LOS TRASVASES DE RECURSOS HIDRAULICOS ENTRE CUENCAS Y EL CASO PARTICULAR DE LOS TRASVASES DEL EBRO. (*)

JOSE LUIS MOREU BALLONGA Catedrático de Derecho civil en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zal"agoza. LOS TRASVASES DE RECURSOS HIDRAULICO

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JOSE LUIS MOREU BALLONGA Catedrático de Derecho civil en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zal"agoza.

LOS TRASVASES DE RECURSOS

HIDRAULICOS ENTRE CUENCAS Y EL

CASO PARTICULAR DE LOS TRASVASES

DEL EBRO. (*)

SUMARIO:

1.­ 11.­

LOS ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA CUESTION. LOS ARGUMENTOS POLITICOS y ECONOMICOS DE UNA POLÉMICA POLITICA. m.­ EL MARCO JURIDICO PREVISTO PARA LOS FUTUROS TRASVASES ENTRE CUENCAS. IV.­ LA NOCION DE AGUAS SOBRANTES Y DE CUENCA EXCEDENTARIA. V.­ LA POLÉMICA SOBRE LAS CIFRAS EN EL CASO DEL EBRO. VI.­ EL PACTO DEL AGUA Y LOS TRASVASES DEL EBRO. VII.­ LA DISPOSICION ADICIONAL SEGUNDA DEL PLPHN. VIII.- CONCLUSIONES.

(*) He redactado este trabajo pensando en participar en el merecido homenaje que se tributa a la ejemplar trayectoria universitaria del profesor Francisco de Asís SANCHO REBULLIDA. a quien personalmente debo gratitud por su comprensión y trato amistoso de muchos aFias y por haber sabido atraer a la Un.iversidad a personas valiosas que han sido y/o son hoy estupendos compañeros míos en la enseñanza del Derecho civil en la Facultad de Derecho de Zaragoza.

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JOSELUIS MOREU BALLONGA

1.- LOS ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA CUESTION. La primera vez que se contemplaron en nuestro país los trasvases como posible solución a [os desequilibrios hidráulicos que ofrece el territorio nacional fue en el Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1933, del que fue principai mentor el i.ngeniero arago­ nés D. Manuel Lorenzo Pardo, siendo Ministro de Obras Públicas Guerra del Río, sucesor en el Ministerio de Indalecio Prieto, impulsor inicial del mencionado Plan Nacional. Suele considerarse éste un inteligente documento', que introducía consideraciones de mercado en el análisis de la política agraria, y que contemplaba ya por vez primera el trasvase al Segura de aguas del Tajo y del Guadiana. En aquel momento, sin embargo, existía todavía en el mundo muy poca experiencia histórica sobre trasvases intercuencas z, yen todo caso la Guerra Civil y la caída de la República habían de reducir el Plan Nacio­ nal de Obras Hidráulicas de Lorenzo Pardo a la categoría de documento de mero valor histórico. En los años sucesivos fue aumentando, sin embargo, la experiencia histórica en tras­ vases de recursos hidráulicos intercuencas. Suele citarse, por ejemplo, la aprobación e ini­ cio de construcción en California durante los años cincuenta y sesenta de varios importantes trasvases intercuencas J . En España, como se sabe, durante la inicial etapa autárquica, los Gobiernos del General Franco siguieron una política económica de apoyo a la agricultura recurriendo, entre otras medidas, a la construcción de embalses o pantanos, a la regulación de aguas de los ríos. El Plan de Estabilización de 1957-1960 supuso un cierto frenazo a esta política de la Dictadura franquista de construcción de embalses. En el Gobierno formado el 25 de febrero de 1957 habían entrado los "tecnócratas" del Opus Dei (Ullastres en Comercio, Navarro Rubio en Hacienda) que orientarían la política del Régimen franquista hacia una liberalización económica, una apertura al exterior y una mayor preocupación por la indus­ trialización. Esta política sentó las bases del desarrollo económico posterior de las décadas siguientes y tuvo su continuación, a partir de 1964, en la planificación general e "indicati­ va" de la economía nacional, impulsada desde que D. Laureano López Rodó ocupó en 1962 la Comisaría del Plan de Desarrollo. La duración prevista para cada Plan de Desarrollo fue de 4 años. El primero duró desde 1964 hasta [968, porque fue prorrogado un año; el segun­ do Plan duró desde 1968 hasta 1971, aprobándose durante el mismo la ley 21/1971, de 19 de junio, sobre aprovechamiento conjunto de los ríos Tajo-Segura4 ; y el tercer Plan se había previsto para los años 1972 a 1975. Sin embargo, este tercer Plan de DesalTollo se abando­ nó prácticamente a finales de 1973, como consecuencia del inicio de una fuerte Cl1Sis eco­ nómica y de la muerte en atentado del Vicepresidente del Gobierno, el Almirante Carrero Blanco. En esos momentos se estaba preparando ya el cuarto Plan, para los años 1975 a 1978, que ya no llegaría a entrar en vigor. Suele reconocerse que durante la etapa de los

1. Cfr. Plan Nacional de Obras Hidráulicas, Vol. l: r.xposición general, MANUEL LORENZO PARDO, Madrid, Sucesores de Rivadeneira, s.f. (1933),301 pgs. Tomo la cita de Lorenzo MARTIN RETORTILLO, Necesidad de una le)' para ordenar ellrasvase, en el libro colectivo AspeClos jllrídico~ dellrasvase del Ebl'O. Zaragol.a, 1975, pg. 158. 2. Cfr. en tal sentido LOPEZ PALOMEIW, FELlX Y., El trasvase Tajo·Segura, Guadiana de Publicaciones, Madrid, 1969, pg. 12. 3. En aplicación del Plan del Agua de California de 1957, que ha sido redefinido con poslerioridad en el senú­ do de no llevar a la práctica todos los trasvases inicialmente previstos. Véase el (rahajo de A. SAHUQUILLO, Los objetivos de los planes hidrológicos. Las aguas subterránea.t. la contaminación y el medio ambiente, Revista de Obras Públicas, febrero 1993, pg. 18. 4. La ley 1/1969, de 1I de febrero, aprobatoria del JI Plan de Desarrollo Económico y Social anunciaba ya en su artículo 17 el "aprovechamiento conjunlo" del Tajo y el Segura. Aparte de la ley citada en el texto lienen inci­ dencia en el régimen jurídico del trasvase Tajo-Segura la ley 5211980, de 16 de octubre, que regula el régimen eco­ n6mico de la explotaci6n del acueducto Tajo-Segura; y la ley 13/1987, de 17 de julio. sobre derivaci6n de volúme­ nes de agua por el acueducto con destino al parque nacional de las Tablas de Daimiel. SILVA MUNOZ fue el ministro que inicialmente impulsó el trasvase Tajo-Segura, que no se hizo realidad, en el senúdo de empezar a cir­ cular las aguas por el acueducto, hasta 1980. LÓPEZ PALOMERO ha dedicado el libro citado en la nola 2 a comeJUar los aspectos económicos de este trasvase. En cuanto a posibles utiLizaciones futuras del acueducto Tajo-Segura véanse las opiniones de Vicente ALBERO SILLA, Secretario de Estado para las políticas del Agua y el Medio Ambiente, en Política hidráulica, Seminario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. 1992, pgs. 343-344.

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Planes de Desarrollo, desde luego con enormes costos sociales, la economía española se modernizó, industrializó y desarrolló, aunque no tanto por la eficacia misma de la planifica­ ción "indicativa", como por el propio vigor de la sociedad española y de sus fuerzas pro­ ductivas. Durante esa etapa se mantuvieron o incluso se acentuaron las desigualdades socia­ les y económicas entre diversas partes y regiones del país. En esa etapa de práctico abandono del tercer Plan de Desarrollo y de inicio de la cri­ sis económica se conocieron actuaciones administrativas de alto nivel, aunque irregulares jurídicamenteS, dirigidas a aprobar la realización de un Anteproyecto del Acueducto Ebro­ Pirineo Oriental, que habría de servir para transportar a la zona metropolitana de Barcelona, por una conducción de 160 kilómetros y tras una elevación de 240 metros, lADO hectóme­ tros cúbicos de aguas del Ebro. Este intento de trasvasar caudales cuantitativamente importantes de agua del Ebro, estando en el Ministerio de Obras Públicas Gonzalo Fernández de la Mora, provocó una fuerte reacción opositora en los territorios de la cuenca del Ebro, que fue especialmente enérgica y tenaz en las provincias de Huesca y Zaragoza. Juristas 6 , periodistas' y otros profesionales y políticos argumentaron contra el trasvase del Ebro desde los periódicos o en libros o artículos dedicados a esta polémica. La prensa zaragozana polemizó con la catalana, terciando en la disputa también la prensa madrileña y de otros territorios espa­ ñoles. Intentando a veces conectar sus argumentaciones con la defensa a ultranza de los regadíos aragoneses que hiciera en su tiempo Joaquín Costa', diversas personalidades ara­ gonesas destacaron en su momento en su participación en la polémica sobre el trasvase: el ingeniero Francisco de los Ríos, y los juristas y políticos Ramón Sáinz de Varanda e Hipólito Gómez de las Roces, a la sazón Presidente de la Diputación Provincial de Zara­ goza en el momento de ocurrir los hechos". La oposición aragonesa al trasvase del Ebro se ha señalado a veces como un momento histórico del despertar de la conciencia regio­ nalista y autonomista lO , existiendo en la Comunidad Autónoma una línea de pensamiento que sostiene que la oposición a los trasvases del Ebro debe ser asumida por todos los ara­

5. Una Orden Mini~terial de 28 méritos en otros ámbitos. no se ocupó ele estudiar el Derecho de aguas ni se le puede considerar espe­ cialista en el mismo. Para una valoración actual dc la obra de COSTA véase ELOY FERNANDEZ CLEMENTE. La políti­ ca hidróulica de Joaquín Cosla. en la obra colectiva Agua y modo de producción. Barcelona, Editorial Crítica, 1990, pgs. 69 a 97. La Exposición de Motivos del PLPHN invoca la figura de Joaquín COSTA. 9. Don FRANCISCO DE Los Rlos ha sido privilegiado testigo presencial de algunas de las negociaciones de HIPOl.lTO GOMEZ DE LAS ROCES en Madrid sobre el intento de trasva~e del Ebro y ha uejado constancia escrita de su tenacidad. Cfr. Cuarenta años de testimonio público por las gelPles del campo. Cátedra de Hidrogeología. Uni­ versidad de Zaragoza. s.f. (1990), pgs. 157-158. 17] Y 210. 10. Debe recordarse la importante presencia en la época del periódico aragonés "Andalón", con una inspira­ ción regionalista de izquierdas y muchos años dirigido por el profesor ElOY FERNANDEZ CLEMENTE. Una crónica muy completa y densa sobre la polémica relativa al intento de trasvase del Ebro de 1973-1975 se debe a JosÉ ANTONtO BIESCAs FERRER, en la voz "Trasvase del Ebro" de la Gran Enciclopedia Aragonesa.. Tomo XlI, 1982. Resulta hoy un tanto curioso comprobar que el autor terminaba su crónica mostrándose bastante convencido de que el trasvase del Ebro ya no volvería a intentarse.

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goneses sin distinción de partidos ní ideologías". En fin, para comprender mejor el calor de los argumentos esgrimidos por los aragoneses en la polémic'). A las cuencas deficitarias que hubieran de resultar beneficiarias de los eventuales trasvases (la del Pirineo Oriental, en la polémica de J 973-1974) se les recomendaba que resolvieran su problema de falta de agua mediante un mayor ahorro de aguas, o mejora en la depuración, o reutilización de las mismas. o mediante un aumento de la regulación de sus ríos, o mediante mayores captaciones de aguas subten'áneas, o mediante plantas potabi liza­ doras o desalinizadoras de agua del mar-'O, Consejos seguramente útiles y gratuitos, aunque no, desde luego, desinteresados. Otro grupo de argumentos contra el trasvase del Ebro se ha referido a los graves inconvenientes que tienen los trasvases como obras hidráulicas mastodónticas o faraónicas. Ante todo, su gran costo inicial y el posterior de mantenimiento y, en su caso. el costo de la energía necesaria para elevar las aguas en ciertos tramos ". La gran obra hidráulica causa además daños ecológicos y la conducción del agua a lo largo de acueductos de muchos kilómetros suele suponer pérdidas de caudales por evaporación e infiltración y por otras razones. En el caso del Ebro, causa especial preocupación la incidencia del trasvase en el delta del río, que está sufriendo procesos de salinización y regresión frente al mar, por falta en los últimos años de aportes de sedimento y de limos, que quedan retenidos en Jos múlti­ ples embalses de la cuenca, sin poder ser arrastrados hasta el mar, que es su destino natural (32). El delta del Ebro constituye desde 1983 un parque natural que sirve de base a muchas aves migratorias o no y cuyo futuro parece estar amenazado en el momento actual. Como ejemplo de los graves inconvenientes que puede tener un trasvase de aguas intercuencas se suele poner el trasvase Tajo-Segura, que ha producido al parecer considera­ bles daños ecológicos en los caudales restantes del Tajo (salinidad, disminución de la per­ meabilidad de ciertos terrenos, etc.)", y que es utilizado para conducir una cantidad de agua sensiblemente inferior a la inicialmente prevista, En efecto, la obra se calculó para poder

27. El periodista EDUARDO BARRENI'.CHEA pudo referirse a una nueva "batalla del Ebro" y ¡irular ut! artículo suyo "No defendemos Aragón. sino a la España po"re", Cfr. el libro Aragóll tiene sed, 1976. pgs. 17 a 21. Y ANGEL DE UÑA Y VJLLAMEDIANA tituló un artículo Arag6n, voz de una Espiltia silencioso. Cfr. e.I mismo libro. pgs. 188-189. 28. El Editorial del Heraldo de Aragón de 19 dejulio de 1992 afirmaba, bajo cltírulo A vuelras eOIl el Irasva­ ie, que el Estado tiene una "deude. histórica" con Aragón porque durante tres décadas han estado paralizadas en esta líerr" las actuaciones en materia de obras bidníulicas. 29. Zaragoza se abastece de aguas del Ebro recibidas en su mayor pane a lfavés del Canal Imperial de Aragón y las recibe lógicamente algo deterioradas y sucias por la gran cantidad de ciudades y usos que las aguas han atra­ vesado antes. Hay por eso una vieja aspiración a traer a Zaragoza aguas limpias del Pirineo. pensándose última­ mente en el recrecimiento del pantano de Yesa. Cfr. FRANCISCO DE Los Rlos. Cuarenta anos de leSlimonio público por 1m gentes del campo, 1990. pgs. 85, 159 Y 220. JOSÉ LUIS CEREZO LASTRADA. El abaslecimiel1lo de agua a la ciudad de Zaragoza: aspecloJ hiJIÓricQs. sÍluación actual y per.l'peClivas fu/u ras. en la obra colectiva Semin.ario del agua ell Aragór1. 1985, pgs. 467 a 485. El Heraldo de Aragón ha prestado atención a este tema en varias oca­ siones: cfr. los editoriales de los días 23 de febrero de 1989 y 25 de octubre de 1990 y los amplios reportajes de los días II de abril y 3 de mayo de 1993. 30. Todos estos argumentos pueden verse formulados en muy divcrsos trabajos y artículos como los dc los libros citados en jas notas 6 y 7 de este trabajo. 31. En el proyecto de trasvase del Ebro discutido en 1973-1975 se contemplaba la elevación de 1.400 hectó­ metro, cúbicos anuales de agua a 240 metros de altura: como expresivamente dijo JOSE. ANTONIO BIESCAS FERRER, se pretendía elevarlos a una distancia como cuatro veces la altura de las tOITes de la Basílica del Pilar de Zaragoza. Cfr, Voz Trasvase del Ebro de la Gmn Enciclopedia Aragonesa, Tomo XII. 1982. 32. Cfr. MA, 'lIEL DIAZ MARTA. No/as para un anólisis del Plan Hidrológico en preparación, RevisltJ de Obras Públicas. febrero 1993, pg. 12. El Heraldo de Aragóll de 24 de enero ele 1993 publicó un interesante reponaje sobre el tema titulado Un fu/uro incierlO para el delta del Ebro, 33. Cfr. en ese sentido MANUEL DIAZ MARTA, No/{¡s para un análisis del Plan Hidrológico en preparación. en el lugar citado en la nota anterior. pgs. 9-10. También MANUBL RAMON LLAMAS MADURGA en el artículo periodísti­ co La lecci6n dellrasvase Tajo-Seguro incluido en el Heraldo de Aragón de 29 noviembre 1992. Cfr. También el libro Arageill (iene sed, t976. pg. 133.

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trasvasar unos mil hectómetros cúbicos de agua al año, aunque se previó que en una prime­ ra fase s610 se trasvasaría un máximo de seiscientos hectómetros cúbicos anuales. Sin embargo, en los doce años que lleva funcionando el acueducto sólo ha conducido poco más de 300 hectómetros cúbicos anuales y todavía se ha previsto reducir esa cantidad en el Pro­ yecto de directrices recientemente redactado para la elaboración del Plan Hidrológico de la cuenca del Tajo'4. Se alega también contra el trasvase Tajo-Segura que ya durante las obras de realiza­ ción del acueducto surgieron en el suelo de Albacete importantísimos acuíferos que obliga­ ron incluso a detener las obras por un tiempo y que hubieran podido suministrar una canti­ dad de agua superior a la que el acueducto podía conducir)". En fin, se calcula que el costo del Acueducto Tajo-Segura triplicó las previsiones económicas inicialmente realizadas'·, Otro conjunto de argumentos de los utilizados contra el trasvase de las aguas del Ebro, creo que de menor valor que los enumerados anteriormente, se refieren a lo que de al1ificioso o antinatural tienen estas grandes obras hidráulicas. Se ha dicho, por ejemplo, que trastocar el orden natural de la cuenca de un río es a priori una grave osadía, sólo justi­ ficable cuando se trata de atender necesidades primarias, como son las de abastecimiento de agua de boca J'. O se han comparado los trasvases con los trasplantes de órganos en seres vivos, que provocan siempre síntomas de rechazo en el organismo invadjdoJ8 O con la estirpación por error médico de un órgano vital sano, que, una vez producida, ya no tiene remedio 19 , O, por esta vía de argumentación, se puede llegar a afirmar gue la reclamación por otras regiones o Comunidades de "nuestra" agua viene a ser igual que si los aragone­ ses, disconformes con la Naturaleza, reivindicaramos las playas de Cataluña o los terrenos con naranjales de Valencia"'. Estos argumentos expuestos son los que se utilizaron en 1973- 1974 y son los que otra vez se están utilizando. Con todo, en la primavera de 1984 Gómez de las Roces 41 pudo añadir a los argumentos conocidos contra el trasvase del Ebro el de que las previsiones catastrofistas que el M.O,P.U. había formulado en 1973 para la Barcelona de 1982, de no realizarse el trasvase del Ebro, no parecían haberse cumplido en realidad 42 ; y también el argumento de que desde la Constitución española de 1978 podín argumentarsc contra la constitucionalidad de una ley de trasvase de aguas intercuencas que fuese contra el equili­ brio intertenitorial (artículos l, 9-3, 45, 12R, 131 Y 138 de la Constitución). Veamos ahora también brevemente los argumentos en favor de los trasvases inter­ cuencas y de los trasvases de aguas del Ebro, en particular. Ante todo, hay un dato jurídico básico -más que argumento- que. aunque evidente para los juristas, conviene explicitar en una reflexión como ésta. Se (rata de recordar que el agua de los ríos (salvo en pequeñas porciones que pueden constituir derechos de propiedad privada de los particulares o ciertos entes públicos, como veremos más abajo) es de domi­

34. 1nfonnaci6n en la gue coinciden DIAZ MARTA y LLAMAS

MADURGA

en los trabajos

cilado,~

en la nota ante­

rior. 35. Cfr. el libro Aragón lielle sed. 1976, pgs. 156 y 219. 36. Así lo afirma JosÉ ANTONIO BJESCAS FERRER en la Voz Trasvase del c/Jro de la Gran Enciclopedia Arago­ nesa, Tomo XII, 19R2, pg. 3257. 37. Afirmación de FllANClSCO JAVI~R MARTÍNEZ GIL realizada en un artículo sobre cl Plan Hidrológico Nacio­ nal e IIlcluído en el Heraldo de Aragólt de 5 febrero 1993. Véanse también las invocacione~ algo difusas de respe­ to a la Naturaleza para crilicar los trasvases en su trabajo de presentación del Primer Seminario del Agua en Am· gón (26 enero-6 abril 1984). en el libro Seminario del Agua en Arag6n, 1985, pg. 24. 38. Cfr. HIPOLlTO LA FUENTE XI OLA, en una artículo periodístico recogido en el libro Aragón liene sed. pg. 133. 39. efr. FLORA BLASCO en una articulo periodístico recogido en el libro Aragón tiene sed, pg. 31. 40. Véase este pintoresco argumento esgrimido en el calor del debate por el Edilorial del Heraldo de Arag6n de 6 diciembre 1992. 41. En w ya citada conferencia Los trasvases del Ebro. incluída en el libro Semillario del agua 1'11 Aragón, 1985, pg. 550. Cfr. también BIESCAS fERRER en la voz Trasvase del Ebro de la Gran Enciclopedia Aragonesa, 1982, pg. 3259. 42. Aunque han subsistido en Cataluña problemas de carencia de agua. Los catalanes han regulado exhausli­ vamente algunos de sus ríos, como el Noguera-Ribagorzana y el Noguera-Palarresa, y han tenido que esforzarse y vencer bastantes dificultades en la captaci6n de aguas subterráneas. Véase respecto de este último problema el Curso Internaciollal de Hidr%gia Subterrúnea, Hidrogeología, esf{u/o actual y prospectiva, Editores F. Anguila, l. Aparicio. L Candela, MF. Zurbano. Barcelona. 1991. pgs. 203 ss. 229 ss y 203 ss.

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nio público estatal y, por tanto, de titularidad del Estado español. El agua que los zaragoza­ nos vemos COlTer desde el Puente de Piedra no es de los zaragozanos exclusivamente, ni de los aragoneses, ni siquiera de los habitantes de la cuenca del Ebro, sino del Estado español, y en ese sentido también de los gaditanos o de los canarios, aunque sea completamente imposible hacer un trasvase del agua del Ebro hasta Canarias. Pero evidentemente no es imposible que la riqueza que el agua del Ebro pueda producir acabe ayudando a la econo­ mía de Canarias. Para eso existe el Estado español. Otra cosa es que los zaragozanos sinta­ mos el agua del Ebro como más nuestra que de Jos gaditanos o los canarios, y que en princi­ pio sea más razonable aprovechar el agua donde la Naturaleza la ha puesto, lo que resulta de todo punto evidente. Desde este punto de vista, podría decirse que los trasvases intercuencas no son sino la consecuencia de las transformaciones que el dueño de las aguas ha querido realizar con ellas, trasladándolas a donde prefiere llevarlas porque entiende que prestarán mayor utili­ dad. Aunque el dominio público y su ejercicio por el titular están mucho más predetennina­ dos por su función y sus fines que la propiedad privada, esa explicación ofrecida creo que sigue siendo válida y útil'3. En ese sentido tiene razón D. Vicente ALBERO·', Secretario de Estado para las Políticas de Agua y Medio Ambiente, cuando afirma pedagógicamente que "el af¿ua no es propiedad de quien le pasa por la puerta ". Otra cosa es que se diga -aquí el argumento creo que empieza a ser tendencíoso- que el agua, en tanto que pública, puede ser transferida igual que lo son los recursos financieros o la energia eléctrica. Con este presupuesto jurídico del carácter de dominio público estatal de casi todas las aguas de los ríos, y siendo el Ministerio de Obras Públicas y Transportes el responsable del abastecimiento de agua para cubrir ciertas necesidades de las poblaciones, la industria o la agricultura, aparece lógico que dicho Ministerio intente superar los desequilibrios hidráu­ licos y buscar el agua allí donde exista, recuITiendo incluso a trasvases si resultan necesa­ rios o imprescindibles J5 . El principio de solidaridad entre las regiones, acogido en la Consti­ tución (arts. 2 y 138), se suele invocar en este sentido en favor de los trasvases intercuencas· ó • Pese a la innegable realidad de los desequilibrios regionales globales hay una razón de urgencia en la necesidad del abastecimiento de los que necesitan el agua, y es duro dejar a éstos sin agua en base a la consideración genérica y teórica de que el creci­ miento seguido en el país es desigual e injusto (al fin y al cabo la mayoría de esas personas futuras consumidoras del agua son más bien víctimas que responsables de dicha injusta situación general). Por eso, a los defensores de los trasvases les interesa enfatizar el aspecto del desequilibrio hidráulico como problema técnico y soslayar o hacer abstracción de la compleja explicación de su significado político global. Pero evidentemente esa considera­ ción interesada de los trasvases de aguas intercuencas, como problemas sólo técnicos y ais­ lados, les quita razón y consistencia, como claramente ocurrió en el caso del proyectado trasvase Ebro-Pirineo Oriental en 1973-1974. Por eso se ha reclamado con frecuencia que

43. ANTONIO EIvIBID [RUJO discrepa de una explicación como la que doy en el texto y recuerda la posibilidad de aJticular un recurso de inconstitucionalidad contra una ley (PHN) que previera tTasvase~ imercuencas contra el interés general o los fines genéricos de la planificación hidráulica (arls. 1.2 y 38. J de la ley ele aguas). Reconoce. ~in embargo, que dicho recurso no sería nada sencillo de instrumentar ni el juicio constitucional que Jo resolviera nada fácil de emitir. Cfr. Lo.~ medios de una polílica hidráu/icafi/lisecular, en PolítIca hidráulica. Seminario de la Universidad lJllernacional Menélldez Pelayo de Sanlallder, 1992, pgs. 232-233. 44. Véanse sus declaraciones recogidas en el Heraldo de Amgón de 19 septiembre 1992. M' DESAMPAtlADOS LLOMBART Boscl1 deduce de la naturaleza pública del agua en nuestro Derecho quc "en teoría perJenecl' IJor igual lt lodo ciudadano e.

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