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¡Manos arriba! ALVARO DE LOS RIOS VILLOREJO
Era miércoles y a primera hora de la mañana teníamos Lengua. Nuestra profe Charo nos estaba explicando los determinantes. De pronto, alguien llamó a la puerta, era Luis, el director del colegio, entró y estuvo hablando con Charo. Mis compañeros aprovechaban para hablar haciendo bastante ruido y contaban chistes. De pronto, se escuchó el silencio. Le pregunté a Pablo, el niño que estaba a mi lado. --¿Qué pasa? --Escucha Álvaro, mira a ver qué están hablando por si tú puedes oírlo mejor. --¿Pero sobre qué quieres que oiga?- pregunté. --Charo está poniendo cara de asombro y está con la boca abierta -me dijo. Entonces, nuestra profe y Luis siguieron hablando, pero al darse cuenta que todos estábamos muy callados bajaron más el tono, a pesar de todo me pareció escuchar algo de cocina. El director, entonces nos dijo. --¡Hasta luego chicos y suerte! Todos nos quedamos sorprendidos, no sabíamos qué estaba pasando. Charo entonces se quedó muy seria y le preguntamos ¿qué pasaba? Que nos lo contase. Se quedó en silencio y nos dijo. --No pasa nada, ahora seguiremos con la clase y cuando llegue la hora del recreo, tendremos una conversación todos juntos. Por más que preguntamos y preguntamos no quería decirnos nada y se quedó pensativa. Continuó con la explicación y seguimos trabajando, aunque todos en silencio. Solo cuando nos puso a hacer unos ejercicios conseguíamos hablar bajito entre nosotros. Nos preguntábamos qué podría haber pasado. Mi pensamiento fue al recreo del día anterior, cuando habíamos estado jugando al fútbol con el balón de los de la
otra clase y para asegurarnos que al día siguiente volveríamos a tener el balón, ya que cada día según las normas del cole lo tenía una clase, lo escondimos en la papelera del patio de los de infantil. Estaba claro que el final iba a ser un castigo, un mes sin jugar al fútbol. Los minutos se hacían interminables, hasta que llegó la hora. La profe nos dijo, comeos el bocadillo, antes de la conversación, no sea que alguno se atragante… Ese día tocaba lácteo y la mayoría llevábamos batido de chocolate, pero con los nervios no acertábamos ni a meter la pajita por el agujero. Llegó el gran momento y Charo comenzó: --Chicos nos han llamado de Madrid, concretamente de Radio Televisión Española. La mayoría estábamos contentos, pero a la vez preocupados, no sabíamos aún para qué era. Charo siguió contándonos, después de la fiesta de navidad en la que estuvimos haciendo canapés, se me ocurrió enviar un correo electrónico al concurso de Master Chef Junior y hoy han llamado al colegio para decirnos que nos han seleccionado y que si queremos ir. No puedo contar todo lo que se escuchó y se dijo en ese momento, unos saltaron de alegría, otros aplaudieron, todos chillábamos, bueno, un pasote… Los compañeros me dijeron que Charo estaba mirándonos a todos y tenía una gran sonrisa en la cara. Al cabo de un rato, nos pidió que nos tranquilizásemos que tenía que explicarnos algunas cosas. Aún tuvo que esperar unos minutos más y ya por fin siguió hablando. --Chicos nos ha llamado Pepe y nos ha dicho que vamos a participar en un programa especial. --¿Qué? Preguntamos casi todos a la vez ¿Y qué tenemos que hacer? --Pues nos han comunicado que en este caso la participación va a ser en grupo, no individual. --¡Vaya sorpresa! Eso no había ocurrido hasta ahora. Así que tendríamos
que colaborar todos muy bien. Al final nos pasamos todo el recreo hablando del programa, no salimos al patio y esta vez nadie protestó por no salir. Pasaron los días y llegó el momento, viajamos en AVE a Madrid, la grabación del programa era un miércoles. Fue muy curioso porque ese día nadie llegó tarde a la estación, no nos riñeron porque todos íbamos en silencio y lo más curioso de todo, ninguno de nosotros se mareó ni se durmió. Llegamos al plató de televisión. Había muchísimas luces, mucha gente y cámaras para grabar, ni te cuento… Allí estaban las cocinas esperándonos para comenzar a cocinar. Pepe, Samanta y Jordi nos saludaron y nos indicaron que dejásemos los nervios a un lado. Comenzaron a explicar las normas del concurso y cómo iba a funcionar todo. De pronto se escuchó la voz del director ¡¡Acción!!. La voz de Eva, la presentadora resonaba entre el gran silencio que había en el plató. Nos dio la bienvenida y estuvo diciendo que era un programa especial en el que tendríamos que preparar un segundo plato y un postre. Las cuatro colegios que estábamos allí eran de Soria, Teruel, Valladolid y Jaén. Habían elegido clases muy pequeñas entre 10 y 12 alumnos y todos los componentes tenían que participar. Nos pusimos los delantales y como ya traíamos estudiado un poco el menú que íbamos a cocinar nos pusimos manos a la obra. En cuanto oímos la palabra ¡Tiempo! Comenzamos a movernos. Primero fueron Ángel y Pablo a coger todos los ingredientes del supermercado, ya que si no éramos muchos corriendo por allí. Empezaron por el aceite, lechuga, patatas, conejo, leche, harina, bolletus chocolate, pimiento, cebolla, vinagre de Módena, canónigos, vino blanco, zanahorias, galletas. Nuestro pensamiento era hacer conejo al ajillo y tarta de tres chocolates. Después se acercó Valentín, el más fuerte para ayudarles a acercar todo a la cocina.
Lo siguiente fue cortar la zanahoria, cebolla y pimiento, ahí ya me tocó a mí, que como siempre me puse a llorar como una madalena también me acompañaron los dos Alejandros, mientras Lucía y Ainhoa comenzaron a poner la cazuela al fuego para pochar lo que estábamos cortando. Cuando llevábamos un rato Laura, se dio cuenta que se nos había olvidado la sal, así que se acercó a los compañeros de Teruel y les pidió un poquito sin que los jueces la viesen. Por suerte le dieron lo suficiente para que el plato no saliese mal, así que nos salvamos de momento. El tiempo transcurría rápidamente mientras el conejo se hacía. Entonces decidimos ponernos a hacer la tarta de tres chocolates, cada uno rallábamos un poco, ya que nos costaba bastante y lo calentaban para que se fuese derritiendo, también machacábamos las galletas para hacer la base de la tarta. Todos estábamos bastante coordinados y sin reñir entre nosotros, mientras, Charo nos estaba mirando desde detrás de las cámaras, creo que iba a estar orgullosa. Nos avisaron que quedaban cinco minutos, así que había que emplatar. Julia era la más indicada, ya que había que ponerlo bonito. Todos le acercábamos la comida para que lo fuese poniendo en dos platos que luego tendríamos que llevárselos al jurado. Todo iba bastante bien, solo habíamos tenido un problema con la tarta y era que como había salido tan buena, no habíamos podido parar de meter los dedos y probarla, pero bueno al final sí quedaba bastante trozo. Se escuchó de pronto, ¡último minuto!, que carreras había por acabar absolutamente todo. ¡Manos Arriba!, y ¡cataplof! Me encontré en el suelo del salón de mi casa. De repente había escuchado a Pepe decir las dos palabras y me había despertado. Mi mamá me dijo, te has quedado dormido en el sofá y te has asustado, me parecía que estabas soñando y no he querido despertarte porque daba la impresión que te lo estabas pasando tan bien que te dejé dormir. --Mamá, soñaba que estaba en Master Chef Junior con todos mis compañeros de clase, pasándonoslo muy bien y trabajando en grupo para hacer dos grandes platos. ¡Qué bien me lo estaba pasando! -le dije. ¡Que sueño más chulo!, mañana se lo contaré a todos mis amigos y espero
que algún día se haga realidad.