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Nunca había sido tan fácil eliminar los miomas, quistes y la endometriosis.
Las mujeres hemos evolucionado, pero desafortunadamente seguimos estando expuestas a problemas ginecológicos que pueden llevarnos a cirugía. La buena noticia es que también la medicina ha evolucionado y ahora contamos con una nueva forma de cirugía que se adapta a nuestras necesidades, segura, rápida, sin horribles cicatrices ni dolores incapacitantes y que nos permite volver a nuestras actividades en muy pocos días.
Las mujeres hemos evolucionado, la cirugía ginecológica también. Miomas Son los tumores que más afectan a la mujer (una o dos de cada 5 mujeres los llegan a tener en alguna fase de su vida). Salen en la matriz, ocasionan dolor y hemorragias cada vez más intensas. Son la primera causa de cirugía. Quistes de Ovario Son tumores en los ovarios, llenos de líquido y en ocasiones suelen tener un crecimiento rápido. Pueden provocar irregularidades menstruales, dolor e inflamación abdominal. Endometriosis Esta enfermedad es la causa más frecuente de que muchas mujeres tengan dolores insoportables en la menstruación, se inflame el vientre, estemos irritables y lo peor ¡puede ser la causa de quedar estéril! Estos tres problemas requieren ser tratados por cirugía. Las operaciones tradicionales implican grandes heridas que dejan horribles cicatrices en el abdomen, son dolorosas y por lo tanto llevan una recuperación lenta y fastidiosa. Lo peor es que los médicos, con frecuencia, sugieren como única opción la extirpación de nuestros órganos. Es así como muchas mujeres pierden su matriz u ovarios. Afortunadamente, la ciencia ha avanzado y hoy en día hay nuevas opciones quirúrgicas como es la cirugía laparoscópica (también llamada cirugía de mínima invasión), que nos ofrece muchas ventajas, como: la posibilidad de extirpar sólo los tumores sin necesidad de
quitar la matriz u ovarios, pequeñas incisiones (cicatrices menores a un centímetro), cirugía menos agresiva y 80% menos dolorosa. Es una intervención muy segura que nos permite recuperarnos en muy poco tiempo (7 a 10 días). Cuando la única opción es extirpar la matriz, también se puede usar esta técnica. Si te han diagnosticado alguno de estos problemas o tienes molestias, no lo dejes para después y busca atención médica. El Hospital Angeles del Pedregal tiene ahora la única clínica especializada en endometriosis y cirugía laparoscópica para la mujer, que te ofrece todas estas ventajas. Si tenemos miomas, quistes o endometriosis, podemos ser tratadas por expertos en cirugía laparoscópica y reintegrarnos pronto a nuestras actividades sin sufrir espantosos dolores y molestias postoperatorias. Su principal propósito es devolvernos pronto nuestra calidad de vida y salud, no dudes en contactarlos.
4 ¿Por qué es tan difícil perdonar? Perdonar es una decisión, y no es fácil; a menudo nos ponemos trabas para dejar ir el rencor y el resentimiento.
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n el valle de San Fernando se tejen historias paralelas, aparentemente inconexas; un niño prodigio, un presentador de televisión, un ex niño genio; un moribundo, su hijo perdido, su esposa y el hombre que lo cuida; una madre, su hija y un oficial de policía. Las tramas que toman lugar en Magnolia, película dirigida por Paul Thomas Anderson, comparten entre sus rasgos, personajes que buscan el perdón. Cuando alguien falla a nuestras expectativas o nos hiere, resulta difícil dejar de lado el dolor. Perdonar no es sencillo y es que no siempre son las mismas razones las que nos llevan a guardar resentimiento; sin embargo, ser capaces de liberarnos de éste, puede generar grandes cambios en nuestra vida. Una de las principales dificultades para perdonar es que no juzgamos a los otros en la misma forma que haríamos con nosotras mismas; atribuimos lo que nos han hecho exclusivamente a la persona “es que no le importa” “lo hizo a propósito” “así es él”, pero cuando se trata de nosotras, rápidamente encontramos razones para justificar o explicar nuestro comportamiento, factores que nos obligaron a actuar de tal o cual forma. Esto es lo que en psicología se llama sesgo de correspondencia. Es importante aprender a sentir empatía por quien nos ha herido; pues si bien, no podemos excusar sus acciones, debemos ser capaces de entender que
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somos humanos y cometemos errores; la mayoría de la gente no nos daña con intención. Otra razón por la que nos cuesta dejar el rencor es que sentimos que el enojo nos brinda poder. De alguna forma, creemos que nos protege de volver a ser heridas, pues ya no permitiremos que nos hagan daño. Sin embargo, el enojo nos perjudica más de lo que nos ayuda, pues nos afecta no sólo emocionalmente, sino que tiene efectos negativos en el organismo. Es evidente que deseamos que se haga justicia, nos cuesta perdonar porque creemos que hacerlo es fingir que no pasa nada. Es importante tener claro que perdonar no es olvidar. Evidentemente, el perdón no borra las consecuencias de los actos; sin embargo, nos ayuda a liberarnos de un enorme peso y es ahí donde radican los beneficios del perdón; aprender a soltar el dolor. No resulta sencillo dejar atrás lo ocurrido, no podemos actuar como si nada hubiera pasado; sin embargo, sí podemos liberarnos del resentimiento y tratar de sentir empatía. Perdonar no es fácil, requiere el esfuerzo y la determinación de hacerlo, pero vale la pena, pues seremos nosotras mismas los más beneficiadas al hacerlo.
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6 Daños del rencor Resulta más sencillo guardar rencor que brindar perdón, pero nos hace más daño.
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ommy Conlon (Tom Hardy) y su hermano Brendan (Joel Edgerton) crecieron bajo la personalidad violenta y alcohólica de su padre, Paddy (Nick Nolte). Han estado distanciados por años debido a los resentimientos, pero cada uno por su cuenta decide ingresar a un torneo de lucha. Estos hermanos tendrán que confrontarse en La última pelea y enfrentar sus demonios al tiempo que su padre intenta enmendar las cosas con sus hijos. Decía Buda que "guardar rencor es como sujetar un carbón caliente con la intención de lanzárselo a alguien más; es uno el que se quema." Los resentimientos nos hacen daño a nosotros, nos impiden avanzar y nos lastiman no sólo emocionalmente, sino físicamente. Sin embargo, no siempre es fácil liberarse del dolor. Por supuesto hay dolores más profundos que otros. No es lo mismo molestarse con la suegra porque critica tu forma de cocinar; que una herida mucho más profunda y grave. Aquellas en las que la transgresión deja un daño profundo. En cualquier caso, más allá de las razones legítimas que tengamos para estar enojados; guardar el rencor es un malestar que crecerá en nosotros y es probable que el otro ni se entere de nuestro enojo. El resentimiento afecta nuestras relaciones, especialmente cuando no nos atrevemos a expresar lo que
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nos molesta. Nuestra ira no sólo se manifiesta hacia la persona que nos hizo enojar en primer lugar, sino que acumulamos la molestia de situaciones parecidas, generando una cadena de rencores que nos envuelven hasta hacernos explotar. Fisiológicamente, los sentimientos negativos que mantenemos hacia las otras persona, obligan a nuestro cuerpo a prepararse como si estuviéramos a punto de pelear, lo que provoca un aumento en la presión sanguínea. De acuerdo con el doctor Charles Raison, de la Universidad de Emory, en el corto plazo este efecto no es dañino, pero cuando se hace constante, aumentan las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares o un ataque cardíaco. Perdonar es una decisión; sin embargo, a menudo nos resistimos porque creemos que al hacerlo estamos justificando el daño que hemos recibido. Nos aferramos al rencor pensando que eso nos acerca más a obtener una compensación, a lograr justicia. Sin embargo, la única forma de sanar verdaderamente es aprender a perdonar; hacernos conscientes de nuestro dolor y soltarlo. Por supuesto, perdonar no arreglará la situación, no resarcirá el daño, pero nos permitirá seguir adelante y dar el primer paso para lograr el cambio.
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8 ¿A quién le resulta más difícil perdonar? Quienes somos puede influir en qué tan dispuestos estamos a perdonar.
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espués de años, Chelo Zamora (Lolita Flores), una cantante en decadencia, se encuentra con su antiguo novio, Toni (Jorge Perugorria). Los rencores del pasado resurgen y ella decide arruinar la vida de su ex. Rencor, película española dirigida por Miguel Albaladejo, nos muestra cómo el no perdonar se convierte en un daño para nosotras mismas. Perdonar es una decisión, y como cualquier otra decisión, está marcada por nuestras ideas, contexto e incluso rasgos de personalidad. Hay personas que viven aferradas a sus rencores, mientras que otras aprenden a soltar y liberarse del dolor. ¿A quiénes les cuesta más trabajo perdonar y por qué? El perdón no es un cambio instantáneo, es un proceso interno que requiere tiempo para lograr la sanación. Sin embargo, en algunas personas este parece tomar más tiempo que en otras y esto tiene relación con la personalidad. En psicología, existe un modelo llamado de los cinco grandes, que son los rasgos más relevantes presentes en las diferentes formas de ver el mundo. Este modelo señala cinco características, que son comúnmente utilizadas para describir la personalidad: extraversión, apertura al cambio o nuevas experiencias, responsabilidad, afabilidad y neurotismo. Partiendo de este modelo, un estudio de Blake M. Riek y Eric W. Mania, buscó las características de
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la personalidad asociadas al perdón. Señalan que existen antecedentes que influyen en la disposición para perdonar: relaciones personales, heridas que podamos haber sufrido y las influencias socialescognitivas que tengamos. Todos estos, generarán una disposición en nosotros a perdonar, o no, independientemente del tipo de ofensa que recibamos; es decir, solemos tener una respuesta constante, dada por nuestra personalidad. De acuerdo con las conclusiones del estudio, las personas afables –que confían, son generosas, indulgentes y condescendientes— son más proclives al perdón que las personas neuróticas –temperamentales, que sienten lástima de sí mismos, autoconscientes y con tendencia a sentirse vulnerables—. No es de sorprender, pues las personas neuróticas muestran una mayor necesidad de sentirse protegidos; sensación que les brinda, falsamente, mantener su rencor. Este rechazo al perdón, también está dado por la forma en que es vista la ofensa. Pues la misma situación podría generar respuestas diferentes en personas con distinta personalidad. Así pues, perdonar es algo que nuestra personalidad facilita o dificulta, pero depende de nosotras aprender a hacerlo.
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