Martes Enero 3, 2012 Allá En El Pueblo Soledad. Fin De Semana Enero 1, 2012 Un Testimonio Sabio. Lunes Enero 2, 2012 El Verdadero Camino

Fin De Semana Enero 1, 2012 Lunes Enero 2, 2012 Martes Enero 3, 2012 Miércoles Enero 4, 2012 Un Testimonio Sabio El Verdadero Camino Allá En El

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Fin De Semana Enero 1, 2012

Lunes Enero 2, 2012

Martes Enero 3, 2012

Miércoles Enero 4, 2012

Un Testimonio Sabio

El Verdadero Camino

Allá En El Pueblo Soledad

Manzanas Podridas En El Barril

Leer: Hechos 8:26-40

Leer: Juan 14:1-4

Leer: Juan 15:12-15

Leer: 2 Timoteo 3:2-5

Los cristianos han adoptado una definición limitada de la palabra “testimonio”. Pero compartir a Jesús es mucho más que contar nuestra historia personal o hablar de la obra de Dios en nuestra vida, aunque estas cosas son importantes. Tenemos que estar preparados para ayudar a los no creyentes en su necesidad espiritual, aunque nuestra historia sea muy diferente. Podemos aprender mucho del encuentro de Felipe con el eunuco etíope. Mientras que los jóvenes israelitas tenían amigos y familiares para que los discipularen en la fe, un convertido extranjero a menudo tenía que arreglárselas solo para interpretar el significado de las complejas Escrituras. Por eso, al preguntarle: “¿Entiendes lo que lees?”, Felipe demostró que comprendía la situación del etíope. Esa pregunta le permitió constatar que el hombre tenía una sed genuina de la verdad de Dios, pero que no conocía al Mesías. Felipe utilizó esa información para adaptar el testimonio del evangelio a este interlocutor específico. Piense en cuán fácilmente pudo haberse sentido confundido el etíope, si Felipe, cuyo origen judío era muy diferente al origen del extranjero, hubiera hablado sólo de la historia de su propia conversión. El evangelista sabiamente evitó cualquier información irrelevante, usando más bien el poder de la Palabra de Dios para presentarle a Jesucristo. El testimonio de Felipe comenzó con el pasaje que estaba leyendo el etíope. Habló de manera efectiva al interés spiritual del hombre en general, al mismo tiempo que respondió sus preguntas en cuanto a Isaías 53. Nosotros, también, debemos ser sensibles a las preocupaciones de los no creyentes, para poder explicarles de qué manera responderá Dios a sus necesidades.

Voy, pues, a preparar lugar para vosotros…vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis. Juan 14:2, 3. Es probable que no vivas en una ciudad con un nombre realmente raro. O puede ser que vivas en Venado Tuerto. O Alamogordo. O Pénjamo. Sí, esos son nombres de ciudades reales, en Argentina, Estados Unidos y México. Es posible que no te hayas puesto a pensar cuánto tiempo vivirás en tu pueblo natal. Pero donde quiera que vivas, si eres cristiano, tu pueblo natal lo será sólo por poco tiempo. No es temporario porque no ves la hora de salir de Aburrido (el nombre que tú le das a tu ciudad). O porque piensas que huele mal, como Tiburón (una población en México). Donde sea que estés, estarás allí sólo por poco tiempo. Eso es porque Cristo ha ido al cielo para preparar un hogar permanente donde vivirás con él para siempre. Vivas donde vivas, estás allí de paso. Aun si vives en un solo lugar toda tu vida, eso es como un abrir y cerrar de ojos en comparación con la eternidad que pasarás con Jesús en el cielo. ¿Alguna vez te has preguntado cómo llegarás a tu hogar permanente? Después de todo, no tienes precisamente un atlas o un mapa de carreteras o un sitio de Internet que te muestre el camino. Una vez más interviene Cristo para mostrarte cómo llegar a donde vas. • Jesús es el camino a Dios, nuestro Padre celestial. • Jesús es el camino para saber cómo es el Padre. • Jesús es el camino para glorificar al Padre cuando oras en su nombre.

Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13 —No entiendo mi problema — dice Tamara con los ojos llenos de lágrimas—. Tengo amigos pero supongo que no son los que necesito. O quizá sea que no tengo bastantes. Nunca me veo obligada a sentarme sola en ninguna parte. Pero me siento sola aun cuando estoy con mucha gente. A veces no estoy segura de que haya alguien que me comprenda…o que quiera comprenderme. Ni mis maestros. Levanto la mano y parece que fuera invisible. Creo que si dejara de ir a la escuela, nadie lo notaría. Si pudieras crecer sin sentirte nunca solo sería como pasar por la temporada de resfríos sin que te gotee la nariz. Tarde o temprano te vas a sentir como si tu nariz fuera un gotero gigante. Al igual que la nariz que gotea, los sentimientos de soledad nos indican que algo no anda bien. Pero, ¿qué será lo que anda mal? La soledad puede hacerte sentir que no eres popular o atractivo. Pero en realidad tiene más que ver con un anhelo que Dios nos da de ser amados y aceptados. Esa es una necesidad profunda y sana, y todos la tienen. Cuando la necesidad no es satisfecha, nos sentimos solos. La mayoría tratamos de librarnos de la soledad en una de dos maneras. Primera manera: Nos portarnos como un gusano. Los gusanos tratan de superar su soledad escondiéndose de la gente. El que es así piensa: Me siento solo porque nadie me quiere. Lo más conveniente es que me esconda debajo de la tierra. Así que me quedo aquí debajo de la tierra. Nunca me voy a acercar a nadie. Segunda manera: Se portan como un cachorro. Los perritos tratan de superar la soledad haciendo lo que sea necesario para conseguir que otros los quieran. El que es así piensa: Me siento solo porque nadie me quiere. Me voy a esforzar más. Haré lo que sea necesario para lograr que los demás me quieran, aunque significa hacer algo que no está bien.

Las malas compañías corrompen las buenas costumbres. 1 Corintios 15:33 —Mis padres siempre me regañan por las amistades que tengo –—se quejó Nancy—. Dicen que ando con “chicos que causan problemas”. Sé que mis amigos no son perfectos. Pero papá y mamá se creen que tengo dos años. Quieren que mis mejores amigos sean los personajes de Calle Sésamo. ¿Alguna vez te han regañado tus padres por los chicos con quienes andas? Quizá te digan cosas: No me gusta como te portas cuando andas con Fulano, o No quiero que te portes como acaba de portarse Mengano, también Me parece que Sultano es una mala influencia. Los padres de familia no tienen ojos en la parte trasera de la cabeza. Pero tengas cuatro o catorce años, tus padres pueden detectar problemas que tú no ves. Los mayores no consideran únicamente cómo son tus amigos en este momento. Tratan de realmente vislumbrar tu futuro. Y a veces ven problemas más adelante, por ejemplo, que alguien cerca tuyo va a terminar en problemas serios. Quizá estás seguro de que tus padres se equivocan, o quizá en lo profundo de tu ser sabes que tienen razón. Pero sea cual sea el caso, ellos saben que los malos amigos pueden desviarse del camino y llevarte con ellos, arrastrándote lejos de Dios, tu familia y los amigos sanos (1 Corintios 15:33). Ser inteligentes al escoger nuestros amigos nos ayuda a llegar a ser las personas que Dios quiere que seamos. Si estamos dispuestos a admitir que nuestros amigos cercanos tienen una fuerte influencia sobre nosotros —y de veras la tienen— entonces vamos a querer tener cuidado al elegir nuestros mejores amigos. Tema para comentar: ¿Cómo podemos distinguir a los buenos amigos de los que pueden llevarnos en una dirección equivocada? Ésta es una manera segura: Pregúntate de qué manera el amigo te cambia la conducta, y no te engañes cuando contestes. Supongamos que eres dulce, amable, obediente, considerado y responsable. Supongamos que encuentras un nuevo amigo, y después de varias semanas o meses estás descuidando tus estudios y contestas mal a tus padres en casa. ¿Qué pasó? Quizá te parezca que tu nuevo amigo sencillamente te está ayudando a ser más como tú crees que quieres ser. Pero los “amigos” que te meten en problemas no son amigos, aun si los dos se divierten cuando están juntos. ¿Tienes algún amigo que te está apartando de Dios? Entonces ha llegado el momento de dejarlo y de encontrar amigos mejores. Es difícil, pero a la larga, ¡no es tan difícil como continuar una amistad que te perjudica!

Pero, además de todo eso, Jesús también es el camino a nuestro hogar celestial. Cuando sea la hora debida para nosotros —ya sea cuando Jesús vuelva a la Tierra o en el instante de nuestra muerte, sea cual sea lo que suceda primero— Jesús nos promete llevarnos a donde está él. Necesitamos más que un mapa para encontrar nuestro camino a Dios. Necesitamos más que alguien que pueda indicarnos el camino. Necesitamos a alguien que se encuentre con nosotros donde estamos. Jesús, el Hijo de Dios, dejó su hogar celestial y vino a nuestro mundo para mostrarnos el camino a nuestro hogar eterno. Y vino a buscarnos porque nos ama.

No tenemos por qué actuar como un gusano, ni como un perrito. Sentirnos amados y aceptados comienza con nuestra relación con Jesús, quien es el único que puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestra vida. Conversar con Jesús y leer acerca de él en la Biblia son pasos para cimentar nuestra amistad con él. Él dio su vida por nosotros, así que es evidente que él nos considera amigos por los cuales vale la pena morir (Juan 15:13). ¡Ese es el mejor consuelo que podemos encontrar cuando nos preguntamos si hay alguien que nos quiera!

Jueves Enero 5, 2012

Viernes Enero 6, 2012

Fin De Semana Enero 7-8, 2012

Lunes Enero 9, 2012

Encuentra Un Amigo

Feliz Cumpleaños A Ti

Por Fin Soy Libre

Ahora Soy Tu Papá

Leer: Proverbios 18:24

Leer: Romanos 8:1-4, 11

Leer: Romanos 8:5-9

Leer: Romanos 8:14-17

Hay amigos que uno tiene para su propio mal, pero hay un amigo que es más fiel que un hermano. Proverbios 18:24 Aprueba o rechaza estas ideas “originales” para tener nuevos amigos: • Organiza una fiesta y da como premios las tarjetas de crédito de tus padres. • Toma “prestado” el altavoz de tu escuela a media mañana y, en tu mejor imitación del director o la directora, anuncia que quedan suspendidas las clases por el resto del día. • Llévate un cajón de golosinas a la escuela y arrójalas al aire durante el recreo.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Romanos 8:2

Alrika no había creído los rumores de que la gente era secuestrada de sus chozas y llevada a un país desconocido hasta que le sucedió a ella. Encadenada durante meses en lo que parecía como un calabozo dentro del casco de un barco, la jovencita temía que moriría en la esclavitud. Después de sufrir años de crueldad y trabajo forzado, el ejército del Norte de los Estados Unidos tomó la población donde vivía. Ahora un oficial con uniforme azul está de pie frente a ella. —Ya no estás bajo el control de tu amo —le dice—. Eres libre. Tema para comentar: ¿Cómo me sentiría si fuera un chico o chica en esclavitud y de pronto fuera puesto en libertad? No llegaste a tu país encadenado en el casco de un barco negrero, pero quizá sí has estudiado lo que es eso. Pero todos nosotros, dice la Biblia, hemos vivido un tipo distinto de esclavitud. Nacimos esclavos del pecado. Todos estamos atrapados en el mal del cual no podemos escapar por nuestra propia cuenta. La única manera de poder lograr la libertad es pedirle a Jesús que nos ayude y nos perdone. Puede ser difícil creer que somos esclavos del pecado. Pero aquí tienes una manera de estar seguro de ello: ¿Has notado alguna vez que es más fácil hacer lo malo que hacer lo bueno? Cuando tus padres encuentran algo roto en la sala, por lo general parece más fácil mentir y decir que no lo rompiste que decir la verdad y admitir que lo hiciste. Es más fácil elegir lo malo porque somos esclavos del pecado. Pero la gran noticia en Romanos 8 es que Jesús ha cambiado todo eso. Cuando confiamos en él, fuimos liberados de la esclavitud del pecado. Por el poder del Espíritu Santo de Dios que vive en nosotros, ya no tenemos que pecar. Sí, sí pecaremos de cuando en cuando. Todavía seremos tentados a hacer lo malo. Sí, pecaremos debido a nuestra debilidad. Pero no tenemos que pecar. Podemos elegir que el Espíritu Santo sea el que nos controle —el Espíritu de Dios que vive dentro de nosotros— en lugar de ser controlados por el pecado. Somos libres. El pecado es más que una mala costumbre. No podemos librarnos de él haciendo una resolución de Año Nuevo. El pecado es una enfermedad que no podemos curar por nuestra propia cuenta. Dios conocía la solución perfecta a nuestro problema. Necesitábamos un Salvador (Jesús) que muriera por nosotros y un Ayudador (el Espíritu Santo) que viviera dentro de nosotros. Gracias a Dios somos libres del pecado. ¿Sientes agradecimiento por ello?

Amanda nunca había conocido a su papá. Éste había abandonado a su mamá antes de nacer ella. La vida con mamá era requetebién, y por muchos años Amanda no se preocupó porque no tenía papá. Después apareció Mauricio. Empezó a cortejar a la mamá de Amanda cuando Amanda tenía 12 años. Ahora tenía 14, y la pareja se había casado hacía dos meses. Amanda quería a Mauricio como si fuera el padre que nunca tuvo. Siempre había creído que sería demasiado pedirle a Dios un papá, pero Dios se lo había dado. Y Mauricio era increíble. Era bueno, divertido y muy consagrado a Dios. Aun así, un oscuro temor persistía en un rincón del cerebro de Amanda. Estaba preocupada de que un día también Mauricio la abandonaría. ¿Por qué no? Su verdadero papá lo había hecho. No había nada que obligara a Mauricio a asumir las responsabilidades del padre de Amanda. Podía dejarla cuando quisiera, y ella no podía hacer nada para impedirlo. Un día Mauricio y la mamá de Amanda la llevaron a cenar y le contaron algo que habían decidido aun antes de contraer matrimonio. Le dijeron que era importante para ellos que Mauricio adoptara legalmente a Amanda. Pensar en esta posibilidad la aterrorizaba y al mismo tiempo la emocionaba. Si él realmente lo hacía, sería legalmente su padre. Por fin tendría un papá de verdad. Pero, ¿qué si él se echaba atrás? Día tras día Amanda esperaba la noticia de que hubieran finalizado los trámites de la adopción. Un día llegó de la escuela a casa y vio el auto de Mauricio frente a la casa, más temprano que de costumbre. Cuando entró, la esperaban Mauricio y mamá. Mauricio se puso de pie y dijo: —Hoy llegaron los documentos de adopción, Amanda. Los ojos se le llenaron de lágrimas al agregar: —Ahora soy tu papá. Amanda se le abalanzó para darle un enorme abrazo: —Gracias por elegirme a mí —dijo en medio de sus propias lágrimas—. Gracias, gracias…papá. Mauricio había tomado un paso único para demostrar su cariño por Amanda y su deseo de ser su padre, oficializando su relación por medio de la adopción. Cuando Dios nos hace sus hijos, hace lo mismo. Nos adopta. Hace que nuestra relación en su familia sea permanente. Somos sus hijos e hijas para siempre. Si has aceptado a Jesús como tu Salvador, eres parte de la familia de Dios. Nunca te tienes que preocupar de tu relación con tu Padre celestial. Él nunca te abandonará. Los trámites de los documentos de adopción han finalizado. Él es tu Papá.

Aunque con esas ideas descabelladas te ganarás amigos, no atraerán amigos que perduren. Te sugiero algunas ideas mejores para atraer amigos. Mientras escuchas, piensa en una o dos que darían resultado para ti: Empieza por ser tú mismo. Nilda se ganó amigos pretendiendo interesarse en los deportes, pero le resultó difícil seguir simulándolo. Cuando dejó que otras chicas vieran las cosas que cosía, encontró amigas que la querían por quién realmente era. Da el primer paso. Después de trasladarse a una escuela nueva, Marcos se quedó esperando que los demás lo incluyeran en su círculo. Esperó mucho tiempo antes de caer en la cuenta de que estaba bien que él diera el primer paso. Sé atrevido. Roberto era otro alumno nuevo en una escuela. Encontró amigos de gran valor cuando estuvo dispuesto a probar los deportes y hobbies que eran populares en su nueva escuela. No seas malhumorado. Ema siempre andaba con una cara como si a su gato lo hubiera aplanado un camión. Cuando empezó a notar y hablar de las cosas buenas en su vida, los demás la vieron como una persona totalmente distinta. No te des por vencido. La mayoría de los amigos de Alberto se habían mudado o encontrado nuevos amigos. Se sentía rechazado, y la idea de tratar de encontrar nuevos amigos no lo entusiasmaba. Pero como persistió en su intento, encontró dos nuevos amigos buenísimos. Podemos intentar todo tipo de trucos descabellados para atraer amigos. Pero piensa en lo que realmente quieres en un amigo. Claro, quizá nos guste que nos repartan tarjetas de crédito, que suspendan temprano las clases o que nos llenen de golosinas. Pero a la larga es probable que preferiríamos un amigo que tenga una personalidad realmente buena: alguien que es auténtico, con quien es fácil conversar, es emprendedor, positivo y persistente. Busca ese tipo de amigos. Y sé esa clase de amigo.

Minutos después de que cortaron el cordón umbilical, se miran a los ojos. Los jóvenes esposos no pueden creer que en sus brazos y alzando sus ojitos para verlos tienen un bebito chiquitito, su primer hijito. Nunca han visto algo tan hermoso…tan perfecto…tan maravilloso. Y no recuerdan ninguna otra ocasión en que se hayan sentido más felices. Durante nueve meses estos nuevos padres soñaron con el nacimiento de su hijo. Ahora contemplan esa cosita chiquita y anticipan verla crecer. Al arropar con cariño al indefenso montoncito de vida, sus ojos se llenan de lágrimas de felicidad. Sus esperanzas están cifradas en un futuro brillante. Después su muchachito crece y dibuja todo el piso de la sala con un marcador de felpa con tinta indeleble. Y los padres están seguros de que su felicidad ha terminado. En realidad no es así. El tema no es que alguno tenga un final infeliz, sino que cada uno tiene un comienzo feliz. Pocas cosas en la vida son tan maravillosas como llegar a ser mamá o papá. Pero hay un momento que es aún más feliz. Hmmm…¿adivinas cuál es? No fue el día que por fin ibas al baño solito. No es el día cuando aprendiste a andar en bicicleta. Ni siquiera será el día cuando obtengas tu permiso para manejar. No hay modo de describir la felicidad que hubo el día de nuestro re–nacimiento, el día que confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor (puedes leer Juan 3:1–21 para ver cómo describe Jesús el proceso de re–nacimiento). Así como los padres esperan llenos de cariño y anticipación el nacimiento de un hijo, Dios esperó ansiosamente nuestro re–nacimiento. El Espíritu Santo sembró la semilla del amor de Dios en nuestro corazón. Esperó que llegara el día cuando creeríamos en Cristo. Y luego sucedió algo increíble, algo que leímos en el pasaje bíblico de hoy. Cuando confiamos en Cristo, el Espíritu de Dios entró en nuestra vida para libertarnos del pecado y ayudarnos a desarrollarnos como hijos de Dios. El día que aceptamos a Jesús le causó un gozo inmenso a Dios y a nuestros seres queridos. Sí, todos tenemos cumpleaños, y eso es grandioso. Pero nuestro re–cumpleaños es aún más grandioso. Si tú lo tienes, ¡festéjalo! Si todavía no has confiado en Jesús como tu Salvador, habla con tu mamá y papá acerca de lo que eso significa.

Martes Enero 10, 2012

Miércoles Enero 11, 2012

Jueves Enero 12, 2012

Viernes Enero 13, 2012

Unas Cuantas Horas Mas

Por Favor Ayuda A Mi Amiga

Movilización De Una Operación Rescate

A Divulgar la Noticia

Leer: Romanos 8:22-24

Leer: Romanos 8:26-30

Durante meses, el equipo misionero de la iglesia de Sara se había estado preparando para este día. En unas cuantas horas el bus llegaría a la población adonde iban. Allí el equipo dedicaría dos semanas a reparar el edificio de la iglesia y compartir el amor de Cristo con la mayor cantidad de gente posible. Sara no veía la hora de llegar. Hacía más de seis meses que Sara había presentado su solicitud para participar en el viaje misionero. Había participado en las difíciles actividades de recaudar fondos, maneras descabelladas de juntar dinero rápidamente. Había participado de las reuniones semanales para prepararse y para orar. Había pasado media hora en la computadora todas las noches para aprender más de la gente, el lugar, la historia de la población adonde iban. Y ahora se había aguantado 24 horas de viaje en el autobús. Pero sabía que le esperaba algo que haría que todo su esfuerzo y espera valieran la pena. Pronto todo su trabajo recibiría su recompensa. ¿Alguna vez pusiste todo tu corazón en algo, y luego esperaste para ver coronados tus esfuerzos? Es como

Señor, por favor ayuda a mi amiga Norma. Dora no se daba por vencida. Por más enferma que estuviera Norma, por más grave que estuviera o cuánta gente dejara de creer que Dios la sanaría, Dora no dejaba de orar por su amiga. Aun desde el principio cuando los doctores le habían dicho a Norma que tenía una forma rara de cáncer, Dora se había sentido impulsada a orar por Norma. Y al ir desmejorando ésta más y más, con más intensidad oraba Dora. Dora oraba todo el tiempo. —Sólo Dios puede sanar a mi amiga —le dijo Dora a sus padres—, así que tenemos que orar. Y sí que oraba. Nadie fuera de la familia de Norma conocía sus problemas y necesidades mejor que Dora, y Dora tomaba muy en serio su responsabilidad de orar. ¿No es maravilloso tener amigos cristianos que oran por ti? ¿Te das cuentas del privilegio y de la responsabilidad especiales que tienes de orar por tus amigos? Suceden cosas buenísimas cuando tú y tus amigos oran los unos por los otros. Dios contesta y obra cuando compartes con él las necesidades de tus amigos. Quizá te preguntes si tienes algún amigo que converse con Dios acerca de ti. Quizá estás preocupado de que eres el tipo de chico por quien sólo su mamá o papá oraría. Pues bien, la Biblia te garantiza que tienes un amigo que está orando por ti, un amigo cuyas oraciones son más poderosas que las oraciones de cualquier ser humano. ¿Te das cuenta de que el Espíritu Santo ora por ti a Dios el Padre? ¡Ah!, esto es tremendo. El Espíritu Santo vive en los cristianos y está hablando constantemente con Dios el Padre acerca de nuestras necesidades, nuestros sufrimientos y nuestras luchas. Y sus oraciones son aun más eficaces que cualquier cosa que pudiéramos imaginar, porque nadie nos conoce como el Espíritu de Dios que vive en nosotros: no nuestros amigos, no nuestros maestros de Escuela Dominical, ni siquiera nuestros hermanos y hermanas o nuestra mamá o nuestro papá. Porque el Espíritu escudriña nuestra vida y detecta nuestras necesidades, él puede orar por nosotros mejor que nadie. Todos pasamos por rachas cuando nos sentimos tan dolidos o confundidos o enojados que no sabemos cómo orar. Inclinamos el rostro y suspiramos, lloramos o gemimos, pero no podemos emitir palabra alguna. Es entonces que el Espíritu Santo toma nuestros suspiros, gemidos, dolores y preocupaciones; los lleva derecho al trono del Padre y ora: “Dios, por favor ayuda a mi amigo”. Y podemos recordar esto: Él toma muy en serio sus oraciones por nosotros.

• Practicar la misma jugada de fútbol una y mil veces; y poder por fin usar la jugada en un partido. • Ensayar un solo hasta poder cantar un canto al derecho y al revés; luego por fin poder hacerlo ante un público. • Estudiar hasta que te duele la cabeza; y por fin poder demostrar lo que sabes en un examen. • Pasarte horas preparando un pastel; y por fin poder comerlo. Cristo nos llama a poner todo nuestro corazón en seguirle a él. Eso puede ser difícil. ¡Pero hay algo que anticipamos que es más grande y mejor que nuestros sueños! Dios ha prometido que habrá un día espectacular cuando Cristo vuelva a la Tierra y nos lleve con él para toda la eternidad. Ya no habrá dolor ni sufrimiento. Viviremos en el cielo como hijos de Dios. Todo el mundo está esperando que el plan de Dios se cumpla. Como una mamá que espera el nacimiento de su bebé, estamos ansiosos por recibir la recompensa de nuestro trabajo. Obedecer a Dios puede ser difícil. Seguir a Jesús a veces nos cansa. Pero Dios nos da el Espíritu Santo para ayudarnos. Y los magníficos regalos que serán nuestros por ser hijos de Dios, ¡valen la espera!

Leer: Mateo 9:35-38 Aquí va una gran pregunta para comentar: ¿Sabes cuál es la diferencia entre creyentes y no creyentes? No, no es el comienzo de un chiste sin gracia. La diferencia entre creyentes y no creyentes es realmente seria. Pero no es totalmente evidente. Por ejemplo, los no creyentes no tienen cuernos diabólicos en las sienes. Y los creyentes no lucen auras angelicales sobre su cabeza. Sentados en línea al costado de la cancha de fútbol, los jugadores creyentes y los no creyentes usan el mismo uniforme. Sentados frente a sus pupitres en la escuela, todos los alumnos parecen simplemente chicos procurando obtener una buena calificación. Es probable que conozcas no creyentes que son tan buenos, tan sensibles y tan simpáticos como los creyentes. No obstante, hay una diferencia. Y es enorme. Y tiene importancia para toda la eternidad: Los no creyentes están separados de Dios y la vida eterna. Eso significa que no pueden dejar de pecar. Son esclavos del pecado (ver Efesios 2:1–3). Los creyentes tienen una amistad con Dios y la garantía de vida eterna. Han sido rescatados de sus pecados y son ahora parte de la familia de Dios (ver Colosenses 1:13). Quizá has oído decir tantas veces que “los no creyentes necesitan conocer a Jesús” que te entra por un oído y te sale por el otro. Es realmente fácil ser indiferente cuando los no creyentes son tan parecidos a ti. Pero Dios no se ha olvidado de la diferencia. Él se lamenta por los millones de personas —posiblemente miles meramente en tu escuela y en el lugar donde vives— que no lo conocen. Está increíblemente preocupado por cada uno: de hecho, tan preocupado que tomó el paso supremo a favor de cada estudiante, mamá, papá y el resto del mundo. Se hizo humano y dio su vida por ellos. Esta es una cuestión seria para Dios. No quiere que nadie perezca, que se vaya al infierno por no haberse arrepentido y pedido perdón (2 Pedro 3:9). Murió para rescatar al perdido, y su operación de rescate no se detuvo en la cruz. Dios nos da el privilegio de ser rescatadores junto con él. Hay un sinnúmero de personas en nuestro mundo esperando que alguien les cuente del amor incondicional de Dios. Por eso, queremos contarles a cuantas personas nos sea posible, ¡que Jesús ha venido para liberarlas!

Leer: Mateo 28:18-20 Dios está en medio de una enorme misión de rescate. ¿Sabes cuál es nuestra parte en esa misión de rescate? El evangelismo. Es la tarea de comunicar las Buenas Nuevas de Jesucristo a los que no lo conocen. ¿Sabes cómo se llama la persona que da a conocer esta noticia increíble? Evangelista. Y aquí tienes un dato sorprendente más. Tú eres un evangelista. ¿Cómo fue que llegaste a ser un evangelista? Coloca una marca al lado de cualquier cualidad que, según tu opinión, te califica para la tarea de divulgar la noticia de Jesús: Tu familia ha formado un conjunto musical y es tan bueno que los invitan para cantar cantos cristianos en estadios llenos de gente. Mencionas a Jesús por lo menos una docena de veces en todas tus conversaciones. Oras en voz realmente alta en los restaurantes. Te has propuesto tener tu propio programa de TV cristiano. Arrinconas a extraños en la calle e inicias con ellos conversaciones espirituales. Te haces un peinado que parece el de un evangelista. ¿Crees realmente que necesitas hacer alguna de esas cosas a fin de estar preparado para contarles a otros acerca de Jesús? No. Porque no es cuestión de determinar si tienes las cualidades para ser un evangelista. El hecho es que ya eres un evangelista. Dios te ha nombrado su embajador, su mensajero oficial para llevar las Buenas Nuevas de salvación a los demás (2 Corintios 5:18–20). No te paralices de miedo ante ese pensamiento. La Biblia explica que lo principal en el evangelismo es una actividad: contar la verdad acerca de Jesús (1 Corintios 15:1–4). Y esa es una actividad que tú puedes realizar. Las Buenas Nuevas se centran en lo que Dios ha hecho para liberar a nuestros amigos no creyentes del pecado y darles a conocer su amor. Contar la verdad acerca de Jesús significa explicar a los demás de qué manera su muerte y resurrección han proporcionado el perdón de sus pecados y la vida eterna con Dios, y de qué manera deben confiar en Cristo a fin de aceptar lo que Dios ha hecho por ellos. Evangelismo es cuando cuentas la verdad acerca de Cristo y los instas a responder. Porque has confiado en Cristo, conoces el significado de las Buenas Nuevas. Porque alguien te contó acerca de Cristo, tienes el privilegio de contarle a otros acerca de él. Y porque Dios ha hecho grandes cosas en tu vida, puedes ser parte de su obra maravillosa en la vida de alguna otra persona.

Fin De Semana Enero 14-15, 2012

Lunes Enero 16, 2012

Martes Enero 17, 2012

Miércoles Enero 18, 2012

Considérate un Rescatador

El Libertador

¡A Romper Las Barreras!

Intrépido

Leer: 1 Corintios 9:22, 23

Leer: Mateo 4:18-22

Leer: 2 Timoteo 1:3-8

Leer: Juan 2:13-16

Me hice débil para los débiles, a fin de ganar a los débiles. 1 Corintios 9:22Graciela estaba confundida. —¿No nos está dando Jesús una tarea demasiado grande cuando nos pide que alcancemos al mundo? La verdad es que hay un montón de chicos en mi escuela. Y ¿cómo podría yo hablar con todo el mundo? ¿Por dónde se supone que puedo empezar? Buenísimas preguntas. Y aquí van algunas preguntas para comentar: Piensa en tus mejores amigos. ¿Alguno de ellos no es creyente? Piensa en la gente con quien pasas una gran porción de tu día en la escuela o el trabajo. ¿Alguno de ellos no es creyente? Piensa en las personas que viven a tu alrededor. ¿Alguna de ellas no es creyente?

Es probable que no te consideres un superhéroe, listo para ir a la batalla contra las fuerzas del mal. Después de todo, no eres rápido como una bala, ni potente como una locomotora ni capaz de saltar sobre altos edificios de un solo salto. Sobre todo, no te vistes con mallas largas como las de los super- héroes; ¡lo más probable es que ni tengas una parecida! No obstante, he aquí una realidad maravillosa: Para todos los chicos en tu escuela y comunidad que no conocen a Cristo, puedes ser un superhéroe espiritual. Cuando ayudas a otros a confiar en Jesús, los rescatas de los poderes de Satanás y del pecado. A la mayoría de los creyentes nos gusta la idea de seguir a Jesús. No obstante, quizá necesitemos que nos convenzan de que es una buena idea contar a otros acerca de Jesús. Quiero darte tres grandes razones por las que esta misión de superhéroe es una tarea que querrás aceptar. Razón número 1: Los no creyentes a tu alrededor necesitan ser liberados del pecado. No importa lo felices que parezcan, si no han confiado en Cristo están separados de Dios. Jesús sintió compasión por la gente a su alrededor que no era salva. Dijo que “estaban acosadas y desamparadas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36). Razón número 2: El plan de rescate de Dios no dará resultado sin ti. Dios les pidió a sus primeros discípulos que les contaran de él a los demás: desde donde se encontraban (para ellos, eso era Jerusalén) hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Y en la actualidad todavía es necesario que alguien les cuente las Buenas Nuevas a las personas cercanas; y a las no tan cercanas. ¡Dios quiere que tú seas ese alguien! Como dijo el apóstol Pablo: “¿Cómo, pues, invocarán [las personas] a aquel [Dios] en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14). Razón número 3: Tú quieres rescatar a otros porque Dios te rescató a ti. Pablo dijo que el amor de Cristo lo impulsaba a querer sumarse a Dios en su misión de rescate (ver 2 Corintios 5:14, 15). Piensa en esto: ¿Qué sería tu vida hoy sin Cristo? Si estás contento de que, con amor, Dios te invitó a ser su hijo, entonces súmate a él invitando a otros a confiar en él. Cuanto más profundamente comprendas el amor de Dios por ti, más querrás ayudar a otros a encontrarlo. Tu misión no es ningún secreto. La Palabra de Dios es clara: Eres un superhéroe espiritual. ¡Y no hay cosa mejor que puedas ser!

Estoy seguro —exclamó Tito—. Estoy seguro de que si digo algo acerca de Jesús a mis amigos, me rechazarán allí mismo. El año pasado un amigo mío de la iglesia empezó a testificar a los chicos en el equipo de fútbol. Para cuando terminaron de hacerle burla, estaba tan caído que prácticamente tuve que levantarlo del suelo. Está bien. Seamos sinceros. Comentemos qué sucedería si te sumas al equipo de rescate de Dios. ¿Cómo reaccionarían las personas a tu alrededor si les hablaras de Jesús? Pensemos en las peores cosas que podrían pasar.

Medio dormido, te esfuerzas por ponerte de pie en el culto. Abres el himnario, abres la boca y gruñes estas palabras: “La tierna voz del Salvador nos habla conmovida”. ¡Espera un segundo! ¿Qué imagen de Jesús te viene a la mente al cantar esas palabras? Quizá las piensas y te preocupas de que Jesús sea tan dulce y tierno que no mataría ni una mosca. O que allá en su pueblo de Nazaret tu Señor era el debilucho del vecindario. Pues bien, Jesús no tenía nada de débil. No obstante, lo siguiente es cierto:

Si respondiste afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, puedes sumarte a Dios en su misión de rescatar a los no creyentes. ¿Por dónde empezar? ¡Por las personas que tienes cerca! Hay tres sugerencias para seguir al contarles de Cristo a estas personas: 1. Pídele a Dios que te guíe. Piénsalo: Dios ya ha puesto personas todo alrededor tuyo que no lo conocen. Cuando Alberto oró pidiendo ser capaz de ver a los no creyentes que tenía cerca como Dios los ve, descubrió que se interesaba más por ellos y notó más oportunidades de compartir su fe. 2. Sé amigo de los no creyentes. La Biblia te manda juntarte con amigos creyentes porque los necesitas para que te aconsejen y alienten (Hebreos 10:25). Pero tener también amigos no cristianos te coloca en una posición mucho más ventajosa para llevar a otros a Cristo. Manuel aprovechó su interés en los “boy scouts” para hacerse amigo de no creyentes. No podía participar de todo lo que sus compañeros hacían, pero tal como lo hizo Jesús, procuró ser amigo de “pecadores” (ver Mateo 11:19) sin participar en nada que él sabía desilusionaría a Dios. 3. Toma el primer paso. No esperes hasta que tus amigos no creyentes sean los que empiecen a hablar de temas espirituales; empieza tú. Cuando Susy le contó a sus amigas no creyentes acerca del amor y perdón de Dios, vio obrar a Dios por medio de lo que ella decía y de su ejemplo cuando dos de sus amigas aceptaron a Cristo como su Salvador. Sea que los otros chicos coincidan o no contigo, demuéstrales que pueden contar con tu amistad. Cuando Cristo te pidió que les contaras a los demás acerca de él, no te estaba dando una tarea imposible. ¡Puedes contarles de Cristo a los que tienes a tu alrededor!

Podrían dejar de ser tus amigos. Te podrían criticar a tus espaldas. Te podrían rechazar por tener convicciones firmes. • Podrían no invitarte a sus fiestas de cumpleaños. • Podrían reírse de ti por creer en Dios. No estoy diciendo que no te pasaría ninguna de estas cosas si cuentas a otros acerca de Jesús. Pero, ¿sabes que sería muy probable que sucedan cosas buenas? Pensemos en algunas de éstas: Podrían llegar a ser más grandes y mejores amigos tuyos. Podrían dar gracias a Dios por ti. Podrían respetarte por tener convicciones firmes. Podrían invitarte a sus fiestas de re–cumpleaños para siempre en el cielo. Podrían llegar a conocer a Jesús. A nadie le gusta ser objeto de burlas. Pero los creyentes se inventan millones de excusas para no involucrarse personalmente en la misión de rescate de Dios. Quizá nos preocupemos porque no somos lo suficientemente buenos, o porque no sabemos qué decir. Pero por lo general nuestro peor temor es cómo reaccionarán los no creyentes. En otras palabras, lo que piensa la gente es más importante que el asombroso mensaje de liberación que tenemos para compartir con ellos. Dios no quiere que tengamos miedo. Confía en que Dios te dará la seguridad que necesitas. Luego toma un paso de fe y habla con otros. Al hacerlo, descubrirás la valentía de Dios en tu vida, justamente cuando la necesitas. ¡Y seguro que, pase lo que pase, no terminarás tan caído que prácticamente te tengan que levantar del suelo!

Fue un poeta que hablaba de una manera hermosa acerca de los pájaros y los lirios. Fue un narrador de historias que se inventaba relatos de mujeres cociendo pan y pescadores recogiendo su pesca. Fue un amigo tierno que ponía a los niños sobre sus rodillas. Fue un prisionero silencioso, humildemente de pie ante las autoridades, sufriendo amargos insultos sin decir palabra. No obstante, Jesús era fuerte. Escucha lo siguiente acerca de él: Fue un carpintero cuyas manos eran ásperas por el trabajo que hacía en la carpintería de José. Fue un hombre que le gustaba estar al aire libre, capaz de vivir solitario en el desierto durante muchos días. Fue un líder que hablaba con valentía contra las autoridades deshonestas de su época, llamándolas “insensatos y ciegos” y “víboras”. Escogió una muerte terriblemente dolorosa en la cruz para darnos salvación. Jesús era tierno. Era humilde. Pero su ternura y humildad no indicaban falta de fuerza. ¡Demostraban fuerza bajo control! Según la Biblia, Jesús entró furiosamente al templo en Jerusalén —quizá más de una vez— para correr él solo al montón de mercaderes deshonestos. Nadie se atrevió a protestar ni a oponerse al furor de su ira. Jesús es tierno. Pero también es fuerte y poderoso. Su amor nos guarda y nos protege. Y si se mete con fuerza en nuestra vida para desafiar nuestros pensamientos, palabras y comportamientos malos, lo hace porque está a favor nuestro, no contra nosotros, ¡y quiere lo mejor para nosotros!

Jueves Enero 19, 2012

Viernes Enero 20, 2012

Fin De Semana Enero 21-22, 2012

Lunes Enero 23, 2012

El Salvador Practico

¿De Que Color Es Tu Jesús?

“¡Ojala Me Tragara La Tierra!”

Llegar a Ser Mejores Amigos

Leer: Marcos 6:1-6

Leer: Gálatas 3:26-28

Leer: Colosenses 4:6

Leer: 1 Samuel 18:1-4

—Oye —dijo Daniel sacudiendo una llave inglesa en la cara de Alejandro—, no me vengas a decir que un tipo que vivió hace dos mil años, que pasó el tiempo andando por todas partes contando cuentos y vestido de una túnica blanca, puede importarme a mí hoy día. Hizo un gesto con el brazo, señalando el taller mecánico y los autos que tenía para arreglar. —No tengo tiempo para charlar de Jesús —continuó—. Me parece que Jesús está bien para las mujeres y los chicos a quienes les gustan los cuentos, y hasta es posible que se beneficien por ellos. Pero, ¿yo? No lo creo. Jesús no tiene nada que ver con alguien como yo, que tiene un taller mecánico lleno de autos descompuestos para componer. Daniel expresa lo que algunos opinan de Jesús, especialmente los que creen que son muy hombres. Creen que Jesús es como una sonriente estatuilla plástica colocada en el tablero del auto, vestida con una túnica y con un aura brillante colgando sobre su cabeza que se mece de arriba para abajo. “Jesús no beneficia a gente como yo”, dicen. Creen que Jesús tiene tanto que ver con la vida real como esa estatuilla en el tablero del auto. Eso es un mito. Jesús era así: Era un hombre trabajador. Podemos imaginarlo en la carpintería con salida a una calle polvorienta en Israel, con un letrero sobre la puerta que dice: “Jesús, hijo de José, carpintero”. Imagínatelo inclinándose sobre un tablón de cedro sujetado al banco frente a él. Usa un delantal de cuero. El sudor cae por su rostro. Usa un cuchillo, luego un mazo. La carpintería está llena de la fragancia de la madera de cedro o ciprés recién cortada y de las virutas que cubren el suelo. Jesús de Nazaret trabajó como carpintero durante 18 años o más, fortaleciendo los músculos de sus brazos y endureciendo la piel de sus manos. Encaró las tensiones de un negocio. Sabía de las presiones familiares. Muchos estudiosos creen que José murió. Puede que los hermanos y las hermanas menores de Jesús pasaron a estar bajo su responsabilidad. Es indudable que sabía lo difícil que era comprar ropa para los chicos y tratar de negociar un precio más conveniente con los mercaderes. El mundo en que vivía Jesús —tal como el nuestro— era oloroso y sucio. Y cuando se acabó su vida, sufrió una muerte sucia, sudorosa y sangrienta. Pero porque Jesús experimentó las cosas prácticas de la vida, él conoce las cosas que nosotros experimentamos en la vida. Él conoce nuestras luchas con la vida, porque también tuvo que encararlas. Jesús es nuestro Salvador en la vida real. No es un santo de plástico.

Aquí va una pregunta para comentar: ¿Qué aspecto tenía Jesús? Se han pintado cuadros de Jesús que lo representan prácticamente de miles de maneras, todas menos como un extraterrestre, y quizá alguien haya pintado uno así también. Pero la mayoría nos imaginamos a Jesús como un actor de cine más o menos joven, cabello oscuro, ojos oscuros. Y blanco. Bronceado, seguramente, pero definitivamente blanco. El tipo de blanco que nos podríamos encontrar en el norte de Europa en pleno invierno. La verdad es que el color de la piel de Jesús probablemente era algo más oscura. Era judío. Que era un hijo del Medio Oriente no cabía duda cuando compareció ante Pilato, un romano pálido. En realidad, ¿qué importancia tiene? La tiene porque algunos usan a Jesús o a la fe cristiana para justificar su odio por otros pueblos, especialmente pueblos no cristianos, como los musulmanes del Medio Oriente. Pero Jesús es la mejor razón por la que el prejuicio racial (despreciar a grupos de personas por su raza o el color de su piel) es malo. Aunque Jesús nació como un ser humano en un lugar y un tiempo específico y tenía características raciales específicas, su raza y color no limitaron su relación con la gente. ¿Cómo lo sabemos?

Ana invitó a un montón de chicas a su fiesta de cumpleaños. La mayoría eran compañeras de clase de Ana, pero primera en su lista estaba su prima Felicia. Porque Felicia no conocía a las demás, Ana sabía que la situación podía resultar rara para su prima. Pero esperaba que Felicia enseguida se adaptara a todas sus otras amigas. No resultó así. Mientras que todas las demás en la fiesta se rieron y hablaron toda la tarde, desde los deportes hasta los asuntos de la escuela, Felicia se quedó sentada como un tronco. Cuando todas charlaban, ella se acomodó en un sillón, y no abrió la boca. Nadie sabía si estaba aburrida o asustada. Por fin, salió de la casa como un torbellino y fue a los columpios que había en el patio. Cogió el trapecio, lanzó las piernas hacia arriba y se quedó colgando de las rodillas, pensando: “¡Ojalá me tragara la tierra!”. Tema para comentar: ¿Alguna vez te has encontrado en una situación en que te sentías tan incómodo que deseabas simplemente desaparecer? Las situaciones nuevas no tienen por qué ser incómodas. Pero no puedes hacerte de nuevos amigos gruñendo en las fiestas, la escuela y las reuniones. Las amistades se forman únicamente cuando rompemos el silencio. Y hay una manera fácil de hacerlo para ir teniendo nuevos amigos: Hacer preguntas. A continuación hay algunas preguntas muy buenas que puedes usar para llegar a conocer rápidamente a alguien. Observa la lista y elige cuatro o cinco que realmente te gusten. Memorízalas. Practica decirlas en tus propias palabras. ¿Cómo fue que aceptaste a Cristo como tu Salvador? ¿Cuál es la meta más grande que tienes? ¿Qué haces después de la escuela (o del trabajo)? ¿Cuál es el lugar que has visitado que más te gustó? ¿En qué puedo ayudarte? ¿Qué quieres llegar a ser o lograr algún día? ¿Cuál es tu materia preferida en la escuela? ¿Por qué? ¿Qué hobbies tienes? ¿Tienes algún motivo de oración que deseas compartir conmigo?

Si alguna vez te ha lastimado un amigo, quizá todavía te estés preguntando: ¿Es realmente posible tener un amigo íntimo? La mejor manera de averiguarlo es ver en la Biblia a dos amigos totalmente comprometidos el uno con el otro: David y Jonatán. El relato de su amistad se encuentra en 1 Samuel 18–20. Si lees los tres capítulos enteros, descubrirás que los amigos íntimos realmente existen y que un amigo íntimo es alguien que: habla positivamente de ti cuando otros no lo hacen (ver 19:4) • presta atención a tus problemas (ver 20:1, 2) hace cosas por ti, no importa lo inconveniente que sea (ver 20:4) te quiere aun cuando no mereces ser querido (ver 20:17) Te protege de los malos (ver 20:19) sufre cuando tú sufres (ver 20:34) comprende tus sentimientos más profundos (ver 20:41) Es leal (ver 20:42)

Cuando Jesús estuvo sobre la tierra, los judíos odiaban a los samaritanos y los despreciaban porque no adoraban a Dios del mismo modo que ellos. Jesús era judío, no obstante, habló libre y respetuosamente con una mujer samaritana (ver Juan 4:4–30). • Las costumbres judías dictaban que Jesús no debía entrar en la casa de alguien que no era judío. No obstante, cuando un oficial del ejército romano le rogó que sanara a su siervo que estaba enfermo en casa, Jesús lo sanó (ver Lucas 7:3–10). Jesús vivió en un tiempo y lugar que determinaba cómo tratar a las personas en base a su raza (judío o gentil), su clase social (esclavo o libre, rico o pobre) y género (hombre o mujer). Pero Pablo destacó en Gálatas 3:26– 28 que Jesús arrasó con esos prejuicios. Como seguidores de Jesús, tenemos la oportunidad de ser como él, no porque compartamos el color de su piel o su raza, sino por aceptar y amar a las personas sin importarnos su sexo, clase o raza.

¿Lo ves? Si puedes hacer buenas preguntas, no tendrás que ocuparte de hablar mucho. Sencillamente tendrás que hacer algo que puede ser aún más difícil que hablar: ¡Escuchar!

Sólo podemos ser ese tipo de amigos de unas pocas personas. Lleva tiempo y esfuerzo entablar y conservar amigos como esos. Cómo tener amigos no es un misterio. Ciertas reglas nos ayudan a tener amistades que duran la vida entera: •

Quiérete a ti mismo. Si no te quieres, será difícil querer a los demás. Acepta a los demás. Cada uno de nosotros es único. A veces somos antipáticos y ofensivos. Hay que hacer caso omiso de las faltas ajenas. Sé positivo. Serás como una ráfaga de aire fresco para las personas si evitas criticarlas. Aprende a elogiar lo positivo en ellas. Guarda los secretos. “Fulano me pidió que no se lo contara a nadie, pero sé que no le importará que te lo cuente a ti”. ¡Cállate! ¡Inmediatamente! Ten paciencia. Lleva tiempo cimentar una amistad profunda y permanente. Aprende a escuchar. Interésate por la otra persona. Obtén más información. Y no sientas que tienes que interrumpir para contar tus propias historias.

¿Hay una o dos de estas reglas que te gustaría poner en práctica? Hazlo ahora, ¡porque Dios está listo para enseñarte el tipo de amistad que compartían David y Jonatán!

Martes Enero 24, 2012

Miércoles Enero 25, 2012

Jueves Enero 26, 2012

Viernes Enero 27, 2012

Los Aplastadores De Amistades

A Lo Mejor Eres Extraterrestre

Oportunidades De Tener Amigos

Amigos En Un Mundo De Dolor

Leer: Efesios 4:31, 32

Leer: Lucas 6:37, 38

Leer: Marcos 2:13-17

Leer: 2 Corintios 1:3-7

Imagínate un plato lleno de chícharos (alverjas). Piensa en lo que haces cuando no tienes ganas de comer esas bolitas verdes. Las empujas de un lado a otro con el cuchillo. Las aplastas con la cuchara. Las deslizas de tu plato a la mesa. Y luego les pones el plato encima, o se las das de comer al perro. Así como esa verdura que ha sido zarandeada, aplastada y quitada de la vista sigue siendo verdura, las amistades que se maltratan siguen siendo amistades. Pero no son muy apetitosas. Para hacer y conservar amigos, evita los siguientes aplastadores de amistades.

Angélica y René habían sido amigas desde el jardín de infantes. Cuando la profesora de zoología les hizo formar pareja para realizar un proyecto, no veían la hora de empezar. Pero lo que comenzó como una pareja feliz casi terminó con su amistad. A Angélica no le gustaba cuando René le ordenaba lo que tenía que hacer. Y como ninguna de las dos era muy puntual, no completaban los trabajos a tiempo y terminaban diciendo: —¡Eres perezosa! —¡Y tú eres tonta! Cuando conoces a una persona a fondo, los conflictos son inevitables. Es posible que hayas tenido diferencias con tus amigos. Quizá en este mismo momento estás en medio de un altercado. De hecho, si nunca has tenido un conflicto con tu mejor amigo, es por una de las siguientes razones:

Estela tiene diez años y hace tres semanas que aceptó a Jesús como su Salvador. Ahora se encuentra ante un dilema al tratar de vivir su nueva vida. Anoche sus nuevas amigas en la iglesia la llevaron aparte y le dijeron que dejara a todas sus amigas no creyentes. —Te harán hacer cosas malas. Es malo que seas amiga de chicas que no conocen a Cristo. Ahora lo único que necesitas son amigas creyentes. Tema para comentar: ¿Deben los creyentes apartarse de sus amigos no creyentes? ¿Por qué sí o por qué no? Los amigos presionan, frecuentemente para que hagas lo malo. Por eso las personas que nos hacen acordar que necesitamos amigos cercanos creyentes nos están haciendo un favor. Los amigos creyentes son tan importantes que la Biblia nos dice: “Sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de corazón puro invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22). Podemos contar con los amigos creyentes para que nos den fuerza y aliento mientras nos vamos desarrollando. Pero no podemos cortar con los amigos no creyentes. De hecho, Jesús pasó tanto tiempo con gente difícil que algunos lo llamaban “amigo de publicanos y de pecadores” (Mateo 11:19). Aquí van dos razones grandes para conservar tus amigos de antes: Primera razón: Tienes mucha posibilidad de ganar a tus amigos no creyentes para Cristo. Los conoces bien. Los quieres. ¿Quién podría ser mejor que tú para contarles acerca de Cristo? Segunda razón: Si cortas tu amistad con tus amigos no creyentes, ellos podrían echarle la culpa a Jesús por haber perdido tu amistad. Entonces, cuando alguien les hable de aceptar a Cristo, su respuesta bien podría ser: “Sí, claro… ¿y abandonar a todos mis amigos? ¡De ninguna manera!”. Pero en esto los amigos de Estela de la iglesia tienen algo de razón. Si tus amigos no creyentes siguen presionándote para que hagas lo malo, debes distanciarte de ellos para que sepan que no participarás en tales actividades. Ojo: Si pasas el tiempo con no cristianos es muy probable que tengas problemas por ambos lados. Los no creyentes se burlan de ti porque no los acompañas a algunas de sus actividades, y tus amigos cristianos te critican porque creen que te están hundiendo en el pecado. Pero no dejes que eso te impida tener amigos no cristianos. Tampoco te enojes con tus amigos cristianos. Haz sencillamente lo que hizo Jesús. ¡Ama a todos!

Esta es una noticia penosa: observa a cualquier grupo de chicos y verás dolor. Es casi una garantía que verás a algunos luchando con amistades rotas, una enfermedad grave, la muerte de un amigo o de un ser querido, o una situación tensa en casa. Puedes estar seguro de que enfrentan las pérdidas y los desengaños del diario vivir: obtienen una mala calificación, pierden un libro que hay que devolver a la biblioteca o son excluidos de un equipo. Entonces, ¿qué puedes hacer para aliviar el dolor y el sufrimiento? Vas por el camino correcto si se te ocurren cualquiera de estas ideas: Estoy listo para ayudar cuando me necesiten. Puedo decir palabras alentadoras. Puedo orar por mi amigo. Puedo ser bondadoso con los que me rodean. Puedo mostrarle a mi amigo pasajes bíblicos que le serían de ayuda. Todas estas respuestas son magníficas. No obstante, Dios te puede usar aun de otra manera más para aliviar el dolor o problema de un amigo que sufre. Quizá podrás captarla mejor por medio de esta ilustración: Supongamos que te encanta tu patineta. No obstante, un día compruebas la ley científica más básica: Lo que sube tiene que bajar. Y aunque vuelas por el aire cuando llega el momento de dar el salto y quedas suspendido tres segundos enteros, te caes al suelo como un plomo. Elige: Cuando tu mejor amigo corre a tu lado para animarte, ¿cuál de las siguientes acciones te harían sentir mejor?

Celos. ¿Por qué envidiar los logros de un amigo? En cambio, ¡festéjalos! Chismes. Es el principio del subibaja. Tratas de levantarte diciendo cosas malas de los demás. Tarde o temprano serás tú el que termina desparramado en el suelo. Deslealtad. Tú dices que eres su amiga, pero la dejas a un lado cuando aparece alguien más interesante. La verdadera amistad sigue fiel en todo momento. Competencia. La amistad no es una carrera de competencia. Ustedes no son contrincantes. Los amigos se animan mutuamente. Negativismo. Si siempre te estás quejando, pronto tendrás que quejarte de que ya no tienes amigos. Comparaciones. Si te comparas con tus amigos y tratas de aparentar ser mejor de lo que eres, te estás buscando problemas innecesarios. Egoísmo. Tómate el tiempo para ocuparte de los intereses de tus amigos, no sólo los tuyos. Si todo lo que haces lo haces pensando exclusivamente en ti mismo, ahuyentarás a los demás. Existe otro enorme aplastador de amistades: la inseguridad. Uno es inseguro cuando se hace preguntas como estas: “¿Qué hago si no le caigo bien?”. “¿Qué pasará si digo algo y meto la pata?”. ¿Qué hago si ella se ríe de mí?”. “¿Qué pasará si digo algo tonto?”. Estos pensamientos negativos te impiden cimentar las amistades. Te hacen tener miedo de hacer aun lo más mínimo, o de no hacer lo más mínimo. Pero puedes decidirte a encarar tus temores. Cada vez que te des cuenta de que tu cerebro está varado en una pregunta negativa que demuestra temor, cámbiala por una afirmación positiva que demuestra fe: “Sé que le voy a caer bien”. “Estoy seguro de que voy a decir lo apropiado”. “Ella me va a aceptar”. “Voy a hacer algo inteligente”. Cuando actúas con fe en lugar de temor, serás un amigo de calidad.

(a) Tu mejor amigo existe sólo en tu imaginación. (b) Tu mejor amigo es un amigo con quien te carteas y no hablan el mismo idioma. (c) Uno o ambos son seres extraterrestres. (d) Tú y tu amigo no son tan amigos como creías. Cuando tienes un conflicto con un amigo, tienes dos alternativas: resolver el conflicto o dar por terminada la amistad. Tema para comentar: ¿Cuáles son algunas maneras de resolver las dificultades que se presentan entre amigos? Dios tiene magníficas palabras de sabiduría para resolver los problemas entre amigos: Debes tener en cuenta que así como tratas a tu amigo, te tratará él a ti. Si estás enojado con tu amigo, tu amigo se enojará contigo. Si tratas bien a tu amigo, lo más probable es que él te trate de la misma manera. Eso significa que la meta debe ser tratarse el uno al otro del modo como cada uno quiere ser tratado (Lucas 6:31). Y si necesitas algunas ideas para hacerlo, aquí tienes tres: Elige las palabras apropiadas. Piensa antes de abrir la boca. Pesa tus palabras antes de decirlas y determina si ayudarán a resolver el problema. • Estudia los puntos de vista de tu amigo. Considera al conflicto desde el punto de vista de tu amigo. Piensa en cómo se siente él, en lugar de pensar en cómo te sientes tú. No te des por vencido. Las amistades no existen para ser descartadas. Por eso, sigan hablando hasta que hayan resuelto las cosas. Y hay una más: perdonar. Cuando perdones como Dios te ha perdonado a ti, puedes superar los conflictos con tu amigo por más grandes que sean.

(a) Tu amigo se queda dormido mientras estás hablando. (b) Tu amigo te dice qué tonto fuiste, y qué tonto es andar en patineta. (c) Tu amigo se pone furioso y amenaza hacerle juicio al tipo que te vendió la patineta. (d) Tu amigo te escucha atentamente, y después te dice algo como: “Siento mucho que te haya sucedido esto. Siento mucho que estés dolido. Aquí estoy para lo que me necesites, amigo”. Si escogiste la última opción, tienes una buena idea de cómo Dios te quiere incluir en consolar a un amigo dolido. Romanos 12:15 nos anima a compartir el dolor de los que se sienten tristes. Cuando te identificas con el dolor y sufrimiento de un amigo —diciendo cosas afectuosas y rodeándolo de cariño— Dios reduce milagrosamente el dolor de tu amigo. Y eso es hacer algo como lo hubiera hecho Jesús.

Fin De Semana Enero 28-29, 2012

Lunes Enero 30, 2012

Martes Enero 31, 2012

Un Enfoque Centrado En Las Personas

Arrestado Por Tomarse El Día

Los Dones Extravagantes De Dios

Leer: marcos 2:13-17 Un domingo a la mañana un muchacho y una chica adolescentes entran al culto y toman asiento. No usan exactamente lo que llamaríamos ropa dominguera. Desde el cabello peinado en punta hasta la suela de sus torpes botas militares, están vestidos con cadenas y cuero negro. Después del culto el pastor saluda a la pareja. A pesar de su alarmante ropa, sus rostros irradian alegría. El pastor se entera que son nuevos creyentes, que recién han superado una vida difícil de drogadicción. Les da la bienvenida, y les da datos sobre las actividades de las cuales pueden participar para desarrollar su nueva vida en Cristo. Los toma de la mano y los presenta al director de jóvenes, quien se va con ellos al estacionamiento para admirar la motocicleta del muchacho. Al día siguiente, el pastor recibe varias llamadas telefónicas de miembros enfurecidos: “¿Quién era esa gente?”. “Espero que no los haya invitado a las actividades juveniles”. “No quiero verlos por el templo”. ¿Qué? ¿Quién hubiera pensado que te podías meter en líos si aceptabas a Cristo, dejabas de tomar drogas, pero te olvidabas de comprarte ropa nueva antes de ir al templo? Esos hermanos de la iglesia se perdieron una oportunidad única: de dar una cariñosa bienvenida a dos jóvenes nuevos que necesitaban desesperadamente un lugar en el cuerpo de Cristo. Para aquellos, las apariencias fueron más importantes que las personas. Ser creyente significa que siempre debes poner primero a las personas. Jamás ha habido alguien que se interese más por las personas que Jesús. Él enseñó, sanó, bendijo, vivió, sangró y murió por los seres humanos. Destacó de qué manera los religiosos habían convertido al Antiguo Testamento en reglas frías impersonales en lugar de instrucciones sobre cómo amar a Dios y al prójimo. Cerrarles la puerta de un portazo a los extraños no es la única manera como los creyentes se olvidan de que las personas deben ocupar el primer lugar. Si sólo tenemos amigos creyentes, sólo concurrimos a eventos cristianos y sólo compramos en negocios cristianos, nos estamos perdiendo totalmente la oportunidad de vivir como Jesús, centrando nuestra atención en nuestros prójimos. —No nos juntamos con basura pecadora —parecían decir los críticos de Jesús—, porque no queremos contagiarnos de sus pecados. Pero observa nuevamente a tu Señor. Veía las cosas desde una perspectiva centrada en las personas. ¿Por qué pasaba tanto tiempo con los pecadores? Para contagiarles de su amor.

Leer: Marcos 2:23-28

Leer: Juan 14:12-14

Pedro, Andrés y los demás discípulos todavía estaban mordisqueando los granos de trigo que habían recogido cuando vieron las luces rojas y escucharon la sirena. Era la policía del día de reposo. Los fariseos se abalanzaron sobre los discípulos como la policía patrullera persiguiendo a un auto deportivo yendo a exceso de velocidad. “Han recogido grano en el día de reposo y eso significa que han desobedecido una regla religiosa muy importante”, habrán dicho, mostrando sus placas de conocimiento religioso. “Ahora sí que se han metido en un gran lío. Tienen el derecho de permanecer callados. Si renuncian a ese derecho, cualquier cosa que digan puede ser usada en su contra. Bueno, quizá no fue exactamente eso lo que sucedió. Pero en Marcos 2, Jesús y sus discípulos sí fueron acusados de quebrantar algunas reglas importantes. A través de los siglos, los judíos habían producido una lista larga de reglas de lo que el judío podía y no podía hacer el séptimo día de la semana. Los líderes tenían las narices tan metidas en sus libros de reglas religiosas que no veían la verdadera meta del mandamiento de Dios en cuanto al día de reposo. Dios quería simplemente que su pueblo se tomara un día de descanso por semana para adorarlo y descansar (ver Éxodo 20:8–10). Pero los líderes que centraban su atención en las reglas habían convertido al día de reposo en un día de prohibiciones en lugar de un día de descanso. Para Jesús, las personas eran más importantes que las reglas humanas sobre conducta religiosa. “El día de reposo es un día para disfrutar, no una regla para guardar” parece estar diciendo en Marcos 2:27. Para sus discípulos hambrientos que andaban caminando, el día de reposo significaba recoger manojos de trigo para comer aunque fuera contra la ley “cosechar” trigo el séptimo día. Muchos cristianos en la actualidad están aferrados a seguir reglas en lugar de dar prioridad a las personas. Botan a la basura una invitación a una fiesta de cumpleaños porque es en la casa de no creyentes. Pero los no creyentes se dan cuenta, y creen que no son importantes para nosotros o para Dios mientras no cambien. ¿No perderías interés en el cristianismo si lo único que te enfatizaran fuera “lo que sí y lo que no puedes hacer”? Aquí tienes un tema para comentar honestamente: ¿Eres alguien que centra su atención en la gente o la centras en las reglas? ¿Te ven tus amigos no creyentes como una persona que es abierta con ellos y que los aceptas como son, o como alguien que se cree mejor que ellos? Algunos de los más malvados de la época de Jesús se acercaron a él y fueron transformados porque él los recibió, amó y aceptó. Ese es el resultado de un vivir centrado en las personas. ¿Te gustaría ser parte de esa clase de éxito?

Y todo lo que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Juan 14:13. Miguel se impulsa sobre el borde de un cerro empinado. Querido Dios, ora mientras su patineta va tomando velocidad en la nieve, ayúdame a realizar este doble salto mortal, con un giro de 360 grados y con los ojos vendados, para que todos los que me observan piensen que soy estupendo. Alicia coloca la mano sobre la hoja del examen de multiplicación que acaba de terminar y ora: Señor, no espero que mis respuestas sean perfectas. Pero por favor haz que tenga suficientes respuestas correctas para no tener que volver a tomar el examen. ¿Qué es lo más extravagante que jamás le hayas pedido a Dios? ¿Le has pedido que del cielo te caiga una bolsa de diez kilos de dinero? ¿Que aparezca un perrito debajo del árbol de Navidad? ¿Que ese corte terrible de cabello que te hicieron crezca milagrosamente antes de que alguien te vea? Jesús dijo que podemos pedirle todo. Escucha bien: Dijo ¡todo! ¿Realmente quiso Jesús decir eso? ¿Qué te parece? Tómate un minuto o dos para explicar lo que tú piensas que quiso decir. Juan 14:13 dice que Jesús quiere ayudarnos a dar a conocer la grandeza de Dios. Esta es la clave: Tu oración por todo en el nombre de Jesús + la respuesta perfecta de Jesús a tu oración = Gloria para el Padre Fíjate lo que pasa cuando oramos: Cuando oramos en el nombre de Jesús, estamos diciendo que lo que pedimos sea contestado del modo que Jesús sabe es el mejor. Como Jesús siempre sabe qué es lo que muestra la “gloria” de Dios (lo que le dará honra por su gran sabiduría poder y amor), siempre recibimos la respuesta correcta. La respuesta correcta nos ayuda y genera la alabanza que Dios merece. Piensa acerca de cómo funciona eso en la vida real. Podemos pedirle a Jesús que haga que todas las respuestas incorrectas del examen se transformen milagrosamente en las correctas. Pero él sabe que podemos desarrollarnos mejor y glorificar más a Dios si él nos ayuda a llegar a ser fuertes y listos por estudiar mucho. Así que a lo mejor no nos salva de una mala calificación, pero nuestra oración lo lleva a hacer lo que resulta ser lo mejor para nosotros. Así que adelante, pídele a Dios todo. Pero pídeselo en el nombre de Jesús. Deja que Jesús decida la mejor manera de responder. Si no obtienes exactamente todo lo que pides en oración es porque Jesús conoce una manera mejor de dar la gloria a Dios por medio de ti.

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