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“Madre que estás en los cielos” • Historia: La novela trata básicamente de una señora llamada Julia Bartolini de 77 años a la cual le diagnostican cáncer Terminal y le dan la opción de tomar el tratamiento (que la harÃ−a vivir en “condiciones razonables”) o simplemente no hacer nada y esperar la muerte. Julia decide no tomar las quimioterapias y dedicar el tiempo que le restaba a escribir sus memorias, las de su familia, de ahÃ− nace el texto contado por ella (ficticiamente ya que el autor es Pablo Simonetti, recuérdenlo) • La historia de cada personaje o grupo: • Su madre y padre: Los padres de Maurizio Bartolini (el padre de Julia) eran italianos y debido a la muerte de la figura paterna, la madre decide irse a Chile y sacar adelante a su hijo con la ayuda de unos tÃ−os. En Chile, Maurizio conoce a Victoria Campos -la madre de Julia- con la cual se casa y forma una familia de la cual nacerán dos hijos: Julia y JoaquÃ−n. Casi al término de la novela se descubre -por medio de una confesión que hizo Julia a sus hijos Andrés y MarÃ−a Teresa- que su madre a su vez le habÃ−a confesado que en realidad Maurizio se habÃ−a casado con otra mujer y qué ésta tras engañarlo y engendrar un hijo que no era de él, provocó que Maurizio se separara de ella y se uniera a Victoria, la cual, sin embargo, nunca fue su esposa legÃ−tima. Julia vivió toda su vida con el miedo al estigma social que significaba el hecho de ser una “bastarda”, una hija fuera de matrimonio. • Alberto: Alberto era el esposo de Julia, se conocieron en una fiesta para “entrar o iniciarse en la sociedad italiana” de una conocida suya. Julia estaba en el lado femenino de la pista de baile, Alberto Sartori se acercó y le pidió que bailaran. Julia accedió y de inmediato admiró la gran seguridad con que le habÃ−a pedido que bailaran y su gran oÃ−do musical (era muy buen bailarÃ−n). Después de la fiesta, Alberto comenzó a frecuentar a Julia y tras un corto tiempo de amistad, Alberto comenzó a insinuarse. Al principio no le provocaba nada a Julia, sin embargo, después de un tiempo e influenciada por “la fuerza de la costumbre” (ella aceptó en sus memorias que habÃ−an muchas cosas que habÃ−a aprendido debido a que se habÃ−a acostumbrado a ellas), se acostumbró -valga la redundancia- a Alberto y comenzó a experimentar cosas por él. Después de un largo tiempo de noviazgo, en el cual Julia habÃ−a percibido el deseo con que Alberto la abrazaba, le ponÃ−a la mano en la cintura, como la miraba… el hombre decidió pedirle matrimonio: la fue a buscar en un lujoso auto a su casa para asistir a la misa de la mañana o a un matrimonio (no me acuerdo, da lo mismo), antes de entrar a la iglesia le dijo con decisión, ansiedad y amor en los ojos “Negra, casémonos. Te quiero más que a nada en la vida” Julia no logró comprender de inmediato, en las mañanas tendÃ−a al mal humor y se vio absolutamente sorprendida por esa pregunta tan profunda y repentina que Alberto le habÃ−a hecho. Reaccionó con disgusto, incredibilidad, no le hizo caso, entró a la iglesia y comenzó a reflexionar, después de unos momentos se habÃ−a percatado de lo que querÃ−a Alberto era una realidad.
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Mientras Julia rezaba, Alberto le acercó la cajita, Julia se puso el anillo. Se dieron un beso en la iglesia ante las miradas de reprobación y salieron riéndose. • Oriana: Hubo algo en el matrimonio de los padres de Julia -sÃ−, está desordenado, ya lo sé, pero el libro asÃ− y está escrito asÃ− a propósito porque la gracia es que la señora escribe cuando se le da la gana y se acuerda de las cosas no en un orden cronológico- que la marcó para el resto de sus dÃ−as. Un dÃ−a, Victoria -la madre de Julia- y Julia salieron a comprar cualquier detalle por la semana de fiestas patrias. Al final, eligieron un mantel bordado. Iban de vuelta a la casa, se subieron al tranvÃ−a cuando vieron a Maurizio -el padre de Julia- junto con Oriana -la prima lejana de Victoria-, la cual le susurraba al oÃ−do. Victoria quedó petrificada y Julia, al observar los aromas de sensualidad en esa mujer, el engaño, el quiebre en la imagen de su familia, de la relación de sus padres, quedó traumatizada por el resto de sus dÃ−as. Victoria no hizo ni dijo nada, se bajaron del tranvÃ−a y tampoco hubo un escándalo en el hogar, solo algunos gritos y discusiones dentro de las paredes de la pieza matrimonial. Maurizio y Victoria nunca peleaban en otro lugar que no fuera ese, manteniendo a los hijos alejados de los problemas. Resultó que Oriana, la mujer con que Maurizio y JoaquÃ−n -el hermano de Julia- trabajaban, la secretaria de su padre, era la amante de éste. Victoria terminó aceptándolo, Maurizio y ella dormÃ−an en habitaciones separadas y éste continuaba trabajando con su amante, pasando los veranos con ella y varias horas en el dÃ−a, nunca faltó un Domingo a la casa. JoaquÃ−n no sabÃ−a nada y no lo supo hasta que su madre murió. Casi al final de la novela, se supo la razón por la cual Victoria habÃ−a aceptado que su esposo tuviera una amante: Victoria tenÃ−a una mal formación que no le permitÃ−a hacer el amor sin experimentar dolores terribles que duraban más de dos semanas, por lo que, imposibilitada a darle placer a su marido, alentó de una u otra manera a que éste poseyera una “querida”. Esto Julia no lo supo hasta que Juan Alberto, su primer hijo, nació. • Juan Alberto, su hijo mayor: Al momento de nacer, era un niño precioso de ojos azules y cabellos dorados, se mantuvo asÃ−. Juan Alberto desde pequeño fue el tÃ−pico niño de costumbres masculinas, amante del fútbol, observador de mujeres, que hablaba animadamente con su padre, él se entendÃ−a muy bien con Alberto, de hecho, se sentÃ−a “de su lado” Entró a estudiar ingenierÃ−a en la universidad católica, su padre estaba muy complacido. Alberto, en su época universitaria, tenÃ−a un vivaz interés en las mujeres, deseando solo llevarlas a la cama. En eso, embarazó a su polola de menos de un año, Loreto Arriagada, cuando aún no terminaba su carrera universitaria. La chica era de familia Opus Dei, por lo cual los padres de ésta impusieron matrimonio. Julia se negaba, encontraba que su hijo era muy joven y que no habÃ−a necesidad de matrimonio, sin embargo, Juan Alberto reaccionó negativamente ante la opinión de su madre expresando su deseo de casarse y de ver después 2
cómo se iba a mantener. De hecho, odiaba a su madre por impedir su matrimonio, él nunca se sintió tan a gusto con ella como con su padre. Se casó con Loreto y tuvieron más hijos. Cuando Juan Alberto se recibió ya llevaban dos crÃ−os. Después de unos años, se separaron. • MarÃ−a del Pilar, la segunda, primera mujer: Siempre cercana a su madre y destacaba como buena hija tanto con el padre como la madre. TÃ−pica niña perfecta que desde su niñez fue de conducta intachable, buenas notas y poco estudio, amorosa, hermosa , impecable, admirada por las monjas de su colegio. Cuidó de su madre al momento de su agonÃ−a, fue buena amiga de su hermana MarÃ−a Teresa y nunca trazó enemistades ni con su padre ni con su madre. Estudió en la universidad y se casó con su pololo de años Luis. Intachable. • MarÃ−a Teresa, la tercera, segunda hija mujer: Todo lo contrario a MarÃ−a del Pilar. MarÃ−a Teresa era de una rebeldÃ−a que rompÃ−a con todos los estándares de conducta establecidos por la familia. Para empezar, era desordenada, temperamental, contestaba mal, altanera, le gustaba llamar la atención, de niña tenÃ−a rasgos que hasta a su madre le incomodaban, luego, cuando alcanzó la madurez corporal, se convirtió en una mujer bella y de buen cuerpo, cosa que perturbaba a Julia (luego analizaremos por qué). Se llevaba mal con Alberto y a Julia la sacaba de sus casillas. Alberto estaba convencido de que lo único que querÃ−a era vengarse y arruinarles la vida, no la comprendÃ−a, pensaba que habÃ−a que usar con ella estrictas normas de disciplina. Julia era más abierta, aunque nunca hasta llegada la hora de su muerte, llegó a comprenderla. Intentó con ayuda profesional, que Alberto no aprobaba, probó hablar con ella pero su incapacidad de conectarse con alguien que no era como a ella le habÃ−an enseñado que se debÃ−a ser, la inquietaba, prefirió cerrar los ojos y oprimir a la niña hasta que ésta no pudo más. Comenzó a cantar en el coro de la iglesia a la cual concurrÃ−an, era una de las voces principales, por su belleza se distinguÃ−a entre los coristas. Un niño de la iglesia se juntaba mucho con ella y entre una de sus rabietas le confesó a Julia que se habÃ−a entregado a él dos veces. Lo cual, por supuesto, escandalizó a Julia. Mientras cursaba cuarto medio, decidió que lo que querÃ−a hacer en la vida era cantar, por lo que entró a la Escuela Contemporánea de Música y tomó clases de guitarra, canto, teorÃ−a (entre otras) con la profesora Sara Fischer, la cual era de origen europeo (habÃ−a nacido en Austria, realizó su carrera allá pero tuvo que dejarlo todo y venirse a Chile con su hija -un desliz con un director de orquesta- y su madre debido a sus raÃ−ces judÃ−as que se veÃ−an en peligro con el conflicto nazi). Julia comenzó a hacer amistad con la profesora de MarÃ−a Teresa, Sara Fischer, empezó a ir a unas 3
reuniones con otras mujeres artistas e intelectuales, invitada por Sara. La amistad se fue consagrando y en un momento, -luego de un viaje para visitar a su hija, la cual se habÃ−a ido a Austria a sus 18 años para vivir con su papá- Sara le regaló un brazalete de oro (gran muestra de afecto, la cual se vio acompañada de las hermosas palabras de Sara que expresaban como Julia habÃ−a cambiado su vida, ya que antes se sentÃ−a muy sola) Las cosas iban muy bien, Julia querÃ−a mucho a Sara, ésta le proporcionaba una sensación de plenitud gracias a todos los conocimientos que le otorgaba. Ella se sentÃ−a más viva, como si hubiera salido de una burbuja de cristal para explotar sus capacidades de conocer al mundo. Inclusive comenzó a tomar clases de piano con Sara. Sin embargo, todo se fue al demonio cuando Sara llamó un dÃ−a a Julia para pedirle una citación junto con Alberto respecto a la carrera de MarÃ−a Teresa. Sara les explicó a ambos que MarÃ−a Teresa no podÃ−a seguir en la Academia debido a que tenÃ−a una personalidad muy intrigante: ponÃ−a mal a sus compañeros, hacÃ−a de chismosa… Sus compañeros de clase le dijeron que si Teresa se quedaba, ellos se retirarÃ−an. Sara le explicó que ella habÃ−a hablado con MarÃ−a Teresa, que lo habÃ−a intentado, sobre todo por su amistad con Julia, pero que sin embargo, las cosas no habÃ−an cambiado. Julia se enojó mucho con ella, sacó a MarÃ−a Teresa de la academia y no volvió a hablarle a Sara, solo para tener una última conversación con ella donde le manifestó que no se podÃ−a meter con sus hijos y que tendrÃ−a que haber conversado con ella. Julia se dijo asÃ− misma “Primero soy madre” Ella preferÃ−a proteger a MarÃ−a Teresa, niña que le habÃ−a dado muchÃ−simos problemas, que sentirse realizada con las enseñanzas de Sara. • Andrés, el hijo menor, el niño eterno: Desde pequeño, Andrés fue totalmente diferente a Juan Alberto. Andrés disfrutaba del conocimiento -cosa heredada de su madre- de pequeño, aprendÃ−a y aprendÃ−a sin parar, convirtiendo los almuerzos familiares del Domingo en una especie de clases donde exponÃ−a todo lo que sabÃ−a, inclusive opiniones bien fundadas. Esta actitud sacaba de casillas a Alberto, detestaba que su hijo tuviera esa autonomÃ−a y que estuviera preocupado de cosas de estudio en vez de fútbol u otras cuestiones que a él y a Juan Alberto le interesaban. En cambio, a Julia le enorgullecÃ−a muchÃ−simo que su hijo hubiera heredado su bichito por aprender, se le llenaba el corazón. Sin embargo, el comportamiento locuaz de Andrés se fue haciendo constante y los almuerzos adquirieron un grado de tensión. Un Domingo en la mañana, Julia fue a despertar a Andrés, regaloneándolo diciéndole “mi Andresito” (máxima expresión de ternura), y le explicó que el almuerzo no era una clase y que tenÃ−a que dejar hablar a los demás. El pequeño niño -con algo de sobrepeso- se puso a llorar exclamando que su padre no lo querÃ−a. 4
En ese almuerzo, Juan Alberto se lució con sus comentarios que hacÃ−an sacar fuertes carcajadas a su padre, mientras Andrés miraba cabizbajo un plato de comida que apenas tocó. Pasado el tiempo, Andrés fue creciendo, siempre obtenÃ−a buenos resultados y llegado el momento, entró a estudiar arquitectura a la uc o a la chile (no me acuerdo, no es importante). Su cuerpo no presentó cambios hasta entrar a la universidad. Se veÃ−a como todo un hombre en su primer año de carrera, llovÃ−an los llamados telefónicos y las amistades surgÃ−an de la nada. Este florecimiento sexual en su hijo asustó a Julia, ya veremos por qué, aunque, cabe subrayar que Andrés siempre seguÃ−a siendo un hombre sensato que respetaba a las mujeres. Se hizo su grupo de amigos: Eduardo -su mejor amigo-, Rodrigo -el lÃ−der- y Angélica. Salió un tiempo con Angélica, cosa que llenó de seguridad a Julia, puesto que consideraba que Angélica era como una hija suya debido a sus modales y costumbres. Sin embargo, después dejaron de salir. Terminada la carrera, sacó grandes honores, sus padres le regalaron un viaje a Europa donde fue acompañado por Eduardo y Rodrigo. Cuando llegó, llegó cambiado, era todo un hombre, Julia sospechaba que habÃ−a conocido a una mujer allá. Pasó el tiempo y Andrés comenzó a trabajar con su padre en la fábrica de muebles (Conste, detalle que habÃ−a olvidado: Alberto fue obligado a seguir con la fábrica de sus tÃ−os quienes no lo dejaron ser profesional, por lo que siempre quiso que sus hijos lo fueran -sin embargo se disgustaba de lo sabelotodo que era Andrés de pequeño, él querÃ−a que supieran, pero no tanto- , luego de estar mucho con ellos, se emancipó y puso su propia fábrica de muebles -cosa que le costó el saludo de sus tÃ−os- , Juan Alberto trabajó también con él, siendo su principal ayuda) Juan Alberto empezó a darse cuenta que ninguna mujer lo llamaba y que Andrés no tenÃ−a interés en casarse, le comentó eso a Julia y éste fue sembrada con la preocupación. Un dÃ−a, fue a despertar a Andrés (que aún vivÃ−a con ellos) y le preguntó que le ocurrÃ−a porque ya no hablaban tanto. Andrés explotó en llanto y le confesó que era homosexual, que su mejor amigo también (pero que conste, no eran pareja según sus palabras), y que tenÃ−a un pololo mayor a él. Le suplicó que lo comprendiera, que no era su culpa y que habÃ−a luchado 20 años para revertirlo pero que no se podÃ−a. Julia lo abrazó, al otro dÃ−a se juntó con Juan Alberto y le dijo que instara a su hermano a consultar un psiquiatra porque lo suyo era una enfermedad. à ste le respondió “usted no puede soportar que si hijito le haya salido maricón, como no iba a ser maricón si usted lo pasaba mimando” Alberto y Juan Alberto tendÃ−an a culparla de la homosexualidad de Andrés. A Julia le producÃ−a repulsión, no negaba que seguÃ−a siendo su hijo pero cada vez que estaba con él le daban ganas de correr, gritar y partirse en dos.
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Juan Alberto le contó a Alberto y éste echó a Andrés de la casa. Andrés se fue indignado ante la actitud de todos, su madre lo habÃ−a tratado de enfermo, su padre de maricón. Al mes partió a Estados Unidos, donde se hizo famoso como arquitecto, allÃ− conoció a su novio Bill. No volvió a Chile hasta que su madre enfermó. Mientras le quedaba pocos meses a Julia, ésta llamó -con Andrés a su lado- a Bill y conversó con él. Esta fue una demostración de que Julia habÃ−a aceptado a su hijo, éste con lágrimas en los ojos se lo agradeció. Julia le pidió a cambio que perdonara a su padre y a su hermano. • La enfermedad de Alberto: Alberto y Julia constantemente viajaban por razones de negocios. Al principio el presupuesto no alcanzaba y Alberto viajaba solo. Julia lloraba cada noche de su ausencia con el miedo cerval a que Alberto e fuera infiel como su padre a su madre. En el último de sus múltiples viajes, luego de hacer el amor, Alberto fue al baño ahÃ− comenzó a gritar cosas extrañas, Julia se acercó y recibió una bofetada de su esposo, éste no captó lo que habÃ−a hecho hasta que despertó de ese trance. Cuando se percató de su acción, lloró como un niño, se sintió indefenso, se abrazó a Julia. No deseaba contarle ni a un psiquiatra para que nadie supiera que le habÃ−a a su señora, sin embargo, Julia insistió y éste obedeció. Alberto tenÃ−a un inicio de Alzheimer. Al paso del tiempo la enfermedad avanzó hasta que dejó de reconocer a las personas, los ataques continuaron y tuvo que dejar de trabajar, usar pañales, entre otras cosas. Murió años antes que Julia. • ¿Por qué…? • ¿Por qué Julia le tenÃ−a un cierto repudio a la sexualidad? • Porque lo sentÃ−a desde que habÃ−a descubierto la relación de su padre con Oriana, los imaginaba acostándose, el engaño con su madre… • Su cuerpo se desarrolló tempranamente, tuvo la regla a los 10, conocÃ−a el deseo masculino por su cuerpo. • Su formación valórica, la influencia religiosa, todo habÃ−a contribuido a que viera lo sexual como algo sucio, malévolo. • TemÃ−a ser indicada con el dedo como una bastarda, por lo que de algún modo querÃ−a ser intachable en otros aspectos. Causas de esto: sobrepreocupación con la sexualidad de sus hijos, problemas Ã−ntimos con Alberto (al principio, Julia no gozaba del sexo, una vez inclusive le gritó “aléjate”, tuvo que asistir a una larga terapia con un psiquiatra), ella veÃ−a el mal en todos lados, inclusive una vez olió el deseo de un compañero de trabajo (o no sé de qué) de Alberto que le tocó la espalda de una forma que perturbó a Julia. • ¿Por qué Julia decide no hacerse el tratamiento y esperar la muerte? • TenÃ−a la experiencia de su madre, la cual sufrió de un cáncer de mama que terminó con su vida, ella se hizo las quimios y se fue demacrando lentamente, perdió su vitalidad y el sufrimiento fue aún mayor. 6
Los doctores le habÃ−an dicho que encontrarÃ−a en buenas condiciones al igual como sus médicos le habÃ−an comentado de las “condiciones razonables” en las que estarÃ−a. • Julia no deseaba vivir sus últimos dÃ−as postrada o con malestares, preferÃ−a aprovechar el tiempo que le quedaba. • ¿Por qué MarÃ−a Teresa era tan rebelde? • Porque tenÃ−a una personalidad diferente, explosiva, rompÃ−a con los estándares de la familia. • Porque era aprisionada por las costumbres cuadradas y retrógradas de la familia. • MarÃ−a Teresa habÃ−a sufrido mucho. Ella habÃ−a intentado ser como sus padres le habÃ−an dicho, sin embargo, su fuerza interior era más fuerte, algo que nunca comprendiñó. • Matrimonios: • Juan Alberto con Loreto Arriagada Separación. • MarÃ−a del Pilar con Luis aprobación. • MarÃ−a Teresa con Ramiro al principio tienen total desaprobación debido a que Ramiro tiene 22 o 24 años y va en primero de filosofÃ−a. Los intentan separar, prohibiéndole a MarÃ−a Teresa verlo, luego, le regalan un viaje a Europa -para que conociera otras gentes- sin embargo, cuando vuelve y cumple 21 años -la edad legal para casarse sin consentimiento paterno- despierta a sus padres una mañana diciendo que ese mismo dÃ−a se iba a casar por el civil con Ramiro. Alberto se acerca a golpearla (que conste que más de una vez utilizó la correa para intentar disciplinar a su hija), Julia lo detiene con gritos, llora e intenta arreglarse para ir al matrimonio de su hija, pero estando ya pintada y vestida, sucumbe ante las lágrimas y no asiste, Alberto menos. Sin embargo, cuando se realiza el matrimonio por la iglesia, Julia no se lo pierde, inventa una excusa a Alberto y asiste, le regala un cheque a su hija y se siente muy orgullosa de presenciar aquella boda de la cual no fue invitada a ser madrina. Antes de su muerte, Ramiro y MarÃ−a Teresa van a visitar junto con los “niños” (sus dos hijos de veinte y tantos años que opinan que todo lo malo lo sacaron de los Sartori -apellido de Alberto-) y Ramiro le agradece las continuas ayudas económicas y su apoyo que se enfrentó al pensamiento antagonista de Alberto. MarÃ−a Teresa también expresa su cariño y los tres se abrazan. • Andrés nunca se casó pero si su pareja estable era el norteamericano Bill. • Respecto a su muerte… • Juan Alberto opinaba que tenÃ−a que escuchar a los médicos, no entendÃ−a la situación de Julia. • MarÃ−a del Pilar siempre con la sensatez, opinaba que se hiciera las quimioterapias y que si no le gustaban que las dejara. • MarÃ−a Teresa Lo que su madre decidiera. • Andrés No sabÃ−a que hacer, solo querÃ−a estar con su madre y no separarse de ella para contentar de alguna forma todos sus años de ausencia. • Relaciones entre los hermanos. • Juan Alberto MarÃ−a del Pilar = bien MarÃ−a Teresa = bien Andrés = totalmente antagónicos. à l era el niño de su padre, el macho y realista mientras que Andrés era el marica idealista hijo de mamá (visto desde su punto de vista) • MarÃ−a del Pilar = con todos bien • MarÃ−a Teresa Se mantenÃ−a alejada con todos aunque por su madre constantemente recibÃ− noticias. Con Pilar fueron buenas hermanas. 7
• Andrés Alejado de todos escondido en Estados Unidos. • Relaciones con los padres: • Julia Juan Alberto = Aunque ella lo querÃ−a por ser su hijo, éste no sentÃ−a lo mismo y siempre existieron roces entre ellos. MarÃ−a del Pilar = Bien, fue buena hija. MarÃ−a Teresa = Aunque se pudiera pensar que la odió en un momento, siempre la defendÃ−a, sin embargo, era su rebeldÃ−a algunas veces justificada, otras no, la que Julia no podÃ−a comprender, la que intentó reprender. Julia deseaba a una señorita como hija, no a la sensual MarÃ−a Teresa de mal gusto en la ropa, altanera, rebelde, prepotente, la ofendÃ−a. Andrés = Su niño, su niño eterno. Ella veÃ−a en Andrés su propia imagen, sus genes, su sensibilidad. Lo habÃ−a educado como deseaba. Sin embargo, con su homosexualidad ella no fue capaz de comprender, aunque cabe subrayar que al final lo aceptó. • Alberto Juan Alberto = Su hijo mayor, su hombre, su hijo preferido, ellos se comprendÃ−an. MarÃ−a del Pilar = Bien, una hija ejemplar. MarÃ−a Teresa = No se avenÃ−an, es más, perdieron contacto una vez adultos. à l pensaba que era una niña rebelde que todo lo que hacÃ−a era para llamar la atención y vengarse de ellos. Se negaba a pensar que era su culpa. Andrés = No se comprendÃ−an en nada, habÃ−an perdido el contacto. A Andrés le costó mucho perdonar a su padre, solo lo hizo o intentó hacerlo cuando su madre se lo pidió mientras agonizaba. • La relación de Julia y Alberto. Julia pensaba que ella manejaba la relación, veÃ−a a Alberto como un hombre bueno que giraba en torno a ella. Julia siempre tenÃ−a que sentir que su alrededor pensaba en ella puesto que o si no, se veÃ−a amenazada por el abandono, un miedo que le inculcó su padre, él cual -creÃ−a ella- se irÃ−a con Oriana. Razón por la cual lloraba cuando Alberto viajaba solo. Sin embargo, la realidad era que Alberto era uno en su casa y otro totalmente diferente en la fábrica. AhÃ− era un hombre totalmente distinto, nada amoroso ni comprensivo. à l le habÃ−a hecho creer a Julia que ella tenÃ−a el control para poder él mismo manejarla. Hasta sus mismos hijos, el mismo Alberto inclusive, le comentaban la idealización que tenÃ−a respecto a su marido. • La habilidad de percibir -o juzgar- de Julia: Heredada de su madre -a la cual adoraba y disfrutaba de su compañÃ−a en toda época de su vida-, tenÃ−a la capacidad de con solo mirar o hablar con una persona, saber cómo eran y juzgarla como buenas o malas. Alberto confiaba en ese sentido con los socios con los que se vinculaba.
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Cabe subrayar, que no siempre tuvo la razón. Julia juzgó a Ramiro por este sentido y participó en el intento por separarlo de su hija, sin embargo, éste resultó ser un buen marido.
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