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MONS. EMILIO BLASLOV HOMENAJE A UN SACERDOTE, HOMBRE DE DIOS Existen seres especiales que desde su dimensión humana pueden ayudar a transformar la vida de otra persona. Hay otros, que desde esa dimensión humana, su carisma, ideales, voluntad y “estatura espiritual” son capaces no sólo de influir en la vida de otro ser, si no aún más, pueden hacer la diferencia en la transformación de todo un contexto social y educativo; a esos seres los llamamos pioneros, precursores, idealistas, visionarios, maestros. En APEP tuvimos la fortuna de compartir, convivir e interactuar con un ser de esas características, él pudo marcar y dejar huella en nuestra vida profesional y personal. Hemos conocido y tratado a muchos sacerdotes, algunos muy de cerca, unos muy trabajadores, emprendedores, cultos, estudiosos; pero muy pocos con la sencillez, la “santa” ingenuidad y a la vez con el idealismo y avasallante espíritu de valoración del trabajo y la audacia para defenderlo como Mons. Emilio Blaslov, nuestro querido y recordado Padre Emilio. Esto lo hizo desde el punto de vista humano, sacerdotal, pedagógico y sobretodo, interpretando magistralmente el evangelio de Jesús, al dejarnos como legado una institución llamada APEP Y su pensamiento de educador y apóstol en su libro: EDUCACIÓN Y EVANGELIO, retos por Dios y por Venezuela. Educación para el Trabajo. Una experiencia popular de la Iglesia Venezolana. Milivoj Blaslov Burcul (Emilio) nació en Trieste (Italia) el 16 de diciembre de 1921, en medio de las vicisitudes de la guerra, situación que obligó a la familia Blaslov a regresar a Bélgica, la tierra natal de sus padres, en busca de un lugar donde pudieran vivir en paz. En Bélgica, llegan a un pequeño pueblo de mineros y trabajadores del hierro, donde su padre Mateo Blaslov era el líder del grupo, encargado de las faenas diarias y defensor de los movimientos e ideologías que tienden a crear sociedades económicamente igualitarias. Su madre Tomasa Burcul era católica, mujer que alimentada por la fe, vivía en un mundo difícil, de muchas penurias, pero aún así, criaba lo mejor posible a Emilio, su único hijo, quien heredó de sus progenitores la rectitud y la responsabilidad que siempre manifestaban. Milivoj (Emilio), hizo sus primeros estudios en Lieja y la Educación Media la realiza en el Colegio Notre Dame, en Bruselas, ambas ciudades de Bélgica, obteniendo el título de Humanidades Greco-Latina. Desde muy joven le tocó viajar por diferentes países y pueblos de Europa, a los diez años de edad falleció su madre Tomasa de Blaslov; con el consentimiento de su padre, que se encontraba por razones de trabajo en Argentina, pasó a depender de su madrina María Barryer quien se encargó de su educación. Su madrina desempeñaba un cargo de importancia relacionado con la pintura y el arte, esta situación convirtió al joven en un insistente visitante de museos y galerías. Después de 20 años de viudez, su padre se casa nuevamente en Argentina, de esta unión nace su hermano Simón Tomás. La inclinación hacia el estudio de las artes la compartió con las disciplinas deportivas, destacándose en el tenis, la natación y el atletismo (salto alto). Durante este tiempo, disfrutando de plena juventud, la Srta. Barryer le brinda todo el apoyo llevándolo a un campamento de niños y jóvenes dirigido por seminaristas y un sacerdote. Siempre recordó con mucho entusiasmo este campamento, pues fue una experiencia que enriqueció su vida. Allí hizo buenos amigos, admiró el trabajo de los seminaristas, tuvo la oportunidad de participar en la Eucaristía por primera vez y de aprender a contestar en latín. También experimentó la atracción que produjo en él la abnegación
de la figura del sacerdote. Nunca olvidó la pregunta que entre los amigos del campamento se hacían con relación a lo que harían cuando fueran mayores, su respuesta siempre fue la misma “quiero ser sacerdote”. En el año 1941 ingresa al Seminario con la certeza de haber recibido el llamado de Dios para formar parte de las filas de seminaristas que con vocación y coraje se entregaban para el servicio de los más necesitados, convencidos de los ideales cristianos. Culminada la Licenciatura de Filosofía, Retórica y Teología se ordenó como sacerdote el 28 de julio de 1946 en Malinas, Bélgica. Cumplido su deseo de ser sacerdote, se inicia como Vicario Cooperador de una Parroquia en Bruselas en medio de turbulencias y conflictos como consecuencia de las guerras que habían desolado varios países de Europa y al poco tiempo de estar prestando este servicio, recibe una alegría: la visita de su querido padre, quien en ese encuentro le dice: “así que tú eres cura ahora” y él le contestó: “Sí papá eso soy”, el padre expresó: ¡Bien! ¡Bien!, “quiero decirte que estoy orgulloso de ti”. Durante sus estudios en el Seminario manifestó su aspiración de venir a América Latina y de hecho estudió en el Colegio Pro América Latina. Este deseo se ve cristalizado providencialmente por la solicitud expresa que realizó Mons. Rafael Arias Blanco al Cardenal Van Roey de Bélgica, en el año 1950, con el objeto de conseguir sacerdotes para Venezuela. El Padre Emilio recibió la convocatoria y por obediencia y disposición de apóstol, se alistó a prestar sus servicios pastorales en tierras venezolanas. Llegó a La Guaira el 16 de diciembre de 1955, en compañía de Emilio Van de Velde, también Sacerdote belga, para ser misionero en América, ¡misionero en las tierras venezolanas! El Arzobispo de Caracas, Mons. Rafael Arias Blanco, lo nombró Vicario Cooperador en la Capilla “Nuestra Señora del Carmen” ubicada en Catia, Parroquia Sucre de la ciudad de Caracas y aún sin pronunciar muy bien el español comenzó sus actividades pastorales, a pesar de las dificultades políticas de la época como consecuencia de la dictadura imperante para el momento, situación arduamente cuestionada por Mons. Arias, defensor de las libertades y derechos del pueblo venezolano. Sin embargo, el Padre Emilio desarrolló una fructífera labor apostólica con las comunidades de Blandín y Plan de Manzano, sectores pertenecientes a la Parroquia Sucre de Caracas. En 1956 es nombrado Párroco en la Iglesia “San Francisco Javier” ubicada en Lídice, parroquia la Pastora de Caracas, sector popular del oeste de la ciudad, en sustitución del Padre Marcial Ramírez Ponce, donde culmina la construcción de la Capilla del Santísimo e inicia su trabajo haciendo énfasis en el aspecto educativo. En muchísimas oportunidades, oímos al Padre Emilio responder preguntas sobre sus inicios como sacerdote y contar anécdotas sobre su llegada a Venezuela; aquí reseñamos una de ellas, donde podremos comenzar a vislumbrar su “Disposición de apóstol y temple de acero”… ¡Siempre por Venezuela! De esta época, cargada de anécdotas jocosas y originales, el Padre Emilio entresaca una, contagiándonos con sus alegres remembranzas: Bien, no nací en Bélgica, como se cree… nací en Trieste, Italia. Llegué por los años 50 a Caracas, en ese entonces era una ciudad muy sana, una primavera permanente, un clima maravilloso, aire muy puro … bien, una mañana había ido a celebrar la Santa Misa en una parroquia llamada Lídice … al llegar y ver la Iglesia, casi me regreso… ¡fue tal la impresión que recibí! … aquella casa bien podría tomarse por una construcción abandonada, sin frisar… Al instante formulé un deseo mentalmente: “Ojalá que no sea aquí donde me manden!”. Y… he aquí la gran sorpresa: Cuando me encuentro con el Mons., lo que me dice primero es: “¡Lo felicito Padre, ha sido destinado a la Parroquia de Lídice!” (Risas a granel ante el divertido chasco, traído de nuevo a la memoria, pero no queda ahí todo…).
… ¡Siguen fluyendo los recuerdos… gratos, jocosos!… El Padre ríe de buena gana, cuando de pronto se transporta de nuevo y recomienza… - Bien, en Lídice, a diario, solía observar los grupos de jóvenes ociosos, en la plaza, en las esquinas; siempre ociosos… Una mañana al salir de misa, me detuve a conversar: - A ver muchachos, ¿ninguno de ustedes estudia? - No, Padre. - Bien, ¿y tampoco trabajan? - No, Padre. - ¿No hacen nada? - No, Padre. - Ya me veían como a un “bicho raro”, así que deje de preguntar. Me sorprendió todo aquello… ¡Claro! en Bélgica todo era distinto. ¡A esa edad…! En fin, me voy a casa del Arzobispo y le cuento todo… De pronto me mira y replica así: - Emilio, tienes apenas ocho días en Venezuela y ya criticas todo… ¡Así que ese trabajo será para ti! Anécdotas como ésta, retratan fielmente al Padre Emilio, en su dimensión humana, en su amor y tesón irreductibles, ¡siempre por Venezuela! Cuando habla de su Patria adoptiva, con fe y con pasión desbordantes, comprendemos como ha sido posible realizar esta obra de redención social, de solidaridad y amor hacia los venezolanos más humildes. El Padre Emilio emprende entonces su acción educadora, llevando el mensaje de Dios a la escuela y es en el año 1957 cuando en terrenos de la Casa Parroquial, con apoyo de la comunidad y otros entes públicos y privados; dio paso a un proceso innovador dentro de la educación venezolana. Se abrió de esta forma el Centro PreVocacional “San Francisco Javier”, atendiendo a jóvenes de la zona oeste de Caracas, en los talleres de Madera, Dibujo y Metales, dirigidos especialmente a varones. En esos momentos se encontraba el Dr. Pizzani como Ministro de Educación y operaba muy eficientemente la Dirección de Educación Artesanal, Industrial y Comercial (Darinco), que cumplía funciones de asesoramiento y entrenamiento en lo referente a la Educación Técnica, lo que favorecía la buena marcha del proyecto. Para la dotación de los talleres, el Padre Emilio buscó la ayuda de las compañías petroleras, a su vez comenzó a motivar a particulares y empresarios para interesarlos en esta obra que apenas estaba naciendo, encontrando excelente apoyo. No pensó el Padre Emilio que esta escuela iba a constituir el nacimiento de un hermoso proyecto educativo y por su compromiso con los sectores populares, lo habría de difundir por toda Venezuela hasta sus más recónditos pueblos. Por otra parte, el país siente la alegría de recibir un nuevo ciudadano al otorgarle la nacionalidad venezolana el 18 de octubre de 1961, Gaceta Oficial Nº 723. Como nota curiosa e interesante referimos que la agrupación musical infantil “Los Tucusitos” fue fundada el 4 de noviembre de 1959 en la Escuela Nacional “Crucita Delgado”, ubicada en la parroquia Lídice de Caracas, por el Prof. Moisés Peña director del grupo, ofrecieron su primer recital en diciembre de ese mismo año en la Iglesia de Lídice, regentada por el Párroco Emilio Blaslow, y se hicieron profesionales en el año 1961. Este hecho demuestra la inclinación del Padre Emilio por la música y su profundo amor por las niñas y los niños. Creación de la Asociación de Promoción de la Educación Popular (APEP)
Mons. Humberto Cardenal Quintero libera al Padre Emilio de la responsabilidad de la parroquia “San Francisco Javier” para designarlo como Director de la Oficina de Promoción de la Educación Popular (OPEP) fundada el 24 de abril de 1964 y adscrita a la Asociación Venezolana de la Educación Católica (AVEC). Para el año 1967 la OPEP adquiere su personalidad jurídica y pasa a denominarse “Asociación de Promoción de la Educación Popular” (APEP) siendo sus miembros fundadores Caritas, AVEC, Arzobispado de Caracas y Hermanos de la Salle. La finalidad de la APEP fue promover la Educación Técnica y popular a través de los Centros Taller inspirada en los ideales de justicia, solidaridad y fraternidad que promueve la Doctrina Social de la Iglesia, en este sentido, presta sus servicios al joven de los sectores populares para brindarle una educación, realista y cónsona con su desenvolvimiento dentro del marco social. Tomó bajo su responsabilidad doce (12) escuelas Pre-Vocacionales y algunos liceos populares ya fundados. En 1966 el Padre Emilio logra obtener, por un precio irrisorio, un terreno propiedad de los Hermanos de La Salle ubicado en la urbanización Sebucán, sector del Municipio Sucre del Estado Miranda, para construir la Sede de la APEP. Presentó sus ideas a las compañías Creole y Shell, la directiva de Creole se entusiasmó, siempre ofreció significativos aportes deseando ver el desarrollo de las obras; mientras que los representantes de Shell ayudaron con su aporte, pero no participaron en los procesos para la consolidación de este proyecto. El Padre Emilio era constante y persistía en su afán para diligenciar donaciones, personalmente se ocupó de realizar las gestiones para conseguir los recursos necesarios para la Institución y los Centros afiliados en todo el país, buscaba dotación en los sectores oficiales y privados, promovía la apertura de Centros Taller con los Obispos, Empresas, Zonas Educativas y comunidad en general. Siempre confió en la gente que lo respaldó incondicionalmente, al mismo tiempo, desafió a las Congregaciones, Ministerio de Educación y a la propia jerarquía de la Iglesia, quienes cuestionaban sus ideas. Para la creación de los Centros Taller, el Padre Emilio viajaba por todo el país recorriendo los lugares más pobres, convenciendo a Religiosas, Sacerdotes, Párrocos y Obispos para que se animaran a la creación de los Centros que beneficiarían a jóvenes de bajos recursos económicos y con necesidad de aprender un oficio. Formación de Docentes La formación de los docentes fue un punto de gran interés para el Padre Emilio, por eso, dedica todo su esfuerzo en darles el entrenamiento necesario. En el momento de iniciarse la promoción de los Centros PreVocacionales, los docentes provenían en su gran mayoría de la empresa privada o eran egresados de las Escuelas Técnicas, con gran disposición y voluntad de trabajar en esta obra. Surge entonces la necesidad de formar adecuadamente a los docentes en el aspecto pedagógico y filosófico, inmersos en un proyecto educativo de la magnitud propuesta. Los primeros maestros asistieron a la Escuela Técnica de La Victoria, en el año 1960 y se formaron como multiplicadores. Esta preparación obtenida por este grupo valioso de docentes, conformó los primeros pasos para consolidar la formación de todo el personal que iba a desempeñarse en los talleres, requisito indispensable para que el maestro de taller pudiera insertarse con mística a cumplir su labor. En el año 1964 se dicta el primer curso a los maestros de taller que comenzarían a laborar en los diferentes Centros. Este curso se dictó en Naguanagua Estado Carabobo, bajo la dirección del Padre Emilio quien se convertía en el “maestro de maestros”, enseñándoles el buen trato al educando con los postulados de la Iglesia Universal, recalcando los principios pedagógicos institucionales: “Educar es aprender a servir, el alumno más hábil
ayuda al más lento, de la fraternidad a la justicia, aprender haciendo, aprender a aprender, educa sólo aquél que ama”. Estos cursos se repitieron en 1965 en el Centro Pre-Vocacional “Cristóbal de Quezada”, Cumaná, Estado Sucre, en 1966 en el Centro Pre-Vocacional “San Francisco Javier”, Lídice, Catia, Caracas. El Padre Emilio culminaba siempre sus conferencias con una frase bellísima: “Por Dios y por Venezuela vale la pena vivir”. En el terreno comprado en Sebucán, estado Miranda, se construye la Primera “Escuela de Aplicación”, con el objeto de convertirlo en el centro piloto para la formación de los maestros a partir de cursos intensivos de 6 semanas. Para este momento, más de setenta escuelas de todo el país se habían afiliado a la APEP, pero los profesores no tenían la titularidad exigida por las leyes de la República, sin embargo, el Padre Emilio continuaba dictando los cursos dirigidos a la preparación de los docentes, reforzando en todo momento los valores institucionales: Voluntad de trabajar, Aprender un oficio, lo técnico como vocación, la tecnología como instrumento, el cooperativismo, la participación, responsabilidad, honestidad y comprensión empática. Nuevos Proyectos Educativos A raíz del decreto 120 publicado en el año 1969, el cual establecía la asignatura del Área de Exploración y Orientación (AEO), se solicita a la APEP, por la experiencia desplegada en los programas Pre-Vocacionales, participar activamente tanto en la redacción de los programas como en la formación de los profesores especialistas que iban a desarrollar esta asignatura. En este sentido, se despliega un operativo especial para dar cumplimiento a esta misión encomendada por el Ministerio de Educación. En el año 1974, sucede un cambio en la asignatura vinculante al trabajo manual y cambia su orientación con el nombre de Trabajos Manuales, de nuevo la APEP asume el compromiso con el país en el desarrollo y administración de esta asignatura. Entre los años 1971 y 1975, la APEP desarrolló otros proyectos como: (a) Comunidades de Trabajo, este programa se crea con el empeño de organizar y darle énfasis a la educación para el trabajo, la participación y el cooperativismo, (b) El Pre-Escolar logró 55 núcleos en el Área Metropolitana, su finalidad fue formar al niño en el aspecto intelectual estimulando su imaginación, (c) Promovió la participación de las Hermanas de Voorselar en el proceso de formación que llevaba a cabo la Escuela de Aplicación, (d) Experiencia con el Banco Nacional de Ahorro y Préstamo (BANAP) dirigido al Ahorro Escolar, este programa fomentó el interés y conjugó los esfuerzos con el fin de promover las actividades cooperativistas, (e) El Padre Emilio gestionó ante el INAVI la adquisición del terreno ubicado en la UD5 de Caricuao, el cual le había sido cedido en calidad de comodato, para construir la nueva Sede Nacional de la APEP y consolidar así el proyecto de creación de un Instituto Universitario Pedagógico. Una vez lograda esta meta, en el año 1975 la APEP muda su Sede a Caricuao. En 1980 se promulga la Ley Orgánica de Educación y en el Art. 21, referido a la “Educación Básica” se establece en el párrafo final: “El Ministerio de Educación organizará en este nivel, cursos artesanales o de oficios que permitan la adecuada capacitación de los alumnos”. Esta redacción responde a la solicitud hecha por el Padre Emilio ante el Congreso Nacional. Asimismo, en 1981 logra que el Ministerio de Educación otorgue la Resolución Nº 248, la cual permite a los Centros afiliados a la APEP, aplicar un pensum de estudio diferenciado al oficial donde el estudiante recibe 10 horas de taller semanal en una especialidad determinada. En el año 1985, se promulga el Reglamento General de la Ley Orgánica de Educación y aparece la “Educación para el Trabajo” como asignatura obligatoria en el nivel de Educación Básica (de 1ro a 9no grado) y al reformularse la resolución 590 (1987) y 750 ( 1981) se establece, en la Tercera Etapa, que el Área Educación para el Trabajo tenga una carga horaria de un mínimo de seis horas y un máximo de catorce, donde se consideran los cursos de los Centros afiliados a la APEP acogidos bajo la resolución Nº 248.
Finalizado el año 1988 y ante el crecimiento de la pobreza en el país, la APEP se aboca a presentar un proyecto educativo cónsono con las realidades educativas de Venezuela. A petición de las autoridades del Ministerio de Educación, este proyecto consistió en la creación de 100 Centros Taller Nuclearizados (CTN), con el objetivo de brindar un servicio educativo a 200.000 jóvenes venezolanos. El Padre Emilio logra su propósito en 1990, donde se conjugan tres dimensiones: la Educación para el Trabajo, la Atención Integral a la Comunidad y la Educación para la Supervivencia, que constituyen las tres columnas principales de este proyecto, una combinación de la Educación Formal con la Educación Extra-Escolar impregnada de valores, de fraternidad, justicia y cooperación. Al llegar a los 43 años, es motivo de orgullo para la Institución contar con la afiliación de 184 Centros Taller diseminados por todo el país, donde se atienden 127.171 alumnos en la educación formal. De esta manera, La APEP se consolida como una institución educativa popular, sin fines de lucro, perteneciente a la Iglesia Católica, y desde el 26 de febrero de 2006 está adscrita a la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), como una institución de la Iglesia. Esta ha sido la presencia de APEP y su continuo compromiso de brindar una atención a los problemas de los sectores más necesitados de Venezuela. Creación del Instituto Universitario Pedagógico “Monseñor Rafael Arias Blanco” (IUPMA) El proyecto presentado por el Padre Emilio para crear el Instituto Universitario Pedagógico, donde los maestros de taller que laboraban en APEP, pudiesen prepararse a nivel superior en el área técnica y a su vez brindar un servicio en este campo que presentaba un gran déficit en la formación de recursos humanos, se ve cristalizado el 27 de diciembre de 1977 a través de la promulgación del Decreto Presidencial 2059, para la creación del Instituto Universitario Pedagógico “Monseñor Rafael Arias Blanco” (IUPMA) y en 1978 comienzan las inscripciones de los primeros estudiantes. Esta fue otra de las obras importantes creadas por el Padre Emilio Blaslov, debido a que el Ministerio de Educación exigía que se elevara la oferta de profesionales docentes en el área técnica y que a la vez, se incrementara la calidad de sus capacidades. El Prof. Gabriel Zambrano Chaparro, miembro fundador y primer Director del IUPMA, fue quien junto al Padre Emilio le dio impulso a este Instituto. Sin embargo, su gestión fue muy corta ya que por razones de servicio pasó a trabajar con el Ministerio de Educación. Proyección de su Obra En su interés por trascender los límites de Venezuela para ofrecer el servicio a los más necesitados a través de su proyecto, el Padre Emilio viaja a Jomtien-Thailandia, donde en 1990 se reunieron más de seiscientos delegados de ciento cincuenta y nueve naciones y tres mil participantes en la Conferencia Mundial de la UNICEF. Dicha conferencia se dictó entre los días 5 y 9 de marzo, con el Tema “EDUCACIÓN PARA TODOS”. (Revista APEP, Año 1, Nº 1” Educación Para Todos”). En esta Conferencia, el Padre Emilio dio a conocer el objetivo de la APEP: Promover la Educación para el Trabajo en toda Venezuela, a través de los Centros Taller. La experiencia de la APEP fue tema de reunión con los Ministros de Educación de los países africanos: Benin, Guinea Ecuatorial, Congo, Taire y Burundi; y el de Belice, quienes le invitaron a visitarlos para estudiar la posibilidad de crear en sus países alguna organización similar. Eso explica la presencia del Padre Emilio en África dos años más tarde, agosto de 1992, expresando fraternalmente una cooperación Sur-Sur. Del interés mostrado por los Ministros de Educación
africanos, se concretó el inicio de una experiencia en Neizú, Zaire, para lo cual fueron enviados dos promotores de la APEP. En 1991, el Padre Emilio Blaslov, en representación de la APEP, tramitó ante el Departamento de Información Pública (DIP) de las Naciones Unidas, la solicitud para ser admitida como Organización No Gubernamental (ONG), asociada a la ONU, lo cual le permitirá ser parte de un importante grupo de organizaciones de todo el mundo: “Asociación de Profesionales, Sindicatos, Fundaciones, Organizaciones Religiosas “Enlace APEP-ONU”. En este mismo año, Mons. Emilio Blaslov recibió de parte de la Congregación “Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver” una petición para llevar la experiencia de APEP a varios países del Sur y Centro América: Colombia, Nicaragua, El Salvador, Panamá y Costa Rica, donde esta Congregación tiene ocho hogares de niños huérfanos producto de la guerra y la violencia, dieciocho escuelas de Primaria, cuatro colegios de Secundaria de la Educación Básica y Media Profesional, allí imparten educación formal, pero carecen del área de la Educación para el Trabajo, por esta razón, la Madre General Superiora Alba Rosa Colorado y la Provincial de Centro América, Madre Ana de Jesús Villada Sepúlveda, enviaron cuatro hermanas a la Sede Nacional de APEP en Caracas para que asistieran a nuestros cursos de “Educación para el Trabajo”, lamentablemente debido a diversas circunstancias este proyecto no se consolidó. Sin embargo, para el Padre Emilio la palabra clave era servir, para él lo más importante en la vida no era el saber, sino el servicio valioso que podemos hacer gracias al saber. Por eso, todas sus acciones educativas y de pastoral estuvieron dirigidas a la atención de los hermanos siguiendo la frase de: “Los talentos son don de Dios para ayudar” esta frase justifica las obras creadas y las funciones desempeñadas por Mons. Emilio Blaslov que a continuación se refieren: Director Ejecutivo de APEP desde su fundación hasta 1993, fundador de 110 Centros PreVocacionales en todo el territorio nacional de Venezuela, fundador del Instituto Pedagógico “Monseñor Rafael Arias Blanco”, fundador de 111 Centros Taller Nuclearizados en todo el territorio nacional de Venezuela, Profesor de Teología y Pastoral Social en el Seminario Interdiocesano “Santa Rosa de Lima” ubicado en la Parroquia Altagracia, Caracas, Asesor Espiritual del Instituto Universitario Pedagógico “Monseñor Rafael Arias Blanco” con sede en La Hacienda Parroquia Caricuao, Caracas, Miembro del Consejo Presbiteral, por nombramiento del Cardenal José Alí Lebrún desde 1983 hasta 1993, Miembro fundador de la Asamblea y del Consejo Directivo del IUPMA, Miembro del Consejo Nacional de Educación. Intervino como ponente en numerosos cursos dirigidos a Directores y Docentes de los Centros Taller, desarrollando temas referentes a la Educación para el Trabajo. Obtuvo el nombramiento de Monseñor el 24 de mayo de 1982 por orden de su Santidad Juan Pablo II, recibió esta investidura con espíritu de fe y obediencia a la Iglesia, de la misma manera como vivió toda su vida sacerdotal, dando el todo por el todo con alegría y amor, virtudes cristianas que dan mucho fruto en la vida humana. El Padre Emilio manifiesta su deseo de continuar sus estudios en la Universidad Católica de Bélgica y con autorización del Cardenal José Alí Lebrún emprende su viaje para ampliar sus conocimientos en la línea de Educación para el Trabajo, logrando alcanzar su Licenciatura en Ciencias Ecleciasticís. El Padre Emilio tuvo la capacidad de desarrollar su pensamiento evangélico, pastoral y pedagógico, mediante la utilización de escritos y de citas bíblicas aplicadas a la cotidianidad del trabajo en las Talleres escolares de APEP, en lo que llamamos “Evangelización de la Pedagogía”. Logró esto gracias a una imagen visionaria e idealista de lo que debería ser la Educación en Venezuela y a sus profundos estudios sobre el texto bíblico y otros documentos como: Medellín, Puebla, La Escuela Católica, Educación y Futuro Nacional (CEV), Constitución Nacional y Ley Orgánica de Educación, Marco Doctrinal de APEP, Simposium Nacional sobre Educación y Trabajo,
… …, entre otros. Pensamiento Pedagógico de Emilio Blaslov Aquí presentamos una serie de escritos, en forma de sentencias breves, que pueden dar fe del alcance que tiene el Pensamiento Pedagógico de Emilio Blaslov. VOCACIÓN PATRIA “La Docencia es vocación. Dios y la Patria te llaman y aguardan tu respuesta generosa”. “El docente venezolano responde a su alta vocación con mística de amor y servicio, esto es un compromiso de honor”. “Dios no escoge hombres porque valgan, los escoge para que valgan”. “La Patria te confía lo más querido y preciado: sus hijos”. “Capacítate, sé laborioso y responsable y tendrás el mejor instrumento educativo”. “Educa sólo aquél que ama: es necesario que el maestro sea auténtico, que atienda a sus alumnos uno por uno, que los adopte como un padre a sus hijos”. EDUCACION CATÓLICA “Si queremos hablar de Escuela Católica, es imprescindible que la Escuela sea humanamente completa, tiene que ser integral; (Hombre preparado para la vida)”. “La Educación Integral comprende la dimensión religiosa que contribuye al desarrollo de la personalidad, según se le integre a la Educación General”. “La Escuela Católica considera el saber como un deber de servicio y de responsabilidad hacia los demás”. “La escuela es “Católica”, porque los principios evangélicos se convierten para ella en normas educativas, motivaciones interiores y al mismo tiempo metas finales”. EDUCACIÓN LIBERADORA “La Educación Liberadora convierte al educando en sujeto de su desarrollo, siendo activa, práctica y teórica. Fomenta la investigación, iniciativa, creatividad y el espíritu crítico”. “La Educación Liberadora, con sentido humanístico y cristiano, es respuesta auténtica y audaz a los retos de un continente donde no hay justicia, sólo hay paz aparente”. “La fidelidad al Proyecto Educativo de la Escuela Católica requiere de continua autocrítica, constante retorno a los principios y motivos inspiradores”. “La Educación Liberadora aspira a una sociedad más justa y de servicio; en la que cada persona ejecuta la parte de trabajo que le corresponde”.
EDUCACIÓN Y FUTURO NACIONAL “Nos comprometemos a crear la nueva educación que requieren nuestros pueblos, con humildad, desinterés y deseo de servir”.
“La buena nueva te llegó y ahora darás frutos que crecerán por todo el mundo, porque el Señor nos invitó: “Id y enseñad a todas las gentes (Mt. 28, 19). Fomentarás en tus alumnos la investigación, iniciativa, creatividad y espíritu crítico. Prepararás así hombres capacitados que asuman solidariamente los destinos del País”. “No debemos olvidar que el hombre somete o domina la tierra mediante el trabajo, vocación que Dios le ha dado. Por tanto, si alguien no quiere trabajar, que no coma”. “Que nuestro Dios nos haga a todos dignos de la vocación a que nos llamó y que por su poder lleve a efecto, tanto los buenos propósitos que formamos, como lo que ya emprendimos”. MARCO DOCTRINAL DE APEP “Es evidente que en una Institución Católica como la APEP, el Marco Doctrinal refleja la filiación religiosa. Y viene a sublimar una formación en un trabajo humano y humanizador” propuesta por su fundador. En este sentido, los Centros Taller de APEP tienen como meta: Servir “Educarse es aprender a servir”: fórmense para servir, servir engrandece. “El que quiera ser el primero que se haga el siervo de todos. Así como el Hijo del Hombre no vino para que lo sirvieran sino para servir y dar su vida por los hombres, para rescatarlos”. (Mc.10, 44-45). Amar a los pobres: Solidaridad con los pobres: Amor preferencial por los pobres. “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos”. (Mat. 5, 3) Los Pobres serán Evangelizados. “… … Me envió a traer la Buena Nueva a los pobres, … (Lc. 4, 18 ). Invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si fueran aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo: “Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi me lo hicisteis”. (Mat. 25, 40). Defender la justicia: De la fraternidad a la justicia: Educación cooperativa, economía solidaria, cayapa. “Pues no se trata de que otros tengan comodidad y ustedes sufran escasez. Busquen la igualdad; al presente ustedes darán de su abundancia lo que a ellos les falta y algún día ellos tendrán en abundancia para que a ustedes no les falte”. Ni le sobró al que había recogido mucho, ni le faltó al que había recogido poco. (2 Cor. 8, 13-15) Dialogar Dialogo interno: Obispos, Directores, Maestros, Alumnos, Representantes, Comunidad en General. “La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma”. (Hch. 4, 32). Dialogo externo: Ministerio del Poder Popular para la Educación, Organizaciones, Fundaciones, Opinión Pública. “Id y enseñad a todas las gentes”. (Mt. 28, 19) “El que no está contra nosotros, está con nosotros”. (Mc. 9, 40). Contextualizar el aprendizaje Viven la realidad de la Educación Venezolana. La fe renovada ha de traer así mismo la fidelidad al hombre… amarlo y ayudarlo… respetar sus tradiciones y su cultura, ayudarle a promoverse, defender sus derechos y recordarle sus deberes. (Juan Pablo II). La Iglesia, por su misión de servicio, se compromete a utilizar todos los medios a su alcance… seglares e Instituciones para una EDUCACION LIBERADORA. (Medellín)”. PIONERO DE LA RAMA TÉCNICA
“Te has capacitado en un oficio. El ser técnico, te dará desgraciadamente, menos prestigio social. Exigirá de ti, sin embargo, una vida ejemplar, una vida de pionero en la independencia tecnológica de Venezuela”. IDEALES Búsqueda de la Nueva Educación que debemos ofrecer, basada en postulados universales, promulgados por la UNESCO, revestidos de un lenguaje nuevo a la luz del Evangelio. Aprender Haciendo. “Es el mejor aprendizaje que Cristo aplicaba hace más de 2000 años, (Cfr. Lc. Capítulos 9 y 10)”. E l Alumno más hábil tiene la misión de ayudar al más lento. “Ayúdense mutuamente a llevar sus cargas y así cumplirán la ley de Cristo”. (Gá. 6, 2). Los talentos son dones de Dios para ayudar: Porque al que tiene, se le dará más y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará (Mat. 25, 29 Lc. 19, 26 Mc. 4, 25). “Premiar el saber y no premiar al que hace algo valioso con lo que sabe, no es educación, es perversión”. “Hemos pedido a los alumnos más hábiles que ayuden a los más lentos sin suplantarlos”. “La única evaluación valiosa abarca, al mismo tiempo, el trabajo del más hábil y su capacidad de transmitir al más lento su facultad de pensar y ejecutar”. “La escuela que deja correr adelante a los alumnos más hábiles sin tener tiempo para los más lentos, no produce genios. Estas escuelas ofrecen carreras para la competición y la injusticia”. “El hombre competitivo no tiene tiempo para interesarse por los rezagados que le necesitan. No es solidario de nadie, no es fraterno. Llegará a la injusticia, porque todos los demás son piezas de su maquinaria, destinadas a ser desechadas cuando estén desgastadas” “El verdadero sentido social y hasta cristiano, es apreciar el trabajo de los demás”. “El hecho de poner al alumno más hábil al lado del más lento no impide el crecimiento de los genios de un país. El genio sin sentido social, es una calamidad social”. “El genio capaz de transmitir sus talentos al más lento, recibe de nosotros, maestros, la oportunidad más grande de su vida de alumno”. “Venezuela no se hará con el trabajo de unos pocos capacitados. Se necesita capacitar a todos los venezolanos”. “Fraternidad, justicia, solidaridad, son esenciales para la vida humana y religiosa. La Escuela que no lo practica, no es escuela para la vida, sino para la injusticia y la soberbia”. Aprender a Aprender. “Aprender consultando, investigando en conjunto profesores y estudiantes”. “¿No es cierto que cuando hay una carrera en el estadio, muchos corren pero uno sólo recibe el premio? Corran, pues, de manera que lo consigan”. (1 Cor. 9, 24,25). “El sacrificio por Dios y por Venezuela vale la pena”. ORIENTACION VOCACIONAL “El hombre debe ejercer siete oficios durante su vida activa”. “La exploración y orientación es tan importante como la capacitación”. “Debes conocer en cuantos oficios se aplica el conocimiento o habilidad que estás descubriendo ahora”. ESPIRITUALIDAD DEL TRABAJO “El que trabaja es co-creador con Dios, porque hace más habitable la casa que Dios hizo para el hombre: El Universo”. “La palabra de Dios nos enseña que el trabajo puede ser humano y de realización personal”. “El que, como una oración, ofrece su trabajo a Dios transforma su banco de trabajo en un altar y como salvador, si
ofrece el trabajo de sus compañeros que no saben orar, ennoblece el trabajo de todos”. “Valor sagrado del trabajo”. “El trabajo es lugar de fraternidad y de justicia, no de especulación y de corrupción” Lleven unos las cargas de los otros y así cumplirán la Ley de Cristo” (Gá, 6,2). “No oprimirás ni despojarás a tu prójimo. No retendrás el salario del jornalero, hasta el día siguiente” (Lv, 19,13) “El esfuerzo que exige el trabajo se debe interpretar como lo más normal de la ascesis porque es un servicio al hermano. El que quiere ser grande que se haga el servidor. Todo lo que vale cuesta. El trabajo es un valor, por tanto cuesta; pero da la alegría de ser útil”. “Al superar el esfuerzo del trabajo, el hombre se hace co-redentor con Cristo”. “Ahora me alegro por los sufrimientos que soporto por vosotros y soporto en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo a favor de la Iglesia”. (Col. 1,24) Monseñor “Emilio Blaslov” muere el 16 de enero de 2004 en la Ciudad de Caracas, sus restos reposan en los jardines de nuestra sede en Caricuao, tal y como él lo deseó.
Momentos importantes en la vida de Mons. Emilio Blaslov
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Testimonios Gran Padre y Gran Amigo Mons. Mario Lizarazu Director del Centro Taller Nuclearizado “Nuestra Señora del Carmen” Edo. Vargas “Quien encuentra a un amigo ha encontrado un tesoro” afirma la Biblia, y esta máxima se cumplió en mí, cuando en 1991 me encontré con Mons. Emilio Blaslov. El dirigió el curso relacionado con la APEP para los sacerdotes que queríamos empezar esta maravillosa obra dedicada a la formación de los jóvenes en nuestra parroquia. Fueron aquellos días extraordinarios, nos hablaba todo lo relacionado con esta obra, haciendo énfasis en la necesidad de enseñar a los jóvenes a trabajar; manifestaba tanto entusiasmo que era imposible quedarse indiferente. Las más impactantes fueron las meditaciones y las concelebraciones que en verdad hacía sentirme muy cerca de Dios. Otro momento de mucho impacto fue debido a la tragedia ocurrida en el Estado Vargas (Venezuela) por el deslave en diciembre de 1999. Mons. Emilio visitó el Centro Taller Nuestra Señora del Carmen ubicado en Catia La Mar para darse cuenta de la situación que se estaba viviendo. Encontró tapiado el taller de Mecánica y caída la pared norte del salón de usos múltiples, pero a pesar de su delicado estado de salud, consiguió un dinero para ayudarnos en la reparación de los daños porque decía “no podemos ahorrarnos esfuerzos en la formación de los jóvenes”. Esta fue su última ayuda económica para este Centro, salida de lo más profundo de su alma sacerdotal. En las muchas conversaciones que tuvimos pude beber de sus labios esa profunda vida espiritual, ese celo apostólico y esa dedicación incondicional a los jóvenes con su lema “Ora et labora” y que es para mí estímulo en ese camino que él me ayudó a emprender: la formación espiritual y para el trabajo de nuestros jóvenes venezolanos. Compartiendo con el Padre Emilio Prof. José Daboín Supervisor de la Región Central “B” Edo. Carabobo Comienzo este relato con mi inicio como docente en la Institución que me abrió las puertas en el año 1969, para trabajar en el Centro Taller Fe y Alegría “San Francisco de Sales”, ubicado en el Estado Carabobo. A partir de este momento asistí a los cursos de capacitación para la preparación del programa a impartir. De estos cursos surgen
muchas anécdotas con nuestro querido Padre Emilio, entre ellas cabe destacar: Cuando revisaba los trabajos que él mismo nos exigía en sus clases nos decía: “¡Oh!, ¡Oh! ¡Qué bien, te felicito! pero tienes que repetirlo”. Esta expresión implicaba su exigencia en la calidad del acabado en cada uno de los trabajos que se realizaban, siguiendo las palabras del apóstol San Pablo: “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres”. (Col 3,23) Otro aspecto que quiero destacar, es su participación en diversos eventos deportivos-culturales realizados en fechas aniversarias de la Institución y llevados a cabo en el Estado Carabobo. En estos eventos el Padre Emilio se destacó por sus habilidades en el dominó, su juego favorito. En 1991 se realizaron los “I Juegos Nacionales de los Docentes de la APEP” en la ciudad de San Carlos-Estado Cojedes, con la participación de las siguientes entidades: Táchira, Mérida, Aragua, Lara, Miranda, Distrito Capital y Carabobo. Una vez más el Padre Emilio disfrutó con todos sus docentes, compitió en el juego de dominó y otorgó la premiación con Monseñor Arellano, Obispo de Cojedes. Su presencia nos llenó de orgullo y alegría dejándonos palabras de solidaridad y entusiasmo. En esa oportunidad me dijo: “Eres un tigre, Daboín…” El Padre Emilio se fue, pero afortunadamente vio cristalizada su obra, la cual debe ser fortalecida y engrandecida cada día más en honor a nuestro fundador. El Abuelo… … Emilio Orlando J. Quiñones Ascanio Amigo Sentí la presencia del Padre Emilio en mi vida, desde muy temprana edad. Durante mi infancia y posteriormente en mis años juveniles percibí su relación conmigo de forma grata y amena, cargada de afecto, paciencia y cariño hacia mí y hacia mis hermanas. Una relación filial, comparable a la que se establece entre un abuelo y un nieto; cuando ese “abuelo” está dispuesto a dedicar parte de su tiempo a ese niño o joven, para guiarlo, oírlo y acompañarlo. El Padre Emilio fue para mí, al igual que mi propio abuelo, esa figura comprensiva, sabia y fascinante de la que aprendí: la importancia del trabajo en equipo para lograr la eficiencia y alcanzar metas, el valor cristiano de ayudar a los más necesitados y de compartir los talentos porque son “un don divino”. Por ello nos enseñó que… “un genio sin sensibilidad social, era una calamidad social” y… que “el mas hábil tiene que ayudar al más lento, sin suplantarlo”. Su influencia en mí y su contacto conmigo, resultaron altamente significativos y gratificantes para mi vida, por su esencia de educador, cargada de sabiduría y por su testimonio de vida consagrada a Dios y al Evangelio. Por eso y por muchas otras razones, donde necesitaría páginas y más páginas para contarlas, El Padre Emilio para mis hermanas y para mí fue y seguirá siendo imborrable en nuestro recuerdo y siempre lo recordaremos como… … El Abuelo Emilio ¡Hasta siempre Padre Amigo! Paola Correa de Vivas Amiga Padre amigo, abuelito de tantos niños a quienes viste crecer… Un día dejaste tu patria y viniste a nuestra Venezuela para hacerla tuya. Tu sudor, tu trabajo, tu voz, tu risa, quedarán por siempre grabados en esta tu tierra, una tierra por la que hiciste tanto a la que diste tanto. Hoy te nos fuiste, Padre amigo, partiste a un lugar hermoso donde ya no hay dolor, ni enfermedad, donde ya no hay alzheimer, ni parkinson, ni silla de ruedas. Donde podrás correr, jugar dominó y nadar como tanto te gustaba. Lo imagino y casi puedo “verte” sonreír, con aquella risa de niño pequeño, allá descansas como el gran guerrero
después de la batalla, allá sonríes, desde allá nos miras y bendices, allá descansas feliz. Aquí quedamos nosotros, para seguir tu ejemplo de trabajo, de lucha, de desprendimiento, de amor por esta tierra. Aquí queda tu obra, esa semilla que crece y florece en el corazón de todos aquellos que tuvimos la inmensa fortuna de conocerte y de vivir tu mensaje, tus sueños, tu amor. ¡Gracias! ¡Padre amigo, gracias! Por darnos tanto de ti. Que la bendición de nuestro Señor Jesucristo te acompañe donde quiera que estés. Descansa en paz descansa feliz ¡Hasta siempre, Padre Amigo! Hasta Siempre Padre Emilio Emilia Ruiz Secretaria del Plan de Ahorro Escolar APEP (Experiencia con el Banco Nacional de Ahorro y Préstamo). El viernes pasado recibimos la noticia de la muerte de una persona de esas que dejan huella, en todos aquellos que tienen la oportunidad de convivir con ella y en este caso las huellas traspasan lo individual, pues Mons. Emilio Blaslov, dejó profundas huellas a lo largo y ancho de toda Venezuela, a través de la Escuelas Pre-Vocacionales de la Asociación de Promoción de la Educación Popular (APEP) y del Instituto Pedagógico Monseñor Arias Blanco (IUPMA), en distintas zonas del país. Nos atrevemos a pensar que, entre la gran mayoría de los que nos relacionamos con él, existe un sentir común que hoy nos aflora, pues recordamos en él al hombre que supo compaginar la vocación hacia un oficio, con la posibilidad de instruirse dentro de un mismo proyecto educativo, con unos destinatarios concretos entre los más pobres y necesitados, ajustándose a la opción determinada en los documentos de la Iglesia. Pero es que además, no es fácil olvidar como en la APEP del Padre Emilio se compartía como en familia, como hizo que todos nos sintiéramos motivados a aportar lo máximo, pues siempre mostró preocupación por las necesidades fundamentales de cada uno. Nos atreveríamos a decir también, que el Padre Emilio soñó e hizo, hasta donde le fue permitido, que se experimentara una forma diferente de atender la educación. Hoy sentimos que quizás sin mucho reconocimiento, auque tengamos la seguridad de que para él eso era lo de menos, su obra es innegable y su siembra sigue dando frutos. Despedimos con especial afecto, respeto y gratitud, a quien consideramos un visionario colosal, luchador abnegado y de gran compromiso, incansable, cercano. Siempre estuvo abierto a los aportes que ofrecieron los que le acompañaron en la realización de su visión, para él todas las opiniones eran valiosas. Facilitó todas las mejoras que estuvieron a su alcance a quienes luchaban junto a él, brindándoles oportunidad y animación para mejorar su formación, no sólo espiritual sino también profesional, porque sabía valorar a las personas y en eso fue un verdadero pastor. Esta despedida, en la cual no estábamos sino los que debían estar, no fue diferente a otros momentos cerca del Padre Emilio, pues su sepelio fue en familia, esa familia APEP que tanto significó para él y a la que se dio por entero. Hasta siempre Padre Emilio, hasta siempre Milivoj. Siempre estarás presente, pues dejaste profundas huellas. La obra de Mons. Emilio Blaslov es reconocida internacionalmente Mons. Rafael Conde Director Ejecutivo de la APEP (1994) Con motivo de la celebración de los treinta años de la APEP Mons. Rafael Conde expresó: “…es una
ocasión propicia para dar gracias a Dios por todo el bien que la Institución ha realizado a lo largo de estas tres décadas y de manera especial, para agradecer y destacar la admirable labor de Mons. Emilio Blaslov, fundador de la APEP quien con su trabajo tesonero y con una gran confianza puesta en Dios y en Venezuela, fue capaz de vencer obstáculos y poner al servicio de la juventud a esta Institución, cuyos méritos son universalmente reconocidos…”. Canción al Padre Emilio Blaslov en sus 50 años de vida sacerdotal. Interpretada por el personal del Centro Taller Nuclearizado La Resurrección de Araira, Estado Miranda año 1996.