Palabras clave: Convivencia, conflicto, competencia social y ciudadana, reflexión, aula punto de partida

EL GRAN RETO DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR EDUCAR PARA SER REFLEXIONES COMPARTIDAS RESUMEN Este artículo propone una serie de reflexiones y aporta de for
Author:  Josefa Redondo Paz

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EL GRAN RETO DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR EDUCAR PARA SER REFLEXIONES COMPARTIDAS

RESUMEN Este artículo propone una serie de reflexiones y aporta de forma clara algunas metodologías llevadas a la práctica en este Centro que han tenido resultados satisfactorios y que pueden utilizarse de forma sistemática en la resolución de conflictos. Finalmente se aporta un cuestionario para evaluar dicha actividad tanto al alumnado como al profesorado de dicho centro. Una de las principales demandas de la sociedad actual, caracterizada por el individualismo, la globalización, la falta de cohesión social, la desigualdad, la intolerancia, etc., es APRENDER A VIVIR JUNTOS. La educación del siglo XXI, no puede renunciar a la formación de una ciudadanía libre, crítica y responsable, y los centros escolares, y más concretamente los institutos, deberán convertirse en espacios idóneos para profundizar en los valores de convivencia democrática. Palabras clave: Convivencia, conflicto, competencia social y ciudadana, reflexión, aula punto de partida. Introducción La convivencia empática entre el alumnado que integra nuestras aulas constituye un gran reto que afecta a toda la sociedad. Los conflictos que surgen de forma natural en la vida de todas las personas pueden verse como oportunidades de crecimiento y maduración personal a condición de que se desarrollen de forma pacífica e inteligente. Aprender a convivir en la escuela, a socializarse en valores como el diálogo, el respeto, la tolerancia, a aceptar la diferencia del otro, es una tarea vital en nuestros centros de trabajo. En una sociedad tan superficial, con unos valores tan débiles y donde casi todo está permitido, parece que el temor de los adultos a educar a las nuevas generaciones está haciendo que se haya renunciado a la autoridad por miedo al autoritarismo. En definitiva, lo que pretendemos es, capacitarnos todos, tanto el alumnado como el profesorado para gestionar los conflictos que puedan surgir de forma pacífica, son aspectos centrales y comunes de interés en toda tarea educativa.

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Debemos reflexionar desde una perspectiva pedagógica y positiva, sobre estas cuestiones, así como plantear líneas de actuaciones educativas y pedagógicas para ayudar a avanzar en la convivencia por la que apostamos. La convivencia escolar se ha convertido en el centro de atención no solo de toda la comunidad educativa sino de la sociedad en general. Reflexionar sobre la convivencia escolar implica entender que la responsabilidad de educar para la convivencia no puede atribuirse solo a la sociedad en abstracto, a la familia, a los medios de comunicación, a los profesores sino que se trata de que todos y todas trabajemos con un proyecto de trabajo en común. Algunas de las directrices que podemos utilizar seria el diseño de un plan de convivencia, cada centro deberá conformar una comisión de convivencia para establecer un plan de actuación y trabajo que sea coherente y lógico. Este plan de convivencia tan necesario en los centros, aún no está desarrollado en alguno de ellos e incluso no le dan ese carácter prioritario del que debería de estar impregnado y créanme hablo desde mi experiencia docente. La puesta en práctica de un Plan de convivencia redunda en evitar intervenciones improvisadas que ayudan a crear desconcierto y a abrir grietas en los pilares de la buena convivencia. En este curso académico, éste planteamiento nace de la implicación de un grupo de profesores y profesoras interesados de una forma muy especial con nuestro centro, ya algunos compañeros, han sufrido algún altercado relacionado con este gran problema, que a veces, el mismo equipo directivo no sabe como atajar. Las actividades de convivencia deben ser planificadas a largo plazo y atañer e implicar a todo el centro escolar. Debemos tener en cuenta que un centro educativo no es una suma de aulas y que el aprendizaje de la convivencia no es responsabilidad única de una asignatura o materia, ni tampoco de los tutores. En este sentido, la acción tutorial tiene una importancia crítica en la orientación personal, profesional, y académica del alumnado y, muy especialmente en la atención a la diversidad y mejora de la convivencia. Merece la pena desarrollar materiales específicos para que el espacio de tutoría contemple objetivos relacionados con el ámbito de la convivencia. La formación en valores, actitudes y normas debe ser asumida por todo el claustro de profesores contribuyendo de esta forma al eje del currículo .La integración del centro docente en el entorno que le rodea se presenta como un aspecto fundamental. Todos los centros educativos deberían comenzar a trabajar en su plan de convivencia pero no en uno cualquiera, que puede copiarse de algún sitio, sino de trabajar en su propio Plan de convivencia. La Ley supone un respiro y una oportunidad de comenzar o seguir trabajando por y para la convivencia. Todos los colectivos deben tomar una decisión clara si queremos cambiar la cultura escolar que late en nuestras aulas. Como ya hemos dicho anteriormente, el comienzo del curso escolar trae a nuestra memoria, a nuestra vida, a nuestro trabajo, a nuestra familia y sobre todo a los medios de comunicación, el tema de la educación y los derechos y obligaciones entre el profesorado y las familias que deben ser la fuerza complementaria ya que lo que pretendemos es que nuestro objetivo a largo plazo sea fructífero. Gran parte de las tareas, que hasta no hace mucho, eran asumidas por la familia han pasado casi sin darnos cuenta, ya que esto no ha sido ni elegido ni consensuado, a la escuela y a los docentes.

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Todo esto, en parte es debido, al ritmo frenético que llevamos de trabajo, de estrés, etc. ésta situación a menudo lleva a reprocharnos y a acusarnos los unos a los otros. Merece la pena pararse a pensar y hacernos esta sencilla pregunta ¿Qué espera la familia de la escuela? De forma muy resumida podríamos señalar las siguientes:    

Una serie de datos o conocimientos que les van a servir para andar por la vida o seguir estudiando a través de la oferta educativa que tienen a su alcance. Una red social que le permita compartir su vida con la de los demás. Una formación en valores que evite los comportamientos anti-sociales, por desgracia, tan arraigados y de moda en nuestros días. Y finalmente una prolongación de la seguridad que reina en el domicilio.

Si nos hacemos la pregunta de forma inversa, ¿Qué espera la escuela de la familia?    

Un gran compromiso de padres y familias en cuanto a la toma de decisiones y normas como horarios, aseos, vestimenta, asistencia. Una colaboración desinteresada con sus hijos basada en el apoyo de su aprendizaje, inculcándoles hábitos necesarios e importantes para toda su vida como la disciplina, el respeto, el hábito lector, etc. Una atención básica que los aleje del uso excesivo, que nuestro alumnado hace de la TV e Internet, basado en una buena calidad y cantidad de tiempo dedicado a juegos, diálogo, paseos, etc. Una colaboración real de padres y madres en las reuniones del centro para contar con su opinión en temas que atañen a todo el entorno educativo.

Una vez vista de forma muy resumida lo que espera la familia de la escuela y la escuela de la familia deducimos que la primera responsabilidad de los padres es la EDUCACION de los hijos, y esa responsabilidad no puede delegar en nadie más .Se puede y se debe pedir ayuda a la ESCUELA pero esta tarea no puede recaer en el centro educativo hablemos de la edad que hablemos. Los padres tienen la obligación de complementar lo que la escuela y la educación formal no pueden aportar. Los padres y madres deben acomodar lo que se aprende en los centros educativos a la vida cotidiana y familiar. La educación no puede consistir como ya dijera Séneca en llenar un cántaro de agua (de conocimientos) y evaluar su aprendizaje con una nota que reproduzca lo dicho o leído en los libros de textos, sino que debe consistir en “prender un fuego” que les lleve a reflexionar de forma crítica y autónoma. El profesorado tiene la obligación de madurar y sacar a flote otras áreas como la utilización práctica de esos conocimientos, la creatividad, la reflexión, la crítica, etc. Como ya he dicho con anterioridad, nuestra sociedad va cambiando de forma vertiginosa y si nuestra tarea docente solo se queda en la idea conductista del aprendizaje difícilmente vamos a dotar a nuestro alumnado de mecanismos para adaptar lo aprendido a una situación concreta, para resolver problemas nuevos que vayan surgiendo día a día.

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Es decir, la realidad no siempre es la suma de las partes que componen el todo. Si a nuestro alumnado le enseñamos algo que ellos hubieran podido descubrir por sí mismos, en realidad, los estamos privando de poder descubrirlo ellos mismos. La tarea de los padres respecto de la escuela es la de apoyo y no la de policía escolar. Deberíamos depositar en nuestro alumnado la responsabilidad de su rendimiento y las consecuencias de sus acciones. El realizar o no la tarea debería ser una decisión que emane de su compromiso de esfuerzo y no de una actitud generada por el miedo al castigo que vendrá de los padres o del profesorado. Como conclusión, podemos decir que “nuestra tarea” es formar personas adultas, responsables, creativas, autónoma, respetuosas y eso va más allá del rendimiento académico. Asumir y valorar ese objetivo repercutirá de forma positiva en el futuro de nuestros hijos e hijas y de nuestro alumnado y, sobre todo, en las generaciones sucesivas y venideras.

Es algo evidente que el gran reto que tenemos al frente tanto para el profesorado, padres, madres y alumnado es el de la convivencia escolar. El alto nivel de conflictividad que desgraciadamente está presente en nuestras aulas es una realidad que obliga a tomar medidas correctivas sin un gran valor pedagógico ni corrector, pero que sirven en casos puntuales para controlar situaciones de desacuerdos que se produce en el aula y como freno a las conductas contrarias en el grupo clase. La mayoría del alumnado que no encuentra su lugar en la escuela es porque ya no lo tienen en la sociedad ya que, muchos de estos chicos y chicas provienen de familias desestructuradas y con graves problemas. El centro, para este alumnado se convierte en un lugar donde seguir fracasando. Pero lo más preocupante, es que en el resto del alumnado se crea un malestar emocional, baja autoestima en el que se sigue discriminando y marginando al más débil. Las edades que atendemos son muy complicadas y las aulas necesitan no solo más profesores (aunque también) sino de psicólogos o trabajadores sociales para ayudar al alumnado o a las familias con problemas. Es suficiente realizar una breve reflexión para ser conscientes de que el simple “castigo” sin el acompañamiento de una actividad correctora, es decir, ese comportamiento contrario a las normas del centro deberá tener una consecuencia en el alumnado puesto que se trata de reconducir la conducta del alumnado. En primer lugar, un centro educativo debe creerse y hacer suya la gran necesidad de educar a favor de la convivencia pacífica en los IES, en el entrono más cercano y en la sociedad. Convivir es mucho más que no interferir de forma negativa en las tareas del Centro. Convivir es crecer con los demás, compartir, aprender a quererse, a valorarse, a participar, a querer y respetar. Los centros educativos no son islas aisladas sino que forman parte de un entorno que debe ser estudiado y tenido en cuenta a la hora de diseñar un plan de convivencia. Durante el curso pasado y dada la problemática especial del Centro, conocida por todos y todas a través de los medios de comunicación, trabajo en el IES Luís

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Carrillo Sotomayor de Baena (Córdoba), un grupo de docentes hemos pensado en la creación del Aula de punto de partida, ésta Aula pretende no ser solo una medida correctiva sino preventiva de conductas conflictivas. Este Proyecto se desarrollará en horario de clase, es decir, en horario lectivo, y fundamentalmente controlado por el Educador Social, el Equipo de Orientación y el profesorado de guardia. Una vez que el profesor o profesora haya rellenado el parte de incidencia y se le prive al alumnado del derecho a clase, se señalan las tareas a realizar en el Aula de punto de partida. Cuando el alumnado acceda a dicha aula se establecerá un diálogo con el educador/a social tratando de comprender y reflexionar de los errores cometidos en el aula y se intentarán buscar caminos alternativos al conflicto. Es muy importante el seguimiento del esquema: Análisis de la situación conflictiva- Actitudes a cambiar para evitar el conflicto-Comunicación con padres y tutores-Realización de la tarea. El objetivo que pretendemos es que a partir de la repetición de esta pauta terminaremos creando en el alumnado una capacidad para que ellos mismos traten de prevenir y evitar las situaciones de tensión o conflicto que puedan aparecer entre profesores y compañeros, logrando de este modo, la rectificación de ese comportamiento negativo a corto plazo. El profesorado en última instancia, intentará reconducir la situación y reforzar el patrón creado, aprendiendo a conocer aquellas situaciones importantes para evitar la situación y reforzar el patrón creado, aprendiendo a conocer aquellas cuestiones importantes para evitar la situación de conflicto. Posteriormente, los delegados y delegadas de cada grupo-clase asistirán en horario lectivo, (o cualquier compañero o compañera que desee hacerlo, sería bueno elegir algún líder positivo de cada clase) para que vayan formándose con la ayuda de especialistas en la materia, de forma que en cada clase siempre haya alguien ya formado. Cuando surja un problema de forma aislada a un nivel mayor tanto en la clase, como en el IES, a nivel de Centro etc, se requerirá de la ayuda de estos compañeros y compañeras para que se resuelva el conflicto de forma pacífica, reflexiva, tranquila, éstos compañeros escucharán a las dos partes en conflicto sin emitir ningún juicio. El objetivo es que las personas en conflicto dialoguen, conversen, se serenen, empaticen y finalmente lleguen a un acuerdo verbal, que luego posteriormente se realizará por escrito. En dicho documento se comprometerán a realizar una serie de reflexiones sobre el porqué del conflicto, cómo surgió, si pudo evitarse, porqué se actuó mal, que habría hecho en este momento una vez que ha reflexionado y se ha dado cuenta de los errores cometidos. CONCLUSIONES En definitiva, las medidas para mejorar la convivencia y los pilares desde una perspectiva global serían:  

Más recursos humanos. Formación del profesorado en convivencia.

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  

Equipos de mediación en el centro. Mayor coordinación entre equipos directivos, educativos y departamentos didácticos. Creación de equipos de alumnos y alumnas para mejorar dicha convivencia.

Para evaluar nuestro Proyecto presentamos un modelo de cuestionario para conocer en que grado se han cumplido o no nuestros objetivos iniciales. CUESTIONARIO DE VALORACIÓN DEL PROYECTO 1. GRADO DE CONSECUCIÓN DE LOS OBJETIVOS:   

FAVORABLE DESFAVORABLE MUY FAVORABLE

2. IMPLICACIÓN ALUMNADO   

Y

ACEPTACIÓN

DEL

PROYECTO

ENTRE

EL

ESCASA BUENA MUY BUENA

3. IMPLICACIÓN Y ACEPATACIÓN DEL PROYECTO ENTRE EL PROFESORADO   

ESCASA FAVORABLE DESFAVORABLE

4. ADECUACIÓN PROYECTO   

DE

OBJETIVOS

Y

ACTIVIDADES

DE

DICHO

ESCASA BUENA MUY BUENA

5. LOS MÉTODOS UTILIZADOS HAN SIDO…   

ESCASOS ADECUADOS MUY ADECUADOS

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6. LA TEMPORALIZACIÓN HA SIDO……..   

ESCASA IDÓNEA MUY ADECUADA

7. LA PUESTA EN PRÁCTICA DEL PREOYECTO HA SUPUESTO….   

NO HA HABIDO NINGÚN CAMBIO IMPORTANTE EN LA CONVIVENCIA DEL CENTRO. HA HABIDO ALGÚN CAMBNIO PERO NO HA AFECTADO A TODA LA COMUNIDAD ESCOLAR. SE APRECIA UNA IMPORTANTE VARIACIÓN RESPECTO AL INICIO DE CURSO

BIBLIOGRAFÍA: 

Amani (1995). Educación intercultural. Análisis y resolución de conflictos. Madrid: Conserjería de Educación y Cultura, Dirección General de Juventud.



Porro, B. (1999). La resolución de conflictos en el aula. Buenos Aires: Paidós.



Sastre Villarrasa,G. y Moreno Marimon, M. (2002). Resolución de conflictos y aprendizaje emocional. Barcelona: Gedisa.



Segura, M. Y Arcas, M. (2004). Relacionarnos bien. Madrid : Narcea

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