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Mesa profesional 3: Escritores
6 CONCLUSIONES
Mariasun Landa (escritora, Premio Nacional LIJ 2004) Daniel Nesquens (escritor) Xavier P. Docampo (escritor, Premio Nacional LIJ 1995) Modera: Ramon Llorens (Universitat d’Alacant)
de la mesa de Escritores: Si la lectura es un eje fundamental de la tradición, ésta ayudará a crear ciudadanos libres, con espíritu crítico e independiente. La LIJ no debe ser exclusivamente un negocio, sino responder al interés general de los individuos, más Porto Alegre que Davos. Debe afrontar los retos de conciliar las identidades y convertir lo local en universal. La literatura queda definida por su lengua y por la tradición cultural. Todo lo que no es tradición es moda y todo lo que es moda tiene como destino desaparecer. La globalización permite conocer otras tradiciones culturales. Un escritor crea textos sin pensar en los editores, en los lectores, en la crítica: el único compromiso del escritor es con su texto. Frente a la tensión creciente entre identidad y globalización, se plantea la necesidad de reivindicar la cultura propia, expresar lo peculiar de nuestras realidades y lo universal de nuestra cultura. El escritor es un lector de la propia realidad y de su contexto.
Escritores
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MARIASUN LANDA
vehicular el mundo imaginario del autor, su necesidad
(Escritora, Premio Nacional LIJ 2004)
de autoconocimiento, de expresión y comunicación. La forma en que se vale de ella para adentrarse como un
Cuando comienzo a escribir, comienzo también a leer. Es más: diría que comienzo a querer entender, a traducir. Entender, traducir, leer, ¿qué? Ese texto interior que se está formando a trompicones, que vislumbro pero que se resiste y escapa. Ese texto que puede ser mío, pero aún no lo es, que ignoro pero que me habita, que desconozco. Intento entender, traducir; leer una palabra, una frase, un párrafo, que dé consistencia a la historia que pudo ser mía y que no lo es, pero que lo será cuando sea leída por otros. Leer, escribir literatura, es una forma de ser una misma siendo diferente. Escribir cuando una quiera leerse, traducirse, es hacer pública la conciencia de una oscuridad fecunda, una oscuridad a la que no hay que temer, porque quizás algunos de nuestros llamados logros, nuestra mínima originalidad, tienen ahí su origen. Intento abordar, así, el tema de lo original en nosotros, en lo que escribimos. Un término demasiado rotundo, muy pretencioso. Y lo haré muy esquemáticamente, en la vertiente personal e individual, así como
extraño, como un extranjero, en el país de sí mismo. Pasamos horas y horas husmeando en un territorio nebuloso que convencionalmente llamamos imaginación. Y parte de lo que escribimos al menos es una traducción de algo que desconocemos o malconocemos. Hacerlo es admitir que lo que escribimos no sólo sirve a los niños y niñas, sino que nos sirve a nosotros mismos, a los adultos que escribimos, a veces desde la luz y a veces desde la oscuridad. Un cuento puede ser una forma de traducción de un conjunto de percepciones; puede ser una forma como otra de acercarse a aquello que ignoramos de nosotros mismos, pero que nos habita. Reconozco haber escrito narraciones desde la estancia luminosa del humor, de la aventura, de la experimentación, del absurdo y el juego. Pero, si he de ser totalmente sincera, tengo que agradecer a la literatura infantil haberme proporcionado la ocasión de hablar desde mi oscuridad, desde esa forma interior que ignoraba pero que me habitaba. Sapos que dan saltos en mi MARIASUN LANDA
perteneciente a un grupo, a una cultura y a una lengua
Profesora titular de Didáctica de la Literatura en la Escuela Universitaria del
minoritaria y minorizada como es el euskera.
Profesorado de Donostia (UPV). Autora de treinta títulos para niñas y niños,
Se ha hablado y discutido mucho sobre las funciones de la literatura infantil y juvenil, de la forma y conveniencia de escribir para esos receptores tan específicos, pero muy poco de cómo esa literatura puede
gran parte de su obra ha sido traducida al castellano, catalán, gallego, inglés, francés, alemán, griego, albanés... Algunos de los premios literarios recibidos: «Premio Lizardi de Literatura Infantil en euskera» con Txan Fan-
tasma, 1982, Premio Euskadi de Literatura Infantil y Juvenil con Alex, 1991, o Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil con Un cocodrilo bajo la
cama, 2003.
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interior cuando tengo miedo, sentimientos de inferiori-
trance, a una especie de germen que va creciendo den-
dad y fragilidad metaforizados en una pulga, autoper-
tro del escritor mientras come, trabaja o va en el auto-
cepciones de ser un elefante con corazón de pájaro y,
bús, y que luego se canaliza en forma de palabras has-
como no, confesar que bajo mi cama suele instalarse a
ta el papel.
menudo un cocodrilo que acecha para devorarme. Toda
Imágenes, comparaciones, metáforas, pero, en cual-
una fauna interior de la que consciente o inconsciente-
quier caso, siempre refiriéndose a algo que llega de la
mente me he servido para dar cuerpo a algunas de mis
oscuridad. ¿Qué oscuridad? Supongo que la oscuridad
historias. Una oscuridad interior que la literatura infan-
que percibimos dentro de nosotros mismos. En realidad,
til me ha ayudado a iluminar, a dar forma a aquello que
ser escritor quizá sea ser capaz de ver en algo perfecta-
ignoraba de mí misma pero que me habitaba.
mente conocido aspectos desconocidos. Supongo que
Los escritores sabemos mejor que nadie que lo más
lo importante es tener una forma propia de expresarse,
humano del mundo es narrarse uno a sí mismo. Dotar
un mundo interior, un imaginario personal, un estilo.
de una estructura narrativa nuestra vida, que, al fin y al
Así pues, la forma de intentarlo tiene más de explora-
cabo, no es más que un amasijo de vivencias, sensacio-
ción que de invención, más de oscuridad que de luz,
nes, recuerdos. Que tener una biografía es construir un
más de tanteos que de certezas y, en todo caso, más de
relato, tener memoria es poner un precario orden en un
experiencia que de experimento. Es un proceso algo
caos donde se confunde lo real y lo imaginario, lo que
imprevisible, que sabes como empieza pero no sabes si
somos o pretendíamos ser con lo que hubiéramos dese-
cuajará, si terminará, si encontrará otra voz, otro cora-
ado que fuera, porque dentro de nosotros no hay sólo
zón, otra escucha, es decir, un lector. Seguramente, es
una voz, sino un coro, y hasta un orfeón. En realidad,
lo que llevo de desconocido, de oscuro, en mí lo que
estoy aludiendo a la necesidad tan humana de fantase-
me hace ser yo. Ese imaginario personal, esa forma de
arse, de escuchar, elaborar, y vivir historias más allá de
percibir el mundo, los detalles, los matices, lo que pue-
lo que, bien o mal, podemos denominar lo real. Y de
de ser considerado hasta cierto punto original.
hacerlo para otros, consciente o inconscientemente.
Esta afirmación a nivel individual la podemos for-
Me atrevería a decir que el momento en el que se
mular a nivel colectivo. En este período de globaliza-
fragua la idea, la materia de la ficción, la frontera de lo
ción, entendida muchas veces como un «elogio» de la
consciente o inconsciente, muchas veces es misterioso
vulgaridad, de la tiranía del mercado y de insaciable
para el propio autor. Unos han aludido a la noción de
anhelo consumista que pretende unificarnos a todos,
inspiración, término indefinido donde los haya, al
reivindicar la cultura se hace aún más apremiante. La
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cultura, entendida esencialmente como una reivindica-
Pero esa tensión entre identidad y globalización, el
ción de lo particular, de lo diferenciador de cada grupo
desarrollo tecnológico o la era Internet, los modernos
humano, la capacidad de recoger las respuestas diferen-
medios de comunicación, también puede suponer un
tes que dan los individuos y los grupos ante estímulos
importante avance en la cultura de los pueblos. En
parecidos.
pocas horas, pueden ponerse en circulación cantidad
Reflexionando sobre la idea de Europa, George Stei-
de términos nuevos, giros olvidados, metáforas inespe-
ner en Después de Babel reivindica la necesidad lin-
radas, en lo que concierne a la lengua. Pueden ser con-
güística, cultural y social de Europa, ese generoso
siderados como medios de eliminación de fronteras,
mosaico que a menudo convierte una distancia insigni-
una nueva forma de dar a conocer nuestros trabajos y
ficante de 20 kilómetros en una división entre dos mun-
conocer los de los demás que nunca antes los escritores
dos. «Cada lengua existente –dice él– expresa y transmi-
habíamos conocido. O sea, que yo no soy realmente
te no solamente una carga de memoria singular de lo
tampoco tan pesimista respecto a ciertos avances que
vivido, sino también una energía evolutiva de su futuro,
estamos conociendo.
una potencialidad para el mañana.» Y en esto creo que
La cuestión estaría en cómo enfocar esa tensión
me acerco a lo que mencionaba en la introducción. «La
entre identidad y globalización, cómo articular lo local
muerte de una lengua es irreparable; hace menguar las
con lo global o, dicho de otra forma, cómo conservar,
posibilidades del hombre. Europa morirá si olvida –dice
en la era de la homogeneización, lo original de la cul-
Steiner– que Dios está en el detalle.»
tura propia.
Nadie que pertenezca a una cultura y una lengua
Lo único que me viene a la mente es recordar una
minoritarias y minorizadas, como la mía, puede dejar
anécdota que le escuché hace tiempo, a un escritor vas-
de compartir las ideas de George Steiner. En un mundo
co. Su tío hacía la mejor sidra vasca del mundo (subra-
globalizado como el que vivimos, los medios audiovi-
yo vasca), y la hacía con manzanas normandas, gallegas
suales e informáticos no sólo influyen sobre la lengua,
y catalanas (de Tarragona, más concretamente) con un
sino que ejercen presión sobre nuestros códigos de con-
lagar alemán y con bocoyes no ya del roble de Gernika,
ducta, nuestro imaginario individual y colectivo, nues-
ni siquiera de roble, sino bordeleses y de acero inoxida-
tra memoria y nuestros sueños. ¿Qué más da escribir en
ble, porque su tío descubrió que lo profundo, lo impor-
gallego, vasco, catalán o castellano, si estamos hacien-
tante, era saber la proporción exacta de manzana txala-
do traducción simultánea de metáforas falsamente inter-
ka –una variedad local– que necesitaba la sidra para ser
nacionales?
vasca, es decir, agridulce. Algo así podemos plantearnos
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los escritores a nivel individual y colectivo. Como decía
zapatos. Un servidor, que no es Dios, que no es tan
en la primera parte de mi exposición, buscando aquello
siquiera creyente, crea sus textos como buenamente
desconocido que nos hace ser quienes somos y, como
puede –buena mente.
miembros de un grupo, buscando lo universal de nues-
Cuando Dios creó al editor, da igual el sexo, quiso
tra cultura –la manzana txalaka, vamos–, porque, si
que le gustasen los textos convencionales, los textos
logramos expresar lo profundo de nuestras realidades,
con valores transversales. He generalizado y toda gene-
nunca nadie podrá reducir nuestro mensaje a otro len-
ralización tal vez sea una infamia, una calumnia. Repi-
guaje que no sea literatura.
to: al principio de los tiempos no había nada; nadie sabía cómo era el oficio de escribir. Pero surgió una
DANIEL NESQUENS
voz: «El trabajo del escritor será escribir, y escribir bien,
(Escritor)
sin pensar en los editores, en los lectores, en la crítica, pensando en la obra, sólo en la obra. ¿Entendido?». «El
Aclaraciones. No soy argentino, ni australiano, ni me gusta el críquet, aunque me parece una palabra con una sonoridad perfecta e imagino que los grillos se pasan las tardes jugando al críquet –de 5 a 7. Al principio de los tiempos no había nada: ni aire acondicionado, ni sofás-cama, ni paella con marisco, ni paella sin pollo, ni la copa América ni nada. Así que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, a su semejanza. Al hombre quiso que le gustase el fútbol y a la mujer, los
cielo, unas veces azul, otras veces algo más verde, declaraba casi siempre la misión de una verdadera sustancia de color, la atmósfera dispersa se concentraba un poco...», escribió un prolífico escritor, y se desplomó –afortunadamente. «El corazón herido de un niño se encoge a veces de tal forma que se queda ya para siempre duro y áspero como el hueso de un melocotón», escribió otro menos prolífico. El oficio de escribir, ¿el qué: cartas a la novia, al director, artículos periodísticos, anuncios por palabras,
DANIEL NESQUENS Escritor. Su primer libro, Diecisiete cuentos y dos pingüinos (Anaya, 2000), fue declarado uno de los mejores libros del año. A partir de entonces ha publicado, entre otros, Mi casa (Imaginarium, 2001), Mermelada de fresa
anónimos, peticiones de recompensa, poesía, novelas, epigramas? El oficio de escribir bien, sea lo que sea, aunque sólo
(Anaya, 2001), Una travesura (La Galera, 2001), Hasta (casi) 100 bichos
sea nuestro nombre, nuestra dirección, nuestro lugar de
(Anaya, 2001), No sé nadar, ¿y qué? (Editores Asociados, 2002), Operación
nacimiento. Si lo escribimos bien, vamos por el buen
«J» (Díalogo, 2003), Euría (Aizkorri, 2003) y Papás (La Galera, 2004). La crítica reconoce en su obra una voz personal y una aportación singular a la narrativa infantil y juvenil en lengua española.
camino. Ya casi podemos escribir un cuento pequeñito. Por ejemplo: «A Damián le gustaba mucho escuchar la
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radio, pero un día se quedó sin pilas. Damián corrió a
magnesia, así que lo primero que tenemos que hacer es
comprar unas pilas nuevas, pero, cuando regresó, su
pillar una idea, una idea para escribir un cuento, un
canción preferida ya había terminado»: corto, muy cor-
relato, una novela. ¿Dónde se pillan las ideas: en El Cor-
to. Esto, ¿es un relato, es un cuento? Les cuento.
te Inglés, en McDonald’s? «Deme una McIdea. ¿Con
Decía Bioi Cassares que escribir es arreglar un cuar-
pepinillo o sin pepinillo? Con lechuga, so pepino.»
to con mucha luz en la casa donde uno vive. Obvia-
Un servidor escribe más por vocación que por profe-
mente, ese escribir es mejor que meter los albañiles en
sión. Tal vez por comunicarme, tal vez por vanidad, tal
casa. Esto me ocurrió una tarde de primavera, una tarde
vez por escribir. Lo ignoro, como ignoro si Marilyn Man-
clara de primavera, de 5 a 7: «Dos caballeros ingleses,
son es el hijo bastardo de Marilyn Monroe. La ignoran-
ingenieros de caminos, me hicieron una visita. “A mí
cia como musa. Nesquens es de formación autodidacta
me gustan los abetos”, me dijo uno de ellos arrugando
–deformación. Todos sabemos que el escritor trabaja con
la nariz como si estuviera a punto de estornudar. “A mí
la memoria y con los sentimientos, que no existen nor-
me gustan la sombra que proyectan”, dijo el otro.
mas ni métodos que aseguren la calidad de un texto, que
“Hachís”, dijo el de los abetos. Y añadió: “Y a mí me
siempre se escribe en tinieblas, a pesar de que estemos
gusta lo que usted escribe”. “¿Por qué escribe?”, pregun-
en el cuarto más iluminado de nuestra hipoteca.
tó el otro. “Porque me da la gana”, le contesté.»
Gianni Rodari tenía su particular gramática de la
«Si a uno le gustan las novelas, escribe novelas. Si le
fantasía. Jugaba con los errores creativos, se divertía con
gustan los cuentos, uno escribe cuentos», aseguraba
los cuentos del revés, con las palabras, con las adivi-
Augusto Monterroso. La escritura nace salvaje como la
nanzas, con la parodia, con la mezcla de fábulas, con
legustre en un jardín. Para que la gente se detenga y
el qué-pasaría-si... Uno es más de casa y busca las his-
contemple la legustre, el jardinero, en este caso el escri-
torias nadando bajo el agua o paseando por las calles,
tor, tiene que podarlo y podarlo, manipular las tijeras
abriendo bien los ojos, las orejas. «La fantasía no está
para cortar las ramas rebeldes, los brotes caprichosos,
en oposición con la realidad; la fantasía es un instru-
todo lo superfluo. Éste es un trabajo ingrato y necesario
mento para conocer la realidad», dijo Rodari. La fanta-
que tiene que efectuar cualquier jardinero que se precie
sía: fantástico saco sin fondo, para ateos y creyentes
de ser escritor.
–Crevillente.
Damos por hecho que sabemos diferenciar una
Jules Janaud dejó escrito en su diario un miércoles:
vocal de una consonante, un verbo de un adjetivo,
«¿Qué es nuestra imaginación comparada con la de un
un artículo de una articulación, la gimnasia de la
niño que quiere hacer un ferrocarril con unos espárra-
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gos?». Les cuento. Un cuento no se hace sin trabajar. En
Y por último. A riesgo de decepcionar a sirios y a los
el cuento no hay paja, no hay metros cúbicos de aire. En
de Puertollano, éste escribe para su placer o sufrimien-
un cuento es casi más importante lo que no se dice. El
to personal, sin apenas concesiones, sin obligaciones
cuento es una pasión rápida. ¡A mí con cuentos! El
sociales. Y me despido con un párrafo sacado de los
cuentista es un embaucador. En el cuento, todo desarro-
diarios del cuentista John Cheever: «Escribir bien, con
llo tiende a un fin, que no tiene por qué ser sorprenden-
pasión, con menos inhibiciones, ser más cálido, más
te. La sorpresa puede ser la guinda. Aseguraba Monte-
autocrítico, reconocer el poder de la lujuria tanto como
rroso: «Pocas cosas hay tan fáciles de echar a perder
su fuerza, escribir, a mano.» Y recuerden: un libro sin un
como un cuento». Dice mi padre que, cuando se des-
lector no es nada. Asín es.
pertó, mi madre todavía estaba allí. Pocas cosas hay tan fáciles de echar a perder como una vida. «La verdad es que nadie sabe cómo debe ser un
XAVIER P. DOCAMPO (Escritor, Premio Nacional LIJ 2005)
cuento; el escritor que lo sabe es un mal cuentista»: palabras del maestro guatemalteco, que escribió un decálogo de doce puntos que un servidor se atreve a resumir en una línea que no está en ese decálogo: «tres renglones tachados valen más que uno añadido». Acabo. El humor es importantísimo para sobrevivir, para no enloquecer. Traslademos el humor a la literatura. Pero cuidado: no se trata de reírnos como idiotas. El
No soy australiano, ni canguro, ni soy Daniel Nésquens. Los elementos que definen una tradición cultural son muy complejos, son muy variados. En realidad, todos los escritores escribimos desde dentro de una tradición cultural. Escribir es leer esa tradición. El escritor es un lector privilegiado en muchas cosas, pero una de
escritor inglés, romántico, alcohólico, Charles Lamb afirmaba que la acción más importante de su vida había
XAVIER P. DOCAMPO
sido atrapar una golondrina en pleno vuelo. Yo que no
Maestro y escritor. Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1995).
soy alcohólico, que no soy vegetariano, que, como he
En 1986 publicó su primera obra dirigida a la infancia y adolescencia, y
dicho al principio, no soy argentino, ni australiano, ni
de la Asociación Galega do Libro Infantil e Xuvenil (GALIX). Se dedicó al
canguro, ni me he condecorado con la cruz de honor de
teatro, fue autor de diferentes montajes y adaptaciones, colaborador de
San Raimundo de Peñafort, atrapé un cuento en pleno
el Premio de la Agrupación de Libreiros da Coruña (1989) y el Premio
vuelo. Se cayó de alguna parte y allí estaba yo, pillan-
Rañolas (1995). Participó en diferentes movimientos de renovación pedagó-
do, apresando aquel cuento –¡zassss!
congresos y jornadas sobre educación y literatura infantil y juvenil.
desde entonces lleva publicados más de veinticinco títulos. Fue presidente
Radio Nacional de España en Galicia. Entre los premios recibidos destacan
gica. Publica habitualmente artículos sobre temas educativos y participa en
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ellas es ser un lector privilegiado de su propia tradición
He oído comparar globalización con cosmopolitis-
cultural. Si lo que pretendemos es hacer literatura, que-
mo. Esa idea, nacida en el romanticismo, para mí no
ramos o no, sólo será posible desde el interior de una
significa absolutamente nada. Es uno de esos términos
tradición cultural y desde el exterior de otras muchas,
creados por una burguesía de mediados del XIX y princi-
que podemos conocer con mayor o menor profundidad,
pios del XX, ociosa y potente económicamente, para jus-
porque no es cosa fácil cambiar de tradición cultural.
tificar su forma de estar en el mundo.
Lo que es posible es ambicionar un producto distin-
Pero, en esa serie de explicaciones sobre lo que es
to al literario, un producto que se relaciona con el ocio,
la globalización, Ramón utilizaba un término que me
con la diversión, con el pasatiempo, con los valores,
parece un poco menos agresivo, el de mundialización.
con los contenidos transversales, con los curricula.
No sé cuál es la característica fundamental que podría
Entonces, se puede hacer desde fuera de cualquier tra-
definir la globalización, pero, si me ayudáis, la pode-
dición cultural, se puede hacer desde la moda, porque
mos encontrar. ¿Dónde vamos a buscar qué es la globa-
todo lo que no es tradición yo sostengo que es moda. Y
lización? ¿Lo buscamos en eso que todos tenemos tan
la moda tiene como destino, como inevitable destino,
claro que se llama liberalismo económico, en su aven-
pasar de moda, dejar lugar a otra moda e impedir que
tajado hijo el neoliberalismo, que ni es neo –es decir, ni
eso se transforme en tradición. Yo con esto no quiero
es nuevo– ni es liberalismo –ninguna de las dos cosas?
decir que las tradiciones no sean algo creado; evidente-
¿O lo encontramos en el pensamiento único, hijo natu-
mente que son algo creado: no es genético ni nada por
ral de un mensaje cultural que dice «lo propio, lo indi-
el estilo. Pero sólo los pueblos crean tradiciones; nadie
vidual, lo diferenciador es malo; lo mezclado, lo mesti-
es capaz de montar una fábrica de tradiciones.
zo, lo fusionado es bueno»? Es un discurso que busca la
Nos hemos ido haciendo conscientes de un concep-
uniformización.
to, que es el concepto de globalización. Y estamos dis-
¿Qué es lo mestizo? La alimentación es una necesi-
cutiendo sobre un asunto resignados a la irreversibilidad
dad, la gastronomía es una cultura. Lo mestizo es la
de la situación. Decimos «otro mundo es posible», pero
hamburguesa, la comida americana con nombre ale-
creemos profundamente en que la globalización es irre-
mán. ¿Qué es lo mestizo? ¿Qué es: la extracción del
versible. Probablemente, a la palabra globalización le
interior de una propia tradición cultural, es el cine ame-
daremos aquí bastantes vueltas para tratar de acomodar-
ricano, es Disney? Y todo lo que ya conocemos y todo
la a nuestra situación incómoda dentro de ella, pero
lo que aún no conocemos. No olvidemos que en toda
cazada por esa irreversibilidad.
disolución hay un soluto y hay un disolvente. En ese
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extraernos de una tradición cultural en aras de lo mesti-
intercambiarán opiniones sobre la creación literaria
zo, lo mezclado y lo fusionado, ¿cuál es el soluto y cuál
destinada a un público infantil y juvenil en sociedades
es el disolvente?
plurilingües», agarrarme, para acabar, a otro tema que
No quiero en absoluto que se me interprete como
quisiera abrir.
que yo tenga nada contra el mestizaje o la mezcla natu-
Nos convoca aquí la literatura infantil y juvenil. ¿Es
ral. Sí estoy contra el mestizaje o la mezcla como el dios
la exigencia literaria, es la presencia de la literatura en
inducido que va a solucionar todos los problemas, que
los textos destinados a los niños y a los jóvenes el tema
busca la creación de una producción más rentable. Se
fundamental del que verdaderamente vamos a hablar?
quiere lo mestizo para que sea adquirido por los unos y
¿Qué es lo esencial en un texto destinado a niños y a
por los otros. Nadie, absolutamente nadie, de los pro-
jóvenes? ¿Qué es lo esencial en la literatura infantil y
motores de tanta fusión, ha pensado jamás ni en la soli-
juvenil? Y digo esencial en el sentido ontológico y no
daridad, ni en la integración, ni en ninguna de las gaitas
coloquial de la palabra, en el sentido de que esencia es
que nos venden.
aquello por lo que una cosa es lo que es y no es ningu-
Yo no puedo negar y no lo voy a hacer, porque no
na otra. ¿Es literatura infantil y juvenil todo producto
tengo conocimientos para ello, que el maíz transgéni-
encuadernado destinado a los niños? Si está destinado a
co sea algo que resiste mejor las plagas, que rinde más
los niños, es infantil; pero, ¿es literatura? El texto esco-
por hectárea, incluso que sea un buen camino para
lar está dedicado a los niños, pero no es literatura. La
paliar el hambre de los países que llamamos pobres y
Divina comedia es literatura, pero no es infantil.
que deberíamos llamar empobrecidos. Pero nadie me
Se están creando productos que responden a las
puede negar que el maíz transgénico es un invento de
necesidades claras del mercado, o a lo que suponen los
las multinacionales de los países ricos, que les hará
mercaderes que son las necesidades del mercado. Pro-
inmensamente más ricos, y que nunca pensaron en
ductos en los cuales no hay ni un solo gramo de litera-
ninguna otra cosa que no fuese esa: ser más ricos.
tura, que están entrando en el mundo y en el mercado
¿Sabemos del peligro de colonización sobre los cam-
de la literatura infantil y juvenil por los métodos más
pos vecinos que representa la dispersión natural de las
atravesados e impresentables, desde la vorágine profe-
simientes del maíz creado por mestizaje, por fusión y
sional, de profesión, de ser ofrecidos por los editores
por mezcla?
junto con el lote de venta el bicho que acompaña al
Pero yo no quiero dejar de aprovechar la oportunidad de, aunque se supone que el tema es «Los escritores
libro. «Si me compras cuarenta, te mando al autor.» «¿A qué autor?» «Al que quieras.»
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Nada tengo en contra de la promoción comercial, nada, absolutamente nada –para algo soy un buen hipócrita. Cada uno es muy libre de ir adelante diciendo que sus libros son la repera de buenos. Me parece estupendo; no le pongo más límite que el propio pudor: si no te da vergüenza ir diciendo tal cosa, pues salta el muro y tira para adelante. Pero lo que me fastidia es que me estén vendiendo esto como un mesianismo de promoción de la lectura. Nuestra obligación como escritores de literatura infantil y juvenil es ofrecer textos que tengan auténtica exigencia literaria, y todo lo demás son milongas. Afición, vocación o como quieras llamarlo, pero textos que puedan y deban ser leídos como verdaderos textos literarios, aquellos que me afectan, aquellos que me incluyen a mí como lector, aquellos en los cuales no me importa tanto lo que pasa como lo que me pasa a mí cuando los leo. ¿Leen literatura los mediadores? Porque yo no voy a decir desde aquí «los mediadores no leen»; sí leen, pero leen como pasatiempo, como diversión, como evasión. Y el que lee como pasatiempo, como diversión y como evasión sólo transmite ese concepto de la lectura. Y a mí la lectura como pasatiempo, como evasión, como diversión no me parece ni bien, ni mal, ni todo lo contrario; simplemente, no voy a perder ni un segundo de mi tiempo en tratar sobre ese tipo de texto y sobre ese tipo
MODERADOR RAMÓN F. LLORENS GARCÍA Doctor en Filología Española. Profesor del área de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante. Director del área de Literatura Infantil de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Ha coordinado los volúmenes Literatura infantil y lectura en el
fin de siglo (1898-1998), La literatura infantil en la escuela (La iniciación a la literatura), Luz vital. Ensayos de cultura hispánica en honor del prof. Vic-
de lectura, de la misma forma que, por principio, no
tor Ouimette. Ha sido asesor científico y pedagógico de la Guía Didáctica
hago promoción del fútbol, ni de Disneylandia, ni de las
de la Casa-Museo Azorín. Ha participado en diversos cursos impartidos por
visitas al rancho George Bush.
(Brasil) y Universidad del Bío-Bío (Chile).
la UIMP, la FGSR, Universidad de Almería, la Universidad de Passo Fundo