Maria Inés Ochoa: voz en la rivera del Mapocho al pie de la cordillera

Maria Inés Ochoa: voz en la rivera del Mapocho al pie de la cordillera El Museo de Bellas Artes, como telón del fin invernal en Santiago se escuchaba
Author:  Luis Rico Cruz

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Maria Inés Ochoa: voz en la rivera del Mapocho al pie de la cordillera El Museo de Bellas Artes, como telón del fin invernal en Santiago se escuchaba el pasado 7 de septiembre como: músicos, artistas y poetas, hacían un justo homenaje a la Revolución Cultural que desembocó en la Unidad Popular a encontrar, talento comprometido con la esperanza, las luchas sociales y la libertad creativa. Cultura en Movimiento, diseñó para tan importante recital un cartel con el perfil de los compañeros Salvador Allende, Víctor Jara y Pablo Neruda, junto a su gente, en una fiesta de la memoria, reivindicando aquellos mil días, en aquella alba de los 70´s. Xilografías, litografías y aguafuertes expuestas por el Oaxaqueño Francisco Toledo, se vislumbraban a lo lejos, en la sala Roberto Matta de los muros interiores del mismo museo del Parque Forestal, la presencia de México en Santiago de Chile, se ve reflejada, no solo en las galerías, se percibe en el aire: el amor reciproco, los destierros buscando la tranquilidad y la vida que el fascismo militar se empeñó en golpear mil veces contra las conciencias y corazón(es) de Chile, llevándonos entre la luna y los cinco soles Nahuatlacas, haciendo indivisible este cariño entre nuestros pueblos.

MARIA INES OCHOA EN EL PARQUE FORESTAL SEPT. 7 2003

Ahora ubicados en tiempo: 7 en septiembre a treinta años de la interrupción de la vía Chilena a un mundo mejor; y espacio: los patios exteriores del Museo de Bellas Artes. Pretendo estar a la altura literaria de las notas, que una voz dejara en silencio la rivera del Mapocho,

estremeciendo la raíz de tanta nostalgia, la figura de tez morena y colorido artesanal en manta bordada de su huipil muy del sureste mexicano, a capela, con toda la solemnidad de América, Maria Inés Ochoa, nos recuerda la “Maldición de Malinche” que Gabino Palomares escribiera hace varias décadas atrás, teniendo la vigencia entre Tratados de Libre Comercio con el imperio que desea evaporarnos. El esplendor de esta tarde fue cuando “Gracias a la Vida” se convirtió en plegaria colectiva y Maria Inés la musa de un bosque y pueblo que entrega a sus muertos un canto de vida, como lo hiciera Violeta Parra. Por esos días el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL), la Revista América Libre, el CEPIS de Brasil y el Centro Martín Luter King Jr. de Cuba organizaron el Seminario Académico “Las Alternativas Populares y la Perspectiva Socialista en América Latina”, con un Campamento Internacional, delegados del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, estudiantes y profesoras de la Universidad Popular de las Madres de la Plaza de Mayo, y otros pibes de las Juventudes Comunistas de Argentina, vivíamos en la Universidad Tecnológica del Estado (UTE hoy día USACH), no podíamos acampar en otro sitio de Santiago. De esta Casa de Estudios, se llevaron presos a cientos de compañeros, que resistieron al fascismo golpista, los compañeros combatientes cayeron el día siguiente y llevados primero al Estadio Chile (alambrado el camino, muy cerca de la UTE) y luego al Estadio Nacional, que se habían convertido en campos de concentración su gimnasio y camerinos, entre tantos, uno de los torturados y ejecutados, era el profesor de teatro de la UTE, Víctor Jara. Ese trágico evento asesinó a parte de la Nueva Canción Chilena, de ahí solo: Tristeza, Denuncia y Exilio fue su confín. En el Aula Magna de la Escuela de Artes y Oficios de la UTE y la Explanada del Campamento, Maria Inés desveló en dos presentaciones tantas lagrimas y corazones, de las Madres Argentinas muchas de ellas profesoras como la mejor congruencia a sus hijos desaparecidos, su voz preludio en vela, dejaría enamorado a mas de un Joven porteño comunista, pese al cristal del lenguaje los Sin Tierra Brasileros, llevaban el vaivén ranchero de las canciones mexicanas interpretadas a dos guitarras, compañeros internacionalistas de Cuba, Venezuela, Uruguay, México, Chile, Argentina y Brasil a cada peña amaneciendo consignas de alegría revolucionaria.

CAMPAMENTO INTERNACIONAL EN LA UTE

La primera de las dos noches al salir del Campamento Internacionalista de la UTE con destino a la Sala Master en la Radio de la U. de Chile, se hacia un tributo a Silvio Rodríguez, con la Tropa Cósmica y la novísima canción Chilena, un poco fuera de programa, para la falleba en madrugada, Maria Inés, como parte del publico es invitada a cantar, a nadie le importo que no fuera un tema del poeta necio, ella culmino la transmisión radial con el coro de esas voces andinas, de ahí trasladamos la tertulia al taller estudio de Alejandro Stuart, el sol llego en plenitud, invocado por la poesía y trova, alternando los amigos vino tinto, guitarra y amor. El medio día del 12 de Septiembre, oficialmente el Estadio Chile, tomaría el nombre de Víctor Jara, su viuda Joan, su hijas Manuela y Amanda e integrantes de la Fundación Víctor Jara, habían organizado y añejado por 30 años un homenaje al maestro, director y actor de teatro, al músico símbolo de la Unidad Popular, al esposo y padre, al hombre e hijo cantor de las poblaciones; eran tantos músicos y compañías de teatro, que ni dos presentaciones (12 y 13 de septiembre) bastaran para seguir con la escuela de Víctor Jara. En la noche del 12 de Septiembre Silvio Rodríguez, recordaba que el Estadio Chile, ex centro de detención y tortura, fue el mismo Complejo Deportivo donde cantó por primera vez en Santiago compartiendo escena con Víctor a principios de los 70´s, así mismo, Maria Inés, contara su debut en el Estadio Víctor Jara a 30 años, compartiendo con la danza, el performance, la trova y el teatro subjetivo, sus temas inspirados en la problemática del campo y explotación indígena, al reinterpretar “Se nos reventó el Barzón” “La Maldición de Malinche” y dando “Gracias a la Vida”

EN EL ESTADIO VICTOR JARA

La Romería en el Cementerio General del día 14 de Septiembre en la Comuna de Recoleta, enturbiada por la agresión de la policía militarizada, al reprimir la marcha fúnebre a fuerza de gases lacrimógenos y persecuciones con tanquetas lanza aguas “guanacos”, antes del caos y la angustia del Camposanto disuelto y desalojado, el cantautor uruguayo Daniel Viglietti, se sorprendió con el parecido de rostros entre Amparo Ochoa y su hija, Maria Inés, alcanzo a entonar coplas al pie del mausoleo del Compañero Presidente Salvador Allende.

EN EL MAUSULEO A SALVADOR ALLENDE

Con motivo de la fiesta de Independencia de México, al verse frustrada su participación con la Asociación de Mexicanos en Chile en el barrio alto de Las Condes, Maria Inés fue invitada a la recepción de la embajada, Salvador “El Negro” Ojeda leyenda musical, era interrumpido por los ecos de gente que no tenia la sensibilidad ni respeto a su trayectoria artística, Alejandro Stuart, poeta y fotógrafo, pidió el micrófono para hacer una moción de orden a esos descorteces personajes: -Respetable publico y los otros… mientras algunos de Uds. hablan de negocios, de guerras (por los agregados y militares locales ) o de lo mal que se portan sus sirvientas (en alegoría a las “doñas cuicas” de esos barrios altos). Evitando se repitiera las groserías de ese pobre auditorio, durante la actuación de Maria Inés. al mismo tiempo los ecos del café Brasil que se impacientaba por la demora, promesa de su canto, y se les explicaba que en cuanto finalizara su participación en la sede diplomática, Maria Inés cumpliría esta cita. Dos guitarras, un alipus (aguardiente afrutado) y muchos amigos, hicieron olvidar los desaires del barrio alto, esta reunión en su mayoría Comunista, ayer trinchera clandestina de la Resistencia Frente a la dictadura fascista, junto las Madres Defensoras de los Derechos Humanos, compañeras reviviendo los temas que musitara el duelo de su melancolía, que ni olvida ni perdona el secuestro, asesinato y desaparición de sus hijos, para exigir un alto a la impunidad de esta justicia frágil al servicio del capital trasnacional, cada que Maria Inés

hurgaba en la mirada intima de una madre Chilena, encontraba el amor que sembró Amparo Ochoa con la ternura en su canción de lucha por tantos años.

EN EL CAFÉ BRASIL

Ahora le tocaba a Chile celebrar su Independencia de la corona española hace 193 años (18 de Septiembre de 1810) la tradición dice de Ramadas y Cuecas, de tomar chicha y empanadas, la Fonda de la Chingana de los Abrazos, taberna organizada por el Partido Comunista en el Parque O’Higgins, Maria Inés compartió el sincretismo Náhuatl con el sentir Huaso, cantando e improvisando notas en esa tarde de fiesta Nacional.

EN LA FONDA DE LA CHINGANA

EN “EL GALPÓN” FUNDACIÓN VICTOR JARA

El Galpón Víctor Jara, en el barrio Brasil de Santiago Centro, tiene el estreno del Concierto como solista de Maria Inés Ochoa, durante hora y media, acompañada de Joaquín Figueroa y Nicolás Valenzuela, dúo de requinto en cuerdas acústicas y madera torneada, para desentrañar canciones de conciencia social “Ya se murió el Angelito” de Oscar Chávez, “Ramona” de Alejandro Stuart (ambos denunciando la muerte de los niños y sus madres por la burocracia legislativa con su doble estándar de aborto criminal o negocio para las clínicas privadas), “Plegaria de un Labrador” de Víctor Jara, ”Jacinto Cenobio” de Pancho Madrigal, “Canción con Todos” de Armando Tejada Gómez y Cesar Isella, “Canto a la raza”, “Todo cambia”, “Se me reventó el barzón”, ”Maldición de Malinche”, “La Jardinera” de Violeta Parra, matizado el repertorio con clásicas de la música popular mexicana: ...y volver, volver, volver a tus brazos otra vez... e inmediatamente su contraparte ...no volveré te lo juro por Dios que me mira, te lo digo llorando de rabia no volveré… inexorable pena de amores .

EN EL VELORIO DE SERGIO ORTEGA

“Maldición de Malinche” y “Gracias a la Vida” estas dos ultimas canciones, fueron de una misma, velorio y cumpleaños, ante el cuerpo del Compañero Sergio Ortega, fallecido en Francia, reconocido por su composición docta para piano y pequeñas orquestas de cámara, arias de opera e himnos de la Unidad Popular, las guardias de honor desfilaron en el Museo de Arte Contemporáneo, cada artista, quería despedirse, del maestro Ortega, Quilapayùn e Inti Illimani con charango, y guitarra interpretaron juntos “El Pueblo Unido jamás será vencido”, así que Maria Inés, tuvo el privilegio de rendir homenaje póstumo cantando la “Maldición de Malinche” y “Gracias a la Vida” a Sergio Ortega en su ausencia y a Víctor Jara en su Cumpleaños, el 28 de Septiembre, nuevamente en el Galpón de la Fundación Víctor Jara, junto a su hija Amanda y algunos músicos amigos o creadores por legado de Víctor; lo emotivo del funeral de Sergio Ortega es que comparte con Víctor Jara el espacio, como vecino del poema que son estas dos vidas. mario casasùs a 29 de Septiembre de 2003 Fotos de Alejandro Stuart

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