NUESTRO RELOJ ESPIRITUAL Por El Élder Dean L. Larsen de la Presidencia de los Setenta

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Conferencia General Octubre 1989

NUESTRO RELOJ ESPIRITUAL Por El Élder Dean L. Larsen de la Presidencia de los Setenta

"Así como el ejercicio, la debida alimentación y el descanso son vitales para nuestro bienestar físico, elementos tales como las oraciones regulares, el estudio de las escrituras, el consagrar el día de reposo, el tomar la santa cena y servir al prójimo son necesarios para mantener el vigor espiritual." Desde el día de ayer en que se anunció que algunos de los miembros de los quórumes de Setenta pasarían a la e categoría de eméritos he estado tratando de pensar en palabras capaces de rendir el debido tributo a estos buenos hombres. He llegado a la conclusión de que no hay palabras adecuadas y de que en realidad el mayor tributo que se les puede rendir esta reflejado en las vidas de personas en distintas partes de la tierra a quienes ellos han inspirado mediante su influencia la cual se extenderá hacia generaciones futuras. Amamos a estos hombres con un amor que no disminuirá, a pesar de que nuestro contacto con algunos de ellos no habrá de ser tan frecuente como en el pasado. Reconocemos que ellos han sido pioneros en muchos de los aspectos de la obra de la Iglesia en diversas partes del mundo, y que ahora son pioneros en un nuevo curso que algunos de nosotros habremos de seguir en un futuro cercano. Les hacemos portadores de nuestro amor, nuestras oraciones, nuestro más profundo respeto y admiración, y nuestro agradecimiento eterno. En la pared de la cocina de nuestro hogar cuelga un reloj. Es un reloj de cuerda o sea que cada siete u ocho días se hace necesario revitalizar su mecanismo con una llave especial. Si no lo hacemos regularmente el reloj comienza a atrasarse sus campanadas se vuelven imprecisas y fuera de tono y finalmente el reloj se detiene hasta que se le da cuerda otra vez. Hay veces que le estoy dando cuerda al reloj y pienso en lo bueno que seria si yo pudiera restaurar mis poderes físicos a su mas optimo grado de una manera tan sencilla como con el reloj. Supongo que esas son cosas en las que uno piensa a medida que va entrando en años y se va acercando a la última etapa de su vida. En cierta forma y hasta determinado punto, yo puedo lograr un buen grado de rejuvenecimiento por medio del ejercicio físico el descanso y la debida nutrición. Por otro lado comprendo que mi reloj físico se esta desgastando paulatinamente; el mecanismo es cada vez menos preciso sus reacciones cada vez menos vibrantes y algunas veces hasta fuera de tono y un buen día, el reloj detendrá su marcha mas allá de todos nuestros deseos y esfuerzos por mantenerlo funcionando. Lo mismo acontece con el reloj físico de todos nosotros. Es parte del plan del Señor. Nuestro paso por la tierra es apenas una fase de nuestra existencia eterna. Al llegar nuestros relojes físicos al fin de su camino, se nos da la seguridad de nuevos

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comienzos y de mayores posibilidades a medida que se abren nuevas fases ante nuestros ojos. Al pensar en estas realidades de la vida, me viene a la mente otro reloj figurado que funciona dentro de mí. Me refiero al reloj espiritual, el cual tiene un cierto parecido al reloj físico. Este también necesita que se le dé cuerda regularmente para que no se atrase ni pierda su tono. A diferencia del reloj físico, sin embargo, el espiritual no tiene por que desgastarse. Lo que es mas, si le damos la debida atención, cada día será más vigoroso, más perfecto en su funcionamiento, mas claro y resonante en sus tonos. Pero este no es un proceso automático. Al igual que el reloj que cuelga de la pared de nuestra cocina, a menos que se le dé cuerda regularmente, el rendimiento espiritual empieza a entorpecerse, el tono de sus campanadas se hace cada vez más débil, y a menos que se haga algo para corregir la situación, el reloj tal vez deje de funcionar. En el mundo actual, los relojes espirituales que no reciban la debida atención pueden detener su marcha rápidamente. Hace apenas cuarenta años, en la conferencia de octubre de 1949, el élder Albert E. Bowen, entonces miembro del Consejo de los Doce, dijo lo siguiente: "El hombre es un ser mortal y se ve afectado por las fragilidades humanas. Se ve seducido por sus deseos inmediatos. . . de apartarse de las normas mas elevadas de la ley perfecta. Cuando se encuentra bajo la influencia de una ocasión sublime, sus resoluciones son loables. Decide firmemente evitar los errores del pasado y ser mejor. Pero cuando pasa ese momento de influencia espiritual y se ve absorbido por las complejidades de la vida, se le hace difícil mantenerse en el sendero de sus nobles propósitos. . "Por lo tanto es esencial que se someta nuevamente y con frecuencia a la influencia que renueva la calidez espiritual en la cual se conciben las buenas resoluciones, para que estas se vean fortalecidas y puedan resistir las tentaciones de transitar senderos falsos. Felizmente, si se renuevan con regularidad bajo influencias ennoblecedoras, el espíritu de arrepentimiento les acompañará y vencerán algunas tentaciones, se elevaran por encima de ellas, y avanzaran hacia su meta final." (En Conferenee Report, octubre de 1949, pág. 139.) Todos tenemos necesidad de esas influencias ennoblecedoras a las que se refería el élder Bowen, para renovar el vigor de nuestros relojes espirituales. Así como el ejercicio, la debida alimentación y el descanso son vitales para nuestro bienestar físico, elementos tales como las oraciones regulares, el estudio de las Escrituras, el consagrar el día de reposo, el tomar la Santa Cena y servir al prójimo son necesarios para mantener el vigor espiritual. Sin estas influencias continuas en nuestra vida, el reloj espiritual dejara de funcionar. Nefi dijo:

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"Si escuchaseis al Espíritu que enseña al hombre a orar, sabríais que os es menester orar; porque el espíritu malo no enseña al hombre a orar, sino que le enseña que no debe orar. "Mas he aquí, os digo que debéis orar siempre, y no desmayar " (2 Nefi 32:8-9.) Amulek entendió la importancia de la oración como una influencia espiritualmente rejuvenecedora. "Humillaos", les dijo a los zoramitas, "y persistid en la oración . . . . . . "debéis derramar vuestra alma en vuestros aposentos, en vuestros sitios secretos y en vuestros yermos." (Alma 34:19, 26.) Amulek le aconsejó a la gente que orara por sus rebaños, por sus familias, por sus campos (Alma 34:20-21). "Si, y cuando no estéis clamando al Señor, dejad que rebosen vuestros corazones, entregados continuamente en oración a él por vuestro bienestar, así como por el bienestar de los que os rodean." (Alma 34:27.) La oración ferviente y sincera es un ingrediente esencial en el mantenimiento de un buen tono espiritual. Ningún líder de la Iglesia en esta dispensación ha recalcado mas la importancia del estudio de las Escrituras que el presidente Ezra Taft Benson. Su inspirado consejo a los miembros de la Iglesia y a todo el mundo ha llevado a muchas personas a acercarse mas a las Escrituras, particularmente al Libro de Mormón. Los testimonios que se pueden dar en cuanto al valor del estudio de las Escrituras son numerosos. En las Escrituras hay un poder especia, y su estudio, combinado con la oración sincera, puede Brindar gran parte de la determinación que necesitamos para apartarnos de las influencias, tan prevalecientes en el mundo, que nos llevan por senderos prohibidos. Alma comparó la palabra de Dios a una semilla: "Ahora, si dais lugar para que sea plantada una semilla en vuestro corazón, he aquí, si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echáis fuera por vuestra incredulidad, resistiendo al Espíritu del Señor, he aquí, empezara a germinar en vuestro pecho; y al percibir esta sensación de conocimiento, empezareis a decir dentro de vosotros: Debe ser que esta es una semilla buena, o que la palabra es buena, porque empieza a ensanchar mi alma: sí, empieza a iluminar mi inteligencia: si, empieza a ser deliciosa para mí" (Alma 42:28). Puedo testificar que la analogía de Alma es válida. La persona que recurra a la palabra de Dios en busca de fortaleza espiritual e inspiración hallara que es buena, deliciosa al gusto espiritual. Alma promete que la semilla que se plante mediante el estudio y la aplicación de la palabra de Dios crecerá hasta llegar a ser como un árbol. Pero también advierte a aquellos que descuiden sus esfuerzos: "Mas si desatendéis el árbol, y sois negligentes en nutrirla, he aquí, no echará raíz. . .

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"Y esto no es porque la semilla no sea buena, ni tampoco es porque su fruto no seria deseable; sino porque vuestro terreno es estéril y no queréis nutrir el árbol. . . "Pero si cultiváis la palabra, si, y nutrís el árbol mientras empieza a crecer. . . echara raíz; y he aquí, será un árbol que brotará para vida eterna." (Alma 32:38, 39, 41.) Una de las maneras más eficaces de dar cuerda a nuestros respectivos relojes espirituales es consagrar el día de reposo y participar de la Santa Cena. "Y para que mas íntegramente puedas conservarte sin mancha del mundo, iras a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo" (D. y C. 59:9). Tal es la instrucción que el Señor nos da. Él sabe que nuestro reloj espiritual detiene su marcha sin esta experiencia. Hay algo esencial en congregarse con otros creyentes para adorar Juntos, para cantar, para orar, para aprender la voluntad de Dios en cuanto a nosotros y para reconocer Su bondad hacia sus hijos. Así lo ha mandado Él. Seria prudente recalcar que los edificios de nuestra Iglesia no son el único lugar donde podemos adorar. Nuestros hogares deberían ser también lugares de devoción. ¡Que bueno seria que todos los días pudiéramos "ir a la iglesia de nuestro hogar"! No debería haber ningún otro sitio en donde el Espíritu del Señor fuera mejor recibido y fuera más accesible que en nuestro hogar. Un ultimo comentario en cuanto al servicio al prójimo y la influencia que ello tiene en la cuerda que le damos al reloj espiritual. Todo aquel que ha dado abnegadamente de sí, para servir a otras personas, puede testificar en cuanto a lo que siente el dador. Esto es algo que necesitamos para nuestro bienestar espiritual. Cuando damos de nosotros mismos a los demás, la recompensa interior que recibimos es mucho más abundante que aquello que hayamos dado. El presidente Spencer W. Kimball dijo en una ocasión: "Mi experiencia me ha demostrado que mediante el servicio es cómo aprendemos a servir. Cuando nos embarcamos en el servicio a nuestros semejantes el beneficio resultante es dual, ya que no solamente ayudamos a aquellos que nos necesitan, sino que en el proceso de hacerlo vemos nuestros propios problemas bajo una nueva perspectiva. "Cuanto más esfuerzos dedicamos a nuestro prójimo, menos tiempo nos queda para preocuparnos demasiado por nosotros mismos. En el milagro de servir esta implícita la promesa de Jesús de que al perder nuestra vida por su causa, la hallaremos." Mas adelante agrega: "La espiritualidad nos provee un gran sentimiento de seguridad; mas no nos es posible adquirir espiritualidad, sin servir a nuestros semejantes" (Liahona, diciembre de 1976, págs. 1, 2).

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En esto, al igual que en todas las demás virtudes, el Maestro es el ejemplo perfecto. Él es nuestro Señor, nuestro Salvador y nuestro Redentor, y el ejemplo perfecto en todo. Os testifico que estas cosas son verdaderas, y ruego que todas esas "influencias ennoblecedoras" a las que se refirió el élder Bowen puedan penetrar regularmente nuestras vidas, a fin de que nuestros relojes espirituales sigan siendo fuertes y verdaderas. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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