Los Diez Mandamientos De Eva

Los Diez Mandamientos De Eva Eva Cabanelas Dopazo @lucast005 Edición S.L., 2014 1ª edición Impreso en España / Printed in Spain Editado por Lucas P

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Los Diez Mandamientos De Eva

Eva Cabanelas Dopazo

@lucast005 Edición S.L., 2014 1ª edición Impreso en España / Printed in Spain Editado por Lucas Piñeiro Maseda @lucast005 Edición -2-

A mi familia y amigos, por darme alas para volar...

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Prólogo

U

na de las razones por las que bauticé a mi blog como “Cáscale ahí” es porque, desde un primer momento, quise que fuese un blog pluritemático. Cuando la gente me pregunta el porqué de dicho nombre, siempre respondo lo mismo “porque casco de todo”. Si bien la mayoría de blogs versan sobre temas concretos; cocina, fotografía, cine, deporte; yo, no quise restringir el mío a ninguno. La razón es muy sencilla; quería hablar de la vida y la vida está compuesta por un sinfín de cosas. A la hora de publicar un libro, se hace necesario encontrar un hilo conductor, uniformizar el contenido o al menos, presentar bloques temáticos. Con esta idea en mente, me paré a analizar los post que escribí durante el último año y me di cuenta de algo curioso; que podía clasificarlos en diez grupos. Los que ya habéis leído algo mío, os habréis percatado de que siempre me inspiro en la vida (“Cosas que leo. Cosas que pasan. Cosas que me inspiran”). Crear de la nada es más complicado; eso, sólo los grandes escritores lo hacen. En mi caso, os presento este compendio de publicaciones, que he decidido titular “Los diez mandamientos -5-

de Eva”. Cosas que me definen, temas que me apasionan. A través de su lectura, podréis conocerme y, espero conoceros a vosotros mismos, un poco mejor. Chica gallega que sobrepasa el cuarto de siglo, veterinaria de profesión, curiosa e inquieta por naturaleza. Adicta a los sentimientos y sobre todo, adicta a las personas. Resumiendo, “adicta a la vida”; porque en la era de las redes sociales, hay que ahorrar caracteres. No puedo acabar sin evocar un fragmento del “Aleph” de Paulo Coelho. “En mi caso, claro que la literatura es importantísima, pero el que se aferra a los libros académicos y a los cursos de estilo no entiende lo esencial: las palabras son la vida puesta en papel. Así que busca a la gente. […] Nadie aprende a amar siguiendo un manual, nadie aprende a escribir yendo a un curso […] Busca a personas que no tengan miedo a cometer errores y que, en consecuencia, los cometan […] Es ese tipo de gente la que transforma el mundo y después de muchos errores, da con algo que marcará la diferencia”.

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Carta

L

os que tenemos la suerte de conocer a Eva personalmente descubrimos en sus textos la alegría y el optimismo que la caracterizan. La capacidad de transmitir su entusiasmo y fascinación por el ser humano permiten al lector disfrutar con cada línea e impregnarse del positivismo de la autora. Este libro trata sobre la amistad, la familia, el recuerdo, viajes y experiencias, pero sobre todo, el amor; el amor a la vida.

Alejandro Real

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Índice I. 

GALICIA................................................................................. - 19 -  Guía rápida para conocer Galicia ............................................ - 21 -  Pon un gallego en tu vida ......................................................... - 24 -  Sedúcela con acento gallego ..................................................... - 27 -  Galicia calidade .......................................................................... - 29 -  Bares que lugares ....................................................................... - 32 -  La Marbella gallega .................................................................... - 34 -  Terra da chispa ........................................................................... - 36 -  Aquí no hay playa ...................................................................... - 39 -  E ti cantas vacas tes ................................................................... - 41 -  This is Lugo, don't deny it........................................................ - 44 -  True (bus) stories ....................................................................... - 46 -  El sitio de mi recreo .................................................................. - 50 - 

II. 

RECUERDOS ........................................................................ - 55 -  Esta es mi generación ............................................................... - 57 -  -9-

26 Añitos ..................................................................................... - 61 -  Esos locos bajitos ...................................................................... - 63 -  Memorias de aula ....................................................................... - 66 -  Volver a la adolescencia............................................................ - 69 -  Buscando en el baúl de los recuerdos .................................... - 71 -  El universitario que se hizo mayor ......................................... - 74 -  III. 

ANECDOTARIO VETERINARIO ................................. - 77 -  Además de estudiar, hay que correr ....................................... - 79 -  Higia pecoris, salus populi ....................................................... - 82 -  Esas maravillosas criaturas ....................................................... - 85 -  La cabra tira al monte ............................................................... - 88 -  Retratos Ecuestres ..................................................................... - 90 -  Criaturas ...................................................................................... - 93 -  De ruta pola Terra Chá............................................................. - 95 -  A Fonsagrada, paraíso natural ................................................. - 98 -  La buena vida del congresista ................................................ - 100 - 

IV. 

CURIOSIDADES................................................................ - 103 -  Seis grados de separación ....................................................... - 105 -  - 10 -

50 cm .........................................................................................- 107 -  Que dice tu foto de ti ..............................................................- 110 -  15 segundos en los que sobran las palabras ........................- 113 -  47 músculos para enfadarse, solo 13 para sonreír ..............- 116 -  El genérico de los ansiolíticos es el abrazo ..........................- 118 -  Yo solo quiero darte un beso.................................................- 121 -  Mens sana in corpore sano.....................................................- 123 -  La vida es sueño .......................................................................- 126 -  La corrupción de la comunicación........................................- 129 -  150 personas aprendiendo a filtrar........................................- 132 -  Huele a ti ...................................................................................- 135 -  Oda al balompié .......................................................................- 138 -  Ficha a un futbolista y hazte WAG ......................................- 141 -  El falso amante del fútbol ......................................................- 143 -  V. 

WILLY FOG ........................................................................- 147 -  El credo del aventurero ..........................................................- 149 -  Nómadas y mudanzas .............................................................- 151 -  Estaciones y emociones ..........................................................- 153 -  - 11 -

Americanadas ........................................................................... - 155 -  Con la mochila a cuestas ........................................................ - 157 -  Crónicas tunecinas................................................................... - 160 -  Quem nao foi a Lisboa ........................................................... - 163 -  Galegos polo mundo La Suisse ............................................. - 165 -  Desde Lugo a Bilbao............................................................... - 167 -  Diario de Gay Pride ................................................................ - 170 -  Home sweet home .................................................................. - 173 -  VI. 

AMISTAD ............................................................................. - 175 -  Si dejas de buscar amigos perfectos, encuentras amigos verdaderos .......................................................................... - 177 -  Frienship never ends ............................................................... - 180 -  Algo se muere en el alma ....................................................... - 182 -  Más que colegas ....................................................................... - 184 -  Mis chicos y yo......................................................................... - 186 -  Ella ............................................................................................. - 189 -  A… ............................................................................................ - 191 -  My Indian friend ...................................................................... - 193 -  - 12 -

Adopta un finlandés ................................................................- 195 -  VII.  AMOR ....................................................................................- 197 -  Cosas del amor .........................................................................- 199 -  En clave de cítrico ...................................................................- 202 -  Enamorados o esclavizados ...................................................- 205 -  Almas gemelas o polos opuestos ..........................................- 207 -  En el corazón no se manda ....................................................- 209 -  Poliamor, posible y probable .................................................- 212 -  Los 6 arquetipos del amor ......................................................- 215 -  Relaciones y signos ortográficos ...........................................- 218 -  For good....................................................................................- 220 -  El amor en los tiempos de WhatsApp .................................- 223 -  Los príncipes azules ................................................................- 226 -  Pon tu ego a dieta ....................................................................- 228 -  La opción B ..............................................................................- 230 -  La otra cara del amor ..............................................................- 232 -  Lo siento, no te quiero ............................................................- 235 -  Tiritas para el corazón partío .................................................- 238 -  - 13 -

No happy ending ..................................................................... - 241 -  Réquiem por el príncipe azul ................................................. - 244 -  Fue bonito mientras duró ...................................................... - 247 -  It must have been love ........................................................... - 250 -  VIII.  GUERRA DE SEXOS ....................................................... - 253 -  La amistad entre hombres y mujeres si existe ..................... - 255 -  En que piensan las mujeres .................................................... - 257 -  Hombres, manual de instrucciones ...................................... - 260 -  Ellas los prefieren graciosos .................................................. - 263 -  Desmontando mitos masculinos........................................... - 265 -  Los olmos no dan peras ......................................................... - 267 -  Profesiones de éxito ................................................................ - 269 -  Sólo se vive una vez ................................................................ - 271 -  Yo, novias no quiero ............................................................... - 273 -  Flirtea ella, flirtea él, flirtean los dos ..................................... - 275 -  Las arpías no son ellas, sino ellos.......................................... - 277 -  Bailando .................................................................................... - 279 -  Bad boys.................................................................................... - 282 -  - 14 -

Sencillamente seductores ........................................................- 284 -  Esa cobardía de mi amor por ella .........................................- 287 -  Pistas y primeras citas .............................................................- 290 -  Los hombres también sufren por amor ...............................- 293 -  El eterno Peter Pan .................................................................- 295 -  Friends with benefits ...............................................................- 298 -  Una extraña clase de hombre.................................................- 301 -  La prima fea ..............................................................................- 304 -  IX. 

GENTE ESPECIAL ...........................................................- 307 -  Mi familia mi tesoro ................................................................- 309 -  Mi otra mitad ............................................................................- 312 -  Un gran hombre ......................................................................- 314 -  Gracias mamá ...........................................................................- 317 -  Ser madre ..................................................................................- 319 -  Felicidades papá .......................................................................- 321 -  Merci te doy las gracias ...........................................................- 324 -  El ancla ......................................................................................- 326 -  No es casualidad ni tampoco destino ...................................- 328 -  - 15 -

Estrellas fugaces....................................................................... - 331 -  Roomies .................................................................................... - 333 -  Una semana con asturianos ................................................... - 335 -  Bienvenidos a la nave del misterio ........................................ - 337 -  Mis adorables vecinos ............................................................. - 340 -  Y quien es él ............................................................................. - 343 -  El encanto del músico ............................................................ - 346 -  La guapa del grupo .................................................................. - 348 -  Yo, quiero ser como Cristiano .............................................. - 350 -  Un cromosoma de más........................................................... - 352 -  La voz de la experiencia ......................................................... - 354 -  Ser o no ser profesor .............................................................. - 356 -  Me hago doctor........................................................................ - 359 -  Soy adicto.................................................................................. - 362 -  Homenaje a la gente ignorante .............................................. - 365 -  Un espíritu libre con quien volar .......................................... - 368 -  De tal palo, tal astilla ............................................................... - 371 -  X. 

EL SENTIDO DE LA VIDA ........................................... - 375 -  - 16 -

Ni blanco ni negro ...................................................................- 377 -  Redescubrir el romanticismo .................................................- 379 -  El secreto de la felicidad .........................................................- 381 -  Las 6 dimensiones del optimismo .........................................- 383 -  No esperes a perderlo para valorarlo....................................- 386 -  Madurar es arriesgarse.............................................................- 388 -  Celebrar el cambio ...................................................................- 390 -  Quem nao arrisca nao petisca ................................................- 393 -  El pasado nunca vuelve ..........................................................- 396 -  Escapar ......................................................................................- 398 -  Buscando el elemento .............................................................- 400 -  Coronar la pirámide de Maslow ............................................- 403 -  El Alquimista ............................................................................- 407 - 

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I. GALICIA

“Terra meiga”. Tierra que enamora a cualquiera que venga a conocerla. Hermosos paisajes, excelsas tradiciones, “xentiña” de bien y la más bella de todas las lenguas.

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Capítulo 1 Guía rápida para conocer Galicia

A

yer fui a ver "Ocho apellidos vascos", esa película de la que todo el mundo habla y que, por cierto, recomiendo encarecidamente si queréis pasar un buen rato y echaros unas risas. Sin ánimo de "espoilear", os adelantaré que se trata de una hilarante caricatura de los pueblos vasco y andaluz, en la que reconocemos los arquetipos del norte y sur de España, tanto en apariencia como en carácter. Si bien ciertos rasgos de unos y otros se exageran hasta la parodia, constituyen un fiel reflejo de la personalidad de los habitantes de cada una de estas regiones. Sea consecuencia de las condiciones climáticas, sea como fuere, existen diferencias evidentes entre comunidades. Pues cada una posee sus características propias, sus gentes, su gastronomía, su cultura y su forma de ver la vida. He aquí los rasgos más destacados del pueblo gallego. No hay más que ver el parte meteorológico (mejor si lo da Pemán) para darse cuenta de que la mayor parte de las borrascas que entran en España, lo hacen a través de Galicia. - 21 -

Pues bien, uno de los rasgos más importantes de los gallegos es que se han acostumbrado a la lluvia. Mientras que unos han convertido el paraguas en complemento básico de su atuendo (que se lo pregunten a los santiagueses, por ejemplo); otros, hartos de luchar contra el viento, optan por dejarlo en casa y prefieren mojarse (habitantes de zonas costeras en general, coruñeses y moradores de las Rías Baixas en particular). En cuanto a las temperaturas, los lucenses soportan el frío como nadie, y en zonas de montaña (en ocasiones en la propia capital), conviven con la nieve como si de esquimales se tratase. Los ourensanos, por otra parte, nos hemos habituado al extremo calor que nos asola en los meses de verano (recordemos que con frecuencia batimos el récord de andaluces y canarios).Y los vigueses, a los altos niveles de contaminación existentes en la urbe (pudiendo añadir ruido, tráfico, etc.). Aunque hay diferencias entre la costa y el interior, siendo por lo general los habitantes de zonas marítimas más habladores o extrovertidos (directamente relacionado con el turismo), el gallego estándar tiene tendencia a desconfiar, en un primer momento, de aquellos que no conoce. Cualquier foráneo en cualquier aldea de Galicia será recibido con frases del tipo "E logo tu... de quen ves sendo?". A pesar de la desconfianza inicial, al gallego estándar se le reconoce por ser un anfitrión excepcional, que abre las puertas de su casa para compartir el vino de su última cosecha (aguardiente o licor café) u ofrecer la prueba del jamón o de los chorizos del "cocho" cebado en casa. Dicho comportamiento propio del ámbito rural ha caído en desuso en las grandes ciudades, con niveles variables de esnobismo y desarrollo de idioma propio. - 22 -

En lo referente a la comida, si por algo se caracteriza nuestra comunidad es por el gran tamaño de sus raciones y por el imperioso deseo de madres y abuelas de que estemos bien alimentados. El objetivo está claro, "canto máis gordo, máis fermoso". No hemos de extrañarnos si nos echan más comida en el plato cuando aún no hemos acabado con lo que tenemos delante; o si nos mandan de vuelta a casa con bolsas cargadas de fruta y productos de la huerta. El pescado y el marisco saben mejor en la costa, en Portonovo si preferimos las playas del Atlántico; en Viveiro, si optamos por las del Cantábrico. Productos con denominación de origen los tenemos en las cuatro provincias, desde el "Queixo de Arzúa" hasta el "Pan de Cea" y ferias gastronómicas para degustarlos, cada fin de semana (agenda disponible en "Luar" y "A Revista"). Y es que a los gallegos, al igual que a nuestros vecinos de la cornisa cantábrica, lo que nos gusta es el buen comer. Además de todo eso, los gallegos nos emocionamos con los anuncios de Gadis; contestamos con otra pregunta o con el tan laureado "depende"; cantamos al hablar (siendo necesario subtitular determinados testimonios en el informativo autonómico); calificamos a las personas de "riquiño" o "trapalleiro"; somos optimistas (malo será!), luchadores (algunos extremadamente "testáns") y leales amigos. Y lo mejor de todo, es que es posible encontrarnos en cualquier parte del mundo. Porque como decía Zapato Veloz, hay un gallego hasta en la luna.

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Capítulo 2 Pon un gallego en tu vida

P

areces gallego”, he oído decir en más de una ocasión. Y es que los gallegos somos un blanco fácil para los chistes en el resto de España, ya sea por nuestro acento o nuestra forma de ser. Alargamos las vocales, añadimos afecto a las palabras (con la terminación – iño/a) y nos indignamos cuando la gente no entiende el “y luego” o el “malo será”. Los gallegos tenemos fama de indecisos, de no expresarnos con claridad y de ser desconfiados por naturaleza. Intentaré matizaros hoy algunos aspectos al respecto, a nativos y foráneos; más que tópicos, idiosincrasia. En Galicia, como en tantos otros sitios, el idioma cambia según la zona donde nos encontremos. En la costa tenemos lo que yo llamo “gallego mariñeiro”, caracterizado por el “seseo” y la “gheada” y un vocabulario amplísimo en lo que se refiere a pescados y productos del mar. A este nivel, no es lo mismo el gallego de las Rías Baixas que el de las Rías Altas, que difiere en la conjugación de los verbos y el acento (más marcado, en mi opinión, en la Mariña Lucense). En el interior, el gallego que se habla se parece más (al menos fonéticamente) al que nos enseñan en la escuela, con sus particularidades zonales y un vocabulario extenso en lo relativo a aperos de labranza y - 24 -

productos del campo. Gran diversidad léxica que hace las delicias de los propios gallegos; los del valle y los de la montaña. En Galicia, existe pues una gran preocupación por la tierra, sobretodo en la generación de nuestros padres y abuelos. Las fincas (eidos, leiras, agros…) las delimitan los marcos (que no son otra cosa que piedras), que los vecinos desplazan a veces para ganar unos metros más de terreno. Con nocturnidad y alevosía, eso sí. Luego, la propiedad se cierra usando el somier de una cama las más de las veces. Y que viva el minifundio. Así es como nace la desconfianza que acompaña a los gallegos desde la cuna y se transmite de generación en generación. El conformismo o indecisión con los que se nos tilda, tienen su origen a su vez en nuestro carácter pacífico (siempre que no atañe a la tierra, repito) y también en nuestra perspectiva optimista de la vida “nunca choveu que non escampara”. A los gallegos no nos gusta el conflicto, por eso no “nos mojamos” en nuestras respuestas y salimos airosos de situaciones complicadas con un “depende”. Los gallegos no nos enfrentamos, aunque sí hablamos de los demás (sobre todo en el rural), siendo el tamaño de la aldea inversamente proporcional a la información que manejamos. Aunque eso no es un distintivo de los gallegos porque a todos nos gusta el cotilleo. O eso creo yo. Los gallegos triunfamos allá donde vamos. Nuestro acento cantarín agrada dentro y fuera de España, siendo de los más imitados. Despertamos la simpatía de la gente cuando entonamos “A Rianxeira” (“Ondiñas veñen” para los no gallegos). Tenemos un alto concepto de la familia y como miembros de la nuestra, tratamos a todos aquellos a los que - 25 -

permitimos formar parte de ella. Escépticos al principio, pero entregados al final. Los gallegos sabemos evadir lo que no nos interesa y nos implicamos en lo importante, en lo que atañe al corazón. Y a pesar del apego a nuestra tierra, somos aventureros; la “morriña”, fuimos nosotros quienes la inventamos.

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Capítulo 3 Sedúcela con acento gallego

H

oy he leído un artículo sobre los acentos más seductores de España. Según este estudio, el madrileño es el preferido de las mujeres, seguido por el canario y el gallego. Pues bien. Independientemente del tamaño de la muestra y de lo significativo que puedan ser los resultados, me propongo desmontar, o al menos discutir, las conclusiones de dicho estudio, esto es, darle la vuelta. Por supuesto, abogo por el primer puesto para el gallego, con todos mis respetos a madrileños y canarios, a los cuales he tenido el placer de escuchar en varias ocasiones (dentro y fuera de sus fronteras), deleitándome con su acento. A mi modo de ver, la razón de que el madrileño sea considerado como el acento más seductor, se debe a una combinación de personalidad y habla. Ese deje a medio camino entre el interés y el pasotismo y ese punto de chulería, que no insolencia, hacen a los madrileños irresistibles para cualquier mujer. Si a eso sumamos una voz grave tirando a ronca, tienen mucho ganado en el juego de la seducción. Sin embargo, creo que lo que realmente gusta a las mujeres es su actitud, la seguridad de la que hacen alarde, y no tanto su acento, esos sonidos guturales al pronunciar el famoso "ej que". - 27 -

La medalla de plata es pues para el canario, a caballo entre lo caribeño y lo español. Un acento increíblemente dulce y meloso; tanto que a algunas, resulta "empalagoso". En mi opinión, el principal atractivo del canario es su exotismo, cuando no diferenciamos si ese hombre que habla es de este o del otro lado del Atlántico, isleño en todo caso. Es por eso que el acento canario nos hace pensar en las telenovelas (que unas aman y otras odian), en príncipes y princesas; al tiempo que nos resulta gracioso con esas palabras típicas suyas como "las cholas", "el mojo" o "la guagua". Finalmente, se encuentra el acento gallego, que lejos de ser tosco y duro como el madrileño o embaucador como el canario, es cálido y sincero. El acento gallego es suave (a pesar del elevado volumen de la zona norte) y si por algo se caracteriza, es por su potente musicalidad, que "envuelve" a todo aquel que está escuchando, que le hace sentir como en casa. El gallego dispone igualmente de los apelativos más tiernos, expresa el más profundo cariño añadiendo a cualquier palabra eso, el sufijo -iño (de cariño). No creo que haya mujer en el mundo que se resista a que le llamen "pequena", "miña xoia" o "ruliña". Lo dicho, en el ranquin como en la vida, los últimos serán los primeros.

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Capítulo 4 Galicia calidade

S

i hay algo que me gusta especialmente del período estival son las fiestas; cada fin de semana, en un lugar diferente, ya sea para conmemorar algún santo o exaltar cualquier plato de nuestra gastronomía (desde la tortilla al "viño do Ribeiro", pasando por el cocido o el "queixo de Arzúa"). En todo caso, cualquier razón es buena para acercarse al campo de la fiesta y echarse un baile junto a la orquesta, o como dicen por ahí, "ghastar pista". A este respecto, destacaré las diferencias entre lo que llamamos "sesión vermut" y la verbena como tal; pues las personas que acuden a ellas y el repertorio musical varían considerablemente. En la "sesión vermut", las orquestas se deben principalmente al público de mediana-avanzada edad. Tras la misa patronal (celebrada en el propio palco de esta) y la pertinente procesión, los grandes temas de antaño hacen las delicias de los paisanos; el rey es el pasodoble (donde se ponga "Escobilla" que se quite lo demás) y de vez en cuando, alguna cumbia de mujer despechada. Vocalistas que bajan del palco a cantar un corrido mejicano y les rompen el corazón a las señoras - 29 -

con un solo guiño de ojos. Siempre "de un lado p'a outro, de un lado p'a outro", eso sí. Los problemas óseos desaparecen al instante; y al día siguiente, pastillas para la artrosis. Entre "pieza" y "pieza", un sorbito de vermut; porque hay que colaborar con la comisión de fiestas (que trabajan duro todo el año y blablablá). Algún que otro susto con motivo de las bombas (que no fuegos artificiales); nada de pirotecnia, un vecino un poco hábil en la materia. Cuidar que no nos caiga una varilla en la cabeza y rezar para que no prenda. Por la noche, la cosa cambia. Los de la sesión vermut se van a casa; el campo está atestado de foráneos, la orquesta "hace mucho ruido" y no toca temas para bailar. Y es que a día de hoy, la verbena como tal pertenece a la "xuventude" (la del propio lugar y, sobretodo, la de los aledaños). Ir con tiempo para buscar el sitio y encontrar donde aparcar; de camino, bajar la ventanilla y preguntar a los lugareños si "la fiesta está por ahí". Jóvenes equipados con bolsas de plástico con bebida (para la mayoría, el precio del cubata en el bar resulta prohibitivo) llenan el campo de la fiesta. Macrobotellón y macroconcierto, todo a la vez. Muchos gritos y, por supuesto, fenómeno fan ("guapo el guitarrista", por ejemplo). Reggaeton, electrolatino, banderitas, bengalas, manos arriba y aplausos por doquier. Frases tipo "convosco, a mellor voz da verbena galega" (cuantas veces lo habremos oído); euforia colectiva. Y al día siguiente, afonía y dolor de cabeza.

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Y es que las fiestas en Galicia poseen una excelencia sin parangón. A mediodía o por la noche. En la costa o en el interior. Con carpa o sin carpa. Con sardiñada, churrascada o queimada. Con mesas de aire y tiro al palillo (y peluches más o menos bonitos como premio). Con saltamontes e hinchables de colores. Con la subida al palco de los miembros de la comisión y los agradecimientos correspondientes (y que nadie quiera hacerse cargo de la fiesta del año siguiente). Carteles que anuncian grandes fiestas en los árboles o en las paradas del bus. A partir de mayo y hasta llegar el otoño, Galicia Calidade.

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Capítulo 5 Bares que lugares

T

an gratos para conversar... Eso decía Gabinete Caligari en su célebre canción. Y es que los bares son el mejor sitio del mundo para hacer amigos; empezar hablando del tiempo o de la huelga de basura y, después de unas copas de más, acabar contando nuestra vida a cualquier "desconocido" o al camarero, al que por suerte o por desgracia, no le queda otro remedio que escucharnos. Todo mi respeto a esas personas que, sin tener la carrera ni "pluses" en el sueldo por tal labor, ejercen de psicólogos en no pocas ocasiones; al tiempo que manejan la bandeja con suma maestría, habilidad que os confesaré no fui capaz de adquirir en mi breve coqueteo con la hostelería. ¿Y por qué la gente va a los bares? Parece una perogrullada; a beber, pensaréis vosotros. Una respuesta certera, sin duda. Sin embargo, el objetivo último de la gente cuando acude a los bares, no es otro que el de socializarse. En ellos, nos reunimos para ver el fútbol mientras tomamos cañas, nos hacemos confesiones mientras saboreamos un buen café o tenemos nuestras primeras citas (son sitios públicos en los que - 32 -

nos sentimos seguros). Me pregunto cuántas relaciones habrán empezado con la frase "A esta, invito yo". Bares los hay de muchos tipos, desde los más "cool" a los más "enxebres". Algunos son temáticos, otros directamente carecen de decoración. En algunos ponen buena música; otros, no tienen hilo musical. En unos, nos sirven en copa y en otros, en "cunca". En algunos bares, se juega a los dardos o al billar y en otros, al dominó o las cartas. En algunos bares, hay gente muy arreglada tras la barra; en otros, los que nos atienden, están en bata y zapatillas. Esos son los que a mí me gustan; pues son los que frecuentan los "personajes" de mis historias. Y es que no hay nada mejor que los típicos bares de pueblo. Hablo del Bar Severino de Trasalba (regentado por el "Misto") como podría hablar de cualquier otro bar del rural gallego. Con sus gritos y sus colillas en el suelo (en ellos, por supuesto, no se aplica la ley antitabaco). Con sus partidas de tute y subastado. Con sus baños no adaptados a minusválidos. Con su futbolín de monedas de 25 pesetas. Con su más bien reducida oferta de patatas y gominolas (cuidado con la fecha de caducidad). Con sus periódicos abiertos en la sección de esquelas. Y, por supuesto, con señores a la puerta (con sus gorras de publicidad de fertilizantes, carpinterías, etc.) que reciben a todos aquellos que no conocen con una sentencia clara y sencilla... "Tú de aquí non eres". Aunque no es normativo, así se dice en Ourense.

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Capítulo 6 La Marbella gallega

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os gallegos no necesitamos irnos al sur de España para codearnos con la "jet set", ver yates lujosos o descubrir el estilo "navy". En el corazón de las Rías Baixas, se localiza el epicentro de la moda náutica, de los peinados a dos aguas y de la pronunciación más "posh". Bienvenidos a Sanxenxo, o como gustan de decir los residentes, "Sangenjo"; porque traducir los topónimos es de gente "pro" (a todo esto en castellano, se traduce por San Ginés). En Sanxenxo, ellos y ellas son de los más "cool". Caballeros con polo o camisa (cocodrilo, banderita o laureles), preferiblemente rosa y color salmón ("muy seguros de sí mismos"), pantalones caqui y como no, náuticos y mocasines. Señoras con blusa "marinera", vaqueros de marca y cuñas o zapatos de tacón. Cruzada contra las deportivas (chándales, bermudas masculinas, camisetas de asas, chanclas, botas con hebillas...); reservado el derecho de admisión. Jersey anudado a los hombros. Los niños, también; con camisa y bañador. En Sanxenxo, los perros son de raza; caniches, yorkshires y otros "perros patada" (los demás son "palleiros"). - 34 -

En Sanxenxo, los deportes que se practican son el paddle, la vela y el golf. En Sanxenxo, atracan yates con música a todo volumen, menudo fiestón (inspiración, videoclips de Pitbull); otros se venden por el módico precio de 400 mil euros (eso, los más baratos). En Sanxenxo, aparcan BMWs, Mercedes, Audis e incluso, Porsches. En Sanxenxo, la gente aún va a ligar a la playa; con trucos tan viejos como la crema en la espalda o "qué horas son". En Sanxenxo, se va andando hasta "NewPort" (porque en inglés suena mejor). En Sanxenxo, ondea en algunas casas la bandera de España. En Sanxenxo, he visto escrito en una pintada "Aturamos turistas, non porcos fascistas". Yo, personalmente, creo que la intolerancia no tiene disculpa, venga de donde venga. Aunque supongo que, como dice mi hermana, "la ignorancia es un deporte que mucha gente practica".

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Capítulo 7 Terra da chispa

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e imagino que ya habréis escuchado el dicho... "Tres cosas hai en Ourense, que non as hai en España, o Santo Cristo, a Ponte e as Burgas fervendo auga". Si bien es cierto que estas tres cosas son las que hacen única nuestra ciudad, existen muchas otras por las que merece la pena visitar nuestra provincia. Ourense es la tierra de los afiladores, de la Ribeira Sacra, del Entroido y los magostos y, por supuesto, del licor café. Quien visite la ciudad de las Burgas, se montará en el trenecillo de "As Termas" y tomará un baño en Outariz o en La Chavasqueira (dentro o fuera, según presupuesto y ocupación). Admirará los distintos puentes que cruzan el Miño; desde el Romano hasta el Milenio (con su curiosa estructura en forma de gaviota). Y es que en Ourense tenemos tantos puentes que nos quedamos sin nombres para bautizarlos; de forma que tras el "Puente Nuevo" vino el "Novísimo" (así somos de originales). El visitante observará también los grafitis del "Pabellón dos Remedios" (al más puro estilo "gansgta") y los patos que habitan el Barbaña, antaño poblado por peces radiactivos (época en la que las ratas campaban a sus anchas por los bajos de las casas del - 36 -

barrio de O Couto). Ya en el centro, verá ancianas peripuestas tomando café en el antiguo "Hotel Sila" y grupos de jóvenes comiendo chucherías en el Parque de San Lázaro. En la calle del Paseo, podrá irse de compras y negociar con los manteros (mientras no llegue la policía). Hace unos cuantos años, el visitante habría tenido que hacer cola para comprarse un helado en "La Ibense" o en "El Cortijo" o un bocata de calamares en las "Galerías Tobares". Míticos establecimientos que para desgracia de los ourensanos han cerrado. Lo que sí sigue a disposición del viandante son las garrapiñadas del Padre Feijóo (por los siglos de los siglos, amén). En la zona vieja, los más conservadores se tomarán un glamuroso café en el Real, Latino o Bohemio; los más alternativos en el Miúdiño, Tragaluz o Pop-Art (también llamado "el de las lavadoras"). Más tarde, se irán de tapas, sin olvidarse del choricillo al vino de la "Cantina do Pedro", del raxo del "Dúas Portas" o del pincho estrella del Bar "Orellas" (huelga decir de qué se trata). Fuera de la capital, el visitante podrá descubrir hermosos lugares al recorrer los distintos municipios de nuestra provincia. Y es que Ourense no tiene mar, pero sí bellos parajes en las cuencas del Miño y del Sil. Desde las montañas de O Irixo hasta la frontera con Portugal, pasando por los viñedos de Valdeorras y las "Terras de Trives" (con degustación obligada de la bica). No muy lejos de la ciudad, podrá conocer el barrio judío de Ribadavia (mejor a finales de Agosto en la "Festa da Istoria") y como no, esa maravillosa villa patrimonio de la UNESCO llamada Allariz (sin olvidarse de los melindres y almendrados). Por otra parte, sabrá que ha llegado a O Carballiño cuando vea la ropa de los gitanos tendida en las vallas de seguridad de la - 37 -

carretera (curiosa costumbre esta). Xinzo de Limia, Laza, Verín o Viana do Bolo son lugares obligados para los amantes del Carnaval (imposible describirlo, solo resta vivirlo). Si lo que desea el visitante es ver ganado salvaje, tendrá que desplazarse al sur de la provincia, a la zona de Lobios y Entrimo, donde las cachenas dominan el paisaje y se sintoniza la radio portuguesa. Además del paisaje y la gastronomía, lo mejor de Ourense son los ourensanos. Gente que le pone artículo al nombre de las personas (al estilo del portugués o el catalán), que soporta como nadie el calor, que peregrina al santuario de la Virgen de los Milagros en Maceda (nuestro propio Camino de Santiago), que ha convertido la matanza del cerdo en una institución (San Martín es nuestro patrón) y que exige que se cante "Dolores se llamaba Lola" en todas la verbenas. Por último y no menos importante, es Ourense tierra de gente guapa. Es por eso y porque somos así de chulos, que hemos reversionado uno de los grandes éxitos del folclore gallego "Ai Salvora, Ai San Vicente, as nenas bonitas haichas en Ourense". Se siente por Crecente.

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Capítulo 8 Aquí no hay playa

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os del interior, nos hemos acostumbrado a ello y, como consecuencia, preferimos la montaña cuando se trata de desconectar y relajarnos. Pasear por el monte, disfrutar de la vegetación y si acaso, darnos un baño en el río los días de mucho calor. Aunque de vez en cuando nos gusta cambiar de aires, más de un fin de semana en la playa es suficiente para estresarnos; entre bártulos, arena y quemaduras solares varias. A los del interior, se nos ilumina la cara cuando avistamos el mar desde la carretera. Abrimos la ventanilla del coche; dejamos que el aire embargue nuestros pulmones y soltamos frases del tipo “huele a mar”. Nos pasamos el día metidos en el agua, disfrutamos de las olas; porque fuera nos arde la piel. Llevamos sombrilla y crema solar pantalla total (para blanco nuclear). Nos bañamos con sombrero y gafas de sol, al estilo Sara Montiel. Lucimos con orgullo nuestro bronceado “código de barras”; el de andar por ahí al sol, colorcillo en brazos y piernas, barriga lechosa. Nos hartamos de comer marisco y decimos eso de que “en la costa, sabe mejor”. Los de Ourense invadimos Samil; los de Lugo, Barreiros; los de Santiago, Noia y alrededores. Eso, algún que otro día. - 39 -

A los del interior, se nos ilumina la cara cuando vemos un charco en los días calurosos; nos refrescamos como podemos; en piscinas, fuentes o con mangueras. Cerramos las ventanas de casa y soltamos frases del tipo “non se para” o “mi madriña, que calor vai”. Nos pasamos el día metidos en la bodega, jugamos a las cartas; porque fuera no podemos respirar. Llevamos gorra si vamos al bar (y a la partida jugar). Entornamos el sol con la mano, al más puro estilo rural. A la “noitiña”, salimos a pasear; nos ponemos bermudas y manga corta para coger algo de color. Nos atrevemos a comer cocido, callos y potajes en las fiestas; yo digo, ojo a la posible indigestión. Los de la ciudad invadimos las aldeas; andamos de verbena de aquí para allá. Eso, la mayor parte de los días. Aunque es agradable despertarse con el sonido de las gaviotas; los del interior, nos quedamos con el canto del gallo por la mañana temprano. Aunque está bien no tener que usar chaqueta en todo el día; los del interior; optamos por ponérnosla al amanecer y cuando “empeza a refrescar”. Aunque nos guste conversar en una terraza o un chiringuito; los del interior; preferimos hacerlo en la huerta o en una banqueta del lugar. Aunque, de vez en cuando, comamos pescado o productos del mar; los del interior; elegimos la carne, el producto animal. Y aunque nos encanten las olas y a pesar de la increíble frialdad del agua fluvial; los del interior, nos decantamos por la montaña y el río y no, por la playa y el mar.

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Capítulo 9 E ti cantas vacas tes

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n ocasiones, he oído decir que la ciudad de Lugo no tiene nada en especial. Un pensamiento que, desde este humilde blog, tengo por propósito desterrar de la mente de cualquier turista en general y de otros gallegos, en particular. ¿Por qué visitarla? ¿Por qué escogerla en lugar de otras? Existen muchas razones; eso sí, hemos de tomarnos un tiempo para descubrirla. Porque la ciudad de Lugo posee ese extraño encanto que surge del placer de lo sencillo y del gusto por el buen comer. Una ciudad llena de historia, repleta de gente los días de fiesta y desierta, los días de calor. Una ciudad en la que vivir tranquilamente, sin gastar mucho dinero (bueno, bonito y barato), sin prisas, sin estrés. Una ciudad en la que la gente sale a la calle con la bata puesta sin que nadie se sorprenda; una ciudad en la que perder el autobús se convierte en un auténtico drama y en la que la gente ignora a los que van en bicicleta. El riesgo de atropellar ancianos en las aceras es elevado; esas cosas que pasan. - 41 -

¿Y qué es lo que sabe la gente sobre Lugo fuera de "nuestras" fronteras? Pues que tiene muralla, que hace mucho frío y que se come tremendamente bien (o lo que es lo mismo "a fartar"). En este caso, los tópicos son ciertos. Después de casi ocho años, he podido comprobarlo. Y es que en Lugo pasan cosas que no pasan en otros lugares. El extremo frío invernal hace posible que el pelo se nos congele, las orejas, los miembros, en general. Las calles se convierten en trampa mortal para los viandantes; el número de caídas (o "aterrizajes forzosos" como me gusta llamarlas) es increíblemente alto cuando se produce el deshielo. En Lugo, los camareros nos "azuzan" a comer en los bares y se indignan si no lo hacemos; nos tomamos unas cañas y ya cenamos; luego nos vamos a la Muralla a perder los kilos que ganamos (o al Río Rato si no tememos a los mosquitos). En Lugo, nos encontramos curiosos "personajes" por las calles, que lo mismo llevan una linterna en la cabeza como cantan una letanía religiosa a voz en grito. Pero si algo tengo que destacar de la ciudad de Lugo, son sus gentes sencillas, transparentes, sin artificios; y hago esto extensivo a toda la provincia, recónditos lugares conocidos en el ejercicio de mi profesión. Desde las montañas de Fonsagrada (allá donde se sintoniza radio "As Nogais") hasta la Mariña lucense (donde el marisco sabe mejor), pasando por tierras de Meira, donde nace el Miño, los paisajes son verdes y las vacas, una institución. Muchos otros municipios de la "Terra Chá" me quedan por nombrar; recuerdo aquellos en los que tengo grandes amigos. Sitios todos donde no existen los niños, sino "os pequenos". Preciosa denominación, máxima ternura. - 42 -

Para terminar, solo diré una cosa y es que los lucenses dominan como nadie el arte de los piropos, los llevan a su terreno, los reinventan. Puede que horroricen, puede que nos hagan partirnos de risa (yo me adscribo a este segundo grupo). En todo caso, no nos dejan indiferentes. En Hexágono o Hermo, podréis comprobarlo por vosotros mismos.

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Capítulo 10 This is Lugo, don't deny it

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rixe, Ourense. Destino, Meira. Parada, Vilalba. Adoecer de calor e poñer a chaqueta; comer e comer. Botar un baile, facer un percorrido polas carpas dos veciños e mexar entre o millo. Así e a "Xira"; ninguén sabe por qué se chama así. Supoño que porqué a xente comeza "xirando" polo campo e remata "xirando" sobre sí mesma; xa vos imaxinades a razón. Pola mañá, pelar patacas e facer tortillas. Cociñar para moitos ("mellor que sobre e non que falte"). Cargar coches e subir a comida ata o campo. Descargar. Atopar algún coñecido na carpa do lado. Tomar o vermú; quen di un, di varios (Meira é o concello con maior consumo de vermú de toda España). Comentar a noticia do día (o camión da orquesta tirou coa fonte da praza, unha desgraza). Comezar a comer. Pola tarde, charlar e interesarse pola gandería de fulano de tal ("¿en cantos litros está?"). Visitar outras "merendas" na procura dalgún home con tractor amarelo (descubrir, infelizmente, que non hai). Coñecer as persoalidades do lugar; o antigo alcalde e algún mais. Tomar un dixestivo. Descubrir quen - 44 -

é Avelino Díaz. Camiñar "do gancho" do mais "chulo" de Meira; dar que falar. Seguir comendo. Pola noite, escoitar os chistes do cura desde o palco da orquesta. Presenzar o sorteo dun par de cabritos (meus pobres). Bailar unha cumbia tras outra. Tremer co frío. Aprender os ditos locais; indagar. Rexuvenecer cando te chaman "pequena". Tomar algo quentiño. Recoller e rematar de comer. Din por ahí, "xente de Meira, tropa lixeira". Eu digo, "xente de Meira, tropa festeira". Estar fóra da casa e sentirse en familia. Coñecer outra cara de Galicia; descubrir a idiosincrasia dunha provincia. Conversar, bailar e, ante todo, "papar".

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Capítulo 11 True (bus) stories

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cho años desplazándose en autobús por la comunidad gallega dan para mucho, para conocer a gente entrañable y también a grandes "personajes". Yo, he comprobado que tengo un imán para ellos y os lo demostraré en adelante. Por lo general, los viajes en autobús suelen transcurrir con normalidad cuando somos capaces de dormir o llevamos cascos, nos sumergimos en nuestra música y descansamos. El problema surge cuando cabeceamos contra la ventanilla, incapaces de conciliar el sueño, nos quedamos sin batería y nos vemos "obligados" a escuchar la conversación de los de al lado. Cuando hablo de gente entrañable, me refiero principalmente a los ancianos, que junto con los estudiantes, representan un porcentaje muy alto de los usuarios. Mínimo quince minutos antes de la hora de salida, a las puertas del mismo haciendo cola, se encuentran apostados. Su propósito, ocupar las primeras plazas y así hablar con el chófer, empleando un volumen elevado, para que todos los pasajeros se den por enterados. La mayoría de ancianos piden permiso para sentarse a nuestro lado si el bus va "petado", nos hacen un par de preguntas y así, sin querer, una nueva amistad ha comenzado. - 46 -

Normalmente, les sonrío y les doy conversación, me recuerdan a mi abuelo (también los hay cascarrabias y de esos, lo que pensamos es "que bajen la voz" o "que se bajen cuanto antes"). Con el término personaje, me refiero a un gran número de individuos de todas las franjas de edades, con un rasgo común, el de "dar la nota", no pasar desapercibidos, vamos. Inclúyanse en este grupo los míticos chavales que no se han enterado de que existen los auriculares, las señoras que hablan a gritos por el móvil o la peña que se pone a discutir en el bus sus intimidades. De estos he conocido a cientos a lo largo de este tiempo; recordarlos a todos es imposible. Os presentaré a algunos con los que he tenido el placer de compartir viaje, por un motivo u otro, he de reconocer que me han marcado. Recuerdo a un hombre de mediana edad, vestido de rocker y con pelos en la nariz (saliendo del tabique, por fuera) que, saliendo de Lugo, se me sentó al lado y tras una larga disertación sobre las pulgas y su madre, acabó diciéndome que "tenía muchos amigos y que todos eran muy limpios". Yo pensé, felicidades, "la higiene es muy importante". Recuerdo a un señor medio borracho que entró tambaleándose en el bus y vino a sentarse a mi lado; ese fin de semana era la feria del vino en Chantada y el hombre, un dibujante de viñetas "verdes", al que de vez en cuando y por suerte para mí, entraba el sueño durante el viaje; me regaló uno de sus ejemplares. Todavía lo tengo guardado. Recuerdo a una chica con pinta de "malota" que fue mi compañera de viaje Ourense-Lugo, a la que inspiré confianza y - 47 -

acabó por contarme que se dirigía a un reformatorio en Rábade, que se había tatuado el nombre de su padre con un cúter y que a la educadora, en un ataque de furia, le había lanzado una zapatilla a la cabeza (entre otros datos aún más inquietantes). La chica me pidió que la ayudase a deshacer tabaco para pasarlo al centro de camuflaje (a los interesados en saber cómo, os lo cuento en un mensaje). Con semejantes antecedentes, no pude negarme. Recuerdo a un chico con pinta de "sobrao" que iba sentado delante de mí en un bus Pontevedra-Vigo; al que, por quedarme sin batería en el MP3, "tuve el gusto" de ir escuchando; y menudas perlas soltaba el muchacho. Una chica iba a su lado y él, alardeando. Cito textualmente porque las tengo apuntadas. "Tengo amigos religiosos que follan más que yo, que ya es decir". "Para no llevarse sustos, lo mejor es irse sin números para casa". "A mí me llaman, me dicen que tienen un retraso y les contesto, no me vengas con la bromita de que estás embarazada". A este, simplemente, me dieron ganas de darle un tortazo. Recuerdo a una pareja de treintañeros que llevaban poco tiempo juntos, discutiendo detrás de mí todo el trayecto Santiago-Lugo, en el bus del aeropuerto. La chica tenía carácter, él era un "panxolas". Ella estaba enfadada por algo que supuestamente él había hecho. Siguiendo la conversación, pude percatarme de que la verdadera responsable del malentendido era ella; sin embargo, fue él quien acabó pidiéndole disculpas. Deduje que la chica en cuestión tenía dotes de manipulación y pensé "pobriño, no sabe dónde se está metiendo". Una vez hicieron las paces, ella le contó de forma pormenorizada una de - 48 -

sus visitas al centro de estética; llegó al lugar y dijo "quítame todo, incluidos los pelos del culo". Yo pensé, "que viva la naturalidad" y "mejor, díselo en casa". En cosas de pareja, un "bus" son multitud. Cuando nos quedamos sin batería (los que tienen Smartphones) y sin cobertura (los que atraviesan Galicia "profunda") y no tenemos a dónde escaparnos; queramos o no, somos partícipes de historias tiernas, grotescas o hilarantes. Comprobamos que la vida, en muchos casos, supera a la ficción y que los "personajes" de dichas historias, no son fruto de la imaginación, sino increíblemente reales.

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Capítulo 12 El sitio de mi recreo

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omo decía el gran Antonio Vega, "silencio, brisa y cordura, dan aliento a mi locura". Y es que todos tenemos un lugar al que nos gusta escapar de vez en cuando, un lugar donde el tiempo se detiene, y podemos estar a solas con nuestros pensamientos. En ese lugar, nos refugiamos del mundo y de las preocupaciones; se deleitan nuestros sentidos y entonces, brota la inspiración. El que os voy a describir, no es un lugar cualquiera. Fue hace tiempo el hogar de uno de los más célebres escritores gallegos, Otero Pedrayo, o como era conocido en el pueblo, don Ramón. Y lo que es más importante, es la aldea que vio nacer a mi fan número uno, que no es otro que mi padre. A él quiero dedicar este post. Lo que hoy comparto con vosotros, lo escribí una calurosa tarde de agosto, ya no recuerdo de qué año, en la bodega de mi casa, el único sitio que, en la provincia de Ourense, se encuentra a menos de cuarenta grados en los meses de verano. Aún corregido y revisado, quería conservar el manuscrito original. Con la venia de mis lectores de fuera de Galicia, os doy la bienvenida a Trasalba. - 50 -

Se atopas un lugar onde as árbores crecen até acadar o ceo e o silencio só é interrompido polo bater das follas co vento, saberás que xa chegaches. Mentres miras arredor na procura dunha persoa á que pedirlle indicacións, descobres que alguén está a observarte tras unha ventá. Achégaste nun intre; mais non consegues saber quen é. Segues andando cara á igrexa, mentres os carballos e castiñeiros do pazo fan que te estremezas coas súas agónicas expresións. De súpeto, caes na conta de que unha parella de gatos está a seguirte. Cando intentas acariñalos, foxen ata converterse en dous pequenos puntos ao lonxe. Por fin, ves un vehículo de cor vermella estacionado xunto ao cemiterio. Intúes que haberá alguén alí, pero cando preguntas ninguén contesta. Achégaste e observas con detemento a estraña beleza daquel lugar; nese intre, dous paxariños aparecen entre as pólas dos cipreses e entoan unha fermosa melodía que che fai sentir coma na casa. Entón, segues andando, guiada polas gargalladas duns rapaciños que están a xogar nunha piscina. Namentres, aproveitas para coller uns poucos amorodos, que as silveiras ofrecen xenerosamente a todos os camiñantes. A ambos lados da estrada, as casas dormen unha longa sesta ao sol do verán. Podes oír como a auga escorre por unha vella tubaría e sentes que o tempo se detén con cada gota que cae. De súpeto, un obxecto capta a túa atención: un cabaceiro de pedra tórnase no gardián desta enfeitizada aldea. Sons que proveñen dun lugar próximo, chegan para interromper tal cavilación. - 51 -

Unha ledicia desbordante invádete ao identificar voces que se erguen sobre o ruído do futbolín e botan cantigas populares, ao tempo que discuten sobre a partida de cartas. Emocionada, aceleras o paso e apenas advirtes a existencia dunhas vellas portarías, testemuñas das longas tardes de antano cando mozos e adultos se entretiñan xogando cunha pelota desinchada. Ergues a vista e quedas mirando o cartel do bar durante uns segundos: a terraza está baleira, dentro é case imposible atopar un sitio libre. Aínda así, decides entrar e convertirte no centro de todas as olladas. A xente saúdate amablemente e un home que está sentado na barra insiste en convidarte ao que tomes. Non te podes negar, pois o Real Madrid acaba de gañar a Liga e é preciso celebralo. Mentres bebes un vaso de auga fresca, deteste a observar a multitude alí reunida. Un individuo baixiño de ollos azuis está no centro da estancia, parece estar a falar con todo o mundo, aínda que é complicado entender o que di. Polo fluír da conversa, averiguas que se trata do sacristán, que está enterado de todas as festas e enterros dos arredores. Ao seu carón, un home de barba sacode un cigarro dun lado para outro, dicindo algo sobre o alcalde e o futuro do concello. Os que están sentados xogan a maioría ao subastado, outros ao dominó. Parece haber tensión entre eles, mais pódese adiviñar que se levan ben. Un home gordo e de aspecto rudo descansa sobre un par de cadeiras roídas pola couza; ao seu lado un mozo de pelo encrespado bebe cervexa ao tempo que fala do traballo cun grupo de portugueses, recentemente chegados ás obras do AVE. - 52 -

Na outra esquina, un home de camisa branca cambalease por efecto do alcol, mentres o que está tras a barra, que ten fama de conquistador, o mira cun sorriso nos beizos. Nun rincón, outro home que leva alfábega nas orellas, observa a situación mentres toma unha cunca de viño tinto. Minutos despois, reparas no teu reloxo. Caes na conta de que xa é hora de marchar. Profires unha breve despedida e, atravesas a porta deixando tras de ti o mesmo barullo que había cando chegaches. Mentres camiñas, observas os refugallos do chan e matinando, chegas a conclusión de que hai pouco houbo feira: escarvadentes, rabos de polbo e migallas de pan parecen delimitar unha ruta marcada por alguén. Decides seguila e ver ata onde leva. O asfalto da estrada derrétese baixo os teus pés. Preto de onde te atopas, hai un banco de pedra no que sentas a descansar un anaco. En fronte, a parada de autobús está deserta: os carteis dos cristais anuncian festas en Amoeiro, Palmés e Santa Cruz. De súpeto, un coche de cor violeta coa música a todo volume atravesa a estrada coma un lóstrego e desaparece nuns segundos. Cando o ruído do motor se perde na distancia, todo volve quedar en silencio. Polo camiño que vén do "fondo do lugar", un home de gorra sobe a présa, mentres fala consigo mesmo, asubía e mira cara o ceo. A súa dicción é un tanto estraña, pódeste decatar de que é tartamudo. Érgueste lentamente, segue a facer un calor infernal. Avanzas pensando que moitos anos antes, xa alguén nos seus escritos falara daquela aldea, da súa xente e da súa paisaxe. Envolta nas túas lembranzas, segues camiñando. - 53 -

Agora sabes onde vas; o corazón báteche con forza no peito. O presente e o pasado mestúranse na túa testa e comezas a recordar: o cruceiro, o eido do Rafael, a casa da bisavóa, a laranxeira, a parra podre, o espello do garaxe do Manolo, a nogueira, a casa onde naciches. Espetada diante da fachada, muda e absorta nos teus pensamentos, ves como a Isabel co seu caxato e as súas ovellas, se achega a ti e, entornando o sol coa súa man engurrada pregúntache: "Nena, que hora levas?".

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II. RECUERDOS

La nostalgia es algo inherente a la edad. Con el paso del tiempo, nos hacemos viejos pero también más sabios. Evocar tiempos pasados es congratularse de estar vivo.

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Capítulo 1 Esta es mi generación

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ecurro hoy al título de una canción de Modestia Aparte para hablaros de los grandes iconos de nuestra infancia; de las series que veíamos, de las golosinas que comíamos, de las cosas con las que jugábamos e, incluso, de la música que escuchábamos. Todo ello en una década, la de los 90, en la que fuimos extremadamente felices; una generación a caballo entre los juegos populares y la era virtual. Una generación distinta a las demás; mi generación. En los 90, las series americanas nos hicieron soñar. Deseamos tener una casa del árbol tan "guay" como la de Punky Brewster (sin que la pesada de Margaux nos gritase "plebeyos"). Quisimos adoptar al bueno de "Alf", a pesar de no entenderle ni media palabra. Soñamos con pelear al lado de Xena, la princesa guerrera (al margen de su extraña relación con Gabriel) y de los Power Rangers (merecen un post aparte, sin más). Nos trasladamos a las playas de Santa Mónica con los Baywatch; convirtiendo a Mich Bucanan en ídolo de masas y a Pamela Anderson en "proyecto de actriz". Fuimos al instituto con Salvados por la campana y deseamos tener un novio como Zack Morris y un colega como Screech. Soñamos formar con nuestros - 57 -

amigos un grupo de música al estilo de los California Dreams o crear un periódico como los Reporteros con clase. Asistimos también a las aventuras de Las gemelas de Sweet Valley, a los amoríos de Brandon y Brenda en Sensación de vivir (perdiendo el norte al aparecer Dylan, James Dean de nuestra época, en pantalla) y conocimos el extraño nombre de "Topanga" gracias a Yo y el mundo. Lo pasamos pipa con el tío Joey de Padres forzosos y con el gran Carl Winslow de Cosas de casa, donde esperamos, como agua de mayo, que Steve Urkel se convirtiese en Stefan (e impresionase a Laura con su traje blanco). Conocimos a Leonardo Dicaprio en Los problemas crecen (y también al padre de Robin Thick), aprendimos a fabricar explosivos con cables y chicles gracias a McGyver y nos creímos fugitivos del ejército con el Equipo A. ¿Quién no deseó nunca montar en la furgoneta de M.A. Barracus por ejemplo? ¿Y quién no fingió alguna vez en su vida llamar a Kitt, el coche fantástico, a través de su reloj? Otras grandes series se me olvidan. En los 90, fuimos adictos al azúcar. El mayor placer del mundo en aquella época era merendar a base de BollyCao, Phoskitos o Pantera Rosa. Con el verano, la llegada de los helados; los grandes favoritos, Calippo, Mikolápiz y Frigopié (además de los míticos polos de sabores). Primeros experimentos de química para preparar el Tang (aquellos sobres con polvos de sabores) y esfuerzos sobrehumanos para chupar el "Two to one" sin babarse. Abrir el "bumbaflash" con los dientes y no atragantarse con el plástico del envase, intentar no pestañear al tomar "Peta Zetas" o tragarse el chicle del "Kojak". Cortar un trozo del "Boomer Kilométrico", escoger los Sugus (suerte para los que nos gusta el azul, el de piña, el que nadie quiere), degustar - 58 -

los "Gummies" o chupar el bubbaloo. Prácticas frecuentes todas de nuestra generación. ¿O no? En los 90, salimos a la calle a jugar. Con el diávolo, la peonza, las canicas o lo primero que hubiese a mano. Coleccionamos cromos, gogos y tazos (chiquitazos, magic tazos, mega tazos, master tazos y macro tazos). Nos llevamos al cole la Game Boy (la mía era roja, DEP), la Onda manía, las Barbies y los Action Man. Fuimos a casa de nuestros amigos a jugar a la SuperNintendo (por aquel entonces la Play Station era una utopía) y al Scalextric. Nos divertimos con los Lego, los Micromachines y, por supuesto, los Playmobil. Nos volvimos locos con los Pokémon y los Digimon, decoramos el techo de nuestra casa con las manos locas (pegajosas y con partículas de polvo adheridas) y asumimos el cuidado de nuestra primera mascota virtual, el Tamagochi, con el consiguiente drama de su partida en nave espacial (y reinicio en el botoncito de atrás con la punta del boli). Mención aparte merece el "Furby", aquel muñeco con aspecto de gremmlin, y más pesado que un plomo, que a día de hoy, no entiendo cómo llegó a ser tendencia. ¿Alguien puede explicármelo? En los 90, descubrimos el pop comercial, de la mano de las Spice Girls y los Backstreet Boys, ya fuera en cinta de doble cara o en CD, los más "pros". Y qué decir de Aqua, una revolución en la música electrónica de la década. ¿Os acordáis de su gran éxito "Barbie girl"? Como ellos, muchos otros grupos que cayeron en el olvido: los Cartoons, vestidos de dibujos animados, los Vengaboys y su "Boom, boom, boom", etc. - 59 -

Para terminar, sólo un par de cosas. Y es que los niños de los 90, hicimos cuadernillos Rubio (en mi caso, hasta no hace mucho), usamos las ceras "Plastidecor" y nos habituamos a ver a Hulk Hogan en la tele. ¿Qué más podemos pedir? Yo creo que nada falta para convenceros de que esos fueron los mejores años de nuestra vida.

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Capítulo 2 26 Añitos

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e un tiempo para acá, he empezado a notar los efectos de la edad. Rememorar viejos tiempos, asumir responsabilidades y en ciertas ocasiones, renunciar a algunos de nuestros sueños. Muchos pensaréis que los que todavía estamos en la veintena, no tenemos ningún derecho a quejarnos, y es verdad. Sin embargo, los veintiséis años constituyen una edad clave; cuando superamos el cuarto de siglo y empezamos a redondear "por exceso", acercándonos "peligrosamente" a la treintena. Cuando cumplimos los veintiséis, ya no tenemos derecho al "carné joven", decimos adiós a los descuentos en los viajes de tren ("bienvenido a la edad adulta"). Cuando cumplimos los veintiséis, nos cobran por las tarjetas de crédito (para lo demás, "Mastercard") y se nos secan los codos. Cuando cumplimos los veintiséis, empezamos a pensar qué queremos hacer realmente con nuestras vidas. Por normal general, estamos cansados de estudiar; y lo que queremos es trabajar. Volvemos la vista atrás; pensamos qué habrá sido de nuestros compañeros del colegio o cómo les irá a los de la universidad. - 61 -

Cuando cumplimos los veintiséis, empezamos a relacionarnos con otro tipo de personas; disfrutamos de una buena conversación y una cerveza. Cuando cumplimos los veintiséis, vemos como muchos de nuestros amigos se casan, se van a vivir con sus parejas o planean aumentar la familia. Cuando cumplimos los veintiséis, nuestro cuerpo ya no resiste las juergas de antaño; y necesitamos dormir para poder rendir (decimos adiós al "renganche"). Cuando cumplimos los veintiséis, nos aficionamos al "gin-tonic". Cuando cumplimos los veintiséis, nos volvemos "más formales". Cuando cumplimos los veintiséis, obviamente, seguimos siendo jóvenes; nos queda mucho por vivir y por hacer. Sin embargo, es precisamente en ese momento, cuando tomamos conciencia de ello; hacemos balance del pasado y proyectamos el futuro con cierto nivel de escepticismo ("Yo, antes de los 30 quiero..."). En todo caso, estamos preparados para afrontar los cambios de nuestra vida. De acuerdo con la línea de mis manos, uno importante tendrá lugar en la mía; un cambio convulso, un giro de 360 grados. Al menos eso es lo que me han dicho; yo no sé de quiromancia.

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Capítulo 3 Esos locos bajitos

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olver a casa en vacaciones es muy gratificante. En fechas señaladas, véase Semana Santa o Navidad, la gente acude a visitar a sus familias y es entonces cuando se producen encuentros casuales con aquellos con quienes compartimos nuestra infancia (en la calle, en una cafetería o en la cola del cine). Aunque unos pocos permanecen en su ciudad de origen; la gran mayoría cambia de residencia al iniciar la universidad. Lo bonito del asunto es que en algún momento todos vuelven a reunirse en torno al que fuera el epicentro de sus vidas durante la tierna infancia, el colegio. Lo más probable es que haya transcurrido mucho tiempo desde la última vez (en ocasiones años), pero en todo caso, volver a ver a esas personas nos trae a la mente gratos recuerdos. Recuerdo que hubo un tiempo en el que vivimos sin preocupaciones, los protagonistas eran “esos locos bajitos”, la película “aquellos maravillosos años”. Nuestras únicas obligaciones eran preparar la mochila, tener una libreta para cada asignatura y hacer los deberes viendo el “Xabarín club” (mis favoritos, Dragon Ball y El mundo de Beakman). Por aquel - 63 -

entonces, no teníamos WhatsApp pero sí Tamagotchi. Coleccionábamos tazos, gogos y cromos de Panini. Mención de honor a aquellos que completaban el álbum, porque a todos nos faltaban los mismos. Jugábamos a la comba, al truco, al brilé, al “declaro la guerra a mi peor enemigo” (si alguien recuerda el nombre de ese juego, agradezco lo apunte) y, por supuesto, a las palmas. Descubrimos curiosos objetos como el yoyó, la peonza o el diávolo. En clase de música, aprendimos a tocar el xilófono, el triángulo y la flauta (al ritmo de TI MI LI). En clase de gimnasia, aprendimos a respirar (“dentro, dentro, dentro… fuera”). En clase de plástica, hicimos nuestras pequeñas obras de arte con palillos y plastilina. Pero sin duda, los sucesos más importantes acaecieron en el patio del cole. Pues allí experimentamos nuestros primeros amores y desamores; dimos también nuestros primeros besos (aunque fuera jugando a “Toma tomate tómalo”). Sufrimos caídas jugando al caza-niños/as; nos vimos obligados a ingerir las hojas de los árboles en otoño, imitamos a las “Spice Girls” y disputamos partidillos de fútbol y voleibol, entre otras muchas cosas. Como sabéis el tiempo no detiene y las personas han de separarse para forjar su propio camino. Pero de vez en cuando, se apodera de nosotros la melancolía. Y pasados los años, nos rencontramos con nuestros compañeros del cole y nos alegramos de que les vaya bien la vida, de que hayan encontrado pareja o de que hayan montado su propio negocio. Pues “esos locos bajitos” se habrán convertido en médicos, periodistas, fisioterapeutas, profesores, psicólogos o músicos de éxito. - 64 -

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Capítulo 4 Memorias de aula

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ruzarse con un buen profesor, siempre resulta inspirador. Alguien que ama lo que hace, capaz de contagiar su entusiasmo; de convertir al alumno más "pasota" en el más brillante. Hay personas que simplemente, tienen ese don. Poseen no solo los conocimientos, sino la habilidad necesaria para comunicarlos. No basta con ser especialista en un determinado tema para enseñarlo; a mi modo de ver, hace falta más, nociones de psicología, empatizar, fomentar la creatividad, transmitir, llegar. Yo, he tenido grandes profesores a lo largo de mi vida. Ellos han sido y son para mí una fuente de inspiración. Los de Parvulitos y Primaria; los del cole, "las seños" y "los profes". Recuerdo a doña Lourdes, con su abrigo de pieles, su chepa y sus castigos frente a la pared. A doña Etelvina, con sus monturas brillantes, su perrete y los enjuagues con flúor que nos mandaba hacer. A don José María, con su gomina en el pelo, con sus deberes y sus parábolas de religión. A don "Canal" (de apellido, de nombre Manolo), con su chándal, sus bromas y sus ejercicios de respiración ("dentro, dentro... fuera"). A don Vicente, con sus gafas opacas y su bastón, habitual de Salesianos - 66 -

con esa forma suya de caminar. A Pilar Vilachá, con sus fulares extremadamente grandes, su coleta y sus frases célebres sobre "potenciación y radicación" (donde "caíamos como moscas"). A "Richard, el teacher", el primer profe de inglés que pronunciaba correctamente "friend", con su aire de "gentleman", su simpatía y los partidillos de baloncesto que jugaba con nosotros. Los del instituto, en la ESO y en bachiller; con sus motes, su extrema paciencia, sus nociones de la vida, su humor. Recuerdo a don Manolo; con sus mapas bajo el brazo, sus clases de geografía y esa especie de "antena" que usaba para señalar (además, de la mesa de alumnos dormidos golpear). Al profesor Albino Núñez, con su traje y su corbata, sus lecciones magistrales y ese cuaderno azul con el listado de alumnos que mandaba a la palestra a decir la lección (suspiros de alivio cuando pasaba la hoja en la que estabas tú). A "Paco", con sus coloretes característicos, su línea del tiempo y su explicación de la historia totalmente imparcial. A "Reme", con sus libros bajo el brazo (siempre a toda velocidad), sus lecciones de literatura y su devoción por "La vida es sueño" de Calderón. A Geijo, con su sempiterna sonrisa, su carácter vacilón y su particular cruzada contra las faltas de ortografía (a pesar de ser el profe de Ciencias de la Tierra). A Boullón, con su bata blanca, sus cristales de palillos y plastilina y sus exámenes de química "uni-simulación". A Milagros, con sus tizas de colores, sus dibujos de mitocondrias y cloroplastos y su obsesión con el mal olor. A Dora, con el Teorema de Pitágoras (para los amigos, "Pitagorín"), con sus derivadas e integrales y su frase célebre "al examen, además de calculadora, traed la cabeza". A Monxardín, con sus historias - 67 -

sobre la "Xeración Nós", su personalidad arrolladora y su voz de doblador. A día de hoy, en la universidad, echo la vista atrás y pienso que tenían esas personas en común, que había en ellos de especial; y si algo amaban sobre todas las cosas era el hecho de enseñar. La alegría de ver a un alumno evolucionar o la tristeza de verlo fracasar. Poner buenas o malas notas; suspensos o matrículas de honor. Felicitar, "castigar", motivar. En todo caso, interactuar con gente diferente, comunicar. Una labor compleja, inigualable; especial. Yo, creo que enseñar es cambiar la vida de las personas; al menos, es lo que ellos hicieron conmigo. Algo a lo que, a día de hoy, también aspiro yo.

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Capítulo 5 Volver a la adolescencia

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Quién no le gustaría retornar a esa época en la que forjamos nuestra personalidad y vivimos libres de preocupaciones? Averiguar las últimas conquistas de nuestros ídolos, conseguir dinero para comprarnos las zapatillas de moda o descubrir por quién está el chico popular de la clase no cuentan como tales. Obviando nuestro aspecto físico y la forma de vestir de aquella época (aspectos de los que solemos avergonzarnos), lo que más me gusta de la adolescencia es la intensidad con la que vivimos, haciendo grandes los pequeños momentos, convirtiendo en único cada instante. A eso me niego a renunciar hoy y siempre. Como ya os habréis percatado mis fieles lectores, y a los no tan fieles os lo rebelo ahora, cuando escribo me gusta inspirarme en la vida cotidiana. Inventar es fácil, pero más fácil aun es contar cómo circunstancias reales nos hacen sentir. Se trata simplemente de abrir nuestro corazón y dejar fluir las palabras. Quién se atreve a intentarlo? Me ofrezco voluntaria. No hay nada mejor que asistir a un concierto de nuestros ídolos adolescentes para descubrir qué cosas - 69 -

permanecen en nuestro carácter a pesar de lo que cambiamos con el paso del tiempo. Mientras esperamos en la cola, nos olvidamos de si hace frío o calor. Pasamos hambre y sed; nada importa más que ver por fin a aquellos a los que admiramos. No sentimos dolor, la adrenalina que liberamos nos hace inmunes y nos sentimos invencibles. Confraternizamos con las personas que hay a nuestro alrededor, sin importar que acabemos de conocerlos. No tenemos miedo a gritar de emoción ni a llorar de felicidad, no tememos al ridículo. Teniendo en cuenta todo esto, yo me pregunto... Existe algo mejor que el "fenómeno fan"? Cuando nos olvidamos de lo que piensan los demás, somos libres para vivir intensamente. Y cuando la vergüenza desaparece, podemos ser nosotros mismos.

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Capítulo 6 Buscando en el baúl de los recuerdos

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oy he leído un artículo sobre las residencias de estudiantes, que me ha traído a la mente gratos recuerdos. Eso, y que últimamente me siento nostálgica. Secar calcetines en radiadores, señalar con el paraguas o rememorar viejos tiempos son claras señales de que uno se hace mayor. Pues bien, cuando salimos de casa, para irnos a estudiar a otra ciudad, en la que lo más probable es que no conozcamos a nadie, una de las mejores opciones para no sentirnos solos es mudarnos a una residencia de estudiantes. Las hay de muchos tipos: públicas, privadas, de chicos, de chicas, religiosas, "paganas", etc. Pero todas tienen algo en común y es que en ellas, hay gente deseando hacer amigos. Una vez instalados en nuestras habitaciones (más o menos confortables), tienen lugar los primeros acercamientos, produciéndose en su mayoría en la sala de televisión, en el comedor o en las habitaciones donde están las neveras (siempre y cuando no estemos rabiosos porque alguien se ha llevado nuestra comida). Ciertas amistades nacen, por ejemplo, haciendo cola en el microondas para calentar el desayuno o durante el visionado de una serie o película (destacando la predilección - 71 -

estudiantil por el cine de autor y las sagas sangrientas). Y es que cualquier momento es bueno para entablar conversación; si no que se lo digan a las señoras de la limpieza, que, en ocasiones, en vez de limpiar, lo que hacen es mover el polvo de una habitación a otra mientras cotillean de lo lindo. Mención especial merecen las fiestas residenciales en el gimnasio (altamente deteriorado) o el salón de actos, donde lo mismo se organiza un karaoke, que se explica cómo usar un extintor. Las residencias de estudiantes son también escuelas para la vida. En ellas, aprendemos a ducharnos en sitios extremadamente reducidos (algunas veces en agua fría), mientras batallamos con la cortinilla para que no se nos pegue en la espalda. Nos acostumbramos a los ruidos nocturnos, sea el muelle de la cama del vecino o la dichosa "pelotita" que tiene a bien lanzar contra la pared. Descubrimos lo rápido que se deterioran los alimentos en "ambientes infectos". Hacemos simulacros de incendios, aunque la mayoría del personal ignore el momento de la evacuación. Aprendemos también múltiples juegos de cartas, siendo tute, póquer y mus los preferidos (aunque algunos seamos más partidarios del "Tutifruti"). Conocemos los locales de moda de la mano de los residentes más veteranos y somos víctimas a su vez de sus novatadas (el emparedado de la puerta con papel de periódico ya es un clásico). Si bien los momentos que en ellas vivimos, son únicos e inolvidables, todos las abandonamos llegado el momento. Y es que las residencias estudiantiles juegan un papel clave en el establecimiento de las personas en un nuevo lugar, actuando - 72 -

como puente entre la vida familiar y la edad adulta (cuando vivimos con otra gente pero en plena libertad). Ya no tenemos que timbrar para que el guardia de seguridad nos abra la puerta si llegamos tarde. Tampoco tenemos que pelearnos con los estores y las ventanas oscilo-batientes; ni dar los "buenos días" al conserje cuando la mayoría de las veces, no nos responde.

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Capítulo 7 El universitario que se hizo mayor

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ente comprando hielo en el supermercado. Fiesta temática en el pub de moda; "telebasura". Salir a bailar, a emborracharse. Hacer nuevos amigos, millones de fotos; al día siguiente, "latar". Esos maravillosos años, que no volverán. Conocernos a nosotros mismos. Hacer estupideces, gamberradas o como le queráis llamar. Una única responsabilidad, estudiar. Así de bien, se vivía en la universidad. "Quién pudiese revivir las juergas de los jueves, las fiestas residenciales, el botellón...", pensó el universitario que se hizo mayor. Unos cuantos años por delante para... Ver la tele hasta las mil, acostarse tarde, no ir a clase; ir y dormir en las últimas filas. Desesperarse con el proyector, con los apuntes, con algún que otro profesor. Cotillear. Tomar café de la máquina. Engancharse a alguna serie o programa de televisión. Charlar. Aficionarse a los juegos de cartas, a la cerveza, al alcohol en general. Compartir piso. Pasar días enteros sin salir de casa. Olvidarse de ir al súper; no tener nada para comer (pero siempre para beber). Descuidar la limpieza, ignorar la vajilla. Viajar en - 74 -

autobús. Salir "a desfasar". No pensar "más allá". Buscar siempre la compañía de otro; en bares o bibliotecas, "socializar". Pasados esos años... Apenas ver la tele, acostarse pronto; madrugar para ir a trabajar. Desesperarse con el curro, con las tareas, con el jefe que está de mal humor. "Rosmar". Tomar café en una cafetería. Engancharse a algún libro, interesarse por la divulgación. Meditar. Aficionarse a la cocina, a la costura, a las manualidades en general. Vivir solo. Pasar días enteros sin pasar por casa. Preocuparse por la compra y la limpieza del hogar. Ver la vajilla sucia y fregar. Viajar en vehículo propio. Salir "de tranqui". Pensar "más allá". Huir del bullicio; disfrutar de la soledad. Por supuesto, lamentarse por no poder volver atrás. El tiempo en la universidad pasa muy rápido; el que empieza ha de aprovecharlo, ha de exprimir cada instante. Plantar la semilla de la amistad, vivir "al margen" de la responsabilidad; relativizar. El que termina ha de pensar que, aunque cueste creerlo, lo mejor está por llegar. Madurar la semilla de la amistad, asumir cierta responsabilidad; priorizar. "Acabar la universidad es el final de la "buena vida" pero también el principio de la "new age" personal", pensó el universitario que se hizo mayor.

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III. ANECDOTARIO VETERINARIO Más que una profesión, una forma de vida. El amor por los animales, increíbles criaturas, es sólo el punto de partida. El amor por las personas subyace a la veterinaria

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Capítulo 1 Además de estudiar, hay que correr

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l contrario de lo que la mayoría de la gente suele pensar, para ser veterinario no basta con amar a los animales, aunque este sea un buen punto de partida (claro está). Un requisito esencial para ser veterinario es ser un/a buen/a corredor/a de fondo. Dado que carezco de la experiencia necesaria para hablar con conocimiento de causa de la profesión, quiero compartir con vosotros los recuerdos que vienen a mi mente cuando echo la vista atrás, a mi época estudiantil (que por cierto, aún no he abandonado). En fin, cosas que uno piensa cuando se va haciendo mayor y, el cuerpo ya no resiste las juergas de antaño. Veterinaria no es una carrera "a secas", esto es, estudios orientados a la consecución de un título universitario. Es una carrera doble, en la que además de estudiar, hay que correr (en el sentido literal de la palabra). Os explicaré por qué (hechos novelados pero verídicos). En el plano académico, no hay más que echar un vistazo al plan de estudios para darse cuenta que asignaturas, créditos y contenidos los hay por doquier. Desde la anatomía básica de los mamíferos domésticos hasta la higiene e inspección de los - 79 -

alimentos, pasando por la nutrición animal. Todo ello condensado en varios años de interminables horas de estudio, febreros y junios infernales (un mes antes en grado), fotocopias miles, preguntas de desarrollo y test de respuesta múltiple (raro es que todas sean correctas), exámenes escritos y orales, trabajos insidiosos (con mención especial para el cuaderno de Bioquímica de primero y el trabajo de Producción de quinto), y lo más importante, la angustia constante de recibir un mensaje titulado "USC NOTAS". Pero si algo tengo que destacar de la carrera de Veterinaria es el momento de anotarse a prácticas, ese momento en el que las habilidades deportivas de los alumnos cobran protagonismo (no gana el más listo, sino el más veloz) y el lema imperante es "sálvese quien pueda", o en su defecto, "tonto el último". Es entonces cuando los estudiantes (futuros veterinarios) desatan sus instintos más primarios; corazones que laten fuerte, frentes perladas de sudor, tensos cruces de miradas y la decisión de quien será el primero en echar a correr hacia la lista. Durante unos minutos el compañerismo desaparece y prima la competitividad. Empujones, pisotones, frases malsonantes; todo vale cuando reina la ley de la jungla. Pero a pesar del estrés sufrido en el proceso, el esfuerzo merece la pena. Pues durante al menos cinco años, llenamos nuestro baúl de recuerdos, de frases célebres de profesores (enanitos, mejillones, centriolos, asuntos baladíes...), de voces inconfundibles (personajes de animación incluidos), de anécdotas en las aulas y excursiones varias (al Aula de Productos Lácteos y más allá), de fiestas y botellones (destacando la archiconocida - 80 -

"Carballeira"), y sobre todo, de grandes amigos. Eso sí, mientras estudiamos una y otra vez las partes del microscopio (aunque finalmente no sepamos cómo utilizarlo).

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Capítulo 2 Higia pecoris, salus populi

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uando estaba en el instituto y la gente me preguntaba qué carrera estudiaría, todo el mundo respondía "Veterinaria?... ¿Y por qué no Medicina?". En ese momento, me di cuenta del menosprecio que existe en la sociedad hacia nuestra profesión. La propia lengua discrimina nuestra ocupación, desterrando el término "Medicina" de la profesión; situándola un plano por debajo de la Medicina Humana (recordemos que en otras lenguas, como el portugués, se habla de "Medicina Veterinaria"). La ciencia que cura a las personas y la ciencia que cura a los animales, situadas al mismo nivel. Unos andan "sobre dos patas"; otros, lo hacen "sobre cuatro"; esa es la diferencia; yo, no encuentro más. Yo, respeto mucho a los médicos, valoro la función que ejercen en nuestra sociedad (por la cual, se les ha llegado incluso a "endiosar"). Tienen en sus manos la vida de los demás, asumen en la práctica una gran responsabilidad (que suele ser individual). Se enfrentan a conflictos éticos importantes; emplean la psicología "de persona a persona", el tacto o como le queráis llamar (unos más que otros, eso es verdad); una labor de inmensa dificultad. Sin embargo, los médicos se ocupan exclusivamente - 82 -

de una especie, la humana (aunque haya distintas razas; a nivel orgánico es menor la variedad). Lidian únicamente con pacientes (y también con sus familias) y lo más importante, disponen de muchos más recursos en la praxis, algo que facilita increíblemente su labor. Porque dónde hay inversión, hay investigación. Yo, respeto tanto o más a los veterinarios; soy consciente de la labor que ejercen en nuestra sociedad, cuya importancia se ha llegado a olvidar. Los veterinarios tienen en sus manos la salud de los demás, asumen en la práctica una enorme responsabilidad (colectiva y no, individual, hablando de alimentos en particular). Se enfrentan a conflictos éticos importantísimos (a diferencia de la medicina humana, no es el paciente el que decide, sino el cliente); emplean la psicología "de persona a persona" y "de persona a animal"; otro plus de dificultad. Los veterinarios se ocupan de varias especies y no de una sola (las hay que tienen cuatro estómagos, increíble es la variedad). Lidian con sus pacientes pero también con sus clientes (que, son a veces obstinados, que les conducen a la desesperación). Y todo lo hacen con recursos limitados. En un establo, con fonendo y termómetro; y "si no compensa", matadero, resignación. En una clínica, con más o menos infraestructura, y si se detecta un cáncer en una mascota, cuidados paliativos, frustración. Porque donde no hay inversión, no hay investigación. Para concluir, una reflexión personal. La "Medicina Veterinaria" es el amor por la vida en cualquiera de sus formas; el amor por los animales pero también por las personas. Es el - 83 -

cuidado de nuestro sustento, de lo que nos comemos, de lo que nos mantiene vivos, y por supuesto, de las mascotas que tan felices nos hacen. Cuidar de los animales es cuidar de las personas. No lo olvidéis nunca.

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Capítulo 3 Esas maravillosas criaturas

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s fácil imaginar de qué o más bien, de quién, os voy a hablar hoy. Empezaré citando una frase de una película que acabo de ver... "Tú le das tu corazón y él te entrega el suyo". Y es que no hay amor más desinteresado en el mundo que el que nos dan los animales. Jamás replican, siempre están ahí, nos enseñan infinidad de cosas; y, lo más importante, nos hacen mejores personas. Nunca he entendido a la gente que dice que lo único que les falta es hablar. Personalmente, estoy convencida de que en el plano emocional, están por encima de nosotros; así que, simplemente no lo necesitan. Además, tienen otras formas de comunicarse. Las palabras sobran cuando los gestos demuestran tanto. Ejemplos hay miles, en el cine y en la vida real. Hoy quiero contaros mi historia. Paquita llegó a mi vida siendo yo una niña de seis años; por una simple razón, porque tenía rabo y sus hermanos, no. Era una gatita siamesa, de carácter huidizo, que se escondía en las esquinas de su habitación. A medida que crecía, más se metía en nuestros corazones. Y más difícil se hacía el estar lejos de ella. - 85 -

Pero un día, un trágico suceso ocurrió. Paquita se cayó por la ventana y en ese instante, mi vida se paró. Me resistí a creerlo; no era el momento, yo sabía que nos quedaba mucho tiempo por delante. Lloré y lloré, y durante una semana, nunca me resigné. Y poco a poco, Paquita se recuperó. Volvió a casa cojeando, pero volvió. Y fue entonces, con sólo seis años, cuando decidí cual sería mi profesión. ¿Habéis oído hablar del efecto mariposa? Un simple suceso que cambia radicalmente el devenir de las cosas. En mi caso, eso fue lo que pasó. Paquita era especial, me entendía mejor que nadie. Era la primera en darse cuenta cuando no me encontraba bien. Se subía a mi cama, me lamía, ronroneaba a mi lado. Por la noche, me dormía con el sonido de su respiración; por la mañana, me despertaba con el cosquilleo de sus bigotes. Reclamaba mi atención en todo momento, me ignoraba cuando le reñía. Me acompañaba a la puerta al salir de casa, y siempre me recibía al volver. Así durante dieciséis años, en los que no concebía mi vida sin que Paquita estuviese en ella. Pero como habréis oído muchas veces, todo lo bueno tiene un final. El tiempo pasó y Paquita enfermó. Esta vez era distinto. Había tenido una vida feliz, y estaba lista para irse. Desde su cestillo, me miró y lo supe. Durante unas horas, fui egoísta, no quise aceptarlo. Finalmente, comprendí que no era justo para ella. Pues prolongar su sufrimiento, era pensar en mi bienestar y no en el suyo.

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A día de hoy, Paquita descansa bajo un nogal en una finca familiar. Y no puedo acabar diciendo que se fue de mi vida hace ya más de tres años, porque siempre estará presente en ella. En mi corazón y en mis recuerdos.

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Capítulo 4 La cabra tira al monte

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e un tiempo para aquí, he observado una clara discriminación hacia las cabras en el ámbito de la veterinaria en particular y, en la sociedad en general; que llama cabra a una persona inquieta ("loca"), yendo el término acompañado de connotaciones negativas en algunos casos. Sea porque en el último congreso de pequeños rumiantes al que asistí todos los peluches que regalaban eran de ovejas y ninguno de cabras (algo que me resultó indignante y, por supuesto, me obligó a expresar mi descontento) o porque la gente me dice habitualmente que me parezco a ellas ("tus primas, las cabras"); he decidido dedicarles este post. Por eso y porque me encantan. De entre todos los animales, las cabras fueron las primeras en ser domesticadas por el hombre (allá por el año 10.000 a.C.); aparecen referencias a ellas, incluso en la Biblia. En pergaminos hechos con su piel, se ha escrito la historia de la humanidad. Son extremadamente resistentes y capaces de adaptarse a los más inhóspitos ambientes, donde otras especies no sobreviven. Son animales limpios, pulcros y sibaritas, incapaces de comer alimentos que un congénere suyo haya - 88 -

tocado antes. Las cabras son la única especie animal con pupilas horizontales (increíble mirada); lo confieso, estoy enamorada. Las cabras tienen buena memoria, aprenden a resolver tareas complejas; recuerdan la llamada de sus crías incluso si pasan más de un año separadas de ellas, y las distinguen entre otras muchas. Las cabras tienen acento cuando balan; modulan su voz según el lugar dónde se crían, como nos ocurre a los humanos. Las cabras, según mis fuentes, descubrieron las propiedades del café. Los hechos sucedieron en Etiopía, cuando un pastor observó cómo tras ingerir los granos, estas presentaban una mayor vitalidad y energía; perdurando estos efectos todo el día. Las cabras fueron las primeras adictas a la cafeína; quién lo diría. Como veis, las cabras son criaturas fascinantes; más inteligentes de lo que pensamos, dentro del reino animal, grandes desconocidas. Yo, me he propuesto ser su defensora fiel; reivindico su singularidad en un mundo "dominado" por ovejas. En cuanto al hecho de que la gente me diga "estás como una cabra", me lo tomo como un halago, teniendo en cuenta las excelsas cualidades de estos animales. Las cabras están en todas partes; las tienen los gitanos, los de la Legión, los de Gran Hermano. Y lo mejor de todo, las cabras protagonizan vídeos que nos hacen reír a carcajadas (pon en YouTube "Goat compilation" y prepárate para "escachar de risa").

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Capítulo 5 Retratos Ecuestres

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n sábado diferente; mi padre, yo, caballos y bocadillos de jamón. Un buen día para una buena reflexión. Y es que, los caballos son muy distintos al resto de los animales. Grácil es su anatomía, elegante su paso, sobrio su carácter y férrea su voluntad. Un animal al que podemos domar pero jamás doblegar; un animal capaz de emocionarnos y desafiarnos; de darnos la vida con una mirada o quitárnosla con una coz. Un espíritu libre e impredecible; una criatura imposible de olvidar. Un ser humano en forma de animal. Los caballos los hay de muchos tipos; mestizos o de raza; blancos o negros, baratos o caros. Hasta ahí, nada que no sepáis; cosas que podemos aprender gracias a los libros, tratantes y ferias ecuestres. Como siempre, a mí me gusta ir un paso más allá. Y es que cada caballo tiene una personalidad propia; una forma de comunicarse, un vínculo especial con su jinete. Cuando hombre y caballo son uno, en lugar de dos. El cine nos ha dado buenos ejemplos; Seabiscuit, Perdigón, Hidalgo, Spirit o Sombragris. Y otros muchos que ahora mismo no recuerdo. Cuando el caballo es capaz de entregar su vida para salvar la de su jinete. Un acto de lealtad profunda que nos conmociona; ya que, por mucho que los amemos, ellos siempre aman más. - 90 -

Hace ya unos cuantos años, tuve el placer de conocer a unos caballos muy especiales, que hoy he decidido recordar y presentaros. Ellos cambiaron mi vida y siempre permanecerán en mi memoria. Talismán era un caballo tordo, tan sabio como resabiado. Procedente del mundo del rejoneo y con pánico atroz a bóvidos domésticos o salvajes. Increíblemente asustadizo y de corazón noble, jamás pisó a su jinete cuando este yació en el suelo. Se cuadraba y esperaba a que se levantase. Talismán murió de viejo. Tango era un caballo alazán, extremadamente curioso y cariñoso. Procedente de una hípica y con gran predilección por los niños. Juguetón y dócil a partes iguales, se ponía de rodillas para que montase su jinete. A Tango le encantaba lamer y tirar con los dientes de la solapilla al personal. Tango fue llevado a Valladolid y ahí le perdí la pista. No pude despedirme, aunque a menudo sueño con él. Duque era un caballo percherón, tan fuerte como obediente. De procedencia desconocida; comprado a un tratante. A veces tranquilo, a veces impetuoso, le encantaba galopar sin silla. Apenas cabía en la cuadra. Duque desapareció un buen día; sospecho que fue llevado también a Valladolid. Cuca y Moro eran dos caballos mestizos la mar de amigables. Pertenecían a alguien que quiso deshacerse de ellos antes de que yo los conociese, sin más. Tan pequeños como simpáticos, se paseaban alegremente por ahí y nunca negaban a nadie el montarse encima. No requerían riendas y caminaban a la - 91 -

par. Cuca y Moro fueron vendidos a otra familia, a la que seguro llevaron mucha felicidad. Jaleo era un potrillo negro, que acabó convirtiéndose en un caballo espectacular. De carácter huidizo e independiente, no resultó nada fácil que se dejase montar. No le gustaba que le diesen cuerda. Se daba la vuelta cuando alguien asomaba la cabeza. No aceptaba heno de desconocidos. Jaleo fue vendido a un vecino; creo que sigue por el lugar. Silencioso As era un caballo español de los que quitan el aliento; campeón de doma clásica. Más hábil el caballo que el jinete, eso sí. Le encantaba revolcarse en la arena y lamer su piedra de sal. Disfrutaba cuando lo llevaban por ahí; aunque costaba trabajo cargarlo en el remolque. Silencioso As estuvo a punto de morir de cólico. Le perdí la pista hace un tiempo, no me cabe la menor duda de que sigue en competición. En fin... Cada uno tiene sus debilidades. Os imagináis cuál de ellos era la mía?

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Capítulo 6 Criaturas

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o programa de hoxe, seguimos a coñecer o rural galego na procura de “cagallas” de cabras e ovellas. Hoxe, desprazámonos ata Teixeiro, camiño de Santiago.

Cando chegamos, o gandeiro, que leva media hora agardando; sinala o reloxo cun xesto contrariado, debaixo da súa gorra enzoufada (“Lanzarote”). Entramos a corte seguidos por un amigable mastín, que nos lapa os brazos en sinal de benvida. Pelexamos un anaco coas ovellas, descubrimos que pegan choutos e tiran coas vaias (aínda que non tanto coma as cabras), e que tampouco, son tan “parvas”. Conversamos cos veciños, a berros, dende unha casa a outra. Falamos do tempo, das festas, da xuventude, do tabaco, da calor que vai. Enfronte a nós, unha señora cun mandil de cadros dille a un raparigo que anda a brincar “Vas caer”. O rapaz fala coma un vello (con retranca); coa súa gorra de “España”, xa pode ser gandeiro. Lévanos ata a corte, da ordes ao can, gasta bromas aos maiores, sabe de termos veterinarios; sen dúbida, é o rei da casa. - 93 -

Seguidamente, desprazámonos ata Melide, última visita programada. Alí agarda unha gandeira exemplar, que chama polo nome as súas ovellas (grandes, de cabeza negra, da raza “Suffolk”). Os rapaces da granxa botan unha ollada cara o coche, míranse entre eles, sorrín (“esta rapaza é nova”, digo eu que pensarán). De fondo, música de “pachanga”. Revisamos o macho e facemos unha visita a enfermaría. Os rapaces arrancan os tractores; de tódalas cores, excepto amarelo. Finalmente, voltamos a Lugo cunha bolsa chea de merda e de anécdotas que contar. Ar fresco nos pulmóns, cheiro a silo no nariz. A beleza do campo na nosa mente, o agarimo que nos da a súa xente. Un sorriso nos beizos. De seguro, repetiremos. Polo de agora, ata o próximo programa.

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Capítulo 7 De ruta pola Terra Chá

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ue a provincia de Lugo ten fermosos paisaxes, non é ningunha novidade. Castiñeiros e piñeiros, gando e pacas de feio nas ladeiras das montañas. Ar limpo. Lugares de difícil acceso. Un café tras outro. Xente acolledora e moi agradecida. As marabillas da profesión veterinaria, rabaños de ovellas, cans e pastores. Experiencias e persoas que quedan no corazón. A Terriña Chá. O seu encanto. E hoxe, teño ganas de contárvolo en galego. A xornada comeza cun café xunto ao Mosteiro de Samos. Pola mañá cedo, só atopamos peregrinos. Rumbo a Triacastela. Chegamos a casa de Soledad, que nos convida a outro café. Poñemos as botas. O seu fillo levános nunha camioneta onde están as ovellas (inaccesible para o noso vehículo); imos dando choutos polo camiño, coa ventanilla pechada para non tragar po. No curuto, o sol peta forte. As vistas son increíbles. Pelexamos coas ovellas para que non fuxan do curro. Sacamos as botas. Voltamos a cociña de Soledad. Tomamos ameixas fresquiñas e o devandito café (só e de pota), iso que non falte. - 95 -

Montamos no coche. Voltamos a Samos. Quedamos con Pío, tallante e gandeiro, na súa carnicería. Convídanos a comer. Mándanos a Remigio para suxeitar as ovellas para "chapear". Poñemos as botas, facemó-lo traballo, sacamos as botas. Tomamos unha cervexa fresquiña nunha terraza antes de ir comer. Disfrutamos da sombra. Acudimos a cita con Pío e a súa señora, excelentísima cociñeira. Embutidos da casa, tortilla, "filete do carniceiro"; e a repetir unha e outra vez. A señora "non porfía ás mulleres", aos homes sí... "non deixedes a vergoña". Queixo e membrillo; e para rematar, outro café. Tamén algún dixestivo, non vos vou enganar. Montamos outra vez na furgoneta, esta vez, fartos coma bois. Dirixímonos á última explotación do día. O nome do propietario, esquecíno. Cando chegamos, xa agardan por nós. O avó, o neto e mailo seu amigo. Poñemos as botas. Recollemos sangue e merda. Sacamos as botas. Parolamos co home; que aos seus 94 anos, conserva as súas facultades intactas (físicas e mentais) e ten corda para un bó anaco. Despídese de min dicindo... "Nena, ten conta cos ourensáns". Arríncame un sorriso, recórdame a meu avó. Quen chegara así a súa idade. Os rapaces fan realidade un dos meus soños, montar en tractor. Fico feliz e moi agradecida. Antes de retornar a Lugo, outra cerveciña a carón do Mosteiro. Un día inesquecible, que agardo repetir pronto. A boa vida do veterinario do rural galego. Un sitio privilexiado na mesa. Un café alá onde vai. Noticias e historias dos veciños. O cariño e a gratitude da xentiña lucense. Eu, a todos eles, só podo dicirlle unha cousa: GRACIÑAS. - 96 -

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Capítulo 8 A Fonsagrada, paraíso natural

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éboa e vacas, estradas con curvas, o galego do bloque oriental (plural en -ois). Perder o sinal da radio, volvelo a recuperar. Descubrir novas expresións, "choer os xatos". A uns cincuenta quilómetros de Lugo, na fronteira entre Galicia e Asturias, "A Fonsagrada", paraíso natural. "Tás ou non tás?". Visitar a granxa de "Normita", de Domingo, de Javi, de Toñito e dalgún máis. Tomar un café en vaso, botar un conto na cociña. Normita caeu tornando das vacas; levanta a camisa e amosa as súas feridas ("porque hai confianza"). O marido berra con ela "por facer cousas que non debes, tache ben". Recomendarlle unha visita ao médico. Procurar un mozo para a veterinaria; aínda que, os solteiros que hai "sonche maiores para ti". Cambiar as casas polas mangas no curuto da montaña, "quecer ao sol". Sangrado, "vacuna" e desparasitación. Levantar rabos, "disparar". Cuestionario obrigado de estado civil, afirmación categórica do gandeiro "algo terá". Parada no - 98 -

Ventorrillo para comer. Turno de tarde noutra finca na que é complicado acceder. Parada para a cervexa; papeis e mais papeis. Rematar coas vacas bravas e algún xato que queda por chapear ("adiantarse ao saneamento, polo que poida pasar"). Volver ao campo; retomar contacto coa xente e as vacas, un pracer para min. Disfutar das mellores vistas e paisaxes; coñecer a grandes "personaxes", amplia-lo vocabulario. De seguro, volverei; senón de veterinaria; se cadra, de secretaria (como din os gandeiros, "por suposto, con minifalda").

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Capítulo 9 La buena vida del congresista

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ente andando en todas direcciones y parándose cada poco a saludar. Mesas repletas de dulces a las que acercarse audazmente para no quedarse sin nada. Azafatas con pañuelos de colores, abriendo puertas y portando micrófonos. Posters "caseramente" colgados que pocos se paran a mirar (los expertos y poco más). Stands con todo tipo de regalos para el avituallamiento del hogar. Charlas magistrales unas; soporíferas, las otras. Bulle bulle de fondo. Algunas de las cosas que el congresista podrá ver u oír. Mostrar la acreditación al entrar y al salir. Cargar la mochila con el material. Comer y beber a todas horas. Hacer nuevos contactos. Conocer la ciudad y, de paso, disfrutar de la gastronomía local. Algunas de las "arduas" tareas que el congresista deberá realizar; al margen del estrés correspondiente si toca presentar. Por el día, ser profesional. Escoger a qué comunicación acudir; consultar el programa una y otra vez. Emplear o no servicio de traducción. Prestar mayor o menor atención a la ponencia. Aprender de los mejores. Tomar notas. Cambiar de sala cuando es ocasión. Aplaudir y, a veces, preguntar. - 100 -

Intercambiar opiniones, teléfonos y correos electrónicos; dar la mano (palmadita en la espalda, los varones) y sonreír. Por las noches, pasarlo bien. Ir de "sidrinas", a cenar y después a bailar. Enseñar pulsera acreditativa para acceder al pub (cortesía de...). Rememorar los 80s. Vestir de forma elegante y posar para las fotos. Confraternizar con los compañeros de mesa, degustar platos de "nouvelle cuisine"; charlar con colegas en la pista de baile, saborear un gin-tonic. Practicar idiomas o cantar folclore popular. No suena mal...

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IV. CURIOSIDADES

Dicen los científicos que el cerebro curioso es un cerebro feliz. Aprender algo nuevo es todavía más placentero que comerse un bombón de chocolate, y no engorda.

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Capítulo 1 Seis grados de separación

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o hay cosa que más me guste en el mundo que conversar con un taxista. Los que me conocéis estaréis pensando... Con quién no te gusta hablar a ti? Y es verdad, disfruto hablando con todo el mundo. Pero los taxistas en particular, se cruzan con miles de personas a lo largo de su vida, aunque sólo sea durante unos minutos (representan lo que los científicos denominan núcleos). Huelga decir que fue una conversación reciente con un taxista lo que me trajo a la cabeza este tema. Cuántas veces hemos oído la siguiente frase... "El mundo es un pañuelo". Los más escépticos piensan que la gran mayoría de nuestros encuentros son fruto de la casualidad. Otros, a los que nos gusta que la vida nos sorprenda, creemos que son cosa del destino. En todo caso, es bien sabido que nada en el universo ocurre de forma fortuita. Y eso es lo que la ciencia intenta explicarnos. A día de hoy, gracias al uso de las redes sociales, todos los seres humanos estamos conectados. Dicho así parece una perogrullada, pero son numerosos los estudios que van más allá, describiendo la naturaleza de dichos vínculos. - 105 -

Habéis oído hablar de la teoría de los seis grados de separación? Os cuento brevemente de qué se trata. Se basa en el principio de que cualquier individuo del planeta puede estar conectado con otro a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Según esto, cada persona conoce de media a unas cien. Si elevamos este dato a la sexta potencia, obtendríamos una red de un millón de millones, o lo que es lo mismo, la población mundial. No os parece fascinante? Si queréis saber más, os recomiendo buscar información sobre el tema; muchos documentales muestran experimentos con resultados tremendamente sorprendentes. Mi adorado Punset tituló a su programa "Redes" hace veinte años. Personalmente, creo que fue todo un visionario, dado que actualmente la ciencia está confirmando sus sospechas. Con esto no pretendo más que convenceros de que en el mundo globalizado en el que vivimos, todo es posible. El que las cosas cambien depende de los pequeños gestos del día a día, de lo que nosotros hagamos con nuestros conocidos y estos, a su vez, hagan con los suyos. Por medio de dichas interacciones, cualquier iniciativa individual puede llegar a una persona con el poder suficiente para ejecutarla. Al fin y al cabo, no es tanta la distancia que nos separa, únicamente seis grados.

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Capítulo 2 50 cm

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lgo que siempre me ha llamado la atención es como actuamos cuando otra persona "invade" nuestro espacio vital; pudiendo reaccionar bien o mal dependiendo de las circunstancias (y del nivel de alcoholemia). Pues bien, está demostrado que existe una distancia crítica, sobrepasada la cual, nuestros argumentos verbales se vienen abajo y nos movemos en el terreno de lo no verbal; esa distancia es de 50 centímetros. La ciencia que estudia este concepto se denomina proxémica, por cierto (yo, que soy fan de los "palabros"). Como todos sabéis, la distancia que guardan dos personas cuando interactúan se relaciona con su nivel de afinidad. A medida que aumenta esta, el espacio entre ambas se acorta. Pasamos de la sola comunicación verbal; a la combinación de ambas, verbal y no verbal. Por otra parte, conocer los límites a los que podemos acercarnos, nos permite ser más asertivos a la hora de comunicarnos. Profundizaré en adelante en esta cuestión; yendo de más a menos, de extraños a personas de confianza. - 107 -

En primer lugar, existe la llamada distancia pública, de tres metros en adelante; es la que empleamos para comunicarnos con grupos de personas (extraños) utilizando por norma general un tono de voz elevado. A continuación, está la distancia social, entre uno y tres metros, la que guardamos con alguien que hemos visto unas cuantas veces y que, todavía no adscribimos a nuestros conocidos. Con estos últimos, empleamos la distancia personal, de entre 50 centímetros y un metro, o lo que es lo mismo la longitud de un brazo. Por último, está la distancia íntima, menos de 50 centímetros, que reservamos para personas de confianza y que nos permite emplear otros recursos comunicativos además del habla, como por ejemplo el tacto; cuando la voz se convierte en susurro. La distancia íntima es, a mi modo de ver, la más compleja de todas; el espacio más pequeño donde más cosas ocurren. Nuestros argumentos se desmoronan cuando alguien se nos acerca más de la cuenta. Entonces, notamos su aliento, oímos su corazón y acaba por nublársenos el juicio. No podemos pensar con claridad y en ocasiones, hacemos cosas que un segundo antes, porfiamos no hacer. Lo hemos visto cientos de veces en las películas; como ella no deja de hablar y a él, no se le ocurre otra cosa que hacer para que se calle, que besarla. No es un cliché, es cierto como la vida misma. Cuando sobrepasamos esos 50 centímetros, las palabras sobran; es más, estorban. Valoramos los silencios, los segundos que transcurren entre beso y beso, las caricias, las respiraciones. Algo maravilloso, un privilegio que concedemos sólo a unos pocos. - 108 -

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Capítulo 3 Que dice tu foto de ti

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avegando por las redes sociales, nos encontramos fotos de todo tipo; desde una tierna estampa familiar a lo que yo denomino "foto promocional" (para ligar, "cazar", venderse); pasando por mascotas, personajes de ficción y caricaturas varias. Aunque parezca un asunto baladí, nuestra foto de perfil es nuestra carta de presentación, la imagen que decidimos mostrar al resto del mundo. No es por tanto, algo aleatorio, sin importancia; sino más bien, nuestro subconsciente expresándose, un fiel reflejo de lo que somos. Veamos entonces qué dice nuestra foto de nosotros. Cuando alguien muestra su rostro centrado, sin retoques, sonriendo; es que se trata de una persona transparente, segura de sí misma, sin miedo a la crítica, que se da a conocer tal y como es, que comparte todo con todos. Por el contrario, cuando alguien muestra su rostro parcialmente girado es porque reserva partes de su ser, no siente la necesidad de ser conocido, no tiene afán de protagonismo; suele tratarse de personas con un mundo interior muy rico, pero que solo comparten con algunos. - 110 -

Las personas que se tapan de alguna manera (con máscaras u objetos) lo hacen porque no se sienten seguras de alguna parte de su ser, intentan que los demás las perciban sólo por lo que quieren mostrar, lo que resulta indicativo de su personalidad o del momento vital en el que se encuentran. Las personas que muestran muecas o gestos graciosos quieren dar una imagen de naturalidad, no les importa lo que la gente piense de ellos; se saltan las normas de "aparecer guapos". Los que muestran la espalda, lo hacen porque seguramente han padecido un dolor que están sanando. Las personas que se funden con el paisaje no son nada egocéntricas, quieren asociarse a ellos y absorber su belleza; si están alejados, hay algo que quieren disimular. Los que salen realizando actividades, deportes o fiestas, quieren dar imagen de personas divertidas, con las que será imposible aburrirse. Los que cuelgan la foto de la pareja son personas orgullosas de su amor, muestran su felicidad sin tapujos; es una forma de mostrar al otro su fidelidad y compromiso. Los que escogen fotos retocadas, artísticas o en blanco y negro, lo hacen porque quieren dar al exterior una imagen de sí mismos mejor de la que ellos perciben; a estas personas les influye la opinión de los demás. Los que muestran caricaturas, tienden a no darse la importancia que se merecen y se cobijan en el humor. Los que escogen personajes ficticios, directamente no tienen interés por revelar su identidad. Los que optan por fotos de la infancia, cuando eran niños o bebés, son personas nostálgicas, quizás estén pasando por una época en la que necesiten ser atendidos por otros. Los que escogen mascotas, - 111 -

son personas afectuosas, expresan así el cariño que sienten por sus animales, es una forma de honrarlos. Mucha gente cree que las redes sociales distorsionan la imagen que tenemos de nosotros mismos; que nos permiten "ser lo que no somos", publicitarnos o vender a los demás una imagen que no se ajusta a la realidad. Y si bien hay personas que crean un "alter ego" virtual y acaban perdiendo su esencia en el proceso; no es lo que le ocurre a la mayoría. Aunque de forma consciente censuremos ciertos elementos de nuestra vida en la red, nuestro "verdadero yo" se hace patente (de forma inconsciente) en los comentarios que hacemos, los "Me gusta" que damos o la foto que escogemos. Porque ser como somos es infinitamente más fácil que fingir lo contrario.

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Capítulo 4 15 segundos en los que sobran las palabras

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s imagináis a qué hace referencia esa fugaz fracción de minuto? Los que hayáis leído algo sobre PNL o visto "El Hormiguero" no tendréis la menor duda; se trata del tiempo que tardamos en crear una primera impresión sobre alguien. Dado que el tema del lenguaje corporal es increíblemente amplio y que ahora mismo no dispongo de la bibliografía necesaria para desglosarlo detalladamente, me centraré en explicaros cómo se crean las primeras impresiones, cuál es su importancia y qué factores influyen en ellas. Otros temas relacionados, próximamente. Las primeras impresiones constituyen un mecanismo automatizado del cerebro y se relacionan con la increíble capacidad de este para manejar gran cantidad de información de forma inconsciente. Nuestros sentidos recogen esa información; nuestro cerebro la procesa y a continuación, la compara con experiencias pasadas almacenadas en la corteza cerebral (racional) y en el sistema límbico (emocional). Así es como se forma una primera impresión; el cerebro adereza la "ensalada sensorial" con sal, aceite o vinagre, depende. Las primeras impresiones son importantes desde el punto de vista evolutivo; cuando los humanos tenían que decidir - 113 -

en el menor tiempo posible si aquellos que tenían enfrente eran amigos o enemigos (por razones de seguridad). A este respecto, nuestro cerebro tiende a preferir lo familiar ante lo desconocido; ya que esto último no sabe cómo clasificarlo, le desconcierta y, por tanto, le asusta. Esa es la base de los prejuicios que, almacenados en el subconsciente, nublan con frecuencia las primeras impresiones que nos hacemos de las personas. Si bien la belleza física contribuye en gran medida a la creación de una primera impresión positiva; esta no depende únicamente de "lo que nos entra por los ojos", ya que mostrar interés por el otro e inspirarle confianza resultan factores clave para "caerle bien". Teniendo en cuenta que las primeras impresiones se producen de forma inconsciente, suelen ser bastante certeras (eso sí, solamente si no acumulamos prejuicios). Aun así, es necesario saber filtrarlas; no debemos caer en la trampa de creer que todo lo intuitivo es fiable; ya que a veces "los sentidos nos engañan". Ni todas las rubias son tontas; ni todos los feos son simpáticos. No sé si me explico. Es hipocresía negarse a reconocer que la apariencia juega un papel fundamental en las primeras impresiones; refiriéndome en este caso al atractivo o "sex-appeal", que va más allá de la mera belleza física y en el que intervienen numerosos aspectos; los más importantes son la sonrisa y el tono de voz (ojos y miradas merecen un post aparte). El 55% de la primera impresión se basa pues en la apariencia, el 38% en el tono de la voz y solo el 7% en las palabras. Estos porcentajes demuestran que, efectivamente, el aspecto y la actitud que mostramos son - 114 -

infinitamente más importantes que lo que decimos. "Por la boca, muere el pez".

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Capítulo 5 47 músculos para enfadarse, solo 13 para sonreír

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mile without a reason why, laugh as if you were a child..." reza la banda sonora de una de las películas más emblemáticas del cine (yo la he adoptado como "leitmotiv"). Sabéis de cuál se trata? Os daré una pista; es una historia tan dramática como hermosa. Lo habéis adivinado ya? Pues bien, de esta letra me sirvo para recordaros los infinitos beneficios de reír y sonreír; el séptimo arte es hoy mi inspiración. Como ya habréis leído por ahí, la risa tiene por función ayudar a mantener nuestro bienestar físico y mental. La carcajada desencadena un proceso fisiológico que, entre otras cosas, fortalece el sistema inmune. La risa es, por tanto, un buen entrenamiento cardiosaludable (combinación de profundas inhalaciones y exhalaciones) similar a otras prácticas deportivas como correr, nadar o andar en bicicleta; con la ventaja de que puede realizarse desde el sofá. Actúa también como relajante muscular, ya que moviliza la práctica totalidad de los músculos del organismo; desde el rostro hasta los miembros, pasando por el diafragma y los músculos abdominales. Debido a su efecto - 116 -

mecánico sobre el abdomen, produce un masaje a nivel orgánico, con múltiples efectos beneficiosos como el de favorecer la digestión. En definitiva, es un método infalible para oxigenar nuestro cuerpo. Sin lugar a dudas, la risa mejora nuestra calidad de vida, ya que reduce el estrés y los síntomas de depresión y ansiedad. Aumenta la memoria, el pensamiento creativo y la capacidad para resolver problemas; funciones, todas ellas, asociadas a la liberación de catecolaminas implicadas en el acto de reír. Mejora las relaciones sociales, siendo estas un buen indicador del estado de salud del individuo (según muestran numerosos estudios científicos). Fomenta la colaboración y la solidaridad, induciendo en los demás emociones positivas; gracias a las neuronas espejo, somos capaces de contagiarla. Qué mejor cosa hay? La sonrisa, por su parte, no sólo expresa la felicidad de las personas; puede tener otras muchas connotaciones. Entre otras cosas, es una herramienta que empleamos para que nos perdonen o confíen en nosotros. Y la mejor arma de seducción que existe. Según Pete (al que adoro profundamente)... "Rosalee tiene seis sonrisas distintas: una cuando algo le provoca risa de verdad; otra diferente si se ríe por cortesía; otra, cuando hace planes; otra si se ríe de misma; otra, cuando está incómoda y otra, cuando habla de sus amigos". Los distintos tipos de sonrisa, los descubrimos cuando prestamos atención a los detalles; pues en la sonrisa verdadera, no sonríen solo los labios, sino que los ojos también lo hacen (lección básica de PNL). Para más información, no olvidéis ver estas dos películas: "La vida es bella" y "El chico de tu vida". - 117 -

Capítulo 6 El genérico de los ansiolíticos es el abrazo

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o hay nada en el mundo más reconfortante que un abrazo. Cuando abrazamos a alguien, el tiempo se detiene y la mente se queda en blanco; en ese instante, no pensamos en nada, nos aislamos del entorno (lo que algunos consiguen con meditación) y lo único que sentimos es el latido del corazón del otro. No os parece algo mágico? A mí, siempre me ha llamado la atención. Y es que lo de que "una imagen vale más que mil palabras", podría aplicarse también a un abrazo; un simple gesto que, en muchas ocasiones, transmite más que cualquier cosa que podamos llegar a decir. Mi consejo, en este punto, es el siguiente: "Si no sabes que decirle a alguien, tan solo abrázalo" (original quote by Eva Cabanelas). Como mamíferos que somos, los seres humanos necesitamos del contacto físico en aras de un correcto desarrollo y bienestar. Muestra de lo imprescindible que resulta dicho contacto, es el caso de los niños huérfanos de la Segunda Guerra Mundial; los cuales, a pesar de recibir adecuados cuidados médicos, se veían condenados a una muerte precoz, asociada a posteriori, a la falta de cariño y contacto con otras personas (estudios de este tipo hay cientos en la red). Es la piel, además, el órgano más extenso y sensible de nuestro cuerpo. De todos los - 118 -

sentidos, el tacto es el que tenemos más desaprovechado y, a su vez, el que más beneficios nos reporta. La mejor forma de cultivarlo es a través de los abrazos. "Son necesarios cuatro abrazos diarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer"; o eso he leído por ahí. Según los expertos, un abrazo desencadena en el cuerpo una descarga de sustancias químicas (endorfinas, oxitocina, serotonina y dopamina) que, en última instancia, nos hacen sentir bien. Un solo abrazo, por tanto, posee efectos terapéuticos miles como la reducción de la presión arterial, la estimulación del transporte de oxígeno en el organismo (efecto idéntico al del deporte), el retraso del envejecimiento o la mejora del sistema inmunológico. Al margen de los beneficios físicos (científicamente probados), un abrazo es capaz de aliviar la ansiedad y el estrés, curar el insomnio y el bloqueo emocional, fortalecer la autoestima y potenciar la resiliencia (capacidad de sobreponerse a los fracasos). Un solo abrazo nos da protección, seguridad, confianza, fortaleza y, por supuesto, salud. Los abrazos abren la puerta a los sentimientos, llenan los espacios vacíos en nuestra vida y hacen los días felices, más felices si cabe. Los hay de muchos tipos. "Abrazo de oso" cuando una de las personas es más alta que la otra; "abrazo de mejillas", ideal para una ocasión feliz; "abrazo sándwich", formado por tres personas; "abrazo por la espalda", cuando el que abraza se aproxima por detrás (romántico en pareja, tierno entre padre e hijo); "abrazo de costado" para pasear acompañados; "abrazo grupal" para motivarse los íntimos amigos; "abrazo impetuoso" para desear suerte de forma rápida; - 119 -

"abrazo oriental", que entrelaza los cuerpos y busca la conexión espiritual y, como no, la forma más sublime de abrazo, el "abrazo de corazón", tan largo como genuino; sincero como placentero y gratuito como impagable (simplemente "priceless").

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Capítulo 7 Yo solo quiero darte un beso

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Estas alturas, supongo que este estribillo os será más que familiar. Si en su momento os hablé de los abrazos, hoy quiero compartir con vosotros los múltiples beneficios de los besos. Estos constituyen una forma sublime de comunicación entre las personas, una manera preciosa de dar y recibir afecto. Los besos pueden ser dulces o apasionados, castos o traviesos, transportadores o decepcionantes; en todo caso, un beso es algo íntimo, que nos atrapa y nos "desarma". En el plano amoroso, los besos son una herramienta fundamental que nos permite descubrir si somos compatibles. No habéis oído por ahí eso de "lo sabrás cuando te bese"? Una afirmación con veracidad científica, sin duda alguna. Los besos, tal y como han comprobado numerosos estudios, son buenos para la salud. Contribuyen a la reducción de la presión arterial, sobre todo los besos apasionados en los que el corazón late con fuerza. Eliminan los calambres y dolores de cabeza, al aumentar la irrigación en el cuerpo, constituyendo una alternativa "orgánica" al uso de antiinflamatorios (información de interés para alérgicos). Ayudan a combatir las caries al estimular el flujo de saliva a la boca, y son más divertidos que hacer - 121 -

gárgaras (bueno, a lo mejor no). Tonifican la musculatura facial, retrasando la formación de arrugas (un beso apasionado moviliza un total de 30 músculos); y son más baratos que un "lifting". Los besos amplifican el estado de bienestar; ya que desencadenan la liberación de endorfinas (las famosas hormonas de la felicidad). Relajan, restablecen y revitalizan (una alternativa al consumo de chocolate). Son una buena forma de gastar energía, sin levantarse del sofá. Según los expertos, "una sesión de besos apasionados puede quemar de 8 a 16 calorías por beso". En último término, fortalecen la autoestima, haciéndonos sentir amados y conectados. De hecho, existen estudios al respecto, que relacionan los besos con factores como por ejemplo el rendimiento laboral. Cada vez son más las evidencias que confirman que los besos son mucho más que una fuente de placer inmenso; elixir de juventud y felicidad. Muchas personas coinciden al calificar su primer beso como una experiencia inolvidable, más trascendente incluso que su primera relación. Este no es un hecho casual. Quizás fuese un torpe roce de labios en el patio del colegio, quizás un desbocado intercambio de saliva en la esquina de una discoteca; o tal vez un romántico acercamiento a la luz de la luna. En todo caso, el primer beso nunca se olvida; es uno de esos que nos cambian la vida (aunque no el único). A mí, personalmente, los besos que más me gustan son los de los bebés, empapados de babas, restos de potitos y con olor a "Nenuco". ¿Cuáles son los vuestros?

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Capítulo 8 Mens sana in corpore sano

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nos priorizan el físico; otros, el intelecto. Unos simplemente ven la tele y otros, también leen libros. Unos idolatran a Rafa Mora y otros, a Eduard Punset. Unos hablan única y exclusivamente de relaciones ("Mulleres, homes, bíceps e verzas") y otros son capaces de mantener cualquier conversación (de política, de sociedad, de religión). Yo me pregunto... Por qué polarizar de esta manera nuestro comportamiento? Por qué quedarnos en los extremos y relacionarnos solo con aquellos con los que nos identificamos? En mi opinión, cultivar el cuerpo y la mente son igual de importantes; el tándem que hace posible la felicidad. Los hay que viven obsesionados con la imagen; cultivan cuerpo y nada más; descuidan el intelecto, lo agradable que es tener de qué hablar y que te admiren. Saben mucho de moda (aunque algunos estilismos dejen bastante que desear); juzgan a otros por lo que llevan puesto (esclavos como son de las apariencias). Leen únicamente periódicos deportivos y revistas del corazón. Tienen faltas de ortografía; porque no escriben cartas, sólo WhatsApp. Se dejan influenciar por las opiniones de los demás; nunca se sienten satisfechos, quieren más y más (no - 123 -

amigos, sino "fans"). Prefieren el halago a la crítica, que asocian a la envidia. En ocasiones, se mezclan con personas "cultas" que a la larga, les abruman. Finalmente es con otros como ellos, con quienes se vuelven a relacionar. Los hay que viven obsesionados con el conocimiento, cultivan la mente y nada más; descuidan el físico, lo agradable que es estar en forma y que te miren. Saben un poco de todo, tienen bastante cultura general; juzgan a las personas del otro grupo por su "pinta", de cani, choni, etc. (algo que, por supuesto, no debe ser). Leen prensa y también novelas. No tienen faltas de ortografía, porque escriben otras cosas, aparte de WhatsApp. No suelen dejarse influenciar por los demás; están satisfechos de sí mismos y no necesitan más (buscan amigos y no, "fans"). Prefieren la crítica al halago, que asocian a la ignorancia. En ocasiones, se mezclan con personas "superficiales", que a la larga no les llenan. Finalmente es con otros como ellos, con quienes se vuelven a relacionar. A mí, no me gustan los extremos; me remito al famoso dicho de la Grecia clásica, "Mens sana in corpore sano". Los que descuidan el intelecto, olvidan que el cuerpo pronto perece y, al marcharse la belleza, no les queda más; corren un elevado riesgo de vacío existencial futuro. Los que descuidan el cuerpo, olvidan que para sentirnos a gusto (y aprovechar al máximo nuestro potencial mental) es necesario que otros nos miren, que nos sintamos bien con lo que somos, en caso contrario, hay un riesgo elevado de vacío existencial presente. Moraleja, cuida de los dos y sé feliz. - 124 -

Consejo para los primeros, "enriquece tu espíritu". Consejo para los segundos, "cuida tu templo". Consejo para ambos, "relaciónate con todo tipo de personas, no te restrinjas a los que son como tú; piensa que todo el mundo tiene algo que enseñar".

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Capítulo 9 La vida es sueño

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a lo decía Calderón de la Barca, que "la vida es sueño y los sueños, sueños son ". Y es que los seres humanos pasamos una tercera parte de nuestras vidas durmiendo, concretamente algo más de 23 años. Como sabemos, la mayor parte de los sueños (al menos los que recordamos) tienen lugar durante la llamada fase REM, que representa el 20% del tiempo que pasamos durmiendo; lo que suma un total de casi cinco años soñando. Un tiempo nada desdeñable, por tanto, el que pasamos sumergidos en el enigmático mundo de los sueños. La interpretación de los sueños ha sido un tema ampliamente discutido a lo largo de la historia. Los sueños son una fuente de conocimiento para los chamanes o una expresión del subconsciente para la psicología freudiana. En todo caso, en ellos se mezclan elementos de nuestra vida cotidiana con elementos fantásticos, que carecen de explicación aparente pero que en algún momento, fueron registrados por nuestro cerebro (una película, un libro, una melodía...). Unos y otros dan forma a esas historias que protagonizamos o atestiguamos sin salir de nuestra propia cama; esos sueños de los que deseamos - 126 -

fervientemente despertarnos (pesadillas) o no despertar nunca ("sweet dreams"). A mí, el mundo de los sueños siempre me ha parecido muy interesante; será por lo mucho que sueño o por lo increíblemente extraños que son algunos de mis sueños (los de parásitos ocupan el podio). Por esa razón, decidí comprarme el manual "50 sueños esenciales" de Clara Tahoces, del que me serviré en este post para explicar el significado de algunos sueños que ciertas personas han compartido amablemente conmigo. Casi todo el mundo ha soñado alguna vez con la perdida de sus dientes; algo fácil de recordar, ya que por lo general, se trata de un sueño angustioso. Soñar que perdemos un diente refleja sensación de frustración o fracaso; indica que existen temores ocultos ante situaciones a las que no sabemos hacer frente, que nos desbordan. Lo que es más sorprendente aún es que cada diente posee su propio simbolismo. Los incisivos, que enseñamos al sonreír y hablar, indican la apariencia que proyectamos al exterior, la belleza. Los molares, que usamos para masticar, son un símbolo de perseverancia y obstinación. Los caninos, cuya función es desgarrar, son emblemas de agresividad. Otro sueño muy recurrente es el de volar; se trata de un deseo de sublimación, de la búsqueda de armonía. Los sueños en los que volamos, sin necesidad de artilugios, en los que simplemente nos elevamos y flotamos, reflejan nuestros deseos de evadirnos de los problemas de la vida real. Si nos caemos o no podemos "alzar el vuelo" significa que no somos capaces de desligarnos de nuestras preocupaciones, muy presentes en nuestra vida. - 127 -

El agua es un elemento muy presente en el mundo onírico y sus significados son diversos; el agua es en origen, fuente de vida, de ahí su importancia. El agua representa el inconsciente, donde residen los contenidos del alma que pugnan por aflorar al consciente. Concretamente, el río simboliza el discurrir de nuestra vida, la fertilidad y la regeneración. Soñar con un río que discurre plácidamente es una señal de bienestar y tranquilidad. Un río desbordado, en cambio, implica malestar, emociones al límite. Si sus aguas son cristalinas es que somos felices; si aparecen turbias, existe un cierto pesar debido a la naturaleza de nuestras emociones, que consideramos impuras. Otros sueños que todos tenemos aunque nos neguemos a confesar, son los relacionados con el sexo. La unión sexual, sea del tipo que sea, habla de la fusión y la búsqueda de la unidad. Por lo general, revelan escasez de relaciones en la vida real; en este caso, los sueños versan sobre masturbación y relaciones sexuales desenfrenadas. Otras veces, el soñador mantiene relaciones íntimas con alguien conocido; aunque sea improbable que algo así se materialice en la vida real; existe algún tipo de atracción hacia esa persona o aspecto de su carácter. Por otro lado, no es infrecuente que los sueños sexuales se transformen en situaciones morbosas que nos cuesta reconocer en público; el mensaje que subyace es el de la monotonía, un aviso de que necesitamos innovar nuestra vida sexual.

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Capítulo 10 La corrupción de la comunicación

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on muchas las personas a las que le sorprende que el mío no sea un móvil de última generación; incluyéndose en este grupo, un gran número de tele operadores que me llaman ofreciendo las mejores ofertas (y se sorprenden cuando les digo que no estoy interesada). A pesar de ser la comunicación una de las cosas que más me fascina y, por paradójico que parezca, he decidido formar parte de lo que yo denomino, “la resistencia”. No me considero antigua; solo revolucionaria. Me opongo a la corrupción de la comunicación. Gracias a la diversidad de aplicaciones de las que disponemos hoy en día (y a la gratuidad de las mismas), estamos permanentemente conectados. El éxito de dichas aplicaciones se fundamenta precisamente en eso, en nuestra necesidad de saber de los demás para en último término, no sentirnos solos (y combatir el llamado “virus de la soledad”); porque a diferencia del ordenador, que solíamos utilizar en casa, el móvil lo llevamos a todas partes. Antes decidíamos cuando queríamos hablar y cuando no. Ahora, ese derecho nos ha sido arrebatado. Aunque siempre nos queda la opción de no contestar; yo, no soy - 129 -

partidaria (todo el mundo merece que se le responda; aunque solo sea por educación). La mayoría. Fotografía lo que compra y lo que come, piensa que a alguien eso le interesa. Habla de cosas triviales sin importar el momento. Le escribe a alguien cuando se aburre; no suele saber cómo ocupar su tiempo libre. Es capaz de tener varias conversaciones a la vez; presta a todo el mundo la misma atención. Se acostumbra a los continuos pitidos; puede optar por silenciar los grupos pero nunca deja el móvil en casa. Acaba por ocultar su última hora de conexión (me pregunto por qué; a nadie debe explicación). Consulta el móvil cada cinco minutos. Teme “estar fuera de onda” y sucumbe a la tentación; para ser, en última instancia, igual a los demás. La resistencia. No fotografía lo que compra y lo que come; es consciente de que eso a nadie le interesa (en casos extremos ni siquiera tiene cámara). Habla de cosas importantes, solo en determinados momentos. Le escribe a alguien cuando se acuerda de esa persona; sabe perfectamente cómo ocupar su tiempo libre. Es incapaz de tener varias conversaciones a la vez; presta a cada uno la atención que merece. Se desespera al oír continuos pitidos; se olvida del móvil, lo deja en casa. No oculta nada porque nada tiene que ocultar. Consulta el móvil cuando “le cuadra”. No teme “estar fuera de onda” y lucha contra la tentación, para ser, en última instancia, distinto a los demás. Muchos pensaréis que lo que vengo de hacer no es más que demagogia. En cierta manera, es posible, pues soy la primera que me valgo de las redes sociales para haceros llegar lo que escribo. La cuestión es que igual que la tecnología nos brinda - 130 -

esta posibilidad, la de intercambiar información con aquellos que están lejos; mal empleada puede convertirse en un obstáculo que se interpone entre nosotros y los que están más cerca. Cuando no prestamos atención a los que tenemos enfrente porque estamos demasiado ocupados en mirar el móvil. Cuando la comunicación sirve para establecer barreras y no para romperlas; cuando tergiversamos su esencia, cuando la corrompemos. Es entonces cuando renunciamos a nuestra libertad como individuos para convertirnos en esclavos del sistema de masas.

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Capítulo 11 150 personas aprendiendo a filtrar

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s imagináis a qué hace referencia esta cifra? Antropólogos, seguidores de Redes y algún que otro curioso, seguro que sí. Se trata del número de Dunbar, esto es, el número máximo de individuos con los que una persona cualquiera puede mantener una relación estable, estando este límite definido por el tamaño del neo córtex cerebral. Inclúyanse en este grupo, familia, amigos, compañeros de trabajo y otros conocidos. Somos incapaces, por tanto, de relacionarnos de forma "eficaz" con más de 150 personas; nuestro cerebro "simplemente" no puede más. Y no somos los únicos, a otros primates les pasa lo mismo. Pues bien. Teniendo en cuenta que hay un número máximo de relaciones que podemos manejar, no debe importarnos tanto ampliar nuestro círculo social; sino, más bien, cuidar el que tenemos. "Lo que prima es la calidad y no, la cantidad". No quiere decir esto, por otra parte, que nos neguemos a conocer gente a lo largo de nuestra vida; pero sí, que a la hora de invertir nuestro tiempo y neuronas en alguien, ese alguien merezca realmente la pena (pues ocupará un lugar - 132 -

privilegiado en nuestro "espacio" mental); lo que yo llamo, "filtrar". Intentaré explicároslo. Llega un momento en la vida en que nos volvemos selectivos a la hora de establecer relaciones sociales; supongo, que se debe a que nuestro cerebro ya tiene acumulado un determinado "background", quedando cada vez menos espacio disponible para "archivar" a alguien más. El efecto filtro se hace patente en nuestro día a día; cuando no estamos dispuestos a perder el tiempo con una persona que nada nos tiene que aportar. No es egoísmo, es ahorrar. No nos sirve cualquiera, queremos algo más. A la hora de relacionarnos, buscamos personas interesantes, con inquietudes, que tengan historias que contar. Desterramos, por tanto, de nuestro "mercado" social a personas aburridas, sin inquietudes, sin historias que contar. Dice Wikipedia... "Las redes sociales amplían los límites del social grooming permitiendo, por ejemplo, que felicitemos el cumpleaños o enviemos un tuit sobre lo que estamos haciendo a cualquiera sin mucho esfuerzo (...) en ningún cumpleaños, o evento importante para nosotros como un cambio de trabajo, nos había llegado a felicitar tanta gente. No es que seamos más populares o más queridos que el año anterior, es simplemente que la red social lo recuerda, y disminuye el esfuerzo necesario para llevar a cabo esa tarea social, hasta convertirlo en un simple clic". Es lo que tiene la comodidad. Digo yo... "Las personas que verdaderamente forman parte de nuestro círculo social; por las que nos preocupamos, a las que queremos, hacen el "esfuerzo" de desplazarse para vernos; no les importa gastarse el dinero en un mensaje o una - 133 -

llamada para felicitarnos; se acuerdan de nosotros en los buenos, pero también en los malos momentos (sobre todo en esos, cuando las necesitamos). No se paran a pensar en los pequeños "sacrificios" que hacen por nosotros; la alegría de tenernos a su lado, simplemente les puede más". Es lo que tiene la amistad.

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Capítulo 12 Huele a ti

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uando era pequeña y le prestaba juguetes a mis amigas; había algo que siempre me llamaba la atención. Esos peluches volvían a mí con un olor diferente; el de ellas mismas, el de sus casas. Un olor nuevo, distinto; a la par que familiar y conocido. Un olor que hacía que me sintiese a gusto y que, a día de hoy, después de tantos años, recuerdo como si fuese ayer. Investigando sobre el tema, he descubierto que el hecho de que un determinado olor (como por ejemplo el perfume de alguien con quien nos cruzamos por la calle o el aroma a "comida casera" en nuestro edificio) nos traiga a la mente vívidos recuerdos se conoce como “efecto Proust"; algo que todos nosotros más de una vez hemos experimentado. Como mujer, siempre me he fijado mucho en el olor de las personas. Hago esta puntualización por el mero hecho de que en la mayoría de especies, las hembras poseen mayor capacidad olfativa que los machos. Quizás por eso, los hombres no presten tanta atención al tema (precisamente porque captan menos olores). Cuando hablo del olor de alguien, no me refiero a la colonia que utiliza; sino a su propia "fragancia", la que Grenouille describe con maestría en "El perfume" (libro que, - 135 -

aprovecho de paso, para recomendaros). Pues bien. Cada uno de nosotros tenemos un olor propio que, al igual que nuestra huella digital, es único. Este hecho está asociado a ciertas sustancias químicas que nuestro cuerpo produce, haciendo que la misma colonia huela de forma distinta en distintas personas (algo más que comprobado). A mí, por ejemplo, me gustan las frutales (tremendamente agradables para algunos; demasiado dulzonas para otros). Científicamente, se ha demostrado que los estímulos olfativos mejoran nuestra capacidad de memorización, siendo incluso más importantes que los visuales y auditivos. Algo que a simple vista, parece difícil de creer (nunca mejor dicho). Sin embargo, los humanos somos mamíferos y nadie mejor que un bebé para reconocer el olor de su madre (el olor de un bebé, otro de mis preferidos). Teniendo en cuenta esto, si queremos recordar a alguien, lo mejor que podemos hacer es "oler" algo suyo, que le pertenezca, una prenda de ropa. Dicho aroma nos transporta, nos hace creer que estamos junto a esa persona, que no se ha ido, que la tenemos a nuestro lado. Y esa sensación es mucho más intensa que si vemos una foto suya o escuchamos su voz. Ese olor está en lo que nos ponemos y también en lo que tocamos; ese olor está en las cartas que se escriben (o mejor dicho, se escribían) los enamorados. A mí, hay muchos olores que me gustan, que me traen gratos recuerdos. El olor de la tierra después de llover (mi aldea, mi pueblo), el guiso con azafrán (la comida de mi madre); el barniz de un mueble recién pintado (mi viejo piso); el olor de un libro nuevo (el colegio, mi infancia); el aroma del silo fermentado - 136 -

(mis animales adorados); las especias de un "kebab" (que a exóticos países me trasladan). Pero si tengo que elegir, me quedo con los olores de las personas a las que quiero; esos, son para mí, los más especiales.

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Capítulo 13 Oda al balompié

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e una forma u otra, el fútbol siempre ha estado presente en mi vida. Sea porque mi padre, siendo una niña, me llevase con él a los entrenamientos de tercera regional; sea por lo bien que lo pasaba en los partidillos de fin de semana en la aldea o por las risas que me echo al oír los improperios que la gente dedica a los árbitros (sin importar de qué división se trate). Lo que más me fascina del fútbol, en todo caso, es la cantidad de emociones que genera en las personas, haciendo posible que dos desconocidos se abracen o que dos íntimos amigos acaben enfrentándose por defender sus colores. Es por eso que, desde mi total desconocimiento, quiero compartir con vosotros la visión que tengo de este deporte; pensaréis muchos que un tanto "naive"; ciertamente, pero como siempre extraigo lo positivo del tema. El fútbol, como todos los deportes de equipo, se fundamenta en los principios de la cooperación y el compañerismo. Ese es su origen y, al margen de los intereses económicos que suele haber detrás, son dichos principios los que hacen grande este deporte. El fútbol fomenta el altruismo, al sacrificar el buen deportista, el éxito individual en favor del - 138 -

triunfo colectivo. Crea vínculos extremadamente fuertes entre los miembros del equipo, trascendiendo estos al ámbito de lo personal y convirtiéndose los compañeros en grandes amigos. Estimula la capacidad de superación (a través de la competitividad), al tiempo que, enseña a encajar las derrotas y gestionar los fracasos. El fútbol fabrica ídolos que hacen sonreír a los niños y devuelven la ilusión a países enteros; el fútbol nos hace olvidar los problemas en determinados momentos y nos proporciona ejemplos de que los sueños se pueden cumplir. Nos guste o no, "el fútbol mueve montañas". Traspasa las pantallas y arranca lágrimas (de alegría o tristeza, eso depende). Arrastra miles de personas de unos estadios a otros. Permite a las personas sentir que forman parte de un grupo, de una entidad mayor que sí mismos (llamémosle afición). Genera muchos ingresos, aunque vayan a parar al bolsillo de unos pocos. Da a conocer ciertos países fuera de sus fronteras (a España, sin ir más lejos, se la conoce por la Selección). Y, de vez en cuando, crea estrellas que prestan su imagen y, en ocasiones, su dinero, a fines solidarios. Personas humildes y con carisma, muy queridas por la población en general, incluyéndose no futboleros. Dice mi abuelo que "no se nos va la vida en ello", refiriéndose a que esta no cambia sustancialmente porque gane o pierda un equipo o el otro. Y tiene razón. Pero a pesar de eso, hay que reconocer que el fútbol aporta pluses de felicidad a los aficionados; es tema de conversación con cualquier persona y en cualquier lugar; reúne a familias enteras en el campo o frente al televisor y alimenta el sentimiento de unión entre personas, pueblos y naciones. Y hasta ahí puedo llegar; yo no entiendo el - 139 -

"fuera de juego"; mis disculpas a todos aquellos que han intentado explicármelo una y otra vez, sobre todo a mi padre.

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Capítulo 14 Ficha a un futbolista y hazte WAG

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quellos que leáis la Cuore o la prensa deportiva de vez en cuando, estaréis familiarizados con el término "WAG", acrónimo del inglés "wives and girlfriends". Sara Carbonero, Shakira o Pilar Rubio son algunos ejemplos en nuestro país. Las novias y mujeres de los futbolistas de élite; iconos de belleza y moda, un referente en imagen para ciertos sectores de la población. Triunfadoras y con carrera propia; el "florero" perfecto, con la fama añadida de "ser la mujer de quien son". Los acompañan en sesiones de fotos, van con ellos a eventos varios, al sorteo de la Liga o a la gala del "Balón de Oro". Yo, respeto muchísimo a las mujeres que labran su carrera en el mundo de la televisión. La presión mediática a la que están sometidas supera con creces a la que pueda ejercer la opinión pública sobre cualquier hombre. Por el simple hecho de ser mujeres (con el añadido de), se les exige estar siempre perfectas. Un pelo fuera de sitio o un estilismo poco favorecedor pronto se convierten en un ARG. No se les perdona nada, ni una - 141 -

equivocación ni una declaración desafortunada. Así es la sociedad. Lo que sin duda me aterra, es la superficialidad con la que estas mujeres son juzgadas. Hasta una nueva palabra hemos inventado para designarlas, para cosificarlas. Las criticamos constantemente; al tiempo que las ensalzamos, las usamos de ejemplo de "la mujer de hoy". Ellas protagonizan las portadas de las revistas, anuncian cosméticos que no necesitan, deciden (no ellas, sino sus estilistas) lo que es tendencia y lo que no. Ese es el modelo de mujer que fomentamos a día de hoy. Machistas como somos, otorgamos al hombre un papel central, tendemos a pensar, "afortunada ella, a menudo fue a cazar", "tiene la vida solucionada “o "lo que haga de ahora en adelante ya da igual". Yo creo que la mujer que "se une" a ese hombre que la sociedad ha decidido colocar en un pedestal, lo hace porque, además de poseer unos atributos físicos evidentes (requisito igualmente indispensable), tiene esa potestad, la de situarse en el punto de mira de muchos y decidir, en último término, con quien quiere estar. Realmente, son ellas las que eligen. De todas maneras, "cría fama y échate a dormir".

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Capítulo 15 El falso amante del fútbol

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ace unos meses, escribí un post sobre fútbol, titulado "Oda al balompié" que para mi sorpresa, fue publicado en un diario deportivo de Sudamérica. En él, quise subrayar los principios de este deporte, resaltar la "pureza" de su esencia, antes de ser contaminada por el dinero, los medios de comunicación sensacionalistas y, por supuesto, la violencia. A la vista de los trágicos sucesos acaecidos recientemente, desde mi humilde posición, hoy quiero condenar este tipo de comportamientos. Para empezar, he de decir que yo de fútbol no sé nada, pero sí me gusta estar informada. Expongo en adelante, mi punto de vista, que creo, por otra parte, objetivo y neutral por no ser yo una gran aficionada (ya que los sentimientos a este nivel, a veces nos juegan malas pasadas). Nada tienen que ver con el fútbol estos actos violentos, perpetuados por extremistas y no por los verdaderos amantes del mismo, los "siareiros". Estos sucesos, sin embargo, enturbian la imagen que la sociedad tiene del deporte, la manchan de negro, la tiñen de tragedia, muerte y tristeza. Eso es algo que todos repudiamos, seamos o no aficionados. - 143 -

El verdadero amante del fútbol va al estadio a animar a su equipo; durante el partido, "lo vive", se enfada, incluso profiere insultos a los jugadores o al árbitro, pero nunca jamás llega a las manos. Estos aficionados demuestran su pasión, sueltan adrenalina durante el partido y después, vuelven a su estado de calma. Vistos desde fuera, incluso hacen gracia (al menos los que yo he visto en los campos de tercera regional, diciendo barbaridades), pues no pasan de las palabras, despotrican y luego se relajan. En el campo se funden con las masas y de forma espontánea, las mitigan; zanjan un posible conflicto en el estadio; y en la calle se dan la mano. Felicitan al adversario, conocen la deportividad y son capaces de encajar la derrota, aunque sea con lágrimas. El falso amante del fútbol, en cambio, va al estadio a armar jaleo; durante el partido tira objetos al campo, agrede a los aficionados, incluso lanza bengalas a las gradas, poniendo en peligro la vida de otros. Estos individuos demuestran una total falta de empatía, de humanidad, de remordimientos; sueltan patadas y puñetazos, y lo que es más escalofriante aún, hacen quedadas para pegarse. Visto desde fuera, me da pena, vergüenza, me hace pensar cuan decadente es la condición humana. En el campo se "camuflan" entre las masas y de forma sucinta, las instigan, avivan un conflicto que buscan solucionar fuera del estadio. Maldicen e incluso desean la muerte al adversario; y no es que no sean capaces de encajar la derrota, es que directamente son malas personas. Estos falsos amantes del fútbol deben ser descubiertos y castigados, "exterminados" de los campos de primera, segunda, - 144 -

tercera división. Estos individuos son un verdadero peligro público, carecen de argumentos más allá del radicalismo. A mi modo de ver, en nada se diferencian de otros grupos terroristas, que ejercen la violencia de forma gratuita. Lo más triste es que una persona tenga que morir para que tomemos conciencia de ello. Yo, como siempre, quiero pensar que hay lugar para la esperanza. Mi padre, acérrimo madridista, rodeado por mis primos, culés hasta la médula; cada uno con la camiseta de su equipo, abrazados y sonriendo. Sin duda, una de las mejores fotos de mi casa.

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V. WILLY FOG Viajar es la mejor forma de abrir nuestro espíritu. Aunque parezca una paradoja, conocer lo que nos rodea es en último término, conocernos mejor a nosotros mismos.

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Capítulo 1 El credo del aventurero

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ara conocer nuevos parajes, ampliar horizontes y comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos, es necesario que abandonemos la comodidad del hogar y nos embarquemos en nuevas aventuras. Si queremos llenar nuestra mochila de grandes historias, hemos de estar dispuestos a pasar hambre, sed, frío o calor. A dormir en estaciones o aeropuertos (y a correr por ellos). A descuidar, en ocasiones, nuestra higiene personal. Todo ello para, en último término, aprender a discernir lo qué es importante de lo que no. El experto aventurero lleva consigo lo esencial, un bulto con las justas pertenencias. Es madrugador y poco escrupuloso, se ducha en cualquier lugar. No se agobia planificando la jornada, pide consejo a las gentes del lugar y simplemente se deja llevar. Viaja a lugares “atípicos”, donde van las minorías. No suele salir en sus fotos. Dice que sí cuando la gente le invita a algo. No le importa comer bocadillos o directamente, no comer (lo justo y necesario para sobrevivir). No suele quejarse. No cambia demasiado de ropa. Lleva chubasquero, nunca paraguas. No se cansa de caminar. Se para en un parque o en la calle. - 149 -

Duerme profundo al anochecer, se ha acostumbrado a compartir habitación. Un aventurero inexperto lleva consigo todo tipo de cosas; aunque al final, no usa ni la mitad. Es trasnochador y sibarita, no se ducha en cualquier lugar. Planifica detalladamente la jornada, obedece a la guía y poco más. Viaja a lugares míticos, donde van las mayorías. Por supuesto, sale en sus fotos. Dice que no cuando la gente le invita a algo. Le gusta comer “de plato” y no puede pasar sin ello. Se queja con frecuencia. Cambia cada poco de modelo. Lleva paraguas, nunca chubasquero. Se cansa pronto de caminar. Se para en una cafetería o en un bar. Le cuesta conciliar el sueño, no está acostumbrado a los ronquidos de los demás. Nadie dijo que ser un buen aventurero fuera fácil, es algo que requiere entrenamiento. El camino es arduo. Implica renunciar a muchas cosas, abandonar lo seguro por lo incierto. Pero la recompensa es increíble. Porque cuando aprendemos a despojarnos de lo material, nos enriquecemos en lo personal. Alimentamos nuestro espíritu y somos mejores personas.

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Capítulo 2 Nómadas y mudanzas

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omos esclavos de nuestras cosas, incapaces de vivir sin objetos. Allá donde vamos, bolsas y maletas nos acompañan. Y no nos queda más remedio que cargarlas de un lado a otro; pues nadie sabe dónde y cuándo nos estableceremos. Nos desplazamos por motivos de trabajo, por estar cerca de los nuestros o para perseguir nuestros sueños. Y es que en la actualidad, la mayoría de personas somos nómadas. Nómadas como lo son las tribus africanas; con la salvedad de que nosotros somos prisioneros de nuestras posesiones y ellos, simplemente no tienen. Y por eso, son infinitamente más felices. Las personas en el mundo occidental tenemos el hábito de acumular cosas a lo largo de los años; algunos más que otros, lo reconozco. Quizás lo hagamos para sentirnos seguros o por estar más a gusto, no lo sé. El problema surge cuando debemos cambiar de residencia y llevar con nosotros nuestras pertenencias. A la alegría por encontrar objetos que creíamos perdidos se suma la tristeza de deshacernos de otros que ya no nos sirven. Y es ahí cuando toca armarse de valor para discernir lo que es importante y lo que no. donde entra en juego el valor - 151 -

sentimental que damos a las cosas. Porque el objeto más feo del mundo puede ser al que más cariño tengamos, por el simple hecho de que alguien al que queremos nos lo haya regalado. Es por eso que las mudanzas son uno de los acontecimientos más estresantes en nuestra vida; llegando a provocarnos incluso, cierto nivel de angustia al vernos sobrepasados por la situación. Las personas frente a los objetos, que parecen multiplicarse por momentos. Cuando no nos dan las manos y agarramos cosas con la boca. Vaciamos armarios y cajones. Metemos todo en bolsas y cajas. Lo bajamos con suerte en ascensor; y si no, a peso por las escaleras. Sudamos. Cargamos el coche y vamos “como los gitanos” (cero visibilidad por los cristales). Aparcamos cerca y descargamos. Dejamos las cosas donde cuadra. Y el dolor de espalda, nadie nos lo quita. Sin embargo, hoy quiero pensar en las mudanzas como oportunidades para desprendernos de todos aquellos objetos que nos atan y que muchas veces no necesitamos. Estos objetos nos dificultan avanzar. Teniendo en cuenta lo incierto que es nuestro futuro en los tiempos que corren, aferrarnos a las cosas carece de sentido. Porque cuando renunciamos a ellas, somos más libres. Alguien dijo una vez… “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.

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Capítulo 3 Estaciones y emociones

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os que me conocéis, ya sabéis de mi afán aventurero. A los que no, os diré que una de las cosas que más me gusta es ir de un lado a otro y , entretanto, observar a las personas. Debido a limitaciones presupuestarias, la mayoría de mis viajes transcurren por tierra y, para mayor tranquilidad del resto de conductores, en autobús y no en vehículo propio. Es por eso que he titulado así este post; pero cuando digo estaciones, podría decir aeropuertos, independientemente del mejor o peor estado de conservación de unos y otras. Supongo que ya sabéis lo que tienen en común estos lugares, zonas de tránsito continuo de pasajeros, o gente yendo de aquí para allá. Con esto no descubro nada nuevo. Pero... alguna vez os habéis parado a observar el maremágnum de emociones que en ellos habita? Personalmente, a mí me gusta hacerlo. Un simple hecho, acaecido no hace mucho, me invitó a la reflexión, o mejor dicho a la "percepción". Estando yo en la estación de tren de León, apostada en el andén y absorta en mis pensamientos, una anciana descendió de uno de los vagones con los ojos inundados en lágrimas. Sin - 153 -

apenas tenerse en pie, tambaleándose hacia los lados, se abalanzó en brazos de un hombre que allí la esperaba. Desconozco cuál era el vínculo entre ambos, pero deduje que llevaban tiempo sin verse. Sin decirse nada, aquella emoción me traspasó y descubrí que yo misma estaba llorando. Es cierto que la experimentación de las emociones ajenas depende de nuestro nivel de empatía, y en ese caso, he de reconocer que soy una esponja. No sé si bendición o maldición, pero dicha capacidad nos permite percibir las emociones que fluctúan a nuestro alrededor. El que sean buenas o malas, depende del filtro por el que las hagamos pasar. En mi caso, solo dejo entrar las positivas. Algo tan sencillo y complejo a la vez, es lo que ocurre mientras espero el autobús; en esos momentos, experimento la alegría de los rencuentros y la tristeza de las despedidas. Aunque yo siempre preferiré llorar de felicidad y no de pena.

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Capítulo 4 Americanadas

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econozcámoslo; la gran mayoría de nosotros hemos crecido viendo pelis americanas (lo que los críticos denominan “cine comercial”). Con el tiempo, descubrimos otro tipo de cine; más maduro, con menos efectos y quizás, mejores historias (cine de autor). Las películas americanas (estadounidenses, concretamente), en todo caso, nos han hecho soñar desde siempre con un determinado modo de vida, el “American Way of life”. En el instituto, todos hemos querido salir con el capitán del equipo de fútbol o la líder de las animadoras; que además de guapos, resultan ser buenas personas. Todos hemos querido asistir al baile de fin de curso (el famoso “Prom”), conjuntados con nuestra pareja, y ser coronados como rey o reina. Todos hemos querido que nuestra “primera vez” fuese perfecta; con esa persona especial (“the one”), junto al mar o en una cabaña. En la universidad, todos hemos querido vivir “juergas salvajes”, compartir habitación con nuestros amigos, hacer locos viajes en coche. Todos hemos querido independizarnos a temprana edad; tener piso propio, trabajar. - 155 -

Todos hemos querido parar un taxi en la Gran Manzana, tomarnos un café por la calle. Todos hemos querido llevar la compra en bolsas de papel (con una barra de pan asomando). Todos hemos querido degustar la mantequilla de cacahuete o la “Apple pie”. Todos hemos querido sentarnos en los sofás de sky de una cafetería americana y que una camarera nos venga a servir el café. Todos hemos querido acudir a una misa góspel, coger el libreto y cantar. Todos hemos querido conducir una ranchera o ver pasar una limusina con gente de fiesta. Todos hemos querido visitar el típico bar de carretera. Todos hemos querido tener una casa en el campo; con puerta doble y mecedora a la entrada. Todos hemos querido jugar en los casinos de Las Vegas, correr por las playas de Santa Mónica o visitar las “Hollywood Hills”.

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Capítulo 5 Con la mochila a cuestas

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na buena amiga me dijo hace poco que por qué no empezaba escribir mi autobiografía. Muchos estaréis pensando que veinticinco años no dan para tanto; yo, discrepo. Cuando vives intensamente, como yo lo hago, cada día es una página en blanco, una página que llenar con nuevas vivencias, grandes enseñanzas y fascinantes personas. Os sugiero que pongáis este pensamiento en práctica y entonces, no me cabe la menor duda, de que os sobrarán historias que contar. Ciertas experiencias dejan huella en nuestra vida; y, aun con el paso del tiempo, somos capaces de recordarlas como si fuera ayer. Una vez leí que cuando nuestro cerebro vincula una determinada vivencia a una emoción, esta permanecerá siempre en nuestra memoria. Y aunque olvidemos hechos concretos, jamás olvidaremos como nos sentimos en esos momentos. A pesar de ello, para contaros esta historia, me he documentado; con el único propósito de no pasar por alto ningún detalle; pues a mi modo de ver, la belleza, el gusto o la gracia están en las pequeñas cosas. - 157 -

Hoy quiero empezar a contaros la historia de cuatro amigos, iguales pero muy diferentes, que hace seis años decidieron recorrer Europa en tren, sedientos de aventuras y con una mochila a cuestas como único equipaje. Durante tres semanas, vivieron una experiencia inolvidable, que más tarde titularían "Miseria: La película". Para no aburriros demasiado, he decidido dividir esta historia en capítulos breves, porque ya sabéis lo que dicen, "lo bueno, si breve, dos veces bueno".

CAPÍTULO I Todo comenzó a principios de julio, pocos días después de acabar los exámenes. A pesar de llevar muchos meses indagando en Internet y leyendo consejos de otros que lo habían hecho, nuestros protagonistas seguían sin saber qué meter en sus mochilas. Viajar con la casa a cuestas no era nada fácil y así, aprendieron a distinguir lo imprescindible de lo que no lo era. Cepillos de dientes, deportivas, chanclas y sobretodo, muchas camisetas. Y algún que otro artículo inesperado como un cargamento de latas de conservas o un biberón. Una vez equipados con sus mochilas, las cuales se convertirían en un miembro más de su cuerpo (dos de las protagonistas incluso las bautizarían con nombres propios); los cuatro amigos cogieron el primero de una larga lista de trenes que, en este caso, los llevaría de Galicia hasta Madrid. Con vistas a la que sería una temporada de escaso cuidado personal y para ahorrarse el espacio de un peine, una de ellas apareció en la - 158 -

estación radiante con un nuevo corte de pelo (más práctico para el viaje en cuestión). Mientras él era incapaz de dormir dado el griterío de unas adolescentes con las que compartían vagón; ellas conciliaron el sueño enseguida, eso sí, en posturas poco dignas, de las cuales aún existen pruebas gráficas a día de hoy.

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Capítulo 6 Crónicas tunecinas

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a Tunisie, c'est la folie". Eso fue lo que respondí a unos chavales que me preguntaron cuáles eran mis impresiones sobre su país, mientras viajábamos en un tren destartalado hacia la capital, imbuido de extraños olores y miradas curiosas. Y es que para un europeo (o mejor dicho, una europea) pasar desapercibido en Túnez, no es fácil; especialmente con tez clara y cámara de fotos en mano. Si bien al principio resulta chocante para el turista el convertirse en centro de atención de la población local; al cabo de un par de días, se habitúa a tal comportamiento, adoptando el modo de vida de las gentes de dicho lugar Una de las primeras cosas de las que me percaté al llegar a Túnez es que allí todo sucede a una velocidad vertiginosa; no hay tiempo para pensar, rige el principio de acción-reacción (aunque también se podría decir que no rige principio alguno, imperan el caos y la anarquía). Taxistas que arrebatan maletas de la mano, vendedores que increpan a los viandantes en el zoco y gente (en el 99% de los casos, hombres) que se ofrece a ayudar a las turistas en cuestión, ya sea por pura cortesía o por unos - 160 -

cuantos dinares. Y es que los tunecinos, para algunas cosas tienen mucha prisa y para otras, ninguna. En lo que se refiere a sus actividades diarias, se las toman con suma calma; es habitual verlos sentados en las terrazas tomando té o fumando "chicha". Se desconoce si tienen oficio o beneficio, pues siempre están dispuestos a acompañar a los extranjeros por las calles de la ciudad, hasta la mismísima puerta del hotel si fuese necesario (si lo hacen con fines lucrativos o por "amor al arte", no se sabrá hasta el final del trayecto). En lo que respecta a la conducción, no pierden el tiempo; al volante, son increíblemente temerarios. No usan cinturones de seguridad, ni respetan las distancias mínimas entre vehículos, circulan a toda velocidad y cruzan de un carril a otro sin ni siquiera señalizar. En lo que concierne a la seducción, tampoco van despacio. El ritual de cortejo comienza cuando el tunecino se acerca a la turista en cuestión, ya sea porque camina a su lado o porque está sentada en un banco descansando. Tras unas cuantas sonrisillas y murmullos con los colegas, llega la batería de preguntas de rigor (incluyendo nombre, edad, nacionalidad, estado civil...). Especial atención merece al tunecino la edad de la joven; en caso de superar los veinte años, se interesará por la existencia de una hermana menor. Establecido el primer contacto, el tunecino procede al halago de cualidades físicas, dirigiendo a la chica piropos en un chapurreado inglés o francés y, a sus amigos, frases inteligibles en árabe (suponemos que no demasiado respetuosas). A continuación, viene la invitación a tomar algo y ante la negativa de la joven, la petición de foto. - 161 -

Fotos varias en distintas posiciones (sentados, de pie, con gafas de sol, sin ellas...); eso que no falte. Y cuando la despedida es inminente, solicitud de amistad en Facebook. O directamente, petición de número de teléfono o frases del tipo "Yo, contigo, a España". Como os habréis dado cuenta, Túnez es sin duda un país con encanto. Un país de gente acogedora, que da la bienvenida a sus visitantes ("Welcome to Tunisia"). Un país con olores diversos, agradables los de las comidas y no tanto, los de las calles. Un país ruidoso, con conductores de "bocina fácil" y osados peatones. Un país dominado por basura y por gatos. En todo caso, un país que contagia. Pues al cabo de tres días, el turista ya no se pone el cinturón al subir en un coche, cruza por el medio y mira sin disimulo los rostros y cuerpos bellos, dejando el recato a un lado.

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Capítulo 7 Quem nao foi a Lisboa

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nosso país vizinho, com uma língua e cultura próprias, com uma enorme tradição, respeito pelo medio ambiente e preocupação política.; assim é Portugal. Cosmopolita, caótica e muito diferente a outras capitais; assim é Lisboa. Gente muito agradável, que não grita (como na Espanha), com grande talento para as línguas (inglês, francês...) e sobretudo, que não anda às pressas, senão devagar. Assim são os portugueses. Lisboa é subir e descer, no elétrico ou a pé. Lisboa são ruas que escorregam e artistas nas esquinas. Lisboa são dozes e pastelarias; Lisboa é bacalhau e café. Lisboa é ouvir fado; sentir uma voz e uma viola e encher-se de melancolia. Lisboa é viajar todo o dia cum cartão de seis euros; de metrô ou de autocarro, o que quixer. Lisboa é apanhar o elétrico número 28. Lisboa é parar num miradouro, desfrutar das vistas e observar o Tejo. Lisboa é fazer fila mais duma hora para visitar a Torre de Belém. Lisboa é ser corajoso, enfrentar as viaturas e arriscar a vida para cruzar. Lisboa é renunciar aos cartazes informativos na estação, perguntar, voltar a perguntar e obter apenas uma resposta:“Sei là”. - 163 -

Lisboa são senhoras que gostam muito de falar, sempre prontas a ajudar, pelas ruas ou desde uma varanda (“Gosto muito da Galiza, eu morei em Vigo” ou “Filha, acho que não vais bem por aí”). Lisboa são vendedores e empregados de mesa a dizer piropos (“bonitos olhos, menina”) e sorrir, muito educados e cavaleiros. Lisboa são pessoas a oferecer droga e a pedir esmola nas rúas; Lisboa são polícias fardados e tambén sem fato. Lisboa são boémios, “hippies” e outras tribos urbanas. Lisboas são africanos; moçambicanos, guineanos e angolanos (e as súas crianças muito engraçadas). Lisboa são centos e centos de turistas, especialmente franceses, espanhóis e italianos. Um país longo e diverso, onde norte e sul não têm nada a ver. Um país onde o papel higiénico não vai pela sanita e as mais das casas de banho são “unisex”. Um país em que temos de pagar os petiscos previos às refeições (não são gratuitos, aviso para “gourmets”). Um país que acho que vale a pena conhecer; cheio de dozes e vinhos, belas paisagens e o mais importante, boa gente. Portugal não é só um lugar para comprar barato (famosas na Galiza são as toalhas de Valença) com roupa estendida nas fachadas dos prédios; é isso e muito mais. Um país que tem muito por aprender mais também muito para nos mostrar, um país que dá as boas-vindas a quem o quiser visitar, um país impossível de olvidar. Pela minha parte, apenas tenho boas palavras para Portugal e a sua capital. Muito obrigada.

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Capítulo 8 Galegos polo mundo La Suisse

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ollemos o Freire, desde Lugo a Lavacolla, paradas en Palas de Rei e Melide. Un grupo de amigos disfrazados de "hippies" esperan a unha noiva para darlle a benvida, berros e palmas ("because this is Spain"). A comida no aeroporto, un timo; "voltant la gent parla català", congreso na cidade compostelá. De súpeto, "Señores pasaxeiros con destino Xinebra, embarquen POLA porta..."; acento galego póla megafonía, do normativo, da TVG. Poñémonos na fila, embarcamos e despegamos. Ata loguiño Galicia. Atterissage à Genève. Bienvenue en Suisse, le pays des Alpes, des vaches et des maisons en bois. Le pays des horlogues, des couteaux, des voitures de luxe décapotable. Un pays où on fait la bisse trois fois, on mange de la fondue (avec du vin ou du thé) et on écoute les fanfardes dans la rue. Un pays où on doit payer les toilettes, on laisse les chaussures à l'entrée de la maison et il n'y a pas de saints dans les églises (la plupart sont protestants). Un pays où presque tout le monde parle toutes les langues. - 165 -

Le samedi matin, aller à une fête traditionnel, les vaches qui descendent de la montagne avec des fleurs à la tête et des grands cloches au cou (à Lignières). Après, voir les trois lacs (des vues encroyables) et puis visiter la Neuveville, avec ses lettres "Hollywood style". L'aprés-midi, c'est le tour de connaître la ville de Neauchatel; c'est la folie à cause de la fête des vendanges. C'est surprisant mais les suisses savent comment s'amuser, de l'alcool et de la musique partout. Le soir, voir les feux d'artifice, 45 minutes de spectacle au bord du lac (en Suisse, il y a de l'argent). Le dimanche matin, monter le Chasseral, jouir de la montagne et du soleil (à la fin, sans brouillard) et faire plein de photos (le paradis de vaches, l'image de chocolat Milka). L'aprèsmidi, visiter la capital; chercher les ourses a côté de la rivière (c'est rigolo), parcourir les rues de Bern (et bien sûr, achêter les souvenirs); tomber amoreuse de la ville. À la fin, prendre un verre a côté du lac de Bienne, jouir d'une ambiance agréable malgré les gestes de garçon. La convivialité, le silence, les gens acueillants. Je retournerai, c'est sûr. Au revoir Suisse.

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Capítulo 9 Desde Lugo a Bilbao

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ecién llegada del País Vasco, tengo a bien parafrasear la célebre canción que, hace unos cuantos años ya, dio el salto de Euskadi a los karaokes nacionales. El título de tamaño hit me viene al pelo para ilustrar mi breve incursión en tierras vascas; allá donde las montañas son increíblemente verdes, las gentes resueltas y los "pintxos", una institución. He aquí mi humilde crónica sobre esa región, genuina tanto a nivel paisajístico como personal, que sin ninguna duda merece la pena visitar. Yo repito seguro. En los tiempos que corren y dados los estratosféricos precios de los aviones en fechas señaladas, la mejor opción para llegar al País Vasco desde Galicia es la Autovía del Cantábrico. Si no disponemos de vehículo propio, cogeremos el ALSA, con paradas en "Casa Consuelo", Oviedo, Gijón, Santander y Laredo (la rima es casual). Siete horas de viaje, en las que alternar el visionado del paisaje con el de las películas/series/videoclips que tengan a bien proyectar en el autobús; breves cabezadas aparte. Llegando a Bilbao, veremos edificios grises, fábricas y gran cantidad de grúas, constituyendo el esqueleto de una ciudad eminentemente industrial. Una vez en la estación, seremos - 167 -

testigos del bullicio característico de una gran ciudad. Porque si los gallegos hablamos alto, los vascos ya ni os cuento; extraordinario volumen de sonido y capacidad pulmonar, especialmente patente en espacios cerrados como bares y cafeterías. Prestaremos atención también a sus atuendos y peinados; con la pretensión de constatar la veracidad de ciertos tópicos (disculpas de antemano por la generalización que viene en adelante). Pero algo que he observado es que a los vascos les gustan la ropa deportiva y las botas de trecking, son amantes de los piercings y no temen teñirse el pelo de colores (señoras con el flequillo verde o naranja por ejemplo). Son también gente de carácter, que reivindica lo que quiere, que piensa y se mueve con avidez (y que saluda con un afable "kaixo"); en todo caso, gente de noble corazón. Pues no hay nada más tierno que ver a un niño corriendo por la calle y gritando "Aita, espérame". En cuanto a San Sebastián, me resulta difícil de describir. Si es posible enamorarse de una ciudad, he de confesar que he sufrido un flechazo, pues Donosti lo tiene todo, una playa maravillosa (la de la Concha), sobrecogedoras esculturas (El peine del Mar), glamour en el ambiente (el del festival de cine) y deliciosos pasteles (con "ikurriña" incluida). Lo único que le falta es una estación de autobús en condiciones, eso sí. Solo me resta por tanto, concluir con la frase puesta de moda a raíz de la película Ocho apellidos vascos. Y es que "Euskadi tiene un color especial". A lo que me permito añadir "eskerrik asko", que si bien he descubierto que significa "Gracias por su visita", refleja a la perfección el sentimiento que nos invade al viajar al País Vasco; que es como estar en casa de la "amatxu". - 168 -

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Capítulo 10 Diario de Gay Pride

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000 Kilómetros, 12 horas en autobús, pitidos en los oídos y un profundo cansancio. El precio a pagar por acudir a una de las celebraciones más multitudinarias y emblemáticas de nuestro país, el Orgullo Gay de Madrid. Una experiencia increíble, unos festejos altamente recomendables. Locales y extranjeros, banderas de colores, estilismos imposibles, tecno a todo volumen, famosos en carrozas, escaparate de hombres y, ante todo, buen rollo en el ambiente. La vida en la capital se detiene para recordarnos que "Amar no es delito", uno de los eslogan más aclamados durante desfile y manifestación (y uno de mis preferidos). Viaje de ida. Compañero de asiento, joven en chándal mirando de reojo la revista In touch que porto entre mis manos (alto interés en el "bikinazo" de portada). Conversación "en clave" con su novia, sin percatarse de que soy consciente de que se refiere a mí. Foto tierna de pareja en su móvil. Qué bonito es el amor. Parada estratégica en Villalpando (provincia de Zamora). Primer travesti en los baños. Pánico en el túnel de Guadarrama (que se lo digan a Stallone). Tráfico en Las Rozas. Pasajera - 170 -

enajenada hablando por el móvil. Desembarco en la estación. Calor en el cercanías. Un par de cañas en una terracita y un paseo nocturno por Carabanchel (el barrio de Manolito Gafotas, por si no lo recordáis). Jornada de festejos. Por la mañana, rastreo de tiendas de segunda mano en busca de customización. Gangas increíbles. El bulle bulle del barrio. Señores que dicen "por ahí mismo, maja". El madrileño de a pie. Por la tarde, lleno general. De Atocha hasta Colón, Madrid se viste de color. Purpurina, pestañas postizas, pelucas, cuero; ningún tipo de pudor. Percusión y catarsis general. Besos en el aire, gestos cómplices y fotos por doquier. Cero complejos, semidesnudos y desnudos. Cuerpos esculturales y también poco estructurados. Guiños de ojos y juegos de confusión. Heteros infiltrados, heteros "acechados". Momentos de peligro y mujeres a modo de salvoconducto. Love is in the air. Viaje de vuelta. Compañero de asiento, venerable anciano burgalés con el que intercambio impresiones de fin de semana (alto interés en mis ocupaciones). Yo le digo... "tengo muchas ganas de ver la catedral de Burgos, dicen que es muy bonita", a lo que responde... "eso dicen, aunque yo no soy mucho de misa ni de curas". Reprimo una carcajada. Tierna despedida de su sobrina. Repito, qué bonito es el amor. Regreso en autobús, viajando con ALSA everywhere. Anamnesis general. Balance de la experiencia. Vuelta a la realidad. Mañana hay que trabajar. Recibo un sms que me hace sonreír. Arrastro los pies y me retiro a descansar. Muy ORGULLOSA, eso sí. - 171 -

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Capítulo 11 Home sweet home

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ogar, dulce hogar". Eso es lo que pensamos cuando después de una temporada, volvemos a casa. Descubrimos que, a pesar del caos que reina en el mundo exterior y de lo anárquicas que pueden ser nuestras vidas, sigue existiendo un lugar donde todo está como siempre, impera la paz y nos sentimos seguros y protegidos. Es por eso que, en mi opinión, volver de cuando en vez a lo que los expertos llaman "zona de confort" puede ser muy reconfortante (valga la redundancia). Sea porque voluntariamente decidimos partir, sea porque nos vemos obligados a ello, abandonar el nido es necesario para aprender a valernos por nosotros mismos; con todo lo que ello implica, desde poner la lavadora a gestionar nuestro propio dinero, pasando por hacer la compra y prepararnos la cena. Porque no nos engañemos; el ser humano es cómodo por naturaleza. Si tiene a alguien al lado que haga las cosas en su lugar (llamémosle madre, por ejemplo), lo más probable es que delegue esas tareas sin perturbar así su estado de reposo. No lo digo yo, lo dice la primera Ley de Newton: "todo cuerpo en - 173 -

reposo o movimiento tiene tendencia a conservar el estado en el que se encuentra". Pero nada es irreversible. Para llegar lejos, no debemos olvidar de dónde venimos, ni tampoco a la gente con la que hemos crecido, nuestra familia. Esas personas que se esfuerzan por hacernos la vida más fácil y que, a pesar de que las cosas cambien, permanecen eternamente. La sensación de seguridad que de ello deriva se materializa en la que es nuestra casa; el lugar donde mejor nos concentramos, donde dormimos horas y horas, donde trabajamos en equipo, encargándonos unos del baño y otros de la cocina; ese pequeño rincón del mundo donde estamos a salvo de todo y de todos. Mucha gente creerá que una y otra cosa son incompatibles. A mí, como siempre, me gusta discrepar de lo que piensa la mayoría. Por qué tenemos que elegir entre ser independientes o permanecer junto a los que queremos? Pues cuando estamos solos, deseamos compañía. Y estando acompañados, añoramos la soledad. Siempre queremos lo que no tenemos; esa es la condición humana. Además, por muy lejos que vayamos o por mucho tiempo que pasemos fuera, nuestra casa y las personas que habitan en ella, no se habrán ido a ninguna parte; seguirán siempre ahí esperando nuestro regreso.

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VI.

AMISTAD

El más bonito de los sentimientos, fuerte y frágil al mismo tiempo. Un ser vivo al que tenemos que alimentar. Un concepto que define a las personas y las hace grandes.

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Capítulo 1 Si dejas de buscar amigos perfectos, encuentras amigos verdaderos

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n chico me dijo una vez que una de las cosas que más dice de las personas es cómo tratan estas a sus amigos; una simple reformulación del viejo dicho "dime con quién andas y te diré quién eres". Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de la veracidad de tal afirmación. Y es que no hay mejor forma de conocernos a nosotros mismos que a través de los ojos de nuestros amigos; ellos nos hacen ver en qué fallamos; y nos quieren por las cosas que hacemos mal, por nuestros defectos y no, por nuestras virtudes (aunque las valoren en grado sumo). Siendo así la amistad, el más desinteresado de todos los sentimientos. Enumerar las características de un buen amigo es un arduo trabajo; todo depende del concepto que tenga cada uno de la amistad. Yo, personalmente, tengo claro cuando es verdadera; y os daré algunas pistas más adelante. Por otro lado, los conflictos que a veces tienen lugar entre supuestos amigos radican en las diferentes formas de concebir este sentimiento de unos y otros. Ni mejores ni peores, solamente distintas. Se trata pues de qué conlleva ser un buen amigo para cada persona, sus - 177 -

implicaciones y expectativas; aunque nunca, obligaciones. He ahí la clave. Un buen amigo nunca exige nada; ni mensajes ni llamadas. No se enfada si no obtiene respuesta; pues sabe que tarde o temprano ha de llegar. Un buen amigo se preocupa por nosotros pero jamás se entromete en nuestra vida; nos da consejos; al tiempo que, nos permite cometer nuestros propios errores. Cuando esto ocurre, está ahí para consolarnos, sin hacernos el más mínimo reproche. Un buen amigo nos escucha pero jamás nos fuerza a decir algo que no queremos. Un buen amigo no indaga; simplemente, lee entre líneas. Un buen amigo respeta nuestro espacio y no lo invade sin ser invitado. Un buen amigo no pide explicaciones porque no las necesita. Un buen amigo entiende nuestra esencia y la acepta sin cuestionarla. Un buen amigo es aquel que nos critica de frente y nos defiende a nuestras espaldas. Un buen amigo permanece a nuestro lado cuando nuestra pareja nos abandona. Un buen amigo conoce a nuestra familia y es probable que haya dormido en nuestra casa en alguna ocasión. Un buen amigo es consciente de cómo somos porque sabe de dónde venimos. Así es como yo concibo la amistad, como una forma de "apego seguro", que no requiere un "feedback" constante para mantenerse (no quiero decir tampoco que no haya que alimentarla). No importa que nos olvidemos de su cumpleaños ni que pasemos meses sin hablar o años sin vernos. Tampoco importa que en ciertos momentos podamos "defraudarlo" o que - 178 -

no le contemos absolutamente todo lo que nos pasa. Porque un buen amigo estará ahí por siempre. Y la razón es bien sencilla: porque nos quiere.

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Capítulo 2 Frienship never ends

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a lo decían hace unos años las Spice girls; y es que la verdadera amistad, nunca termina. La mayoría de la gente piensa que el tiempo y la distancia debilitan las relaciones; a mi parecer, es justo lo contrario, las fortalecen. No negaré que "el roce hace el cariño" y cierto es que la amistad nace de circunstancias comunes; pero cierto es también, que se pone a prueba cuando la vida separa a las personas. Uno de los grandes temores que tiene la gente al iniciar una nueva etapa en su vida es perder a sus amigos como consecuencia de la separación. En mi opinión, es algo normal cuando tienes dieciocho años y dejas el instituto. En ese momento, piensas que aquellos que te rodean siempre serán imprescindibles en tu vida. Y entonces surgen promesas del tipo "nos vamos a ver mínimo una vez al mes" o "seremos amigos para siempre". La experiencia me ha demostrado que lamentablemente no es así. Algunos afortunados conservan a sus amigos del instituto, pero la gran mayoría de las personas les pierden la pista o, en el mejor de los casos, les siguen de lejos a través de las redes sociales. - 180 -

Aprender esta lección no es nada fácil; pero es un proceso clave en la maduración personal. De repente, descubres que tienes que empezar de nuevo y que no cuentas con más compañía que contigo mismo. Tras un breve (o no tan breve) período crítico, sigues adelante y conoces nuevas personas, igual de buenas o incluso mejores. Con esto no quiero restar importancia a las amistades de la adolescencia, ni mucho menos; pues fueron fundamentales en ese momento de nuestra vida, en el que definimos nuestra personalidad y nos conocemos a nosotros mismos. Pero es después cuando descubrimos que "nuestra vida sigue" sin esas personas en ella. Y con esta lección aprendida, llegamos a la universidad. Hemos madurado y ahora sí, estamos preparados para establecer relaciones verdaderas. Durante varios años compartimos momentos de diversión y como no, momentos de desesperación. Momentos que, en todo caso, nos unen para siempre. La gran diferencia es que ahora, como adultos, ya no tememos la separación. Asumimos que nuestras vidas han de seguir su curso; y sabemos que, aunque no los veamos tanto como desearíamos, nuestros amigos estarán ahí para siempre. Y cuando nos rencontremos, será como si el tiempo no hubiera pasado; seremos los mismos y también habremos cambiado. Pues a las viejas preocupaciones, como el uso de profilácticos, añadiremos otras nuevas, como por ejemplo el crecimiento demográfico.

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Capítulo 3 Algo se muere en el alma

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e imagino que sabéis como sigue, no? La letra de esta canción vino a mi cabeza hace unos días a causa de la marcha de una de mis grandes amigas. Dicen Los del Río que "ese vacío que deja el amigo que se va, es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar". En parte, es cierto. Y en parte, no. Las despedidas nunca son fáciles; cuando alguien a quien queremos se marcha, nos sentimos perdidos y sin rumbo. Una parte de nosotros se va con esa persona y de repente, nos quedamos cojos. Pero con el paso del tiempo, descubrimos que, aun así, somos capaces de seguir caminando; pues la vida continua para ambos, para el que se marcha y para el que se queda. Supongo que estaréis hartos de oír frases del tipo "a los amigos se los escoge", "los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de las manos", "el que tiene un amigo tiene un tesoro", etc. Pues bien, estas cosas no se dicen por decir. Al menos para mí, tienen un gran significado. Porque un buen amigo es el que nos dice lo que no queremos oír, el que nos felicita cuando tiene que hacerlo y, por - 182 -

supuesto, el que nos da una reprimenda cuando es ocasión. Un buen amigo es el que nos coge el teléfono a horas intempestivas, el que sabe interpretar nuestros silencios y el que comprende nuestras ausencias. Un buen amigo es el que nos conoce tan bien que, con sus consejos se adelanta a nuestras acciones para en la medida de lo posible, evitarnos disgustos y malestares. Un buen amigo es el que deja de lado sus problemas para escuchar los nuestros. Y lo más importante, un buen amigo es el que a pesar de que no nos lo diga, sabemos que nos quiere. Es por todo eso que cuando un buen amigo se aleja temporalmente de nuestras vidas, nos invade una sensación de desconcierto. Y en ocasiones, nos puede el egoísmo y pensamos en retener a esa persona, porque deseamos tenerla siempre a nuestro lado. Pero a los buenos amigos, debemos dejarles seguir su camino. Es más, debemos alegrarnos por ello. Y, ante todo, apoyarlos para que cumplan sus sueños. No debemos olvidar que todo final es el principio de algo. Y que cuando una etapa termina, una nueva comienza. Cuando la vida nos aparta de alguien, es para que nos demos cuenta de lo que esa persona significa. Pues cuando está de forma permanente, no nos paramos a valorarlo. Y cuando la vida tenga a bien devolvérnosla, la recibiremos con los brazos abiertos, llenos de alegría. Porque el tiempo vuela y los adioses no existen, solo los hasta luego.

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Capítulo 4 Más que colegas

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olega. Como amante de los idiomas que soy, esta palabra siempre me ha llamado la atención. Pues al contrario que en castellano, donde la utilizamos para referirnos a un buen amigo; en otras lenguas (véase inglés, francés o portugués) tiene un significado distinto, esto es, compañero de trabajo. Lo más curioso del asunto es cuando el que empieza siendo un colega en otros idiomas se convierte en un colega en el nuestro (llamémosle más que colega). No sé si entendéis a qué me refiero... Dejando a un lado la semántica, intentaré describir como ocurre este proceso. Una de las cosas que más nos aterra en nuestro primer día de trabajo, además del miedo a no saber qué hacer o a meter la pata, es descubrir con quién vamos a tener el placer o la desdicha de compartir nuestra jornada laboral. Porque ocho horas pueden pasar muy rápido o muy lento, dependiendo de la compañía. Tanto podemos irnos de cañas con ellos después del trabajo como celebrar que llega el fin de semana y que los vamos a perder de vista durante un par de días. Porque tal es el roce que se produce durante el ejercicio profesional, que no existe término - 184 -

medio; o los amamos o los odiamos. Si bien resta la indiferencia, permitidme que lo dude en este caso. Os estaréis preguntando entonces cuales son las diferencias entre colega y más que colega. La respuesta es fácil. Con los colegas hablamos única y exclusivamente de trabajo. Con los más que colegas, hablamos "entre otras cosas" de trabajo. Los colegas realizan sus tareas de forma independiente y no suelen precisar colaboración de otros; los más que colegas, trabajan en equipo y piden ayuda a los demás cuando la necesitan. Mientras que los colegas no dicen lo que les molesta de sus congéneres y más tarde, hacen críticas destructivas a sus espaldas; los más que colegas, hablan abiertamente de cuáles son los puntos flacos de cada uno, realizando siempre críticas constructivas. Con respecto a ello, me considero una privilegiada. Pues he tenido y tengo a mí alrededor personas que me aportan todo lo que a mí me falta. Alguien para poner orden en lo caótico de mi vida; alguien con quien compartir gustos (o disgustos) musicales, alguien con quien hablar de aquello que a los demás les da pudor; alguien para ayudarme en cuestiones informáticas y estadísticas y alguien para tirarme a la basura todo objeto inútil del que soy incapaz de desprenderme. En definitiva, más que colegas.

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Capítulo 5 Mis chicos y yo

s

i bien la amistad (en general) es uno de los sentimientos más inspiradores del mundo; la amistad entre los dos sexos, resulta todavía más enriquecedora para las personas. Nos facilita la comprensión de nuestros congéneres, nos provee de importantes consejos sobre el otro sexo y en última instancia, nos enseña a relacionarnos "de forma sana" con el género opuesto. No todo se reduce al amor y las relaciones de pareja cuando hablamos de hombres y mujeres. Las posibilidades son infinitas, el entendimiento entre ambos sexos, sencillamente, hace que seamos mejores personas. Yo, como sabéis, soy una fiel defensora del concepto y lo he puesto en práctica desde el patio del colegio. De pequeña, me gustaba jugar a las cocinitas con las niñas; pero también jugar al fútbol con los niños. Por aquel entonces, el hecho de inmiscuirse en las actividades preferidas de ocio del otro sexo, iba acompañado del riesgo de que te llamasen "marimacho". Nunca me importó; no dejé de hacerlo pese a las caras escépticas de las demás. Mientras que la mayoría de niñas se pasaban los recreos cotilleando sobre "quién le gusta a quién", yo pasaba tiempo con los chavales, compartiendo juegos y risas, - 186 -

conociéndolos un poco mejor. Tanto fue así que, a Emilio (el niño más guapo de la clase), el día de su cumpleaños, mi regalo (de entre todas las niñas) fue el que más le gustó. Un coche teledirigido modelo última generación; y no es que yo fuera especial, solo que lo conocía un poco mejor. De "mayor", me gusta pasar horas "rajando" con las chicas; y hacer lo mismo con los chicos. En estos tiempos, el hecho de frecuentar (verse, quedar o irse de viaje juntos) a varios hombres a la vez, va acompañado del riesgo de que te llamen "fresca". No es algo que me importe. Mientras que la mayoría de mujeres no le ve sentido a profundizar en el conocimiento de los hombres ("son simples, no hay más"), yo me dedico a hacerles preguntas, compartiendo conversaciones y aficiones; conociéndolos un poco mejor. Tanto es así que, a los hombres de mi entorno, sorprendo cuando les digo "qué piensas TÚ de mí". Una convivencia pacífica con los de mi generación; y no es que yo sea especial; solo que intento no quedarme en la superficie, sino ir más allá. El hecho de ser "directa" con los hombres (actuar con normalidad frente a ellos, confraternizar o hablar "como si fuera un chico más") hace que algunos echen a correr y que otros, se sienten a hablar conmigo y afinen en su percepción (lo cierto es que aunque quisiera, a nadie engaño). Yo, que soy de naturaleza curiosa, le he pedido a una serie de chicos que me conocen que me dijesen la primera palabra que les viniese a la cabeza al pensar en mí. "Dispersa", "positiva", "dulzura", "alegría", "polvorilla", "cachonda", "creativa" o "imprevisible"; son algunas. Ellos me han escuchado, me han consolado en ocasiones; ellos han sacado - 187 -

siempre lo bueno de mí. Ellos captan mi esencia; me comprenden y me hacen feliz. Mis amigos; mis chicos y yo.

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Capítulo 6 Ella

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o es una canción de Alejandro Sanz; es una amiga especial. Con ella, puedo ser como soy; sin fingir ni justificarme. Nadie como ella para arrancarme una sonrisa; nadie como ella para hacerme llorar (siempre de felicidad). Ella jamás me falla, ella me alienta; no me juzga, solo le preocupa que sea feliz. Ella me pregunta siempre "cómo estás". Ella no sólo se interesa por mí, sino también por mi familia. Ella no critica mis decisiones; confía en mi criterio. A veces, lo secunda; otras, le hace reír. Ella me ha dicho "no te merece" o "pásalo bien". Ella es mi cómplice y mi confesora. Y sé que siempre estará ahí. Ella me apoya en mis locuras; nunca pierde la calma, aun tratándose de mí. Ella me da buenas ideas; me inspira, me valora como persona y como mujer. Con ella comparto libros y confesiones. Con ella, puedo pasar horas y horas hablando. Con ella, me iría al fin del mundo. Y sé que me acompañaría Ella nunca en la vida me ha reprochado nada; si acaso, que vaya más a menudo a visitarla. Ella me ha hecho descubrir una nueva dimensión de la amistad; ella me ha dado seguridad, - 189 -

carácter y confianza. De ella, he aprendido mucho y por todo eso y más, no puedo hacer otra cosa que quererla y admirarla.

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Capítulo 7 A

A

Ti, te quiero dar las gracias. Gracias por escucharme y por entenderme como nadie. Gracias por acordarte de mí en los momentos importantes. Gracias por hacer que te sienta cerca, aunque sea desde la distancia. Gracias por prestarme atención cuando te hablo. Gracias por nuestros momentos telepáticos (cuando yo pienso en ti o tú en mí y, de repente, conectamos). Gracias por hacer quilómetros para venir a verme. Gracias por preocuparte por cómo estoy. Gracias por apoyarme. Gracias por hacerme sentir especial; por decirme que no hay otra como yo, por hablar de mí tan bien como lo haces. Gracias por ayudarme a vencer mis inseguridades. Gracias por convencerme de que algo grande me está esperando. Gracias por decirme que me quieres; gracias por abrazarme. Gracias por los regalos que me haces; gracias por tus detalles. Gracias por preguntar por mis cosas. Gracias por emocionarme. Gracias por aparecer en mi vida y darme aire. Gracias por respetarme, por captar mi esencia, por no intentar cambiarme. Gracias por hacerme sonreír todavía más si cabe. - 191 -

Gracias por ser un "alma vieja", por cuidarme. Gracias por ayudarme a ser quien soy; gracias por enseñarme. Gracias por despertar en mí sentimientos nobles. Gracias por no albergar rencor. Gracias por estar a mi lado cuando te he necesitado. Gracias por cambiar mi vida. Gracias por ser para mí... INDISPENSABLE. PD: Te quiero

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Capítulo 8 My Indian friend

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e is never late, always in time. He is busy 24 hours 7 days a week; he does not stop to take a coffee. He is incredibly polite. He is always smiling, saying good things. He gives good advice; he is able to recognize the talent. He is a great professor, proud of his students. He usually gets emotional. He has his own way of speaking, a lovely accent, and a curious pronunciation of "w", "r" and "th". These endings of the sentence which I hardly understand (because innit? becomes "anna"). He is a magnificent scientist and a better person. He enjoys learning new things, helping others. He loves photos; he creates beautiful memories every moment. He refers to his family with devotion. He focus on his tasks and makes jokes at the same time. He speaks about people in a respectful way, professors or students, no matter who. He has presents for everybody. He values his time a lot, he does not like not having anything to do. He inspires a deep tenderness, he is a lovely person, a good friend. Undoubtedly, I am going to miss him. Someday, I will go to India to visit him. - 193 -

TRANSLATION Nunca llega tarde, siempre a la hora. Está permanentemente ocupado, no se para a tomar café. Es muy educado, sonríe a cada momento, siempre dice buenas palabras. Ofrece buenos consejos, sabe reconocer el talento. Es un gran profesor, que se enorgullece de sus alumnos. Se encariña rápidamente con la gente, con esa forma tan peculiar de hablar, ese acento entrañable, esa manera de pronunciar la "w", la "r", la "th". Esos finales de frase que, a veces, me cuesta entender (porque o no? se convierte en "ana"). Científico excepcional y mejor persona. Disfruta aprendiendo, ayudando a otros. Adora las fotos, a cada instante fabrica un bonito recuerdo. Habla con devoción de su familia. Se concentra y al mismo tiempo, hace bromas. Se refiere a los demás con mucho respeto, profesores o alumnos, no importa. Tiene regalos para todos. Gestiona con maestría su tiempo, no le gusta no tener nada qué hacer. Inspira ternura, "se hace querer", es un buen amigo. Sin duda alguna, lo echaré de menos. Algún día, a la India, iré a visitarlo.

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Capítulo 9 Adopta un finlandés

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o, soy una de esas personas que cree en el “karma”; en que el universo, a la larga, nos devuelve lo que hacemos (sea bueno o malo), el viejo dicho “cada uno recoge lo que siembra”. Si queremos que alguien nos ayude, también hemos de prestar ayuda a alguien; es lo justo (algunos lo llaman “cadena de favores”). Es por eso que, decidí “adoptar” a un finlandés durante un par de días. Breve resumen de la experiencia y reseña de algunos de los problemas con los que se encontrará el posible anfitrión. Lo más probable es que, en un principio, no sepa pronunciar el nombre de su huésped (tiene la opción de buscarlo en Google Traductor o, directamente aventurarse). Cuando vaya a recogerlo a la estación, lo reconocerá por su cabello rubio y su gesto perdido (prototipo nórdico 100%). Tras presentarse, su huésped le dirá que está profundamente hambriento (porque en Galicia se come “barato y bien”). El anfitrión se sorprenderá de la voracidad del mismo; se preguntará cómo es posible que comiendo de esa manera, sea escuálido de constitución. Entre bocado y bocado, compartirá con usted diversos datos sobre Finlandia (salario medio, alquileres, matrículas, etc.). A - 195 -

continuación, le pedirá un mapa de la ciudad y que le marque la ruta sugerida (si no ha ido previamente a la Oficina de Turismo, tendrá que improvisar). Por la mañana, lo mandará de paseo por el centro de la ciudad. A mediodía, lo llevará a comer a un restaurante típico; nuevamente, se sorprenderá con su forma de engullir (y su gusto por el vino blanco). Entretanto, su huésped le contará cosas curiosas sobre su país; como por ejemplo, que en Finlandia se bebe leche con la comida y la cena se toma a las 6. Por la tarde, le recomendará un paseo en bici; lo más probable, es que su huésped se meta en cama y “se eche la siesta” (normal tras semejante bacanal y porque estamos en España y hay que practicar el deporte nacional). Como consecuencia, saldrá con retraso y volverá exhausto. Cuando llegue la hora de cenar, le ofrecerá “ir de tapas”; se quedará atónito cuando diga que no tiene hambre (en parte, eso lo aliviará, pues por momentos habrá temido tener que llevarlo al hospital; motivo de la consulta, posible indigestión). Finalmente, habrá hecho un nuevo amigo que le estará esperando en Finlandia, allá donde existe un modelo educacional, donde el hockey sobre hielo es deporte nacional y hay más saunas que en cualquier otro lugar. Todo eso a cambio de prestar su sofá. La risa compulsiva y el nistagmo, son harina de otro costal.

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VII. AMOR

La fuerza motriz del mundo, el sentimiento más inspirador que existe. La fuente de la que bebe la creación artística en sus dos vertientes, feliz o desdichada.

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Capítulo 1 Cosas del amor

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stos días varios factores han confluido para invitarme a reflexionar sobre el amor, ese sentimiento (que no emoción) que mueve el mundo; al que, de forma natural, somos adictos los seres humanos. Y es que no hay nada más maravilloso que "amar y ser amado". Y cuáles son las razones que me llevan a plantearos esta cuestión? En primer lugar, el registro de visitas de mi blog indica que es un tema que os interesa (y vuestros deseos son órdenes para mí). En segundo, he estado leyendo a mi querido Punset, que en su libro "Por qué somos como somos" habla sobre los mecanismos biológicos que subyacen al amor. Por último y no por ello menos importante, he visto el final de una de las historias de amor más largas e inspiradoras de la televisión. Dicen por ahí que "el amor llega cuando menos te lo esperas", algo con lo que estoy de acuerdo al 100%; distinguiéndose varias fases en el proceso del enamoramiento. En un primer momento, sucede lo que conocemos vulgarmente como flechazo. Cuando esto ocurre, el tiempo se detiene en presencia de la persona amada (la vemos a cámara lenta, como en las películas). Y desde el minuto uno, por efecto de la oxitocina, nos convertimos en esclavos de ese sentimiento, viendo únicamente las cosas buenas de esa persona (que el amor - 199 -

es ciego a los defectos del otro está científicamente probado). Alternamos fases de euforia y depresión, no somos capaces de dormir por las noches y sentimos la necesidad acuciante de estar en contacto con esa persona. En el caso de no ser correspondidos, es frecuente que nos pueda la ansiedad y el hecho de habernos "enamorado" se convierte en una maldición, que desearíamos no haber experimentado. Por suerte o por desgracia, esta fase inicial se va extinguiendo poco a poco, dando paso a una nueva etapa de lazos afectivos, el amor entendido como tal. Es entonces cuando el cerebro produce las endorfinas, que son una especie de opio cerebral. Las sensaciones que experimentamos en esta etapa son las mismas que si nos drogásemos (el amor es la droga más fuerte que existe y además es legal). Pero para producirlas tenemos que ver a la persona amada, de forma que si esta desaparece, la fábrica de endorfinas "cierra" repentinamente (mecanismo de protección que nos permite sobrellevar la separación y el desamor). Al igual que los drogodependientes no piensan en otra cosa que en conseguir su próxima dosis, las personas enamoradas buscan constantemente a su amado/a para así obtener el "opio del amor". En último lugar, sobreviene una fase de habituación mediada por la feniletilamina, una sustancia que sirve para cementar los lazos afectivos. Lo que ocurre es que el cerebro produce esta hormona únicamente durante los tres primeros años de relación, transcurridos los cuales, es necesario enamorarse de nuevo, sea de la misma persona o de otra distinta. - 200 -

Si bien esto es lo que nos dicta la ciencia (que el amor ideal es cíclico), dista en la mayoría de ocasiones de lo que acontece en la vida real. Pues en función de la persona que tengamos en frente, experimentaremos una u otra fase, de duración variable, desde unas horas a toda una vida. El amor nos empuja a hacer locuras (y a arrepentirnos de ellas); nos hace felices y, a la vez, infelices; nos hace fuertes a la par que vulnerables; nos ata pero también nos libera y nos hace perder la esperanza al tiempo que nos ayuda a recuperarla. En palabras de Ted Mosby, "el amor no tiene que ser, simplemente es". Y es lo que mejor sabemos hacer.

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Capítulo 2 En clave de cítrico

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l otro día leí un artículo muy interesante sobre la búsqueda de nuestra "media naranja". Los autores del mismo sugerían desterrar dicha expresión de nuestro pensamiento; ya que, creer que es necesario encontrar nuestra otra mitad- o la parte que nos falta- es asumir que estamos incompletos. Yo concuerdo plenamente con esta teoría; pues es imprescindible sentirse pleno (completo y seguro de uno mismo) para poder entregarse a otro y forjar así un vínculo duradero. En caso contrario, aparecen los reproches, las dudas, la desconfianza e incluso, la dependencia, el más tóxico de los sentimientos en las relaciones de pareja. No existe nada más mágico que tener a alguien al lado con quien compartir nuestros sueños e inquietudes, nuestras preocupaciones o nuestros "fantasmas". A esa persona le damos las buenas noticias antes que a ninguna otra y acudimos en primer término, en los malos momentos. Con esa persona no tenemos secretos (o no debiéramos tenerlos), charlamos a la luz del día y también en la intimidad, hacemos planes y un sinfín de cosas juntos. En presencia de esa persona, no tenemos miedo a desnudarnos (en todos los sentidos de la palabra), nos olvidamos - 202 -

del mundo que nos rodea y nos sentimos eufóricos y tranquilos a partes iguales; en todo caso, felices. Eso, para mí, es estar enamorado. No obstante, yo no poseo la verdad absoluta; existen millones de formas de concebir el amor (más de seis mil millones, según los datos que manejo). Y qué es lo que ocurre cuando esto sucede? Pues que el amor, en ocasiones, entra en conflicto con la libertad del individuo; ya que bien entendido, implica dejar de pensar en uno mismo para pensar en los dos. Renunciar a los propios sueños en beneficio de la pareja, tolerar actitudes o pensamientos contrarios a nuestra forma de ser, establecernos en ciertos lugares y aceptar (felizmente, por supuesto) que nos corten las alas. Poner los sentimientos en una balanza y descubrir que pesan más. Replantearnos cosas que jamás habíamos pensado hacer y reinventarnos a nosotros mismos. Ese es el poder transformador del amor. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, resta una última cosa y es que, el amor llegue a término. Hay personas que se quieren y no pueden estar juntas, porque están distanciadas o son incapaces de convivir. Hay personas que se quieren pero se encuentran en fases de la vida diferentes y se plantean cuestiones del tipo "por qué no nos conocimos siendo otra la situación". Hay personas que se quieren y tienen proyectos de vida diametralmente opuestos y, por tanto, difícilmente compatibles. Y es que para que una relación triunfe, todo el "cosmos" tiene que poner de su parte. Lo más increíble es que, a pesar de los obstáculos con los que se encuentra y de las trabas que le ponemos las personas, el amor sobrevive. Y lo hará siempre. - 203 -

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Capítulo 3 Enamorados o esclavizados

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oy, he batido mi propio récord de lectura; ostentado hasta la fecha por esas sagas para mujeres de lenguaje increíblemente sencillo y de entretenimiento como única finalidad. En este caso, un libro de 200 páginas que he terminado en dos horas (con paradas para cenar y "facebokear"); una velocidad media de 100 páginas por hora; una lectura bastante rápida, que no podía versar sobre otro tema; de nuevo y como viene siendo costumbre, el amor. Walter Riso, psicólogo y escritor, el gran descubrimiento de hoy; una casualidad como la mayoría de descubrimientos son. Yendo yo a comprar galletas, un libro desde la estantería del supermercado, llamó mi atención. El título me gustó y a pesar de su elevado precio (y de tener otro empezado en mi mesilla), me lo traje y, de repente, me absorbió. Un manifiesto de liberación afectiva, cuatro consignas para definir un amor libre y saludable; historias contadas con maestría, consejos para vivir en pareja conservando la propia identidad y citando el resumen de la contraportada, aprender a "discernir lo que se concede de lo que por principio es innegociable". - 205 -

Sirviéndome del resumen elaborado por el propio autor, os presentaré las cuatro características del "buen amor" (con permiso del Arcipreste de Hita). Un amor sin obsesión; apasionado por la pareja, pero nunca enloquecido (la locura corresponde al proceso de enamoramiento, no al amor). Un amor que se reafirme en el propio yo; lo que significa participar del otro, pero nunca pertenecerle. Un amor sin miedo a perder; comprendiendo que no existe la certeza, que el universo es impermanente (y por tanto, el amor también lo es). Un amor libre; que lejos de concebir la pareja como un vacío por subsanar; constituye en sí mismo una elección consciente empujada por el corazón. Yo, a diferencia de Walter Risto, no sé nada del amor. Sin embargo, concuerdo y me identifico plenamente con lo que en este libro describe; pues es el individuo el que toma las riendas de su vida emocional, el responsable de su propia felicidad afectiva. Al verdadero amor, le diría las frases que subtitulan cada uno de los capítulos; "no me enloqueces, me apasionas"; "no existo por ti, sino contigo"; "no ambiciono una eternidad juntos, sino la plenitud del ahora"; "no te necesito, te prefiero". Enamorados e indignados del amor, leed este libro, por favor.

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Capítulo 4 Almas gemelas o polos opuestos

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omo ya os habréis dado cuenta, cuando descubro algo interesante me gusta reflexionar sobre ello. Sobre todo si concierne al mundo de las relaciones personales, tema fascinante que creo a todos interesa. Pues bien, hoy he leído un artículo sobre qué buscamos las personas en las relaciones de pareja. Aunque seguramente ya lo sepáis, quiero aclarar que se barajan dos hipótesis distintas al respecto: la hipótesis de similitud y la hipótesis de complementariedad. Intentaré explicaros en qué consisten y, al final, os rebelaré el resultado de este curioso estudio. Es innegable que conocer a personas que comparten nuestros gustos e inquietudes es tremendamente gratificante, pues nos permite reafirmarnos a nosotros mismos, a través del ejercicio de la propia empatía. Con estas personas es muy fácil hacer planes y, lo más importante, es posible entenderse sin articular una sola palabra. Esas personas pueden llegar a conocernos mejor que nosotros mismos y, es por esta razón, que acudimos a ellas cuando las cosas no van bien. Porque en el fondo, las preocupaciones de uno y otro son las mismas. Es lo que conocemos como "almas gemelas". - 207 -

De la misma forma que buscamos personas afines a nosotros, nos sentimos atraídos por aquellos que son completamente diferentes (los llamados "polos opuestos"). Al margen de la cuestión evolutiva, resulta muy enriquecedor encontrar personas que nos dan justamente lo que a nosotros nos falta; ya que, cuando las debilidades de uno son las fortalezas del otro, es más fácil hallar el equilibrio; pudiendo darse, en contrapartida, más ocasiones de conflicto o desacuerdo.

Llegados a este punto, os estaréis preguntando qué es lo que ocurre entonces en la mayoría de los casos. Desafortunadamente, la ciencia no da una respuesta clara al respecto; lo que sí pone de manifiesto es que la dicotomía almas gemelas/polos opuestos no es la forma más adecuada para abordar el estudio de las relaciones románticas. Al hecho de que existe una gran variabilidad intrapersonal (hay personas que prefieren a alguien semejante y otras que se sienten más a gusto con personas diferentes), hay que añadir factores interpersonales (como la dinámica de pareja o la fase de la relación) que influyen en el grado de satisfacción derivado de la misma. Para terminar, me gustaría recordaros algo y es que, cuando se trata de sentimientos, no debemos olvidar que "el corazón tiene razones que la razón no entiende".

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Capítulo 5 En el corazón no se manda

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menudo, nos enamoramos de aquellas personas que menos nos convienen. Personas con un complicado historial amoroso, de carácter voluble o circunstancias vitales más o menos difíciles. Por el contrario, conocemos a otras que reúnen todas las características para ser nuestra pareja ideal y, sin embargo, no llegamos a enamorarnos, con lo fácil que sería nuestra vida en este caso. El problema es que, al igual que no podemos controlar lo que sentimos por los demás (nuestros propios sentimientos); tampoco podemos controlar lo que los demás sienten por nosotros (los sentimientos ajenos). Como dicen por ahí, “en el corazón, no se manda”. Algo que he observado a lo largo de mi vida, es que las personas mejor cualificadas para ser el novio/novia perfecto no suelen tener pareja. La razón, no la sé. Quizás se deba precisamente a eso; a que el amor es imperfecto por definición. Por un lado, los chicos buenos no entienden por qué a las chicas le gustan “los malos” (no malos, sino complicados, creo yo). Como consecuencia, los “novios perfectos” están solos. Las - 209 -

chicas, por su parte, tienden a verlos como amigos; a pesar de tener la certeza de que harían feliz a cualquier mujer; simplemente, no sienten más (y se maldicen por ello). Se enamoran de chicos que las hacen infelices y se separan de ellos para no sufrir. Como consecuencia, las “novias perfectas” están solas. Lo que está claro, en cualquier caso, es que no podemos (ni debemos) obligarnos a querer a otro por muy maravilloso/a que sea. De la misma manera que no controlamos lo que otros nos hacen sentir, no podemos obligar a nadie a que nos quiera. Esto es, por regla general, mucho más complicado. En primer lugar, no asumimos que a esa persona por la que daríamos todo, le somos indiferentes. Nos preguntamos continuamente si piensa en nosotros, como nosotros pensamos en ella; pero la respuesta es no. Estamos dispuestos a hacer cualquier cosa por él/ella, sin darnos cuenta de que no nos lo ha pedido. Esperamos vacuamente una oportunidad que nunca llega, nos ilusionamos con un gesto pequeño y hacemos una catástrofe de una tontería. Así, actuamos cuando estamos enamorados y no somos correspondidos. Como siempre, no lo entendemos hasta que nos pasa; aprendemos que es duro dejar ir a alguien a quien amamos (dicen que el que nos quiere, nos deja ir). Los amores imposibles sólo triunfan en las películas. Encuentros y desencuentros. Superar obstáculos juntos y ser felices (eso de que “los amores reñidos son los más queridos”). En la realidad, lo que necesitamos a nuestro lado son personas que nos faciliten la vida y no, que nos la compliquen. Aunque, repito, no es algo que podamos decidir. No debemos tampoco - 210 -

olvidar una cosa; citando una de mis películas favoritas (Angelica dice a Pete: “Todo el mundo es Tad Hamilton para alguien; tú eres Tad Hamilton para mí”). A veces, es a nosotros a quienes nos rompen el corazón; otras, somos nosotros quienes se lo rompemos a alguien. Víctimas y verdugos, las dos a la vez.

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Capítulo 6 Poliamor, posible y probable

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staba yo viendo Crónicas Vampíricas, cuando se me planteó la duda de si es posible amar a dos personas a la vez. Para los que no conozcáis la serie, os diré que se trata de un triángulo amoroso entre Elena Gilbert y los hermanos Salvatore; Stefan y Damon; la eterna disyuntiva de la protagonista entre el "chico bueno" que le da estabilidad (y le llena la vida de nubes de algodón) y el "chico malo" que le aporta picardía y arrebatos de pasión. Estos dos personajes ilustran a la perfección los distintos aspectos del amor y me sirven como ejemplo para lo que os quiero contar hoy; y es que existe, el "poliamor", o lo que es lo mismo, que es posible amar a dos o más personas a la vez. Partimos de la base de que cuando nacemos, amamos a nuestros progenitores por igual; desde la cuna, practicamos el "poliamor", o lo que es lo mismo, la ligazón emocional a más de una persona. La primera manifestación del amor, se aleja por tanto de la monogamia, que posteriormente asumimos como precepto social. Quiere esto decir que teóricamente amar a varias personas es posible; lo difícil es ponerlo en práctica en una - 212 -

sociedad que fundamenta la pareja en la exclusividad; uno de los clichés del mundo occidental. Los humanos somos polígamos por naturaleza; tenemos la capacidad de amar a dos (o más personas) a la vez con la misma, menor o igual intensidad. Sin embargo, los expertos están divididos a este respecto; algunos opinan que es posible tener sentimientos muy intensos hacia dos personas a la vez, aunque no de la misma forma. Esto ocurre cuando, por ejemplo, a una relación estable se solapa el interés que despierta alguien que acaba de aparecer (amor frente a enamoramiento, tormenta química). A pesar de ello, los humanos hemos escogido la monogamia como norma cultural. La sociedad empuja al individuo a amar a la familia y los amigos en plural y a la pareja, en singular. Las normas sociales no contemplan la posibilidad de que alguien pueda compartir públicamente su vida con dos personas a la vez; ni lo aprueba la ley ni la opinión pública. Luis Alberto Montejo, estudioso de la materia, afirma que "aunque estadísticamente sea normal querer a más de una persona al mismo tiempo, en el caso de las parejas nos han educado bajo el prisma de la exclusividad". Lo más aconsejable para quien ama a dos personas es, por tanto, escoger a una de las dos; ya que mientras esta creencia se mantenga el tener relaciones paralelas resulta desgastante para las personas involucradas, debido a la presión social subsistente, que lejos de aprobarlo; lo condena. Yo, creo ciegamente en el "poliamor", no sólo en la pareja, sino en la vida en general. Hay personas que tienen tanto amor dentro, que les resulta imposible concedérselo a una sola - 213 -

persona. Esas personas aman con tanta fuerza a los demás; que, en ocasiones, entregan su amor a una causa; ni a una, ni a dos, sino a muchas personas. Pensemos en los voluntarios del tercer mundo, que renuncian a la vida en pareja o a tener una familia propia (modelo social, proyecto de vida "típico" en el mundo occidental, "lo normal"), entregando su amor a quienes más lo necesitan. Y contrariamente a lo que se dice por ahí, no "sacrifican" nada; porque el simple hecho de dar amor es lo que les hace feliz (modelo personal, proyecto de vida "atípico" en el mundo occidental, "lo raro"). Pura convención social, nada más.

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Capítulo 7 Los 6 arquetipos del amor

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l amor no es algo que pueda explicarse, el amor ha de sentirse. A lo largo de la historia, han sido muchos los que se han dedicado a estudiarlo; por ser fuerza motriz del mundo y una de las más importantes fuentes de inspiración para las personas. A día de hoy, la ciencia ha permitido explicar los mecanismos fisiológicos que subyacen al mismo (os remito a mi post titulado "Cosas del amor"). En esta ocasión, sin embargo, me ocuparé de la descripción que hace del amor la mitología clásica; una clasificación hecha años atrás pero que creo, sigue vigente en nuestros días. Veamos pues los distintos arquetipos del amor romántico. I. LUDUS. Corresponde a un amante que no quiere comprometerse; no tiene mayores expectativas sobre la relación que una satisfacción inmediata. Para este amante, el amor es una actividad lúdica, un juego; aunque ello no signifique, que no lo practique con total dedicación. - 215 -

II. ÁGAPE. Caracteriza a todos aquellos que ponen las necesidades de la persona amada por encima de las propias. Se trata de un amor desinteresado, que se ofrece sin esperar nada a cambio; por lo tanto, difícilmente asociado a la satisfacción; es un amor altruista. III. MANÍA. Describe a las personas que sienten un amor enfermizo, posesivo e incluso, obsesivo. El amante, en este caso, se siente dueño de la persona amada; sin tener en cuenta sus deseos. A este grupo se adscriben los amantes violentos, con tendencia a cosificar a la otra persona y verla como una posesión valiosa. IV. PRAGMA. Define a alguien cuyas perspectivas amorosas son claras. Este amante es notablemente práctico y conoce a la perfección lo que espera del vínculo. Se incluyen en este grupo "personas cerebrales", que ven el amor como una relación coste-beneficio; lo que sacrifico en base a lo que me aporta. V. STORGE. Incluye a todas aquellas personas que conciben el amor como una forma evolucionada de la amistad. Estas personas se interesan especialmente por las afinidades y gustos en común, teniendo estos peso en el deseo; es el amor compañero. VI. EROS. Caracteriza a los amantes pasionales, que entregan todo a la persona que desean. Su amor se fundamenta en el goce estético, despreciando cualquier tipo de atracción que no involucre lo carnal. Este tipo de amor suele asociarse al - 216 -

romanticismo, aunque puede hallarse en personas infieles o con escaso sentido común. Estas categorías no son excluyentes. Una misma persona puede presentar características de varios grupos. Aunque somos los mismos, no nos comportamos igual; eso depende de quién tengamos enfrente y de la fase de la vida en la que nos encontremos. Cada relación es, por tanto, una fuente de aprendizaje; que nos hace evolucionar y profundizar en el conocimiento de nosotros mismos. Cierto es que experimentamos cambios cuando nos enamoramos; sin embargo, nuestra esencia, nuestro arquetipo de amor, perdura. O al menos es lo que me ocurre a mí.

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Capítulo 8 Relaciones y signos ortográficos

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na de las primeras cosas que nos enseñan en las clases de lengua son los signos ortográficos, indispensables para ordenar las ideas en un texto y, evitar así, ambigüedades. Como sabréis, los signos ortográficos representan pausas de duración variable: desde una coma, que nos permite tomar aliento, hasta un punto final, cuando no queda nada por decir. Entre uno y otro, una amplia gama de pausas: punto y coma, punto y seguido y punto y aparte (con mención especial al paréntesis y los puntos suspensivos). Hasta aquí nada que no supieseis ya. Pero... habéis pensado cómo los signos de puntuación están presentes en las relaciones humanas? Estoy segura que todos lo habéis experimentado, en mayor o menor medida. En mi opinión, son las pausas las que otorgan valor al contenido. Y los silencios los que, en muchas ocasiones, dicen más que las palabras. Intentaré demostraros ahora como de forma inconsciente "puntuamos" nuestras relaciones. Ponemos un punto y seguido cuando nos despedimos de nuestros compañeros de trabajo al terminar la jornada o de nuestros compañeros de piso antes de acostarnos; pues al día siguiente, - 218 -

volvemos a verlos; nuestras preocupaciones son más o menos las mismas y, la pausa es tan breve, que no da tiempo a echarnos de menos. Ponemos un punto y aparte cuando decimos adiós a un amigo que se marcha temporalmente o cuando iniciamos una nueva etapa en nuestra vida; pasamos tiempo sin ver a aquellos a los que queremos, vivimos nuevas experiencias y tenemos mucho de lo que hablar; en este caso, la pausa es más larga y nos da tiempo a reflexionar sobre la separación, pudiendo ocurrir dos cosas, que realmente extrañemos a esas personas o que nos demos cuenta de que no eran tan importantes como creíamos (el tiempo dirá). Ponemos punto final cuando cerramos un capítulo (más o menos doloroso) de nuestra vida y decidimos no volver a ver a ciertas personas, porque ya no las extrañamos, ni tenemos cosas que decirle (a excepción de "que te vaya bien"); en resumidas cuentas, no las necesitamos. El problema surge cuando nos olvidamos de realizar las puntualizaciones necesarias y, no sabemos en qué fase nos encontramos (es aquí donde entra la ambigüedad que caracteriza a ciertas personas). Lo que está claro es que para iniciar un nuevo capítulo es necesario poner punto final al anterior (pues no hay nada peor que la incertidumbre). Si lo que precisamos es reflexionar, hacemos uso del paréntesis (kit-kat, stand-by, etc.). Y si no sabemos lo que queremos, utilizamos los puntos suspensivos, dejando que nuestro interlocutor sea quien decida qué creer. En todo caso, solo los valientes se expresan con claridad.

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Capítulo 9 For good

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uando voy por la calle y veo a una pareja adulta que va de la mano, que besa o abraza al otro (como si ambos fuesen adolescentes); siempre sonrío. Es algo mágico; teniendo en cuenta lo difícil que es que una unión de este tipo perdure. Estas parejas me devuelven la esperanza; me hacen creer que en "tiempos de guerra"; el amor sobrevive. Ejemplos hay miles; en el cine, en la literatura, en la vida real. Hoy he leído un artículo en donde se analiza en qué se fundamenta el éxito de las parejas duraderas; veámoslo con detenimiento. Obstáculos en las relaciones los encontramos a diario; como los manejamos, en cambio, es lo que determina el éxito o fracaso de las mismas. Es bien sabido que las situaciones difíciles son las que ponen a prueba las relaciones; especialmente cuando hay una enfermedad que afecta a uno de los miembros de la pareja. Digo esto porque, a mi modo de ver, permanecer al lado de otro en estas circunstancias constituye la máxima expresión del amor.

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Quiero destacar, tres historias fascinantes para mí; "El diario de Noah", "Mariposas bajo la piel" y "Babel". En todas ellas, un marido abnegado (y profundamente enamorado) cuida de su mujer enferma; sacrificando todo por ella. Alzheimer, ELA o una bala perdida; vidas truncadas. En estas historias, es el hombre quien asiste y cuida a la mujer. Le cuenta día tras día la misma historia, le da de comer y la baña, le baja las bragas para que orine (como dije antes, la máxima demostración de amor). Que sean Ryan Gosling y Brad Pitt los que lo hacen, es una casualidad. Las claves de la longevidad de la pareja, las que hacen que lo que vengo de contar sea posible, son cinco: admiración, trabajo en equipo, conocimiento del otro, aprendizaje y aceptación. En primer lugar, los enamorados han de admirarse, estar orgullosos de los logros y de las cualidades de su pareja. Por otro lado, las parejas duraderas trabajan en equipo, tienen en cuenta la opinión del otro, dicen "nosotros" y no, "yo". Se conocen en profundidad; no escatiman en palabras para referirse a aquel/aquella con quien comparten su vida. Además, narran sus desavenencias en tono positivo, ven la adversidad como fuente de aprendizaje. Son conscientes de que hay problemas que no pueden resolver; aceptándolos felizmente. Esas son, según John Gottman, las claves del éxito de las relaciones. Para terminar, una pequeña reflexión. Los amores de juventud son, por regla general, amores apasionados; en los que la atracción física tiene un papel muy importante (amor carnal). En esta fase, el amor es fugaz; nos cuesta creer que sea para siempre. Sin embargo, cuando el cuerpo envejece, es cuando - 221 -

nace el amor verdadero (amor espiritual), al menos como yo lo entiendo. En ese momento, el amor se prolonga en el tiempo, es duradero y, entonces, es posible creer en el "para siempre".

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Capítulo 10 El amor en los tiempos de WhatsApp

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omo el título de la novela de García Márquez y lo traslado al siglo XXI, para reflexionar sobre como la tecnología ha cambiado nuestra forma de relacionarnos. El amor ya no es lo que era. Y no me refiero al "amor cortés", extinto siglos atrás, perfecto e idílico. Me refiero al amor de la época de nuestros padres; imperfecto quizás, pero en todo caso real (y no virtual). Un amor que, a mi modo de ver, nunca volverá. Y que tanto nosotros como nuestros hijos, conoceremos a través de las historias de nuestros padres y abuelos. Antes la gente escribía cartas, se conformaba con encuentros casuales; las relaciones eran "íntimas"(cosa de dos), avanzaban despacio (quizás demasiado, es cierto) y existía tiempo para reflexionar y echarse de menos. Estar incomunicados pero sentirse en conexión, pensamientos duraderos (con gasto y con esfuerzo). Abrir un sobre con su olor. Esperarse a la luz de la luna (y no desesperar). Ansiar un beso. Tocar y sentir. Emoción sobre información. Cuando lo bonito duraba eternamente. Las personas hablaban cara a cara, los matices enriquecían el mensaje; las palabras sobraban cuando lo importante eran las - 223 -

miradas. La gente expresaba sus sentimientos sin esconderse. Tener a esa persona enfrente y decirle "te quiero". Tener a esa persona enfrente y decirle "no te quiero". Ser valiente. A día de hoy, el amor ha cambiado; la gente ya no escribe cartas, un "WhatsApp" es suficiente para quedar; las relaciones son "públicas" (gracias a nuestro estado en Facebook cualquiera puede opinar sobre ello); avanzan vertiginosamente y ya no existe tiempo para la reflexión, ni tampoco para extrañarse. Estar comunicados sin sentirse en conexión, pensamientos instantáneos (sin gasto y sin esfuerzo). Abrir un WhatsApp sin olor. Desesperarse al leer "Fulanito está escribiendo" (y no querer esperar). Ansiar una respuesta. Imaginar que tocamos y sentimos. Información sobre emoción. Cuando lo bonito dura temporalmente. Las personas "se comunican" por medio de pantallas; no hay lugar para los matices; las palabras estorban y nacen los malentendidos. La gente se esconde tras los emoticonos. Tener a esa persona al otro lado y enviarle un corazón. Tener a esa persona al otro lado y simplemente, dejar de escribirle, ignorarla. Ser cobarde. Los tiempos cambian y también lo hacen las personas. Compartir el presente que nos ha tocado vivir no significa dejar de añorar el pasado. Emplear los recursos que tenemos para fluidificar nuestras relaciones y no, para corromperlas. Tener paciencia y comprender que "el que algo quiere, algo le cuesta". Disfrutar de las relaciones fugaces o maravillarse con las relaciones "eternas". Desencantarse del amor pero también volver a enamorarse. Mirar a nuestro alrededor y jamás perder la - 224 -

esperanza; ya que, contra todo pronóstico, el amor puede reinventarse.

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Capítulo 11 Los príncipes azules

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a gente suele decir que los príncipes azules no existen más que en las películas. Pero yo no estoy de acuerdo. Aunque cuesta encontrarlos, están entre nosotros. Cierto es que no abundan, constituyen una especie en peligro de extinción. Pero si abrís bien los ojos, los descubriréis en vuestro entorno. Los príncipes azules de hoy en día no llevan yelmo ni armadura, no dominan la espada, ni son expertos jinetes. Tampoco libran épicas batallas, ni salvan a damiselas en peligro, ni son víctimas de hechizos que los transforman en sapo. Aunque algunos sí salen rana, eso no puedo negarlo. Los príncipes azules de hoy en día son hombres normales y corrientes, a los que a diferencia del resto, no les aterra hablar de sentimientos. Si bien no poseen títulos nobiliarios, se comportan como auténticos caballeros. Abren puertas y ceden el paso, regalan rosas y golosinas y, lo más importante, tienen el don de hacernos sentir especiales. ¿Cómo lo consiguen? No puedo explicarlo; solo ellos lo saben. - 226 -

Muchos pensaréis que tal reflexión es pura fantasía. Pero existe una gran diferencia entre idealismo y realismo. Pues idealismo es buscar un príncipe azul, que probablemente nunca aparezca. Y realismo, no es otra cosa, que saber reconocer a uno cuando se cruza en nuestro camino. Porque los príncipes azules son imposibles de encontrar; son ellos los que nos encuentran. Y es ahí donde reside la magia. Es por eso, que yo creo en los cuentos de hadas.

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Capítulo 12 Pon tu ego a dieta

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ay algo peor que el desamor? Aunque cueste creerlo, la respuesta es sí; la indiferencia. Cuando nos ilusionamos tontamente con alguien al que no le importamos. Cuando dejamos de dormir por las noches; cuando esperamos ansiosos que alguien venga a visitarnos. Cuando empleamos nuestro tiempo con alguien que nada quiere darnos. Cuando imploramos que nos hablen claro y recibimos evasivas; cuando lo que a nosotros nos quita el sueño, al otro le resulta divertido. Un juego peligroso, ni contigo ni sin ti; hasta que uno de los dos empieza a sentir. De hipócritas sería negar que a todos nos gusta que nos halaguen, que estén pendientes de nosotros o que nos den los buenos días (el viejo dicho "a nadie le amarga un dulce"). Estos pequeños gestos cotidianos hacen que nos sintamos más seguros de nosotros mismos, que nos veamos más atractivos y que no nos sintamos solos; en definitiva, fortalecen nuestra confianza. Hombres o mujeres; a todos nos gusta saber que "seguimos en el mercado" y que atraemos a otros, llegando incluso a controlarlos. Lo que algunos llaman, la erótica del poder. - 228 -

Pero a veces, lo que ocurre, es que el juego se nos va de las manos. De la otra parte, aparecen sentimientos y, entonces, impera el caos. "Sin querer queriendo" hacemos daño; olvidamos ponernos en la piel del otro y "abusamos" del control que ejercemos sobre esa persona. Somos egoístas; anteponemos el sentirnos deseados por alguien que no nos importa a los sentimientos de alguien a quien importamos. Nos escudamos en el silencio o en respuestas confusas; pero en todo caso, no hablamos claro; y así, alimentamos nuestro ego. Como siempre, para entenderlo es necesario que estemos del otro lado; y en vez de tener el mando, ser mandados. Si no te gusta, no le hables de volver a veros. Si no le ves futuro, plantéale ser amigos, no le hagas perder el tiempo; sé valiente. No temas hacerle daño; lo agravarás cuanto más esperes para sincerarte. No emplees la callada como respuesta; no lo condenes a la indiferencia. Deja que siga con su vida, deja que intente ser feliz, libéralo de ti. "Pon tu ego a dieta".

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Capítulo 13 La opción B

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na buena amiga mía decía lo siguiente en relación a los exámenes tipo test... "Si no la sabéis, marcad la b". Con el paso del tiempo, descubrí que su teoría era bastante certera académicamente hablando. En caso de no saber, escoger la segunda opción entraña grandes probabilidades de éxito (al menos en veterinaria y siempre que no haya respuesta múltiple). No sucede lo mismo, sin embargo, sentimentalmente hablando; ya que, en caso de no saber, escoger la opción B (conocida vulgarmente como segundo plato), no suele ser una buena idea; existiendo altas probabilidades de fracaso en este caso. Intentaré explicaros a qué me refiero. Las personas, como criaturas sociales que somos, necesitamos altas dosis de cariño para ser felices. Ese cariño lo buscamos en el entorno en el que vivimos, en las personas que están a nuestro alrededor. De ahí la famosa expresión "el roce hace el cariño"; que en otras palabras viene a decir que, el contacto directo con el otro resulta indispensable para llegar a quererlo. Por otra parte, las personas nos apoyamos en aquellos que tenemos a nuestro lado y no, a cientos o miles de kilómetros - 230 -

de distancia (aunque los tengamos muy presentes y nos acordemos de ellos). Lo más probable es que estas personas vayan cambiando a lo largo de la vida, a medida que forjamos nuestro propio camino; lo cual no significa tampoco que nuestras relaciones fueran circunstanciales. Es algo lógico y natural, el cauce normal de las cosas. Sin embargo, el hecho de que cubramos nuestras necesidades de cariño con las personas con las que convivimos no implica que no debamos hacerlas sentir especiales. "Comparto mi tiempo contigo porque me gustas o porque te quiero". Y no, "comparto mi tiempo contigo porque estás por aquí y te tengo a mano". No es justo ni recomendable, suplir con una persona el vacío que sentimos al no poder tener a otra. Porque todos somos únicos e irrepetibles y, por lo tanto, irremplazables. Y como tal, merecemos ser tratados. Cuando alguien nos quiere de verdad, acude a nosotros en primer término; nos elige en medio de la multitud. Con sus actos, nos demuestra que somos una prioridad en su vida; y no, un plan alternativo para huir de la soledad. No sé si me explico. En mi opinión, quedarnos con la opción B nos acaba conduciendo a la infelicidad; a unos y a otros. A la persona que la escoge, pues siempre se sentirá insatisfecha al no poder acceder a la opción primera, intentando vacuamente sustituirla por la segunda. Y a la persona que se conforma, pues habrá renunciado a ser tratada de forma especial y prioritaria, que es lo que todos merecemos. Mi humilde consejo es entonces ni hacerlo ni aceptarlo. Cuando queremos de verdad a una persona, una sola opción existe... La opción A - 231 -

Capítulo 14 La otra cara del amor

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.omo todos sabéis y ya os he comentado en otras ocasiones, el amor es algo maravilloso; fuerza motriz del mundo, fuente de inspiración del arte. El amor está en todas partes, no obedece a reglas ni tiene explicación. Tal como afirma Elsa Punset en su libro Inocencia radical, "el amor no es un comportamiento aprendido, es una necesidad profunda e instintiva. Como saciamos esta necesidad, en cambio, sí es una conducta aprendida que determinará la naturaleza y la esencia de nuestros vínculos afectivos". Es por eso que, lo ideal en materia de sentimientos, es amar como lo hacen los niños. A la naturaleza gozosa del amor inocente se opone, por tanto, el amor adulto miedoso y desconfiado, necesitado de promesas eternas. Y es que los niños, a diferencia de los adultos, aman de forma libre y sin condicionamientos. En este sentido y con la finalidad de preservar la magnificencia del amor, es necesario concienciarnos de la existencia de los llamados "amores perversos", que contaminan nuestras relaciones y en última instancia, vienen a desvirtuar nuestro concepto del amor. Esa, a mi modo de ver, es la base de - 232 -

una buena educación afectiva. Y cuáles son las características de los amores perversos? Un breve resumen extraído del libro; yo no soy más que una principiante en esto de la "Inteligencia emocional". En primer lugar, los amores perversos tienen su origen en carencias individuales de diversa índole, que se fundamentan en un profundo vacío existencial. Si bien no todos los encantos son perversos; todos los perversos son, en las primeras etapas, encantadores. Con un efecto imán para determinados tipos de personas, pretenden llenar su vacío y extraer la vida que sienten que no palpita en ellos y otros poseen. Suelen escoger, por tanto, sus "víctimas" entre aquellos que más saben gozar de esta, no en el sentido material, sino en el afectivo (personas con dones musicales, literarios, alegría de vivir, sensibilidad, comunicación o creatividad son algunos ejemplos). Los perversos son expertos en el arte de la manipulación; se contradicen, niegan y mienten. El problema surge cuando sus "víctimas", ya sea por ingenuidad, altruismo o por defender causas perdidas, se instalan en una sumisión psíquica y autodestructiva; un estado de falsa complacencia. Pueda ser porque les cueste reconocer que los amores perversos nunca las quisieron o porque se nieguen a renunciar al ideal de que podían cambiarlos. En todo caso, los amores perversos solo pueden desarrollarse cuando miramos a los demás desde la dependencia, priorizando ante todo nuestra seguridad e innato temor a la soledad. Si por el contrario, miramos a los otros desde la libertad y concebimos nuestras relaciones como fuente de aprendizaje, podremos experimentar ´"amores bondadosos", sin - 233 -

resentimientos, sin amargas despedidas, con inmensa gratitud y buenos deseos hacia aquel o aquella que nos ayudó a crecer, a transformarnos y avanzar.

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Capítulo 15 Lo siento, no te quiero

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ara hablar de amor no correspondido, comenzaré con una de mis citas favoritas, que si bien escuché por primera vez en la película "Un paseo para recordar"; a posteriori descubrí, que se trata de un pasaje de la Biblia. Repasemos, en primer lugar, la citación de los mismos, que hace unos cuantos años, estudiamos en clase de religión. Analicemos a continuación las dos vertientes del amor no correspondido; el que ama y el que es amado; con algunos consejos para ponerse en la piel del otro. "El amor es sufrido y considerado, nunca es celoso. El amor nunca es jactancioso o engreído, nunca es grosero o egoísta, nunca se ofende ni es resentido. El amor no haya placer en los pecados de los demás y se deleita en la verdad. Siempre está dispuesto a excusar, confiar, esperar y soportar todo lo que venga." Carta a los Corintios, capítulo 13, versículos 4-7. AMÉN.

EMISOR DE UN AMOR NO CORRESPONDIDO... Acepta, en primer término, que el amor no es una decisión consciente. Si alguien no siente lo mismo que tú, no lo veas como una traición; quizás esa persona "quiera quererte" y, - 235 -

sencillamente, no sea capaz. Erradica cualquier sentido de necesidad del amor del otro (que genere dependencia); piensa que lo único imprescindible para ser feliz es una dosis de optimismo (quizás hayas colocado a la otra persona en un pedestal donde no quiere estar, forzando así su retirada). Distánciate; permanecer junto a alguien que deseas es insano; aléjate durante un tiempo, no frecuentes los mismos lugares. Disfruta de tu soltería; aprende que es posible ser feliz sin tener a alguien al lado (puede parecer difícil en una sociedad centrada en la pareja; pero no es imposible). Practica el amor incondicional; puede que si de verdad amas a esa persona, te alegres por su felicidad, aunque esta no te incluya a ti (en este caso, no hay sentimiento de pérdida; la felicidad deriva del acto de dar y no, de recibir); es la forma más pura del amor.

RECEPTOR DE UN AMOR NO CORRESPONDIDO. Piensa que no se trata de una decisión consciente, no es intención de la otra persona causar en ti sentimientos negativos; es probable que se sienta peor que tú. Considera la posibilidad de estar bloqueado al amor, por malas experiencias pasadas que te impiden volver a confiar (problemas de autoestima). Sé firme si no amas a esa persona, no le des falsas esperanzas; puede que se enfade o se deprima, pero se recuperará antes si le hablas claro. Reduce el contacto con esa persona o termina la amistad si los límites no quedan claros; mantén un contacto casual y conversaciones cortas; así, le será más fácil "olvidarse de ti". Nota. La extensión de los párrafos anteriores no es aleatoria; es mucho más difícil (y doloroso) no ser correspondido - 236 -

que no "corresponder". No olvidéis algo y es que, "no escogemos a quien queremos".

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Capítulo 16 Tiritas para el corazón partío

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uperar un desamor es muy difícil, no os voy a engañar. Pero no es imposible. Es algo que no sucede de un día para otro por mucho que así lo deseemos. Aunque pensamos fervientemente en borrar a esa persona de la memoria, no somos capaces. Algo que es absolutamente normal dadas las circunstancias; por lo cual, no debemos desesperar. Algunos dicen que se necesitan tres meses por cada año de relación para superar el desamor y pasar página. Y es que, para muchos terapeutas, este equivale a la muerte; ya que, tras una ruptura el duelo que experimentamos es el mismo que tras la pérdida del ser querido: lo negamos; nos enfadamos; pactamos; nos deprimimos y nos resignamos. No nos queda más que reformular nuestra vida sin esa persona en ella. El dolor que produce un desamor es indefinible; solo conocido por aquellos que lamentablemente han pasado por dicha experiencia, la del abandono por parte del ser amado. El sufrimiento a este nivel es desgarrador; el alma se rompe en mil pedazos, nos sentimos perdidos y confusos; una parte de nosotros mismos perece en soledad. Se trata, por tanto, de un shock emocional para el que nunca estamos preparados, para el - 238 -

que no nos da tiempo de poner en marcha recursos personales de afrontamiento. Sucede sin más. Y entonces la mente revive el pasado de forma permanente, recordando los buenos momentos e intentando buscar una explicación a lo sucedido. Aparecen interrogantes y sentimientos de culpa, ya sea propia o ajena. Tomamos conciencia de haber sido tratados de manera cruel e injusta; nos sentimos miserables. Y nada ni nadie es capaz de ofrecernos consuelo. La primera fase de negación funciona como un amortiguador que nos permite asimilar paulatinamente la inesperada noticia. En la segunda fase, nos invaden la ira, el rencor y el resentimiento; en casos extremos, surgen ideas de venganza. La tercera fase o de pacto la podemos abordar de muchas maneras; desde construir una buena amistad pasado el tiempo a cortar radicalmente la relación y jamás volver a vernos (o conservar la esperanza de una segunda oportunidad). En la cuarta fase, los sentimientos anteriores dan paso a una profunda depresión, pues la sensación de pérdida es inmensa, al igual que el vacío existencial en el que estamos sumidos. En la quinta y última fase, sobreviene la aceptación (o más bien resignación), que tiene lugar de forma más o menos feliz en base a la severidad del sufrimiento. Confiamos en que "el tiempo es el único remedio". Y así es. El desamor es una experiencia muy personal; que depende del grado de enamoramiento, de la conexión con la pareja y de las expectativas de futuro de cada uno de sus miembros. No es lo mismo abandonar que ser abandonado. No es lo mismo cerrar una relación y esperar un tiempo hasta - 239 -

restablecerse que enlazarla con otra. Porque no siempre "un clavo saca otro clavo". Pero lo que sí tengo claro, es que "amor se cura con amor", ya sea el de nuestros amigos, el de nuestra familia o, quizás en un futuro, el de una nueva pareja. Como siempre, el amor es la medicina para todos los males.

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Capítulo 17 No happy ending

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na de las razones por las que me encanta la película inglesa "Love Actually" es, porque es cierta como la vida misma. Varias historias de amor que, a diferencia de las pelis americanas, no siempre "acaban bien". Y es que el amor tiene muchas dimensiones, no sólo nace en idílicas circunstancias y llega a término tras múltiples avatares (tal como estamos acostumbrados a ver en el cine romántico). En la vida real, el amor es también infiel, celoso, platónico y no correspondido; pudiendo darse en las más curiosas circunstancias. Siguiendo el modelo de la película, os contaré algunas historias de "amor" sin final feliz (al menos como acostumbramos concebirlo); historias con moraleja y final alternativo (tampoco diría infeliz). Ellos se conocieron una noche de fiesta, un jueves más. Ella se acercó a él para preguntarle por otro chico, se pusieron a hablar y de repente, el flechazo surgió. Lo vio a cámara lenta, le pareció el más atractivo de los hombres, lloró de felicidad tras la despedida. A partir de ese día, soñó una y otra vez volver a verlo. No dormía por las noches, no hacía otra cosa que pensar en él; fue su "primer amor". Ella intentó por todos los medios un - 241 -

acercamiento, él no "estaba en el momento". La mayoría de sus encuentros fueron casuales, ella exprimía esos minutos en su presencia; él mostraba indiferencia. Lo esperó muchas noches despierta, él apareció en contadas ocasiones. Contestaba con evasivas, se escudaba en dobles sentidos. Así durante año y medio, no fue capaz de "deshacerse" de él, anhelaba que fuese cruel, que la liberase. Pero eso nunca pasó. Finalmente, comprendió que era hora de pasar página, de hacerlo por sí misma. Aprendió que el hombre en estos casos, no habla claro, "calla y otorga", espera que sobrevenga el olvido. Aprendió que no siempre se puede tener lo que se desea, que no se puede "obligar" a nadie a que nos quiera. A pesar de ello, le gustó enamorarse, descubrir que era capaz de sentir algo así por alguien. Esa época fue muy feliz, se imaginó cuanto más lo sería si él sintiese lo mismo, si le correspondiese. Ellos se conocieron un día de semana, cuestiones de trabajo. Él se mostró muy servicial desde el principio, amable y entregado, a ella le "cayó bien", pensó "por qué no". Él la invitó a irse juntos de viaje, ella aceptó. Pasaron un día entero juntos, con gominolas e increíbles paisajes. A partir de entonces, él empezó a escribirle a diario, atento y detallista, lo que cualquier mujer hubiese deseado. Cada vez se veían más a menudo y de repente, empezaron una relación. Él iba muy deprisa, ella se sentía a gusto, disfrutaba del momento. La mayoría de sus encuentros fueron citas muy trabajadas, lo cierto es que él "se lo curraba". Pasaron varias noches juntos, conociéndose, hablando. Él hacía planes a cada instante, promesas a largo plazo. Así durante dos intensos meses, viviendo un cuento de hadas. Pero un día él cambió de idea, no fue capaz de decírselo frente a - 242 -

frente, empezó a distanciarse. A ella le tocó asumir, sin saber por qué, que la habían dejado. Aprendió que en los asuntos del corazón lo mejor es ir despacio y no creer ciegamente en nadie. Aprendió que los príncipes azules lo son durante un rato, que no se puede "cambiar" a nadie y que algunas relaciones, simplemente, tienen fecha de caducidad. A pesar de ello, le gustó "compartir su vida" aunque fuera poco tiempo, vivir la experiencia, saber cómo es ser la novia de alguien. Esa época fue muy feliz, se imaginó cuanto más lo sería si durase, si fuese para siempre. Ellos se conocieron una noche de sábado, a través de un amigo común. Él, desplegó sus armas de conquistador, guiños y piropos, y ella no se resistió. Él había bebido, ella sospechaba que sería una más. Sin embargo, se dejó llevar, pensó que aquel chico tenía algo especial. Él la invitó a dormir, ella no lo dudó. Compartieron lágrimas y confidencias, él la trató como nunca antes la habían tratado, apasionado y cariñoso, las dos a la par. Unas pocas horas juntos y ella, no lo pudo olvidar. Se ilusionó con la idea de volver a verlo, lo intentó de mil maneras, pero no recibió respuesta. Un buen día decidió que lo mejor era "dejarlo estar", comprendió que las cosas no se pueden forzar y aceptó que "lo que tenga que ser, será". A pesar de ello, le encantó conocerlo, compartir unas horas con él. Ese día fue muy feliz, se imaginó cuanto más lo sería si se repitiese. Gracias a él, comprobó que los hombres sinceros, valientes, los auténticos caballeros, siguen existiendo.

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Capítulo 18 Réquiem por el príncipe azul

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os que me conocen, lo saben. Siempre me han gustado las películas de Disney. De pequeña, como tantas otras niñas, me enamoré de Aladdín, de John Smith, de Eric y de Adam (Bestia); los príncipes de los cuentos de hadas (aunque en sus inicios Aladdín fuese ladrón y por cierto, mi favorito). Apuestos y encantadores por definición; destinados a ser héroes y moldeados gracias al poder del amor. Una vana ilusión; porque estos cuentos escritos a principios del siglo XIX, no son aplicables al mundo de hoy. En aquel momento, las mujeres no tenían demasiados derechos ni las niñas grandes sueños aparte de encontrar un hombre que cambiara sus vidas. Ahora, las cosas han cambiado. El problema surge cuando persiste en ellas la impronta de la infancia. En nuestra generación, son muchas las mujeres que siguen viviendo con la idea de que, en alguna parte, hay un príncipe azul, que vendrá a salvarlas y a convertir sus vidas en perfectas. Creer que hay una persona por ahí cuya única finalidad en la vida es venir a rescatarlas es muy peligroso; las infantiliza psicológicamente. La cuestión es que cuando descubren que eso es solo una ilusión, un mito, se vuelven inseguras; se sienten - 244 -

incompetentes al no conseguir materializar su sueño en la vida real, lo que daña gravemente su autoestima. Muchas mujeres llegan incluso, a creerse fracasadas por no haber encontrado a su príncipe azul, por no casarse con ese tipo de hombre (que no existe) o directamente no casarse. Nada más lejos de la realidad. Porque es posible ser princesa, aun no teniendo príncipe. Llegados a este punto, me tomo la licencia de transcribir un párrafo del libro "Hombres tóxicos" de Lillian Glass. "Y por qué no verse como una joven princesa que consigue las cosas por sí misma o que ayuda a otros a conseguirlas? Y por qué no aprender que una damisela no está necesariamente en apuros y que no hace falta que la rescate ni que la ayude nadie? Por qué no decirte a ti misma que eres una mujer fuerte y capaz y no una víctima en apuros? Y recordarte que la belleza no está en el exterior (y que no tiene forma de bonito vestido ni de corona) sino en el interior? Y que las buenas obras, las capacidades propias y el hecho de ser amable y cariñosa con los demás es lo que hace verdaderamente bella a una princesa?" Una reflexión interesante, a la que me permito añadir un par de observaciones. Aunque en la vida real, existen hombres apuestos y encantadores (con potencial para ser príncipes azules); a diferencia de los cuentos, estos no están destinados a aparecer en nuestra vida (quizás, nos los encontramos casualmente) y lo más importante, no podemos cambiarlos a través del amor (simplemente, son como son). Ni volar con ellos en una alfombra mágica. Ni enseñarlos a ser tolerantes. Ni encandilarlos con nuestros cantos. Ni abrirles los ojos a la verdadera belleza. - 245 -

Porque nada tenemos que ver con Jasmine, Pocahontas, Ariel o Bella. PS. He de confesar que yo también creí no hace mucho que "Un mundo ideal" era posible. Ahora, he aprendido que los cuentos son eso, cuentos. Epitafio sugerido, "PRÍNCIPE AZUL, DEP. No te olvidamos".

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Capítulo 19 Fue bonito mientras duró

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as relaciones son como los seres vivos: nacen, crecen, se reproducen (esto es, dan sus frutos) y mueren. No duran para siempre; su existencia, al igual que la del resto de criaturas vivientes, es finita. Ya sea por incompatibilidad de caracteres, por aburrimiento, por la imposibilidad de estar en dos sitios a la vez, por una discusión absurda o simplemente porque se acaba el amor. Las relaciones que perduran en el tiempo constituyen, por tanto, la excepción que confirma la regla (aunque haberlas, hailas); por increíble que parezca en los tiempos que corren. Lejos de mostraros una visión catastrofista de las relaciones, me gustaría haceros reflexionar sobre algo de lo que estoy plenamente convencida. Y si el hecho de que seamos tan felices con una persona está ligado a que sabemos que nuestra relación tiene fecha de caducidad? Eso es lo que nos empuja a disfrutar de cada momento como si fuese el último, a sentirnos plenos, a exprimir los pequeños placeres del día a día y a vivir el presente sin preocupaciones. En mi opinión, eso es felicidad. El problema surge, por tanto, cuando nos vemos inmersos en la monotonía, nos sentimos vacíos, no prestamos atención a las - 247 -

cosas pequeñas y nos obsesionamos con un futuro que no podemos controlar (haciendo planes que seguramente se irán al traste). Las relaciones tienen una duración muy variable, desde una sola noche hasta muchos años. La mayoría de las veces nacen por casualidad; aunque, en ocasiones, forcemos al destino para que lleguen a materializarse. Se alimentan del intercambio de gustos y opiniones y del tiempo que pasamos juntos (lo que vulgarmente llamamos "conocerse"). Si la relación no se nutre en esta fase, muere al poco tiempo; pudiendo haber dado frutos o no. Cuando digo frutos, me refiero a un gran número de cosas, desde proyectos en común hasta un mayor conocimiento de nosotros mismos (al que accedemos a través de la otra persona). Sea cual sea el final, algo bueno siempre queda. Una muesca en nuestra vida. Un recuerdo en la memoria. Una persona a la que tenemos cariño. Por otra parte, un pensamiento muy extendido entre las personas es que "lo que no dura, no es de verdad". Algo con lo que estoy en profundo desacuerdo. Por ejemplo, el superar pronto un desamor no significa no haber querido a la otra persona; simplemente, mirar hacia delante y afrontar la vida con optimismo. Lo que importa a este respecto no es la cantidad, sino la calidad. No olvidemos que ciertas personas nos aportan en solo unos minutos mucho más que otras en toda una vida. Y eso es algo maravilloso, que debemos aprovechar. Es por eso que, una relación que dura un día puede ser más intensa que otra que dure un año (e igual de verdadera). - 248 -

El ser consciente de que lo que empieza tiene un final, no debe frenarnos a la hora de entregarnos al otro, de compartir nuestros secretos o llegar a enamorarnos. Quien pondera el sentimiento a este nivel? No es justo que renunciemos a las relaciones; por el hecho de que no las vayamos a tener por siempre. Es mucho lo que perdemos en ese caso: darnos cariño, sentirnos conectados, acumular experiencias, aprender de los demás y de nosotros mismos, forjar nuestros recuerdos y construir nuestra propia vida.

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Capítulo 20 It must have been love

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icen por ahí que "el primer amor nunca se olvida". Algo con lo que estoy de acuerdo y a lo que me permito añadir "se aprende a vivir sin él". El primer amor es un acontecimiento muy importante en la vida de las personas, ya que abre las puertas a un mundo de posibilidades en lo que se refiere a relaciones personales. Sentir mariposas en el estómago, ponernos nerviosos, hacer locuras, obrar de forma inconsciente o quedarnos sin palabras. Descubrir una nueva faceta de nosotros mismos. Tildar a los enamorados de locos o pensar que es cosa de las películas. No lo entendemos hasta que nos pasa. El primer amor suele ser muy apasionado y llega cuando menos lo esperamos. Una noche de fiesta o en la parada del autobús, cuando tiene lugar el ya clásico "flechazo". Llamadme ilusa, pero yo creo que ocurre en la vida real (cada segundo en el mundo, millones de veces). Vemos a esa persona a cámara lenta, brillando con luz propia (al menos así la percibimos). Perdemos la noción del tiempo y el espacio en su presencia. No dormimos por las noches ansiando el próximo encuentro. Tenemos la sensación de que es a él o a ella a quien llevábamos tanto - 250 -

esperando. Creemos que jamás podremos vivir sin él. Y lo más probable es que lo hagamos; entonces, el primer amor no es el amor de nuestra vida. En caso contrario, tendríamos que replanteárnoslo. En este punto, recurro a una frase que ha llegado a mí recientemente, y es que "la primera vez se ama más, pero la segunda se ama mejor". Si bien es cierto que el primer amor es muy especial, los que vengan después pueden serlo todavía más. Al primer amor solemos idealizarlo porque no tenemos con qué compararlo; creemos que es perfecto y frente a él, nos mostramos vulnerables. Pero lo superamos. Y los amores que puedan llegar después los vivimos de forma más realista, con un cierto bagaje; los concebimos como imperfectos y frente a ellos, nos mostramos cautos. No quiere decir tampoco que no nos entreguemos; solamente que tenemos más presente el miedo a perder o equivocarnos. Para terminar, quiero compartir con vosotros una frase que he encontrado en la red. "En la vida, hay tres amores: el primer amor, el amor imposible y el amor de nuestra vida". Al leerla, me ha asaltado la siguiente duda... Pueden los tres encarnarse en la misma persona? Yo, no tengo la respuesta. Porque si bien es probable que la gran mayoría nos hayamos enamorado al menos una vez (correspondidos o no) o que tengamos amores platónicos (famosos o anónimos); solo unos pocos habrán encontrado al amor de su vida (o como dicen los americanos, "the one") y menos aún, permanecerán con él para siempre. Supongo que, como con todo, lo sabremos cuando nos pase. - 251 -

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VIII. GUERRA DE SEXOS

Hombres y mujeres, tan iguales como diferentes. En todo caso, condenados a entenderse. Las dos partes de un todo; porque unos no existiríamos sin los otros.

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Capítulo 1 La amistad entre hombres y mujeres si existe

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iempre me interesó el funcionamiento de la mente masculina. En el colegio era de las que abandonaban las cocinitas y me iba a jugar al fútbol con los niños. No puedo explicar por qué; quizás me sintiese más identificada con su forma de ser, más sencilla (que no simple) que la de las niñas. O quizás sin darme cuenta, lo que pretendía era "conocer al enemigo", inmersa como estaba en la primera fase del método científico, la observación. A temprana edad, hice mi primer descubrimiento en relación a la guerra de sexos. Cuando los niños se enfadaban entre ellos, se peleaban allí mismo, en el patio del cole y al instante eran tan amigos. Cuando las niñas tenían un problema se mostraban recelosas, cuchicheaban y se dedicaban a planear una venganza. De tal comportamiento, pude deducir que mientras que los hombres piensan mayoritariamente en el presente y se mueven básicamente por instintos; las mujeres tienden a evocar el futuro y racionalizar las situaciones. - 255 -

Pero toda teoría que se precie, no puede fundamentarse únicamente en observaciones aisladas. La verificación de mis sospechas (también llamadas hipótesis) tuvo lugar hace poco tiempo, cuando empecé a documentarme. Es una obviedad que hombres y mujeres somos diferentes (unos de Marte, otras de Venus). Negarse a aceptar algo así es nadar contracorriente. Pero también es cierto, que no podríamos vivir sin el género opuesto. Aunque biológicamente a día de hoy es posible; emocionalmente, nos necesitamos. Pues siendo radicalmente distintos, no buscamos en la vida otra cosa que complementarnos. Un chico me dijo una vez que un hombre jamás pierde el tiempo con una mujer si no hay una segunda intención detrás. Llamadme inocente, pero le dije que estaba completamente equivocado. Más allá de una relación de pareja, es mucho lo que nos aporta una persona del sexo opuesto. Conversaciones trascendentales, momentos divertidos, abrazos que no van más allá del cariño y, sobretodo, grandes consejos en materia de relaciones. Porque chicas... Quien mejor que un hombre para entender lo que se le pasa a otro hombre por la cabeza? Lo mismo en el caso de los chicos, con una salvedad; que la respuesta sería infinitamente más larga. De mis propias vivencias, de las que me han contado otros, de la información de la que dispongo y de la observación del entorno en el que vivo, puedo afirmar sin riesgo a equivocarme la siguiente teoría: La amistad entre hombres y mujeres SÍ existe. - 256 -

Capítulo 2 En que piensan las mujeres

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as mujeres piensan en muchas cosas. Algunas, en estar siempre guapas, cumplir con las expectativas de su sexo e incluso, renunciar a sus ideales y así agradar a los hombres; siendo incapaces de estar solas. Otras, en sentirse bien consigo mismas y, al margen de las expectativas de su sexo, ser fieles a sus ideales e interactuar con los hombres; siendo perfectamente capaces de estar solas. Los hombres, por su parte, se esfuerzan en entenderlas; quizás, no lo consigan nunca. A favor de ellos, diré que el cine y la televisión los confunden. Porque las mujeres de hoy en día, no son como las de las películas. No todas desean tener un “novio” que las lleve al altar vestidas de blanco pero sí, alguien que esté a su lado (sin necesidad de ponerle nombres) y las haga sentir especiales. Ya lo decía Sabina, que “las niñas, ya no quieren ser princesas”. Lo que no es ningún cliché, sin embargo, es que las mujeres son inseguras por naturaleza; han de serlo, la biología las empuja a ello. Y ahí es donde los hombres entran en juego; en muchos casos, para alimentar su confianza y, desafortunadamente en algunos, para arrebatársela. - 257 -

Si bien es cierto que la autoconfianza no ha de estar condicionada por lo que piensen los demás (en este caso, el género opuesto); el concepto de uno mismo lo construimos gracias a la percepción que los demás tienen de nosotros. Este hecho es especialmente importante para las mujeres; preocupadas a menudo por la imagen que proyectan para con el sexo opuesto. Una imagen que, a veces, no se corresponde con la realidad; pero que si recibe un refuerzo por parte del género masculino, ellas mismas acaban creyendo. Me viene a la cabeza el ejemplo citado mil veces; el hombre que está con muchas mujeres y adquiere gran reputación; la mujer que está con muchos hombres y a reputación; le sobran sílabas. Llegados a este punto, lo ideal sería que por un lado, las mujeres no supeditasen la confianza en ellas mismas al criterio de los que no entienden (y tampoco tienen culpa de no hacerlo); y por el otro, que los hombres, se pusiesen momentáneamente en la piel de las mujeres e intentaran comprender precisamente eso, lo que implica ser mujer. Yo, solidarizada con el sexo masculino, ofrezco a mis lectores, algunos de los pensamientos femeninos más recurrentes. Una síntesis breve, enumerarlos todos os haría enloquecer. “Al sol, se me ven pelillos en las piernas (ya no sé cuál es el mejor método de depilación). Tengo las puntas abiertas (y qué cara es la peluquería). Esa lleva el mismo modelo que yo (Dios maldiga a Inditex); tengo que cambiarlo en la próxima celebración. El bolso y los zapatos no combinan (maldición). Quiero ponerme una camiseta de tiras/palabra de honor y se me ve el sujetador (una catástrofe, como no). Si le digo de quedar, va - 258 -

a pensar que soy una chica fácil (ni de broma, me hago la difícil porque a ellos, es lo que les gusta). Me encanta que tenga detalles conmigo y que se acuerde de mis cosas (pero no se lo digo porque tiene que salir de él; si no, ya no me vale). Me apetece comer chocolate o golosinas; aunque luego me siento mal (lo compenso con un poco de ejercicio, no vaya a ser que si engordo unos kilillos le deje de gustar)”. Y un largo etcétera de cosas absurdas. Con esto, no pretendo ridiculizar al género femenino; solo relatar hechos verídicos en clave humorística (no me negaréis, chicas, que digo la verdad). Aunque siempre hay “individuas” que difieren de la mayoría; yo misma, soy un ejemplo.

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Capítulo 3 Hombres, manual de instrucciones

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no de los reproches más comunes que las mujeres hacen a los hombres es su alergia al compromiso, especialmente cuando son jóvenes (aunque no sea estrictamente una cuestión de edad). Como ya os comenté en anteriores entradas, este comportamiento obedece a razones evolutivas, basadas en la propagación de los genes en nuestro planeta. Hoy os hablaré de ellos. Pero añadiré algo nuevo y es que, igual que existen hombres "alérgicos" al compromiso; hay otros que son "adictos" a él (contra todo pronóstico). No es este un discurso feminista, pues cuando hablo de hombres, podría decir personas; ya que lo que viene en adelante es perfectamente extrapolable al género femenino. Permitidme, sin embargo, que me tome esta licencia. Los hombres "alérgicos" al compromiso, que constituyen el centro de la campana de Gauss (o sea, la gran mayoría) son seductores natos; les gusta "ir de flor en flor" y no dar muchas explicaciones. A lo largo de su trayectoria sentimental, prueban varios perfiles de mujeres, para finalmente construir su propio concepto de "mujer ideal" (la experimentación es muy necesaria, a mi modo de ver). Las dejan - 260 -

hablar a ellas y apenas dan detalles de sus vidas; exterminando el posible vínculo entre ambos. Dicen lo que piensan y no lo que las mujeres quieren oír. El mensaje es el siguiente "Aléjate de mí; no te convengo". Son hombres seguros de sí mismos; y, ante todo, elegantes en su comportamiento ("womanizers" aparte). Pueden pasar temporadas solos, dedican tiempo al conocimiento de sí mismos, no les importa estar solteros. Su rasgo más destacable es la sinceridad; declaran sus intenciones de antemano y no hacen promesas que no van a cumplir. No dicen ser "especiales", sino "iguales al resto" (es decir, simples como el mecanismo de un botijo). Yo digo, olé por ellos. Los hombres "adictos" al compromiso, que se localizan en los extremos de la campana gaussiana (esto es, una minoría) son "vendedores" natos, les gusta aferrarse de forma temporal a una mujer y explicarle en profundidad sus circunstancias vitales (para quizás, justificarse). Tienen un férreo concepto de "mujer ideal" y en su trayectoria sentimental, buscan mujeres que encajen en dicho perfil (condenando casi siempre la relación al fracaso). Escuchan pero también comparten detalles de sus vidas; "abonando" el vínculo entre ambos. Dicen lo que las mujeres quieren oír; si piensan lo mismo, eso no lo sé. El mensaje es el siguiente "Quédate junto a mí, te convengo". Son hombres inseguros y; ante todo, buscan autoafirmarse. No pueden pasar temporadas solos, encadenan relaciones sin darse tiempo a la reflexión, cualquier cosa antes de estar solteros. Su rasgo más destacable es la "publicidad"; no tienen claras cuáles son sus intenciones y hacen promesas que muy probablemente no van a cumplir. Dicen ser "distintos" al resto de los hombres. Yo digo, pobre de la que se enamore. - 261 -

Para acabar, a todos los hombres quiero pedir perdón. Pues esta es una clasificación hecha con rapidez; extremadamente pobre, con dos míseras categorías; obviamente, hay muchísimas más. Por eso existe la desviación estándar. Hay hombres que van a probar suerte en lo que al amor se refiere (es esta como podría ser cualquier otra); hay otros; que solo se comprometen cuando están seguros de haberlo encontrado (es esta y no me importan las demás). Hay hombres que presumen de sus ligues; hay otros; que no lo hacen. Hay hombres "desencantados" y hombres "enamorados". Hay hombres muy independientes y hombres profundamente dependientes. Hay hombres que hacen a las mujeres muy felices y otros que las hacen infelices. Hay hombres para un rato y hombres para toda la vida. A mis LECTORES, lanzo la siguiente pregunta... Qué clase de hombre sois vosotros? Yo, si fuera chico, lo tendría muy claro.

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Capítulo 4 Ellas los prefieren graciosos

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reen los hombres que tal afirmación no es más que un mito. Yo, como buena gallega, digo “depende”. Cuando hablamos de encuentros puntuales, las mujeres al igual que los hombres, dan prioridad al físico frente al carácter; de hipócritas es negarlo. Cuando hablamos de relaciones, en cambio, las mujeres a diferencia de los hombres, consideran que la simpatía, el hecho de que “las hagan reír”, es lo más importante. Científicos de la universidad de Maryland (EE.UU.) han desvelado el porqué. Para empezar, la risa se manifiesta de forma sustancialmente distinta en los dos sexos. Las mujeres ríen, en general, un 126% más que los hombres. Lo curioso es que lo hacen en mayor medida cuando están con ellos que cuando están con sus amigas. Además, el volumen y la cantidad de las risas femeninas se intensifican en compañía de hombres desconocidos, pudiendo ser esto un vestigio de una conducta ancestral. Por otra parte, se sabe que los hombres se ríen más cuando están en compañía de sus amigos. - 263 -

Estos diferentes patrones en los dos sexos sugieren que la risa podría ser un factor clave en la atracción, el emparejamiento y la reproducción humana. Cuanto más ríe una mujer con un hombre, mayor es su interés sexual en él. Por esta razón, cuando una mujer responde a la pregunta “qué es lo que más te gusta de él” diciendo “que me hace reír”, esto no debe interpretarse como una excusa a la falta de atributos físicos del hombre, sino como una cualidad que incrementa de forma notable su atractivo. Supongo que más de una vez habréis oído la siguiente frase “es tan gracioso que hasta me parece más guapo”. Pues bien, ahora la ciencia lo ha demostrado; que más allá de un cuerpo perfecto, la simpatía es un grado. Algo que yo misma he experimentado, fácil es comprobarlo. Basta con mirar alrededor y reparar en la cantidad de parejas de las que pensamos “ella es un pivón, no sé qué le ve, si no es guapo”. Mujeres físicamente espectaculares con hombres que no lo son tanto. He de decir que no sucede al contrario.

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Capítulo 5 Desmontando mitos masculinos

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o todos los hombres son iguales; aunque en muchas ocasiones las mujeres así lo crean. A pesar de que existan tendencias comunes entre los miembros del género masculino (dada la combinación de biología y socialización), hay una gran cantidad de hombres, que llamaremos "distintos" al resto. Y no me refiero con ello a los hombres sensibles o románticos; a los "príncipes azules"; esta vez, iré más allá de los tópicos desgastados. La descripción que os ofrezco en adelante es fruto de años de observación y de las respuestas de algunos hombres a los que he encuestado a lo largo de mi vida. Los resultados seguramente os sorprendan. Hay hombres que, en vez de cortejar, prefieren ser cortejados. Hartos de ser ellos quienes den el primer paso, ejecutan con maestría el juego de la seducción. Les gusta hacerse los interesantes, usar la ironía y tener siempre el control de la situación. Hay hombres que saben utilizar los dobles sentidos. Hay otros hombres a los que le gusta provocar a las mujeres, solo por el hecho de sentirse deseados, sin ningún otro propósito (en palabras de una buena amiga, "microondas"). Existen también hombres que anteponen su orgullo a sus instintos. - 265 -

Además, hay hombres a los que les gustan las cosas difíciles y no, que se lo dé todo hecho; pues prefieren emplear su ingenio, algo que les estimule el intelecto (y no, la entrepierna). Hay hombres a los que la cara les importa más que el cuerpo; pues se fijan en primer lugar en los ojos o la sonrisa. Hay hombres que perciben el encanto de las mujeres más allá de la sola belleza física; sumando al atractivo, el carácter o la actitud. Existen muchos hombres que prefieren el trasero a la delantera; y escogen antes un legging ajustado que una minifalda. Hay hombres a los que les gustan las mujeres sin curvas; y muchos, que prefieren a las morenas en vez de a las rubias. Hay hombres que emplean piropos elaborados y no, los clásicos de siempre. Mis favoritos, los que atañen a los dientes. Aunque cueste creerlo, los hombres dedican tiempo a pensar en las relaciones; otra cosa es que lo reconozcan. Hay hombres que se preocupan de cómo sus acciones repercuten en los demás; hombres que piensan antes de actuar. Hay hombres que usan la cabeza; hombres que manejan las situaciones difíciles con delicadeza. Pero si algo he aprendido, sin embargo, es que la mayoría de hombres no son tan simples como nos quieren hacer creer. Más bien todo lo contrario. Son seres tremendamente complejos, incapaces en muchas ocasiones de entenderse a sí mismos. Aunque a este nivel, las mujeres ganan la batalla.

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Capítulo 6 Los olmos no dan peras

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sta vez y como acostumbro hacer en algunas ocasiones, quiero ponerme del lado de los hombres. Y es que siempre me ha parecido hipocresía, la actitud de ciertas mujeres, que exigen que las miren a los ojos cuando llevan un "escotazo" o una minifalda; algo perfectamente lícito e imprescindible para verse guapa y sentirse bien con una misma. La clave del asunto es que la ropa que escogemos (y como consecuencia, la superficie corporal que dejamos al descubierto); hace que de forma automática (esto es, ajena a la voluntad) se activen en los hombres áreas cerebrales bien diferentes. Veamos un ejemplo. Un estudio realizado en EE.UU. con hombres heterosexuales puso de manifiesto el siguiente hecho; cuando los hombres veían imágenes de mujeres en biquini o ligeras de ropa, se activaban en su cerebro las regiones asociadas a los objetos. Así, los hombres "cosificaban" a las mujeres, viéndolas únicamente como "instrumentos" para satisfacer sus deseos. Por el contrario, cuando los hombres veían mujeres vestidas, las "humanizaban", activándose en su cerebro las áreas asociadas - 267 -

con las relaciones personales; lo mismo que ocurría cuando se le mostraban fotografías de otros hombres. Como veis, se trata de un hecho contrastado; no es justo, por tanto, tachar a los hombres de "básicos, instintivos y superficiales", pues no es algo que puedan controlar. Cuando un hombre ve a una mujer por primera vez (antes de hablar con ella, me refiero), su cerebro la "encasilla" en uno u otro grupo en base a lo que esta lleva puesto, así de sencillo, así de simple. No es un estigma, es biología. Mujer que enseña, mujer que "se promociona", mujer de una noche. Mujer que no enseña, mujer que "se reserva", mujer de varios días. Rápido y fácil. A fin de cuentas, ellos no engañan a nadie. Las que se engañan son ellas; "pidiéndole peras al olmo"; esperando encontrar al hombre de su vida, vestidas de fiesta; lo cual no es malo en absoluto; lo malo es auto convencerse de que "lo imposible es posible". Mujeres del mundo, no les echéis la culpa a ellos; sabéis perfectamente cómo van a reaccionar. Sois vosotras las que decidís como mostraros. Si buscáis algo serio, tapaos; os mirarán a los ojos, escucharán lo que decís; perfecto. Si lo que queréis es divertiros y pasarlo bien, destapaos; como dice mi madre "lo que se van a comer los gusanos, que lo vean los cristianos"; perfecto también. Pero, por favor, nunca os engañéis a vosotras mismas.

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Capítulo 7 Profesiones de éxito

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n este post, no hablaré de profesiones prestigiosas que hacen adinerados a los hombres; sino de aquellas que, de acuerdo con Nuria Roca (en su libro "Sexualmente"), incrementan el éxito de los mismos entre las mujeres. Ocupaciones varias que, repercutiendo o no en el grosor de la billetera; aumentan el atractivo de ciertos hombres. Veamos, por tanto, de cuales se trata. Algunas profesiones que añaden belleza a los que triunfan en ellas son las de actor, cantante, modelo, deportista y según la autora, torero (yo, aquí discrepo). El éxito en una profesión glamurosa, en todo caso, proporciona al que lo tiene mucho atractivo. En este aspecto, la mayoría de mujeres habrán dicho en algún momento algo así como "ese tío me gusta porque es famoso; si lo viese por la calle, ni me fijaría en él". Otros oficios no siempre proporcionan éxito, pero ejercerlos da glamur a los hombres; como por ejemplo, escritor, pintor o músico. Las profesiones artísticas se asocian, en general, a hombres bohemios, que viajan, abiertos de mente; y eso es algo que a las mujeres les encanta. - 269 -

Por otra parte, las fantasías más recurrentes de las mujeres suelen estar protagonizadas por bomberos en particular y hombres uniformados (sobretodo policías) en general. A este tipo de hombres, se les supone un físico espectacular (y una gran virilidad), además de actos heroicos con los que demuestran ser valientes. Los médicos y pilotos también aparecen frecuentemente en los sueños femeninos; a las mujeres, les gustan las batas blancas y las gafas "Ray-Ban", para qué negarlo. En cuanto al fontanero, se ha encargado de "mitificarlo" la industria del porno. Al margen de los tópicos, yo creo que a las mujeres no les importa tanto a qué se dediquen los hombres, sino cómo estos las traten. "Que hagan lo que quieran, mientras las quieran". Por norma general, las mujeres prefieren tener a su lado "hombres de carne y hueso" y no, a los de la tele o las revistas (aunque fantaseen con ellos, obviamente). Yo, me quedo con una letra de Georgina que dice así... "Me enamoré, de un tipo que parece tonto y no lo es, no es un modelo de Hugo Boss pero modela para mí toda su ropa interior... No tiene cabellera hermosa, no es un metrosexual de la prensa rosa...". Escuchadla entera; merece la pena.

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Capítulo 8 Sólo se vive una vez

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ecordáis este tema de las Azúcar Moreno? Una reformulación del antiguo "Carpe diem", lema del Renacimiento; el disfrute presente frente a la preocupación por un futuro incierto; el tiempo que se nos escapa de las manos. Con esta reflexión, quiero introducir el tema de hoy; a esas personas con las que pasamos unas horas o un par de días inolvidables y que nunca más volvimos a ver. Esos episodios que recordamos pasado el tiempo y que nos arrancan una sonrisa, o quizás una lágrima, dependen del caso. A lo largo de la vida, se suceden instantes mágicos, segundos que transcurren a velocidad incierta, momentos especiales. Cuando nos cruzamos con un desconocido, intercambiamos un guiño o una sonrisa y sentimos la chispa, la química, ese algo al que no sé cómo llamarle. Cuando nos acercamos más de la cuenta y notamos el corazón del otro, respiramos su aliento, compartimos su mismo aire. Cuando sin saber por qué, nos sentimos increíblemente a gusto con alguien del que hace una hora no sabíamos nada. Cuando, de repente, nos abrazamos o caminamos juntos de la mano. Cuando, "ilusos de nosotros", creemos que nos hemos enamorado. Unos pocos - 271 -

minutos, en los que no nos importa nada; ni quiénes somos, ni qué queremos, ni el lugar ni las personas con quien estamos. Transcurrido ese momento mágico, nos sentimos nostálgicos, deseamos prolongarlo en el tiempo. Lo recordamos una y otra vez, con "pelos y señales", lo reconstruimos en nuestra mente paso por paso; lo verbalizamos (sobre todo las mujeres; los hombres no lo hacen tanto). Nos ilusionamos, nos sentimos impotentes cuando nada está en nuestras manos. Hacemos el ridículo, nos comportamos como "idiotas". Lo intentamos todo y finalmente, nos damos por vencidos. Cuando comprendemos que ese momento fue "único" y que las circunstancias que nos llevaron a él, no volverán a repetirse, nos resignamos, lo archivamos en nuestra base de datos; pensamos que al menos, lo hemos intentado. Unos pocos días, en los que no nos concentramos en nada, ni "focalizamos" en la rutina, ni en el trabajo, ni sabemos por dónde andamos. Esos momentos son los que nos hacen sentir vivos; por eso, debemos exprimirlos al máximo, sacarles todo el jugo; mientras duren, disfrutarlos. Incertidumbre, intranquilidad y angustia, van a veces de la mano. Convivimos con ellos pero no deben frenarnos. Esos momentos no vuelven; sí, otros distintos, tan o más especiales. Quizás, nos sorprendamos e inesperadamente, los revivamos en nuestras "propias carnes" y no sólo en nuestra memoria. Eso, solo la vida lo sabe.

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Capítulo 9 Yo, novias no quiero

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ue la mayoría de los hombres, rehúsan de buenas a primeras comprometerse, lo sabemos. A pesar de que puede parecer una generalización absurda, la información que manejo me hace creer que es certera; libros, experiencias propias e historias que la gente me cuenta. En los hombres de hoy en día, he observado una tendencia muy curiosa, que no deja de llamarme la atención; en cuanto se percatan del interés que despiertan en una mujer, lo primero que hacen, resueltos, seguros de sí mismos, es afirmar categóricamente... "Yo, novias no quiero". Esta frase siempre me ha hecho mucha gracia, he de reconocerlo; y siempre me asalta la misma cuestión, por qué el hombre presupone que la mujer que tiene enfrente está buscando eso (algo serio). Creo yo, que ella podrá pensar, "Yo, tampoco, así que perfecto". Lo que quiero decir con esto es que no todas las mujeres están "locas" por casarse (ni todos los hombres "se fugan" a la primera de cambio). Hay mujeres que quieren pasárselo bien y hombres deseando enamorarse. Aun así, no lo aceptamos, seguimos teniendo prejuicios; "esta es una fresca" o "el otro es un bragas". - 273 -

A pesar de ello, me quedo con la sinceridad del hombre, que declara sus intenciones de antemano; siendo la mujer la que casi siempre "tiene la pelota en su tejado". Pero aunque os pueda parecer extraño, hay veces en las que los papeles se invierten; el hombre inteligente y "templado" es quien dirige el juego de la seducción; acatando la mujer aquello que este tenga a bien concederle. Estos hombres son diferentes al resto; se ven en contadas ocasiones y plantean a las mujeres retos intelectuales que las llevan a investigar cómo funcionan sus mentes y eso, es lo que realmente "las vuelve locas". En todo caso, lo que a los hombres desconcierta, es la existencia de mujeres que no buscan comprometerse, que quieren disfrutar de la vida, sin hacer daño. En presencia de estas mujeres, los hombres se ponen nerviosos, no saben cómo tratarlas (como me gusta decir a mí, "se violentan"). Ellas reaccionan inesperadamente a sus frases hechas y lo que siempre les funciona, de repente, deja de hacerlo. Estas mujeres no se muestran cohibidas, no se sonrojan, no dejan de mirarlos a los ojos; estas mujeres se les acercan, se contonean y les dicen "ven conmigo a casa". Ellos, "lo flipan" en tanto.

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Capítulo 10 Flirtea ella, flirtea él, flirtean los dos

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na de las cosas que más me gustan de las discotecas y otros locales sociales, en los que confluyen hombres y mujeres, es la práctica del "flirting", lo que comúnmente se conoce como coqueteo. Si bien este término se asocia principalmente al género femenino, hablándose en el caso de los hombres de galantería o caballerosidad; esta técnica se fundamenta en la seducción de la otra persona, existiendo insinuación sexual más o menos sutil en un gran número de ocasiones (aunque también se practica con fines románticos). Documentándome para este artículo, he hecho algunos descubrimientos interesantes. Mientras que los hombres disponen solamente de 10 a 15 signos con los que demuestran interés, las mujeres cuentan con más de 50 gestos para coquetear. Ellos son más simples pero también, más audaces en el juego de la seducción; os explicaré el porqué. Un estudio reciente afirma que 8 de cada 10 mujeres "no se enteran" de cuando coquetean con ellas; los hombres, sin embargo, "las pillan al vuelo", esto es, reconocen perfectamente cuando una mujer se les está insinuando. - 275 -

Señales tienen de sobra. Sonrisas o risitas, "roces casuales", coincidencias fortuitas (puntos de vista comunes), miradas intermitentes, juegos con el pelo, poses en el asiento, cara orientada hacia él, pies separados, recuerdos de conversaciones anteriores y comodidad en su proximidad (cuando ellas piensan, "chato, acércate más"). Ellas, en cambio, sólo perciben un interés más allá de la amistad cuando los hombres les preguntan directamente si tienen una relación o les dicen de volver a verse; signos que se identifican con "extrema amabilidad". En cualquier caso y citando a Jeffrey Hall (autor del estudio anterior), "si piensas que alguien no está interesado en ti seguramente estés en lo correcto; pero si alguien sí lo está, probablemente habrás perdido la oportunidad". En el caso de los hombres, no hay lugar a dudas; cuando ellas están interesadas se comportan siguiendo el manual. En el caso de las mujeres; la cosa se complica; ya sea porque ellos muestran menos señales de lenguaje no verbal o porque, aunque no lo parezca, son más "tontas" en el juego de la seducción. Mi consejo, en todo caso, "comunícate de forma clara, verbal o no verbal; no dejes escapar el tren".

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Capítulo 11 Las arpías no son ellas, sino ellos

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na de las claves del periodismo es elegir concienzudamente los titulares, pues es el título de un artículo el que incita al lector a leerlo o bien lo disuade de ello. A mí me ha pasado con este que comparto hoy. Si bien no es original, no lo he inventado yo; lo he leído en la web de Ciencia Xplora y ha captado mi atención. Una buena forma de introducir un curioso estudio de comportamiento llevado a cabo con adolescentes estadounidenses, de conclusiones cuanto menos sorprendentes. A pesar de ser las chicas las que tienen fama de calculadoras ("chicas malas"), los resultados de este estudio rebelan que son los chicos quienes difunden más rumores falsos, al menos en el instituto. Son ellos, y no ellas, los que se valen, en mayor medida, de métodos poco ortodoxos como la mentira, la marginación y el chantaje para manipular a sus compañeros. Las chicas, en cambio, eran mayoría a la hora de declararse víctimas; todo hay que decirlo; pues a ellas, en general, les gusta el victimismo. La lectura de este estudio me ha traído a la mente un tema que siempre me ha preocupado, en el cual llevo meses - 277 -

indagando; preguntando tanto a chicos como a chicas. En lo relativo a las relaciones personales, concretamente en materia de intimidades... Quienes comparten más información con sus congéneres, esto es, amigos o amigas? En qué términos se refieren unos y otras a sus ligues? De qué manera "cuentan" a sus colegas hombres y mujeres sus aventuras amorosas? Una batalla más en lo que concierne a la guerra de sexos. Lo cierto es que he encontrado bastante unanimidad al respecto; hombres y mujeres están de acuerdo. En primer lugar, son las mujeres las que más datos (escabrosos me refiero) comparten con sus amigas; ellos, normalmente, se los reservan. Mientras que las chicas suelen relatar hechos 100% reales, los chicos tienen tendencia a "aderezarlos" con fantasías. En lo referente a experiencias fallidas, ellas las gestionan con naturalidad; ellos, en cambio, las niegan o estigmatizan. En cuanto a la forma de referirse al sexo contrario, los hombres suelen ser menos respetuosos que las mujeres delante de sus amigos (por el efecto manada, lo de "hacerse los machos"). Siempre que no se trate de sus parejas; en cuyo caso, se comportan como auténticos caballeros.

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Capítulo 12 Bailando

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n este post, no hablaré de Enrique Iglesias, tampoco de Alaska, sino de los múltiples beneficios del baile, no sólo para la salud, también en lo relativo a la seducción. Está demostrado que el baile es una de las actividades deportivas más completas que existen, tanto como el ciclismo o la natación. Es también una de las más intensas, ya que a través del baile, "transformamos" la música en movimiento; nos reímos, lloramos, experimentamos un sinfín de emociones, descubrimos nuestro propio cuerpo; y también el del otro si bailamos en pareja. Al fin y al cabo y como dicen por ahí, "el baile no es más que la expresión vertical de un deseo horizontal". El baile ayuda a mantenernos jóvenes, mejorando nuestra capacidad cardiovascular, flexibilidad y postura. Mantiene los huesos fuertes y las articulaciones lubricadas, previniendo la osteoporosis y la artritis. Quema calorías, sobre todo los bailes aeróbicos, los ritmos latinos. Aumenta los niveles sanguíneos de colesterol bueno (HDL) y disminuye los del malo (LDL). Ejercita el cerebro, cuando tiene que retener pasos y - 279 -

coreografías. Mejora la coordinación y los reflejos, fortaleciendo los músculos. El baile es también una forma de interacción social, una oportunidad para relacionarnos y hacer nuevas amistades. En este punto, pienso nostálgicamente en los relatos de mi padre, en aquellos tiempos en los que un baile en la verbena era la mejor forma de "acercarse" a una chica; cuando los hombres pronunciaban esa famosa frase de "me concede usted este baile". Ahora, los hombres ya no lo hacen. El baile es una expresión de diversidad cultural, abre la mente y expande el espíritu; cuando un grupo de desconocidos se mueven al compás de la música, es algo mágico, un proceso de fusión y catarsis. El baile constituye en último término un arma de seducción muy potente para quien sabe utilizarla (el sexo femenino con mayor frecuencia). Basta con observar lo que ocurre en cualquier discoteca o pub; cuando una mujer empieza a mover las caderas y los hombres de alrededor, absortos, no pueden apartar la mirada de ella. Es una forma de hipnosis, los absorbe, los atrae, los vuelve locos. Mención aparte merecen bailes como la bachata, el reggaeton o el más sensual de todos, la danza del vientre. Para terminar, una pequeña reflexión y es que los hombres también pueden emplear el baile para seducir, para "encandilar", para mostrar su encanto. Los que lo hacen, en cambio, son minoría; no sé si por vergüenza, miedo al ridículo o porque no son plenamente conscientes del poderoso efecto que "un hombre capaz de mover las caderas" tiene sobre las mujeres. Sin duda alguna, estos hombres son los que "triunfan"; siguiendo - 280 -

la ley de la oferta y la demanda que rige cualquier mercado (incluido el de la seducción). Es por eso que, animo a mis lectores, a practicar el baile con frecuencia, pues no sólo tendrá repercusiones positivas para su salud, sino también para su vida amorosa.

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Capítulo 13 Bad boys

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s habéis preguntado alguna vez qué tienen personajes como James Dean, Danny Zuko (Travolta en "Grease") o Christian Grey (Cincuenta Sombras) que gustan tanto a las mujeres? Hombres carismáticos, de personalidad conflictiva, los tipos duros del cine, que las vuelven locas. La seguridad que transmiten, ese halo de misterio que los rodea y la rebeldía que les caracteriza son algunas de las claves de su erotismo. Cuál es el motivo de que tengan tanto éxito entre las mujeres? Investigando, he dado con la causa. Parece ser que este tipo de hombres se corresponden con un perfil psicológico denominado Tríada oscura ("Dark Triad"), que confiere al sujeto una actitud despótica y una percepción de superioridad respecto a los demás. Este perfil de personalidad se observa en hombres con rasgos narcisistas, de tendencia psicopática e inclinación al maquiavelismo. Pasemos a desglosar cada uno de ellos. El narcisismo se fundamenta en el exceso de valor que uno mismo se otorga, siendo más frecuente en los hombres que en las mujeres. Se trata de individuos con aires de grandeza, que - 282 -

se consideran especiales y exigen un trato preferente ("encantados de conocerse"), se enfadan si no se reconocen sus méritos y talentos. La psicopatía se hace patente en la falta de empatía, que lleva al sujeto a basar sus relaciones en el beneficio individual, lo que se traduce, en ocasiones, en una conducta antisocial. Los hombres con este perfil suelen transmitir un encanto superficial fingido, que les provee frecuentemente de escenarios para relaciones puntuales. El maquiavelismo se fundamenta en la duplicidad, en la tendencia a manipular las relaciones a favor de uno; suelen ser personas con una elevada inteligencia emocional, que emplean para obtener un beneficio propio. Este rasgo en concreto se relaciona fuertemente con la promiscuidad sexual. El mayor atractivo de los hombres "Dark Triad" fue constatado por Carter et al. (2013) en un estudio realizado con mujeres estadounidenses, concluyendo que la capacidad comunicativa, la buena imagen y la habilidad para hacerlas sentir especiales son las herramientas que estos hombres emplean para seducir. Sin embargo, estos resultados son válidos solo a corto plazo, ya que estos hombres son incapaces de mantener relaciones a medio y largo plazo. Además de en el cine, este tipo de hombres nos los encontramos en la vida real. Desde el "malote" del instituto que llegaba en moto fumando un cigarrillo (saludando a su "club de fans") hasta el ejecutivo agresivo condescendiente con el conjunto de mujeres que le "andan detrás". Adolescentes o adultas; a ellas, los "chicos malos" siempre les van a gustar. - 283 -

Capítulo 14 Sencillamente seductores

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sí son los asturianos, así es Arturo Fernández; el eterno galán del que abuelas, madres e hijas se han enamorado. El conquistador por antonomasia, el don Juan del siglo XXI, un auténtico "womenizer". Un referente en las artes de seducción, un icono de la elegancia, cuando la persona se convierte en personaje (y es que Arturo Fernández es tan "grande" que en la ficción, hace de sí mismo). Ese dominio del lenguaje, esos gestos de rufián y esa forma de referirse a una mujer, con ese apelativo tan suyo, "chatina"; sencillamente inigualable. La cuestión es que, en Asturias, existen hombres como Arturo Fernández. Me queda la duda de si Arturo Fernández es solo un representante de lo que viene siendo el "hombre asturiano" o si, por el contrario, con su estilo propio ha creado escuela, apareciendo imitadores suyos por todas partes. En todo caso, hablemos del "prototipo" del hombre asturiano. El hombre asturiano es caballeroso, educado y a pesar de lo elevado de su tono de voz, delicado. Se muestra siempre seguro de sí mismo, confía en sus capacidades, conoce al género femenino (al "enemigo") y de forma eficiente, con él se relaciona. No dice una - 284 -

palabra fuera de lugar, echa mano de la libre interpretación, juega con el lenguaje. El hombre asturiano, por norma general, "lleva la voz cantante", conduce la conversación a donde le interesa y sin demasiado esfuerzo, consigue lo que quiere; el hombre asturiano posee esa extraña capacidad, enigmático es su encanto. En lo relativo al amor, el hombre asturiano es a veces dulce; otras, apasionado. A nivel personal, abre su corazón; a nivel social, hace alarde. En lo relativo a la amistad, se emociona como el que más, lo da todo. El hombre asturiano no se acobarda, es valiente y entregado. El hombre asturiano no teme derramar unas lágrimas. El hombre asturiano es un hombre de ideas fijas, de impulsos, que actúa siempre "con el corazón en la mano". El hombre asturiano es un hombre de sólidos principios, entusiasta y motivado. El hombre asturiano tiene alta autoestima, se considera un "buen amante"; no importa la situación, su hombría va por delante. El hombre asturiano es fiel cuando se compromete, un hombre de palabra, "como dios manda". El hombre asturiano "es un truhan, un señor" el resto de las veces. El hombre asturiano siempre va de cara, no se calla nada, es sincero como nadie. El hombre asturiano es fanfarrón como el que más pero también irresistible, aunque, a veces, cueste reconocerlo. El hombre asturiano no necesita que se le infle más el ego; lo trae de serie y eso, nos resulta encantador. El hombre asturiano puede hablar de sexo en términos no muy decorosos y que nos parezca tierno (aunque a este nivel, es un indiscutible caballero). El hombre asturiano tiene la habilidad de "encandilar" al - 285 -

personal, de hacerse querer, de ser recordado como un personaje entrañable.

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Capítulo 15 Esa cobardía de mi amor por ella

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sí lo cantaba Chiquetete, icono de la música gitana al que me gusta escuchar de vez en cuando. Y es que uno de los valores más arraigados del pueblo gitano es el del honor que, desgraciadamente, ha caído en desuso en el mundo en que vivimos. Las personas ya no saben lo que es la lealtad; o lo que es lo mismo, asumir las responsabilidades de sus actos frente a terceros. Ser valientes, dar la cara y explicar sus sentimientos frente a frente. En este caso, me centraré en el hábito masculino (por lo que parece bastante común) de acabar con una relación a través de WhatsApp o mensaje de texto. Ni siquiera una llamada telefónica. La calidez de la voz sustituida por la implacable frialdad de una pantalla. Lo mejor de hacer las cosas de forma correcta es la sensación de poder ir por ahí con la cabeza bien alta, sin remordimientos. Cuando expulsamos a alguien de nuestra vida, no le damos la oportunidad de reprocharnos nada. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que, aunque dicha persona desaparezca y no volvamos a verla, el cargo de conciencia por no haber hecho las cosas como deberíamos, persiste. Y eso es algo - 287 -

que nos acompaña siempre; una carga muy pesada para llevar a nuestras espaldas. Aunque también los hay que carecen de escrúpulos y esto, les resulta indiferente. Con ello no quiero decir que no podamos equivocarnos o cambiar de opinión, ni mucho menos. Así somos los humanos de impredecibles. La diferencia, por tanto, radica en cómo lo gestionamos; siendo egoístas y pensando únicamente en nosotros mismos o solícitos, poniéndonos en la piel del otro para intentar así minimizar el daño. Algo que he pensado siempre es, que el hecho de no atreverse a dar la cara y esconderse tras un teléfono, implica ser consciente de que se ha hecho algo mal. Y lo que es peor, ser incapaz de reconocerlo, mirando al otro a los ojos. Cuando nos comprometemos con alguien, firmamos un contrato de lealtad con esa persona. No hablo únicamente de fidelidad; sino de la responsabilidad que asumimos para con el otro. La responsabilidad, en este caso, de decirle frente a frente que ya no la queremos en nuestra vida o que hemos dejado de sentir lo mismo si esto sucede. Son cosas que pasan y hemos de normalizarlas, porque hablando se entiende la gente. Y yo creo que si hemos querido a alguien de verdad, eso se lo debemos. En este punto, la lógica de mi razonamiento me lleva a pensar que quien obra de esta manera, no se preocupa en absoluto por el otro (o incluso que nunca lo ha querido). Pues si lo hubiese hecho, no asumiría semejante actitud. A pesar de ello, conservo la esperanza; entiendo que los hombres no le dan tanta importancia a este tipo de cosas y no obran con intención de hacer daño. Lo que sí me gustaría, es que los hombres - 288 -

entendiesen a su vez, cómo estos actos afectan a las mujeres; haciendo que se cuestionen sentimientos pasados o lo que es peor, sumiéndolas en un profundo dolor. A modo de conclusión, añadiré algo. Nuestros sentimientos cambian y a ellos debemos ser fieles; pero debemos igualmente actuar de forma empática, teniendo en cuenta los de los demás. Porque hacer bien las cosas no cuesta nada. Y al final, todos nos sentimos mejor.

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Capítulo 16 Pistas y primeras citas

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as hay desastrosas y también inolvidables. Algunas transcurren en lugares clásicos como el cine o una cafetería; otras, tienen lugar en sitios no tan clásicos como una granja o la verbena del pueblo. En algunas, no dejamos de mirar el reloj y en otras, perdemos la noción del tiempo. A veces, ansiamos la despedida, y quizás un beso; otras veces; tememos el adiós bajo la amenaza de una situación incómoda. En cualquier caso, las primeras citas son clave en el establecimiento de una posible relación; es cuestión de química, la hay o no. Las primeras citas son una herramienta indispensable para evaluar la compatibilidad entre dos personas, pudiendo ocurrir dos cosas; que funcione o que no. Cuando invitamos a alguien a salir (en el sentido romántico del término, quiero decir) es porque esa persona “nos gusta” o lo que es lo mismo, nos atrae físicamente. A nivel biológico, sucede que nuestros sistemas inmunitarios son diferentes y compatibles; esto es, somos válidos para procrear juntos. “Biológicamente compatibles”, primera prueba superada. La clave es lo que pasa después, cuando vamos más allá de la simple atracción. Porque la - 290 -

conversación y los intereses en común son los que nos empujan a querer pasar más tiempo con esa persona, a seguir conociéndola y en último término a categorizarla de una u otra forma. A veces, quedamos con alguien que nos gusta y descubrimos, en una primera cita, que somos radicalmente opuestos; lo que yo llamo, “personalmente incompatibles”. No prestamos atención a lo que esa persona nos dice; solo pensamos en satisfacer nuestros instintos (algo perfectamente válido, por otra parte). Lo que nos une es el deseo por el otro y no sentimos la necesidad de compartir nuestro tiempo o inquietudes con aquel/aquella con el que apenas sintonizamos. Disfrutamos del tiempo que pasamos juntos pero no le echamos de menos cuando no está; pensamos en esa persona puntualmente. Por mucho que nos veamos, no corremos peligro de “engancharnos”. Segunda prueba no superada; no hay riesgo de enamoramiento, forma de amor “libre”; no condiciona nuestra vida. Nos hace felices. Otras veces, quedamos con alguien que nos gusta y descubrimos, en una primera cita, que tenemos muchas cosas en común; lo que yo llamo, “personalmente compatibles”. Prestamos atención a lo que esa persona nos dice; pensamos en satisfacer nuestra curiosidad por el otro, queremos saber más. Lo que nos une es el interés por la otra persona y sentimos la necesidad de compartir nuestro tiempo e inquietudes con aquel/aquella con quien nos identificamos. Disfrutamos del tiempo que pasamos juntos y, además, le echamos de menos cuando no está; pensamos en esa persona frecuentemente. Cuanto más nos veamos; más peligro corremos de - 291 -

“engancharnos”. Segunda prueba superada; riesgo de enamoramiento, forma de amor “cautivo”; condiciona nuestra vida. Nos hace más felices si cabe. El resultado de una primera cita no lo podemos prever de antemano; es por eso que, debemos acudir a ellas, experimentarlas, darle al otro la oportunidad de expresarse. Si alguien nos gusta, es lógico que intentemos conocerlo; ya descubriremos con qué expectativas. Y si resulta que no las tenemos, lo lógico es que seamos sinceros y disfrutemos del momento. Porque superemos o no la segunda prueba (que constituye la primera cita), es lícito que nos amemos. Al fin y al cabo, el amor en cualquiera de sus formas, nos hace felices.

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Capítulo 17 Los hombres también sufren por amor

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l amor masculino, ese gran desconocido. El amor como lo ve García Márquez. El amor como enfermedad y también como medicina. El amor en el siglo XIX. El amor en los tiempos del cólera. Hay hombres que necesitan amor y le ponen amor a todo lo que hacen. Hay hombres que sufren flechazos y enseguida se enamoran. Hay hombres que se angustian esperando una respuesta. Hay hombres que se reservan para una mujer especial y hombres a los que les rompen el corazón. Hombres que lloran y que no olvidan a pesar del tiempo y la distancia. Hombres que son utilizados por las mujeres e incluso despreciados. Hombres que cuestionan a las mujeres el significado del amor. Hombres que creen en el amor dividido, el del cuerpo y el del alma. Hay hombres que veneran a sus madres y con ellas se confiesan. Hay hombres que escriben poemas. Hay hombres que llevan la cuenta de las mujeres que pasan por su vida y recuerdan los detalles; hombres que tienen diario. Hay hombres a los que les emociona que otros se amen. Hay hombres dispuestos a - 293 -

morir de amor. Hay hombres que en la intimidad se sienten vacíos; que necesitan más. Hay hombres que aman en silencio y son felices si su amada es feliz. Hay hombres que esperan cincuenta años por el amor de su vida. El amor, en contra de lo que pensamos la mayoría, no es solo cosa de mujeres. Y aunque os parezca mentira, en el siglo XXI, sigue habiendo hombres como Florentino Ariza. No son personajes de ficción ni fruto de la imaginación femenina. Son personas de carne y hueso; yo, conozco a varios. Y me consta, porque los he visto llorar, que sufren como los que más.

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Capítulo 18 El eterno Peter Pan

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lgo que siempre me ha llamado la atención es la extrema facilidad con la que ciertos hombres cambian de opinión (yo diría que "más que de calzoncillos"). Un día, dicen no querer novia y al siguiente, se comprometen con la primera que pasa. Otro día, dicen "te quiero" y después, lo que quieren es quitarte del medio (y "donde dije digo, digo Diego"). Indagando sobre el tema, he descubierto que dicha actitud subyace al ya conocido "síndrome de Peter Pan"; o lo que es lo mismo, hombres-niño que no saben lo que es amar. En Internet, he encontrado una descripción exhaustiva de este tipo de hombres (aviso, no me pertenece) que "copio y pego"; el viejo cuento de Peter Pan ("Once upon a time") con doble final (escoja cual). Emulando "El Quijote", me gustaría titularlo así... "De cómo el hombre-niño encontró a una mujer de verdad". En cuanto al final, "De cómo el hombre-niño se paró a reflexionar y decidió convertirse en un hombre de verdad" o "De cómo el hombre-niño prefirió hacer oídos sordos y seguir siendo Peter Pan". Dos posibilidades para nuestro protagonista. Primera y poco probable; valorar a la mujer que le hace pensar, que le - 295 -

lleva la contraria, que le dice en qué falla; resultado, crecer (HOMBRE). Segunda y muy probable; buscar a otra más sencilla, que no le haga pensar, que le diga a todo que sí, que lo alabe; resultado, seguir siendo un hombre-niño. "Cuando un hombre NIÑO se encuentra con una MUJER; primero se fascina, pero al poco, sale huyendo. Inmaduro, arranca, sintiéndose perseguido, cuando la mujer, luego del coqueteo inicial, le muestra que para amar, es imprescindible ser generoso. Que para construir una relación, es preciso dejar la inmadurez de creer que no existen otros planes más que los de él (hoy tengo ganas, mañana no sé), y que para amar, no se puede seguir actuando como Peter Pan. Los hombres inmaduros rehúsan comprometerse, no pueden decidirse. No quieren hacer elecciones porque tienen miedo de equivocarse. Desean relacionarse, pero les cuesta dar; quieren recibir pretendiendo que todo permanezca tal como ellos quieren, sin pensar en hacer espacio en su vida para la nueva realidad a la que voluntariamente han querido asomarse. A los hombres inmaduros, no les gusta confrontar, ni menos que los confronten, y bajo una apariencia de armonía y diplomacia, prefieren mantenerse alejados de los problemas, pues no saben cómo enfrentarlos. Suelen ser cercanos con sus amigos, necesitan sentirse admirados por otros; aunque detrás de esa aparente empatía, se esconden personas de baja autoestima. Inestables emocionalmente, -van y vienen-, no son capaces de mantener relaciones en el tiempo, ni menos establecer lazos profundos con una mujer que les muestre este principio de realidad de dar y recibir, que es fundamental en cualquier - 296 -

relación. Entonces, cuando se sienten “amenazados”, se desconectan de sus emociones, y en vez de plantear sus sentimientos y expresarlos tranquilamente (como haría cualquier hombre maduro) ponen "pies en polvorosa" o dan explicaciones que ni ellos mismos se creen. Y así, asustados buscan a otras “NIÑAS” que no les exigirán responsabilidades ni mayores compromisos, Wendys que los complacerán con la intención de evitar cualquier problema, y con las que por supuesto, no crecerán". FIN.

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Capítulo 19 Friends with benefits

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o, soy una fiel defensora de la amistad entre hombres y mujeres. Son muchos los que dicen que no existe, especialmente miembros del género masculino. Esto se debe a que ellos, a diferencia de ellas, son eminentemente prácticos y suelen establecer relaciones personales en función de los beneficios que estas les reportan. Los hombres, por regla general, gestionan el tiempo de forma más eficiente; no suelen malgastarlo si la mujer que tienen enfrente no les aporta algo (verdadera amistad entre los dos sexos) o si no obtienen una recompensa a cambio (ya sabéis cual). Intentaré explicároslo, desglosándolo por categorías. Por supuesto, aplicables también al género femenino. "JUST BENEFITS". Inclúyanse en este grupo, todas aquellas personas por las que nos sentimos física (y exclusivamente) atraídos. No tenemos gustos comunes. No poseen los atributos de nuestra pareja ideal, nos aportan disfrute sin más. Están en nuestra vida de forma temporal, llegan y se van. Si dormimos juntos, sabemos el final. No queremos hablar con ellos, solo besarlos. Nos llaman/escriben únicamente cuando les interesa; en compañía de sus amigos, suelen referirse - 298 -

a nosotros en términos no demasiado respetuosos (uno/una más). No se lo reprochamos, es recíproco. No hay lugar a confusión. "FRIENDS WITH BENEFITS". Inclúyanse en este grupo, todas aquellas personas por las que nos sentimos física y también personalmente atraídos. Tenemos gustos comunes, sentimos que esa persona nos complementa. Poseen los atributos de nuestra pareja ideal; nos aportan disfrute y algo más. En función del tiempo que pasamos juntos; se quedan o se van. Si dormimos juntos, no sabemos qué puede pasar. Queremos hablar con ellos y además, besarlos. Nos llaman/escriben cuando nos echan de menos; en compañía de sus amigos, suelen referirse a nosotros en términos respetuosos (uno/una especial). Con ellos hablamos de sentimientos y relaciones; no nos suelen pedir consejo sobre mujeres; no somos un "colega" más. Si no es recíproco, puede haber lugar a la confusión. "JUST FRIENDS". Inclúyanse en este grupo, todas aquellas personas por las que nos sentimos personal (y exclusivamente) atraídos. Tenemos gustos comunes, sentimos que esa persona es nuestra alma gemela (análogo de sexo opuesto). Poseen nuestros mismos atributos; con ellos nos identificamos. Están en nuestra vida de forma permanente, llegan y se quedan. Si dormimos juntos, sabemos que nada va a pasar. Queremos hablar con ellos, nunca besarlos. Nos llaman/escriben en los momentos importantes; en compañía de sus amigos, suelen referirse a nosotros como el hombre/mujer ideal. Con ellos hablamos de sentimientos y relaciones, nos - 299 -

suelen pedir consejo sobre mujeres; somos como un "colega" más. Hacemos lo mismo, es recíproco. No hay lugar a confusión. Como podéis ver, la brecha que separa las dos primeras categorías es muy grande; pasamos de personas que simplemente nos atraen (y apenas nos aportan) a otras, con las que nos plantearíamos "tener algo serio" (porque nos enriquecen como persona). En cambio, la línea que separa las dos últimas categorías es muy delgada, delimitada básicamente por la existencia o ausencia de atracción física, requisito, por otra parte, indispensable para una relación romántica. Sea como fuere, en el primer y tercer caso (los "just"), tenemos claro lo que sentimos por el otro, habiendo únicamente un tipo de atracción (o física o personal). El problema surge cuando conviven las dos; esa categoría en la que todo se complica; que los yanquis han decidido bautizar como "friends with benefits".

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Capítulo 20 Una extraña clase de hombre

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a inspiración me llega hoy en el laboratorio; seleccionando sueros de cabras para pruebas de toxoplasmosis. Con las yemas de los dedos heladas por sacar tubos eppendorf del congelador. Os preguntaréis por qué os cuento esto; no viene a nada, es cierto. Pero ya sabéis como trabajan las musas; nos asaltan cuando menos lo esperamos. Y aunque lo que voy a describir en adelante pueda parecer fantasía o ensoñación, os aseguro que es real. Existe una extraña clase de hombre al que no le gusta que las mujeres se maquillen y se pongan tacones. Prefieren la belleza al natural (o al menos eso dicen); aunque sienten predilección por rubias voluptuosas y de labios carnosos (véase Marilyn Monroe o Scarlett Johansson). A lo que yo añado, siendo hombre, quien no; en los genes está (pelo rubio, mayores niveles de estrógenos, mayor fertilidad). Esta extraña clase de hombre es extremadamente observador; una capacidad de la que la mayoría del género masculino carece; presta atención a los cambios de peinado, a la raya del ojo y a la combinación de la ropa (incluidos los colores). - 301 -

Esta extraña clase de hombre es pulcro y cuidadoso en los detalles. Esta extraña clase de hombre es hábil en la comunicación, posee un elevado gusto estético; sabe discernir lo que pega de lo que no. Siente inclinación al cotilleo; le gusta tener información y saber qué piensan de él. Esta extraña clase de hombre tiene el don de la palabra y maneja la ironía mejor que cualquier mujer. Esta extraña clase de hombre posee dotes de organización, siendo capaz de hacer varias cosas a la vez (modo multitasking ON). Esta extraña clase de hombre disfruta con la conversación. Y en contra de lo que seguramente estaréis pensando, esta extraña clase de hombre es heterosexual. Es bien sabido que nuestro carácter y personalidad están determinados biológicamente y también se ven influenciados por el entorno. Al margen del cromosoma Y de la testosterona, existe un componente educacional que, en ocasiones, coarta la libertad del hombre para ser como le gustaría ser. Por eso, la mayoría de ellos evitan llorar en público (uno de tantos ejemplos). A los hombres se los tacha normalmente de fríos o poco sentimentales; cuando la realidad es que ellos utilizan la parte más emocional de su cerebro para gestionar sus recuerdos; y se olvidan de los detalles (que la mujer retiene y con frecuencia estigmatiza) pero jamás de la esencia. Son, por tanto, mucho más sensibles de lo que pensamos (cierto es que algunos rompen estrepitosamente la tendencia); aunque la gran mayoría, se niegue a aceptarlo. Esta extraña clase de hombre, sin embargo, permanece fiel a su naturaleza al tiempo que vive al margen de la - 302 -

convención social. No es un bicho raro, solamente un hombre especial.

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Capítulo 21 La prima fea

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sta es una historia triste, porque a ella nadie la quiere, ni hombres ni mujeres. Se presenta en eventos sin ser invitada, se apunta a viajes; sin lugar a dudas, tiene el don de la oportunidad, llega en la peor de las circunstancias (a pesar de que se la espera). A las mujeres les produce dolor de cabeza, la maldicen con frecuencia. Los hombres ni la mencionan, la ignoran, prefieren no oír hablar de ella. La gente, aunque tiene nombre propio, evita nombrarla. De los apelativos que he oído, los que más me gustan son los que hacen referencia a la familia ("la parienta", "la tía María"...), porque queramos o no, cuando llega, tenemos que aguantarla. Los eufemismos que utilizamos para referirnos a ella, me parecen fríos (salvo en contextos médicos); ya bastante tiene la pobre con que nadie la quiera. A los hombres, en general, les suele incomodar hablar de ella. Los solteros salen corriendo si hay posibilidad de que aparezca; prefieren no intimar con ella. A los casados, no les queda otro remedio que convivir con ella, aunque ruegan que se vaya cuanto antes. Intentan mantenerse al margen, no les - 304 -

agradan demasiado las cosas relacionadas con ella (ojos que no ven...) y se violentan si tienen que ir al súper, a comprar algo para ella. Las mujeres, en general, se han acostumbrado a ella. Cuando aparece, las solteras se quedan con ella en casa, le hacen compañía. Ven una película juntas, la invitan a chocolate o chucherías. Las casadas, por su parte, le prestan más atención que a sus maridos; la usan como excusa; en ocasiones, desean que no se vaya. Le dicen a sus parejas "no podemos ignorarla, mientras esté en casa". "Se quedará solo unos días, luego se marchará". Existe un único momento en el que hombres y mujeres deseamos que aparezca, incluso, invocamos su presencia. En este caso, ella que es así de caprichosa, se hace de rogar, no se decide a timbrar a la puerta. Sabe que la esperan con los brazos abiertos y no, con el ceño fruncido. Aunque a veces se retrasa, se presenta en casa una vez al mes. Ella es la prima fea, de cuya presencia todo el mundo reniega.

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IX. GENTE ESPECIAL

La familia, los amigos, aquellos que están siempre en nuestra vida pero también todos aquellos con los que nos cruzamos y no volvemos a ver; personas que nos inspiran.

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Capítulo 1 Mi familia mi tesoro

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a familia nunca nos abandona”. Soporta cosas que un extraño no consentiría. Nos defiende a ojos de los demás; permanece ahí a pesar de todo y nos perdona aunque no actuemos como deberíamos. Nuestra familia nos alienta en nuestros logros y nos consuela en los fracasos, cuando otros nos abandonan. La familia es uno de los tesoros más grandes que tenemos los seres humanos y como tal, hemos de cuidarla. Las madres nos cargan en su vientre, antes de nacer. Nos cogen en brazos cuando lloramos, nos arrullan, nos meten en la cuna. Las madres nos enseñan a atarnos los zapatos y más tarde, a poner la lavadora (pero se guardan el secreto de cómo eliminar manchas imposibles, solo ellas pueden hacerlo). Las madres se empeñan en hacernos "tuppers" de comida porque, según ellas, comemos mal. Las madres nos aficionan a la lectura, a las telenovelas, a la charla en general. Las madres se preocupan porque vayamos abrigados y nos obligan a llamar cuando llegamos a destino. Las madres nos asesoran en materia de sentimientos y relaciones; las madres nos enseñan a "comprender" a las personas. - 309 -

Los padres nos cargan en su espalda, después de nacer. Nos cogen en brazos cuando nos quedamos dormidos en el coche y nos meten en cama. Los padres nos enseñan a andar en bicicleta (con toda la paciencia del mundo) y, más tarde a conducir (con más bien, poca paciencia). Los padres se empeñan en acompañarnos en nuestros primeros viajes en coche. Los padres nos aficionan al MARCA, al fútbol, a los deportes en general. Los padres se preocupan porque nos perdamos y nos obligan a llamar cuando cambiamos de planes. Los padres nos asesoran en materia de bricolaje, electricidad, mecánica, etc.; los padres nos enseñan a "arreglar" cosas (y mucho más, esto es simplificar).

Los hermanos cargan con nosotros cuando nos emborrachamos. Nos cogen el teléfono cuando estamos agobiados; nos sacan de nuestro "ensimismamiento". Los hermanos nos enseñan a leer, a nadar y a tocar la flauta (los mayores a los pequeños). Los hermanos se empeñan en tener primero, nuestros juguetes y después, nuestros mismos privilegios (por ser nosotros los consentidos). Los hermanos nos aficionan a las series, a la moda, a la vida en general. Los hermanos se preocupan por conocer a nuestros amigos y nos obligan a recoger nuestras cosas. Los hermanos son nuestros cómplices de travesuras, nuestros confidentes. Los hermanos nos asesoran en materia de intimidad; incluyéndose aquí todo aquello que a nadie más "podemos" contar. Los abuelos, directamente, nos cargan la cartilla del banco; aunque nos neguemos. Nos cogen de la mano camino al - 310 -

colegio; después, somos nosotros quienes los sujetamos a ellos. Los abuelos nos enseñan historia (en los tiempos de Franco...), a admirar las obras, a hacer pasatiempos. Los abuelos se empeñan en contar siempre las mismas historias; en saber lo que hacemos, con quién andamos, adónde vamos. Los abuelos nos aficionan a los juegos de cartas, a la sidra y al vino dulce, a "Luar" y a "Cine de Barrio". Los abuelos se preocupan absolutamente por todo lo que nos pasa y nos obligan a darles la razón aunque no la tengan (el respeto a los mayores y demás). Los abuelos son, normalmente, grandes "personajes", cómicos entrañables. Los abuelos nos asesoran sobre las cuestiones de la vida, aportándonos una perspectiva muy sabia; además de abuelos, son hijos y padres. Con esta descripción, estoy generalizando. Soy consciente de que hay madres que conducen, padres que cocinan, hermanos que hablan muy de vez en cuando y abuelos que prefieren vivir solos. Disculpadme por ello; yo, me inspiro en mi propia familia. En la dulzura de mi madre; en la picardía de mi padre; en la paciencia de mi hermana y en el ingenio de mi querido abuelo. Supongo que, una mezcla de ellos, soy yo. Sin duda, de las familias que me podrían haber tocado, la mía es la mejor. Seguramente, tú pienses lo mismo de la tuya, querido lector. Por eso te digo, "No busques la riqueza en otra parte, la tienes a tu alrededor".

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Capítulo 2 Mi otra mitad

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oy ¿Os habéis preguntado alguna vez quién es esa persona cuya ausencia nos hace sentir incompletos? Os daré una pista; es la misma persona que tiene la capacidad de sacar lo mejor y lo peor de nuestro carácter. A la que muchas veces desearíamos perder de vista; pero sin la cual no podemos vivir. Con esa persona compartimos todo, la mayor parte de nuestras vivencias e inquietudes e incluso, el útero materno. ¿Sabéis ya de quién estoy hablando? Es difícil explicar que significa un hermano a alguien que no lo tiene. Porque un hermano no se puede definir; únicamente se puede sentir. De la misma forma, diré que nunca sabré cómo es ser hijo único, lo cual a mi modo de ver supone un gran desafío; pues afrontar en soledad los avatares de la vida tiene que ser difícil. Es por eso, que invito a aquellas personas que se encuentren en dicha situación a contármelo. Relaciones fraternales hay tantas como personas en el mundo. Ser el hermano mayor, no es fácil, especialmente si tu hermana pequeña se llama Eva. Quizás no os sintáis identificados con lo que os voy a contar, porque a lo mejor no - 312 -

los veis tanto como os gustaría o simplemente no habéis alcanzado ese nivel de confianza. Pero a todos los afortunados que tenéis un hermano, he de deciros algo: no perdáis más tiempo, esforzaros por conocerlo, compartid experiencias, descubrid qué pueden aportar a vuestra vida. Estoy segura que más de uno se llevará una gran sorpresa. Uno de los momentos más difíciles para mí al empezar la universidad, fue despertarme una noche y descubrir que mi hermana no estaba en la cama de al lado. Eran muchas las cosas que echaba de menos; os contaré unas cuantas. Jugar con ella a las películas antes de dormirnos, susurrando en la oscuridad para que mi padre no nos petase en el tabique. Meterme en su cama cuando veíamos una película de terror y tenía miedo, y que ella me mandase de vuelta a la mía. Escucharla hablar en sueños y contarle al día siguiente qué había dicho. Oírla quejarse por dejar mis zapatillas en el medio del pasillo o mis gafas fuera de la funda. A día de hoy, me he acostumbrado a que no durmamos juntas; lo que no significa que no lo añore. Porque mi hermana es la persona a la que más admiro en este mundo, la que mejores consejos me da y, lo más importante, la que me abre los ojos a la realidad que a veces me niego a ver. Porque cuando ella no está, algo me falta. Pensaréis vosotros... ¿Qué es lo que te falta? MI OTRA MITAD.

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Capítulo 3 Un gran hombre

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oy quiero presentaros a alguien muy especial. Algunos tenéis el privilegio de conocerlo; otros habréis oído hablar de él en no pocas ocasiones. Dicen por ahí que todo genio tiene su musa; él es para mí, fuente de inspiración. ¿Os imagináis de quien puede tratarse? Os invito a leer el siguiente relato y a descubrirlo. Sólo os adelantaré una cosa, y es que le vais a coger cariño. Desde mi cama puedo escuchar su radio; todos los días el mismo programa. A veces me levanto en mitad de la noche porque él se olvida de apagarla. Está tapado hasta arriba, las sábanas le cubren las orejas y sólo un pequeño ronquido delata su presencia. Creo que sueña con tiempos pasados, cuando era niño y jugaba en el campo, pues en su cara se dibuja una sonrisa de felicidad. Por la mañana, el suelo cruje con sus pasos y sé que se ha levantado. Aunque intenta no hacer ruido, puedo ver su sombra cuando se asoma a través de la puerta. Tras asearse y tomar sus galletas con cola-cao, sale a la calle a hacer el recorrido de cada día: comprar el periódico, ir al supermercado y charlar con un amigo, mientras la perra de este le olisquea los zapatos. - 314 -

Todo el mundo en el barrio lo conoce y si algún día no sale preguntan por él. A través de sus viejas gafas, ve las cosas de otra manera: nunca tiene prisa y disfruta con sólo sentarse en un banco y oír cantar a los pájaros u observar las nubes del cielo. Siempre dice que no hay pintor en el mundo que las pueda reflejar tan bonitas cómo son. En sus pequeños ojos veo reflejados largos años de duro trabajo, años de dedicación a los demás, años de los que habla con melancolía. En tardes lluviosas, su mente viaja en el tiempo hasta aquel pueblecito donde se crio. Parece estar contento en todo momento, pero yo sé que muchas veces no dice lo que siente para no causar preocupación. Cuando está nervioso, pasea de un lado a otro y su inquietante silencio me provoca temor. Luego se mete en su habitación y empieza a revolver los papeles que guarda en el fondo de su cajón. Sentado en el sofá, coge el mando del televisor; su mano tiembla al ver las tristes noticias y se aflige su corazón. Entonces me recuerda lo afortunada que soy y después se marcha; otra vez vuelve a su habitación. En ocasiones, coge un libro de mi estante y me pregunta acerca del mar y de las estrellas, pues entre sus sueños de juventud estaba el de recorrer el mundo siendo pescador. Yo le digo que nunca es tarde para los sueños, pero él contesta que más de una primavera ya pasó. Cuando regresa de la calle se quita sus miles de jerséis, su abrigo y su gorra; abre el armario y un fuerte olor a alcanfor llega hasta donde estoy. Con pantuflas en los pies, se dirige a la cocina y se coloca en el mismo sitio de siempre, donde callado espera por ese caldo que tanto le gusta. Después de tomarlo, entra en la - 315 -

conversación y ofrece sabios consejos; ochenta y ocho años, muchos son. Llega la hora de dar cuerda al reloj, hora de volver a su habitación. Antes de acostarse, recorre la casa y comprueba que el cerrojo está echado. Desde el sofá puedo adivinar que se acerca y también las palabras que va a decir; las mismas palabras desde hace veinticinco años. Ahora sintoniza su emisora preferida y esconde la radio bajo la almohada; apaga la lamparilla y se sumerge en su edredón de cuadros. Todo está en silencio, lo único que se escucha es la voz del presentador anunciando lluvias para mañana y, de fondo, una respiración rítmica y acompasada. A pesar de todo, nunca deja de sorprenderme. Incluso en los momentos difíciles es capaz de hacerme sonreír. Porque así es mi abuelo; una persona como ninguna otra, alguien digno de admirar; en definitiva, un gran hombre.

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Capítulo 4 Gracias mamá

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legar a casa, tener ganas de un colacao y no poder tomarlo porque no nos queda leche en la nevera (no poder comprarla porque a esas horas el súper está cerrado). Vestirse por la mañana y darse cuenta de que no tenemos calcetines limpios porque nos hemos olvidado de poner la lavadora; sacarlos del tendal y secarlos como se pueda (en un radiador o con el secador). Querer ponerse una camisa y tomarse un tiempo (en mi caso, prolongado) para plancharla cuando tenemos prisa. Esas cosas que "mamá" hace por nosotros y que apenas valoramos; hasta que vivimos solos. Que cómodo es volver del trabajo y tener la comida en la mesa; comer y poder reposar. Cuanto nos cuesta, cansados como llegamos a casa, ponernos a cocinar. Que cómodo es abrir el cajón de nuestro armario y verlo lleno de calcetines limpios y "dobladitos"; cogerlos y ponérnoslos. Cuanto nos cuesta hacer la colada y encontrar el calcetín que falta. Que cómodo es buscar una prenda cualquiera y encontrarla planchada, colgada y lista para ser usada. Cuanto nos cuesta encontrar qué ponernos cuando nuestros básicos están en el cubo de la ropa sucia.

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Qué difícil es para ella pensar todos los días "qué vamos a comer hoy"; sin repetir platos, a gusto del consumidor. Qué grande es el esfuerzo que hace, levantándose temprano para comprar pescado fresco y cargando las bolsas hasta un cuarto sin ascensor. Cuanto tiempo invierte en separar las prendas por colores. Como son los dolores de espalda que sufre por tener tanta plancha. Cuanto sacrifica de su tiempo libre (de ocio, de lectura, de pasear) por dedicarlo a nuestras cosas; a preparar "tuppers" o coser botones. Siempre sin quejarse; sin decir nada; eso lo tenemos que averiguar. Si todavía vives con ella; piensa en todo lo que hace por ti, dale las gracias. No seas cómodo, colabora, preocúpate porque tenga tiempo para ser feliz. Si ya no vives con ella, date cuenta de todo lo que hacía por ti y, de nuevo, dale las gracias. No pierdas la paciencia, oblígate a "aprender", libérala de ti. Indaga, pregúntale cómo se siente, dile "mamá, piensa en ti". Atrévete a volar y déjala ir. Porque si no se lo dices, seguirá sacrificándose, renunciando a ella misma y, esforzándose siempre porque tú (y solo tú) seas feliz. Porque las madres, simplemente, son así.

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Capítulo 5 Ser madre

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o entenderás cuando tengas hijos". Alguna vez os lo han dicho? Seguro que sí, es la frase más repetida por las madres del mundo. Da igual en qué país nos encontremos, pues la maternidad es un sentimiento universal. Acaso no os parece curioso que las preocupaciones de las madres de vuestros conocidos sean prácticamente idénticas a las de la vuestra? Come bien, abrígate que hace frío, avísame cuando llegues... Os resulta familiar? En este caso, hablaré de mi madre, pero me apuesto lo que sea a que cualquiera de vosotros podría extrapolarlo a la suya. Y es que ser madre es el mayor gesto de altruismo que puedo imaginar. Desde mi total desconocimiento, me gustaría compartir con vosotros lo que creo que significa. Y como lo he aprendido? Fácil, observando a mi propia madre durante veinticinco años. Al estilo de las redacciones que hacíamos en parvulitos, tal reflexión podría titularse... Que es una madre para ti? Ser madre es entregar tu vida a otra persona, dejar de pensar en ti misma y preocuparte por otro. Ser madre es ser la primera en levantarse y la última en acostarse. Ser madre es coger - 319 -

del plato cuando los demás ya lo han hecho. Ser madre es hacer la compra pensando en lo que a los otros le gusta. Ser madre es no renovar tu vestuario hasta que los demás lo hayan hecho. Ser madre es preocuparte porque en Navidad todo el mundo tenga un regalo bajo el árbol, aunque sea un par de calcetines. Ser madre es volver a estudiar, renunciar a horas de sueño y pelearse con el libro de mates para luego hacer los deberes. Ser madre es preparar bocadillos y cargar mochilas. Ser madre es dar la merienda, aunque dicha tarea pueda llevar horas. Ser madre es coser rodilleras en los pantalones y besar heridas para que sanen. Ser madre es tomar la fiebre poniendo la mano en la frente y frotar la barriga cuando duele. Para concluir, solo quiero decir una cosa. No sé cuáles son los mecanismos que subyacen a este fenómeno, pero de lo que estoy convencida es del efecto terapéutico que tiene una madre; mejor que cualquier fármaco. Cuando pienso en la mía, una frase me viene a la cabeza "una palabra tuya bastará para sanarme".

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Capítulo 6 Felicidades papá

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i hace un tiempo os hablé de la maternidad; en el día de hoy, quiero compartir con vosotros lo que a mi modo de ver implica ser padre. En primer lugar, me gustaría daros unas pinceladas de psicología evolutiva (pues acabo de leer un libro sobre el tema de lo más interesante); después tomando el ejemplo de mi propio padre, intentaré extrapolar rasgos aplicables a los demás. Todo ello para concluir que tener un hijo suele ser más difícil para el hombre que para la mujer, con el mérito añadido que supone ser un buen padre como es el mío. Algo que la ciencia ha demostrado es que el hombre está programado biológicamente para esparcir sus genes en tantas ocasiones como sea posible. Este instinto primario lo gestiona la testosterona liberada tras la percepción de estímulos visuales indicativos de juventud y fertilidad en la mujer (de sobra conocidos por unos y otras). Se trata pues de una cuestión evolutiva para asegurar la perpetuación de la especie. Si bien esta hormona era la responsable en el pasado de que los hombres fuesen buenos cazadores, asegurando así la supervivencia de su progenie; en el presente, altos niveles de testosterona se relacionan con una buena posición social y con la posesión de - 321 -

recursos que los hacen atractivos a ojos del sexo femenino (o dicho de otra forma, buenos padres para sus hijos). El fundamento biológico del comportamiento masculino es el mismo ahora que antaño; solo que los tiempos han cambiado. Ser padre no es sólo engendrar un hijo; ser padre es mucho más. Dada la debilidad que las madres suelen sentir por sus hijos; es a los padres a quien les toca normalmente encarnar la autoridad en el núcleo familiar. Y esta no es una tarea fácil, ya que ser padre implica dar una reprimenda a un hijo cuando internamente lo que se desea es abrazarlo (más difícil todavía cuando miran con los ojos del gato de Shrek). Ser padre es quitar los ruedines de la bici cuando todavía el niño no está listo y se balancea peligrosamente para los lados (y rezar para que no se lastime). Ser padre es cargar a los hijos en brazos cuando se quedan dormidos en el coche para no despertarlos (para mí, máxima demostración de ternura). Ser padre es, cuando toca, alejarse de los hijos para ganarse el pan para alimentarlos y que el corazón se encoja cuando estos no entienden dicha ausencia. Ser padre es sacrificarse trabajando para que un hijo tenga todo lo que él no tuvo; ser padre es estar dispuesto a renunciar a los propios sueños para darle a un hijo el mejor futuro posible. A la vista de lo anterior, os estaréis preguntando cómo un hombre puede enfrentarse a su propio instinto y convertirse en el mejor de los padres. El mío y muchos otros lo han logrado. La clave, entre otras cosas, está en la oxitocina, que empuja a los varones a comprometerse y les insta a la protección y cuidado de la familia. Pero además, los padres han aprendido a gestionar en silencio sus emociones; mostrando fortaleza en todo momento y - 322 -

convirtiéndose en ejemplos a seguir para sus hijos. Por eso a pesar de no llevar capa ni derrotar a malvados villanos, los padres de hoy en día son auténticos héroes. Y el mío es simplemente PERFECTO.

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Capítulo 7 Merci te doy las gracias

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erci, por ser así. Os acordáis de esta famosa sintonía televisiva? Una melodía con mucho "gancho" para vender bombones con sabor a cereza (aunque a mí me gusten más los de la competencia, lo reconozco). Y es que cada vez que veo el anuncio, no puedo evitar cantarla, agudizando la voz en tanto, eso sí. Dicen los expertos que la publicidad que triunfa es aquella que apela a las emociones; algo de sobra conocido por las más importantes marcas; ya que podemos olvidar caras, objetos o situaciones; pero jamás aquello que nos han hecho sentir. Personalmente, este es uno de los "slogans" publicitarios que más me gustan. Y qué tiene que ver con lo que os quiero contar hoy? Pues me sirve para ilustrar la importancia de dar las gracias a todas aquellas personas que, en el día a día, hacen que nuestra vida sea más fácil (y, por consiguiente, más feliz). Esas personas nos ayudan, nos escuchan, nos hacen reír, nos aconsejan, nos reconfortan... No seríamos los mismos en su ausencia; es lo que yo llamo "personas que nos cambian la vida". Esas personas nos revelan facetas propias que antes desconocíamos; nos muestran otra forma de ver el mundo, nos dicen aquello que sabemos y nos negamos a reconocer y, por supuesto, nos hacen pensar y - 324 -

autoevaluarnos. El resultado final es que nos ayudan a crecer y ser mejores personas. Y eso, a mi modo de ver, es algo que debemos agradecer. Dice mi madre que "de bien parecido es ser agradecido". Y tiene toda la razón del mundo; porque dar las gracias no cuesta nada; y congratula a ambas personas, a quien las da y a quien las recibe. El "dar las gracias" puede ensayarse con todos aquellos con los que interaccionamos diariamente; desde la cajera del supermercado hasta el vecino que nos presta la sal; pasando por el desconocido que nos aguanta la puerta en el cajero (nos da la hora o nos indica una calle) o la señora que nos vende el billete del autobús. Lo que recibimos a cambio es una sonrisa. Y de ellas podemos "alimentarnos", hacedme caso. Los lapsus lingüísticos en los que algunos somos expertos van aparte (eso de decir "gracias" cuando el cerebro va por un lado y la lengua por otro). Mejor que sobre y no que falte. Para terminar, he de deciros que el agradecimiento es algo que tenemos que manifestar, ya que como leí por ahí "la gratitud que no se expresa no es gratitud". Si bien podemos hacerlo empleando las palabras (siempre que sean sinceras), nos valdremos también de los gestos que, para algunos, son los que verdaderamente importan. Por esas personas nos preocupamos en todo momento; las obsequiamos de vez en cuando y , por supuesto, las echamos de menos cuando no están. Esas personas hacen que nos sintamos afortunados de tenerlas a nuestro lado. "Mi vida no sería la misma si tú no estuvieses en ella". Es, en mi opinión, lo más bonito que podemos decirle a alguien. - 325 -

Capítulo 8 El ancla

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ensando, pensando; he llegado a la conclusión de que aunque en la vida hemos de ser autosuficientes y practicar el apego seguro (el que no genera ansiedad por separación); siempre necesitamos alguien en quien apoyarnos. Esa persona normalmente va cambiando a lo largo de los años; ha de estar a nuestro lado para ejercer su función como tal. Esa persona nos complementa, a ella acudimos cuando tenemos un problema; nos conoce mejor que nadie y su consejo vale el doble que el de los demás. Lo más importante, defraudar a esa persona nos duele infinitamente más; esa persona es nuestro "ancla". La figura del "ancla" puede estar encarnada por mucha gente; desde un hermano a un amigo, pasando por la propia pareja o un mentor. En todo caso, alguien de sólidos principios que nos orienta, nos sirve de guía; nos hace ver lo que está bien y lo que no. Nos cuesta mucho imaginar nuestra vida sin esa persona en ella; nos sentimos perdidos en su ausencia. Habitualmente, pensamos "qué haría yo sin ti". Esa persona nos saca de nuestro ensimismamiento; nos convence de que somos capaces de "todo y más", nos da la fortaleza que nos falta cuando flojeamos; nos empuja a materializar nuestros sueños. - 326 -

Ser el ancla de alguien no es tarea fácil; implica muchas veces dejar los sentimientos a un lado, "hacer de tripas corazón". El ancla tiene por misión llevarnos por el buen camino; lo que conlleva, en ocasiones, darnos reprimendas o verbalizar lo que la gente piensa acerca de nosotros y no se atreve a decir. El ancla puede actuar como portavoz de malas noticias; nos conoce, sabe cómo decirnos las cosas para no herirnos; y simplemente, sacarnos de nuestro error. El ancla, de alguna forma, se responsabiliza de nosotros; porque nos quiere, se convierte en una especie de tutor. El ancla nos aporta tanto, que siempre nos parece poco lo que podamos hacer para devolverle el favor (el de cuidarnos, el de cargarse con tal responsabilidad). Lo que sentimos por el ancla supera el cariño, la amistad e incluso, el amor. A esa persona la admiramos sobremanera; la convertimos en un modelo, un ejemplo de perfección. Al ancla, le profesamos una clase de devoción. Lo único que deseamos es estar a la altura de sus expectativas, no fallarle. Al ancla, le otorgamos la potestad de "juzgarnos" y lo que más deseamos en el mundo, es que nos diga "estoy orgulloso/a de ti".

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Capítulo 9 No es casualidad ni tampoco destino

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omo ya os habréis percatado, yo no creo en las casualidades. Quizás sea deformación profesional, quizás naturaleza curiosa; pero a mí, me gusta pensar que todo lo que nos sucede en la vida tiene una razón de ser. Que las personas con las que nos cruzamos en el camino, no lo hacen de forma accidental y, que las decisiones que tomamos, aun sin ser conscientes de ello, obedecen a un fin que no podemos ni imaginar. No hablo aquí del trágico destino que nos muestra la literatura (fátum, hado, sino o como queráis llamarle), que guía la vida humana a un fin ineludible y casi siempre fatal. Me refiero al plan que la vida tiene para nosotros. Aunque es cierto que las personas labramos nuestro propio futuro mediante la toma de decisiones (a través del ejercicio del libre albedrío), existen gran cantidad de variables que escapan a nuestro control y, que llamamos frecuentemente "imprevistos". Pues al final, las cosas no siempre son como planeamos que sean (o como nos gustaría que fueran), sino simplemente como tienen que ser. Y si lo que nos sucede a lo largo de la vida no es casualidad ni tampoco fruto del destino, qué es entonces? Ni - 328 -

más ni menos que SERENDIPIA. Extraño término para referirse a aquello que siendo posible, es poco probable, y sucede de forma inesperada cuando buscamos algo distinto. Si bien no es aconsejable obsesionarse con ello (ni permitir que se convierta en delirio); tampoco lo es, cerrar los ojos a los mensajes que la vida nos manda. Dice Paulo Coelho que "cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo". Las pruebas de la veracidad de tal afirmación las encontramos en el ámbito de la ciencia, en el arte, en las increíbles historias que circulan por la red (para más información, Wikipedia) y lo que es más sorprendente aún, en nuestra vida diaria. En ocasiones, la serendipia se materializa en forma de una persona a la que conocemos de forma "aparentemente" casual, a la que abordamos para preguntarle por el paradero de otra, con la que entablamos conversación y experimentamos una conexión especial (al menos por una de las partes). A dicha persona la vemos puntualmente en bares o lugares que frecuentamos; descubrimos que tenemos conocidos comunes (hallazgo vano en la época "Social Network"); nos la cruzamos por la calle varias veces en cuestión de días, coincidimos en determinadas ocasiones, hallamos su número de teléfono en el móvil de un amigo al que hace poco que conocemos o en un anuncio que nos envían al correo. Con esa persona no tenemos contacto alguno durante largos períodos de tiempo, no hablamos, ni tampoco sabemos de su vida; pero la recordamos eventualmente, con la sensación de que en un futuro más o menos lejano volveremos a encontrarnos (y lo más seguro es que no nos equivocamos). - 329 -

Los sucesos que acabo de relatar son plenamente plausibles cuando hablamos de una pequeña ciudad (donde las probabilidades se multiplican), pero el hecho de que dichos encuentros se produzcan de forma aislada (a la par que reiterada) y en momentos clave de nuestra vida, nos hace pensar, en todo caso, que van más allá de la casualidad. Puede que, como decía mi buen amigo Paulo, el universo nos cruce con esas personas para ayudarnos a transitar un cambio y para enseñarnos que las cosas no son siempre como desearíamos que fueran. Esas personas, cómo dicen los ingleses, "are meant to be in our lives".

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Capítulo 10 Estrellas fugaces

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ay personas que son como “estrellas fugaces”. Distintas a las demás; tan efímeras como especiales. En un momento, llenan de luz nuestro mundo y luego, desaparecen; dejando una estela tras de sí, un recuerdo. Esas personas, al igual que los astros, se cruzan en nuestra vida muy de vez en cuando (yo diría que como mucho, una vez al año). No podemos atraparlas; tampoco obligarlas a que permanezcan a nuestro lado; lo único que podemos hacer es maravillarnos con su recuerdo o, en todo caso, esperar volver a verlas, aunque puede que esto nunca suceda. Las estrellas fugaces aparecen cuando menos las esperamos; y no sabemos por qué, pero nos atraen. Su luz nos ciega y entonces, creemos que nunca conoceremos otras que las igualen. Las estrellas fugaces nos iluminan, nos rebelan facetas de nosotros mismos que desconocíamos. Nos ayudan a construir nuestra personalidad, nos sirven de guía en ciertos momentos. Hacen que nos ilusionemos, que soñemos con los ojos abiertos, que persigamos imposibles; las estrellas fugaces nos inspiran. Cuando queremos aferrarnos a ellas, descubrimos que nos han abandonado. - 331 -

Ver pasar “estrellas fugaces” es tan bello como difícil es afrontar su pérdida; nos deja inmersos en un mundo de oscuridad y en ocasiones, de frustración y remordimientos. Hace que nos cuestionemos nuestras propias acciones, que pensemos en lo injusto de las circunstancias, que deseemos volver atrás. Nos lamentamos, vagamos sin rumbo. Nos sentimos desesperanzados, soñamos con ellas (esta vez con los ojos cerrados), daríamos lo que fuera por volver a verlas; las estrellas fugaces nos rompen el corazón en mil pedazos. Cuando asumimos que se han ido, descubrimos que nuestra vida sigue sin ellas. A pesar de todo, mi mensaje, como no podía ser de otra forma, es alentador. Nuestro futuro está compuesto por una sucesión infinita de “quizás”. Quizás pase mucho tiempo hasta volver a verlas (“la vida da muchas vueltas”); quizás nunca nos las volvamos a encontrar y nos quedemos con su recuerdo, que siempre perdurará. Quizás nunca volvamos a necesitarlas. Quizás, encontremos una estrella que brille todavía más, eclipsando a las demás. En todo caso, no debemos olvidar que quien abre bien los ojos, tiene a su disposición un cielo repleto de estrellas.

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Capítulo 11 Roomies

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lguna vez habías oído esta palabra? Para los amantes de lo yanqui, este será un término de sobra conocido. Para el resto, os daré una definición de mi propia cosecha. “Dícese de aquellas personas con las que compartimos piso durante un período de tiempo determinado, siendo en la mayoría de casos, compañeros de clase, colegas de trabajo o amigos con intereses comunes. Inclúyanse también aquí totales desconocidos”. Pues bien, de ellos quiero hablaros hoy. Compañeros de piso los hay de muchos tipos. Unos prefieren vivir en la anarquía; a otros, les gusta el orden. Unos tienen hábitos diurnos y otros, nocturnos. Unos son increíblemente sigilosos y otros tremendamente ruidosos. A unos les preocupa que el baño esté limpio; a otros, que no haya pelusas en el salón. Unos se olvidan de cerrar el gas; otros, lo temen y simplemente, no lo utilizan. Los hay que se acuestan temprano; y también, que se levantan de madrugada. Unos reciclan; otros, directamente no sacan la basura. Unos invaden la nevera con tuppers; otros, los abren y se comen los restos. Unos plantan lechugas; otros tienen fauna propia en su habitación. - 333 -

Unos queman cazos y otros secuestran cucharillas. Por poner algunos ejemplos. Sea como fuere, la convivencia con gente tan diferente es una experiencia muy enriquecedora. Nos ayuda a conocernos mejor, a saber cuál es nuestro nivel de tolerancia y, en definitiva, a descubrir si somos capaces de vivir en grupo o por el contrario, estamos mejor solos. Cada uno tiene sus rarezas; eso, como dice mi abuelo, “es una verdad que convence”. El éxito de la convivencia reside, a mi modo de ver, en amoldarse a los demás, sin dejar de ser fiel a uno mismo. Entender que somos distintos y que hay cosas de los otros que no podemos cambiar es un buen punto de partida. Esa es mi humilde opinión tras siete años conviviendo con personas con perfiles bien diferentes. Tan diferentes que a veces parece imposible encajar en sus modos de vida. Pero ahí es donde entra la capacidad de adaptación. Pues los compañeros de piso son esos “seres extraños”, a los que aunque en ocasiones deseamos perder de vista; recordaremos con cariño, pues con ellos habremos compartido anécdotas miles. Y en un futuro, nos sorprenderemos al descubrir que hemos adoptado hábitos ajenos como propios e incluido en nuestro repertorio expresiones que no nos pertenecían.

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Capítulo 12 Una semana con asturianos

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ue los asturianos son gente "maja" no es ningún descubrimiento; basta cruzar el puente de Vegadeo para darse cuenta. Lo que más llama la atención es su exacerbado sentimiento patriótico (a alguno he oído decir "Galicia es la filial de Asturias") y el profundo conocimiento que poseen de la historia medieval (lecciones de la Reconquista). A los asturianos les encanta dibujar su bandera en todas partes, tienen vasos de "sidrina" en casa y disfrutan contando las aventuras del Rey Pelayo a cualquiera que tenga a bien escucharlos. Una semana con asturianos es suficiente para familiarizarse con su curiosa forma de hablar, semejante en ocasiones al gallego (pueda ser por el elevado volumen), inteligible las más de las veces. Y es que los asturianos que conozco, hacen uso singular de las partículas interrogativas ("cualo" en lugar de "que"), colocan el pronombre al estilo galaico ("llamome" en vez de "me llamó") y degluten una parte del verbo estar ("taba" en lugar de "estaba"). Comienzan sus frases con un "nenu" y las terminan con un "ho". Cierran un grado las vocales y, de repente, todo acaba con la letra u. Las - 335 -

mozas y los "guajes" van aparte. Extraña lengua, el bable (dialecto para sociolingüistas, idioma para asturianos). Una semana con asturianos es suficiente para conocer multitud de datos acerca de su comunidad, tanto geográficos (la playa más pequeña de España, Gulpiyuri) como históricopluviométricos (el año de la mayor sequía en la historia de Tineo); informaciones algunas, de dudosa aplicación. Una semana con asturianos es suficiente para conocer el laureado programa de la TPA "Al platu vendrás", y a sus grandes estrellas, Rey Pelayo (y, como no, su "morrillazu") y Chus Norris, con miles de followers en redes sociales. Bastan siete días para darse cuenta que son los asturianos gente acogedora y sencilla; gente que ofrece su casa (su sofá o lo que se precie), gente que no teme al frío (y sale de noche en manga corta) ni teme tampoco al calor (aceite hirviendo), gente que no disimula y dice lo que piensa (en todo caso, gente sincera). Por todo eso, me permito la licencia de añadir un nuevo término al refranero; y es que, "quien tiene un amigo asturiano, tiene un tesoro".

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Capítulo 13 Bienvenidos a la nave del misterio

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omo ya os habréis percatado, yo no creo en las casualidades. Quizás sea deformación profesional, quizás naturaleza curiosa; pero a mí, me gusta pensar que todo lo que nos sucede en la vida tiene una razón de ser. Que las personas con las que nos cruzamos en el camino, no lo hacen de forma accidental y, que las decisiones que tomamos, aun sin ser conscientes de ello, obedecen a un fin que no podemos ni imaginar. No hablo aquí del trágico destino que nos muestra la literatura (fátum, hado, sino o como queráis llamarle), que guía la vida humana a un fin ineludible y casi siempre fatal. Me refiero al plan que la vida tiene para nosotros. Aunque es cierto que las personas labramos nuestro propio futuro mediante la toma de decisiones (a través del ejercicio del libre albedrío), existen gran cantidad de variables que escapan a nuestro control y, que llamamos frecuentemente "imprevistos". Pues al final, las cosas no siempre son como planeamos que sean (o como nos gustaría que fueran), sino simplemente como tienen que ser. Y si lo que nos sucede a lo largo de la vida no es casualidad ni tampoco fruto del destino, qué es entonces? Ni - 337 -

más ni menos que SERENDIPIA. Extraño término para referirse a aquello que siendo posible, es poco probable, y sucede de forma inesperada cuando buscamos algo distinto. Si bien no es aconsejable obsesionarse con ello (ni permitir que se convierta en delirio); tampoco lo es, cerrar los ojos a los mensajes que la vida nos manda. Dice Paulo Coelho que "cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo". Las pruebas de la veracidad de tal afirmación las encontramos en el ámbito de la ciencia, en el arte, en las increíbles historias que circulan por la red (para más información, Wikipedia) y lo que es más sorprendente aún, en nuestra vida diaria. En ocasiones, la serendipia se materializa en forma de una persona a la que conocemos de forma "aparentemente" casual, a la que abordamos para preguntarle por el paradero de otra, con la que entablamos conversación y experimentamos una conexión especial (al menos por una de las partes). A dicha persona la vemos puntualmente en bares o lugares que frecuentamos; descubrimos que tenemos conocidos comunes (hallazgo vano en la época "Social Network"); nos la cruzamos por la calle varias veces en cuestión de días, coincidimos en determinadas ocasiones, hallamos su número de teléfono en el móvil de un amigo al que hace poco que conocemos o en un anuncio que nos envían al correo. Con esa persona no tenemos contacto alguno durante largos períodos de tiempo, no hablamos, ni tampoco sabemos de su vida; pero la recordamos eventualmente, con la sensación de que en un futuro más o menos lejano volveremos a encontrarnos (y lo más seguro es que no nos equivocamos). - 338 -

Los sucesos que acabo de relatar son plenamente plausibles cuando hablamos de una pequeña ciudad (donde las probabilidades se multiplican), pero el hecho de que dichos encuentros se produzcan de forma aislada (a la par que reiterada) y en momentos clave de nuestra vida, nos hace pensar, en todo caso, que van más allá de la casualidad. Puede que, como decía mi buen amigo Paulo, el universo nos cruce con esas personas para ayudarnos a transitar un cambio y para enseñarnos que las cosas no son siempre como desearíamos que fueran. Esas personas, cómo dicen los ingleses, "are meant to be in our lives".

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Capítulo 14 Mis adorables vecinos

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os vecinos, los hay de muchos tipos. A unos, les hacemos regalos cuando nos mudamos. A otros, sencillamente, nos alegramos de perderlos de vista. Con algunos compartimos confesiones, la sal, el secador; a otros, si pudiésemos les haríamos la zancadilla por las escaleras. A unos les da por poner la música a tope a horas intempestivas; otros, tienen una agitada vida sexual que nos roba horas de sueño. Y esto último, es una constante; hables con quien hables, te dirá "yo también tengo un vecino f...". Crisis de la vivienda y adiós a la intimidad. Yo, siempre me he encariñado con mis vecinos. Al vivir en un piso y considerando el escaso aislamiento de los mismos; nuestros vecinos acaban formando parte de nuestra vida; y su rutina se convierte en la nuestra. Somos conscientes de cuando van al baño, cuando hacen la limpieza o cuando tienen un mal día y la emprenden a gritos con los demás "habitantes de la casa". Si coincide que queremos descansar; estas cosas no nos placen en absoluto; es más, nos ponen de muy mal humor. Algunas situaciones irritantes que he vivido en primera persona. Obras de remodelación que duran días, teléfonos que suenan - 340 -

hasta el cansancio o gente "gocha" que saca el culo por la ventana y nos ensucia los cristales. Increíble pero cierto. A pesar de que acudamos a ellos en ocasiones, en la ciudad vivimos al margen de nuestros vecinos. Nos hemos acostumbrado al ruido que hacen, a sus portazos o a sus dudosas capacidades de aparcamiento. Hacemos nuestra vida y ellos, hacen la suya. En todo caso, les sujetamos la puerta en el portal o hablamos con ellos en el ascensor (normalmente, del tiempo, de qué si no). A mí, los que realmente me gustan, son los vecinos de la aldea, los que entran en nuestra propiedad como "Perico por su casa", los que abren nuestra nevera, los que nos riegan las plantas o dan de comer al perro cuando nos vamos de vacaciones (yo, que soy fan). El nivel de confianza es tal que, a veces, quieren incluso organizarnos la vida. Llegados a ese punto, es cuando les ponemos freno ("quieto parado"). Mientras tanto, disfrutamos de la camaradería; jugamos a las cartas y "hacemos trajes" a unos y otros; porque nuestros vecinos son, como de la familia. Si bien todos deseamos tener nuestros momentos de privacidad, refugiarnos en casa y aislarnos del resto del mundo; compartir cosas con nuestros vecinos es algo maravilloso, un "feedback" social muy importante en un mundo en el que "cada uno va a su bola". Pensad que si nos ocurre algo en casa, nuestros vecinos son siempre los primeros en acudirnos (mientras llegan la familia y demás). Qué bonito es pasear por el pueblo y saludar a los paisanos; echarle una mano al de al lado con la vendimia, la - 341 -

matanza o con las vacas; darle conversación a un anciano que está sentado en una banqueta viendo el tiempo pasar. Esas son algunas de las cosas que añoro del campo. Eso y que cuando voy por ahí, la gente diga: "Esa, éche a filla do Perfecto".

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Capítulo 15 Y quien es él

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levaba muchos años observándolo; viéndolo desde la distancia, por la provincia de Ourense y más allá. Su timidez, sus gestos tiernos con los niños, sus guiños de ojos. Hace un año, tuve la oportunidad de intercambiar con él un par de palabras. Era difícil, pero encontré el momento para acercarme; estaba solo, solo con su guitarra; sin una multitud de mujeres ansiosas gritando alrededor. A mí, me temblaban las piernas. Él, me dedicó la mejor de sus sonrisas. Cuando le pedí una foto, me abrazó fuerte y me trató con cariño, me hizo sentir especial. Estoy segura que lo hizo por mí como lo haría por cualquiera; manteniendo la compostura frente a comentarios más o menos coherentes. Los nervios que nos traicionan; santa paciencia la suya. A él no le gusta ser protagonista, se mantiene en segundo plano; humilde y reservado. Cuando sale al centro del escenario, todas las cámaras lo enfocan; y las chicas se miran, poniendo la mano en el corazón. Él, reparte guiños y sonrisas, da la mano a quien se la tiende y, hace a la gente feliz. Cuando canta, lo hace de maravilla, como corista o voz principal. Gestos - 343 -

cómplices con sus compañeros; en contadas ocasiones, le escuchamos hablar. Gran talento musical pero también personal. Suma delicadeza para con su guitarra; lo mismo, para con sus admiradoras. Con imagen de chico duro pero tremendo corazón; o al menos esa es mi impresión. Con su inseparable cigarrillo. Un rebelde sin causa. Un James Dean al estilo gallego, con seseo, de las “Rías Baixas”, producto nacional. A diferencia de otros artistas vinculados al fenómeno fan, cuando pienso en él, veo a un ídolo de verdad (en el sentido de lo admiro o me gustaría ser como él). Un ídolo local del que podría aprender cualquier ídolo internacional. Un ídolo que no hace alarde de su belleza, que no se publicita, que sólo disfruta con lo que ama. Que es guapo y como digo yo, “no lo sabe”. Que no busca que se lo recuerden. Que, incluso los chicos, admiran (aunque a veces se celen un poco, eso sí). Que, a pesar del cansancio, nunca tiene un mal gesto con el público. Que vive lo que hace y que contagia su pasión. Él, sin ir más lejos, es una de las razones por las que yo, quise aprender a tocar la guitarra.

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Capítulo 16 El encanto del músico

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os músicos siempre me han llamado la atención; profesionales y "amateurs", los de la tele y los de las orquestas. Dotados de una sensibilidad especial, son distintos al resto de personas. Hábiles en la resolución de problemas y empáticos en las relaciones; algo tienen que nos atrae. No me refiero a la fama que alcanzan; sino al "sex-appeal" que poseen; el sueño de cualquier mujer, que le toquen una canción o le canten al oído. Investigando acerca de cómo funciona el cerebro del músico, he hecho algunos descubrimientos interesantes. "Cuando alguien toca un instrumento, en su cerebro hay fuegos artificiales", reza una charla de TED sobre el tema. A diferencia de otras actividades artísticas, con la música se activan múltiples áreas cerebrales (auditiva, visual, motora); que mejoran la comprensión del entorno, convirtiendo al músico en una persona atenta y alerta. Por otro lado, la práctica de la música favorece el desarrollo de conexiones neuronales en el cuerpo calloso, la estructura que conecta los dos hemisferios cerebrales; sumando al componente analítico del izquierdo, el creativo del derecho. Como consecuencia de ello, el músico adquiere una - 346 -

visión "holística" de la realidad, convirtiéndose en una persona con mayor capacidad emocional. A muchos hombres, he oído decir... "No sé qué tienen los músicos, que os gusta tanto". Pues bien, ahí tenéis la respuesta. Como os habréis percatado, el cerebro del músico se parece más al de la mujer que el de cualquier otro hombre; ya que presta atención a los detalles, racionaliza y siente a partes iguales. Los músicos están dotados para escuchar; son personas sosegadas, que no pierden fácilmente la paciencia. Además de ello, han desarrollado la capacidad de ponerse en el lugar del otro, poseen un alto grado de empatía; cualidad que fluidifica enormemente las relaciones. Los músicos son, de entre todos los hombres, los que mejor entienden a las mujeres; y también de los que a estas, les resulta más fácil enamorarse. El músico no es un hombre al uso; sino un hombre especial. Tiene todo lo que cualquier mujer puede soñar; que la escuchen, que se pongan en su lugar, que la hagan sentir especial. Por todo ello y más, nadie mejor que un músico en el plano sentimental. A ti, músico, que posees tal capacidad, puedo decirte una sola palabra: "BRAVO".

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Capítulo 17 La guapa del grupo

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n todos los grupos de chicas, hay una que destaca entre las demás, la que viene siendo “la guapa” (luego están la simpática, la menos guapa, la tímida, la “toxo”, etc.). Los chicos desean estar con ella, cogerla de la mano, hacerle fotos y presumir con los colegas. Las chicas, por su parte, quieren parecerse a ella, tenerla de amiga, hacerse fotos juntas y compartir su agitada vida amorosa. Es lo que tiene la belleza; que atrae. Primero, en el colegio. Después, en el instituto y en la universidad; pasando por el trabajo y la fiesta parroquial. “La guapa del grupo”, una figura que siempre me ha llamado la atención. Al margen de las envidias que pueda despertar entre el género femenino, “la guapa del grupo” es, por norma general, una chica encantadora. Extrovertida, cariñosa con niños y ancianos; cautiva a todo aquel con el que habla. Comprometida con alguna buena causa. Se viste a la moda; marca tendencia. Siempre está rodeada de pretendientes; no se decide por ninguno. Los chicos se ponen nerviosos cuando le hablan. A su lado, no falta una amiga a la que decirle “no te ofendas” tras piropearla. Bendita sutileza la suya. - 348 -

A mí, me gusta ir más allá de lo superficial; por eso, la he observado a lo largo de los años, en distintas fases de mi vida, esforzándome en conocerla. “La guapa del grupo”, injustamente juzgada, “cosificada” en ocasiones; mucho más que una cara bonita. Al margen del deseo que pueda despertar entre el género masculino; “la guapa del grupo” es, por norma general, una chica insegura. Preocupada por la imagen que los demás tienen de ella; dedica mucho tiempo a autoevaluarse, se exige demasiado, se siente insatisfecha. A veces, incomprendida. No suele ser afortunada en el amor. A pesar de estar rodeada de gente, se siente sola en muchas ocasiones. Maldita belleza la suya. A modo de conclusión, un descubrimiento propio; obviamente, hay excepciones (esto es, guapas y tontas, o como dicen los ingleses, “bimbo girls”) que confirman la regla. A “la guapa del grupo” es imposible odiarla; más bien todo lo contrario, es muy fácil quererla. Si somos capaces de ver más allá de la belleza física; descubrimos su verdadera belleza, la interior. Saber lo que los chicos piensan de ella y lo que ella piensa de sí misma; ventajas de ser la simpática.

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Capítulo 18 Yo, quiero ser como Cristiano

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ace unos años era David Beckhman, con su pelo rubio y su “British style”; el “gentleman” inglés casado con la Spice “posh”. Hoy en día, es Cristiano Ronaldo, el ídolo de tantos, con sus mechas en el pelo y su “Gipsy style”; el guapo portugués “ennoviado” con la top model internacional. Miles de copias suyas allá donde vas; ese tupé de medio lado, con gomina, al más puro estilo metrosexual. Y es que, aunque no salgan en la tele, ni jueguen en el Real Madrid, en la mente de muchos chicos está: “Yo, quiero ser como Cristiano”. A Cristiano lo veo en todas partes; y no me refiero al de verdad, sino a clones suyos; en el supermercado, por la calle, en la facultad. A Cristiano lo veo en las camisetas de asas con escote, en los pendientes de brillantes y en la fiebre de algunos por la depilación. A Cristiano lo veo en los cinturones con grandes hebillas, en los bañadores “petados” y en la obsesión de muchos por el sol. A Cristiano lo veo en los coches de lujo, en las chicas “de postu” (con minifalda y top), en los líos de una noche; en la moda, en el qué dirán. - 350 -

Yo, lo que reivindico es la propia tendencia, la diferencia, el no ser una réplica más. Las camisetas de manga corta sin escote, los pendientes de coco, la apacible convivencia con el vello corporal. Reivindico también los cinturones discretos, los bañadores cortos (pero que dejan algo a la imaginación) y la protección de la piel frente a la agresión. Reivindico los coches “normales” (cuanto más viejo, mejor), las chicas naturales (con camiseta y pantalón), las citas a la luz del día; el estilo propio, sin importar el qué dirán. Independientemente de lo que pueda parecer, no tengo nada en contra de que los hombres se cuiden, se interesen por la ropa o quieran “verse guapos”; al contrario, me parece fenomenal. En donde me gustaría incidir, sin embargo, es en la búsqueda del estilo personal (“La moda es el escudo del inseguro”, un grafiti que me hizo reflexionar). Como os decía al principio, los ídolos cambian. Si nos limitamos a imitarlos, puede que nos veamos inmersos en profundas crisis de identidad. Yo, no sé nada del tema; recurro a una frase del gran modisto Yves Saint Laurent… “Las modas pasan; el estilo es eterno”.

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Capítulo 19 Un cromosoma de más

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a naturaleza es tremendamente caprichosa; a día de hoy sabemos que pequeños cambios en nuestro mapa genético son responsables de grandes cambios en nuestra vida. Ejemplos hay infinitos; tantos como síndromes descritos. Hoy 21 de marzo, es el día del Síndrome de Down, bautizado de este modo en honor a su descubridor. Algo que para mí no deja de ser curioso, dado que, las personas afectadas suelen rebosar energía y parecen estar siempre arriba (UP) en lugar de abajo (DOWN). Es bien sabido que el exceso de material genético en estas personas es responsable de alteraciones en la función cognitiva y de la aparición de patologías asociadas, fundamentalmente cardíacas y digestivas. La trisomía del 21 se relaciona también con la presencia de rasgos característicos como pelo lacio, cuello corto y ojos rasgados, o lo que es lo mismo, aspecto bonachón. Nunca he tenido el placer de tratar directamente con alguna persona afectada, pero sí me han hablado de casos y me he parado a observar a este colectivo a lo largo de los años. Lo que más me sorprende de ellos es que, a pesar de tener un corazón frágil, su voluntad es inquebrantable a la hora de aferrarse a la vida. - 352 -

En esta ocasión, no os diré cuáles son los problemas derivados de esta alteración; pues dicha información es mundialmente conocida y está al alcance de cualquiera que tenga a bien informarse sobre ello. Lo que quiero compartir con vosotros son cosas que no encontraréis en la red, que se escapan de las estadísticas y que no competen a la medicina. Pues hacen referencia al ámbito de las emociones, estando las personas con síndrome de Down dotadas de una sensibilidad especial desconocida para el resto de los mortales. Ahí van algunos ejemplos. Son obstinados, se obsesionan con ciertas tareas y no tiran la toalla hasta que lo logran (constancia). Idolatran a sus maestros y se lo demuestran con besos y abrazos (gratitud). No temen hacer el ridículo cuando se trata de pasarlo bien (libertad). Nunca se cansan de dar cariño (afectividad) o de dar tortazos (carácter). Les gusta soñar despiertos e ilusionarse con sus pequeños/grandes proyectos (inocencia). Establecen vínculos fortísimos con la gente que los cuida y los quiere (lealtad). Por todo esto, me gustaría haceros reflexionar sobre el tema. Al margen de los perjuicios que conlleva, por qué no pensar en lo positivo de tener un cromosoma de más? O dicho de otra forma... Por qué no tener en cuenta todo lo que de ellos se puede aprender? Sigamos entonces su ejemplo, ya que ser constante, agradecido, libre, afectuoso, seguro de uno mismo a la par que inocente, y sobre todo, leal es ser mejor persona.

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Capítulo 20 La voz de la experiencia

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os los encontramos sentados en la estación de autobús; en frente a las obras en los días de sol y en la sala de espera de los centros de salud cuando hace frío. Disfrutan con las películas de Carmen Sevilla y Paco Martínez Soria, juegan al cinquillo, usan el bastón para señalar, van de vacaciones a Benidorm, llevan sandalias con calcetines y gorras de publicidad o, en su defecto, sombreros de paja. Ya sabéis de quién os voy a hablar hoy? Pues nada más y nada menos que de los abueletes, esos seres tan tercos como entrañables. Algo que me llama mucho la atención es su comportamiento en el autobús, ese medio de transporte que tanto les fascina. Siempre quieren ser los primeros en subir; mínimo quince minutos antes de la hora de salida, ya están apostados delante de la puerta, haciendo cola y maldiciendo al conductor por la tardanza. Transportan todo tipo de artículos, desde sacos de patatas a fardos de bimbios. Hablan a voces, para que todos los pasajeros puedan enterarse de la conversación, la cual versará normalmente sobre los siguientes temas: el tiempo, el franquismo, el mal funcionamiento de la sanidad pública, la - 354 -

reducción de las pensiones y la falta de respecto de la gente joven a la tercera edad. Otra cosa curiosa de los abueletes es que siempre tienen prisa, a pesar de no tener trabajo ni obligaciones. Somos testigos de ello, cuando nos dan paraguazos por la calle en los días de lluvia o nos empujan para llegar antes a la caja del supermercado. Todo ello, claro está, mientras reniegan en voz baja. Pues solo los abueletes (además de los políticos) tienen la capacidad de hablar y hablar, sin decir nada. Son criticones y carecen de sutileza; opinan de todo y piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y es que como dicen por ahí, "viejo, dos veces niño". Cuando nos hacemos mayores, volvemos a la infancia. Somos obstinados y, en ocasiones, caprichosos. No distinguimos qué cosas se pueden decir en voz alta y qué cosas no, a pesar de ser verdades irrefutables en la mayor parte de los casos. Independientemente de todo ello, si hay algo que los abueletes, como los recién nacidos, despiertan es ternura. Pues casi siempre debajo de una apariencia de tremendo cascarrabias, se esconde un ser increíblemente frágil; al que le basta con que nos sentemos a escuchar sus historias para derramar unas cuantas lágrimas.

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Capítulo 21 Ser o no ser profesor

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os seres humanos aprendemos por imitación, eso lo sabemos. No somos más que simios evolucionados. En nuestras casas, copiamos a nuestros padres. Y en el colegio, a nuestros profesores. Esas personas que amamos u odiamos, que nos estimulan intelectualmente o nos hacen la vida imposible. Personas que, de una u otra forma, dejan una huella imborrable en nuestras vidas. A los que deseamos encontrarnos pasado el tiempo o jamás volver a ver. Eso depende, del profesor y del alumno. Y de la fase de vida académica en la que nos encontramos. Los profesores del colegio nos marcan para siempre. Nos inician en la vida estudiantil (tierna infancia). Los respetamos. Los llamamos don y doña tal. Nos conocen y nos llaman por el nombre. Nos limpian los mocos. Nos acompañan al baño. Nos abrochan el mandilón. Nos castigan mirando a la pared cuando nos portamos mal. Nos sacan a la pizarra. Nos acompañan cuando nos ponen la inyección del sarampión. Juegan con nosotros en el recreo. Son generalistas; imparten todo tipo de materias, desde educación física a "coñecemento do medio". Cuando el profe de música es el mismo que el de inglés. Y tanto nos enseña a tocar la flauta como el abecedario - 356 -

anglosajón a ritmo de canción (A, B, C, D E, F, G... sing the alphabet with me). Los profesores del instituto nos preparan para la vida. Nos aguantan en la edad del pavo. Algunos no son tratados con el respeto que merecen. Los llamamos por el nombre. Los admiramos y en ocasiones, tememos. Nos preguntan por nuestros problemas. Nos felicitan por nuestros logros. Nos castigan echándonos del aula. O nos mandan al despacho del jefe de estudios. Nos sacan a la palestra a decir la lección. Nos llevan al médico cuando nos encontramos mal y también de excursión. Se olvidan de nosotros en los recreos; emocionados como estamos por poder salir del recinto. Son especialistas, desde filosofía a economía, pasando por griego y latín; ciencias puras, de la salud, sociales o humanidades; según itinerarios. Y, para terminar por todo lo alto, la selectividad. Los profesores de universidad nos abren las puertas al mundo laboral (o al menos, eso pretenden). Nos reciben como adultos, presuntamente hablando. Algunos son ignorados y otros laureados. Algunas veces no nos conocen; otras, más de lo que pensamos. Normalmente, los llamamos de usted. Los tratamos manteniendo las distancias; más cercanos, en la revisión. Nos lanzan preguntas que casi nunca sabemos o no nos atrevemos a responder. No nos castigan; simplemente, nos suspenden o nos premian con matrículas de honor. Nos proponen becas de colaboración. Son expertos; docencia e investigación, tareas que algunos cumplen de forma satisfactoria y otros, no. Cerrar actas y, si acaso, reclamación. - 357 -

Enseñar es, en mi opinión, uno de los trabajos menos valorados que existen, pudiendo ser de los más gratificantes si se hace bien. Un buen profesor es, en mi opinión, aquel que contagia su entusiasmo por lo que enseña, que explica y exige a partes iguales, que hace exámenes para aprobar (y no para suspender) y que se alegra de que el alumno lo logre. Pues el triunfo del alumno ha de ser el triunfo del profesor; lo mismo para el fracaso, excluyéndose de tal afirmación vagos, jetas y demás caraduras (de todo hay en la viña del Señor). En cualquier caso, a mi modo de ver, "profesor se nace y no se hace". Lo que algunos llaman don.

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Capítulo 22 Me hago doctor

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ara la Real Academia de la Lengua, doctor es aquella persona que ha adquirido el nivel universitario más alto. Para los doctorandos, doctor es aquel que ha sobrevivido a la debacle que supone la realización de una tesis doctoral, con sus interminables horas de revisión bibliográfica y experimentos fallidos varios. Conatos de abandono y accesos de ira incluidos. Y, de vez en cuando, algún que otro triunfo. Una especie de "Último superviviente", acostumbrado a manejar la frustración, creativo por obligación y optimista por necesidad, cuya recompensa se encuentra en el "País de muy muy lejano". Tan lejano que puede semejar irreal en ocasiones pero que sin duda, existe (y si no que se lo pregunten a Shrek). Cuáles son los motivos entonces que conducen a la gente a embarcarse en un proyecto que puede ser tan gratificante como desalentador? Dejando a un lado la utópica visión del niño que quiere ser científico y cambiar el mundo, la mayoría de las personas que se inician en la carrera investigadora, lo hacen de forma casual. Tras obtener una buena nota en una determinada materia o mostrar especial interés por esta, los futuros doctorandos son "reclutados" por los responsables de la misma. - 359 -

A partir de ese momento, los que fueran profesores se convierten en colegas (en el sentido anglosajón del término) y el recluta en cuestión pasa a estar en "tierra de nadie". No es alumno como tal ni tampoco profesor, sino ambos a la vez (curiosa combinación que requiere de un cierto período de adaptación). Al recluta se le asigna, por tanto, un determinado tema de estudio, más o menos cercano a sus preferencias, en torno al cual girará su trabajo durante un período mínimo de tres años (eso, los más optimistas). Un tema, en todo caso, que acabará amando o detestando, una de dos. Al comienzo, el doctorando en cuestión se hallará perdido entre tubos de ensayo y variables estadísticamente significativas. Le asaltarán preguntas del tipo "qué hago yo aquí" o "por dónde empiezo". Con el paso del tiempo, se enzarzará en luchas burocráticas con la administración, familiarizándose en tanto con las no pocas triquiñuelas de las que esta hace alarde. Se verá forzado a utilizar gestores de bibliografía (para no morir en el intento) y a formatear textos, que muy probablemente, acabarán desordenados. Descubrirá el índice de impacto. Pasará horas calibrando aparatos, haciendo medidas (de dudosa repetibilidad) o viendo muestras al microscopio. Perderá la paciencia y ganará dioptrías en el proceso. Se preguntará "a dónde me conduce esto". Todo en su vida tendrá introducción, material y métodos, resultados y discusión (y con suerte alguna conclusión de provecho). Se habituará a la continua corrección de sus escritos, a la revisión por pares y al fracaso de lo experimental. El 80% de las experiencias laboratoriales salen mal; no lo digo yo, lo dice un Premio Nobel cuyo nombre no recuerdo. - 360 -

Pero no todo es negro en el arduo camino para ser doctor; existen numerosos alicientes que inclinan la balanza hacia lo positivo. Y ya sabéis que yo elijo siempre "El lado bueno de las cosas". El doctorando adquirirá en el camino gran cantidad de conocimiento, del académico y sobre todo del personal (de sí mismo, sus capacidades y sus propios límites). Conocerá gente diversa y aprenderá de ella. Verá su nombre escrito en artículos y posters y se congratulará de ello. Recibirá las felicitaciones de expertos en congresos y eventos científicos. Tendrá la oportunidad de enseñar a otros. Viajará por el mundo. Compartirá despacho con otros doctorandos y seguro hará grandes amigos. Y llegado el gran día, cuando el tan esperado título de doctor le sea otorgado, podrá ver los rostros alegres de sus familiares y amigos, celebrando aquello que por momentos parecía inalcanzable. Ya solo por eso, a mi modo de ver, el esfuerzo merece la pena.

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Capítulo 23 Soy adicto

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on esta famosa frase, se presentan en sus reuniones los miembros de Alcohólicos Anónimos (al menos es lo que ocurre en las películas). De ello puede deducirse que lo más importante para afrontar una adicción es reconocerla. Pues bien, adicciones las hay de muchos tipos, legales e ilegales, normalmente perjudiciales para la salud. La adicción de la que quiero hablaros hoy es "mayormente" legal e inocua, lo peor que puede pasar es que nos llamen "frikis" y que ganemos unas dioptrías en el proceso. Supongo que ya os imagináis a qué me refiero, a la adicción a las series de TV, sobretodo extranjeras, con mayor presupuesto y mejor guion. Os daré algunas pistas para que descubráis si, efectivamente, sois adictos o no. Soy adicto cuando... Controlo la fecha y horario de emisión del capítulo para, al día siguiente, descargarlo subtitulado. En casos extremos, lo veré sin subtítulos, dos veces si fuera necesario. Prefiero la versión original al doblaje en español latino. Me indigno cuando la imagen y el audio van descoordinados, llegando, en ocasiones, a enfadarme. Me agobio esperando el capítulo de la próxima semana, vuelvo a ver el último emitido para paliar mi ansiedad (en ocasiones, busco - 362 -

escenas en YouTube). Me inquieto durante los parones vacacionales, las huelgas de guionistas y los rumores de cancelación. Permanezco despierto de madrugada, viendo un capítulo tras otro, si dispongo de toda la temporada. Veo los "bloopers", los "gag reel", las tomas falsas. Comento con mis amigos los pormenores del capítulo, por WhatsApp, por Skype, por lo que haga falta. Soy adicto cuando... Conozco los mil y un sinónimos de palabras de uso común en la lengua oral como colega (bro, buddy, dute, mate...) o "joder" (fuck, sheet, danm it...). Leo blogs con avances de lo que sucederá en esta o la próxima temporada. Soy fan de grupos de Facebook, sigo a los actores en Twitter, Instagram, en cualquier red social. Permanezco atento a lo que sucede en la "Comic Con"; primero veo el "teaser", luego el tráiler y ninguno de los dos me satisface. Me alegro cuando los guionistas deciden hacer un "spin off". Me fastidia que las series se queden en una única temporada (más, si es inconclusa). Siento un inmenso vacío cuando una serie que me gusta se acaba, tengo una necesidad visceral de suplirla con otra (en este caso, hago caso a las recomendaciones de adictos como yo). Soy adicto cuando... Sé que de todos los enlaces de visualización directa, el que mejor va, es en el que sale el porno. Tengo en mi página de favoritos Series Yonkis, Series Ly o Series Pepito. Me mosqueo si los enlaces de descarga están rotos o si esta se corta en mitad del capítulo (o peor, cuando le faltan dos minutos). Si lo pillo en televisión, lo vuelvo a ver doblado, lo comparo con la VO y me echo las risas. Sueño con que me borren la memoria, para volver a disfrutar de esa serie que ha - 363 -

acabado y pienso, "afortunado aquel que aún no la ha empezado". Hay algo que no perdono, el mayor pecado capital, uno de los principales mandamientos violado, el "spoiler". Al que lo haga, que dios le coja confesado. Mi leitmotiv es el siguiente: "veo series, ergo existo". Lo que es lo mismo, soy adicto.

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Capítulo 24 Homenaje a la gente ignorante

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ste post es un homenaje a toda esa gente que habla sin saber, que profiere insultos (en la calle y en las redes sociales), que repudia todo aquello que no entiende, que nos da pena, nos avergüenza. Esta gente, nos la encontramos en todas partes. En el pueblo y sobretodo en la ciudad; en personas sin estudios y fundamentalmente, en círculos estudiados; en el anonimato y también en la televisión. Gente que opina de lo que no sabe, gente "que no lee", en definitiva, gente ignorante. En este post, no me refiero a la gente que escribe con faltas de ortografía, que no diferencia "haber" de "a ver" (aunque los ojos me sangren al leer ciertos mensajes). No me refiero tampoco a la gente que no sabe recitar las capitales del mundo o los afluentes del Ebro (son cosas que se estudian y se olvidan, eso es cierto). No me refiero a la gente que no sabe conjugar el subjuntivo, hacer un análisis sintáctico o emplear correctamente una perífrasis verbal. Tampoco me refiero a la gente que no sabe resolver una derivada o una integral, que desconoce qué es el ADN y que en su vida, ha oído hablar de Platón o de Lorca. Esas personas, simplemente, puede que no hayan tenido la oportunidad de estudiar. Gente humilde, "inculta" quizás, pero - 365 -

no ignorante. Gente a la que le gusta estar informada, empaparse de lo que le rodea. Gente consciente de que le queda mucho por saber; gente tolerante. El inculto, normalmente, reconoce que lo es. En este post, me refiero a la gente que emite juicios continuamente, que no diferencia lo que sabe de lo que no (de lo que puede opinar de lo que no). Me refiero a la gente que "bebe" de una única fuente, cree a pies juntillas en eso, lo defiende irracionalmente. Me refiero a la gente que no contempla otros argumentos que no sean los suyos, que piensa que posee la verdad absoluta, que construye "dogmas". Me refiero a esa gente que se interesa exclusivamente por lo suyo, que menosprecia otras formas del saber (sin darse cuenta que ciencia y arte son lo mismo). Me refiero a la gente que repudia otras culturas y otras formas de ver la vida, a la gente "corta de miras". Esas personas que, simplemente, creen que todo lo saben. Gente poco humilde, "culta" quizás, pero ignorante. Gente a la que le gusta estar "desinformada", vivir en su propia burbuja. Gente inconsciente, que cree que no necesita saber más; gente intolerante. El ignorante, normalmente, no reconoce que lo es. Como habréis observado, hay gente inculta y gente ignorante; no es lo mismo. Mientras que la incultura es en muchas ocasiones fruto de las circunstancias vitales (o más bien antaño lo era), la ignorancia es una elección personal ("un deporte que cada vez más gente practica"). Gente que no atiende a razones porque, simple y llanamente, no quiere entender. Hay gente culta que es ignorante; gente inculta que no es para nada - 366 -

ignorante y gente que reúne ambas características. En todo caso, son conceptos distintos.

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Capítulo 25 Un espíritu libre con quien volar

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a libertad, en una de sus acepciones, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad. En este aspecto, nos encontramos dos tipos de personas; "los espíritus libres" y los que no lo son (llamémosle "esclavos"). Mientras los primeros son tildados de "colgados", los segundos son "normales". Los espíritus libres no se atienen a las normas establecidas; se rebelan; obran en base a su ética personal (sin importarle la opinión aunque sí los sentimientos de los demás), se desprenden de lo material y experimentan a menudo la plena felicidad. Por el contrario, los "esclavos" acatan las normas; transigen; obran en base a los principios de la moral (preocupados por lo que piensen los demás y no tanto, por sus sentimientos), se aferran a lo material y pocas veces, experimentan la plena felicidad. Os daré unos cuantos ejemplos. Los espíritus libres son capaces de ser felices solos o en compañía de otro; los que no, necesitan de otros para ser feliz. Los espíritus libres son "volubles" a ojos de los demás, aunque personalmente, tienen muy claro lo que quieren y lo que no; no necesitan controlar. Los espíritus "esclavos" son seguros de sí mismos a ojos de los demás, aunque personalmente, son un - 368 -

pozo de inseguridad; necesitan controlar. Los espíritus libres cambian a menudo sus planes; son fáciles de convencer, todo les parece bien; y no es que no tengan carácter, es que se adaptan. Los espíritus esclavos, en cambio, "se jactan" de tener las ideas claras; no se dejan convencer, discrepan sistemáticamente; y no es que tengan carácter, es que se niegan a cambiar. A los espíritus libres les preocupa el presente; aprenden del pasado y obvian un futuro que no pueden controlar. A los espíritus "esclavos", les preocupa el futuro; estigmatizan el pasado y se martirizan con un futuro que no pueden controlar. A los espíritus libres no les obsesiona en dónde vivirán el día de mañana (aquí como allá) o en qué trabajarán; los espíritus esclavos, en cambio, necesitan saber concretamente dónde estarán (como será su casa y demás) y en qué trabajarán. Los espíritus libres se alimentan del cariño y la ayuda a los demás; los "esclavos" se alimentan de comida y nada más. Los espíritus libres son sensibles a los problemas de otros, a las guerras, a las noticias de la televisión. Los espíritus esclavos no dan importancia a los problemas de los otros; a las guerras, a las noticias de la televisión. Los espíritus libres usan las nuevas tecnologías; los esclavos, son adictos a ellas. Los espíritus libres lloran de pena y también de alegría; los "esclavos", solo lloran de pena. Los espíritus libres son, a menudo, incomprendidos; hasta que encuentran a otros espíritus libres con los que conectan, a los que ni siquiera tienen que explicar cómo son. A los espíritus libres, intentan cortarles las alas; convencerlos de que aquello en lo que creen no es más que una ilusión, de que los - 369 -

cambios no son posibles, de que no tienen la razón. Sin embargo, los espíritus libres nunca pierden la esperanza; convencidos cómo están que existen otros como ellos. Porque los espíritus libres, a diferencia de los esclavos, se atraen, se complementan y tarde o temprano, acaban encontrándose. "No dejes nunca que te corten las alas; más temprano que tarde, encontrarás alguien con quien volar".

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Capítulo 26 De tal palo, tal astilla

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so dice el viejo refrán. Y lo cierto es que cuando somos niños, de quien aprendemos, a quien imitamos en primera instancia, es a nuestros padres. Ellos son nuestros modelos a seguir, nos crean "a su imagen y semejanza", nos definen en la infancia. Existen muchísimos estilos de padres y madres que, a modo resumen, podríamos clasificar en cuatro: autoritario, permisivo, democrático y sobreprotector. Analicemos cada uno con detenimiento, veamos porqué somos como somos. AUTORITARIO. Se caracteriza por un alto control del comportamiento de su hijo y una elevada exigencia de madurez; sin embargo, escatima en comunicación y afecto. Un padre autoritario da lugar a un hijo obediente y ordenado, pero poco tenaz y afectuoso. Estos niños presentan una baja autoestima, dependen del control externo y tienen dificultades para relacionarse. PERMISIVO. Justo lo contrario que el anterior; no escatima en comunicación y afecto; sin embargo, ejerce un bajo control sobre el comportamiento y apenas exige madurez. Un padre permisivo genera un hijo vital y alegre, aunque inmaduro y - 371 -

caprichoso. Estos niños presentan igualmente una baja autoestima, asumen pocas responsabilidades y tienen dificultades para el trabajo en equipo. DEMOCRÁTICO. Se caracteriza por su ecuanimidad en todos los aspectos; ejerce control sobre el comportamiento y exige madurez, al tiempo que es comunicativo y afectuoso. Un padre democrático da lugar a un hijo alegre y con iniciativa, persistente en las tareas y altamente integrado con los demás. Estos niños tienen una alta autoestima y seguridad en sí mismos, valoran las cosas y se autocontrolan. SOBREPROTECTOR. Da lo "mejor" de sí mismo en la mayoría de aspectos, incluyendo control del comportamiento, comunicación y afecto; sin embargo, "cojea" en un pilar fundamental, apenas exige madurez. Un padre sobreprotector genera un hijo inseguro, egoísta y con escaso autocontrol. Estos niños no toleran la frustración, no valoran las cosas y tienen serias dificultades para la independencia. Obviamente, estas categorías no son excluyentes; hay padres que presentan rasgos de unas y otras. No debemos olvidar que, independientemente de lo bien o mal que lo haga, "un padre siempre quiere lo mejor para su hijo", darle lo que él no tuvo, evitarle avatares vitales. Lo que ocurre, en estos casos, es que con la mejor de las intenciones, ciertos padres hacen a sus hijos "un flaco favor". No les dan la oportunidad de equivocarse, de "volar solos", de ser autosuficientes. No les enseñan cómo lidiar con sus propios fracasos; animándolos a desplegar sus alas, haciéndoles saber que los recogerán si se caen (instigándolos - 372 -

siempre a ir hacia delante). Eso, solo los padres democráticos lo hacen. En mi opinión, ser padre/madre es una de las tareas más difíciles del mundo; ni mucho menos, soy quien para criticarlos, todo lo contrario, lo único que hago es admirarlos. No hay fórmulas mágicas o técnicas infalibles (lo siento por "Supernanny") ni tampoco academias donde nos preparen. Supongo que, como en la mayoría de las cosas, la única forma de aprender es equivocándonos, algo a lo que todos, padres e hijos, tenemos derecho. Yo, estoy muy orgullosa de lo que soy, pero el mérito no es mío, es 100% de mis padres. Los hijos no somos más que el fruto de la semilla que ellos sembraron.

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X. EL SENTIDO DE LA VIDA

La respuesta a la más difícil de todas las preguntas que el ser humano pueda plantearse. Mi querido Paulo asegura haberlo encontrado; yo lo sigo buscando.

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Capítulo 1 Ni blanco ni negro

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oy me siento inspirada. Quizás se deba al alto nivel de cafeína que ahora mismo tengo en la sangre, al viaje en tren que vengo de hacer y durante el cual le he dado vueltas a esta idea o que simplemente ha llegado el día de compartir con vosotros lo que pasa por mi cabeza. Creo yo que en estos casos lo mejor es empezar por presentarse. Como algunos sabéis y la gran mayoría desconocéis (eso significaría que no solo mis amigos están leyendo esto) desde hace un tiempecillo me dedico (o eso pretendo) a la escritura científica, vía tesis doctoral en materia de sanidad animal. Un trabajo que lejos de saciar mi curiosidad, ha despertado mi interés por campos completamente ajenos al mío, cada cual más dispar. Es algo que a las personas a veces sorprende pero yo me pregunto… Acaso ¿no es ese el espíritu de un buen científico? ¿Intentar comprender todo aquello que escapa a su conocimiento? A estas alturas es importante que sepáis algo de mí: no utilizo el cerebro de forma equilibrada. Últimamente he constatado que el 85% de mis acciones las ejecuta el hemisferio - 377 -

derecho, donde reside la creatividad, la fantasía y la imaginación. La escritura es una de las vías a través de las que dar rienda suelta a todas ellas. Eso ya lo sospechaban mis profesores en el instituto, cuando intentaban convencerme de que lo mío eran las letras y no las ciencias. Pues escribir era y sigue siendo una de las tareas que más feliz me hace. Por aquel entonces desoí su consejo y me guie por la intuición. A día de hoy no me arrepiento de la decisión que tomé porque creo ciegamente en que es posible ser científico y soñador, riguroso y creativo. Desde mi humilde posición, reivindico el papel del hemisferio derecho en el mundo de la ciencia, donde a juicio de la mayoría solo tiene cabida el izquierdo. Porque contrariamente a lo que se pueda pensar, es posible conjugar ambas cosas, un trabajo y una pasión. Eso es lo que quiero demostraros. Cierto es que de pasiones no vive el hombre pero creo ciegamente en vivir la vida con pasión. No lo olvidéis nunca.

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Capítulo 2 Redescubrir el romanticismo

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ontrariamente a lo que pueda parecer, en este post no voy a hablar de amor. Sino de una actitud frente a la vida. Si seguís leyendo, descubriréis el porqué. Para que podáis entender un poco mejor de lo que hablo, he de revelaros algo. Hay épocas en las que padezco insomnio. Me cuesta conciliar el sueño y es entonces, cuando mi cabeza se pone a trabajar. Porque... Qué otra cosa hacer mientras los demás duermen? La respuesta es fácil: CREAR. Lo más probable es que penséis que la creación es algo que nace de la nada, espontáneo, que carece de fundamento. Y es una gran verdad. Pero también es cierto, que el espíritu creador surge del afán curioso de aquel que se siente insatisfecho y decide indagar. Esto pensaba yo cuando una de estas noches, decidí sacar mi libro de Lengua y Literatura del fondo del armario. La literatura en particular, es algo que siempre atrajo mi atención; especialmente una etapa: el Romanticismo. Os habéis parado alguna vez a indagar sobre la vida de los más célebres autores románticos como Lord Byron, Bécquer o Espronceda? Merece la pena, hacedme caso. Genios creadores de universos propios, autónomos; en definitiva, imperfectos. - 379 -

Todos ellos transformaron sus ideales en poesía, rompiendo con lo establecido y valorando lo diferente frente a lo común. Porque el Romanticismo no es otra cosa que la exaltación de una de las mayores virtudes de las que disponemos las personas: la LIBERTAD. ¿Y cuál es la mejor forma de expresarla? Posiblemente, la escritura. Esto ya lo pensaba yo hace ahora siete años, cuando me pidieron que escribiese el prólogo del libro con los trabajos premiados en el concurso del Día del Libro (valga la redundancia) del instituto. Ahí os dejo la reflexión de una chica de dieciocho años a la que le gustaba escribir... "Escribir. Dejar volar la imaginación, dar rienda suelta a los sueños, viajar a tiempos pasados, revelar nuestros más secretos pensamientos, recrear nuestra vida cotidiana, expresar aquello que realmente sentimos y, en muchas ocasiones, decir esas palabras que no son capaces de brotar de nuestros labios. A través del papel, uno puede dejar de ser quien es y convertirse en aquello que sueña, vivir aventuras inolvidables, recrear paisajes que no existen, caminar por senderos infinitos, respirar aire fresco y sentirse renovado por dentro. Porque escribir no es otra cosa que ser libre" Para terminar quiero confesaros algo: sigo siendo esa chica. Y por todo eso y más, me declaro una ROMÁNTICA con mayúsculas.

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Capítulo 3 El secreto de la felicidad

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a gente me pregunta a menudo cuál es el secreto de mi felicidad. En contra de lo que pueda pensarse, no existe una fórmula secreta para ser feliz. Después de investigar en extenso sobre el tema, creo haber descubierto qué se necesita. Me encantaría compartirlo con vosotros y que pudieseis en práctica los siguientes consejos; que al menos a mí, me funcionan (eficacia probada). Una vez leí en un libro que para ser feliz hay que cumplir tres requisitos: emocionarse, comprometerse y sentir que se está destinado a algo grande. Intentaré explicaros en qué consiste cada uno de ellos, basándome en mi caso en particular. Obviamente, no poseo la verdad absoluta; sólo intento documentarme y aplicar lo que aprendo a mi vida cotidiana. Lo primero y, quizás lo más importante en la vida, es sentir emociones. Y digo emociones en general, buenas y malas. Al fin y al cabo, la capacidad de emocionarnos es lo que nos diferencia de los seres inertes. Cuando uno siente, a veces pierde. Pero el que no arriesga tampoco gana. Y citando a mi querido Albert Espinosa "toda pérdida es una ganancia". Por otro lado, es bien sabido que todo ser humano necesita amar y ser amado, - 381 -

pues como hemos oído tantas veces "el amor es la fuerza que mueve el mundo". Para ser feliz en la vida, también se necesita adquirir compromisos, del tipo que sean, personales, laborales, etc. Al fin y al cabo, el compromiso es el medio a través del que tomamos consciencia de nuestras responsabilidades y es el motor que nos obliga a levantarnos día tras día. Si no nos comprometiésemos, tampoco valoraríamos nuestra libertad. Pues el blanco no existiría sin el negro. En último lugar, toda persona necesita creer que tiene una misión que cumplir en el mundo. Podría pensarse que este es un concepto teológico, pero nada más lejos de la realidad. No me refiero a grandes logros ni descubrimientos, hablo del sentimiento de ser "útil" a los demás, de sentirse parte de una entidad global. Pues el ser humano es sociable por naturaleza y el mayor grado de felicidad se obtiene haciendo feliz a otra persona. De eso no me cabe la menor duda. Para terminar, una frase de Gandhi que estaréis hartos de oír, pero que resume a la perfección lo que quiero transmitiros "No hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino".

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Capítulo 4 Las 6 dimensiones del optimismo

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ólo existen dos formas de ver la vida: una, como si nada fuera un milagro; la otra, como si todo lo fuera". El mismísimo Albert Einstein, uno de los científicos más brillantes de todos los tiempos es el responsable de esta afirmación. Y es que la vida, a pesar de los malos momentos, las decepciones y las pérdidas a las que tenemos que enfrentarnos, es maravillosa. Así, al menos, es como la entiende un optimista vital. Veamos cuáles son sus características, extraídas directamente del libro "Poderosa mente" de Bernabé Tierno. El psicólogo Carol Ryff definió hace unos años las seis dimensiones que caracterizan a una persona psicológicamente saludable. La primera dimensión hace referencia al control ambiental. Lo primero que siente y vive un optimista vital es que está "al mando de su vida", que es competente y capaz de crear su propio estado mental, su actitud y forma de encarar las circunstancias. La segunda dimensión se relaciona con el crecimiento personal; la sensación de verse a uno mismo en constante evolución positiva, progresando, ilusionado con nuevas - 383 -

experiencias. La segunda característica del optimista vital es que se siente feliz y realizado porque su vida tiene un sentido. La tercera dimensión se refiere al propósito en la vida, saber lo que se quiere y, al mismo tiempo, "saberse" resilente. Un optimista vital es una persona con aguante, preparada para todo. La cuarta dimensión es la relativa a la autonomía, el poder para organizar la vida con libertad, el poder de crearse a uno mismo a cada instante. La quinta dimensión tiene que ver con la autoaceptación, la actitud positiva frente a lo que venga. La persona se quiere y se valora como es y siente la serenidad tranquilizadora de decirse a sí mismo "Todo está bien. Acepto de buen grado lo que tenga que ser. Soy feliz". La sexta y última dimensión, se asocia al altruismo. Esta dimensión tiene un carácter espiritual, generoso y se caracteriza por la necesidad de compartir a todos los niveles. Un optimista vital comparte su alegría, sus descubrimientos; en definitiva, su vida. No es fácil ser un optimista vital en esta sociedad; es probable que, el que ponga en práctica la teoría de las seis dimensiones, se sienta a veces incomprendido. Lo primero que la gente pensará de un optimista vital (que pretende llevar las riendas de su vida) es que se trata de una persona que desoye los consejos, "pasa de todo" y hace lo que le da la gana. A continuación, se tachará al optimista vital, en su búsqueda de plenitud, de iluso e insatisfecho, de persona que "mucho abarca y - 384 -

poco aprieta". Seguidamente, del optimista vital (que persigue su ideal) se dirá que "pierde el tiempo con imposibles", que "lo que hace no obedece a ningún orden". Del optimista vital que defiende su autonomía, la gente pensará que es un inadaptado, que está fuera del sistema e incluso, fuera de sus cabales. Igualmente, se le tachará de persona complaciente e inconsciente; por estar el optimista vital muy seguro de sí mismo y pensar única y exclusivamente en el momento presente. Por último, al optimista vital, la mayoría de la gente lo identificará con un "pobre tonto fácil de engañar", con "una persona que a todos quiere contentar", cuando lo que realmente le caracteriza es la necesidad de dar. A modo de conclusión, os diré que ser un optimista vital implica a veces, ser un "inadaptado" social. Adorar a la gente, aunque a veces nos tilden de "bichos raros". Que nos llamen locos y congratularnos de ello. Sentirnos orgullosos de nuestros fallos y promulgar lo que hacemos mal, decir que somos imperfectos, ir en contra de lo establecido, no preocuparse por el qué dirán. Todo ello merece la pena cuando se trata de alcanzar la felicidad. Al optimista vital, en última instancia, la gente le dirá "como tú, no hay otro igual".

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Capítulo 5 No esperes a perderlo para valorarlo

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o sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Cuántas veces lo hemos escuchado? Cuántas lo hemos experimentado? Y a pesar de ello, no aprendemos la lección. Una y otra vez, cometemos el mismo error; no valorar lo que tenemos mientras lo tenemos. Así de "tontos" somos los humanos en comparación con otros animales (cuanto más los conozco, más me convenzo de esto). Desde un trabajo hasta un abuelo con salud; pasando por una relación que nosotros mismos saboteamos, arrepintiéndonos después. Cosas que, en muchas ocasiones, no podemos recuperar. Pasamos la vida quejándonos de lo que no tenemos; siempre queremos más. Un sueldo más alto; un móvil más moderno, una pareja más atractiva; la nuestra, es una sociedad insatisfecha por definición. Lo que nos importa es "acumular", cosas o personas; olvidándonos de valorar las que tenemos. Y cuando las perdemos; obviamente, nos lamentamos. Sentirnos agradecidos por el simple hecho de tener una ocupación, cuidar de la familia y los amigos o disfrutar de las relaciones mientras duren son tareas que deberíamos realizar a diario. Sin embargo, perdemos el tiempo en cosas absurdas. - 386 -

Yo, lo que propongo es la valoración rutinaria de la propia fortuna; en detrimento del lamento de lo irrecuperable. Afortunado es el que tiene un motivo para levantarse, la oportunidad de sentirse útil. Su deber es, por tanto, empezar el día con una sonrisa, colaborar con los demás y afrontar sus tareas con optimismo y "filosofía". Afortunado es el que tiene una familia y amigos en los que apoyarse, la oportunidad de sentirse querido. Su deber es, por tanto, respetarlos y admirarlos, contribuir a su bienestar, exprimir el tiempo en su compañía. Afortunado es el que tiene un "compañero/a de batallas" con quien levantarse, la oportunidad de hacer feliz a alguien. Su deber es ser sincero (no engañarse, ni al otro ni a uno mismo), transigir y preservar su esencia dentro del único ente que constituye la pareja. El tiempo, vuela. Da gracias por el simple hecho de estar sano y poder levantarte, saluda a quien tengas delante, dirígete al trabajo con ilusión. Dile a tus padres que los quieres (ellos a ti te lo demuestran), pasa tiempo con tus abuelos (no tendrás que lamentar no haberlo hecho cuando ya no estén), haz cosas con tus hermanos (piensa que otros no tienen la suerte de tenerlos). Disfruta al máximo cuando estés con tus amigos, puede que en una temporada larga no vuelvas a verlos, construye con ellos gratos recuerdos. Entrégate a tu relación si es que la tienes, valora y "mima" a tu pareja, cuida esa unión tan frágil. Como dice mi querido Pablo Neruda, "no te olvides de ser feliz".

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Capítulo 6 Madurar es arriesgarse

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a mayor parte de la gente cree que madurar es sinónimo de estabilizar nuestras vidas, establecernos en un lugar, comprarnos una casa y dejar de hacer locuras. A mí, como siempre me gusta discrepar de lo que piensa la mayoría. Pues ser maduro, en mi opinión, significa ser autosuficiente, conocerse a uno mismo, aprender a estar solo y gestionar nuestro tiempo libre y lo más importante, vencer al miedo. A estas alturas, ya os habréis percatado que la madurez no está directamente relacionada con la edad de las personas (siendo más evidente esto en el caso de los hombres). Si bien es cierto que a medida que nos vamos haciendo mayores acumulamos experiencias que nos hacen más sabios, no siempre los más viejos son los más maduros (os remito a mi post dedicado a los abueletes). En ocasiones, son las personas jóvenes, las que constituyen claros ejemplos de madurez, sobre todo cuando salen airosos de las complicaciones que la vida les plantea. Superar obstáculos es lo que nos hace creer en nosotros mismos y lo que fortalece nuestra autoestima. Nadie dijo que la - 388 -

vida fuera fácil. Y es necesario caer para levantarse; como también es necesario, cometer errores y tropezar varias veces en la misma piedra (así de simple es el ser humano comparado con otros animales). Lo importante, en este caso, es tener el valor de enfrentarse a la vida, siendo positivo. Por qué pensar siempre en lo que podemos perder en lugar de lo que podemos ganar? Dicen por ahí que de todo se aprende. Para mí, las personas que asumen riesgos merecen todo el respeto del mundo, ya que con sus actos demuestran valentía y, lo que piense la gente, no les importa. De nada vale dar consejos si nunca nos hemos arriesgado. De nada vale tener las cosas claras si buscamos la aprobación de los demás. De nada vale tener ganas de hacer algo y no ser capaz de llevarlo a cabo. De nada vale proyectar una vida si nos olvidamos de vivirla. Y cuando el resto de la gente nos pregunte que qué estamos haciendo, que si estamos locos, sabremos que lo hemos conseguido, hemos madurado.

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Capítulo 7 Celebrar el cambio

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o único que permanece constante es el cambio", Heráclito en la Grecia presocrática. "Nada es para siempre", el grupo Cómplices en los 90 (sintonía de aquella serie tan "palera" que, a día de hoy, muchos nos avergonzamos de haber visto). "All good things come to an end", Nelly Furtado en los años 2000 (también en castellano). El mensaje está claro... todo cambia. Hasta aquí, nada que no hayáis escuchado cientos de veces. La cuestión es, por tanto, otra; cómo debemos afrontarlo. Más allá de una perspectiva optimista (ver el vaso medio lleno y todo ese rollo), os propongo algo nuevo; celebrar el cambio. Para empezar, debo aclarar que esta idea no me pertenece a mí, ni mucho menos. Se la he copiado a Albert Espinosa, una de las personas más sabias en lo que a afrontar cambios se refiere; un ejemplo de superación, un gurú en materia de emociones. Para aquellos que no hayáis leído "El mundo amarillo" o visto la serie "Pulseras rojas", es necesario que os avance algo (sin ánimo de espoilear), solamente para que comprendáis el porqué de este post. Cuando al personaje de Lleó le comunican que han de amputarle una pierna para frenar el - 390 -

avance de su osteosarcoma; este, lejos de deprimirse, decide hacerle una fiesta de despedida. Algo que, en su momento, me pareció tan increíble como admirable. Una historia que me hizo pensar en lo afortunados que somos solo por el hecho de seguir viviendo. Como seres vivos, el cambio es algo que nos aterra; porque escapa a nuestro control y, por tanto, amenaza nuestra supervivencia. Sin embargo, como seres humanos, asumimos que es algo necesario, que nos ha permitido evolucionar y llegar dónde estamos. Pues bien, son muchos los cambios que acontecen a lo largo de nuestra vida. Citarlos todos es imposible; pero se me ocurren unos cuantos ejemplos que pueden ser motivo de celebración. Un amigo que se marcha; celebrar que podemos ir a visitarlo y sentir alegría al rencontrarnos (tener la oportunidad de extrañarlo). Un amigo que se queda; celebrar que lo tenemos al lado y disfrutar de sus consejos y su compañía. Una pareja que sale de nuestra vida; celebrar que tenemos más tiempo para conocernos a nosotros mismos. Una pareja que entra en nuestra vida; celebrar que tenemos a alguien con quien compartir ese mismo tiempo. Un trabajo que perdemos; celebrar la posibilidad de encontrar otro mejor. Un trabajo que encontramos; ya es motivo para celebrar. Un país que abandonamos; celebrar todo lo nuevo que tenemos por conocer. Un país en el que nos quedamos; celebrar que, ya solo por eso, somos afortunados. En todo caso, los cambios sobrevienen en nuestra vida sin que podamos controlarlos (quizás planearlos de algún modo, eso como mucho). Por ello, es importante vivir el día a día, sin - 391 -

obsesionarse con el mañana. El futuro es hoy. Disfrutar de los buenos momentos y salir fortalecido de los malos. Ser receptivo a los cambios y pensar en ellos como oportunidades para progresar y cambiar de vida. Dejar de lamentarse por el pasado y aprender de los errores. Sufrir decepciones sin renunciar a volver a enamorarse. Celebrar el cambio es, en última instancia, celebrar la vida. Yo, lo hago con un corte de pelo y una sonrisa.

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Capítulo 8 Quem nao arrisca nao petisca

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cho mano hoy de un refrán portugués, para compartir con vosotros una reflexión que hace tiempo me da vueltas a la cabeza. Y que ilustra a la perfección la idea de que las oportunidades en la vida no son fruto del azar, sino de la búsqueda activa que llevan a cabo algunas personas. Para encontrarlas (y así "reussir"), es imprescindible vencer a dos grandes enemigos que se interponen en nuestro camino hacia el triunfo, la procrastinación y el miedo al fracaso o al qué dirán. Pues, efectivamente, la buena suerte puede cultivarse. Para aquellos que no estéis familiarizados con el término, empezaré por explicar en qué consiste la procrastinación; el hábito que tenemos las personas de aplazar las tareas que debemos hacer, ya sea por pereza o falta de motivación. Por otra parte, una de las claves del éxito en la vida es la capacidad para transformar lo potencial en real. Pues bien, teniendo en cuenta lo efímera que es, no debemos desperdiciar el tiempo; hemos de ponernos manos a la obra en lo que atañe a la materialización de nuestros planes y sueños; poniendo en práctica eso de "no dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy". - 393 -

Sea esto un proyecto que llevamos tiempo deseando realizar o aquello que no nos atrevemos a decir a esa persona especial. Si bien es cierto que el miedo (y la respuesta de estrés que subyace a este) es lo que nos mantiene con vida; para muchas personas, se convierte en una traba fundamental de cara a la consecución de sus metas. El principal problema, en este caso, es el miedo a no cumplir ciertas expectativas, ya sean propias o de los demás, lo que entraña un alto riesgo de frustración. Lo más recomendable, en este caso, es olvidarnos de ellas (diferenciar de proyectos y ambiciones vitales que es imprescindible tener); pues de esta manera, cualquier logro por pequeño que sea resultará muy gratificante. Además del miedo al fracaso, hemos de lidiar con el miedo al qué dirán. Porque lo fácil a este respecto es ser igual a la mayoría y no, diferente. No debemos olvidar cuántos genios de nuestra época y de otras son o han sido tildados de "locos" o "raros". Las personas con buena suerte, en todo caso, son personas que se arriesgan; viven el presente y no temen equivocarse, pues no conciben el fracaso como tal, sino como una experiencia de la que aprender y fortalecerse. Las personas con buena suerte crean nuevas posibilidades, y lo hacen al abandonar sus círculos de comodidad. Las personas con buena suerte, toman decisiones de forma intuitiva o dicho de otra forma, dejan que su cerebro relacione elementos aparentemente dispares (no quiere decir tampoco que no reflexionen). Las personas con buena suerte miran las cosas desde un punto de vista optimista, creen que les van a pasar cosas buenas y en la búsqueda de estas es en lo que se centran. - 394 -

El éxito y la buena suerte, por tanto, no nos vienen dados, tenemos que buscarlos. Y como me gusta decir siempre, "todo el que busca, al final encuentra".

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Capítulo 9 El pasado nunca vuelve

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a mayoría de las personas piensan eso de que "cualquier tiempo pasado fue mejor". A mí, me gusta vivir el presente, y creo que lo más adecuado en la vida es avanzar siempre hacia adelante, sin retrocesos. No implica esto que, en ocasiones, no podamos sentirnos melancólicos y reflexionar sobre nuestras acciones pasadas. Eso es lo que caracteriza a la gente sabia; volver la vista atrás, hacer examen de conciencia y aprender de nuestros errores. Lo demás no vale la pena; ni el rencor ni los reproches. Una de las cosas que mayor ansiedad provoca a la gente es la incertidumbre de no saber afrontar la marcha de alguien especial. Cuando una persona a la que queremos, desaparece de nuestras vidas, nos sentimos profundamente perdidos. En un principio, creemos no poder continuar en su ausencia; pensamos que nunca encontraremos a nadie igual. No podemos hablar de ella sin emocionarnos y el mero hecho de recordarla nos hace daño. Con el tiempo, aprendemos que nadie en nuestras vidas es imprescindible (salvo nosotros mismos) y que, efectivamente, "el tiempo hace el olvido". Y sin darnos cuenta, un buen día lo superamos (pura cuestión de supervivencia). Y somos capaces de - 396 -

hablar de esa persona sin llorar (con madurez), desde el respeto y el cariño que profesamos a alguien que en su momento fue especial para nosotros. Yo soy de las que creen en las segundas oportunidades; de humanos es equivocarse y pedir perdón. Todos lo hacemos continuamente. Sin embargo, hay veces en las que el tiempo perdido es irrecuperable. Durante ese tiempo, experimentamos profundos cambios; unos y otros nos convertimos en personas diferentes. Y no nos queda otro remedio que aceptar lo que somos, el fruto de nuestras decisiones. Porque cuando la vida separa los caminos de las personas; "desandar" lo que hemos avanzado en tanto y volver a un punto común es prácticamente imposible. Solo nos resta pasar página y afrontar el futuro con esa lección aprendida.

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Capítulo 10 Escapar

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e sirvo hoy de una canción de Enrique Iglesias para compartir con vosotros un sentimiento que me invade de vez en cuando. Últimamente, he observado en la gente de mi entorno e incluso en mí misma, una tendencia general a "apatronarse", es decir, a "hacerse estable", viejo, mayor o como queráis llamarle. Cuando en vez de salir, preferimos quedarnos en casa y, el ron-cola o el bacardi-lima, lo cambiamos por un gin-tonic. A los que sobrepasáis el cuarto de siglo, seguro que os ha pasado. El caso es que a mí la rutina no me gusta (reconozco, sin embargo, que es en parte necesaria); repetir todos los días los mismos hábitos; frecuentar una y otra vez los mismos lugares o ver siempre las mismas caras. Yo creo que, hay momentos en los que, por muy a gusto que nos sintamos o por mucho que queramos a las personas que tenemos alrededor, el cambio se hace necesario. Una válvula de escape, un poco de distancia para oxigenar nuestras relaciones y hacerlas más saludables. Un tiempo para echarse de menos. Lo que el grueso de los mortales denomina "cambiar de aires". - 398 -

Supongo que más de una vez os habrá ocurrido algo similar con vuestros allegados; los queremos mucho, tanto que, a veces, lo que deseamos es perderlos de vista un rato. Cuando nos sobreviene una emoción de este tipo, lo primero que pensamos es que es el otro quien tiene un mal día, relativizamos y, dejamos que pase. Si el sentimiento persiste, nos planteamos que quizás somos nosotros quienes estamos estresados, sacamos las cosas de quicio y nos "rallamos". Cuando la cuestión se prolonga más tiempo, nos replanteamos que algo en nuestro interior ha cambiado; hemos perdido la paciencia, lo que los demás piensen ya no nos importa tanto, somos "toxos", "cascarrabias" como los ancianos. El mensaje que os quiero transmitir es que esta sensación no debe asustarnos. No es que nos hayamos convertido en seres antisociales, ni mucho menos; sólo que tenemos distintas prioridades. Ya no tratamos de agradar a otros, pensamos en nosotros mismos y en base al propio criterio, actuamos (sin herir a nadie en tanto). Dedicamos más tiempo al autoconocimiento, al descanso, a la soledad, al momento "relajarnos". Simplemente, nos evadimos y, de esa manera, escapamos.

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Capítulo 11 Buscando el elemento

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unca os habéis preguntado si estáis haciendo aquello para lo que sois realmente buenos? O si esa tarea a la que dedicáis la mayor parte de vuestro tiempo os complace y os hace sentir completos? Difícil pregunta esta, que nos aborda con frecuencia cuando no sabemos qué camino tomar. Y es que en ese momento, en el que tenemos que decidir qué vamos a hacer el resto de nuestra vida, nos asaltan un millón de dudas. El problema reside en que la mayoría de la gente cree que sólo se puede ser bueno en una cosa y nada más. Cabe discernir pues entre lo laboral y lo personal, porque si bien el trabajo es uno de los ejes fundamentales de nuestra vida y lo que nos proporciona el sustento; existen muchas otras actividades que nada tienen que ver con el mismo, cuya realización nos gratifica en grado sumo y que nos acercan a nuestro "Elemento". Y qué es "El Elemento"? Pensaréis vosotros. Por supuesto, no es un concepto que haya inventado yo (aunque he de añadir que siempre sospeché que existía). Lo he tomado prestado del señor Ken Robinson, experto mundial en el campo de la creatividad, la innovación y el aprendizaje. Una de esas - 400 -

personas que con su vida y su obra son capaces de cambiar la de los demás. Un libro que sin duda os recomiendo, pues no os dejará indiferentes. Lejos de "espoilear" el contenido del mismo, con este post pretendo únicamente despertar vuestra curiosidad; porque aunque podría resumir someramente de qué se trata, no tendría sentido alguno, ya que encontrar el "Elemento" es una experiencia muy personal, que ha de vivirse en solitario y que es distinta para cada individuo. Os adelantaré solo una cosa y es que a mí, me ha funcionado. Algo que he descubierto a través de la lectura del libro es que existen personas que nos ayudan en la búsqueda de nuestro "elemento". Aparecen en nuestra vida en momentos cruciales, pudiendo permanecer por siempre en ella o yéndose una vez cumplida su misión (que no es otra que cambiar nuestra vida). Con estas personas establecemos un vínculo especial, simplemente "conectamos". No son nuestros "hermanos mayores" ni tampoco nuestros amigos. Son eso y más; son nuestros mentores. Ellos nos inspiran y nos abren los ojos a un mundo de infinitas posibilidades. Encontrar "El Elemento" en su ausencia es, por tanto, prácticamente imposible. Y cuales son los papeles que desempeña un mentor? Nada más y nada menos que cuatro (transcribo en adelante un pasaje del libro). En primer lugar, el reconocimiento. Los mentores reconocen aptitudes y talentos en los que otros no se fijan, al tiempo que, nos ayudan a ejercitar nuestras capacidades. El segundo papel de un mentor es el de estimular. Los mentores nos llevan a creer que podemos conseguir algo que, antes de conocerlos, nos parecía imposible. No nos permiten sucumbir a - 401 -

la falta de confianza en nosotros mismos y están ahí para recordarnos que podemos lograr cualquier cosa si trabajamos duro. El tercer papel de los mentores es el de facilitar. Los mentores nos ofrecen consejos, nos allanan el camino e, incluso, nos permiten vacilar un poco; están dispuestos a ayudarnos, permitiéndonos aprender de nuestros errores. El cuarto papel de los mentores y quizás el más importante es el de exigir. Los mentores nos empujan más allá de lo que consideramos que son nuestros límites y nos impiden que hagamos menos de lo que podemos. Un verdadero mentor nos recuerda que nuestra meta nunca debe ser "el promedio" de nuestras ambiciones. Dicho esto, solo me resta preguntaros algo... Habéis encontrado al vuestro? A los que sí, enhorabuena; dejaos guiar por él y seguid sus pasos. A los que no, ánimo; permaneced atentos, en algún lugar está esperando cambiaros la vida. Yo he tenido suerte, ya he encontrado al mío.

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Capítulo 12 Coronar la pirámide de Maslow

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os seres humanos buscamos incesantemente sentirnos realizados; la cima de la pirámide de Maslow de nuestras necesidades; o lo que es lo mismo, el objetivo último de nuestra existencia. Algunas personas focalizan la búsqueda de la propia realización (o sentimiento de plenitud) en el amor y la ayuda a los demás; otras, lo hacen en el trabajo o en la posesión de una casa. En todo caso, para alcanzar la cumbre del crecimiento personal es necesario transitar por todos y cada uno de los escalones que constituyen dicha pirámide. FISIOLOGÍA. La base de la pirámide la constituyen nuestras necesidades fisiológicas; comida, agua, vivienda, aire o calor. Mientras somos pequeños, son nuestros padres quienes cubren dichas necesidades; cuando estamos capacitados para ello, nosotros mismos somos quienes las solventamos (o al menos, a eso aspiramos). En los países occidentales porque vivimos en la abundancia; olvidamos con frecuencia su importancia. En los países sin recursos, en cambio, es la única y exclusiva preocupación de la población. Subir el primer nivel; privilegio del que vive en un país “rico”. - 403 -

SEGURIDAD. Una vez que disponemos de alimento y hogar, pasamos a preocuparnos por cuestiones como la seguridad física, el trabajo o los recursos. Es a este nivel donde entran en juego la salud y la enfermedad; la primera para alentarnos en nuestra búsqueda de plenitud, la segunda para estancarnos en la sola supervivencia –o quizás no- (el libro “Bajo la misma estrella” me ha enseñado lo contrario). Cuando gozamos de buena salud, estamos capacitados para trabajar y salvaguardar nuestra propia existencia. Subir el segundo nivel; privilegio del que está sano. AFILIACIÓN. Cuando disponemos de bienestar físico y mental, cultivamos las relaciones personales; buscamos el afecto de los demás, nos volcamos en la familia; perseguimos incansablemente el amor. La conexión con los otros, dada nuestra naturaleza social, es una condición indispensable para el crecimiento personal; nos conocemos a nosotros mismos a través de las relaciones con los demás. En esta fase, el miedo al rechazo constituye una traba fundamental en nuestra búsqueda de plenitud. Cuando nos sentimos conectados, somos capaces de trabajar en equipo y ayudar a los otros. Subir el tercer nivel; privilegio del que da y recibe amor. RECONOCIMIENTO. Cuando establecemos relaciones personales satisfactorias, nos sentimos seguros de nosotros mismos, ganamos en confianza y entonces, empezamos a perseguir el éxito. Cuando los demás reconocen nuestro trabajo, mejora nuestra autoestima y tenemos ganas de “comernos el mundo”. Nos sentimos capaces de lograr cualquier cosa, de afrontar cualquier reto. Compartir nuestros triunfos con - 404 -

aquellos que queremos hace que sean infinitamente más gratificantes. Cuando nos sentimos valorados, estamos preparados para conocernos a nosotros mismos. Subir el cuarto nivel; privilegio del que es reconocido. AUTORREALIZACIÓN. Una vez que alcanzamos el éxito profesional, tomamos conciencia del crecimiento personal. En esta fase, nos dedicamos a la creación artística y pensamos en cuestiones éticas, en física cuántica, etc. Evaluamos nuestras relaciones, nos replanteamos los sentimientos; nos preocupamos por dar sentido a nuestra existencia; lo que algunos llaman “dejar huella”. Cuando contribuimos al crecimiento de otros, al tiempo que, logramos cosas por nosotros mismos- realizamos nuestra propia “obra”- nos sentimos plenos. Coronamos la cima de la pirámide de nuestras necesidades y hallamos la verdadera felicidad. Como os decía al principio, el ascenso a la cima de la pirámide es progresivo y gradual; no podemos alcanzar el nivel siguiente sin que el anterior se haya completado. Según Maslow, mientras nuestras necesidades fisiológicas no estén satisfechas, no podemos preocuparnos por necesidades de seguridad y afiliación y así, sucesivamente. No es casualidad tampoco que muchos de los grandes pensadores de la historia perteneciesen a estamentos acomodados; el impulso de hacer arte y filosofar desaparece cuando tenemos hambre o estamos enfermos (que en ese caso, son nuestras preocupaciones prioritarias). Por otro lado, hemos de tener en cuenta que todo en la vida lleva su tiempo; “son etapas”. Alcanzar la plenitud personal es también una cuestión de edad (o mejor dicho, de madurez); - 405 -

aunque la autorrealización no está ligada necesariamente a la senectud. Hay ancianos que se sienten insatisfechos y jóvenes que se sienten plenos. Yo, personalmente, me siento privilegiada; y me esfuerzo constantemente por alcanzar la cumbre.

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Capítulo 13 El Alquimista

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ibros los hay de muchos tipos; algunos los recordamos pasado el tiempo, otros los olvidamos. Unos nos hacen reír y otros llorar; algunos nos mantienen en vilo de madrugada y otros, simplemente no nos dejan dormir (porque nos invitan a pensar). Hay libros que hacen que nos cuestionemos el mundo en el que vivimos, nos convencen de que la vida tiene sentido y nos empujan a luchar por nuestros sueños. Así son los libros de Paulo Coelho, un escritor que ha cambiado la vida de muchas personas; la mía, en particular. Hablemos hoy de su obra más conocida, "El Alquimista". Cuando en un libro, encuentro una cita que me gusta, doblo esa página y luego, la apunto (para por ejemplo, introducir alguno de mis post). En este caso, he decidido no hacerlo pues cada página contiene como mínimo una docena de frases para el recuerdo (y no quise estropear la increíble edición que estaba leyendo). "El Alquimista" es un libro que nos proporciona todas las pistas que necesitamos para encontrarnos a nosotros mismos, nos ayuda a clarificar "qué buscamos en la vida" y nos incita a no renunciar nunca a ello, sirviéndonos del Amor (con mayúsculas) - 407 -

en el proceso. Aunque no precisa publicidad, quiero compartir con vosotros algunas de sus enseñanzas para animaros a leerlo. Una de las primeras cosas que me ha enseñado "El Alquimista" es que debemos prestar atención a nuestros sueños; ya que es en ellos, donde se manifiesta nuestro subconsciente, donde se materializa lo que "realmente" queremos. Para alcanzar aquello con lo que soñamos, tenemos que desprendernos muchas veces de nuestras posesiones, abandonar la comodidad en la que vivimos y partir en busca de lo desconocido (dejar lo seguro por lo incierto). Abrir bien los ojos para reconocer a aquellas personas que contribuyen a nuestra búsqueda (nuestros alquimistas), cuya aparición por cierto, nunca es casual. Tomar consciencia de que la riqueza está en las cosas simples; y que valorar lo que tenemos cerca, sólo es posible yendo lejos (escuchando siempre a nuestro corazón; pues acallarlo es lo que nos conduce a la infelicidad). En todo caso, la clave del éxito es permanecer atentos a las señales que la vida nos da y tener presente lo siguiente; "todo lo que sucede una vez puede que no suceda nunca más. Pero todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera"; no lo digo yo, lo dice el alquimista; yo, lo secundo. Por último y no menos importante, cabe destacar el papel del amor, que si bien nos inspira, también nos desorienta y en ocasiones, nos hace perder el rumbo. El amor puede impulsarnos a perseguir nuestros sueños o coartarlos si no es verdadero. Cito ahora un fragmento del libro, "el amor nunca impide a un hombre seguir su Leyenda personal. Cuando esto sucede es porque no era el verdadero Amor, aquel que habla el - 408 -

Lenguaje del Mundo". El tiempo y la distancia ponen a prueba el amor; "si lo que tú has encontrado está formado por materia pura, jamás se pudrirá. Y tú podrás volver un día. Si fue solo un momento de luz, como la explosión de una estrella, entonces no encontrarás nada cuando regreses. Pero habrás visto una explosión de luz. Y esto sólo ya habrá valido la pena"; no lo digo yo, lo dice el alquimista; yo, lo secundo.

Epílogo - 409 -

Q

uerido lector,

En esta carta, me dirijo a ti para darte las gracias, por abrirme las puertas de tu casa y también, las de tu corazón. Por dedicarme unos minutos de tu valioso tiempo, por compartir conmigo un rato de silencio. Por acudir a mí buscando, a veces sonrisas y otras, consuelo. Por permitirme invitarte a la reflexión; por hablar de mí a tus conocidos, por difundir lo que escribo. En esta carta, quiero agradecerte que me permitas compartir contigo experiencias y preocupaciones, que estés al otro lado de la pantalla, que hagas “clic” en mis entradas. Quiero agradecerte que con tu lectura, le des sentido a mis palabras; haciendo que nunca me sienta sola sabiendo que estás al otro lado. Nada me reconforta más. En esta carta, quiero animarte también a compartir conmigo tus impresiones; a opinar sobre lo que escribo; a darme el privilegio de conocer tu punto de vista. Quiero animarte a sugerirme temas que te interesen; a hacerme saber si tengo, de alguna manera, la posibilidad de ayudarte. Gracias de nuevo por dejarme entrar en tu vida, por “querer conocerme” un poco mejor; gracias por leerme abiertamente o “en la sombra”; gracias por hacerme feliz. Eva

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FIN

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