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M A R C O D E T R A B A J O
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P a t a n j a l i Y o g a S u t r a
Patanjali Yoga Sutra Libera los Libros El presente texto ha sido compuesto utilizando las siguientes fuentes: http://www.santosha.com/ Del cual se

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1\IE:l\iC>J~TA l~AZONADA DJ rocas primitivas (sobre el granito lamínado ó sob1·e la pi· zarra), es un agregado de granos cuarzosos, cementados po¡· las arcillas. Este gres se presenta á la vista por todas parteg, en 1\fonsenate y Ouadalupet cerca de Suba, en SO'squilé y en el páramo de G-ua~ta­ "\ita. Los derrumbes forman la tierra veCYetal del llano de Santafé. o El gl'es sir-re de bas-e al yeso, tan pronto g;rann~ jaclo como laminado, y su gmn disolubilidad e11 el agua ha cansado su tlestrncción en varios para· jes, como se ve en Tnn.}uelo, en el valle de Usme, en Zipaquírá, Checu.a. y particularmente al nordeste del cerro de Ios Tunjos, cet~ca ele Cucuuubá, á nnrt altura comriderahle. La píeclra ca,lc;Í.refl! densa e·s-tá sobrepuesta sobrE. el yeso, y en cloncle éste se halla destruíd·o por al~ guna catástrofe antigua sobre el greS', sus tongas· inferiores están llenas de conchas petrificaüas, como en 1\felgat· y Cocuma, las que raras veces se bullan en el llano ele Bogotá. Se encuentran lmesos do mommot (e!efantes cttrniceros.), de rinocerontes y ele otros a;n:ím.aJes desconociL1os, celebrados con el nombre· de gigantes. E'l sitio está al Este ele Soacha ; es unt:t tonga, de arcilla que tiene su asiento sobre la piedra calcárea. Esta última se presenta ú. Ia .-ista, cerca de Monsenate y de Usaquén. De estn.s tres grttncles formaciones secuntlarias,el gres, el yeso y In. piedra calcim~n. densa,-las. dos primeras contienen formn.ciones particula1·es ó dependientes, que aumentan la riqueza. del país. Ei gres contiene bancos de arcilla, algunos de ellos muy bellos, como se ven cerca ele Gacha.nzipá, Tocanzipú, Chn.lechc, y entre Zípaquirá y Cogmt; minJral dG hielTO oscmo y que en Zipaquiní., en Arag0n, en al Tirol y en los Kírpatos. El conocimiento íntimo do esta ftrcilla es el que hace j uz:g,tr al minero, cuando so le pienlfl la vettt de sal gema ó m ís bien hL tonga, de qué laclo la podrá encontrar. Esta tongtt de sal gem!1 on el llmo en Wieliczkt (Polonia) y en Htdlein (Salzburgo). No os Zipa1nid el único paraje cloll!le se ha descubierto sal gema: en NemJcón, en Sa,n Juan de S3squiló (frunte á Chaleche) (5) y en Oll:imeza (de . lns lbno!:l de Casann.re) se ha encontrado también. Debe suponerse que hay sa.l gema en las inmediaciones de los m::tnantia.les salitrosos de Pinzaima

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(5) A propósito de esta mina, consta del protocolo de la Notaría de Z1paquirá que en 1784 un vecino del luto de Santafe en ganad• s de los llar~ns, facilitariu mucho In exportación de grano~. A rsto se objeta que se aumenta• ía el contrnbnndo; nn aumentaría srguramente en cantidad, porque á estns inmensas colonial! que tienen costas marítimnF, entrn, á j)e~nr de las grandes pr..\1i· bicivnes cuanto la N.1d~n n•'ccsita ; pero ¡;ie~rdo el contra· ba11do del Meta y de la Guayana menos caru que el de Santa· m~rta, diEminuirín el de cst~ últim~, y verdadernrr.ente no sería estu pcrjt:dicial á los intereses del Uobiuno.

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IJ:eniencio en cuenta esta uniformidad ele clirecci6nJ debe surgir la idea ele que Nemocón y San Juan de S esquilé son continuaciones de la mina de Zipaqnirá; sinembargo, la naturaleza no ha hecho más que repe· tir en una gran proximidad la formación de muchas tongas de sal gema, y esta proximidad ha causado aquí, así como en Hungría, la falsa idea de su continuidad y de que ocupa un inmenso terreno. Por el con· trario, este terreno está circumcrito por limites bastante estrechos, y es mucha imprudencia no economizar una mina en la esperanza de que no se agotará jamás. Minas mucho más abundantes que la de Zipaquirá nos presentan tristes ejemplos, por falta de cordura en el uso que se ha hecho de ellas. Como en Zipaquirá no ba. trabajado persona alguna que posea conocimientos geológicos, se ignora la extensión que tenga aquella sal gema. Calculando por el exterior del suelo y por las tongas de gres que se presentan á la vista, se debe suponer que toda la colina que termina al Norte por el Ricneg1·o (6), al Sur por el cerro de Chipa y al Oeste por una qtu:umda que atra1iesa el camino de Pacho; toda esta colina, digo, de más de 500,000 toesas cuadradas ele superficie (7) y cerca de 130 toesas de elevación (8) sobre el pueblo de Ziraquirá (que está situado al pie de la fa.lcln. oriental), es una masa de sal gema. Cerca de la, población, en Guazá, en Chilco y cerca del Chipa, en todas estas partes se manifiesta. el esquisto m urin tífero, prueba evidente de ]a, inmediación ele la sal. La forma de la colina, la quebrada que va dicha al Oeste y otras circunstancias, anun-· (G) Riachuelo que atraviesa la poblaciün de Zipaquirá de Occidente á Oriente (N. E). (7) l!JO bectá.reaF, próximamente (N. E.). (8) 253 metro~. Reiss y Stuuel hallarnn 205 metro~ Robre la plaza de Zipaquirá (Anales de la 'Lniversidad, temo VII p~gi na 178)(N. E.). '

- 12 ...... cian que ia mina fué descubie1·ta por revolucione!! neptúnicas. El gres que sirve de base á la sal y al yeso, elevándose por la parte de Pacho á una consi· derable altura, rodea la mina en form:1 de mutalla. Aunque sea muy vasto el terreno que la natú• raleza presenta para la explotación, siempre los vecinos han usado desventajosamente de él, porque debiéndose abrir galerías que tuvieran lcts bocas en el llano y que se internaran hasta los pamjcs don· de la sal gema fuera lct más put•a y más rira, por el contrario, han subido á desmontar sobre la cumbre de la coli , donde la sal se presenta á la superficie. Lo que se conoce con el nombre de mina de Rute (trabajo hecho por los españoles con los indios y en que parece que no tuviesen otra idea que aprovechar· se de los manantiales salitl'osos), no merece por nin· gún término el nombre de mina., porque es un hoyo 6 cantera semejante á las excavaciones que abren los tejeros pal'a sacar arcilla. Aunque no hace más de 40 6 50 años que se trabaja en ella, es ya bastante considerable la excavación, la que se adelanta hasta ahora 4i de la brújula de Freiberg hn.cia el Sudoeste. Como la pendiente va subiendo y descansa sobre el yeso y la sal, una enorme masa de arcilla se desvolcana, y estos derrumbes son ya hm frecuentes que en varios parajes es imposible trabajar en tiempos lluviosos. A más del riesgo en que considero á los jorna· leros en aquel trabajo, esta especie ó método de explotación ocasiona gastos extraordinarios. Cuando ha pasado el invierno ó tiempo lluvioso, se ocupan · un gran número ele jornaleros en trasportar los derrumbes y separar la sal gema que se ha desprendido con los escombros ; además, cada seis meses se cae una casa y tienen la paciencia de volverla á construír, constantemente con la misma falta de solidez. Pero los gastos inútiles que caus~WJ.los derrumbes no es lo peor, pues aun son éstos de conse·

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cnencias más fatales : no se sabe ya adónde arrojar tantos escombros ; una gran parte de la sal está ya cubierta y casi del todo inaccesible á la posteridad; el tajo se va adelantando hacia la falda del montezuela, y llegará á tal punto que será físioomente imposible el continuarlo, á cansa de la gran costra que está sobre la sal y amenaza con su caída. Entonces se abandonará, después de baber echado á perder lo q'le la naturaleza La prodigado al hombre en la po::;ición más ventajosa. El suelo sobre que se anda para ir á la mina de Rute, es una sal gema más pura que la que se extrae de la mina. Siguiéndose el método ele hoy día no se puede llegar á la sal, porque lo embarazan las aguas y el recelo de causar graneles clenumbes. Sería superfluo exponer más por extenso los inconvenientes de dicho método. Sólo en circunstancias muy raras puede un tajo abierto ser \entajoso, y es cuando la tonga, estando muy superficial, se halle bajo una costra cuyo espesor no vaya en aumento, y lleve dirección Lacia una profundidad proporcionada para poder seguir el desmonte ; circunstancias todas éstas que son contr::n·ias á las que se reúnen en Zipaguirá. N o es juicioso demoler montañas para extraer lo que se halla en su seno. La sal gema se ha de trabajar por subterráneos, así como se practica en Europa en todas partes ; y se han ele abrir las galerías á la mayor profundidad que permitan la.s corrientes de las n.guas ó el nivel del llano. No se necesitaría madera alguna para sostener las galerías, porque la sal gema se sostiene por sí sola perfectamente. Por este me~lio se asegurará la existencia de la mina á la postendad más remota y se aprovechará toda la riqueza que la naturaleza ha depositado en ella. Tampoco se debe abandonar inmediatamente el tajo abierto, pero sí empezar los trabajos subterráneos para preparar un refugio, é ir disminuyendo poco á poco la extracción actual.

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N o se conoce en otros países sal gema que esté á tanta alt.ura como Ir.. de Zipaguirá., altura que excede de 1,440 toesas sobre el nivel del ma1· (9). Esta sal des miente, por su riqueza, la opinión que hay en Europa d.e la. impureza de sal gema muy elevada. En Rute, donde se laborea con agua dulce, 650 arrobas de sal gema dan 500 arrobas de sal fabricada. Este principio prueba (contlmdo t de pérdida por el m étodo bárbaro y lento del cocimiento en cazuelas} que la sal gema contiene próximamente 92 por 100 de sal (10). Actualmente se pagan 12 mineros en la mina de Rute y cada uno extrae, según contrato, GO arrobas diarias ; pero á causa ele los derrumbes y otros trabajos accesorios que ocupan á estos 12 mineros y 24 ó 30 jornaleros ayudantes, sólo se extraen por a:iio 100,000 arrobas, próximamente. ~BNANTIALES SALITROSOS Y SU CO~CENTKACIÓN.

Se hallan dos fuentes ó manantiales ele agua. salada,-la fuente ele Sau Pedro y la ele Guazá,(9). 2806 metro~. Y en real' dad, la sal se }¡alla en Zipaquira á mayor altura, supuesto que la cúspide ele! cerro salino está á 2833 metros de elevación sobre ol nivel del mar, según Rciss y Stubel (N. E.).

( 10) El texto que sirve de ba5e á esta reimpresión dice: "32 p. c. de sal," lo cual es error palpable, pues si, como Jo observa el autor, 650 arrobas de sal gema proJucen 5.00 arrobas de sal compactada, en la misma proporeiún 100 arrobas de la primera deben dar, próximamente, 77 arrobas de la segunda; pero como en la transformación d~ una en utra sal hay f de pérdida porra· zón de la materia que se malgasta, la cantidad real de sal contenida en 100 arrobas debe ser 77 +V, esto es, poco más de 02 por 100. Ni dista mucho de tor corre~ponden á un volumen, poco más ó menos, de 117 á 135 pies cúbic están calcados los cálculos poEteriores. (N. E.).

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quirá, cuando los horn os construídos y anegla.do~ por l\I. l\1. Claist, Bukcliug y \Vilcl en las nueYas Salinas, dan por cada 100 pies cúbicos 88 anobas, -y los más imperfectos que he Yisto en Europa, á lo menos 3G arrobas . Por este cálculo se Yo que en Zipaquirá so do. pen1ician anualmente 1.600,000 pies cubicos de leña, qne valen 25,000 posos. N o debe atribuirse esta enorme clifercucia entre las Salioas de Europa y la de Zipaquiní ít In, calidad de las leñas. Be trata de una difcrenein, ó razón de 10 á 88 arrobas, y segun los experimentos mús exac· tos hechos con Yolúmenes iguales de

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