés, oficial principal de la Policía de la Provincia, médico, asignado al cuidado de las detenidas embarazadas, era por palabras de Stella Maris Montesano de Ogando , el que se llevaba a los bebés nacidos en cautiverio en el Pozo de Banfield. Carlos Ricardo Campoamor, alias "Coronel Vargas", teniente coronel del Ejército, jefe de Inteligencia, con asiento en La Plata, del estado mayor de Camps. Juan Ramón Camps, coronel, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Estando en el campo de Arana hay un hecho que quiero significarlo. Cuando traían pateando a una persona de edad, le dicen: "A vos, judío , te vamos a hacer jabón porque el general no quiere a los judíos". A esa persona luego la sacan a torturar. Era un hombre muy mayor de edad y tenía problemas cardíacos. Yo hablo que supuestamente se pudo haber quedado porque en un momento dado no volvió de esa tortura. No tuvimos posibilidad de verlo más. Siempre que lo sacaban le decían: "Ahora, judío, vas a conocer lo que es Auschwitz". Siempre le decían que "el general no te quiere". Yo siempre lo relacioné por tener esa intuición de víctima− que ese general que no lo quería podía tratarse de Juan Ramón Camps, Miguel Angel Etchecolatz, comisario general, director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que fue quien organizó los comandos de operaciones tácticas de investigaciones. De él dependía el Grupo de Tareas 1, que tenía una radio de acción en La Plata, Berisso y Ensenada. Un represor, a través de su testimonio, dijo que Etchecolatz fue quien en persona le pidió al Comisario Alfredo Fernández que haga un estudio pormenorizado de los estudiantes secundarios de La Plata. Una vez, la Cámara Federal, en los juicios a los ex comandantes, tuve oportunidad de saber y de ver que había una nota en la que Alfredo Fernández hizo un memorandum a Etchecolatz, en el que detallaba la peligrosidad de los estudiantes secundarios de La Plata, Berisso y Ensenada. Un represor, llamado Hourst, oficial de la Policía de la Provincia, decía que Etchecolatz había determinado directamente el traslado final de los chicos desaparecidos en el caso llamado "la Noche de los Lápices", el secuestro sistemático de estudiantes secundarios en agosto y septiembre en la ciudad de La Plata. Fabole, médico del Servicio Penitenciario de Buenos Aires, de la unidad carcelaria 9 de La Plata. Alfredo Fernández, comisario general. Raúl Gatica, teniente coronel del Ejército, del estado mayor de la Policía de Buenos Aires. Roberto Grillo, suboficial de la Policía de Buenos Aires, asignado al grupo de tareas número 1 . Fue uno de los que entró en mi casa y posiblemente fue el que generó el robo de todas las pertenencias de mi familia. Grillo hay una oportunidad en la que, en el testimonio de Nora Ungaro, una detenida que tuvo la posibilidad de ser liberada, me contó que la madre de ella tuvo oportunidad de reconocerlo como uno de los que había entrado a la casa en el secuestro de Horacio Ungaro y Daniel Rasero, y que en una de las tantas idas a comisaría lo había reconocido en la Comisaría 5 de La Plata. Pedro Muñoz, teniente coronel del Ejército, estado mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Juan Carlos Nogara, alias el "Flaco" o el "monje Blanco", el fruipo de Héctor Luis Vides, que comandaba el cuerpo de tareas número 1 y uno de los que entraron a casa, subcomisario inspector de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, asignado al grupo de tareas número 1, campo de Arana; Pena, mayor del Ejército, asignado a la brigada de infantería con asiento en La Plata; Antonio Jesús Plaza, arzobispo de la ciudad de La Plata, capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Por que? Porque hay una anécdota que mi padre me contó . En esa búsqueda incesante que tiene luego de mi secuestro, él tiene relación con el arzobispo de La Plata en la cual le hace llegar monseñor Plaza que por ser mi padre− en ese momento mi padre era jefe del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata, en el año 76 y era un hombre ligado ideológicamente al peronismo, 36

lo que también hacía resaltar el teniente coronel Sánchez Toranzo. Mis padres eran profesionales y él mandó decir que no me buscara, que el general Camps le había asegurado mi vida, pero que necesitaban un escarmiento y un período de recuperación. Que no se lo comentara al resto de mi familia, es decir mi madre y hermanos. Estas son noticias que las sé por mi padre, fallecido ya, me las hizo saber luego de mi liberación. Sobre las posibilidades reales de que fue él quien pudo decidir a último momento mi liberación, hay hipótesis lógicas de que puede haber sido porque él en ese momento, al ser capellán de la Policía de Buenos Aires, tenía sueldo correspondiente a un comisario general de la policía. Yo en la época del juicio a los comandantes pedí un careo con el arzobispo de La Plata, Monseñor Plaza, que nunca fue requerido. Pero reconozco la complicidad de él más que nada sobre las posibilidades reales, si las tuvo, de la vida y la muerte, y en función de aclarar que era un escarmiento y un período de recuperación. Enrique Rospide, teniente coronel del Ejército, estado mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Roberto Roaldes, teniente coronel del ejército, estado mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Carlos Sánchez Toranzo, teniente coronel del Ejército, Ministro del Interior de la Nación. Carlos Suárez Mason, general de división, jefe del primer cuerpo del ejército. Eros Amílcar Tarela, alias "Himler" o El loco". Fue uno de los que entró en mi casa y coparticipó del secuestro de los chicos de la "Noche de los Lápices", subcomisario de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dependía directamente del comisario general Etchecolatz. Trotta, alias el tartamudo", subcomisario de la Provincia de Buenos Aires, destinado a El Coti, Ernesto Guillermo Trotz, teniente coronel del ejército, subjefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Raúl Vargas, comisario subjefe del inspector Vides vinculado al campo de Arana. Con Vargas hay un hecho a tener en cuenta porque en su oportunidad un subcomisario que tuvo la hija desaparecida, Emilse Moldes, habla que hubo un Vargas partícipe del secuestro y de lo que ocurría en Arana. Pero a su vez, determinábamos que había alguien que se hacía pasar por el Coronel Vargas, que era el coronel Campoamor. Jorge Rafael Videla, Luis Héctor Vides, el lobo, integrante de un cuerpo de tareas del primer cuerpo del ejército vinculado al campo de Arana. Wold, Juan Miguel, alias el Patón jefe del área metropolitana vinculado al Pozo de Banfield. También quiero hacer mención a que según testimonios del caso de Vaello, suboficial del Ejército designado al Batallón 601 de Inteligencia, dado a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, el grupo de tareas número 1 estaba compuesto por un grupo parapolicial y que tuvieron incorporación en las organizaciones de la triple A. El dice que es cierto que había civiles ese campo de Arana que salían con un grupo de tareas. Nos preguntábamos quiénes eran los civiles, y eran gente que habían participado de estas dos organizaciones parapoliciales. En este caso, estaba Carlos Castillo "el indio" al que llevaban por problemas de exceso en los distintos institutos penales de la provincia de Buenos Aires, llámese Olmos o Unidad 9, de La Plata, en carácter de detenido pero con posibilidad de salir sobre la noche en el accionar de los grupos de tareas y entrante y saliente de los distintos campos como Arana y La Cacha. Estaba Carlos Cardoso, José Díaz o Juan Rivadaneira, Oscar Leiva "el negro". Masotta, Quinteros, alias el Turco. Néstor Beroch. Y quiero contar una anécdota vivida en el campo de Arana. Hubo una noche mucha discusión y se puteaban entre ellos y decían: "a estos tipos hay que mandarlos adentro, hay que pararlos" y discutían sobre una casa operativa de la CNU. Ellos permanentemente decían que venía la orden de arriba y no tenía que haber casos por fuera de nuestra dependencia. Todo hacía entender que buscaban una casa operativa de la CNU y un grupo que no estaba disciplinado, que para ellos era indisciplinado su accionar. De esto me acuerdo perfectamente porque ellos se dicen "estos tipos del CNU", con lo cual toda esa noche fue de movimiento. Después no hubo ningún comentario, pero sí había hombres civiles− por el lenguaje− partícipes de esos grupos y estos hombres civiles hablaban mucho de peronismo, de los zurdos, con un léxico que escapaba a los represores comunes, a los grupos de la Policía de la Provincia y a los que eran del Ejército Argentino. Era un léxico más de Inteligencia, de libros, y estos civiles eran supuestamente peronistas. Una vez, charlando con Carlos Sánchez Toranzo, se daba la particularidad en la Unidad 9 de que había una 37

dependencia de Tratamiento, que era la Inteligencia en el Servicio de Penitenciaría de la Provincia de Buenos Aires, y Tratamiento tenía una oficina donde particularmente estos personajes, que podían llegar a estar detenidos por excesos, tenían amplia entrada a esas oficinas de día, porque de noche salían o los venían a buscar para los grupos de tarea. O sea que la parte de dependencia. Todo hacía entender que buscaban una casa operativa de la CNU y un grupo que no estaba disciplinado, que para ellos era indisciplinado su accionar. De esto me acuerdo perfectamente porque ellos se dicen "estos tipos del CNU", con lo cual toda esa noche fue de movimiento donde particularmente estos personajes, que podían llegar a estar detenidos por excesos, tenían amplia entrada a esas oficinas de día, porque de noche salían o los venían a buscar para grupos de tarea. O sea que la parte de dependencia de Tratamiento de la Penitenciaría de la Policía de la Provincia estaba estrictamente vinculada a estos señores pertenecientes a grupos parapoliciales del CNU o los que habían participado en el grupo de la Triple A. Por último, si me lo permiten, y luego de haber hecho el esfuerzo de haber pasado por momentos de gran emotividad, lo único que quiero relatarles es que me hice muy amigo en un determinado momento de Jack Fucks, un sobreviviente de Auschwitz, que decía que el hombre es potencialmente bueno y potencialmente malo. Nosotros nos miramos en el horror, sabemos del horror y en virtud de que muchos quedaron, siempre digo que nosotros fuimos los que les soltamos las manos a los compañeros ausentes. Y es cierto. Tenemos sus últimas miradas, sus últimas voces, sus últimas alegrías, sus últimos estados de depresión, sus últimos gritos. Y nos han dejado la virtud de que lo que conocimos de ellos indudablemente era la parte potencialmente buena del hombre, y de nuestros represores la parte potencialmente mala del hombre. No hay nada mejor que juzgarlos o condenarlos, porque es lo que siempre va a controlar esa parte mala del hombre. El hombre para mí siempre ha representado un bicho raro, por cómo se ha adaptado a la miseria, por cómo fue hombre en la miseria, y en el Juicio de castigo a los culpables la responsabilidad mía, de andar testimoniando, no es agradable pero es justa. Y la responsabilidad− perdónenme− que tienen ustedes, los jueces no es la impunidad sino el castigo. Los buscamos porque los extrañamos mucho. He dicho todo lo que tenía que decir. DR. SCHIFFRIN.− ¿Señor Díaz. Desea añadir algo a la declaración? SR. DIAZ.− Si me he olvidado de algo podré ampliar por escrito en el momento en que usted lo considere necesario. DR. SCHIFFRIN.− En todo caso, considero que tal vez los colegas y partes tuvieran interés en hacerle algunas preguntas ampliatorias. ¿Usted quisiera responderlas? Si no le parece, no lo hacemos. SR. DIAZ. Sí, las respondería. DR. SCHIFFRIN: Se lo agradezco mucho, como agradezco el enorme esfuerzo que ha significado esta declaración que desde luego, nos ha conmovido profundamente. Nos ha llegado una notita de la asamblea donde se aclara que en Arana había dos centros de detención. Uno de ellos era "el pozo de Arana" o "el campito". Y el otro es el conocido como "el casco" o "Arana II", donde aparentemente estuvo usted. SR. DIAZ.− Así es. DR. SCHIFFRIN: En dos o tres oportunidades hemos tenido descripciones de cómo era el pozo". Usted puede hacer una descripción de cómo era "el casco" o "Arana II ". SR. DIAZ.− Yo tenía la impresión de que era una estancia. En algún momento me llegó la versión de que en algún momento había pertenecido a La Vascongada. Y la casa era una casona de estancia. Muy tradicionales de la zona de Arana. Cuando tengo oportunidad de hablar con Walter Docter, ellos 38

hablaban de grandes extensiones, de hectáreas, no de un lugar preparado para una dependencia judicial. En particular, creo que se dio la misma confusión en el juicio a la exjunta de Comandantes. Y se daba la confusión en lo que fue la Comisión Nacional de Desaparición de Personas; algunos hablan de Arana como de un Destacamento de Cuatrerismo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y otros hablan de un campo, de una estancia. Pero esa era la característica. Por ejemplo, las paredes y ventanas eran las de una casa de campo antigua. No puedo hacer más relato al respecto. Y después sé que había una gran extensión de campo por la que ellos entraban y salían sin ningún tipo de problemas. No había resguardo por parte de ellos para salir o entrar del campo. DR. SCHIFFRIN.− Y el simulacro de fusilamiento, ¿fue afuera de la casa, contra una de las paredes de la casa? SR. DIAZ.− Contra una de las paredes lindantes a un muro, el cual tendría que estar agujereado porque lo que nos caía precisamente era el revoque cuando disparaban sobre nuestras cabezas. Esto lo determinamos en la Comisión Nacional de Desaparición de Personas, porque habría que buscar un muro que era muestra de que allí había por lo menos práctica de tiro. DR. SCHIFFRIN.− ¿Usted hizo el reconocimiento de esa casa? SR. DIAZ.− Sí, pude aportar el plano en un momento determinado. DR. SCHIFFRIN.− ¿Reconocimiento judicial no se practicó en cambio? SR. DIAZ.− Lo que pasa es que todo fue remitido al juicio de la ex Juntas de Comandantes. Así que yo creo que buscando en la Cámara Federal, si se me permite, puedo hacerles llegar a usted planos de mi testimonio y de otros testimonios acerca de ese lugar. DR. SCHIFFRIN.− No, dicen que ha sido muy modificada. DR. SCHIFFRIN.− Con respecto a las planillas. Esto me interesa sobre manera porque le interesa a todo el mundo. Quisiera un detalle. Usted vio su planilla en su expediente, pero, ¿cómo es que aparece a la luz pública? SR. DIAZ.− Las planillas de las que estamos hablando aparecen otorgadas en forma casi conjunta por un suboficial de inteligencia llamado Vaello y otro llamado Valdez. Ellos las aportan en un momento determinado a la Cámara Federal de la Capital Federal para el juicio a las ex juntas de comandantes. Ahí hago un reconocimiento en función de que la fiscalía creía conveniente en función de que había estado compartiendo con ellos. Después. En un testimonio otorgado a la Comisión de Desaparición de Personas. Cuando el mayor Penna me muestra la carpeta, muestra la planilla. A mí siempre me quedó el tema de la responsabilidad. Las planillas de los chicos tienen la misma responsabilidad mínima y la misma convicción, de que las sacaron desde el Batallón 601 de Inteligencia. SR. SCHIFFRIN.− Con respecto a estas personas que actuaban en el CNU o que actuaban como parapoliciales como una suerte de milicia, ¿cual era la relación de la oficina de "tratamiento"? SR. DIAZ.− En el tratamiento de la penitenciaría de la Provincia de Buenos Aires, estaban en la parte de inteligencia, trataban de confeccionar el ordenamiento de los presos políticos en los distintos pabellones. Trataban de infiltrarse en ellos para saber de algún nombre que podría haber quedado en el aire. Infiltraban a una persona y cuando uno decía algo, daba algún dato, ellos volvían a la oficina de inteligencia y pasaban el dato. 39

DR. SCHIFFRIN.− ¿Podía ser un centro clandestino? SR. DIAZ.− Principalmente, tenían interés en los que todavía no habían sido detenidos, que podían estar fugados. DR. PACILO.− Usted hizo mención a la posibilidad de entierros en los fondos del lugar donde estuvo ilegalmente detenido. ¿Usted estaría en condiciones de localizar concretamente esos lugares? ¿Podría ir nuevamente a ese lugar? SR. DIAZ.− Les puedo dar los datos catastrales, pero no un plano general del lugar sobre donde están enterradas esas personas. Indudablemente me presto para ver si esos fondos eran los de la casa en la que yo me encontraba. No hay ningún problema para prestarme para ver dónde están las fosas, y si bien ellos se jactaban de que estaban en ese lugar, no lo puedo determinar fehacientemente. Además hay que tener en cuenta que estábamos en proximidades del cementerio de La Plata, por lo que cabría la posibilidad de que las fosas estuvieran allí. Ellos decían que enterraban en fosas a los que se "quedaban" en la tortura, pero ese lugar puede ser el fondo o el cementerio de La Plata. Es una contradicción que tengo. DR. PACILO.− Usted hizo mención a un simulacro de fusilamiento y a un fusilamiento concreto. ¿Usted podría determinar el nombre de la persona fusilada? SR. DIAZ.− No.− DR. PACILIO.− ¿Las características físicas? SR. DIAZ.− Yo creo que era una persona de entre 20 y 30 años. Digo esto porque nosotros teníamos entre 16 y 17 años. Aparentemente era universitario por las características de su conversación. A esa persona la trajeron e inmediatamente fue sacada, por lo que no tuvo la posibilidad de estar un período con nosotros. Interpreto que era universitario por el lenguaje que tenía y la forma de trato. DR. PACILIO.− Simultáneamente al relato de ese simulacro de fusilamiento usted hizo mención a un capellán del ejército. SR. DIAZ. −Yo creo que se trataba de Astolfi, que era el capellán del Regimiento 7 de Infantería. Según el testimonio de los distintos represores estaba asignado a la asistencia espiritual de los distintos grupos de tareas, principalmente el Campo de Arana. DR. PACILIO.− ¿Puede describirlo físicamente? SR. DIAZ.− No DR. PACILIO. −Usted hizo mención, cuando relató lo sucedido en el Pozo de Banfield, que allí nacían muchos chicos en cautiverio. También mencionó que los chicos en cautiverio se los llevaba Bergés. ¿Esto fue así en todos los casos? SR. DIAZ.− En el caso de Estella Maris Montesano de Ogando, fue dicho por ella. En el caso de Gabriela Carriquiriborde, al no volver luego del parto a donde estuvimos nosotros, no lo podemos determinar. Por la forma sistemática de cómo se fueron dando los casos de nacimiento, creo que era generalizado el mismo tratamiento en todos los casos. Bergés las cuidaba hasta el nacimiento de los hijos, y luego no le interesaba el seguimiento médico. Eran dejadas a su propia suerte.

40

El chico era siempre llevado por él quien era el que ayudaba. El relato era de Ogando y el médico que la atendía era Bergés. No puedo determinar si esto fue para todos igual. Me voy del campo del pozo de Banfield el 28 de diciembre. Santucho estaba en período de tener familia y Bergés le pide a Falcone que ocupe la guardia, que tratara de controlarla en los dolores y que le ponga los trapos por si llegaba a tener mucha pérdida. El la iba a atender. DR. GLUZMANN.− Lamentablemente le voy a tener que hacer una cantidad de preguntas. Por el relato que ha hecho usted puede ser que precisando algunos aspectos concretos, pudiera ayudar a la investigación. Mi pregunta es la siguiente. Existe una lista que tengo aquí de desaparecidos y liberados que son 29. Usted los menciona a lo largo de su exposición. Sobre Buceto, Osvaldo, compañero de López, ¿puede decirme si tiene algún apodo? SR. DIAZ.− No recuerdo DR. GLUZMANN −¿Lo vio en Arana, en Banfield o en los dos lados? SR. DIAZ.− En Banfield, pero estuvo en Arana. Esto lo sé por testimonio del propio Buceto. El me relató cómo fue su detención. Lo llevaron a Arana, luego al Hospital Naval de Río Santiago. De allí pasó al BIM3. Luego a Banfield. DR. GLUZMANN.− ¿Tiene conocimiento de qué médico lo atendió? Sr. DIAZ.− No. El dijo que era alguien de la Marina. La única persona que vieron fue un coronel de inteligencia del ejército. Tenían un guardia en la puerta, por parte de los integrantes del BIM3 de La Plata. Ninguna enfermera podía entrar a su pieza. Lo único que tuvo fue un interrogatorio en la pieza por parte del personal del Ejército y la Marina. La característica de ese interrogatorio era que le pegaban en el estómago donde tenía las heridas, cuando respondía mal a alguna pregunta. DR. GLUZMANN.− ¿Osvaldo Buceto, le hizo algún comentario al respecto? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿Tiene la fecha en que fue llevado al hospital, sobre si había sido atendido por monjas? SR. DIAZ.− No. DR. GLUZMANN.− ¿Cuál era el apodo de Caloti? SR. DIAZ.− Le decían "El Francés DR. GLUZMANN.− ¿Estuvo en Arana? SR. DIAZ.− ¿Estuvo en Arana, Quilmes, Valentín Alsina y la Unidad 9, de La Plata. DR. GLUZMANN.− ¿Los Carminati, fueron liberados? SR. DIAZ.− Caloti y los dos Carminati fueron liberados. DR. GLUZMANN.− ¿En caso de que lo sepa, se pueden conseguir los domicilios de estas personas?

41

SR. DIAZ.− En los casos de Gustavo Caloti, tiene residencia en Francia, o sea, es ubicable, y en el de Alicia Carminati, está en Australia y es ubicable. Quiero hacer una pequeña mención sobre Alicia y Víctor Alberto Carminati. A mí me trasladan el 28. Por testimonio posterior de Alicia Carminati, me entero de que es sacada también el 28 de diciembre, y dejada, junto con su padre, en la puerta de su casa. DR. GLUZMANN.− ¿Apodos de Alicia y Víctor Alberto? SR. DIAZ.− No. DR. GLUZMANN.− ¿Carriquiriborde, Gabriela, quien tuvo familia y se encuentra desaparecida. Algún apodo? SR. DIAZ.− Le decían Gaby. DR. GLUZMANN.− ¿Estuvo en Banfield y también estuvo en Arana? SR. DIAZ.− En Arana, por propio testimonio de ella. Relatamos que también había estado allí, pero no puedo afirmarlo. DR. GLUZMANN.− ¿María Clara Ciocchini, desaparecida, algún apodo? SR. DIAZ.− No. DR. GLUZMANN.− ¿Estuvo en Arana y en Banfield? SR. DIAZ.− Así es DR. GLUZMANN.− De Acha, Claudio. La misma pregunta, ¿estuvo en los dos lugares? SR. DIAZ.− Sí DR. GLUZMANN.− ¿Tenía algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− Demasier, Norma Beatriz, ¿estuvo en los dos lugares? SR. DIAZ.− En Arana y Banfield DR. GLUZMANN.− ¿Apodo? SR. DIAZ.− "La Negrita DR. GLUZMANN.− Walter Docters, liberado, ¿estuvo en los dos lugares? SR. DIAZ.− Estuvo un día en Banfield y después fue a Quilmes y a la Unidad 9 de La Plata, en carácter de detenido legal. DR. GLUZMANN.− ¿Se puede conseguir el domicilio? SR. DIAZ.− Sí. 42

DR. GLUZMANN.− Falcone, María Claudia SR. DIAZ.− Estuvo en Arana DR. GLUZMANN.− Marlene Kleger Krug, la alemana con nacionalidad paraguaya. SR. DIAZ.− Está desaparecida DR. GLUZMANN. −¿Usted estuvo con ella en los dos lugares, Arana y Banfield? SR. DIAZ.− Con ella en Arana, nada más. Supuestamente tuvo un final trágico. DR. GLUZMANN.− ¿No la volvió a ver? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿López Ángela, desaparecida, algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿Estuvo en los dos lugares? SR. DIAZ.− En Arana, nada más DR. GLUZMANN.− ¿López Montaner, Francisco, desaparecido. Algún apodo? SR. DIAZ.− "Panchito' DR. GLUZMANN.− ¿Estuvo en alguno de los dos lugares? SR. DIAZ.− En Arana y Banfield DR. GLUZMANN.− ¿Horacio Matoso, liberado, algún apodo? SR. DIAZ.− No. Estuvo en Arana, Quilmes y la unidad 9 de La Plata. DR. GLUZMANN.− ¿Lo mismo sobre Patricia Miranda. Estuvo en los dos lugares? SR. DIAZ.− Estuvo en Arana, Quilmes y en la cárcel de mujeres de Devoto. DR. GLUZMANN.− ¿Y luego liberada? SR. DIAZ.− Sí DR. GLUZMANN. −¿Se puede obtener el domicilio? SR. DIAZ.− No tengo cómo llegar. DR. GLUZMANN.− ¿Moller, Emilce. Estuvo en los dos lugares? SR. DIAZ.− En Arana, Quilmes y la cárcel de mujeres en Devoto. Es ubicable.

43

DR. GLUZMANN.− ¿Algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿Montesano de Ogando, tenía algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN. ¿Está desaparecida. La vio en Arana? SR. DIAZ.− No. DR. GLUZMANN.− Navajas de Santucho Cristina, desaparecida, la misma pregunta. SR. DIAZ.− En Banfield DR. GLUZMANN.− ¿En Arana no? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿Algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− José María Noviello, liberado, ¿algún apodo? SR. DIAZ.− No recuerdo. Estuvo en Arana, Banfield y Quilmes. DR. GLUZMANN.− ¿Jorge Ogando, desaparecido, algún apodo? SR. DIAZ.− No recuerdo. DR. GLUZMANN.− ¿Dónde estuvo? SR. DIAZ.− Lo recuerdo en Banfield DR. GLUZMANN.− ¿Graciela Pernas, en Banfield, desaparecido, estuvo en Arana? SR. DIAZ.− No lo recuerdo. DR. GLUZMANN.− ¿Algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿Poce, Julio, también desaparecido, algún apodo? SR. DIAZ.− No recuerdo. DR. GLUZMANN.− ¿Dónde lo vio? SR. DIAZ.− En Banfield

44

DR. GLUZMANN. −¿Alberto Rasero. Algún apodo? SR. DIAZ.− "Calibre". DR. GLUZMANN.− ¿Lo vio en los dos lugares? SR. DIAZ.− Sé que estuvo en Arana y en Banfield por dichos de él. DR. GLUZMANN.− ¿Usted lo vio? SR. DIAZ.− En Banfield DR. GLUZMANN.− José María Schun. Ya dijo que le decían "Carozo", desaparecido. SR. DIAZ.− En Arana, solamente. DR. GLUZMANN.− ¿Cuando Ud. se fue, seguía en Arana? SR. DIAZ.− Sí. DR. GLUZMANN.− ¿Silva Néstor, algún apodo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− ¿En qué lugares lo vio SR. DIAZ.− En Arana y en Banfiel DR. GLUZMANN.− ¿Víctor Treviño, en qué lugares lo vio? SR. DIAZ.− En Arana y nada más. Después supe que había estado en Quilmes DR. GLUZMANN.− ¿Cómo se enteró de que estaba en Quilmes? SR. DIAZ.− Me lo dicen los detenidos que estaban en Quilmes. DR. GLUZMANN.− ¿Ungaro, Horacio Angel, desaparecido, algún apodo? SR. DIAZ.− No recuerdo. DR. GLUZMANN.− ¿Dónde lo vio? SR. DIAZ.− Por dichos de él sé que pasó por Arana en el lugar donde yo había estado y en Banfield. DR. GLUZMANN.− ¿En Banfield, usted lo vio? SR. DIAZ.− Sí. DR. GLUZMANN.− ¿Nora Ungaro, liberada. Algún apodo? SR. DIAZ.− "Norita"

45

DR. GLUZMANN.− Le pido al tribunal que el testigo acerque, si es que puede, todos los domicilios de las personas que podrían ser citadas como testigos. Usted habló de Pujol en Banfield, lo nombró al pasar........ SR. DIAZ.− De Pujol en Banfield. Lo nombré porque en un testimonio que le puedo dejar a la Cámara: es el testimonio de Alicia Beatriz Carminatti, que estuvo en Banfield conmigo y hace mención de que estuvo y aquí agrega nuevos nombres de posibles víctimas en Banfield. En el caso de Diana Guerrero, en el caso de una chica llamada Sarita... DR. GLUZMANN.− ¿Se podría conseguir el domicilio de Pujol? SR. DIAZ.− Por mi parte, no. Ella hace mención a que la chica que en esa oportunidad bajó a atender, a ayudar en el parto, era una estudiante de medicina de apellido Pujol. DR. GLUZMANN.− ¿Por lo menos tenemos un dato. Usted no sabe si estudiaba en La Plata? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− Usted en su declaración menciona a Manuela Santucho, que es parienta de la chica que tiene familia.... SR. DIAZ.− Sí DR. GLUZMANN.− ¿La vio usted? SR. DIAZ.− No. Escuché su nombre. DR. GLUZMANN.− ¿Tiene algún grado de parentesco? SR. DIAZ.− Creo que sí. De cualquier forma, no recuerdo el grado de parentesco. Creo que eran cuñadas. DR. GLUZMANN. Usted dice que escuchó. ¿Dónde? SR. DIAZ.− En Banfield. Que venía en el grupo al que yo digo que supuestamente ellos le llamaron "los pesados" y que no nos dejaban tener contacto con ellos. DR. GLUZMANN.− Y usted, del esposo de Cristina Santucho, ¿sabe el nombre de él como su esposo? SR. DIAZ.− No DR. GLUZMANN.− Usted habló de un judío. Relacionado con esto, ¿no hay ningún otro dato que pudiera dar sobre la fisonomía, la edad? SR. DIAZ.− No. Era una persona muy mayor de edad comparada con la que teníamos nosotros. Podríamos hablar de 60 años en septiembre del 76.− DR. GLUZMANN.− Habla del médico Bergés con bastante precisión. Usted declaró como testigo en las causas donde se trató el tema del médico Bergés. SR. DIAZ.− Puedo dejar un testimonio bastante amplio, que ya lo hice ante el consulado de España por los juicios que se están llevando a cabo por el Juez Garzón. 46

DR. GLUZMANN.− Y ahí figura la causa. SR. DIAZ.− Aquí figura, y figura una causa que fue abierta por las Abuelas de Plaza de Mayo, que fue la del Juzgado del Dr. Borras, de La Plata, en la cual declaré en 1986. Está el número de la causa, del Juzgado n* 1 de la ciudad de La Plata. Recuerdo haber sido llamado por la citación de Abuelas de Plaza de Mayo. DR. GLUZMANN.− Usted se ha referido a las Abuelas de Plaza de Mayo. Usted dice que pudo comprobar que tuvieron familia dos personas porque oyó el llanto de los niños. ¿Le consta que una tercera persona haya tenido familia? SR. DIAZ.− No sé si tuvo familia. Hago la aclaración que todos los testimonios llegan hasta el 28 de diciembre. Hay testimonios posteriores respecto a los que estuvieron en el Pozo de Banfield en 1977.− DR. GLUZMANN.− Usted dijo en un momento que este chico Schunk, desaparecido, subió a un micro. ¿Podría decir en qué fecha ocurrió eso aproximadamente? SR. DIAZ.− Tiene que haber ocurrido entre el 19 y el 20 de septiembre. SR. GLUZMANN.− ¿No recuerda dónde fue? SR. DIAZ.− En 12 y 60 DR. GLUZMANN.− Este señor judío, cuya única característica es esa, ¿puede haber sido − le doy un nombre para que usted haga, a conciencia, diga si puede o no ser, si es que recuerda, Jorge Rubinstein, abogado? SR. DIAZ.− No lo recuerdo. Tal vez por fotografías. DR. GLUZMANN.− Acá quiero llegar a otro punto. Usted estaría en condiciones o acepta que en algún momento se lo cite para que pueda ir reconociendo, en la medida que pueda, las fotografías de los represores o de los desaparecidos. ¿Estaría dispuesto a comparecer nuevamente? SR. DIAZ.− Si DR. GLUZMANN.− ¿Cuánto tiempo estuvo en Arana? SR. DIAZ.− Aproximadamente seis días. DR. GLUZMANN.− Cuando usted dice C.N.U. se refiere a una organización con un nombre. Pregunto, porque también dudo, ¿podría llamarse Concentración Nacional Universitaria? SR. DIAZ.− Si DR. GLUZMANN.− Entonces, Concentración Nacional Universitaria. ¿Puede recordar a la persona del Ejército que lo llevó a la Unidad 9? Lo conocía o conoce, ¿características físicas? SR. DIAZ.− Alto, flaco, con uniforme del Ejército, ropa de fajina, que es el que entra primero y nosotros siempre atrás, y es quien determina que vaya a enfermería, que me mantiene incomunicado hasta que pasaran las marcas del cuerpo, para que no las vieran mi familia.

47

DR. GLUZMANN.− En la lista de represores, señala a Miguel Angel Etchecolatz. ¿Cuál es el motivo por el cual lo pone? SR. DIAZ.− Justamente por determinados testimonios, es el que ordena a Alfredo Fernández, quien hace un memorandum sobre la actividad de los estudiantes secundarios en la ciudad de La Plata. Alfredo Fernández, esto dicho por un oficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que dice haber estado en contacto con ese memorandum, se lo eleva a Miguel Angel Etchecolatz. El que toma la decisión de los distintos secuestros sistemáticos de los estudiantes secundarios es Miguel Angel Etchecolatz. DR. GLUZMAN.− ¿Cómo se escribe Hours? SR. DIAZ.− HO DR. SCHIFFRIN.− Si el testigo no lo sabe puedo decirlo, pero no en público. SR. DIAZ.− HOURS DR. GLUZMANN.− ¿Habló con él o leyó la declaración? SR. DIAZ.− Leí la declaración y cuenta en una oportunidad que daba en una habitación contigua cuando parte de la fiscalía lo llama a él para que aporte datos de los chicos que se conocen o llaman como de La Noche de los Lápices, que eran varios. DR. GLUZMAN.− ¿Declaró en el juicio contra las exjuntas? SR. DIAZ.− En el juicio contra el general Camps, causa número 13.− DR. GLUZMANN.− ¿Causa 13? DR. SCHIFFRIN.− Es la causa 450 SR. DIAZ.− 450 DR. GLUZMANN.− ¿Recuerda cuál es el nombre del médico que lo atendió de apellido Fabole? SR. DIAZ.− No recuerdo el nombre DR. GLUZMANN.− ¿Es médico del Instituto Médico Platense? SR. DIAZ.− Del Instituto Médico Platense DRA. VEDIO.− ¿Recordás haber visto a determinadas personas de las que no sabés el nombre, pero que puedas dar algunas características físicas o características generales? SR. DIAZ.− Estuve detenido con muchas más personas, pero quizás con ayuda de otros testimonios por ahí puedo reconstruir el tiempo en que pude haber estado, pero ni siquiera por fotografías puedo saber por si solo si estuve detenido con esas personas. DRA. VEDIO.− No pretendo una identificación concreta de una persona, sino si había un muchacho que estudiaba, por ejemplo 48

SR. DIAZ.− En el Pozo de Banfield, en un momento determinado sé que traen a un muchacho de Chascomús, que era del sindicato de la UOM. No sé cual era el apellido de ese muchacho. Por esas características puedo llegar a determinar. El, se decía, que era de Chascomús, del sindicato de la UOM.− Chascomús , que lo habían detenido por un conflicto con el general Saint James, que era de Chascomús. Y quiero agregar que era por un conflicto por una arenera, que se la quería quedar. Pero sí me acuerdo que Ibérico Saint James, que era un general del Ejército Argentino, había tenido un conflicto con él por ser de Chascomús y del sindicato de la UOM, no sé porqué causa pero creo que por una arenera. Esos son los antecedentes que puedo aportar. DRA VEDIO. −Si vos Recordás los datos los podés dar ahora o aportárselos después al Tribunal, porque mucha gente se va reconociendo por las características y no por sus nombres. SR. DIAZ.− En el caso del testimonio de Carlos Carminatti, era esa mención, que había un tal Carlos Cortéz que podría ser el mencionado caso que yo recién recordé. Yo, sinceramente, no tengo posibilidades de juntar las dos partes. DR. SCHIFFRIN.− ¿Alguna pregunta más? Muchas gracias, Señor Díaz. Damos por terminada esta parte de su declaración. Ahora vamos a imponerle el pesado trabajo de concurrir a la Secretaría y colaborar con quienes están volcando su testimonio, para posteriormente leer esta declaración. En este estado se reabre el acto y el Dr. Gluzmann pregunta. DR. GLUZMANN.− Le preguntaba al testigo Díaz si esa persona judía a la que se ha referido en su declaración podía tratarse de un abogado de La Plata, el doctor Rubinstein, y contestó que no se acordaba. Aprovecho para preguntarle si podría aportar algún otro tipo de elemento para poder llegar a identificar a esa persona, o si sabe cuáles eran los motivos por el cual estaba detenido. SR. DIAZ.− Cuando la doctora Vedio me preguntaba si podía hacer alguna relación con respecto a quién era esa persona, puedo decir que era muy significativo que cuando estuve en la Unidad 9 de La Plata me crucé con una persona llamada Juan Graiver, una persona de edad. El hecho era que él no salía con el conjunto de los detenidos, sino solo, para que no tomara contacto con otros detenidos. Yo intercambié algunas palabras con él, que era una persona de edad, porque nos encontrábamos en la enfermería, en el momento de mis operaciones, y después relacioné, pensando que era judío y de edad, que podía ser del grupo Graiver, pero no podría llegar a explicitar si esa persona Rubinstein pertenecía al grupo Graiver. DRA VEDIO.− Era abogado del Banco Comercial de La Plata DR. SCHIFFRIN.− ¿En qué fecha se produjo el episodio Graiver? DR. GLUZMANN.− En este momento no lo puedo precisar con exactitud, pero entiendo que fue para esa época. DR. SCHIFFRIN.− ¿Fue en 1976 o mucho después? SR. DIAZ.− Tendría que ser en septiembre de 1976. DR. SCHIFFRIN.− Y en ese momento ocurre el episodio Graiver. SR. DIAZ.− Hay dos hechos,. Uno es el que yo relaté y es que él estaba detenido legal en la Unidad 9 de La Plata. Pero si se refiere a la persona que estaba en carácter de detenido en el Campo de Arana, 49

tenía que ser en septiembre de 1976, que era cuando me encontraba en ese período en el citado campo. DR. SCHIFFRIN.− ¿Existe una idea de la fecha aproximada en que desaparece Rubinstein? Quisiera complementar estos datos con las cuestiones extratemporales para ver si la situación puede ser real DR. GLUZMANN.− La asamblea va a aportar esos elementos. DR. REBOREDO.− Usted dice que en el Campo de Arana se produjeron o se habían producido distintas muertes que más adelante usted habría de mencionar. Las que usted mencionó y que yo registré son las de la muerte derivada del simulacro de fusilamiento, que en definitiva fue un fusilamiento, una probable de Marlene y del judío. ¿No puede habérsele pasado otra cosa más? SR. DIAZ.− Había un hombre mayor de edad− no sé si hice mención a ello− que tenía problemas cardíacos. Ellos también decían que habían tenido un paro cardíaco en la tortura. No tengo más referencia que esa. DR. REBOREDO.− Con relación al Pozo de Banfield, ¿usted tuvo noticias acerca de la señora Adriana Calvo de Laborde, que en el trayecto de la Comisaría 5 de La Plata , anteriormente al pozo de Banfield, daba a luz? SR. DIAZ.− Lo sé por testimonios posteriores y en función de que Adriana Calvo de Laborde estuvo mientras yo estaba dando testimonios. Pero el hecho es que su caso es mucho posterior, su caso se produce en 1977. Por eso digo que Adriana Calvo de Laborde es llevada al pozo de Banfield− no quiero equivocarme− cerca de febrero de 1977. Y cuando ella llega al pozo de Banfield, por propio testimonio, la totalidad de la gente a la cual yo había hecho mención y que dejé en el pozo de Banfield, ya no estaba cuando ella llegó. Por lo tanto, hay un período− enero de 1977− en el que las personas que dejé el 28 de diciembre no tuvieron contacto con ninguna persona que haya podido sobrevivir en ese campo. La única persona que ella menciona que ve, que escucha y que está con ella es Cristina Navaja de Santucho, que ya había tenido familia. Esto fue en febrero de 1977. Por lo tanto, cuando llega Adriana, se encontraba un grupo muy diferente al que yo había dejado el 28 de diciembre de 1976; por eso hay una relación real con lo que cuenta el teniente coronel Sánchez Toranzo respecto al grupo que dejé el 28 de diciembre . Lo mataron en la primer semana de enero de 1977.− DR. GLUZMANN.− El testigo ha hecho mención 2 o 3 veces que tiene el testimonio de Alicia Carminatti prestado ante el juez Garzón. Le pediría si está dispuesto a dejarlo, se agregue a su testimonio. SR. DIAZ. Puedo dejar parte y la otra hacerla llegar. DR. GLUZMANN.− Que quede constancia en el acta de la documentación que agrega el testigo. DR. SCHIFFRIN.− De ello se tomará nota, por secretaría. Con esto damos por terminado el acto. Que no tiene nada más que agregar, con lo que se da por finalizado el acto, previa integra lectura que el Sr. Secretario da de la presente, ratificándola en un todo por ser fiel reflejo de sus dichos, luego del Sr. Presidente Dr. Leopoldo Schiffrin y los Señores Jueces, Dr. Julio V. Reboredo, Carlos Alberto Nogueira y Antonio Pacilio; al igual que los demás intervinientes en el acto y mencionados al comienzo de ésta y por ante mí, de lo que doy fe.−

50

LA IGLESIA COMPLICE Y LA IGLESIA DEL PUEBLO "Caminando hacia el tercer milenio" Autocrítica de la Iglesia a 10 años de la dictadura militar. Desde los comienzos de esta tragedia se procuró anunciar, con toda claridad, el Evangelio de la justicia, de la convivencia social y de la reconciliación... En aquel momento el Episcopado juzgó que debía combinar la firme denuncia de los atropellos con frecuentes gestiones ante la autoridad mediante la Mesa Ejecutiva de la C. E. A, la Comisión encargada de estos asuntos o la acción individual de los obispos. Se buscaba encontrar soluciones prácticas y evitar males mayores para los detenidos. Hemos de confesar que, lastimosamente se tropezó con actitudes irreductibles de muchas autoridades, que se alzaban como un muro impenetrable. No pocos juzgan que los obispos en aquel momento debieron romper toda relación con las autoridades, pensando que tal ruptura hubiera significado un gesto eficaz para lograr la libertad de los detenidos. Sólo Dios conoce lo que hubiera ocurrido de haberse tomado ese camino. Pero, sin lugar a dudas, todo lo hecho no alcanzó para impedir tanto horror Sentimos profundamente no haber podido mitigar más el dolor producido por un drama tan grande. Nos solidarizamos con cuantos se sientan lesionados por ello y lamentamos sinceramente la participación de hijos de la Iglesia en la violación de derechos humanos... " "... Solidarios con nuestro pueblo y con los pecados de todos, imploramos perdón a Dios nuestro Señor por los Crímenes cometidos entonces, especialmente por los que tuvieron como protagonistas a hijos de la Iglesia, sean enrolados en la guerrilla revolucionaria, sean los que detentaban el poder del Estado o integraban las fuerzas de seguridad. También por todos los que, deformando la enseñanza de Cristo, instigaron a la violencia guerrillera o a la represión inmoral. Al concluir este examen de conciencia, los obispos, aplicándonos palabras de Pablo VI, pedimos humildemente perdón a Dios, nuestro Señor, por las culpas que se nos puedan imputar. Rogamos también a los hermanos que se sientan ofendidos por nosotros que nos excusen. Por nuestra parte estamos dispuestos a perdonar las ofensas de las que pudo ser objeto la Iglesia... " • Del folleto editado en Buenos Aires en 1996 y titulado "La Iglesia cómplice y la Iglesia del Pueblo" por organismos de Derechos Humanos.

51

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.