NATIONAL TRAJECTORIES (ARGENTINA) IDES

NATIONAL TRAJECTORIES (ARGENTINA) IDES A) Modelos de crecimiento y estructura industrial……..…………………………………………. 3 1. El modelo Agroexportador …………………

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NATIONAL TRAJECTORIES (ARGENTINA)

IDES

A) Modelos de crecimiento y estructura industrial……..…………………………………………. 3 1. El modelo Agroexportador ……………………………………………………………………… 3 2. La Industrialización por sustitución de importaciones …………………………….……........ 4 3. Quiebre del modelo de industrialización por sustitución de importaciones y desindustrialización.…………………………………………………………………………........ 9 4. Neoliberalismo y estructura industrial en la década de los 90 …………………..……….. 10 5. Mirada de largo plazo en el proceso de desindustrialización post crisis de la ISI ……… 10 B) Siderurgia y modelos de desarrollo …………………………………………………...………… 12 1. El papel de la siderurgia en el modelo sustitutivo ………………………………………..…. 12 2. La siderurgia en contexto de desindustrialización y estancamiento económico. ……….. 13 3. Privatización del sector siderúrgico ……………………………………………………...…… 14 4. La industria siderúrgica post privatización ……………………………………………….….. 15 5. El desempeño Sectorial desde lo 90 a la actualidad: Principales etapas ………………... 16 C) La inversión extranjera directa en la Argentina ………………………………………………. 16 1. Inversión extranjera directa y privatización en la rama siderúrgica ….…………………... 17 2. Inversión extranjera directa y transferencia accionaria de empresa privadas siderúrgicas………………………………………………………………………………………. 18 D) Regulación laboral, empleo, salarios y productividad en la industria siderúrgica …….. 18 1. La regulación laboral: evolución histórica ……………………………………………………. 18 2. El golpe militar de 1976 y el desmantelamiento de la protección laboral …………….... 19 3. La década del 90: Neoliberalismo y flexibilización laboral ………………...………………. 20 4. Crisis y reversión del modelo de flexibilización laboral ……………………………………. 21 Bibliografia y fuentes ………………………………………………………………………………….. 23 Anexo I: Modelos de crecimiento y estructura industrial ………………………….…………… 25 Anexo II: Siderurgia y modelos de desarrollo …………………………………………………….. 33 Anexo III: La inversion extranjera directa en Argentina ……………………………….………... 42 Anexo IV: Regulación laboral, empleo, salarios y productividad en la industria siderúrgica………………………………………………………………………………….…………...…………. 45

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A) Modelos de crecimiento y estructura industrial. 5. El modelo Agroexportador Durante este período (1870-1930) el eje dinámico del crecimiento económico se basó es la producción agropecuaria, fundamentalmente de origen pampeano, orientada al mercado externo. En esta etapa, la Argentina experimentó un fuerte crecimiento económico, lo cual la colocó entre los países con mayores niveles de PBI per cápita. 1Si bien se registraron algunas crisis significativas, el período se caracterizó por una relativa estabilidad macroeconómica. Además, la inversión extranjera directa adquirió un fuerte peso en la economía nacional, a partir de su localización en los sectores vinculados a la exportación primaria, como la infraestructura de transporte (i.e. tendido del ferrocarril), la instalación de plantas procesadoras de los productos agropecuarios (frigoríficos) y en menor medida en algunas ramas manufactureras orientadas a satisfacer las demandas del mercado interno. A principios del siglo XX la producción agropecuaria tenía un peso destacable en la estructura productiva, ya que representaba alrededor del 38% del PBI, mientras que la manufactura apenas explicaba el 10% del PBI. Las exportaciones, mayormente de origen agropecuario, representaban entre el 15% y el 20% del PBI. Las características que adoptó el modelo de crecimiento en este período ha sido objeto de controversia en la literatura especializada, fundamentalmente en relación a los procesos de innovación que viabilizaron el desarrollo productivo y la inserción exitosa de la Argentina en el mercado mundial. Una corriente de análisis ( ver por ejemplo Nochteff, 1994) , interpretó que el crecimiento económico característico de este período se produjo “sin desarrollo económico”, haciendo referencia a la falta o debilidad de las transformaciones cualitativas en la estructura productiva, a las inequidades y desequilibrios en el desarrollo regional y la concentración económica en una elite, cuyo poder se asentaba en la propiedad de grandes latifundios localizados en la pampa húmeda y en su capacidad de apropiación de una renta extraordinaria, debido a la alta productividad de las tierras localizadas en dicha región. Desde esta perspectiva, el ciclo de expansión agroexportador se debió a un “ajuste adaptativo y tecnológicamente tardío”, (ver Nochteff, 1994, Pág. 46) operado en función de una serie de transformaciones de carácter exógeno, sobre todo en el contexto internacional. Entre estas transformaciones se destacan: la caída en el costo de los fletes, el desarrollo de tecnología de enfriamiento de carnes, el aumento de la demanda mundial de alimentos y las mejora en los precios de los productos agropecuarios en el mercado mundial y la disponibilidad de un fluido mercado internacional de capitales, y de flujos migratorios, que aportaban la fuerza de trabajo necesaria para la expansión productiva. Todos estos factores combinados con la alta fertilidad de la pampa húmeda, generaron condiciones excepcionales para el desarrollo agroexportador. El crecimiento se habría basado entonces en escasos esfuerzos técnicos y productivos, lo cual se vio también reflejado en el rol secundario que habría desempeñado en este período el sistema científico tecnológico. Desde una perspectiva diferente otros autores (por ejemplo López, 2006) remarcan los profundos cambios institucionales que viabilizaron el desarrollo del modelo agroexportador, y que lejos estuvieron de implicar una posición meramente adaptativa frente al contexto internacional. Este autor destaca tanto la expansión de la frontera agrícola, la promoción de la inmigración en paralelo a la institucionalización de la educación primaria de carácter obligatoria, gratuita y laica (la ley 1420 de 1880 de Educación Común), la unificación del mercado interno, el establecimiento de un sistema monetario nacional, la definición de un ordenamiento jurídico, 1

. Entre 1975 y 1912 el PBI per cápita creció a 3.9% anual y al 3.4% anual entre 1917 y 1927. ( ver López, 2006)

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bases esenciales para la construcción de una economía capitalista. Este autor también remarca los profundos cambios que se registraron en la estructura productiva, tanto en la producción agrícola como ganadera, que incluía cambio racial y refinamiento de la producción ganadera a través de mejoramientos genéticos, la introducción de técnicas modernas de manejo de pasturas. Más allá de las controversias señaladas, es importante destacar que es en este período en el cual comienza el incipiente desarrollo de la industria nacional. Como señalan Katz y Kosacoff (1989) una serie de condiciones económicas e institucionales estimularon el crecimiento de las manufacturas. Entre estos factores se destacan: 1. El desarrollo de nuevas tecnologías y el aumento de la demanda mundial de alimentos que propicio el desarrollo de las industrias de procesadoras de productos primarios para la exportación 2. El arribo de importantes flujos de inmigrantes europeos, muchos de los cuales poseían experiencia previa en la industrias y/ o una especialización técnica o profesional 3. Las dificultades de provisión de productos manufactureros derivados de las restricciones impuestas durante la primera guerra mundial 4. La demanda derivada de las actividades primarias y de comercialización, tales como maquinaria agrícola, extendido y mantenimiento de la red ferroviaria 5. El crecimiento de las demandas asociadas a la expansión del mercado interno. 2. La Industrialización por sustitución de importaciones Existe consenso en la literatura nacional respecto a que la industrialización en la Argentina pude ser dividida en diferentes etapas de acuerdo a las distintas ramas que en cada período lideran el crecimiento económico, el peso que tiene la inversión extranjera, las fuentes de las cuales provienen los incrementos de productividad, el grado de protección o apertura respecto al mercado externo. ( Katz y Kosacoff, 1989) a) La disolución del modelo agroexportador y los inicios de la industrialización sustitutiva de importaciones.2 Los primeros indicios del agotamiento del modelo agroexportador se remontan a los años ´20. En este período comienzan a perder dinamismo las exportaciones agropecuarias y se produce un estancamiento de las inversiones extranjeras en áreas estratégicas funcionales al modelo, como por ejemplo el trazado del ferrocarril. Por otra parte, durante la primera guerra mundial se había producido una expansión de la actividad industrial orientada al mercado interno, motorizada fundamentalmente por factores exógenos al modelo, como fue las limitaciones a las importaciones que tuvo lugar durante ese período. Sin embargo, este proceso no se detuvo con el fin de la guerra sino que se continúa profundizando durante los años ’20, no sólo mediante capitales de origen nacional, sino también con la afluencia de capitales extranjeros, que ahora tienen como destino principal la industria. De este modo, comienza a variar el perfil industrial nacional que durante el período de auge del modelo agroexportador se había especializado en industrias procesadoras de los productos primarios (frigoríficos, curtiembres, etc.), y estaba dominado por un escaso numero de grandes plantas procesadoras cuya producción se orientaba centralmente al mercado externo. La crisis de 1930 le da un nuevo impulso al proceso de industrialización, dadas las crecientes dificultades para sostener el nivel de intercambio en el mercado externo, como consecuencia en 2

Ver entre otros Katz y Kosakoff, 1989 y Azpiazu et al 1989.

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buena medida de la merma en las exportaciones agropecuarias tradicionales que trajo aparejada la crisis. Es justamente en estos años que se insinúan las primeras medidas de política económica activa a través de instrumentos tales como el control de cambios y el establecimiento de permisos de importación. La mayor intervención estatal también queda expresada en los acuerdos que Argentina firma con Inglaterra y otros países Europeas en 1933, a través de los cuales se favorecía el intercambio comercial con los mismos. Pese a las variaciones en materia de política económica que se registra a partir de los años 30, el crecimiento industrial en estos años no implicó un quiebre importante respecto al proceso que ya se había puesto en marcha en la década anterior. Sin embargo, es posible observar que en este período (entre 1930 -1943) la industria crece a un ritmo más acelerado que el conjunto de la economía, ganando participación en el PBI (del 18% en 1929 al 21% en 1939). ( Katz y Kosacoff, 1989)

b) Primera etapa de sustitución de importaciones: mercado interno e industria liviana A mediados de los años ´40 se produce un cambio más profundo en el esquema regulatorio favorable a la industrialización, lo cual va a dar lugar a la inauguración de un ciclo expansivo que se extiende entre 1945-1952. En este esquema se destacan la creación del Banco de Crédito Industrial, que constituye el primer instrumento de financiamiento a mediano y largo plazo para este sector y la implementación de un régimen de Protección y Promoción de las industrias de interés Nacional, que otorgaba beneficios promocionales a unas 40 actividades. Las ramas que más apoyo reciben en materia de financiamiento son alimentos y bebidas y textil. Es importante destacar que en este período no sólo crece la intervención estatal a través de instrumento indirectos de promoción (como el control de cambios, regulación de las importaciones y el desarrollo de instrumentos de financiamiento orientados a la industrialización), sino también a través del involucramiento del estado directamente en la producción manufacturera en áreas como la siderurgia y la química. En síntesis, en un contexto de prevaleciente intervención estatal en la promoción de la industrialización (tanto a través de instrumentos directos, como indirectos) el modelo de crecimiento va a tener al sector industrial como el eje más dinámico, pero asentado básicamente en las denominadas “industrias livianas”. Este proceso se va a caracterizar por una utilización intensiva de mano de obra, debido a las restricciones que se enfrentaban para las importaciones de bienes de capital sumado a su escaso desarrollo en el medio local. Si bien en una primera etapa, dado las fuertes reservas de divisas que se habían acumulado durante la segunda Guerra Mundial, estas restricciones se compensaron en parte con una fuerte expansión de las importaciones, el hecho que estas crecieran a una tasa más acelerada que las exportaciones, terminó afectando seriamente el nivel de las reservas nacionales. Esta situación se vio agravada por las sequías que se suceden entre 1951-1952, preanunciando de este modo un agotamiento en el proceso de industrialización basado en las industrias livianas. c) Segunda etapa de sustitución de importaciones: el rol de la metalmecánica y de la inversión extranjera El agotamiento de la fase “fácil” de industrialización va a dar lugar a drásticos cambios en la política económica, dando paso a un mayor protagonismo del capital extranjero como fuente de financiamiento para el crecimiento industrial, ahora basado fundamentalmente en la industria de bienes durables. Estas ramas van a desplazar como eje dinámico del proceso de industrialización a las industrias de consumo no durable que habían liderado la etapa anterior.

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La expansión de la inversión extranjera se va a desarrollar fundamentalmente a partir del año 1958, con la llegada masiva de inversiones privadas directas de capital, centralmente de origen norteamericano, orientados a abastecer la demanda local. El sector que va liderar el proceso de crecimiento va a ser la industria automotriz y sus ramas satélites, como la industria de autopartes y la de máquinas herramientas. En esta etapa, pese a los cambios en el rol que juega la inversión extranjera en la expansión industrial, se mantienen prácticamente inalterados los rasgos centrales del modelo de industrialización basados en la alta protección de la producción domestica y la orientación de la producción fundamentalmente al mercado interno. Recién a mediados de los ´60 comienzan a vislumbrarse las primeras políticas públicas orientadas a estimular las exportaciones industriales, con el objetivo de salvar las recurrentes crisis en la balanza comercial que traía el modo peculiar que adoptó la ISI en la Argentina. Hacia mediados de la década del 70, la expansión de las exportaciones de productos manufactureros alcanza el punto más elevado del período, representando en 1974 el 50% del total de las exportaciones del país. (Ver Canitrot, 1980). Este proceso, finalmente será interrumpido en el marco de los drásticos cambios en las política económica instrumentados por el gobierno de facto que asume en 1976. d) Crisis cíclicas: el stop and go El proceso de acumulación que se consolida en este período se va a caracterizar por la articulación entre el sector agropecuario, que al mismo tiempo que satisface al mercado interno constituye el sector competitivo en el mercado internacional y por tanto el principal proveedor de divisas, y un sector industrial ampliamente protegido de la competencia externa y fundamentalmente orientado a la satisfacción del mercado interno. Este esquema va a tener entonces como actores centrales al estado, con un rol central en la reasignación de recursos entre sectores y como productor directo de bienes y servicios, el capital extranjero localizado en los sectores más dinámicos en los cuales ejerce un alto poder oligopólico y los grandes productores agropecuarios que controlan la producción de bienes salario y de exportables. Este esquema va a dar lugar a una sucesión de ciclos de crecimiento y estancamiento (denominado stop and go) marcado por el ritmo de los cuellos de botella en la balanza de pagos y en el comercio exterior. Esquemáticamente, se observa que a lo largo del período se sucedían cambios significativos en la política cambiaria que determinaban el ritmo de crecimiento de los distintos sectores. Cuando se producía una revaluación de la moneda local, se observaba un aumento de la producción industrial debido al abaratamiento de los insumos importados de los cuales dependía la industria local. Al mismo tiempo esto repercutía en un incremento en el salario real, debido al abaratamiento de los productos de origen agropecuario cuyo precio estaba determinado por los precios internacionales. Esto a su vez también repercutía en un aumento de la demanda hacia los bienes industriales. Sin embargo en general el ciclo virtuoso se veía interrumpido, por el estancamiento de las exportaciones agropecuarias y la expansión de las importaciones de origen industrial, que en conjunto terminaban repercutiendo en una crisis de la balanza de pagos. Debido al alto predominio de la inversión extranjera en la estructura productiva local, el aumento de la producción también repercutía en un aumento de las salidas de capital en concepto de pago de utilidades y de regalías y por la adquisición de tecnología. Esta situación devenía en un período recesivo, que desembocaba en la devaluación de la moneda local, lo cual daba un nuevo impulso a las exportaciones, debido al incremento en los precios relativos de los productos agropecuarios y una reducción del salario real. También se producía consecuentemente un aumento en el precio de los insumos importados para el sector industrial, que sumado a la reducción del poder adquisitivo del salario repercutían en un desestímulo a la producción industrial. El papel del estado en los diversos ciclos eran determinante, en tanto tenía

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una injerencia central en el control de la tasa de cambio y en la puja redistributiva en torno a la fijación de los salarios. e) Características centrales del proceso de industrialización sustitutiva: Esquema General 3 A) Contexto político institucional  Alta inestabilidad política: A partir del golpe militar del 1930, que comandado por el general José Félix Uriburu derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, se inicia un período de 53 años de alternancia entre gobiernos constitucionales y gobiernos de facto. Además la autodenominada Revolución Libertador, que en el año 1955 derrocó al presidente Juan Domingo Perón, inauguró un largo período (18 años) de proscripción política del peronismo, movimiento político con fuerte anclaje en la clase trabajadora.  Intervención militar en áreas estratégicas para el desarrollo industrial: Fundamentalmente a partir de 1943 las fuerzas militares nacionales comienza a tener una fuerte injerencia en el proceso de industrialización (a partir del control de empresas públicas en ramas como la siderurgia y la petroquímica) y en el sistema de Ciencia y Tecnológica (particularmente a través de un organismo como la Comisión Nacional de Energía Atómica).  Expansión de la presencia del estado en la economía y favorable a la promoción de la industrialización : • Estatización de servicios públicos y creación de empresas estatales en el sector industrial (siderurgia, petroquímica, etc.) • Desarrollo de instituciones regulatorias y de fomento de la actividad económica (Banco Central de la República Argentina- BCRA, Banco Industrial, Instituto Argentino de Promoción del Intercambio- IAPI, BANADE, etc. • Creación de regimenes de promoción industrial • Política arancelaria orientada a la protección y estímulo de diversos sectores productivos y un régimen de aranceles para la importación de bienes de capital ( variable de acuerdo a la disponibilidad de divisas)

B) Contexto macroeconómico e inserción internacional  Alta inestabilidad debido a recurrentes crisis en la balanza de pagos (modelo de stop and go).  Tensiones inflacionarias que se incrementan hacia el final del período.  Política de redistribución de ingresos a favor de los asalariados durante el gobierno peronista (1945-955). En el resto del período, el salario constituye una de las variables de ajuste, fundamentalmente en los ciclos de crisis de la balanza de pagos, en el marco de un conflicto distributivo en el cual los sindicatos nacionales juegan un rol preponderante. 3

Este esquema se basa fundamentalmente en López, 2006.

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 Cae significativamente el grado de apertura de la economía al exterior (sobre todo si se la compara con el período de vigencia del modelo agroexportador). La suma de exportaciones e importaciones pasa del 35% al 17% del PBI entre 1929 y 1973 y se produce un retroceso en la participación de la Argentina en el comercio internacional (del 1% en 1929 al 0.3% en 1973).  Las exportaciones se componen mayoritariamente de los productos agropecuarios, que por tanto constituyen la principal fuente de divisas. En tanto la producción industrial se orienta centralmente al mercado interno. Sin embargo, hacia el final del proceso de sustitución de importaciones ganan peso en las exportaciones los productos de origen industrial.  La Inversión Extranjera Directa ( IED) juego un rol importante en los procesos de industrialización, fundamentalmente a partir de de las políticas de corte desarrollista impulsadas a fines de los años 50, de estimulo a la sustitución de importaciones en las industrias “pesadas”, en especial en el sector automotor, químico y petroquímico, metalmecánica, etc. La participación de las empresas extranjeras en la producción industrial pasa de 18% en 1955 a 30% en 1973. C) Estructura productiva: el rol de la industria  Crece en forma significativa el peso de la industria en el PBI, que se eleva del 15% en 1930 a el 40% en 1973, pasando a liderar el proceso de crecimiento y desplazando al agro como el sector principal (que en el mismo período pierde peso en el PBI, de algo más del 30% al 12%)  El proceso de industrialización se desarrolla en dos etapas sucesivas, que se caracterizan por el peso que tienen las diferentes ramas productivas en el proceso de crecimiento. • 1ra. Etapa de la ISI: también denominada etapa “fácil”, en la cual tienen un rol central las ramas “livianas”, como textil, confecciones, madera, alimentación. Esta etapa se extiende hasta aproximadamente 1955. • 2da. Etapa de la ISI: o fase “difícil”, en la cual el crecimiento esta liderado por bienes de consumo de durable y más capital intensivos, como la siderurgia, petroquímica, petróleo y la metalmecánica, dentro de la cual juega un rol central la industria automotriz.  Inicialmente el sector industrial opera con escalas reducidas para la media internacional (debido a las limitaciones del mercado interno), y con tecnología y formas de organización distantes de la frontera internacional. Hacia el final de la ISI se observa una mejora sustantiva en estos aspectos, debido a la difusión de procesos de aprendizaje y de la mayor incorporación de tecnología y formas organizaciones más cercanas a la frontera internacional. Parte de estos procesos fueron interrumpidos por el quiebre en el modelo, que se produce fundamentalmente a partir de 1976, con la irrupción del régimen militar más sangriento que registró la historia nacional.

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D) Estructura de la propiedad y tamaño de las empresas  Aumento de la participación extranjera en la segunda etapa de la ISI en la propiedad de los activos industriales.  La mayoría de las firmas locales se mantienen bajo control familiar y se registra un escaso desarrollo del mercado accionario.  Amplio desarrollo en el sector industrial del sector de la mediana y pequeña industria ( PyMEs) algunas de las cuales van desarrollando en el tiempo importantes procesos de aprendizaje técnico –productivo 3. Quiebre del modelo de industrialización por sustitución de importaciones y desindustrialización. El golpe militar de 1976 inaugura una nueva fase de la historia social, política y económica de la Argentina. En el marco de una feroz represión contra el conjunto de las organizaciones políticas y sociales de base popular el gobierno de facto rápidamente implementó una serie de medidas tendientes a desarticular el modelo social que se había estructurado en torno al desarrollo de la industria nacional y el mercado interno, (ver por ejemplo Canitrot, 1980). Entre las principales medidas adoptadas por el régimen militar cabe mencionar: 1) Una drástica reducción de los salarios reales 2) Un incremento en el grado de apertura de la economía y la desregulación del comercio exterior (por ejemplo a través de la eliminación de retenciones a la exportación de productos agropecuarios y la aplicación de un programa de reducción progresiva de los aranceles de importación y la eliminación de subsidios a las exportaciones no tradicionales) 3) La reducción del gasto público social (destinados a educación, salud y vivienda) y elevación de las tarifas públicas. 4) La liberalización de los mercados cambiarios y financieros (reforma financiera) y el financiamiento del déficit público mediante colocación de títulos en el mercado de capitales. 5) La reducción del gasto, empleo y déficit del gobierno (redimensionamiento del Estado) La apertura de la economía tuvo un impacto negativo en la estructura industrial, ya que las importaciones desplazaron a buena medida a la producción local en el mercado interno. Los datos sobre comercio exterior resultan contundentes: mientras que en 1976 la importación de bienes de consumo representó 65 millones de dólares, en 1980 la cifra se eleva a 1900 millones de dólares ( Basualdo, 1987) Se abre de este modo, un período caracterizado por la sistemática pérdida de gravitación de las manufacturas en el PBI (desindustrialización) acompañado de un proceso de desestructuración de la trama industrial. En 1983 el PBI industrial apenas representaba el 90% del generado en 1973 y el 85% comparado con 1974. En el mismo período, la ocupación se redujo en algo más del 30% y el salario real y el costo salarial se contrajeron alrededor del 20%. La caída en el salario real se vio acompañada de una intensificación en el trabajo ( aumenta la jornada media de trabajo casi un 6%) y un aumento en la productividad medida de la mano de obra ( 37,6% calculada en función de los obreros ocupados y casi 30% en función de las horas trabajadas), ( ver cuadro Nro 2 Anexo 1).

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4. Neoliberalismo y estructura industrial en la década de los 90 A comienzos de la década del ´90 se llevaron a cabo un conjunto de reformas estructurales que incluyeron la liberalización comercial y financiera, la reforma del estado y privatización del régimen previsional, la privatización de empresas públicas y la desregulación del mercado laboral. El Plan de Convertibilidad, nombre que se le dio a este conjunto de reformas, incluía un componente de estabilización macroeconómica el cual se basó en un régimen de tipo de cambio fijo (que tenía como objetivo central el control de la inflación) en el cual se evidenciaba un importante atraso cambiario (o dicho en otros términos una sobrevaluación de la moneda local). La apertura comercial en un contexto de marcado atraso cambiario afectó seriamente la competitividad de los sectores transables, en especial de la industria manufacturera. Por otro lado, la liberalización financiera favoreció altos niveles de endeudamiento (tanto público como privado) y un fuerte desequilibrio en las cuentas fiscales y en el comercio exterior. Luego de un extenso período de recesión (que se extendió entre 1998 y 2001) se produjo un final abrupto del Régimen de Convertibilidad, precedido por la masiva fuga de capitales, crisis bancaria y declaración de país en default. El quiebre de este modelo macroeconómico se dio en el marco de una profunda crisis político institucional y de una crisis social sin precedentes en el plano nacional. Las consecuencias sociales de una década de aplicación de políticas de corte neoliberal fueron un incremento sostenido de las tasas de desempleo y de precariedad laboral, un aumento de los índices de pobreza y de indigencia y un marcado aumento de la desigualdad social. En este contexto surgieron nuevos actores sociales y organizaciones, que buscaron mediante diferentes acciones enfrentar las consecuencias de la crisis de empleo e ingresos. Las políticas implementadas durante la década del ´90 tuvieron un fuerte impacto en la estructura industrial. La sobrevaluación de la moneda local y la apertura de la economía generaron un contexto macroeconómico poco favorable a la producción de bienes transables, que podían ser obtenidos a menor costo en el mercado internacional. Otro impacto de la estructura de precios relativos y de apertura de la economía vigente en el período, fue el abaratamiento de los bienes de capital, vis a vis el costo de la mano de obra local, lo cual estimuló en ciertas actividades una intensificación en el uso de capital y el consiguiente desplazamiento en la fuerza laboral. Los problemas de competitividad sumado al amplio acceso a tecnología importada dieron como resultado un estimulo hacia ramas intensivas en capital, cuya ventaja se basaba fundamentalmente en factores de tipo natural. Esta tendencia ya se venía insinuando desde el quiebre del modelo sustitutivo, pero los ´90 resultaron particularmente propicios para un simplificación de la estructura productiva y su reorientación hacia criterios de ventajas de tipo natural. Estas ventajas se basaban en recursos tradicionales como aquéllos ligados al sector agropecuario y “nuevas ventajas naturales “(como petróleo, gas y derivados de la minería metalífera). La expansión de los servicios se apoyó centralmente en los servicios públicos privatizados y en servicios orientados al consumo de los sectores de altos ingresos (servicios financieros e inmobiliarios, educación privada y servicios de medicina prepaga). 5. Mirada de largo plazo en el proceso de desindustrialización post crisis de la ISI Desde el quiebre del proceso de industrialización por sustitución de importaciones, se asiste a una pérdida sistemática del peso de la industria manufacturera en el producto bruto interno global (desindustrialización), (ver cuadro1 anexo 1) El magro desempeño sectorial en materia de generación de valor agregado durante los noventa es explicado en buena medida por la significativa desintegración de la producción fabril local derivada de la creciente importancia que asumió, en el marco del proceso de apertura

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asimétrica de la economía, la compra en el exterior de insumos y/o productos finales por parte de las empresas industriales. Ello trajo aparejado el cierre de numerosas firmas, o su corrimiento hacia actividades vinculadas al armado y/o ensamblado de partes o directamente a la venta de productos finales importados. Durante la década del ´90 tendió a consolidarse una estructura manufacturera crecientemente asociada a la explotación de ventajas comparativas naturales (como la producción de alimentos y bebidas y, en menor medida, la refinación de petróleo y las industrias química y siderúrgica) y/o “institucionales” de privilegio (tal el caso de la industria automotriz, cuyo notable crecimiento estuvo directamente asociado al régimen de promoción y protección con el que fue favorecida). Como producto de ello, las ramas de mayor crecimiento e importancia relativa del espectro fabril local –y de la cúpula empresaria del sector– se caracterizan por presentar un reducido dinamismo en materia de generación de valor agregado. Durante el decenio de los noventa se profundizaron, dos procesos muy relacionados entre sí: una fuerte –y prácticamente ininterrumpida disminución en la cantidad de obreros ocupados en el sector y una creciente regresividad en materia distributiva. En efecto, durante la década pasada el crecimiento de la producción que se registró estuvo muy vinculado con los ostensibles incrementos que se registraron en la productividad media de la mano de obra industrial, asociada a la disminución en la masa de ocupados del sector. Ahora bien, esos crecientes recursos generados por la mayor productividad de la mano de obra no tuvieron como correlato incrementos salariales sino que, por el contrario, lo que se verificó es un persistente deterioro de las remuneraciones medias de los trabajadores. La conjunción de ambos procesos trajo aparejada una mayor regresividad en la distribución interna del ingreso fabril, lo cual denota que las fracciones más concentradas del capital se apropiaron de buena parte de los recursos generados por la mayor productividad y los menores salarios de la mano de obra.

Una primera expresión del proceso de “desindustrialización” que trajo aparejada la interrupción del proceso sustitutivo se pone de manifiesto en la pronunciada caída en la cantidad de plantas fabriles relevadas en los cuatro últimos censos económicos. En efecto, en 2004 fueron censadas 81.184 unidades productivas (excluyendo las unidades auxiliares), lo que supone la desaparición de 24458 respecto al año 1973, (ver cuadro Nro. 3 anexo 1). La evolución del empleo industrial también se caracteriza por una acentuada expulsión de mano de obra, casi un 27% entre 1984 y 1993 y un 11, 5% entre 1994 y 2004,(ver cuadro Nro. 3 anexo 1). El siguiente cuadro permite identificar algunas de las principales tendencias que caracterizan al desempeño de la industria argentina post- sustitución de importaciones. Esta evolución da cuenta de una tendencia a la especialización en algunas ramas productivas asociadas a ventajas naturales, es decir vinculadas a la dotación de recursos naturales en el plano local. En este sentido cabe destacar: • •

la creciente gravitación relativa de las industrias alimenticias que, entre 1984-1993 y 1993-2004 aumentan su participación relativa en el valor de producción industrial. La persistente pérdida de participación relativa en el valor de producción de la industria textil

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un notable incremento en la significación económica relativa –cualquiera sea la variable que se considere– de las industrias celulósico-papeleras.



la menor incidencia relativa de las industrias metálicas básicas –siderurgia y aluminio – que, muy particularmente entre 1993-1984, que sólo en parte se revierte entre 20041993.



Un importante deterioro de la participación agregada de las industrias metalmecánicas, sobre todo en el último período intercensal



una menor participación relativa de las industrias químicas y petroquímicas hasta 1993, y luego un incremento muy significativo.

B) Siderurgia y modelos de desarrollo 1. El papel de la siderurgia en el modelo sustitutivo En la década del 30, acompañando el crecimiento industrial que se desarrolla en ese período, comienza a expandirse la producción siderúrgica en la Argentina. Sobre todo entre 1937-1945 este sector recibe un fuerte impulso no sólo a través de empresas privadas, sino de la puesta en marcha de la Fabrica militar de aceros (1935) y Altos Hornos Zapla (1943) ambas de propiedad estatal. Como ya se señaló, es fundamentalmente a partir de mediados de los años 40 que la política industrial va a recibir un mayor impulso a través de la intervención del estado, no sólo facilitando instrumentos para el financiamiento privado, sino a través de una activa participación en la instalación de plantas industriales. En relación al sector siderúrgico un hito central lo va a constituir la sanción de la ley 12.987 de 1947 a través de la cual se formula el Plan Siderúrgico Nacional y se establece la creación de SOMISA, una planta integrada para la producción de arrabio, acero, productos semiterminados y chapa laminada en caliente. El esquema que se plantea para promover el desarrollo del sector es establecer una complementariedad entre la producción estatal y la producción privada. De este modo, le cabía al estado, según el modelo desarrollado, la constitución de una gran planta de elaboración de arrabio, acero y semiterminados, dado los requerimientos de inversión y la necesidad de maximizar la economía de escala, que abastecería a las laminadoras privadas ya instaladas en el país y que a su vez estimularía la radicación de nuevas empresas para la elaboración de los productos finales ( dados los menores requerimientos de capital y tecnología que este tipo de empresas demandaba). Si bien el proyecto se demoró hasta principios de los ’60, una vez que se puso en marcha la planta de SOMISA se verificó un importante crecimiento de la producción siderúrgica. Entre 1960 y 1965 la producción de acero crudo se elevó en casi un 400%, y el abastecimiento de la demanda interna con producción local creció del 14% al 50% (ver cuadro 1 anexo 2). Sin embargo, pese al crecimiento del sector, que continuó impulsado por la ampliación de la capacidad productiva del SOMISA y de las empresas privadas que operaban en la rama, el grado de abastecimiento local se mantuvo en el orden del 50% promediando la década del ´70. Este desequilibrio entre demanda interna y producción local, se debió a que la producción siderúrgica nacional no logró acompañar los incrementos en la demanda interna motorizada por

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la expansión de la producción metalmecánica que caracterizó a la segunda etapa de industrialización sustitutiva. Los problemas detectados en este período eran centralmente: déficit en la producción de arrabio, insuficiente provisión de chatarra para abastecer a los hornos eléctricos, el acero colado era insuficiente para abastecer la demanda de semielaborados (Azpiazu, et al. 2005). El desequilibrio entre producción local y demanda de producción siderúrgica se vio claramente reflejado en los resultados negativos que arrojó la balanza comercial en dicho sector (ver cuadro 6 anexo II) . 2. La siderurgia en contexto de desindustrialización y estancamiento económico. A partir del año 1975, el quiebre del modelo de sustitución de importaciones va a tener consecuencias en la estructura productiva del país en general y del sector siderúrgico en particular. A partir de este año comienza una declinación en la demanda local de producción siderúrgica. En 1983 el consumo de acero era un 23% menor al registrado en 1975, (ver cuadro 1 anexo II). El estado abandona la mayor parte de las inversiones planificadas y la expansión productiva se concentra en las grandes firmas privadas (ACINDAR y SIDERCA). A fines de los 70’s y durante los ‘80s, - a la incorporación de tecnologías ahorradoras de mano de obra - se suma la pérdida de poder de negociación de los sindicatos (en un contexto de represión, persecución y encarcelamiento de los cuadros sindicales más combativos), provocándose un fuerte ajuste en el empleo sectorial, que entre 1978 y 1981 se reduce a un cuarto del total. Este va a ser un primer indicio de los cambios en el modelo de producción siderúrgica nacional, con un retiro progresivo del estado de la esfera de la producción y un proceso de concentración en el sector privado. Posteriormente, este proceso se profundizará aún más con las privatizaciones de las principales empresas estatales. Ya en los últimos años de la década del 70, en un contexto recesivo, se va a producir una reestructuración en la conformación empresaria del sector debido a una serie de fusiones y absorciones y por el cierre definitivo de plantas, sobre todo en el área de laminación que presentaba altos niveles de obsolescencia (ver cuadro 7 y 8 anexo II). En esta etapa, las nuevas oportunidades que ofrece el cambio tecnológico implica la posibilidad de entrar a las etapas básicas de la producción siderúrgica con inversiones y riesgos menores al del período anterior. De este modo se va diluyendo la necesidad de contar con la producción estatal de los insumos básicos a la vez que mayores oportunidades para la iniciativa privada. Esto va implicar un cambio en la estrategia empresarial, que ya no va a pretender proveerse de insumos básicos a precios subsidiados por parte del estado, sino que sean justamente las inversiones en estas áreas para desarrollar la propia producción la que sea subsidiada por fuentes estatales. Según Azpiazu et al (2005), es en estos años que la relación entre los subsidios a la inversión y el aporte propio de las firmas alcanza su punto máximo (un dólar de subsidio por cada dólar de inversión) Además, la falta de dinámica en la demanda de la producción siderúrgica por parte del mercado interno, como consecuencia del proceso de desindustrialización que siguió a la crisis del modelo sustitutivo, va a traer como consecuencia una creciente importancia de la demanda externa para la colocación de la producción siderúrgica doméstica. Es así como de un esquema de complementariedad productiva público – privado, se pasa a un esquema de competencia por los mercados internos y externos (ver cuadro 6 anexo II).

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3. Privatización del sector siderúrgico Una nueva etapa en el desarrollo siderúrgico nacional esta determinado por el proceso de privatización de las principales empresas estatales siderúrgicas: Altos Hornos Zapla y SOMISA, en el marco de una política de reforma estatal y liberalización de la economía que provocó profundas transformaciones en el tejido social. Como resultado del proceso de privatización se produce un aumento considerable en los niveles de oligopolización y concentración económica en el sector a la vez que se produce una transformación radical en la configuración de la oferta siderúrgica local. En el plano empresarial dos de los principales actores en el sector consolidan su posición dominante en la trama siderúrgica, a través del control de las empresas privatizadas o por el hecho de pasar a controlar casi excluyentemente alguno de los productos básicos, antes provistos por las empresas estatales. En efecto en el caso de Techint, este grupo empresarial integra el consorcio adjudicatario de las ex empresa SOMISA (ahora ACEROS PARANA S.A.), que pasa a estar integrada verticalmente con la empresa propulsor Siderúrgica S.A. (perteneciente al mismo grupo empresarial) y que en conjunto con una tercera planta del grupo ( Siderca) pasan a controlar casi la totalidad de la producción local de productos planos y de tubos sin costura. Por su parte la empresa ACINDAR, comienza a tener una posición hegemónica en el mercado de los productos no planos, en parte como consecuencia del desmantelamiento del área que producía no planos en la ex SOMISA. La nueva configuración tecno-productiva y empresarial supone una profundización del ya notable nivel de oligopolización que caracterizaba al sector con anterioridad a la privatización. Previo a la privatización una empresa pública (SOMISA) y dos privadas (SIDERCA y ACINDAR), controlaban alrededor de tres cuartas partes de la producción (en el caso de las privadas a través también del control que ejercían sobre el capital de otras empresas del sector) y monopolizaban la oferta de insumos críticos para el sector4. Hasta la privatización 3 bloques o tipologías empresariales, •



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Polo estatal (SOMISA y Altos Hornos Zapla): va perdiendo peso como dinamizador del sector desde mediados de los 70, debido a cierto rezago tecnológico respecto a la frontera internacional y desajustes entre las distintas fases del proceso productivo. Su papel dominante la ejerce en la producción (partir del arrabio) en semielaborados, de productos planos y no planos. Dos empresas privadas integradas (SIDERCA y ACINDAR): realizan reducción directa en combinación con varios hornos eléctricos y maquinas de colada continua y los consiguientes trenes de laminación. Su tecnología es compatible con los estándares internacionales. Presentan un fuerte dinamismo en la década del ´80, desplazando del mercado en parte a las empresas estatales y a otras empresas privadas del sector. Tienen una posición dominante en sus respectivos mercados (SIDERCA en tubos sin costura y ACINDAR en hierro redondo, alambres y derivados.)

El siguiente esquema se basa en Azpiazu et al, 2005

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Una firma semi-integrada (Propulsora siderúrgica) y por u conjunto heterogéneo de formas laminadoras independientes. Si bien este último bloque muestra una decreciente gravitación a nivel agregado, algunas de las firmas que lo conforman mantenían posiciones hegemónicas en algunos mercados. (además desde el punto de vista patrimonial algunas de estas empresas forman parte de los conglomerados empresariales liderados por ACINDAR y SIDERCA).

Luego de la privatización se distinguen dos grupos: 1) Empresas del grupo Techint ( sobre todo Siderca, Aceros Paraná y Propulsora siderúrgica) y de Acindar , que crecen en su participación en el mercado, no solo por su participación conjunta en el consorcio adjudicatario de SOMISA, sino también por la política desplegada por ACINDAR de adquisición de laminadoras independientes. 2) Aceros Zapla ( aceros especiales) y un número reducido de laminadoras independientes La mayor concentración productiva se da en las primeras etapas del proceso (dada su inflexibilidad en la escala de producción aún en la reducción directa): pero también es bastante marcado en las siguientes etapas, que además muestran una hegemonía de las tres principales empresas en algunos de los productos específicos. En 1992 tres empresas ( Somisa Aceros Paraná S.A., Acindar S.A. y Siderca ) controlan el 100% de la etapa de reducción. 4. La industria siderúrgica post privatización La privatización del complejo estatal consolidó una estructura oligopólica desde el punto de vista del agregado sectorial y monopólica a nivel de los productos siderúrgicos. Durante la vigencia del plan de convertibilidad, la apertura de la economía abarató el precio de los insumos importados y de los bienes de capital demandados por el sector. A su vez, la estrategia empresarial se orientó a la búsqueda de un método de protección selectiva a partir de la recurrente presentación de medidas anti- dumping que tuvieron en general una acogida positiva por parte del gobierno. De este modo, el mercado local quedó protegido de las importaciones cuando estas eran competitivas con la producción de las principales firmas, mientras que las importaciones no competitivas (en muchos casos llevadas adelante por las firmas líderes del sector) ingresaban a costos relativos bajos, debido a la sobrevaluación de la moneda local. En el plano regulatorio se eliminan buena parte de las normas que regulaban al sector. El proceso de concentración no solo se llevó adelante a partir de la absorción de las empresas privatizadas por parte de grupos que ya operaban en el sector, sino también porque se produjeron una serie de transferencias de empresas y reestructuración de procesos productivos, consolidando la estructura monopólica en algunos productos. Por ejemplo, la producción de no planos de la ex Somisa fue desactivada dejando el terreno a Acindar para el control de la producción, y esta empresa quedó como dominante en la venta de palanquilla a las laminadoras independientes que antes se abastecían de la producción de SOMISA. Además varias empresas se fusionaron (entre ellas ex SOMISA y Propulsora Siderúrgica, bajo el control de SIDERAR, empresa perteneciente al grupo Techint) y Acindar realizó varias adquisiciones de empresas productoras de laminados no planos. A finales de la década del ´90 la compra del capital accionario del histórico grupo Acindar por parte de una compañía brasilera, provocó un

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aumento en el grado de extranjerización del sector. Finalmente algunas de las plantas que pertenecían a Acindar fueron compradas por el grupo Techint. En el siguiente punto, se presentan las principales tendencias en la producción siderúrgica en la década del ´90 en relación a nivel de producción y comercio exterior. Como se verá, en este período el mercado externo actuó como un factor anticíclico respecto a la demanda local. 5. El desempeño Sectorial desde lo 90 a la actualidad: Principales etapas a) Fase de reestructuración del sector ( 1990-1993): En el marco de la apertura de la economía y el proceso de privatización se registra el estancamiento de la producción, el aumento del comercio exterior ( crecen las importaciones y exportaciones) y una contracción del consumo interno de productos siderúrgicos, ( ver cuadro 1, 5 y 6 del anexo II) b) Fase de oro de la convertibilidad (1994-1997): Fuerte expansión del sector que a partir de 1994 se beneficia del crecimiento de la economía y por tanto del incremento en la demanda de productos siderúrgicos. El aumento de la demanda interna da como resultado un menor superávit comercial. c) Fase de descenso de la convertibilidad (1998-2001): En el contexto de una prolongada recesión en la cual cayó el conjunto de la economía argentina, que culminó con el colapso del régimen de convertibilidad en 2001, el sector siderúrgico en su conjunto no tuvo un mal desempeño, aunque con diferencias apreciables en relación a los diferentes tipos de productos. Si bien en parte la contracción de la demanda interna se vio compensada por mayores exportaciones, en relación por ejemplo a los tubos sin costura, la caída de la demanda interna no pudo ser compensada por las exportaciones, las cuales se mantuvieron estancadas, provocando de este modo una caída en los niveles de producción. 6) La post convertibilidad (2002-2009) La aplicación de las políticas neoliberales durante la década del ´90 condujo a una crisis sin precedentes en el plano nacional, que derivó en el año 2002 en un cambio en la política económica más favorable a la producción nacional. Inicialmente la devaluación de la moneda local configuró un escenario macroeconómico favorable a la expansión de la producción siderúrgica, impulsada por la demanda externa. Al mismo tiempo, se produjo un incremento en la demanda local, motorizada por el incremento en la actividad industrial en su conjunto. Entre 2002 y 2008 se registra el mayor saldo comercial del sector, desde la década del ´60 (ver cuadro 6 anexo II), dando cuenta del perfil exportador que se consolida en el sector. C) La inversión extranjera directa en la Argentina La inversión extranjera directa (IED) en la Argentina jugó un rol destacado en el proceso de desarrollo nacional, aunque su papel fue variando en las distintas etapas. Durante el modelo agroexportador, los capitales de origen extranjero se asentaron básicamente en la construcción de la infraestructura de transporte y servicios para la comercialización de los bienes de origen agropecuario destinados al mercado mundial. La inversión extranjera también jugo un rol central durante el modelo de industrialización por sustitución de importaciones, fundamentalmente en la etapa orientada a la producción de bienes durables. En efecto, a fines

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de la década del ´50 el gobierno de Frondizi, de orientación desarrollista, otorgó mayores incentivos a la inversión extranjera con el objeto de promover una mayor industrialización. Dichas inversiones se concentraron fundamentalmente en la actividad manufacturera a través de la instalación de filiales, sobre todo en ramas como la automotriz, química y petroquímica. En la década de los ´90 se produjo un nuevo flujo de inversiones extranjeras directas, alentadas por las reformas estructurales y el proceso de privatización implementados en el período. A diferencia de la experiencia anterior, el ingreso de capitales extranjeros se dirigió centralmente a la adquisición de las empresas públicas, en muchos casos en asociación con grupos económicos locales y bancos con sede en el exterior. Una vez finalizado el proceso de privatización, las inversiones extranjeras se dirigieron a la fusión y o adquisición de empresas privadas. De este modo, siguió prevaleciendo la modalidad de transferencia accionaria, desplazando a la forma tradicional que consistía en la instalación de nuevas empresas, en general filiales de una casa matriz instalada en el exterior. Bezchinsky et al (2007) distinguen dos subperíodos, de acuerdo al destino que tuvieron las inversiones extranjeras. Entre 1991-1993 los flujos de IED se dirigieron centralmente a la adquisición de empresas públicas privatizadas, representando estas operaciones el 51% de la IED efectuada en el período. A partir de 1994, las inversiones extranjeras se dirigieron fundamentalmente a la adquisición de empresas privadas. Además, entre 1992 y 2002 estas se orientaron fundamentalmente a las empresas de servicios ( 40%) , mientras que la industria apenas recibió algo más del 20% de dichas inversiones, correspondiendo dentro de este agregado un 2.2% a los sectores productores de acero y aluminio. Como resultado de esta dinámica se produjo a lo largo del período un sostenido incremento de la presencia de la IED en la economía argentina. Un indicador claro es el aumento que se registra en las firmas de capital extranjero dentro de las Grandes empresas, que se eleva del 44% en 1993 al 67% en 2004. Si se toma como referente al valor de producción la participación extranjera se eleva del 60% en 1993 al 82% en 2002 y al 83% en 2004 (ver cuadros 1 y 2 del anexo III). La oleada de inversiones extranjeras registrada durante la década de los ´90 estuvo liderada por capitales de origen español. Inicialmente se dirigieron a las oportunidades abiertas por el proceso de privatización de empresas de servicios públicos (telecomunicaciones, transporte aéreo, energía y agua). Hacia finales de la década el destino de los capitales españoles se desplazó hacia áreas como el sector bancario y la industria petrolera. (Ver Bezchinsky et al, 2007). En segundo y tercer término se ubican en importancia las empresas de origen estadounidense y chileno. Sin embargo, la presencia de las primeras es declinante a lo largo del período, contrastando con el rol central que habían tenido durante la segunda fase de industrialización sustitutiva. A partir del 2001 comienza a crecer en importancia las inversiones de origen brasilera, que hasta esa fecha habían sido relativamente marginales en el país, aún cuando había recibido cierto impulso a partir de la conformación del MERCOSUR. La creciente importancia de Brasil en los flujos de inversión extranjera en la Argentina se basó mayormente en la adquisición de empresas ya existentes. a) Inversión extranjera directa y privatización en la rama siderúrgica A principios de los años ´90, como parte del plan de privatización de empresas públicas, se realizó la adjudicación de las dos empresas siderúrgicas estatales: Altos Hornos Zapla y SOMISA. Al igual que lo sucedido en los sectores de servicios públicos, la privatización constituyó una puerta de entrada para el ingreso de capitales extranjeros en lo que había sido el corazón de la siderurgia nacional.

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El proceso de privatización de Alto Hornos Zapla comienza en noviembre de 1991 cuando el Gobierno Nacional, anuncia el llamado a licitación para la privatización de este complejo mineroforestal-siderúrgico. En 1992 la empresa fue adjudicada a un consorcio integrado por Aubert Duval S.A. y Societe Industrielle de Metallurgie Avance S.A. (ambas de Francia), Citicorp (de origen estadounidense) y Pensa S.A. y Penfin S.A. (ambas argentinas). Finalmente Aceros Zapla (nombre que adopto la empresa post privatización) fue comprada por el grupo local IATE construcciones, el cual adquirió el 84.7% del paquete accionario. También en 1992 la empresa estatal SOMISA fue adjudicada a un consorcio internacional liderado por el grupo Techint (que a través de su empresa Propulsora Siderúrgica adquirió el 69% de las acciones) en el cual participaron dos empresas brasileras- USIMINAS y La Companhia Vale do Rio Doce SA (CVRD)- la empresa chilena Cía. de Aceros Pacífico y el Banco Chartered West LB Limited de Gran Bretaña. Si bien los pliegos de la privatización establecía la prohibición de que dos empresas siderúrgicas locales participaran en un mismo consorcio, con el objeto de evitar la consolidación de un duopolio por parte de las dos empresas lideres (Techint y Acindar), a pocos meses de realizada la privatización Acindar compró las acciones en manos del Banco Chartered West LB Limited de Gran Bretaña. En 1993, la ex SOMISA, Propulsora Siderúrgica, Bernal, Sidercolor y Sidercrom se fusionaron, todas ellas bajo el control de Siderar, perteneciente al grupo Techint. En 2005 se conformó el holding Termium, que controla a la empresa Siderar, en la cual convergen las estrategias de internacionalización del grupo Techint y de la empresa brasilera USIMINAS.

b) Inversión extranjera directa y transferencia accionaria de empresa privadas siderúrgicas Hacia fines de los ´90 comienza un flujo de inversión orientado ahora a empresas privadas, dominado por la presencia de capitales de origen brasilero. En 1997 Gedou, una de las principales metalúrgicas brasileras, decidió concentrar su proceso de internacionalización en territorio argentino, debido a que este era uno de los principales destinos de sus exportaciones. Así, en esa fecha tomó el control de Sociedad Industrial Puntana S.A. (SIPSA), una laminadora localizada en la provincia de San Luis. En 1988, Gerdau compró el 33% de SIPAR Laminación de Aceros a cambio del 33% en SIPSA. A partir de estas operaciones se aseguró una porción importante del mercado de acero largo en Argentina (estimado en un 20%). Ver CEPAL 2006. En el año 1998 la siderúrgica brasilera Gerdau compró Sipar Aceros, especializada en aceros no planos. La expansión de esta empresa continuó en 2008 a través de la adquisición de la acería Caños Córdoba. En 2004 la siderúrgica ACINDAR, empresa líder en la producción de aceros no planos fue adquirida por la Compañía Belgo Mineira, perteneciente al grupo Arcelor Brasil, a su vez controlado por Arcelor Mittal, producto de la fusión entre el grupo europeo Arcerol y el indio Mittal steel. Dicha operación implicó un incremento notable en el grado de extranjerización de la rama siderúrgica nacional, dado el peso que tiene la empresa Acindar en la estructura productiva del sector. Por último, en 2007 la empresa Brasilera Votorantim adquirió cerca del 30% del paquete accionario de la empresa de Acerbrag, una de las más importantes en producción de hierro redondo. (Centro de Industriales Siderúrgicos) D) Regulación laboral, empleo, salarios y productividad en la industria siderúrgica

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1. La regulación laboral: evolución histórica 1. Expansión de los derechos sociales e industrialización (1943-1976) Hasta mediado de la década de los '70, y a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, el mercado de trabajo Argentino se había caracterizado por una "escasez relativa de trabajadores", debido a que las reservas de mano de obra campesinas eran sensiblemente inferiores al resto de los países de la región (Llach, 1978). Sin embargo, durante el período en el cual estuvo vigente el modelo agroexportador los avances en términos de protección laboral fueron bastante escasos y puntuales. Es durante la vigencia del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones que se produce una expansión de los derechos sociales asociados a la tenencia de un empleo. Más precisamente, entre los años 1943 -1955 (que abarca centralmente las dos primeras presidencias de Perón) se introducen profundos cambios en la normativa laboral que modifican en forma sustancial las condiciones de trabajo y el sistema de relaciones laborales. También en este período, se establecen nuevas pautas para la regulación de la actividad sindical y la negociación colectiva, cuyas características centrales van a perdurar hasta el presente. En relación a la legislación sobre condiciones de trabajo cabe destacar la creación de Tribunales de Trabajo y la introducción de beneficios laborales tales como la indemnización por despido, el derecho a vacaciones pagas y aguinaldo. En materia de seguridad social se crearon La Comisión de Servicios Sociales, que establecía la provisión de servicios sociales básicos a cargo de los empleadores, como servicios de salud gratuitos y provisión de medicamentos, y el Instituto de Previsión social que avanzó en la regulación del sistema jubilatorio. (Ver Cortés y Marshall, 1991). En materia de regulación de la actividad sindical la normativa del período sentó las bases para el desarrollo de una estructura sindical no competitiva (sindicato único por actividad o grupo profesional) y altamente centralizada. En efecto, en 1945 se dicta la ley de Asociaciones Profesionales que le otorga la personería gremial al sindicato con mayor número de afiliados. Posteriormente, en 1953 se establece que los acuerdos firmados por los sindicatos que detentan la personería gremial tienen alcance al conjunto de los trabajadores, estén o no afiliados al sindicato (Marshall y Perelman, 2004). Entre 1955 y 1975, la vida institucional y económica del país fue sumamente inestable, y cíclicamente se recortaron derechos adquiridos. La negociación colectiva sólo estuvo vigente durante los cortos períodos en los cuales se mantuvo el régimen constitucional y la actividad sindical se vio afectada por las restricciones impuestas durante los regimenes militares. Sin embargo en este período también se produjeron importantes avances en materia de legislación laboral y seguridad social, tales como el establecimiento de un salario mínimo, la regulación del contrato laboral por tiempo indeterminado, la extensión del sistema jubilatorio al conjunto de los asalariados y el establecimiento de un seguro de salud obligatorio financiado por empleadores y trabajadores. 2. El golpe militar de 1976 y el desmantelamiento de la protección laboral: El primer gran golpe a las protecciones asociadas al empleo fue llevado adelante tras el golpe militar de 1976, que instauró la metodología del terrorismo de estado para aniquilar y desarticular a las organizaciones políticas y sociales representativas de los sectores populares. El régimen adjudicaba los problemas de acumulación de capital y crecimiento de la productividad a la "rigidez de las regulaciones laborales" y al "excesivo" poder que

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concentraban los grandes sindicatos nacionales. En este periodo, se prohibió la negociación colectiva, se suprimió el derecho de huelga, y a través del control sobre los salarios se promovió una inédita transferencia de ingresos desde los asalariados hacia el capital. También, se abarato el costo del despido y se transfirió hacia los asalariados el financiamiento de la seguridad social eliminando los aportes de los empleadores. El retorno a la democracia a fines de 1983, no implicó una restitución total de las protecciones y de los derechos asociados al empleo. El gobierno radical, compartía la visión de que las negociaciones salariales conducidas por los grandes sindicatos nacionales tenían efectos perniciosos sobre el desempeño económico. En el marco de los planes de estabilización que marcaron la década de los 80, mantuvo prácticamente hasta el final de su mandato el control estatal de los salarios y la suspensión de las negociaciones colectivas. Si bien restituyo los aportes patronales a la seguridad social, estos fueron inferiores a los que se habían fijado en el pasado y el costo del despido siguió siendo menor, debido a la reducción de los mínimos legales sobre los cuales se calculaba el monto. 3. La década del 90: Neoliberalismo y flexibilización laboral A partir del año 1991 se instrumentaron en la argentina una serie de reformas estructurales orientadas a liberalizar la economía y a cambiar las reglas que regían el funcionamiento de áreas vitales como el mercado laboral. Las reformas aplicadas en este campo se orientaron básicamente a reducir los costos laborales y flexibilizar el contrato de trabajo. El argumento que utilizó el gobierno para emprender estas reformas fue que ante la apertura y liberalización de la economía, el costo laboral en la argentina resultaba "excesivo" afectando la competitividad de las empresas y la generación de nuevo empleo. Además, el gobierno preveía que estas medidas reducirían la evasión de las obligaciones patronales a la seguridad social, alentando de este modo el registro del trabajo en "negro". El discurso oficial retoma básicamente los mismos lineamientos que habían sido expuestos e implementados con toda crudeza durante el periodo dictatorial, y más tímidamente durante el gobierno radical. Se adjudica a las protecciones ligadas al empleo y a la intervención sindical en la fijación de los salarios el origen de todos los males, mas precisamente del desempleo y de la evasión de las obligaciones patronales a la seguridad social. Por primera vez, un gobierno democrático en la Argentina emprendía una cruzada contra todos los cimientos sobre los que se habían constituidos los derechos laborales. Pero para ello, era necesario construir un discurso que legitimara tamaña ofensiva, y este se baso en la construcción de un "nuevo criterio de justicia redistributiva": la reducción de las protecciones y beneficios ligados a la posesión de un empleo, en virtud de incrementar las oportunidades de empleo para el conjunto de los aspirantes a ingresar o reinsertarse en el mercado laboral. Sobre esta base se construyó la justificación de una serie de reformas legales que llevaron a la contracción de los salarios mínimos, la restricción de las negociaciones salariales a criterios exclusivos de productividad5, el abaratamiento general del despido y la habilitación de contratos a término, dirigidos a situaciones laborales y universos cada vez más amplios, ( ver Perelman, 2001). De este modo, la política laboral del gobierno de Menem, se orientó básicamente a debilitar los principios legales básicos de la relación entre empleo asalariado y protección, a través de la eliminación de restricciones para contratar en forma temporaria al universo de potenciales asalariados, bajo una modalidad ( el contrato a prueba) que eximia al empleador del pago de indemnización por enfermedad, accidente o despido y de realizar los aportes 5

Un análisis de la negociación salarial en este periodo se encuentra en Marshall y Perelman, 2003.

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correspondientes a pensiones y jubilaciones. También se incluyeron una serie de modalidades de empleo temporario, orientados a poblaciones particulares, que incluía a categorías muy heterogéneas y amplias. Dichos contratos eximían a los empleadores de una parte de los aportes a la seguridad social, del pago indemnizatorio y del preaviso en caso de despido. Además, se fueron eliminando las restricciones que impedían contratar a un trabajador mediante algunas de estas modalidades de empleo temporario para suplantar a un trabajador contratado por tiempo indeterminado. Al mismo tiempo se contrajo el costo del despido al ponerle un nuevo tope a la base remunerativa para el cálculo de la indemnización sobre la base de un salario real que era sensiblemente inferior al promedio registrado para la década de los '80. En materia de seguridad social se privatizaron las jubilaciones, a través de un sistema de capitalización individual. Esta medida produjo un desfinanciamiento del sistema previsional y alentó la especulación financiera con los recursos de los trabajadores. El resultado de esta política fue una degradación profunda en la condición salarial. No sólo porque se flexibilizó el contrato laboral, sino que la multiplicación de formas de contrato con distintos niveles de cobertura social, favoreció aún más la evasión patronal a la seguridad social, en un contexto de relajamiento de los mecanismos de control estatal. La precarización de la relación salarial impactó con fuerza sobre todas las categorías de trabajadores, ya que el reclutamiento de los "nuevos asalariados" se efectuó básicamente a través de modalidades temporarias y "en negro", sin que existieran prácticamente diferencias de acuerdo a edad, sexo y nivel educativo (ver Perelman, 2001). Si bien en 1998 se efectuó una nueva reforma al régimen de contrato de trabajo, al eliminarse las modalidades temporarias asociadas al fomento al empleo, se mantuvo la posibilidad de extender los períodos de prueba a través de la negociación colectiva. Esta política continuó profundizando durante el gobierno de la Alianza que asume en 1999. En el marco de un escandalosos proceso parlamentario (que incluyo coimas a miembros de la cámara de senadores) se aprobó un nuevo régimen laboral (ley 25250) que, entre otros aspectos, flexibilizó aún mas la utilización del denominado “período de prueba”, abolió la ultractividad de los convenios colectivos de trabajo y derogó el principio que establecía que debía regir la norma más favorable al trabajador. Este modelo de degradación de la condición salarial estuvo vigente hasta el estallido social, político y económico que confluyo en los inicios del presente milenio. 4. Crisis y reversión del modelo de flexibilización laboral En el año 2004, través de la sanción de la ley 25.877 denominada de “Reordenamiento Laboral” se dejó sin efecto la normativa anterior (25250), acotando la extensión temporal de los contratos a prueba, reestableciendo el principio de ultra-actividad de los convenios colectivos y el principio de la norma más favorable al trabajador, en el caso de existir convenios colectivos firmados a diferentes niveles de agregación (por ejemplo a nivel de empresa y a nivel de actividad). Se recuperó la institución del salario mínimo, a través de ajustes periódicos y se estimuló la negociación colectiva a través de la imposición de incorporar los aumentos decretados por el Poder Ejecutivo a los básicos de convenio. En materia de seguridad social en 2007 se reabrió la posibilidad a los trabajadores de pasar del sistema privado al estatal y en 2009 se re estatizo en su totalidad el sistema. Sin embargo cabe destacar, que aún continúa siendo muy elevado el porcentaje de trabajadores que no están registrados ante la seguridad social, lo que implica la más extrema flexibilidad en

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los hechos. 6 Por otra parte, la aceleración del proceso inflacionario en los últimos años, atenta contra el proceso de recuperación de los ingresos de los trabajadores.

6. Empleo, salarios y productividad Desde mediados de la década del ´70 el sector siderúrgico nacional experimentó profundas transformaciones que estuvieron asociadas al cambio en el patrón de industrialización, debido al abandono de las políticas centradas en el estímulo a la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). Si bien durante las décadas del ´80 y del ´90 la rama siderúrgica atravesó por diferentes etapas en relación al nivel de producción, el consumo interno y el intercambio comercial, un rasgo central que caracteriza a todo el período en estudio es la sistemática pérdida de puestos de trabajo en el sector acompañada por un significativo aumento de la productividad laboral (ver cuadro 1 y cuadro Nro 7 del Anexo IV). Tanto el contexto macroeconómico como institucional (inestabilidad económica, inflación, estancamiento económico en los ´80 y desregulación del mercado laboral y crecimiento del desempleo en los ´90) implicaron que en buena medida las ganancias de productividad estuvieron asociadas a una intensificación en la utilización de la fuerza laboral y a una escasa o nula participación de los asalariados en las ganancias de productividad sectorial. Incluso en varios períodos, acompañando las tendencias observadas en el conjunto de las actividades manufactureras, el salario real de los trabajadores y el costo salarial cayeron significativamente, provocando fuertes transferencias de ingresos del trabajo hacia el capital (ver cuadro 9 anexo IV). Un período que merece ser explorado en particular es el de la década del ´90 y principios del 2000, debido a que el sector asiste a un cambio radical en la configuración empresarial, como consecuencia de la privatización de las empresas públicas siderúrgicas, implementada en el marco de la aplicación de reformas de carácter neoliberal. Además, en este período se produce también una fuerte transformación del mercado laboral nacional, como consecuencia de un incremento sin precedentes de la tasa de desempleo ( ver cuadro 6 anexo IV) y la implementación de una serie de reformas en la legislación laboral tendiente a flexibilizar los mecanismos de contratación ( por ejemplo, ampliando las modalidades de contratación temporal y eliminando las restricciones para la utilización de este tipo de contratos , ver Perelman 2001) que afectaron significativamente la capacidad de negociación de los asalariados. En este contexto, las ganancias de productividad se vieron acompañadas por una redistribución regresiva del ingreso, debido tanto a la caída del salario real como del costo laboral. La aplicación de las políticas neoliberales durante la década del ´90 condujo a una crisis sin precedentes en el plano nacional, que derivó en el año 2002 en un cambio en la política económica más favorable a la producción nacional. En este contexto, se produjo una mejora sustantiva en los indicadores laborales (sobre todo una fuerte reducción de los niveles de desempleo) un cambio en las formas de intervención del estado en la regulación laboral (a partir de la supresión de modalidades contractuales flexibles) y una reactivación de la negociación

En el tercer trimestre de 2009 el porcentaje de trabajadores a los cuales el empleador no les realizaba el descuento jubilatorio ascendía al 36% en el total de aglomerados que releva la Encuesta Permanente de Hogares que elabora el Indec.

6

22

colectiva a nivel de las actividades productivas (que había permanecido prácticamente paralizadas durante la década de los ´90, ver Marshal y Perelman 2004). A partir de 2003 se produjo una importante recuperación del salario real en el conjunto de las ramas industriales. Si bien la evolución del salario en el sector productor de metales básicos acompañó dicha tendencia, a diferencia de lo observado para el promedio industrial, el costo salarial continuaba en 2008 en un nivel inferior al registrado en los años previos a la crisis y a la explosión de la tasa de desempleo. Este resultado pone en evidencia que las ganancias de productividad que siguió acumulando el sector continuaron en parte disociadas de los ajustes salariales, debido a que los trabajadores no han logrado establecer en las mesas de negociación salarial su participación en los incrementos de productividad. Este aspecto, requerirá de una mayor exploración a lo largo de la investigación.

Bibliografía y fuentes Bibliografía Azpiazu, Daniel, Basualdo, Eduardo y Khavisse, Miguel, El nuevo poder económico en la Argentina de los años 80, editorial LEGASA, Buenos Aires, 1989 Azpiazu, Daniel, Basualdo, Eduardo M. y Schorr, Martín. 2000 La reestructuración y el redimensionamiento de la producción industrial argentina durante las últimas décadas. Fetia, agosto, Buenos Aires, Argentina. Azpiazu, Daniel, Basualdo, Eduardo M. y Schorr, Martín, 2005. La industria siderúrgica en Argentina y Brasil durante las últimas décadas. Fetia, diciembre, Buenos Aires, Argentina Basualdo, Eduardo, Deuda Externa y Poder Económico en la Argentina, editorial nueva america, Buenos Aires, 1987. Bezchinsky, G., Dinenzon, M., Giussani L., Caino, O., López, B. y Amiel, S., “Inversión extranjera directa en la Argentina. Crisis, reestructuración y nuevas tendencias después de la convertibilidad” CEPAL, Documento de Proyecto, junio de 2007, Santiago de Chile. Cortés Rosalía y Marshall Adriana, “Estrategias económicas, intervención social del Estado y regulación de la fuerza de trabajo. Argentina 1890-1990” Revista Estudios del Trabajo, Nro. 1, Buenos Aires, 1991. Canitrot, Adolfo, “La disciplina como objetivo de la política económica: un ensayo sobre el programa económico del Gobierno Argentino desde 1976”, Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, 19(76), Buenos Aires, 1980. Instituto de Desarrollo Económico y Social Castillo, Victoria, Sofía Rojo y Juan Sebastián Rotondo. 2006 Dinámica del empleo y trayectorias laborales en la trama siderúrgica. Dirección General de Estudios y Estadísticas Laborales (DGEyEL) de la Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales (SSPTyEL) del Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social (MTEySS), Argentina. CEPAL, “La inversión extranjera en America Latina y el Caribe” mayo de 2006, Santiago de Chile

23

Halperin Weisburd, Leopoldo (director). 2005 Privatizaciones y Pobreza. Impacto social de la privatización en la rama metalúrgica en el eje del Paraná. Cuadernos del CEPED Nro 9, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Jerez, Patricia. 2008 “La exportación como destino alternativo para la producción siderúrgica argentina entre 1976 y 1990”. H-industri@, Revista de historia de la industria argentina y latinoamericana. 2(3) páginas 1-20. Katz, Jorge y Kosacoff, Bernardo. 1989 El proceso de Industrialización en la Argentina: evolución, retroceso y prospectiva. Buenos Aires, Centro Editor de America Latina - CEPAL. Liaudat, Magdalena. 2008 “Industria y política pública. Los alcances de la intervención estatal en el desempeño del sector siderúrgico en Argentina. 1947-1976”. H-industri@, Revista de historia de la industria argentina y latinoamericana. 2(3) páginas:1-29. López, Andrés. 2006 Empresarios, instituciones y desarrollo económico: el caso argentino. CEPAL. Marshall, Adriana y Perelman, Laura. 2004 “Cambios en los patrones de negociación colectiva y sus factores explicativos”. Estudios Sociológicos XXII(65) De el Colegio de México, páginas: 409-433 Nochteff, Hugo, “ Los Senderos Perdidos del Desarrollo. Elite económica y restricciones al desarrollo en la Argentina” en El Desarrollo Ausente, Azpiazu Daniel y Nochteff Hugo, FLACSO, Argentina 1994 Perelman, Laura. 2001 “El empleo no permanente en la Argentina”. Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, 41(161): páginas: 71-96, Buenos Aires, Instituto de Desarrollo Económico y Social. Perelman, Laura. 1996 Cambios en las pautas institucionales de negociación, flexibilidad contractual y salarial y fragmentación de los asalariados industriales. Informe Final CONICET, Argentina. Schvarzer, Jorge y Papa, Javier. 2005 La producción y la capacidad instalada en la industria siderúrgica y del aluminio: Un balance de los cambios empresarios, tecnológicos y de mercado en las dos últimas décadas, Documento de Trabajo Nro. 8, junio, CESPA, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Fuentes Series históricas de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), elaboradas por el Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) Censo Económico Nacional, series históricas y resultados del CEN 2004-2005, publicados por el INDEC Encuesta Industrial (Indec) serie histórica, INDEC y Centro de Estudios para Producción (CEP), Ministerio de Producción, Presidencia de la Nación

24

Boletín Techint, varios números, 2008 y 2009 Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), estadísticas publicadas. , 2009 Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), Noticias Siderúrgicas en www.cisider.gov.ar Indec, “Grandes Empresas”, serie histórica en www. Indec.gov.ar

ANEXO I A) Modelos de crecimiento y estructura industrial. Listado de Cuadros Cuadro 1: Producto Bruto Interno: serie empalmada 1980-2005, a precios de 1993. PBI promedio=100. Cuadro2: Evolución de algunos indicadores de la industria manufacturera 1974-1983 1974=100 Cuadro 3: Evolución inter censal de la distribución del valor de producción, el personal ocupado y las plantas fabriles. 1973-2004. Cuadro 4: Evolución inter censal del personal ocupado por rama de actividad, 1973-2004 Incremento porcentual. Cuadro 5: Cantidad de establecimientos, Personal ocupado, valor de producción y valor agregado según tamaño del establecimiento, 2004. Total de la Industria e Industrias básicas de hierro y acero. Cuadro 6: Salario relativo según rama de actividad, 2004-2005

25

Cuadro1: Producto Bruto Interno: serie empalmada 1980-2005, a precios de 1993. PBI promedio=100.

Explotación de minas y canteras

Industrias manufactureras

Suministro de electricidad, gas y agua

Construcción

SECTORES PRODUCTORES DE BIENES

PRODUCTO INTERNO BRUTO (a precios de mercado)

Período

Agricultura, ganadería, Caza, silvicultura y pesca

1980

4,8%

1,3%

19,2%

1,3%

8,0%

34,7%

100,0%

1981

5,2%

1,3%

17,8%

1,4%

7,5%

33,3%

100,0%

1982

5,7%

1,3%

17,4%

1,5%

6,8%

32,8%

100,0%

1983

5,6%

1,3%

17,9%

1,6%

6,4%

32,7%

100,0%

1984

5,5%

1,3%

18,0%

1,6%

5,7%

32,1%

100,0%

1985

5,7%

1,4%

17,2%

1,8%

5,1%

31,1%

100,0%

1986

5,4%

1,2%

17,8%

1,7%

5,7%

31,9%

100,0%

1987

5,1%

1,2%

17,5%

1,8%

6,4%

32,0%

100,0%

1988

5,5%

1,3%

16,9%

1,7%

6,3%

31,7%

100,0%

1989

5,5%

1,4%

16,8%

1,7%

5,1%

30,6%

100,0%

1990

6,1%

1,5%

16,3%

1,9%

4,2%

30,0%

100,0%

1991

5,8%

1,4%

16,5%

1,8%

5,0%

30,5%

100,0%

1992

5,4%

1,4%

16,8%

1,8%

5,5%

30,9%

100,0%

1993

5,1%

1,5%

16,1%

1,8%

5,6%

30,1%

100,0%

1994

5,2%

1,6%

15,9%

1,9%

5,6%

30,2%

100,0%

1995

5,6%

1,9%

15,2%

2,1%

5,1%

29,9%

100,0%

1996

5,3%

1,9%

15,3%

2,1%

5,2%

29,8%

100,0%

1997

4,9%

1,7%

15,5%

2,1%

5,6%

29,8%

100,0%

1998

5,1%

1,6%

15,2%

2,2%

5,9%

30,0%

100,0%

1999

5,5%

1,6%

14,5%

2,3%

5,6%

29,5%

100,0%

2000

5,4%

1,7%

14,0%

2,5%

5,1%

28,8%

100,0%

2001

5,7%

1,9%

13,6%

2,6%

4,7%

28,6%

100,0%

2002

6,3%

2,1%

13,6%

2,9%

3,5%

28,3%

100,0%

2003

6,1%

2,0%

14,5%

2,8%

4,4%

29,8%

100,0%

2004

5,6%

1,8%

14,9%

2,8%

5,2%

30,2%

100,0% 26

2005

5,7%

1,6%

14,6%

2,7%

5,7%

30,3%

100,0%

Fuente: INDEC

27

ño

74 75 76 77 78 79 80 81 82 83

Cuadro 2: Evolución de algunos indicadores de la industria manufacturera 1974-1983 1974=100

Valor Físico de Producción I 100.0 96.5 93.6 98.9 88.1 102.0 99.7 83.8 83.0 90.4

Obreros Ocupados II 100.0 103.8 100.4 94.3 85.1 83.3 76.8 67.2 63.6 65.7

Productividad de la mano de obra III=I/II 100.0 92.9 93.3 105.0 103.5 122.5 129.7 124.7 130.6 137.6

Horas Productividad obrero horaria trabajadas IV V=I7IV 100.0 100.0 101.3 95.3 99.5 94.1 98.9 100.0 88.6 99.4 89.7 113.7 81.9 121.7 68.8 121.8 66.1 125.6 69.6 129.9

Relación horas/obrero

Salario real

VI=IV/II 100.0 97.6 99.1 104.9 104.1 107.7 106.6 102.4 103.9 105.9

VII 100.0 96.6 65.0 64.1 63.2 72.2 80.4 72.2 65.9 82.7

Costo Relación salarial productivida Costo salari VIII IX=III/VIII 100.0 100 88.5 104 57.0 163 62.8 167 66.4 155 77.7 157 96.2 134 83.2 149 61.5 212 81.4 169

Fuente: Azpiazu et al, 1989

28

Cuadro 3: Evolución inter censal de la distribución del valor de producción, el personal ocupado y las plantas fabriles. 1973-2004 (en millones de pesos de cada año, valores absolutos y porcentajes)

1973

1984

1993

2004

1 Valor de producción Total Alimentos, bebidas y tabaco Textiles confecciones y cuero Papel, imprenta y publicaciones Productos químicos y petroquímicos Minerales no metálicos Industrias metálicas básicas Prod. Metál. Maquinaria y equipos Otras y madera y muebles

Millones de $ 226.671 61.070 29.628 8.868 42.514 7.031 18.923 52.900 5.737

Cantidad Personal ocupado total Total Alimentos, bebidas y tabaco Textiles confecciones y cuero Papel, imprenta y publicaciones Productos químicos y petroquímicos Minerales no metálicos Industrias metálicas básicas Prod. Metál. Maquinaria y equipos Otras y madera y muebles

%

Millones de $

%

Millones de $

100.0 26.9 13.1 3.9 18.8 3.1 8.3 23.3 2.5

4.253.213 1.023.680 530.705 201.691 1.114.663 131.432 258.568 904.935 87.539

100.0 24.1 12.5 4.7 26.2 3.1 6.1 21.3 2.1

90.461.8 26.238.0 7.831.1 5.852.8 20.643.5 2.688.1 3.922.7 21.018.5 2.267.1

%

Cantidad

%

Cantidad

% 100.0 29.0 8.7 6.5 22.8 3.0 4.3 23.3 2.5

%

Miles de $

216.263.384 71.784.026 14.503.821 11.989.592 65.348.196 4.696.910 11697567 31.422.983 4.820.289

Cantidad

% 100.0 33.2 6.7 5.5 30.2 2.1 5.4 14.5 2.2

%

1 1.327.137 290.392 202.063 66.346 135.550 84.520 70.664 394.768 82.834

100.0 21.9 15.2 5.0 10.2 6.4 5.3 29.7 6.2

1.373.163 352.308 206.689 74.311 148.258 86.199 48.995 367.941 88.462

100.0 25.7 15.1 5.4 10.8 6.3 3.6 26.8 6.4

1.007.909 275.661 142.976 70.303 117.093 47.114 35.911 259.680 59.171

100.0 27.3 14.2 7.0 11.6 4.7 3.6 25.8 5.9

891.892 263.339 111.431 71.157 115.986 31.800 27.811 205.704 64.664

100 29.5 12.5 8.0 13.0 3.6 3.1 23.1 7..3

29

Cantidad

%

Cantidad

%

Cantidad

%

Cantidad

%

1

Establecimientos/locales Total Alimentos, bebidas y tabaco Textiles confecciones y cuero Papel, imprenta y publicaciones Productos químicos y petroquímicos Minerales no metálicos Industrias metálicas básicas Prod. Metál. Maquinaria y equipos Otras y madera y muebles

105.642 24.623 14.795 4.813 5.359 10.265 1.339 26.028 18.420

100.0 23.3 14.0 4.6 5.1 9.7 1.3 24.6 17.4

101.474 26538 11.609 4.972 6.193 9.461 514 26.065 16.122

100.0 26.2 11.4 4.9 6.1 9.3 0.5 25.7 15.9

90.088 21480 10.303 7.189 5.679 4.096 996 28.680 11.665

100.0 23.8 11.4 8.0 6.3 4.5 1.1 31.8 12.9

81.184 20.754 8.325 7.228 5.891 3.216 891 23.740 11.139

100 25.6 10.3 8.9 7.3 4.0 1.1 29.2 13.7

Fuente: elaboración propia en base a Azpiazu et al (2000) y Censo Económico Nacional 2004/2005 (INDEC)

Cuadro 4: Evolución intercensal del personal ocupado por rama de actividad, 1973-2004 Incremento porcentual

Personal ocupado total Total Alimentos, bebidas y tabaco Textiles confecciones y cuero Papel, imprenta y publicaciones Productos químicos y petroquímicos Minerales no metálicos Industrias metálicas básicas Prod. Metál. Maquinaria y equipos Otras y madera y muebles

1973/1984

1984/1994

1994/2004

3.5 21.3 2.3 12.0 9.4 2.0 -30.7 -6.8 6.8

-26.6 -21.8 -30.8 -5.4 -21.0 -45.3 -26.7 -29.4 -33.1

-11.5 -4.5 -22.1 1.2 -0.9 -32.5 -22.6 -20.8 9.3

Fuente elaboración propia en base a Idem cuadro anterior

30

Cuadro 5: Cantidad de establecimientos, Personal ocupado, valor de producción y valor agregado según tamaño del establecimiento, 2004. Total de la Industria e Industrias básicas de hierro y acero. En porcentajes

Establecimientos locales

Personal ocupado

Valor de producción

Valor agregado

Tamaño del establecimiento

Total

Industrias básicas de hierro y acero

Total

Industrias básicas de hierro y acero

Total

Industrias básicas de hierro y acero

Total

Industrias básicas de hierro y acero

Total

100

100

100

100

100

100

100

100

0-5

70

47

14

2

4

1

7

1

6-10

13

17

8

2

3

1

5

1

11-50

14

26

25

11

16

8

21

7

51-100

2

3

12

4

10

4

11

2

101 y mas

2

8

41

81

67

87

56

90

Nota: incluye los establecimientos auxiliares Fuente: elaboración propia en base al CNE 2004-2005

Cuadro 6: Salario relativo según rama de actividad, 2004-2005

Total Alimentos, bebidas y tabaco Textiles confecciones y cuero Papel, imprenta y publicaciones Productos químicos y petroquímicos Minerales no metálicos

Salario medio

Indice total =100

Salario/ Valor Agregado (%)

17598 15299 11873 19544 27678 16656

100 87 67 111 157 95

22.5 23.7 25.3 25.3 18.2 20.8

31

Industrias metálicas básicas Prod. Metál. Maquinaria y equipos

30852 17206

175 98

18.1 26.9

Fuente: elaboración propia en base al CNE 2004-2005

32

ANEXO II B) Siderurgia y modelos de desarrollo

Listado de Cuadros Cuadro1: Acero Crudo. Producción, consumo, utilización de la capacidad operable y abastecimiento local, 19582009 Cuadro 2 Producción de hierro primario, acero crudo y laminados, 1970-2008, en miles de toneladas Cuadro 3: Tasa de crecimiento anual de la producción siderúrgica según distintas productos. En porcentaje Cuadro 4. Producción siderúrgica: tasa de crecimiento anual promedio por quinquenios. En porcentaje. Cuadro 5: Producción siderúrgica: tasa de crecimiento anual promedio según períodos relevantes. En porcentaje Cuadro 6: Estructura de la oferta y demanda de la producción nacional* en distintas fases de desarrollo. 19602008. En miles de toneladas Cuadro 7: Estructura empresarial siderúrgica 1947-1992 Cuadro 8 Estructura empresarial siderúrgica 1947-1992

33

Cuadro1: Acero Crudo. Producción, consumo, utilización de la capacidad operable y abastecimiento local, 19582009 Año

1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

Producción (miles de toneladas año) 276 244 277 442 645 895 1250 1346 1266 1328 1556 1690 1823 1915 2105 2155 2356 2198 2409 2721 2550 2933 2991 2677 2972 3272 3630 3652 3908 3657 2991 2700 2886 3289 3580 4076 4170 4216 3805 4479 4107 4354 5033 5133 5385 5532 5387

Consumo (miles de toneladas año) 2201 1935 2107 2565 1099 1650 2321 2727 2151 2396 2612 3565 3493 3645 4110 3888 4063 4593 3095 4215 3184 3168 3307 3102 2192 2753 3494 3139 1894 1461 2384 3297 3326 4102 3463 4237 5204 4533 3568 3367 2839 1980 2840 3580 3700 4460 4600

Abastecimiento local en %

12 13 14 18 31 55 55 50 60 56 61 48 53 54 52 57 59 49 79 64.6 80.1 92.6 90.4 86.3 135.6 118.9 103.9 116.3 209.7 250.3 125.5 81.9 86.8 80.2 103.4 96.2 80.1 93.0 106.6 133 144.7 220 177 143.4 145.5 124.0 117.0

Utilización de la capacidad instalada (%) s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d 78.1 s/d s/d s/d s/d 49.0 s/d 51.4 48.1 55.4 58.4 50.5 56.1 66.0 72.0 74.7 75.8 72.4 58.4 53.5 79.7 83.0 86.7 93.1 92.1 93.1 80.4 91.9 84.3 90.4 98.6 97.0 s/d s/d s/d

Consumo por habitante (Kg.) s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d 143 s/d s/d s/d s/d 183 s/d 149 11 109 113 104 73 91 117 101 59 46 73 98 98 119 100 120 146 150 114 106 83 50 91 120 s/d s/d s/d

34

2008 2009

5543 4170

4785 3220

115.8 129.5

s/d s/d

s/d s/d

Fuente, elaboración propia en base a Liaudat (2008), Aspiazu et al, (2005) y Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS).

Cuadro 2 Producción de hierro primario, acero crudo y laminados, 1970-2008, en miles de toneladas

Año

1970 1975 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Hierro primario total arrabio 815 1043 1793 1720 1894 1862 1792 2299 2558 2785 2663 3336 2968 2.259 1933 2140 2658 2896 3388 3576 3660 2974 3602 3193 3647 4140 4147 4467 4428 4389 4428

815 1043 1035 915 1015 913 894 1310 1623 1752 1596 2169 1933 1305 966 984 1389 1569 1966 2080 2122 1985 2182 1917 2180 2404 2392 2646 2482 2589 2581

Hierro esponja --758 805 878 949 898 989 935 1033 1067 1167 1035 954 1027 1156 1269 1328 1422 1496 1538 989 1420 1276 1476 1736 1755 1821 1945 1800 1847

Acero crudo 1823 2198 2721 2550 2933 2991 2677 2972 3272 3630 3652 3908 3657 2972 2700 2886 3289 3580 4076 4170 4216 3805 4479 4107 4354 5033 5133 5385 5532 5387 5543

Laminados en caliente Total No planos planos 2041 1300 741 2283 1488 795 2175 1458 717 1977 1334 644 2341 1483 859 2532 1571 961 2441 1412 1029 2057 1378 679 2545 1466 1079 2900 1652 1248 3126 1742 1384 3063 1656 1407 2892 1524 1368 2672 1457 1214 2411 1519 892 2862 1597 1265 3421 1794 1627 3684 1893 1791 4026 2023 2003 4258 2114 2144 4131 1978 2153 3788 1586 2202 4174 1903 2271 3859 1812 2047 3821 1727 2095 4680 2040 2640 4803 2352 2451 4932 2355 2578 5308 2529 2780 5163 2446 2727 5211 2657 2554

Planos laminados en frío 496 783 689 578 739 845 863 616 919 1002 933 823 733 673 717 780 1079 1169 1222 1303 1323 1408 1351 1238 1319 1556 1435 1443 1406 1562 1435

Fuente: elaboración propia en base a Aspiazu et al, (2005) y Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS) y Boletín Techint (2009)

35

Cuadro 3: Tasa de crecimiento anual de la producción siderúrgica según distintas productos. En porcentaje Año

Hierro primario total

arrabio

Hierro esponja

Acero crudo

Laminados en caliente Total

No planos

planos

Planos laminados en frío

1970/1975

27,98

27,98

20,57

11,86

14,46

7,29

57,86

1975/1980

71,91

-0,77

23,79

-4,73

-2,02

-9,81

-12,01

1981

-4,07

-11,59

6,20

-6,28

-9,10

-8,50

-10,18

-16,11

1982

10,12

10,93

9,07

15,02

18,41

11,17

33,39

27,85

1983

-1,69

-10,05

8,09

1,98

8,16

5,93

11,87

14,34

1984

-3,76

-2,08

-5,37

10,50

-3,59

-10,12

7,08

2,13

1985

28,29

46,53

10,13

11,02

15,73

-2,41

-34,01

-28,62

1986

11,27

23,89

-5,46

10,09

23,72

6,39

58,91

49,19

1987

8,87

7,95

10,48

10,94

13,95

12,69

15,66

9,03

1988

-4,38

-8,90

3,29

0,61

7,79

5,45

10,90

-6,89

1989

25,27

35,90

9,37

7,01

-2,02

-4,94

1,66

-11,79

1990

11,03

-10,88

-11,31

-6,42

-5,58

-7,97

-2,77

-10,94

1991

23,89

-32,49

-7,83

18,73

-7,61

-4,40

-11,26

-8,19

1992

14,43

-25,98

7,65

-9,15

-9,77

4,26

-26,52

6,54

1993

10,71

1,86

12,56

6,89

18,71

5,13

41,82

8,79

1994

24,21

41,16

9,78

13,96

19,53

12,34

28,62

38,33

1995

8,95

12,96

4,65

8,85

7,69

5,52

10,08

8,34

1996

16,99

25,30

7,08

13,85

9,28

6,87

11,84

4,53

1997

5,55

5,80

5,20

2,31

5,76

4,50

7,04

6,63

1998

2,35

2,02

2,81

1,10

-2,98

-6,43

0,42

1,53

1999

18,74

-6,46

-35,70

-9,75

-8,30

-19,82

2,28

6,42

2000

21,12

9,92

43,58

17,71

10,19

19,99

3,13

-4,05

2001

-

-12,14

-10,14

-8,31

-7,55

-4,78

-9,86

-8,36

36

11,35 2002

14,22

13,72

15,67

6,01

-0,98

-4,69

2,34

6,54

2003

13,52

10,28

17,62

15,59

22,48

18,12

26,01

17,97

2004

0,17

-0,50

1,09

1,99

2,63

15,29

-7,16

-7,78

2005

7,72

10,62

3,76

4,91

2,69

0,13

5,18

0,56

2006

-0,87

-6,20

6,81

2,73

7,62

7,39

7,84

-2,56

2007

-0,9

4,3

-7,5

-2,6

-2,7

-3,3

-1,9

11,1

2008

0,9

-0,3

2,6

2,9

0,9

8,6

-6,3

-8,1

Fuente: elaboración propia en base a cuadro 2.

Cuadro 4. Producción siderúrgica: tasa de crecimiento anual promedio por quinquenios. En porcentaje. Año

Hierro primario

Acero crudo

Hierro esponja

Laminados en caliente Total

No planos

planos

Planos laminados en frío

total

arrabio

1970/1975

28,0

28,0

20,6

11,9

14,5

7,3

57,9

1975/1980

71,9

-0,8

23,8

-4,7

-2,0

-9,8

-12,0

1980/1985

5,8

6,7

5,6

2,2

-0,4

-0,8

1,6

-0,1

1985/1990

6,0

9,6

1,3

4,4

7,6

2,3

16,9

5,7

1990/1995

1,1

-0,5

5,4

0,4

5,7

4,6

8,5

10,8

1995/2000

5,5

7,3

4,6

5,0

2,8

1,0

4,9

3,0

2000/2005

4,9

4,4

5,6

4,0

3,9

4,8

3,3

1,8

2005/2008

-0,3

-0,3

-0,3

-0,3

-0,3

-0,3

-0,3

-0,3

Fuente: elaboración propia en base a cuadro 2.

Cuadro 5: Producción siderúrgica: tasa de crecimiento anual promedio según períodos relevantes. En porcentaje Hierro primario

acero crudo

laminados en caliente

laminados en frío

1970-1975

28,0

20,6

11,9

57,9

1976-1989

10,1

4,5

2,6

1,9

1990-1993

-9,7

-6,9

-1,1

-0,9

1994-1997

13,9

9,7

10,6

14,5

1998-2001

-1,7

0,2

-2,2

-1,1

2002-2008

5,0

4,5

4,7

2,5

Fuente: elaboración propia en base a cuadro 2. Cuadro 6: Estructura de la oferta y demanda de la producción nacional* en distintas fases de desarrollo. 19602008. En miles de toneladas

37

Etapa

Producción

Importaciones

exportaciones

Saldo comercial

Años 60( ISI) 19601969

1592

723

117

-606

Años 70 ( ISI) 19701976

3496

625

415

-210

Años 80 Crisis de la ISI y ajuste (1980-1989)

2890

259

855

596

Fase de reestructuración (1990-1993)

2801

517

1225

708

Fase de oro de convertibilidad (19941997)

3487

752

1296

544

Fase de descenso de convertibilidad y crisis (1998-2001)

4438

989

1769

780

Post-convertibilidad (2002/-2008)

4850

674

1671

998

*laminados terminados: no planos, planos y tubos sin costura (ISI) Industrialización por sustitución de importaciones Fuente: elaboración propia en base a Liaudat (2008), Aspiazu et al, (2005) y Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS) e INDEC.

38

Empresas

1947 Inicio de la siderurgia nacional

1950 1ra fase ISI

1960 2da fase ISI

1970 2da fase ISI

1975 fase final de la ISI

1980 crisis ISI e inicio de reconversión del sector

INTEGRADAS - Alto horno, acería laminación

AHZ (estatal)

AHZ(estatal)

AHZ (estatal) SOMISA (estatal)

AHZ (estatal) SOMISA (estatal)

AHZ (estatal) SOMISA (estatal)

AHZ (estatal) SOMISA (estatal)

-Reducción directa, acería y laminación TOTAL SEMIINTEGRADAS

1

-Acería y laminación

Total Laminadores

1 Acindar Santa Rosa La Cantábrica Dálmire Salfta Tamet Vulcano Crisoldine Fabrica Militar de Acero(DGFM) Eyosa

9 Acindar Santa Rosa La Cantabrica Tamet Cristófaro Rosati Torres y Citati Cerfin

s/d

2 Acindar Santa Rosa La Cantabrica Dálmire Salfta Tamet Vulcano Crisoldine Fabrica Militar de Acero(DGFM) Gurmendi Siderúrgica Bernal Ricas 11 S/d

2 Acindar Santa Rosa La Cantabrica Dálmire Salfta Tamet Gurmendi Aceros Bragado Aceros Olher Cura Hnos.

2 Acindar Santa Rosa La Cantabrica Tamet Gurmendi Aceros Bragado Aceros Olher Cura Hnos Maitimi y Sinai Siderca

9 Propulsora (chapas) 8 plantas de Flejes 38 plantas de no planos en caliente

ACINDAR SIDERCA 4 Tamet (alto horno exclusivamente)

1992 liberalización y privatización empresas públicas Aceros Zapla (5) Aceros Paraná (ex SOMISA) (6) ACINDAR SIDERCA 4

Santa Rosa (2) La Cantabrica (1) Gurmendi (2) Aceros Bragado

Aceros Bragado (3)

10 Propulsora (chapas)

5 Propulsora (chapas)

1 Propulsora (chapas)

Cañar (flejes) Fortuna(flejes) Herman( flejes) ILFA (flejes) Lamina Basconia (flejes) Laminfer (flejes)

Adabor (flejes) Cañar (flejes) Fortuna(flejes) Herman( flejes) ILFA (flejes) Lamina Basconia (flejes)

Cañar (flejes) Fortuna(flejes) Herman( flejes) ILFA (flejes) Lamina Basconia (flejes) Laminfer (flejes) (4)39

Satz y Alvarez ( flejes) Trafilam (flejes) 38 plantas de no planos en caliente

Laminfer (flejes) Satz y Alvarez ( flejes) Trafilam (flejes) 26 plantas de no planos en caliente

Satz y Alvarez ( flejes) Trafilam (flejes 12 plantas de no planos en caliente

Total laminadoras 7 47 47 38 21 Total empresas 8 10 13 58 59 47 26 Cuadro 7 Estructura empresarial siderúrgica 1947-1992 Fuente: elaboración propia en base a Liaudat 2008 y Aspiazu et al 2005 Notas (1) En 1977, Aceros Bragado S.A. adquirió las dos terceras partes del paquete accionario. (2) Empresas absorbidas en 1981 por Acindar S.A (3) En proceso de quiebra, operando al 10-15% de su capacidad productiva (4) Adquirida en 1992 por Acindar SA. (5) Adquirida por un consorcio integrado por Aubert Duval S.A. y Societe Industrielle de Metallurgie Avance S.A. (ambas de Francia), Citicorp (EE.UU.), Pensa S.A. y Penfin S.A. (ambas argentinas). (6) En 1993 se integra a Siderar ( grupo Techint) y en 2005 tras el proceso de fusión entre ex Sidor ( Venezuela) e Hylsa ( México) en Terniun – Siderar (grupo Techint)

Cuadro 8 Estructura empresarial siderúrgica 1947-1992 Empresas

INTEGRADAS - Alto horno, acería laminación -Reducción directa, acería y laminación TOTAL

1947 Inicio de la siderurgia nacional 1

1950 1ra fase ISI

1960 2da fase ISI

1970 2da fase ISI

1975 fase final de la ISI

1980 crisis ISI e inicio de reconversión del sector

1

2

2

2

2

1992 liberalización y privatización empresas públicas 2

--

--

--

--

--

2

2

1

1

2

2

2

4

4

40

SEMIINTEGRADAS -alto horno (exclusivamente) -Acería y laminación Total Laminadores

---

-9

-11

-9

-10

1 4

-1

-7

9 s/d

11 s/d

9

10

5

1

Chapa

1

1

2

1

Flejes

8

8

8

8

No planos en caliente

38

38

28

12

Total laminadoras 7 47 Total empresas 8 10 13 58 Fuente: elaboración propia en base a Liaudat 2008 y Aspiazu et al 2005

47 59

38 47

21 26

41

ANEXO III

c) La inversión extranjera directa en la Argentina Listado de cuadros Cuadro 1: Grandes empresas en la Argentina: cantidad de empresas por origen del capital. Años 1993 – 2004 Cuadro 2: Grandes empresas en la Argentina: cantidad de empresas por origen del capital. Años 1993 – 2004 Cuadro 3: Grandes empresas en la Argentina: valor de producción por origen del capital. Años 1993 - 2004 Cuadro 4: STOCK DE CAPITAL POR PAÍS DE ORIGEN DE LA IED. 2004

42

Cuadro 1: Grandes empresas en la Argentina: cantidad de empresas por origen del capital. Años 1993 – 2004 Origen del capital

Cantidad de empresas 1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

20

Total

500

500

500

500

500

500

500

500

500

500

500

5

Nacional (1)

281

258

248

234

211

206

189

182

175

160

160

1

Con participación extranjera

219

242

252

266

289

294

311

318

325

340

340

3

58

68

66

62

55

53

56

56

55

47

44

161

174

186

204

234

241

255

262

270

293

296

2

Hasta 50% Más de 50%

(1) Incluye hasta un 10% de participación de capital de origen extranjero, que es inversión de cartera y que no se discrimina del total. Fuente: INDEC, Encuesta Nacional a Grandes Empresas.

Cuadro 2: Grandes empresas en la Argentina: cantidad de empresas por origen del capital. Años 1993 – 2004 Origen del capital

Cantidad de empresas En porcentajes 1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

20

Total

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

1

Nacional (1)

56,2

51,6

49,6

46,8

42,2

41,2

37,8

36,4

35

32

32

Con participación extranjera

43,8

48,4

50,4

53,2

57,8

58,8

62,2

63,6

65

68

68

Hasta 50%

11,6

13,6

13,2

12,4

11

10,6

11,2

11,2

11

9,4

8,8

Más de 50%

32,2

34,8

37,2

40,8

46,8

48,2

51

52,4

54

58,6

59,2

(1) Incluye hasta un 10% de participación de capital de origen extranjero, que es inversión de cartera y que no se discrimina del total. Fuente: elaboración propia en base a INDEC, Encuesta Nacional a Grandes Empresas.

43

5

Cuadro 3: Grandes empresas en la Argentina: valor de producción por origen del capital. Años 1993 - 2004 Origen del capital

Valor de producción En porcentajes 1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

20

Total

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

1

Nacional (1)

40,0

36,5

35,7

31,4

27,5

25,7

24,4

20,9

20,7

17,9

17,7

17

Con participación extranjera

60,0

63,5

64,3

68,6

72,5

74,3

75,6

79,1

79,3

82,1

82,3

82

Hasta 50%

26,2

26,9

19,1

17,1

11,5

11,8

9,9

10,9

10,3

7,0

6,9

6

Más de 50%

33,8

36,6

45,2

51,5

61,0

62,4

65,7

68,1

69,0

75,1

75,4

76

(1) Incluye hasta un 10% de participación de capital de origen extranjero, que es inversión de cartera y que no se discrimina del total Fuente: elaboración propia en base a INDEC, Encuesta Nacional a Grandes Empresas.

Cuadro 4: STOCK DE CAPITAL POR PAÍS DE ORIGEN DE LA IED. 2004

País España Estados Unidos Holanda Francia Brasil Resto

Stock de capital En millones de dólares En porcentajes 11.210 22 10.986 22 4.386 9 3.213 6 2.737 5 18.051 36

Fuente: Bezchinsky et al, 2007 en base a Dirección Nacional de Cuentas Internacionales

44

ANEXO IV

D) Regulación laboral, empleo, salarios y productividad en la industria siderúrgica

Listado de Cuadros

Cuadro 1: Indice de obreros ocupados y de horas trabajadas en la industria. 19702008. 1997=100 Cuadro 2: Tasa anual de variación: obreros y horas trabajadas en la industria, 19702008. 1997=100 Cuadro 3: Intensidad laboral (horas trabajadas /obreros ocupados), 1970-2008. 1997=100. Cuadro 4: Crecimiento anual promedio de obreros, horas trabajadas, valor físico de producción e intensidad laboral: Nivel General y metales básicos: 1970-2008 Cuadro 5: Tasa de variación del salario medio. Promedio anual Cuadro 6: Indicadores del mercado laboral: Tasa de actividad, tasa de empleo y tasa de desempleo, 1974-2008 Cuadro 7 Evolución de la productividad en la producción de acero, 1975-2004 Cuadro 8: Evolución de la productividad en la producción de acero, según períodos Cuadro 9: Tasa anual de variación según rama de actividad: obreros ocupados, productividad, intensidad laboral, salario real y costo laboral, 1993-2008

45

Año

Obreros ocupados

Horas trabajadas

Nivel General

Nivel General

Metales

Metales

1970

195

170

180

147

1971

201

187

187

164

1972

205

196

191

184

1973

212

211

196

199

1974

224

221

205

192

1975

232

231

209

187

1976

224

223

203

189

1977

210

218

203

196

1978

191

202

182

178

1979

187

202

184

183

1980

171

196

167

172

1981

150

172

140

142

1982

142

162

135

137

1983

148

168

142

147

1984

152

180

144

150

1985

146

182

133

147

1986

140

170

133

139

1987

138

167

131

146

1988

140

163

135

144

1989

129

165

122

147

1990

123

162

113

149

1991

117

145

111

127

1992

116

114

114

111

1993

112

108

111

107

1994

109

104

109

104

1995

103

101

98

100

1996

99

100

97

99

1997

100

100

100

100

1998

97

98

95

96

1999

89

89

86

86

2000

82

84

79

81

2001

77

79

71

75

Cuadro 1: Indice de obreros ocupados y de horas trabajadas en la industria. 1970-2008. 1997=100

46

2002

70

74

63

71

2003

73

77

70

77

2004

81

83

79

84

2005

86

88

84

89

2006

90

91

88

92

2007

95

92

91

94

2008

98

95

93

96

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta Industrial, INDEC y Perelman 1996 Cuadro 2: Tasa anual de variación anual: obreros y horas trabajadas en la industria, 1970-2008. 1997=100 Obreros ocupados

Horas trabajadas 47

Nivel General

Metales

Nivel General

Metales

1971

3,0

10,0

4,0

11,0

1972

1,9

4,5

1,9

12,6

1973

3,8

7,8

2,8

8,0

1974

5,5

4,8

4,6

-3,7

1975

3,5

4,6

1,8

-2,3

1976

-3,4

-3,7

-2,6

0,8

1977

-6,1

-2,3

0,0

3,9

1978

-9,3

-7,0

-10,6

-9,0

1979

-2,0

0,0

1,0

2,5

1980

-8,3

-3,4

-8,8

-5,6

1981

-12,5

-12,2

-16,1

-17,9

1982

-5,2

-5,9

-3,8

-3,1

1983

4,1

4,2

5,3

7,5

1984

2,6

7,1

1,3

2,0

1985

-3,8

0,9

-7,5

-2,0

1986

-4,0

-6,5

0,0

-6,0

1987

-1,4

-2,0

-1,4

5,3

1988

1,4

-2,0

2,7

-1,0

1989

-8,3

1,0

-9,3

2,0

1990

-4,6

-2,1

-7,4

1,0

1991

-4,8

-10,5

-1,7

-14,7

1992

-0,7

-20,9

2,6

-12,4

1993

-3,0

-5,7

-3,4

-3,6

1994

-2,9

-3,7

-1,4

-3,5

1995

-5,9

-3,1

-10,1

-3,4

1996

-3,6

-0,4

-0,7

-0,8

1997

0,9

-0,4

2,8

0,8

1998

-3,0

-2,4

-4,6

-3,7

1999

-8,7

-8,5

-10,0

-11,2

2000

-7,2

-6,0

-7,7

-5,2

2001

-6,6

-5,6

-10,5

-6,9

2002

-9,1

-6,7

-11,3

-5,9

2003

5,1

4,9

12,1

8,8

2004

10,0

6,6

12,2

8,6

2005

6,7

6,4

6,4

6,4

2006

5,2

3,0

4,1

3,0

2007

5,1

1,6

4,3

1,9

2008

2,6

3,7

1,3

2,5

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta Industrial, INDEC y Perelman 1996 Cuadro 3: Intensidad laboral (horas trabajadas /obreros ocupados), 1970-2008. 1997=100. Nivel

metales 48

General 1970

92,4

86,7

1971

93,3

87,5

1972

93,3

94,2

1973

92,4

94,4

1974

91,6

86,7

1975

90,1

80,9

1976

90,8

84,7

1977

96,7

90,1

1978

95,2

88,1

1979

98,2

90,3

1980

97,7

88,2

1981

93,6

82,4

1982

95,0

84,8

1983

96,1

87,5

1984

94,8

83,4

1985

91,2

81,0

1986

95,0

81,5

1987

95,0

87,6

1988

96,3

88,5

1989

95,2

89,3

1990

92,4

92,2

1991

95,4

87,9

1992

98,6

97,3

1993

98,3

99,4

1994

99,8

99,6

1995

95,3

99,3

1996

98,2

98,9

1997

100,0

100,0

1998

98,3

98,7

1999

96,9

95,8

2000

96,5

96,6

2001

92,4

95,2

2002

90,2

96,0

2003

96,2

99,7

2004

98,2

101,5

2005

97,9

101,5

2006

96,8

101,4

2007

96,1

101,7

2008

94,9

100,6

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta Industrial, INDEC y Perelman, 1996

49

Cuadro 4: Crecimiento anual promedio de obreros, horas trabajadas, valor físico de producción e intensidad laboral: Nivel General y metales básicos: 1970-2008

período

obreros NG

1970-1975

horas metales

NG

valor físico de producción

intensidad laboral

metales

NG

metales

ng

metales

3,5

6,4

3,0

5,1

s/d

S/d

-0,5

-1,2

1976-1989 (1976-1983) (1984-1989)

-4,0 (-5.3) (-2.3)

-2,3 (-3.8) (-0.3)

-3,6 (-4.5) (-2.4)

-1,5 (-2.6) (-0.1)

s/d

s/d

0,4 (0.8) (-0.1)

0,8 (1.1) (0.4)

1990-1993

-3,3

-9,8

-2,5

-7,4

8,8

-3,2

0,8

2,8

1994-1997

-2,9

-1,9

-2,4

-1,7

3,3

9,6

0,5

0,2

1998-2001

-6,4

-5,6

-8,2

-6,8

-6,0

-5,2

-1,9

-1,2

2002-2008

2,7

1,9

4,2

3,6

7,9

8,4

0,4

0,8

Fuente elaboración propia en base a la Encuesta Industrial, INDEC

Cuadro 5: Tasa de variación del salario medio Promedio anual periodo

Nivel General

metales

19761989

-1,8

-0,3

19901994

1,7

-6,9

19951997

-0,7

0,5

19982002

-0,3

1,4

20032008

8,7

9,4

Fuente elaboración propia en base a la Encuesta Industrial, INDEC

50

Gráfico 1: Obreros ocupados: Total industria y rama siderúrgica, 1970-2008.

Ocupados 1970-2008 250

200

150 1997=100 nivel general metales 100

50

0 1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 año

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta Industrial Indec

51

Gráfico 2: Horas Obrero trabajadas: Total industria y rama siderúrgica, 1970-2008.

Horas trabajadas 250

200

1997=100

150 nivel general metales 100

50

20 08

20 06

20 04

20 02

20 00

19 98

19 96

19 94

19 92

19 90

19 88

19 86

19 84

19 82

19 80

19 78

19 76

19 74

19 72

19 70

0

año

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta Industrial Indec

52

Grafico Nro 3: Obreros y horas trabajadas metales basicos: 1970-2008 250

200

150 1997=100 obreros horas 100

50

0 1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 año

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta Industrial Indec

53

Cuadro 6: Indicadores del mercado laboral: Tasa de actividad, tasa de empleo y tasa de desempleo, 1974-2008 año

Actividad

Empleo

Desocupación

1974

40,6

38,6

5,0

1975

40,0

38,6

3,5

1976

39,9

37,8

5,2

1977

38,8

37,3

3,9

1978

38,8

37,2

4,2

1979

38,2

37,2

2,6

1980

38,3

37,3

2,6

1981

38,5

36,9

4,2

1982

38,2

35,9

6,0

1983

37,4

35,3

5,5

1984

37,8

36,0

4,7

1985

37,9

35,5

6,3

1986

38,6

36,3

5,9

1987

39,5

37,1

6,0

1988

38,7

36,2

6,5

1989

40,2

36,9

8,1

1990

39,1

35,7

8,6

1991

39,5

36,8

6,9

1992

39,8

37,1

6,9

1993

41,5

37,4

9,9

1994

41,1

36,7

10,7

1995

42,6

34,8

18,4

1996

41,0

34,0

17,1

1997

42,1

34,6

16,1

1998

42,4

36,9

13,2

1999

42,8

36,6

14,5

2000

42,4

35,9

15,4

2001

42,8

35,8

16,4

2002

41,8

32,8

21,5

2003

42,8

36,2

15,6

Cambia la metodología de la Encuesta 2003

45,6

36,9

19,1

2004

45,8

39,2

14,6

2005

45,4

39,7

12,5

2006

46,3

41,3

10,9

2007

46,3

42,1

9,2

2008

45,9

42,1

8,2

2009

46,0

42,1

8,6

54

Fuente: Indec

Cuadro 7 Evolución de la productividad en la producción de acero, 1975-2004

Año

Personal ocupado

Producción de acero

Productividad

1975

47102

2198

47

1980

36786

2721

74

1981

33392

2550

76

1982

33569

2933

87

1983

35858

2991

83

1984

37855

2677

71

1985

37328

2972

80

1986

35981

3272

91

1987

34014

3630

107

1988

33269

3652

110

1989

32148

3908

122

1990

30730

3657

119

1991

21627

2991

138

1992

17349

2700

156

1993

17085

2886

169

1994

16321

3289

202

1995

15989

3580

224

1996

15673

4076

260

1997

15418

4170

270

1998

14743

4216

286

1999

15205

3805

250

2000

15148

4479

296

2001

13174

4107

312

2002

13104

4354

332

2003

13360

5033

377

2004

13761

5133

373

Fuente: Aspiazu et al 2005

55

Cuadro 8: Evolución de la productividad en la producción de acero, según períodos

Año

Personal ocupado

Producción de acero

Productividad

19761989

-2,4

4,5

8,2

19901993

-13,8

-6,9

8,8

19941997

-2,5

9,7

12,6

19982001

-3,7

0,2

4,2

20022008

1,5

7,9

6,3

Fuente: Aspiazu et al 2005

56

Cuadro 9 Valor físico de producción Obreros ocupados productividad Intensidad laboral Descripción 1994/1997 1998/2002 2003/2008 1995/1997 1998/2002 2003/2008 1995/1997 1998/2002 2003/2008 1995/1997 1998/2002 2003/200 Nivel general 3,3 -6,7 10,8 -2,8 -6,9 5,8 -0,3 2,4 3,9 3,5 -2,0 0, Alimentos y bebidas 3,7 -3,3 10,1 -2,9 -4,2 4,3 2,6 2,0 5,6 3,1 -1,1 0, Productos de tabaco 0,8 -0,4 3,9 -3,6 0,4 1,6 0,3 2,2 3,9 5,7 -1,3 -0, Fabricación de productos textiles 0,4 -18,9 13,2 -1,8 -9,3 5,9 -2,6 -7,5 4,3 4,7 -3,5 1, Fabricación de prendas de vestir 0,6 -14,1 13,5 -5,9 -11,6 6,5 -2,6 0,3 3,0 8,7 -3,2 3, Fabricación de artículos de marroquinería 6,0 -3,5 12,2 -3,9 -5,0 3,1 4,8 3,9 9,3 4,3 -2,4 -0, Producción de madera y fabricación de productos de madera 7,3 -4,3 6,6 -2,3 -6,5 4,2 5,5 4,7 0,6 1,3 -2,2 1, Fabricación de papel y de productos de papel 4,5 -3,4 8,9 -5,1 -6,8 4,5 3,6 5,6 4,6 5,0 -1,6 -0, Edición e impresión, reproducción de grabaciones 2,1 -8,2 13,2 -3,9 -4,7 1,4 3,1 -1,6 11,2 3,0 -2,2 0, Fabricación de coque y productos de la refinación del petróleo 0,7 -1,8 3,0 -3,0 -2,6 2,1 -8,5 0,7 0,7 18,4 0,3 0, Fabricación de sustancias y productos químicos 4,1 -4,8 9,3 -1,0 -4,1 5,1 3,6 0,6 3,5 1,1 -1,4 0, Fabricación de productos de caucho y plástico 6,3 -1,9 8,3 2,4 -5,4 5,5 3,3 5,4 2,2 -1,3 -1,6 0, Fabricación de productos minerales no metálicos 0,4 -12,5 17,1 -2,9 -10,2 8,3 -1,7 0,6 6,8 4,4 -3,2 1, Fabricación de metales comunes 9,6 -3,0 8,8 -1,3 -5,8 4,4 8,1 3,8 3,5 2,6 -0,8 0, Fabricación de productos elaborados de metal, excepto máquinas y equipo -1,7 -14,5 16,1 -0,1 -10,6 8,7 -3,5 -1,1 3,8 1,1 -3,7 2, Fabricación de maquinaria y equipo 2,7 -8,4 16,2 -2,5 -8,1 10,5 4,0 2,6 3,3 2,4 -2,4 1, 57

Fabricación de maquinaria y equipos eléctricos -0,9 -17,5 21,7 -3,4 -10,2 Fabricación de equipos y aparatos de televisión y radio 8,6 -23,0 33,1 -8,7 -13,1 Fabricación de relojes e instrumentos médicos -0,1 -15,3 21,1 -1,5 -8,1 Fabricación de vehículos automotores, remolques y semiremolques 8,3 -13,4 17,3 -6,2 -12,7 Fabricación de equipo de transporte 2,2 -13,5 10,4 -1,5 -5,1 Fabricación de muebles y colchones 7,0 -19,4 15,8 -3,4 -9,1 Tasa de variación anual promedio Fuente elaboración propia en base a CEP sobre encuesta industrial Indec

7,6

0,5

-5,9

11,0

3,5

5,3

-1,

12,3

9,3

-8,8

12,5

12,2

0,7

-1,

4,7

1,7

-6,8

15,0

11,1

-10,2

12,

12,4

6,1

3,4

1,7

8,0

4,9

-5,

7,3

-5,0

-5,8

1,5

0,9

-11,7

7,

6,2

7,7

-9,0

5,6

11,0

1,4

2,

58

59

59

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