MIKONOS Mar Egeo, Egeo Mikonos Mikonos

MIKONOS MIKONOS El archipiélago de las Islas Cícladas, situado en el centro del Mar Egeo, es seguramente los restos de una antiquísima y olvidada t

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MIKONOS

MIKONOS

El archipiélago de las Islas Cícladas, situado en el centro del Mar Egeo, es seguramente los restos de una antiquísima y olvidada tierra de mayor extensión que, por efecto de los numerosos cataclismos sufridos en épocas geológicas remotas, fue hundiéndose en el mar. Su situación entre continentes, Europa, Asia y África, le ha hecho recibir pueblos e influencias muy variadas que hicieron eclosionar una de las civilizaciones más antiguas y determinantes del Mediterráneo (3000 – 1000 a.C.), la civilización cicládica. Las distancias relativamente pequeñas entre las 56 islas que forman el archipiélago, ha crearon una cohesión en la fisonomía de su paisaje, en su peculiar arquitectura y en los usos y costumbres de sus gentes. El blanco deslumbrante de los pueblos con el azul intenso del Egeo es su seña de identidad. Y entre todas ellas destaca Mikonos, una de las más emblemáticas islas griegas y no por ello mejor conocida, ya que a veces el visitante se queda solo en el atractivo de sus playas, que es mucho, pero Mikonos es bastante más…

MIKONOS

Como casi todos los rincones de Grecia esta isla tiene su propio origen mítico. La isla de Mikonos se creó como resultado de la transformación en grandes rocas de los gigantes que, habiendo luchado contra los dioses del Olimpo y contra Heracles, fueron vencidos por ellos y arrojados al mar. Este mito se relata con todo detalle en la Gigantomaquia (guerra de los gigantes). El nombre lo recibe de Mikonos, uno de los hijos del legendario rey Anio de Delos, que a su vez era hijo del dios Apolo y de una ninfa. La historia de la isla de Mikonos desde sus orígenes más remotos ha estado a la sombra de la cercana Delos que fue el centro religioso, político y comercial durante más de 1.000 años desde el siglo IX a.C. Como la isla de Delos tenía mucha población debido a su gran actividad y prosperidad, la cercana Mikonos fue una eficiente proveedora de todo tipo de productos ya que en Delos no se cultivaba nada ni se criaba ganado. Los primeros pobladores llegaron hacia el año 3.000 a.C. y serían tribus carias llegadas de la costa de Asia Menor y en el siglo XI a.C. llegaron los jonios. Cuando se creó la Liga de Delos en el siglo V a.C., la isla de Mikonos fue uno de sus miembros pagando un tributo de “un talento y medio”. Poco se sabe de su historia durante los periodos helenístico, romano y bizantino. En 1207 quedó bajo la dominación veneciana como el resto de las islas Cícladas de las que se hizo cargo la familia Gizi hasta 1537 en que los venecianos tuvieron que retirarse ante el empuje otomano que acabó conquistando todo el Egeo. En la guerra de independencia contra los turcos, la isla de Mikonos tomó parte activamente contribuyendo con su flota y sus experimentados marinos a la revolución de 1822. La heroína revolucionaria Manto Mavrogenous, oriunda de la isla, contribuyó con su fortuna y su entusiasmo a recaudar recursos para la causa griega y formó parte de la organización revolucionaria Etairia Philiki. La isla de Mykonos queda muy perjudicada al perder su flota y su economía no remonta hasta los años 60 con el comienzo de un incipiente turismo.

MIKONOS

UNA ISLA COSMOPOLITA La pequeña isla de Mikonos, situada entre sus vecinas Tinos, Syros Paros y Naxos, tiene una superficie que no supera los 86 km 2 con 80 km de costa de los cuales 20 km son hermosas playas de arena blanca. Su clima es puramente mediterráneo, con veranos menos calurosos que los de la Grecia continental u otras islas más meridionales ya que los vientos estivales suavizan y refrescan considerablemente. A pesar de ser una isla bastante seca como el resto de las Cicladas, el abastecimiento de agua está asegurado con dos grandes embalses para la población que en condiciones normales no supera los 11.000 habitantes pero que en plena temporada turística se multiplica hasta casi 70.000 almas. Parte de la población fija son extranjeros que tras conocer la isla se han quedado a vivir en ella conquistados por su calidad de vida. Por descontado es que la principal actividad económica es el turismo y las instalaciones para tal fin, como hoteles, restaurantes, infraestructura en playas, abundantes y de calidad, aunque siempre respetando la construcción tradicional para no romper la estética de la isla. Hasta los años 50 era una isla relativamente pobre cuya actividad se basaba en la pesca y algo de agricultura pero a partir de esa década en que intelectuales, artistas y los primeros hippies comenzaron a elegirla como destino preferente para su retiro y lugar de descanso, no ha parado de recibir visitantes que bien por unas horas si llegan en los cruceros que recalan en su puerto o por unos días o periodos más largos, saborean y disfrutan de todo lo que esta pequeña isla ofrece.

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Para llegar hasta ella, se puede escoger el avión desde Atenas y otros aeropuertos griegos como Rodas, Creta, Santorini y Salónica y en temporada alta, en vuelos directos desde algunas ciudades europeas, entre ellas Madrid. O bien en barco desde el Pireo o Rafina. El relieve de Mikonos, que no es tan montañoso como en la mayoría de las Cícladas, se caracteriza por la suavidad de sus colinas lo que hace que siempre llegue el sol a todos los rincones de la isla y esta luminosidad se refleja en el carácter alegre de sus habitantes y se contagia a todo el que la visita. Esto algo tiene que ver con el desenfado y a veces desinhibición que reina en algunos centros turísticos costeros tanto de día como en las animadas y alocadas noches veraniegas. No hay que olvidar que durante el verano, Mikonos es uno de los destinos “gays” más conocidos del Mediterráneo. Pero en la isla de Mikonos también se puede hallar siempre un rincón tranquilo y relajado, una playa apartada de las más bulliciosas para disfrutar de la calma de la vida rural. O se puede optar por una escapada al pasado, salvando la pequeña distancia que la separa de la isla-museo de Delos a la que se llega en barco en apenas 20 minutos desde el puerto de Chora, la capital de la isla. Merece la pena visitar el que es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Grecia. Todo esto se une a una variada y cuidada oferta gastronómica en la que se pueden apreciar, entre otros, los sabores intensos del “kopanistí”, estupendo queso local, de la “amigdalotá, dulce típico de almendra y la sumadá, bebida también hecha a base de almendras. Mikonos es un pequeño cosmos en el que uno puede perderse.

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HORA o CHORA, LA CAPITAL Aunque la mayoría de los pueblos de las Cícladas están construidos en anfiteatro aprovechando las laderas del relieve, la capital de la isla, conocida popularmente como Chora (pueblo), aunque su nombre sea también Mykonos, está situada sobre una suave llanura junto al mar, formando un caserío uniforme del que solo destacan el Kastro (castillo) y unos airosos y característicos molinos. El caserío está formado por casas blancas de formas cúbicas y tejados planos organizadas entorno a callejuelas estrechas y tortuosas que le dan un aire laberintico. El blanco deslumbrante está salpicado por los colores alegres de puertas, ventanas y balcones de madera pintados sobre todo en azul añil y rojo. Las calles están pavimentadas de piedras entre las cuales también se pinta de cal, cada tienda, establecimiento o vivienda se encarga de su parte de calle y todo está siempre impecable. Las siempre presentes buganvillas completan la paleta cromática. Sin duda Mykonos es un pueblo alegre y desenfadado que invita a pasear por sus calles y rincones para descubrir siempre algo nuevo. Sorprende la abundancia de capillas e iglesitas intercaladas entre las casas pero la explicación es sencilla y curiosa. Durante años los habitantes de Mykonos se dedicaron de alguna manera a la piratería pero como no dejaban de ser devotos y creyentes cada vez que emprendían una acción prometían construir una capilla nueva si lograban el objetivo y debieron de conseguir muchos… Aunque Hora es un pueblo pequeño se pueden diferenciar varias partes o barrios para facilitar su visita. El barrio del Kastro está un poco más elevado que el resto de la población, en el construyeron los venecianos un barrio medieval con su castillo del que apenas queda nada salvo algunas casas que parecen formar una muralla. En el interior del recinto se haya el conjunto de iglesias de Paraportianí, que han sido declaradas Monumento Nacional Cultural y que constituyen un magnífico ejemplo de arquitectura cicladica. Sobre otra pequeña elevación del terreno se recorta la silueta de los cinco molinos de viento que quedan de los quince originales que tradicionalmente abastecían de harina a la población. Actualmente son uno de los símbolos más familiares de Mykonos y uno de ellos se puede visitar.

En la parte más baja del pueblo y junto al mar está el barrio de Alefkándra, popularmente conocido como “la pequeña Venecia” ya que sus casas de dos o tres plantas, pintadas de colores, con balcones y pórticos llegan hasta el agua hundiendo sus cimientos en ella. Es una zona muy agradable en la que abundan los cafés, restaurantes, terrazas y locales de copas que invitan a sentarse y disfrutar de la puesta de sol. En este barrio hay dos interesantes iglesias que se pueden visitar una es la cátedras ortodoxa y la otra la iglesia católica de la Virgen del Rosario que muestra en su fachada el escudo de la familia veneciana de los Ghisi.

La oferta cultural de Mykonos capital es variada e interesante. El Museo Arqueológico, situado cerca del pueblo, reúne gran cantidad de objetos encontrados en las excavaciones de la cercana isla de Rinia y de Mykonos. El Museo Folclórico, ubicado en una mansión del siglo XVII perteneciente a un capitán de navío de la ciudad llamado Maloukhos muestra interesantes objetos tradicionales entre los que destacan muebles, esculturas e instrumentos musicales. Cerca de la plaza Pigadia está el Museo Naval que no puede faltar en una población tan ligada a la navegación, expone objetos y documentos así como maquetas de barcos. PETROS, LA MASCOTA DEL PUEBLO Mikonos tiene muchas señas de identidad, sus molinos, la pequeña Venecia, sus iglesias cicládicas, pero lo más llamativo y desde luego entrañable es, sin duda, su mascota, un pelicano al que se bautizó con el familiar nombre de Petros. Apareció en el puerto en 1954 tras una gran tormenta y debió gustarle el lugar porque se quedó en vez de seguir sus hábitos migratorios. Durante 29 años hizo del pueblo su casa y se le podía ver paseando por calles y plazas como un lugareño más. Todo el mundo le quería y cuidaba. Cuando murió de viejo todos lo sintieron tanto que decidieron reemplazarlo por otros pelicanos que recordaran siempre a aquel singular animal.

Efectivamente en la ciudad sigue habiendo uno o varios Petros que pasean por sus calles y por el puerto alegrando la vista de los que lo observan. Cuando llega la noche a Mikonos, la población se transforma y la vida nocturna comienza, prolongándose hasta el día siguiente. Esta dualidad forma parte del encanto de la peculiar mezcla de tradición y fiesta que la caracteriza.

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RESTO DE LA ISLA Aparte de Hora o Mikonos no hay demasiadas poblaciones en la isla. En cualquier caso son pequeños pueblo que guardan todo el encanto del Egeo entre sus casitas blancas, las pequeñas iglesias de cúpulas rojas y las plazuelas escondidas. La segunda población en tamaño de la isla, Ano Merá, está situada al este y en el interior. Es uno de los asentamientos humanos más antiguos de la isla y parece vivir al margen del bullicio de las zonas turísticas. No hay que dejar de visitar el cercano Monasterio de Panagía Tourlianá en el que destaca un bello campanario y la fuente de mármol del patio. En el interior se conserva una valiosa talla de madera de la Virgen así como varios iconos interesantes. Al norte de Ano Merá quedan las ruinas de una antigua fortaleza veneciana del siglo XIV llamada Paleokastro. En Hora solo hay una pequeña playa junto al puerto, que no es gran cosa, pero en cuanto uno se aleja tan solo dos o tres kilómetros hacia el norte o hacia el sur se encuentran las magníficas playas que dan su justificada fama a la isla de Mikonos. Siguiendo la línea de la costa en el sentido de las agujas de un reloj desde la capital se van sucediendo las playas, unas bulliciosas otras más tranquilas, familiares o nudistas, de arena o guijarros pero todas ellas con unas aguas excepcionalmente limpias y cristalinas para disfrutar del mar.

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Al norte, a tan solo 4 km, esta Tourlos donde se ha construido el nuevo puerto donde recalan los cruceros que llegan para visitar la isla. Junto al puerto, la playa de Agios Stefanos, la más cercana a la capital y por lo tanto muy popular. Al noreste esta la playa de Panormos, mucho más tranquila, y junto a ella la de Agios Sostis, que por su complicado acceso suele estar frecuentada por los amantes del nudismo. En la costa sureste es donde se concentran la mayoría de los centros turísticos al abundar las playas. Desde la playa de Lia se continúa por la costa encontrando las playas de Kalafatis, Kalo Livadi (bastante familiar y tranquila), Elia y Agrari. Las siguientes, Super Paradise y Paradise son playas con un ambiente peculiar y desinhibido, en las que la fiesta comienza a medio día para prolongarse hasta la noche. En ellas es frecuente el nudismo y no son recomendables para quien busca descanso y tranquilidad. Para relajarse son mejores las ya mencionadas playas de Elia y Paraga, Platis Gialos y Psarou, que aunque muy concurridas en verano, no son bulliciosas. Al suroeste de Hora están Agios Ioannis, Korfos (para amantes del windsurf), Megali Ammos (playa tranquila y arenosa) y Ornos. Esta última está situada junto al pueblo del mismo nombre y al fondo de una bahía, ya muy cerca de Hora, a tan solo 4 km. Ornos es muy agradable ya que por un lado tiene la capital con su ambiente muy cerca pero da la oportunidad de disfrutar a la vez de sus excelentes y tranquilas playas. Si se viaja a Mykonos en distintas épocas del año o se visitan distintas zonas de la isla, se tendrá la sensación de viajar a islas distintas. Puede ser una isla bulliciosa y cosmopolita en la que la fiesta no tiene fin o una tranquila isla que guarda el sabor e identidad de las islas mediterráneas del Egeo. Lo mejor es vivir las dos a la vez…

RESTAURANTES RECOMENDADOS

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TO MAEREIO: Mykonos Town , (tel: +30 22890 28825) MAMMOS: Paralia Psarou , (tel: 22890 22440)

JACKIEÓ: Paralia Super Paradise , (tel: 22890 79167) ELIA BEACH: Paralia Elia , (tel: 22890 71204) KUZINA: Paralia Ornos, (tel: 22890 26434) MEZE ON PORT: Tourlos new port , (tel: 22890 23123)

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