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2012 Francisco Javier Barba Regidor
[NOTICIAS DEL SISTEMA SOLAR] Artículos publicados por ABC en su página web del 14 de septiembre de 1009 al 11 de mayo de 2012
ABC, viernes 11 de mayo de 2012 Diez lugares del Universo donde buscar vida extraterrestre Encontrar algo que respire más allá de la Tierra será el gran hito científico del futuro. Estos son los objetivos en la diana de la exploración espacial judith de jorge / madrid | La búsqueda de vida extraterrestre es uno de los principales objetivos de organizaciones científicas y agencias espaciales. Confirmar que algo respira más allá de la Tierra, aunque se trate del microorganismo más simple, será, sin duda, uno de los grandes hitos científicos del futuro. La gran pregunta es por dónde empezar a buscar. Éstas son las principales dianas de los investigadores, lugares del Cosmos donde el comportamiento de sus compuestos químicos se ha revelado demasiado particular para ser tan sólo un mundo muerto ahora o en el pasado. En Titán o las lunas Europa y Encélado, entre otros cuerpos celestes, los investigadores parecen haber encontrado las pistas más fiables, aunque es posible que en los próximos años, especialmente gracias a los avances en la búsqueda de planetas fuera de nuestro Sistema Solar, aparezcan nuevos prometedores lugares. Ilustración artística del primer exoplaneta donde fue encontrada una molécula orgánica. Efe.
-Meteoritos: Los difusores de la vida Un meteorito encontrado en la Antártida se hizo mundialmente famoso en 1996 cuando la NASA y la Casa Blanca hicieron público de forma conjunta un extraordinario descubrimiento. En la piedra, de 13.000 años de antigüedad y proveniente de Marte, aparecían posibles huellas de vida extraterrestre. El hallazgo del meteoro, conocido como Allen Hills 840001, suscitó entre los astrobiólogos un intenso debate que ha llegado hasta nuestras días sin una respuesta definitiva. Si esto fuera cierto, sería una prueba excelente que confirmaría la teoría de la panspermia (literalmente, semillas en todas partes), la idea de que la vida llegó del espacio exterior en asteroides, cometas y meteoros y los planetas pudieron compartirla. Una vida de este tipo se refiere a bacterias o formas parecidas capaces de resistir los ambientes más extremos. -Marte: Una misión en busca de fósiles Marte, nuestra próxima frontera, ha sido un objetivo largamente perseguido por los cazadores de vida extraterrestre, especialmente desde el descubrimiento de agua helada en su superficie por la Phoenix Mars Landers en 2008. Otro importante elemento para la vida fue encontrado el año siguiente: científicos de la NASA hallaron metano en la atmósfera del planeta. Además, existen evidencias del pasado cálido y húmedo del Planeta Rojo. La NASA estudia seriamente la posibilidad de enviar un robot a Marte para recolectar muestras del suelo que luego otra nave traería de vuelta. «Estas muestras podrían revelar formas de vida que han existido o que existen actualmente» en el Planeta rojo, explicaba en su día Steve Squyres, científico planetario de la Universidad de Cornell en Nueva York y presidente de un comité de la Academia Americana de las Ciencias, encargada de formular recomendaciones para la NASA. La diana donde aterrizaría esta nave son los vastos campos de yeso que cubren gran parte de la superficie del planeta, donde quizás puedan aparecer fósiles de organismos vivos, como se han preservado en el Mediterráneo.
Otro de los objetivos de la misión a Marte es la búsqueda del origen de ese misterioso metano en su atmósfera, que algunos apuntan puede ser orgánico. Por ejemplo, bacterias que se encuentren muy por debajo de la superficie. -Europa: ¿Un mar para albergar a todos los peces terrestres? Europa se ha convertido en uno de los lugares más prometedores a la hora de buscar vida más allá de la frontera de nuestra atmósfera. El gran océano subterráneo que se cree existe en la luna de Júpiter, tan grande que encierra el doble de agua que todos los mares y océanos de la Tierra, podría contener cien veces más oxígeno de lo que se estimaba hasta ahora, según una investigación realizada en 2009 por Richard Geenberg, de la Universidad de Arizona. Se trata de una cantidad muy rica, más que suficiente para albergar vida. Y no sólo microorganismos, sino una «macrofauna» tan grande como todos los peces terrestres. -Calisto: Pruebas de un océano líquido Los científicos de la NASA habían declarado a Calisto «una luna muerta y aburrida» hasta el descubrimiento de un posible océano salado bajo su superficie. La nave espacial Galileo de la NASA voló sobre la superficie de la segunda mayor luna de Júpiter en 1996 y 1997 y encontró que el campo magnético de Calisto había variado, lo que indicaba la existencia de corrientes. En 2001, Galileo detectó que un asteroide había impactado contra este mundo, formando el cráter Valhalla. Generalmente, un impacto de este tipo causaría intensas ondas de choque que atravesaría el cuerpo planetario, pero Galileo no encontró ninguna prueba de este fenómeno, por lo que los investigadores creen que un océano líquido pudo haber suavizado el golpe. De igual forma, no descartan la existencia de una vida compleja. -Titán: Alguien respira su hidrógeno Dos nuevos estudios sobre la compleja actividad química que tiene lugar sobre la superficie de Titán han sorprendido a la comunidad científica, ya que pueden constituir la prueba de que en esa luna de Saturno existe, en estos momentos, alguna forma de vida basada en el metano. La primera investigación muestra que el hidrógeno que fluye en abundancia en la atmósfera del planeta desaparece casi por completo cuando llega a la superficie, lo que apunta a la inquietante posibilidad de que esté siendo "respirado" por criaturas vivientes. El segundo, publicado en el «Journal of Geophysical Research», es un detallado «mapa» de los hidrocarburos presentes en la superficie de Titán. Falta el acetileno, un gas que casualmente está considerado como la mejor fuente de alimento y energía para una hipotética forma de vida basada en el metano. Si estos indicios confirman la presencia de vida, será doblemente excitante, ya que sería una forma nueva de vida, independiente de la basada en el agua que existe en la Terra, y que podría sustentarse en el metano. -Encélado: El gran géiser Los datos enviados por la nave Cassini de la NASA a su paso por Saturno en el año 2005 permitían suponer la existencia de agua en estado líquido a poca profundidad bajo la superficie helada de Encélado, satélite natural de Saturno. La suposición se confirmó tres años después en un informe publicado en la revista Nature. El pasado enero, la Cassini volvió a acertar. Encontraba la prueba definitiva de que, efectivamente, existe una gran cantidad de agua en estado líquido en las entrañas esta luna. Y no sólo eso, sino también hidrocarburos, carbono y todos los ingredientes necesarios para la existencia de vida. Los datos de la Cassini han revelado, de hecho, iones de agua negativos en la atmósfera, lanzados por los grandes géiseres que caracterizan a esta luna, lo que confirma la presencia de caudalosas masas de agua subterránea. Aquí, en la Tierra, los iones negativos de agua están presentes en aquellos lugares en los que el líquido elemento está en movimiento, como en las cataratas o en las olas del mar al romper. Iones negativos de agua también han sido encontrados en Titán (otra de las lunas de Saturno) y en varios cometas. -Exoplanetas: Cada año aparecen docenas Un exoplaneta es un cuerpo planetario que se sitúa fuera de nuestro Sistema Solar y orbita otra estrella distinta al Sol. Sólo llevamos explorando estos mundos lejanos durante una década (el primero, HD 209458, fue descubierto en 1999), pero docenas de estos mundos aparecen cada año, y algunos llevan consigo
grandes sorpresas. HD 209458b, por ejemplo, ha mostrado señales de una atmósfera compuesta por agua, metano y dióxido de carbono, todos ingredientes claves para la vida. -Nebulosa de Orión: agua y monóxido de carbono El pasado mes de mayo, el telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA) anunciaba el hallazgo de productos químicos orgánicos, señales de vida, en la nebulosa de Orión, situada a unos 1.500 años luz de la Tierra. Los datos recogidos por el observatorio mostraban el patrón de picos de varias moléculas que sostienen la vida: agua, monóxido de carbono, metanol, ácido cianhídrico, óxido de azufre y dióxido de azufre, entre otros. -Un gigante rojo moribundo: el desfibrilador cósmico Un equipo internacional de astrónomos descubrió en 2005 que las estrellas gigantes rojas moribundas podría actuar como un desfibrilador y traer a la vida a planetas congelados. Este renacimiento podría establecer las bases para el surgimiento de la vida. La Tierra es un lugar habitable por muchas razones, pero una de ellas es su localización. Estamos en un área donde el Sol nos permite una buena temperatura. Demasiado cerca, y el agua de nuestro planeta se evaporaría. Demasiado lejos, y nos convertiríamos en un gran cubo de hielo. Cuando una estrella muere, en su fase de gigante rojo, aumenta su tamaño y brillo rápidamente, y explota en una oleada de radiación solar. Si los rayos de la estrella moribunda llegan hasta una luna o exoplaneta helados, este mundo puede derretirse y aparecer el agua líquida, preparando el escenario para la vida. -Io: la nueva candidata Io, luna de Júpiter, no ha sido nunca un gran objetivo en la búsqueda de vida fuera de la Tierra y se ha despreciado frente a las grandes posibilidades de su hermana Europa, pero algunos científicos han comenzado a incluirla en la lista de posibles lugares habitables. Es el cuerpo con mayor actividad volcánica del Sistema Solar. En él no se han detectado moléculas orgánicas y cuenta con una atmósfera extremadamente fina, desprovista de vapor de agua detectable. Sin embargo, investigadores de la Universidad Estatal de Washington creen que pudo haber sido un hábitat más amable en el pasado y que hay una oportunidad de que alguna intrigante forma de vida haya sobrevivido hasta la actualidad. http://www.abc.es/20100611/ciencia/diez-lugares-universo-donde-201006111234.html
ABC, 21 de marzo de 2011 Un experimento de 1958 pudo haber demostrado cómo se originó la vida Los investigadores creen que los relámpagos, la actividad volcánica y los gases reaccionaron entre sí para producir los elementos esenciales Una mezcla de sulfuro de hidrógeno, agua, metano, dióxido de carbono y gas amoniaco fue necesaria para que surgiera la vida. NASA.
j. de jorge / madrid | En 1953, un joven investigador, Stanley Miller, se hizo mundialmente famoso por sus estudios sobre el origen de la vida, al reproducir en laboratorio las condiciones que supuestamente se produjeron en la Tierra primigenia. Cinco años después, el científico creó de nuevo esa «sopa primordial» en un segundo experimento similar, pero las muestras fueron olvidadas y, por lo que se sabe, Miller, que falleció en 2007, nunca volvió a trabajar con ellas. Ahora, científicos de la Institución de Oceanografía Scripps en La Jolla (Estados Unidos) han recuperado ese tesoro científico con resultados que pueden suponer un importante paso en el esclarecimiento de una de las preguntas fundamentales. Tras analizar las muestras, el equipo ha llegado a la conclusión de que los relámpagos, la actividad volcánica y los gases asociados a estos fenómenos podrían haber reaccionado entre sí para producir los primeros elementos creadores de vida. El hallazgo aparece publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Muestras de 1958 del experimento de Miller. SIO.
Todo comenzó cuando Jeffrey Bada, un ex alumno de Miller, encontró las muestras entre el material de laboratorio del profesor de química. Bada y sus colegas, dirigidos por Eric T. Parker, analizaron de nuevo las muestras archivadas del experimento, que nunca antes se habían dado a conocer. Simulaban las condiciones primitivas de la Tierra al exponer una mezcla de sulfuro de hidrógeno, agua, metano, dióxido de carbono y gas amoniaco a descargas eléctricas similares a los relámpagos. Las técnicas modernas de análisis químico, que son hasta 1.000 veces más sensibles que los métodos de investigación de los 50, detectaron los aminoácidos que contenían sulfuro, con proteínas y sin ellas y otros componentes en los residuos de la prueba original de Miller. Sólo se detectó una contaminación mínima. Los nuevos hallazgos apoyan la idea de que los volcanes -una fuente importante de sulfuro de hidrógeno en la actualidad- y los rayos convirtieron los gases simples en una gran cantidad de aminoácidos, que a su vez fueron indispensables para la creación de proteínas simples. Llegada en un meteorito Los autores también creen que los aminoácidos producidos en el experimento de Miller con el sulfuro de hidrógeno son similares a los encontrados en los meteoritos. Por este motivo, estudiaron dos meteoritos con base de carbono, cada uno con concentraciones de aminoácidos similares a las sintetizadas por Miller. Según los investigadores, estos descubrimientos sugieren que el sulfuro de hidrógeno, en particular, jugó un importante papel en las reacciones químicas que fueron las precursoras del origen de la vida sobre la Tierra y posiblemente en cualquier otro lugar en los inicios del sistema solar. La hipótesis respalda, en buena parte, la polémica teoría de la Panspermia, que dice que los asteroides pudieron esparcir la vida por el Universo, lo que abre la puerta a la existencia de la misma en otros planetas. http://www.abc.es/20110321/ciencia/abci-experimento-1958-pudo-haber-201103211715.html
ABC, martes 1 de marzo de 2011 El meteorito que sembró la vida en la Tierra Científicos encuentran en una roca extraterrestre hallada en la Antártida elementos que pudieron ayudar al desarrollo de la vida en nuestro planeta El meteorito hallado en la Antártida liberó amonio, esencial para la formación de moléculas biológicas complejas. NASA.
ABC / madrid | La teoría de la Panspermia señala que la vida, o al menos los elementos básicos para su fundamento, pudo llegar a la Tierra en una lluvia de meteoritos, una hipótesis que cobra más fuerza a medida que los científicos han decubren compuestos químicos esenciales en distintas rocas espaciales halladas en la Tierra. Una nueva investigación de la Universidad del Estado de Arizona en Tempe (Estados Unidos) y publicada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) viene a reforzar la idea. Los investigadores señalan que han descubierto evidencias de que un meteorito primitivo hallado en la Antártida emitió una gran cantidad de amonio (NH4), un elemento clave para la formación de moléculas biológicas complejas como los aminoácidos y el ADN. Los investigadores, dirigidos por Sandra Pizzarello, determinaron la composición molecular de los componentes insolubles descubiertos en un meteorito de la Antártida que contenía carbono, recopilando polvo del meteorito y tratando partes de él con agua a altas temperaturas y presiones para después analizar los componentes resultantes del proceso. Los investigadores descubrieron que el polvo de meteorito tratado emitía en el agua circundante amonio, un importante precursor para las moléculas biológicas complejas. La química del primitivo Sistema Solar Los autores analizaron los átomos de nitrógeno dentro del amoniaco y determinaron que el isótopo atómico no se correspondía con los descubiertos en la Tierra en el presente, lo que sugiere que el amoniaco no procedía de una contaminación terrestre. La comunidad científica ha empleado grandes esfuerzos en descubrir el origen del amoniaco responsable de desencadenar la formación de las primeras moléculas biológicas en los inicios de la Tierra. Los descubrimientos sugieren que meteoritos como el analizado, que algunos científicos creen que portan un registro intacto de la química del inicio del sistema solar, podrían haber 'sembrado' la Tierra con los precursores moleculares de la vida. http://www.abc.es/20110301/ciencia/abci-meteorito-sembro-vida-tierra-201103010933.html
ABC, miércoles 19 de enero de 2011 Nuevos hallazgos en asteroides pueden alterar la teoría del origen de la vida en la Tierra Investigadores de la NASA han descubierto moléculas fundamentales en diferentes rocas cósmicas, lo que refuerza la teoría de que la vida en la Tierra llegó del espacio Recreación artística de las dos versiones del aminoácido isovalina. NASA / Mary Pat Hrybyk-Keith
ABC / madrid | La idea de que los asteroides pudieron traer la vida a la Tierra, conocida como Panspermia y ampliamente debatida durante años por la comunidad científica, cobra más fuerza. Una nueva investigación realizada por los investigadores del Goddard Space Flight Center de la NASA apunta que una amplia gama de asteroides, más de los que se creía, son capaces de crear los aminoácidos fundamentales que sustentan la vida en la Tierra. El estudio aparece publicado online en la revista Meteoritics and Planetary Science. Los aminoácidos se emplean en la construcción de las proteínas, que a su vez se utilizan para crear estructuras vitales como el pelo o las uñas, o para regular las reacciones químicas. Los aminoácidos tienen dos variedades, que resultan imágenes especulares una de la otra, como las manos de una persona. La vida en la Tierra utiliza exclusivamente el «tipo zurdo», una elección que los investigadores estudian, ya que se desconoce el motivo de esta preferencia y por qué se ha rechazado el «diestro». Los investigadores del centro Goddard en Greenbelt, Maryland, descubrieron un exceso de la forma zurda del aminoácido isovalina en muestras de meteoritos que provenían de asteroides ricos en carbono. Los expertos creen que este tipo de vida pudo tener su inicio en el espacio, donde las condiciones parecen ser favorables. Los impactos de los meteoritos podrían haber traído a la Tierra este material. De esta forma, el sesgo hacia este tipo de moléculas se ha perpetuado, ya que fue incorporado a las forma de vida emergentes. En asteroides raros Los científicos han podido detectar esta presencia en diferentes tipos de meteoritos, algunos excepcionalmente raros. Según Daniel Glavin, del centro Goddard y autor principal de la investigación, el agua líquida en los asteroides parece ser la clave. Otra posible explicación es la radiación. El espacio está lleno de estrellas masivas, estrellas de neutrones y agujeros negros que producen muchos tipos de radiación. Es posible que la radiación encontrada por nuestro Sistema Solar en su juventud favoreciera el crecimiento de los aminoácidos zurdos, o que los diestros fueran más débiles y más propensos a ser destruidos. Glavin cree que, en otros sistemas solares, quizás las bases de la vida pueden ser las contrarias. http://www.abc.es/20110119/ciencia/abci-nuevos-hallazgos-asteroides-pueden-201101191419.html
ABC, martes 18 de enero de 2011 Entrevista al astronauta de la esa Jean-François Clervoy
«Sí, hemos visto cosas inexplicables» El cosmonauta de la ESA, que acumula 675 horas en el espacio y colaboró en la reparación del telescopio Hubble, apuesta por crear una estación espacial geoestacionaria antes de viajar a Marte o volver a la Luna
Clervoy visitó Madrid en la clausura de la presidencia de las ciudades Ariane. Ernesto Agudo
judith de jorge | El francés Jean-Fraçois Clervoy (Longeville-les-Metz, 1958) es un hombre entre un millón. Astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA) e ingeniero aeronáutico de formación, ha viajado tres veces al espacio en los viejos transbordadores que están a punto de desaparecer, desde donde, por lo que describe, la Tierra parece un lugar maravilloso, mucho más emocionante de lo que nos resulta al resto de los mortales, que carecemos de alas y tenemos que conformarnos con una perspectiva limitada. Entrenado en la Ciudad de las Estrellas (Moscú) y en el Centro Espacial Johnson (NASA), ha sido compañero de promoción del cosmonauta español Pedro Duque y puede presumir de un currículum apabullante, que incluye 675 horas en el espacio y la reparación del fantástico telescopio Hubble. En tierra, tiene voz y voto para decidir quiénes serán los próximos astronautas europeos y es consejero delegado de Novespace, una empresa encargada de vuelos parabólicos que simulan la microgravedad. Por su trayectoria ha sido condecorado con la legión de Honor francesa. Si, como él dice, un astronauta es «un embajador de la Humanidad», no está nada mal tener a este hombre ahí fuera. Sin llegar tan lejos, ha visitado Madrid para participar en el acto de clausura de la presidencia de la capital española en las ciudades Ariane, una asociación de ciudades europeas con intereses comunes en materia espacial. -Está a punto de despegar. ¿Qué siente? Escoja una palabra. -Fantástico. Irreal. -Son dos... -Es que te preguntas a ti mismo: ¿Soy yo el que está aquí? ¿Soy yo el que va a volar? Pero esa sensación solo aparece cuando tienes un momento de respiro, cuando no estás ocupado con algún procedimiento. Cuando
tienes que trabajar, ya no puedes pensar. Además, previamente, durante muchos meses, has estado simulando lo que va a ocurrir, así que, de alguna forma, todo te resulta familiar. -¿Qué recuerda de manera especial de sus tres viajes espaciales en el Discovery y el Atlantis? -Ver la Tierra es algo que emociona especialmente. Es muy bella. Y la ves entera 16 veces al día.Una vuelta entera con un transbordador son 90 minutos, durante 45 estás en el hemisferio donde está el invierno, y los siguientes donde está el verano. Igual con respecto al día y la noche. Uno se enamora de nuestro planeta. -En su tercer vuelo colaboró en la reparación del Hubble, el telescopio espacial que ha realizado algunas de las fotografías más espectaculares del Universo. En parte también se las debemos a usted (Clervoy manejó el brazo robótico). -Esta será la misión que contaré a mis nietos cuando los tenga. Este sentimiento de haber contribuido al conocimiento de la Humanidad es muy importante para mí. -Parece que la NASA ha renunciado definitivamente a volver a la Luna. ¿Es la decisión correcta? -Bueno, la NASA, a lo que ha renunciado, es al programa «Constelation», que era una de las formas de ir a la Luna. Más que renunciar a ella, ha renunciado a colocar una base permanente sobre la Luna y considera que hay otros destinos que quizás tienen más interés. -¿Cuáles son? -Asteroides, Marte... Lo que está claro es que ésa será una misión en cooperación internacional. No tengo ninguna duda. Los dirigentes de las potencias espaciales van a reflexionar y ponerse de acuerdo en cuál es el destino futuro y cómo hacerlo juntos. En el caso europeo, nuestra contribución al programa espacial de vuelos tripulados está muy condicionada por lo que hagan EE.UU. y Rusia, pero tenemos una contribución activa, proponemos ideas. Europa juega un papel importante y los astronautas también participamos en este trabajo de reflexión. -Si usted pudiera decidir, ¿adónde cree que deberíamos ir? -Propondría una estación espacial que fuera visitable, en una órbita geoestacionaria -a 36.000 kilómetros girando alrededor de la Tierra-. Desde el punto de vista tecnológico y económico es posible hacerlo, y es una etapa natural como continuación a la ISS. Europa tiene la tecnología y la capacidad para liderar el proyecto. Uno de los problemas de los viajes espaciales fuera de la órbita baja, por ejemplo, ir a un asteroide o a Marte, es la radiación. En una órbita geostacionaria podríamos aprender mucho sobre este tema. Además, una estación ahí podría ayudar a resolver problemas de satélites operacionales y permitiría un programa de divulgación científica. También puede convertirse en un puerto en órbita. «¿A Marte solo de ida? Inconcebible» -Hace poco, dos científicos proponían enviar a Marte astronautas solo con billete de ida. ¿Lo cree posible? -No. Es inconcebible. Evidentemente, una persona que fuera a Marte tendría que ser un representante de la Humanidad, y alguien que acepta ir sin volver, un destino fatal, no representa correctamente a la Humanidad ni a sus valores. Algunos creen que esto ha sido una propuesta de la NASA, pero no es verdad. Creo que los mismos científicos que lo han propuesto no están convencidos. El escenario sería diferente si gracias a esto salváramos a la Humanidad, pero éste no es el caso. -¿Tiene colegas que estarían dispuestos a participar en una misión semejante? -Yo claramente no, ni tampoco ningún astronauta. Le aseguro que en una selección de astronautas, si alguien respondiera que sí está dispuesto, no sería elegido. -Quieren gente sensata... -Los astronautas son como embajadores de la Humanidad, y un embajador no es una persona que va y no vuelve. Y no nos engañemos, si somos capaces de llegar a Marte somos capaces de volver. Eso sí, antes de que llegue el hombre, deberemos ser capaces de traer muestras marcianas.
-Precisamente, usted conoce bien el experimento Mars 500, en el que seis voluntarios permanecen aislados 520 días, lo que dura un viaje a Marte. -Es un experimento que va a ayudarnos mucho a vivir en condiciones de aislamiento, pero no es lo mismo que una misión a Marte. Por ejemplo, los participantes tienen un contrato que les permite abandonar en el momento en que ellos decidan. Obviamente, esto es imposible en una misión real. De momento, la convivencia entre los voluntarios funciona muy bien. Por la supervivencia de la especie -El cosmólogo Stephen Hawking ha dicho que si la Humanidad no coloniza otros planetas, está condenada al fracaso. -Estoy completamente de acuerdo. De alguna forma, es como pensar en un bebé que empieza moverse. Sería imposible pedirle que no lo haga. Para su propia supervivencia, tiene ganas de explorar. Eso es parte de la genética del ser humano. Es importante aumentar nuestro conocimiento para aumentar la posibilidad de supervivencia de la especie, y para aumentar nuestro conocimiento una de las mejores formas es la exploración. La ESA es, posiblemente, de todas las agencias espaciales del mundo, la número uno en capacidad de exploración, como lo demuestra la sonda Huygens en Titán. Esta nave recorrió 1.400 millones de kilómetros para llegar hasta Titán y aterrizó con un error del orden de un kilómetro. Ningún otro objeto humano ha aterrizado tan lejos. Esto demuestra lo que se puede hace en Europa. -Eso es fantástico, pero hay gente que se queja de que las agencias espaciales gastan cantidades exorbitantes. -Los detractores dicen que el espacio es caro, pero no lo es. En Europa, el gasto que hacemos en vueltos tripulados es del orden de un euro por ciudadano al año. Si se compara con el gasto de la Seguridad Social, es una minucia. También creen que no sirve para nada, pero eso también es mentira. Más del 90% de lo que se invierte en ingenieros y científicos aumenta el saber hacer de la sociedad y esto es un beneficio extraordinario. -En la última selección de astronautas de la ESA no ha habido ningún español. Usted pertenece a la misma generación de astronautas que Pedro Duque. Desde entonces, ¿qué nos ha pasado? -Yo he participado en la última selección y había cantidad de españoles excelentes al final, pero es imposible tener uno por país. De todas formas, Pedro es un astronauta joven. En el 98 voló con John Glenn, que tenía entonces 78 años. Si hacemos esta asociación, tenemos Pedro Duque hasta el año 2040. -¿Qué diferencias hay entre un astronauta de la NASA y uno de la ESA? -Un astronauta de la ESA es más pluricultural, representa a todos los países miembros de la ESA. Nuestra formación tiene una espectro más ancho y tenemos un espíritu más global, mientras que en EE.UU la formación es más especializada. Vida extraterrestre -Quizás le parezca una tontería, pero, como astronauta, me gustaría saber si cree que existe vida inteligente fuera de la Tierra. -No, la pregunta no es ninguna tontería. Por el momento, no tenemos certeza ni de que exista ni de que no exista. Cada uno puede tener una respuesta libre y válida. Personalmente, me gustaría creer que no estamos solos en el Universo. -Volviendo a Hawking. El decía que, de existir una civilización inteligente, sería mejor evitar el contacto. -Bueno, yo tengo un carácter optimista y no pienso así. Si recordamos la historia de la humanidad, los conflictos han surgido por dos temas: supervivencia (comida) y religión. Si una civilización es capaz de llegar hasta aquí, seguramente ninguno de estos temas sería un problema. -¿No hay rumores entre los astronautas de cosas que no puedan explicar?
-Sí, hay algo de eso. Algunas veces hay cosas que vemos y que no las reportamos, quedan como un secreto para nosotros. Por supuesto, son temas que no ponen en juego la seguridad. -¿Temen que no les tomen en serio o que pongan en duda su capacidad o su equilibrio mental? -Sí, puedes ser mal comprendido, dar una imagen frívola o que interpreten que has cometido un error, por eso nos lo guardamos. -¿Ha cumplido sus sueños como astronauta? -Mi sueño es volar el tiempo suficiente para conocer la Tierra de memoria. A mis amigos astronautas rusos les enseñas cualquier foto de la Tierra y te dicen exactamente dónde es y qué ciudad hay ahí. Yo quiero eso. http://www.abc.es/20110109/ciencia/abci-astronauta-201101091015.html
ABC, viernes 17 de diciembre de 2010 Hallan elementos claves para la vida en un lugar «imposible» Un meteorito encontrado en Sudán en 2008 contiene aminoácidos esenciales y refuerza la teoría de que la vida pudo llegar a la Tierra en una lluvia de rocas
El meteorito hallado en Sudán. H. Siegfried.
Una muestra del meteorito hallado en Sudán. H. Siegfried.
j. de jorge / madrid | Un pequeño asteroide fue detectado en el espacio antes de impactar contra la Tierra el 7 de octubre de 2008. Los científicos encontraron los restos de la roca en el desierto de Nubia, en el norte de Sudán, en muy buenas condiciones. Las muestras, llamadas «Almahata Sitta» o «Estación Seis», por la parada de tren cercana a donde aparecieron, fueron recuperadas para su análisis en un estudio financiado por la NASA, pero los investigadores no sospechaban entonces lo que ahora han descubierto en ese pedazo de material inerte. Simplemente, porque la idea era «imposible». Al contrario de lo que se podía esperar, el meteorito contiene 19 tipos diferentes de aminoácidos, un elemento fundamental para la aparición de la vida tal y como la conocemos. El hallazgo, que ha sido publicado en la revista Meteoritics and Planetary Science, refuerza la idea de que la vida pudo llegar a la Tierra desde el espacio en un lluvia de meteoritos hace millones de años y fortalece la esperanza de que podamos encontrar un lugar donde no todo esté muerto más allá de la atmósfera terrestre. Cuando Peter Jenniskens, del Istituto SETI para la búsqueda de vida extraterrestre (Mountain View) propuso a la NASA la búsqueda de aminoácidos en los restos ricos en carbono de este asteroide, denominado 2008 TC3, las expectativas de éxito eran prácticamente nulas. El meteorito se formó tras la violenta colisión de dos asteroides, por lo que era lógico pensar que el choque había destruido cualquier posibilidad de hallarlos. «El choque calentó la roca a más de 2.000 grados Fahrenheit, lo suficiente para que todas las moléculas complejas como los aminoácidos fueran destruidas. Sin embargo, las encontramos», afirma Daniel Glavin, del centro espacial Goddard de la NASA. Origen de la vida Los sensibles equipos científicos hallaron pequeñas cantidades de 19 aminoácidos diferentes en la muestra. Además, confirmaron que no provenían de una contaminación en la Tierra, ya que la forma en la que fueron creados es completamente diferente a cómo se organiza la vida en nuestro planeta. Tiene sus propias reglas. Lo que no está tan claro es cómo y cuándo se formaron. Es difícil pensar que llegaron de uno de los asteroides que colisionaron, por las altas condiciones de energía asociadas al impacto, así que los científicos creen que quizás exista un método alternativo para crear aminoácidos en el espacio, que implica las reacciones de gases cuando un asteroide muy caliente se enfría. Los aminoácidos se utilizan para fabricar proteínas, la «bestia de carga» molecular de la vida, que se utiliza para todo, desde estructuras como el pelo a las enzimas. Como las letras del alfabeto se disponen en combinaciones ilimitadas para hacer palabras, la vida utiliza 20 aminoácidos diferentes para construir millones de proteínas distintas. No es la primera vez que algo semejante ha aparecido en un meteorito. Anteriormente, científicos del centro Goddard de Astrobiología habían encontrado aminoácidos en las muestras del cometa Wild-2 y en varios meteoritos ricos en carbono. Los científicos creen que este tipo de descubrimientos aumenta las posibilidades de encontrar vida en el Universo y refuerza la teoría de que el origen de la vida llegó a la Tierra en una lluvia de rocas desde el espacio http://www.abc.es/20101216/ciencia/hallan-elementos-claves-para-201012161025.html
ABC, domingo 5 de diciembre de 2010 La NASA anuncia el hallazgo de una forma de vida «diferente» Se trata de una extraña bacteria que utiliza el arsénico para crecer y que cambiará por completo la forma en que buscamos seres vivientes fuera de la Tierra
La cepa bacteriana GFAJ-1. Science.
Los científicos Ronald Oremland y Felisa Wolfe-Simon recogen muestras en el lago Mono. Henry Bortman.
El impresionante lago Mono. Henry Bortman.
La cepa bacteriana fue descubierta en lago Mono, donde hay grandes concentraciones de arsénico. Henry Bortman.
josé manuel nieves / madrid | Hace dos días, la NASA anunciaba «un hallazgo en astrobiología que tendrá un gran impacto en la búsqueda de pruebas de vida extraterrestre». Se dispararon las especulaciones sobre el posible contenido de ese anuncio, llegando a apuntarse la posibilidad de que los investigadores de la agencia espacial norteamericana hubieran encontrado, por fin, pruebas irrefutables de alguna forma de vida fuera de la Tierra, quizá en Titán, la mayor de las lunas de Saturno. El descubrimiento de la NASA, sin embargo, no procede de ningún planeta o satélite lejano. Se ha producido aquí, en la Tierra, aunque no por ello es menos espectacular. Se trata de una nueva y extraña criatura, una nueva forma de "estar vivo" que desafía todo lo que creíamos saber hasta ahora sobre el complicado y delicado proceso bioquímico que conocemos como
vida. Algo que cambiará por completo la manera en que, a partir de ahora, busquemos seres vivientes fuera de nuestro propio mundo. Desde las bacterias a las ballenas, las moscas, los elefantes o los seres humanos, todas y cada una de las formas de vida que hay en la Tierra dependen de una cuidadosa combinación de los mismos seis elementos: oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre. En forma de ADN, grasas y proteínas, esos elementos se encuentran en cada criatura viviente conocida. La "química de la vida", además, es tan delicada y específica que cualquier alteración en esta "receta mágica" afecta a la estabilidad molecular hasta tal punto de hacer que la vida, sencillamente, deje de ser posible. Por eso el hallazgo que hoy se publica en la revista Science ha causado tanta expectación y sorpresa. Porque se trata de una excepción, la primera a la que se enfrenta la Ciencia, a esta regla considerada hasta ahora como universal. Arsénico para crecer Los investigadores, en efecto, han encontrado una cepa bacteriana, la GFAJ-1, que ha demostrado ser capaz de sustituir en sus moléculas, incluído el ADN, uno de los seis ingredientes fundamentales, el fósforo, por el que se considera como uno de los peores y más dañinos venenos que existen, el arsénico. Algo que, según los científicos, constituye una prueba palpable de que la vida puede desarrollarse de formas muy distintas a las que conocemos. Formas que nos ayudarán a perfeccionar las actuales técnicas de búsqueda de vida fuera de nuestro planeta. "La vida -reza el artículo de Science- está mayoritariamente compuesta por los elementos carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, azufre y fósforo. Pero a pesar de que estos seis elementos forman los ácidos nucléicos, las proteínas y las grasas, y por lo tanto la mayor parte de la materia viviente, resulta teóricamente posible que algunos otros elementos de la tabla periódica puedan desempeñar las mismas funciones. Aquí describimos una bacteria, de la cepa GFAJ-1 de las Halomonadaceae, obtenida en el Lago Mono, en California, que ha sustituido el fósforo por el arsénico para sustentar su crecimiento. Nuestros datos revelan la presencia de arseniato en macromoléculas que normalmente contienen fosfatos y, más notablemente, en ácidos nucleicos y proteínas. La sustitución de uno de los mayores bioelementos puede tener una gran relevancia geoquímica y evolutiva". Alternativas a la vida Desde hace ya algunos años, la autora principal de este artículo, Felisa Wolfe-Simon, del Instituto de Astrobiología de la NASA en Menlo Park, California, junto a algunos otros de los firmantes, como Ariel Anbar y Paul Davies, estaban explorando la posibilidad de que existieran "formas alternativas" de vida. "La vida como la conocemos -explica Anbar- requiere unos elementos químicos concretos y excluye otros. Pero son esas las únicas opciones? Cómo de diferente puede ser la vida?" Wolfe-Simon y sus colegas ya intuían que el arsénico podría haber sustituido al fósforo (el elemento contiguo en la tabla periódica) en las formas de vida más primitivas de nuestro planeta. De hecho, el arsénico tiene propiedades químicas muy similares a las del fósforo, aunque su gran toxicidad no permite su uso a la inmensa mayoría de los seres vivos. A pesar de ello, Wolfe-Simon especulaba con la posibilidad de que alguna clase de bacteria hubiera conseguido adaptarse al uso del arsénico. Una idea muy criticada, ya que los compuestos de este elemento (arseniatos) son mucho más inestables que los fosfatos en presencia de agua, una dificultad que ninguna célula viva sería capaz de manejar. Para probar sus ideas, Wolfe-Simon decidió recolectar barro de un lago californiano (el lago Mono), un auténtico "desierto de agua", conocido por sus elevadas concentraciones de arsénico, y cultivar los microorganismos obtenidos en soluciones cada vez más ricas en arseniatos. La investigadora no añadió fosfatos a su caldo de cultivo en ningún momento. Al contrario, fue transfiriendo periódicamente las bacterias a soluciones cada vez más ricas en compuestos de arsénico, para reducir paulatinamente cualquier concentración natural de fosfatos que pudieran contener sus muestras. De forma que las bacterias, si querían sobrevivir, se verían obligadas a utilizar el arsénico del cultivo. Una enorme sorpresa
La propia Wolfe-Simons asegura que, en el fondo, no esperaba encontrar nada vivo al término de su experimento. Y que se sorprendió enormemente cuando vio, a través del microscopio, colonias enteras de bacterias moviéndose rápidamente en aquél medio tan tóxico. Para asegurarse, volvió a analizar el cultivo en busca de posibles restos de fósforo que hubieran ayudado a esas bacterias a sobrevivir. No lo encontró. Así que, junto al resto de su equipo, empezó a analizar con detenimiento las bacterias, para averiguar si, efectivamente, estaban utilizando el arsénico para sobrevivir. "Contenía la respiración durante cada una de estas pruebas", recuerda la investigadora. Los resultados confirmaron sus sospechas. Las bacterias habían incorporado el arsénico, en sustitución del fósforo, en sus ácidos nucléicos, en sus lípidos, en sus proteínas... El análisis del ADN de las bacterias no dejaba lugar a dudas: contenía arsénico. Paul Davies explica que "este organismo tiene una doble capacidad. Puede crecer tanto con fósforo como con arsénico, lo que lo convierte en algo muy peculiar". Para este investigador, el nuevo organismo "tiene el potencial para inaugurar toda una nueva rama de estudios en microbiología". "Nuestros hallazgos -comenta por su parte Wolfe Simon- son un recordatorio de que la vida tal y como la conocemos podría ser mucho más flexible de lo que asuminos o podemos imaginar". "No obstante -cocluyeesta no es una historia sobre el arsénico o el lago Mono. Si existe algo, aquí en la Tierra, capaz de hacer algo tan inesperado, ¿qué otras cosas que aún no hayamos visto es capaz de hacer la vida? Ya es hora de averiguarlo". http://www.abc.es/20101202/ciencia/nasa-anuncia-hallazgo-forma-201012021402.html
ABC, domingo 5 de diciembre de 2010 La NASA: «Buscaremos nuevas señales de vida en el Sistema Solar» La NASA ampliará la forma en la que rastrea la posible existencia de seres vivientes en otros planetas después de hallar una bacteria que crece con arsénico Felisa Wolfe Simons, del Instituto de Astrobiología de la NASA, descubridora de la bacteria. AFP.
J. de Jorge / madrid | «La definición de vida se acaba de ampliar». El un descubrimiento de microorganismo único en el mundo, una bacteria capaz de prosperar y reproducirse con arsénico, uno de los venenos más dañinos que se conocen, tendrá importantes repercusiones no solo en el campo de la biología, donde con toda seguridad cambiará los libros de texto, sino también en la búsqueda de vida en otros planetas. Así lo ha reconocido la NASA en una rueda de prensa que ha levantado una gran expectación. «A la hora de buscar señales de vida en el Sistema Solar, tendremos que pensar de una manera más amplia, más diversa, y considerar la vida como no la conocemos», ha indicado Ed Weiler, administrador asociado de la agencia norteamericana para el Directorio de Misiones Científicas. Y es que todo ha cambiado. La cepa bacteriana GFAJ-1 encontrada en el lago Mono en California por la investigadora Felisa Wolfe-Simon, del Instituto de Astrobiología de la NASA, y su equipo, ha demostrado ser capaz de sustituir en sus moléculas, incluido el ADN, uno de los seis ingredientes fundamentales, el fósforo, por el venenoso arsénico. Nunca se había visto algo semejante, una prueba palpable de que la vida puede desarrollarse de formas muy distintas a la que conocemos. Como explica la astrobióloga Pamela Conrad, del Centro Goddar de Vuelo Espacial, el hallazgo demuestra que todavía no sabemos todo «acerca de las condiciones esenciales para sustentar la vida». A partir de ahora, puede que el arsénico sea «uno de los elementos que sí sustentan la vida». En definitiva, puede existir la vida en otros mundos en los que hasta ahora, por sus terribles condiciones, nos parecía imposible que se desarrollara algún tipo de criatura. El hallazgo puede influir también en otras áreas como el estudio de la evolución de la Tierra, la química orgánica, los ciclos biogeoquímicos, la microbiología y la investigación del sistema terrestre. «La idea de bioquímicas alternativas para la vida es común en la ciencia ficción», apunta Carl Pilcher, director del Instituto de Astrobiología de la NASA. «Hasta ahora, una forma de vida con arsénico era sólo teórica, ahora sabemos que este tipo de vida existe». http://www.abc.es/20101202/ciencia/busqueda-vida-fuera-tierra-201012021957.html
ABC, viernes 29 de octubre de 2010 Las «buckybolas» pueden ser el origen de la vida Estas moléculas de carbono han aparecido inesperadamente en grandes cantidades dentro de la Vía Láctea y en una galaxia cercana Judith DE Jorge / madrid | El pasado mes de julio, el telescopio Spitzer de la NASA descubrió en una nebulosa planetaria un raro fenómeno que nunca antes había sido hallado en el espacio. Consiguió detectar «buckybolas», unas moléculas de carbono con forma de balón de fútbol y con propiedades únicas cuya existencia más allá de la atmósfera resultaba una auténtica sorpresa. El asombro fue tan grande que los científicos llegaron a plantearse que podría tratarse de algo anecdótico, y que, simplemente, habían tenido suerte al encontrarlas. Nada de eso. Estas esferas de carbono no solo existen allá arriba, sino que son muy abundantes. El Spitzer las ha encontrado alrededor de tres estrellas moribundas en la Vía Láctea y cerca de una cuarta en una galaxia cercana, donde hay tantas que su masa equivale a quince lunas como la nuestra. El hallazgo puede tener importantes repercusiones en la comprensión de cómo se formó la vida en la Tierra.
Las esferas en miniatura fueron detectadas por el telescopio Spitzer. JPL.
Las «buckybolas», también conocidas como fullerenos, son moléculas que constan de 60 átomos de carbono unidos. Toman su nombre del parecido con las cúpulas geodésicas del arquitecto Buckminster Fuller, como las que se encuentran en la entrada del parque temático Epcot de Disney, en Orlando, Florida (EE.UU.). Estas esferas en miniatura fueron descubiertas por primera vez en un laboratorio hace 25 años, y son muy comunes en el hollín de las velas y en las capas de rocas y meteoritos, pero no fue hasta el pasado julio que pudo confirmarse su existencia en el espacio. «Resulta que las buckybolas son mucho más comunes y abundantes en el Universo de lo que inicialmente se pensaba», explica la astrónoma Letizia Stanghellini, del Observatorio Nacional de Astronomía Óptica en Tucson, Arizona. «Spitzer las había encontrado recientemente en una posición específica, pero ahora las hemos visto en otros entornos. Esto tiene implicaciones para la química de la vida. Es posible que las buckybolas del espacio exterior proporcionaran las semillas para la vida en la Tierra». Quince veces la masa de la Luna Los investigadores, liderados por Aníbal García-Hernández, del Instituto de Astrofísica de Canarias, encontraron las esferas alrededor de tres estrellas moribundas similares al Sol, conocidas como nebulosas planetarias, en nuestra Vía Láctea. Todas las nebulosas donde se han detectado buckybolas son ricas en hidrógeno. Esto contradice lo que los investigadores han pensado durante décadas, ya que creían que el hidrógeno contaminaría el carbono, provocando que se formasen cadenas y otras estructuras en lugar de esferas.
El equipo también localizó estas bolas en una nebulosa planetaria dentro de una galaxia cercana conocida como Pequeña Nube de Magallanes. Y hay muchísimas: juntas tienen un 2% la masa de la Tierra, lo que es lo mismo a quince veces la masa de la Luna. Cestas para la vida Las implicaciones de este descubrimiento son de gran alcance. Los científicos han especulado en el pasado con las buckybolas, las cuales pueden actuar como cestas para moléculas y átomos, y podrían haber transportado sustancias a la Tierra para el inicio de la vida. Las pruebas para esta teoría proceden del hecho de que se han encontrado buckybolas en meteoritos que portan gases extraterrestres. «Las buckybolas son una especie de diamantes con agujeros en el centro», dice Stanghellini. «Son unas moléculas increíblemente estables y difíciles de destruir, y podrían transportar otras moléculas interesantes en su interior. Esperamos aprender más sobre el importante papel que pueden desempeñar en la muerte y el nacimiento de estrellas y planetas, y tal vez en la propia vida». En la Tierra, el estudio de estas moléculas se aplica a la investigación en fármacos, superconductores, dispositivos ópticos y potabilización de agua, entre otros ejemplos. http://www.abc.es/20101028/ciencia/asombrosas-cantidades-buckybolas-aparecen-201010281346.html
ABC, miércoles 27 de octubre de 2010 El impacto de un asteroide contra el océano podría causar una catástrofe ambiental Destrozaría la capa de ozono durante años, por lo que el ser humano apenas podría cultivar y se vería obligado a salir solo de noche para evitar quemaduras solares judith de jorge / madrid | Un asteroide choca contra el fondo del océano. Ninguna ciudad ni zona habitada han resultado afectadas. ¿Nos hemos librado del armagedón? Ni mucho menos. Una investigación realizada por un equipo del Instituto de Ciencias Planetarias (PSI, por sus siglas en inglés) en Tucson (Arizona, EE.UU.) y financiado por la NASA asegura que una roca espacial de tamaño medio -de 500 metros a un kilómetro de diámetro- que se empotrara contra el fondo del mar podría provocar una terrible catástrofe ambiental. El impacto afectaría a la atmósfera, de forma que agotaría la capa de ozono protectora de la Tierra durante varios años. Como consecuencia, aumentarían enormemente los niveles de radiación ultravioleta. Sacar adelante cultivos agrícolas para la alimentación humana sería muy problemático y la subsistencia de millones de personas se vería seriamente amenazada. También su salud: para evitar quemaduras y cataratas oculares, los seres humanos, como vampiros, sólo podrían salir al exterior por la noche. El violento impacto del asteroide contra el océano elevaría compuestos químicos que afectaría seriamente a la atmósfera. Don Davis.
En el pasado, el interés por los efectos de un asteroide o un cometa que impactaran en el medio del océano se había centrado en el peligro de un tsunami, pero este nuevo enfoque, publicado recientemente en la revista especializada Earth and Planetary Science Letters, es completamente diferente. Elisa Pierazzo, investigadora del PSI, ha utilizado un simulador para conocer cómo afectaría este gran choque sobre el ozono atmosférico. Pierazzo contempló dos posibles escenarios de impacto: uno en el que un asteroide de 500 metros se precipita a 4 kilómetros de profundidad bajo el océano; y un segundo caso exactamente igual, pero en el que el asteroide tiene un kilómetro de diámetro. El modelo representa la rapidez con la que, al sumergirse, las rocas expulsan el agua del mar, incluidos el vapor de agua y otros compuestos como el cloruro y el bromuro, que aceleran la destrucción de la capa de ozono. Los resultados son inquietantes. Según la investigadora, el impacto de un asteroide de un kilómetro puede producir «una perturbación mundial significativa de la química atmosférica superior», lo que se traduce en el «agotamiento» de la capa de ozono durante varios años, un fenómeno «comparable a los agujeros registrados a mediados de los años 90». La eliminación de una importante cantidad de ozono en la atmósfera superior durante un período prolongado de tiempo puede tener «importantes repercusiones biológicas en la superficie de la Tierra como consecuencia del aumento de las radiaciones ultravioletas», añade la investigadora. Entre las amenazantes consecuencias se incluyen «el aumento de la incidencia de eritemas (enrojecimiento de la piel), y cataratas, y cambios en el crecimiento de las plantas y en el ADN molecular». Ocultos por el día Los seres humanos también deberíamos proteger de forma extrema nuestra salud. El índice de radiación ultravioleta más alto registrado hasta ahora en la Tierra ha sido de 20 -uno de 10 ya puede provocar
quemaduras a las personas de piel clara en una exposición de algunos minutos-, pero el impacto de un asteroide de 500 metros podría poner estos valores por encima de 20 durante varios meses en algunas regiones del planeta, mientras que la llegada de una roca de 1 kilómetro elevaría el índice UVI a 56, con niveles superiores a 20 durante dos años en algunas zonas de ambos hemisferios. «Nunca hemos llegado a extremos semejantes y no sabes exactamente qué es lo que ocurriría, pero probablemente tendríamos que permanecer en interiores para protegernos y salir solo por la noche, después del atardecer, para evitar daños mayores». Como muchas voces han exigido antes, Pierazoo pide el desarrollo de una tecnología espacial que pueda, con el suficiente intervalo de tiempo, destruir o desviar posibles asteroides peligrosos para la Tierra. De igual forma, como prevención, los agricultores podrían plantar cultivos con mayor tolerancia a la radiación ultravioleta y, poniéndonos en el peor de los escenarios, los alimentos podrían ser almacenados para prepararnos para una posible reducción de la productividad durante algunos años. http://www.abc.es/20101026/ciencia/impacto-asteroide-sobre-oceano-201010261721.html
ABC, martes 13 de octubre de 2009 El océano de Europa contiene suficiente oxígeno para albergar vida JUDITH DE JORGE | MADRID | Europa se ha convertido en uno de los lugares más prometedores a la hora de buscar vida más allá de la frontera de nuestra atmósfera. El gran océano de la luna de Júpiter, tan grande que encierra el doble de agua que todos los mares y océanos de la Tierra, podría contener cien veces más oxígeno de lo que se estimaba hasta ahora. Se trata de una cantidad muy rica, más que suficiente para albergar vida. Y no sólo microorganismos, sino una «macrofauna» tan grande como todos los peces terrestres. Imagen tomada por la sonda Galileo de la superficie de Europa, que demuestra la existencia de agua / Reuters
Las oportunidades de encontrar alguna forma de vida en Europa resultaban inciertas, ya que el océano del satélite descansa bajo varios kilómetros de hielo que lo separaban de la producción de oxígeno en la supeficie. Sin este elemento fundamental, la vida sólo podría formarse sobre una base de azufre o metano, unas condiciones demasiado exóticas que ni siquiera sabemos si existen en el fondo de las aguas. Así que Richard Greenberg, de la Universidad de Arizona, decidió darle otra vuelta a la posibilidad de la existencia de oxígeno. La respuesta llegó al considerar la juventud de la superficie helada de Europa. Su geología y la escasez de cráteres sugieren que el hielo se renueva continuamente. La cobertura actual tiene 50 millones de años. Parecen muchos, pero en realidad es jovencísima: el 1% de la edad del Sistema Solar. Más que en la Tierra Greenberg ha considerado tres formas diferentes de que el hielo se acumule en la superficie: depositándose gradualmente en capas de hielo nuevo; abriendo fisuras que se van rellenando de hielo fresco desde abajo; y rompiendo el hielo superficial en placas que son repuestas por hielo nuevo. Utilizando estimaciones sobre la cantidad de oxidantes que se producen en la superficie, el investigador se ha dado cuenta de que la tasa de liberación de oxígeno oceánico es muy superior a las cantidades de oxígeno ya concentrado, de forma que dichas tasas podrían superar a las que se encuentran en los océanos terrestres en apenas unos pocos millones de años. En esas aguas podrían respirar 3.000 millones de kilos de macrofauna, que demandan el mismo oxígeno que los peces terrestres Greenberg cree que las concentraciones de oxígeno son suficientemente grandes como para albergar microorganismos e incluso una «macrofauna», animales más complejos que tienen una demanda mayor de oxígeno. A su juicio, en esas aguas podrían respirar 3.000 millones de kilos de «macrofauna», que demandan el mismo oxígeno que los peces terrestres. Las buenas noticias para la cuestión del origen de la vida son que debería de haber un retraso de unos cuantos miles de millones de años antes de que el primer oxígeno superficial alcance los océanos. Sin este retraso, los primeros elementos de la vida prebiótica y las primeras estructuras orgánicas quedarían destruidas en el proceso de oxidación. La oxidación es un peligro para todos los organismos, a no ser que éstos hayan desarrollado algún mecanismo de protección contra sus dañinos efectos. Un retraso similar en la producción de oxígeno en la Tierra fue probablemente esencial para permitir que la vida comenzara en nuestro planeta. http://www.abc.es/20091009/ciencia-tecnologia-espacio-sistema-solar/oceano-planeta-europa-contiene-200910091200.html
ABC, martes 5 de octubre de 2010 8.500 nuevos asteroides aparecen en solo tres meses 25 se encuentran cerca de la Tierra, según las últimas observaciones del telescopio espacial WISE ABC / madrid | El trabajo del telescopio espacial WISE (siglas en inglés de Wide-Field Infrared Survey Explorer) es realmente impresionante. El pasado julio, la NASA anunciaba que su pequeña sonda había descubierto 25.000 rocas espaciales durante su misión de rastreo del cielo durante ocho meses. Entonces era fácil pensar que en el futuro aparecerían nuevos bólidos que engordarían la lista. Y efectivamente así ha sido. Desde julio hasta ahora, el WISE ha detectado otros 8.500 asteroides nunca antes vistos. De ellos, 25 son objetos que dibujan su órbita cerca de la Tierra. Antes, ya habían sido registrados otros 95 que «zumban» cerca de nuestras orejas, aunque ninguno representa un peligro inminente para nuestro planeta. La imagen del cometa 65/P Gunn capturada por WISE. NASA.
El telescopio WISE completó en julio su primera exploración espacial del cielo en luz infrarroja. Desde entonces, realiza otra ronda de imágenes a pesar de tener algunos problemas técnicos. La sonda se ha quedado sin refrigerante y su corazón tecnológico ha sufrido un recalentamiento, pero estos inconvenientes no han amedrentado a la NASA, que, satisfecha con el excelente trabajo del explorador espacial, ha decidido dar continuación a la misión. WISE se centrará ahora en sus vecinos más cercanos, los asteroides y cometas que viajan alrededor del Sol. Además de las rocas antes citadas, también ha sacado de la oscuridad a nueve cometas. «Dos de los cuatro detectores de infrarrojos siguen funcionando incluso con temperaturas más altas, así que podemos utilizar estas bandas para continuar la caza de asteroides y cometas», ha dicho Amy Mainzer, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA en Pasadena (California). Mainzer es la principal investigadora de la nueva fase de la misión de la NASA, bautizada como NEOWISE Post-Cryogenic Mission. El primer catálogo, en primavera «Los datos científicos recogidos por WISE serán utilizados por la comunidad científica durante décadas», afirma Jaya Bajpayee, responsable del programa en la División de Astrofísica de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington. La nueva fase de exploración durará de uno a cuatro meses, según sus resultados, y se llevará a cabo con los detectores de longitud de onda más corta. El equipo de investigadores analiza ahora imágenes de millones de objetos capturados el telescopio, muchos de ellos nunca antes vistos. Un primer «catálogo» será dado a conocer a la comunidad científica en la primavera de 2011, y el resto se hará público un año después. Hasta la fecha, la sonda ha descubierto 33.500 asteroides y 19 cometas. 1,8 millones de imágenes ABC madrid | El telescopio espacial WISE fue lanzado el 14 de diciembre de 2009 desde California a bordo de un vehículo de lanzamiento Delta II. Su telescopio de infrarrojos de 16 pulgadas rastrea el cielo en cuatro
longitudes de onda con una sensibilidad cientos de veces superior a la de sus predecesores. Cuando descubre un objeto espacial, realiza mediciones de tamaño y composición, lo que ayuda a los científicos a identificar cuáles son los potencialmente peligrosos. Ya ha tomado más de 1,8 millones de imágenes en cuatro longitudes de onda infrarrojas. Hasta ahora, el WISE ha cubierto el cielo una vez y media, lo que ha dado lugar a un extensísimo catálogo de cientos de millones de objetos celestes, desde asteroides cercanos a la Tierra (llamados NEOs) hasta enanas marrones y luminosas galaxias. http://www.abc.es/20101005/ciencia/nuevos-asteroides-aparecen-solo-201010051657.html
ABC, martes 28 de septiembre de 2010 Así llega a la Tierra una tormenta solar Las eyecciones no siempre viajan en línea recta, pero una vez se dirigen hacia nosotros aceleran para impactar con más fuerza abc / madrid | La posibilidad de que una gran tormenta solar cause gravísimos daños en nuestros sistemas eléctricos y de comunicaciones, algo que la propia NASA ha advertido que podría ocurrir en 2012, ha convertido el estudio del Sol en una necesidad cada vez más urgente. Los científicos están empeñados en conocer cómo funcionan estos azotes geomagnéticos. Si hace tan sólo unos días investigadores británicos anunciaban el desarrollo de un nuevo método rápido y eficaz para prevenir los grandes movimientos del Sol -algo así como un parte meteorológico de catástrofes solares con seis horas de antelación-, ahora otro equipo, éste irlandés, ha analizado cómo se produce el viaje de una de estas erupciones desde nuestra estrella hasta que impacta en la Tierra. Y ha descubierto algunas sorpresas. Imágenes de las sondas STEREO de eyecciones geomagnéticas. Nature.
Según uno de los autores del estudio, Peter Gallagher, del Trinity College en Dublín, las tormentas solares no siempre viajan en línea recta. Las eyecciones de masa de la corona solar pueden comenzar avanzando hacia una dirección y luego girar en otra diferente. «Esto realmente nos sorprendió», confiesa el investigador. El resultado les pareció tan extraño que al principio pensaron, sencillamente, que habían hecho algo mal. Después de revisar su trabajo varias veces y comprobar decenas de erupciones, los científicos confirmaron que estaban en lo cierto. Eso sí, una vez que se dirigen hacia la Tierra, las tormentas pueden acelerar rápidamente. Ese acelerón les proporciona la fuerza para golpear más duramente el campo magnético de nuestro planeta. Un juego de billar Gallagher y su equipo llegaron a estas conclusiones tras analizar los datos de las naves gemelas de la NASA llamadas STEREO, y las publicaron en la revista Nature. «Nuestras imágenes en 3D muestran con claridad que las tormentas solares pueden desviarse de altas latitudes solares y terminar golpeando planetas que de otra forma habrían evitado», como si tratara de un juego de billar, según explica otro de los investigadores, Jason Byrne. Los científicos utilizaron un proceso de imagen de múltiples escalas que es útil tanto en astronomía como en medicina, donde se emplea para el estudio de las células. La capacidad para reconstruir la trayectoria de una tormenta solar a través del espacio podría ser de gran beneficio para aquellos que intentan pronosticar el tiempo espacial. «Saber cuándo una eyección de masa coronal llegará es crucial para predecir la aparición de las tormentas geomagnéticas», explican. http://www.abc.es/20100924/ciencia/chocara-contra-tierra-tormenta-201009241045.html
ABC, viernes 17 de septiembre de 2010 Las manchas solares pueden desaparecer pronto durante décadas El fenómeno, previsto para 2016, no se produce desde el siglo XVII, cuando la Tierra atravesaba un período de enfriamiento neoteo | La formación de manchas solares se desencadena por un campo magnético que, según los científicos, está en constante declive. Predicen que para el año 2016 puede que no ya no queden manchas solares y que el Sol permanecerá sin ellas durante varias décadas. La última vez que las manchas solares desaparecieron por completo fue en los siglos XVII y XVIII, cuando se desarrollaba un largo período frío en el planeta conocido como la Pequeña Edad de Hielo. Imagen de manchas solares. MSFC.
Las manchas solares son regiones cargadas eléctricamente, con gas sobrecalentado (plasma) en la superficie del Sol, formadas cuando existen afloramientos de campo magnético atrapado en el plasma ionizado. El campo magnético evita que el gas pueda irradiar el calor y se hunde de nuevo debajo de la superficie del Sol. Estas áreas son algo más frías que la superficie que las rodea, y se nos presentan ante la vista como manchas oscuras. Las manchas solares se han observado al menos desde el siglo XVII, y se sabe que siguen un ciclo de 11 años desde el máximo de actividad solar (cantidad de manchas visibles) hasta un mínimo solar (Sol inmaculado sin manchas). El mínimo solar dura alrededor de 16 meses pero, de manera curiosa y llamativa, el mínimo actual ya ha durado 26 meses, lo que lo transforma en el más largo “mínimo de actividad solar” en los últimos 100 años. Desde 1990, Matthew Penn y William Livingston, dos astrónomos solares que trabajan para el Observatorio Solar Nacional (NSO) en Tucson, Arizona, han estado utilizando una medida llamada División Zeeman para estudiar la fuerza magnética de las manchas solares. El desdoblamiento (o división) Zeeman es la distancia entre un par de líneas espectrales infrarrojas tomadas con un espectrógrafo y la luz emitida por los átomos de hierro en la atmósfera del Sol. Cuanto más amplia sea la distancia, mayor es la intensidad del campo magnético. Manchas débiles Penn y Livingston examinaron cerca de 1.500 manchas solares y han encontrado que el nivel de intensidad (promedio) del campo magnético de las manchas solares ha disminuido de unos 2.700 gauss a unos 2.000 gauss (el campo magnético de la Tierra está por debajo de 1 gauss). Las razones de la disminución son desconocidas, pero Livingston cree que si la fuerza sigue disminuyendo en la misma proporción, llegará a reducirse hasta 1.500 gauss para el año 2016 y, bajo esta intensidad de campos magnéticos, la fuerza de la formación de manchas solares puede ser imposible. Durante el período 1645-1715, conocido como el Mínimo de Maunder, casi no hubo manchas solares. Este período coincidió con la Pequeña Edad de Hielo que produjo las temperaturas más bajas que se recuerden en Europa. Livingston advierte de que sus resultados deben ser tratados con cautela, ya que sus técnicas son relativamente nuevas y no se sabe todavía si la disminución de la intensidad del campo magnético va a
continuar. "Sólo el paso del tiempo dirá si el ciclo solar disminuirá en la magnitud que el estudio estima". David Hathaway, físico solar en el Marshall Space Flight Center en Huntsville, Alabama, también ha señalado que los cálculos no tienen en cuenta a una gran cantidad de pequeñas manchas solares con campos magnéticos relativamente débiles, aparecidas durante el último máximo solar. Si éstas no están incluidas en los cálculos, el promedio del campo magnético resultaría mayor de lo que realmente fue. Habrá que estar atentos a los cambios y sorpresas que siempre nos tiene reservadas nuestro astro rey. http://www.abc.es/20100917/ciencia/manchas-solares-pueden-desaparecer-201009161923.html
ABC, jueves 09 de septiembre de 2010 ¿Podemos prevenir la gran tormenta solar de 2012? Científicos británicos se preparan para predecir con seis horas de antelación una gran catástrofe que llegue del espacio j. de j. / madrid | Un conjunto de luces brillantes iluminan inesperadamente en el cielo. Las bombillas empiezan a parpadear y, después de unos segundos, se apagan indefinidamente. Todo el país se queda a oscuras. No es el único. La situación se repite en todo el mundo. Un año después, nada ha cambiado. Se registran millones de muertos y nuestra civilización parece abocada a su fin. ¿La causa? Una potentísima tormenta solar. Una potente tormenta solar puede acabar con nuestros sistemas eléctricos y de comunicaciones. NASA
Esta descripción parece sacada de una de esas películas de catástrofes con las que de vez en cuando Hollywood sacude las taquillas de los cines, pero, por desgracia, puede lejos de la ficción. Forma parte de un informe publicado hace dos años por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS) y financiado por la NASA. El estudio advierte de que enormes chorros de plasma procedentes del Sol pueden alcanzar nuestro planeta en 2012 ó 2013, cuando la actividad del astro rey alcance su máximo pico como parte del ciclo solar de once años. No es fácil que esto ocurra, pero es una posibilidad real. La actual dependencia de la electrónica y de las comunicaciones por satélite supone que una fuerte tormenta espacial podría causar veinte veces más daño económico que el huracán Katrina. Si algo semejante llega a producirse, ¿tenemos alguna opción? ¿hay una oportunidad de salvarnos? Investigadores de la Universidad de Bardford (Reino Unido) creen que sí, siempre que la amenaza no nos pille desprevenidos y dispongamos de una alerta temprana que nos permita tomar medidas. Con este objetivo, trabajan en el desarrollo de un nuevo método para predecir los grandes movimientos del Sol. Las tormentas solares implican la liberación de enormes cantidades de gas caliente y fuerzas magnéticas hacia el espacio en torno a 1.600.000 kilómetros por hora. Aunque las grandes erupciones solares normalmente tardan varios días en llegar a la Tierra, la catástrofe puede precipitarse, ya que la más grande conocida, registrada en 1859, nos alcanzó en tan sólo dieciocho horas (Bautizada como «El evento Carrington», por el astrónomo británico que lo midió, causó el colapso de las mayores redes mundiales de telégrafos). Las llamaradas solares, que también pueden causar daños, tardan sólo unos pocos minutos. Hasta ahora, la predicción meteorológica solar se ha hecho de forma manual. Expertos buscan en imágenes de satélite en dos dimensiones del Sol y evalúan la probabilidad de una actividad futura. Pero el equipo Centro de Computación Visual de la Universidad de Bradford ha creado el primer sistema accesible de predicción automatizada, utilizando imágenes en 3D generadas por el satélite de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO). Con seis horas de antelación El sistema Bradford de Predicción Automatizada de Actividad Solar, denominado ASAP por las siglas en inglés de "As soon as posible" (Tan pronto como sea posible) y ya utilizado por la NASA y la ESA, identifica y
clasifica las manchas solares. El sistema es capaz de predecir con precisión una llamarada solar con seis horas de antelación y el equipo está trabajando para lograr una precisión similar en la predicción de las grandes erupciones solares en un futuro próximo. “La predicción meteorológica solar está todavía en su infancia, probablemente alrededor del punto en el que la previsión del tiempo meteorológico se encontraba hace 50 años. Sin embargo, nuestro sistema es un gran paso adelante", explica el profesor adjunto en el Centro de Computación Visual, el Dr. Rami Qahwaji, responsable de la investigación. "Mediante la creación de un sistema automatizado que puede trabajar en tiempo real, abrimos la posibilidad de una predicción mucho más rápida". Además, los científicos creen que el nuevo satélite de la NASA, el Observatorio Dinámico Solar (SDO), que entró en funcionamiento en mayo, les dará la oportunidad de ver la actividad solar con mucho más detalle, lo que mejorará aún más su capacidad de predicción. http://www.abc.es/20100909/ciencia/podemos-prevenir-tormenta-solar-201009091054.html
ABC, viernes 27 de agosto de 2010 Hallan en la Antártida el mayor cráter de impacto de la Tierra Es tres veces mayor que el cráter de Chicxulub donde cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios JOSÉ MANUEL NIEVES / MADRID | Es tres veces mayor que el cráter de Chicxulub, en el Golfo de México, donde cayó el meteorito de 10 km. que extinguió a los dinosaurios hace 65 millones de años. El cráter tiene 500 km. de diámetro (contra los 170 del de Chicxulub) y se formó hace 250 millones de años tras el impacto de un objeto de unos 50 km. El nuevo cráter, que se encuentra bajo una capa de más de un km. de hielo, fue observado por primera vez en 2006 con los radares de gravedad y subsuelo de los satélites GRACE, de la NASA, y desde entonces ha despertado el interés de los científicos. Los datos obtenidos sobre el terreno indican que la impresionante roca espacial cayó hace unos 250 millones de años, coincidiendo con la gran extinción que tuvo lugar en la frontera de los periodos Pérmico y Triásico. Durante aquél trágico episodio, desapareció cerca del 90% de todas las formas de vida del planeta. Su localización geográfica, al este de la Antártida y debajo de Australia, en la región conocida como Tierra de Wilkes, sugiere a su vez que el enorme meteorito también tuvo algo que ver con la ruptura del supercontinente Gondwana, creando o acelerando la falla tectónica que desde entonces empezó a empujar Australia hacia el norte. Los paleontólogos están convencidos de que fue precisamente la gran extinción del Pérmico-Triásicola que hizo posible el desarrollo y posterior dominio de los dinosaurios, cuyo reinado en la Tierra duró cerca de 80 millones de años. Más tarde, tras el impacto que abrió el cráter de Chicxulub, la historia volvió a repetirse. Los dinosaurios (y cerca del 70% de la vida en la Tierra) se extinguieron y dejaron el campo libre para que los primeros mamíferos se desarrollaran y tomaran el control. "El impacto de Tierra de Wilkes -explica Ralph von Frese, profesor de Ciencias Geológicas en la Universidad Estatal de Ohio y uno de los descubridores del cráter- es mucho mayor que el que mató a los dinosaurios, y probablemente causó en aquella época daños catastróficos". A pesar de todo, por sí sola, la enorme estructura de 500 km. no prueba gran cosa. Pero tras largos años de estudio y de comparación con otros cráteres (en la Tierra y en la Luna), han conseguido despejar una buena parte de las dudas. "Existen en la Luna -afirma von Frese- por lo menos veinte cráteres de impacto de este tamaño o incluso mayores, por lo que no resulta sorprendente encontrar uno aquí". Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en la Luna, la intensa actividad atmosférica y geológica de la Tierra ha conseguido borrar o enterrar (como es el caso), la mayor parte de estas viejas cicatrices. Pese a su convicción, von Frese y Laramie Potts (el otro descubridor del cráter) admiten que sus datos están abiertos a otras interpretaciones. De hecho, e incluso con las modernas técnicas basadas en radares de
gravedad, los científicos apenas si están empezando a comprender lo que sucede en el interior de nuestro planeta. "Basándonos en lo que sabemos sobre la historia geológica de la región -asegura von Frese- la estructura se formó probablemente hace cerca de 250 millones de años". Algo más tarde, hace unos cien millones de años, Australia se separó de Gondwana e inició su larga y solitaria marcha hacia el norte, que continúa en la actualidad. La falla que provocó la ruptura cruza el gran cráter casi por su centro, lo que sugiere que, como mínimo, el impacto aceleró su formación. Con todo, opina el científico, las pruebas definitivas de la hipótesis del impacto descansan aún bajo tierra, en antiguas rocas que están a la espera de futuras expediciones científicas que las desentierren. http://www.abc.es/20100827/ciencia/crater-antartida-201008271025.html
ABC, martes 24 de agosto de 2010 Un nuevo agujero solar amenaza a la Tierra Una espectacular imagen del Sol muestra cambios en su corona que pueden ser peligrosos para nuestro planeta J. DE Jorge / madrid | Desde hace unos meses, los científicos vienen advirtiendo de que el Sol ha despertado de un largo letargo y de que se prepara para una fase de intensa actividad jamás conocida hasta la fecha. Estos movimientos solares provocan explosiones que, si llegan al suficiente grado de violencia, pueden dejar frita nuestra red eléctrica y desbaratar los sistemas de comunicaciones y de navegación por satélite. Ya se han registrado algunas de estas erupciones con una fuerza inusitada, aunque sólo han sido una advertencia. Ahora, una nueva e impresionante imagen del astro rey obtenida por la sonda de la NASA denominada Observatorio de Dinámica Solar (SDO, por siglas en inglés), muestra algo muy poco tranquilizador, un agujero en la corona solar, una zona donde el campo magnético se abre y permite que el viento solar se escape. Este agujero está girando hacia la Tierra, lo que podría producir una tormenta geomagnética que llegue a afectarnos. Impresionante imagen de los campos magnéticos del Sol. NASA
Esta nueva imagen del Sol fue obtenida el pasado 20 de agosto mediante un instrumento para obtener imágenes heliosísmicas magnéticas (HMI) con el que está equipado la sonda SDO. Las líneas de campo magnético están codificadas por colores: las blancas muestran los campos magnéticos que están cerrados -es decir, que no sueltan viento solar- y las líneas doradas los campos abiertos, aquellos que sí lo dejan escapar. Para los científicos, la comprensión de este mecanismo resulta muy importante, ya que creen que las tormentas solares están provocadas por los cambios en la estructura y las conexiones de estos campos. Los agujeros de la corona son vastas regiones menos densas y más frías que las áreas que las rodean. El agujero permite un flujo constante de alta densidad del plasma y se provoca un aumento en la intensidad de los efectos del viento solar en la Tierra cuando un agujero de este tipo de enfrenta a nuestro planeta. http://www.abc.es/20100824/ciencia/amenaza-gran-tormenta-solar-201008241107.html
ABC, jueves 19 de agosto de 2010 Mercurio y Venus, arrollados por la última tormenta solar Los efectos de dicho fenómeno se pudieron ver en la Tierra el pasado 4 de agosto JOSÉ MANUEL NIEVES / MADRID | El vídeo que aparece sobre estas líneas habla por sí solo. ¿Recuerdan la eyección de masa coronal que alcanzó la Tierra a principios de agosto? Se debió a una erupción solar de clase C3 (que no es de las más violentas), y originó una masa de partículas ionizadas que llegó a nuestro planeta el pasado 4 de agosto, a primeras horas de la mañana. En su camino hasta aquí, sin embargo, la inmensa nube de partículas eyectadas por el Sol impactó contra Mercurio y Venus, los dos planetas más próximos al astro rey. Aquí, en la Tierra, que está protegida por un escudo magnético, la eyección de masa coronal se limitó a causar espectaculares auroras en ambos polos. Pero Mercurio y Venus fueron literalmente arrasados por la nube y la violencia de la tormenta solar, que liberó toda su energía sobre ambos mundos. No resulta extraño, desde luego, que en ninguno de ellos haya podido desarrollarse la vida. Las dos imágenes del vídeo fueron tomadas por los dos satélites de la misión STEREO, cuyo principal objetivo es precisamente el de estudiar el Sol. Así, combinando la acción de ambas naves, los científicos pueden observar un mismo fenómeno desde dos puntos de vista diferentes y seguir, como muestran las imágenes, la explosión solar avanzando a través del espacio y arrollando literalmente a Mercurio y Venus. Ver vídeo en http://www.youtube.com/watch?v=OTSJqTMm8HA&feature=player_embedded http://www.abc.es/20100819/ciencia/mercurio-venus-tormenta-solar-201008191622.html
ABC, lunes 26 de julio de 2010 ¿Vivimos dentro de un agujero negro? Científicos se toman muy en serio la inquietante posibilidad de que el Universo esté dentro de un devorador de materia josé manuel nieves / madrid | Es una inquietante posibilidad que, sin embargo, algunos científicos se están tomando muy en serio. La idea de que todo nuestro Universo podría estar dentro de un agujero negro es una conclusión que se basa en una modificación de las ecuaciones de la relatividad general de Einstein, esas que explican, entre otras cosas, lo que sucede en el interior de uno de estos devoradores espaciales de materia. Un universo puede existir dentro de cada agujero negro. ABC.
A partir de un detallado análisis del movimiento de las partículas que entran en un agujero negro, Nikodem Poplawski, de la Universidad de Indiana, ha llegado a la conclusión de que, en realidad, existe todo un universo dentro de cada agujero negro. Su teoría acaba de publicarse en Physics Letters y ha sido recogida por New Scientist. "Pudiera ser -dice Poplawski- que los grandes agujeros negros que hay en en centro de la Vía Láctea y de otras galaxias sean, en realidad, puentes hacia otros universos". Si la hipótesis se revela correcta, nada nos impide pensar que también el universo en que vivimos se encuentra, en realidad, dentro de un agujero negro. Según las teorías de Einstein, en el interior de cada agujero negro existe una "singularidad", una región de espacio en la que la densidad de la materia tiende a infinito. La enorme fuerza de gravedad de ese condensado ultradenso de materia es tal, que ni siquiera la luz puede escapar de él. Por eso, para nosotros esos objetos son "negros", porque no emiten luz y no podemos verlos, ni obtener, en teoría, ninguna clase de información procedente de su interior. Sin embargo, y dado que nunca ha podido comprobarse directamente, la Física no tiene del todo claro lo que es realmente una singularidad. ¿Un simple punto de densidad infinita o una especie de irregularidad matemática? Por desgracia, igual que la materia misma, también todas nuestras ecuaciones se "rompen" cuando intentan explicar lo que sucede dentro de un agujero negro. La propiedad de la «torsión» Pero una sutil modificación en las ecuaciones originales de Einstein puede dar unos resultados completamente distintos. Y eso es precisamente lo que ha hecho Poplawski. Para su análisis, el científico se basó en la variante Einstein- Cartan- Kibble- Sciama (más conocida por las iniciales de los cuatro investigadores, ECKS). A diferencia de las ecuaciones de Einstein, el modelo ECKS tiene en cuenta el espín (o momento angular) de las partículas elementales. Lo que permite calcular una propiedad de la geometría del espacio tiempo que los físicos llaman "torsión". Cuando la densidad de la materia alcanza proporciones enormes dentro de un agujero negro (del orden de 10 elevado a 50 kg por metro cúbico), la torsión se manifiesta como una fuerza que se opone a la gravedad, lo que impide a la materia seguir comprimiéndose indefinidamente en pos de la densidad infinita. Lo que significa, en pocas palabras, que no hay singularidad. En su lugar, asegura Poplawski, la materia "rebota" y empieza de nuevo a expandirse.
Con estas premisas, el científico ha aplicado ahora sus ideas para realizar un modelo del comportamiento del espacio-tiempo dentro de un agujero negro en el instante en que éste empieza a "rebotar". Se podría entender el fenómeno pensando en lo que sucede cuando ejercemos presión sobre un muelle: al soltarlo, rebota con fuerza y vuelve a estirtarse. De la misma forma, opina Poplawski, al principio la gravedad es más fuerte que la fuerza repulsiva de torsión, y por lo tanto empieza a comprimir la materia; pero la repulsión se va haciendo cada vez más y más fuerte hasta que la materia deja de colapsar y rebota, expandiéndose de nuevo. En otro universo Los cálculos del físico muestran que el espacio-tiempo en el interior de un agujero negro se expande cerca de 1,4 veces su tamaño mínimo en apenas 10 elevado a -46 segundos, lo que es una cantidad inimaginablemente corta de tiempo (uno partido por uno y 46 ceros). Y es, según Poplawski, precisamente este rapidísimo rebote lo que dio origen a la expansión del universo que podemos observar en la actualidad. Pero, ¿cómo podemos saber si efectivamente estamos o no viviendo dentro de un agujero negro? Si Poplawski tuviera razón, ninguno de nosotros estaría viviendo dentro de lo que consideramos "nuestro" universo, sino en el interior de un agujero negro que estáría en "otro" universo diferente. Y para comprobarlo no tenemos más que medir si existe una "dirección preferida" en nuestro propio universo. Un agujero negro en rotación, en efecto, transmite una parte de su espín al espacio-tiempo que hay en su interior, lo que conlleva una violación de la simetría que une el espacio con el tiempo. Y se da la circunstancia de que, en lo que consideramos como nuestro universo, esa rotura de simetría ha dejado una pista: la forma en que los neutrinos oscilan entre sus formas de materia y de antimateria. ¿Demasiado retorcido? Puede ser, pero desde luego la idea sirve para obtener algunas respuestas que hasta ahora nos estaban vedadas. Sólo el futuro, y nuevas investigaciones, nos dirán si Poplawski tiene, o no, razón. http://www.abc.es/20100726/ciencia/vivimos-dentro-agujero-negro-201007261132.html
ABC, viernes 23 de julio de 2010 Descubren la huella más perfecta de un meteoro jamás vista en la Tierra El cráter de 45 metros fue causado por un objeto espacial que se precipitó sobre el desierto de Egipto hace miles de años ABC / madrid | Un círculo perfecto de 45 metros en medio del desierto del Sahara, en el sur de Egipto. Los científicos no daban crédito cuando descubrieron el cráter Kamil, la que puede ser la huella de un meteoro mejor conservada jamás vista en la Tierra. Se trata de algo excepcional porque estas «muescas» rara vez se encuentran, y cuando aparecen, están muy deterioradas por los cambios geológicos y el paso del tiempo. Pero este cráter es tan magnífico que se parece a los que permanecen intactos en la superficie de la Luna o de Marte. La investigación, dirigida por Luigi Folco, experto en meteoritos de Museo Nacional de la Antártida en Siena (Italia) aparece publicada en la revista Science.
Investigadores trabajan en el cráter Kamil. MNA.
Imagen de ojo de pez del cráter de 45 metros de diámetro. MNA.
MNA
El cráter Kamil fue visto por primera vez en fotografías por satélite mostradas en Google. Por su forma, los investigadores creen que fue causado por el impacto de un meteorito de hierro más bien pequeño, de 1,3 metros de diámetro, que se precipitó a casi 11.800 kilómetros por hora en el desierto del Sahara hace miles de años. El agujero conserva gran parte de su estructura e incluso pueden apreciarse los rayos del material eyectado cuando la roca espacial se empotró violentamente contra el terreno. Los investigadores viajaron hasta Egipto para comprobar el hallazgo. Según explican, el cráter, por sus excelentes condiciones de conservación, puede ser una estupenda fuente de información sobre este tipo de fenómenos. En la Tierra, existen 175 cráteres de impacto confirmados. El último del que se ha tenido noticia antes del de Egipto es el de Wembo Nyama, descomunal, escondido en el corazón de la República Democrática del Congo, en el centro de África. El agujero tiene entre 36 y 46 kilómetros de ancho y, según el grupo de científicos también italianos que se dedicó estudiarlo, fue provocado, casi con toda seguridad, por el impacto de un gran asteroide hace millones de años. Sólo 25 cráteres en todo el mundo son mayores que el del Congo. Objetos espaciales como el que ha causado el agujero del Sahara, del tamaño de un frigorífico o una lavadora, se precipitan en la atmósfera prácticamente todos los meses, lo que ocurre es que la mayoría se quema antes de alcanzar el suelo. Además, muchos estallan sobre el océano o zonas inhabitadas del planeta, por lo que nos pasan desapercibidos. http://www.abc.es/20100723/ciencia/crater-lunar-mitad-desierto-201007231112.html
ABC, viernes 23 de julio de 2010 Unas esquivas «bolas espaciales» aparecen en otra galaxia Se trata de moléculas de carbono conocidas como «buckybolas» que nunca antes habían sido vistas fuera de nuestro planeta abc / madrid | Se llaman «buckybolas» y nunca antes habían sido vistas en el espacio. Se trata de unas moléculas de carbono en forma de balón de fútbol que fueron vistas por primera vez en laboratorio hace 25 años, pero que nunca habían sido detectadas más allá de la atmósfera y cuya existencia ahí arriba, aunque se sospechaba, ha supuesto una auténtica sorpresa. Ahora, el telescopio espacial Spitzer de la NASA las ha descubierto flotando en una nebulosa planetaria conocida como Tc 1. La revista Science publica un artículo sobre el descubrimiento.
El telescopio Spitzer ha detecado las «buckybolas» en el espacio. NASA-JPL / Caltech
El profesor japonés Eiji Osawa predijo la existencia de las «buckybolas» en 1970, pero no se observaron hasta quince años después en laboratorio. Desde entonces, estas moléculas se han encontrado en el hollín de las velas, capas de rocas y meteoritos, pero habían sido muy esquivas en el espacio. Llamadas así porque recuerdan a las cúpulas geodésicas del arquitecto Buckminster Fuller, las «buckybolas» son «las moléculas más grandes conocidas en el espacio», asegura el astrónomo Jan Cami, de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá. «Estamos emocionados porque tienen propiedades únicas que las hacen importantes para todo tipo de procesos químicos y físicos que tienen lugar en el espacio», explica. Estos fenómenos están compuestos de 60 átomos de carbono ordenados en estructuras esféricas tridimensionales y son una fotocopia del clásico balón de fútbol. Curiosamente, los científicos también encontraron a unas primas de las «buckybolas», bautizadas como C70, que tienen forma de balón de rugby. Posiblemente, las «buckybolas» reflejan una etapa corta de la vida de la estrella de la nebulosa planetaria en la que se encuentra, cuando desprende grandes cantidades de material rico en carbono. Los científicos reconocen que las descubrieron gracias a un golpe de suerte, ya que dentro de unos años pueden estar demasiado frías para ser detectadas. En la Tierra, el estudio de estas moléculas se aplica a la investigación en fármcos y tecnologías superconductoras. http://www.abc.es/20100723/ciencia/descubren-unas-bolas-espaciales-201007231741.html
ABC, jueves 22 de julio de 2010 El oscuro secreto del Sol Gran cantidad de materia oscura, uno de los mayores enigmas del Universo, puede esconderse en el corazón de nuestra estrella JOSÉ MANUEL NIEVES / MADRID | ¿Guarda el corazón del Sol el secreto de la materia oscura? Un equipo de científicos de la Royal Holloway University de Londres cree que sí, que en el interior de nuestra estrella particular se esconde una gran cantidad de materia oscura. Y que esa materia es, precisamente, la responsable de un descenso en la temperatura del núcleo solar. La materia oscura puede cambiar la temperatura del núcleo solar. ABC.
El estudio, liderado por el doctor en Física Stephen West, analiza la posibilidad de que partículas de materia oscura hayan quedado "atrapadas" en el centro del Sol y, de ser así, los efectos que tendrían en la dinámica solar y sus propiedades. "La materia oscura -explica West- constituye más del 80% de la masa total del Universo. Sabemos que la materia oscura existe, pero hasta ahora nunca ha sido producida en laboratorio u observada directamente en experimento alguno, razón por la que tenemos muy poca información sobre lo que realmente es. Por eso es importante que exploremos todas las formas posibles de probar su naturaleza, y el Sol puede ofrecernos un laboratorio inesperado para hacerlo". Se piensa que la materia oscura forma un halo que rodea la Vía Láctea y, dado que el Sol se mueve alrededor de nuestra galaxia, debería estar sufriendo las consecuencias de un "viento de materia oscura" a medida que se desplaza a través de ese halo. Algunas de las partículas de materia oscura, por lo tanto, podrían chocar con alguno los elementos que hay en el Sol y ser capturados por su gravedad. Lo cual nos lleva a la posibilidad de que las partículas de materia oscura se estén acumulando en el interior del Sol. Experimentos en el LHC Las simulaciones realizadas por los investigadores muestran que el efecto de esa acumulación es una reducción de la temperatura del núcleo solar. Las partículas de materia oscura, en efecto, pueden absorber el calor del núcleo y transferirlo hasta las capas superficiales de la estrella, enfriando así su centro. Este cambio de temperatura afectaría al número de neutrinos residuales de las reacciones nucleares del interior del Sol. Los científicos esperan que, examinando de cerca esos neutrinos, se pueda obtener información sobre las temperaturtas del núcleo y también sobre el papel que la materia oscura desempeña en la física solar. "El siguiente paso -añade West- es observar más de cerca y comprobar si realmente se producen las variaciones previstas en el número de neutrinos producidos por el Sol como consecuencia de la materia oscura presente en el núcleo". En el LHC, el gran acelerador europeo de partículas, ya están planeando realizar experimentos que ayuden a probar la existencia de esta clase de materia oscura. http://www.abc.es/20100722/ciencia/oscuro-secreto-201007221109.html
ABC, jueves 17 de junio de 2010 La NASA advierte de los efectos devastadores de una gran tormenta solar Destrozaría nuestros sistemas de energía y comunicaciones y sus efectos serían veinte veces más catastróficos que los del huracán Katrina Una impresionante erupción solar ocurrida el pasado abril. NASA
abc / madrid | «La Tierra y el espacio están a punto de entrar en contacto de una forma que es nueva en la historia de la Humanidad». Expertos de la NASA han vuelto a advertir del peligro que puede suponer para la Tierra la explosión de una única y gran tormenta espacial, generada a más de 150 millones de kilómetros de distancia, sobre la superficie del Sol. Una actividad solar en extremo intensa -en los próximos años se esperan niveles cada vez mayores- causaría un desastre sin precedentes. Nuestros sistemas energéticos y de comunicaciones quedarían gravemente dañados por el alcance del plasma solar y nuestro cómodo sistema de vida occidental, que descansa más que nunca sobre la tecnología, se vendría abajo como un castillo de naipes. No es la primera vez que la NASA realiza esta advertencia. Hace dos años, hizo público un estudio en el que incluso predecía millones de muertos en 2012 si el Sol descargaba su «tormenta perfecta». Investigadores, legisladores y políticos norteamericanos se han reunido estos días en Washington para perfeccionar el enfoque en la protección de infraestructuras críticas. El objetivo final es mejorar la capacidad del ser humano para prepararse, mitigar y responder a fenómenos meteorológicos del espacio potencialmente devastadores. «Creo que estamos en una nueva era en la que el clima espacial puede ser tan influyente en nuestra vida cotidiana como el clima terrestre común», afirma Richard Fisher, jefe de la División Heliofísica de la NASA. 20 veces peor que el «Katrina» «El Sol está despertando de un profundo sueño y en los próximos años esperamos ver niveles mucho más altos de actividad solar. Al mismo tiempo, nuestra sociedad tecnológica ha desarrollado una sensibilidad sin precedentes a las tormentas solares», expone el especialista. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS) hizo público el problema hace un par de años en un importante estudio financiado por la agencia espacial norteamericana. Reflejaba un panorama desolador. La civilización del siglo XXI se sustenta sobre sistemas de alta tecnología. Pero estas redes inteligentes de energía, la navegación GPS, el control del transporte aéreo o los sistemas de comunicaciones puede ser eliminados por una intensa rabieta solar. Un fenómeno de este tipo podría causar daños económicos veinte veces más fuertes que el huracán Katrina. A pesar de todo, hay una respuesta. La NASA cree que gran parte del daño puede ser mitigado si se conoce con la mayor exactitud posible la llegada de una tormenta, con acciones que, por ejemplo, protegan los satélites o desconectando los transformadores. Para ello, sondas de la agencia espacial, entre ellas STEREO, ACE y SDO, proporcionan información actualizada al minuto sobre lo que está sucediendo en el Sol. SDO (Observatorio de Dinámica Solar) es la última incorporación a la flotilla. Lanzada en febrero, es capaz de fotografiar las regiones solares activas con una resolución espectral sin precedentes. Ahora, los científicos pueden observar las erupciones con gran detalle. http://www.abc.es/20100614/ciencia/nasa-advierte-tormenta-solar-201006141840.html
ABC-Ciencia, jueves 10 de junio de 2010 Mercurio, Marte y Venus, ¿Impacto contra la Tierra? De Jose Manuel Nieves | Nuestro sistema solar es un lugar complejo y aparentemente tranquilo, aunque sus orígenes y su naturaleza no lo sean en absoluto. Durante sus cinco mil millones de años de existencia, la acción continuada de poderosas fuerzas e interacciones gravitatorias entre los distintos mundos que lo componen, además de un buen puñado de eventos catastróficos, han ido modelando un sistema estable y cuyos movimientos, incluso muy a largo plazo, resultan relativamente fáciles de predecir por parte de los astrónomos. Hoy, es posible calcular órbitas y posiciones planetarias con una extraordinaria precisión, incluso con varios millones de años de adelanto. Conocemos también los efectos que han tenido en todos los miembros del sistema acontecimientos pasados de extraordinaria violencia, como la colisión, hace más de 3.500 millones de años, de la Tierra con un cuerpo de las dimensiones de Marte y cuyo resultado fue la formación de la Luna. Y por último somos también capaces de calcular cómo la gravedad de unos planetas puede modificar, lenta pero constantemente, las trayectorias orbitales de los demás. Y desviarlas incluso hasta el punto de hacer que choquen unos contra otros. Sea como fuere, ninguno de los cálculos realizados hasta ahora permite sospechar que la realidad que vemos a nuestro alrededor vaya a cambiar para peor en un largo, larguísimo, periodo de tiempo. Sin embargo, las huellas de la inestabilidad de la que nació nuestro sistema solar siguen ahí, como semillas en estado de hibernación y a la espera de que se den las condiciones para germinar. Así lo demuestra esta semana en Nature una compleja simulación numérica realizada por los investigadores Jacques Laskar y Mickael Gastineau, del Observatorio de París. De hecho, esas pequeñas desviaciones orbitales tienen la sorprendente capacidad, por ejemplo, de conducir a la Tierra a una colisión directa con Mercurio, Venus o Marte. Aunque eso, según los científicos, no debe preocuparnos, ya que sucedería dentro de varios miles de millones de años.
Los estudios anteriores sobre las trayectorias orbitales de los planetas de nuestro entorno se han basado, hasta ahora, en simulaciones estadísticas obtenidas a partir de los datos y las ecuaciones conocidas sobre el movimiento de los planetas. Ecuaciones que, sin embargo, no sirven cuando se aplican a un mundo que está a punto, o cercano, a una gran colisión. Pero Laskar y Gastineau han utilizado un nuevo modelo de movimiento planetario. Uno que contempla también las interacciones globales de todo el sistema solar, que tiene en cuenta los efectos predichos por la relatividad general y que es capaz de realizar proyecciones para los próximos cinco mil millones de años. Las simulaciones se han realizado sobre 2.501 posibles escenarios. Y veinticinco de ellos (es decir, un 1%), llevaban inevitablemente a una alteración de la órbita de Mercurio, que en uno de los casos le conducía a un impacto directo contra la Tierra. Otro de los escenarios muestra cómo, dentro de tres mil millones de años, las órbitas de Marte y de la Tierra pasarán a sólo 794 kilómetros de distancia la una de la otra. Y otros cinco tienen como resultado una violenta expulsión del Planeta Rojo de nuestro sistema solar. Por lo menos en doscientos de los escenarios estudiados se produce una gran colisión entre planetas. Y en 48 de ellos uno de los mundos afectados es la Tierra...
http://www.abc.es/blogs/nieves/stampa.asp?articolo=1283
ABC, miércoles 9 de junio de 2010 ¿Quién está respirando el hidrógeno de Titán? Podrían ser las primeras pruebas fiables de una forma de vida extraterrestre josé manuel nieves / madrid | Podrían ser las primeras pruebas fiables de una forma de vida extraterrestre. Una muy diferente de la nuestra, basada en el metano y que estaría en pleno desarrollo sobre la superficie de Titán, la enigmática luna de Saturno. O por lo menos eso es lo que sugieren dos nuevos estudios realizados a partir de los últimos datos obtenidos sobre el terreno por la sonda Cassini, de la NASA. La superficie de Titán ha sido estudiada por la sonda Cassini de la NASA.
Los resultados de dos nuevos análisis de la compleja actividad química que tiene lugar sobre la superficie de Titán han dejado a los científicos con la boca abierta. Y, aunque serían posibles otras explicaciones, son muchos los que creen firmemente que esos resultados constituyen una prueba fehaciente de que en esa luna de Saturno existe, en estos momentos, alguna forma de vida basada en el metano. Los nuevos análisis, en efecto, demuestran que se están cumpliendo dos condiciones esenciales para que este tipo de vida pueda existir. El primero de los dos estudios, publicado en la revista «Icarus», muestra que el hidrógeno que fluye en abundancia en la atmósfera del planeta desaparece casi por completo cuando llega a la superficie, lo que apunta a la inquietante posibilidad de que esté siendo "respirado" por criaturas vivientes. El segundo, publicado en el «Journal of Geophysical Research», es un detallado "mapa" de los hidrocarburos presentes en la superficie de Titán. Un mapa en el que, de una manera inexplicable, falta el acetileno, un gas que casualmente está considerado como la mejor fuente de alimento y energía para una hipotética forma de vida basada en el metano. "Sugerimos que algo está consumiendo el hidrógeno porque es el gas más obvio para ser consumido por una forma de vida en Titán, de la misma forma en que se consume oxígeno en la Tierra", asegura Chris McKay, astrobiólogo de la NASA en el centro espacial Ames. "Si estos indicios confirman la presencia de vida, será doblemente excitante, ya que sería una forma nuevas de vida, independiente de la basada en el agua que existe en la Terra". Vivir en metano Hasta el momento, la existencia de vida basada en el metano es algo puramente hipotético. En efecto, los científicos no han encontrado aún nada parecido, y ello a pesar de que aquí, en nuestro planeta, existe un curioso tipo de microbios acuáticos que viven en metano o que lo generan como desecho. En Titán, donde las temperaturas superan los 180 grados bajo cero, un organismo basado en el metano debería de usar alguna sustancia en estado líquido para llevar a cabo sus procesos vitales. Aunque esa sustancia, allí, no sería el agua, ya que la que existe está en forma de hielo y no podría albergar vida alguna. Lo que reduce la lista de líquidos candidatos a uno sólo, el metano.
Los nuevos hallazgos sobre la escasez de hidrógeno superficial son, pues, consistentes con los efectos medibles que produciría en Titán una forma de vida basada en el metano. Es cierto que esas reservas que nuestros instrumentos no logran detectar podrían estar ocultas en cavernas u otras formaciones geológicas, pero tal extremo parece demasiado rebuscado y poco probable. La explicación más lógica y que mejor concuerda con los resultados es que el hidrógeno que falta está siendo respirado por alguna forma de vida. Moléculas orgánicas Y lo mismo sucede con el acetileno. Dadas las condiciones extremas de Titán, los rayos del Sol deberían reaccionar con los elementos químicos de la superficie y producir una cantidad considerable de este gas altamente energético e inflamable. Pero el acetileno no aparece por ninguna parte, lo que refuerza la hipótesis de que esté siendo "consumido" como alimento por organismos vivos. Para colmo, el espectrómetro de la Cassini también ha detectado una clase de moléculas orgánicas que los científicos aún no han sido capaces de identificar. Lo que ha llevado a los investigadores a concluir que existe allí una (o varias) formas de vida que son directamente responsables de las misteriosas ausencias de elementos químicos sobre la superficie. http://www.abc.es/20100609/ciencia/quien-esta-respirando-hidrogeno-201006091657.html
ABC, martes 08 de junio de 2010 Así se produjo el brutal choque que formó la Tierra y la Luna Sucedió más tarde de lo que hasta ahora se estimaba, cuando dos planetas del tamaño de Marte y Venus colisionaron en menos de 24 horas La colisión entre una Proto-Tierra y Theia, de donde la Tiera y la Luna fueron creados hace unos 4.500 millones de años.
ABC.es | MADRID | La Tierra y la Luna fueron creadas como resultado de una colisión gigante entre dos planetas del tamaño de Marte y Venus. Hasta ahora se pensaba que sucedió cuando el Sistema Solar tenía unos 30 millones de años, aproximadamente hace 4.537 millones de años. Pero una nueva investigación del Instituto Niels Bohr sugiere que la Tierra y la Luna aparecieron mucho más tarde, quizás hasta 150 millones de años después de la formación del sistema solar. Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista científica Earth and Planetary Science Letters. "Hemos determinado las edades de la Tierra y la Luna usando isótopos de tungsteno, que puede revelar si los núcleos de hierro y sus superficies de piedra fueron mezclados durante la colisión", explica Tais W. Dahl, que realizó la investigación como proyecto de su tesis en Geofísica en el Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague en colaboración con el profesor David J. Stevenson, del Instituto de Tecnología de California (Caltech). La Tierra y la Luna son el resultado de una colisión entre dos gigantescos planetas del tamaño de Marte y Venus. Los dos planetas chocaron en un momento en que ambos tenían un núcleo de metal (hierro) y un manto de silicatos que los rodea (roca). Pero, ¿cuándo y cómo sucedió? La colisión tuvo lugar en menos de 24 horas y la temperatura de la Tierra fue tan alta (7000 C), que tanto roca como metal se fundieron en la turbulenta colisión. Hasta ahora se pensaba que la roca y el hierro se mezclaron completamente durante la formación del planeta y, por tanto, la conclusión era que la Luna se formó cuando el Sistema Solar etnía unos 30 milones de años. Pero la nueva investigación muestra algo totalmente diferente. La edad de la Tierra y la Luna se puede fechar mediante el examen de la presencia de ciertos elementos en el manto terrestre. Hafnio-182 es una sustancia radiactiva, que se descompone y se convierte en el isótopo de tungsteno-182. Los dos elementos tienen propiedades químicas muy diferentes y, aunque los isótopos de tungsteno prefieren adherirse a los metales, los de hafnio prefiere los silicatos, es decir, la roca. 60 millones de años Se tarda entre 50 y 60 millones de años para que todo el hafnio se degrade y se convierta en tungsteno. Durante la colisión que formó la Luna casi todo el metal se hundió en el núcleo de la Tierra. "Hemos estudiado a qué temperatura metal y roca se funden en el curso de colisiones de formación planetaria. Usando modelos de cálculo dinámico de la turbulenta mezcla de roca líquida y masas de hierro se ha encontrado que los isótopos de tungsteno de la formación temprana de la Tierra permanecen en el manto rocoso" , explica Tais W. Dahl, Niels Bohr Institute de la Universidad de Copenhague. Los nuevos estudios implican que la colisión de formación de la Luna se produjo después de que todo el hafnio se había deteriorado por completo en tungsteno. "Nuestros resultados muestran que el núcleo de metal y roca no es capaces de emulsionar en estas colisiones entre planetas que son mayores de 10 kilómetros de diámetro, por lo que la mayoría del núcleo de hierro de la Tierra (80-99%) no fue removido de tungsteno a partir del material rocoso en el manto durante la formación, explica Tais W. Dahl. El resultado
de la investigación significa que la Tierra y la Luna deben haberse formado mucho más tarde de lo que se pensaba anteriormente. http://www.abc.es/20100608/ciencia-tecnologia-espacio-sistema-solar/produjo-gran-choque-formo-201006081423.html
ABC, lunes 3 de mayo de 2010 Los científicos responden a Hawking: no hay que temer a los extraterrestres Stephen Hawking / ABC
JOSÉ MANUEL NIEVES | MADRID | Las declaraciones de Stephen Hawking sobre las nefastas consecuencias que podría tener para nosotros un encuentro con una civilización extraterrestre avanzada siguen provocando reacciones. Esta vez le toca el turno a otros científicos de relieve, que se preguntan cómo exactamente podría producirse una invasión de seres de otro mundo. Con todas las salvedades y aplicando criterios puramente lógicos, concluyen que, sencillamente, a los aliens no les merecería la pena el esfuerzo. Pero veamos. La raza humana ha sufrido ya, en la ficción, numerosos ataques procedentes del espacio. En libros y películas hemos sido secuestrados, usados para crueles experimentos, devorados, esterilizados, desintegrados y hasta convertidos en abono para adaptar nuestro planeta a los nuevos inquilinos que pretenden dominarlo. Y las opiniones expresadas por Hawking refuerzan, en cierto modo, ese miedo colectivo. «Sólo debemos mirarnos a nosotros mismos para ver cómo la vida inteligente puede convertirse en algo que no quisiéramos conocer», dijo el científico británico, quien añadió además que «si los extraterrestres nos llegan a visitar, creo que el resultado sería muy parecido a como cuando Cristóbal Colón llegó a América, lo que no terminó muy bien para los indígenas. Imagino que habiendo utilizado todos los recursos en su planeta natal, esas civilizaciones extraterrestres avanzadas se volverían nómadas, buscando conquistar y colonizar cualquier planeta que pudieran alcanzar». Otros científicos, sin embargo, no están en absoluto de acuerdo con estas opiniones. Se trata de investigadores que, como el propio Hawking, han dedicado sus vidas a estudiar la física y el Universo, y que han dedicado mucho tiempo a analizar las diferentes formas en que se desarrollaría un contacto con una hipotética civilización de otro mundo. El resultado, según ellos, es que no tenemos nada que temer. "En las películas -asegura Seth Shostak, investigador del programa SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestrelos aliens sólo vienen a la Tierra por dos razones: o bien para encontrar algún recurso del que no disponen en su propio planeta, o bien para utilizarnos para algún oscuro experimento de reproducción". Dos escenarios que apuntan directamente a dos de nuestros miedos más ancestrales: perder los recursos necesarios para sobrevivir y nuestra capacidad para reproducirnos. Buenas pretensiones Sin embargo, opina Shostak, no resulta lógico pensar que los aliens, en caso de venir aquí, pretendan hacer alguna de esas dos cosas. Los viajes espaciales son algo muy costoso y requieren de una enorme cantidad de recursos, seas del planeta que seas. "Cualquier cosa que nosotros tengamos aquí, ellos podrían encontrarla en el lugar donde viven. Y en el caso de que en la Tierra haya algún recurso que no exista en su planeta natal, seguramente habría una forma más fácil de conseguirlo que la de venir aquí a invadirnos". Además, opina el científico, si una civilización extraterrestre está lo suficientemente avanzada como para hacer viajes interestelares, resulta lógico pensar que también dispondrán de máquinas y robots muy sofisticados. Y que serían esos robots, y no ellos personalmente, los que llegarían hasta nuestro planeta. Tampoco David Morrison, director del centro de investigación espacial Ames, de la NASA, está de acuerdo con las afirmaciones de Stephen Hawking. Para él, cualquier contacto con extraterrestres resulta altamente
improbable. Pero si se produjera, sería en forma de ondas de radio enviadas de una civilización a otra. "Nosotros estamos a la escucha de esas señales de radio -afirma Morrison- Y podemos asumir que cualquier civilización de la que recibamos señales de radio estará más avanzada que nosotros". La razón es que nuestra especie sólo dispone de la tecnología necesaria para escuchar y emitir ondas de radio desde hace apenas un siglo, lo cual supone que nuestra señales, viajando a la máxima velocidad posible (la de la luz, a 300.000 km por segundo), apenas si han cubierto una distancia de cien años luz. Un Ejército cansado Pero si nos llega una señal de radio alienígena desde un lejano planeta que esté a cientos, o a miles de años luz de distancia, la civilización que la he emitido tiene por fuerza que ser más avanzada que la nuestra, ya que fueron capaces de emitir la señal hace ya cientos o miles de años. Y Morrison duda que una civilización así de avanzada venga hasta aquí con la sola intención de hacernos daño. "Si una civilización ha podido perdurar a lo largo de cientos o de miles de años -razona Morrison- es casi seguro que habrá conseguido resolver los problemas que tenemos nosotros. O por lo menos así lo espero". Incluso en el peor de los casos, es decir, que los extraterrestres existan, nos hayan localizado y hayan viajado hasta aquí, no parece probable que envíen todo un ejército y los pertrechos necesarios para lanzar un ataque contra la Tierra. O por lo menos eso es lo que piensa el reputado escritor de ciencia ficción Jack McDevitt. "Imagine lo que significa reunir toda una fuerza de invasión, y sólo para apilarlos en contenedores durante largos años para hacerlos llegar hasta aquí", afirma el novelista. A pesar de que el contacto entre humanos y alienígenas es uno de los temas más recurrentes de sus obras, McDevitt no cree que un encuentro así pueda producirse fácilmente. Llevaría una enorme cantidad de tiempo para cualquier civilización llegar hasta la Tierra, y "cualquiera que sea capaz de llevar a cabo esa proeza no querría utilizar todas sus fuerzas para esa tarea. Tenemos problemas mucho mayores de los que preocuparnos", asegura. http://www.abc.es/20100430/ciencia-tecnologia-espacio/cientificos-responden-hawking-temer-201004301047.html
ABC, jueves 29 de abril de 2010 28 formas de contactar con los extraterrestres A pesar de la seria advertencia de Stephen Hawking, la NASA estudia nuevas misiones para intentar encontrar vida fuera de la Tierra Diseño de una placa transportada por la sonda Pioner 10 con la descripción del ser humano / AFP
ABC.es | MADRID | El célebre científico Stephen Hawking advertía hace tan sólo unos días de los peligros de contactar con una civilización extraterrestre, una situación que, a su juicio, la humanidad debe evitar a toda costa. La NASA parece haber hecho oídos sordos al consejo y acaba de anunciar que está analizando 28 propuestas de misiones para buscar vida fuera de nuestro planeta. Y ni siquiera muy lejos, en el vecindario del Sistema Solar. «La búsqueda de vida extraterrestre es clave en la exploración del Sistema Solar», ha asegurado Steve Squyres, científico planetario de la Universidad de Cornell en Nueva York y presidente de un comité de la Academia Americana de las Ciencias, encargada de formular recomendaciones para la investigación de la agencia espacial norteamericana. Los científicos han comenzado a investigar 28 proyectos que van desde una nave espacial robótica dirigida a Mercurio hasta sondas que viajen a los confines de nuestro sistema planetario. Uno de las proyectos más ambiciosos es el de intentar traer a la Tierra muestras de suelo marciano. La misión, descrita como «muy compleja», consistiría en enviar un robot a Marte para recolectar muestras del suelo que luego otra nave traería de vuelta. «Estas muestras podrían revelar las formas de vida que han existido o que existen actualmente» en el Planeta rojo, ha explicado Squyres, que también ha trabajo en el proyecto de los famosos y eficaces rovers Spirit y Opportunity, durante una conferencia en Texas. Uno de los objetivos es analizar los vastos campos de yeso que cubren gran parte de la superficie del planeta, donde quizás puedan aparecer fósiles de organismos vivos, como se han preservado en el Meditarráneo. Otro de los objetivos de la misión a Marte es la búsqueda del origen del misterioso metano en la atmósfera marciana, que algunos apuntan a que pueda ser orgánico. Europa, una luna de Júpiter que puede tener un océano de agua líquida bajo su corteza de hielo, es otro de los objetivos donde los científicos han puesto el ojo. La idea es enviar una sonda robótica, equipada con un radar de penetración del terreno, para desentrañar el enigma. Titán y Encelado, lunas de Saturno, también están en la lista de lugares de explorar. «¿Vamos a escondernos?»Obviamente, las misiones descritas hasta ahora buscan rastros de vida microbiana o algo similar. En cuanto al ratreo de seres inteligentes, la NASA ya ha intentado en numerosas ocasiones hacer contacto... con muy pobres resultados. La única posible respuesta obtenida en 50 años de búsqueda de otras civilizaciones es la señal «Wow!», un código de letras y números detectado el 15 de agosto de 1977 que describía la fuerza de la señal por encima del ruido de fondo y que, por lo visto, no podía haber sido emitida desde la Tierra. Hace algunos días, Stephen Hawking advirtía de que este empeño por llamar a E.T. es un tremendo error, ya que la visita de extraterrestres a nuestro planeta tendría el mismo efecto que Cristobal Colón a su llegada a América. El físico británico especuló con que esos seres vendrían a «conquistar y colonizar». El comentario ha revitalizado un debate turbulento. Según Seth Shostak, alto astrónomo del Instituto SETI, una organización dedicada a la búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra, el enfoque no debe ser necesariamente de temor. «¿Vamos a escondernos siempre debajo de una roca?», se pregunta el científico.
«No es posible». Para Mary Voytek, astrobióloga de la NASA, «estamos preparados para descubrir cualquier tipo de vida, de cualquier forma». El Instituto SETI, situado en Mountain View, California, tiene una actitud pasiva. Se dedica a escuchar cualquier señal que llegue del espacio. Desde hace más de un cuarto de siglo, sin embargo, varios grupos han apostado por el envío intencionado de señales a otros mundos. El más famoso fue la emisión de tres minutos desde el Observatorio de Arecifo en Puerto Rico en 1974. En 1990, científicos canadienses intentaron algo parecido mediante una antena desde Ucrania. Uno de los últimos intentos, más poético que eficaz, ocurrió hace dos años, cuando la NASA envió al espacio una canción de Los Beatles, «Across the Universe» a la estrella Polar para celebrar el 50 aniversario de la agencia espacial. Además, cuatro sondas de la NASA -Deep Space, Pioner 10 y 11 y Voyager 1 y 2 - llevan placas y grabaciones que dicen quiénes somos y dónde estamos, incluidas unas instrucciones para llegar hasta aquí. Estas sondas, lanzadas en 1970, se encuentran ahora en los bordes del Sistema Solar. Como hormigas para ellos Por mucho que proteste Hawking, las señales ya están en el espacio, por no hablar de las enviadas de forma no intencionada por nuestros sistemas de comunicaciones, como la radio o la televisión. Es algo que no se puede parar. Sin embargo, enviar un mensaje con un objetivo concreto es muy difícil. Hasta el momento se lanzan al azar, no hacia mundos similares a la Tierra. «No sabría ni por dónde empezar», confiesa Sara Seager, astrobióloga del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Esta situación cambiará dentro de unos años, cuando los nuevos y potentes telescopios sean capaces de encontrar planetas similares a la Tierra que puedan albergar vida. Sin embargo, para Seager es muy probable que, de tener la habilidad de llegar hasta aquí, esas civilizaciones sean tan avanzadas que ni siquiera necesiten nuestras señales para encontrarnos. «Si tienen la capacidad de llegar hasta aquí, probablemente serán para nosotros lo mismo que nosotros somos para las hormigas», afirma el ex jefe científico de la NASA Alan Stern. Frank Drake, que realizó el primer experimento moderno de inteligencia extraterrestre, estima que existen cerca de 10.000 civilizaciones inteligentes en el Universo, mientras que el fallecido Carl Sagan señalaba que son cerca de un millón. De momento, nadie nos ha dicho hola. http://www.abc.es/20100429/ciencia-tecnologia-espacio-sistema-solar/formas-contactar-extraterrestres-201004291314.html
ABC, miércoles 24 de febrero de 2010 ¿Son los extraterrestres invisibles para nosotros? JOSÉ MANUEL NIEVES | MADRID | Tranquilos, esto no es el anuncio de una invasión extraterrestre en curso. Sino el relato de la intrigante posibilidad (apuntada por Martin Rees, uno de los mejores cosmólogos del mundo, Astrónomo de la Reina de Inglaterra y presidente de la prestigiosa Royal Society británica), de que la vida alienígena estuviera ya presente entre nosotros, pero que seamos incapaces de detectarla. Rees cree que «podemos tenerlos ante nuestras propias narices y no reconocerlos» / ABC
«Podríamos tenerlos ante nuestras propias narices y no reconocerlos -dijo Rees durante una conferencia en la Academia Nacional de Ciencias (NAS) norteamericana-. El problema es que nosotros buscamos algo que se nos parezca mucho, y asuminos que por lo menos manejarán unas matemáticas y una tecnología similares a las nuestras». Sin embargo, las cosas podrían no ser así en absoluto. Rees, que cree firmemente en la posibilidad de que haya vida fuera de la Tierra, dijo que «sospecho que podría existir vida e inteligencia ahí fuera bajo formas que nosotros no podemos concebir. Del mismo modo en que los chimpancés no pueden entender la Física Cuántica, ellos podrían tener y manejar aspectos de la realidad que estén más allá de la capacidad de nuestros cerebros». Ahí queda eso. Para el eminente científico británico, tampoco queda nada claro si el eventual descubrimiento de seres extraterrestres deambulando a sus anchas por la nuestro planeta causaría una oleada general de pánico o si, por el contrario, sería un motivo de alegría para los terrícolas. Un escudo de radiaciones Recordemos que, en una reciente conferencia, Frank Drake, otro de los nombres más conocidos de la astronomía y fundador del programa SETI para la búsqueda de inteligencia extraterrestre, lanzó la idea de que la «revolución digital» en que vive la Humanidad nos habría vuelto prácticamente indetectables para hipotéticas inteligencias alienígenas que estuvieran escrutando nuestro Sistema Solar. ¿El motivo? Llevamos más de medio siglo lanzando ondas de TV y de radio al espacio y la Tierra, hoy, está rodeada por completo de un «escudo» de 50 años luz de diámetro, hecho de radiaciones procedentes de la TV analógica, la radio y los radares. Pero la tecnología digital es harina de otro costal y sus emisiones, mucho más débiles, no son capaces de transmitirse a esas distancias. Motivo por el cual, ante los ojos de un observador externo que buscara señales de radio, seríamos prácticamente invisibles. Nuestra presencia sería indetectable para cualquier inteligencia que se parara a estudiar nuestro mundo. Así, pues, están las cosas con respecto a los extraterrestres. O bien somos invisibles para ellos y sus sofisticados instrumentos (como sostiene Drake), o bien (como sospecha Rees), los tenemos ya paseándose entre nosotros bajo formas que ni siquiera somos capaces de imaginar... Elija, pues, su propia opción, y empiece a fijarse mejor en todo cuanto le rodea. Quizá, sólo quizá, cualquier día se lleve una buena sorpresa. http://www.abc.es/20100224/ciencia-tecnologia-espacio/extraterrestres-invisibles-para-nosotros-201002241029.html
ABC, jueves 21 de enero de 2010 El gran «eructo» lunar La Cassini captó la actividad geológica de Encelado / NASA
JUDITH DE JORGE | MADRID | Desde hace aproximadamente cuatro años, la sonda Cassini de la NASA viene ofreciendo impactantes datos que confirman una imparable actividad geológica en Encélado, la sexta luna de Saturno. La existencia de misteriosos y enormes chorros de vapor de agua, gases y granos de hielo en el polo sur del cuerpo celeste, que indican la posible presencia de un océano salado bajo su superficie, han sido desvelados por la nave. ¿Encelado es siempre tan movido o se trata de una fase particularmente activa, como una tormenta en un mar en calma? Una investigación realizada recientemente apuesta por lo segundo y afirma, nada menos, que somos los afortunados testigos de un espectáculo único que quizás sólo se produzca, más o menos, cada mil millones de años. «Parece que Cassini ha pillado a Encelado en medio de un eructo», afirma con una gran capacidad descriptiva Francis Nimmo, científico planetario de la Universidad de California en Santa Cruz y uno de los responsables de la investigación. «Estos períodos tumultuosos son raros y la sonda ha tenido la suerte de mirar a la luna durante una de estas épocas especiales». Uno de los descubrimientos más espectaculares de la sonda Cassini fue un misterioso y enorme «surtidor» de vapor de agua y partículas de hielo cerca del polo sur de Encelado, de 500 kilómetros de diámetro y «puesta en el cielo» por primera vez por el astrónomo alemán William Herschel en 1789. Los datos enviados por la nave de la NASA a su paso por Saturno en el año 2005 permitían suponer la existencia de agua en estado líquido a poca profundidad bajo la superficie helada del satélite, una suposición que se confirmó tres años después en un informe publicado en la revista Nature. Según los científicos del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, bajo la superficie hay una gran cantidad de agua, más del doble de lo que se pensaba, lo que impulsa a los surtidores a velocidades supersónicas a través de las grietas, como si fueran mangueras. No eternamente El pasado año, en la misma revista, los mismos científicos, Juergen Schmidt, de la universidad alemana de Potsdam, y Nikolai Brilliantov, de la universidad británica de Leicester, confirmaban la presencia de un océano salado en el polo sur del satélite gracias al Analizador de Polvo Cósmico de la Cassini. La superficie del satélite, captada por la Cassini / NASA. Esta imagen de alta resolución, que se obtuvo en un sobrevuelo efectuado el pasado 31 de octubre de 2008, corresponde a la región polar sur de Encelado. En ella se pueden observar grandes bloques de hielo que cubren la superficie y numerosas grietas que atestiguan la intensa actividad geológica que caracteriza a esta zona (texto añadido por J.B.).
La última investigación cree que el modelo episódico de la actividad de Encelado podría
explicar muchas de las características de la luna. Por ejemplo, el motivo por el que las diferentes zonas del planeta parecen tener una edad distinta. El polo sur aparenta menos de 100 millones de años, mientras que el norte lleno de cráteres asemeja 4,2 miles de millones y el ecuador podría encontrarse entre los 170 millones y los 3,7 miles de millones de años. Los cálculos científicos también dicen que parece imposible que Encelado libere calor y gas a este ritmo eternamente. Nada explica la liberación de tanta energía. Según el nuevo estudio, la agitación de la luna de Saturno dura alrededor de 10 millones de años, mientras que los períodos de tranquilidad, cuando la superficie helada permanece inalterada, se mantienen entre 100 millones y 2.000 millones de años. El modelo también sugiere que los periodos de actividad han ocurrido sólo de 1% a un 10% en el tiempo en el que Enceladus ha existido, un movimiento que ha podido renovar hasta el 40% de la superficie del satélite. http://www.abc.es/20100119/ciencia-tecnologia-espacio-sistema-solar/gran-eructo-planetario-201001191745.html
ABC, lunes 16 de septiembre de 2009 Anuncian en Barcelona el hallazgo de un planeta «gemelo» de la Tierra JOSÉ MANUEL NIEVES | MADRID | «Es el primer planeta del tamaño de la Tierra del que realmente podemos decir que se parece al nuestro». Con estas palabras se refería esta misma mañana el astrónomo Ignasi Ribas, copresidente del comité científico del Congreso «Senderos hacia planetas habitables» que estos días se celebra en Barcelona, al hablar del descubrimiento de Corot-7b. El anuncio de la existencia de este nuevo y prometedor exoplaneta fue revelada durante la sesión matinal del congreso y se ha convertido ya en la estrella del certamen. Con una órbita muy rápida, de apenas 20 horas, Corot-7b (llamado así por el telescopio espacial con el que se descubrió) se encuentra a unos 400 años luz de la Tierra, «ni muy cerca, ni muy lejos», en palabras de Ribas. El nuevo mundo (cuya reconstrucción aparece arriba) ya había sido detectado hace unos meses, pero entonces no se disponía aún de los suficientes datos concretos como para realizar un anuncio en toda regla. Sus descubridores, un equipo de astrónomos europeos dirigido por el famoso «cazaplanetas» Didier Queloz (el mismo que descubrió el primer planeta extrasolar en 1995), han preferido guardar silencio desde entonces y seguir recopilando datos. Ahora, han aprovechado el evento que se celebra en la Ciudad Condal para hacer público su descubrimiento. 70 horas de observación Han sido necesarias setenta horas de observación (repartidas en varios meses) para averiguar exactamente cuál es la masa y la densidad del planeta. Los análisis realizados desde tierra con el espectrógrafo HARPS (High Accuracy Radial velocity Planet Searcher), que está acoplado al telescopio de La Silla, en Chile, han permitido complementar las observaciones anteriores hechas conel telescopio de la Agencia Espacial Europea. Y el resultado ha sido inmejorable. «Corot-7b es el mundo que hace que valgan la pena todos los esfuerzos que se han hecho hasta ahora», afirmaba hace unas horas un eurófico Queloz. En efecto, se trata de la prueba definitiva de que fuera de nuestro Sistema Solar pueden existir mundos parecidos al nuestro. Corot7b será, según los investigadores, el exoplaneta cuyo estudio en profundidad abra definitivamente las puertas a un nuevo tipo de ciencia planetaria hasta ahora desconocida. Cuando los astrónomos lo descubrieron en febrero, no conocían aún con exactitud la velocidad de su estrella y no pudieron, por lo tanto, determinar la masa del nuevo planeta. Algo que ahora sí que ha sido posible. Corot-7b tiene apenas dos veces el diámetro de la Tierra y una masa cinco veces superior, con una densidad muy parecida a la de nuestro propio mundo. «Sin embargo -alerta Ignasi Ribas- no debemos pensar que ese planeta es adecuado para la vida, ya que se encuentra a muy poca distancia de su estrella y está sujeto por tanto a elevadísimas temperaturas». Unas temperaturas que, según los cálculos, rondan los mil grados centígrados, un auténtico infierno para cualquier forma de vida conocida. Fuera de la «zona de habitabilidad» Corot-7b no se encuentra, por lo tanto, en la «zona de habitabilidad» de su estrella. Su órbita, en efecto, le lleva a distancias de apenas 2,5 millones de km de distancia de ella cuando la Tierra, por ejemplo, orbita a cerca de 150 millones de km del Sol. Y a una velocidad, por cierto, de vértigo, ya que el nuevo mundo se desplaza a cerca de 750.000 km por hora. Queloz y su equipo creen que, en estas condiciones, no sería extraño que hubiera en su superficie auténticos océanos de lava. Hasta el momento, se han descubierto ya unos 370 planetas alrededor de estrellas lejanas, pero la inmensa mayoría de ellos son gigantes de gas que muy poco tienen que ver con nuestro propio mundo. Sin embargo, las técnicas actuales han permitido ya localizar unas diez «supertierras», planetas sólidos como el que nosotros habitamos.
El punto de mira se está afinando cada vez más y, por el momento, Corot-7b es el planeta que más se parece (en cuanto a densidad y tamaño) al nuestro. «Pero esto sólo es el principio», señala Ignasi Ribas, quien está convencido de que el descubrimiento del primer mundo realmente habitable no se demorará más allá de una década. http://www.abc.es/20090916/ciencia-tecnologia-espacio-exoplanetas/anuncian-barcelona-hallazgo-planeta-200909161711.html
ABC, martes 15 de septiembre de 2009 «El primer planeta habitable al que viajemos se descubrirá en una década» JOSÉ MANUEL NIEVES | BARCELONA | Cuando apenas tenía once años, un vecino que tenía un telescopio le mostró la Luna y se enganchó para siempre a la astronomía. «Desde entonces -afirma- nunca me he desviado». Ignasi Ribas es un enamorado del cielo y de sus misterios. Participa activamente en varios proyectos de investigación y hace unos meses se embarcó en la aventura de convencer a los más destacados «cazaplanetas» del mundo de que debían celebrar un congreso en Barcelona. Dicho y hecho. Ribas es copresidente del comité científico del Congreso «Senderos hacia planetas habitables» que estos días se celebra en la Ciudad Condal y del que saldrá la «hoja de ruta» a seguir a partir de ahora por parte de la comunidad de científicos que se dedica a buscar otros mundos en los que el ser humano podría vivir algún día. ¿Cuál es el mejor método para buscar planetas habitables? El método bueno del todo no existe. Hay varios sistemas, y cada uno es adecuado para hacer cosas distintas. El método de la velocidad radial, por ejemplo, es ideal para localizar mundos alrededor de otras estrellas. Pero para caracterizar esos mundos, estudiar sus atmósferas y composición, no hay nada como estudiar sus tránsitos (cuando el planeta, en su órbita, se interpone entre su estrella y la Tierra, haciendo variar ligeramente su luminosidad). ¿Es esa la única forma? En estos momentos, sí, es el único modo de conseguirlo. Aunque estamos a la espera ya de empezar con las detecciones directas, es decir, observar esos planetas en las imágenes tomadas por los telescopios. Ya se han observado una decena de mundos de esa forma, pero es un sistema que aún tiene que desarrollarse. ¿Cómo puede distinguirse en una imagen algo tan pequeño como un planeta a muchos años luz de distancia? La clave está en suprimir la luz de su estrella. Y eso se puede hacer de varias formas. Por coronografía, un método que básicamente consiste en colocar una máscara frente a una estrella para que su brillo no nos estorbe. Una variante de este sistema es la de los ocultadores. Se ha pensado en colocar, a cierta distancia de los telescopios espaciales, una vela de 50 metros para tapar su brillo y dejar que los instrumentos capten el planeta que se está buscando. Por último, también se pueden obtener imágenes directas por medio de interferometría, aunque para eso es necesario disponer de varios satélites que trabajen a la vez, bien configurados en línea o en batería. Supongo que cada sistema tendrá sus defensores y detractores... Es cierto. Por eso, para no malgastar esfuerzos, es necesario que nos pongamos todos de acuerdo sobre lo que es mejor hacer en aras del interés general. Ese es el motivo principal de esta conferencia. Los astrónomos que buscan planetas extrasolares se han reunido otras veces, pero ésta es la primera que lo hacen con una orientación y objetivo concreto, el de coordinarse entre ellos. ¿Tiene este congreso vocación de continuidad? Por supuesto que sí. Después de éste habrá más, y a eso ayudará el hecho de que, en este campo, se producirán pronto muchos descubrimientos que tendrán un gran impacto social. ¿Como la detección del primer planeta habitable? Claro. Pero la cosa no se detendrá ahí. Cuando se encuentre el primero, se buscarán más. El objetivo es tener los suficientes para hacer estadísticas con ellos. Alrededor de qué estrellas se forman, a qué distancias de ellas, con qué frecuencia... Cuando tengamos cien, podremos hacer auténtica planetología y empezar a entender el por qué de las cosas. Ahora, sólo tenemos un planeta habitable conocido, que es el nuestro, pero eso va a cambiar en poco tiempo. El objetivo inmediato es descubrir otros. Después vendrá lo demás.
¿Podría ser el Kepler el instrumento que descubriera el primer exoplaneta habitable? Kepler nos va a decir con qué nos vamos a encontrar si lanzamos más misiones. Nos proporcionará individuos interesantes par estudiar y una primera estadística. Pero sólo con Kepler no es suficiente. Se trata de una misión relativamente barata, de algunos cientos de millones. Y los mundos que encuentre estarán todos muy lejos de la Tierra. Pero cuando uno se gaste 3.000 millones en una misión, ésta tendrá que ser mucho más específica. De todas formas, hoy por hoy, Kepler es la primera misión con posibilidades reales de encontrar otra tierra. Tiene muchas papeletas para ser el primero. ¿Se atreve a aventurar un calendario de descubrimientos? Es complicado. Pero se espera que Kepler pueda encontrar planetas habitables durante la próxima década. Es la primera misión que se lanza con el equipamiento específico para conseguirlo. Después será el turno de la gran misión de que le hablaba, para caracterizar y analizar esos mundos en profundidad. Y eso supondrá diez o veinte años más de trabajo, y seguramente más de una única misión. ¿Cree que llegaremos algún día a viajar hasta esos planetas? Eso será algo muy difícil, pero quién sabe... Hace 500 años, nadie pensaba que podríamos viajar como lo hacemos hoy, y sin embargo aquí estamos. Quizá dentro de unos siglos pase lo mismo. Pero seguramente, el primer planeta al que se viaje será uno de los que descubramos ahora. Por eso es tan emocionante nuestro trabajo. Hay que apreciar el momento en que vivimos. Sólo de pensar que en apenas unos años vamos a poder responder a la gran pregunta de si estamos solos en el Universo resulta impresionante. http://www.abc.es/20090915/ciencia-tecnologia-espacio-exoplanetas/primer-planeta-lejano-viajemos-200909151808.html
ABC,, lunes 14 de septiembre de 2009 En busca de una nueva Tierra
El planeta HD-189733b 189733b contiene agua y metano en su atmósfera, atmósfera como demuestra el espectro spectro infrarrojo cercano del exoplaneta tomado con el telescopio espacial HST y su instrumento NICMOS. Tomado por J.B. de M. Swain y NASA/ESA en http://www.madrimasd.org/blogs/astrofisica/2009/11/18/128891
JOSÉ MANUEL NIEVES | BARCELONA | «Estamos a punto de descubrir muchos mundos como c el nuestro», dijo a ABC hace apenas unos meses James F. Kasting, geólogo, experto en atmósferas y habitabilidad planetarias y una de las voces más autorizadas a la hora de decir cuáles son las condiciones que debe reunir un mundo lejano para que resulte habitable por el hombre. Entre otros especialistas, Kasting, profesor de la Universidad de Pensilvania,, se encuentra estos días en Barcelona para participar en el Congreso «Pathway towards Habitable Planets» (El camino hacia los Planetas Habitables), que hasta el día 18 reunirá a los principales expertos sobre el tema en Cosmocaixa. Este congreso, aseguran los organizadores, servirá para definir el camino a seguir para descubrir y caracterizar los primeros planetas extrasolares en condiciones de ser habitados por nuestra especie. Pero no sólo eso. Se trata también de hallar, por fin, formas de vida fuera de nuestro Sistema Solar. Un hito que, según la mayor parte de los científicos, podría hacerse realidad en el transcurso de las dos próximas décadas. «¿Le gustaría quedarse dormido y despertar dentro de, digamos, 200 años?», años?», le pregunté entonces a Kasting. «Seguro que entonces tendremos gran parte de las respuestas -respondió respondió él-. él Pero me conformaría con dormirme 20 años. En ese tiempo creo que tendremos ya respuestas importantes. Estamos a punto de localizar no uno, sino muchos planetas parecidos a la Tierra. Y mi objetivo es mantenerme vivo el tiempo suficiente para verlo». La búsqueda de exoplanetas es una de las últimas revoluciones revoluciones de la astronomía y, a la vez, la realización de un sueño que hasta hace poco más de una década parecía inalcanzable. Una vez más, es la tecnología que está a disposición de los estudiosos del cielo (junto a enormes dosis de imaginación e ingenio) la que
está consiguiendo convertirr en realidad lo aparentemente imposible.
Hoy, en
efecto, hemos conseguido «ver» lo que sucede alrededor de otros soles, estudiar decenas de sistemas planetarios en plena formación y observar cientos de mundos individuales alrededor de estrellas lejanas. Desde el año 1993, unos 350 planetas externos al Sistema Solar han sido localizados, estudiados y clasificados por los astrónomos. El más cercano a nosotros, Epsilon Eridani, gira alrededor de la estrella del mismo nombre, a una distancia de 10,4 años luz. El más lejano, OGLE-TR-56b, está bastante más
lejos, a 17.000 años luz de la Tierra.
Todo comenzó en 1993, cuando el astrónomo polaco Alexander Wolszczan anunció el descubrimiento de tres grandes objetos en órbita del pulsar PSR 1257+12. Un pulsar es lo que queda de una estrella después de que explote en forma de supernova, un denso núcleo de neutrones que gira a gran velocidad y que
emite, de ahí su nombre, «pulsos» electromagnéticos a intervalos regulares. Como auténticos «faros espaciales», estos objetos fascinan a los científicos desde hace décadas. Para Wolszczan, los cuerpos que descubrió alrededor de
PSR 1257+12 también podían atribuirse a la explosión estelar que originó el pulsar. Por supuesto, no se trataba de planetas como el nuestro, sino de
objetos de grandes dimensiones, de tamaños comparables al de estrellas
pequeñas, formados, además, durante un episodio catastrófico y girando alrededor de una estrella moribunda. Un primer paso para la ciencia, pero
que no tenía nada que ver con un sistema planetario como el nuestro. La carrera, sin embargo, había empezado y ya no volvería a detenerse. 51 Pgasi b
El primer planeta descubierto alrededor de una estrella del tipo de nuestro Sol fue anunciado el 6 de octubre de 1995 por los astrónomos suizos Michel Mayor y Didier Queloz. Se trataba de un gigante gaseoso, cientos de veces
mayor que Júpiter, localizado en una órbita muy cercana a 51 Pegasi, una estrella que está a 47,9 años luz de distancia de la Tierra. El planeta fue bautizado como 51 Pegasi b. Al mismo tiempo, otro equipo científico, esta vez norteamericano, trabajaba febrilmente en su propio descubrimiento planetario, pero no logró adelantarse al grupo suizo. Liderado por Geoffrey Marcy, de la Universidad de California, el equipo anunció dos nuevos planetas extrasolares apenas unos meses después de que lo hicieran Mayor y Didier. Nuevos mundos Los nuevos descubrimientos no se hicieron esperar. A un ritmo cada vez mayor, astrónomos de todo el mundo empezaron a buscar, y a encontrar, nuevos mundos alrededor de estrellas lejanas. La resolución de los instrumentos y la puesta a punto de nuevas técnicas de detección ha ido permitiendo, además, ir afinando la búsqueda y localizar planetas cada vez más parecidos, en cuanto a características físicas, a nuestro propio hogar en el espacio. Gliese 876 d
Sin embargo, hubo que esperar hasta junio de 2005 para que los científicos anunciaran el primer «planeta terrestre», es decir, sólido y no gaseoso, fuera del Sistema Solar. Se trata de Gliese 876 d, recuerda a Neptuno, es unas ocho veces mayor que la Tierra y es el tercer mundo que se descubre alrededor de la estrella Gliese 876, una enana roja (más pequeña y fría que el Sol) que se encuentra en la constelación de Acuario, a 15 años luz de distancia. Los otros dos planetas de este sistema (Gliese 876 b y Gliese 876 c) están más lejos de la estrella y son gigantes gaseosos.
Para quien se esté preguntando cómo es posible «observar» planetas que se encuentran a distancias tan enormes, aclararemos que no se trata de observaciones directas, como las que podemos hacer de Marte o la Luna. Para que un telescopio pudiera «ver» directamente un mundo más allá del Sistema Solar, su espejo principal debería ser enormemente grande, mayor incluso de cien metros, lo cual resulta imposible de conseguir con la tecnología actual.
Nuevas técnicas Pero existen otras formas de darse cuenta de la presencia de estos ansiados mundos exteriores. Una de ellas, gracias a la cual se realizaron los primeros hallazgos, se basa en la mutua atracción que dos cuerpos ejercen uno sobre otro. Cuerpos que, en este caso, serían el planeta que se quiere ver y la estrella alrededor de la cual gira. Los primeros «cazadores de planetas» midieron, en efecto, las pequeñas perturbaciones gravitatorias sufridas por las estrellas que poseen planetas gigantes. Los cálculos permiten saber, a partir de dichas perturbaciones, el tamaño del planeta en cuestión y su posición en relación a la estrella a cuyo sistema pertenece. El método, sin embargo, aunque efectivo, sólo es capaz de identificar a los mundos más grandes. Jamás se podría encontrar así un planeta como la Tierra.
Más reciente y sofisticado es el método que consiste en medir la luminosidad de las estrellas, que disminuye cuando un planeta «cruza» por delante y se sitúa entre esas estrellas y nuestra propia posición. Es precisamente la técnica utilizada por el satélite europeo «Corot», lanzado por la ESA para detectar mundos lejanos.
Estos «tránsitos planetarios» permiten, si son lo suficientemente precisos, determinar la masa de los planetas a base de la disminución del brillo de sus estrellas cuando pasan por delante de ellas. Pero tampoco se podría encontrar así un mundo como el nuestro. Se ha calculado que un planeta del tamaño de
Júpiter, el gigante de nuestro Sistema Solar, sólo provocaría una
disminución de un uno por ciento del brillo de una estrella similar al Sol. HD 209458 b
Un hogar en el espacio Hasta ahora, el primer paso hacia la búsqueda de planetas como el que nosotros habitamos fue dado a principios de 2006, cuando un consorcio internacional de astrónomos anunció el descubrimiento de un mundo helado, mucho más
pequeño que Neptuno, localizado en la región central de nuestra galaxia. En febrero de 2007 se consiguió por primera vez determinar la composición atmosférica de un exoplaneta. Se trataba del gigante HD 209458b, un mundo a 150 años luz de la Tierra (arriba) y más de 200 veces mayor que ella. El vídeo introductorio muestra una reconstrucción de este lejano mundo. Poco después, en abril de ese mismo año, un equipo de astrónomos de Suiza, Francia y Portugal anunciaba el descubrimiento del primer planeta extrasolar que podría, por lo menos hipotéticamente, ser habitado por el hombre. Se trataba de un mundo rocoso, apenas un 50% mayor que la Tierra, a unos 150 años luz de distancia y situado en la «zona de habitabilidad» de su estrella, la ya bien conocida enana roja Gliese 581. El planeta, además, tenía (y tiene) todo lo necesario para poseer agua líquida, una de las condiciones consideradas imprescindibles para la vida. Su reconstrucción puede apreciarse en el vídeo sobre estas líneas. Otro importante hito se consiguió el pasado mes de marzo, cuando el Hubble logró, por primera vez en la historia, captar vapor de agua y moléculas orgánicas (metano) en la atmósfera de un planeta extrasolar. El hallazgo se produjo en HD 189733b otro viejo conocido de los astrónomos. A 63 años luz de la Tierra, en la constelación Vulpécula, este planeta extrasolar de tamaño parecido a Júpiter fue descubierto por un grupo
de investigadores franceses el 6 de octubre de 2005. Y desde entonces ni ellos ni cientos de colegas de todo el mundo han dejado de observarlo con cuidada atención. HD-189733b
El metano puede jugar un papel de crucial importancia en la química prebiótica, esto es, en la serie de reacciones químicas que se consideran necesarias para que surja la vida tal y como nosotros la conocemos. El autor del descubrimiento, Mark Swain, que en un trabajo anterior, publicado en diciembre del año pasado, ya indicó que la atmósfera de HD-189733b parecía contener vapor de agua, ya no tiene dudas al respecto. «Con esta observación -afirma Swain- ya no existen dudas sobre si hay agua allí ́ o no: El agua está presente». Cada vez más investigadores opinan que muy pronto estaremos en condiciones de comparar nuestro mundo con otros similares, y de establecer teorías mucho más sólidas sobre nuestros orígenes. A ello ayudará, sin duda toda una flodlla de telescopios espaciales que serán lanzados tanto por Estados Unidos como por Europa con el objedvo principal de encontrar planetas como el nuestro. Mark Swain, cienefico del Jet Propulsion Laboratory, de la NASA, pudo determinar también la presencia de dióxido y monóxido de carbono en HD 189733b, un paso de excepcional importancia en la carrera hacia la búsqueda de formas de vida fuera de la Tierra. Por último, a principios de este mismo año los astrónomos se dieron cuenta de que en una vieja imagen tomada hace ya once años por el telescopio espacial Hubble aparecía HR 8799b, un exoplaneta algo mayor que Júpiter y a 129 años luz de distancia que había sido «descubierto» apenas un año antes. Se trata de la primera imagen directa que existe de un planeta extrasolar, aunque los astrónomos están convencidos de que encontrarán más al revisar con más cuidado la colección de imágenes del Hubble. HR8799b
Una búsqueda difícil Las características propias de cada sistema planetario pueden ser muy variadas y dependen de un amplio abanico de procesos químicos y físicos, de la intensidad de los campos magnéticos, de las turbulencias y la composición de las nubes originales de polvo y gas... La Ciencia no dispone aún de datos definitivos que permitan predecir la frecuencia con la que se produce la formación planetaria o la manera en que los planetas, cuando existen, distribuyen sus masas y sus órbitas alrededor de las estrellas. Este límite en nuestras posibilidades de conocimiento se debe, naturalmente, al hecho de que la mayor parte de los modelos científicos de que disponemos en la actualidad se basan en el estudio del único ejemplo que conocemos, nuestro propio Sistema Solar. Y hasta que no podamos compararlo con otros parecidos, ni siquiera estaremos en condiciones de saber si el nuestro es un sistema planetario corriente o si, por el
contrario, presenta alguna característica que lo convierte en único y excepcional.
Por eso resulta tan importante la búsqueda de mundos como el nuestro. Si la Ciencia encontrara algún planeta potencialmente habitable, o varios, o un gran número de ellos, podríamos establecer las características que la clase de mundos que los humanos podemos ocupar deben tener. Planetas habitables El problema, claro, es saber dónde hay que mirar para conseguirlo. ¿Qué es exactamente lo que hace que un planeta sea habitable? ¿Existen alrededor de las estrellas zonas privilegiadas en los que mundos como el nuestro puedan florecer? Los astrónomos, por un lado, parecen estar de acuerdo en que, para que haya
vida, lo primero que hay que hacer es determinar la presencia de agua en estado líquido. Y esa es una característica que depende en gran medida del tipo de estrella alrededor de la que un planeta gire. Zona habitable
Rodeando cada estrella, y dependiendo de factores como su tamaño o temperatura, existe lo que los científicos llaman «zona habitable», es decir, el área concreta en la que sería posible que se formara un planeta con agua en estado líquido. Los mundos que se encuentran fuera de esta zona quedan, en principio, descartados como candidatos. En efecto, si un planeta estuviera más cerca de su estrella y fuera de la
«zona habitable», estará tan caliente que cualquier resto de agua se evaporaría al instante, como es el caso de Venus o de Mercurio dentro de nuestro Sistema Solar. Si, por el contrario, el planeta estuviera más lejos, estaría tan frío que el agua sólo sería posible en forma de hielo, como sucede, por ejemplo, en Marte. Para nuestro Sol, la zona habitable se encuentra exactamente entre las órbitas de Venus y Marte. Un lugar que ocupa nuestro propio mundo, la
Tierra. El segundo factor importante es el tamaño y la masa del planeta candidato.
Los mundos con menos de la mitad de la masa terrestre no tienen gravedad suficiente para retener una atmósfera bajo cuyo abrigo pueda desarrollarse la vida, como sucede, una vez más, con Marte. Y al otro extremo, los
planetas con una masa superior a diez veces la de la Tierra, tienen gravedad suficiente para seguir atrayendo gases y elementos muy abundantes en el espacio, como hidrógeno y helio, y terminan por convertirse en gigantes
gaseosos, como es el caso, en nuestro sistema, de Júpiter, Saturno, Urano y
Neptuno. Determinar las zonas habitables de otras estrellas es, pues, el primer paso de esta nueva carrera. Y a eso se dedica precisamente el ya citado James F. Kasting. Muchos de los esfuerzos de este científico se dedican, precisamente, a determinar con exactitud las fronteras de la «zona habitable» de nuestro propio Sistema Solar. El resultado será una especie de «guía» que nos permita identificar esas mismas zonas alrededor de estrellas lejanas: «Conocer dónde están las zonas habitables alrededor de otras estrellas nos permidrá́ buscar planetas parecidos a la Tierra», asegura el geólogo. http://www.abc.es/20090914/ciencia-tecnologia-espacio-exoplanetas/busca-nueva-tierra-200909141122.html
ABC, lunes 14 de septiembre de 2009 Los astrónomos redactan una «hoja de ruta» para buscar vida en otros planetas JOSÉ MANUEL NIEVES | BARCELONA | «La búsqueda de exoplanetas es clave para saber cómo se formó la Tierra y surgió la vida. Es algo que hay que abordar e impulsar». La frase, pronunciada por Jordi Isern, director del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, resume a la perfección el espíritu que reina esta semana en el Museo CosmoCaixa de Barcelona, donde se celebra el congreso «Senderos hacia planetas habitables». Ignasi Ribas, copresidente del comité científico del congreso, aseguró durante el acto de presentación que estamos en «un momento crucial en este campo. Hace 15 años ni siquiera sabíamos si nuestro sistema solar era el único del universo. Y hoy conocemos casi 400». La cuestión, por supuesto, es saber si alguno de esos mundos reúne las condiciones para albergar vida. Para Ribas, «lo sabremos en poco tiempo, como mucho en un par de décadas». De opinión parecida son la mayor parte de los más de 200 científicos que han llegado a Barcelona para el Congreso. Aquí estarán, durante unos días, los que más saben sobre el asunto. La intención es muy clara: se trata de trazar una hoja de ruta, con pasos muy concretos, que nos lleven a saber si hay o no planetas habitables o habitados allí fuera. Para conseguirlo, los investigadores de esta disciplina con menos de una década deben ponerse de acuerdo en qué métodos y tecnologías es mejor utilizar y para qué. Algo que puede llegar a ser complicado. Por los pasillos, los representantes de las agencias espaciales más importantes (NASA, ESA, JAXA, etc) mantienen una especie de «congreso paralelo» igual de interesante que el que se celebra tras la puerta del salón de actos. Aquí, con un café en la mano, los representantes de las varias «ramas» de esta pujante disciplina (cazaplanetas, expertos en zonas de habitabilidad, geólogos planetarios...) aportan sus visiones particulares, ponen sus ideas en común y tratan de estructurar las acciones a seguir. Al mismo tiempo, claro, que intentan arrimar el ascua a su sardina... Al final del Congreso, quizá el mismo viernes, se hará pública una resolución en el que la comunidad de investigadores expondrá los puntos clave de la nueva hoja de ruta planetaria. «Hay que aprovechar el momento -aseguraba entre bromas uno de los asistentes- y el hecho de que lo que hacemos le interesa mucho a la sociedad». Tres mil millones de euros Encontrar el primer planeta habitable va a costar más de una misión, porque son varios los pasos que hay que dar. Y eso supone tiempo y dinero. La primera variante, el tiempo, no se considera un problema, ya que todo el mundo dice que el descubrimiento es «inminente». La segunda, el dinero, puede suponer el desembolso de dos o tres mil millones de euros. Una cantidad que no es exagerada si se reparte entre varias agencias espaciales, pero que parece astronómica (y nunca mejor dicho) a la luz de los recortes presupuestarios que esas mismas agencias están sufriendo últimamente. De los 370 planetas extrasolares conocidos ya hay 20 «supertierras», es decir, mundos rocosos y de un tamaño parecido al nuestro. Aunque no iguales. Y es que todos esos nuevos planetas están demasiado cerca de sus respectivas estrellas y, a pesar de que su tamaño no excede mucho al del nuestro (el menor encontrado hasta ahora es dos veces la Tierra), la verdad es que las temperaturas que reinan en ellos los convierten en verdaderos infiernos. La razón es que, con los métodos y herramientas actuales, sólo podemos buscar bien en las zonas muy próximas a las estrellas que estudiamos. Y claro, los mundos que vemos allí no nos sirven. Por eso son necesarios nuevos instrumentos, nuevos telescopios y nuevo dinero. Nada es gratuito en este negocio, y mucho menos un mundo nuevo por completo en el que quizá, algún día llegaremos a vivir. http://www.abc.es/20090914/ciencia-tecnologia-espacio-exoplanetas/astronomos-redactan-hoja-ruta-200909141700.html