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Mont Blanc, 4.810* mts. Ruta: Subida por la ruta de los cuatro miles o travesía de los 3 Mont Blanc, ascendiendo a todas las cimas; descenso por Goûter subiendo también al Dôme de Goûter Fecha: 12 de julio de 2005 Participantes: Aitziber Mendiguren, Xabi Iribarren, Ángel Subizar, Jesús Muniain y Juan Diego Vives. *
La altura del MB según medición del 10-10-01 es de 4810,40 mts., ± 10 cm. Los habituales 4.808 mts. eran de una medición de 1986.
Preparativos Este año decidimos intentar el Mont Blanc, por la ruta de los cuatro miles (en el día) ascendiendo a todas las cimas, Mont Blanc de Tacul (4.248 m), Mont Maudit (4.465 m), Mont Blanc (4.810 m) y Dôme de Goûter (4.304 m), que a pesar de lo que dicen muchos el Mont Blanc no es el pico más alto de Europa, lo es sólo de Europa Occidental; el más alto de Europa es el Elbrus, en el Caucaso, tras la reconfiguración del puzzle ex-soviético. De las cuatro rutas principales nos decantamos por la vía de los cuatro miles, por considerarla la más bonita, aunque sea un poco más difícil que las otras y bastante larga. Para el descenso, decidimos bajar por Goûter, intentando llegar a “Nid d´ Aigle” para coger el último tren.
La preparación empieza varias semanas antes del viaje, cogiendo fondo y aclimatando en altura a base de hacer diversos tres miles del Pirineo. Además antes de intentar el Mont Blanc nos vamos a Suiza a intentar el Weissmies (4.023 m) y el Lagginhorn (4.010 m), que si bien son un fin en sí mismo (aunque después el tiempo no nos permite realizar el Lagginhorn ), también nos sirven como aclimatación en altura para el Mont Blanc. Aclimatación (del 8 al 10 de julio) El 7 de Julio (San Fermín) a las 22:00 horas nos ponemos en marcha haciendo la ruta en coche Pamplona – Irún – Narbone – Grenoble – Chambéry – Chamonix – Saas Grund (Suiza). Antes de intentar nada lo más importante es informarse sobre la meteorología y rutas de acceso, para lo cual vamos a la "Maison de la Montagne" en Chamonix, frente a la iglesia, en cuyos alrededores hay un curioso ambiente montañero. En la última planta está la Office de Haute Montagne, donde hay mapas, libros, e información diversa sobre dificultades y estado de las vías. Allí se puede encontrar gente de todo tipo, desde el experto interesado en el estado de alguna vía de escalada de alta dificultad, hasta el que no tiene ni idea, y como "pasaba por aquí" pensé en si hacía falta algo para subir al Mont Blanc (en Internet, uno que quería subir preguntaba ¡¡hasta donde llega el coche!! y ¡¡si hay nieve en verano!!; podría ser un bromista o no, pero seguro que también hay gente así). Miramos el tiempo, y a pesar de la inestabilidad, para el día 10 anunciaban entrada de buen tiempo, ¡¡¡Parece que tendremos suerte, habrá buen tiempo!!!. Llegamos al mediodía con el tiempo justo de subir en el teleférico al refugio de Hohsaas (3.098 m). Durante la tarde del día 8 nieva y descartamos el subir al Lagginhorn por ser principalmente de roca y considerarlo peligroso al estar mojado. El 9 de julio tenemos éxito en el ascenso al Weissmies. Para recuperar fuerzas tras el ascenso pasamos la noche en el refugio de Hohsaas, para intentar al día siguiente el Lagginhorn, o el Fletschhorn que si bien no es un cuatro mil no lo es por poco (3.996 m), pero no pudo ser por la fuerte nevada. Refugio “des Cosmiques” (11 de julio) Preparamos todo, cargamos las mochilas, y con toda la parafernalia nos dirigimos por la mitad de las calles de Chamonix a la estación del teleférico de la Aiguille du Midi. Dejamos un coche en Les Houches, donde esperamos bajar al día siguiente. Esta opción de hacer la aproximación en teleférico desde el mismo pueblo, da un ambiente especial al entorno que no hay en otros sitios, viéndose por la mitad de las calles a los montañeros con todo el equipo, botas y ropas técnicas, mochilón, piolets, crampones, ... , y los turistas también, pantalón corto, camiseta, zapatillas, ... Subimos al teleférico en una curiosa cola de gente mezclada entre turistas de alpargata y montañeros de botas. A medida que se acerca el momento de la verdad los nervios van en aumento, y pegan un subidón cuando poco antes de llegar el teleférico a su destino, vemos a la izquierda, a tiro de
piedra, una fila de montañeros subiendo por la arista completamente aérea del camino que viene desde el refugio “des Cosmiques”, por la que tendremos que pasar más tarde. Aiguille du Midi (3.842 m). Desde el puente disfrutamos de una bonita panorámica del Mont Blanc, desde donde se podía ver gran parte de la ruta elegida por el grupo. Cruzamos el puente y tras el túnel de hielo, que es como una cueva de hielo, terminamos de equiparnos. Pasamos una barrera que cierra el paso a los que no llevan el material de montaña necesario. El camino hacia el Refugio “des Cosmiques” empieza bajo una arista que dispara la adrenalina al pillar “en frío”, no hay tiempo para mentalizarse y probar que crampones y demás material estén bien ajustados, todo se tiene que tener preparado. Tras la bajada, se ve el refugio a la derecha, encima de un montículo. Cruzamos parcialmente la gran explanada del Col du Midi, donde hay diversas tiendas de campaña, y subimos al refugio, siguiendo una de las diversas huellas. Tardamos una media hora. Refugio “des Cosmiques” (3.613 m): aunque es muy caro, está muy bien y la cena, que no incluye agua, es buena y muy abundante, al igual que el desayuno. Tenemos agua corriente, aunque muchas otras veces no hay porque se congelan las tuberías. No es necesario saco o sábana, con lo que la gente habitualmente duerme vestida, aparte de para estar ya lista cuando se levante. Éramos conscientes de que nuestro gran problema eran los tiempos, el meteorológico (y la previsión era buena), y el horario, por la distancia. Superado el primero, antes de cenar la tarde la dedicamos a estar en la terraza del refugio descansando y hablando con otros grupos. Conocimos a un grupo de Madrid con los que entablamos buena relación ( www.haciendocamino.org ) y compartimos largos ratos durante la jornada del día siguiente. Cenamos pronto y a la cama, todavía de día. Intentando descansar más que dormir, por falta de sueño a esa hora, nuestro compañero Jesús decidió en su momento no dormir en el refugio y vivaquear en los alrededores. En la cama cada uno le da vueltas a la cabeza con sus miedos, esperanzas, o fantasías ... de todo tipo. Mont Blanc (12 de julio) Para compensar el tema del tiempo, decidimos levantarnos antes de lo habitual, a las 12. Salimos sigilosamente de la habitación y descubrimos que no somos los primeros, algunos ya se preparan para partir. Desayunamos bien, a veces adelantan el horario y empiezan a servir los desayunos antes, pero esta vez hay que esperar hasta la 1:00 y una vez llegado Jesús y ver que ha dormido mejor que nosotros empezamos a
equiparnos, arneses, cordinos, mosquetones, casco, frontal, .... La noche está limpia y helada, no hay viento y la sensación térmica es agradable. Nos preparamos rápido, crampones, piolet, encordamiento y decidimos salir, porque el desviarnos para hacer las cimas nos retrasará con el resto de los grupos. Empezamos a caminar a las 2:00. Seguimos la traza de la huella que atraviesa el llano del Col du Midi (3.532 m). La subida del Mont Blanc de Tacul en la oscuridad destaca la larga fila de luces de los frontales subiendo, por lo que nos enganchamos al "gusiluz". Hay algún tramo el que se puede adelantar y otros en los que es imposible. En medio de la oscuridad vislumbramos cómo pasamos junto algunas grietas, atravesamos algún seracs, una pena no verlo de día. A media subida las cordadas vamos juntas, pero poco después volvemos a separarnos a medida que podemos adelantar otras cordadas que reducen el ritmo o se paran a descansar. Llegamos al hombro del Tacul (4.100 m), pasadas las 4:00, y a la cima del Mont Blanc de Tacul (4.248 m) sobre las 4:30. Paramos un rato para comer y beber. En el collado sopla un poco de aire, no vemos subir a nadie. Desde el hombro bajamos un poco y comenzamos de nuevo la subida hacia el cuello del Mont Maudit. Vemos el gusiluz arriba, pero nos preocupa la lentitud con la que avanzan las cordadas que nos preceden. Adelantamos a alguna y llegamos al atasco que nos retiene cerca de dos horas y media. Hay de todo, desde el que se pone nervioso al que pregunta cómo se tiene que asegurar para subir ese paso, ... Llegamos a la base del collado del Maudit, ya es de día, y hay bastante gente esperando. Reorganizamos la cordada, quizá sea la parte más compleja sin querer decir por ello difícil, sube primero Ángel luego Juan Diego, Xabi, Aitziber y Jesús el último. Quizá la forma más cómoda de subir la ladera de unos 55º sea con dos piolets. Llegamos hasta el collado del Mont Maudit (4.345 m) a eso de las 9:00. Por fin vemos el Mont Blanc. Subimos al Mont Maudit (4.465 m), y mas o menos a las 9:45 llegamos a la cima. La huella sigue a la izquierda, ladeando el Maudit en suave bajada hacia el collado de la Brenva (4.303 m). El Mont Blanc se ve ya al alcance de la mano, pero todavía queda una primera subida inicial fuerte y después una subida más suave pero bastante larga, y las fuerzas ya escasean. La subida se hace mucho más larga de lo que parecía, agónicamente interminable, pero ya no hay vuelta atrás. Muy despacio y con muchas detenciones vamos subiendo, hasta que parece que no se ve nada más arriba, nos
tememos que sea una ilusión como en otras montañas que después aparece otra subida, y cuando estás casi arriba aparece otra, pero no, no hay engaños, cuando parece que termina realmente termina. Estas últimas rampas me parecen eternas, da la sensación de que no te mueves del sitio, tengo que parar a menudo y Ángel no deja de darme ánimos, ¡Que tío! es incansable, no para de dar ánimos. Las 12:45, miro hacia arriba esperando encontrar otra rampa, pero, ¡¡¡Estamos arriba!!!, siiiii. Sorprende que no haya ninguna señal, hito, monolito, algo, pero no hay duda, no hay nada más arriba. Son las 13:00, y a esta hora ya no hay nadie, salvo una cordada de Bilbao y una pareja de no se dónde, de modo que aprovechamos para hacernos algunas fotos. Hace frío, y estoy cansado, y debemos bajar lo antes posible. Por nuestras cabezas empieza a pasar las dudas de alcanzar el último tren de las 18:30, no tenemos saco ni reserva en Goûter, aunque con la ropa que llevamos sería suficiente para poder protegernos, por lo que tenemos que salir de la zona de frío. En fin a beber y comer algo rápidamente y salir para abajo. Comenzamos el descenso por la arista de Bosses, una arista estrecha, con fuerte caída a ambos lados. Bajamos sin problemas, seguimos el cordal con huellas muy claras, en dirección NO, hasta el Ref. Vivac de Vallot (4.362 m), donde hay bastante gente. A su pie, en la gran explanada que forma el Col du Dôme, paramos un rato a descansar, hidratarnos y comer un poco. Posiblemente parte del agotamiento es por deshidratación, porque ya no tenemos agua. Continuamos con la ligera subida de la Dôme du Goûter (4.304 m), coronamos y el descenso por unas huellas que más parecen una autopista con cientos de carriles. Seguimos el descenso hasta que vemos asomar más abajo, al final de una larga repisa el refugio de Goûter (3.817 m). Bajamos, cruzamos la repisa ocupada en parte por bastantes tiendas de campaña, y llegamos al refugio al borde de un precipicio. Es aquí donde alcanzamos a la primera cordada de los madrileños, que muy generosos nos ofrecen agua para poder continuar, nos preguntan por sus compañeros que están muy por detrás, y les decimos que les hemos adelantado a las 11:00. De todos los que estamos haciendo la travesía somos los únicos que no hemos terminado, nos queda bajar a Nid d'Aigle (2.372 m),. Al principio hay sirgas para ayudarse en el camino, que baja destrepando en fuerte pendiente por un cordal muy empinado. Al estar el camino muy masificado muchas veces hay que parar, apartarse y esperar a
que pasen los que suben para poder bajar, tenemos suerte y nos encontramos con los últimos que suben. Una vez abajo viene el punto más delicado, cruzar el Grand Couloir también etiquetado como "la bolera", "canal de la muerte" o "ruleta rusa". Si bien durante toda la bajada desde Goûter hay peligro de caídas de piedras, para cruzar este canal hay que extremar la atención y las prisas para evitar accidentes. Siempre es mejor pasar de uno en uno, manteniendo bastante distancia con el de delante, y con un ojo mirando al canal, y otro al suelo para no tropezar. Así llegamos al glaciar Tête Rousse junto al refugio del mismo nombre (3.167 m). Lo atravesamos, yendo ligeramente a la derecha, y continuamos el camino de descenso. Bajamos muy rápido porque aunque las fuerzas flaquean, queremos llegar antes de que se vaya el último tren. La bajada resulta mucho más larga de lo que parece, y caminamos casi zombis a toda velocidad, sin descansar. Pero por fin llegamos a la estación del cremallera de Nid d'Aigle (2.372 m), hacia las 18:15, a tiempo para coger el último cremallera Tramway du Mont-Blanc. Una vez en el tren bajamos en la primera parada, Bellevue, que conecta con un telecabina, que nos baja a Les Houches, donde tenemos nuestro coche para ir a Chamonix.