ORDENACIÓN SACERDOTAL
La Viceprovincia de las Californias
ORDENACIÓN SACERDOTAL de
JAIME NÚÑEZ y FERNANDO GARCÍA
Noviembre – Diciembre 2013 N° 210
Edita: Piarist Fathers/Viceprovincia de las Californias 3940 Perry St. Los Ángeles CA 90063
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UNA JORNADA EXTRAORDINARIA La Viceprovincia de Las Californias vivió una jornada extraordinaria el día 14 de diciembre. Nuestra Parroquia de Santa Lucía en la Ciudad de Los Ángeles se vistió de fiesta para la Ordenación sacerdotal de dos de nuestros religiosos jóvenes, Jaime Núñez Tafoya y Fernando García Lira. Mons. Óscar A. Solís, Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Los Ángeles consagró a nuestros dos Diáconos para la misión sacerdotal en una celebración emotiva, que llenó de gozo a los innumerables fieles que llenaban hasta el tope el templo, provenientes de las diversas comunidades hispanas a las que servimos los escolapios en las dos Californias, tanto en obras nuestras como no nuestras. Emocionados los dos ordenandos Jaime y Fernando; emocionados sus familiares, papás y hermanos, especialmente en el momento de revestirles la estola y casulla, símbolos de su nueva dignidad; emocionados los religiosos de la Viceprovincia, presentes, en su casi totalidad; emocionados tantos y tantos amigos que agradecen nuestros variados servicios apostólicos... Sólo faltaron a la gran celebración los niños y niñas de HOCATI (Hogares Calasanz de Tijuana), que no pudieron acompañar de este lado de la frontera a su “Tío Jaime”, después de los ocho años de vida que ha consagrado a su crecimiento y madurez, rodeándolos de afecto y cariño. El encuentro sacerdotal del “Tío Jaime” con sus “hijos” tuvo lugar el día de Navidad, en la Eucaristía “familiar” celebrada en HOCATI. La Parroquia de María Auxiliadora, a la que actualmente sirve el P. Fernando García como Asistente del Pastor, se hizo muy presente con el numeroso Coro que animó la celebración, con los acólitos que sirvieron al Altar.
La Parroquia de Ntra. Sra. de Lourdes, en cuyo Grupo Juvenil maduró la vocación sacerdotal de Fernando, quiso también mostrar su gran gozo, facilitando el salón para la recepción que siguió a la ceremonia religiosa. Por su parte el ya “P. Fernando” quiso celebrar allí su “Primera Misa”, el día siguiente, en señal de gratitud. Junto al gozo profundo de la fiesta y a la gratitud al Señor por los dos nuevos sacerdotes, de todos los corazones se elevó la sincera oración pidiendo las vocaciones sacerdotales y religiosas que nuestro mundo tanto necesita. P. Antonio Tort, escolapio
PALABRAS DE LOS NEOSACERDOTES Una reflexión P. Jaime Núñez Tafoya, Sch.P. Me siento contento de estar aquí, acompañado por todos ustedes: familia de sangre, religiosa y apostólica, amigos, comunidades y conocidos en general. Me alegra que se alegren conmigo y agradezco también el cariño que me tienen. Hoy tengo presente especialmente, lo he recordado todo el día, el gesto y las palabras de don José, un anciano casi ciego que vivía en un cuarto lleno de cachivaches que él mismo recogía de los contenedores de basura allá en Tijuana. Un día que lo acompañé hasta su casa, después de juntos tomarnos un té que él mismo preparó en una fogata y que nunca supe de qué era, sacó de un viejo morral una copa de cobre descolorida y empañada de mugre, la cual, después de frotarla unas tres veces, humedeciéndola con el vapor de su aliento, me entregó diciendo, –se la regalo, para cuando haga su primera misa, usted le dará mejor uso
que yo, me la encontré en un bote de basura y siempre supe que sería para alguien especial–. Aquel gesto me puso a pensar por varios días, sobre todo porque yo nunca le dije a don José que sería sacerdote. No dejo de pensar también en personas concretas, en hombres y mujeres felices que viven un compromiso sacerdotal, religioso o laical lleno de sentido. Son hombres y mujeres que gastan su vida para que otros vivan un poco mejor, para que una sociedad injusta no sea definitiva. Para que la desesperanza y el sin sentido no tengan la última palabra. Para que todas las personas vivan con dignidad. Son gente que ama y está para servir, para darse a los demás, para anunciar que el amor está vivo, para enderezar el árbol que tuerce sus ramas. Gente que da un abrazo, una clase, un consejo, una mirada misericordiosa sin dudarlo porque se sabe que para eso ha sido llamada o consagrada. Todo este tiempo de vida religiosa, me los he encontrado en mi camino. No puedo ignorar a quienes me enseñaron con vida y ejemplo esta fe, mis papás, catequistas, maestros y acompañantes en la formación cristiana y humana. Ellos pusieron las bases para encontrar el sentido del por qué estoy aquí. De su mano he podido constatar que a esto pertenezco, o como decimos en México, de aquí soy y para esto he nacido. Me hace profundamente feliz saberme escolapio, trabajar para los niños y adolescentes. Creer en ellos y estar convencido de lo noble que es esta labor, de lo valioso que es decirles que no van solos en la vida, que si su padre o su madre los abandona, Dios no los abandonará. Que este Dios que los ama instituyó un carisma en la Iglesia especialmente para ellos, lo puso a su servicio, por ellos y para ellos. El carisma escolapio. Por último, quiero hacer mención también a la experiencia de fe que me anima. Es decir, el hecho de creer en el Dios de Jesús. Ese que ama incondicionalmente a sus hijos, que sale a su encuentro y hace fiesta cuando uno de ellos regresa a su casa. Ese que es Padre, que quiere que
todos los hombres amen la justicia y lleguen al conocimiento de la Verdad. Ese Dios que todo lo que toca florece y que es fuente de vida, salud, felicidad, esperanza, confianza, justicia y amor. El Dios que no deja de creer en el hombre aunque muchas veces el hombre no crea en él. El Dios que, a pesar de nuestros errores, de nuestros problemas, de los sufrimientos y del dolor es capaz de sacar algo bueno. Ese Dios que se deja llamar ABBÁ.
Gracias a la vida que me ha dado tanto P. Fernando García Lira, Sch.P. GRACIAS A DIOS POR: la vida en una realidad concreta; por darme los dones necesarios que me ayudarán a responder a una vocación específica: el sacerdocio, que me ayudará a ser feliz, a dar mi vida para que otros tengan vida y que responde a la voluntad de Dios; que todos seamos plenos, como lo dijo en el Génesis, es decir: a su imagen y semejanza. GRACIAS A DIOS POR MI FAMILIA, que me ha dado mucho, que me ha educado en las primeras oraciones y que me ha hecho un hombre de bien. Gracias a Dios por mi familia que, aunque no perfecta, es mi familia, a la que he aprendido a amar a través del tiempo, aún en medio de las tribulaciones; ella sigue firme y me acepta con mis limitaciones y aciertos. GRACIAS A DIOS POR LA ESCUELA PÍA, que me ha abierto las puertas de la Orden, que ha creído en mí y me ha facilitado las herramientas necesarias para llegar a un conocimiento más maduro de Dios y de mí mismo. Gracias a Dios por la Escuela Pía, en la que he encontrado hermanos y amigos con quienes hemos sabido trabajar en los diferentes apostolados y por haberme dado formadores que me han conducido por el carisma de San José de Calasanz: el amor y servicio a los más pequeños y necesitados.
GRACIAS A DIOS POR MIS AMIGOS, que a través del tiempo y del espacio no han dejado de quererme y me siguen tendiendo su mano amiga y de quienes he aprendido a ser cercano, a mostrarme tal cual soy. Sí, gracias a DIOS, porque todo lo que he recibido lo considero gracia venida de Él. Sé que en mi vocación de sacerdote, seré eficiente y perseverante, si me dejo acompañar por él y que seré agradable a Dios, si lo sirvo en los hermanos, si dejo que mi egoísmo se quebrante y que la imagen de Dios que hay en mí, se manifieste. Pero sobre todo, le pido a Dios, que me dé la gracia de que mis obras tengan más fuerza que mis palabras. No le pido éxito, sino fidelidad.
¡NAVIDAD EN BAJA CALIFORNIA! Desde hace ya varios años las comunidades escolapias de la parte mexicana de la Viceprovincia de las Californias se han venido reuniendo con el propósito de celebrar la Navidad y renovar los votos. Se aprovecha aquí también para convivir, comer juntos e intercambiar regalos. Cada año le corresponde a una de las tres comunidades ser la anfitriona, y esta vez le tocó a la comunidad de Ensenada. El jueves 26, nos esperaban a partir del mediodía. Los padres de Mexicali fuimos los primeros en llegar y al poco rato llegaron los miembros de la comunidad de Tijuana. P. Roberto, P. Miguel y P. Benjamín de la comunidad de Ensenada nos estaban esperando con alegría y entusiasmo y se sucedieron los saludos, abrazos y alguna broma para cultivar el buen humor. Es bueno rescatar y decir que estas celebraciones ayudan a mejorar las relaciones interpersonales, crecemos en fraternidad.
A las 12:45 nos reunimos en la Iglesia de Piedra para la celebración de la renovación de votos. Fue un momento emotivo. La comunidad de Ensenada nos preparó una bella oración y además nos invitó a leer unos pequeños textos de la Exhortación apostólica Evangelli Gaudium del Papa Francisco. Significativo fue el momento de dar gracias de manera personal. Después de la renovación de votos volvimos a la casa de la comunidad escolapia a degustar una rica paella. La sobremesa se alargó entre risas, compartir y un buen vino del valle de Guadalupe. Ya para terminar se intercambiaron los regalos. P. Miguel Campos, rector de la comunidad, agradeció a todos los religiosos por la visita y aprovechó para exteriorizar su sentir ahora que deja esta comunidad para ir a atender la nueva parroquia de Caléxico en USA, en compañía del P. Carlos Rojas. P. Carlos también aprovechó para compartir su sentir. Fue una encantadora celebración, gracias a la comunidad de Ensenada. P. Daniel, escolapio
UN PESEBRE PARA LOS NIÑOS SIN HOGAR Nuestra navidad en HOCATI siempre ha sido una experiencia de profundo encuentro con Dios. Primero por la bondad, solidaridad y generosidad de las personas que tocan nuestras puertas físicas y virtuales para dejar un obsequio a los niños, niñas y adolescentes. Son pequeños gestos de amor que para los niños, por ser niños, se vuelve casi el más importante de los acontecimientos. Segundo, porque en esa realidad, esos acontecimientos se nos presentan a noso-
tros como una oportunidad para poner en contacto a los niños con los valores cristianos y con el sentido profundo de las fiestas navideñas. Juntos leímos los textos bíblicos que ilustran las fiestas navideñas, María, José, el Ángel, los pastores, los Reyes Magos, la estrella, las dificultades que envuelven los acontecimientos de esa realidad y después, la Gloria de Dios al darnos el más grande regalo, su Hijo Jesús, quien es encontrado por los pastores, los Reyes Magos y demás personajes en la precariedad de aquel pueblito llamado Belén. Esta historia nos servía para ilustrar nuestra propia realidad, la realidad de nuestro HOCATI, como un pesebre siempre dispuesto para acoger a aquellos niños que a diario tocan puertas de los coches para pedir algo de dinero, de algunas casas para pedir comida, o que pasan como “chapulines” diría el Chincha, de una casa hogar a otra sin sentirse en casa, con una familia y con personas que los quieran y los amen. En nombre de todos esos niños, tomamos en brazos la imagen del niño Jesús, y, como quien llega de la calle y toca la puerta de nuestro hogar, juntos, niñ@s, adolescentes y ti@s, le recibimos abriendo las puertas de HOCATI, y con nuestros brazos abiertos, también las de nuestro corazón. Todos y cada uno de los niños lo tomó en sus brazos y le dio un beso de bienvenida, “este será tu hogar” era nuestra expresión y en la imagen del niño Jesús recibíamos a todos los niños que en éste y en los años venideros llegarán a nuestro hogar. Ese fue nuestro ofertorio a aquel que no tiene nada aunque lo tenga todo. Momentos después, nos dimos un tiempo para expresarnos mutuamente nuestro cariño y buenos deseos, nuestro perdón y reafirmar que cada uno tiene un lugar es-
pecial en el corazón de cada quien. Fue un momento de abrazos, agradecimientos, lágrimas de alegría, de sentirnos familia siendo todos tan diferentes y tan iguales. No tardamos en pasar a la mesa, para disfrutar de la rica cena que con cariño nos preparó la señora Olivia. Sacamos las mesas al patio para estar más cómodos y juntos compartimos también los alimentos bendecidos por nuestra tradicional oración a la Providencia de Dios. El momento esperado llegó al terminar de comer, es el momento que disfrutan los niños al abrir sus regalos y disfrutamos nosotros al ver sus rostros con diversos gestos de alegría. Cómo quisiera que todos ustedes, amigos lectores y bienhechores, lo vieran. Se pondrían también contentos de ser los culpables de esas sonrisas y de esos momentos que nunca olvidarán nuestros niños. Ese día, sin duda brilló en HOCATI una estrella, la luz de la alegría y las sonrisas de los niños, la luz del amor y la generosidad de muchas personas. Ese día, el día en que estuvo entre nosotros nuevamente el Salvador. Gracias Señor, por nacer en nuestro pesebre. P. Jaime Núñez, escolapio Director de HOCATI
XV años de ESCUELAS DE TAREAS “CALASANZ” El 6 de octubre del año 1998, los seminaristas Edmundo, Carlos Adrián, Mariano, Luís, Florentino, Enrique, Richard, José y otros, con el apoyo de los padres Chava Riera y Carlos E. Rojas, abrieron las puertas de la casa escolapia, en la colonia Guajardo de Mexicali, para que los niños del vecindario tuvieran “piedad y letras”, ayudándoles por las tardes a resolver las tareas puestas por los maestros de las escuelas oficiales. Nace así la primera Escuela de Tareas “Calasanz” en Baja California. En el año 2001 el obispo de Mexicali nos confió una parroquia en una zona que cabalga entre el campo y la ciudad. La cabecera parroquial quedó situada en la colonia Rivera Campestre, forma-
da por unas quinientas familias, la mayoría de clase trabajadora y subempleada. Era de esperar que una Escuela de Tareas sería de gran ayuda para los niños del lugar. Al finalizar una misa expliqué el proyecto de abrir una, un par de horas, dos días a la semana, y pregunté a los asistentes si podrían ayudar o que me avisaran si sabían de alguien. Una señora desconocida me llevó a una casa, también desconocida. Vecina – dijo –aquí está el nuevo padre de la parroquia que te quiere pedir un favor. Yo le expliqué de la necesidad. Recuerdo que gritó varias veces, Sonia, Sonia... apareció una muchacha de unos dieciséis años. Escucha al padre, le dijo su mamá. Yo les expliqué el asunto y la jovencita dijo que sí. Así que el día 14 de mayo del año 2001 a las nueve de la mañana un grupo de jóvenes: Chayo, Raúl, María de Jesús y Sonia con quien suscribe, iniciamos en el patio de la casa de Juanita y José en la calle Candelilla 1351 la Escuela de Tareas ayudando a cinco niños, Brandon, César Eleazar, Alberto, Liliana y Reina Georgina a realizar sus tareas. Al otro día ya eran once, contentos por encontrar ayuda para resolver la tarea de la escuela oficial. Alguna mamá acepta, con miedo, en las primeras semanas, ser también maestra. Será Juanita y su hija Nena, quienes nos prestaban la casa, las que a veces se sentarán junto a los niños para jugar con ellos o ayudarles en su tarea. Pero será Aby y más tarde su hermana Lilia, junto con Mati, las primeras mamás que asumirán un compromiso largo con las Escuelas de Tareas. Y así, durante años han entrado y salido como maestros, los hermanos, las madres y los vecinos de los alumnos. También algún padre y algún abuelo u abuela. Y los amigos de los amigos. Para mantener sólida la organización se escribió en el 2005 el Manual del maestro, que año tras año se retoca, adaptándolo a la realidad. Hoy más de la mitad de los 163 maestros que atienden las actuales 20 Escuelas de Tareas “Calasanz” de Mexicali son alumnos de secundaria, de 12 a 15 años, y el resto son las mamás y vecinas de la colonia. Muchos de estos maestros jóvenes fueron en su día alumnos de nuestras ETC. No ha faltado en algún momento excepcional la esperada presencia de algún hombre adulto o de una abuela. La variedad en género y
edad da una imagen de familia muy aprovechable en la tarea educativa. Y varios de los maestros, como Sami y Lorena, por ejemplo, descubrieron su vocación y la afianzaron cursando estudios superiores de educación y pedagogía. Ya el primer día empezaron las dificultades y siguieron en los siguientes. ¿Cómo asentar un proyecto en la precariedad? En mayo del año 2002 recibimos la visita del P. Andreu Trilla, escolapio. Sus reflexiones escritas fueron decisivas para mejorar: La Escuela de Tareas es una propuesta educativa interesante, el alcance de su acción es muy amplio. Será bueno tener los terrenos en propiedad, contar con una persona, la coordinadora, a sueldo. Diseñar un plan educativo, por años. Concretar las áreas a enseñar; centrarse en creación de hábitos, valores y actitudes. Todavía estas líneas nos siguen inspirando y motivando. A pesar de que los niños todos asistían a las clases de la tarde en la escuela del gobierno nos sorprendió ver que regresaban a la nuestra. Y no faltaban. Empezamos a premiarlos con una paleta. Ahora ya se ha hecho costumbre y ley darles un dulce a la salida, que es más muestra de cariño que premiación pues se les da a todos. Otro éxito que descubrimos con sorpresa fue que los “maestros” no faltaban, a pesar de no percibir dinero alguno. Con el tiempo vemos que los mismos beneficios que reciben los alumnos, los recibimos también nosotros los maestros. En estos 15 años hemos constatado los beneficios en varios cientos de niños: mejoran calificaciones, la lectura, se socializan, crecen en auto-estima, pierden el miedo, mejoran la sicomotricidad, la conducta, etc. Los padres de familia reconocen el beneficio de la ETC: saben que sus hijos están en un lugar seguro, que aprenden y crecen en valores; y ellos, los padres, reconocen que se preocupan más de la educación de los hijos, están más al pendiente de sus tareas y han trabado nuevas amistades en el ba-
rrio sobre todo al compartir las actividades de la escuela: las juntas mensuales, organizar los convivios de las clausuras, hacer presencia en el día de las madres, montar los altares de muertos, acompañar a los niños en los deportivos... Como maestro de educación formal tenía metida en la cabeza la idea de empezar a la misma hora la jornada escolar. Por eso mientras todavía no llegaban los alumnos “tardistas”, los puntuales se aburrían. Con estos, empezamos a jugar juegos de mesa, el rompecabezas, el memorama, el dominó... Se acababa la clase y mientras los maestros barríamos el lugar, los niños no se iban a sus casas. (Ahora procuramos que también los niños aseen la escuela). En aquellos tiempos las calles estaban sin pavimentar, era escaso el tránsito en aquella orilla de la colonia, y los niños se quedaban a jugar fútbol pateando cualquier cosa. Fui lento en descubrir la importancia del juego.
Ahora tenemos claro que la media hora de juegos de mesa antes de las fichas con las que trabajamos los contenidos de enseñanza, y la media hora de juego de patio después, son el mejor aporte educativo. Ver jugar, agarrados de las manos o encimados, gritando a todo pulmón los niños, los jóvenes y las mujeres adultas, es una de las más hermosas imágenes de las ETC.
Pasaron años para que Jaume Cela, eminente pedagogo catalán, nos abriera los ojos de ese tesoro desconocido de un proyecto educativo inter-generacional. Y así quedó fijado el eslogan de las ETC: “Aprender, convivir y divertirse.” P. Pepe Segalés, escolapio