Los Servicios de Inteligencia Ante el Holocausto: Entre la Ética y las Razones de Estado

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Los Servicios de Inteligencia Ante el Holocausto: Entre la Ética y las Razones de Estado Xavier Boltaina 1) Universitat de Barcelona. Spain Date of publication: April 1st, 2016 Edition period: April 2016- October 2016

To cite this article: Boltaina, X. (2016). Los Servicios de Inteligencia Ante el Holocausto: Entre la Ética y las Razones de Estado. Scientific Journal on Intercultural Studies, 2 (1), 56- 85. doi: 10.17583/recei.2016.1913 To link this article: http://dx.doi.org/10.447/recei.2016.1913

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RECEI - Scientific Journal on Intercultural Studies Vol. 2 No. 1 April 2016 pp. 56- 85

Intelligence Services Regarding Holocaust: Between Ethic and State Reasons Xavier Boltaina Universitat de Barcelona

Abstract The Holocaust was one of the most fateful periods of European history of the twentieth century. The "industrial" genocide of six million Jews and other groups of citizens, such as Roma people, homosexuals or people with disabilities is one of the most extensively studied historical issues. We should not forget that it is impossible to know the total number of victims not only Jewish. It is estimated that about seven million of non-Jews were killed by Nazi Germany or the death of three million Soviet soldiers in Nazi camps between 1941 and 1945, victims of war crimes. The aim this article, part of a larger research work - under elaboración-, will focus exclusively on one aspect little studied. There are very few researchers abot Allied Intelligence regarding the Holocaust, in the specific tòpics we propose here, neither regarding other genocides and crimes against humanity. Keywords: intelligence services, holocaust, genocide

2016 Hipatia Press ISSN: 2014-900 DOI: 10.17583/recei. 2016.1913

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Los Servicios de Inteligencia Ante el Holocausto: Entre la Ética y las Razones de Estado Xavier Boltaina Universitat de Barcelona

Resumen El Holocausto ha sido uno de los períodos más infaustos de la Historia europea del siglo XX. El genocidio “industrial” de seis millones de judíos y de otros colectivos de ciudadanos, como los gitanos, homosexuales o personas con discapacidad es una de las cuestiones históricas más extensamente estudiadas. No debe olvidarse, además, que es imposible de conocer el número total de víctimas no sólo judías, pues se calcula que aproximadamente siete millones de no judíos fueron asesinados por la Alemania nazi o la muerte de tres millones de soldados soviéticos en los campos nazis entre 1941 y 1945, víctimas de crímenes de guerra. El objetivo este artículo, que forma parte de un trabajo de investigación más amplio – en fase de elaboración- , se centrará exclusivamente en un aspecto poco estudiado. Son contadas las investigaciones sobre la inteligencia aliada en cuanto al Holocausto, en los contornos específicos que aquí planteamos, como tampoco ante otros genocidios y crímenes contra la humanidad.

Palabras clave: servicios de inteligencia, holocausto, genocidio

2016 Hipatia Press ISSN: 2014-900 DOI: 10.17583/recei. 2016.1913

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l Holocausto se refiere a uno de los períodos más oscuros de la Historia europea del siglo XX pero asimismo se trata de una de las cuestiones históricas más ampliamente analizadas. En este sentido, el artículo se centrará exclusivamente en un aspecto poco estudiado como el posicionamiento de la inteligencia aliada respecto al Holocausto. En primer lugar, la investigación que estamos llevando a cabo y que aquí mostramos muy parcialmente no es el estudio de los servicios de inteligencia occidentales durante la II Guerra Mundial, cuestión que ciertamente ha dado pie a numerosa bibliografía: el aspecto militar de la inteligencia en la Guerra Mundial escapa a nuestra voluntad de estudio. Tampoco, en segundo término, no nos planteamos el papel de los servicios de inteligencia y de la policía secreta, y más concretamente del RSHA1, de la Alemania nazi en el exterminio del pueblo judío. Nos obligaría a un extenso trabajo sobre el papel de la maquinaría estatal de espionaje e inteligencia nacional socialista en el exterminio, aunque no tanto desde la perspectiva de la función de inteligencia nazi en el Holocausto. Ello supondría, por su propia extensión, un trabajo específico desde la disciplina de la inteligencia, cuestión que dicho sea de paso, tampoco ha merecido estudios rigurosos por parte de los investigadores. El objetivo de este artículo se centrará en el papel jugado por los servicios de inteligencia occidentales británico y norteamericano en el conocimiento y transmisión de información a sus respectivos gobiernos sobre el genocidio, a la par que se libraba la II Guerra Mundial. En este sentido, por razones de espacio hemos excluido expresamente a los servicios de inteligencia de la extinta Unión Soviética, que merecerían un estudio específico igualmente, así como otros países de mayor o menor importancia en el análisis de inteligencia del Holocausto como Francia o la “neutral” Suiza. Obviamos ex professo al servicio secreto vaticano porque por sí mismo merece un artículo específico por la poliédrica y compleja posición del Vaticano, y el Papa, durante el Holocausto. El estudio de los servicios de inteligencia y el Holocausto se puede dividir, en la técnica de análisis de inteligencia en dos apartados; el primero es el papel de la inteligencia aliada en los años del “gradualismo” (1933-1939). En este caso, la aproximación es relativamente más sencilla y no la incorporaremos por cuestión de espacio, aunque la estamos investigando.

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En el segundo ámbito, es el que aquí planteamos: el papel de la inteligencia y el espionaje durante el Holocausto, mucho más complejo, pues tras una larga tarea de búsqueda de información, hemos localizado un filón de estudio de amplio entramado, que supone de hecho aproximarse a toda la historia del Holocausto, pero desde una óptica diferente. Por ello, metodológicamente hemos planteado aspectos sustanciales del Holocausto (los guetos, la actuación de los Eisentzgruppen, los campos de concentración y exterminio, la información que disponían los británicos, el papel de la OSS norteamericana –antecedente de la CIA-, etc.) para así poder responder a los aspectos básicos de qué sabían –y que no- y cuando lo supieron los países aliados y plantear también el debate entre la ética y las razones de Estado –o las “razones” de la guerra-.

La Inteligencia Aliada durante los Años del Gradualismo: ¿era Previsible el Holocausto? Entendemos por “periodo gradualista” el que se inicia con la toma del poder por Hitler en 1933 y finaliza con el inicio de la II Guerra Mundial, en 1939. Queremos indicar con ello que la actuación de los nazis fue “gradualista” en su proceso de antisemitismo en Alemania. En este sentido, los diferentes grados en el proceso de gradualismo se podrían establecer, a nuestro juicio, en cuatro escalones: el jurídico –proceso progresivo de promulgación de leyes contra los judíos-, los actos de violencia física contra éstos, la emigración forzosa y el discurso de Adolf Hitler de 30 de enero de 1939. Este ámbito lo estamos estudiando como investigación, pero aquí soslayamos por razones de espacio pero también de sistemática: es uno de los aspectos que permiten una gran riqueza en los estudios de inteligencia y su incorporación a la época presente especialmente por lo que supone de prever el futurible de situaciones de genocidios o crímenes contra la Humanidad, y que en términos actuales podría plantearse si era previsible para la inteligencia occidental las situaciones que acontecen hoy día en Libia, Siria, Irak o lo fueron en Camboya, Darfur o Rwanda, por citar unos pocos ejemplos.

60 Botaina- Servicios de Inteligencia Inteligencia Aliada en el Periodo 1939-1945: los Servicios de Inteligencia y el Holocausto El inicio de la guerra en 1939 y su evolución estuvo jalonada de diversas etapas: una primera con claros actos de genocidio, y una segunda, donde éste adquiriría una forma “industrial”. Destacamos con ello que hay una dificultad terminológica para hablar de genocidio en un momento histórico donde el concepto legal no se había conformado con claridad, pero hoy en día cualquier servicio de inteligencia determinaría que acontece un genocidio o está a punto de cometerse si un gobierno plantease opciones migratorias forzosas, como el plan Madagascar (valorado y desechado finalmente por los nazis), consistente en la opción de trasladar a cuatro millones de judíos a esa isla africana con la intención de abandonarlos a su suerte y así sucedió cuando la Serbia de Milosevic inició la limpieza étnica de albano-kosovares y abocó a la intervención militar de la OTAN para frenarla.

Primera Fase del Genocidio: 1939-Inicio de la Invasión de la Unión Soviética Sintéticamente los datos más destacados se centran en que con la invasión de Polonia en septiembre de 1939, Alemania incorporó a tres millones de judíos a su jurisdicción. Una primera consecuencia de ello fue la instalación de guetos en Varsovia, Lublin, Cracovia. El RSHA obtuvo además en ese momento –tras la fusión de las SS y el SD con la Gestapo y la Kripo- el control sobre la población judía. Resumidamente, entre noviembre de 1938 y verano de 1941, la opción fue la expulsión de los judíos, antes que recurrir al asesinato, que en el derecho actual se calificaría igualmente de genocidio pero ciertamente no nos encontraríamos ante el Holocausto propiamente dicho. En todo caso, creemos necesario establecer qué sabía la inteligencia aliada sobre los guetos y sus condiciones de vida y el destino final que deparaba a sus “residentes”.

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Segunda Fase del Genocidio: el Holocausto Según la historiografía más reciente, la invasión alemana de la URSS iniciada en junio de 1941 supuso el acto definitivo para la conversión de los actos genocidas antes expuestos en la catástrofe denominada Holocausto (Mattaüs, 2004). Sistemáticamente podemos establecer los siguientes elementos del Holocausto, secuencialmente determinados en el tiempo: - la acción de los Einsatzgruppen, que tras el Ejército alemán que avanzaba, localizaban y ejecutaban de forma masiva a los judíos; asesinaron en el periodo 1941-1942 unos 700.00 judíos en la zona de Rusia Occidental. - Dado que en el territorio conquistado a la URSS entre junio y noviembre de 1941 quedaron atrapados unos cuatro millones de judíos, el sistema de guetos ensayado en Polonia se hizo inviable. La paralización del frente ruso impidió reasentar a los judíos. Ante ello, se activó la segunda fase, la de encontrar una “Solución final” al “problema judío”. Por ello, los historiadores plantean que fue a lo largo de 1941 cuando la Alemania nazi concluyó que el exterminio era una opción más factible que la expulsión. Uno y otro proceso son hoy considerados genocidios, pero el exterminio sería el grado máximo dentro del proceso. - ¿Se conoce el momento exacto de la adopción de la decisión del exterminio? Aún hoy es un dato no clarificado. Parece situarse como periodo más plausible entre diciembre de 1940 y marzo de 1941, aunque el asesinato sistemático comenzó en octubre de 1941 a través de los Einsatzgruppen y el asesinato “industrial” con cámaras de gas se data en marzo de 1942. Otras informaciones rebelan que el Alto Mando alemán ordenó en junio de 1941 emplear “medidas enérgicas y brutales” contra los judíos rusos y Goering requirió a Reinhard Heydrich en julio de 1941 a solucionar “la cuestión judía”. ¿En qué momento de la tragedia los aliados conocieron esta decisión?

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- la conferencia de Wannsee: esta reunión, de alto nivel secreta, convocada por Heydrich el 20 de enero de 1942, supuso la confluencia de representantes de diversos ministerios (justicia, interior y asuntos exteriores) y administradores de territorios del Este. Un sector de historiadores considera la conferencia de Wannsee como la última fase del proceso de toma de decisiones que llevó a la “Solución Final”, aunque el exterminio ya había comenzado. La reunión no adoptó pues la decisión de exterminar a los judíos, como en ocasiones se afirma, sino coordinar – “eficazmente”- a la Administración nazi en ese exterminio. Otros historiadores indican que fue un acto para confirmar la decisión ya asumida en octubre de 1941, mientras otros indican que sólo se planteó la logística del asesinato en masa (Roseman, 2002). Reflexionaremos sobre cuándo la inteligencia aliada pudo conocer el contenido, si es el caso, de la Conferencia de Wannsee. - La “Operación Reinhard” (Aktion Reinhard) nombre clave que los nazis dieron al plan de asesinato de judíos polacos, llevada a cabo entre 1942-1943, consistió en convertir a los campos de Belzec, Treblinka y Sobibor en el centro de eliminación física de tres millones de judíos. El proceso se articula en tres fases: traslado de tres millones de judíos polacos a los campos, exterminación física inmediata y reenvío de sus posesiones a Alemania. La operación fue considerada un “éxito”. Auschwitz queda fuera de esa operación con su propia singularidad, pues a finales de 1943 se había asesinado allí a más de dos millones de judíos. La operación Reinhard es inescindible de los campos de concentración y exterminio. - los campos de concentración y de exterminio. Fue la fase final del proceso, con la creación de campos en lugares diversos que han pasado a ser fatídicamente recordados: Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka, Majdanek y Auschwitz, este último símbolo del Holocausto; en Treblinka fueron asesinados 800.000 ciudadanos en trece meses, tarea llevada a cabo por un reducido numero de personas de no más de 1200, de los cuales sólo una cincuentena eran alemanes. ¿Cuándo fue conocida la Operación

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Reinhard y cuando se conoció la existencia y realidad de los campos por parte de la inteligencia aliada? Desde la óptica de lo que interesa a esta investigación queremos destacar lo siguiente: a) los nazis en todo momento quisieron ocultar urbi et orbe el exterminio llevado en los campos, incluso a los judíos hasta los instantes mismos de perpetrar el asesinato individual y por supuesto a los servicios de inteligencia occidentales y a sus respectivos gobiernos. Himmler indicó que el exterminio de los judíos sería una “gloriosa página de la historia que nunca había sido escrita y que nunca lo sería”, lo que invita a pensar en la clara voluntad de ocultar el genocidio. b) Himmler ordenó en noviembre de 1944 el cese del exterminio en las cámaras de gas y su desmantelamiento para destruir la evidencia de su existencia, con la clara intención de evitar la prueba de lo acontecido. Por consiguiente, el Holocausto en su dimensión mayúscula fue una actuación de la cúpula nazi que por diversas razones se quiso ocultar hasta su mismo final. Razones muy diversas que forman parte del ámbito de estudio de la ciencia política y de los historiadores y que se alejan de nuestro trabajo de investigación. Pero sí es un dato muy relevante por cuanto implica que la inteligencia aliada tuvo que acceder a la información a través de lo que son fuentes secretas, ya que las fuentes abiertas (open sources) no eran, y más en esa época, una opción factible, y no puede ignorarse que este acceso a la información era paulatino al acceso a información militar, por lo que podría darse una interferencia entre uno y otro elemento, una de las razones que –adelantamos- a nuestro juicio fue clave para establecer que pese a la información de inteligencia aliada obtenida sobre el Holocausto, el Reino Unido y EE.UU adoptaron una posición pasiva.

64 Botaina- Servicios de Inteligencia El Conocimiento del Genocidio en Todas sus Fases por Parte de los Servicios de Inteligencia A continuación vamos a exponer qué grado de conocimiento –a nuestro juicio, con los datos disponibles hoy día y existiendo infinidad de documentos aun clasificados como secretos- tenían los servicios de inteligencia aliados de todo el proceso en los puntos fundamentales mencionados, en la fase bélica de 1939-1945, por cuanto la fase gradualista, por su propio contexto, fue conocida por Occidente y lo único que cabría dilucidar es si desde la óptica del análisis de inteligencia era factible prever el Holocausto con los hechos históricos conocidos en esa fase. Plantearemos qué era conocido y qué no era y también expondremos porqué si se conocían datos e informaciones, no hubo intervención militar que impidiera sobre todo la fase “industrial” del genocidio. En concreto, tal como hemos dicho, nos centraremos en los siguientes hechos relativos al Holocausto. - los guetos. - la adopción de la decisión del exterminio o “Solución Final”. - la actuación de los Einsatzgruppen. - la conferencia de Wannsee. - la operación Reinhard, los campos de concentración y exterminio y el emblemático campo de Auschwitz, como símbolo universal del Holocausto. - una aproximación al papel de la inteligencia aliada, en concreto la británica y la OSS norteamericana.

Los Guetos A mediados de 1940, más de medio millón de judíos polacos vivían hacinados en guetos. La información de inteligencia obtenida a través de diplomáticos -especialmente latinoamericanos- indica que la vez primera en que la OSS conoce las características de los guetos y más específicamente el de Varsovia, es en torno a octubre de 1940.

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Parece, sin embargo, que las informaciones llegan a la inteligencia aliada lentamente, quizá porque los guetos tenían una finalidad de aislamiento absoluto de los judíos y se situaban en zonas ocupadas por los alemanes y por tanto, con una enorme dificultad de huida fuera del gueto y de Polonia –fundamentalmente- a un territorio seguro. Por consiguiente, la información que se obtiene en un primer momento es en base a los cables descifrados por la inteligencia británica a través de diplomáticos, pero luego poco a poco por otros medios. En este sentido podemos indicar que de los datos consultados, es a fines de 1943 cuando la OSS consigue información de diplomáticos americanos en Suiza que reproducen informaciones obtenidas de judíos huidos del gueto2. Por otro lado, la información de que los habitantes de los guetos están siendo trasladados a campos de exterminio, -a partir de septiembre de 1941es conocida por la inteligencia aliada en noviembre de 1941, a consecuencia de los cables de la diplomacia chilena. Para la OSS, el informe de 28-61942 le aporta una información demoledora, al establecerse que “Alemania no persigue a los judíos. Los extermina sistemáticamente”3 y que son los guetos de Cracovia, Lvov, Lublin, Radom y muy especialmente Varsovia los principales centros de eliminación pasiva de judíos4.

La Adopción de la Decisión del Exterminio o “Solución Final” En este ámbito jugó un papel clave la inteligencia y la clase política británica; la OSS norteamericana fue también un elemento a tener en cuenta, algo más secundario7. Si los historiadores sitúan entre diciembre de 1940 y marzo de 1941 la decisión clara y precisa de proceder al genocidio en masa, los documentos de la inteligencia británica hoy desclasificados ubican el conocimiento del genocidio en zona soviética también en 1941. La clave fue el centro británico de inteligencia de Bletchley Park, que descifró los códigos alemanes, así como también la infiltración en el ministerio de exteriores chileno.

66 Botaina- Servicios de Inteligencia En este último caso, el proceso es poco conocido por los historiadores pero altamente importante, lo que acredita que la labor de inteligencia es fundamental porque un pequeño dato o un individuo de relevancia escasa pueden aportar al análisis una información fundamental. Los diplomáticos latinoamericanos eran, muchos de ellos, filo nazis manipulados por el SD6, destacando el cónsul chileno en Praga, Gonzalo Montt7 (Calvi, 2005), considerado por el servicio alemán como “uno de los nuestros”. Sin otra legación abierta en Praga, el cónsul chileno era el único observador diplomático extranjero (Schellengerg, 2005). En este sentido, el cónsul informó a su Ministerio en Santiago del inicio de la campaña contra la Unión Soviética y comunicó las actuaciones de los Einsatzgruppen y de las masacres en los países bálticos; él mismo visitó el gueto de Varsovia en septiembre de 1941 y transmitió datos sobre las medidas administrativas preparatorias del Holocausto. La inteligencia británica conocía toda esta información en tiempo real y fue transmitida a la OSS, aunque siempre con retraso de tres a cinco meses. La fuente infiltrada se desconoce y en los archivos de la OSS consta como “fuente muy secreta”. En todo caso, los cables del cónsul fueron una de las primeras fuentes de información al inicio del Holocausto y si bien la CIA ha desclasificado la información, no así lo ha hecho el MI-6 británico, y ello es así, en opinión del investigador Richard Breitmann para proteger aún hoy una fuente que debía estar enclavada en el corazón mismo del Ministerio chileno de Exteriores, salvo que fuera también otra la razón: que ya en ese momento los británicos hubieran podido descodificar las comunicaciones entre el cónsul y Santiago de Chile, que se encriptaban a través de los sistemas alemanes (Breitmann, 2005). Ello nos lleva a una segunda cuestión8: el servicio británico consiguió “romper” los códigos de la policía alemana sobre la cuestión judía en julio de 1941, con la colaboración de oficiales de inteligencia franceses huidos tras la ocupación de su país. En el lado negativo, la caída de Francia supuso una pérdida significativa de la capacidad de interceptar mensajes. Según esta información, ya desde diciembre de 1940 se obtenía información de inteligencia sobre campos de concentración y en julio de 1941 la sección militar del oficial John Tiltman poseía un número considerable de lecturas sobre mensajes policiales alemanes de Rusia. El 18

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de julio de 1941 la inteligencia británica tuvo conocimiento del exterminio de más de 1100 judíos así como de ejecuciones de partisanos. Pero no parece que los informes facilitados por la sección de John Tiltman al MI14 -servicio de investigación de inteligencia militar- fueron tomados con mucho interés, si bien consta que aun así durante toda la guerra se emitieron informes periódicos semanales sobre operaciones policiales en el frente ruso. Los hechos acontecidos en las zonas ocupadas, y en especial Polonia, fueron transmitidos a la inteligencia aliada, en especial la británica. De hecho, la propia BBC emitió un programa sobre el exterminio de los judíos en 19429. ¿Por qué en ese momento inicial del Holocausto los informes de la inteligencia, especialmente británicos, no fueron tomados en consideración por el Gobierno? Las opiniones son diversas, algunas enmarcables en el ámbito de inteligencia y otras con consideración política, cuestión sobre la que volveremos más adelante: a) algunos autores aún afirman que hasta 1944 no se tuvo un conocimiento claro de la magnitud de la tragedia, opinión que nos parece refutable. Más bien la clase política británica era insensible al tema y el sector favorable al pueblo judío, como Churchill, estuvo siempre en minoría a lo largo de la II Guerra Mundial (Neville, 1999, p. 66). b) un grupo de analistas plantea que la opinión pública no hubiera dado fe a estas informaciones, vista la magnitud de los hechos que poco a poco se iban conociendo, tesis que más bien puede tener un valor justificatorio de la inacción, pues la aportación de pruebas irrefutables hubiera diluido lo que algunos pretendían entender como “propaganda judía” exagerada para conseguir ayuda. c) finalmente, algunas fuentes defienden que el conocimiento del inicio del Holocausto a través del descifrado de las claves alemanas aportaba nada o muy poco a la causa bélica y por el contrario hubiera permitido a alemanes descubrir que su cifrado había sido descubierto y por tanto poner en grave riesgo la estrategia aliada para ganar la guerra. Quizá ello sea lo más plausible y así la comunidad judía quedó subordinada a las necesidades militares.

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La Actuación de los Einsatzgruppen. Tras el ataque alemán a la Unión Soviética, aparece la actuación de los Einsatzgruppen, con la misión de asesinar el mayor número posible de judíos. El método “ordinario” de los Einsatzgruppen suponía la eliminación física rápida de todos los judíos –y no sólo ellos- una vez ocupados sucesivamente a los pueblos a donde llegaban. La actuación de los Einsatzgruppen es un elemento importante en el Holocausto, porque claramente demuestra la voluntad genocida. Las informaciones que hoy se conocen de esa actuación coinciden exactamente con los informes de inteligencia británica. Por consiguiente, los aliados conocían esa circunstancia, pero constatada la misma, el servicio británico en especial lo asume y decide dejar de informar al gobierno, salvo petición expresa. Según un informe interno de Bletchey Park “el asesinato de judíos por la policía es un hecho probado; en consecuencia no nos proponemos continuar elaborando informes sobre estas carnicerías en especial para el primer ministro, salvo petición expresa”10. En cuanto a los norteamericanos, a la OSS llegó un informe de fecha 7-11-1942 del que no caben dudas sobre el alcance del Holocausto11. ¿Cuál es la razón de que la inteligencia británica tuviera un fácil acceso directo a las actuaciones de los Einsatzgruppen, mientras que en otras fases del Holocausto el acceso fuera más complejo? La respuesta es sencilla. Los oficiales de transmisión de la policía de orden y otras fuerzas que componían los Einsatzgruppen no eran oficiales jóvenes, pues mucho de los cuales ya habían servido en la I Guerra Mundial12. Los métodos de transmisión de estos grupos no cambiaron y por ello no utilizaron el sistema Enigma que sí empleaba el RSHA y el Ejército alemán; el método de la policía no era especialmente complejo, más bien simple. Según los analistas de la inteligencia británica, los alemanes no parecieron percibir el alcance de la vulnerabilidad de los códigos de la policía y de los Einsatzgruppen13, si bien cabe plantearse si también ayudó una combinación de arrogancia y subestimación del enemigo por parte de unos alemanes victoriosos y exultantes en su avance imparable hacia el Este.

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La Conferencia de Wannsee Pocos dirigentes nazis conocían los preparativos del Holocausto que se articularían en Wannsee. Sin embargo, dos meses antes, la inteligencia aliada había obtenido ya informaciones sobre la irreversibilidad del genocidio judío En todo caso, la inteligencia aliada tuvo conocimiento del resultado de la Conferencia en el mismo enero de 1942 y los británicos optaron por no publicitar el hecho y se obvió su anunció a resultas de que se “confirmara”. Sólo en noviembre de 1942 se dio luz pública de esta información en EE.UU (Marrus, 1987, p.161). La información llegó a la inteligencia aliada a través de un mensaje del secretario del Congreso Mundial Judío Gerhart Riegner que lo transmitió inicialmente al diputado laborista judío Sydney Silverman. Éste lo remitió al Ministerio de Exteriores británico. En realidad, la información transmitida se refiere a la Conferencia de Wannsee y no al exterminio propiamente dicho, pero parece evidente que cualquier servicio de inteligencia podía ya prever que los resultados de la Conferencia concluirían en un genocidio masivo.

Los Campos de Concentración y Exterminio, la Operación Reinhard y el Campo de Auschwitz-Birkenau. Es uno de los elementos centrales de cualquier aproximación al fenómeno del Holocausto y al papel de los servicios de inteligencia: ¿cuándo fue conocido el funcionamiento de la Aktion Reinhard, los campos de concentración y exterminio y la existencia de Auschwitz? Deducimos de los informes consultados que los británicos tenían conocimiento muy preciso de todo ello y también los norteamericanos, si bien la transmisión de datos de inteligencia hacia el otro lado del Atlántico se demoraba siempre, algunos meses. Sobre ello hay algunas contradicciones, pues tradicionalmente se ha afirmado que algunos informes conseguidos por desclasificación en Bletchley Park no eran

70 Botaina- Servicios de Inteligencia transmitidos, aunque la lectura más reciente de archivos de inteligencia demuestra lo contrario. Así, la Aktion Reinhard dirigida por Heydrich era conocida en Bletchley Park. En septiembre de 1942 hay constancia en los informes de inteligencia británicos por vez primera de la Aktion Reinhard y de que no se trata sólo de una operación circunscrita a Bohemia-Moravia. En octubre de 1942 se descodifican mensajes del comandante de Auschwitz sobre los transportes de judíos al campo. Por tanto, hay baile de cifras en cuanto a los años. Algunas monografías consultadas indican que de forma detallada se sitúa el conocimiento por parte de la inteligencia aliada de la situación en Auschwitz en el año 1944, a través de dos judíos eslovacos huidos en abril. El informe que se elaboró era muy completo: es el “Informe Protocolos de Auschwitz” o “Informe Vrba-Wetzler” –en honor a sus autores-. Según los datos hoy conocidos, el informe llegó al Departamento de Estado norteamericano en junio de 1944. Sin embargo parece claro que los británicos dos años antes como mínimo habían ya conocido la envergadura de lo que acontecía en ese campo, sin lugar a dudas, y también la OSS. Dado el carácter simbólico –y algo más-, que implica Auschwitz, vamos a detenernos en el proceso de obtención de inteligencia sobre este campo. Adelantamos que los servicios de inteligencia llevaron a cabo eficazmente su función, si bien las decisiones políticas impidieron cualquier actuación militar al respecto.

La Inteligencia Aliada frente a Auschwitz-Birkenau. Algunas voces –incluida la CIA en la etapa del Presidente Reagan- han mantenido durante décadas que el genocidio allí llevado no se conoció en toda su magnitud hasta 1944. Sin embargo, Auschwitz era una inmensa instalación formada por diversos campos de concentración, a 43 km. al oeste de Varsovia y en donde encontraron la muerte entre 1,5 y 2,5 millones de seres humanos. Aproximarnos a la cuestión obliga a formularnos tres preguntas: ¿Era factible ocultar tal tragedia por parte de los nazis? ¿Qué conocían los

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aliados? ¿Qué repercusiones hubiera tenido para la acción militar el conocimiento público del genocidio “industrial” de Auschwitz? A la primera cuestión, debemos responder que la dimensión histórica impide creer que Auschwitz pudiera ocultarse, pese a estar situado en plena zona polaca ocupada. Por tanto procede responder a cuál fue la evolución del conocimiento de Auschwitz en base la información de inteligencia de los aliados. Auschwitz es el fruto de muchos caminos entrecruzados. A nuestros efectos, no podemos deslindarlo de la sorprendente resistencia del Ejército soviético al avance alemán, que obligó a desviar fuerzas encargadas de asesinar judíos al frente ruso. Ello se constata en los informes de inteligencia interceptados por los británicos, donde se acredita que durante el 1942 disminuyen los informes sobre ejecuciones masivas de judíos, a diferencia de lo que acontecía en otoño de 1941. Por otro lado, la ideología cede en parte ante la necesidad de la guerra y ante la ausencia de mano de obra, Hitler autoriza –en informaciones decodificadas por la inteligencia británica- el uso del trabajo de los judíos aptos para labores físicas. El conflicto surge y la inteligencia británica intercepta las quejas del comandante de Auschwitz solicitando que los convoyes de judíos dirigidos al campo no se detengan en su camino (Breitman, 2005)14. Un elemento que impide en los primeros momentos conocer el alcance de la tragedia de Auschwitz –y de los campos en general- es que a diferencia de la policía del orden (Orpo), que utilizaba una codificación antigua –conocida por la inteligencia británica-, las SS utilizaban la máquina de codificación Enigma. Los británicos empezaron a descodificar el sistema Enigma a partir de 1940, en mayor o menor grado, pero no deseaban que ello se supiera. Por ello precisamente, Auschwitz no permanecía ya “oculto” a los ojos de la inteligencia aliada15. Los informes sobre Auschwitz facilitados por la inteligencia no motivaron ninguna intervención militar. En concreto se puede acreditar datos muy significativos: - una vez conocidos los informes de inteligencia, numerosas voces gubernamentales solicitaron una actuación militar contra el campo o más expresamente contra las vías de tren que servían de acceso.

72 Botaina- Servicios de Inteligencia - la respuesta de las autoridades militares fue que ello suponía una “dispersión” de recursos militares muy necesarios para el desembarco de Normandía, afirmación que es altamente cuestionable, dado que en agosto de 1944 la aviación norteamericana destruyó el complejo industrial IG Farben, muy cercano a Auschwitz, pero no atacó el campo. - esa misma acción militar reporta a la inteligencia aliada fotos muy precisas tomadas desde los aviones de las instalaciones crematorias de Auschwitz-Birkenau. Uno de los debates más intensos que ha habido ha sido hasta qué punto desechar la información de la inteligencia aliada para destruir las cámaras de gas y hornos crematorios fue una acción justificada por razones militares, en un debate que no parece cerrado y sobre el cual volveremos en las próximas páginas.

La Inteligencia Norteamericana y Británica: la OSS, el Servicio Británico y el Holocausto Hemos ya planteado en puntos anteriores diversos aspectos de la cuestión. Aquí sólo quisiéramos resaltar que los datos conocidos hoy en día –y los que seguirán conociéndose en el futuro- producen una quiebra entre lo que los responsables de lA OSS decían saber años más tarde al Holocausto –ya como CIA- y la realidad. En la década de los 80, William J.Casey, director de la CIA bajo la presidencia Reagan y antiguo miembro de la OSS afirmó que “no comprenderé jamás como, con todo lo que se sabía de Alemania y de su máquina de guerra, nosotros sabíamos tan pocas cosas sobre los campos de concentración y la amplitud del Holocausto”, reiterando que la OSS conocía de manera general la persecución de los judíos y de la represión y brutalidad que sufrían, también en los campos, “pero nadie o casi nadie no conocía la amplitud de lo que sucedía”, si bien también afirmó que cuando se recibían informes sobre la cuestión, eran orillados por que la política de EE.UU y Reino Unido era concentrarse exclusivamente en la derrota del enemigo (Calvi, 2005, p.31). Esta tesis es defendida también por integrantes de la OSS, como Arthur Schlesinger, responsable de Inteligencia y Análisis

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(I&A), en cuyas Memorias afirmó que fue en verano de 1944 cuando se recibieron las informaciones más crudas sobre el genocidio (Schlesinger, 2008). ¿Es cierto? Un dato significativo a nuestro juicio: frenar el Holocausto no fue una prioridad para los norteamericanos. El objetivo era ganar la guerra. Es relevante que los informes más elaborados sobre el tema fueron precisamente efectuados por jóvenes analistas judíos de la sección I&A (Abraham Duker y Charles Irving) que reconocen su indignación porque “no interesa la destrucción de los judíos de Europa” (Calvi, 2005). En resumen, la desclasificación parcial de documentos de la OSS bajo la presidencia Reagan, acreditaría que el conocimiento real se situaría en el periodo 1944-1945. Sin embargo, este dato es incorrecto, una vez bajo la presidencia de Clinton se dictó la Nazi War Disclosure Act de 1998, que fechar exactamente cuando la cúpula del gobierno norteamericano conoció todos los hechos del Holocausto. Como ya hemos podido indicar antes, los documentos desclasificados sitúan un conocimiento certero a partir de la primavera de 1941, en línea a la información obtenida a través de la infiltración en la diplomacia chilena. Los informes de la OSS de 1942 acreditan un conocimiento detallado de los guetos, de los Eisentzgruppen y también de los campos. La misma reflexión debe efectuarse de los británicos. El investigador Richard Breitman reitera lo antes dicho: “ningún documento, por importante que el fuera, no habría podido cambiar la percepción dominante en el interior de los nuevos servicios secretos americanos: ellos debían concentrar sus medios en ayudar a ganar la guerra”. En todo caso, la inteligencia norteamericana distribuye selectivamente la información sobre el Holocausto y es destacable que Henry Mongenthau, judío y secretario del Tesoro es objeto de información censurada sobre el genocidio. Por otro lado, debe entenderse la particularidad de los avances que se hacían en el centro de inteligencia de Bletchley Park, antes ya comentados. Hoy en día puede afirmarse que el servicio británico tenía muy buena información sobre la marcha del Holocausto y de hecho parece ser que en 1943 la expresión “Solución Final” es interceptada por el centro británico16.

74 Botaina- Servicios de Inteligencia ¿Por qué razón Blechtley Park y la dirigencia política británico adoptaron una actitud de no transmitir al mundo la información obtenida? ¿Por qué los norteamericanos también optaron por esta vía? Aunque son muchos interrogantes que sobre una guerra siempre acontecen y más cuando hablamos de fuentes de inteligencia, parece evidente que norteamericanos y británicos querían a toda costa salvaguardar sus métodos de inteligencia, descifrado, etc. de cualquier sospecha por parte de los alemanes y evitar sacrificar la finalidad esencial que era ganar la guerra. El destino de los judíos, o mejor dicho, dar a conocer lo que acontecía en esa época, era secundario; es más, aunque algunos dirigentes mostraran su absoluto rechazo al genocidio (Churchill) imperó la lógica pragmática desde la perspectiva de la inteligencia. En concreto, creemos que diversos son los elementos a tener en cuenta: - en verano de 1941, Blechtley Park intercepta constantes comunicaciones sobre asesinatos en masa, aunque con terminología ambigua –propia del Holocausto-: “bandidos judíos”, “judíos bolcheviques”, etc. Sin embargo, pese a los eufemismos, hay informes que acreditan auténticas “competiciones” entre dirigentes de las SS para obtener un mayor número de judíos asesinados. - el salto cualitativo del papel de Bletchley Park se produce con Churchill de primer ministro. Nombrado en mayo de 1940, Churchill recibe cada día una síntesis de las escuchas de su centro de inteligencia. - un dato que puede permitir establecer la razón de la prudencia en el anuncio al mundo del Holocausto lo debemos encontrar una vez más, en un doloroso pragmatismo que se concreta en el discurso de Churchill a los británicos de 24 de agosto de 1941. En él se refiere a “muertes en masa”, “ejecuciones a sangre fría perpetradas por tropas de la policía alemana contra patriotas rusos...” “estamos ante un crimen en masa”, entre otras afirmaciones. Este discurso es ambiguo y la razón radicaría en que se omitieron las acciones ya conocidas de genocidio en base a que descifrado el código Enigma, ello no quería publicitarse, por lo que sólo se dio información cifrada por los códigos policiales previos a la II Guerra Mundial. En conclusión, autocensurándose, Churchill protegía el dato de que se habían descifrado sistemas modernos de los alemanes y sólo se

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transmitió en el discurso información que los propios alemanes podían deducir estaba cifrada en códigos antiguos. En este sentido, se ocultó expresamente el dato obrante en su poder del asesinato ya consumado de un millón de judíos –cifra por cierto inexacta en ese momento-17. Pese a la autocensura, los alemanes dudan y la orden inmediata es establecer el carácter secreto de los asesinatos18, lo que supone a nuestro juicio que para Alemania el genocidio sí formaba parte de todos sus planes globales de guerra. Este mismo mensaje de alerta es interceptado en Bletchley Park y aunque los alemanes cambian los códigos y apuran los eufemismos (el vocablo “ejecución” es sustituido por el término “acciones según las reglas de la guerra”) tanto los británicos como los norteamericanos –en menor medida- continuaron conociendo el rumbo del Holocausto. Debe añadirse además, que con el fin de proteger la información de que se había obtenido la decodificación de las claves, el “pragmatismo” político permitió otras acciones de guerra con víctimas civiles incluso británicas, como el bombardeo de Coventry en noviembre de 1940 y no se atacaron frontalmente a los submarinos U-2 durante el bloqueo del Reino Unido. Literalmente, “cada vez que los alemanes cambiaban sus códigos, Bletchley Park permanecía sordo y mudo y no podía comunicar al Estado Mayor aliado la evolución militar alemana”(Calvi, 2005, p.53). Respuesta parecida en el otro lado del Atlántico: los informes no fueron tomados especialmente en cuenta. Ello se traslada también al interés de la prensa de EE.UU sobre el Holocausto, inicialmente muy escaso. El Departamento de Estado se esfuerza en impedir que haya filtraciones, cuanto menos hasta finales de 1942, con una política dirigida a retener informaciones bajo el pretexto de “ausencia de información”19. La conclusión final es que para la inteligencia británica informar al gobierno sobre el genocidio ya no tiene valor añadido: se considera asumido como un “hecho cotidiano” que no precisa ser transmitido a la autoridad política, salvo petición expresa. Todo ello sin olvidar que en 1941 el MI-6 es de hecho el único servicio centralizado y eficaz, mientras los norteamericanos están construyendo aún el suyo. En este sentido, se deduce que las informaciones sobre el Holocausto, por diversas razones, podían desviar la atención de la opinión pública sobre

76 Botaina- Servicios de Inteligencia la guerra en sí misma y también quizá obligar moralmente a una actuación militar sobre el genocidio; una presión sobre el Presidente Roosevelt que los aliados no estaban dispuestos a asumir. El objetivo era ganar la guerra, aun a costa de la muerte de millones de judíos. Como colofón de lo dicho, debemos resaltar que pese a la voluntad de EE.UU de ocultar los datos, el subsecretario Sumner Welles filtra al rabino Wise, en Berna -octubre de 1942-, las informaciones habida cuenta que el primero no puede publicitarlas; al día siguiente Wise convoca una rueda de prensa en Berna e informa. La reacción oficial del responsable de refugiados del Departamento de Estado Robert Border Reams es elocuente: “Estos informes no están confirmados. Es imposible de obtener confirmación de lo que proviene de los países ocupados por Alemania. Es incontestable que los judíos en Europa están oprimidos; es cierto que un número considerable de judíos han muerto de una manera o de otra tras el inicio de la guerra. Que el número de muertos sea de numerosas decenas, o millares, o como el informe afirma, de millones, no desvía nuestro principal problema. Nuestra principal consideración es ganar la guerra; cualquier otra consideración debe quedar subordinada a ello”. Digamos como conclusión final que la política prevaleció, pero la inteligencia había hecho su tarea, sin lugar a dudas. También es cierto que la información de inteligencia, filtrada, forzó la política. Pese a declaraciones como las anteriores, la comunidad judía norteamericana se movilizó y Roosevelt se vio obligado a reunirse con el rabino Wise. La respuesta presidencial fue clara: “no sabemos qué medidas adoptar para impedir la destrucción de los judíos en Europa” (Calvi, 2005). En la reunión, celebrada el 8-12-1942, los dirigentes de la comunidad judía piden al Presidente un comunicado oficial denunciando la masacre, a lo cual Roosevelt accede pese a las numerosas objeciones del Departamento de Estado y la oposición del Foreign Office británico. Así, EE.UU, el Reino Unido y otros aliados anuncian al mundo el Holocausto: es el 17 de diciembre de 1942, esto es, 18 meses después de los informes sobre los Einsatzgruppen y del cónsul de Chile y 7 meses después de los primeros artículos de prensa sobre el Holocausto. Pero el anuncio no puede aún incorporar la enorme tragedia que se avecinaba en los años siguientes, entre 1943 y 1945.

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Conclusiones Sin ánimo de exhaustividad, creemos oportuno plantear algunas consideraciones finales respecto a lo expuesto anteriormente. 1.- Desde el inicio hasta el momento actual de nuestro trabajo de investigación, hemos experimentado una relativa evolución en nuestra perspectiva del papel de los servicios de inteligencia ante el Holocausto aunque confirmándose nuestra intuición inicial: se trata de uno de los eslabones del genocidio escasamente estudiados y cuando lo ha sido, de manera fragmentaria y desde la perspectiva de los historiadores fundamentalmente, pero en muy pocos casos desde la disciplina de la inteligencia. Así, nos ha sido prácticamente imposible localizar reflexiones o planteamientos sobre la inteligencia aliada en los años del gradualismo y ello que es evidente que aquella estaba muy alerta y elaboraba sus informes de inteligencia de gran calidad planteando una posible catástrofe. 2.- Lo anterior nos permite aproximarnos a otro planteamiento, que supera los contornos del Holocausto: el papel de la inteligencia frente a los genocidios y crímenes contra la Humanidad. ¿Qué preveían los analistas de inteligencia franceses ante el genocidio tutti acaecido en 1994 en Ruanda por ejemplo? Incluso más recientemente, por ejemplo, ¿qué análisis se hicieron sobre el régimen libio de Gaddafi o sobre la reacción del régimen de Siria ante el hundimiento del sistema? En resumen, a nuestro juicio entendemos que la disciplina de la inteligencia tiene mucho que decir ante estas situaciones extremas, máxime cuando ya acumulamos una larga experiencia que nos permite, más que nunca, prever y analizar situaciones de este tipo. Actualmente, un país que promulgara una legislación como la alemana de discriminación racial de 1935 (Leyes de Nüremberg) ya no podría pasar desapercibido a ningún servicio de inteligencia en cuanto a la evolución de ese país hacía una hipotética catástrofe y cuesta comprender que ello no se percibiera en su momento.

78 Botaina- Servicios de Inteligencia 3.- En cuanto en concreto al Holocausto y la inteligencia aliada, queremos plantear algunas conclusiones, a modo de síntesis también. a) en primer lugar, más allá de los debates de los historiadores intencionalistas o funcionalistas, parece claro que un análisis de inteligencia adecuado llevado a cabo antes del ascenso del nazismo al poder y durante los años del gradualismo (1933-1939) –que no hemos incorporado a este artículo- no podría dejar pasar como posible la catástrofe que se avecinaba. Ya antes del estallido del conflicto bélico en 1939, los nazis habían tomado una decisión, la expulsión del pueblo judío de su territorio presente y futuro. Nadie puede negarlo, pues todo acredita que los judíos eran los enemigos raciales e internacionales de la Alemania nazi. Cuestión distinta es entender que ya hubiera, en ese periodo gradualista, un plan específico para la “Solución Final”. Al respecto, la respuesta podría ser parcialmente negativa, entendida la “Solución Final” como el asesinato masivo de todos los judíos europeos. Muy posiblemente, vistos los informes de inteligencia aliados, el exterminio como opción –la única- que la cúpula nazi ve factible era constatable, ante la imposibilidad de una “reubicación” geográfica. En nuestra opinión, el genocidio debía ser ya una de las conclusiones más factibles de un análisis de inteligencia, junto a otras alternativas de menor posibilidad, a partir de 1933 e incluso antes, pero sin duda a partir de 1939. b) los aliados tuvieron pleno conocimiento a través de su inteligencia del papel de los Einzensgruppen y, especialmente luego, el asesinato metódico de judíos en los campos y que alcanza un nivel “industrial” durante el segundo semestre de 1942. En todo caso, en el futuro será importante analizar las comunicaciones entre las fuerzas alemanas en territorio soviético y Berlín, y viceversa, dado que muchas de ellas han sido desclasificadas en la última década, lo que permitirá estudiar las prácticas del nazismo en el exterminio pero a su vez la obsesión por mantener en secreto la Solución final, así como la capacidad británica para interceptar estas comunicaciones.

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c) no puede obviarse en este proceso, sin duda, la respuesta aliada frente a las informaciones que la inteligencia suministraba a la clase política. En este sentido, debemos señalar que el papel de Churchill y Roosevelt fue clave y su entorno político también y que la contradicción entre el pragmatismo y la “razón de estado” –ganar la guerra- y dar a la luz pública el drama del Holocausto –que posiblemente hubiera obligado a desviar esfuerzos bélicos para evitarlo- justifica la que podríamos denominar hipocresía oficial. Nadie puede negar, sin embargo, que ambos líderes estuvieron absolutamente comprometidos en vencer al nazismo –aquí no cabe ninguna “teoría de la conspiración”-, pero de todo el material consultado, puede concluirse que si bien individualmente contemplaron con horror el Holocausto, como políticos optaron por dar prioridad a la estrategia diplomática y militar antes que tomar decisiones contundentes para salvar a los judíos. Tampoco deben dejarse orillarse otras razones aunque puedan parecer menores. En primer lugar, una cierta tendencia a no creer los informes tan apabullantes en número de cifras que la inteligencia aliada suministraba; hemos podido constatar cierta incredulidad dado el antecedente en la I Guerra Mundial, según el cual los alemanes transformaban en productos químicos a cadáveres belgas y franceses, que resultó falso. La resistencia a una manipulación de la opinión pública, en base a exageradas informaciones creadas por la resistencia judía y polaca con el fin de conseguir ayuda no debe descartarse20; pero también otros factores menos “prudentes”: la hostilidad hacia los judíos existente entre una parte de la élite británica no ayudó, pero también un factor mucho más desgraciadamente pragmático, el miedo de EE.UU pero sobre todo el Reino Unido a que la Alemania nazi y los países satélites liberasen repentinamente a un gran número de judíos a los que los aliados forzosamente deberían acoger a la vez que mantener el esfuerzo de guerra. Anthony Eden –“ministro de exteriores” británico de 1939 a 1945- afirmó que cualquier medida aliada para salvar judíos podría suponer que “Hitler desee que acojamos a todos los judíos”, factor que horroriza a los dirigentes

80 Botaina- Servicios de Inteligencia británicos por lo que supone en cuanto al curso de la guerra (Martin de Pozuelo, 2012)21. d) no parece que la información facilitada por la inteligencia aliada sirviera para ninguna actuación militar específica para mitigar lo que sucedía. Más allá de la declaración oficial de 17-12-1942, bajo presión de los judíos norteamericanos, poco puede añadirse o cuanto menos no hemos podido conocer. Los británicos gozaban de mejor información que los norteamericanos y éstos una mayor potencia bélica que los primeros; pese a ello la OSS comprendió la dimensión de la tragedia, pero no antes de finales de 1942. En este sentido, la existencia de analistas judíos en la OSS permitió que esa área de la inteligencia se mantuviera activa. Sin embargo, la OWI -oficina para la información de la guerra- durante mucho tiempo evitó informar sobre el Holocausto y el Departamento de Estado, de forma mayoritaria, no deseaba implicarse en la cuestión. Sólo con la creación de la Oficina de ayuda a los refugiados de guerra, que cooperó con la OSS, desbloqueó el conocimiento público del genocidio en masa. e) en cuanto a los británicos, la cuestión es mucho más compleja. Muchos documentos todavía no son accesibles. Rubinstein afirma que nada hubieran podido hacer los aliados para frenar el Holocausto, ni tan siquiera a través de la elaboración de proyectos de ayuda para el rescate de judíos, dada la rigidez en que se envolvía la vida de los judíos bajo el dominio nazi. Discrepamos de esta tesis, por cuanto la oficina americana de ayuda a los refugiados obtuvo fracasos, pero también éxitos completos o parciales y se ha podido constatar que informaciones de inteligencia obtenidas por los británicos y usadas por los gobiernos respectivos aliados en forma de amenaza, mitigaron en algunos casos el genocidio en Hungría y en otros países, hasta el punto que se afirma que en Rumania se consiguió frenar los asesinatos22. ¿Los servicios de inteligencia frente al Holocausto? Aún hoy a mi juicio es una cuestión apasionante y que no está en absoluto cerrada. Se entrelaza la función de inteligencia, que fue altamente eficaz por parte de los

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británicos en especial, con las decisiones políticas y la “razón de Estado”. La posición del OWI, siempre reticente a exponer los datos de inteligencia obtenidos, fue clara hasta el punto de construir una “conspiración de silencio” (Jewish Virtual Library, 2016, n.d.)23, de tal manera que en una misiva dirigida a su oficina en Londres en diciembre de 1944 aún afirmaba lo siguiente: Destacar las atrocidades que están siendo cometidas por los alemanes corre el riesgo de aumentar entre ellos el miedo, los sentimientos de culpabilidad y así también la voluntad de resistencia. Mostrar nuestra indignación moral no justifica los riesgos que podemos correr (Breitman & Kraut, 1998, pp. 201202)24

Y por supuesto, una de las mayores incógnitas aquí no analizadas: el conocimiento que tenía el Vaticano y en otro orden de cosas, la Unión Soviética. En conclusión, analizar el Holocausto desde la perspectiva de la disciplina de la inteligencia es acaso, hoy en día, uno de los eslabones que faltan en el estudio de aquél genocidio y que sirven para conocer el pasado pero quizá aún más importante, por lo que puede aportarnos para prever –y neutralizar- situaciones futuras que puedan suceder.

Notas 1. La Oficina Central de Seguridad del Reich (Reichssicherheitshauptamt, abreviado RSHA) era el departamento gubernamental encargado de la seguridad del estado nazi. Oficialmente dependía del Ministerio del Interior, pero a efectos prácticos fue una organización controlada por las SS. La RSHA fue creada por Heinrich Himmler en septiembre de 1939, resultante de la fusión de la GESTAPO, el SD, la SIPO y la Kripo. El organismo fue disuelto al final de la Segunda guerra mundial, en 1945. 2. El informe enviado por el embajador de EE.UU en Suiza al Secretario de Estado se titula “el exterminio de judíos polacos contado por un testimonio ocular”. 3. Informe de 28-6-1942 dirigido a Allen Dulles, responsable de la OSS. 4. El informe de 28-6-1942 describe detalladamente la vida en el interior del gueto en base a informaciones obtenidas por judíos huidos. La descripción es muy precisa e incluye datos

82 Botaina- Servicios de Inteligencia sobre cuestiones accesorias (visita de Himmler a Varsovia). Hemos tenido acceso sólo a una parte del informe. 5. Recordemos que la OSS (Office of Strategic Services) se constituye formalmente tras la disolución de su antecedente el COI, el 13 de junio de 1942 y se nombra a Allen W.Dulles como uno de sus responsables. Fue el servicio de inteligencia exterior de EE.UU durante la guerra y antecesor de la CIA. 6. Abreviatura del Sicherheitsdients des Reichsführers-SS, servicio de inteligencia de las SS. 7. La ideología de Gonzalo Montt se evidencia cuando afirma que “incluso bautizado cristiano, un judío es un judío: el agua bendita puede limpiar el pecado original, pero no puede limpiar la inmundicia acumulada durante siglos en los guetos”. También los califica de “propagadores del comunismo, del bolchevismo y de otros vicios físicos y morales”. Fabricio Calvi: “Pacte avec le diable: les États Unis, la Shoah et les nazis”. Éditions Albin Michel, 2005, diversas páginas y en concreto, pág.42. 8. Información obtenida de los archivos de julio de 1941 del centro de Bletchey Park. http://www.bletchleypark.org.uk/content/archive/index/july1941.rhtm. 9. Emisión de la BBC de 2-6-1942, recogiendo las informaciones de la resistencia polaca de Varsovia, que había trasladado un representante a Londres para informar del genocidio. 10. No consta fecha del informe de inteligencia. 11. Documento original consultable en Nara RG 226, B 257, doc.27275. En el informe se señala la ignorancia sobre la fecha exacta de la decisión de Hitler de exterminar a los judíos pero se detalla con claridad que el genocidio es ya imparable. 12. El jefe responsable de la policía de orden ORPO era Robert Schlake, veterano de la I Guerra Mundial, que no ingresó en las SS hasta 1941. El responsable de las transmisiones de Himmler era Ernest Sachs, de 61 años. 13. Al respecto, Richard Breitman señala que para los oficiales de la policía la teoría era que una organización de grandes dimensiones un pequeño cambio de este tipo es rechazado instintivamente: “un especialista en criptografía podrá afirmar que un cambio de un solo número de teléfono en una gran organización puede sembrar el pánico”. Los oficiales de la policía estaban convencidos que cambiar el sistema en plena masacre supondría una parálisis por largo tiempo. Estas afirmaciones aparecen reflejadas en los mensajes decodificados de la policía alemana, entre 1 de octubre y 14 de noviembre de 1941, p.2 PRO HW 16/6 1ª parte. 14. Höss, comandante de Auschwitz, envió un mensaje a Eichmann solicitando que los convoyes de judíos no se detuvieran en las zonas polacas que requerían mano de obra, pues ello impedía ejecutar la Solución Final. Esta petición fue interceptada por la inteligencia británica. Vid., Richard Breitman: “Secrets officiels. Ce que les nazis planifiaient ce que les britanniques et les américains savaient”. Calmann-Lévy/Mémorial de la Shoah. Paris, 2005. 15. El descifrado del código Enigma permaneció en secreto tras la Guerra Mundial, pero es evidente que tal tarea ayudó en gran medida a ganar la guerra de una manera más rápida. A finales de los años 60 se conoció como había sido el proceso de conocimiento del sistema por parte de la inteligencia británica. En la cinematografía este hecho histórico aparece en toda su magnitud en la película de 2014 The Imitation Game, biografía sobre la personalidad del matemático y analista Alan Turing, figura clave en el descifrado de los códigos de la máquina Enigma, lo que sin duda ayudó a la victoria aliada frente a los nazis. En España fue estrenada bajo el título de Descifrando Enigma y en Latinoamérica como El código Enigma.

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16. El centro interceptó una señal de un pequeño barco alemán de guerra en el mar Egeo con destino al puerto ateniense de El Pireo para la “zur Endlösung”, la Solución Final. Esta información fue analizada por el analista judío Walter Eytan, expresión que no fue comprendida en la dimensión de su significado, pero si intuida. 17. La síntesis del informe de inteligencia entregado a Churchill con fecha 12-9-1941 afirma: “las ejecuciones de judíos son absolutamente permanentes en todos los informes, por lo que hemos decidido omitirlas. Puede preguntarse si todos los ejecutados son judíos, pero las cifras son palpables y prueban una política de intimidación salvaje cuando no de exterminación total”. 18. El discurso de Churchill data de 24-8-1941. La orden del jefe de la Orpo en Berlín, Kart Daluege, alertando de riesgos a su policía es de 13-9-1941: el número de ejecuciones es un dato secreto que no debe caer en manos enemigas, instrucciones que sin embargo no fueron seguidas. 19. Nota de un funcionario del Departamento de Estado, fecha en 1943, reproducida por Fabrizio CALVI: “Pacte avec…”, ob.cit. 20. En este sentido se expresa el Coronel Hervé de Weck, en la revista militar suiza, edición de junio-julio de 2006. 21. Hervé De Weck, antes citado. El 23-3-1943 la Cámara de los Lores debate una moción del Arzobispo Temple que solicita que la Gran Bretaña acoja a todos los refugiados, moción rechazada por el gobierno al invocar las dificultades de abastecimiento y la falta de barcos disponibles, que son necesarios para la guerra. Entre 1933 y 1939, EE.UU acogió a unos 225.000 judíos, cifra que descendió a un 10 por ciento durante la guerra. Entre septiembre de 1939 y mayo de 1945 sólo 25.000 judíos alcanzan la Gran Bretaña. Canadá se distinguió por una negativa casi total a la hora de acoger refugiados, en especial debido a la oposición de la provincia de Québec. España es otro elemento a tener en cuenta y el rechazo a la oferta alemana de recibir una cantidad ingente de judíos. Al respecto, vid. Eduardo Martín de Pozuelo: “El franquismo, cómplice del Holocausto”. Ediciones La Vanguardia, Barcelona, 2012. Franco pudo salvar a decenas de miles de sefarditas, pero prefirió dejarlos morir, a pesar de los reiterados ultimátums alemanes que le advertían de las medidas extremas de que serían objeto. Eso sí, no se olvidó de reclamar las propiedades y el dinero de los deportados, considerados por tanto ciudadanos españoles en toda regla. 22. En este sentido, intervención de los judíos norteamericanos Fertig Perlzweig y Léon Kubowitz el 23-6-1944 en la American Jewish Congress. Datos publicados por la American Jewish Historical Society. Consultados en “Official Secrets”, versión inglesa de 1998. 23. Leon Kubowitzki, miembro del Servicio de Sabotaje del Congreso Mundial Judío, se refirió a una “conspiración de silencio” en el seno de la OWI, no modificada sino tras pasar un largo periodo de tiempo 24. Sobre los conflictos entre el OWI y la oficina de ayuda a los refugiados de guerra, puede consultarse la monografía de Richard Breitman y Alan M.Kraut: “American Refugee Policy and European Jewry”, Indiana University Press, 1988, págs. 201 y 202.

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References

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Nota del autor/a Autor: Xavier Boltaina. Profesor de la Facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona. Contact Address: Diagonal Sud, Ensenyament de Relacions Laborals, Baldiri Reixac, 13, Pl. 2a. 08028 Barcelona. [email protected] .

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