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LOS POEMAS DEL BARRIO POEMAS DISPERSOS… y SIETE POEMAS DE ORO
Miguel Paz Bonells
Miguel Paz Bonells LOS POEMAS DEL BARRIO POEMAS DISPERSOS… y SIETE POEMAS DE ORO Miguel Paz Bonells, Maracaibo, 1976-2011 Se permite la reproducción total o parcial de este libro, su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos. © del diseño de la portada, Alberto Bonells © Miguel Paz Bonells, 2014 © de las ilustraciones y fotografías manipuladas digitalmente, Alberto Bonells © Ediciones Digirealism, 2014 www.digirealism.com Primera edición en libro electrónico (epub): diciembre de 2014 ISBN: 978-91-982288-0-9 (epub) Conversión a libro electrónico: Alberto Bonells
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POEMAS DISPERSOS… A MANERA DE PRÓLOGO Este Prólogo fue escrito por el Profesor Jesús H. Casado, para un trabajo que el autor publicó sobre César Vallejo, en un periódico de Ciudad Ojeda, en 1990… Lo hemos adoptado, en honor a su memoria, para que le sirva, también, de prólogo a estos versos… Cuando se me solicitó una opinión leal y desinteresada sobre la monografía de César Vallejo, procedente de una conferencia dictada por Miguel Paz Bonells en el Centro Zuliano de la Cultura en Maracaibo, se aposentó en mi mente el “lugar común” de utilizar un proemio comodón y simplista, de los que con tan excesiva frecuencia vemos asomar a las páginas iniciales de opúsculos, tesis, folletos y/o similares, aún a la obra de sólidas firmas consagradas a la literatura. De manera que, más por compromiso conmigo mismo que respondiendo a una profunda investigación acerca de la sustanciosa conferencia sobre el espíritu y la obra de César Vallejo, me dispuse a merodear los escarceos crítico-poéticos del entusiasta amigo. Coquetear por los vericuetos metafísicos del autor de “Los Heraldos Negros” no resulta un proyecto verdaderamente fácil. En prolífica analogía con el poco ha fallecido Jorge Luis Borges y el inolvidable cuentista charrúa Horacio Quiroga, César Vallejo profundiza, como ninguno, la sociología metafísica del enjambre multidimensional de una América Meridional, hispanizada por los colonos reales, convulsionada por los testaferros de sus liberadores y víctima impenitente de los bucaneros de las teorías económicas de nuestros tiempos, allende los mares. Esta profunda radicalización del pensamiento de Vallejo -”nuestro calvario popular y sin dioses” -dice Neruda- que, a pesar de una sólida cimentación autobiográfica sobre el mapa de la América humana, inficionada por los abusos de sus propios dirigentes y cipayos, permanece sin abordar los cabos salvadores que líderes literarios como el peruano, han arrimado en cada época a las espaciosas orillas del subcontinente sureño, destinados a suprimir el crítico vaivén en que subyacen 2
sus caminos, sus puertos y sus destinos. Miguel Paz es un adulto-joven profesional, ducho en electrónica, mecánica y sistemas, cuya labor literaria en variados aspectos del arte de escribir le han abierto importantes espacios en diarios tan acreditados como “El Nacional” o “El Universal”, en el que nos cupo el placer de saborear un extraordinario reportaje sobre las páginas esotéricas de la “Operación Caballo de Troya” de J. J. Benítez. Agradable sorpresa resultó el tratamiento analítico con que envolvió la presentación de César Vallejo, y una producción tan estricta y fundamental como la del heredero de Darío. Las arideces inherentes a la exposición del concepto poético vallejiano, enlazadas a la espinosa vivencia de su doctrina social, por medio de esa contemporaneidad de dificultades y reservas que envenenaron (y envenenan) el doloroso devenir de esta América permanente y arrinconada, las transforma Miguel Paz en claridad, concisión y pedagogía a fuerza del discurso lógico y atinado de cada idea, de cada tránsito y de cada verdad... es decir, a fuerza de arte. En mi muy particular criterio, ahí reside el valor y la consistencia de esta monografía. Haberse atrevido a enfrentar el raciocinio de la vida y obra de César Vallejo constituía no poco de audacia; el modo racional y prístino con que lo instrumenta subraya el éxito de esa misma audacia, convertida ya en fruto sazonado y misión literaria cumplida, en razón de haber rechazado la facilidad de un autor más práctico y somero como el Gabo García Márquez o el portentoso sincretismo literario de Jorge Luis Borges, ambos equidistantes del peruano en su amoldada producción contemporánea y ambos mucho menos comprometidos en la ontología social y humana que él. Por eso el entusiasmo hacia el amigo literariamente desconocido. Por eso la revelación agridulce por su capacidad de desentrañar a un poeta tan exigente. César Vallejo ahí estaba: en la hornacina que la literatura ofrece a sus más finos cultores y practicantes. Y ahí seguirá, con cierta tendencia a no ser debidamente conocido... Se necesitaba una voluntad de recordar y una decisión analítica de explicar: Miguel Paz consagró ambas a un hombre que merece ser menos olvidado en su patria continental. Prof. Jesús H. Casado. Ciudad Ojeda, Dic. 1990
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QUISQUEYA DESPUÉS DE LA SANGRE ¡Pequeñez grande la tuya, Quisqueya! Pequeñez de isla y no de espíritu, Pues resististe junto al mar Asombrada por el valor de tu pueblo… A pesar de tus hijos apátridas Ya habías vencido antes de luchar Enfrentándote a la prepotencia del vecino artero Presentido por Bolívar Y desafiado por tus hombres, por tus mujeres, Por tus niños, Por tus árboles… Te golpearon fuerte en el rostro, Pero vendrán días mejores, porque todo dolor es finito… Y algún día te reivindicará un viento moreno, Procedente del Sur, Que cristalizará tu sueño de esperanza. Santo Domingo, 13 de abril de 1967 A un año de la invasión estadounidense
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DICES QUE AMAS… Dices que amas las flores… ¡Y las cortas! Dices que amas los pájaros… ¡Y los encierras en jaulas! Dices que amas la Tierra… ¡Y la contaminas! Dices que amas los árboles… ¡Y les desgajas los pulmones!: CUANDO DICES QUE AMAS… ¡ME DA MIEDO!
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PALABRAS A UN PINTOR HERMANO Con la melena anarquizada como las cosas de la casa En medio de lienzos y reflexiones metafísicas Intuyes que la vida no puede reducirse A esa rutina que asfixia los sentidos; Junto a la soledad, hermana de tu alma Que se busca a sí misma, Te empeñas en callar... Pintor amigo de las casitas de colores Que ya desaparecen entre los rascacielos: Insiste, te lo ruego, en tu amoroso empeño Por encontrar lo eterno. El otro día hallé tu titulo de Ingeniero Civil Perdido entre papeles tan inútiles Como las letras góticas que componían tu nombre. Prefieres el pincel y los animalitos de madera A continuar llenando la ciudad de cemento Que mata el olor a humedad Cuando el cielo deja caer la lluvia. Como un pájaro herido por la contaminación Interrogas a Cristo cada día Sobre el destino de la Tierra... Ebrio de mística, consciente De la trampa del tiempo: Tu silencio es como un grito al revés Que el ruido de las máquinas ahoga Incesantemente en tu pecho. Cuando las notas de Vivaldi Mezcladas con el olor a sándalo se escapan Por las rendijas del encierro donde meditas Y transmutas la energía que, finalmente, Poblará el lienzo de colores, Presiento que el espíritu no ha muerto... Lo trágico radica en que, de todos modos, El ácido del odio aún corroe los pechos De millones de hombres.
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DEVASTACION Traigo un viento de brisas iracundas Y desérticas playas desoladas Por millares de soles implacables: ¡Traigo el dolor del mundo en mis entrañas! Quiero la Tierra, hermana de mi angustia Sin árboles ni hiervas que la cubran Para vengar los sismos traicioneros Y al mar, acorralado por los siglos, Sin ríos que le fluyan, Ni nubes que le besen en las noches Para vengar los náufragos del tiempo.
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CON LA TARDE Si una vez lloras Porque falta una estrella O porque no coincide la luna llena Con tu esperanza O porque ya no te habla el día O el corazón se niega Lloverá duro sobre mi techo Y sabré de tus lágrimas... Ya sabes el camino Y también que el tiempo es finito. Enséñame a no ser como la mujer de Lot Porque el río y todo sigue. Llévate lo que quieras, y si lo deseas Te doy mi alma entera con sus viejos cantos Y sus sueños. Amiga, con la tarde Haz que se vaya este deseo inútil De volver. Bebe de mi cántaro si tienes sed, Si tienes hambre come de mi pan -dijo un poetaTodo te doy, amiga, Menos aquel recuerdo.
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CONTRAINSPIRACIÓN Los barcos surgían de las aguas Pero no había cielo ni tierra: Eran como islas del tiempo Azules como el mismo mar Difusos como el viento: Sólo sus contornos los delataban… Si no había tierra ¿cómo eran islas? Si no había cielo ¿cómo flotaba el viento? Si eran azules ¿cómo podían ser barcos? Remedos de navíos Veleros errabundos ¡Anclados en la nada!
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A ELLA Esa noche supe que nuestras vidas Ya estaban hermanadas En la angustia y la risa compartidas De acometer el mundo Deshice tus recuerdos Para buscar las causas Y comencé de cero Hablándote de amor. Un niño flotaba sobre ti Y tres niñas hermosas Que fueron dos al fin: Luz de esperanza Pasaron varios vientos: Uno amargo como río de ajenjo Otro tierno como río de luna Y muchos frescos siguen: Tras la lluvia Un rostro venerable nos atisba
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FALUYA, LA INMORTAL… 2600 años después de Zaratustra Te alcanzó la barbarie: Las botas de la soldadesca Sucias de sangre y mierda Pisotean tus niños. En nombre del Imperio; Bush y Blair Brunsfield y la Anaconda Hicieron de ti La Guernica de América, Porque se creen América Como si no existiera el Sur, Ni Venezuela. Generación Perversa: El Rey de babilonia Como lo reza el código Mancillará tu vida. ¡Sociedad inmadura! Pasas por encima de las viudas, Aterrorizas en nombre del terror. Todos te cabronean Bush: Pero tú, Faluya, vencerás Y en ti los pueblos!
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LOS POEMAS DEL BARRIO A David Bonells y a mis hermanos… Cuando murió nuestro hermano Víctor nos reencontramos con David, un primo, en La Perla del Norte, y él nos agasajó con una cena, en la cual refulgieron algunos poemas de David… para vengarme, entonces, cometí estos, donde el barrio se convierte en un universo mítico y preludial ¹… Hablando en serio, comparto eso con ustedes porque, de alguna manera, los alude…
Miguel, tercero de izquierda a derecha, junto a David ¿MÍSTICA O POESÍA?... EL MILAGRO Y OTROS POEMAS DEL BARRIO Cuando le dije a David que, en cuanto poeta, él era un místico fracasado, según las palabras de Daniel Ruzo, “Todo poeta es un místico fracasado…”, él se apresuró a decir que era lo contrario, que todo místico era un poeta fracasado… me pareció, entonces, interesante el reto de reenfocar, partiendo de cero, la sentencia del filósofo peruano, así que zarpé, comenzando con la definición empírica del poeta y del místico, sin olvidar la frase lapidaria de Gonzalo Arango: “la poesía es la sangre de la libertad oprimida”… Un místico es alguien que busca a Dios a su manera, sin intermediarios, pero interpretando el significado de esa búsqueda, desde la cual bien podríamos afirmar que Dios representa eso que algunos filósofos denominan La Totalidad, La Unidad de todo… El místico se realiza cuando logra expandirse interiormente, hasta sentirse todo, hasta alcanzar la Totalidad desde la cual vivencia ser el otro, alcanzando, verdaderamente así, la Unidad. 12
El poeta, por el contrario, no alcanza a interpretar esa necesidad ontológica como una posibilidad de la conciencia y se angustia, en la condición desde la cual escribe, sintiendo que vive, aunque metafóricamente, ese estado de Unidad con la Vida, con la totalidad, pero sin poder vivirlo realmente… quien llega a vivenciar la Totalidad se libera, pero el poeta no lo logra, con algunas excepciones, porque su vivencia es subjetiva y sólo alcanza a experimentarlo alegóricamente en la palabra y desde la palabra… La verdadera libertad sólo se vivencia comprendiendo la Unidad: por eso el verbo del poeta sangra simbólicamente, como si esa opresión, que refiere Gonzalo Arango, lo hiriera en el alma… ¿Quién es qué, entonces? A continuación unos poemas-o-lo-que-sea, cometidos después de que David quemara el día… ¡convirtiéndolo en cenizas!
David, Jorge y Luis
Manuel
*** NOTA 1.- Lo de preludial es para que Carlos fuentes me llame “cabeza de basurero”, como llamó al Presidente de Venezuela en “Contra Bush”, cuando el Presidente utilizo este neologismo, en un carta dirigida a Ilich Ramírez… 13
EL MILAGRO Desde que he vuelto a caminar Siento que hacerlo es un milagro Como un árbol inmenso O una brizna de hierba. Ciertamente todo lo es de hecho, Desde las piedras hasta las mariposas En especial la arena de las playas Que de noche se convierte a escondidas En estrellas de mar… Entre tanto me muevo caminando Como si fuera la primera vez Sintiendo paso a paso que la vida Camina con nosotros hacia Dios
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A DAVID El Barrio era, entonces, nuestra casa grande. Nadie sabía que la vida se iba Como el agua de un río en la distancia Que es el tiempo, Como tampoco nadie imaginaba Que Alberto hacía poemas escondido, Mientras para nosotros, Que empezábamos a medir el mundo, El día era como un bazar inmenso Y el Barrio, entonces, nuestra casa grande. Para reconocerlo, hoy, es necesario Imaginar al padre Agudelo Atravesando el parque con sus ojos saltones E insistir en las cuatro piletas de agua Que alguien borró para siempre de la Tierra. Entre tanto el Abuelo decidió fugarse Y David traspasó la poesía.
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EL UNIVERSO La ciudad representaba el universo Para nosotros, que ignorábamos la grandeza Del espacio, preocupados por escaparnos Al río para fingir que nadábamos en el atardecer. Pero el Barrio era el mundo, Un ámbito reducido que entonces creíamos infinito Y nos servía para jugar a todo… El Abuelo fungía de sabio consejero Y padre permisivo. En medio de nuestra fantasía Nadie podría haber creído que existíamos: Manuel era capaz de derribar un gavilán Con un solo tiro de su onda Mientras David garrapateaba versos En la noche que después, con el tiempo, Se convertiría, así lo dejó escrito En otra extraña noche de madera. Carlos, en tanto navegaba Por mares imposibles Antes de que el silencio lo matara Y él lo asumió como un gigante mudo. No recuerdo los versos de Alberto, Porque para mí se los sabía de memoria: Él era como un poeta imaginario Que fumaba poemas en el amanecer.
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SALTO AL MUNDO El barrio era como una isla en el tiempo Hasta que un día nos fuimos desprendiendo Como se desprenden las piedras en bajada Para caer en la Tierra del mundo E iniciamos nuestra pequeña dispersión Por diversas ciudades impensadas Como Buenos Aires o Estocolmo. Yo me subí a un avión que iba por todas partes Aterrizando en las calles de los pueblos pequeños Y en los cráteres de algunos volcanes apagados. Alberto saltó de Caracas, tal vez al Polo Norte Para sembrarse allí, como el vigía de un faro Que otea todos los barcos. Víctor se murió en una isla. Después escogimos el fuego de una ciudad que ardía Al borde de una gran laguna sedentaria, Mientras Luís y Manuel se refugiaban Bajo una ciudad crepuscular… Jorge prefirió una montaña para soñar que el mundo Despertaba, siendo una paradoja irresoluble Pues el mundo insistía en su letargo… Joaco pegaba saltos, como un niño Que caza mariposas… Mientras tanto los ríos se paraban Bajo los puentes Y nadie se dio cuenta.
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BAUTIZANDO MARIPOSAS Inicialmente – digo – confundimos el barrio Con el mundo… Ni pensar que el espacio era infinito: Para nosotros el barrio consistía En el único territorio posible; Allí el río se dormía sobre sus propias aguas Y el bosque más pequeño parecía Una selva terrible. Con Manuel atrapaba mariposas Y las secaba como hojas de árbol En los libros de texto. Después las bautizábamos con nombres casi mágicos Como “Tigra” o “estrella”: Jugábamos a Dios…
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RECICLAJE Filosofar es un proceso lento, Cual una isla anclada en el vacío, Sin mar y un Sol brumoso, imperceptible… El tiempo y los ríos son hermanos de sangre. Las islas prefiguran barcos muertos Que perdieron el rumbo hacia sí mismos. Reciclar es la clave… Para filosofar hay que dejar el barrio, Viajar hasta que el río se detenga Y otear el infinito desde el borde: Entonces uno ve que el mar profundo Se convierte de nuevo en otros ríos, En una serie de tributaciones Y de infinitos círculos cambiantes ¡Que recrean paisajes imposibles! Por eso el río se curva contra el viento Cuando alcanza el abismo del océano.
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LA FAMILIA DEL ALMA El barrio no constriñe la familia del alma Sus vínculos traspasan los ropajes De angustia que cedieron la calma En vidas, cuerpos mentes y linajes… Las apariencias se han desvanecido A fuerza de quemar lastres y trajes Y sólo los valores que crecieron Superan con el tiempo los bagajes Que en los recodos marcan el camino Recorrido por todos en el sueño De un barrio a otro en busca del destino
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BARRIOS IMAGINARIOS Imaginando barrios imposibles De fraterna amistad y regocijo Barrios de luz y de erotismo puro Ubicados en mundos perfectibles Pero de incomparable consistencia, Me alejé de la Tierra hasta el cansancio… Cuando traté de regresar, lo juro, La magia de la luz me cegó tanto, Que dejé la mitad del alma en llanto En este mundo de pesar hadado Y la otra mitad en esos barrios Fantásticos y eternos del pasado
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EL BARRIO CÓSMICO El barrio fue un pretexto pasajero Para iniciar la migración que un día De barrio en barrio acabaría en el mundo… Francamente al principio imperceptible El ojo de la mente no veía Que ya en el mundo aprisa buscaría Otro barrio infinito: el universo Y hasta otros universos trascendentes De cuatro dimensiones ordinarias Sin excluir el tiempo relativo A través de agujeros y portales Huérfanos del fotón y de lo neutrino Que abren, barrio tras barrio, hasta lo eterno En sucesivas existencias tales Que todas buscan, consistentemente Un solo barrio Unitotal y trino
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LOS BARRIOS EXISTENCIALES La muerte nos separa de la máscara Con que el alma transita por los mundos De barrios, pueblos e incontables lares Donde aprendemos en vital proceso, De sucesivos rostros y pesares… No en vano se transita y finalmente La conciencia emergente se reencuentra Con esa otra superior que anima Desde la eternidad al Ser Interno: Al Atman Infinito y conectado Con la Totalidad del Universo
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SONRISA - LUZ Soneto Real a una zuliana Ojos como de luz y rostro grácil Dulce panal, abeja y flor de Luna La bella dama, joven madre y una Sonrisa permanente que era toda Supo siempre reír, sonrisa - aurora Alba - sonrisa de la madrugada... Como un arco–marfil sus senos eran Y el cuerpo, arco–mujer de arpa gitana Fuego zuliano en su perfil–cadera Y fuego fatuo en su sonrisa arcana… Su risa cadenciosa, flor-cascada Y permanente como su dulzura Debo insistir e insisto que impactaba Al punto en el espacio circundante Que transmutaba el ánimo en sonrisa Y la sonrisa en causa transmutante…
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A LA CHINITA Ni la brisa del Lago más hermosa, Ni el brillo de un relámpago nocturno Iguala la belleza de la madre Que representa la chinita augusta… Tal vez alguna estrella solitaria En una de esas noches decembrinas Emule la grandeza venerable De la madre Chinita en las neblinas De otro lago celeste imaginable… En todo el Zulia solamente ella Ha sido tan amada con alarde Pues es la Virgen pura repujada En ese trozo de madera que arde De tanta devoción por la Adorada En la tierra vivaz del Sol amada
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EL SONETO INFINITO Alguna vez oí un soneto trunco Un pedazo de verso interminable O tal vez inconcluso, aunque infinito: “Como una de esas aves migratorias Que en la proximidad de los inviernos Se van en busca de remoto alero”… Y se borró el recuerdo de esos versos Que ahora me torturan pues resuenan De mi propia conciencia en el trasfondo. Vuelvo sobre mis pasos inspirados Tratando de evocar el resto vago que se borró del alma en el recuerdo… Sin saber si las aves se perdieron Cansadas de dolor o trascendieron Buscando a Dios en el Arcano ignoto Lo cierto es que los versos se borraron Y las aves cayeron al vacío De infinitos aleros sucesivos…
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QUASAR OH - 471 Oh!, dicen los cientificos que han hallado el confin del universo. ¿Han penetrado acaso en el espacio abstracto absoluto? ¿O tan sólo proyectaron su propia, efimera, limitación? Todo porque divisaron el Quasar OH-471, que dista de nosotros 12K x 106 años -luz! NO es elreflejo de su fatuo orgullo. Porque nuestro infinito Kosmos multidimensional en expansión de materia y antimateria, no deja en paz sus mentes obsedidas por la sed de someterlo todo a sus esquemas. Pero ni el Kosmos ni la vida libre en su movimiento que lo anima, dejarán en paz sus limitados cerebros hasta que no rompan la sutil barrera que separa lo real de lo irreal Publicado en “Arte y Letras” de “Panorama”, Maracaibo.
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En 1968, el poeta dominicano Octavio Amiama Castro, ya fallecido, nos dedicó, especialmente, el siguiente poema:
AFILIACIÓN DEL SER
Al amigo Miguel Paz Bonells
Afíliate a la Luz, dilecto hermano mío Que aquel que lleva la noche perenne en la pupila Seguirá siendo esclavo de lo exacto; Afíliate al amor y sus encantos, Trasplante del jardín crecido en nuestra sangre, Inundación de miel de un río sin cauce En la escondida exclusa de nuestra alma. Afíliate al llorar Cuando veas golpear a tus hermanos Y haz de cada lágrima un puñal Para retar a la maldad humana. ¡No más bocas masticando palabras!, ¡No más vientres preñados de mendigos!... Afíliate a la vida, camarada, Compañero en la ordalía de ser el lumen o la nada, Que el día te llene en su invasión sagrada Que el Sol inunde tus epitelios interiores… Afíliate a la muerte, camarada Espérala hoy, en la noche o mañana; Que tus huesos se apresten en su vocación de rosa; Que el músculo del mar en sus vaivenes Tenga de ti en la textura de su estridencia loca. Afíliate al TOTAL, hermano eterno A la redoma absoluta de la nada… La galaxia que ronda los balcones del éter La luz de los astros que desde el tiempo deslumbra Nada son sin que estemos nosotros… El furor, la hermosura, el mundo todo: Incoloro fenómeno invisible Sin la conciencia del ojo y del espanto. Caracas, Abril 28/68
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RIMA PARA MIS QUERIDOS NIETECITOS Para Manuel José y Carlos
Ojos brillantes de color muy suave, pero penetrantes… Tu mirar traduce conciencia del alma, Con ondas profundas pero rutilantes, Que llegan con calma, Que conmueven tánto, Como si me hallara delante de un santo… Y te rindo el culto de oculto cariño Cual jamás un niño me lo ha producido. No es culto fingido, por ostentación, Ni puede llamársele veneración… Son leyes latentes, Eternas, vigentes, De nuestra atracción Ante ciertos seres Que marcan la pauta En la creación. Formarás un dueto honesto, sencillo Con tu noble hermano, con ese chiquillo Que yo quiero tánto… Y sólo lamento ¡Qué corta es la vida! Que no coincide con mis pensamientos; Si fuera más lento el duro vivir, Para complacerme, aunque sea un momento, Como un meteoro… ¿Y después?: Morir. Manuel Vicente Paz (Padre del autor) Parcela 38, Estado Aragua, Venezuela, 1965 29
A RIO CLARO La Cristalina transparencia de agua Y la corta distancia de tu cauce Tributario del Turbio tras el llano Vierte sus aguas – delta soberano, Agrupando sus bocas como fauce, Rindiendo su caudal al oceano… Llamado en lengua Axagua Guacabana Tu ancestral nombre y tu cultura inspiran Con donaire tu nombre, fértil valle Que albergas, en tu cuenca, a Río Claro. Hoy escondes tus aguas soterrando El líquido vital que antes fluía, En ancho cauce navegable y sano Haciendo producir la fértil vega… Y sólo muestras el desnudo lecho De esplendor y de gloria que alcanzaste Dando vida a fructíferas comarcas De tribus aguerridas y señeras: Sangre de tu cacique Guayamure Descendiente de Cuicas y Carachis. Tu nombre aun evoca del pasado Por la anchura del cauce y sus laderas La nobleza de Cuibas y de Axaguas Tapizando de azañas tus riberas. Jorge Paz Bonells Hermano del autor
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ALGUNAS REFERENCIAS Le envié los poemas cometidos a un amigo poeta zuliano, Gabriel Franchi Molina (recientemente fallecido), y esta fue la respuesta: Hermano Miguel: Ayer cuando hablamos me preguntaste si había leído tus “Poemas del Barrio”, yo estaba dormido y simplemente te contesté que sí me habían gustado. Hoy, ya despierto, en vigilia, te reafirmo que sí me gustaron, y mucho. Me gustaron porque sin proponértelo me llevaste en retrospectiva al barrio que tanto me dio y al cual tanto amo. El barrio donde quedaron mis sueños, mis anhelos de superación, los recuerdos de los primeros amores y mis promesas de escalar posiciones a tono con mis aspiraciones. En ese barrio al cual tú le cantas, se ve a un muchacho que como una esponja sueña con lograr la admiración de todos, de acumular esa admiración toda en sí mismo y también a concentrar en él el universo entero, porque eso es lo que significa para él el barrio amado, del cual uno no logrará desprenderse jamás. Me tocaste una fibra muy acentuada en mi ser, porque – como tú – yo también tengo un barrio en la mente, al cual regreso con marcada frecuencia, pues nunca me he desprendido de él, así como tú sigues ligado al tuyo. Mi humilde prosa se ha metido en varias ocasiones dentro de sus calles y casas y ha hecho renacer hasta familiares y amigos que ya no están. Recibe un abrazo, fuerte como el de un hermano que te conoce imaginariamente, desde aquellos tiempos en los cuales nuestros barrios eran eso: nuestros. Tu hermano Gabriel P.D.: Te transcribo el correo que me enviara el Dr. Néstor Valbuena, a propósito de haber recibido de mí tus “Poemas del Barrio”.
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¡Hola Gabriel! Gracias por enviarme los poemas de Miguel. Ya le di mi apreciación de que él es un ser muy talentoso y lleno de valores. Yo tuve el honor y la dicha de conocer a su progenitora, admirable dama, poeta y pensadora de conversación deleitosa. Mi saludo amistoso para ti y para Teresita. N. B: A Joaquín… Joaco: Va este trabajo que resultó de cuando los 4 estuvimos en El Rosario, debido a la muerte de Víctor... hay unas fotos donde aparece Jorge y los poemas cometidos nos aluden. El Milagro de caminar refleja la experiencia reciente, por la cual estuve un mes en cama y en silla de ruedas... Al final van unos comentarios de un poeta marabino amigo, quien los leyó y me dio su sentir... Envíaselos a aquellos de la familia cercana que creas puedan gustar de eso que es la poesía. Dime cómo te parecen: sé que ya te los había enviado parcialmente, pero están revisados. Miguel RESPUESTA: Miguel: Gracias… pareciera que el tiempo es una variable elástica y a la medida del momento de la existencia que se evoca en cada instante; recordé las cuatro piletas, el liceo Maria Goretti de la Sta. Rita, quien me enseño a leer y a escribir sobre una cartilla que se titulaba La Alegría de Leer; la casa frente al Salesiano, en donde Lazlo nos dio hospedaje al llegar de la capital, al lado de los Vargas… igualmente al padre Pedro León Reyes y su misa cotidiana que alternaba con el padre Müller… y al Colegio de las Salesianas, frente a los columpios del parque del barrio; Las Carvajal y las Ibarra y mil cosas más; el loco Hernando Bueno y los Porras... la liga del tiempo va y regresa con realidades instantáneas y, muchas veces, desdibujando una realidad instantánea que causó dolor a la familia: cuando Maruja sacudió la repisa y – de paso – a todos, derribando unos muñecos de porcelana que pertenecían a Hernando. Saludos, Joaquín Mayo 2009 04:48:13 +0000
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Le dirigí una nota a mi amiga Giomar, diciéndole que ahí le enviaba estos “POEMAS-OLO-QUE-SEA, y me respondió: ¡Querido Migue! Hoy, luego de mi periplo por las escuelas hablando a los escolares sobre el VIH, me siento a leerte. ..... De inmediato, cual túnel del tiempo, me vi en el Caripe del Guácharo de mi infancia, donde viví desde los 04 hasta los 14 años; recordé al Padre Arce, quien fue mi profesor de inglés y Párroco del pueblo, autor de todos mis terrores de pequeña, pues nos atemorizaba con el infierno. Como sabes, conozco a Manuel y a Luis, a quienes quiero mucho; también a Joaco. A Jorge lo vi hace chorrocientos años una sola vez. Así, cuando haces referencia a ellos en tu poesía, estás hablándome de algo muy familiar, cercano… te leo y se me trasfunden las dos vivencias tan similares. El rio es constante en tu poesía… yo vivía con el rio en el patio de la casa, pues estaba a pocos metros, y cuando crecía literalmente nos mojábamos los pies en sus aguas. A las señoritas (yo era una de esas) no se les permitía ir hasta allá… demás está decirte que durante mi niñez renegaba de mi condición femenina, por la deliciosa libertad que disfrutaban hermanos, primos y amigos. Creo que de la opresión a la que fui sometida a tan temprana edad, se forjó mi alma errante, y como yegua salvaje no vuelvo a dejarme poner cincha. Amo el mar y el Rio de la misma y apasionada forma, tu nostalgia de él y de esos tiempos, como dice alguno en su comentario, es la de todos los latinoamericanos, pues refiere esa formación en valores, esa inocencia de los primeros años, que sigue intacta en un rinconcito de nosotros. Gracias por compartir tus LO QUE SEA, conmigo. Gracias por llevarme a mi propio BARRIO. Y luego ese desprenderte del Bario y volverte andante Cósmico, Universal, lo cual refleja, también, mi incipiente e intensa necesidad de ir hacia el cosmos, como es propio de las almas andariegas... Giomar
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POEMA FINAL No hay poema final… todos los versos De vates inspirados e inefables Más los del universo desbordado Como la misma vida son eternos, Pues el soneto cósmico implicado En todas las estrellas incontables Y en los átomos mismos es eterno Como es Eterno Dios, el Padre amado…
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SIETE POEMAS DE ORO Los poemas que hemos seleccionado a continuación, representan el repertorio preferido de mi madre, Josefina Bonells de Paz, quien solía participar públicamente, recitándolos.
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¿POR QUÉ SE MATÓ SILVA? Julio Flórez En lo más abrupto y alto, De un gran peñón de basalto, Detuvo un águila el vuelo; Miró hacia arriba, hacia arriba, Y se quedó pensativa, Al ver que el azul del cielo, Siempre alejándose iba. Escrutó la enorme altura Y con inmensa amargura Sintió cansancio en las alas… (En la glacial lejanía ¡El Sol moría, moría, Entre sus sangrientas galas, Bajo la pompa del día)! Y del peñón, por un tajo, Miró hacia abajo, hacia abajo Con desconsuelo profundo Y asco sintió por el mundo: ¡Vio tanto cieno en el fondo! Si huía el azul del cielo, Si hervía el fango en el suelo, ¿Cómo aplacar su tristeza? ¡Ah, fue tanta su aflicción, Que en su desesperación, Se destrozó la cabeza Contra el siniestro peñón!
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LOS CAMELLOS Guillermo Valencia Lo triste es así... - Peter Altenberg Dos lánguidos camellos, de elásticas cervices, de verdes ojos claros y piel sedosa y rubia, los cuellos recogidos, hinchadas las narices, a grandes pasos miden un arenal de Nubia. Alzaron la cabeza para orientarse, y luego al soñoliento avance de sus vellosas piernas -bajo el rojizo dombo de aquel cenit de fuegopararon silenciosos, al pie de las cisternas... Un lustro apenas cargan bajo el azul magnífico, y ya sus ojos quema la fiebre del tormento: tal vez leyeron, sabios, borroso jeroglífico perdido entre las ruinas de infausto monumento. Vagando taciturnos por la dormida alfombra, cuando cierra los ojos el moribundo día, bajo la virgen negra que los llevó en la sombra copiaron el desfile de la Melancolía... Son hijos del Desierto: prestoles la palmera un largo cuello móvil que sus vaivenes finge, y en sus marchitos rostros que esculpe la Quimera ¡sopló cansancio eterno la boca del Esfinge! Dijeron las Pirámides que el viejo Sol rescalda: “amamos la fatiga con inquietud secreta...” y vieron desde entonces correr sobre una espalda tallada en carne viva, su triangular silueta. 36
Los átomos de oro que el torbellino esparce quisieron en sus giros ser grácil vestidura, y unidos en collares por invisible engarce vistieron del giboso la escuálida figura. Todo el fastidio, toda la fiebre, toda el hambre, la sed sin agua, el yermo sin hembras, los despojos de caravanas... huesos en blanquecino enjambre... todo en el cerco bulle de sus dolientes ojos. Ni las sutiles mirras, ni las leonadas pieles, ni las volubles palmas que riegan sombra amiga, ni el ruido sonoroso de claros cascabeles alegran las miradas al rey de la fatiga: ¡Bebed dolor en ellas, flautistas de Bizancio que amáis pulir el dáctilo al son de las cadenas, sólo esos ojos pueden deciros el cansancio de un mundo que agoniza sin sangre entre las venas! ¡Oh artistas! ¡Oh camellos de la Llanura vasta! que vais llevando a cuestas el sacro Monolito… ¡Tristes de Esfinge, novios de la palmera casta! ¡Sólo calmáis vosotros la sed de lo infinito! ¿Qué pueden los ceñudos? ¿Qué logran las melenas de las zarpadas tribus cuando la sed oprime? sólo el poeta es lago sobre este mar de arenas, sólo su arteria rota la humanidad redime. Se pierde ya a lo lejos la errante caravana dejándome -camello que cabalgó al exilio¿Cómo buscar sus huellas al Sol de la mañana, entre las ondas grises de lóbrego fastidio? ¡ 38
¡No! buscaré dos ojos que he visto, fuente pura, hoy a mi labio exhausta, y aguardaré paciente, hasta que suelta en hilos de mística dulzura refresque las entrañas del lírico doliente; Y si a mi lado cruza la sorda muchedumbre, mientras el vago fondo de esas pupilas miro, dirá que vio un camello con honda pesadumbre, mirando silencioso dos fuentes de zafiro...
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REÍR LLORANDO Juan de Dios Peza Viendo a Garrick -actor de la Inglaterrael pueblo al aplaudirlo le decía: “Eres el más gracioso de la tierra, y más feliz…” y el cómico reía. Víctimas del spleen, los altos lores en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su spleen en carcajadas. Una vez, ante un médico famoso, llegose un hombre de mirar sombrío: sufro -le dijo-, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte; en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única pasión la de la muerte. -Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado! Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído! Que os ame una mujer. -¡Si soy amado! Un título adquirid. -¡Noble he nacido! -¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas. ¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho! ¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas. ¿Vais a los cementerios? -Mucho… mucho. 40
-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos? -Sí, mas no dejo que me impongan yugos: yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos, mis verdugos. Me deja -agrega el médico- perplejo vuestro mal, mas no debe acobardaros; tomad hoy por receta este consejo: “Sólo viendo a Garrick podréis curaros”. -¿A Garrik? -Sí, a Garrick… La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquel que lo ve muere de risa; ¡Tiene una gracia artística asombrosa! -¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro; Él sí; nada más él; más… ¿qué os inquieta? -Así -dijo el enfermo-, no me curo: ¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta. ¡Cuántos hay que cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio! ¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuando el rostro ríe! Si se muere la fe, si huye la calma, y sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa. El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.
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LAS CONSTELACIONES José María Rivas Groot (1863 - 1923) El Hombre Amplias constelaciones que fulguráis tan lejos, mirando hacia la tierra desde la comba altura, ¿por qué vuestras miradas de pálidos reflejos tan llenas de tristeza, tan llenas de dulzura? Las Constelaciones ¡Oh soñador, escúchanos! ¡Escúchanos, poeta! Escucha tú, que en noches de oscuridad tranquila nos llamas, mientras tiemblan con ansiedad secreta la súplica en tu labio y el llanto en tu pupila. Escucha tú, poeta, que en noches estrelladas cual bajo augusto templo descubres tu cabeza, y nos imploras, viendo que están nuestras miradas tan llenas de dulzura, tan llenas de tristeza. ¿Por qué tan tristes? Oye: nuestro fulgor es triste porque ha mirado al hombre. Su mente y nuestra lumbre hermanas son. Por siglos de compasión, existe en astros como en almas la misma pesadumbre. Por siglos hemos visto la Humanidad errante luchar, caer, alzarse... y en sus anhelos vanos volver hacia nosotras la vista suplicante, tender hacia nosotras sus temblorosas manos; y ansiar en tal desierto, ya lánguida, ya fuerte, oasis donde salten aguas de vida eterna; ya llega, llama -y sale con su ánfora la muerte brindando el agua muda de su glacial cisterna. 42
Tronos, imperios, razas, vimos trocarse en lodo: vimos volar en polvo babélicas ciudades. Todo lo barre un viento de destrucción, y todo es humo, y sueño, y nada... y todo vanidades. Es triste ver la lucha del terrenal proscrito; es triste ver el ansia que sin cesar le abrasa; el ideal anhela, requiere lo infinito, crece, combate, agítase, llora, declina y pasa. Es triste ver al hombre, que lumbre y lodo encierra, mirarnos desde abajo con infinito anhelo; tocada la sandalia con polvo de la tierra, tocada la pupila con resplandor del cielo. Poeta, no nos llames -conduele tu lamento; poeta, no nos mires- nos duele tu mirada. Tus súplicas, poeta, dispérsanse en el viento; tus ojos, ¡oh poeta! se pierden en la nada. Con íntima tristeza miramos conmovidas, con íntima dulzura miramos pesarosas, nosotras -las eternas- vuestras caducas vidas, nosotras -las radiantes- vuestras oscuras fosas. El Hombre ¿Todo es olvido y muerte? Pasan gimiendo a solas el mar con sus olajes, la tierra con sus hombres; ¿y al fin en mudas playas deshácense las olas, y al fin en mudo olvido deshácense los nombres? ¿Y nada queda? ¿Y nada hacia lo eterno sube? Decid, astros presentes a todo sufrimiento: la ola evaporada forma un cendal de nube, ¿y el alma agonizante no asciende al firmamento? 43
¡No, estrellas compasivas! Hay eco a todo canto; al decaer los pétalos, espárcese el perfume; y como incienso humano que abrasa un fuego santo, al cielo va el espíritu, si el cuerpo se consume. Vendrá noche de siglos a todo cuanto existe; y expirarán, en medio de hielos y amargura, los últimos dos hombres sobre una roca triste, las últimas dos olas sobre una playa oscura. Y moriréis ¡oh estrellas! en el postrero día... Mas flotarán espíritus con triunfadoras palmas; y alumbrarán entonces la eternidad sombría, sobre cenizas de astros, constelaciones de almas.
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LÁGRIMAS Salvador Rueda Una noche, Jesús meditabundo, -con sus ojos tan grandes y tan tristesentre las sombras contemplaba el mundo. La oscuridad en torno se extendía: como una mancha de carbón yacía y un inmenso sudario parecía… Y al contemplar la ingratitud humana más negra que la noche más obscura que la tiniebla espesa, suspiró con dolor, con amargura, inclinó sobre el pecho la cabeza, y lloró: ¡lloró mucho!, Lentamente Jesús abrió sus ojos, – esos ojos tan grandes y tan tristes – que parecían llorar eternamente… y al contemplar la bóveda sombría, semejante a un oscuro terciopelo, se secaron sus lágrimas y había un reguero de estrellas en el cielo.
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INGRATITUD Francisco Restrepo Gómez Complicaciones arduas del corazón humano, misterios insondables de la naturaleza; la vida es un problema, la vida es un arcano y por el mundo agitan su vuelo soberano dos aves de rapiña: la muerte y la tristeza. Olvidos, desengaños, desilusiones crueles, incompasivas almas de emponzoñados senos: por todas partes luchas, por todas partes hieles, en cuyo fondo guardan acíbar y veneno. Yo todo lo perdono con voluntad de acero, y apuro hasta las heces mi vaso de acritud; mas perdonar no puede mi corazón sincero a un monstruo abominable, aterrador y fiero que habita entre los hombres, llamado ingratitud. Perdono al envidioso y al que con lengua insana reputaciones hiere, virtudes y honras trunca; perdono en sus mil formas a la perfidia humana, perdono al que se vende como una cortesana, perdono al asesino, pero al ingrato, ¡nunca! Porque el ingrato encierra del crimen la simiente y todas las negruras entre su corazón: en sus entrañas lleva veneno de serpiente, ataca por la espalda, pero jamás de frente: recibe un bien y a cambio devuelve una traición.
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La ingratitud es sombra, la ingratitud sin duda, es el mayor pecado de todos los pecados; es de todas las armas el arma más aguda, es una vieja escuálida de faz torva y ceñuda, que tiene por vivienda los pechos depravados. Ayer en un recodo del áspero camino que cruzo yo en mi senda con gran resignación, hallé tendido y débil a un pobre peregrino: solícito y amante le di a beber mi vino, le di mi franca mano, después mi corazón. Con ardoroso empeño calme su sed ardiente; cubrí sus desnudeces de mísero gitano, ungí todas sus llagas y cariñosamente, sequé con mi pañuelo su sudorosa frente como si se tratara de mi mejor hermano. Más tarde los caprichos de la voluble suerte llenaron mi camino de zarzas y dolor; quedé sobre la senda desnudo, mustio, inerte, como si las caricias de un hálito de muerte sobre mi sien posaran su gélido sopor. También fui peregrino; fatigas y asperezas como voraces cuervos llegaron a mi ser; cubriose mi existencia de incógnitas tristezas y solamente nubes, abrojos y malezas, mis enturbiados ojos hallaron por doquier. Y tuve sed y frío, pero ninguna mano me dio a beber su copa; ninguna mano amiga cubrió mis desnudeces de mísero gitano: ninguna quiso entonces sacarme del pantano ni hacer menos pesada la cruz de mi fatiga. 47
Y aquel a quien un día mi mano compasiva cubrió de beneficios, sirviole de sostén, paso por mi sendero con actitud altiva, cubierto de riquezas y de oropeles iba y al verme, hizo una mueca de orgullo y de desdén. Siguió tranquilo y firme sin recordar acaso que alguna vez estuvo con hambre y sin abrigo, sin recordar que un día fui Sol para su ocaso, para sus labios fuente, para su sien regazo y para sus tristezas cordial y franco amigo. Por eso resignado, humilde y sin encono, apuro hasta las heces mi vaso de acritud, en brazos del destino sereno me abandono: perdono todo, todo, pero jamás perdono al rey de los delitos, llamado ingratitud.
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LOS PADRES Y LOS HIJOS Un enjambre de pájaros metidos en jaula de metal guardó un cabrero y a cuidarlos voló desde el otero la pareja de padres afligidos. -Si aquí -dijo el pastor-, vienen unidos sus hijos a cuidar con tanto esmero, ver cómo cuidan a los padres quiero los hijos por amor y agradecidos-. Deja entre redes la pareja envuelta, la puerta abre el pastor de duro alambre, cierra a los padres, y a los hijos suelta. Huyó de los hijuelos el enjambre, y como en vano se esperó su vuelta, mató a los padres el dolor y el hambre.
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PALABRAS FINALES A LA EDICIÓN DIGITAL Miguel he podido sentir nuevamente el olor a níspero, a calor, a polvo, a carbón. De barrios y esquinas se compone la vida del poeta, del pintor, del amante, he visto dibujar con palabras muchos barrios y he oído cantar a muchas esquinas en estos bien vividos 60 años, tu barrio me transporto al maravilloso universo del cuarto de los abuelos con olor a alcanfor y mojicón en donde de la mano de mama Rosa descubrí el mundo de la poesía, sus poemas y sonetos y también los del abuelo, fueron la primera lección de cómo enamorar a las muchachas diciendo con la palabra escrita lo que la voz temblaba al decir y no se decía bien. Tus poemas de barrio con tantas cosas que despiertan un sentimiento profundo de amor y vida, de conciencia y arrechera han dado a esta noche nórdica un grato tono de ese calor ya lejano pero inconfundible, que tu generación y la mía supo dar a la poesía ese acento natural, hecho en casa, en esquina de barrio, en ese barrio que es como un sello de identidad que se lleva siempre dentro, como la confirmación de dónde venimos, la madre nos pare, el barrio nos amamanta. Siempre he llevado guardado tu recuerdo que formo mi juventud de alguna manera, tú y David, los intelectuales primeros que conocí; he disfrutado enormemente los poemas, gracias poeta. Alberto Estocolmo, noviembre 11 de 2014
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