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Pedid y se os dará, Buscad y hallaréis; Tocad y se os Abrirá Actualizado Domingo, 17 de Marzo de 2013 16:55
Marzo 17 de 2013
PEDID Y SE OS DARÁ; BUSCAD Y HALLARÉIS; TOCAD Y SE OS ABRIRÁ
Jesús nos enseñó:
Mat 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá.
Mat 7:8 Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, se le abre.
Y añadió:
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Mat 7:9 ¿Qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
Mat 7:10 ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?
Mat 7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?
Siempre que pedimos se nos dará, pero el asunto es ¿Qué estamos pidiendo? ¿Pedimos mal? ¿Pedimos las cosas de arriba o las de abajo?
En el libro de Santiago se nos dice:
Stg 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y tenéis envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Stg 4:3 Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
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Stg 4:4 Adúlteros, y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.
Este pasaje nos muestra con claridad que cuando pedimos para nuestros propios deleites, estamos pidiendo mal, estamos pidiendo para ser amigos del mundo; nos hacemos entonces enemigos de Dios y andamos en adulterio, con otros amores, con otros amantes aparte del Señor. Y hemos sido llamados a ser uno con él, nuestro llamado es a ser santos como él es santo, a ser perfectos como él es perfecto, a no tocar nada inmundo.
Cuando andamos en nuestros propios caminos y obras, cuando andamos tras la imaginación de nuestro corazón, estamos tocando lo inmundo, nos estamos contaminando y somos llamados para ser limpios, para andar en Sus caminos y en Sus obras, para morir a nuestra propia voluntad, para morir a nuestra propia vida, para que el Señor viva Su vida en nosotros.
Cuando se usa el Nombre del Señor para pedir las cosas el mundo, estamos pidiendo mal, estamos tomando Su Nombre en vano y lo más grave del asunto es que al que pide se le dará. Uno de los peores juicios que podemos recibir de parte del Señor, es que si seguimos insistiendo en pedir mal, en pedir riquezas y las cosas del mundo, se nos conceda la petición.
Nuestra petición debe ser él, la naturaleza de él, Su corazón, Sus deseos, Sus sentimientos y Sus pensamientos. Él es la bendición y él es nuestra heredad; que no deseemos otra cosa aparte de él en la tierra.
Él es la verdadera riqueza y el verdadero tesoro, busquémoslo a él y lo hallaremos. Si buscamos las riquezas terrenales y temporales nos apartaremos del Camino que es él, seremos traspasados de muchos dolores; tengamos cuidado, pues donde está nuestro tesoro estará nuestro corazón. Si apuntamos a la meta que no es, estaremos llenos de tinieblas.
El Señor sabe de qué cosas tenemos necesidad incluso antes de que pidamos y nos dice que busquemos primero Su Reino y Su justicia; es decir que él sea verdaderamente el Señor y
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gobierne nuestro ser, entonces todo lo que necesitemos será añadido.
En Efesios 3.20 se nos dice que él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Su promesa es que dará buenas cosas a los que se las piden, y él es esa buena cosa. El asunto es que permanezcamos en él y su palabra permanezca en nosotros; entonces, la promesa es que si pidiéremos nos será hecho; porque entonces ya no pediremos mal, pues Su palabra permanece en nosotros, ya ha sido hecha vida, ya ha sido hecha carne en nosotros; como en Cristo, la Palabra se hizo carne.
¿Si sabemos lo que pedimos?
Recordemos lo que dijo nuestro Señor a la madre de los hijos de Zebedeo, cuando le pidió que sus hijos se sentaran uno a su derecha y otro a su izquierda en Su Reino:
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Mat 20:20 Entonces se llegó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorando, y pidiéndole algo.
Mat 20:21 Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda, en tu Reino.
Mat 20:22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís; ¿podéis beber el vaso que yo tengo de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ell os le dicen: Podemos.
Mat 20:23 Y él les dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado, seréis bautizados; más el sentaros a mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a los que está aparejado por mi Padre.
Para ser partícipes del Reino debemos participar de Sus caminos, deberemos beber de Su vaso y ser bautizados de Su bautismo, ¿Cuál es ese vaso y cuál es ese bautismo? Pues el de la muerte a nuestra propia voluntad y eso sólo es posible por Su gracia y no por esfuerzo propio. Lo que es imposible para el hombre es posible para el Señor.
Recordemos que él nos dijo que no se echaría atrás de hacernos bien, que se alegraría haciéndonos bien, dándonos un corazón con Su temor, un corazón conforme a Su corazón,
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para no dejarle, para andar en Su perfecta voluntad, muertos a nosotros mismos. Recordemos que él nos ha elegido en su presciencia, y en santificación del Espíritu, para la obediencia y para ser rociados con su sangre. Recordemos que somos para alabanza de la gloria de Su gracia (el poder de él para hacer por nosotros, lo que nosotros no podemos).
¿Sabemos lo que pedimos? Su Reino tiene un costo.
Luc 14:27 Y cualquiera que no carga su madero, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Luc 14:28 Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?
Luc 14:29 Para que después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen a hacer burla de él,
Luc 14:30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar.
Luc 14:31 ¿O cuál rey, teniendo que ir a hacer guerra contra otro rey, sentándose primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
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Luc 14:32 De otra manera, cuando aún el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajada.
Luc 14:33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.
¿Hemos hecho los cálculos, tenemos lo necesario para terminar la edificación? ¿Podemos hacer guerra contra el Rey? Más bien roguémosle por la paz y sometámonos a Su Reino, que él si tiene con que acabar la obra, para que seamos verdaderos discípulos dejando todo lo propio para seguirle a él y hacer lo que él diga y quiera.
Oremos:
Padre perdónanos porque hemos pedido mal, porque hemos vivido para nosotros mismos, hemos seguido nuestros propios caminos y hemos hecho nuestras propias obras, hemos querido que hagas nuestra voluntad, hemos hecho las cosas a nuestra manera. ¡OH, Señor perdónanos, concédenos un verdadero arrepentimiento, limpieza y entrega a ti de todo corazón. Padre santifica tu Nombre, que venga tu Reino, que verdaderamente gobiernes nuestro ser, que se haga tu voluntad y no la nuestra, que seamos para tu Gloria y deleite.
Padre que no vivamos más para nosotros mismos, sino para ti. Padre que ya no viva el yo, sino Cristo en nosotros para la obediencia perfecta. Padre, como tu Hijo Amado oró: Que seamos uno contigo y con nuestro Señor.
Que no te llamemos más Señor, Señor, para seguir en nuestros propios inventos y antojos, sino para perder nuestra vida y que tú vivas la tuya en nosotros. Bendito seas por los siglos. Amén.
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