Neoliberalismo

Historia universal. Gobierno de mercado. Neocolonización. Desregulación

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Una aproximación conceptual al neoliberalismo El neoliberalismo, tal como se entiende en América Latina, es una concepción radical del capitalismo que tiende a absolutizar el mercado hasta convertirlo en el medio, el m&eacu te;todo y el fin de todo comportamiento humano inteligente y racional. Según esta concepción están subordinados al mercado la vida de las personas, el comportamiento de las sociedades y la política de los gobiernos. Este mercado absoluto no acepta regulación en ningún campo. Es libre, sin restricciones financieras, laborales, tecnológicas o administrativas. Esta manera de pensar y de actuar tiende a hacer una totalidad ideológica de la teoría económica de algunos de los economistas más brillantes del capitalismo moderno, que crearon el pensamiento neoclásico. Pensadores que no pretendieron reducir el comportamiento del hombre y de las sociedades a los elementos que ellos plantearon para explicar una parte de las relaciones y de la vida compleja de las personas y las comunidades. Por tanto el neoliberalismo no es igual a la economía que reconoce la importancia del mercado de todos los bienes y servicios sin absolutizarlo, ni es igual a la democracia liberal. Oponerse al neoliberalismo no significa estar en contra de la utilización eficiente de los recursos de que dispone la sociedad, no significa delimitar la libertad individual, no significa apoyar el socialismo de Estado. Oponerse al neoliberalismo significa más bien afirmar que no hay instituciones absolutas para explicar o para conducir la historia humana. Que el hombre y la mujer son irreductibles al mercado, al Estado o a cualquier otro poder o institución que quiera imponerse como totalizante. Significa proteger la libertad humana afirmando que sólo Dios es absoluto y que su mandamiento es el amor que socialmente se expresa en justicia y solidaridad. Y significa denunciar las ideologías totalitarias, porque cuando éstas se han impuesto, el resultado ha sido la injusticia, la exclusión y la violencia. El neoliberalismo es un conjunto de políticas económicas que se ha difundido en los últimos 25 años. Aunque el término se utiliza muy poco en Estados Unidos, sus efectos se pueden apreciar claramente en el enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres. "Liberalismo" puede referirse a ideas políticas, económicas o aun religiosas. En Estados Unidos, el liberalismo político ha obrado como estrategia para impedir conflictos sociales, y es presentado a la clase pobre o trabajadora como "progresista" en comparación con el pensamiento conservador o derechista. El liberalismo económico es diferente. Los políticos conservadores que dicen odiar a los "liberales" (en el sentido político) en realidad no tienen problema con el liberalismo económico, incluido el neoliberalismo. "Neo" significa un nuevo tipo de liberalismo. Entonces, ¿de qué se trataba el viejo tipo? La escuela del liberalismo económico se hizo famosa en Europa cuando Adam Smith publicó en 1776 "La riqueza de las naciones", en el que promovía la abolición de la intervención gubernamental en asuntos económicos: no a las restricciones a la manufactura, no a las barreras al comercio, no a los aranceles. El libre comercio era, según Smith, la mejor forma de desarrollo de la economía de una nación. Tales ideas eran liberales en el sentido de que promovían la ausencia de controles. Esta aplicación del individualismo estimuló la libre empresa y la libre competencia, es decir, que los capitalistas pudieron acumular riquezas sin límites. El neoliberalismo incluye entre sus conceptos principales: Gobierno del mercado

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Liberación de las empresas privadas de cualquier control impuesto por el Estado, sin importar cuánto daño social ello produzca. Mayor apertura al comercio y a la inversión internacionales, como en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Reducción de salarios mediante la "desindicalización" de los trabajadores y la supresión de derechos laborales obtenidos tras largos años de lucha. Eliminación de los controles de precios. En definitiva, libertad total para el movimiento de capitales, bienes y servicios. Para convencernos de que esto es bueno para nosotros, nos dicen: "Un mercado desregulado es la mejor forma de aumentar el crecimiento económico, que en definitiva nos beneficiará a todos". Este concepto equivale a la economía del "goteo" de Ronald Reagan, sólo que la riqueza no gotea demasiado. Reducción del gasto público en servicios sociales Por ejemplo, educación y atención de la salud. Reducción de la red de seguridad para los pobres, e incluso recorte del gasto en mantenimiento de caminos, puentes, suministro de agua; todo en nombre de la desregulación estatal. Por supuesto, los promotores de esta política no se oponen a los subsidios gubernamentales ni a las exoneraciones fiscales para las empresas. Desregulación Debilitamiento o eliminación de toda norma gubernamental que pueda disminuir las ganancias de las empresas, incluidas las leyes que protegen el ambiente y la seguridad laboral. Privatización Venta de empresas, bienes y servicios públicos a inversores privados. Esto incluye bancos, industrias, vías férreas, carreteras, electricidad, escuelas, hospitales y aún el suministro de agua potable. Aunque en general las privatizaciones se realizan en nombre de una mayor eficiencia, a menudo necesaria, tienen el efecto de concentrar la riqueza aún más en unas pocas manos y de hacer que el público deba pagar más para satisfacer sus necesidades. Eliminación del concepto del "bien público" o "comunidad", y su sustitución por el de "responsabilidad individual". Presión a los más pobres de la sociedad para que atiendan por sí mismos su salud, educación y seguridad social. Neocolonización El neoliberalismo ha sido impuesto en todo el mundo por poderosas instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, y es incontenible en América Latina, donde se aplicó por primera vez en Chile (con la ayuda del economista Milton Friedman, de la Universidad de Chicago) tras el golpe militar respaldado por la CIA contra el gobierno del socialista Salvador Allende, en 1973. Le siguieron otros países, y algunos de los peores efectos se sintieron en México, donde los salarios disminuyeron entre 40 y 50 por ciento en el primer año de vigencia del TLCAN y el costo de vida aumentó 80 por ciento. Más de 20.000 pequeñas y medianas empresas quebraron, y más de mil compañías públicas fueron privatizadas. Como dijo un analista, "el neoliberalismo significa la neocolonización de América Latina". En Estados Unidos, el neoliberalismo está destruyendo programas de bienestar social, atacando los derechos de los trabajadores (incluidos los de los inmigrantes) y recortando programas sociales. El "contrato" republicano es neoliberalismo puro. Sus partidarios trabajan duro por negar protección a los niños, los jóvenes, las mujeres y el planeta mismo, y tratan de que aceptemos esto con el argumento de que nos liberará del peso del Estado. Los beneficiarios del neoliberalismo son una minoría de la población mundial. Para la vasta mayoría sólo 2

produce más sufrimiento que antes: un sufrimiento sin los pequeños y difíciles logros de los últimos 60 años, un sufrimiento sin fin. ¿Qué es el neoliberalismo? El liberalismo es la ideología de la libertad. Para los liberales, la libertad es el valor supremo, entendiendo libertad como la ausencia de coerción. Si nadie me impide hacer algo, soy libre. La libertad, sin embargo, no es la ausencia de leyes, como piensan algunos. En efecto, si yo deseo algo que otros también quieren, ¿cómo impedir que nuestras libertades no entren en conflicto y conduzcan a la violencia? La respuesta está en el estado de derecho, en el imperio de la ley. La ley plantea las reglas del juego. Si todos estamos obligados a cumplirlas, somos libres (ver La Evolución del Estado de Derecho, Hayek). La ausencia de leyes sólo conduciría al imperio de la fuerza y viviríamos bajo la tiranía de los más fuertes. En el terreno político, por consiguiente, el liberalismo está a favor del gobierno que más libertades le garantice a cada individuo, y que menos restricciones le imponga a sus actividades. Los liberales desconfían del gobierno y quieren restringir su poder sobre los ciudadanos. En definitiva, la historia de la humanidad ha sido la historia del poder aplastante del gobierno sobre el individuo, empezando con las monarquías asirias y los faraones egipcios hasta las monarquías absolutas que dominaron todo el mundo (con excepción de Inglaterra) hasta la Revolución Francesa. Las ideas esenciales del liberalismo fueron elaboradas por John Locke (1632−1704), Montesquieu (1689−1755), David Hume (1711−1776), Adam Smith (1723−1790) y John Stuart Mill (1806−1873), entre otros. Debemos recordar que las monarquías absolutas y la existencia de una aristocracia hereditaria eran la norma en toda Europa (con excepción de Inglaterra) hasta el mismo siglo XIX. La única república que existía en el mundo occidental era Estados Unidos, heredero de las tradiciones británicas. América Latina, sin embargo, tenía una herencia muy distinta, la del absolutismo español con sus gobiernos despóticos y su corrupción institucionalizada (ver La tradición estatista de América Latina, Craig Roberts). Lenta y trabajosamente, sin embargo, las ideas liberales se fueron imponiendo en todo el mundo occidental. La palabra "liberal" se utilizó por primera vez en España, a principios del siglo XIX, para denotar simpatía por una monarquía constitucional, con una constitución parecida a la inglesa. El poder del gobierno sobre los individuos es lo viejo. Lo radicalmente nuevo es el respeto a las libertades individuales (también llamados "derechos humanos"). Es por eso que el socialismo y el comunismo son profundamente reaccionarios y por lo que, desde hace 200 años, la lucha política fundamental se desarrolla entre los liberales y sus enemigos (ver Conflicto de Visiones, Sowell). En el terreno económico, la libertad es la ausencia de coerción gubernamental para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios más allá de lo indispensable para mantener la libertad misma. Durante toda la historia, el gobierno ha impuesto infinitas restricciones y regulaciones sobre la actividad económica de los individuos (ver La herencia del mercantilismo español, Rangel). Lo nuevo es la eliminación de esas restricciones. Pero eso es, justamente, lo que libera las energías creadoras de la gente. Los países más libres económicamente son los más ricos. Los más regulados, como Corea del Norte o Cuba están entre los más pobres (ver Indice de la libertad económica) A fines del siglo XIX, las ideas del liberalismo dominban en todo el mundo occidental. El liberalismo, sin embargo, se vio prácticamente marginalizado durante la mayor parte del siglo XX. Eso se debió, en gran medida, a la desilusión con el capitalismo provocada por la I Guerra Mundial y luego por la Gran Depresión de los años 30 (ver Una historia económica del siglo XX, Wannisky). Todo el mundo creía que el capitalismo estaba en sus últimos estertores y que la economía planificada (a diferencia del libre juego del mercado) y la propiedad estatal (a diferencia de la propiedad privada) eran el camino a seguir (ver El Camino de la Servidumbre, Hayek ). La Unión Soviética representaba "el futuro luminoso de la humanidad." En Estados Unidos, Franklin Roosevelt, un socialdemócrata, se apoderó del nombre de "liberalismo" (Estados Unidos es 3

el único país del mundo donde los socialistas se llaman "liberales."). Aunque estas políticas socialistas aceleraron la adopción de medidas de protección social que el capitalismo hubiera adoptado de todas formas, su proliferacion eventualmente condujo a un grave estancamiento económico en Estados Unidos, Inglaterra y demás países occidentales (ver Los Puestos de Mando, Yerguin). Fueron los gobiernos de Margaret Thatcher, en Gran Bretaña, y Ronald Reagan en Estados Unidoslos que dieron un brusco viraje, recuperaron las viejas ideas liberales y las aplicaron con un éxito espectacular. (ver Como Reagan ganó la Guerra Fría, De Souza). Desde principio de los años 80, el liberalismo volvió a considerarse como la única forma adecuada de gobernar. Era el nuevo liberalismo, el neoliberalismo. El modelo socialista se ha ido abandonando lentamente en todas partes, trasladando ahora el centro de su lucha al terreno cultural (ver La Guerra Cultural en Estados Unidos, Rivero). El principal teórico liberal del siglo XX ha sido F.A.Hayek. Ludwig von Mises también ha jugado un papel de excepcional importancia. Liberalismo NEO−liberalismo es un "nuevo" liberalismo clásico en sus aspectos tantos políticos como económicos. El liberalismo clásico fue durante mucho tiempo el centro de la ideología capitalista Occidental. Describiendo el mundo como una conglomeración de un sin número de individuos siguiendo sus propios intereses, aportaba una razón para reemplazar estructuras tanto feudales como comunales por un capitalismo de mercado y varios tipos de gobierno pro−capitalista. La vida política vino a organizarse a través de elecciones formales controladas por partidos profesionales−− usualmente organizado alrededor de una ideología más o menos compartida. Detrás de una fachada de pluralismo, la democracia estaba restringida a los que podían votar y "lobbying" estaba restringido a aquellos que podían pagarlo. Como resultado, la democracia representativa como nosotros la conocemos nunca ha sido representativa ni democrática. La democracia ha sido primordialmente un espectáculo más que un proceso, a través del cual la gente controla sus propios destinos. Esta ha sido la verdad tanto si un partido ha controlado el juego o si muchos partidos han colaborado. Juan Pablo II denuncia el neoliberalismo MEXICO −− En un documento que resume las conclusiones del Sínodo de Obispos de América, el Papa Juan Pablo II denunció este sábado el neoliberalismo practicado en los países de la región y agregó que "no hay una democracia verdadera y estable sin justicia social". "Cada vez más, en muchos países americanos impera un sistema conocido como 'neoliberalismo'; sistema que haciendo referencia a una concepción economicista del hombre, considera las ganancias y las leyes del mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad y del respeto de las personas y los pueblos", dijo el documento. "No pocas veces, esto provoca que algunas instancias públicas se despreocupen de la situación social", sostuvo el Pontífice en la Exhortación Apostólica Postsinodal, divulgada en el segundo día de su cuarta visita a México. Agregó que el neoliberalismo "se ha convertido, a veces, en una justificación ideológica de algunas actitudes y modos de obrar en el campo social y político, que causan la marginación de los más débiles". "De hecho, los pobres son cada vez más numerosos, víctimas de determinadas políticas y de estructuras frecuentemente injustas". En cuanto a la globalización, manifestó que ésta "puede tener una valoración positiva o negativa".

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"En realidad, hay una globalización económica que trae consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento de la eficiencia y el incremento de la producción y que, con el desarrollo de las relaciones entre los diversos países en lo económico, puede fortalecer el proceso de unidad de los pueblos y realizar mejor el servicio a la familia humana". "Sin embargo, si la globalización se rige por las meras leyes del mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas", indicó. Entre esas consecuencias, mencionó "el desempleo, la disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos, la destrucción del ambiente y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres, y la competencia injusta que coloca a las naciones pobres en una situación de inferioridad cada vez más acentuada". Juan Pablo II reclamó a los organismos internacionales establecer un orden económico justo y ofreció la colaboración específica de la Iglesia para solucionar el problema agobiante de la deuda externa. En un indicio de que el Papa propugna en el nuevo milenio una mayor acción de la Iglesia, el documento ofreció los servicios de "mediación y arbitraje en favor de la paz y de la fraternidad de los pueblos". La Exhortación Apostólica de 30 páginas es la conclusión del primer Sínodo de Obispos para todo el continente americano que sesionó en diciembre de 1997. La firma y promulgación del documento fue uno de los objetivos de esta cuarta visita del Papa a México y su decimoséptima a Latinoamérica. La Exhortación insiste en la necesidad de educar a los dirigentes políticos. "El estado de derecho es la condición necesaria para establecer una verdadera democracia. Para que ésta se pueda desarrollar se precisa la educación cívica así como la promoción del orden público y de la paz en la convivencia civil", dijo. Luego, denunció que "en América, el fenómeno de la corrupción está ampliamente extendido". Indicó que algunos gobernantes actuaron con irresponsabilidad al contraer la deuda externa, y "no reflexionaron suficientemente sobre las posibilidades reales de pago, con el agravante de que sumas ingentes obtenidas mediante préstamos internacionales se han destinado a veces al enriquecimiento de personas concretas, en vez de ser dedicadas a sostener los cambios necesarios para el desarrollo del país".

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