Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam Hugo Aboites E ste trabajo intenta probar que el drástico descenso en la matrícula de

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CARTEL ………………………………………………………………………………………………………………… Área: Prácticas educativas en espacios escolares ESTILOS DE TOMA DE DECISIÓN EN ESTUDIANTES DE EN

Opciones de Titulación en la UNAM
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO SECRETARÍA GENERAL DIRECCIÓN GENERAL DE ADMINISTRACIÓN ESCOLAR Opciones de Titulación en la UNAM Cuadernos B

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Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam Hugo Aboites

E ste trabajo intenta probar que el drástico descenso en la matrícula de una institución de educación superior que ocurre en la última parte del siglo xx no se debe sólo ni principalmente a la reducción de los recursos públicos destinados a la educación superior, sino sobre todo a las decisiones internas de la propia institución. Para esto se describe la evolución de la matrícula de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) de 1979 a 2006. Si bien en la primera década (1980-1989) se dio una considerable reducción de los recursos públicos, en los siguientes años los recursos aumentan en forma importante, pero aun así continúan los bajos niveles de matrícula. También aparece claro que los procedimientos discriminatorios de admisión son una práctica de responsabilidad interna, pues en esta institución –la unam–, libremente se han utilizado desde décadas atrás dos mecanismos distintos de admisión, uno discriminatorio y otro que claramente no lo es. Esto último se desprende de la comparación de las tasas de admisión a la licenciatura según el género y el origen social en los dos procedimientos de admisión que existen en la institución. Palabras clave: matrícula, unam, examen estandarizado, género, origen social, discriminación.

Anuario de investigación 2009 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 643-668

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam El rector [de la unam] destacó la necesidad de realizar un esfuerzo en educación media superior y superior, así como, en forma simultánea, ampliar la cobertura y mejorar la calidad por lo menos durante la próxima década . Gómez Quintero, 2007:a20.

Introducción

L

a Universidad Nacional Autónoma de México (unam) es una de las más importantes universidades del continente americano, ciertamente una de las mejores de América Latina, tanto por el volumen de su matrícula y la calidad de la formación que ahí se genera como por sus indiscutibles aportaciones en el terreno de la investigación, el arte y la difusión de la cultura. Es posible decir que en gran parte no tendríamos el México de hoy si no fuera por lo que, junto con otras instituciones, ha hecho la Universidad Nacional en estas últimas cinco décadas. Su fortaleza como institución socialmente relevante, sin embargo, deriva de la sabiduría con la que logra combinar al mismo tiempo el apoyo a las investigaciones de frontera como a la formación de jóvenes todavía adolescentes que comienzan apenas su formación en el conocimiento superior. Sin embargo, como se demuestra en este estudio, en las últimas tres décadas se han establecido en la unam políticas que desafortunadamente han afectado seriamente su capacidad para responder a las necesidades de formación de los jóvenes y para ofrecerles un trato equitativo en el proceso de selección. Éste es un tema que cada año se vuelve más importante y, podemos decir, dramático por la enorme brecha social que se está abriendo entre la educación superior y los miles de jóvenes que no encuentran un lugar en ésta. El problema no es sólo de la unam, ciertamente, pero a ella le corresponde un papel central dado su indudable liderazgo. La manera en cómo esta institución responda a este desafío, particularmente mediante el análisis y la revisión a fondo de sus políticas del pasado, es algo que puede abrir nuevas perspectivas para las universidades y el futuro del país. Futuro que ciertamente no puede seguir construyéndose sobre la base del estancamiento y la restricción de la matrícula en el nivel medio superior y superior, ni sobre la base de una creciente inequidad 644

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entre hombres y mujeres y clases sociales. En concreto, nos referiremos aquí a políticas que en los hechos han normado la relación de la unam con la sociedad en términos de acceso a los niveles superiores. Crecimiento cero y crecimiento negativo de la matrícula Desde 1980 la unam canceló cualquier crecimiento significativo en su matrícula. Como puede verse en el cuadro 1, la matrícula actual de licenciatura de la unam es prácticamente la misma (sólo mil quinientos estudiantes más) que la que tenía alrededor de 1980, cuando estaba en su nivel más alto. En el caso del bachillerato, todavía hoy se está muy lejos (faltan quince mil lugares) para retornar al nivel de hace tres décadas. Cuadro 1. Matrícula en la unam, 1980-2006 (en miles) 1978-1980

2006

Posgrado

9.3

20.8

Licenciatura

154.9 (1979)

156.4

Bachillerato

129.3 (1978)

106.9

Fuente: unam, Población escolar; unam, Estadísticas, 1980-2003, e Inserción pagada; Rendición de cuentas, unam (2007); diarios de circulación nacional.

No se trata, sin embargo, del fenómeno de “crecimiento cero”, es decir, que la matrícula se haya estancado, sin crecer, en el nivel de 1980. En el caso del posgrado hay un crecimiento positivo superior al cien por ciento, pero en el caso de la licenciatura y bachillerato puede decirse que en esos treinta años ha habido una clara política de reducción de la matrícula. Decimos esto porque a pesar de que hubo breves periodos en donde aparecían tendencias en el crecimiento del número de estudiantes, esas tendencias no duran mucho y se retorna a los bajos niveles anteriores.

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En el nivel de licenciatura La matrícula disponible en licenciatura, por ejemplo, ha pasado por cuatro etapas distintas (véase cuadro 2). Cuadro 2. Evolución de la matrícula de licenciatura, 1980-2006

1979-1992

En esos años la matrícula de licenciatura se desploma aparatosamente, pues pasa de 154 900 que tenía en 1973, a 131 600 en 1992, que viene a ser la cifra más baja de estas últimas tres décadas.

2)

1992-1999

La matrícula se recupera un tanto y pasa de los 131 600 de 1992, a 145 100 en 1999. Este último es, sin embargo, un nivel todavía claramente inferior al de 1979

3)

1999-2001

La matrícula disminuye de nuevo y pasa de 145 100 que tenía en 1999 a 130 800 en el 2001, lo que significa regresar al nivel de 1992.

4)

2001-2006

La matrícula se recupera y pasa de 130 800 que tenía en 2001 a 156 400 en el 2006, apenas por encima del nivel de 1979.

1)

Fuente: unam, Población escolar; unam, Estadísticas, 1980-2003, e Inserción pagada; Rendición de cuentas, unam (2007); diarios de circulación nacional.

La decisión de “crecimiento cero” en una institución que los años inmediatos anteriores había venido aumentando su matrícula a un ritmo de más de cincuenta por ciento cada cinco años1 impidió que en cada uno de los siguientes años miles de jóvenes pudieran ingresar a esa institución. Con sólo que la unam hubiera crecido en, digamos arbitrariamente, un modesto diez por ciento cada cinco años,2 podemos estimar 1 

En 1974 la matrícula era de 103 000, en 1979 de 154 000. “modesto” teniendo en cuenta que –como se indica líneas arriba– durante el último quinquenio el crecimiento había sido de cerca de cincuenta por ciento. 2  Decimos

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que cerca de 100 000 jóvenes más (94 000) habrían podido ingresar a cursar estudios superiores en esta institución. La decisión de estancarse, sin embargo, no fue la única. También a lo largo de estas casi tres décadas aparece clara la decisión de reducir la matrícula, es decir, inaugurar la etapa de “crecimiento negativo” mediante el expediente de no utilizar toda la capacidad disponible. Estancamiento y crecimiento cero son dos decisiones que claramente van a contrapelo de la tendencia al crecimiento de la matrícula que aparece en los años de 1990. En el caso de la licenciatura se puede considerar que esa capacidad había sido establecida por el nivel de 1979, es decir, poco más de cientoveintinueve mil lugares. Pero a partir de esa fecha ya no se utilizan todos esos espacios disponibles y muchos de los demandantes quedan fuera (véase cuadro 3). Cuadro 3. Demanda e ingreso a la licenciatura (1992-2009) (en miles) Año

Demanda

Ingreso

Rechazados

1992-93

38.3

4.4

33.9

1993-94

44.8

7.1

37.7

1994-95

64.5

8.2

56.3

1995-96

68.7

4.9

63.8

1996-97

112.6

9.2

103.4

1997-98

101.1

10.5

90.6

1998-99

98.5

12.2

86.3

1999-00

N. d.

2000-01

55.7

13.3

42.4

2001-02

77.3

14.0

63.3

2002-03

103.6

12.2

91.4

2003-04

100.2

12.2

88.0

2004-05

102.6

12.1

90.5

2008-09

167.7

14.7

153.0

Fuente: unam (2006). Cifras redondeadas.

Educación y cultura 647

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Como puede verse en el cuadro 2, esto significó que en un momento dado la matrícula llegara a ser hasta 17.5% menor a la de 1979. Con esto, además de todos los que no pudieron ingresar porque la unam dejó de crecer a partir de 1980, hay que contabilizar todos aquellos lugares que cada año estuvieron disponibles por la reducción de la matrícula y que miles de jóvenes habrían podido utilizar para acceder a la institución. Si se resta la matrícula total de cada año respecto del nivel de 1979 y se suma el total, resulta que en todos estos años poco menos de medio millón, 447 900, de lugares estuvieron disponibles y no fueron ocupados. Y si se suman ambos rubros resulta que, en el nivel de licenciatura, 600 000 jóvenes fueron afectados por esta decisión.

En el caso del bachillerato En el caso del bachillerato, la situación ha sido todavía peor, como se ve en el cuadro 4. Cuadro 4. Etapas en la evolución de la matrícula del bachillerato

1)

1978-1987

La matrícula pasa de su máximo de 129 300 en 1978 a 119 400 en 1987.

2)

1987-1991

Aparece una leve recuperación de la matrícula y ésta pasa de 119 400 en 1987 a 123 200 en 1991.

3)

1991-2003

Ocurre una nueva caída, más profunda que la primera: de 123 200 que había en 1991 a 96 700 en el 2003, el nivel históricamente más bajo.

4)

2003-2006

La matrícula comienza a elevarse y llega a 106 900 en 2006.

Fuente: unam, Población escolar; unam, Estadísticas, 1980-2003, e Inserción pagada; Rendición de cuentas, unam (2007); diarios de circulación nacional.

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Como en el caso de la licenciatura, casi tres décadas de “crecimiento cero” y una política de reducción por debajo del nivel que se tenía anteriormente, trajeron graves consecuencias. La política de “crecimiento cero” en los hechos trajo consigo que no pudieran ingresar 73 200, que habrían podido hacerlo de continuar el crecimiento del bachillerato a un ritmo de diez por ciento cada cinco años. Por otra parte, la política de “crecimiento negativo”, es decir, de reducción, en los hechos fue mucho más intensa que en la licenciatura, pues la matrícula llegó a caer hasta 25% en relación con su nivel de 1978. Esto significó que muchos más no pudieran tener acceso a la educación superior a pesar de que existía la capacidad instalada y el personal necesario para atenderlos. Si durante los años ochenta la reducción en la matrícula trajo consigo que cada año quedaran ocho o nueve mil lugares disponibles, durante los años noventa ese número ya era de hasta 26 000 cada año, y al llegar el nuevo siglo había hasta 34 000 lugares disponibles en cada ciclo escolar. De tal manera que en todo este tiempo, y sobre todo a partir de 1996, el año del examen único, 385 000 estuvieron disponibles para los jóvenes demandantes, pero no fueron ocupados. Esto, a pesar de que la demanda por un lugar en el bachillerato creció considerablemente en esos años.3 Lo más grave es que si bien en 2006 las cifras hablan de que se ha decidido romper en algunos cientos la barrera de 1979, tal decisión simplemente no existe en el caso del bachillerato, en el que la matrícula en el 2006 (106 000) todavía está muy lejos de alcanzar los niveles de hace treinta años (es decir, 129 000 en 1978). Recapitulando, el cuadro 5 muestra la suma de todos aquellos que en estos años pasados no pudieron inscribirse en la unam.

3  Por ejemplo, en 1992-1993 los demandantes eran 104 500 y se admitió a 35 300. En 1995-1996 eran 138 800 y se admitió a 28 300. En 1996 la demanda era de 127 300 y se admitió a 34 400. En 2000 los solicitantes eran 70 600 y se dio cabida a 33 600. En 2006 los aspirantes eran 139 400 e ingresaron 33 500 (unam, 2006; comipems, 2006).

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Cuadro 5. Número de quienes quedan fuera de la unam, 1979-2006 (en miles) Licenciatura

Bachillerato

Total

Por “crecimiento cero”

94.0

73.2

167.2

Por “crecimiento negativo”

447.9

450.0

897.9

Total

541.9

523.2

1 065.1

Fuente: unam, Población escolar; unam, Estadísticas, 1980-2003, e Inserción pagada; Rendición de cuentas, unam (2007); diarios de circulación nacional.

De tal manera que en estas últimas tres décadas más de un millón de jóvenes que habrían podido recibir educación no lograron ingresar a la unam, sobre todo por la aplicación de una drástica política de reducción a la matrícula. El debate sobre los factores de la reducción Estas cifras han sido generalmente interpretadas como el resultado de políticas educativas a nivel nacional, incluida la reducción drástica de recursos, pero muy poco se ha insistido en la parte que corresponde a las decisiones de cada una de las instituciones, con un grado importante de independencia de las condiciones externas. Así, por ejemplo, la reducción de la matrícula a nivel global se interpreta por parte del gobierno federal como resultado de la ineficiencia administrativa de la Secretaría de Educación Pública (sep) y factores similares que, “aunados a la disminución de los recursos destinados a la educación, contribuyeron a deteriorar la calidad educativa, lo cual a su vez, impidió mejorar la capacidad de las escuelas para retener a los alumnos” durante los años ochenta (sep, 1995:2). Estudiosos independientes de la educación superior han señalado también que “a partir de 1983, al presentarse la profunda crisis económica en el país y derivado del conjunto de políticas puestas en marcha para su enfrentamiento, las características expansivas 650

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[de la matrícula de la educación superior] pierden condiciones para su desarrollo y se inicia una fase de estancamiento e incertidumbre” (Gil Antón et al., 1994:26). Otros complementan diciendo que el financiamiento a las universidades se reduce no sólo porque este nivel educativo es más caro que el básico, sino porque también es más prescindible, en el sentido de que la responsabilidad del Estado no es la misma respecto de la básica. Esta postura se agudizó a partir de 1993 cuando el cambio en el texto constitucional (artículo tercero) introdujo un cambio que da a entender que si bien es responsabilidad plena del Estado impartir la educación básica, le corresponde “sólo apoyar a la educación superior” (López Zárate, 1996:32). Es cierto también que los mismos rectores han reconocido que cargan con parte de la responsabilidad, pero en el caso de muchas instituciones, incluida la que nos ocupa, esto ha dado lugar a pronunciamientos, pero no a cambios sustanciales en la dinámica de la matrícula. Así ocurrió con pronunciamientos como el de 1995 en que los rectores se comprometían a “administrar los recursos que se destinan para la educación superior con la mayor eficiencia y transparencia […] en congruencia con los intereses nacionales y en respeto a los esfuerzos con que todos los mexicanos generan estos recursos” (Declaración de anuies, apud López Zárate, 1996:39). Aquí sostenemos que lo que ocurrió fue que en un contexto donde no había una clara exigencia gubernamental y pública hacia el aumento en la matrícula, los directivos institucionales pudieron administrar la matrícula con una gran libertad, incluso motivados por consideraciones abiertamente políticas. El rápido incremento que sufre la matrícula a partir de 2001, por ejemplo, aparece como resultado más del crecimiento de los recursos (pues éstos ya venían aumentando sustancialmente desde años antes) que de la decisión del ex rector Juan Ramón de la Fuente, posterior al movimiento estudiantil de 1999-2000. En términos generales, como se ve en el cuadro 6, la unam recibe en 2006 muchos más recursos en términos reales4 (62% más) que en 1979, 4  Para poder hacer comparaciones entre los montos presupuestados en un año y otro es necesario determinar el valor (poder de compra) que en pesos de 1979 tienen los pesos de cualquier año (como 2006). Para eso se hace una operación que consiste en dividir el monto del gasto de 2006 entre la inflación que se ha dado desde 1979 (según el Banco de México es de

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pero en 2006 la matrícula no ha recuperado totalmente el nivel de casi treinta años antes. El cuadro 7 muestra con mayor detalle cómo la reducción de los recursos es evidente en los años ochenta, pero a partir de los noventa comienza a aumentar en forma importante; sin embargo, como se veía anteriormente, la matrícula no sólo no crece, sino que sufre disminuciones importantes en esa década. Cuadro 6. unam: gasto ejercido en 1979 y en 2006, en términos reales (millones de pesos de 1979) 1979

2006

Diferencia

9.6

15.5

+5.9 (62%)

Fuente: unam (1979); unam (2007).

El cuadro 6 muestra que en 1979 la unam gastaba alrededor de 9 600 000 pesos en mantener las actividades de difusión, investigación y en atender la matrícula más alta de su historia. Pero también muestra que casi treinta años más tarde, con 62% más de recursos, no ha regresado plenamente a los niveles de matrícula de 1979. Esto quiere decir que si se tomaran las decisiones y políticas internas adecuadas, la unam podría albergar hasta 50% más de la matrícula que tenía en 1978-1979 en bachillerato y licenciatura. Es muy posible que esto además pudiera hacerse sin que siquiera fuera necesario alterar sustancialmente las proporciones del gasto dedicado a docencia, investigación y difusión que se tenían en aquella época. De hecho, de acuerdo con las fuentes citadas en el cuadro 6, en 1979 la docencia en todos los niveles representaba 56.6% del gasto total y en 2005 éste fue de 60.4%; prácticamente el mismo. La parquedad y carácter general de los datos que proporciona la unam, sin embargo, no permite documentar en qué se gasta actualmente y en el pasado en el rubro de docencia. 985.24%) y el resultado es el valor que en pesos de 1979 tienen los recursos utilizado en 2006. Datos sobre la inflación tomados de [www.banxico.mx] (utilizando la calculadora de inflación que en ese sito se proporciona).

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Finalmente, la diferencia en los montos de recursos entre un año y otro que muestra el cuadro 6 no es algo excepcional. Los recursos destinados a la unam en general han aumentado año tras año. Salvo en una parte de los años ochenta, en que la crisis de la deuda impactó fuertemente a los presupuestos universitarios (hasta en 37%), durante los siguientes quince años éstos no han dejado de crecer. De tal manera que si se compara entre aquella fecha y la actualidad, en pesos de 1980 los recursos estarían a punto de duplicarse. Cuadro 7. Evolución del presupuesto real de la unam, 1980-2006 (millones de pesos de 1980) 1980

1985

1990

1996

2002

2005

2006

11.4

8.5

8.3

13.2

16.8

19.1

20.2

Fuente: unam, Presupuesto por Programas o Presupuesto unam, años respectivos. Para 2006, (2007), publicada en diarios de circulación nacional.

unam

El agravante de un procedimiento de ingreso inequitativo A las políticas internas de restricción y disminución de la matrícula debe añadirse en el análisis también un tercer elemento, que data de hace más de tres décadas. Éste consiste en aplicar exámenes estandarizados (como se conoce técnicamente a los exámenes de opción múltiple), para determinar quién puede tener acceso a los niveles superiores de educación en la unam.

Inequidad de género Los resultados de la aplicación de estos exámenes en instituciones de educación superior y en concreto en la unam comprueban lo que ya había aparecido claro a partir de 1996 con la aplicación del examen Educación y cultura 653

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único o concurso de selección para el acceso al bachillerato en la zona Metropolitana de la ciudad de México. Es decir, este tipo de exámenes tiene distorsiones o sesgos tales que hace que una y otra vez las mujeres aparezcan como inferiores a los hombres.5 El propio Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (ceneval) dice que “como en anteriores aplicaciones, el examen metropolitano para el ingreso a la educación media superior [que se utiliza hasta 2000 para el ingreso al bachillerato de la unam] muestra que los sustentantes del sexo masculino tienen un mejor desempeño que los del sexo femenino”. El promedio de aciertos de los varones, agrega, “resultó ser de 62.8 [aciertos] contra 59 obtenido por las jóvenes” (apud Zubirán, 2004:4). Y los resultados para el caso del bachillerato de la unam y de otras instituciones (del Concurso Metropolitano) no son una excepción. El cuadro 8 proporciona los resultados de la aplicación de ocho años de exámenes de ingreso al bachillerato en todo el país. Como puede verse, los puntajes de las mujeres, año tras año, siempre son inferiores. Cuadro 8. Puntaje promedio de hombres y mujeres a nivel nacional en el examen de ingreso a la educación media superior 1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

Hombres

944

963

964

994

1000

1000

995

992

Mujeres

933

950

956

983

987

987

984

979

Fuente: ceneval (2002:177-179).

5  Especialmente en Estados Unidos y desde los años setenta existe una abundante literatura sobre la existencia de sesgos en los exámenes estandarizados que llevan a la discriminación contra la mujer. La educación de género (que enseña al hombre a ser competitivo, agresivo y arriesgado) funciona en contra de la mujer a la hora de responder a reactivos o preguntas sobre las cuales se tiene duda. Se señala también que el hombre tiene una concepción más mecánica de la realidad que hace que se le facilite el ejercicio de hacer coincidir –como en un rompecabezas– la respuesta que mejor encaje con la pregunta que encabeza el reactivo. Una discusión más detallada puede encontrarse en Aboites (en prensa, cap. 8).

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Educación y cultura

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Esta tendencia se repite en todos los exámenes que aplica el ceneval, como el Examen de Egreso de la Educación Superior (egel). En el caso de los exámenes de licenciatura, como puede verse en el cuadro 9, también presentan exactamente el mismo problema. Cuadro 9. Puntaje promedio que obtienen hombres y mujeres a nivel nacional en los exámenes para el ingreso a la educación superior 1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

Hombres

955

928

921

931

923

924

921

930

Mujeres

935

906

899

916

908

911

912

915

Fuente: ceneval (2002:177-179).

Para el ingreso a la licenciatura de la unam no se utilizan los exámenes del ceneval; sin embargo, como se ve en los cuadros 10 y 11 los resultados del examen del ingreso al bachillerato y a la licenciatura revelan una tendencia inequitativa semejante a la que muestran los exámenes del ceneval. La diferencia en puntajes entre hombres y mujeres inevitablemente repercute en las oportunidades de ingreso a las instituciones de educación superior. Como puede verse en el caso del acceso al bachillerato (Escuela Nacional Preparatoria [enp] y Colegio de Ciencias y Humanidades [cch]), en general, año tras año, la tasa de admisión (relativa al número de solicitantes) entre las mujeres es significativamente inferior a la de los hombres. Ante estos datos y argumentos, las autoridades universitarias y los organizadores del examen único generalmente responden que ni en la matrícula global ni en las proporciones de los admitidos las mujeres aparecen en una clara desventaja, y que incluso, por momentos, la proporción de mujeres es igual e incluso ligeramente superior a la de los hombres. Esto, sin embargo, se debe al hecho de que en su análisis sólo fijan su atención en la segunda parte del proceso de admisión, comparan las proporciones de quienes son admitidos (de uno y otro sexo), pero no tienen en cuenta la primera parte, es decir, las proporciones de la demanda (hombres y mujeres que buscan un lugar). Educación y cultura 655

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Es mucho más adecuado incluir ambos componentes en el análisis, de tal manera que se pueda ver cuántos hombres y mujeres demandan ingreso y ver luego qué tan exitosos son unos y otras en su intento. Así, por poner un ejemplo, en 1994 más mujeres (55 300) que hombres (53 400) demandaron un lugar en la unam, pero con el examen estandarizado, y a pesar de ser menos, más hombres lograron entrar: casi veinte mil; mientras que las mujeres sólo consiguieron dieciséis mil lugares. Esta diferencia puede expresarse de manera mucho más precisa si se hace el cálculo de la tasa de ingreso que tiene cada uno de los géneros.6 Así, en ese año de 1994, y como se ve en el cuadro 10, la tasa de ingreso para cada género es muy distinta. Por cada cien mujeres que solicitaron ingreso, accedieron casi 29 de ellas; mientras que por cada cien hombres que demandaron un lugar, lo consiguieron 37 de ellos. Es decir, con el examen estandarizado en 1994 las mujeres acceden a la unam con una tasa que es 27.3% menor a la de los hombres. Y la historia se repite en prácticamente todos los años: más mujeres solicitan ingreso, pero gracias a los sesgos del examen menos de ellas son admitidas. Y la diferencia en el acceso de hombres y mujeres tiende a agudizarse –aunque no siempre– cuando hay mayor demanda, es decir, cuando hay menos lugares disponibles. El caso más claro es también el de 1994, cuando el total de los demandantes llega a ser 109 000, y, como puede verse en el cuadro 10, es el año cuando la diferencia en las tasas entre hombres y mujeres es más amplia. En el mismo cuadro 10 puede verse que sólo en una ocasión en todos los años, en 2001, las mujeres logran ingresar con una tasa ligeramente más alta que la de los hombres. Es precisamente el año de más baja demanda, pues en esa ocasión sólo 72 000 buscaron un lugar en esa institución.

6  Para hacer este cálculo se divide el número de personas admitidas (por ejemplo, mujeres) entre el número de las demandantes y el resultado se multiplica por 100. Tomando las cifras de 1994, sería: 16/55.4 = 0.289 x 100 = 28.9.

656

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Cuadro 10. Tasas de ingreso hombres/mujeres mediante examen estandarizado al bachillerato unam (1993-2006) Demanda 1993 1994 1995 1996 2001 2002 2003 2004 2005

Ingreso

Tasa

H

47.0

16.3

34.7

M

46.6

13.6

29.2

H

53.3

19.6

36.8

M

55.4

16.0

28.9

H

61.5

15.5

25.2

M

64.0

13.9

21.7

H

68.7

14.7

21.4

M

71.4

13.7

19.1

H

33.9

14.5

42.8

M

38.3

16.5

43.1

H

39.2

15.4

39.3

M

45.2

16.6

36.7

H

45.8

15.9

34.7

M

54.8

17.0

31.0

H

53.1

14.0

26.4

M

62.0

15.3

24.7

H

56.8

15.2

26.8

M

67.0

14.9

22.2

Diferencia -5.5 -7.9 -3.5 -2.3 +0.3 -2.6 -3.7 -1.7 -4.6

Fuente: unam (2006). A raíz de la participación de la unam en el examen único, los Perfiles ya no contienen ningún dato sobre la demanda de bachillerato. El número y género de los demandantes sólo puede ahora obtenerse a través de una solicitud expresa a Transparencia Institucional. Éste fue el caso de la información sobre la demanda y género de los años de 2001 a 2006, obtenidos por el autor por medio de la Unidad de Enlace, Solicitud con folio 2 040, mayo de 2007.

Educación y cultura 657

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam

Todo lo anterior se refiere al ingreso al bachillerato. En el caso del ingreso a la licenciatura hay que tener en cuenta que existen dos vías de acceso: 1) por medio de un examen estandarizado (concurso de selección) y 2) por medio del pase reglamentado que se concede con base en el promedio aprobatorio que alcanzan los egresados de los planteles de la enp y del cch de la propia unam. De ahí que en el cuadro 11 ofrezcamos los datos de los resultados de ambas vías. El cuadro 11, por cierto, también contribuye a mostrar las proporciones de discriminación que en contra de las mujeres ocurre con los exámenes estandarizados. En los datos de licenciatura, es posible ver que cuando se utiliza una evaluación distinta al examen estandarizado, es decir, el promedio, los resultados son muy diferentes. En ambos casos, por cierto, se trata de jóvenes que han concluido el tramo escolar previo y tienen su certificado de preparatoria, y ambos grupos son considerados por la unam como “aspirantes”. La diferencia es que en un caso deben enfrentar un examen estandarizado y en el otro no, simplemente cumplir con los requisitos y trámites administrativos. Como puede verse en la columna de la derecha, cuando la admisión es con base en el promedio las mujeres tienen una tasa de ingreso a la licenciatura superior a la de los hombres. En cambio, los datos de la columna de la izquierda muestran que con el examen estandarizado en ningún año las mujeres obtienen una tasa superior a los hombres y confirman con eso la existencia de un sesgo en estos exámenes. Cuadro 11. Tasas de ingreso hombres/mujeres a la licenciatura de la unam con examen estandarizado y con promedio, 1993-2005 (cifras en miles)

658

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

1993

Promedio

Demanda

Examen estandarizado

H

17.6

2.3

13.1

7.3

3.7

50.7

M

20.6

2.1

10.2

6.6

3.9

59.1

Educación y cultura

Hugo Aboites

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Tasa

1998

Admitidos

1997

Demanda

1996

Tasa

1995

Admitidos

1994

Promedio

Demanda

Examen estandarizado

H

20.8

4.1

19.7

15.3

7.5

49.0

M

23.8

3.1

13.0

14.8

8.7

58.8

H

29.3

4.3

14.7

17.3

8.4

48.6

M

34.9

3.9

11.2

16.8

9.9

58.9

H

32.4

2.5

7.8

16.9

9.2

54.8

M

36.2

2.4

6.6

16.2

10.3

63.6

H

52.0

5.0

9.6

16.1

8.7

54.0

M

60.0

4.1

6.8

15.2

8.9

58.6

H

46.6

5.9

12.7

15.8

9.6

60.8

M

53.8

4.7

8.7

15.0

10.3

68.7

H

45.1

6.8

15.1

16.4

8.2

50.0

M

53.0

5.4

10.2

16.2

9.5

58.6

H

N.d.

M

N.d.

H

25.2

7.1

28.2

3.2

3.1

96.9

M

30.3

6.2

20.5

3.8

3.8

100.0

H

33.5

7.5

22.4

9.5

7.2

75.8

M

43.6

6.5

14.9

10.2

8.5

83.3

H

44.5

6.6

14.8

8.3

7.6

91.6

M

58.8

5.6

9.5

9.6

9.0

93.4

H

43.2

5.9

13.7

7.3

6.5

89.0

M

56.8

5.3

9.3

9.9

9.2

92.9

H

50.1

6.8

13.6

5.1

5.1

100.0

M

62.2

5.4

8.7

6.7

6.7

100.0

Fuente: unam (2006). El Perfil no se publicó en 2000.

Educación y cultura 659

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam

Inequidad con los que provienen de las clases populares y clase media baja Otro gran problema de sesgo que se ha identificado en los exámenes estandarizados es la parcialidad que una y otra vez aparece contra los estudiantes (hombres y mujeres) que provienen de hogares de las clases populares. De tal manera que quienes son hijos de familias de nivel socioeconómico bajo o intermedio tienen un puntaje menor en los exámenes de opción múltiple. El propio ceneval dice que “se observa en términos generales que a mayor ingreso familiar se obtiene un mayor porcentaje de aciertos” (ceneval, 1996:111).7 Como resultado de esta tendencia, las tasas de ingreso a la educación son sustancialmente menores para los que provienen de familias de clases populares. Esta tendencia también está bien documentada en estudios más amplios. Destaca, entre otros, un estudio sobre los resultados de diez años de aplicación de estos exámenes a nivel nacional, realizado por Felipe Tirado Segura, especialista en evaluación por la unam y exdirector de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Iztacala de esa misma institución. El doctor Tirado Segura llega a la conclusión de que los primeros tres factores que “muestran tener un impacto sobre la calificación [de las habilidades son], en orden descendente: la escolaridad del padre y de la madre, la ocupación del padre y de la madre, el ingreso familiar…” (Tirado, 2004). Oportunidades de acceso a la universidad según la ocupación del padre de familia Como lo señala Tirado Segura, un factor importante de la calificación que se obtiene en el examen de opción múltiple es la ocupación del padre de familia. Y ésta es reconocida como un indicador confiable de la situación socioeconómica de la familia. 7  Este

dato es parte de una tendencia que se ha mantenido inalterada durante años (véase también ceneval, 2005).

660

Educación y cultura

Hugo Aboites

El cuadro 12 muestra el impacto concreto que tiene el trabajo del padre en las posibilidades de acceso. Como es evidente, pertenecer a un grupo social con una tasa alta de acceso representa mayores posibilidades de ingreso a la educación superior. Los datos disponibles, sin embargo, tienen el problema de que a partir de 1996 cambiaron la nomenclatura y la forma de agrupar las ocupaciones. De cualquier manera es posible hacer algunas estimaciones para completar la serie. En la primera clasificación, ocupaciones como “funcionario o gerente”, “dueño de negocio, empresa o despacho o comercio establecido con personal a su cargo” se consideran aquí como del más alto nivel de ingresos económicos. El nivel intermedio corresponde a “profesor de bachillerato, licenciatura, posgrado o investigador”, “empleado de confianza”, “vendedor en comercio o empresa”. Con menor nivel de ingresos se clasifican aquí ocupaciones tales como “profesor de preprimaria, primaria, secundaria”, “empleado de base”, “obrero”, “trabajador agropecuario”, “vendedor por su cuenta o ambulante”, “trabajador de oficio”, “desempleado”. Cuadro 12. Ocupación del padre y acceso a la licenciatura en la unam (en miles) Ingreso mediante examen estandarizado

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Ocupación de menor ingreso

Demanda

Ocupación intermedia

Año

Ocupación de alto ingreso económico

1993

7.8

1.0

12.8

7.6

1.0

13.21

8.7

2.0

10.7

1995

12.3

2.3

18.7

13.0

1.7

13.1

31.4

3.2

10.2

2001

16.1

1.8

29.5

6.9

1.5

21.7

53.3

8.6

16.1

2005

9.9

1.5

15.2

13.6

1.3

9.5

76.6

8.0

10.4

Fuente: unam (2006). El Perfil no se publicó en 2000.

Educación y cultura 661

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam

En el 2001, como se decía, ya están en vigencia categorías distintas, y esto por fuerza reorganiza las cifras. Así, consideramos que en la nueva nomenclatura corresponden a ocupaciones de altos ingresos las de “empresario”, “funcionario” y “ejercicio libre de la profesión”. Al nivel intermedio, “comerciante” (aunque hace que se mezclen dueños de negocios que tienen empleados y probablemente hasta vendedores ambulantes). En el nivel inferior agrupamos al resto: “desempleado”, “jubilado”, “obrero”, “campesino”, “trabajador de oficio”, “trabajador doméstico”, “labores que apoyan el ingreso familiar” (unam, años respectivos). Pero esto hizo que cambiaran las proporciones de manera importante, como puede verse en el cuadro 12: disminuyó el número de personas en el nivel alto y aumentó de manera importante en el más bajo. A pesar de los problemas de clasificación, resulta evidente el margen tan importante entre el nivel menor y el más alto en términos de las tasas respectivas de acceso a la Universidad. Algunos casos específicos son muy ilustrativos. En 2005, por ejemplo, 8 895 jóvenes se declaran hijos de obreros, sin embargo, de ellos sólo 691 logran ingresar a la unam. Convertido a la tasa, eso significa que de 100 sólo 7.8 logran ingresar. En cambio, en el caso de quienes se identifican como hijos de directivo o funcionario, es decir, 2 324, de ellos logran ingresar 418, lo que significa que de cada 100 ingresan 18, más del doble que en el caso de los hijos de obreros. Y en el caso de aquellos demandantes cuyos padres son empresarios, la tasa es de 15.4 de cada 100. De ahí que no es de extrañar que crezca el número de lugares que son ocupados por jóvenes procedentes de escuelas privadas. En 2006 ya representaban 58% de quienes ingresan a la unam por la vía del examen estandarizado (unam, 2006:81). Veamos ahora en el cuadro 13 qué ocurre cuando en lugar de un examen estandarizado se utiliza el promedio aprobatorio como criterio de admisión a la Universidad. En este cuadro 13 es posible ver que se repite la tendencia ya aparecida respecto del género en el ingreso. Es decir, que al ingresar mediante el procedimiento basado en el promedio aprobatorio la tendencia claramente es a la igualación de las tasas, independientemente de la situación socioeconómica que muestra el tipo de ocupación que tiene el padre del demandante. 662

Educación y cultura

Hugo Aboites

Cuadro 13. Ocupación del padre y acceso a la licenciatura en la unam (en miles) Ingreso mediante examen estandarizado

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Ocupación de menor ingreso

Demanda

Ocupación intermedia

Año

Ocupación de alto ingreso económico

1993

2.4

1.3

54.2

2.7

1.5

55.5

7.0

4.0

57.1

1995

5.3

2.8

52.8

7.0

3.9

55.7

17.7

9.6

54.2

2001

0.7

0.6

85.7

0.8

0.8

100.0

4.8

4.7

97.9

2005

1.5

1.2

80.0

1.6

1.2

75.0

10.4

8.3

79.6

Fuente: unam (2006). El Perfil no se publicó en 2000.

Grado de escolaridad y acceso a la educación superior El grado de escolaridad ha sido recientemente cuestionado como indicador de la situación socioeconómica, sin embargo, se optó por incluirlo porque ofrece datos adicionales respecto de la situación general de las familias y el impacto que ésta tiene en el ingreso. De ahí que –con la reserva señalada– en los siguientes cuadros presentamos qué ocurre cuando buscan ingresar a la licenciatura los hijos de las familias de alta escolaridad; es decir, cuyos padres tienen licenciatura o posgrado, y qué ocurre cuando se trata de jóvenes provenientes de hogares de baja escolaridad (madre sin instrucción o con algún grado de primaria o secundaria). Para eso, primero analizamos (cuadro 14) lo que ocurre cuando se utiliza como criterio de admisión el resultado obtenido en el examen estandarizado y, posteriormente (cuadro 15), lo que ocurre cuando se utiliza el promedio. Como puede verse en el cuadro 14, en 1993 mientras que una buena posición económica (indicada por el alto nivel de escolaridad) hace poEducación y cultura 663

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam

sible que con el examen estandarizado 46 de cada 100 de los solicitantes ingrese a la unam, una posición socioeconómica de nivel bajo (que corresponde generalmente a una baja escolaridad) se refleja en un desempeño menor en el examen estandarizado y sólo permite que 10 de cada 100 de los provenientes de este estrato lo logren. El único año en el que esto se modifica de manera notable es, de nuevo, el año de 2001, cuando la baja demanda permite que casi el doble de los aspirantes de familias populares puedan ingresar dada la relativa abundancia de lugares: 22 de cada 100. En los otros años éstos conservan la tasa de alrededor de 10 por cada 100, mientras que en el caso de las familias con mejor posición socioeconómica (más alto nivel de escolaridad de la madre) sólo en 2005 cae por debajo del nivel de 30 por cada 100. Es decir, que con el examen estandarizado los de más alto nivel económico ingresan a una tasa tres veces mayor que aquella que logran obtener los de clases populares. Cuadro 14. Escolaridad de la madre y tasas de acceso entre los demandantes de acceso a la licenciatura de la unam (en miles) Ingreso mediante examen estandarizado Alto nivel de escolaridad Demanda

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Bajo nivel de escolaridad

Año

Nivel intermedio

1993

2.6

1.2

46.2

8.8

1.2

13.6

25.5

2.6

10.2

1995

4.1

1.3

31.7

15.2

2.6

17.1

34.2

4.1

12.0

2001

6.4

2.2

34.4

15.2

3.6

23.7

32.9

7.3

22.2

2005

13.7

2.5

18.5

28.2

3.3

11.7

54.9

4.8

8.7

Fuente: unam (2006). El Perfil no se publicó en 2000.

664

Educación y cultura

Hugo Aboites

El cuadro 14 también es interesante porque muestra que no es mucho mejor la suerte de los demandantes que provienen de lo que generalmente se conoce como clase media o clase media baja (nivel intermedio, en el cuadro 14). Aunque tienden a tener tasas un poco mejores que los de nivel popular, están hermanados con éstos, dada la distancia que los separa de aquellos con alta escolaridad. En el cuadro 15 aparecen las tasas de acceso a la educación superior según el nivel de escolaridad de la madre, pero en este caso del procedimiento basado en el promedio aprobatorio del bachillerato de la unam. Como puede verse en este cuadro, las tasas son muy altas y, algo todavía más importante, se puede identificar una fuerte tendencia a que en todos los tres niveles socioeconómicos las oportunidades de ingreso son muy similares. Esto significa que es un procedimiento en el que no hay sesgos en razón de la pertenencia a determinado nivel social. Cuadro 15. Escolaridad de la madre y tasas de acceso en los demandantes de acceso a la licenciatura de la unam (en miles) Ingreso mediante examen estandarizado Alto nivel de escolaridad Demanda

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Demanda

Admitidos

Tasa

Bajo nivel de escolaridad

Año

Nivel intermedio

1993

0.6

0.4

66.7

2.7

1.7

63.0

9.9

7.0

70.7

1995

1.5

0.9

60.0

7.5

1.5

20.0

23.8

12.6

52.9

2001

1.0

0.9

90.0

2.1

2.1

100.0

3.9

3.8

97.4

2005

2.5

2.0

80.0

5.1

4.0

78.4

7.0

5.6

80.0

Fuente: unam (2006). El Perfil no se publicó en 2000.

Educación y cultura 665

Matrícula, financiamiento y selección de estudiantes en la unam

Conclusiones Para una universidad pública, y sobre todo para la unam, es muy cuestionable el escenario en el que al mismo tiempo que aumentan los recursos institucionales se siguen manteniendo las restricciones a la matrícula y, como es el caso del bachillerato, se mantiene todavía en los niveles de crecimiento negativo; sobre todo, como se muestra en este texto, cuando existe un amplio margen de maniobra para aumentar la matrícula. También resulta de difícil defensa el seguir utilizando exámenes estandarizados (de opción múltiple) para el acceso al bachillerato y a la licenciatura, a sabiendas de las evidentes muestras de discriminación en perjuicio de las mujeres y de aquellos estudiantes que proceden de familias de clases populares e incluso de clase media baja. Porque significa defraudar de todas esas maneras a los jóvenes hombres y mujeres que a lo largo de sus estudios anteriores han demostrado la capacidad, el interés y el compromiso con la realización de estudios superiores. Significa defraudar también a la nación, pues miles más de mujeres y jóvenes de estratos populares y de clase media baja (que generalmente no tienen recursos para encontrar alternativas en la educación privada de buena calidad) podrían venir a aumentar la capacidad de conocimiento del país, indispensable hoy en día a todos los niveles sociales. La política de mantener el uso de estos exámenes es estrictamente interna, pues como institución autónoma la unam ha podido establecer incluso dos mecanismos completamente distintos y con resultados contrastantes en términos de equidad. Es poco defendible, ante las necesidades sociales de conocimiento, que al mismo tiempo que siguen aumentando los recursos, se mantenga el bachillerato en un nivel que es 13% menor que los niveles de 1979, y a la licenciatura apenas por encima de los niveles de ese año. Continuar con la práctica de los exámenes estandarizados significa también defraudar a la sociedad que con sus contribuciones espera que las universidades hagan todo el esfuerzo necesario para formar a los más posibles de las nuevas generaciones y, además, con bases de equidad social y de género.

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Educación y cultura

Hugo Aboites

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668

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