Medios de Comunicación, Legado, Gobernabilidad y Polarización en la Venezuela Poschavista

Medios de Comunicación, Legado, Gobernabilidad y Polarización en la Venezuela Poschavista Abstract: Actualmente los medios de comunicación juegan un

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Medios de Comunicación, Legado, Gobernabilidad y Polarización en la Venezuela Poschavista

Abstract:

Actualmente los medios de comunicación juegan un papel fundamental en el desarrollo político de cualquier país y también es algo que tiene repercusiones internacionales. Uno de los países donde tiene más importancia la información vertida por los medios es Venezuela. Muchas de las publicaciones suelen tener fines algo cuestionables. Sin embargo, hay que saber qué tipo y con qué fin se utilizan estos medios de comunicación. Palabras clave: Medios de Comunicación, Venezuela, Repercusiones Internacionales

Abstract: Nowadays communication media play a fundamental role in the development of the politics in any country and it is also something that has international repercussions. One of the countries where information of the media has more impact is Venezuela. Lots of publications usually have some questionable aims. However, it is important to know which kind and which objective that media want to get. Keywords: Communication Media, Venezuela, Development of Politics.

Autores Unai Iriarte Asarta Enrique Jiménez Jiménez Naira Morán García Patricia Serrano Lozano Jorge Velasco Baleriola

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Introducción En el presente trabajo hemos querido ofrecer una visión del período 1998-2013 en Venezuela en torno a diferentes puntos de vista. Hemos establecido diversas hipótesis en torno a dos ejes: 1) Medios de comunicación y 2) Legado, gobernabilidad y polarización en la Venezuela poschavista. Además hemos introducido una aproximación general al bolivarianismo como eje contextual para articular nuestro trabajo. Por otra parte, hemos visto necesario introducir un enfoque multi-disciplinar concediendo primacía a la ciencia política y destacando también ciertos aspectos económicos y de teoría de la comunicación social (cómo influyen los medios de comunicación en el imaginario colectivo venezolano, en su polarización y en su concepción política) combinándolos con una perspectiva histórica. Consideramos preciso señalar que el trato bibliográfico a este tema es bastante sesgado por las dos partes (chavismo y antichavismo) y por tanto, hemos utilizado la contraposiciones para ofrecer una versión más “neutral” a través de las diversas fuentes. Las cuatro hipótesis que hemos escogido han sido: en primer lugar, ¿Cuáles han sido las implicaciones de los medios de comunicación en el golpe de Estado? ¿Podríamos considerar a éstos como un poder esencial en el contexto político de 2002? ¿Sesgaron lo sucedido en el golpe de Estado en respuesta a unos intereses privados y particulares? En segundo lugar y conectando con la primera hipótesis, ¿quién controla los medios de comunicación en Venezuela? ¿Qué tipo de canales consumen los venezolanos? ¿Son de propiedad pública en su mayoría, como internacionalmente se suele aducir o de propiedad privada? En la segunda parte del ensayo, conectando con la polarización de los medios y retornando al eje contextual primeramente esbozado habría que considerar entonces: ¿Cuál es la situación y las expectativas venezolanas tras la muerte de Chávez? ¿Cuál es su legado y los condicionamientos latentes del mismo? ¿Es posible un chavismo sin Chávez? Para terminar, la última hipótesis que queremos plantear es la siguiente: ¿se ha producido un viraje autoritario en Venezuela? ¿Dicho viraje ha producido un incremento de la violencia o más bien ésta nace en un contexto ya polarizado y no exclusivamente en uno institucional? Para todo esto hemos usado diversos autores como Vera, Ellner, Uzcátegui, Ruttenberg, Weisbrot, Ferro, Batalla, López Maya y otros tantos otros con el objetivo de dotar de pluralidad lo expuesto. También hemos cogido conceptos de Laclau y Alan Knight. Venezuela y el bolivarianismo (1998-2013) Una aproximación a los conceptos contextuales y generales. Hugo Chávez llega a la presidencia en 1998 con las expectativas de dejar atrás la concepción de Venezuela como “país petrolero fracasado” y dotar de un cambio a las políticas económicas y sociales con una mayor tendencia progresista1. Además busca el alejamiento de las posturas neoliberales que Venezuela había aplicado en las últimas décadas. Se convierte en un líder y símbolo del bolivarianismo2. Según Carlos de la Torre, Chávez y el bolivarianismo encarnarían el “populismo radical”. Está caracterizado por el nacionalismo (es posible observar a raíz del proyecto bolivariano –también está sucediendo en Ecuador con la revolución ciudadana- una aceleración de lo que Alan Knight denomina “nation building”, señalando al pueblo como sujeto patriótico y vinculando pueblo y patria como

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Vera, Leonardo V., “Políticas sociales y productivas en un Estado patrimonialista petrolero: Venezuela 1999-2007”. Nueva Sociedad Online, 215, 2008, pp. 111-128 2

Significante flotante según la teoría de Laclau, obtenido del símbolo de Bolívar.

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“comunidad imaginada”) y la expropiación, el rechazo de los patrones neoliberales y la promesa de refundación nacional a partir del establecimiento de una democracia directa como alternativa a las corruptas instituciones neoliberales.3 De acuerdo con Arenas, el proyecto bolivariano se dirige al desarrollo de políticas sociales y de los sectores productivos. Esto supone algo curioso, teniendo en cuenta que Chávez fue elegido presidente de Venezuela en el contexto general de triunfo del neoliberalismo y desprestigio del comunismo y de políticas sociales amparadas en la protección estatal tras la caída del muro de Berlín. El hecho de que este movimiento surja en un momento posterior a la Guerra fría, podría explicar su éxito y su carácter más pacífico y democrático4. Vera distingue varias etapas en el gobierno de Hugo Chávez. La primera, de carácter reformista (1999–2003) está marcada por una menor gobernabilidad (concepto muy destacado en este ensayo), ligada a problemas económicos y a la dificultad para extender las políticas sociales. En otra dimensión, habría que señalar las fuertes confrontaciones y la polarización política de este periodo. Como veremos después, los medios de comunicación van a ser un factor importantísimo en este proceso de división. El golpe de estado de 2002 con los medios involucrados, podría ser el paradigma de polarización, junto a los problemas internos ocasionados por el paro petrolero. Según Vera, el proyecto bolivariano sigue unas vías de "confrontacionalidad", señalando a un enemigo (la oposición) para legitimarse (siguiendo a Laclau, dicha oposición sería un significante de carga negativa). Esta legitimación está sustentada en sectores populares, que comienzan a politizarse y son integrados políticamente desde el gobierno. Se desarrollan diversas políticas sociales mediante programas focalizantes, atendiendo a las demandas sociales urgentes y concretas mediante planes como el proyecto Bolívar 2000 y los programas de la Fundación Pueblo Soberano. Estos estaban dirigidos a demandas sanitarias, a programas de empleo temporal, asistencia pública, infraestructura y ayudas a los sectores de pobreza extrema. El problema, argumenta Vera, es que en estos primeros momentos estas políticas sociales no estaban fuertemente acompañadas del correcto funcionamiento macroeconómico. En contraposición a esto, recientes estudios económicos como el de Pikketty (El capital en el siglo XXI) han puesto de relieve que los países más prósperos son aquellos que tienden a reducir su índice de desigualdad y por tanto habría que atender a datos como el coeficiente de Gini y no tanto otros datos macroeconómicos como el PIB que puede reflejar únicamente la riqueza de algunos sectores concretos. Siendo por tanto más importante para el desarrollo económico, un crecimiento algo menor en cifras macroeconómicas pero más estable y endógeno, especialmente si es redistribuido hacia las capas sociales más marginales reduciendo la desigualdad (que en América Latina y en Venezuela es característica, entre otras cosas por herencia del sistema colonial, la corrupción y la mala gestión de recursos, principalmente energéticos, véase por ejemplo las cuatro décadas previas a Chávez y especialmente durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez) que es el factor más desafiante y amenazante, tal y como dice Pikketty, para cualquier sistema económico. La siguiente etapa está marcada por una mejora de la economía a través de la redistribución de las rentas petroleras entre la población, con el objetivo de reducir la desigualdad mediante una serie de programas sociales, las denominadas misiones. Además, durante este período Chávez somete su mandato a revocación y vuelve a ser elegido.

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Arenas, Nelly. “La Venezuela de Hugo Chávez: rentismo, populismo y democracia”, Nueva Sociedad Online, 229, 2010, pp. 77-96 4

Compárese con la Nicaragua sandinista o con la Revolución Cubana,

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Estas misiones se ejecutaron por medios extra-institucionales y estaban orientadas a resolver problemas sociales prioritarios en las áreas de educación, salud, alimentación, trabajo y vivienda. Se articularon paralelamente con las políticas dirigidas a transformar el modelo de desarrollo productivo. Sólo se pudieron llevar a cabo gracias al control estatal de PDVSA (Petróleo de Venezuela, sociedad anónima) que redistribuyeron la renta hacia estos proyectos sociales que al ser de carácter general eran menos vulnerables a los problemas políticos y más populares que los programas focalizantes anteriores. Según Nelly Arenas, estas políticas se plantearon con un ágil mecanismo de asistencia a los sectores más cercanos al gobierno, lo que también es mencionado por Leonardo Vera. Esto llevó a una fuerte descoordinación, a una duplicación de competencias y costos, que hizo difícil el control y el análisis de la eficiencia y la eficacia de dichas políticas. Steve Ellner5 considera que en esta etapa de las misiones, Hugo Chávez declaró a su gobierno como antiimperialista (en referencia a EEUU). Además es importantísimo el acercamiento a Cuba, cuyo modelo estatal va a ser reproducido en estas misiones y también van a ser adaptados (a través de la instrucción de médicos cubanos) ciertos aspectos de su sistema sanitario. Paralelamente, el modelo de producción se fue transformando. Para Vera, el proyecto revolucionario bolivariano nunca mostró mucha atención a los sectores empresariales no petroleros. Aunque, por otra parte, dicho proyecto aspiraba a cambiar un modelo económico previo orientado a los privilegios, al lucro y al enriquecimiento por un sistema económico más social. Para ello, se crean organizaciones empresariales en forma de cooperativas. Esta trasformación se tradujo en un intervencionismo estatal en la producción de bienes y servicios a través del control directo de ciertas industrias consideradas "estratégicas" para el desarrollo de la economía. Por lo que este nuevo modelo de desarrollo productivo se basa en “núcleos endógenos micros”, en la formación de cooperativas controladas por el Estado. El “núcleo endógeno básico”, esto es, potenciar el intervencionismo estatal con los recursos obtenidos del petróleo y asumir el control de empresas claves para el país (nacionalización de sectores estratégicos). Y por último, adquirieron también importancia las misiones educativas y los programas de capacitación laboral. Según Rafael Uzcátegui6 el gobierno venezolano se basaba en una economía primaria exportadora de recursos energéticos favorecidos por los altos precios del mercado internacional. Por otro lado, se importaba masivamente el resto de recursos lo que condujo a una política de control de cambios. Esto, a su vez, hizo surgir una economía paralela dependiente del precio de divisas extranjeras en el mercado negro. Pero para el 2011 se incrementó el gasto público de cara a las elecciones del año 2012 y a comienzos del 2013 en la transición Chávez-Maduro se tuvieron que realizar medidas de ajuste económico como el aumento de la unidad tributaria y la devaluación de la moneda. Esta situación de inestabilidad económica será un factor importante para la gobernabilidad en Venezuela en el acceso de Nicolás Maduro al gobierno, como trataremos después.

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Ellner, Steve. "Las estrategias “desde arriba” y “desde abajo” del movimiento de Hugo Chávez", Nueva Sociedad Online, 62, 2006, pp. 73 - 93 6

Uzcátegui, Rafael. “Antecedentes y escenarios de la Venezuela poschavista”, Nueva Sociedad Online, 244, 2013, pp. 4-14

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López Maya, Margarita. “Venezuela: Hugo Chávez y el bolivarianismo”. Revista venezolana de Economía. y Ciencias Sociales, vol. 14, 3, 2008, pp. 55-82

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También de acuerdo con Rafael Uzcátegui, la política de Hugo Chávez se caracteriza por permanentes procesos electorales. En 2007 se observa un cambio en el bolivarianismo. El presidente propuso una reforma constitucional destinada a introducir el socialismo. Margarita López Maya señala que, pese a la denegación de esta propuesta en las urnas, se fue implantando de facto en la política venezolana, lo que se refleja en el Proyecto Nacional Simón Bolívar (PNSB). Con la propuesta del Socialismo del siglo XXI7 traducido en legislaciones como la Ley de Comunas, se refleja cuál era el significante de socialismo que Chávez quería introducir en el imaginario colectivo. El gobierno define el socialismo como un modo de relaciones sociales de producción pero también como un intento de superar el capitalismo8. Si bien el proyecto político bolivariano se dirigió a políticas en favor de la población más pobre y a reducir la desigualdad estructural del país, no fueron aceptados por todos los sectores sociales, ya que la oligarquía venezolana tradicional vio mermados sus privilegios (véase el caso de la nacionalización del petróleo). Los sectores más poderosos de la oligarquía previa –que contaban con gran parte de los medios de producción, de los recursos energéticos, del capital financiero y de la propiedad de los medios- movilizaron todos sus recursos para desprestigiar e incluso derrocar (véase el golpe de Estado de 2002, tratado en las siguientes páginas) al gobierno de Hugo Chávez. Se produjeron protestas que se tradujeron en manifestaciones en 2004 y las más multitudinarias en 2012 debido, en opinión de Uzcátegui, al contraste entre las expectativas generales creadas por el discurso bolivariano y el escaso nivel de ejecución y materialización de las medidas gubernamentales. Sin embargo, como venimos señalando, Venezuela era un país consumista y petrolero, en el que los sectores oligárquicos detentaban el monopolio del petróleo y de los medios de comunicación y eran en la mayoría de las ocasiones los instigadores de estos movimientos sociales contra el oficialismo. Para Uzcátegui, a pesar de estos momentos de protesta el proyecto bolivariano tuvo hasta 2013 un liderazgo único y carismático. Lo que cabría cuestionar es si tras la transición Chávez – Maduro este proyecto podrá continuar sin un significante flotante tan aglutinador. La tarea clave para Chávez como presidente fue la creación de nuevas estructuras institucionales y organizativas9. Max Weber aduce que la autoridad carismática no puede sostenerse a sí misma indefinidamente, existiendo la necesidad de producir un escenario institucional con reglas nuevas, como se propuso hacer la Asamblea Constituyente. Sin embargo, crear ese edificio es solo la mitad del desafío. En ese momento las debilidades organizacionales eran el talón de Aquiles del chavismo y continúan siéndolo en el poschavismo. Sin una organización cohesionada es difícil ver cómo podrían alcanzarse los ambiciosos objetivos de largo alcance de los líderes del movimiento, independientemente de la firmeza de su compromiso. Un actor imprescindible para comprender la situación polarizada en Venezuela, serían estos medios de comunicación. Su poder de socialización política y movilización social, su relación con el gobierno y su intervención decisiva en los sucesos más importantes del período bolivariano deben ser tenidos en cuenta y por ello se desarrollan a continuación.

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Arenas, Nelly. “La Venezuela de Hugo Chávez: rentismo, populismo y democracia”, Nueva Sociedad Online, 229, 2010, pp. 77-96 9

Ellner, S., “Venezuela imprevisible. Populismo radical y globalización”, Nueva Sociedad Online, 183, 2003, pp. 11-26

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Relación entre los medios de comunicación y el gobierno bolivariano La relación entre los medios de comunicación y el gobierno bolivariano tiene como consecuencia primordial la polarización de la sociedad venezolana. Esto es debido a diferentes causas, entre las que destacan la propiedad de los medios y las influencias internacionales. La cuota de pantalla de las cadenas estatales y por tanto, pro-gobierno, fue aumentando desde el año 2000 hasta el 2010, aunque los canales privados siempre han tenido una amplia mayoría. A pesar de la creencia popular que sostiene que el control de los medios de comunicación en Venezuela por parte del gobierno es considerable, mirando los datos se puede apreciar que esto no coincide con la realidad. En el año 2010, por tomar un año de referencia, de acuerdo con los datos de medición de audiencia venezolana trabajados por AGB Panamericana de Venezuela Medición S.A.10, la cuota de los canales públicos apenas llegaba al 5,44 (en septiembre de 2010). Por lo tanto, el restante casi 95% correspondía a canales privados. Esto demuestra que las creencias políticas de la población apenas se ven condicionadas por la ideología de los medios privados, como muestran los resultados electorales. Hay que tener en cuenta que los canales del gobierno tienen poca repercusión social. Comparado con otros países, como Francia o Gran Bretaña donde los canales estatales sobrepasan una cuota del 37% en el caso de Francia, y llega al 37,8% en el de Gran Bretaña11 lo que supone una diferencia abrumadora. También hay que tener en cuenta que estos canales no son tan pro-gobierno como lo son los del gobierno venezolano, aunque tampoco los privados están tan en contra. En momentos de conflictos políticos, las relaciones entre los medios de comunicación y el gobierno bolivariano se vuelven más tensas. Las cadenas privadas sesgan la información considerablemente y muchos de los venezolanos recurren a las cadenas estatales para, bien conocer mejor la situación, bien saber la otra versión12. Es importante recalcar que en Venezuela se ha venido produciendo, como señala Ramírez Alvarado13 un estrecho vínculo entre las familias adineradas y grupos de poder. Las políticas chavistas de carácter popular originan diferencias entre estos sectores sociales, lo que implica la contundencia de la prensa a la hora de informar sobre las políticas del gobierno bolivariano. Cuando los intereses de estos grupos se ven atacados, se gesta una importante movilización mediática de carácter antigubernamental como ocurrió en 2002. Esto es lo que se va a exponer en el siguiente apartado.

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Cuadro 1 de Anexo. - p.7

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. Weisbrot, Mark; Tara Ruttenberg. “Televisión en Venezuela: ¿Quién domina los medios de comunicación?”, Center for economic and policy research (CEPR).. Washington, D C, 2010, p.6 12

Esto puede apreciarse en los datos de Cuadro 1. Por ejemplo, en mayo de 2002, con el golpe de Estado, la cuota de pantalla de la televisión estatal aumenta en casi un 3% (lo que supone aproximadamente un 75% más que enero de ese mismo año). Sin embargo, una vez superado este hecho los canales regresan a sus niveles de audiencia habituales. 13

Vicedecana de Innovación de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Para saber más sobre la historia de los medios de comunicación en Venezuela: Ramírez Alvarado, María del Mar. "Escenarios de comunicación en una Venezuela polarizada:del Grupo Cisneros a la Ley Resorte", Zer- Revista de Estudios de Comunicación. Universidad del País Vasco. Vol. 1, 22, 2007, pp. 287- 290

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El golpe de estado de 2002 y los medios de comunicación: una dialéctica de confrontación. Venezuela vivía y vive una realidad polarizada, en la que los medios estaban y están al servicio de intereses privados. Uno de los más claros ejemplos de esta polarización mediática y del poder de los medios de comunicación en el país, lo constituye el golpe de estado de 2002 contra el gobierno de Chávez. El problema de la intervención no es sólo la forma parcial y arbitraria de informar ante el suceso, sino un problema mucho más grave, la implicación total de los medios en el golpe de estado. Tras la llegada de Chávez al poder en 1998, los principales canales y periódicos de Venezuela asumieron el papel de los partidos políticos tradicionales, que habían quedado muy desfavorecidos tras los últimos resultados electorales, en los que Chávez consiguió un 56.20% de los votos. Desde este momento la prensa venezolana se caracterizó por su apoyo a la oposición y por la escasa cobertura a las políticas del gobierno. Esto no sorprende teniendo en cuenta la relación de propiedad de los mismos tal y como se ha expuesto en el apartado anterior. Las investigaciones y entrevistas estuvieron dirigidas a minar la legitimidad del gobierno y socavar el apoyo popular del presidente. Según Clemente Batalla y Lilia Ferro, el golpe de estado de 2002 fue el resultado de un sentimiento difuso, no organizado y sin conducción política, que estuvo motivado por la oligarquía, los poderes financieros y la clase media. La oposición al gobierno de Chávez estaba compuesta por la patronal FEDECAMARAS, la confederación de trabajadores de Venezuela, la iglesia católica y los medios de comunicación. La participación de las fuerzas armadas nacionales en el golpe fue parcial y sólo se implicó una parte minoritaria de sus miembros. Por tanto, se puede considerar que las FFAA no participaron como institución. Ello podría estribar en que, como aducen las autoras, durante los meses previos al golpe de estado se estaban dando fisuras dentro del ejército, entre los que apoyaban a Chávez y los que exigían su salida del gobierno14. Esto supone un nuevo reflejo de esta polarización social en un grupo concreto. En Abril de 2002 se realizaron varias reuniones y encuentros entre los partidarios de desbancar a Chávez. Entre ellos, representantes de los medios de comunicación y personalidades importantes como Carmona y Cisneros, este último con un papel fundamental. Cisneros mantenía estrechas relaciones con George H.W. Bush y ambos competían por la privatización del PDUSA (Petróleos de Venezuela, S.A.). La oposición, que intenta atraer a la mayoría popular, se ampara en el Articulo 350 de la Constitución, que declara el derecho a la Rebelión Popular. El movimiento golpista comienza el 10 de Abril con la convocatoria de una huelga general. Ese mismo día, la prensa hace un llamado para derrocar al jefe del estado, con titulares de periódicos como el de El Nacional que publica: "A tomar las calles". Ante esto, el gobierno aplicó el Artículo 192 de la Ley de Telecomunicaciones, por la que hacen una requisición de espacios televisivos varias veces al día para mostrar el punto de vista del gobierno. El 11 de abril se realizan conferencias de prensa para exigir la renuncia de Chávez. En el canal RCTV, se llama a la oposición a marchar hacia el Palacio Presidencial de Miraflores. Se alienta a la población a las protestas y Caracas se convierte en un escenario de violencia. Las autoridades dan entonces la orden de bloquear las frecuencias utilizadas por canales privados, sin embargo éstos consiguieron volver al aire a través del satélite. Las pantallas de Venezuela se llenaron con imágenes editadas y manipuladas, que mostraban cómo los contramanifestantes habían abierto fuego contra los manifestantes pacíficos. Así, se acusó al gobierno bolivariano y a la organización de Chávez de causar muertes y lesiones.

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Clemente Batalla, Isabel; Lilia Ferro. "El golpe de estado en Venezuela de Abril de 2002 y su proyección internacional", Unidad Multidisciplinaria, Facultad de Ciencias Sociales, 63, Montevideo, Uruguay, 2004.

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En la madrugada del 12 de abril Chávez fue arrestado y llevado a la isla de la Orchila, mientras los medios anunciaban su renuncia sin presentar ningún documento firmado por Chávez. Si Chávez no firmaba el documento, se trataba de un golpe de estado, lo que se tornaba inadmisible para la tradición legalista del ejército venezolano. Por ello, la Brigada Paracaidista mostró su rechazo al golpe, declarándose en rebeldía. Carmona se autoproclamó presidente y disolvió los cuerpos constitucionales, democráticos y legítimos del estado y suspendió el envío de petróleo a bajo precio a Cuba, cumpliendo así el deseo de Estados Unidos de mantener el bloqueo al país. No se puede negar la evidente intervención de Estados unidos en el golpe, a pesar de que desde Washington siempre se negó toda implicación. Los medios estadounidenses categorizaron lo ocurrido, no como un golpe de estado, sino como un cambio de gobierno, resultado de la voluntad del pueblo venezolano. Numerosas eran las causas que enfrentaban el gobierno de Chávez con EE.UU (lucha contra el terrorismo, relaciones de Venezuela con Cuba y los países de la OPEP, etc.) pero el principal problema es que el gobierno bolivariano ofrecía una alternativa autónoma y popular ante un imparable proceso de globalización neoliberal hegemonizada15. Venezolana de Televisión, único medio en manos del gobierno, fue obligada a salir del aire y el periodista Rafael Poleo del periódico, El Universal, asumió la responsabilidad de alistar los documentos del nuevo gobierno. La realidad de este momento en Venezuela, era que el pueblo no conocía los hechos que estaban ocurriendo, ni siquiera se anunció la rebelión de la brigada paracaidista en Maracay. La única forma que tenían de conocer la verdad era a través de medios extranjeros. Al final de la tarde del 13 de Abril una multitud se echó a la calle para pedir que los medios transmitieran un mensaje en el que se mostraba el apoyo popular para la vuelta del presidente. Tras la liberación de Chávez por la brigada paracaidista y la nueva toma de control del gobierno bolivariano, los medios no anunciaron la vuelta del presidente. La brutal campaña de desprestigio contra el gobierno que durante mucho tiempo se sustentó en el derecho a la libertad de expresión, se transformo en un silencio de los medios opositores.16 Tras el golpe de estado, los medios perdieron credibilidad e intentaron llenar su vacío de información con una programación ajena a la política, lo que provocó que fueran los medios controlados desde el gobierno los que comenzaran a ganar más espacio y popularidad entre la población, aunque siempre manteniéndose en cuotas de audiencia relativamente bajas como ya se ha desarrollado. Hay que destacar, como una nueva forma de representación de la historia, el documental de Oliver Stone, Al Sur de la Frontera, donde se muestra cómo un hecho histórico puede ser analizado con cierta objetividad a través de fuentes audiovisuales como un documental. Analizado el papel de la prensa y su poder fáctico, se dedica un espacio en este análisis a reflexiones sobre lo que ha significado la muerte de Chávez (también repleta de polémica en medios venezolanos e internacionales), cuál es su legado y como se viene desarrollando. Analizando también si su figura como símbolo era un aglutinante necesario y si es posible una proyección del chavismo sin su liderazgo. El legado de Chávez: ¿muere la revolución bolivariana o se adapta a nuevos condicionantes? Maduro llegó al poder en el abril de 2013 tras ser designado por Chávez como su “sucesor” y sustentándose en la sentencia del Tribunal Superior que apoyaba al exvicepresidente como nuevo candidato

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Lander, Edgardo. "El papel del gobierno de los EE.UU. en el golpe de estado contra el Presidente Chávez."; OSAL (Observatorio social de América Latina) Online, 7, 2002, pp. 5 - 10 16

Lemoine, Maurice. “De como la prensa del odio incitó el golpe de estado contra Chávez”, Realidad: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 90, 2002, pp. 757-766.

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oficial del gobierno17. Según Gratius y Romero, en los resultados electorales del año 2013 hubo una fuerte polémica en la que la oposición, interna y externamente (en el sentido del apoyo internacional) que impugnó el proceso y solicitó una auditoria de los resultados electorales, calificados como fraudulentos. Es importante destacar esto porque resta legitimidad de origen al gobierno de Maduro. Unido a este conflicto, la campaña de desprestigio del poder fáctico-mediático a nivel nacional e internacional, supuso también un desafío a la legitimidad, autoridad y gobernabilidad del oficialismo. Villavicencio Chitty, politólogo, afirmó que tras la muerte de Chávez, el chavismo tendría continuidad a pesar de la muerte del carismático líder y planteó cuatro posibles problemas que se debían afrontar; el primero, fortalecer el liderazgo de Nicolás Maduro (sin embargo, esto podría derivar en un mayor grado de autoritarismo), el segundo continuar y mejorar la gestión gubernamental (pero esto se ha visto condicionado por la inestabilidad económica, que ha sido el mayor punto de inflexión para la crisis actual), el tercer punto consiste en mantener el equilibrio político interno (aunque es necesario hacer énfasis en el conflicto entre oficialismo y oposición) y por último, mantener el liderazgo. El chavismo tuvo su gran símbolo de identificación en la figura de Chávez. Nicolás Maduro es sucesor y nueva representación del sistema pero su símbolo como significante flotante no tiene el mismo poder semiótico que Chávez en el imaginario popular. Harnecker dice que, a lo largo de su gobierno, Chávez definió el socialismo del siglo XXI18. En ese sentido habría que considerar siguiendo a Laclau que Chávez resignificó el concepto de socialismo en su “socialismo del siglo XXI”, como única posibilidad de vencer en la batalla del lenguaje conceptual, en un contexto de desprestigio absoluto del socialismo tras la caída del Muro de Berlín. Para ello, se desvinculó de la concepción ortodoxa de socialismo. Su proyecto teórico concibe la necesidad de igualdad, libertad y la participación y protagonismo del pueblo –destacando especialmente la justicia social- con un sistema económico centrado en el ser humano. Su énfasis por la participación popular supuso un proceso que trata de acercarse al pueblo y apelar a sus sentimientos. Pero hay que considerar que este nuevo escenario de apertura de espacio político a este nuevo actor, podría suponer un problema en la relación entre pueblo y poder político de una forma tan directa que derivase en un autoritarismo más radical personificado en Nicolás Maduro. A pesar de la pérdida de Chávez, un líder político que ha marcado un antes y un después en América Latina, la revolución bolivariana no ha perdido interés ni carisma, en el sentido de que las políticas siguen orientándose a la protección de los sectores más excluidos y a la lucha frente al sistema capitalista. Sin embargo, no se puede obviar el hecho de que el bolivarianismo sin Chávez se ha tenido que adaptar a nuevas circunstancias y enfrentarse a un contexto más adverso (crisis económica, polarización política, presión internacional, etc.) que podría explicar el giro autoritario del gobierno de Maduro. Su huella ha quedado en la unidad cívico-militar y la unidad pueblo-fuerzas armadas (aunque un mayor peso de las fuerzas armadas, podría significar que el gobierno aumentara sus posibilidades represivas) que se contrapone a la oligarquía, creando un arma militar nacional. Lo que teóricamente se busca es una ruptura con el régimen de la vieja democracia representativa burguesa y un proceso constituyente visible en la asamblea constituyente soberana plasmado en los derechos democráticos, sociales, culturales y

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Villavicencio Chitty, Nelson José. “Venezuela: Nuevas elecciones, nuevo presidente”, Más poder local, 15, 2013, pp. 22-25 18

Bonilla Molina, Luis. "Legado de Chávez: reflexiones desde el pensamiento crítico", Centro Internacional Miranda, Caracas, 2013, pp. 160-163

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económicos del pueblo, así como sentar las bases de una nueva geopolítica latinoamericana (donde habría que destacar el papel de Cuba y el Alba) e intercontinental en varios niveles. Primando también la implantación de ideas nacionalistas y progresistas, políticas sociales, lucha anticapitalista, identificación de la revolución bolivariana como socialista y la nacionalización de las industrias básicas y el control del Estado sobre la industria petrolera como consecuencia de la asociación del mismo con empresas transnacionales para actividades petroleras19. El bolivarianismo tiene en la carismática su principal arma pero también trata de consolidar la identidad política del país (hay que incidir en la idea de que se ha producido en Venezuela una aceleración desde la llegada de Hugo Chávez del proceso de “Nation building” de acuerdo a la tipología nacionalista de Alan Knight, vinculándose el significante de patria con el significante de pueblo), sirviéndose tanto de símbolos y antagonismos como de la tradición izquierdista20. Según Juan Carlos Hidalgo, Chávez ha dejado en su herencia todo un legado que pervivirá por años, un legado de nacionalismo económico y autoritarismo político. Chávez intentó dar una imagen democrática pero para Hidalgo, fue una “falsa fachada de la democracia”. No obstante, no deja de ser una opinión particular extendida desde los medios de comunicación. Por otro lado, teniendo en cuenta los datos aportados por organismos internacionales, Venezuela ha sido uno de los países que más elecciones ha celebrado en el período chavista, y Chávez, el único presidente que ha sometido su mandato a revocación. Siguiendo con Juan Carlos Hidalgo, más que un régimen democrático propiamente dicho, Venezuela ha tenido un régimen político que se podría asemejar más al fascismo que al socialismo como se podría apreciar en la política chavista de control estatal de las industrias y la represión política. Según este autor, el populismo de Chávez fue posible gracias a la industria petrolera que generó ingresos con los que el líder político emprendió programas sociales destinados a abrirse paso en el alma de las masas. Definió su sistema como el socialismo del siglo XXI alejándose del socialismo que había primado en el siglo XX. Hidalgo defiende que el paso del tiempo dejará un recuerdo escrito en miles de páginas que simbolizarán a Chávez como un caudillo autoritario21. Sin embargo, hay que concebir esta interpretación como algo sesgado, reduccionista y con una gran carga ideológica. Es innegable que en el imaginario latinoamericano Chávez permanecerá como una figura representativa de Latinoamérica. Especialmente en países como Bolivia, Ecuador, Uruguay, Argentina, Brasil o Nicaragua, algunos propiamente bolivarianos y otros simpatizantes. La hipótesis que nosotros que habría que plantear es la siguiente: ¿se ha producido un viraje autoritario en Venezuela? ¿Dicho viraje ha producido un incremento de la violencia o más bien ésta nace de un contexto polarizado y no exclusivamente de uno institucional? Habría que situar, por tanto, el foco del análisis de la era poschavista en cuatro ejes: gobernabilidad, legitimidad, autoritarismo y polarización. Según Gratius y Romero, la comunidad internacional ve con ojos escépticos la situación venezolana, con un incremento paulatino de la violencia política fruto de la cada vez

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Gómez Freire, Gonzalo. "El legado de Chávez: indisolublemente ligado al pueblo como sujeto del proceso revolucionario" en Bonilla Molina, Luis. "Legado de Chávez: reflexiones desde el pensamiento crítico", Centro Internacional Miranda, Caracas, 2013, pp. 81-93 20

Uzcátegui, Rafael. “Antecedentes y escenarios de la Venezuela poschavista”, Nueva Sociedad Online, 244, 2013, pp. 4-14 21

Hidalgo, Juan Carlos. "El nefasto legado de Hugo Chávez en la ilustración liberal", Revista Ilustración Liberal, 55, 2013,

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más polarizada disputa entre gobierno y oposición22. Este conflicto refleja una radicalización del proyecto bolivariano, que oscilaba entre el anti-imperialismo y el pragmatismo. Sin duda, habría que hablar, como ya hemos hecho anteriormente, de las elecciones de abril de 2013 para entender lo que ha sucedido y está sucediendo en Venezuela en la actualidad. La situación es bastante complicada, la gobernabilidad del “oficialismo” se ve amenazada por dos factores intrincados: la ausencia de un líder carismático (además continuando el proyecto de otro que sí lo era) y la legitimidad del gobierno para la opinión venezolana – muy sesgada por los medios de comunicación-. Esta crisis de gobernabilidad unida a otra de legitimidad parece haber alcanzado su clímax en las elecciones de 2013. La politóloga Carolina Abrusci23 expone que pese a la victoria electoral del post-chavismo – con un 51 % de votos y que fue de hecho, impugnada por la oposición con cierto apoyo popular, aunque esencialmente de sectores oligárquicos- estas elecciones (especialmente si las contraponemos con las últimas ganadas por Chávez con un 55% de votos) suponen una derrota política y la apertura de un clima de ilegitimidad importante por primera vez para el bolivarianismo venezolano. Esta crisis de gobernabilidad podría estribar, a su vez, en un debilitamiento de la autoridad de Nicolás Maduro relacionada con la inestabilidad político-económica (inflación y escasez de recursos) y por una oposición liderada por Capriles, cada vez más presente –que en ocasiones procede a través de mecanismos violentos y anti-democráticos pero que está resguardada por un importante apoyo internacional, principalmente por España y EEUU-. Ante esta situación de inestabilidad gubernamental, ilegitimidad creciente y polarización esquizoide, es lógico que la violencia política se haya extendido en el seno de la sociedad venezolana, que parece acercarse a posturas irreconciliables. Para tratar el tema de la legitimidad, habría que tener en cuenta, en opinión de Elsa Cardozo, que el gobierno bolivariano buscó su legitimación en el poder popular convirtiéndolo en el actor protagónico24. Lo cual desplazó en cierto sentido los mecanismos institucionalizados de representación y originó una rendición de cuentas mucho más directa entre el poder popular y sus gobernantes. Reduciéndose a su vez los elementos intermediarios entre ambos. Esto, habrí que sumarlo a la resignificación -como diría Laclau- de ciertos significantes flotantes como “democracia” o “socialismo”, que adquieren nuevas connotaciones durante la primera década del siglo XXI en Venezuela. Y sin olvidar – esto es imprescindible- que el nuevo sistema político abre un nuevo espacio de representación a fuerzas políticas de sectores subalternos que permanecían latentes y que a partir de entonces comienzan a politizarse. Esto se percibe en el alto grado de participación electoral en período de Chávez y también en el poschavismo. A todo estos aspectos habría que añadir el discurso polarizado de los líderes bolivarianos, que también tienden a legitimarse señalando lo que es un significante vacío o de carga negativa, la oposición. Por lo tanto, en este caso, la politización viene acompañada de radicalización y una mayor polarización. Lo que explica lo que habíamos aducido sobre el viraje más radical del bolivarianismo, que quiere situarse en un tránsito inexorable hacia el “socialismo del siglo XXI”. Sin embargo, uno de los significantes más importantes y que servía de gran cobertura a los otros era la figura o símbolo de Hugo Chávez y su discurso. Por lo tanto, Cardozo argumenta que la pérdida del liderazgo de Chávez coincide con la proliferación de espacios de conflictividad social y demandas desbordantes de una disminuida capacidad de respuesta –en lo simbólico y en lo material- por parte del gobierno. Y estos problemas hay que añadir otro, la inestabilidad económica –Rafael Uzcátegui considera 22

Gratius, Susanne; Romero, Carlos A. “La proyección internacional de la Venezuela post-chavista”. FRIDE Online, 94, 2013, pp. 1-6 23

Abrusci, Carolina. "El gobierno de Nicolás Maduro: una Venezuela inestable", Fundación Ciudadanía y Valores Online, 2013, [no hay paginación] 24

Cardozo, Elsa. “La gobernabilidad en Venezuela y la seguridad regional: presente y perspectivas”, Instituto latinoamericano de investigaciones sociales (ILDIS). Fundación Friedrich Ebert, Caracas, 2013. pp. 1-24

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que los ajustes económicos son posiblemente el factor clave para comprender el crecimiento de la impopularidad hacia el oficialismo-25 y la imposibilidad política del gobierno de responder al pueblo mediante los mecanismos que había implantado en el pasado (relación más directa entre pueblo y poder político) debido al desborde de demandas en todas las dimensiones (todo esto agravado por la inestabilidad económica). Esta crisis de legitimidad y cuestionamiento del discurso poschavista ha tenido su repercusión en un viraje al autoritarismo, que responde también en cierto sentido a la violencia social –muchas veces enardecida por la oposición venezolana-. Sin la figura de Chávez y con presiones desde muchas perspectivas (conflictividad social, radicalización, inflación, escasez), el oficialismo ha recurrido a la represión como forma de establecer un control social en un escenario polarizado. Lo cual ha conllevado un refuerzo del autoritarismo –que puede suceder en regímenes populistas por esa conexión tan directa entre pueblo y líder, que asumen bilateralmente una relación de cordialidad proyectada hacia el futuro, pero que cuando se quiebra acude a nuevas formas de ejercer el poder, ante ciertos sectores que se rebelan- y una postura más intransigente hacia la oposición. Por tanto, se podría concluir que sí se ha producido un viraje hacia el autoritarismo pero que esto no se debe exclusivamente –como pretenden hacer creer ciertos medios de comunicación- al régimen y a las instituciones, sino que habría que enmarcarlo en un contexto de conflictividad social, inestabilidad económica y polarización política. Teniendo en cuenta que tanto la oposición como el “oficialismo” son actores causantes de la violenta situación, la primera a través de procedimientos muy discutibles (véase el caso de Leopoldo López, aunque también su encarcelamiento) y el primero a través de la introducción de elementos represivos que cuestionan su propia legitimidad. La clave estaría en esta correlación de fuerzas y en la forma en la que se socialicen. Conclusión En este ensayo crítico hemos articulado nuestro análisis en torno a dos ejes principales: los medios de comunicación como actor y poder político en Venezuela, su repercusión y praxis política en acontecimientos como los del golpe de estado de 2002 y el otro eje destinado a consideraciones y reflexiones sobre la proyección reciente del bolivarianismo venezolano, la sustitución de Chávez por Nicolás Maduro y los condicionantes que han marcado el ascenso al poder de éste. También hemos tratado de explicar la impopularidad del gobierno de Maduro en contraposición con la etapa chavista. Para ello, hemos utilizado bibliografía específica de diversa índole, en ocasiones muy sesgada por sendas partes, para mostrar la polarización que se manifiesta incluso en la propia ciencia social. Destacando autores de diversas tendencias como López Maya, Lander, Vera, Ellner, Uzcátegui. En su mayoría politólogos, dado el peso de la ciencia política en nuestro ensayo. De hecho, hemos tratado de buscar una metodología híbrida entre ciencia política y análisis histórico, utilizando conceptos de ambas ciencias. También, hemos considerado preciso utilizar conceptos que consideramos importantes de autores como Ernesto Laclau o Alan Knight. Por último, hay que destacar la situación venezolana actual, donde parece que se han iniciado recientemente algunas conversaciones pacíficas entre la oposición y el oficialismo. En nuestra opinión, es básico para la situación de inestabilidad imperante, un acercamiento de posturas entre estos dos extremos, dejando los intereses personales a un lado. Sin embargo, la cuestión sería si conceder más espacio a la oposición podría asestar un golpe letal a las aspiraciones de justicia social y al movimiento bolivariano en

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Uzcátegui, Rafael. “Antecedentes y escenarios de la Venezuela poschavista”, Nueva Sociedad Online, 244, 2013, pp 4-14.

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Venezuela, regresando a una etapa previa de neoliberalismo salvaje y destruyendo por tanto los evidentes progresos en materia social y en disminución de las altas tasas de pobreza extrema que existían previamente.

ANEXO CUADRO 1. Extraído de Weisbrot, Mark; Tara Ruttenberg. “Televisión en Venezuela: ¿Quién domina los medios de comunicación?”, Center for economic and policy research (CEPR).. Washington, D C, 2010, pp. 2 - 4

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CUADRO 2. Extraído de Weisbrot, Mark; Tara Ruttenberg. “Televisión en Venezuela: ¿Quién domina los medios de comunicación?”, Center for economic and policy research (CEPR).. Washington, D C, 2010, pp. 8 - 9

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(acceso,

14-12-

Bonilla Molina, Luis. "Legado de Chávez: reflexiones desde el pensamiento crítico", Centro Internacional Miranda, Caracas, 2013, http://www.cronicon.net/paginas/Documentos/El-legado-de-Chavez.pdf (acceso, 11-12-2014) Cardozo, Elsa. “La gobernabilidad en Venezuela y la seguridad regional: presente y perspectivas”, Instituto latinoamericano de investigaciones sociales (ILDIS). Fundación Friedrich Ebert, Caracas, 2013. pp. 1-24 http://www.fesseguridadregional.org/index.php?option=com_content&view=article&id=6483:perspectivassobre-venezuela&catid=215:policy-papers (acceso, 12-12-2014) Ellner, Steve. "Las estrategias “desde arriba” y “desde abajo” del movimiento de Hugo Chávez", Nueva Sociedad Online, 62, 2006, pp. 73 - 93, http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=40306205 (acceso, 11-12-2014) Ellner, Steve. “Venezuela imprevisible. Populismo radical y globalización”, Nueva Sociedad Online, 183, 2003, pp. 11-26, http://www.nuso.org/upload/articulos/3096_1.pdf (acceso, 12-12-2014) Gratius, Susanne; Romero, Carlos A. “La proyección internacional de la Venezuela post-chavista”. FRIDE Online, 94, 2013, pp. 1-6, http://fride.org/descarga/PB_94_Venezuela.pdf (acceso, 10-12-2014) Hidalgo, Juan Carlos. "El nefasto legado de Hugo Chávez en la ilustración liberal", Revista Ilustración Liberal, 55, 2013, [no hay paginación], http://www.ilustracionliberal.com/55/el-nefasto-legado-de-hugo-chavez-juan-carlos-hidalgo.html 10-12-2014)

(acceso,

Knight, Alan. "Pueblo, política y nación, siglos XIX y XX" en Uribe Urián, V.M; L.J. Ortiz Mesa. Naciones, Gentes y Territorios, Universidad Antioquía, Medellín, 2000, pp. 370 - 406 Stone, Oliver. Al Sur de la Frontera. Documental, https://www.youtube.com/watch?v=aXM4Hpcycyk (acceso, 4-12-2014) 18

Uzcátegui, Rafael. “Antecedentes y escenarios de la Venezuela poschavista”, Nueva Sociedad Online, 244, 2013, pp. 4-14, http://www.nuso.org/upload/articulos/3924_1.pdf (acceso, 13-12-2014) Vera, Leonardo V., “Políticas sociales y productivas en un Estado patrimonialista petrolero: Venezuela 1999-2007”. Nueva Sociedad Online, 215, 2008, pp. 111-128, http://www.nuso.org/upload/articulos/3525_1.pdf (acceso, 8-12-2014) Villavicencio Chitty, Nelson José. “Venezuela: Nuevas elecciones, nuevo presidente”, Más poder local, 15, 2013, pp. 22-25, http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4247832 (acceso, 13-12-2014) Weisbrot, Mark; Tara Ruttenberg. “Televisión en Venezuela: ¿Quién domina los medios de comunicación?”, Center for economic and policy research (CEPR).. Washington, D C, 2010, pp. 1-10. http://www.cepr.net/index.php/other-languages/spanish-reports/television-en-venezuela-iquien-domina-losmedios-de-comunicacion (acceso, 10-12-2014)

Venezuela y el bolivarianismo (1998-2013). Una aproximación a los conceptos contextuales y generales. by Unai Iriarte, Enrique Jiménez, Naira Morán, Patricia Serrano y Jorge Velasco is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en Mundo Histórico.

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