MUSEO DIARIO LA CAPITAL - ROSARIO - ARGENTINA

[MDLC] MUSEO DIARIO LA CAPITAL Sarmiento 763 / 2000 Rosario / Santa Fe / Argentina www.museo.lacapital.com.ar Gambartes 4 MUSEO DIARIO LA CAPITAL -

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[MDLC] MUSEO DIARIO LA CAPITAL

Sarmiento 763 / 2000 Rosario / Santa Fe / Argentina www.museo.lacapital.com.ar

Gambartes

4 MUSEO DIARIO LA CAPITAL - ROSARIO - ARGENTINA

“ yo sólo trataba de escuchar la voz de las cosas circundantes y muchas veces pensé que algo más fuerte que yo me obligaba a trabajar infatigablemente para expresar todas esas voces anónimas; tal vez por eso he llegado a creer que un artista antes que nada, es un revelador de verdades esenciales, solidarizado con las gentes a quienes de alguna manera representa”

noviembre 2007

Auspicia:

1950 Funda el grupo Litoral junto con Juan Grela, Hugo Ottmann, Carlos Uriarte y Oscar Herrero Miranda, entre otros. 1951 Expone en el Salón Kraft de Pintores Argentinos Contemporáneos en Buenos Aires. Presenta por primera vez un "Payé", serie que irá desarrollando a lo largo de su vida. 1954 Expone en Galería Bonino de Buenos Aires. La Galería publica un libro bilingüe con textos de Manuel Mujica Láinez, Córdova Iturburu y Roger Plá. Esta muestra significa su consagración en Buenos Aires. 1956 Participa en la XXVIII Exposición Bienal Internacional de Arte de Venecia. 1957 Invitado al Salón Cinzano, Buenos Aires, a la Bienal de San Pablo y a la Bienal de Porto Alegre, Brasil, y a la Primera Bienal Internacional de México. Primer premio en el Salón de Córdoba, primer premio en el Salón del Litoral, Paraná, y premio único en El Círculo, Rosario. 1958 Medalla de Plata en la Exposición Internacional de Bruselas. Primer premio en el Salón de Tucumán. Participa en el Salón Panamericano de Porto Alegre, Brasil. Invitado a participar en la Primera Exposición

Bienal de Pintura y

Grabado de México. El grupo Litoral expone en galería Van Riel, Buenos Aires, con la presentación de Julio Payró. 1959 Primer premio en el Salón IKA, Córdoba. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, con motivo de la realización de una Semana Argentina en Lima, Perú, lo invita a participar. Se estrena el filme “Gambartes, pintor del Litoral”, realizado por Simón Feldman por encargo de la Dirección Nacional de Cultura. 1960 Expone en la Galería Van Riel de Buenos Aires, con prólogo de Juan Batlle Planas. Participa en la I Exposición Internacional de Arte Moderno, realizada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. 1961 Invitado a exponer en la muestra de Arte Argentino Contemporáneo en Río de Janeiro, auspiciada por la Embajada Argentina de Brasil. 1962 Participa en la Primera Bienal Internacional de Arte organizada por Industrias Kaiser Argentina, en el Museo Provincial Emilio Caraffa de Córdoba. Más tarde fue exhibida en Washington. Poco antes de morir, después de casi treinta años en los que, pese a la afección de su vista, trabajó como cartógrafo, obtiene una pensión por incapacidad, lo que le permite dedicarse íntegramente a la pintura. 1963 Muere en Rosario, el 2 de marzo.

FUNDACION LA CAPITAL

autoridades CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN Presidente: Dr. Daniel Vila Vicepresidente: Don Orlando Vignatti Vocales: Dr. José Luis Manzano Ing. Alfredo Vila Santander Dra. Andrea Vila Dra. Bettina Bulgheroni Ing. Luis María Casero Sr. Francisco de Narváez. Tesorero: C.P.N. Sergio Ceroi Secretario General: Dr. Leopoldo Moreau Directora Ejecutiva: Lic. Laura Bartolacci Directora Área Académica: Lic. Carolina Pesuto Director Área Cultural: Lic. Fernando Farina CONSEJO HONORARIO Dr. Raúl Alfonsín Dr. Antonio Cafiero Dr. Félix Luna Ing. Rubén Giustiniani C.P.N. Oscar Lamberto Dr. Rafael Bielsa Dr. Héctor Tizón CONSEJO ACADÉMICO Dra. Marta Oyhanarte Dr. Javier Etcheverry Boneo Lic. Julio Aurelio Lic. Roberto Cachanosky Dr. Sergio Berensztein Lic. Julio Bárbaro Dr. Aldo Ferrer Dr. Antonio Margariti Dra. Alicia Castagna Dr. Enrique Zuleta Puceiro Dr. Roberto Falistocco Dr. Iván Cullen Dr. Rodolfo Díaz Dr. Diego Giuliano Dr. Darío Barriera Lic. Gastón Mutti

cronología 1909 Nace en Rosario. 1927 Autodidacta por convicción, comienza a interesarse por el arte. 1932 Funda la agrupación de Artistas Plásticos Refugio. 1933 Ingresa al Ministerio de Obras Públicas donde se desempeña como cartógrafo. 1934 Cuando Antonio Berni regresa al país, se pone en contacto con el grupo que integra Gambartes y fundan la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, punto de partida del movimiento moderno en Rosario. 1937 Participa de la primera reunión de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos. Comienza la serie Cartones de Humorismo, que continuará hasta 1942. 1938 Obtiene la medalla de oro en el Primer Salón Anual de Artistas Rosarinos, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino. 1941 Primera exposición individual en Amigos del Arte, de Rosario, y expone los Cartones de Humorismo en la galería Müller, de Buenos Aires. 1942 Realiza una serie de dibujos a pluma y otra de grabados en linóleo, que continuará hasta 1945. Participa de la creación de la Agrupación de Plásticos Independientes, conformada por Gambartes, Vanzo, Grela, Uriarte y Herrero Miranda, entre otros. Muestra 26 cartones humorísticos en la Casa del Arte, Santa Fe, y recibe el Premio Rotary Club de Rosario. 1943 Obtiene el premio Bolsa de Comercio de Santa Fe, en el XX Salón Anual de Santa Fe. 1944 Obtiene el premio Adquisición Municipalidad de Rosario. 1945 Inicia un repertorio temático que mantendrá a lo largo de su vida, las series de "brujas" que luego se prolongarán en las "hechiceras" y "conjurantes". En el Primer Salón Motivos de la Ciudad, en Amigos del Arte, recibe el premio adquisición Rosario. 1949 Realiza la obra "Conjuro", primer cromo al yeso, técnica que caracterizará la mayor parte de su producción a partir de ese momento. Expone en el Museo Municipal Genaro Pérez de Córdoba. Obtiene el primer premio en Pintura en el V Salón Motivos de la Ciudad, en Amigos del Arte de Rosario.

Una fiesta de la cultura En el marco de los festejos por los 140 años del diario La Capital, hemos decidido hacer y hacernos un regalo muy especial: presentar en Rosario una muestra retrospectiva de Leónidas Gambartes, uno de los más importantes artistas argentinos de todos los tiempos, y un ejemplo a seguir. El espacio elegido para esta gran exposición es muy significativo: el Museo del Diario La Capital, una propuesta única en su tipo en Latinoamérica, que en poco tiempo ha ganado un lugar muy importante en la vida rosarina a través de una oferta que ha sido bienvenida en una ciudad ávida de nuevos proyectos culturales. Esta acción forma parte del programa que La Capital Multimedios desarrolla a través de la Fundación La Capital con ambiciosos objetivos, ya que se propone ser protagonista en las áreas académica, social y cultural por medio de diferentes aportes que inviten a reflexionar, ayuden a resolver las situaciones críticas que viven distintos grupos de la sociedad y promuevan la producción material e intelectual. Por eso realizar la muestra de Gambartes es además una manera de profundizar una política que tiene a la cultura como una de las preocupaciones centrales, en la búsqueda de comprender más profundamente las distintas problemáticas del país y llevar adelante acciones para el desarrollo nacional. Gambartes es en ese sentido un artista paradigmático y, como dije, un ejemplo a seguir, porque prácticamente sin haber salido de la ciudad pensó en profundidad a América y construyó una obra consistente, que trascendió los límites del país. Sus propias limitaciones visuales parecieron ser un incentivo más para superar las dificultades y ahondar en un discurso que apuntó a lo más profundo de la gente. La exposición “Gambartes. Pensar desde América” es una fiesta de la cultura y, como toda fiesta proyectada desde La Capital Multimedios, es una invitación para que sea disfrutada por todos los rosarinos, sabiendo que no solamente se encontrarán con sorprendentes pinturas sino además con el pensamiento de un grande.

Dr. Daniel Eduardo Vila Presidente Fundación La Capital

“Hay una manera de realizar las formas y los colores. Si el artista es verdaderamente auténtico, esto será como su impresión digital, una cosa distinta y particular, pero un testimonio. Un artista no es un solitario, es un hombre conectado a su medio social. Es un testimonio en la medida en que determina y clarifica cosas que para los demás son fantasmales.”

Pensar desde América Nada más arcaico, nada más actual. La bruja trazó un panorama incierto para nuestro futuro, me pregunté entonces si debía aceptar lo inmodificable, ignorarla como suelo hacer para sentirme aliviado (aunque sea por poco tiempo) o hacerle trampa a lo inevitable. Imaginé un conjuro. Otra vez la magia para escapar del encierro. Me pasó cuando estaba proyectando la muestra de Leónidas Gambartes y no creo en las casualidades. Nada más arcaico, pensaba mientras la concebía: esas creencias que se mantienen soterradas; y nada más actual: cuando definiendo nuestro futuro, sentimos que algo más allá se nos revela como si todo estuviese escrito. Cuáles son esos poderes tan esenciales, cuáles son las invocaciones que debemos hacer para direccionar las fuerzas en nuestro beneficio, para tener un mejor trabajo o para algo más importante aún: conquistar el amor. Reviso las imágenes de Gambartes y no hago más que preguntarme cuándo representaba o cuándo construía el fetiche, cuánto creía, cuándo se burlaba o cuándo se rendía ante la evidencia de aquello indescifrable que anima todas las cosas. No me sorprende la actualidad de Gambartes porque se adentró tan consciente como profundamente en un mundo paralelo al que solemos considerar como el real. Por eso, si bien pensar desde América implica indudablemente un compromiso con las vivencias cotidianas de la gente, la que habita la región, también es permitirse poner en evidencia las creencias y los espíritus que conviven (misteriosamente) con nosotros.

Las señales Gambartes nació y vivió en Rosario y sólo ocasionalmente realizó viajes a lugares como La Rioja o Santiago del Estero para rescatar de la naturaleza y de las señales de la tierra los elementos que le permitirían descubrir y comprender lo que él definía como el espíritu que se encarnó en quienes habitan este suelo. “Hablo –decía– en el lenguaje de la pintura que es universal; pero como un hombre de América, como un argentino, de sus recuerdos y de sus mitos, del hombre y de su geografía, de su vegetal y mineral; con la responsabilidad que significan para mi espíritu los signos todavía indescifrables de las viejas culturas nativas y la presencia indudable de la sensibilidad contemporánea. Aspiro a ser yo y nuestro paisaje físico-cultural impregnado de vivencias populares”. Dr. Daniel Eduardo Vila Presidente Fundación La Capital

Esto explica la búsqueda y el compromiso de Gambartes, quien era consciente de lo innecesario de representar el mito y sí, en cambio, la trascendencia del significado de la acción mítica. Hablaba de la tierra y de las gentes que la habitan; es decir de quienes están impregnados de los espíritus y formas más incomprensibles, inexplicables y que aparecen toda vez que queremos comprender la realidad de ese otro con quien convivimos. Esto es el resultado de un proceso complejo que inició en los 30 con la formación, a instancias de Antonio Berni, -de acuerdo a los ideales revolucionarios en el arte y lo socialde la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, junto a Juan Grela y Anselmo Piccoli, entre otros. Disuelta la Mutualidad y clausurado por la policía durante largo tiempo el local donde funcionaba, Gambartes continuó trabajando con Grela con un objetivo: expresarse como americano. El camino sin embargo no fue lineal e incluyó en sus inicios producciones irónicas y satíricas. El surrealismo marcó la etapa hasta que su amigo Roger Pla le propuso leer el libro “Universalismo constructivo” de Joaquín Torres García, para que saliera de lo que consideraba un encierro. El maestro uruguayo afirmaba la importancia de hacer un arte de América que no deseche el patrimonio de la cultura universal; sin embargo es incierta la influencia ejercida por este texto, e incluso Pla –uno sus interlocutores más lúcidos- reconoció posteriormente su interés “espontáneo”, casi obsesivo, por ciertos tipos, es decir, los lejanos descendientes de quién sabe qué remotos mestizajes que perduraban tenazmente con sus mitos deformados, en la superstición popular. Tal vez –ha planteado Pla- sean la consecuencia de la circunstancia racial (una gota muy lejana de sangre india) o los cuentos que su padre le contara de chico los que explicarían su propósito artístico de dar presencia pictórica al mundo soterrado y misterioso. Pero Gambartes, quien reconocía su sensibilidad, objetó parte de estas interpretaciones y aclaró que su obra no nacía de la “negrada de la barranca” sino que por alguna razón de comunicación poco discernible se sintió llevado a expresar esas figuras, esas formas, esa característica del paisaje de la llanura y de la gente nativa; no por la búsqueda de un indigenismo que casi no existe en el país sino empleando una realidad que no es indígena, o en todo caso es la de la gente más vieja de la tierra, cuya raíz puede ser aborigen y española pero que en sustancia, y de acuerdo a su real interés, es algo así como esa memoria oscura de la tierra que representan justamente esas figuras y que se simbolizan en el payé. Fue este planteo el que desarrolló a partir de 1949 hasta su muerte, en tiempos en que desde la Nación se planteaba una intransigente política cultural. “Sin mecenas –explicaba recordando aquellos tiempos- aprendimos a ser pintores durante la época de la masificación de los discursos para el pueblo, así constituimos el grupo Litoral”.

maduración (…). El cambio sin embargo no fue lineal e incluyó producciones humorísticas y oníricas hasta que a fines de los 40 y fundamentalmente a partir de la formación del grupo Litoral, empezó a nutrirse de las tradiciones indígenas. “Yo solo trataba de escuchar las voces circundantes –ha explicado el artista– algo me obligaba a expresar todas esas voces anónimas por eso he llegado a creer que un artista, antes que nada, es un revelador de verdades esenciales, solidarizado con las gentes a quienes de alguna manera representa”. Reconocido y valorado en Buenos Aires; desde entonces su producción se intensificó a través de una técnica particular que le permitió crear minuciosamente, de acuerdo a su oficio de cartógrafo y con una riqueza expresiva por pequeños espacios ya que tenía fisuras en la retina y, entonces, debía pintar por pequeños segmentos, con los ojos a pocos centímetros de del soporte sin tener una visión global de la obra. Llegó entonces a la creación del cromo al yeso –una base de yeso, cola y otros ingredientes– con el que daba varias manos a los cartones, luego le pasaba una lija y les iba dando una textura. Sobre esa base pintada al óleo o a la acuarela. La particularidad de su producción la explicó el mismo artista: “Yo creo que pinto el sentimiento de la superstición, de lo mágico, de la memoria de la tierra, las formas y colores que éstas suscitan, la vida cotidiana de cierto tipo de gente de nuestro país (me refiero a la gente más arraigada de nuestro medio, la que de alguna manera ya es América) y trato de expresar en el ámbito de mi ambiente litoral lo que éste tiene de nacional, con su fondo místico, profundo, que esta más allá de las grandes extensiones sembradas o de los campos con ganado, que está en el fondo anímico de las gentes y que, por allí, se conecta con el hombre universal y trata de hacerlo dentro del lenguaje específico de la pintura”. “Gambartes, Rosario y una visión”, por Fernando Farina, 13 de noviembre de 1992

“(...) Hablo en el lenguaje de la pintura, que es universal, pero hablo como un hombre de América", supo decir alguna vez uno de los grandes artistas plásticos de Rosario, Leónidas Gambartes (1909-1963). (...) Gambartes fue un autodidacta que durante largos años combinó su pasión por el arte con el trabajo como empleado, primero en una oficina y luego como cartógrafo, oficio con el que se ganó la vida y del que se jubiló un año antes de su muerte, ya consagrado. Desde su juventud participó activamente en los nucleamientos plásticos que desde entonces signaron la proyección nacional e internacional del arte moderno en la ciudad. En 1933 fundó, junto a Antonio Berni, la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario. En el 34 participó del grupo Plásticos de Vanguardia, en el 42 de la Agrupación de Artistas Plásticos Independientes de Rosario y en el 50 integró el emblemático Grupo Litoral. Hijo de padre tucumano y madre riojana, Gambartes escuchó desde niño cuentos y leyendas de origen rural, y se fascinó con relatos de hombres transformados en pájaros o lobizones. Hechizos y conjuros como el payé, sortilegios, mitos y una relación estrecha del hombre con la tierra poblaron su imaginario y se convirtieron en algunas de sus fuertes imágenes. Pero el artista también pintó el suburbio rosarino y sus habitantes, y se animó a bucear en el sueño y la ironía, de donde surgieron sus cartones humorísticos, dibujos y óleos oníricos. En sus obras se valió de la acuarela, de la témpera, del óleo, pero también experimentó con otros procedimientos, como el cromo al yeso. Sobre esa base en el soporte, pintada a la acuarela o al óleo, Gambartes hizo aparecer el blanco de fondo por un rayado de la superficie y mediante esa textura y la transparencia logró una singular armonía en colores planos, a la vez vibrantes y terrosos (…)” “La mágica obra de Gambartes llega al Estévez y al Castagnino”, por Rosa María Ravera, 31 de julio de 2003

Dr. Daniel Eduardo Vila Presidente Fundación La Capital

reverso de las cosas –quizás en el fondo el humor sea otra cosa que un descubrimiento inesperado y súbito del reverso de las cosas– sólo podía quedar inactivo en nuestro artista a condición, como dijéramos antes, de que se le arrancara la lengua. “La veta humorística en Gambartes”, por Roger Pla, 25 de marzo de 1973

“(…) En Gambartes (1909-1963), se dan una serie de constantes de particular ejemplaridad. Es un artista imaginero que penetra en la forma, la descompone, descubre sus entrañas simbológicas y aun llega a “levantar” la forma en sí como idea y substractum de vínculos y sensorialidades inabarcables. Su sentido del espacio –siendo un pintor relativamente telúrico, afirmado más en la culturas indigenistas– es sin duda un sentido cósmico, reconocible pero no determinado, de una apertura de representación tan amplia como luminosa. Porque su obra, en totalidad, cubre un espectro de ritmos y trasfondos expresivos que van más allá de lo morfológico puro: que arrancando tal vez de la Pacahamama y de Pachacamac –simbolizando la Tierra Madre y el Sol– asume ritualmente una serie de tradiciones inextrincables. También lo cronológico, la temporalidad de un mensaje, dejan de tener en la obra de Gambartes una importancia o relieve sustancial. Como todo gran arte, el suyo goza por doble vía de la intemporalidad. Carecen de un “tempo” determinado esas signologías tan suyas, esos “nocturnos agoreros” esos “payés”, las mitoformas, los conjuros mágicos, las promesantes, las gualicheras, ciertas figuras mimetizadas en el paisaje, la poseídas, una suerte de mapas telúricos, las tiradoras de cartas y esa gran galería de símbolos antropozoomórficos que nutren largos y pacientes años de creación. Pero también “la memoria de la tierra, las formas y colores que esta suscita” –para usar palabras del propio artista– carecen de un determinismo temporal por el mismo

ciclismo en que están “inscriptas” sus sucesivas épocas: verdaderas capas geológicas, estratos de indescifrables mensajes. Gambartes vive todo ello porque –precisamente– oye tales mensajes. Su raíz tucumana, el conocimiento de la tierra como latido y del hombre como músculo de alegorías y nebulosa de superticiones, le impulsen para “sentir” de esa manera. No inventa, sino presiente, no copia o transcribe, sino representa una serie de simbologías íntimamente ligadas a ciertas civilizaciones que se perpetúan en testimonios e improntas. Más allá de toda especulación o premeditado accionar frente al ensamble caracterizador de un espacio sensible, Gambartes levanta la columna vertebral de su propia América. Entiéndase bien: no a una América inventada, claro está, sino a la América tal la vive y la siente él mismo en su más recoleta y casi mística profundidad del ser. (…) Pinturas, dibujos, grabados, dieron a lo largo de años –en una verdadera secuencia– la palmaria prueba del amor gambartiano. Un amor sin caídas; o lo que mejor, un amor “in crescendo” por las esencias nutricias de América, sus paisajes y sus leyendas. “Gambartes de América”, por Jorge Taverna Irigoyen, 4 de septiembre de 1977

Leónidas Gambartes nació y vivió en Rosario y sólo ocasionalmente realizó viajes a lugares como La Rioja y Santiago del Estero, para rescatar de la naturaleza y de las señales de la tierra algunos de los elementos que le permitieran descubrir y comprender lo que él definía como el espíritu que se encarnó en quienes habitan este suelo. Por eso tal como recordó Juan Grela en su despedida siempre conservó los ideales revolucionarios –en el arte y en lo social– de sus tiempos en la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos que a principios de la década del 30 dirigía Antonio Berni. Disuelta la Mutualidad (…), Gambartes continuó trabajando con Grela e iniciando un proceso de

Este grupo –del que participaron Juan Grela, Carlos Uriarte y Oscar Herrero Miranda, entre otros- se conformó así en el otro polo decisivo de la vida del artista por la posibilidad de la manifestación de sus conocimientos del arte universal según una óptica regional. A partir de aquí pueden señalarse dos series temáticas, las “escenas de la vida cotidiana” y las que operan en el nivel mágico-religioso que se inició con las brujas y los conjuros y adquirieron su forma más significativa en las series de los referidos payés y mitoformas. “Yo sólo trato de escuchar las voces circundantes –advertía-, algo me obliga a expresar todas esas voces anónimas, por eso he llegado a creer que un artista, antes que nada, es un revelador de verdades esenciales, solidarizado con las gentes a quienes de alguna manera representa”. Desde ese momento su producción se intensificó a través de una técnica personal que le permitió crear minuciosamente, y con una riqueza expresiva por pequeños espacios ya que tenía fisuras en la retina y, entonces, debía pintar por segmentos, con los ojos a pocos centímetros del soporte, y sin tener una visión global de la obra. El cromo al yeso –la técnica que empleó- consistía en una base de yeso, cola y otros ingredientes con el que daba varias manos a los cartones, luego les pasaba una lija y texturaza para comenzar a pintar a la acuarela. En octubre de 1962 le otorgaron una pensión por incapacidad, la obtuvo cuatro meses antes de jubilarse y poco antes de morir, después de casi 30 años en los que, pese a la afección de su vista, trabajó como cartógrafo. Recién a partir de ese momento – y por poco tiempopudo dedicarse íntegramente a la pintura. El 2 de marzo de 1963 murió en Rosario.

Lic. Fernando Farina Fundación La Capital

civilizaciones pretéritas no fue más que el comprender que el hombre permanece unido a través de viejos lazos por una horda de creencias y temores de mágicos ritos y de supersticiones que en definitiva no son más que un puente que lo une orgánicamente con la realidad. Por ello redescubrió en los mitos del inconsciente la raíz común del hombre en su existencia, dando a la acción un real sentido creativo. Esta es la pista más importante para adentrarse en la obra de Gambartes, donde cada signo significa al mismo tiempo lo individual y el todo (...)” “A diez años de la muerte de un gran artista: Gambartes”, s/a, 2 de marzo de 1973

“Si trabajo con sinceridad espero del público la misma sinceridad. Si me lleva días y semanas hacer un cuadro no me gustaría que el público lo agote de un solo vistazo, me gustaría un público lento, que se detenga a mirar morosamente la pintura y que no vea ese producto como el de un hombre alucinado, sino de un hombre que habla de él y de todos los hombres y que trata de materializar formas objetivas, es decir, que mi sincera actitud ante la pintura me gustaría que fuera correspondida”.

Aproximadamente entre 1937 y 1941, Gambartes ejecuta una serie de cartones en los que deja testimoniada una actitud a primera vista insólita, tan diferente es de la que preside el resto de su obra, hasta ese momento –y más aún a partir del decenio siguiente- más bien dramática, o al menos grave, en el sentido rilkeano del término, aquel que implica un impulso de gravitación profunda hacia abajo, hacia la escondida raíz de las cosas, y que de modo tan persistente y notable caracterizara a sus mitoformas, sus payés, sus cromos al yeso posteriores al cincuenta. Se trata de témperas de un color lujoso, generalmente de dominancia cálida –aun los azules, los cielos están llenos de luz- y de un dibujo figurativamente firme, de líneas amplias y definitorias, destinadas a narrar una anécdota inspirada con frecuencia en temas infantiles o vinculados a la mitología o la literatura infantil a veces tejida directamente alrededor de un hecho cotidiano. El aspecto lúdico del cartón, dado tanto en la forma y el color como en la anécdota narrada, consiste en el primer grupo, en el modo de comentar el tema infantil, con la diversión y la gracia que puede encantar a un niño; pero, a la vez, con un trasfondo irónico que implica ciertas alucinaciones a la condición humana en general,

trasfondo donde justamente se pone en movimiento la veta humorística del pintor, y que sin molestar la contemplación del niño –esto es, sin transgredir los límites de la literatura infantil– actúa tan solo para el adulto. Los títulos de estos cartones de 1937, por ejemplo, revelan claramente el carácter y la temática de las temperas: “Historias de Piratas”, “La Vuelta de Buckle Jones”, “Catálogos de la Rabona”; lo mismo ocurre con cartones del año siguiente, como “Sábado inglés en Naipelandia” y “Kindergarten de Pepe Parlante” o “El último viaje de Simbad el Marino”. (…) Lo insólito de estos cartones es más aparente que real. Sí. Gambartes no fue un pintor anecdótico. Inclusive, el humorismo dado narrativamente –quizás ni siquiera la actitud del humor– está ausente de su obra pictórica. Pero aquí y allá asoma, no solo en sus figuras anteriores al cincuenta sino en alguna figura en el paisaje, alguna yuyera, inclusive en algún payé, un resabio quizás de humor mudo, un humorismo al que se le prohíbe abrir la boca, un humor al que se le ha arrancado la lengua. En otros términos, el goce de pintar, la diversión del oficio junto a la contemplación remotamente crítica –quien haya conocido a Gambartes no podrá separar jamás de su imagen ese trasfondo crítico, inclusive algo sardónico que lo habitaba permanente–, pone a veces en sus dioses olvidados o en sus génesis o en sus fósiles algo grotesco, algo en la estructura misma de su lenguaje, que no está lejos de esa zona no necesariamente amarga pero tampoco necesariamente alegre donde comienza la mueca del humor. (…) La nutrida serie de anécdotas de Gambartes donde brillaba el ingenio, a veces del sarcasmo, son una especie de ilustración biográfica de este rasgo de su espíritu. Que no contradice en absoluto, como pudiera parecer, esa gravedad de su obra en la que está presente el misterio y hasta cierto sentido patético, sino trágico, de la existencia. Pero aquel espíritu incisivo, aquella aptitud para la observancia sagaz, que ve de una mirada el anverso y el

Recuerdo que, en forma cordial y en tono de chanza, solía yo manifestarle mis celos porque él invadía mis jurisdicciones y escribía mejores versos que los míos, además de realizar bien su labor de pintor (…)” “Luz y sombra de Gambartes”, por Germán Galfrascoli, 5 de mayo de 1963

“(…) Gambartes toma conciencia del fin testimonial de su arte; de la urgencia por dar cuerpo material a una serie de sentimientos y de sensorialidades que –hasta el momento- eran inexpugnables. Las voces de toda una civilización silenciosamente asentada sobre un pedazo de mundo, con sus vínculos y sus mensajes al resto de la tierra habitada (…). Poseedor de un agudo sentido del análisis psicológico de esa crítica vivisección de los estados humanos de las presencias que sacuden lo inanimado, Gambartes se lanzó a la captación de los diversos niveles americanistas. Marcando hacia adentro, hacia la conquista de nuestra imagen “propia y única como impresión digital” –según sus propias palabras- se sumergió en esa misma mediatez del arte, que permite un mayor margen de acción y de desarrollo autónomos. El arte, supremo refugio de la vida, último reducto del espíritu, consuelo de la conciencia humana. En esa realidad en que la pintura conecta “la totalidad del hombre”, encontró Leónidas Gambartes su agua necesaria. (…) no sólo el mundo de la superstición, sino también (y por sobre todo) una serie de costumbres, de tipos, de creencias, de peculiaridades, los diversos destinos de un acervo indigenista, al fin, conocieron en su color y en su dibujo, sus naturalezas más embargantes. Y toda una galería de personajes, de mágicas pasiones se dan cita entonces en su obra. Las conjuradoras, las promesantes, los payés, figuras mimetizadas con el paisaje, las yuyeras, los nocturnos agoreros, los conjuros mágicos, las gualicheras, los hechizados, las mitoformas, las maternidades,

ciertos mapas telúricos, las tiradoras de cartas, las poseídas, figuras elementales y toda una larga e inefable serie de morfologías antropozoomórficas, van dando el perfil de lo que él siente como su litoral. En toda esa nutrida iconografía con que alcanza una vibración patética, a veces alucinante, Gambartes trata de captar, por sobre todo, una humanidad elemental y oscura, a veces trágicamente grotesca, dolorosa y virtual. (…) A América él la siente así. No como una forma reconocible, hecha a cierta medida y dentro de determinados límites, sino como a una presencia algo difumada, como un accidente no sólo geográfico sino por sobre todo humano; como un enigma que se acepta con todas sus luces malas y sus fantasmagorías, como una fe de futuro hinchada en el viento. (…)” “Gambartes y la problemática del arte americano”, por Jorge Taverna Irigoyen, 9 de julio de 1966

“Pocos gozaron de la plenitud de su amistad y menos aún fueron los que descubrieron detrás de sus temidos juicios un patético candor. ¡Humanidad fatigada la suya! No sólo la lucha contra unos lastimados ojos que había que forzar al máximo, sino además por la indiferencia de un medio ambiente que lo obligó a seguir una fatigante rutina. Día tras día debió pasar inacabables jornadas encorvado sobre un viejo escritorio, cansando aún más su vista. (...) Hablaba de sus cuadros pasando cariñosamente su mano sobre ellos, como si aquellas hubieran suplido su escasa visión. Lentamente explicaba sus ideas y cuando se insistía sobre una determinada obra de particular belleza contestaba despreocupadamente: “La hizo el otro”. (...) Siempre trató de permanecer en la sociedad como individuo simple y multiforme con su propia vida. Buscó las razones de su entendimiento en la experiencia humana, en la historia, en vez de localizarla en un plano utópico, porque ese emparentarse con

Obras

A lo largo de los años, el diario LA CAPITAL acompañó a través de sus páginas la producción de Leónidas Gambartes reflejando la obra y el pensamiento del artista rosarino en críticas, notas, reseñas y reportajes.

“(...) Gambartes, por sobre todas las cosas, además de ser muy personal se concentra en pintar lo nuestro, la realidad nuestra, a embellecer los tipos y el paisaje que hemos visto una y mil veces. Negar esa evidencia es traicionar nuestra propia retina, y si acaso persistimos en la negativa habrá que convenir en que el artista –y entiéndase que al artista únicamente le está encomendada esta misión- nos descubre algo que no queríamos o que no hemos sabido ver. Y no

es que Gambartes nos ofrezca una realidad transfigurada o adulterada, sino que le da un acento que quizás hayamos intuido, viene hacia nosotros con una verdad embellecida, y si le da fuerza plástica profunda es para que frente a un hecho, una anécdota, un episodio, gocemos a la par de una pura emoción de arte (...)” “Exposición de acuarelas y dibujos del pintor Leónidas Gambartes”, s/a, 6 de agosto de 1949

Arroyito Ludueña • Acuarela sobre papel • 27 x 37 cm • 1937

Gambartes en las páginas de LA CAPITAL

Esquina de barrio • Acuarela sobre papel • 23 x 32 cm • 1937

Payé blanco • Cromo al yeso • 47,8 x 31 cm • c.1955

Paisaje de barrio • Óleo • 40 x 61 cms. • 1947

Itinerario de sueños • témpera sobre papel • 49 x 32 cm • 1942

Insectos en la luz • Cromo al yeso • 32 x 45 cm • c.1957

Mariposas II • Cromo al yeso • 35 x 50 cm • c.1957

Kindergarten de Pepe Parlante • témpera sobre papel • 43 x 29 cm • 1938

Sábado inglés en Naipelandia • témpera sobre papel • 42 x 31 cm • 1938

Mariposas • Cromo al yeso • 33 x 46 cm • c.1957

Mitoformas en blanco • Cromo al yeso • 39 x 57 cm • c.1954

El último viaje de Simbad el Marino • témpera sobre papel • 43 x 29 cm • 1939

Estudio sobre la timidez • témpera sobre papel • 43 x 30 cm • 1939

Figuras y paisaje • Cromo al yeso • 60 x 85 cm • c.1960

Luna verde • Cromo al yeso • 60 x 75 cm • c.1960

Circo • témpera sobre papel • 44 x 30 cm • 1940

Proyecto de sueño para oficinista • témpera sobre papel • 37,2 x 28,7 cm • 1940

La espera • Cromo al yeso • 46 x 61 cm • 1960

Figuras en azul • Cromo al yeso • 33 x 44 cm • c. 1956

Motivo no apto para mayores • témpera sobre papel • 49 x 37 cm • 1941

Cartón para la vuelta de Mambrú • témpera sobre papel • 47 x 33 cm • 1941

Magia del maíz • Cromo al yeso • 45 x 62 cm • 1958

La poseída • Cromo al yeso • 42 x 26 cm • c. 1953

Prehistoria • témpera sobre papel • 50 x 36 cm • 1942

El centinela • Dibujo a pluma • Serie de dibujos oníricos • 34 x 22 cm • 1947

El mate • Cromo al yeso • 40,5 x 26 cm • c.1953

Acuario • Dibujo a pluma • 18 x 26 cm • 1944

Conjurantes en rojo • Cromo al yeso • 37 x 51 cm • 1952

Los amantes • Dibujo a pluma • 26 x 15 cm • 1945

Payé del maíz • Técnica mixta • 80 x 55 cm • c.1955

Payé rojo • Cromo al yeso • 60 x 45 cm • c. 1960

La pileta • Óleo • 62 x 50 cm • 1949

Dos mujeres • Cromo al yeso • 32 x 44,5 cm • c.1955

Dos figuras • Cromo al yeso • 43 x 61 cm • c.1955

Dos mujeres • Cromo al yeso • 32 x 44,5 cm • c.1955

Dos figuras • Cromo al yeso • 43 x 61 cm • c.1955

Payé rojo • Cromo al yeso • 60 x 45 cm • c. 1960

La pileta • Óleo • 62 x 50 cm • 1949

Los amantes • Dibujo a pluma • 26 x 15 cm • 1945

Payé del maíz • Técnica mixta • 80 x 55 cm • c.1955

Acuario • Dibujo a pluma • 18 x 26 cm • 1944

Conjurantes en rojo • Cromo al yeso • 37 x 51 cm • 1952

El centinela • Dibujo a pluma • Serie de dibujos oníricos • 34 x 22 cm • 1947

El mate • Cromo al yeso • 40,5 x 26 cm • c.1953

La poseída • Cromo al yeso • 42 x 26 cm • c. 1953

Prehistoria • témpera sobre papel • 50 x 36 cm • 1942

Cartón para la vuelta de Mambrú • témpera sobre papel • 47 x 33 cm • 1941

Magia del maíz • Cromo al yeso • 45 x 62 cm • 1958

Figuras en azul • Cromo al yeso • 33 x 44 cm • c. 1956

Motivo no apto para mayores • témpera sobre papel • 49 x 37 cm • 1941

Proyecto de sueño para oficinista • témpera sobre papel • 37,2 x 28,7 cm • 1940

La espera • Cromo al yeso • 46 x 61 cm • 1960

Luna verde • Cromo al yeso • 60 x 75 cm • c.1960

Circo • témpera sobre papel • 44 x 30 cm • 1940

Estudio sobre la timidez • témpera sobre papel • 43 x 30 cm • 1939

Figuras y paisaje • Cromo al yeso • 60 x 85 cm • c.1960

Mitoformas en blanco • Cromo al yeso • 39 x 57 cm • c.1954

El último viaje de Simbad el Marino • témpera sobre papel • 43 x 29 cm • 1939

Sábado inglés en Naipelandia • témpera sobre papel • 42 x 31 cm • 1938

Mariposas • Cromo al yeso • 33 x 46 cm • c.1957

Mariposas II • Cromo al yeso • 35 x 50 cm • c.1957

Kindergarten de Pepe Parlante • témpera sobre papel • 43 x 29 cm • 1938

Itinerario de sueños • témpera sobre papel • 49 x 32 cm • 1942

Insectos en la luz • Cromo al yeso • 32 x 45 cm • c.1957

Payé blanco • Cromo al yeso • 47,8 x 31 cm • c.1955

Paisaje de barrio • Óleo • 40 x 61 cms. • 1947

Gambartes en las páginas de LA CAPITAL

Esquina de barrio • Acuarela sobre papel • 23 x 32 cm • 1937

A lo largo de los años, el diario LA CAPITAL acompañó a través de sus páginas la producción de Leónidas Gambartes reflejando la obra y el pensamiento del artista rosarino en críticas, notas, reseñas y reportajes.

“(...) Gambartes, por sobre todas las cosas, además de ser muy personal se concentra en pintar lo nuestro, la realidad nuestra, a embellecer los tipos y el paisaje que hemos visto una y mil veces. Negar esa evidencia es traicionar nuestra propia retina, y si acaso persistimos en la negativa habrá que convenir en que el artista –y entiéndase que al artista únicamente le está encomendada esta misión- nos descubre algo que no queríamos o que no hemos sabido ver. Y no

es que Gambartes nos ofrezca una realidad transfigurada o adulterada, sino que le da un acento que quizás hayamos intuido, viene hacia nosotros con una verdad embellecida, y si le da fuerza plástica profunda es para que frente a un hecho, una anécdota, un episodio, gocemos a la par de una pura emoción de arte (...)” “Exposición de acuarelas y dibujos del pintor Leónidas Gambartes”, s/a, 6 de agosto de 1949

Arroyito Ludueña • Acuarela sobre papel • 27 x 37 cm • 1937

Recuerdo que, en forma cordial y en tono de chanza, solía yo manifestarle mis celos porque él invadía mis jurisdicciones y escribía mejores versos que los míos, además de realizar bien su labor de pintor (…)” “Luz y sombra de Gambartes”, por Germán Galfrascoli, 5 de mayo de 1963

“(…) Gambartes toma conciencia del fin testimonial de su arte; de la urgencia por dar cuerpo material a una serie de sentimientos y de sensorialidades que –hasta el momento- eran inexpugnables. Las voces de toda una civilización silenciosamente asentada sobre un pedazo de mundo, con sus vínculos y sus mensajes al resto de la tierra habitada (…). Poseedor de un agudo sentido del análisis psicológico de esa crítica vivisección de los estados humanos de las presencias que sacuden lo inanimado, Gambartes se lanzó a la captación de los diversos niveles americanistas. Marcando hacia adentro, hacia la conquista de nuestra imagen “propia y única como impresión digital” –según sus propias palabras- se sumergió en esa misma mediatez del arte, que permite un mayor margen de acción y de desarrollo autónomos. El arte, supremo refugio de la vida, último reducto del espíritu, consuelo de la conciencia humana. En esa realidad en que la pintura conecta “la totalidad del hombre”, encontró Leónidas Gambartes su agua necesaria. (…) no sólo el mundo de la superstición, sino también (y por sobre todo) una serie de costumbres, de tipos, de creencias, de peculiaridades, los diversos destinos de un acervo indigenista, al fin, conocieron en su color y en su dibujo, sus naturalezas más embargantes. Y toda una galería de personajes, de mágicas pasiones se dan cita entonces en su obra. Las conjuradoras, las promesantes, los payés, figuras mimetizadas con el paisaje, las yuyeras, los nocturnos agoreros, los conjuros mágicos, las gualicheras, los hechizados, las mitoformas, las maternidades,

ciertos mapas telúricos, las tiradoras de cartas, las poseídas, figuras elementales y toda una larga e inefable serie de morfologías antropozoomórficas, van dando el perfil de lo que él siente como su litoral. En toda esa nutrida iconografía con que alcanza una vibración patética, a veces alucinante, Gambartes trata de captar, por sobre todo, una humanidad elemental y oscura, a veces trágicamente grotesca, dolorosa y virtual. (…) A América él la siente así. No como una forma reconocible, hecha a cierta medida y dentro de determinados límites, sino como a una presencia algo difumada, como un accidente no sólo geográfico sino por sobre todo humano; como un enigma que se acepta con todas sus luces malas y sus fantasmagorías, como una fe de futuro hinchada en el viento. (…)” “Gambartes y la problemática del arte americano”, por Jorge Taverna Irigoyen, 9 de julio de 1966

“Pocos gozaron de la plenitud de su amistad y menos aún fueron los que descubrieron detrás de sus temidos juicios un patético candor. ¡Humanidad fatigada la suya! No sólo la lucha contra unos lastimados ojos que había que forzar al máximo, sino además por la indiferencia de un medio ambiente que lo obligó a seguir una fatigante rutina. Día tras día debió pasar inacabables jornadas encorvado sobre un viejo escritorio, cansando aún más su vista. (...) Hablaba de sus cuadros pasando cariñosamente su mano sobre ellos, como si aquellas hubieran suplido su escasa visión. Lentamente explicaba sus ideas y cuando se insistía sobre una determinada obra de particular belleza contestaba despreocupadamente: “La hizo el otro”. (...) Siempre trató de permanecer en la sociedad como individuo simple y multiforme con su propia vida. Buscó las razones de su entendimiento en la experiencia humana, en la historia, en vez de localizarla en un plano utópico, porque ese emparentarse con

Obras

civilizaciones pretéritas no fue más que el comprender que el hombre permanece unido a través de viejos lazos por una horda de creencias y temores de mágicos ritos y de supersticiones que en definitiva no son más que un puente que lo une orgánicamente con la realidad. Por ello redescubrió en los mitos del inconsciente la raíz común del hombre en su existencia, dando a la acción un real sentido creativo. Esta es la pista más importante para adentrarse en la obra de Gambartes, donde cada signo significa al mismo tiempo lo individual y el todo (...)” “A diez años de la muerte de un gran artista: Gambartes”, s/a, 2 de marzo de 1973

“Si trabajo con sinceridad espero del público la misma sinceridad. Si me lleva días y semanas hacer un cuadro no me gustaría que el público lo agote de un solo vistazo, me gustaría un público lento, que se detenga a mirar morosamente la pintura y que no vea ese producto como el de un hombre alucinado, sino de un hombre que habla de él y de todos los hombres y que trata de materializar formas objetivas, es decir, que mi sincera actitud ante la pintura me gustaría que fuera correspondida”.

Aproximadamente entre 1937 y 1941, Gambartes ejecuta una serie de cartones en los que deja testimoniada una actitud a primera vista insólita, tan diferente es de la que preside el resto de su obra, hasta ese momento –y más aún a partir del decenio siguiente- más bien dramática, o al menos grave, en el sentido rilkeano del término, aquel que implica un impulso de gravitación profunda hacia abajo, hacia la escondida raíz de las cosas, y que de modo tan persistente y notable caracterizara a sus mitoformas, sus payés, sus cromos al yeso posteriores al cincuenta. Se trata de témperas de un color lujoso, generalmente de dominancia cálida –aun los azules, los cielos están llenos de luz- y de un dibujo figurativamente firme, de líneas amplias y definitorias, destinadas a narrar una anécdota inspirada con frecuencia en temas infantiles o vinculados a la mitología o la literatura infantil a veces tejida directamente alrededor de un hecho cotidiano. El aspecto lúdico del cartón, dado tanto en la forma y el color como en la anécdota narrada, consiste en el primer grupo, en el modo de comentar el tema infantil, con la diversión y la gracia que puede encantar a un niño; pero, a la vez, con un trasfondo irónico que implica ciertas alucinaciones a la condición humana en general,

trasfondo donde justamente se pone en movimiento la veta humorística del pintor, y que sin molestar la contemplación del niño –esto es, sin transgredir los límites de la literatura infantil– actúa tan solo para el adulto. Los títulos de estos cartones de 1937, por ejemplo, revelan claramente el carácter y la temática de las temperas: “Historias de Piratas”, “La Vuelta de Buckle Jones”, “Catálogos de la Rabona”; lo mismo ocurre con cartones del año siguiente, como “Sábado inglés en Naipelandia” y “Kindergarten de Pepe Parlante” o “El último viaje de Simbad el Marino”. (…) Lo insólito de estos cartones es más aparente que real. Sí. Gambartes no fue un pintor anecdótico. Inclusive, el humorismo dado narrativamente –quizás ni siquiera la actitud del humor– está ausente de su obra pictórica. Pero aquí y allá asoma, no solo en sus figuras anteriores al cincuenta sino en alguna figura en el paisaje, alguna yuyera, inclusive en algún payé, un resabio quizás de humor mudo, un humorismo al que se le prohíbe abrir la boca, un humor al que se le ha arrancado la lengua. En otros términos, el goce de pintar, la diversión del oficio junto a la contemplación remotamente crítica –quien haya conocido a Gambartes no podrá separar jamás de su imagen ese trasfondo crítico, inclusive algo sardónico que lo habitaba permanente–, pone a veces en sus dioses olvidados o en sus génesis o en sus fósiles algo grotesco, algo en la estructura misma de su lenguaje, que no está lejos de esa zona no necesariamente amarga pero tampoco necesariamente alegre donde comienza la mueca del humor. (…) La nutrida serie de anécdotas de Gambartes donde brillaba el ingenio, a veces del sarcasmo, son una especie de ilustración biográfica de este rasgo de su espíritu. Que no contradice en absoluto, como pudiera parecer, esa gravedad de su obra en la que está presente el misterio y hasta cierto sentido patético, sino trágico, de la existencia. Pero aquel espíritu incisivo, aquella aptitud para la observancia sagaz, que ve de una mirada el anverso y el

reverso de las cosas –quizás en el fondo el humor sea otra cosa que un descubrimiento inesperado y súbito del reverso de las cosas– sólo podía quedar inactivo en nuestro artista a condición, como dijéramos antes, de que se le arrancara la lengua. “La veta humorística en Gambartes”, por Roger Pla, 25 de marzo de 1973

“(…) En Gambartes (1909-1963), se dan una serie de constantes de particular ejemplaridad. Es un artista imaginero que penetra en la forma, la descompone, descubre sus entrañas simbológicas y aun llega a “levantar” la forma en sí como idea y substractum de vínculos y sensorialidades inabarcables. Su sentido del espacio –siendo un pintor relativamente telúrico, afirmado más en la culturas indigenistas– es sin duda un sentido cósmico, reconocible pero no determinado, de una apertura de representación tan amplia como luminosa. Porque su obra, en totalidad, cubre un espectro de ritmos y trasfondos expresivos que van más allá de lo morfológico puro: que arrancando tal vez de la Pacahamama y de Pachacamac –simbolizando la Tierra Madre y el Sol– asume ritualmente una serie de tradiciones inextrincables. También lo cronológico, la temporalidad de un mensaje, dejan de tener en la obra de Gambartes una importancia o relieve sustancial. Como todo gran arte, el suyo goza por doble vía de la intemporalidad. Carecen de un “tempo” determinado esas signologías tan suyas, esos “nocturnos agoreros” esos “payés”, las mitoformas, los conjuros mágicos, las promesantes, las gualicheras, ciertas figuras mimetizadas en el paisaje, la poseídas, una suerte de mapas telúricos, las tiradoras de cartas y esa gran galería de símbolos antropozoomórficos que nutren largos y pacientes años de creación. Pero también “la memoria de la tierra, las formas y colores que esta suscita” –para usar palabras del propio artista– carecen de un determinismo temporal por el mismo

ciclismo en que están “inscriptas” sus sucesivas épocas: verdaderas capas geológicas, estratos de indescifrables mensajes. Gambartes vive todo ello porque –precisamente– oye tales mensajes. Su raíz tucumana, el conocimiento de la tierra como latido y del hombre como músculo de alegorías y nebulosa de superticiones, le impulsen para “sentir” de esa manera. No inventa, sino presiente, no copia o transcribe, sino representa una serie de simbologías íntimamente ligadas a ciertas civilizaciones que se perpetúan en testimonios e improntas. Más allá de toda especulación o premeditado accionar frente al ensamble caracterizador de un espacio sensible, Gambartes levanta la columna vertebral de su propia América. Entiéndase bien: no a una América inventada, claro está, sino a la América tal la vive y la siente él mismo en su más recoleta y casi mística profundidad del ser. (…) Pinturas, dibujos, grabados, dieron a lo largo de años –en una verdadera secuencia– la palmaria prueba del amor gambartiano. Un amor sin caídas; o lo que mejor, un amor “in crescendo” por las esencias nutricias de América, sus paisajes y sus leyendas. “Gambartes de América”, por Jorge Taverna Irigoyen, 4 de septiembre de 1977

Leónidas Gambartes nació y vivió en Rosario y sólo ocasionalmente realizó viajes a lugares como La Rioja y Santiago del Estero, para rescatar de la naturaleza y de las señales de la tierra algunos de los elementos que le permitieran descubrir y comprender lo que él definía como el espíritu que se encarnó en quienes habitan este suelo. Por eso tal como recordó Juan Grela en su despedida siempre conservó los ideales revolucionarios –en el arte y en lo social– de sus tiempos en la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos que a principios de la década del 30 dirigía Antonio Berni. Disuelta la Mutualidad (…), Gambartes continuó trabajando con Grela e iniciando un proceso de

Este grupo –del que participaron Juan Grela, Carlos Uriarte y Oscar Herrero Miranda, entre otros- se conformó así en el otro polo decisivo de la vida del artista por la posibilidad de la manifestación de sus conocimientos del arte universal según una óptica regional. A partir de aquí pueden señalarse dos series temáticas, las “escenas de la vida cotidiana” y las que operan en el nivel mágico-religioso que se inició con las brujas y los conjuros y adquirieron su forma más significativa en las series de los referidos payés y mitoformas. “Yo sólo trato de escuchar las voces circundantes –advertía-, algo me obliga a expresar todas esas voces anónimas, por eso he llegado a creer que un artista, antes que nada, es un revelador de verdades esenciales, solidarizado con las gentes a quienes de alguna manera representa”. Desde ese momento su producción se intensificó a través de una técnica personal que le permitió crear minuciosamente, y con una riqueza expresiva por pequeños espacios ya que tenía fisuras en la retina y, entonces, debía pintar por segmentos, con los ojos a pocos centímetros del soporte, y sin tener una visión global de la obra. El cromo al yeso –la técnica que empleó- consistía en una base de yeso, cola y otros ingredientes con el que daba varias manos a los cartones, luego les pasaba una lija y texturaza para comenzar a pintar a la acuarela. En octubre de 1962 le otorgaron una pensión por incapacidad, la obtuvo cuatro meses antes de jubilarse y poco antes de morir, después de casi 30 años en los que, pese a la afección de su vista, trabajó como cartógrafo. Recién a partir de ese momento – y por poco tiempopudo dedicarse íntegramente a la pintura. El 2 de marzo de 1963 murió en Rosario.

Lic. Fernando Farina Fundación La Capital

Esto explica la búsqueda y el compromiso de Gambartes, quien era consciente de lo innecesario de representar el mito y sí, en cambio, la trascendencia del significado de la acción mítica. Hablaba de la tierra y de las gentes que la habitan; es decir de quienes están impregnados de los espíritus y formas más incomprensibles, inexplicables y que aparecen toda vez que queremos comprender la realidad de ese otro con quien convivimos. Esto es el resultado de un proceso complejo que inició en los 30 con la formación, a instancias de Antonio Berni, -de acuerdo a los ideales revolucionarios en el arte y lo socialde la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, junto a Juan Grela y Anselmo Piccoli, entre otros. Disuelta la Mutualidad y clausurado por la policía durante largo tiempo el local donde funcionaba, Gambartes continuó trabajando con Grela con un objetivo: expresarse como americano. El camino sin embargo no fue lineal e incluyó en sus inicios producciones irónicas y satíricas. El surrealismo marcó la etapa hasta que su amigo Roger Pla le propuso leer el libro “Universalismo constructivo” de Joaquín Torres García, para que saliera de lo que consideraba un encierro. El maestro uruguayo afirmaba la importancia de hacer un arte de América que no deseche el patrimonio de la cultura universal; sin embargo es incierta la influencia ejercida por este texto, e incluso Pla –uno sus interlocutores más lúcidos- reconoció posteriormente su interés “espontáneo”, casi obsesivo, por ciertos tipos, es decir, los lejanos descendientes de quién sabe qué remotos mestizajes que perduraban tenazmente con sus mitos deformados, en la superstición popular. Tal vez –ha planteado Pla- sean la consecuencia de la circunstancia racial (una gota muy lejana de sangre india) o los cuentos que su padre le contara de chico los que explicarían su propósito artístico de dar presencia pictórica al mundo soterrado y misterioso. Pero Gambartes, quien reconocía su sensibilidad, objetó parte de estas interpretaciones y aclaró que su obra no nacía de la “negrada de la barranca” sino que por alguna razón de comunicación poco discernible se sintió llevado a expresar esas figuras, esas formas, esa característica del paisaje de la llanura y de la gente nativa; no por la búsqueda de un indigenismo que casi no existe en el país sino empleando una realidad que no es indígena, o en todo caso es la de la gente más vieja de la tierra, cuya raíz puede ser aborigen y española pero que en sustancia, y de acuerdo a su real interés, es algo así como esa memoria oscura de la tierra que representan justamente esas figuras y que se simbolizan en el payé. Fue este planteo el que desarrolló a partir de 1949 hasta su muerte, en tiempos en que desde la Nación se planteaba una intransigente política cultural. “Sin mecenas –explicaba recordando aquellos tiempos- aprendimos a ser pintores durante la época de la masificación de los discursos para el pueblo, así constituimos el grupo Litoral”.

maduración (…). El cambio sin embargo no fue lineal e incluyó producciones humorísticas y oníricas hasta que a fines de los 40 y fundamentalmente a partir de la formación del grupo Litoral, empezó a nutrirse de las tradiciones indígenas. “Yo solo trataba de escuchar las voces circundantes –ha explicado el artista– algo me obligaba a expresar todas esas voces anónimas por eso he llegado a creer que un artista, antes que nada, es un revelador de verdades esenciales, solidarizado con las gentes a quienes de alguna manera representa”. Reconocido y valorado en Buenos Aires; desde entonces su producción se intensificó a través de una técnica particular que le permitió crear minuciosamente, de acuerdo a su oficio de cartógrafo y con una riqueza expresiva por pequeños espacios ya que tenía fisuras en la retina y, entonces, debía pintar por pequeños segmentos, con los ojos a pocos centímetros de del soporte sin tener una visión global de la obra. Llegó entonces a la creación del cromo al yeso –una base de yeso, cola y otros ingredientes– con el que daba varias manos a los cartones, luego le pasaba una lija y les iba dando una textura. Sobre esa base pintada al óleo o a la acuarela. La particularidad de su producción la explicó el mismo artista: “Yo creo que pinto el sentimiento de la superstición, de lo mágico, de la memoria de la tierra, las formas y colores que éstas suscitan, la vida cotidiana de cierto tipo de gente de nuestro país (me refiero a la gente más arraigada de nuestro medio, la que de alguna manera ya es América) y trato de expresar en el ámbito de mi ambiente litoral lo que éste tiene de nacional, con su fondo místico, profundo, que esta más allá de las grandes extensiones sembradas o de los campos con ganado, que está en el fondo anímico de las gentes y que, por allí, se conecta con el hombre universal y trata de hacerlo dentro del lenguaje específico de la pintura”. “Gambartes, Rosario y una visión”, por Fernando Farina, 13 de noviembre de 1992

“(...) Hablo en el lenguaje de la pintura, que es universal, pero hablo como un hombre de América", supo decir alguna vez uno de los grandes artistas plásticos de Rosario, Leónidas Gambartes (1909-1963). (...) Gambartes fue un autodidacta que durante largos años combinó su pasión por el arte con el trabajo como empleado, primero en una oficina y luego como cartógrafo, oficio con el que se ganó la vida y del que se jubiló un año antes de su muerte, ya consagrado. Desde su juventud participó activamente en los nucleamientos plásticos que desde entonces signaron la proyección nacional e internacional del arte moderno en la ciudad. En 1933 fundó, junto a Antonio Berni, la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario. En el 34 participó del grupo Plásticos de Vanguardia, en el 42 de la Agrupación de Artistas Plásticos Independientes de Rosario y en el 50 integró el emblemático Grupo Litoral. Hijo de padre tucumano y madre riojana, Gambartes escuchó desde niño cuentos y leyendas de origen rural, y se fascinó con relatos de hombres transformados en pájaros o lobizones. Hechizos y conjuros como el payé, sortilegios, mitos y una relación estrecha del hombre con la tierra poblaron su imaginario y se convirtieron en algunas de sus fuertes imágenes. Pero el artista también pintó el suburbio rosarino y sus habitantes, y se animó a bucear en el sueño y la ironía, de donde surgieron sus cartones humorísticos, dibujos y óleos oníricos. En sus obras se valió de la acuarela, de la témpera, del óleo, pero también experimentó con otros procedimientos, como el cromo al yeso. Sobre esa base en el soporte, pintada a la acuarela o al óleo, Gambartes hizo aparecer el blanco de fondo por un rayado de la superficie y mediante esa textura y la transparencia logró una singular armonía en colores planos, a la vez vibrantes y terrosos (…)” “La mágica obra de Gambartes llega al Estévez y al Castagnino”, por Rosa María Ravera, 31 de julio de 2003

Dr. Daniel Eduardo Vila Presidente Fundación La Capital

“Yo creo que pinto el sentimiento de la superstición, de lo mágico, de la memoria de la tierra, de las formas y colores que estas suscitan, la vida cotidiana de cierto tipo de gente de nuestro país (me refiero a la gente más arraigada de nuestro medio, la que de alguna manera ya es América) y trato de expresar en el ámbito de mi ambiente litoral lo que éste tiene de nacional, con su fondo mítico, profundo, que está más allá de las grandes extensiones sembradas o de los campos con ganado, que está en el fondo de las gentes y que por allí, se conecta con el hombre universal y trato de hacerlo dentro del lenguaje específico de la pintura.”

Una fiesta de la cultura En el marco de los festejos por los 140 años del diario La Capital, hemos decidido hacer y hacernos un regalo muy especial: presentar en Rosario una muestra retrospectiva de Leónidas Gambartes, uno de los más importantes artistas argentinos de todos los tiempos, y un ejemplo a seguir. El espacio elegido para esta gran exposición es muy significativo: el Museo del Diario La Capital, una propuesta única en su tipo en Latinoamérica, que en poco tiempo ha ganado un lugar muy importante en la vida rosarina a través de una oferta que ha sido bienvenida en una ciudad ávida de nuevos proyectos culturales. Esta acción forma parte del programa que La Capital Multimedios desarrolla a través de la Fundación La Capital con ambiciosos objetivos, ya que se propone ser protagonista en las áreas académica, social y cultural por medio de diferentes aportes que inviten a reflexionar, ayuden a resolver las situaciones críticas que viven distintos grupos de la sociedad y promuevan la producción material e intelectual. Por eso realizar la muestra de Gambartes es además una manera de profundizar una política que tiene a la cultura como una de las preocupaciones centrales, en la búsqueda de comprender más profundamente las distintas problemáticas del país y llevar adelante acciones para el desarrollo nacional. Gambartes es en ese sentido un artista paradigmático y, como dije, un ejemplo a seguir, porque prácticamente sin haber salido de la ciudad pensó en profundidad a América y construyó una obra consistente, que trascendió los límites del país. Sus propias limitaciones visuales parecieron ser un incentivo más para superar las dificultades y ahondar en un discurso que apuntó a lo más profundo de la gente. La exposición “Gambartes. Pensar desde América” es una fiesta de la cultura y, como toda fiesta proyectada desde La Capital Multimedios, es una invitación para que sea disfrutada por todos los rosarinos, sabiendo que no solamente se encontrarán con sorprendentes pinturas sino además con el pensamiento de un grande.

Dr. Daniel Eduardo Vila Presidente Fundación La Capital

FUNDACION LA CAPITAL

autoridades CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN Presidente: Dr. Daniel Vila Vicepresidente: Don Orlando Vignatti Vocales: Dr. José Luis Manzano Ing. Alfredo Vila Santander Dra. Andrea Vila Dra. Bettina Bulgheroni Ing. Luis María Casero Sr. Francisco de Narváez. Tesorero: C.P.N. Sergio Ceroi Secretario General: Dr. Leopoldo Moreau Directora Ejecutiva: Lic. Laura Bartolacci Directora Área Académica: Lic. Carolina Pesuto Director Área Cultural: Lic. Fernando Farina CONSEJO HONORARIO Dr. Raúl Alfonsín Dr. Antonio Cafiero Dr. Félix Luna Ing. Rubén Giustiniani C.P.N. Oscar Lamberto Dr. Rafael Bielsa Dr. Héctor Tizón CONSEJO ACADÉMICO Dra. Marta Oyhanarte Dr. Javier Etcheverry Boneo Lic. Julio Aurelio Lic. Roberto Cachanosky Dr. Sergio Berensztein Lic. Julio Bárbaro Dr. Aldo Ferrer Dr. Antonio Margariti Dra. Alicia Castagna Dr. Enrique Zuleta Puceiro Dr. Roberto Falistocco Dr. Iván Cullen Dr. Rodolfo Díaz Dr. Diego Giuliano Dr. Darío Barriera Lic. Gastón Mutti

cronología 1909 Nace en Rosario. 1927 Autodidacta por convicción, comienza a interesarse por el arte. 1932 Funda la agrupación de Artistas Plásticos Refugio. 1933 Ingresa al Ministerio de Obras Públicas donde se desempeña como cartógrafo. 1934 Cuando Antonio Berni regresa al país, se pone en contacto con el grupo que integra Gambartes y fundan la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, punto de partida del movimiento moderno en Rosario. 1937 Participa de la primera reunión de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos. Comienza la serie Cartones de Humorismo, que continuará hasta 1942. 1938 Obtiene la medalla de oro en el Primer Salón Anual de Artistas Rosarinos, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino. 1941 Primera exposición individual en Amigos del Arte, de Rosario, y expone los Cartones de Humorismo en la galería Müller, de Buenos Aires. 1942 Realiza una serie de dibujos a pluma y otra de grabados en linóleo, que continuará hasta 1945. Participa de la creación de la Agrupación de Plásticos Independientes, conformada por Gambartes, Vanzo, Grela, Uriarte y Herrero Miranda, entre otros. Muestra 26 cartones humorísticos en la Casa del Arte, Santa Fe, y recibe el Premio Rotary Club de Rosario. 1943 Obtiene el premio Bolsa de Comercio de Santa Fe, en el XX Salón Anual de Santa Fe. 1944 Obtiene el premio Adquisición Municipalidad de Rosario. 1945 Inicia un repertorio temático que mantendrá a lo largo de su vida, las series de "brujas" que luego se prolongarán en las "hechiceras" y "conjurantes". En el Primer Salón Motivos de la Ciudad, en Amigos del Arte, recibe el premio adquisición Rosario. 1949 Realiza la obra "Conjuro", primer cromo al yeso, técnica que caracterizará la mayor parte de su producción a partir de ese momento. Expone en el Museo Municipal Genaro Pérez de Córdoba. Obtiene el primer premio en Pintura en el V Salón Motivos de la Ciudad, en Amigos del Arte de Rosario.

1950 Funda el grupo Litoral junto con Juan Grela, Hugo Ottmann, Carlos Uriarte y Oscar Herrero Miranda, entre otros. 1951 Expone en el Salón Kraft de Pintores Argentinos Contemporáneos en Buenos Aires. Presenta por primera vez un "Payé", serie que irá desarrollando a lo largo de su vida. 1954 Expone en Galería Bonino de Buenos Aires. La Galería publica un libro bilingüe con textos de Manuel Mujica Láinez, Córdova Iturburu y Roger Plá. Esta muestra significa su consagración en Buenos Aires. 1956 Participa en la XXVIII Exposición Bienal Internacional de Arte de Venecia. 1957 Invitado al Salón Cinzano, Buenos Aires, a la Bienal de San Pablo y a la Bienal de Porto Alegre, Brasil, y a la Primera Bienal Internacional de México. Primer premio en el Salón de Córdoba, primer premio en el Salón del Litoral, Paraná, y premio único en El Círculo, Rosario. 1958 Medalla de Plata en la Exposición Internacional de Bruselas. Primer premio en el Salón de Tucumán. Participa en el Salón Panamericano de Porto Alegre, Brasil. Invitado a participar en la Primera Exposición

Bienal de Pintura y

Grabado de México. El grupo Litoral expone en galería Van Riel, Buenos Aires, con la presentación de Julio Payró. 1959 Primer premio en el Salón IKA, Córdoba. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, con motivo de la realización de una Semana Argentina en Lima, Perú, lo invita a participar. Se estrena el filme “Gambartes, pintor del Litoral”, realizado por Simón Feldman por encargo de la Dirección Nacional de Cultura. 1960 Expone en la Galería Van Riel de Buenos Aires, con prólogo de Juan Batlle Planas. Participa en la I Exposición Internacional de Arte Moderno, realizada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. 1961 Invitado a exponer en la muestra de Arte Argentino Contemporáneo en Río de Janeiro, auspiciada por la Embajada Argentina de Brasil. 1962 Participa en la Primera Bienal Internacional de Arte organizada por Industrias Kaiser Argentina, en el Museo Provincial Emilio Caraffa de Córdoba. Más tarde fue exhibida en Washington. Poco antes de morir, después de casi treinta años en los que, pese a la afección de su vista, trabajó como cartógrafo, obtiene una pensión por incapacidad, lo que le permite dedicarse íntegramente a la pintura. 1963 Muere en Rosario, el 2 de marzo.

“ yo sólo trataba de escuchar la voz de las cosas circundantes y muchas veces pensé que algo más fuerte que yo me obligaba a trabajar infatigablemente para expresar todas esas voces anónimas; tal vez por eso he llegado a creer que un artista antes que nada, es un revelador de verdades esenciales, solidarizado con las gentes a quienes de alguna manera representa”

noviembre 2007

Auspicia:

[MDLC] MUSEO DIARIO LA CAPITAL

Sarmiento 763 / 2000 Rosario / Santa Fe / Argentina www.museo.lacapital.com.ar

Gambartes

4 MUSEO DIARIO LA CAPITAL - ROSARIO - ARGENTINA

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