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METALES PESADOS: UNA MINA DE ENFERMEDADES. METALES PESADOS: UNA MINA DE ENFERMEDADES. En nuestra evolución siempre hemos estado expuestos a los materiales tóxicos del medio ambiente. Estos siempre han estado presentes en cierto grado en la tierra y en el agua. Por este motivo, hemos desarrollado mecanismos de defensa para protegernos de la entrada de dichas toxinas en nuestro organismo y, en caso de que estos mecanismos no sean lo bastante eficaces, hemos desarrollado sistemas para eliminar estos materiales una vez dentro de nosotros. El problema es que este fabuloso sistema de defensa que la naturaleza nos ha proporcionado no es capaz de lidiar con la enorme variedad y concentraciones de metales tóxicos a los que estamos expuestos hoy en día. Desde la Revolución Industrial el vertido de grandes cantidades de materiales tóxicos al medio ambiente ha ascendido vertiginosamente, sin que nuestro sistema de defensa haya tenido tiempo de adaptarse. Se necesitan miles de años para que las adaptaciones evolutivas se establezcan a través de generaciones, y tan sólo hemos tenido un siglo de exposición masiva a esas sustancias tóxicas. Es nuestra responsabilidad aprender cómo limitar esta exposición y protegernos contra los efectos de estos tóxicos. En el gráfico siguiente podemos observar el aumento alarmante de emisiones de metales pesados desde 1850.
Producción en millones de toneladas Fuente: J.O Nriagu, "History of Global Metal Polution" Science, vol. 272 (12 de abril de 1996), pp. 223-224.
Entre 1850 y 1990 la producción de metales pesados se multiplicó por diez, con el correspondiente incremento de sus emisiones. La toxicidad de estos metales ha quedado documentada a lo largo de la Historia. Los antiguos médicos griegos y romanos diagnosticaron síntomas de envenenamientos agudos mucho antes de que la toxicología se convirtiera en ciencia. Hoy en día se conoce mucho más sobre el efecto de los metales pesados, cuya exposición está relacionada con retrasos en el desarrollo, varios tipos de cáncer, daños en el riñón, e incluso con casos de muerte cuando la exposición ha sido excesiva. La exposición a niveles elevados de mercurio y plomo ha estado asociada al desarrollo de la autoinmunidad, en la que el sistema inmunológico comienza a atacar a sus propias células tomándolas por invasores ajenos a ellas. La autoinmunidad puede derivar en el desarrollo de dolencias en las articulaciones y riñón, tales como la artritis reumatoidea y en enfermedades de los sistemas circulatorio o nervioso central. A pesar de las abundantes pruebas de estos efectos nocivos para la salud, la exposición a los metales pesados continúa y puede incrementarse a falta de una política consensuada y concreta. El mercurio todavía se utiliza profusamente en las minas de oro de América Latina. El arsénico, junto con los compuestos de cobre y cromo, es un ingrediente muy común en los conservantes de la madera. El plomo se usa como aditivo para la gasolina. El mayor uso del carbón en el futuro incrementará la exposición a los metales porque las cenizas contienen muchos metales tóxicos y pueden ser aspiradas hasta el interior de los pulmones. Estas implicaciones resultan obvias en países como China o la India, donde el carbón constituye aún la primera fuente de energía. Los metales, una vez emitidos, pueden permanecer en el ambiente durante cientos de años o más. Muestras de explotaciones de metales pesados han sido halladas en el interior de los hielos de Groenlandia y en el agua de mar de la Antártida. El contenido de plomo de las capas de hielo depositadas anualmente en Groenlandia evidencia un aumento continuado que corre parejo con el renacer de la minería en Europa, alcanzando valores 100 veces superiores al nivel natural.
¿Qué son los metales pesados? Son elementos metálicos de mayor tamaño y peso que los elementos que componen los nutrientes. La mayor parte de ellos no tiene función biológica conocida. Son considerados tóxicos y actúan como antinutrientes, es decir, interfieren con la absorción y utilización de nutrientes y/o favorecen su eliminación. Los metales pesados se unen a enzimas compitiendo por el lugar en el que debería unirse un metal fisiológico, perturbando de esta manera la función enzimática y alterando el metabolismo.
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Por ejemplo, el plomo se une a ciertas enzimas y tejidos con facilidad, sustituyendo a los minerales zinc, hierro, calcio, magnesio y cobre. De esta forma, los síntomas de un exceso de plomo son muy similares a los de una deficiencia de dichos minerales. Los metales pesados más característicos e investigados son el mercurio, el plomo, el cadmio, el arsénico y el aluminio. Fuentes de contaminación. Mercurio: Empastes dentales de amalgamas, fungicidas, insecticidas, productos de limpieza y fotografía, papel... Plomo: Vegetales y fruta cultivados cerca de lugares transitados por vehículos, minería y fundición, gasolina con plomo, pintura, tuberías del agua, cerámica barnizada, soldaduras, pilas y algunos cosméticos como los tintes del cabello... Cadmio: Cigarrillos, marisco, atún, hígado, riñones, trigo, arroz, tomates y patatas, deshechos industriales quemados, minería y fundición de zinc, fertilizantes altos en fosfatos, fabricación de pilas, plásticos de color, gasolina, pilas... Arsénico: Marisco contaminado por aguas costeras, insecticidas, deshechos de la construcción que han sido quemados, combustión de carbón y fundiciones... Aluminio: Utensilios de cocina, papel de aluminio, antiácidos, desodorantes y antitranspirantes, cierta medicación...
El daño que ocasionan los metales pesados. Los metales pesados son extraños en los sistemas biológicos y afectan los niveles de minerales, lo cual puede disminuir los procesos antioxidantes y desintoxicantes, entre otros perjuicios. Cuando nuestro organismo no puede desintoxicarse adecuadamente aparecen síntomas relacionados con el envejecimiento prematuro: dolores de las articulaciones, pérdida de la visión, falta de memoria y concentración. A menudo, los metales pesados desplazan los nutrientes cofactores, interrumpiendo los procesos metabólicos. Así pues, los metales pesados pueden activar la producción de radicales libres y provocar la destrucción de las membranas celulares y sus componentes. Cuando esto ocurre, los tejidos pierden elasticidad y agua, lo cual puede disminuir su vitalidad y la de los órganos. Aun en bajas concentraciones, estos metales pueden presentar problemas, ya que alteran los mecanismos de señalización de las células, afectando las funciones celulares, como la diferenciación y la proliferación, además de afectar directamente los tejidos (incluido el cerebro, riñones, la médula ósea y el sistema cardiovascular) en los cuales queda acumulado.
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La presencia de metales pesados en el organismo desgasta las reservas de ciertos nutrientes en el proceso de desintoxicación, a la vez que inhibe la entrada de minerales esenciales a las células. Los metales pesados tienen una naturaleza antagonista y una distribución electrónica en la capa de valencia similar a los metales fisiológicos, lo cual les proporciona ventaja para habitar los espacios destinados a estos metales ligeros, dejando al organismo expuesto a una desnutrición mineral. Así pues, el mercurio es antagonista del cobre, del hierro, del selenio, del cinc y del anión sulfuro. El plomo es antagonista del anión sulfuro, del calcio, del selenio, del cromo, del hierro, del cobre, del manganeso y del magnesio. El cadmio, del manganeso, del sulfuro, del cobre, del hierro y del selenio. El arsénico, del selenio, del aluminio y del hierro.
Síntomas y signos causados por toxicidad de metales pesados. Mercurio Fatiga crónica Depresión Falta de memoria y función cognitiva Inestabilidad emocional Hormigueo y cosquilleo en las extremidades Disminución del tacto, oído y visión Hipersensibilidad y alergias Infecciones recurrentes (incluida candidiasis) Deficiencia de la función inmunitaria Afecciones del sistema respiratorio Problemas cardiovasculares Anemia Lengua irritada Poco apetito Náuseas Hipertensión Poco sentido del gusto u olfato Acné o piel grasa Infertilidad Plomo Fatiga e insomnio Falta de apetito Dolores de cabeza Falta de memoria o concentración Pérdida de coordinación Irritabilidad 4
Dolores de músculos Dolores de huesos Dolores de abdomen Gota Anemia Infecciones frecuentes Hipertensión Estreñimiento Hiperactividad Depresión Espasmos musculares Mareo o poco sentido del equilibrio Adicción a lo dulce Sensación de somnolencia Manos frías Excesiva sudoración o sudor frío Cáncer de riñón Cadmio Hipertensión Enfermedades vasculares Bronquitis Enfisema Infertilidad Cáncer de próstata Fatiga Dolores de huesos Dolores de músculos Anemia Dolor lumbar Arteriosclerosis Lengua irritada Náuseas Poco apetito Problemas de riñones, asociados a pérdida de minerales, aminoácidos y proteínas en la orina Arsénico Malestar general Bronquitis Cáncer de esófago, laringe, pulmón y vejiga Enfermedades vasculares Debilidad muscular Eczema Dermatitis Aumento de la salivación Aliento con olor a ajo (sin haberlo comido) 5
Cataratas Hipertensión Infecciones frecuentes Aluminio Deterioro de la función mental Problema de huesos Hiperactividad Problemas de comportamiento Palidez Anemia Lengua irritada Fatiga o agotamiento Poco apetito Náuseas
Diagnóstico. Espectroscopía de absorción atómica. El mejor diagnóstico es el que resulta de un análisis de pelo en el que se reflejan los niveles de metales pesados y de minerales. La ventaja de este análisis, frente al de orina, es que, en lugar de reflejar el proceso correctivo del organismo, refleja directamente el estado de contaminación. Para analizar la cantidad de metales pesados en el pelo se recurre a la técnica de espectroscopía de absorción atómica. Esta técnica análitica es interesante ya que, como hemos dicho nos proporciona datos cuantitativos de la exposición del organismo a los metales pesados. Veamos en qué consiste: Si sobre un átomo libre en estado fundamental incide una radiación de una determinada longitud de onda, el átomo puede absorber energía y pasar a un estado excitado en un proceso conocido como absorción atómica. El parámetro de mayor interés en las medidas por absorción atómica es la cantidad de luz, a la longitud de onda resonante, que es absorbida cuando la luz pasa a través de una nube atómica. El uso de fuentes específicas de luz y la selección cuidadosa de la longitud de onda permiten la determinación cuantitativa específica de elementos individuales en presencia de otros. La nube de átomos requerida para las mediciones por absorción atómica es producida por la adición de suficiente energía térmica para disociar los compuestos químicos en átomos libres. La aspiración de una solución de la muestra dentro de una llama alineada con el rayo de luz sirve para este propósito. Bajo condiciones apropiadas de llama, muchos de los átomos permanecerán en su estado fundamental. La detección de luz absorbida se podrá relacionar proporcionalmente con la cantidad del elemento a analizar presente en la muestra. La velocidad y facilidad a la cual se pueden hacer determinaciones exactas y precisas han hecho que la absorción atómica sea uno de los métodos más utilizados para la determinación de metales. Por otro lado, ciertos dentistas bioenergéticos pueden medir la magnitud de la polaridad de la corriente eléctrica en los empastes. Una medición eléctrica da 6
idea de la velocidad de las reacciones químicas en la superficie del empaste. A mayor medición eléctrica, mayor velocidad de reacción. Así se pone de manifiesto si el empaste está “goteando” mercurio e intoxicando el cuerpo.
Desintoxicación y tratamiento. Mediante la desintoxicación, el organismo elimina sustancias nocivas de desecho. El proceso biológico de desintoxicación de metales pesados implica síntesis en vez de degradación. En otras palabras, si el cuerpo quiere deshacerse de ciertos cationes metálicos, se combinarán químicamente a estos metales otras moléculas en un proceso de quelación, haciéndolas más grandes, pero menos tóxicas y fácilmente eliminables. La palabra quelación proviene del griego y significa "pinza". Un símil ilustrativo sería una mano envolviendo una bola. La mano sería la molécula quelante y la bola sería el metal pesado. Por ejemplo, el selenio se une al mercurio, resultando una disminución en la toxicidad de este metal pesado. Así pues, al selenio se le denomina agente quelador. Esta combinación hace que la molécula resultante sea eliminada del organismo desde el hígado a través de dos rutas de deshecho: por un lado el intestino y las heces vía bilis, y por otro lado por la orina a través de los riñones. Así, el primer paso para la desintoxicación es identificar los metales pesados que causan daño en el organismo y limitar su exposición. Por ejemplo, si es el plomo el que causa problemas de salud, es imposible no respirar aire contaminado. Sin embargo, sí es posible evitar hacer ejercicio en lugares con tráfico excesivo, evitar tintes para el cabello y evitar comprar frutas y verduras expuestas en la calle. El siguiente paso es reducir los niveles de metales pesados con la ayuda de agentes queladores, y finalmente, proteger el organismo con antioxidantes y otros nutrientes. Los nutrientes que trabajan como queladores y, por otro lado, los que ayudan a mantener el organismo sano y protegido del efecto negativo de los metales pesados son: Vitaminas B6 y B12: ayudan en la eliminación de metales pesados en el tracto intestinal. Vitaminas B, C y A: actúan como antioxidantes. Aminoácidos que contienen sulfuro, como son la metionina, taurina y cisteína: funcionan como agentes queladores. Pectina: se encuentra en la piel de las manzanas y las peras, principalmente, y ayuda a eliminar los metales pesados a través del intestino. Ácido algínico: lo contienen las algas y ayuda como agente quelador. Lecitina: protege la membrana de las células del daño causado por los metales pesados. N-Acetil-Cisteína (NAC): funciona como agente quelador y antioxidante. Sesquióxido de carboxietil germanio (Ge 132): actúa también como quelador. ... 7
Nutrientes específicos para combatir cada metal pesado. Mercurio Vitamina A – Antioxidante. Vitamina C – Quelador, antioxidante y reforzante del sistema inmune. Vitamina E – Trabaja en sinergia con el selenio para neutralizar el mercurio. Selenio – Neutraliza los efectos del mercurio. Complejo de Vitamina B – Importante para combatir los efectos del mercurio en la función cerebral. Lecitina – Protege las células del daño del mercurio. Rutina – Ayuda a eliminar los metales pesados. N-Acetil-Cisteína – Agente quelador y antioxidante. Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante. Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados. Cadmio Vitaminas A, C, E y selenio – Antioxidantes. Calcio y Magnesio – Ayudan a eliminar el cadmio. Cinc – Antagonista del cadmio. Hierro – Antagonista del cadmio. Lecitina – Importante para la función cerebral. Cobre – Trabaja en sinergia con el cinc para eliminar el cadmio. Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante. Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados. Plomo Vitamina A, C, E y selenio – Antioxidantes. Calcio – Previene que el plomo sea depositado en los tejidos. Magnesio – Necesario para el equilibrio del calcio. Manganeso – Actúa como agente quelador. Cinc – Agente quelador. Vitaminas B1 y B6 – Ayudan a eliminar el plomo del cerebro. Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante. Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados. Aluminio Vitamina A, C, E y selenio – Antioxidantes. Calcio y Magnesio – Funcionan como queladores. Vitaminas B6 y B12 - Eliminan los metales pesados del tracto intestinal. Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante. Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados. Arsénico Vitamina A, C, E y selenio – Antioxidantes. Superóxido dismutasa – Poderoso desintoxicante y antioxidante. Cinc – Protege contra los radicales libres formados por el arsénico. 8
N-Acetil-Cisteína – Agente quelador y antioxidante. Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante. Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados. Todos estos nutrientes deben tomarse siempre junto con un suplemento de multivitaminas y minerales. Las dosis óptimas de estos nutrientes son las que se muestran a continuación y sirven para proteger al organismo día a día de la exposición media a los metales pesados. Sin embargo cuando el cuerpo presenta niveles altos de estos tóxicos, se requieren dosis terapéuticas que deben ser supervisadas por un terapeuta cualificado.
NUTRIENTES
DOSIS ÓPTIMAS
DOSIS TERAPÉUTICAS
Vitaminas A E C B1 B6 B12
7500 u.i. 100 u.i. 1000 mg 25-100 mg 25-100 mg 5-100 mcg
20000 u.i. 1000 u.i. 4000 mg 100 mg 250 mg 300 mcg
Minerales Calcio Magnesio Hierro Cinc Selenio Manganeso
400-800 mg 300-500 mg 10-25 mg 15-30 mg 25-100 mcg 2,50-15 mg
3000 mg 1000 mg 50 mg 60 mg 500 mcg 100 mg
Aminoácidos Cisteína Metionina Taurina NAC
200 mg 200 mg 100 mg 600 mg
1000 mg 1000 mg 1000 mg 1800 mg
1200 mg
3600 mg
Fosfolípidos Lecitina
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Etapas para una correcta desintoxicación. 1) Averiguar a través de un análisis de pelo, el nivel de acumulación de metales pesados. 2) Seguir un tratamiento de suplementos nutricionales (vitaminas, minerales, etc.) acorde con los resultados de los análisis. 3) Eliminar posibles fuentes de contaminación. Por ejemplo, lavar los vegetales y las frutas con agua y vinagre, o mejor aún, consumir los de cultivo biológico; evitar el uso de desodorantes que contengan aluminio; beber agua mineral embotellada, a ser posible envasada en vidrio, evitar los antiácidos y otras drogas farmacéuticas; utilizar sartenes y ollas de acero inoxidable o bien esmaltadas; protegerse al manipular productos de limpieza, pintura... evitar los empastes de amalgama de mercurio o consultar con un dentista experto en ese tema (dentistas bioenergéticos) para que, poco a poco, se vayan sustituyendo ese tipo de empastes; dejar de fumar... 4) Eliminar el azúcar, alcohol, café, granos refinados, refrescos, margarina, y alimentos en lata, ya que todos actúan como antinutrientes en el organismo. 5) Aumentar el consumo de los siguientes alimentos desintoxicantes de metales pesados: - Ajos, cebollas, puerros, huevos, bróculi, col, coliflor, coles de Bruselas, rabanillos. Contienen ciertas moléculas azufradas que ayudan a desintoxicar el hígado de metales pesados. - Alimentos ricos en fibra, como frutas, vegetales, legumbres y granos, ya que asisten a la extracción de metales pesados a través del tracto gastrointestinal. - Frutas y sus pepitas. Éstas ayudan a desintoxicar. Además, algunas frutas como las manzanas, peras, naranjas y pomelos contienen niveles altos de pectina, que previene la absorción intestinal de los metales pesados y actúa como quelante. - Zumos vegetales biológicos, particularmente hechos de vegetales ricos en clorofila como los de hoja verde. Estos pueden reducir la acidez metabólica y ayudar a los sistemas enzimáticos a funcionar eficientemente. Además, ayudan a eliminar metales pesados del cuerpo. - Miso. Es rico en ácido dipicolónico, el cual se une a los metales pesados ayudando a eliminarlos del organismo. - Algas. Son ricas en ácido algínico, que actúa como agente quelador, limpiando el organismo de metales pesados. 6) Aumentar el consumo de alimentos ricos en nutrientes necesarios para eliminar metales pesados.
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Nutrientes que contienen sustancias protectoras del efecto negativo de los metales pesados. Vitamina A y beta caroteno (precursor de la Vitamina A): Huevos, vegetales y fruta amarilla, rosada, naranja y roja (tomates, melón, albaricoques, melocotones, pimientos rojos y amarillos, zanahorias, nabos, plátanos, limones, naranjas, pomelos, mandarinas, sandía, etc.), vegetales verde oscuro (berros, canónigos, espinacas, bróculi, etc.),... Vitamina C: Germinados, coliflor, perejil, melón, pomelo, bróculi, espinacas, limones, col, pimientos, berros, tomates, patatas con piel, fresas, acerola... Vitamina B1: Arroz de grano entero, frutos secos, legumbres, soja, patatas, granos germinados. Vitamina B6: Huevos, puerros, vegetales verdes, legumbres, frutos secos, arroz integral, patatas... Vitamina E: Frutos secos y semillas, vegetales verdes, huevos, legumbres, lechuga, germinados... Cinc: Pepino, frutos secos, huevos, lechuga, trigo sarraceno, patatas, coliflor, zanahorias, avena, centeno... Calcio: Huevos, frutos secos y semillas, legumbres, vegetales de hoja verde, algas... Magnesio: Almendras, bróculi, col, ajo, cebollas, tomates, berenjenas, zanahorias, judías verdes, perejil, uvas, manzanas, apio, champiñones, maíz (mazorca), cacahuetes, guisante, patatas con piel... Manganeso: Frutos secos, legumbres, fruta tropical, vegetales de hoja verde, tubérculos... Hierro:
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Cocoa, harina de soja, perejil, cereales y granos sin refinar, fresas, pasas, plátanos, higos, aguacate, apio, patatas, nueces, bróculi, champiñones, col roja, alcachofas, zanahorias, tomates, berenjenas, coliflor, naranjas... Selenio: Granos integrales, vegetales... Cobre: Legumbres y frutos secos...
Desintoxicación homeopática. Existen gran cantidad de estudios toxicológicos en animales que prueban el efecto desintoxicante de metales pesados de las diluciones homeopáticas. La doctora Wurmser reeditó en 1984 una comunicación que resume los trabajos realizados por ella y por el doctor Lapp en la Universidad de Estrasburgo. En estas experimentaciones se intoxicaron cobayas con dosis de arseniato de sodio equivalentes a 1000 gammas de arsénico. En menos de una semana, el arsénico quedó fijado en el hígado, la médula ósea y faneras. A continuación se administró una solución de arseniato sódico a la 7 CH a un grupo y a otro grupo agua dinamizada a la 7CH. Se pudo comprobar la capacidad de la solución homeopática de arseniato de movilizador y eliminar el arsénico. Se repitió el experimento con bismuto y la solución homeopática de bismuto a la 7CH consiguió movilizar y eliminar la mayor parte del bismuto fijado. Se comprobó también que las diluciones homeopáticas de arseniato no provocaban ninguna eliminación de bismuto. El doctor Moriquand preparó un estudio algo diferente. Eligió palomas para su trabajo y no sólo midió la excreción del arsénico administrado, sino también la cronaxia vestibular, que es una medida de la excitabilidad nerviosa producida por dicha intoxicación. En este caso, constató el aumento de eliminación de arsénico y la recuperación de los valores normales de la cronaxia vestibular. Obtuvo valores similares usando diluciones 7 CH, 9 CH y 15 CH. Existen estudios análogos con plomo y mercurio con los mismos resultados. Por otro lado, se han hecho estudios de intoxicación hepática producida por tetracloruro de carbono y se ha podido comprobar su eliminación con diluciones homeopáticas drenadoras de hígado pero diferentes al tetracloruro de carbono; nos referimos a diluciones homeopatizadas de Phosphorus. Así pues, cuando se sospecha de la intoxicación por algún metal pesado es interesante combinar la terapia nutricional con remedios homeopáticos.
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Prevención de la intoxicación de metales pesados. -
Seguir una dieta sana.
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Beber siempre agua mineral embotellada o filtrada. Si se usa filtro del agua, cambiarlo regularmente, siguiendo las recomendaciones del fabricante.
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En caso de beber agua del grifo, dejar correr el agua un par de minutos por la mañana antes de beberla, y nunca beber agua del grifo caliente.
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Cepillarse los dientes y usar hilo dental regularmente.
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Evitar comprar frutas y verduras expuestas al tráfico de la calle. Si es inevitable, comprar sólo aquello que se pueda pelar. Lavar las frutas y verduras, preferentemente en un recipiente de agua con unas cucharaditas de vinagre. Éste acidifica el agua y ayuda a eliminar toxinas.
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Quitar las hojas externas de vegetales como la col y la lechuga.
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Seleccionar frutas y verduras biológicas, siempre que sea posible, y escoger las de temporada.
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Evitar la comida empaquetada en aluminio.
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Evitar el café instantáneo.
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Evitar el uso de antitranspirantes que contengan aluminio.
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Evitar el tabaco y los lugares cargados de humo.
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Evitar el uso de productos farmacéuticos para la acidez estomacal (la mayoría contienen aluminio).
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Evitar hacer ejercicio o caminar por calles con mucho tráfico.
El cuerpo humano es muy vulnerable a los efectos de los metales pesados. Sin embargo, disponer de información y conocimientos nos permite adoptar un papel activo, tanto para reducir la exposición a estos elementos tóxicos, como para restablecer la salud en los casos en que no ha sido posible evitar el contacto con ellos.
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R.D. Beaty, "Conceptos, instrumentación y técnicas en espectrofotometría por absorción atómica". Perkin-Elmer, 1979. J.C. Avilés, "Prontuario de homeopatía y terapias biológicas". Edaf, 1996.
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