MARIA ANTONIA DE PAZ Y FIGUEROA. Aldo Marcos de Castro Paz

MARIA ANTONIA DE PAZ Y FIGUEROA 1730-1799 Aldo Marcos de Castro Paz La trayectoria de una mujer que presa de un amor singular, se convierte en una d
Author:  Benito Gil Macías

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MARIA ANTONIA DE PAZ Y FIGUEROA 1730-1799

Aldo Marcos de Castro Paz

La trayectoria de una mujer que presa de un amor singular, se convierte en una de las principales protagonistas del siglo XVIII. Transforma la sociedad de su tiempo. Prosigue la obra de los Jesuitas que habían sido expulsados de Indias. Camina por el Virreinato sembrando la semilla de la reflexión y la buena conciencia. Maestra y fundadora, es la introductora de la devoción al NIÑO JESUS y a San Cayetano en la República Argentina. *

Es la “Mujer Fuerte” de América, la honra y la esperanza de su pueblo.

Yo procuro obra grande como de Dios y para Dios.

¿Quién es aquella mujer de unos cuarenta años, alta, erguida y decididamente bella, que viene caminando descalza las 300 leguas que la separan desde Santiago del Estero a Buenos Aires? Vestida con el negro hábito de los Jesuitas, apoyada en una cruz a manera de báculo, con la lozanía virginal de su vida donada al servicio de las almas, llega al Buenos Aires colonial de 1779. Es la Señora Beata de los Ejercicios, DOÑA MARIA ANTONIA DE PAZ y FIGUEROA, la fuerza gravitatoria de un ánimo invencible y transformador en una mujer argentina.

EL DON DE LA OPORTUNIDAD. Esta mujer fuerte y arriesgada, valiente y decidida, llena de esperanza y santo ardor, “que emprendió desde muy niña el difícil sendero de la luz”, como diría Enrique Williams Alzaga, viene caminando tras su ideal, por el barro y los cardos, entre el desierto y las alimañas, en su peligrosa y singular travesía. Es fiel a su llamado, a esa vocación que la lleva hacia una empresa difícil, si no imposible: proseguir la obra de los miembros de la Compañía de Jesús que habían sido expulsados por 0rden del Rey Carlos III de España, en el año l767. “Su fuerza era la terrible que Dios pone en el débil cuando le señala a su destino”, enfatiza Rosario Beltrán Núñez. Y prosigue: “En sus pupilas se confunden los dos azules en los cuales el hombre intuye la presencia de Dios aquí en la tierra: el del alma y el del cielo. Y en la mirada, el fuego de la gracia magnifica la expresión del sentimiento.” “La negra saya disimula el hechizo de un cuerpo de lilial delicadeza; y sin embargo misteriosamente modelado para la resistencia y el esfuerzo. Pero su humana arcilla se sutiliza aun más en las manos de magnéticos largos dedos, como si ese algo inefable, celeste, preso en la criatura, se volatizara por ellos como por la mirada.” . Siendo mujer y laica, viene a llenar el gran vacío que han dejado en el dilatado territorio del antiguo Virreinato estos reconocidos y virtuosos hombres de la familia ignaciana Una de las principales misiones de los Padres Jesuitas era la concientización del hombre en relación consigo mismo y sus semejantes, a la luz de aquella máxima de San Ignacio: “Refúgiate en ti y hallarás a Dios”. Al son de ese alto cometido –que en Indias había alcanzado ribetes inigualables en los planos espiritual y cultural, los Jesuitas se habían convertido en el “despertador de conciencias” del hombre del Plata, aquéllos que le traían el mensaje salvador de Cristo y la luz de la sabiduría que transforma las mentes y las eleva hacia la consecución de sus destinos más trascendentes. Con la expulsión, los Ejercicios Espirituales de San Ignacio quedaron en el olvido, obviamente, y las almas a expensas del auxilio de la predicación ordinaria de las demás órdenes. Y, ¿qué eran estas prácticas que habían centrado la atención de todo el mundo? Eran un adiestrarse interiormente, por medio de la reflexión y meditación dirigidas, en la contemplación de la propia vida individual y de relación –según los patrones del Evangelio-, único medio de introspección del que podía disponer el hombre del siglo XVIII para conocerse y auto-corregirse. Oración y penitencia, retiro y soledad, eran los únicos caminos para la santidad reconocida de entonces, y a esta misión espiritual se había dedicado María Antonia –junto con otras jóvenes de Santiago del Estero- desde la edad de l5 años: “...sin votos, sin clausuras, servían a Dios con la más edificante regularidad en la práctica de todas las virtudes cristianas, bajo la dirección espiritual de los Padres de la Compañía de Jesús. Para evitar todo pretexto de distinciones mundanas, ellas renunciaban a su nombre de familia y tomaban el de algún santo. ” (EEMF)* 2

Surgen en su mente avizora y fiel a las urgencias de los tiempos, los proyectos de continuar ella, a pesar de ser mujer, con la labor de los Ejercicios Espirituales que habían llevado adelante los Jesuitas expulsados. Para ello, y mirando la salud espiritual de la población que ya comenzaba a alejarse de sus maestros de otrora, solicita autorización para realizar retiros cerrados de diez días, pese a las múltiples dificultades que se presentaban con sólo proponerse hacerlo. Su idea fue calificada de absurda, quimérica y ridícula, fue tomada por una devota extravagante que no se avenía a las ordenanzas reales; en fin, debió luchar y sufrir para que sus intentos pudieran tener comienzo: “...María Antonia con su confianza en Dios, su constancia y su fuerza sobrenatural, triunfa en fin del respeto humano y continúa promoviendo los Ejercicios.” (EEMF) “La santa errante, salida de las selvas santiagueñas, recorre los valles de Catamarca, áridos y taciturnos; divaga por las calles asoleadas de Tucumán y de Córdoba; se postra en los arenales ardientes de La Rioja, entre indios que mueren de miseria y de sed. Sus pasos serenos resuenan en los caseríos miserables de Salta y de Jujuy. Su fiebre misteriosa la arrastra de nuevo a las selvas nativas de Santiago...”, comenta Héctor Pedro Blomberg. Antes de partir para sus correrías apostólicas, y munida de las licencias competentes, se postra en la celda de san Francisco Solano que había dejado la estela de su paso por Santiago del Estero, y pide el auxilio divino para esta larga y fatigosa empresa.

DISCIPULA DE DIOS Y MAESTRA DE SUS HERMANOS ¿Quién puede penetrar en las cosas de mi Manuelito Jesús? Llega a Buenos Aires la preclara hija del Alcalde de Santiago del Estero, don Francisco Solano de Paz y Figueroa e Ibáñez del Castrillo, que porta en sus venas sangre real y santa por ser 15ª nieta directa de San Luis, Rey de Francia, y l6a nieta del glorioso San Fernando III, Rey de Castilla y León. En el ámbito argentino, por estar vinculada con los fundadores de Santiago del Estero, Córdoba, Tucumán, La Rioja, San Juan y Mendoza, estos antecedentes le ofrecían una destacada posición en el protagonismo social de entonces. Es bella y noble, y para no llamar la atención sobre su persona, será conocida por su nombre con el apellido “del Señor San José”, movida por su conocida devoción al Santo Patriarca. Los niños, que jugaban por las calles del barrio de La Piedad, la reciben a ella y a sus tres compañeras de camino arrojándoles barro y piedras, en aquella mañana de setiembre de l779. Estos, que las miran como a brujas o jesuitas disfrazados, son un tanto los representantes del miedo popular ante la orden del Rey Borbón y las medidas tomadas por Bucarelli que, para hacer efectiva la expulsión de la Compañía, usó de violencia, confiscación y expatriaciones arbitrarias, aun ante el dolor público que cerró sus puertas y negocios pero que, al fin, debió acatar la medida.

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María Antonia de Paz y Figueroa se presenta ante el Virrey Vértiz y el Obispo Malvar y Pinto para solicitar autorización. “No” es la respuesta de ambos durante nueve meses, aunque quien más dudaba de sus propósitos era el señor Virrey. Nada la abate. Insiste con humildad y renovada constancia, hasta que triunfa y sus triunfos son para Dios. Así lo relata ella en sus cartas al P. Gaspar Juárez S.I., su maestro y confidente. Es la Amita Santa para el esclavo; la Señora Beata para las lavanderas; Mamá Antula, para los indios; la Santita para los niños, María Antonia del Señor San José, para la noble dama: toda la sociedad se ve sacudida por la presencia de esta mujer inigualable que la edifica con su ejemplo y la santifica con sus obras... Buenos Aires está ávida de espiritualidad: cercana como está al puerto, ha caído en una secular propensión a la superficialidad y en el consiguiente abandono de la virtud. Es menester, pues, cambiar las mentes, suavizar las costumbres, levantar los ánimos abatidos en una larga siesta de molicie, que es la vida de entonces... Y María Antonia está atenta a esta necesidad y afirma esperanzada: “...empero, la perseverancia del Señor hará llanos caminos, que a primera vista parecen insuperables”. “En todo este trabajo María Antonia no ejecuta, sino lo que le es permitido hacer a una mujer: ella no enseña ni predica y no tiene ninguna dirección inmediata sobre las almas, pero en toda ocasión, ella exhorta sin cesar a los ejercitantes a la penitencia, a llenar sus obligaciones, a confesarse y corregirse de sus faltas; se impone la tarea de hacerlos instruir en los puntos esenciales de su religión si los ignoran; vela sobre los maestros y maestras a quienes encarga esta instrucción: ella emplea sobre todo sus cuidados y todos los medios posibles para conservar la inocencia de la juventud; es el objeto favorito de su celo, de su espíritu y de su discernimiento”. (EEMF) Y, lentamente, ella se ha constituido en un puente vivo entre Dios y los hombres. “Ella ha sido excitada y conducida por el espíritu de Dios que elige a los débiles y enfermos para confundir a los fuertes”, informa al Papa el Obispo de Buenos Aires.

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MARIA ANTONIA Y EL NIÑO JESUS ¿Cuál es la fuente de donde ella recibe tanto amor, tanto valor y tanta gracia? El Emmanuel, “Dios-con-nosotros” (Mt. 1,23), es el centro motor que la mueve a emprender aquellas empresas que amedrentarían a los hombres más conspicuos de su tiempo, aquéllos que sólo obran movidos por la sola luz de su intelecto y de sus propias intenciones. Será el Manuelito Jesús quien la lleve por las dilatadas tierras del antiguo Virreinato del Perú para regalar la luz de la buena conciencia y la esperanza del amor entre hermanos. Con su Niño caminará durante l2 años, buscando almas para Dios: “es el hechizo de cuantos lo ven”, expresará ella con su particular forma de decir... Cuando parte de su tierra natal, lleva colgada en la tibia cuna de su pecho inflamado una pequeña y graciosa imagen del NIÑO JESUS. Es un Niño-Pasionario, porque está reclinado sobre la cruz, desnudo y pobre en su Humanidad, apoyando los pies sobre el madero del Calvario, “sin tener dónde reclinar la cabeza”. La Venerable Madre María Antonia nos ofrece ella misma la descripción de esta preciosa figura de Nuestro Señor Jesucristo que constituye el centro de atracción: El que yo tengo que es de piedra, no lo dejan, pues, para enfermedades, para partos, en todo anda él y yo lo ando mezquinando porque está algo gastado .Con que luego que llegue el otro, lo pondré en el altar para que todos lo adoren; pues esta devoción no solo es grande, sino que cada día toma más incremento.” “La acción del Niño es estar acostado sobre la cruz y algo inclinado sobre derecho. La mano izquierda tiene cogidos los tres clavos por sus puntas y con ellos descansa sobre el cuadrel y parte del vientre la mano derecha, estando el brazo unido al cuerpo viene a parar en la mejilla y le sirve como de reclinatorio. La pierna izquierda recuesta sobre la derecha y está con su garganta sobre la pantorrilla de la misma derecha:

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los pies descansan sobre una calavera que pisa el izquierdo y toca el derecho con su empeine. Se previene que el Niño está enteramente desnudo y sin toalla o cosa que le parezca. Esta postura o figura de mi Niño Dios ha sido la que me ha robado la atención. Es tanto el afán que la Madre comunica a los sacerdotes, que logra que –por primera vez en Buenos Aires se expusiera la imagen del Niño Jesús en el altar, desde los brazos de

un ministro, como era costumbre durante los Ejercicios. Luego, comunicado el mismo entusiasmo a los fieles, éstos hicieron lo propio en sus hogares, organizando pesebres, novenas y coros infantiles que eran la atracción y el júbilo de todos... La Beata de los Ejercicios solicita una imagen del Niño Jesús al P. Gaspar Juárez S.J., asilado en Roma luego de la Expulsión, en atención al estado de la que ella posee: Y como el que tengo rara vez lo desprendo de mi cuello y ya fuese bastante usado cuando llegó a mi poder, apenas se le puede distinguir ninguna acción con perfección. A que se agrega que siendo tierno el afecto que sacan las almas de los Santos Ejercicios, quizá por ilusión del demonio, se me postran a los pies y yo, confundida de mi indignidad, los aparto de mí dándoles a besar mi Niño Dios. (2 febrero de l784). EL es el Esposo divino que, enamorado de su creatura, nace y muere pobre para enseñarle la lección del desprendimiento, la humildad y la obediencia a la Voluntad del Padre Eterno. Y así vestido con las humanas telas con que su dulcísima Madre lo envolvió al nacer, sale a buscar a las almas –desde el pecho fiel de María Antonia- y va a la casa de la viuda y del enfermo, de la parturienta y del huérfano, de la señora y del esclavo, porque todos lo necesitan igual. 6

...Debo decirle que siendo imagen de Manuelito, basta para que los fieles lo adoren con toda devoción: toda ponderación es nada para decir el anhelo y veneración que tienen a Manuelito, pues así los señores clérigos como todas las personas de suposición, están deseando llegue... Se cierran las llagas de la carne y se desvanecen las sombras de los corazones cuando Jesús Niño bendice a las criaturas desde la hornacina de pliegues de su manto”, enfatiza Rosario Beltrán Núñez, y agrega: “No le fío a mejor custodia porque no sé lo que sería de mí sin él. En una de sus famosas cartas, expresa: Yo no doy ningún paso en estas empresas, antes de haber comprendido bien si es una orden de Dios, que parece entonces conducirme de la mano, aun cuando no pueda deciros cómo ése se hace; agregaré solamente a efectos de haceros conocer la amable Providencia de Dios sobre mí, que no obstante no soy sino una indigna y miserable creatura, que en mis largos y penosos viajes, a través de desiertos inhabitados en medio de lagunas y ríos desconocidos y muchos otros obstáculos, yo no he sufrido daño considerable. Cuando estuve en Catamarca fui desahuciada del médico y encomendándome entonces al Sagrado Corazón de Jesús me encontré curada pronto sin ningún remedio. A consecuencia de una caída me rompí una costilla, en otra ocasión me disloqué un pie, pero fui curada una y otra vez por el contacto de una mano invisible. Estos portentos los rubrica cuando afirma: Mi Manuelito es quien me conduce. Con su Niño Jesús, ella en quince meses de labor ha organizado 34 tandas de Ejercicios Espirituales de diez días cada una, reuniendo a 6.800 personas: casi un milagro en un pueblo constituido por escasos 30.000 habitantes, entre blancos, negros y mestizos. Según la Madre Beata hace saber en sus cartas, hasta el año 1788 había logrado con sus misiones que más de 70.000 personas hubiesen hecho retiro. Mujer inteligente, no sólo había constituido uno de los Epistolarios más famosos traducido a los más diversos idiomas del mundo por sus mismos contemporáneos, sino que –por haber descubierto los beneficios de la instrucción- funda el Colegio de San Luis, que tuvo larga vida en el consenso bonaerense. Como la “presencia” del Infante Emmanuel se retarda y cada día le aumentan los achaques físicos y las largas dilaciones de la burocracia borbónica, le escribe a su antiguo confesor: Yo agradezco en primer lugar la imagen del Niño, mandada hacer en ésa (Roma), y que ya quisiera tener a la vista para encomendarle especialmente los asuntos míos, que tantas diligencias le cuestan y tanto se retardan... El Obispo de Buenos Aires, antes dudoso de sus fines, no sólo le dio licencia, sino que pagó los alquileres de las primeras Casas para ejercitantes y puso sus rentas a disposición de las obras de Mamá Antula.

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Como después diría Fray Julián Perdriel: María Antonia es la mujer santa, útil, penitente, virtuosa, celosa de la salvación de sus hermanos, apostólica, necesaria... ”El temor casto de Dios la hizo constantemente fervorosa en la obra de su propia santificación: él mismo, convertido ya en amor, la hizo perfectamente celosa de la santificación de sus prójimos.” (OFFP) Amarle y hacerle amar mientras me dure la v ida”, es su lema, porque Quien tiene a JESUS, todo lo tiene. El Niño Jesús la acompaña constantemente: brinda instrucción a los pobres y gentes de campo; protege a las jóvenes, visita a los encarcelados y condenados a muerte, socorre las necesidades de los indigentes y enfermos, convierte a los pecadores y moraliza a las mujeres de mal vivir. Su caridad no mira los límites que señala la estratificación social del siglo XVIII. Es la madre de todos, hasta del mismo Virrey del Perú que viaja para pedirle consejo en una cuestión de honor. Dios la adornó con el don de hacer milagros en su vida: multiplicó el pan y la comida para los ejercitantes; sanó a un loco furioso; avizora, apareció a media noche a personas necesitadas para liberarlas de peligros inminentes y al mismo Virrey que iba a ajusticiar a un inocente, y resucitó a un albañil que trabajaba en su obra, construyendo la actual SANTA CASA DE EJERCICIOS DE BUENOS AIRES. En Tucumán hace lo propio su prima doña Josefa de Paz y Figueroa, mujer del general don Diego de Aráoz, sobrino chozno doble de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. “Su manera de vivir no desmiente sus sentimientos: siempre llevando cilicio, durmiendo muy poco y esto sobre una tarima; jamás come carne y, como se ha observado, se alimenta con pan y agua y un poco de sopa; si retarda los ejercicios por algunos días, lo que acontece raramente, es para entregarse a prácticas de mortificación extraordinarias, que oculta bajo su fisonomía siempre alegre. En fin, aquellos que nos hablan de sus austeridades y de sus continuas fatigas, nos dicen que no comprenden cómo se bastaba a tantos trabajos, flaca, débil y delicada como era. Ella es, dicen, una de las más fervorosas misioneras apostólicas que se han visto y su vida es un milagro continuo. Su caridad indecible alivia y pone en paz las familias, media entre las diferencias entre el Obispo y el Gobernador del cabildo y clero inferior; en fin, todo el pueblo la consulta y la llama Madre.” (EEMF) Y la salud se le resiente, pues no sigue el consejo de José Capdevila, su médico, que le pide guardar reposo; mas ella escribe gozosa: “...pero ya mi Manuelito me ha enderezado, sin haber hecho remedios ningunos...” Lo dice en sus cartas con toda verdad y sencillez: El amable JESUS es quien me conduce y me permite estos pasos.

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LA CUMBRE

María Antonia de San José de Paz y Figueroa recibe la autorización del Obispo para fundar la Congregación de las Beatas de los Ejercicios o Hijas del Divino Salvador (como actualmente se las conoce a sus continuadoras de misión). La misma funcionará desde el año 1795 en el solar limitado, en la ciudad de Buenos Aires, por las calles Independencia, Salta, Estados Unidos y Lima, núcleo de irradiación espiritual y cultural. Mientras se construye esta Santa Casa –actual Monumento Histórico Nacional-, la Madre Beata se traslada al Salto Oriental, a Colonia del Sacramento y Montevideo, donde ofrece 10 tandas de Ejercicios y funda su cuarta Casa. “Dios lo quiere”, dirá con asombrosa síntesis. Camina por las angostas calles coloniales, y todo el pueblo se arrodilla a su paso. En verdad, “María Antonia es una de las expresiones más fuertes de la Evangelización en tierra argentina” (Mons. Manuel Guirao). Sus obras demuestran que pudo mucho, porque siempre, adonde ella iba, llevaba a Jesús consigo... Inflamada de amor divino y siempre movida por el desvelo maternal para prevenir y salvar el alma de sus hermanos, agotado su físico por los continuos trabajos y travesías espirituales, muere el 7 de marzo de 1799. Los síndicos del Cabildo metropolitano

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certificaron por acta que vieron cómo su espíritu volaba al cielo en forma de un haz de fuego, símbolo de este ímpetu que la habitaba y movía en la vid del Señor y Maestro. EL MENSAJE ACTUAL . Hoy Mamá Antula catequiza por Internet La Santa Casa fundada por la ilustre santiagueña, continúa regalando luz. Todos los terceros sábados de mes se ejecutan los denominados “Conciertos en Casa”, declarados de interés cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación. Con motivo del bicentenario, el Centro Televisivo Arquidiocesano de Buenos Aires está produciendo un vídeo sobre su vida y obra. La Causa de Canonización prospera. Hay tres milagros comprobados científicamente. Se ha creado el “Centro Vocacional María Antonia” y la publicación de “Compañera de Camino”, con 20.000 ejemplares mensuales, promueve sus noticias. Los terceros sábados de mes se realizan retiros abiertos en la Casa. Correos Argentinos emitirá un sello postal conmemorativo de los 200 años. El Gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha designado con el nombre de María Antonia a una plazoleta ubicada en la Avenida 9 de Julio, frente a la Casa de Ejercicios. La “Misa Breve en honor de San José”, dedicada a la Sierva de Dios, se ha presentado en compacto. Y, completando esta actualización del mensaje de la Madre Beata de los Ejercicios, María Antonia de Paz y Figueroa, es digno de mencionar que se están creando diversos centros de espiritualidad en el mundo –siguiendo su espíritu- a través de un Site en Internet que pone a las diversas Casas de las Hijas del Divino Salvador en Red. E-mail: [email protected].

http://www.mamaantula.org/ ttp://www.mamaantula.org/ Unida a Dios por la caridad, aun vive. La informática, inclusive, hoy le es un medio para llegar todos, y así se cumplen sus palabras: “Quisiera andar hasta donde Dios no fuese conocido para hacerle conocer.”

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MARIA ANTONIA DE PAZ Y FIGUEROA, la Mujer Fuerte del siglo XVIII, que pasó silenciosa y fecunda por nuestros surcos, animada por el amor intrépido y generoso que le regalaba “su Manuelito”, hoy es -por la grandeza de su humildad- la honra de su sexo, la gloria de su estirpe, el honor esperanzado de su pueblo y un vivo ejemplo de responsabilidad en el destino trascendente de sus hermanos.

Estampa que perteneció a don Máximo Paz, gobernador de Buenos Aires, y Lomo del Libro de los Ejercicios Espirituales que usaba Don José Benito Paz, soldado y emisario de don Juan Manuel de Rosas, sobrinos de Mamá Antula.

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