Story Transcript
LUIS DAVILA
INTERCESOR
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PRIMERA EDICIÓN EN ESPAÑOL (2016) Valencia, Venezuela Todos los derechos reservados
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A JESÚS
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Contenido
Preámbulo ......................................................... 6 Circunstancias................................................... 8 Decisión ........................................................... 17 Libertad ............................................................ 32 Batalla legal ..................................................... 40 Denuncia .......................................................... 47 Investigación ................................................... 52 Audiencia ......................................................... 65 Arrepentimiento y perdón ..............................69 Juicio ................................................................ 78 Sentencia ......................................................... 85 Batalla militar ................................................... 97 Guerra espiritual ........................................... 102 Referencias ................................................... 116
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Preámbulo Abril 2016 – Los Roques, Venezuela
… y aquí estoy, sentado a la orilla del mar escribiéndote estas líneas mientras espero el barco, aquel donde me casé creyendo estar enamorado. Cuan equivocado, sólo contigo creo que descubrí el amor verdadero. Seré breve, dejaré plasmado nuestro amor sin importar quien se entere. ¿Recuerdas el fin de semana de 2013? Cuarenta meses han pasado. Nuestro enemigo dio su golpe más certero, logró separarme de mi familia, la raíz de mi destrucción personal. Hasta conocerte las noches fueron perpetuas, depresión y alcohol eran mis acompañantes. Las circunstancias superaron el aspecto sentimental cuando el sobrepeso combinado con imprudencia pasó factura a mi columna vertebral, gracias a ti afronté la cirugía venciendo la discapacidad. 6
Lo reconozco, estuviste en mis peores momentos. Durante la quiebra me guiaste a invertir en una moneda estable, con tus ideas acumulé una fortuna para rehacer mi vida en cualquier parte del mundo. Como un venezolano sufriendo las consecuencias de una economía catastrófica, vivir en Australia representó una excelente alternativa. Divorciado, sólo mi hijo me ataba al país. Separarme de él fue desgarrador, en cada lágrima justifiqué la decisión de emigrar, confié en un futuro mejor para ambos. Vendí todo y lo convertí a dólares transferidos a mi cuenta en Estados Unidos. El anhelo de no regresar me guió a minimizar cualquier vínculo con Venezuela, cerré cuentas bancarias, eliminé las tarjetas de crédito.
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Circunstancias Caracas, Venezuela – Septiembre 2013
La noche antes de partir viajé a Maiquetía. Hospedado en un exclusivo hotel del Aeropuerto, decidí contratar a una dama de compañía. Disfrutamos bailando en la discoteca, bebiendo gasté el efectivo, al despegar los bolívares no valían nada. Esa madrugada lo comprobé. Nuestro enemigo tiene aliados quienes lo obedecen sin saberlo. Él guió a la hermosa rubia, colocó en su mente las caricias y palabras apropiadas. Me convenció. Sin preservativo la sentí en su esplendor, subestimé las consecuencias. Con el amanecer llegó el gran día, pasé inmigración con una felicidad única. Quise restregarles mi suerte, viviría en un país con calidad de vida, sin inseguridad, escasez, ni inflación. Desestimé cualquier opinión, decidí irme y punto. 8
¿Acaso sabía tus planes para nosotros? Ya en el área internacional, esperando el vuelo a Los Ángeles, encontré una pareja de amigos quienes viajaban a Aruba por el fin de semana. Nuestros vuelos estaban retrasados. Por interés les brindé un café cuando me pidieron consejos, eran potenciales socios para invertir conmigo al otro lado del mundo. Luego de explicarles el trámite mi amigo nos contó como su vida cambió, hizo énfasis en un sentimiento difícil de entender, admitió no poder explicarlo aunque nos invitó a descubrirlo. Planteó un amor sobrenatural, ningún humano puede dárnoslo, ni hijos, esposas, padres, nadie. La historia sonó fantasiosa. Ese fanático loco captó mi atención, los invité a comer, quería conocer el final de su experiencia. Nada supera el amor a un hijo ―desmintió su esposa.
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Nuestra conversación continuó mientras almorzamos, sus argumentos fueron cada vez más interesantes. Al recibir los postres, me percaté, solo tenía mi tarjeta en dólares. Cuando le pregunté al mesonero si la aceptaban él solicitó llevársela para confirmar con el dueño. Sin sospechar nada, se la entregué. Continué escuchando a mi amigo porque deseaba rehacer mi vida. A pesar del fracaso matrimonial quería enamorarme en Australia. Con el último llamado de su vuelo a Aruba, se despidieron deseándome éxito. Sus ideas retumbaron en mi mente mientras se alejaron de la mesa. Disfruté un delicioso café venezolano, preguntándome: ¿Llegaré a amar a alguien por encima de mi único hijo? Transcurrieron pocos minutos escuchar el llamado de mi vuelo.
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hasta
Así, llegó la hora de abandonar el país donde nací. Tomar ese avión representó una oportunidad, muchos anhelan irse pero pocos pueden. Cuando iba a pagar la cuenta recordé que el mesonero tenía mi tarjeta. Al pedírsela, aseguró habérmela entregado luego de confirmar si la aceptaban. Es mas, explicó como la coloqué sobre el periódico. Discutí hasta escuchar la salida de mi vuelo. El dueño del restaurant intentó calmarme, asumió los gastos, pero el problema iba más allá, eso era lo de menos. Con el último llamado de mi vuelo, solo 2 opciones vinieron a mi mente. Quedarme en Venezuela o seguir a Australia. La primera fue perder el avión, seguir discutiendo sin saber si la tarjeta aparecería, podía alterarme, voltear el lugar, pero eso no aseguraba nada, esa alternativa la descarté. 11
Decidí montarme en el avión esperando poder resolver desde Australia. Solicitaría una tarjeta de reemplazo, la cual enviarían desde Estados Unidos. El problema era el tiempo de espera. Abordé el vuelo a Los Ángeles. Las siete horas de vuelo me permitirían identificar otras alternativas, podía bloquearla antes de tomar la conexión a Australia, pues mi cuenta era americana. Despegamos contemplando una tarde soleada, no disfruté la salida del país. La nueva vida comenzó mal, jamás imaginé el inicio de mis desgracias. Sentada a mi lado, una elegante señora habló al verme preocupado. Como necesitaba desahogarme le conté lo sucedido, angustiada me recomendó bloquear la tarjeta de inmediato. Cuando la maternal cara cambió a lastima presentí el robo.
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El pesimismo aumentó mi desesperación, incluso, sus palabras profetizaron un desastre. Sin WIFI, acceder al banco fue imposible, cada minuto fue eterno. Ambos sospechamos del mesonero quien podía usarla comprando en internet. A simple vista era el más necesitado. No descartamos a mis amigos pues tenían problemas económicos. Una tarjeta con dólares era una tentación para cualquiera, incluyendo al dueño del restaurant. Subestimé la situación. En el peor de los casos, comprarían algunas cosas. En esa cuenta estaba todo mi dinero. Con el retraso en Caracas llegué con escasos minutos a tomar la conexión. Desde Estados Unidos llamé al banco. El sistema me mantuvo en espera hasta escuchar el último llamado del vuelo a Sídney. De nuevo tuve 2 opciones. Quedarme en Los Ángeles o seguir a Australia.
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Decidí abordar el vuelo sin resolver la situación. La aeromoza anunció las quince horas más largas de mi vida. Lo admito, jamás imaginé padecer calamidades repentinas. Al despegar, las dudas envolvieron mi mente, sentí culpa por huir de mi país. ¿Me equivoqué experiencia?
o
debía
vivir
la
Sentado a mi lado, un adolescente comenzó a navegar en internet. Nervioso, conecté mi tableta a WIFI para ingresar a la página del banco. Cuando accedí a la cuenta faltaban la mitad de mis dólares. Lloré, grité, clamé. Angustiado, les conté lo sucedido a las aeromozas, hablé con el piloto, me alteré. La gente vio mi desesperación pero nadie me ayudó a llamar al banco. Se limitaron a sugerirme esperar, debía resolver al aterrizar. 14
Desconozco si los nervios impidieron encontrar la manera o en realidad no podía bloquear la tarjeta desde internet. Vi desaparecer mi dinero. Poco a poco, continuaron apareciendo gastos en la cuenta, cada uno superaba miles de dólares. Con ayuda del adolescente, intenté identificar las tiendas donde estaban comprando, tener una idea del destino de los artículos, obtener alguna pista. Pero perdí las esperanzas cuando entendí lo que sucedía. En el estado de cuenta aparecían nombres desconocidos para mí, visité sus portales y correspondían a organizaciones benéficas, sin fines de lucro. Borracho, vi como mis dólares fueron donados alrededor del mundo. El resto del vuelo deseé ahogarme en el océano pacífico, sufrí cada donación “on line”.
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En contra de mi voluntad colaboré en investigaciones contra enfermedades, niños abandonados, protección del ambiente, defensa de animales, discriminación, religiones, luchas sociales e ideologías. Vía electrónica, viví la impotencia de ser robado sin oponer resistencia, peor aún, no existió alguna dirección física de envío para tener algún sospechoso. En menos de 24 horas pedí casi todo mi dinero. Antes de aterrizar, apagué la tableta sin saber cuánto dejarían.
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Decisión Sídney, Australia – Septiembre 2013
Desde el otro lado del mundo logré comunicarme con el banco. Cuando escucharon el caso se limitaron a indicarme como denunciarlo ante las autoridades. Mientras golpeé el teléfono verifiqué el saldo, estaba arruinado. Grité con impotencia porque entendí lo complicado caso. Lloré sin nadie a quien pedirle ayuda. Aunque me duele admitirlo nunca quise escucharte. Intenté salir de los problemas con mi propia voluntad e inteligencia, sin saberlo, tú podías interceder por mí para salir de la quiebra. Los planes de inversionista venezolano cambiaron a buscar empleo. Cada sueño de placentera jubilación fue reemplazado por pesadillas comenzando de cero.
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Desde Venezuela alquilé un apartamento. Al llegar aprendí, tenemos muchos conocidos pero pocos amigos. Los dueños, quienes estudiaron conmigo, se limitaron a recordarme los seis meses a mi favor, luego debía pagar de nuevo o abandonar el lugar. Esa primera noche en Australia sentí un vacío aterrador. Sin tu presencia planifiqué suicidarme. Medite la decisión hasta enterarme de la mortal enfermedad. Transcurrida una semana, ninguna de las entrevistas de trabajo representó un puesto acorde a mi experiencia laboral. Rechace ofertas esperando algo mejor pero la necesidad me llevó a aceptar una oferta como Ingeniero recién graduado, parecía atractiva porque era en una de las mejores empresas del mundo. Cuando llegó el momento de someterme a los exámenes médicos para comenzar a trabajar, presentí lo peor. Mientras tomaron la muestra de sangre recordé las relaciones sexuales con amantes de turno, lo adiviné, no me contratarían. 18
En efecto, la prueba de SIDA dio positivo. Ese día desaparecieron las preocupaciones por el dinero, me esperaba un trágico final. Aquella hermosa rubia me infectó durante mi última noche en Caracas. Decidí encerrarme en el apartamento a esperar la muerte. Durante dos semanas apenas salí a comprar comida, intenté ahorrar pero el dinero se acabó. Con impotencia, lloré, grité, sufrí inmerso en la soledad. ¿Dejarme sufrir era parte del plan? Llegado mi tercer domingo en Australia, la dueña del apartamento me visitó sin avisar. El collar, reloj, las joyas contrastaban con su situación financiera, según ella el alquiler representaba su mayor ingreso. No esperé, ni deseé su ayuda. En la soledad sentí culpa, consideré el divorcio, quiebra y enfermedad como castigos. Le conté mis planes de vivir en indigencia al culminar nuestro contrato. 19
Sin pretender lastima me desahogué, fue difícil reconocer mis errores, incluso admitir como moriría por SIDA. Un profundo silencio llenó el lugar, la dama tomó mi mano invitándome a dar una vuelta por la ciudad. Cansado de la soledad acepté acompañarla aunque desconfié de sus intenciones. En un vehículo deportivo visitamos algunos parques emblemáticos. Para mi sorpresa se limitó a conversar de cualquier cosa e indicarme como llegar a esos lugares, nunca mencionó algo relacionado a mis problemas. Al anochecer me preguntó si deseaba regresar o prefería acompañarla a otro sitio. Sin indagar decidí ir con ella a donde quisiera. Después de una tarde juntos olvidé la enfermedad e intenté seducirla hasta entender a donde me llevó. Tomados de la mano ingresamos a un lujoso hotel. Sonriendo, un anfitrión a la entrada del auditorio nos guió a dos asientos en primera fila. 20
Habían cientos de personas, algunos cantaban felices, otros lloraban, pocos bailaban, mi acompañante cantó en voz alta. Sentí placer aunque los gritos me atormentaban, desde las sillas cercanas sonreían conmigo de una manera especial. Nos sentamos cuando finalizó la música, el recinto quedo bajo un silencio absoluto. De repente, un anciano tomó el micrófono. La multitud aplaudió mientras apareció la frase “Alma, Mente y Espíritu” en aquellas pantallas gigantes. Intentando huir, me despedí de la dama. Tenía suficientes preocupaciones y poco tiempo de vida, no deseaba prestarle atención a esas doctrinas. Sin embargo, tomó mi mano con firmeza, me acarició sin soltarme ni distraerse prestó atención al conferencista. Río al recordarlo, mi fantasía voló al desear amanecer juntos en mi cama. 21
Los primeros minutos me distraje pensando en cuidarme, no quería contagiarla. Luego imaginé un crimen, el esposo me mataría de un disparo al enterarse. Aunque en las noches anhelaba no despertar, suicidarme dejó de ser una opción cuando necesité valentía para hacerme daño. Al ver mi rostro en las pantallas, comencé a prestarle atención al anciano quien me señaló asegurando mi mentalidad de esclavo espiritual. Lo reconozco, ante cada una de sus afirmaciones moví la cabeza confirmando. Aprendí como los seres humanos tenemos un alma relacionada con la mente. Podía cambiar la manera de pensar al transformar mi espíritu. Era indispensable aceptarte porque solo tú podías convertirme en una nueva persona. Cuando te abrí mi corazón decidí creer, algo cambió en mi espíritu pues no sentí nada. 22
La semilla espiritual tardó en crecer, necesité muchos de tus mensajes, fue difícil lograr liberarme de pensamientos guiados por mi familia, sociedad, creencias, amistades, entre otros. El conferencista me convenció. Lo admito, hasta ese momento no conocía la mentalidad de esclavo. Comprendí que nuestra manera de pensar es dominada desde un mundo espiritual. Sin excusas, la dama me abrazó. Aunque al separarnos me miró con lastima, el roce de su piel despertó deseos carnales, de nuevo, la imaginé desnuda en la cama. ¿Fuiste tú quien la guio a ayudarme? El anciano continuó su ponencia mientras sus palabras golpearon mis creencias. Gracias a él aprendí como, sin saberlo, vivimos manipulados. Me costó aceptarlo pero esa noche admití estar dominado por un espíritu de lujuria.
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Creemos ser libres y tomar nuestras propias decisiones cuando en realidad, muchas veces, somos esclavos espirituales. Con la lentitud de sus pasos, caminó entre la multitud liberando a quienes él escogía. Algunos fueron agresivos al acercarse, al tocarlos cayeron sin poder evitarlo. Cerca de mí, un niño en silla de ruedas caminó al escucharlo. Desde mi asiento entendí la primera parte de la oración, la cual se repitió, una y otra vez, cambiando el resto de la frase. Siempre comenzó afirmando: ―Te declaro libre de todo espíritu de… Su voz firme al hablar lo ayudó a convencerme de su poder y autoridad para ordenar liberación o sanación dependiendo del caso. Ante esas demostraciones, deseé curarme del SIDA. Grité como nunca antes pero ni siquiera me miró. Lo vi reír y llorar, sin importar su estado de ánimo, teniendo ganas o no, él impartió liberación espiritual. 24
Las personas recibían en espíritu lo otorgado en espíritu. Muchos demostraron libertad dentro del auditorio aunque otros no manifestaron nada antes de retirarse. Dudé acerca de la existencia del poder sobrenatural, algo más allá de la vida y muerte. El anciano se retiró mientras cantantes animaron el lugar.
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Te reprendo espíritu de lujuria ―gritó la dama. Sentí su mano en mi frente. Temblando caí sobre la alfombra, mi cuerpo no respondía, fue una experiencia única, difícil de explicar. Cuando logré levantarme permanecimos en silencio. Al retirarnos se adelantó unos pasos. De repente, comencé a verla de otra manera, el deseo de llevarla a la cama desapareció. Descubrí como la lujuria dominó mis pensamientos para mirar a las mujeres con deseo carnal, sin apreciarlas por su belleza.
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De regreso al apartamento me explicó porque él anciano no me sanó. Lo entendí. Esas órdenes funcionan cuando quien recibe y quien ordena, ambos, creen que sucederá. Todos los seres humanos debemos obedecer a Dios, queramos o no ―afirmó ella, acariciando mi mano. En ese momento, pensé en tirarme del automóvil. No deseaba oír un aburrido regaño, ni escuchar un sermón acerca del infierno. Sin embargo, le presté atención. Dejé de sentirme juzgado cuando entendí como aquel conferencista ayudó gente, no condenó. El auditorio era la iglesia del anciano pastor, una casa de Dios diferente a las catedrales. Eso estremeció mi mente. A pesar de haberme casado por la iglesia católica nunca estuve de acuerdo con muchas cosas. 26
Ir a un lugar a darme golpes de pecho admitiendo mis culpas, y luego, seguir siendo una mala persona, esa era la peor de las hipocresías. Sin acusaciones entendí que algunos pasan la vida intentando agradar a Dios, el Juez, aunque nada podamos hacer para agradarlo. Somos pecadores, es decir, desobedientes a su voluntad. De repente, nos detuvimos frente a un reconocido bar. Cuando me contó como el esposo la rescató en un juicio ante Dios, no aguanté. Reí a carcajadas. Aunque la llame loca, su mirada era convincente. En el nombre de Jesús, te declaro libre de cualquier espíritu de incredulidad ―gritó la dama colocando su mano en mi hombro. Desconozco si la ofendí, recuerdo que algo sucedió dentro de mí, angustiado bajé del auto alejándome para vomitar en la calle. Intenté empujarla pero, antes de irse me abrazó, susurrándome al oído, sugirió: 27
―Conéctate en espíritu al Juez, pídele un juicio porque el enemigo tomó posesión de tu salud, dinero y amor. En la oscuridad de la noche caminé hasta el apartamento recordando sus palabras. Primero, reconocí la existencia de alma y espíritu acoplados al cuerpo. Segundo, creí en poder liberarme del SIDA. Tercero, decidí indagar la posibilidad real de ir a un juicio en el mundo espiritual. Luego de bañarme, mi perspectiva cambió. Entender el cuerpo fue fácil, estaba mal, delgado, demacrado, sin afeitar. Me sentía triste, deprimido, sin esperanzas, mi alma era un desastre. Lo más difícil de entender fue mi espíritu, un misterio al cual no puede acceder cualquiera. ¿Me elegiste por mi espíritu? Esa madrugada, fui advertido en sueños, acusado y defendido por 3 seres diferentes. 28
En el primer sueño, un ángel me explicó como los problemas captan nuestra atención a creer en lo sobrenatural. Divorcio, quiebra y enfermedad podían acércame a Dios si le presentaba mi caso. Para recuperar mi felicidad debía orar, buscarlo, comprender su grandeza, creer en sus milagros, aprender a vivir con integridad. Si aplicaba sus recomendaciones podría obtener verdadera sabiduría, poder y entendimiento. El juez tendría compasión de mí hasta rescatarme de la tumba. De no poseer nada, obtendría mucho. Mi cuerpo sería sano como antes. Me animó, las oraciones las recibirían con alegría, querían restaurarme por completo. Luego, me vi confesándoles a unos amigos las características de mi desobediencia, los invité a arrepentirse, esperar la justicia de los afligidos. Estaban encadenados en una red de dificultades, les mostré su soberbia, intenté guiarlos a apartarse de la maldad. Ellos reconocieron la prosperidad en mi nueva vida agradable. 29
Cambia o sufrirás a causa de la falta de entendimiento, incredulidad, resentimiento. Pide el Juicio o morirás de SIDA ―dijo el ángel. Justo antes de despertarme. En el segundo sueño, un demonio me acusó con argumentos. Con sonrisa burlona contó mis peores errores. Solicitó juzgarme ante los afectados, no tenía escapatoria, la única alternativa era la muerte. Me culpó de desobedecer la voluntad de Dios, gritó: ―Nunca pensaste si estabas actuado mal ¿Por qué no reconociste tu desobediencia para no volver a hacerlo? ¿Debe el Juez adaptar su justicia a tus exigencias a pesar de rechazarlo? Prepárate, cuando Él haya tomado su decisión ¿Quién podrá hacerlo cambiar de parecer? Tras una pausa, se acercó mirándome. , Si pecas ¿en qué afecta eso a Dios? incluso si pecas una y otra vez, ¿Qué efecto tendrá sobre Él? Si eres bueno ¿es algún gran regalo para Él? ¿Qué podrías darle tú? ―gritó Satanás ―. No, tu maldad afecta sólo a personas como tú, las buenas 30
acciones influyen sólo en seres humanos. La elección es tuya, no mía, adelante, haznos partícipes de tu sabiduría. Me veras de nuevo cuando menos lo esperes. Desperté con un vacío horrible, pensé en lanzarme desde la ventana de la habitación. Angustiado intente permanecer despierto pero el cansancio me venció al amanecer. El tercer sueño fue breve, me vi preso esperando sentencia. De repente aquella tarjeta tuya cayó por la ventana. Sólo Yo puedo interceder por ti ante el Juez ―afirmaste en mis pensamientos. Como negarlo, nuestra relación comenzó cuando necesite tu ayuda.
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Libertad Cada mañana el espejo fue un reloj en cuenta regresiva, la enfermedad avanzó mostrándome moribundo. Músculos, grasa, sonrisa, desaparecieron hasta verme cadavérico. Un mediodía intenté almorzar aunque no tenía apetito. El deseo de sobrevivir creció a partir de los sueños y experiencias vividas desde mi llegada a Australia. Comencé a ver las circunstancias como oportunidades de aprender. Las palabras de la dama retumbaron en mi mente convirtiéndose en esperanza, debí luchar para liberarme. Era un esclavo bajo ataduras espirituales. Entre tantas cosas, pensé en el juicio de su esposo y como logró recuperarla en el mundo invisible. No quería recuperar mi matrimonio, ni siquiera las finanzas, solo importaba mi salud. Por eso, decidí comprobar si en realidad existía ese Juicio. Sin dinero la única alternativa era sanarme gratis. 32
Desesperado busqué a su marido quien me atendió conversando respecto al alquiler. A pesar de rendir cada moneda, insistí en invitarlo sin imaginar que ese café sería una de las mejores inversiones de mi vida. Luego de escuchar mi historia suspendió sus compromisos del día. Esa tarde escuché por primera el término “guerra espiritual”. Con detalles me explicó sus batallas. Seré un guía espiritual, transferiré unción, conocimiento y estrategias para afrontar tu juicio ―afirmó el esposo, sonriendo. Desde ese momento me enfoqué en prepararme porque sería una batalla trascendental, lucharía contra el enemigo más astuto de todos los tiempos. A pesar de las dudas aposté a creerle, decidí ser un guerrero, él me guió hasta poder avanzar solo. ¿Aprendí a hablarte en mi soledad? En la intimidad de mi habitación cerraba los ojos, respiraba profundo, imaginaba mis pasos en el mundo espiritual. 33
Con asombró, en sueños o visiones observé los momentos claves del juicio. Frecuentar la iglesia me ayudó a entender su función. Siempre la vi como un hospital de almas pero estaba equivocado. Es un ejército donde, quienes lo desean, aprenden a enfrentar guerras espirituales. La lucha del bien y mal existe en cada rincón del mundo. Ciudades enteras viven los enfrentamientos entre ángeles y demonios. Nosotros vemos delincuencia, vicios, enfermedades, odio, cosas causadas por el maligno y sus secuaces, quienes manipulan a personas. Es una batalla constante donde el bien se mueve a través de quienes reciben el Espíritu de Dios obteniendo dones. Eso lo comprobé, entre otras situaciones, cuando dejé mi adicción al sexo en aquella liberación impartida por la dama. Ahora veo las mujeres en su belleza, sin imaginarlas en la cama. 34
Lo confieso, ese es mi termómetro espiritual, cuando vienen los deseos carnales es porque mi espiritualidad se debilita. Como ser humano fui restaurado mientras aprendí a hablar como hijo, en la intimidad de mi soledad llegué a desarrollar una relación directa y poderosa con nuestro Padre celestial. Crezco para afrontar cualquier circunstancia. Mantengo intimidad con Él y contigo, los respeto con disciplina, reconozco su grandeza. Abrí mi corazón y clamé hasta recibir al Espíritu de Dios. Sin resistirlo lloré al sentir su presencia. Desde esa noche tengo discernimiento, sabiduría y revelación, intento relacionarme con Dios Padre a través de ti, Jesús, de espíritu a espíritu, por medio del Espíritu Santo. Así es posible amarlos de verdad. Con esa experiencia sobrenatural comenzó una nueva etapa en mi vida.
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Ahora entiendo mejor un mundo espiritual desconocido por muchos. Reconocer la eternidad cambia nuestras prioridades, la vida adquiere otro significado, luchamos en lo invisible para obtener resultados en lo visible. El testimonio del esposo sirvió, era un ejemplo porque cada caso es diferente. Aprendí a dejarme guiar por el Espíritu Santo quien conoce el origen de los problemas humanos, tanto físicos como emocionales. Sin Él guiándonos es imposible vencer al enemigo, fuerza de voluntad o sentido común no sirven en el mundo espiritual. Él debe ser quien nos dirija en la batalla legal, militar y guerra espiritual. Reconocí a nuestro Padre celestial, quien nos ama, dejé de orar con mentalidad de esclavo porque descubrí mi derecho a las bendiciones. Soy un hijo con obligaciones, deberes, derecho a ser oído y obtener sus oportunas respuestas. 36
Aprendí a relacionarme con Él, entendí su responsabilidad en darnos lo necesario. Accedo a sus privilegios porque lo obedezco con amor y respeto. Lo confieso, tu herencia material y espiritual aumentó mi interés por ti. Imposible mentirte, fue así. Aun sabiéndolo ¿Me amas? Al avanzar fui adiestrado en la perseverancia. Podía tener el milagro de curarme de SIDA a la vuelta de la esquina, pero la clave estuvo en no desanimarme. Como guerrero aproveché las provisiones de nuestro Padre, tus inmerecidos regalos y los dones que Espíritu Santo me asignó. Mi fe aumentó. Comencé a tener pesadillas con amenazas cuando aparecí en la lista negra de Satanás Al despertar entendí, me enfrentaba al enemigo más astuto y tenaz de todos los tiempos. Antes de solicitar el juicio, alcance una relación íntima con el Juez. 37
Desarrollé dos virtudes esenciales para perseverar en la lucha. La primera fue la gracia de Dios. Tenemos un poder divino, podemos lograr resultados imposibles en nuestras propias fuerzas, su gracia nos permite ser todo aquello por lo cual nacimos. Segunda, el amor de Dios, un regalo incondicional. Asimilarlo nos ayuda a interceder por otros porque nos identificarnos con sus situaciones. Ahora lo sé, viviste mi necesidad con amor verdadero. Noche a noche, en la soledad del apartamento aprendí a orar. Hablé sin comprobar si Padre, Hijo y Espíritu Santo me escuchaban. Pasaron varios días antes de sentir como me acompañabas. Contigo lo comprobé. Podía comunicarme en el mundo espiritual.
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Gracias a ti confié en pedir un juicio invisible en la Tierra pero real en lo sobrenatural. Tu amor fue mi garantía. Si me defendías, ganaría. Aprendí a hablarte y escucharte en mis pensamientos. Cuando decidí recibirte en mi corazón comenzaste a cambiar mi manera de pensar, me liberaste de la mentalidad de esclavo hasta convertirme en un guerrero. Aunque Satanás había tomado posesión de mi salud, dinero y amor, la sentencia favorable del juez era suficiente para recuperar lo perdido, Dios era el único capaz de ordenar que me devolvieran todo. Cuando solicité el juicio comenzó la batalla legal orientada a sanarme del SIDA, recuperar la fortuna y liberar mi matrimonio.
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Batalla legal Antes de asumir el juicio entendí mis derechos en el mundo espiritual. Similar, a la Tierra, allá también tenemos privilegios a los cuales podemos apelar en cualquier momento. El enemigo tomó posesión de mi salud, dinero, amor. De mi cuerpo contagiándome de SIDA por medio de una dama de compañía, de mis finanzas manipulando a alguien hasta robarme y de mi matrimonio aprovechando la desobediencia a Dios hasta divorciarme. Por eso, dirigí la lucha a ratificar lo mío y obtenerlo de nuevo. Me sujeté a los procedimientos del Reino de Dios. Eso incluyó otorgarle a Satanás el derecho a un juicio justo porque el Juez es perfecto, imparcial con todos, incluso con sus enemigos. Para obtener la justicia divina debía dejarme guiar por el Espíritu Santo. 40
Entrar en guerra espiritual implicó luchar dos batallas, legal y militar. Recuperar el botín conformado por salud, dinero y amor ameritaba pelear ambas y ganarlas, cumpliendo una secuencia. No podía ir a la militar sin ganar primero la batalla legal, sería inútil ganar la legal sin pelear luego la batalla militar. Afronté el juicio dirigido por el Espíritu Santo, de hacerlo con mi propia iniciativa, voluntad o criterio, perdería el botín, generaría mayor destrucción en mi vida. Mis problemas tenían origen espiritual, debía lidiar con sus raíces en espíritu. De lo contrario, no resolveríamos nada y esas dificultades me consumirían hasta morir. Una noche en Diciembre comenzó la batalla legal.
de
2013
Como creyente en Cristo tenía la autoridad para ejercer ese derecho. De rodillas, con los ojos cerrados, en la soledad de mi habitación, oré a Dios hasta plantearle mis casos. 41
Dirigiéndome a Él como Juez acusé a Satanás de enfermarme de SIDA, robarme los dólares y tomar posesión de mi matrimonio. Pedí justicia solicitando me devolviera todo. La sinceridad de mis oraciones podía elevar las suplicas al mundo espiritual. Estaba convencido, si Dios emitía una sentencia favorable entonces desataría su poder, enviaría ángeles a cambiar mi situación, sus acciones invisibles crearían resultados visibles. En ese momento ataqué al enemigo, al acusarlo comencé la guerra. Era de esperarse, no tardé en recibir nuevas amenazas. Esa misma noche, Satanás me mostró en un sueño su plan, sería atacado si continuaba. El diablo no juega a ser el diablo. Lo entendí. Antes de ir a la guerra espiritual debemos ser guiados por el Espíritu Santo, confiar en el único intercesor. 42
Solo tú, Jesucristo, puedes defendernos ante el Juez. ¿Eres la única vía para acceder a Dios? A pesar de las amenazas debía permanecer activo, comencé una batalla invisible con consecuencias visibles. Sin importar mi estado físico, mental o emocional oré cada noche hasta obtener sentencia favorable. Parar significaba perder. Si cedía ante los ataques del enemigo podía alejarme de ti e irme al infierno. Nunca podré olvidar el día cuando, por primera vez, me regañaste con firmeza. Jamás lo olvides, solo se llega al Padre a través de mí ―afirmaste Jesús. Esa vez fue suficiente, te creí, dejé de intentar acceder a Dios sin ti. Aprendí a mantenerme en oración.
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Para obtener la justicia de Dios, debí ser yo mismo quien ganara la batalla y despejara el camino a los ángeles, quienes vendrían al mundo terrenal a ratificar la decisión legal. Si abandonaba antes de ganar el juicio, habría perdido mi tiempo, y peor aún, la vida. No depende de ser un creyente débil o fuerte, los dos requisitos indispensables son creer en Jesús como nuestra única vía de acceder al Juez y perseverar hasta obtener la sentencia. El Espíritu Santo nos dirige en las etapas del juicio, sin Él es imposible avanzar. Satanás me atacó en pesadillas horribles pero siempre desperté en paz. Él no tiene ningún poder. Nosotros mismos le cedemos dominio a partir de la falta de perdón, miedo, resentimiento, entre otros. Cualquier desobediencia a Dios le otorga derechos legales al enemigo para atacar nuestra vida. Pedí perdón a Dios, cerré cualquier brecha de desobediencia a su voluntad. 44
Sin eso, el diablo no sería sometido. Como acusador luchando el caso.
permanecí
orando,
De retirarme la sentencia sería a favor del defendido, abandonar el caso implicaba retirar los cargos. El juicio avanzaría mientras acusara al enemigo, esforzándome y siendo valiente. Oré y oré sin conocer los avances. Durante varios días, ningún sueño, visión o pensamiento estuvo relacionado al juicio. Entendí como el diablo intenta alargar los casos buscando nuestro desgaste, en su silencio es cuando menos debemos subestimarlo. Aunque parecía una guerra de velocidad, en realidad era de resistencia. El astuto enemigo extendió el juicio apostando a cansarme. Como permanecí orando entonces me acusó con argumentos válidos ante Dios. 45
Lo admito. En ese momento mi fe disminuyó. Pasé de creer en la mejor sentencia a favor a sentirme merecedor del peor veredicto en mi contra. ¿De acusador pasé a acusado?
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Denuncia Una madrugada vi el juicio, en sueños lo observé por primera vez. En un blanco lugar había 2 mesas ante un Juez de cara brillante. A la izquierda estaba yo, sentado mientras Satanás caminaba al frente de otra mesa. Sonriendo, fingiendo ser vencedor, me acusó de desobedecer las leyes de Dios. Con argumentos intentó doblegarme. Comenzó demostrando insultos, manipulación, adulterio, entre otros. Cada acusación estuvo acompañada con pruebas imposibles de negar. Paseó por las equivocaciones antes y después de contraer matrimonio. Avanzó destacando los dudosos negocios en los cuales estuve involucrado, engaños, deudas sin pagar y varios más. Basado en esos errores financieros demostró dinero sucio, según Él merecí perderlo todo. Por último, recorrió mi vida desde juventud a adultez. Señaló como descuidé la salud. 47
Gula y pereza abrieron puertas a la hipertensión arterial. El SIDA entró a mi cuerpo a partir de la lujuria, en lo invisible el enemigo uso esa brecha, en lo visible disfruté a la dama de compañía subestimando las consecuencias. De repente desperté, entendí. En la Tierra padecemos los efectos de abrirle puertas al diablo, siempre ocasionadas por nuestra propia desobediencia a la voluntad de Dios. Tú lo sabes, sufrí al no verte a mi lado cuando Satanás me acusó. Sin ti me esperaba el sufrimiento eterno, Jesús eres el único protector. ¿Me abandonaste? Al no verte, abogado defensor, dudé acerca de la guerra espiritual, lo admito. Con ayuno y oración logré liberarme de espíritus de incredulidad quienes dominaron mi mente durante varios días. 48
Para avanzar en el juicio reconocí que nunca estuve solo, el Espíritu Santo me acompaño y se mantiene conmigo cada instante de mi vida. Confiar en eso fue primordial, aumentó mi fe. Decidí creer en una sentencia favorable en el mundo espiritual aunque no veía el juicio en el terrenal. Podemos atemorizar al enemigo demostrándole nuestro poder espiritual. Él intenta engañarnos al hacernos sentir indignos de pedir justicia porque desobedecimos a Dios. En Australia casi caí en indigencia, faltó dormir en las calles. Con cuidado comencé a pedir comida, dinero, cualquier cosa para sobrevivir. No deseaba volver a Venezuela, mucho menos deportado. Al otro lado del mundo, algunos incrédulos me ayudaron por lastima, mi alegría les gustaba. Por fuera era un latino desnutrido, por dentro un guerrero espiritual. 49
Los propietarios del apartamento me visitaban para recordarme como debía pagar o desalojar. Con discernimiento de espíritu aprendí a ver los corazones, no eran malas personas, dependían del alquiler, debían subsistir como inmigrantes. Enfermo de SIDA ninguna empresa reconocida me contrataría, la apariencia física no ayudaba. Viví en soledad ante un futuro incierto. Cada noche oré pidiéndole al Juez su sentencia. Ahora es fácil contarlo, pero en aquel momento no sabía cuánto faltaba. Con el transcurrir de los meses, identifiqué un lugar en la cocina donde conversábamos. Lloré al sentir tu amor. Aprendí a escucharte en mis pensamientos. Jamás olvidaré aquella tarde. Te bendeciré en la segunda mitad de la vida. Te he elegido, sé fuerte y valiente, Yo estaré contigo a donde vayas. No temas ni te desanimes, no te fallaré ni te abandonaré. Siento el temor en tu corazón, como Dios en los cielos y la tierra, te daré la victoria ―prometiste Jesús. 50
Desde ese momento seguí tus consejos, me alejé de cosas dañinas, medité en tus palabras de día y noche. Prosperé porque todo lo bueno vino de ti. Demostraste tu amor inagotable, cumpliste tus bendiciones. Con alegría te siento mientras confío en ti, cuidas mis pasos. Con paciencia, escuchaste mi suplica aun cuando dudé ante el silencio del juicio. Me sacaste de la desesperación, a pesar de no verte sentí tu presencia durante la etapa de investigación.
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Investigación En el siguiente sueño, de nuevo, vi el salón del juicio. Angustiado esperé en la mesa. De repente, llegó un elegante abogado quien me mostró los resultados de la etapa de investigación. Aprendí, perdí a mi familia, finanzas y salud cuando Él me explicó la solución de los errores principales. Ese hombre fue una imagen usada por Espíritu Santo para mostrarme como me ayudaría a deducir las causas de mi desobediencia a Dios. Sin discernimiento era imposible deducirlas, aunque sus consecuencias sucedieron aquí, todos los problemas se originaron en el mundo espiritual. Al escucharlo, muchas cosas iban en contra de la lógica. Mi razonamiento humano no sirvió en esa lucha porque yo no tenía sabiduría para reconocer las soluciones. 52
Antes de despertar, Él me explicó. Debía presentarme en una audiencia ante el Juez. Recalcó mi cuenta regresiva, disponíamos de pocos días para defenderme y solicitar la sentencia. Sólo así, Satanás me devolvería todo. Desde ese momento fue indispensable identificar la voz de Dios por medio de su Espíritu. Para eso renuncié a cosas ajenas a su voluntad. Limpie el apartamento eliminado creencias erradas, boté las figuras e imágenes de vírgenes y santos. Me enfoqué en relacionarme contigo, Dios vivo, conectándonos de espíritu a espíritu. ¿Eres el único Dios vivo? Uno de los aspectos más difíciles fue entender como María cumplió un propósito, en su vientre naciste en la Tierra. Pretender acceder a Dios por medio de ella es un engaño del enemigo. El mundo ve apariciones de Vírgenes y Santos pero en realidad son astutos espíritus malignos engañando a millones de personas, distorsionando la verdad. 53
Ahora, creo en ti Jesús, eres la única vía para llegar al Padre Celestial. Identificar tu voz es una de mis mayores bendiciones. Sentir tu presencia dio significado a mi vida, llenaste el vacío en mi existencia. Cualquier llenura diferente a ti, siempre es temporal. Dentro de multitudes, en la soledad de mi habitación o en cualquier lugar, aprendí a amarte y dejarme guiar sin verte. Una mañana sentí el deseo de trotar en un parque. Esa mezcla de libertad física y espiritual me ayudó a prepararme para la audiencia. Orando, mientras corría descubrí como el Juez siempre ve el corazón, conoce los planes y escucha nuestros pensamientos. Eso me permitió enfrentar el juicio con esfuerzo y valentía, cometí muchos errores pero sin malas intenciones. Era una marioneta espiritual, entenderlo me ayudo a defenderme y atacar. 54
Espíritus malignos dominaron mis pensamientos en las equivocaciones, ellos influyen en nosotros sin darnos cuenta. Nuestro cambió avanza cuando fluye la liberación de las ataduras espirituales. En una oportunidad, sentado en una plaza, cerré los ojos porque quería pedirle a Dios que reconociera mis intenciones. Aunque el enemigo intentó devorarme, acusándome de malvado, no tuve miedo porque tenía buen corazón a pesar de la desobediencia. La principal estrategia del diablo fue intentar manipularme haciéndome sentir indigno de defenderme y luchar por mis derechos. Pero no lo logró, me esforcé creyendo en el Juez, quien nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Aunque fui desobediente y seguí mi propio camino, esperé en silencio mientras el Espíritu Santo trajo a mí mente las equivocaciones donde estuve dominado por algún espíritu maligno. 55
Revisamos el primer caso, la salud. Contagiarme de SIDA fue el resultado de una vida de promiscuidad y desvaloración de mi cuerpo. Antes de nacer heredé un espíritu de lujuria, por generaciones mis familias arrastraron la búsqueda de placer en relaciones sexuales sin compromiso. Además, practiqué el sexo libre sin sentirme culpable porque mis valores los definía la sociedad moderna. Descuidé mi organismo cediendo a espíritus de gula y pereza. Disfruté comiendo sin control estando consciente del daño causado por ciertos alimentos o bebidas. Justifiqué no hacer ejercicio, ese fue un error grave porque el cuerpo humano está diseñado para movimiento. Vi el descuido físico como bueno porque las iglesias están llenas de obesos, pocos practican deportes. Muchos están dominados, engañados justifican comer mal y no hacer ejercicio.
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Lo admito. Estuve preso, atado por espíritus de lujuria, gula y pereza. Durante años, ellos vencieron a mi fuerza de voluntad. Intenté dejar las relaciones sexuales ocasionales, quise comer sano, busqué hacer deporte pero nunca logré mantenerme, los resultaron siempre fueron temporales. Esos argumentos válidos los uso el enemigo hasta contagiarme de SIDA por medio de la dama de compañía. Es indispensable entender que todo sucede si Dios lo permite. Si Él no quiere pues no pasa, algo lo impide. Muchas cosas pudieron impedirme estar con esa hermosa rubia. Pasó porque yo mismo abrí una brecha, Satanás la aprovechó, me atacó. Luego, revisamos el caso del dinero. Siempre quise ser rico, para mi esa era la manera de ser feliz. Quise manipular el amor y estar tranquilo ante cualquier enfermedad. 57
¿Por qué viví estas experiencias? El robo sucedió en la Tierra al abrir puertas en el mundo espiritual. Perdí los dólares, esa fue una de las consecuencias de ser manipulado por espíritus malignos. Aunque obtuve lo necesario para vivir cómodo, seguí acumulando riquezas. Cuando me sentía rico entonces veía como otros tenían más, fui envidioso. Perseguí la prosperidad, felicidad o bienestar de los demás, eso no debió guiarme. Lo reconozco. Mi espíritu estuvo atado, dominado por codicia y rivalidad era imposible ver las verdaderas prioridades. Aún desconozco quien utilizó mi tarjeta. El mesonero, mis amigos, o quien sea, fue utilizado por el enemigo hasta ejecutar un plan de quiebra en mi contra. Con argumentos válidos aprovechó mi desobediencia al estar dominado por espíritus de avaricia y envidia. Perdí el dinero porque Dios lo permitió. 58
Cuando lo entendí, agradecí, a partir de esa circunstancia valoré las cosas importantes en la vida, lo terrenal es pasajero pero lo espiritual es eterno. Antes de la audiencia, revisamos el tercer caso. Para mi sorpresa, este fue el más difícil, sanarme de SIDA o recuperar las finanzas era fácil comparado con ése. El divorcio no dependía, únicamente, de liberarme de espíritus malignos. Abrí mi corazón porque no conocía el amor verdadero, sólo tú, Jesús, pudo enseñarme. ¿Es imposible amar con sinceridad a alguien sin amar primero a Dios? Solo cuando te recibí en mi corazón logré enamorarme de mi esposa, aun estando divorciados. Antes de eso solo sentí atracción, emociones, cariño, sentimientos diferentes al amor. La ira dominó mis pensamientos para dañar nuestro matrimonio. La soberbia me convenció de querer tener siempre la razón. 59
Mi alma y mente estaban bajo poderosas ataduras espirituales. Los casos de salud y dinero dependían de mí, el amor implicaba liberarla porque era ella una víctima de brechas abiertas al desobedecer a Dios. Cuando nos comprometimos en matrimonio ante Él, nos unió hasta siempre. La separación era de esperarse porque ambos arrastrábamos la maldición generacional del divorcio. Reconociendo su influencia, podíamos romper dicha maldición. Es imposible luchar ante algo desconocido. Una vez terminada la investigación de los tres casos, desperté con esperanza. A diario oré con corazón sincero. El juicio era indispensable para recuperar a mi familia desde el mundo espiritual. Sin mi esposa saberlo, sin siquiera imaginarlo, luché en rescatarla porque era ella el principal botín de Satanás. 60
En espíritu entendí, los dos fuimos escogidos con un propósito, el cual sólo podemos cumplir estando juntos. Ambos, unidos, debemos luchar en contra del divorcio y a favor del matrimonio. El enemigo fue implacable porque tenerla alejada de mí nos impedía cumplir esa asignación. Sin embargo, cuando Dios me mostró el futuro entendí como el juicio era parte de sus planes. En sueños vi a una niña quien sería la recompensa por reconciliarnos. Antes de nacer, nuestro hijo fue elegido, influirá en millones de personas, esta hija vendrá a cubrirle la espalda en el mundo espiritual. Nacerá, será un milagro. Lo demostrará, sus oraciones serán escuchadas por Dios de una manera especial. Ambos son un regalo, una responsabilidad asignada, dos flechas en mis manos. Por eso, el juicio iba más allá de mí, el futuro de mi esposa e hijos, de las próximas generaciones, dependía de ganarlo. 61
Me entregué a Padre, Hijo y Espíritu Santo quienes dirigieron mis acciones para producir frutos. No era suficiente creer en Dios porque incluso los demonios creen en Él. Demostré mi fe al permanecer firme durante los circunstancias. Aprendí a ver los problemas como pruebas en un entrenamiento espiritual. Una voz interna indicaba mis deberes diarios. Es desobediencia saber qué hacer y no hacerlo. Fue difícil, lo admito. Similar a los agricultores, quienes siembran y esperan cultivos maduros, pues oré durante las dificultades y canté con felicidad anhelando ver los resultados. Mientras pedía comida por las calles cuestioné si los incrédulos serían juzgados. Dejé de juzgarlos cuando admití la existencia de Dios, un Juez difícil de comprender. Porque nos ama, su justicia divina siempre prevalece. 62
Aún lo recuerdo. Algunos incrédulos aunque me atacaban luego me ayudaban. Cada beneficio vino de ti, quien hizo el cielo y la tierra. ¿Acaso tú abres corazones? ¿Guías voluntades? Descubrí que aprobabas a los buenos pero condenabas a quienes tramaban el mal. Conocí mi propia amargura, vi como los perversos reflejan inestabilidad mientras los justos demuestran seguridad. Tus ojos vigilan todo lugar. Ni la muerte ni la desobediencia oculta secretos, mucho menos el corazón humano. La mayoría puede considerarse bueno según su propia opinión pero Dios examina las intenciones. Arruiné mi vida siendo desobediente y después me enojé contigo. Luego, adquirí sabiduría, valoré el entendimiento. Ahora lo sé, no era yo quien daba la intuición a mi corazón ni el instinto a mi mente. 63
Lo admito. Era demasiado ignorante para presentar una defensa con mis propios argumentos. Guiaste mis pasos, sin entender todo, avancé. No aseguré el mañana porque no sabía ni siquiera si seguiría vivo. Evité alabarme yo mismo cuando hice el bien, algunos lo reconocieron, no mis propios labios. Progresé en el camino espiritual hasta recibir la oportunidad de defenderme, esperé la audiencia, noche tras noche.
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Audiencia Transcurrieron varios días sin recibir noticias. Esas noches vi cosas mientras dormía pero no eran sueños de Dios, aprendí a reconocerlos porque horas después los olvidaba. En cambio, los mensajes divinos jamás se olvidan, cada momento del juicio lo recuerdo como si acabara de suceder. Cuando nuestro creador quiere decirnos algo entonces se encarga de hacérnoslo saber. Él sabe, somos niños ignorantes a su cuidado diario. Por eso, envió al intercesor a quien debemos recibir en nuestro corazón. Gracias a ti podemos salvarnos. Aquella noche cuando decidí recibirte, mi amado Cristo, comencé a ser nueva criatura, ahora puedo conectarme al Padre celestial a través de ti. El SIDA avanzó, pedí mucho peso, me debilité cada vez más. A pesar del esfuerzo por mantenerme activo, levantarme de la cama era una proeza. 65
Una mañana sentí la necesidad de quedarme durmiendo hasta tarde. En un sueño, vi ese día como el Juez me recibió para escucharme. Expuse mi caso, reclamé mi salud, dinero y amor, mientras tú, Jesús, estabas a mi lado. Al terminar mi presentación no recibí respuesta, un silencio absoluto cubrió el lugar. De repente, Satanás interrumpió acusándome desde el otro lado del recinto. Presentó el resumen de mi desobediencia, desestimó si yo estaba consciente o inconsciente cuando cometí los errores, o si yo conocía o no la voluntad de Dios en esos momentos. Como en todas las leyes, el desconocimiento de las mismas no nos libra de culpabilidad. Igual funciona en el mundo espiritual donde existen mandatos divinos, los cuales debemos cumplir en la Tierra. No tenemos excusas. Las leyes terrenales están escritas, así como, también las leyes espirituales, disponemos de la palabra de Dios, en la Biblia podemos conocerlas. 66
Desconozco cuánto tiempo soñé pero el enemigo mostró los errores principales. Recordé la desobediencia cometida durante mis cuarenta años de edad. Al final de su intervención rió carcajadas, desafiándome con la mirada.
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Después de ver los desastres cometidos en mi vida, me sentí como el peor de los seres humanos. Con sus acusaciones el enemigo logró manipularme. Pensé en dejar el juicio. Lo admito. Soy débil, todos los días me equivoco. ¿Por qué permaneces conmigo? En esa oportunidad, te acercaste hasta el Juez. Por la cara de Satanás reconocí que lo estábamos derrotando. Tu intervención fue indispensable porque el resto del juicio dependió más de mí mismo y menos de las acusaciones del enemigo. 67
Gracias a eso sigo vivo, avanzando. No te busqué para condenarte, quiero liberarte. No eres perfecto, te equivocas igual a todos los humanos, lo sé. Enfócate en arrepentirte y perdonar, no me importa tu pasado, estoy contigo para defenderte. Recuerda siempre, sólo se llega a Dios Padre a través de mí, su Hijo, tu único y suficiente salvador ―afirmaste Jesucristo. Viendo tu pasión al defenderme, lo entendí. Nadie me ama como tú. Jesús creo que te amo porque tú me amaste primero.
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Arrepentimiento y perdón Al despertar sentí urgencia de arrepentirme y perdonar. Debía hacerlo, de eso dependía el lograr una sentencia a mi favor. Perseveré orando guiado por el Espíritu Santo quien trajo a mi mente los daños causados. Hasta limpiar mi alma, fui un preso atormentado por la culpa. Aunque las personas afectadas no lo saben, en mis oraciones me arrepentí de corazón y les pedí perdón a quienes recordé durante las visiones. Solo al arrepentirme, logré perdonar. En visiones recordé a quienes me afectaron de manera voluntaria e involuntaria. Sentí liberación en mi alma al perdonarlos. Hoy, siento libertad para escribirte estas líneas sin culpas o resentimientos.
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Intentó no juzgar ni dañar a nadie, aunque cada día me equivoco. Aprendí a perdonar, arrepentirme, sobre todo a obedecerte. Gracias a eso te sirvo con un temor santo, el cual significa amarte y respetarte. Como un padre, al principio me hiciste sentir sólo tu amor, permitiste cualquier cosa mientras fui un bebe espiritual. Ahora soy niño espiritual, me disciplinas con firmeza y amor porque aún tengo momentos de rebeldía. Ante la persecución por ser un indigente y el rechazo por predicar tu palabra, aprendí a tomar decisiones sabias. El discernimiento del Espíritu Santo me mantuvo a salvo. Cuando entendí que nuestras vidas no nos pertenecen, dejé de planificar mi propio destino. Te busqué, esperé confiando tu salvación. Día a día, viste mi conducta, obtuve lo merecido. Tus enseñanzas penetraron mi corazón, por mi propio bien las escuché con atención, de manera voluntaria. 70
¿Era necesario el castigo? Aprendí a hacer tu voluntad, no la mía. Insistí buscando una sentencia, pedí y recibí, busqué y encontré, toque puertas y se abrieron. Cuando te pedí sabiduría no me diste ignorancia. Escuché tus recomendaciones, quise ponerlas en práctica. Comencé a brillar entre tanta maldad. Dejé de temerle a la muerte del cuerpo porque en sueños vi cielo e infierno. Comprobé como al morir recibimos un cuerpo espiritual para ir a alguno de esos sitios. El Juez es quien decide a cuál vamos. Entendí que viniste a la Tierra causando división entre las personas, familias están separadas entre creyentes e incrédulos. Aunque tú nos invitas a todos seguirte muchos ponen excusas. Soy bendecido porque me rescataste en mis peores circunstancias. 71
Podría estar muerto pero sigo vivo, tomé la mejor decisión mi vida cuando, en la soledad de mi habitación, reconocí con mi boca, en voz alta: ―Señor Jesús, lo reconozco, soy pecador y me arrepiento, te pido perdón, límpiame. Hoy abro corazón y mente para recibirte, quiero confesarte como mi único Dios y Salvador. Te entrego todos mis problemas, necesidades y planes. Escribe mi nombre en el libro de la vida, cumple en mí tu propósito, cada día enséñame el camino, la verdad y la vida que eres Tú. Esa oración cambio en mi vida para bien y para siempre. A pesar de no sentir nada, desde ese momento mi espíritu cambió. Eso fue lo más importante. Recibirte es una decisión voluntaria en la cual sólo necesitamos hacer una oración similar a esa. Si te encontré es porque soy un elegido entre muchos llamados. No todos te encontrarán porque su corazón está endurecido y no quieren abrirlo a Dios. 72
¿Nuestro Creador los hizo caer en un sueño profundo? ¿Les cerró los ojos, no ven? ¿Les tapó los oídos, no te escuchan? Solamente, mediante el Espíritu Santo podemos conocerte mi amado Jesucristo. Creerán cuando reciban al Espíritu Santo. Para eso, deben pedírselo a Dios en tu nombre, diciendo con un corazón sincero: ―Padre celestial en el nombre de Jesús te pido me llenes de tu Espíritu Santo. El Juez es bondadoso con quienes confían en su bondad pero también es severo con los desobedientes. Todos los días, necesito fuerzas porque si dejo de creer sufriré de nuevo. De la misma manera, sí los incrédulos comienzan a creer entonces obtendrán la salvación. Quienes afirman ser ateos no creen porque Dios así lo permite. 73
No es el momento o no están llamados a creer. No todos los seres humanos te pertenecemos, solo Dios decide a quienes te entrega. Jesús, podemos pedirle al Padre Celestial la bendición de ser tus discípulos. El SIDA avanzó. Entre las manifestaciones sufrí debilidad, tos, inflamación, erupciones. Con eso, inspiré lastima en quienes me regalaron comida o dinero. Cada paso se convirtió en agonía. Ante el raquitismo tomé previsiones para salvarme o morir en el apartamento. Los dueños dejaron de visitarme, supongo esperaban mi muerte. Aunque intentaron convencerme siempre rechacé ingresar al hospital. En las calles, muchos creyentes dudaron mi relación con Dios, incluso en la iglesia. Al oír mi testimonio del juicio algunos ignoraron, otros confrontaron, pocos reconocieron las batallas legal y militar. 74
La guerra espiritual existe. No es un conocimiento exclusivo de líderes, pastores o apóstoles, es información valiosa a la cual todos tenemos acceso. Desconozco cuantas personas leerán estas líneas, escritas como una semilla. Jesús, sólo tú sabes a quienes llegara y en quienes crecerá. Tuya es la gloria, eres quien forma guerreros espirituales guiados por el Espíritu Santo. En la iglesia subestimaron que estaba siendo procesado por ti. Aunque iba a los servicios dominicales nuestra relación era más fuerte en la intimidad. Aprendí a hablarte y escucharte sin importar el lugar. ¿El dolor sirvió para disciplinarme? Me rescataste cuando no esperanzas, fuiste bueno conmigo.
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Aprecié la alegría de tu presencia, el placer de vivir contigo. 75
Por eso, te entregué mi vida como sacrificio, me usas porque anhelo ser usado. Esa es mi verdadera manera de adorarte. Cuando me transformaste en una nueva persona, dejé de imitar las conductas y costumbres del mundo, evolucionas mi manera de pensar. Aprendí a conocer tu voluntad, la cual es buena, agradable y perfecta. Coma, beba o cualquier cosa la hago por obedecer a nuestro Padre celestial porque me ama. Grande es su riqueza, sabiduría y conocimiento. Cada noche esperé el juicio. Al despertar sin noticias, lo entendí. Es imposible entender las decisiones y caminos de Dios, quien obra de maneras misteriosas. Ningún ser humano conoce sus pensamientos, nadie sabe lo suficiente ni puede aconsejarlo. Ni siquiera los considerados santos le han entregado tanto como para Él devolvérselos. 76
Todas las cosas provienen de Él, existen por su poder y son para su gloria. Me limité a esperar cada amanecer con la esperanza de seguir vivo. Ver el sol por la mañana se convirtió en un premio. Mi fortaleza física desapareció. Levantarme de la cama se convirtió en sufrimiento. Caminar al baño o cocina era eterno. En cada paso, mis huesos temblaban de pies a cabeza. Sin opciones, con llanto y dolor permanecí en el apartamento esperando la sentencia.
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Juicio Sídney, Australia – Febrero 2014
Postrado en la habitación, intenté sanarme yo mismo declarando sanidad. Oré, pedí, clamé vivir o morir, Dios podía dejarme morir o sanarme. Ahora, agradezco las circunstancias vividas durante esos agónicos días. Todas eran necesarias, debía aumentar mi fe, fortalecer la paciencia, reconocer la soberanía del Juez quien emitiría sentencia cuando menos lo esperara. De repente, vi el juicio. Una tarde, sentado en la cama cerré los ojos, sin sospecharlo accedí al mundo espiritual. Pasar de ser informado en sueños a tener visiones sirvió para ensanchar mi fe. Esa experiencia me llevó a moverme en otro nivel, fui cuidadoso porque despierto podía imaginar cualquier resultado irreal. 78
Sin embargo, decidí creer en aquello, un juicio real sucediendo en lo invisible. Vestidos de blanco estábamos tú, mi amado Jesucristo, y yo, ambos de pie frente al imponente escritorio. Sin distinguir su rostro, escuché al Juez quien dirigiéndose a mí emitió su opinión respecto a mi caso. Comenzó recordándome como disfruté haciendo lo malo. Con firmeza me regañó demostrando amor. Reconocí la desobediencia, el resultado de vivir alejado de Él. Me invitó a conocerlo. Lo entendí. Dios es mi Padre celestial a quien debo obedecer porque sus planes son los mejores. El crecimiento espiritual comienza siendo bebes y recibimos amor, protección. Luego, alcanzamos una madurez donde Él nos asigna responsabilidades y nos reprende cuando no las cumplimos.
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Satanás sólo puede atacarnos cuando tiene argumentos válidos, aprovecha cualquier desobediencia a la voluntad de Dios. Nosotros mismos abrimos puertas a los problemas. En la Tierra vemos adicciones, delitos, enfermedades, consecuencias de ataduras de origen espiritual causadas por ira, soberbia, gula, envidia, pereza, avaricia, lujuria, entre otras. El Juez me mostró algunos momentos del futuro, sería sometido a nuevas circunstancias, Él las permitiría para entrenarme como guerrero con un corazón dispuesto a ser utilizado en su propósito. Él me entregó a ti, estoy feliz de pertenecer al equipo ganador. Eres Cristo, nada puede detenerte, ganas batallas teniendo muchos o pocos. Desde ese día evité hacer mis propios planes porque la respuesta correcta viene de ti. Entendí, el entusiasmo sin conocimiento no vale nada, la prisa produce errores.
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Ahora busco tus consejos antes de afrontar los problemas. Dejé de temer a la gente porque tú me das seguridad. Luchamos contra autoridades del mundo invisible, los enemigos de carne y hueso son personas dominadas por el mal. Gracias a ti, me mantengo firme contra las estrategias del diablo, levanté un escudo de fe para detener sus ataques, lo contraataqué usando tu palabra como espada. El resto del juicio me preocupé menos porque oré en todo. Te dije mis necesidades, agradecí tus provisiones. Experimente tu paz, la cual supera cualquier entendimiento. ¿Me cuidas por qué vives en mí? Fijé mi mirada en ti, Jesús, quien inicia y perfecciona nuestra fe. Para fortalecer mi fe, me concentró en lo verdadero, pensando cosas excelentes. Continúo sentado, a la orilla del mar, escribiéndote estas líneas mientras se aproxima el barco. Como vi lo invisible, creí lo increíble, recibiría lo imposible. 81
Aunque, lo admito. Varias veces deseé morir en Australia. De hecho, creo que morí aquella noche de 2014. Una madrugada salí de mi cuerpo terrenal, me vi acostado en el sofá. Caminé por el apartamento, sentí la suavidad de la alfombra, oí cantar a los vecinos, quienes fumaban marihuana, desde la ventana los vi disfrutando una fiesta. Comprobé como nuestros cuerpos espirituales mantienen los sentidos y memoria. Cuando escuchamos que disfrutaremos en el cielo o sufriremos en el infierno pues es literal. Al morir en la Tierra recibimos un cuerpo espiritual con el cual vamos a otro lugar donde vista, oído, gusto, olfato y tacto se mantienen. A pesar de no llegar tan lejos, lo entendí. Nuestros cuerpos son enterrados en deshonra pero son resucitados en gloria. Son enterrados en debilidad pero resucitados en fuerza. Son enterrados como cuerpos humanos pero son resucitados como cuerpos espirituales. 82
Existe la resurrección de los muertos. Cuando morimos nuestros cuerpos terrenales son resucitados para vivir en gloria o sufrimiento según la decisión de Dios, a quien es imposible agradar sin fe. Todos mis cambios, los debo a ustedes, Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes derramaron su favor especial sobre mí, obteniendo resultados. Permanezco firme, trabajando con entusiasmo. Jesús, en el momento preciso te oí, en el día de salvación me ayudaste. Me disciplinaste, no te diste por vencido hasta corregirme. Cuando esperé morir obtuve salvación, dejé de confiar en mí mismo, aprendí a confiar en Dios, quien nos resucita de los muertos. Él me rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo porque confío. Es más, durante mi agonía vi como alguien me disparará varias veces, no se cuándo, dónde, ni por qué, pero tú estarás conmigo y nuestro Padre celestial no permitirá el impacto de las balas. 83
Viví momentos confusos. Durante el silencio del Juez, me sentí perdedor. Dudé hiciera justicia, a pesar de clamarle día y noche. No entendí porque El aplazó su sentencia hasta mi último respiro. ¿Acaso Dios disciplina a quienes ama? ¿Castiga a quienes recibe como hijos?
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Sentencia Caminando, en mi cuerpo espiritual, regresé, acostado en el sofá me vi sin vida. Sin duda, al verme desde afuera comprobé mi apariencia cadavérica, las erupciones, el SIDA me consumió. Sin embargo, cuando ingresé al cuerpo terrenal percibí una emoción indescriptible. De inmediato desperté. A partir de esa experiencia, reconocí que la muerte es el inicio de otra etapa. Al comprenderlo mi preocupación aumento porque mi juicio iba más allá de la Tierra, la decisión del Juez influiría por la eternidad. Ese día permanecí en ayuno asimilando la grandeza de lo vivido. De repente, al mediodía, lloré mientras sentí mi cuerpo arder. Durante esa manifestación del Espíritu Santo tuve una visión donde el Juez emitió 3 sentencias desde un majestuoso escritorio. 85
En el salón del juicio estaba Satanás en una mesa y nosotros dos en la otra. En la primera, Dios le ordenó al enemigo devolverme mi salud. Sin argumentos ni desacuerdos, un silencio absoluto envolvió el lugar. Lo imponente de la orden eliminó mis dudas, al escucharlo decidí creerlo, el SIDA desaparecería. En la segunda, le ordenó al enemigo devolverme mi dinero. Dios me invitó a trabajar para Él adorándolo en mente y corazón. Sentí como prosperaría, siempre y cuando, obedeciera sus instrucciones. Sus promesas son verdaderas y Él es un escudo para quienes buscan su protección. Jesús, acepté servirte porque me defendiste, salvaste mi vida rescatándome de la muerte. Sólo a través de ti obtenemos salvación.
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En las dos primeras ordenes, Satanás permaneció callado. En la tercera, Dios le ordenó al enemigo devolver mi matrimonio. Al enterarse, Satanás solicitó escuchar a mi esposa. El Juez concedió la solicitud. Al ingresar Dios la llamó hasta su escritorio, sólo le preguntó: ― ¿Deseas volver con tu esposo? Sólo si él cambia ―respondió ella de inmediato, sonriendo. En ese momento, me comprometí ante Dios a cambiar. Bella como siempre, se acercó hasta mi mesa. Nos abrazamos, salimos del lugar conversando con cariño. La visión terminó cuando soltamos nuestras manos en el mundo espiritual. Así obtuve sentencias favorables en cada uno de los tres casos. Jamás olvidaré esa experiencia. 87
Feliz, emocionado, triunfador, dejé de llorar. Limpie mis lágrimas, tomé una ducha confiando en un futuro mejor. Por la tarde, salí a pedir dinero con alegría. Reuní lo necesario para la prueba de SIDA. Aunque creí en la visión preferí verificar mi sanidad. Cada minuto fue eterno, mientras esperé los resultados pedí un corazón sabio, quería diferenciar bien y mal. Desde ese momento, intento obedecer la voluntad de Dios, al menos el resto de mi vida. Las sentencias representaron victoria en la batalla legal. Sin embargo, no podía presumir un triunfo definitivo pues faltaba pelear la batalla militar. Si me descuidaba, el enemigo podría atacarme de nuevo. Te necesitaba aún más. ¿Te entregué mi vida? Confió en ti, eres mi pastor. Me das fuerzas, guías los deseos de mi corazón, contigo mis planes tienen éxito. 88
No temo ante las circunstancias difíciles porque tú me acompañas. Horas más tarde, recibí el examen de SIDA. Con el resultado negativo comprobé la primera sentencia. Lo creo. La sanación sucedió de inmediato. Sin SIDA, engordé rápido, mi salud se recuperó como nunca antes. Poco a poco, he ido recibiendo lo ganado en las tres sentencias del juicio. Jesús tú no me juzgaste, al contrario, me defendiste en mis peores momentos. Diriges mis pasos para obedecer a nuestro Padre celestial. Ahora guardo tus instrucciones en mi corazón, vivo con satisfacción. Intento conservar la lealtad y bondad, ambas las aprendí de ti. Busco tu voluntad antes de tomar las mejores decisiones, no dependo de mi entendimiento. Cuando te obedezco no temó a tragedias repentinas, pues tú me cuidas. 89
Me enseñaste a honrar a mi padre y madre, deseo alegrarlos hasta reemplazar el dolor causado. Aprendí a temerle a Dios con temor santo, el cual significa amarlo y respetarlo. Oro, no quiero ceder ante la tentación, mi espíritu está dispuesto pero el cuerpo es débil. Intento ser prudente, evito engañarme a mí mismo. Día tras día, recuperó mi dinero. Ahora trabajo para ti, utilizó dos talentos que me regalaste. Mientras escribo los libros salen a la luz los pensamientos de mi corazón y brilla la fuerza de mi alma cuando corro cada maratón. Los dólares regresan, poco a poco, vía electrónica. Son producto del esfuerzo y valentía al cumplir mi propósito. Me recompensas, restauras mi existencia al hacer tu voluntad. Muchos verán nuestros frutos y quedaran asombrados. Eso los ayudará a poner su confianza en ti, Jesús.
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Pues así eres tú, formador de guerreros, nuestro Dios, quien nos guía por siempre. Creo que te amo, escuchas mi voz, me proteges. Siento tu amor inagotable. Dios, me castigaste con firmeza pero no me dejaste morir, eso debo admitirlo cuando cuento lo vivido al otro lado del mundo. Aún camino en tu presencia, soy un niño inocente, recibo disciplina oportuna, creo tus promesas cada día. Clamó al Espíritu Santo quien me dirige a luchar más allá de la batalla legal. Satanás, sus secuaces, los espíritus de lujuria, avaricia, gula, pereza, ira, envidia, soberbia son enemigos poderosos para mí. En la guerra espiritual contra el diablo todavía lucho la batalla militar. Logro enfrentarlo porque aprendo a vivir como tú, practicando oración y ayuno. Con esos dos aspectos permanezco en poder, fe y autoridad lidiando contra el enemigo. 91
Mi salud se reestableció. Las finanzas mejoraron. Viví unos meses más en Australia, disfruté su calidad de vida, prosperé lo suficiente, podía quedarme. Sin embargo, decidí regresar a Venezuela porque Dios me mostró su voluntad para nosotros. Debía regresar a mi país natal a concluir la guerra espiritual. En sueños, visiones, pensamientos, recibí las instrucciones de los pasos a seguir. Antes de regresar comprobé como el Espíritu Santo, el dedo de Dios que habita en ti, Jesús, también está en mí. Mientras compraba algunos obsequios, en un Centro Comercial en Sídney coincidí con un hombre quien gritaba lanzando golpes al aire. Decidí liberarlo aunque las personas alrededor lo llamaban loco. ¿Contra quién peleas? ―le pregunté.
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Un día maldije a Jesucristo, por eso estoy así ―respondió gritándome. A pesar de la agresividad en el cuerpo su mirada reflejaba deseos de libertad. Seguí conversando con él, con cuidado coloqué mi mano en su hombro. Confiando en el poder y autoridad otorgado por Dios, le dije con firmeza: ―En el nombre de Jesucristo, te declaro libre de todo espíritu maligno. El hombre me miró, se calmó, comimos juntos. Aproveché la oportunidad de guiarlo a hacer la oración de fe, aquella donde abrí mi corazón para recibirte. Ese día él también te recibió en su vida. Comprobé tu poder y autoridad, ese que me delegaste. Sin decidir cuándo ni dónde sirvo, soy un instrumento al Espíritu Santo, quien demuestra la gloria de Dios en formas diferentes, liberando, sanando, entre otras.
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Durante los meses en Australia hablé pocas veces con mi esposa. Me limité a comunicarme con mi hijo, quien dada su niñez no soltó detalles de su madre. Nuestros amigos mutuos publicaron en las redes sociales algunas imágenes donde aparecía. No tenía certeza de su situación sentimental. Desconocía si se había casado de nuevo, ella no tenía idea del juicio en el mundo espiritual. Confié en Dios quien no le permitiría casarse con otro, pues su sentencia confirmó nuestra unión hasta que la muerte nos separe. Divorciada, las leyes terrenales le permitían casarse de nuevo aunque Dios opinara lo contrario. Obtener la sentencia favorable respecto al matrimonio no significó una reconciliación inmediata. En una secuencia perfecta de sueños, Él me mostró su plan de reconciliarnos. Nos uniría cuando ambos estuviésemos listos, impediría otro fracaso. 94
Sólo vi los acontecimientos principales, desconozco los detalles pero sus instrucciones fueron contundentes. Fue complicado, mis planes no contemplaban volver con mi esposa. Al otro lado del mundo vivía tranquilo, sin preocuparme por inseguridad, escasez, inflación, desempleo. Busqué excusas evadiendo obedecer la voluntad de Dios. Lo admito. Fue muy paciente conmigo, me convenció, viera lo que viera, pasara lo que pasara, Él cumpliría su propósito en nosotros. ¿Nuestra hija será un milagro? Al crecer demostrará con su fortaleza el poder sobrenatural del Espíritu Santo. Jesús, nuestro hijo te exaltará jugando fútbol para ti, tú lo elegiste antes de nacer. Como esta guerra espiritual va más allá de esta generación, el diablo y sus potestades se opondrán, sólo si nosotros mismos lo permitimos. 95
La última noche en Sídney, oré pidiendo sabiduría. Enfrentar a Satanás en una batalla militar, no era un juego, Él intentaría destruirme. Aunque no podía hacerme nada, aprovecharía cualquier cosa con el fin de engañarme hasta sacarme del propósito. Antes de abordar el vuelo, el Espíritu Santo me guió a clamar fortaleza, desconocía el futuro pero mi espíritu lo sabía. El diablo utilizaría todas sus artimañas, con engaños sembraría dudas, su estrategia consistía en atacar mi fe. ¿Dios lo permitiría? Regresé cumpliendo su voluntad.
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Batalla militar Valencia, Venezuela – Marzo 2015
Durante los 18 meses al otro lado del mundo, mi vida cambió. Las finanzas mejoraron, obtuve dinero suficiente para vivir cómodo, la venta de los libros prosperó cuando comencé a diezmar. La salud también mejoró, regresé con un estado físico increíble. Cuando entendí mi asignación de atleta, me enfoqué en correr maratones. Antes de atravesar el océano pacífico, las primeras dos sentencias se cumplieron en el mundo Terrenal. Sin embargo, llegué a la ciudad donde vivía mi esposa e hijo enfocado en la batalla militar. El Espíritu Santo me reveló un conocimiento mayor para pelear con sabiduría. Desde el juicio desaté la ira de espíritus malignos, antes de luchar apelé al discernimiento, debía evitar cualquier tragedia. Vencí las dudas, miedo, temor porque tú estabas conmigo. 97
El primer paso estaba listo, ya había ganado la batalla legal en el juicio. Sin embargo, necesitaba desarmar al enemigo, atacarlo y atarlo hasta quitarle cualquier derecho legal. Con sabiduría del Espíritu Santo lo comprendí. Las armas de Satanás son nuestra desobediencia a Dios, miedo, incredulidad, apatía, entre otras. Todas las obtiene a partir de nosotros mismos. Gracias a ti, quien eres el único intermediario entre Dios y nosotros, logré reconocer y obedecer con pasión la voluntad del Padre celestial. Perdí el miedo a la muerte cuando te entregué esta vida temporal. Comencé a bendecir a quienes me atacaban. Evité caer en chismes o contiendas. Sobre todo, dejé de dudar. Creí en las promesas de Dios porque las dudas creaban la principal arma del enemigo. Al dudar perdía la pasión por seguirte.
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Con mi salud fortalecida y el dinero recuperándose, el único botín de Satanás era mi matrimonio. Cuando logré ver a mi esposa, lo comprobé. Seguía dominada. En el mundo terrenal no existían indicios de reconciliación. Jesús, en ella vi mi manera de ser antes de abrirte mi corazón. Recordé como me consideré “bueno” pero gracias a ti reconocí cuan equivocado estaba. Con el discernimiento del Espíritu Santo, entendí la situación. Debía cumplir mi promesa, ante el Juez me comprometí a cambiar. ¿Qué cambiar? ¿Cómo cambiar? De inicio, la reconciliación dependía sólo de mí. Transcurrieron meses en los cuales fui procesado, sólo Dios, Espíritu Santo y tú, saben cuál fue mi transformación.
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Luego, la vía de desarmar al enemigo era perseverar hasta tomar su último botín, es decir, mi matrimonio. Satanás nunca ha sido un problema para Dios, por eso, el enemigo apuesta a desgastarnos. Contigo a mi lado, aprendí a luchar en oración esperando la liberación de mi esposa aunque en la Tierra nada ocurría. Fuimos nosotros dos quienes causamos el divorcio al estar alejados de ti, Jesús. Mientras mi esposa no aprendiera a obedecer a Dios entonces el diablo tenía un derecho legal sobre ella, otorgado por su desobediencia. Cuando el Juez emitió la sentencia diversos ángeles comenzaron a recuperar lo perdido, mi salud, dinero, pero esa brecha de desobediencia les impedía redimir nuestro matrimonio. Los ángeles necesitan seres humanos involucrados en conjunto con ellos. La batalla militar seguiría mientras ella permaneciera alejada de la voluntad de Dios. Para obedecerlo, era indispensable recibirlos, a ti Jesús y al Espíritu Santo. 100
Ustedes tres, Padre, Hijo y Espíritu Santo decidirían el momento adecuado. En salud y dinero vencí las correspondientes batallas militares. Desarmé al enemigo, ataqué, logré atarlo al quitarle cualquier derecho legal. En ambos aspectos no tiene argumentos en mi contra. Sin embargo, aunque se habían cumplido 2 de las 3 sentencias emitidas por el Juez, la restante me impedía celebrar la victoria. Esa iba más allá de mí, de esa dependía el futuro de mi familia directa y nuestras próximas generaciones.
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Guerra espiritual Los Roques, Venezuela – Abril 2016
La tercera guerra aún la luchamos. Sigo haciendo mi parte, viéndote hacer el resto. En mi desesperación de avanzar en el mundo terrenal, en voz alta te pregunté: ¿Qué debo hacer para enamorarla? Aun no has entendido, nada de esto consiste en ti, depende de mí. El secreto de su reconciliación está en que ella se enamore de mí ―respondiste Jesús―. Ella sólo llegará a amarte cuando aprenda a amar a Dios. Dependo de ti, la única fuente inagotable de amor. Libérala, restáurala, abre y llena su corazón, enséñala a amarte más que a nadie. Para ganar esta batalla militar debemos unirnos de nuevo. Eso debe suceder en lo visible, es decir, en la Tierra. 102
Es imposible atar a Satanás mientras tenga cautivo mi matrimonio, su botín actual. Solo podré vencer, atar al enemigo y ganar la última guerra espiritual cuando se cumplan los cinco sueños de reconciliación que Dios me mostró. Nos amaremos como nunca antes, porque ambos lo amaremos a Él por encima de nosotros mismos. La mayoría luchamos en lo terrenal aspectos que sólo pueden ganarse en el mundo espiritual. En estas líneas, cambié algunas circunstancias. Sufrí de la columna vertebral, no de SIDA. Caí en quiebra sin perder la tarjeta. Aunque deseo conocer Australia, el juicio lo viví en Venezuela. Soy un testimonio viviente. Jesucristo intercedió por mí hasta devolverme la salud y dinero que perdí al vivir alejado de nuestro Padre Celestial.
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A pesar de someterme a cirugía, problemas de columna reaparecieron hasta dejarme en cama. Perdí mi salud como consecuencia de abrir brechas espirituales. Viví dominado por gula, pereza y lujuria. Jesús intercedió por mí, me liberó por completo. Hoy en día, corro maratones para Él. Un estilo de vida errado me llevo a la quiebra. Perdí mi dinero, dominado por espíritus de envidia y avaricia, cualquier emprendimiento terminó en frustración. De manera similar, Jesucristo intercedió por mí. Soy libre, ahora escribo libros para Él. Respecto al amor. Ira, soberbia dominaron mi existencia sin sospecharlo. Si alguien intentó advertirme, no lo escuché. Cuando recibí a Cristo en mi corazón mi vida tomó otro rumbo, el mejor posible. Llegué a su camino desde 2013, Él me salvó en un accidente de tránsito.
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Personas allegadas reconocen algunos cambios, siempre recuerdo a una de mis hermanas quien sonriendo me dijo: ―Ahora si provoca vivir contigo. Al escucharla reflexioné. Si mi hermana, con la cual no compartí tanto, pensaba eso entonces ¿Qué pensaría mi esposa? Mi respuesta fue inmediata. Vivir conmigo era imposible. El mundo espiritual es una realidad, su dominio sobre nosotros es ineludible. Somos el reflejo de quienes nos guían. Reflejamos cosas buenas, si tenemos a Padre, Hijo y Espíritu Santo en nuestro corazón. A pesar de equivocarnos cada día porque jamás seremos perfectos. En caso contrario, En la Tierra vemos desobediencia, enfermedades, maltratos, delincuencia, vicio, separaciones, aspectos que afectan a alguien.
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En el momento hacemos cosas malas, luego sentimos culpa. Si esas situaciones se repiten porque superan nuestra fuerza de voluntad entonces debemos activar una alerta. Podemos estar dominados por espíritus malignos, sin sospecharlo. Las batallas legal y militar existen. La guerra espiritual es una realidad. Existen casos más complejos donde podemos solicitar un juicio a Dios hasta recuperar cualquier cosa en posesión del enemigo. Algo que perdimos como consecuencia de nuestras equivocaciones, voluntarias o involuntarias, dominados o no. Mi matrimonio lo perdí. Lo admito. Satanás no lo robo, astuto aprovechó la oportunidad para tomar posesión de Él. Es un testimonio real. Afronté un juicio similar al descrito en estas líneas, modifiqué algunos detalles de los sueños y visiones con la intensión de explicar mejor el proceso. 106
Respecto a mi matrimonio, en el mundo espiritual obtuve la sentencia favorable de Dios, el Todopoderoso Juez. Eso sucedió en marzo de 2015, luego de muchas noches de sincera oración, arrepentimiento y perdón. Después de eso, Dios me enseñó su plan de reconciliar mi matrimonio con el propósito de usarnos en la lucha a favor del matrimonio, en contra del divorcio. Aunque estamos legalmente divorciados, eso no le importó, Él nos eligió, ayudaremos a millones de familias en el mundo. Eso no coincidía con mis planes, yo había decidido rehacer mi vida con otra persona. Sin embargo, Dios me mostró claramente la secuencia de acontecimientos que sucederían si decidía hacer su voluntad. Al ver el resultado final de su plan decidí, de manera voluntaria, dejarme guiar hasta cumplir su propósito. Así, lo primero que hice fue preguntarle a Dios: ¿Qué debía hacer para enamorarla? 107
Luis, el éxito de la nueva etapa en tu matrimonio no depende de que tu esposa se enamore de ti, es indispensable que tanto tú como ella, primero, se enamoren de Jesús ―me respondió Dios. En mi espíritu sentí su sonrisa al explicarme. En ese momento, yo amaba a Dios Padre aunque no amaba a Jesucristo. Por eso, la reconciliación no sucedería pronto, pero mi hijo sirvió de guía, llegué a amarlo, mi regalo de Dios expresa un amor por Jesús que solo el Espíritu Santo puede enseñarle. Al día de hoy, admito que no fui un buen esposo, lo reconozco. La relación se dañó en gran parte por mis equivocaciones, pero doy gracias a Dios por escogerme para acompañar, hasta que la muerte nos separe, a una de sus princesas amadas, es decir, a mi esposa. En todo momento, Jesús me ha dejado claro lo mucho que la ama. Por eso, desde el accidente comenzó a procesarme, debía cumplir sus expectativas, aunque fue durante el juicio cuando ella afirmó que solo volvería conmigo si yo cambiaba. 108
Con fe lo creo. La voluntad de Dios en nuestro matrimonio se cumplirá, incluyendo una hija. Un nuevo regalo, nuestra niña amada que ya conocí en sueños. Así, estaba esperando la reconciliación en el mundo terrenal para comenzar la lucha contra el divorcio. De repente, al comenzar 2016 Dios me preguntó: ¿Luis si ya sabes el plan que tengo contigo y tu matrimonio porque NO has comenzado a luchar contra el divorcio? Pasan los días, muchas familias sufren las consecuencias porque las parejas siguen pensando en divorciarse ―agregó Él. Nuestro Padre celestial, siempre tan acertado, me explicó con este ejemplo: Luis, supongamos que YO (Dios) te contraté para vender apartamentos pero te mostré solamente los planos, ¿tú vas a esperar que el edificio esté listo para venderlos? ¿Estás dudando que YO vaya a terminar el edificio? 109
Ante esa explicación entendí como cada minuto de lucha en contra del divorcio es fundamental. Desde el día cuando comencé a publicar mensajes en las redes sociales, he escuchado a personas admitir sus dudas de divorciarse, a divorciados dudar si deben reconciliarse, entre otros. Eso es ganancia en esta misión. DIOS ABORRECE EL DIVORCIO. Eso es algo que debemos entender. Siempre estará a favor de ayudar a las familias a mantenerse unidas. Sé que la lucha no será fácil porque existen muchos argumentos rebuscados que apoyan el divorcio. No es momento de entrar en esos detalles, pero si les adelanto que esos argumentos pueden llegar a ser válidos para separarse un tiempo para buscar a Dios, no para divorciarse. Hoy, quiero compartir con ustedes la esencia del plan que Dios me reveló de reconciliar a millones matrimonios en los próximos años: 110
Paso 1: OBEDIENCIA A DIOS. Es indispensable entender bendice la obediencia.
que
Dios
Uno o ambos miembros de la pareja tienen que identificar la voluntad de Dios para sus vidas. Dios siempre está a favor de la unión familiar, en contra del divorcio. A los obedientes Dios los asigna a Jesús, quien cambia sus vidas, el Espíritu Santo los guía a restaurar el matrimonio. Paso 2: CAMBIOS EN LA PAREJA. Como Dios no fracasa entonces prepara los cambios necesarios en la pareja. En este proceso de evolución es indispensable dejarse guiar, ser obedientes a pesar de no entender muchas cosas. Los cambios principales ameritan la ayuda del Espíritu Santo porque los aspectos a cambiar superan la fuerza de voluntad. Jesús obra en cada quien, restaurando, redimiendo, guiando. 111
Paso 3: RECONOCIMIENTO DE LOS CAMBIOS EN AMBOS Cuando la pareja avanza en el crecimiento espiritual entonces ambos reconocen como Dios los ha cambiado. Admiten que solo Jesús podía ayudarlos a modificar esos aspectos que les impedía ser felices, sienten la presencia del Espíritu Santo, quien guía sus nuevas maneras de ser. Aprenden a valorar todo lo que es realmente importante. Paso 4: AMOR EN LA PAREJA. Al llegar a esta etapa ambos aprenden a amar a Dios más que a su pareja, hijos, padres, más que a cualquier ser humano. Jesús les enseña su amor para que aprendan a amar en verdad. Gracias al Espíritu Santo el marido llega a amar a su esposa más que a él mismo, así la esposa a su marido, ambos se aman como jamás han amado a nadie.
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Paso 5: TESTIMONIO DE LA PAREJA. Marido y mujer reconocen como gracias a Jesús lograron ser felices en verdad. La pareja vive bajo el modelo de familia que Dios diseño. Ambos deciden compartir sus experiencias, ayudan a otras personas. El Espíritu Santo los guía a compartir su testimonio para sembrar ideas, las cuales Dios madurará hasta salvar a las familias. Agradezco a Dios por elegirnos a cumplir su propósito. Esta misión de luchar a favor del matrimonio y en contra del divorcio es difícil. Para eso tenemos a Jesucristo a nuestro lado, la única garantía de ser vencedores en esta asignación. Confió en sus promesas porque Dios no es hombre, para que mienta, ni se arrepienta. El futuro para nosotros puede ser incierto, pero Él se mueve en la eternidad, cuando lo afirma es porque ya sucedió. Las cosas pasan primero en el mundo espiritual, luego se manifiestan en el terrenal. ¿Lo ha dicho Él? lo hará. ¿Ha hablado? lo cumplirá. 113
Declaró que vienen días de gloria en millones de familias en el mundo, incluyendo la nuestra, porque el Espíritu Santo nos guiará a ser obedientes a su voluntad. La guerra espiritual es una realidad. Creamos o no, todos los seres humanos vivimos en ella, la lucha entre el bien y mal existen desde siempre. Querido Jesucristo, estas líneas son una manera de expresar en público cuanto te amo en privado. Gracias por dar tu vida en la cruz, por salvarme en aquel accidente, por re-salvarme cuando luchaste por mí durante el robo, impediste que me mataran. Como siempre te lo pido en mi soledad: ―Úsame, hasta el último de mis días. … y aquí estoy, sentado a la orilla. Aquel barco donde me casé creyendo estar enamorado, ya llegó. Antes de apagar la tableta para abordarlo, por favor, sólo respóndeme esto… ¿Te amo? 114
A JESÚS
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Referencias
Santa Biblia. Nueva traducción viviente. (2010). (Spanish Edition) [Kindle Edition] Tyndale House Publishers, Inc. Apostol Guillermo Maldonado. (2008). Ascendiendo en Oración y Adoración y Descendiendo en Guerra. ERJ Publications.
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