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ÍNDEX Club de Lectura: Mis problemas con las mujeres/Ressenya/JuanJo Sarto............................................ 1 Robert Crumb: biografia/http

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numero 2 (novembre, 2012)
Q ua d e r n i d i l e t t e r at u r e i b e r i c h e e i b e r oa m e r i c a n e numero 2 (novembre, 2012) Dipartimento di Lingue e letterature s

divèrsia, núm. 6, novembre 2014
! ! Principat. Casadevall analitza aquí la massificació d’habitatges, les zones residencials i la manca de’elements comunitaris en determinats plant

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ÍNDEX

Club de Lectura: Mis problemas con las mujeres/Ressenya/JuanJo Sarto............................................ 1 Robert Crumb: biografia/http://webalrobertcrumb.iespana.es/..................................... 3 Robert Crumb: obra/http://webalrobertcrumb.iespana.es/............................................. 5 Robert Crumb: temática/http://webalrobertcrumb.iespana.es/...................................... 7 Viaje al planeta de Robert Crumb/Entrevista publicada a El País................................ 9

Altres Novetats de novembre.................................................................................................. 11 Recomanacions............................................................................................................. 12 Notícies Paco Roca gana el Premio Nacional de Cómic............................................................. 12 Ganadores de los premios de Expocómic 2008............................................................ 12 Mesa redonda sobre la edición de cómic...................................................................... 12 Los premios del Salón del manga 2008.......................................................................... 13 Lanfeust digital................................................................................................................ 13 El museo del cómic será una realidad........................................................................... 13

MIS PROBLEMAS CON LAS MUJERES/ Robert Crumb

JuanJo Sarto

Obras Completas 1. Ediciones La Cúpula 2006

El entorno Empecemos con una frase solemne y grandilocuente: Robert Crumb es el padre del cómic underground. Él fue el primero que se autoeditó sus cómics y los vendió en mano. Y fue el primero en tratar la vida cotidiana, “su vida cotidiana”, en las páginas de sus cómics. Como tantos otros grandes genios de cualquier disciplina artística su “sello de fábrica” lo marcó para siempre. Los cómics que le hicieron popular se desarrollaron en pleno auge del movimiento hippy, que preconizaba el uso de las drogas como liberador de la mente, el amor libre, el retorno a la naturaleza, el amor a los demás, el pacifismo, un incipiente ecologismo… y todas esas cosas de sobra conocidas por todos el mundo. Una de las características de este movimiento fue el de considerar al hombre como un ser capaz de desarrollar muchas habilidades diferentes: música, arte, filosofía… preconizaba una actualización del “hombre total” del Renacimiento. En ese contexto de libertades casi sin límites surge la revista Zap Comix (con la X que sustituye al CS de las historietas convencionales) que él mismo dibuja, edita y distribuye vendiéndola a mano en salas de conciertos y bares. El éxito de la publicación, cuyo número 1 apareció en 1968, hizo que pronto se le sumasen otros autores, haciendo que lo que era únicamente un empeño personal, se convirtiera en toda una corriente: el underground. La obra Como toda obra hecha a impulsos, y más con los sentidos que con la cabeza, la obra de Robert Crumb es dispar y a veces contradictoria con ella misma. Todo depende del momento vital en el que se encuentre el autor. Y cuando digo momento, me estoy refiriendo tanto a “larga temporada” como a “breve momento”, ya que la influencia de las diferentes drogas puede impulsarle a realizar ilustraciones o cómics que difícilmente hubiera realizado en otras circunstancias. Pero Robert Crumb es un hombre culto y, sobre todo, reflexivo. Hay que decir que el título del álbum está sacado de la primera de las historietas, y no significa que el tomo sea monográfico sobre el tema. En el álbum que hoy comentamos nos encontramos con una de sus grandes obsesiones: su forma de relacionarse con las mujeres, que el define muy acertadamente como “problema”, y que ocupa varias de las historietas que aparecen en este tomo, y en algunos otros. También es posible encontrar temas filosóficos, como la comida con Jean-Paul Sartre guiada bajo las pautas del existencialismo. O la forma peculiar en la que aborda los temas religiosos, los superhéroes (o, mejor dicho, superheroínas), la familia y en general todo cuanto le rodea y pueda ser objeto de su atención. Este álbum es un buen ejemplo de su obra global, y sólo notaríamos a faltar algunos de sus personajes que, a pesar de haber contribuido a su popularidad, no han sido excesivamente queridos por él, que o bien los ha matado, como el Gato Fritz, o bien los ha dejado abandonados como Mr. Natural. El autor Un autor tan absolutamente personal, iconoclasta, irreverente e innovador, sólo puede haber nacido como rebelión a algo que le ha oprimido y le ha hecho estallar. Nacido en 1943 en la tradicional Filadelfia, hijo de militar, con cuatro hermanos más en una familia de profundas creencias católicas, dentro de las cuales fue educado. No sólo él fue afectado; algunos de sus hermanos han desarrollado graves enfermedades mentales, llegando uno de ellos a suicidarse. Tras unos breves intentos por abrirse camino como dibujante convencional, se va a vivir a San Francisco, cuna del movimiento hippy, donde desarrollaría una ingente labor en innumerables publicaciones. Su desprecio hacia la sociedad de consumo le hizo renunciar a los derechos de autor de sus obras, que luego recuperó, y ha motivado que hayan sido publicadas en muchas ocasiones y, a veces, en condiciones verdaderamente deplorables. Aunque ha pasado alguna época alejado de las publicaciones, siempre ha seguido dibujando, sobre todo apuntes del natural, ideas y bocetos en sus famosos cuadernos. Un coleccionista francés le ofreció una casa del siglo XV con una docena de habitaciones, en la ciudad francesa de Nimes, a cambio de algunos de sus cuadernos. Es por ello que vive en Nimes desde 1991. Dentro del campo de la ilustración, ha creado colecciones de cards sobre los grandes intérpretes de blues (otro de los temas que le obsesionan), ha diseñado pósters, carátulas de disco (”Cheap Thrills” de Janis Joplin) y ha diseminado su obra gráfica por gran cantidad de campos. 1

Pero su obra no sólo se desarrolla en el campo del grafismo, también ha grabado discos de blues (tocando el banjo) con un grupo llamado “Robert Crumb and his Cheap Suit Serenaders”. A tener en cuenta - Los muy frecuentes elementos de toque surrealista que aparecen en sus historietas, incluso en las que reflejan de un modo costumbrista la realidad que le rodea. - En 1972 se rodó una adaptación animada de su obra “El gato Fritz”, pero Crumb reniega de ella. Bibliografía de Robert Crumb: Dado que durante muchos años su obra pudo ser editada sin pagar royalties, sus obras han aparecido en innumerables revistas, comix y fanzines. En la actualidad, Ediciones La Cúpula está editando sus Obras Completas de las que, hasta el momento, han aparecido 16 tomos:

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16.

Mis problemas con las mujeres Si yo fuera rey La historia de mi vida Mode O'Day El gato Fritz Mr. Natural: "Los orígenes" Mr. Natural: "Las revelaciones" Mr. Natural: "Los misterios" Mr. Snoid y Angelfood McSpade Conoce a tu enemigo El maravilloso mundo de los Crumbtoons American Splendor. Los cómics de Bob y Harv Melodías animadas Chicas, chicas, chicas Las reflexiones de Tio Bob Realmente patéticos

A les biblioteques de L’Hospitalet podreu trobar gairebé tots aquests còmics, publicats per l’editorial La Cúpula.

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Robert Crumb: biografia........................................................................................................................................................................dfsafff L’ obra de Robert Crumb està formada bàsicament per historietes curtes, per tant és difícil fer una ressenya d’un àlbum concret, ja que les narracions que pot incloure són una selecció més o menys arbitraria. Per tant, potser ens serà més útil ampliar aspectes de la seva obra en general, i fins i tot de la seva vida, ja que el mateix Robert Crumb es va convertir a sí mateix en un dels principals personatges dels seus còmics i veritablement es complicat distingir l’autor del personatge; per entendre el personatge haurem de conèixer la persona. Per assolir aquests objectius hem acudit a una web, molt completa, exclusivament dedicada al Robert: http://webalrobertcrumb.iespana.es/ , de la que hem agafat tant el contingut com l’estructura d’aquest i dels dos següents apartats: obra i temàtica. Robert Crumb, uno de los cinco hijos del militar de carrera Charles V. Crumb, nace el 30 de agosto de 1943 en Philadelphia (EE.UU.) en un ambiente católico y conservador; con un padre de maneras violentas (le rompió la clavícula cuando tenía cinco años) y una madre fervorosa torturada por la culpa, Robert y sus hermanos tuvieron que aprender a evadirse rápidamente, y para ello nada tan a mano como aquellos tebeos que tanto les gustaban. Charles -el mayor- obligaba a sus dos hermanos varones a ilustrar una y otra vez variaciones sobre la versión cinematográfica de La isla del tesoro, y fue gracias a él que Robert aprendió a dibujar rápido y bien ("Para salir rápido de eso"), diría después en uno de sus muchos cómics autobiográficos: "Me gusta dibujar, eso es todo, es un hábito que tengo profundamente arraigado, y es debido a mi hermano Charles. Él fue quien empezó con todo esto de los tebeos, cuando éramos unos crios, estaba obsesionado con ellos, no le interesaba nada de lo que hacen los niños normales, ni los juegos, ni los juguetes, ni los deportes. No hacía más que leer tebeos, dibujarlos, pensar y hablar de ellos. A mi me gustaba dibujar pero me interesaban otras cosas además de los tebeos, me gustaba dibujar escenas realistas, y edificios, coches, cosas así; a él no le interesaba nada de esto, solo los tebeos. Nos reuníamos y hablábamos sobre tebeos. De hecho, La compañía de tebeos “El club de tebeos Crumb” éramos los cinco hermanos: Charles, Robert, Carol, Sandy y Maxon. Mi hermano Charles y yo dibujábamos historietas de la Isla del Tesoro". Además del dibujo, Robert no tardaría en mostrarse enormemente precoz en otro aspecto que también le marcaría de por vida: la sexualidad, a la que despertó a tan temprana edad que -según cuenta él mismo- lo erotizaba nada más y nada menos que el Bugs Bunny de su más tierna infancia.... así como las botas de cuero de su tía y el deseo irrefrenable, a veces satisfecho, de cabalgar sobre ellas. Semejante libido infantil, sumada a un carácter tímido e introvertido (y a una educación primaria de colegio católico que le enredó la psique -aún más si cabe- hasta convertirlo en un enano puritano reprimido y desorientado), no le facilitaron en absoluto las cosas a la hora de relacionarse con los demás (sobre todo con las chicas), de modo que cuando Robert llega a la escuela superior, se descubrirá incapaz de integrarse entre sus compañeros: "Recuerdo que a los trece o catorce años, cuando intentaba ser un adolescente normal, hacía el ridículo. Intentaba comportarme como ellos y resultaba ridículo, muy extraño, de modo que dejé de intentarlo y me convertí en una sombra. Ni siquiera estaba allí, la gente ni siquiera era consciente de que yo estuviese allí, en su mismo mundo. Aquello me anuló por completo, porque había desaparecido la presión de intentar ser normal.” En octubre de 1962 se muda a Cleveland donde encuentra trabajo como ilustrador en una empresa de tarjetas de felicitación. En 1965 comienza a colaborar como profesional en algunas publicaciones entre las que se encuentra la revista Help!, revista humorística editada por James Warren, donde consigue realizar uno de sus mayores sueños, trabajar con Harvey Kurtzman, dibujante y creador de la revista Mad, al que Crumb considera como una de sus mayores influencias. Durante este periodo, Crumb empezó a experimentar con el mundo de las drogas; el LSD hizo aparición en su vida por vez primera para venir a cambiarlo absolutamente todo en ella. Por lo pronto, su manera de dibujar se torna en un estilo totalmente psicotrópico y surrealista (acorde a los tiempos reinantes). Comienza a colaborar también con algunas publicaciones "underground" como Yarrowstalks, revista para la que creó al personaje Mr. Natural. En 1967,alentado por la reacción favorable que encontraron algunos dibujos suyos publicados en fanzines alternativos, decide trasladarse a San Francisco, epicentro del movimiento hippie y las comunas libertarias que por entonces se hallaba en pleno auge de la pscicodelia y del llamado flower power. Sin embargo él no se sentía parte de ese ambiente: "Dios sabe que lo intenté. Venía aquí todos los días e intentaba ser uno de ellos, naturalmente lo hacía para ver si me tocaba algo de todo ese amor libre, pero no me comía una rosca, me decían: — tú eres de narcóticos — y en las fiestas todos se apartaban de mí, ya que más o menos tenía el mismo aspecto que ahora. Recuerdo que una vez Janis Joplin me dio un consejo, me dijo: — Crumb ¿qué pasa contigo, es que no te gustan las chicas? —, y yo respondí: — Claro que me gustan las chicas, ¿que te crees? — y ella me respondió: — Pues entonces déjate crecer el pelo, ponte una de esas camisas de satén, una chaqueta de terciopelo, unos pantalones de campana y unos zapatos modernos y verás como funciona —, pero no podía hacerlo, todo aquello me parecía demasiado estúpido, no iba conmigo. Nunca fui un hippie auténtico, yo no era lo bastante guapo... quiero decir en espíritu; en mi espíritu habitaban oscuros demonios y los hippies lo sabían, ellos eran capaces de detectar tus vibraciones.”

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Será también en San Francisco, a comienzos de 1968, donde Crumb publicará el primer número de su fanzine Zap Comix, considerado como el acta de nacimiento del llamado cómic underground o comix y que se convirtió en un gran éxito de la noche a la mañana. Durante estos años, encontraremos repartido su trabajo entre decenas de revistas underground, entre ellas Uneeda, Big Ass, Motor City Comics, OZ Magazine, Dirty Laundry, XYZ y otras muchas; en 1968 El gato Fritz consigue un espacio fijo en la revista Cavalier, desde donde salta a la fama, siendo también por estas fechas cuando Crumb dibuja la famosa portada para el disco Cheap Thrills de Janis Joplin and The Big Brother & The Holding Company, dándose así a conocer en todo el mundo. Pero Crumb cansado de verse expuesto públicamente, rechaza realizar otra portada para los Rolling Stones, así como hacer una aparición como invitado en el popular programa de la televisión norteamericana Saturday Night Live, y se retira de la imagen pública: "Ni hablar, no quería salir en Saturday Night Live. Los Rolling Stones querían que les hiciera la cubierta de un álbum, tuve un par de propuestas así. Después de un año de reconocimiento, de la estupidez de la fama y todo eso, sencillamente dije: ¡a la mierda!. Empecé a dibujar en mis cómics la parte más oscura de mí mismo, algo que hasta entonces había mantenido oculto." Desde principios de los años 70, Crumb se instala en una granja de California donde, además de dibujar, cultiva su otra gran afición: la búsqueda compulsiva de discos antiguos de 78 rpm, recopilando una selectiva colección de miles de ellos fruto de su pasión por la música negra de antes (blues, jazz, honky tonk, etc.) La colección de discos ha servido de musa inspiradora en la creación -en 1972- de una banda de swing, la Keep on Truckin´ Orchestra (posteriormente reconvertida en los Cheap Suite Serenaders), compuesta por el propio Crumb -banjo y vocales- y varios de sus amigos (Bob Armstrong -también dibujante de comics-, Allan Dodge, el realizador Terry Zwigoff, Tom Marion y Bob Brozman) en un variado surtido de instrumentos acústicos, incluido el serrucho. Para marzo del 81 (tras colaborar únicamente en diversas antologías) decide editar sus propios trabajos, dando a luz a la revista Weirdo (para la que dibujó gran parte de su producción durante los '80 y de la que coordinó junto con su esposa Aline veinte entregas alternas de las veintisiete que duró el título) y más tarde a Hup (1987), otro título en solitario esta vez con la editorial independiente Kitchen Sink, en manos del conocido editor underground Dennis Kitchen, que ya desde el 78 había recogido mucho del trabajo de Crumb en su revista independiente Mondo Snarfo. Si durante los años setenta Crumb exorcizaba los demonios de su propia fama a través de toda una serie de revistas alternativas y minoritarias, los ochenta le verán luchar -con característica autoflagelación- contra la extendida idea de que ha pasado la flor de su vida y obra; todo el trabajo que nos ha ofrecido desde entonces -aunque más escaso- es la prueba irrefutable de que nunca perdió su talento. De hecho, a mediados de la década la carrera de Crumb cosechó un gran reconocimiento público cuando sus dibujos comenzaron a aparecer en revistas de tirada nacional como Newsweek, People, etc.; además, su obra se presentó en una de las más prestigiosas galerías de arte de la ciudad de Nueva York bajo el nombre "Psycadelic Solution", mientras que en 1990 el Museo de Arte Moderno de Nueva York incluyó su trabajo en una exposición llamada "High & Low" junto con trabajos de otros famosos dibujantes. Por si fuera poco, comienza a colaborar en prestigiosas revistas como Raw (dirigida por Art Spiegelman), mientras que -paralelamente a la realización de sus comics- inicia su sobria carrera como ilustrador tanto de discos compactos, colecciones de discos antiguos y barajas de antiguos bluesmen como de libros de Bukowski (El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, 1993) o Zane Mairowitz (Kafka para principiantes, 1994). En 1993 se muda permanentemente a un pequeño pueblo del sur francés donde vive feliz y tranquilamente con Aline y su hija Sophie (a las que adora y venera en muchas de sus historietas) en una casa de campo que cambió a su propietario y admirador personal por seis libros llenos de dibujos y bocetos personales. Allí será galardonado en 1999 -en reconocimiento a su obra y trayectoria- con el prestigioso Gran Premio del Festival de Cómic de Angulema. En abril de 1995 se estrena “CRUMB”; producida por David Lynch y dirigida por su amigo y violonchelista en los Cheap Suit Serenaders, Terry Zwigoff, esta película/documental realiza una deliciosa y detallista disección de la vida y obra del artista de la mano del propio Crumb, que aporta su singular idiosincrasia y particular visión del mundo que le rodea, buceando en sus pasiones y obsesiones más recurrentes en un recorrido que atrapa, sorprende y sobrecoge por momentos al espectador. En la actualidad -y por desgracia- dibuja cada vez menos cómics, mientras que (en contraprestación) aparecen con más frecuencia libros con sus bocetos e ilustraciones más intimistas, como son Miettes (Migajas), The R. Crumb Handbook (que incluye autobiografía, una enorme recopilación de viñetas y un cd con grabaciones del propio Crumb acompañado por diferentes grupos realizadas entre 1972 y 2003), los numerosos Crumb´s Sketchbook (diarios ilustrados) o Waiting for Food y Waiting for Breakfast, todos ellos magníficas muestras de un humor más irónico, refinado e hiriente, o si se quiere, simplemente más maduro y meditativo.

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Robert Crumb: obra Como ya hemos visto, el amor e interés de Crumb por el cómic se despertó muy pronto gracias a su hermano mayor, Charles, quien -además de prestarle comic books de E. C. Segar, Carl Barks y Walt Kelly entre otros- le imponía la obligación de dibujar constantemente en una actividad compulsiva que le marcaría de ahí en adelante; de hecho, son los hermanos Crumb el perfecto punto de partida a la hora de explicar el por qué de esa original excentricidad desviada que impregna todo tanto en la vida como en la obra del autor. Debemos ver el documental sobre Crumb y familia para comprender como un padre violento, una madre católica ultraortodoxa y adicta a los tranquilizantes y un círculo de hermanos asociales y retraídos determinan todos ellos el carácter de un joven Robert y su actitud mental y vital para con todo lo que vendrá después. De modo que si su infancia plantó ya el germen para el perfecto outsider, los ambientes de rechazo a todo lo convencionalmente establecido que frecuentará de forma voluntaria durante sus años de juventud harán de él el tipo raro, introvertido e irrepetible que es hoy en día. Porque Crumb es raro en un sentido especial de la palabra; para ser un tío que estaba en medio de todo aquel asunto de la contracultura, nunca fue precisamente de hippie: con un aspecto más bien rancio y conservador, se aburría en las mismas fiestas a las que Joplin y Hendrix acudían a desfasar, detestaba el rock psicodélico en favor del blues de cinco décadas atrás y el LSD le provocaba ataques de paranoia. Y sin embargo ahí estaba, cerca del centro de todo e integrado oficialmente en la nueva corriente libertaria de lo políticamente incorrecto. Este es el tipo de realidad en el que siempre ha vivido inmerso Crumb, haciendo de su obra algo único y -a todas luces- fuera de lo común para cualquiera; y es que gente rara la encontramos en todos lados, pero gente rara como Crumb (con la capacidad de comunicar tan gráficamente todo lo anómalo que hay en su interior) existe muy poca. Si la circunstancia personal de Crumb resultaba convulsa y caótica, no lo es menos la del mundo inmediato que le rodea: los EE.UU. establecen un mando militar en Vietnam del Sur, el rector de la Universidad de Mississippi niega el ingreso a un estudiante negro (la policía y 3.000 soldados reprimen los disturbios ocasionados cuando el estudiante ocupa su lugar en la universidad), el satélite estadounidense Telsar envía señales de radio y televisión tanto a Europa como a 200 reactores atómicos en funcionamiento y John Glenn es el primer estadounidense en órbita. En este tiempo de cambios, de lucha contra el racismo y el inicio de la conquista del espacio, los Estados Unidos comienzan ya a conformarse como una sociedad de consumo. Las creaciones de la era psicodélica de Crumb captaron hábilmente los colocados ideales, alegrías y paranoias de ese período, pero siempre con un "tercer ojo" despiadadamente analítico que tendía a desmontar sistemáticamente todo aquello, mostrando sin pudor cuanto de hipocresía y borreguismo yacía latente en la cultura del hippie de entonces; hoy sus dibujos se nos muestran tan lúcidos como lo fueran entonces. Por contra, y junto con esta especie de conciencia superior crumbiana, debemos destacar aquí la aparente falta de rumbo -por llamarlo de alguna manera- con que el autor creaba en esta época: "Mi estilo cambió mucho en los años 65 y 66. Fue como una visión, algo muy fuerte, como un bofetón; una experiencia visionaria. Tomé una droga muy rara, se suponía que era LSD, pero tuvo un efecto extrañísimo, me enturbió el cerebro totalmente, el efecto me duró un par de meses, empezaron a salirme estos personajes como de dibujos animados, cosas que no había dibujado nunca, con estos zapatones y tal. Entonces dejé de tener una idea clara y coherente de lo que estaba haciendo, empecé a ser capaz de dibujar esta especie de historietas inconscientes e improvisadas y a inventarme cosas. Daba igual que no tuviesen sentido, aunque fuesen una idiotez, me daba lo mismo. Todos los personajes que utilicé en los años siguientes los creé durante ese periodo, pensé que encajaban en la visión que estaba teniendo, pues se me estaba revelando un lado muy sórdido del subconsciente de América. Entonces se editaban todas aquellas revistas hippies underground, allá por los años 66 y 67; en cada ciudad había por lo menos un par de ellas, publicaban cualquier cosa relacionada con la experiencia psicodélica o con la ética hippie, empecé a mandar a estas revistas algunos de aquellos comics que había hecho inspirados por el LSD y les gustaron. Entonces apareció un tipo que me propuso hacer un número entero de su revista, que se llamaba Yarrowstalks; al final lo llevé a cabo y fue todo un éxito. Entonces me dijo: `oye, por qué no haces más historietas psicodélicas, yo te las publicaré.' Así que me puse a trabajar e hice dos números completos de Zap Comix." Sería en esa primera edición de Zap en la que surgirían dos de los personajes que más tarde se convertirían en símbolos absolutos de la contracultura: el gato Fritz (de ideas amorales, sexualmente promiscuo y aficionado a la marihuana) y Mr. Natural (un pseudo-gurú lascivo y embaucador con una pretendida conciencia iluminada). Utilizando el estilo de las tiras de prensa de comienzos del siglo XX, Zap Comix abordaba abiertamente el sexo y la crítica política, lo cual resultó enormemente transgresivo en aquellos años y sociedad, sobre todo teniendo en cuenta que el cómic en Estados Unidos había estado tradicionalmente orientado hacia el público juvenil. La popularidad que alcanzó, sin embargo él no la fomentó en forma alguna: siempre la despreció. Estaba en aquello porque le gustó desde siempre; Robert encontró una manera de canalizar su enorme talento artístico -que no encontraron sus hermanos- y al mismo tiempo de exorcixar sus demonios interiores por medio del dibujo como terapia personal estabilizadora. Respecto a esta vía de escape de una locura innata a los genes de los Crumb (que se materializó brillantemente en sus comics de los 60), el propio Robert confiesa:

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"(...)retrataban los ritmos de la muerte cultural. En mi propia manera incoherente y alucinada, traté de dibujar las imágenes que veía en mi mente cuando oía música pop moderna estando de LSD... tontos payasos moviéndose en la pila de basura en la que estaban convirtiendo la Tierra... me engañé con mis propios dibujos. Otra gente pensó que eran imágenes felices de muñecos relajados teniendo un buen rato... ¡Así que eso terminé pensando yo mismo! Olvidé lo que eran realmente: ¡fotografías de la danza de la muerte!." Esta tensión entre la angustia espiritual y la satisfacción terrenal (que dio como fruto cuatro décadas de afiebrada actividad artística) convirtieron a un huraño Crumb en una de las figuras capitales del emergente cómic underground,que surgió en y como contraposición contestataria a aquella corriente de la ilustración contemporánea que, personificada por una nueva generación de súper-héroes americanos de grandes y patrióticos ideales, era subvencionada por el administración norteamericana como vía hacia la politización guiada de la juventud de la nación, constituyéndose el movimiento underground en todos sus niveles y formas como autoproclamada némesis del conservadurismo y conformismo del americanismo oficial. Las opiniones sobre la obra de Robert Crumb (al igual que el propio Crumb) siempre han tocado los extremos: para algunos entendidos es uno de los grandes artistas del siglo XX, comparable a escritores satíricos de la talla de François Rabelais, Jonathan Swift o Mark Twain; el renombrado crítico de arte de la revista Time Robert Hugges considera a Crumb como “el Brueghel de la última mitad del siglo XX”, alegando la tremenda lección de humanidad apasionada y lasciva que nos brinda y observándolo como parte de toda esa tradición del diseño gráfico que surge como protesta y crítica social. Hugges -que subraya el sentido de la monstruosidad de Goya que surge en Crumb con sus mujeres con cabeza de pájaro- ha declarado: "El material de Crumb surge en un sentido profundo del absurdo de la vida humana. En un determinado nivel psíquico, no hay ni héroes ni villanos, ni heroínas e incluso las víctimas son cómicas. Creo que esto es lo que a la gente de Estados Unidos les resulta difícil de aceptar porque entra en conflicto con sus sentimientos básicos, es una suerte de mezcla de idea utópica por un lado y puritanismo por el otro, que es sólo otra clase de idea utópica que nos ha dado ese discurso embrollado que tenemos hoy en día. Así que Crumb, como todos los grandes satíricos, es un extraño en su tierra." Otros, en cambio han tachado el trabajo de Crumb de pornografía misógina, degradante e inmadura, basándose en algunos cómics salidos de madre y pasados totalmente de rosca con los que Robert ha obsequiado a los seguidores de su carrera y visionarios casuales. Lo cierto es que Crumb -que no ocultó nunca sus obsesiones sexuales, más bien nos las mostró abiertamente- no se ha preocupado nunca de mantenerse fiel a lo políticamente correcto; en caso contrario jamás hubiera desnudado tan gráficamente su alma torturada, su mente viciosa y su imaginación divagadora y traviesa. De hecho, esa es -junto con un guión inteligente y reflexivo y un dibujo en el que recrearse sin medida- una de las mayores bazas de Crumb como artista: una sinceridad vergonzante y explícita en grado supino que no tapa nada, que se muestra desacomplejada y obscena, tal y como es, en sus más peliagudos desvaríos y deseos sexuales inconfensables. Son los rincones más oscuros de sí mismo los que suele ofrecernos Crumb, en sus más variadas formas, personajes e inquietantes sensaciones. Esta destreza para la sátira más demoledora fue reconocida muy pronto por todos los grandes autores del primer cómic estadounidense que antaño inspiraran a un jovencísimo Crumb, entre ellos Billy De Beck (autor de la tira de Barney Google), C. E. Brock, Rube Goldberg, E.C. Segar (creador de Popeye), Carl Barks (que dibujó para Disney historietas del Pato Donald), John Stanley o el mismo Harvey Kurtzman, vaca sagrada de la corriente underground -gracias a su trabajo en Mad- que terminaría por convertirse en su mentor. Sin embargo, y aunque resulta innegable que esta selecta mezcla de influencias se halla en la génesis de todo el trabajo de Crumb, es de justicia señalar que la obra de Crumb ha repercutido en la historia del cómic mundial en mucha mayor medida de lo que lo hiciera la de sus ilustres predecesores, revolucionando el trazo (desde el más sobrio al corrosivo y psicodélico) y abriendo para la historieta temáticas que anteriormente le estaban vedadas. Es más que notable su influencia en autores norteamericanos contemporáneos como Charles Burns, Daniel Clowes o Joe Matt entre muchos otros, mientras que en España la divulgación de sus cómics fue determinante en la obra de autores como Miguel Ángel Gallardo, Max y Martí. La herencia de Crumb pervive con fuerza incluso en los tardíos noventa, siendo el estadounidense Peter Bagge (que coordinó los siete números de Weirdo que no hicieron Robert y Aline) el alumno más aventajado a mi entender. Una comparación de la obra de Crumb con la del talentoso e inconfundible Bagge nos descubre inmediatamente ese mismo humor cáustico en un comic "actual" (Odio es una perfecta muestra de ello), maneras similares en la forma de contar historias sobre personajes no demasiado convencionales, situaciones estúpidas de la vida cotidiana y reflexiones sobre temas sólo aparentemente absurdos; incluso gráficamente sigue habiendo paralelismos: el estético uso del blanco y negro y la tendencia a la caricaturización grotesca son marcas estilísticas que ambos comparten.

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Robert Crumb: temática Robert Crumb creó sus cómics para poder tratar en ellos aquella marabunta de obsesiones, preocupaciones y reflexiones vitales que le cuece la sesera desde que era un crío en Philadelphia. Al respecto parece evidente que, junto con el tratamiento de toda una serie de espinosos temas de carácter social (las drogas, la integración racial, el feminismo, la guerra de Vietnam, la decadencia de una sociedad WASP gastada y enferma...) que eran comunes entre los autores underground de su generación (Shelton, S. Clay Wilson, Spiegelman, etc.) y más propios de la época de juventud de Crumb, junto a toda esta temática comiquera progresista Robert ofrecía también un componente terapéutico personal basado en la plasmación sobre el papel de aquellos aspectos más oscuros con que su psique se había ido adornando con el paso de los años. Teniendo como pavoroso ejemplo la locura patente y no canalizada de sus dos hermanos (tan parecidos a él), Crumb debió tomar conciencia muy pronto de que si no sacaba deprisa aquellas cosas de su cabeza, no tardarían en instalarse en ella definitivamente. Así, eligió cuidadosamente sus traumas en la medida de su gravedad así como del interés que su narración-tratamiento pudiese suscitar entre el público lector, de modo que a lo largo de su vasta obra podremos asistir a sus primeros y disfuncionales escarceos amorosos de adolescencia (Footsy), narraciones sobre su particular integración en el rollo hippie (Recordando los '60), alegorías sobre su carrera y su reconocimiento como artista (La historia de mi vida) o su inadaptación a un mundo que no comprende (Cagueta de las cavernas), así como a relatos introspectivos acerca de su entrada en la edad más adulta (La crisis de madurez de tío Bob). Sin embargo, y en lo que respecta a sus trastornos y desórdenes mentales, todo esto no es más que la punta del iceberg: la verdadera patología crumbiana, la que le corroe por dentro, radica en su relación con las mujeres, y no sólo con aquellas que se llegaron a cruzar en su camino, sino con las mujeres como género. Por un lado, esta su gran obsesión ha sido tratada con la habitual medicina Crumb ya reseñada; muestra de ello son las dos geniales partes de Mis problemas con las mujeres, La historia de mi vida, Footsy o la más centrada en la terapia Si yo fuera rey, en las que sus desbocadas fantasías eróticas están a la orden del día y su latente misoginia no puede sino aflorar en determinadas situaciones comprometidas. Pero al margen de todas estas historias de carácter autobiográfico, las mujeres -siempre en su faceta de animales sexuales- campan a sus anchas por toda su obra, en los más insospechados rincones, aunque no cualquier tipo de mujer, no: Crumb -como Rubbens- tiene un riguroso canon estético para definir aquello que para él es deseable sexualmente, y no se lo salta por nada ni nadie. Estas son las Mujeres de Crumb, sempiternas e incontables en su obra. De caderas anchas y contundentes, generosísimos traseros y piernas robustas como columnas griegas (todo ello hasta la más pura desproporción), parece que a Crumb el resto de su anatomía le sobrara por completo (opinión apoyada por cierto dibujo bizarro), ya que caras y torsos -aunque los prefiere hermosos, claro está- le traen más sin cuidado que el fundamental tren inferior, al que dirige su más auténtico y enfermizo fetichismo. En lo que respecta a su carácter, estas mujeres suelen ser bastante excéntricas en su comportamiento como norma general, cosa bastante lógica si caemos en la cuenta de que -en la gran mayoría de los casos- se trata de comics autobiográficos que muestran a mujeres que REALMENTE han osado acercarse a un tipo de la especie de Crumb (y además liarse con él!!). Semejante reduccionismo sexista irritó -como es natural y comprensible- a las feministas de la época, que veían en estos dibujos una clara depreciación de la mujer como persona (en pos sólo de su físico), pero a él le daba igual, siempre le resbaló. Ama y desprecia tanto y a la vez a las mujeres que cualquiera que intente ponerle un apelativo al respecto -del signo que sea- hará necesariamente el ridículo: Crumb es inclasificable. En el cartel publicitario para una exposición suya en el Museo del Erotismo en París, Crumb se muestra a sí mismo como un degenerado baboso y sudoroso en una imagen que pide a las feministas que corten y usen como blanco de sus iras, así que al menos es consciente -y comprende- los exacerbados odios que genera. Sin embargo, esa misoginia de la que hace gala, más que algo elegido y aislado parece una clara derivación de una misantropía mayor que Crumb dedica a un mundo y una época en los que jamás se sintió como en casa, en los que nunca consiguió adaptarse ni ser aceptado como uno más. Como él mismo admite, las mujeres -a las que desea y venera por encima de todo- no se dignaron a hacerle el más mínimo caso hasta que, por azares del destino, se vio encumbrado con éxito en un mundillo de sana y descontrolada promiscuidad sexual, de modo que no debe resultarnos extraño que, junto con esa adoración venérea, conserve cierto resquemor por tantos y tantos años de frustrante sexo en solitario (declara que, aún hoy, tiene por norma masturbarse cuatro veces al día, incluso con sus propias creaciones).

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Como vana disculpa a todo esto (si es que la hay), debemos argumentar en su favor el hecho de que -al mismo tiempo- está marcado a fuego por cierta empatía hacia todo ser humano, cierta compasión universal por todos nosotros que caminamos como borregos por la senda marcada, lo que hace que su trabajo tomé en ocasiones el rumbo de lo simplemente hermoso, humano o reconfortante, un tono abiertamente positivo y conciliador en el que sabe regocijarse hasta el punto de gritar un sincero agradecimiento por todo aquello que de bueno tiene para él esta vida (Gracias! Gracias! del '89). Estas pinceladas ocasionales -que le congracian por momentos con nuestro cruel y estúpido mundohan dado como fruto las más bellas páginas que Crumb se ha permitido dibujar, con varias historias fantásticas y reflexivas sobre los pioneros del antiguo blues del delta del Mississippi (a las que Crumb dedica su trazo más delicado y cuidadoso) o su pasmoso Art & Beauty Magazine, una fascinante recopilación de sus más variados y preciosos dibujos entre los que destacan retratos -más o menos eróticos- realizados con una delicadeza, sensibilidad y respeto hacia la figura femenina a priori impensables en un autor tan denigrado por el movimiento feminista. Técnicamente, sus cómics tienen un estilo único como gran innovador en su campo que es: su inconfundible trazo básico a pluma -limpio y grueso- casi siempre se halla ausente de refinamiento alguno, dando lugar a unas líneas enfáticas y ondulantes que la zurda de Crumb ha terminado por convertir en marca de la casa. Su caracterización de los personajes jamás tuvo rival, dándole un giro de tuerca a la herencia cartoonist para dejar de humanizar a los animales y pasar a animalizar a los hombres, mostrando además la misma facilidad para dibujar formas monstruosas y alegóricas que para el realismo y las formas humanas, el mismo talento para colorear que para mostrar su trabajo en ese blanco y negro tan característico en él. Los escenarios y ambientaciones que ocupan el fondo de sus viñetas suelen ser copiados fielmente de fotos y visiones reales, a partir de las cuales crea texturas, profundidad y espacialidad con gran cantidad de matices y detalles preciosistas; pareciera que, con toda su carga de subjetividad, Crumb no pudiera despegar de la realidad ni siquiera sus historias más oníricas e irreales. Este estilo narrativo centrado en el arte como liberación de las propias obsesiones ha encontrado otras formas de expresión artística tan válidas y meritorias como la de R. Crumb, concretamente en el cine de un tal Woody Allen que, bien mirado, se nos semeja tanto a Crumb que parecen hechos por el mismo molde: con sus brillantes reflexiones sobre la inadaptación social, las modas absurdas que todo el mundo sigue sin poner a trabajar una sola neurona, su desacuerdo con la gente normal de su tiempo, en definitiva, sus pesares existenciales, ambos resultan artistas minoritarios y nostálgicos de una América desaparecida hace tiempo, refugiados en la práctica y escucha de una música propia de un pasado en el que las cosas tenían más sentido porque se hacían poniendo el corazón en ellas. Y es a pesar de su terror hacia la vida moderna que ninguno de los dos puede evitar reaccionar ante ella, querer derribarla por completo con sus solas manos, poniendo a parir en ello al resto del planeta pero no dudando ni un instante en hundir su propia persona en el fango si es necesario, pues sólo riéndose de uno mismo puede uno aprender a hacerlo también de toda la mierda que le rodea; sólo hay que echarle un poco de voluntad. De entre todas las criaturas que creó en sus cómics, es posible que ninguna sea tan curiosa y digna de análisis como una llamada Robert Crumb que también vive en sus cómics. Y es que aunque las ideas de Crumb son constantemente expresadas por boca de Mr. Natural, Fritz, Doggo y un largo etcétera de seres que van desde lo patético y acomplejado a lo abiertamente grandilocuente (pues todos son parte inherente de la personalidad de Crumb), la mayoría de su obra como él mismo confiesa- tiene un claro tinte autobiográfico, y en consecuencia son muchas las ocasiones en las que es el mismo Crumb el que tiene que salir a la palestra de la viñeta para relatar aquellos pasajes o expresar aquellas concepciones más íntimas y personalistas. Crumb aparece en sus comics como él mismo, tratando de reflejarse tal cual es (o, al menos, tal como se ve), de modo que -en un continuo alarde de sinceridad que fue asombro de muchos en su época-el Robert Crumb que vemos en sus comics es un hombre común, si acaso nimio, un cascarrabias que machaca a jornada completa sobre la triste desaparición de todo lo que valía la pena y que con frecuencia se ve atormentado por sus obsesiones y deseos más enfermizos; o lo que es lo mismo: el propio Crumb en papel y tinta, con todas sus luces y sus numerosas sombras.

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Viaje al planeta de Robert Crumb Aquesta entrevista, datada el 20/01/2008 ens permet conèixer que fa i qui és Robert Crumb actualment. La va realitzar Iker Seisdedos al seu refugi a França i la va publicar el diari El País. Hace unos treinta segundos que el altavoz mono escupe la mugre acumulada durante ochenta años en los surcos de la bellísima tonada hilbilly Lost child, registrada por los hermanos Stripling en Alabama en los rurales años veinte. Cualquiera que sepa algo sobre Crumb ya supondrá que la canción, que él mismo ha escogido con las manos recién lavadas entre su colección de 5.000 discos raros de 78 revoluciones, debe terminar antes de que el mundo moderno continúe marchando. Por lo que a él respecta, el resto de la vida podría pasar así. Bien cerca del viejo amplificador de válvulas. Absorto en la música y soltando frases como: "La muerte me preocupa menos de lo que solía, ahora que la veo de cerca no encuentro las razones para pasarme el día lamentándome, sintiéndome miserable y acongojado". Algo así sólo puede estar sucediendo en el Crumbland, una casa de piedra sobre el río, con siete plantas atiborradas de cosas bonitas y una arcaica fotocopiadora Xerox por toda concesión a la tecnología. Desde sus ventanas se domina Sauve y las tierras de viñedo que rodean a este pueblo medieval encaramado a las colinas de la región francesa de Languedoc Roussillon igual que uno de sus esmirriados personajes treparía por la anatomía de una mujerona. Aquí se mudó desde California en 1990 el universo Crumb al completo. Los discos, los rotuladores Rapidograph y los míticos personajes: Fritz el gato, Mr. Natural, el mequetrefe atormentado de Flakey Foont o las muy reales Aline Kominsky, esposa, y Sophie, hija y dibujante como papá y mamá. Además de, claro, Robert Crumb (Filadelfia, 1943), quien, a golpe de cómic autobiográfico se ha convertido en uno de los arquetipos más conocidos de la historieta mundial. Y en uno de los más inaccesibles. Está el Crumb pervertido sexual; el Mr. Sixties, héroe y azote de la contracultura, el neurótico de la familia disfuncional que Terry Zwigoff retrató en un sobrecogedor documental, el enemigo de las feministas, el "dibujante más amado de América", la inspiración de éxitos de cine indie como American splendor... y el viejo amargado que, hacia el final de R. Crumb: Recuerdos y opiniones (Global Rhythm Press), sensacional autobiografía publicada este año en España, escribe: "Mi propia condición consiste en odiar lo que soy". Son la esposa Aline y el fiel amigo y coautor del libro, Peter Poplaski, otro expatriado americano, de profesión artista, quienes reciben al invitado. Crumb detesta cualquier encuentro fijado para hablar de temas personales pautados (es decir, cualquier entrevista). Y no es broma: en Sauve circulan historias de periodistas llegados de Los Ángeles que se fueron por donde habían venido tras tres días de infructuosos intentos de acercamiento. El viernes pasado sí hubo suerte. Hacia el final de la tarde, a Crumb no le pareció mala idea cenar con el grupo después de un día de trabajar en su última y ambiciosa obra, un cómic sobre el Génesis, y de conocer, por boca de Aline, que el periodista parecía "un ser humano decente". Viéndole aparecer, lo de legendario ermitaño no se antojaba una pose. Crumb es un tímido rematado que se encorva escuálido, se esconde tras sus dioptrías y tiene pinta de haber conocido a más gente de la que habría deseado. Más tarde, a la mesa de un restaurante vietnamita del pueblo de al lado, explicará: "No veo el interés de hablar conmigo. Es mucho mejor Aline". Me preguntan: "¿Por qué se mudaron a Francia?". Y digo: "No sé, Aline, ¿por qué lo hicimos?". De su condición de notaria de todas las cosas Crumb, ella había dado buena cuenta por la tarde en el estudio de su marido, una habitación endiabladamente ordenada, de paredes forradas de cuadros, fundas de discos de blues y muñecos alienígenas. Durante unas cuatro horas, Aline y Peter Poplaski habían repasado la vida de Crumb. De la infancia en Filadelfia como el mediano de cinco hermanos, hijos de un marine y una "chalada", al surgimiento del cómic underground a finales de los sesenta en San Francisco, del que Crumb se erigiría en faro para "convertirse en alguien al que de pronto las mujeres hacían caso". De cómo sus dibujos cotizan (estupendamente bien) en un mercado del arte que desprecian ("hemos hecho un pacto con el diablo para ganar la pasta gansa", admitirá Aline) a por qué Robert sólo colecciona discos publicados entre 1926 y 1932. De lo que piensa votar en las próximas elecciones de EE UU (demócrata, está por ver si Hillary u Obama) al día en que Aline encontró a Robert.

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“Alguien me dijo... tienes que conocerle, pareces uno de sus personajes", recuerda Aline. "Pese a que tenía mujer y novia, parecíamos predestinados... De hecho, puso mi apellido, Kominsky, a una chica en uno de sus cómics antes de conocernos". El tiempo no ha hecho sino acentuar el parecido entre ella y los sueños de Crumb; esas mujeres grandes, de muslos torneados y bíceps fornidos que Robert siempre buscó hasta la obsesión. Incluso ahora que Aline se encamina hacia los sesenta años y es más conocida en la región como profesora de gimnasia y pilates que como artista. Ella también dibujaba cómics underground en la época. Y sentía la misma pulsión autobiográfica de Crumb por mostrar sus intimidades, como quedó demostrado bien pronto en un volumen que titularon a medias Trapos sucios (1976). Con él, quedó inaugurado un género en el que cada uno se representaba por su lado en viñetas basadas en hechos reales (y que aún hoy se publican con regularidad en New Yorker). "No hay mucho que hacer con nuestra desvergüenza", admite Aline. "Es como decirle al mundo: soy asqueroso, horrible, hago cosas censurables... ¿Aún me quieres?". Después de más de 30 años de descarnada sinceridad, el matrimonio Crumb sigue, dice Aline, fabulosa contadora de historias de voz grave, "haciéndose reír el uno al otro" y tratándose de un modo tan afectuoso como burlón. -“Y dime Robert” -pregunta Aline en la cena- “¿Afectó en los sesenta el LSD a tu trazo?” -“Sí, claro. Tomé unas 15 veces, y lo dejé” -responde él -. “Primero dejé las anfetaminas, luego el ácido, los porros, el alcohol y finalmente América.” El tono de Crumb se mueve en frecuencias bajas, entre ironías y encogimientos de hombros. "La razón por la que odio las entrevistas es que dejo salir todo y quedo vacío", había dicho antes de revelar los entresijos del contrato que le une a su último proyecto, una recreación literal del libro del Génesis. "Me ofrecieron 200.000 dólares, que parecía un pastón. Tres años de trabajos forzados después, no resulta tanto dinero." Crumb tiene ya unas 120 páginas en las que recrea pasajes bíblicos con un detalle nunca antes visto en su obra. Para ello, cada día abandona su casa por un estudio cercano cuya localización desconocen hasta sus amigos. Se encierra y dibuja durante horas. Dice que necesita estar recluido para acabar su "obra más ambiciosa". Es una madriguera que encontró después de mucho buscar, propiedad de una ciudadana inglesa de la zona. En un giro más propio de Paul Auster, resultó que la casera se había doctorado en Oxford en el Génesis y se llama Arabella Crumb (el matrimonio la conoció porque recibía reiteradamente su correspondencia por equivocación). "No creo que el resultado vaya a contentar a nadie", aclara el autor. "Los judíos odiarán que haya puesto cara a Dios; los cristianos, que sale gente follando y cosas así". De la plausible controversia, el matrimonio Crumb confía en que salga un éxito editorial que les permita resarcirse del negocio que debió ser y nunca fue la edición inglesa del libro que ahora se publica en España. El volumen, fruto de meses de conversaciones entre Poplaski y Crumb, fue editado en 2005 por "unos amigos" y se lanzó con gran despliegue mediático. Poplaski y el matrimonio se embarcaron en un tour promocional sin precedentes, al que un periódico inglés dedicó decenas de páginas. Las críticas fueron excelentes y la diseñadora Stella McCartney organizó sendas fiestas de lanzamiento en Londres y Nueva York, ciudad en la que Crumb mantuvo ante una biblioteca pública a rebosar un diálogo con el prestigioso crítico de arte Robert Hughes (que compara a menudo a su tocayo con artistas de la talla de Bruegel).Después de todo lo cual (que Crumb accedió a hacer con las ganas con las que un vegetariano se zamparía un jabalí), los editores se declararon en bancarrota. Y se esfumaron. "Ni siquiera nos pagaron el adelanto", explica el coautor Poplaski. "Creemos que vendieron 120.000 copias, que es un récord para un libro de Robert". Habrá que esperar a otro día para obtener del dibujante una declaración iracunda al respecto. Él siempre parece tener otras cosas en la cabeza. ¿O la misma todo el tiempo? Cuando la velada toca a su fin, el mundo parece aliarse para producir un episodio inequívocamente crumbiano. En el fondo de unos vasitos de sake se adivina la procaz imagen de una asiática desnuda. Ante la que Robert exclama: "¡Hey, a ésta se le ve todo el matojo!".

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Selecció de novetats a la Tecla Sala – Novembre

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Còmics d’Adults

C Aka. Akamatsu, Ken. Negima! Magister Negi Magi #17. Glénat, 2008. C Azz. Azzarello, Brian + Corben, Richard. El Increíble Hulk: Banner. Panini, 2007. C Bag. Bagge, Peter. Apocalipsis Friki. La Cúpula, 2008. C Bre. Bretécher, Claire. Les Mares. Beta, 1999. C Bro. Brown, Chester. El Playboy. Ponent Mon, 2008. C Bro. Brown, Jeffrey. Pequeñas cosas: unas memorias fragmentadas. La Cúpula, 2008. C Bru. Brubaker, Ed + Fraction, Matt + Aja, David. El Inmortal Puño de Hierro. Panini, 2008. C Bru. Brunetti, Ivan. Haw!. Dolmen, 2006. C Boi. Boilet, Frédéric. Ellas. Dibbuks, 2007. C Bou. Bou, Quim. El continente de Môm: La isla de la Mano. Dolmen, 2008. C Cha. Chantler, Scott. Paso al noroeste. La Cúpula, 2008. C Di G. Di Gregorio, Giovanni + Tassi, Claudio. Brancaccio (Graphic Journal #1). Norma, 2008. C Far. Faraci, Tito. No humanos (Brad Barron #1). Aleta, 2008. C Fer. Ferri, Jean-Yves + Larcenet, Manu. L’ample món . Bang, 2007. C Fid. Fideu + Cifuentes + Ciro. Núbilus. Dolmen, 2007. C Gor. Gordo Hostau, Aleix + Canals, Sendu. La Troupe #2. Panini, 2008. C Her. Herriman, George. Krazy & Ignatz 1933-1934. Planeta DeAgostini, 2008. C Jen. Jenkins, Paul + Lee, Jae + Phillips, Sean. Batman: Jekyll y Hyde. Planeta DeAgostini, 2007. C Kan. Katchor, Ben. El judío de Nueva York. Astiberri, 2008. C Kir. Kirkman, Robert + Walker, Cory. Invencible #2. Aleta, 2006. C Kud. Kudo, Kayuza + Urasawa Naoki. Pineapple Army. Planeta DeAgostini, 1993. C Lap. Lapham, David. Silverfish. Planeta DeAgostini, 2008. C Lem. Lemire, Jeff. Historias de la granja (Essex County #1). Astiberri, 2008. C Mar. Mardon, Grégory. Incógnito: víctimas perfectas. La Cúpula, 2008. C Mar. Mardon, Grégory. Olas en el alma. La Cúpula, 2008. C Mig. Mignola, Mike. El tercer deseo + El asombroso cabeza de tornillo. Norma, 2002. C Nak. Nakagawa, Isami. Poguri. Glénat, 2008. C Nav. Navarro, Antonio. Por soleá (2.5). Edicions de Ponent, 2008. C Ots. Otsuichi + Kiyohara, Hiro. Missing Holiday. Glénat, 2008. C Pas. Pastis, Stephan. Perlas a los cerdos. Dolmen, 2008. C Pic. Picault, Aude. Más rollos míos. Sins Entido, 2008. C Piq. Piquet, Gabriell. Tres veces uno. La Cúpula, 2008. C Sfa. Sfar, Joann + Tanquerelle. El carguero del Rey Mono (Profesor Bell #3). Sins Entido, 2008. C Spi. Diversos Autors. Spiderman – Marvel Team-Up #2, #3 i #4. Panini, 2007. C Squ. Squarzoni, Philippe. Garduño en tiempos de paz. La Oveja Roja, 2007. C Stu. Sturm, James. El asombroso swing del golem. La Cúpula, 2008. C Sue. Diversos Autors. Sueños sin noche. Diábolo, 2007. C Tan. Taniguchi, Jiro + Imaizumi, Yoshiharu. Sandhill stag (Seton, El naturalista viajero #3). Ponent Mon, 2007. C Tro. Trondheim, Lewis. El síndrome del prisionero. Sins Entido, 2008. C Wat. Watsuki, Nobuhiro. Rurouni Kenshin: la epopeya del guerrero samurai #1. Glénat, 2008. C Wil. Wild, Nicolas. Cómo no fui secuestrado en Agfanistan (Kabul Disco #1). Ponent Mon, 2008. C Win. Windsor-Smith, Barry. Lobezno: Arma X. Panini, 2006. C Zap. Zapico, Alfonso. Café Budapest. Astiberri, 2008.

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Infantil Œ Œ Œ Œ Œ Œ Œ Œ

IC Ama. Amano, Shiro. Kingdom Hearts Final Mix #1 i #2. Planeta DeAgostini, 2007. IC Dou. Douglas, Philip. Esther y su mundo #3. Glénat, 2007. IC Iba. Ibáñez, Francisco. Mortadelo y Filemón: Pekín 2008. Ediciones B, 2008. IC Jan. Jan + Gato. Tadeo Jones y el secreto de Toactlum (+DVD). Toro Pictures, 2008. IC Ram. Ramírez, David. Dinokid. Norma, 2008. IC Red. Reding, Raymond. En Castel i els Tonis (Eric Castel #1). Norma, 2008. IC Sca. Scarpa, Romano. Don Miki: Patolimpiadas. Planeta DeAgostini, 2008. IC Wit. Diversos Autors. Sed de Venganza (W.I.T.C.H. #19). Planeta Junior, 2008.

Aquest mes el personal de la biblioteca et recomana: • • • •



Dani: David: Joan: Jordi: Silvia:

C Bag. Bagge, Peter. Apocalipsis friki. La Cúpula, 2008. C Dup. Dupré La Tour, Florence. El mal camino (Capuchino, 1). Norma, 2007. C Mar. Mardon, Grégory. Incógnito: víctimas perfectas. La Cúpula, 2008. C Bru. Brubaker, Ed + Fraction, Matt + Aja, David. El Inmortal Puño de Hierro. Panini, 2008.

C Bec. Bechdel, Alison. Fun home: un tragicòmic familiar. La Magrana, 2008.

ÚLTIMES NOTÍCIES Paco Roca gana el Premio Nacional de Cómic La web http://www.zonanegativa.com ens informa que: El dibujante y guionista valenciano Paco Roca ha ganado el Premio Nacional del Cómic de este año, galardonado con una dotación de 20.000 € más el reconocimiento que supone. El jurado, presidido por Rogelio Blanco Martínez (director general del Libro, Archivos y Bibliotecas) y compuesto por Max (ganador de la edición anterior), Miguelanxo Prado y Manuel Darías ha elegido así poner uno de los broches de oro –Expocómic está al caer– a la impresionante carrera que Arrugas ha tenido durante todo el 2008. Según El País, Roca ha logrado imponerse a otros claros favoritos como Carlos Giménez y Miguel Ángel Gallardo. Recordem que Paco Roca ja va guanyar al Festival Internacional de Lucca el premi al millor àlbum. Ganadores de los premios de Expocómic 2008 A més a més la web http://www.lacarceldepapel.com/ ens confirma que efectivament Paco Roca també ha guanyat el premi a la millor obra espanyola a Expocómic 2008. La llista completa dels guanyadors es: • • • • • • • • •

Mejor Obra Española: Arrugas (Paco Roca; Astiberri) Mejor Guionista Nacional: Víctor Santos (Los Reyes Elfos: Historias de Faerie 2; Dolmen Editorial) Mejor Dibujante Nacional: David Aja (El Inmortal Puño de Hierro; Panini Comics) Mejor Obra Extranjera: Fábulas Hijos del Imperio (Bill Willingham y Mark Buckingham; Planeta) Mejor Guionista Internacional: Alan Moore (Lost Girls; Norma Editorial) Mejor Dibujante Internacional: Frank Cho (Los Poderosos Vengadores; Panini Comics) Mejor Autor Revelación: Emma Ríos (Los Reyes Elfos: Historias de Faerie 2, Dolmen Editorial) Mejor Fanzine: La Parada Mejor Web: www.zonanegativa.com

Mesa redonda sobre la edición de cómic El próximo jueves 11 de diciembre, a las 19:30h, se celebrará en La Central del Raval una mesa redonda sobre edición de cómic, dentro del taller que están impartiendo Martin Romero y Clara-Tanit Arqué. Los participantes en la mesa serán Morgan Navarro (http://plutoslo.free.fr/), Arnal Ballester, Toni Mascaró (Apa-Apa) y los dos profesores del taller: Martin Romero y Clara-Tanit Arqué. http://www.lacarceldepapel.com/

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Los premios del Salón del Manga Al darrer butlletí del club de lectura no vam arribar a temps per incloure els premiats al XIV Salón del Manga, així que, per cortesia de http://www.lacarceldepapel.com/ aquí tenim els premis, que es van concedir el dia 1 de novembre: Estos premios han sido escogidos por votación popular a través de la web de Ficomic, entidad organizadora del certamen (http://www.ficomic.com) para distinguir los mejores mangas publicados en España, DVD de anime editado en España y canal o programa de televisión español dedicado al manga y al anime. - Mejor Kodomo (manga infantil):“Goro Goro Miau” de Shinta Chô, publicado por Ediciones Glénat. - Mejor Seinen (manga adulto):“20th Century Boys” de Naoki Urasawa, publicado por Planeta DeAgostini - Mejor Shonen (manga de aventuras): “Death Note” de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, publicado por Ediciones Glénat. - Mejor Shojo (manga para chicas):“Nana” de Ai Yazawa, publicado por Planeta DeAgostini - Mejor DVD de Anime: Edición de coleccionista de “Death Note”, editado por Selecta Visión - Mejor Autor de Manga en activo:“Clamp” - Mejor Canal o Programa de Televisión dedicado al Anime o el Manga: Animax - Mejor Manga de Autor Español: Himawari de Belén Ortega, publicado por Line Manga. Además, el Comité Organizador ha concedido dos premios especiales: - Premio especial a la revista “Shonen Jump” por su cuarenta aniversario - Premio especial a JAM Project e Hironobu Kageyama por su contribución a la difusión de música de anime. Lanfeust digital Que la distribución digital de tebeos es el futuro es algo que cada vez se pone menos en duda, por mucho que los fetichistas del papel nos neguemos en redondo a aceptar la pérdida de nuestro preciado tesoro. Tardará más o menos, dependiendo seguramente del avance tecnológico de la calidad de lectura en e-books y de consideraciones sociales, como la aparición de modelos de negocio diferentes asociados a una nueva forma de entender los derechos de autor, pero llegará. Y una muestra clara: Soleil distribuirá hasta el próximo 15 de diciembre el nuevo álbum de Lanfeust des Etoiles en formato PDF a través de la web lekiosque.fr. El álbum digital costará 4.90€ y posteriormente se distribuirá en formato tradicional en papel, a un precio de 12,90€. ¿El futuro está aquí? De momento me parece que el coste es espectacularmente alto para el concepto de bajarse un álbum en PDF, pero es un movimiento claro en una línea que, con seguridad, será el futuro. http://www.lacarceldepapel.com/

El museo del cómic será una realidad En el acto de inauguración del XIV Salón del Manga, Joan Manuel Tresserras, Conseller de Cultura de la Generalitat de Catalunya, ha mostrado el Plan Director del futuro Museo del Cómic de Catalunya. Ha explicado que dicho plan ha sido elaborado a partir de un proyecto inicial de FICOMIC, que a su vez ha sido enriquecido y mejorado con la aportación de diversos especialistas y profesionales del cómic y la ilustración, además de museólogos. Todo este proceso de discusión ha sido coordinado por la empresa Artimetría bajo la supervisión de la misma Conselleria de Cultura. Dicho plan contempla un museo que va a dar cabida a la ilustración y el cómic creado en Catalunya, así como a una selección de los mejores artistas del mundo. Asímismo ha avanzado que el próximo paso, en el 2009, es dotar de estructura jurídica al museo, al mismo tiempo que empezar a concretar su ubicación. Tresseras ha explicado que se han recibido propuestas de diversas ciudades, entre ellas una de L’Hospitalet de Llobregat, urbe que alberga el Salón del Manga. http://www.lacarceldepapel.com/

Propera trobada del club de lectura: Dimarts,13 de gener – 19:30 El Eternauta

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