Palabras clave: Romanización, Carpetania, cerámica campaniense, Comunidad de Madrid

Resumen La romanización en la Carpetania y en concreto en la actual región de Madrid necesita de estudios a fondo e investigación en todas sus vertien

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Resumen La romanización en la Carpetania y en concreto en la actual región de Madrid necesita de estudios a fondo e investigación en todas sus vertientes, precisando tanto de trabajos teóricos como prácticos. Arqueológicamente aún queda mucho por averiguar, siendo ésta una labor de años, excavaciones sistemáticas y mucha investigación. Este trabajo intenta proponer un nuevo acercamiento al problema y aporta datos que nos llevan a pensar en un inicio temprano del proceso de la romanización en zonas tan interiores como la actual región de Madrid, en contraposición con las tesis tradicionales que consideraban a la Submeseta Sur como un territorio aislado y marginal, poco permeable a las influencias exteriores. Afortunadamente la investigación acerca de la Carpetania y todo lo que con ella tiene que ver ha mejorado mucho en los últimos años, especialmente desde el traspaso de competencias a las Comunidades Autónomas y de la entrada en vigor la Ley de Protección del Patrimonio en 1985, que convirtió en obligatorios los estudios arqueológicos previos a cualquier intervención urbanística o de infraestructuras. Con ello proliferaron las excavaciones arqueológicas aunque no tanto las publicaciones. Las fuentes nos llevan a pensar que la Carpetania ya estaba pacificada a mediados del siglo II a.C., con lo que la romanización ya estaba comenzando en este territorio. Este hecho se ve avalado por los cada vez mas numerosos hallazgos de materiales romano-republicanos, tanto cerámicos como numismáticos, que salen a la luz ante el aumento de excavaciones. Hemos elegido la actual Comunidad de Madrid como ejemplo del aumento en la documentación de materiales de este momento (sobre todo de cerámica de barniz negro), pero en el resto de las actuales regiones que formaron la antigua Carpetania los datos apuntan también en el mismo sentido. Palabras clave: Romanización, Carpetania, cerámica campaniense, Comunidad de Madrid. Abstract Romanization in the carpetanian territory and specially in the actual Madrid region is a subject to be studied more deeply and that also needs to do a research into every practical or theorical work. Archaeologically there is yet a lot to find out about years of work, sistematic excavations and research. This particular work tries to make an approach to the subject giving us pieces of information that lead us to believe in an earlier beginning for the romanizing process in interior regions as Madrid and its territory around, against traditional postures considering the South Submeseta as an isolated and marginal territory, not permeable to foreign influences. Fortunately researching related to the Carpetanian territory has been improved a lot in the past years, particuliarly since 1985 when the Heritage Protection Law made mandatory to do previous archaeological works before any urban or infraestructure development was going to take place. That made increase the archaeological excavations but not publications. Sources lead us to believe that the Carpetanian territory was already pacified in the middle of the II Century B.C., wich means that the romanization of this territory was already taking place. This fact is backed by many roman-republican materials found, ceramic or numismatic, as excavations increase. We have chosen the Comunidad de Madrid as an example of this materials documentation increase (black glaze ceramics above all), but in the rest of the actual regions wich conformed the old Carpetania, pieces of information also point towards the same direction. Keywords: Romanization, Carpetania, black glaze ceramic, Comunidad de Madrid.

El inicio de la romanización en la región madrileña: nuevas perspectivas para la investigación Sandra Azcárraga Cámara*

La Carpetania es una amplia zona geográfica cuyos límites no están totalmente definidos, pero a grandes rasgos corresponde con la mayor parte de la actual Comunidad de Madrid, gran parte de la región de Toledo, algunas zonas al Norte de Ciudad Real, el extremo occidental de Cuenca y la parte sur-occidental de Guadalajara. El área en la que nos centramos corresponde a la actual Comunidad de Madrid, prestando una especial atención a la cuenca baja del río Henares, por ser ésta la zona en la que se desarrolló el núcleo romano más importante de la región: Complutum. El término romanización se refiere al proceso completo de «adopción y difusión de la vida urbana como hecho esencial que posibilita el nacimiento y configuración de una nueva cultura» (Ramos Ramos, 1988: 56). Con este trabajo nos centraremos en los inicios de dicho proceso a través de los diferentes hallazgos de cerámica de barniz negro republicana, ya que la consideramos «la cerámica de la conquista de Hispania por las legiones romanas, de modo que su dispersión geográfica sirve de referencia constante para poder estudiar el fenómeno de la penetración del mundo romano, desde los tiempos de la conquista hasta la etapa augustea» (Beltrán Llorís, 1990: 39). Es un hecho que cada vez se documenta más cerámica de barniz negro o campaniense en los yacimientos de nuestra región lo que consideramos como un elemento indicativo de los tempranos contactos con Roma y el inicio de la asimilación de sus modos de vida, que no siendo inmediato, sí comenzaba a calar entre los habitantes del centro de la Península a través del contacto con las legiones romanas dedicadas a la conquista del territorio. Por tanto el marco cronológico general en el que nos movemos es el período

*[email protected]

en el que se fabrica y exporta este tipo de cerámica romana republicana que llegará a la Península Ibérica (Beltrán Llorís, 1978: 50-54; Ribera y Marín, 2003: 288). Campaniense A Barniz negro de Cales y de origen etrusco Campaniense C

Finales del s. III a.C. mediados del s. I a.C. Mediados del s. II a. C mediados del s. I a.C. s. I a. C.

Debemos tener en cuenta que determinadas cerámicas (como las áticas o las campanienses) a las que se les daba un especial valor, perduraron en el tiempo y se amortizaron en repetidas ocasiones, por lo que no siempre su presencia en los yacimientos nos asegura una cronología antigua, siendo necesaria su asociación a otras cerámicas, como las celtibéricas, para poder asegurar este dato. Los yacimientos de la Edad del Hierro excavados, en mayor o menor medida, en la Comunidad de Madrid no son muy numerosos, contamos entre otros, con los siguientes: Arroyo Culebro (Leganés) (VVAA, 2001), Cerro Redondo (Fuente el Saz del Jarama) (Blasco y Alonso, 1985), Los Altos del Olivar (Valdemoro) (Sanguino et alii, 2001), Fuente de la Mora (Leganés) (Vega y Martín, 2003: 68) o El Malecón (Barajas) (Rodríguez Cifuentes, 2003: 70). Además se han realizado pequeñas intervenciones sobre otros yacimientos como el Castro de Redueña (Redueña) (Alfaro y Martín, 1996, 91-105) o Los Pinos (Alcalá de Henares) (Muñoz y Ortega, 1996, 21-24). Las excavaciones llevadas a cabo en los últimos años han permitido sacar a la luz un buen número de yacimientos de esta cronología, pero la escasa publicación de los resultados hace difícil incluir una lista más exhaustiva. Menos favorable es el panorama que se presenta ante el estudio de los yacimientos ubicados cronológicamente entre el final de la II Edad del Hierro y los inicios de la pene-

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tración romana en la meseta, en época republicana, ya que en la bibliografía actual se manejan pocos yacimientos carpetanos con elementos romanos, sobre todo en nuestra región. Veremos cómo este hecho es debido principalmente a la falta de excavaciones y de investigaciones al respecto. Algunos ejemplos relevantes son el Cerro de la Gavia (Vallecas), que ha sido objeto recientemente de una exposición en el Museo de San Isidro y la consiguiente publicación de su catálogo (Quero et alii, 2005) y el castro de la Dehesa de la Oliva (Patones-Torrelaguna), excavado en diversas campañas que comenzaron en los años 50 (Cuadrado, 1991: 191-255, Muñoz Carballo, 1974; 1994; Montero et alii, en este mismo volumen) y que actualmente está siendo objeto de una revisión. Afortunadamente este panorama mejorará en los próximos años ya que el Museo Arqueológico Regional está llevando a cabo la excavación sistemática y prolongada en el tiempo de uno de estos escasos yacimientos carpetanos que cuentan con diversos materiales republicanos en su registro arqueológico: El Llano de la Horca, en Santorcaz. A través de prospecciones han sido localizados multitud de yacimientos tanto de la II Edad del Hierro como romanos, datos que nos aporta actualmente la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid, pero que no son recogidos en una publicación dedicada a su sistematización y estudio. Los yacimientos con elementos que indican cronología romana-republicana conocidos a través de dichas prospecciones tampoco son demasiado abundantes. Este hecho se justifica debido a la escasez de los hallazgos que permiten encuadrar en este momento un yacimiento, lo que ha avalado la creencia en una tardía romanización de la Carpetania y en concreto de la zona de Madrid. Sin embargo sí que abundan los yacimientos con materiales tanto de la II Edad del Hierro como romanos imperiales, por lo que podríamos pensar que muchos de ellos pudieron tener contactos con Roma en época republicana aunque no se haya localizado en superficie cerámica campaniense u otro material de esta cronología. Sólo a través de excavaciones arqueológicas se podría demostrar esta hipótesis, y documentar una secuencia estratigráfica continuada. En lo que se refiere a los yacimientos madrileños de cronología imperial romana excavados en extensión el más destacable es Complutum. Son más abundantes los asentamientos rurales y las villas romanas en la Comunidad de Madrid, por ejemplo la de la Torrecilla en Getafe (Blasco y Lucas, 2000a), la del Val en Alcalá de Henares (Rascón, 1998: 106-117), la de Villaverde (Andreu y Martínez, 1999; Pérez de Barradas, 1931-1932), o la de Valdetorres de

Jarama (Arce et alii, 1976), entre otras muchas (Castelo y Cardito, 2000).

Historia de la Investigación en la Comunidad de Madrid Investigaciones antiguas Tradicionalmente, la protohistoria madrileña ha sufrido la carencia de noticias e investigación. Ya a mediados del siglo XIX Madoz habla del total desconocimiento en lo referente al “origen y antigüedad de Madrid” (Madoz, 1847, 1090), revelando la falta de estudios realizados en la época. Esta situación no empieza a mejorar hasta casi un siglo después, prueba de ello es el hecho de que aún en los años anteriores a 1930 el período de la Edad del Hierro en Madrid no era ni mencionado en los diferentes estudios históricos, “saltando” de la Edad del Bronce a la época romana, como ocurre en distintas publicaciones de Pérez de Barradas (1930, 171). No encontramos información relevante de yacimientos de la II Edad del Hierro hasta 1934, año en que se publicó la conocida obra de Fuidio “Carpetania Romana”. Esta recopilación aún hoy nos aporta datos interesantes, en su mayoría referidos a yacimientos romanos. Se trata del primer investigador que habla del “período prerromano” y aporta, además, noticias acerca de materiales, aparte de fotografías y sus propios dibujos. Significativas del conocimiento de la época acerca de la protohistoria de la Carpetania son las siguientes palabras de Fuidio: «Hay, pues, una cultura prerromana bastante pobre, que ofrece un carácter más bien de paso o guerrero que cultural» (1934: 65). Por lo tanto, durante el primer tercio del siglo XX la arqueología de la protohistoria carpetana era inexistente ya que, o bien se la ignoraba, o bien era considerada tan escasa que no se le otorgaba la suficiente entidad para ser investigada. Podemos decir que el estudio de la protohistoria en la región de Madrid es una labor reciente, que no cuenta con mucho más de 70 años. A finales ya de los años 50 Raddatz nos da noticias sobre su prospección en el Valle del Henares (Raddatz, 1957: 229-232). Este trabajo aportó nuevos hallazgos e información acerca de distintos yacimientos que localizó en la zona, aunque en algunos casos no fuera muy preciso. Sin embargo éstas son las primeras prospecciones de las que se puede hablar en Alcalá de Henares y su entorno, en las que se documentaron, entre otros, yacimientos tanto con cronologías de la II Edad del Hierro como romanas.

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A mediados de siglo comienzan los estudios acerca de los límites de la Carpetania, destacando García y Bellido, que identifica esta región con Castilla la Nueva (1947: 270). Sin embargo posteriormente este investigador se retractará, afirmando que la Carpetania ocupaba «gran parte de las provincias de Madrid y Toledo» (1968: 73). Menéndez Pidal publica en 1965 su “Historia de España” donde se dedica un volumen a la “Historia Prerromana”, en el que Maluquer habla también de los límites de la Carpetania, señalando a la Mancha como su centro (Maluquer, 1963: 25). Los límites de la Carpetania comienzan a ser, como vemos, un tema debatido y polémico, polémica que aún hoy permanece candente, siendo muchos los investigadores que han escrito sobre el tema como Blázquez (1962: 409 ss.) que en 1962 hablaba de la expansión de los celtíberos hacia las zonas sur y este peninsulares o Roldán Hervás (1967-1968: 73-106) que escribía sobre los límites entre vettones y carpetanos. En cuanto a los estudios acerca de la época romana en la región de Madrid, el panorama es más positivo, ya que han sido más precoces que los de la protohistoria, bien por ser más evidentes y abundantes sus restos, bien por ser siempre más vistosos. Ya en el siglo XVI destacan algunos eruditos como Ambrosio de Morales que describió, por ejemplo, las inscripciones de Complutum, en su obra “Antigüedades de las ciudades de España”, donde incluso se preocupa por su conservación. En el siglo XVIII Enrique Flórez realizó trabajos importantes como historiador, entre los que podemos destacar su “Mapa de todos los sitios de batallas que tuvieron los romanos en España” (1745). Con esta obra Flórez aporta una descripción cronológica de los sucesos y nombres antiguos de todas las provincias, además de relatar cuánto les costó a los romanos la conquista. Otra importante obra de este agustino fue las “Medallas de las Colonias y la España Sagrada”, trabajo de síntesis sobre la arqueología española hasta ese momento. A mediados del siglo XIX Madoz se dedicará al estudio histórico de España y sus posesiones de Ultramar, creando su “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico”. En el tomo dedicado a Madrid hace referencia, por ejemplo, a diversas inscripciones halladas en la ciudad (Madoz, 1848: 575) o a la tradicional polémica del antiguo nombre de Madrid, citando las diversas tendencias del momento que identificaban a la ciudad con Mantua, Miaccum, etc. (1848: 575-579). A finales del siglo XIX destaca el erudito jesuita Fidel Fita, dedicado al estudio de la arqueología y de la historia

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y que en este caso sobresale por su labor de recopilación epigráfica de la Península. Respecto a la zona carpetana Fita publicó artículos como el referido al hallazgo de varias estelas funerarias romanas en el entorno de Alcalá de Henares (Fita, 1899: 362). En 1935 Schulten comienza a publicar su conocida obra Fontes Hispaniae Anticuae, que supone un hito importante al ser el primero que nos habla de las fuentes antiguas para el estudio de la Hispania romana. Respecto a las investigaciones sobre el campo son bastantes los que comenzaron a trabajar la arqueología madrileña de época romana desde los yacimientos. Por ejemplo, Pérez de Barradas (1931-1932) realizó tres campañas de excavación en las villas de Villaverde Bajo, «de las que procede la mayor parte de la información que poseemos hasta el momento de la villa» (Castelo y Cardito, 2000: 342). Otros investigadores realizaron diversas “exploraciones”, como Viloria (1955: 135 ss.) y Fuidio que las llevaron a cabo dentro de la Casa de Campo y a orillas del arroyo Meaques donde el primero encontró «cinco lugares con señales seguras de cultura romana» (Fuidio, 1934: 87). Investigaciones recientes A partir de los años 70 se realizan importantes prospecciones y excavaciones en la zona que nos ocupa en yacimientos tanto de la Edad del Hierro como romanos. Destacamos las excavaciones realizadas en el Cerro Ecce Homo (Alcalá de Henares) en los años 80, cuyo hallazgo más representativo fue la documentación de una gran cabaña de la I Edad del Hierro (Almagro Gorbea y Dávila, 1989). Otra excavación destacable y de cronología romana fue la llevada a cabo en el Cerro del Viso (Alcalá de Henares) en 1975 y 1978 (Fernández-Galiano, 1984). También hay que destacar las excavaciones realizadas en Cerro Redondo (Blasco y Alonso, 1985) entre 1975 y 1980, yacimiento que se convirtió en el mejor conocido de la II Edad del Hierro en Madrid en aquellos años. En cuanto a las prospecciones podemos hablar de las que realizó Fernández-Galiano para su “Carta Arqueológica”, o las que llevó a cabo en el corredor MadridGuadalajara (Fernández- Galiano y Garcés Toledano, 1978). También contamos con las de Asquerino en Mejorada del Campo (Asquerino y Cabrera, 1980), o más recientemente las de Almagro – Gorbea y Benito – López (1993) en el valle del Tajuña. En 1976 destaca la publicación de la “Carta Arqueológica de Alcalá de Henares y su partido”, llevada a cabo por Fernández-Galiano y que ha sido de obligada

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referencia hasta la reciente realización de la “Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid”. El aumento de la preocupación por las investigaciones arqueológicas en la Comunidad de Madrid se constata a través de la celebración de varias jornadas y exposiciones en la capital a finales de los 70 y en los años 80. El primer hito en este sentido fueron las “Jornadas de estudios sobre la provincia de Madrid”, las primeras celebradas en 1979 donde, aunque se trataron diversos temas, destacan algunas intervenciones referentes a la arqueología madrileña como la de Mariné sobre “Las vías romanas en la provincia de Madrid”, la de Lucas y Blasco acerca de las “Excavaciones arqueológicas en la Torrecilla” o la de Priego y Quero sobre prospecciones y excavaciones del IAM. Las “II Jornadas de estudios sobre la provincia de Madrid” fueron celebradas en 1980. En ellas hay que destacar la ponencia de Blasco, Alonso y Valiente que hablaron de la Edad del Hierro en la provincia, así como la de Muñoz que se dedicó al castro de la Dehesa de la Oliva II o la de Arce que habló de la presencia romana, por poner algunos ejemplos. En estos momentos comenzaban a destacar también otros investigadores como Abascal, cuyos estudios se centraron principalmente en el mundo romano y en su mayoría dentro de los límites de la Carpetania con obras dedicadas, entre otros temas, a las vías de comunicación romanas en Guadalajara (1982) o a la cerámica romana de tradición indígena (1986). En 1983 se publicó el “Homenaje al profesor Martín Almagro Basch” donde se realizó un estudio de la Edad del Hierro en la provincia de Madrid (Blasco y Alonso, 1983: 119-133). Unos años después se preparó una exposición en Madrid, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el nombre: “130 años de arqueología madrileña”, donde se hacía un repaso de todas las etapas prehistóricas e históricas de nuestra comunidad. En el catálogo publicado Valiente se dedicó a la II Edad del Hierro (Valiente, 1987: 122-165). En estos momentos las excavaciones arqueológicas sistemáticas aún no eran muy abundantes, por lo que los datos que ofrece dicha publicación no son mucho más avanzados que los que salieron a la luz en las “Jornadas” a las que hemos aludido más arriba y que se celebraron 7 años antes. La labor de investigación comienza a dar sus frutos en los años 80 a través de la realización de diversas memorias de licenciatura y tesis doctorales, que aunque en su mayoría permanecen inéditas, señalan el interés en la arqueología carpetana. En este sentido destacan tanto la Universidad Complutense como la Universidad Autónoma de Madrid. Sirva como ejemplo la tesis doctoral de

Santiago Valiente leída en 1988 en la Universidad Autónoma de Madrid, bajo el título de “La II Edad del Hierro en el Valle Medio del Tajo” y considerada el «primer intento de sistematización de datos arqueológicos en un área» de la Carpetania (Urbina, 2000: 37). Volviendo al tema de los polémicos límites de la Carpetania en estos momentos será tratado por Caro Baroja, que situará la frontera con los vettones entre Talavera y Toledo (Caro Baroja, 1976: 167). Cuadrado llevó a cabo investigaciones en esta área, afirmando que los que habitaban en la zona de la Mancha eran los oretanos, en contra de lo que proponía Maluquer (Cuadrado, 1976-1978: 328). Además salen a la luz algunas tesis doctorales sobre ese tema, como la de Hernández acerca de los castros en el occidente de la Meseta, donde propone que la frontera de carpetanos y vettones debería desplazarse más al oriente de lo que creía Roldán (Hernández, 1976: 382-ss.). En los últimos años diversos investigadores se han enfrentado al estudio de dichos límites, como Valiente y Balmaseda (1983), González Conde (1992: 299-309) o Blasco y Sánchez (1999: 117-151), por poner algunos ejemplos. Como última aportación al tema resaltamos la de Pereira y Carrobles (en este mismo volumen) a través de su investigación sobre la necrópolis de Palomar de Pintado. Los años 90 supusieron un avance en la investigación prerromana en la Comunidad de Madrid, ya que se realizaron diferentes excavaciones que luego se publicaron en la serie de “Arqueología, Paleontología y Etnografía”. Como ejemplo hay que citar las excavaciones en el Cerro de San Antonio (Vallecas) (Blasco et alii, 1991) o las de El Llano de la Horca (Santorcaz) (Cerdeño et alii, 1992). Además, a partir de 1983, con la creación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid y con la puesta en vigor de la Ley de Patrimonio Histórico Español en 1985, se afianza la protección del patrimonio y se multiplican las excavaciones. En la Comunidad de Madrid fue relevante la creación de la Dirección General de Patrimonio Histórico, organismo encargado de gestionar todas las intervenciones arqueológicas realizadas. Pero en la mayoría de los casos los datos obtenidos no salen a la luz. Sin embargo algunos yacimientos resultan un ejemplo a seguir en la difusión de sus resultados, como el Cerro de la Gavia (Vallecas), que contó con una exposición a la que ya hemos hecho referencia y cuya memoria de excavación va a ser publicada en un breve espacio de tiempo (Morín, comunicación personal). También el yacimiento de Arroyo Culebro (Leganés) ha llevado a cabo la difusión de los resultados de su excavación con una exposición temporal realizada en el Museo Arqueológico

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Regional entre los meses de diciembre del 2001 y marzo del 2002 (VVAA, 2001). Actualmente existen ciertos yacimientos en la Comunidad de Madrid en los que se vienen realizando excavaciones prolongadas en el tiempo, que aún no han finalizado y que nos aportan y aportarán importantes datos. Me estoy refiriendo a Complutum, que se excava desde los años 80 y que pasó a las competencias del Taller Escuela de Arqueología de Alcalá de Henares. Otro ejemplo destacable es El Llano de la Horca en Santorcaz, del que se ocupa el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid desde el verano de 2001. Debemos insistir en la importante labor realizada en la Comunidad de Madrid a través de su Carta Arqueológica, cuya fase de prospecciones terminó en 1994 y que ahora es posible consultar. Este nuevo documento nos proporciona un material de gran valor para el conocimiento, en nuestro caso, de la realidad protohistórica madrileña así como de su romanización. Como ejemplo de publicación recopilatoria más reciente (después de esta en la que escribimos), cabe resaltar la del “Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología”, en el año 2000, donde de nuevo Blasco y Lucas nos hablan de “La Edad del Hierro en la Región de Madrid” (Blasco y Lucas, 2000: 177-196). En ese artículo ponen énfasis en la poca investigación de la Edad del Hierro en nuestra región debido a la escasez de yacimientos excavados sistemáticamente y los pocos materiales publicados hasta ese momento. Fuentes se dedica en esa publicación al estudio de la época romana en Madrid, considerando dicha zona como un área marginal en esos momentos (Fuentes, 2000: 197-211). Afortunadamente, poco a poco, van saliendo a la luz más publicaciones sobre los yacimientos prerromanos y romanos de la región de madrileña, y más investigadores se dedican al estudio de la Carpetania, sobre todo en la zona de Toledo2. Como prueba del interés y el avance de estas investigaciones destaca la realización reciente, en la Universidad de Salamanca, de la tesis doctoral de Hurtado Aguña bajo el título: “Los territorios septentrionales del Conventus Carthaginensis. Estudio de la romanización de la Carpetania” (Hurtado, 1999; 2005). Además en estos momentos se están llevando a cabo otras tesis doctorales centradas en la romanización de este territorio, tanto en la Universidad Complutense, como en la Universidad

2. Dionisio Urbina está aportando importantes datos acerca del yacimiento de Villatobas y de la ocupación carpetana del entorno.

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Autónoma de Madrid. Estas y otras investigaciones ayudarán, sin duda, a avanzar hacia el mejor conocimiento de una realidad tan compleja como la de la romanización y en una zona tan poco estudiada como la carpetana.

Las fuentes clásicas La antigua Carpetania era una zona eminentemente agrícola y objetivo pronto apetecible a los intereses romanos debido a su carácter de zona de paso desde el valle del Duero hacia la depresión del Tajo o viceversa. Funcionaba de frontera natural y de zona de tránsito a través de los puertos de la sierra y los valles fluviales. Los datos referentes a la Carpetania en las fuentes antiguas son muy escasos, y los referidos a determinados episodios de la conquista son más reducidos, destacando tan solo cuatro autores clásicos: Polibio (200- ca.115 a.C.), Tito Livio (59 a.C.-17 d.C.), Apiano (s. I-II d.C.) y Plutarco (ca. 46 d.C.- ca. 120). Tras la II Guerra Púnica, una vez vencidos los cartagineses y expulsados de la Península Ibérica, Publio Cornelio Escipión dividió en dos sus ejércitos: uno que operaba al norte y en las proximidades del Ebro y el otro destinado a conquistar la Baetica. En el 197 a. C. partiendo de esta división se crean las dos provincias hispanas Citerior y Ulterior bajo el mando de dos pretores. Pero los constantes abusos de los administradores romanos que tenían sometidos a sus súbditos a un saqueo continuo provocaron rebeliones indígenas. En el 195 a. C. Roma, alarmada, mandó al cónsul M. Porcio Catón con dos legiones a la Península Ibérica. Ante esto Catón tomó medidas represivas y explotó aún más a la población sometida. Hacia el 186-185 a. C. los pretores C. Calpurnio Pisón y L. Quintio Crispino llevaron a cabo diversas campañas en la Carpetania para fijar la frontera norte de la provincia Ulterior en la línea del Tajo. Tito Livio nos cuenta que dichos pretores dirigieron varias campañas contra los carpetanos, enfrentándose a ellos cerca de Toletum y Aebura (Tito Livio XXXIX, 30). Los carpetanos resultan vencedores tras esta lucha, pero la respuesta romana llegó enseguida y fue relatada de forma exagerada por Tito Livio, ya que hace responsable a Roma de la muerte de 35.000 carpetanos (García y Bellido, 2004: 32). En el 181 a.C. (Tito Livio, XL, 30, 32, 33) el gobernador Fulvio Flaco lleva sus ejércitos a la Carpetania colocando su campamento cerca de Aebura, donde mantiene una lucha con los celtíberos, asediando Contrebia que se rinde. El pretor del año 180 a. C. de la Citerior fue T. Sempronio Graco que consiguió una pacificación temporal al no dedicarse al saqueo sistemático y al realizar pactos

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con la población. Los pactos con los territorios conquistados de la Citerior fueron: prohibición de fortificar ciudades, obligación de pagar a Roma un tributo anual, posibilidad de que los indígenas se integrasen en el ejército romano como tropas auxiliares y el derecho a percibir una parcela de tierra. Estas medidas fueron aceptadas por los indígenas y se mantuvo un período de paz de unos 30 años, entre el 180 y el 150 a.C. «Parece que todos los testimonios apuntan a que los carpetanos no ejercieron demasiada resistencia y su integración se hizo mediante pactos amistosos» (Polo, 1995-1996: 38). Pero los pesados tributos que debían pagar (un 5% de los ingresos) y la inestabilidad de otras regiones no conquistadas llevaron de nuevo a la guerra. Celtíberos y lusitanos se dedican al bandolerismo sobre los pueblos más ricos del Sur y Levante, igual que los pueblos del norte sobre los vacceos, lo que venía bien para justificar las guerras celtibéricas (154-133 a. C.) y lusitanas (154137 a.C.) de Roma para la conquista de estos territorios. A partir de estos momentos Carpetania ya no vuelve a aparecer en las fuentes como escenario de guerra sino como lugar donde se ubican los campamentos de invierno de las legiones, para las guerras celtibéricas. Y es que la situación central y el macizo como frontera natural en la Carpetania hacen de ella un territorio de gran valor estratégico para asegurar el dominio romano. En este sentido destaca la mención de Apiano a la actuación de Lúculo contra Cauca en defensa de los carpetanos (Apiano, Ib 50-52; González Conde, 1987: 32; Abascal y González-Conde, en este mismo volumen). Por tanto parece claro que los habitantes de la Carpetania «estaban ya, a mediados del siglo II a. C., plenamente incorporados a la causa de Roma, como aliados a los que el ejército invasor defiende a cambio de poder establecerse libremente en su territorio» (Abascal y González-Conde, en este mismo volumen). Por tanto la Carpetania ya estaba definitivamente pacificada antes del 150 a.C. y sus campos producían el suficiente cereal para abastecer a las legiones en sus cuarteles de invierno. Estas circunstancias favorecerían los inicios tempranos de la romanización de la zona, momento propicio éste para conocer mejor la cultura de los vencedores y comenzar a adoptar aquellos avances o modas cerámicas que más les convinieran. Otro dato que nos aproxima a esta teoría sería una pronta circulación monetaria avalada por varios tesorillos encontrados en la Carpetania, uno en Valeria (Cuenca) (Almagro Basch y Almagro Gorbea, 1964), otro en Driebes (Guadalajara) (Raddatz, 1969: 210 ss.; Villaronga, 1993: 70 s.), uno más en la “Muela de Taracena” (Gil Farrés, 1980:

205-216) y el de la Cuesta del Zulema (Alcalá de Henares), el más abundante en monedas republicanas según la noticia de 1935 que hablaba de mil quinientas, aunque en el Museo Arqueológico Nacional solo fueron entregadas 51 (Mateu y Llopis, 1940: 178-179). Comprobamos que las fuentes clásicas nos aportan datos que hacen pensar en una pronta pacificación de la Carpetania, ya a mediados del siglo II a.C., momento en el que comenzaría el proceso denominado “romanización” y del que también existen cada vez más pruebas arqueológicas como los tesorillos que hemos mencionado y otras que veremos a continuación.

Yacimientos madrileños con cerámica de barniz negro La pretensión de este apartado es ofrecer una visión general y de conjunto acerca de los nuevos caminos que comienzan a recorrerse, en la arqueología madrileña respecto a los inicios de la romanización. Los datos ofrecidos permiten hacer una propuesta prometedora de futuro en este campo de la protohistoria3. Las evidencias que poco a poco van saliendo a la luz en nuestro territorio marcan los tempranos contactos con Roma de la zona central de la Carpetania y por tanto el inicio de la “romanización” en época republicana en contra de lo que tradicionalmente se ha pensado. Hasta ahora la escasa intervención en los yacimientos arqueológicos no daba oportunidad a que los distintos materiales que indicaban los contactos con Roma en época republicana aparecieran. La cerámica de barniz negro, conocida mayoritariamente como campaniense, es uno de ellos y puede considerarse “fósil guía” del avance de Roma. Pero con el aumento de prospecciones y excavaciones arqueológicas se produce también un incremento en el hallazgo de materiales con cronologías republicanas. Hablaremos a continuación de los yacimientos de la región de Madrid donde se ha documentado cerámica de barniz negro procedente de diversas zonas de Italia, tanto en superficie como en contexto estratigráfico. Con este trabajo pretendemos dejar constancia del actual mapa de dispersión de dichos yacimientos (Fig. 1) en los que deberá investigarse en un futuro para poder sacar conclusiones definitivas. La mayoría de estos enclaves no ha sido excavado, por tanto no podemos constatar que se adoptaran 3. Debo agradecer muchas de las noticias que aquí se presentan a distintos arqueólogos que trabajan en Madrid y Toledo: Miguel Contreras, Antonio Dávila, Dionisio Urbina, Jorge Morín, Ana Lucía Sánchez, Asunción Martín, Teresa Abades, Daniel Pérez, José Polo, Vicente Marcos Sánchez y Lorenzo Galindo

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Fig. 1. Mapa de los yacimientos en los que se ha documentado hasta ahora cerámica campaniense: 1, Dehesa de la Oliva (Patones); 2, La Huelga (Alovera-Guadalajara); 3, El Olivar del Fresno (Fresno del Torote); 4, El Corral/El Grullo (Alcalá de Henares); 5, Villa del Val (Alcalá de Henares); 6, Fuente del Juncal (Alcalá de Henares); 7, Salto del Cura (Alcalá de Henares); 8, Polígono 25 (Alcalá de Henares); 9, Alcalá la Vieja (Alcalá de Henares); 10, El Llano de la Horca (Santorcaz); 11, Cerro de la Gavia (Vallecas); 12, La Aldehuela-Salmedina (Getafe); 13, P. K. 7+750 (Pinto); 14, El Baldío (Torrejón de Velasco); 15, Sotomayor (Aranjuez); 16, Titulcia; 17, Santa María (Villarejo de Salvanés).

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formas de vida romanas desde el principio, pero sí podemos intuir el inicio de la romanización al menos en lo referente a la cultura material, ya que la cerámica de barniz negro parece convertirse no sólo en un mero objeto exótico sino que comienza a estar cada vez más presente en yacimientos de la II Edad del Hierro. Los yacimientos en los que se tiene constancia desde hace tiempo de la existencia de cerámica de barniz negro son tan solo dos: Titulcia Esta localidad tiene abundantes restos arqueológicos, siendo tradicionalmente conocido su yacimiento romano que responde al mismo nombre. Su ubicación en la confluencia entre el Tajuña y el Jarama, hace de este emplazamiento un lugar de interés desde la Antigüedad. Fuidio habla de este yacimiento en su obra, refiriéndose principalmente a los restos romanos allí encontrados (como tejas y ladrillos además de terra sigillata y diversas inscripciones) y destacando el hallazgo de un anillo de oro romano con letras inscritas (Fuidio, 1934: 92). Pero también se refiere a diversos objetos más antiguos como un vaso campaniforme, “cerámica amarilla de círculos concéntricos rojos” o estampilladas, monedas ibéricas, etc. con lo que concluye que era «una población primitiva y romana muy importante» (Fuidio, 1934: 94). En 1814 el rey Fernando VII le cambió el nombre a esta ciudad, llamada hasta entonces Bayona de Tajuña, bien en recuerdo de la antigua cuidad romana o bien porque veraneaba en la cercana Aranjuez y no quería oír el nombre del lugar en el que había pasado 6 años de cautiverio, la Bayona de Francia. Existe la polémica, desde hace tiempo, de si este lugar fue o no el emplazamiento de la antigua Titulciam (Fernández-Galiano, 2001: 29, 30; Rodríguez Morales, 2002: 51-81; Stilow y Von Hesberg, 2004: 205-266), debate en el que no entraremos. El emplazamiento de la población de la II Edad del Hierro estaba localizado en un cerro, donde existen restos de murallas y abunda la cerámica, tanto de la II Edad del Hierro como romana. Pérez de Barradas (1936: 79) documentó la existencia de cerámica de barniz negro campaniense asociada a celtibérica, lo que nos indica que la romanización se inició aquí tempranamente en época republicana. Posteriormente han sido realizadas en este yacimiento otras intervenciones, empezando por una prospección llevada a cabo por Rosario Lucas Pellicer en 1971, localizando una tumba de la II Edad del Hierro (Valiente, 1987: 130). Dicha tumba, ubicada en la ladera del cerro, estaba constituida por una gran urna cineraria hecha a mano, unos pequeños pomos hechos a torno, unas pinzas

de depilar de bronce y varios fragmentos más de ese material (Blasco et alii, 1980: 52-53). Recientemente se han realizado varias intervenciones en la localidad4 y hasta el momento de redactar este artículo no se había documentado cerámica de barniz negro en ellas (Polo López, comunicación personal). Una se realizó a las afueras de la ciudad romana y se documentaron distintos silos en principio con material a mano únicamente. En la segunda de ellas, realizada en una zona de campo actual pero perteneciente al asentamiento romano, se había documentado únicamente material de esa cronología, desde la época flavia. En otra intervención realizada en el casco histórico de la localidad se documentó tanto cerámica pintada celtibérica, como jaspeada y romana de tradición indígena. Estos datos nos indican tanto la existencia de una población carpetana como la romanización plena del lugar. Salto del Cura (Villalbilla) Este yacimiento se encuentra situado a una altura de 689 m s.n.m. en una peña muy escarpada. Las primeras noticias que tenemos son las de Raddatz que realizó una prospección en la zona del Henares a su paso por Alcalá (Raddatz, 1957: 229-232). Veamos la descripción que hace dicho investigador del castro, que luego Fernández-Galiano utilizará también para la “Carta Arqueológica de Alcalá de Henares y su Partido”: «en una peña cortada a pico (…) hay un castro de la Edad del Hierro. Este castro tiene una superficie de 90x50 m. y está rodeado por un terraplén poco marcado, que parece contener un muro a juzgar por los restos existentes en el suroeste. En el interior del castro abundan los fragmentos de cerámica típica de la Edad del Hierro y se encontraron algunos tiestos muy grandes y otros pintados en rojo con dibujo en semicírculo y líneas, así como un fragmento de cerámica campaniense». (Raddatz, 1957: 231-232). Por tanto parecía tratarse de un asentamiento de pequeñas dimensiones, pero muy significativo. No existen posteriores intervenciones ni excavaciones en dicho yacimiento (salvo las prospecciones realizadas para la Carta Arqueológica), pero ha sido incluido en una campaña de prospecciones bajo la dirección de Concepción Blasco, Miguel Contreras y yo misma. Aunque esta campaña aún no ha finalizado incluiremos aquí los resultados preliminares referentes a este yacimiento.

4. Información que agradecemos al arqueólogo municipal de la localidad, José Polo López y los directores de una de las excavaciones allí realizadas, Jorge Calvo y Teresa Abades.

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Fig. 2. Borde cerámico de “pico de ánade”.

El posible castro parece más grande de lo que determinó Raddatz, con una Hectárea aproximadamente. Creemos que Raddatz no introdujo en sus cálculos una zona situada al sur y que parece que ha recibido un añadido de tierras, probablemente tras la construcción de los chalets que están detrás (urbanización Peñas Albas). Debemos señalar que en nuestras prospecciones hallamos multitud de restos cerámicos esparcidos por toda la superficie, destacando los materiales adscribibles a la II Edad del Hierro, como cerámicas a torno estampilladas, bordes “pico de ánade” (Fig. 2), cerámicas oxidantes pintadas con líneas rojas o la típica cerámica jaspeada. Como materiales más destacados podemos hablar de un fragmento de fíbula anular hispánica (Fig. 3) y otro de lo que hemos determinado como cerámica ática (Fig. 4). El fragmento de fíbula de bronce pertenece a una anular hispánica, pero no podemos de momento precisar su tipología exacta al no haberse limpiado aún y al conservarse sólo un fragmento del puente. González Zamora da una cronología para este tipo de fíbulas entre el siglo V y el II a. C., de manera general (González Zamora, 1999: 81), pero al no poder definir el tipo concreto hacemos esta aproximación dando un abanico cronológico bastante amplio pero que no desentona con los materiales encontrados. Por tanto lo que tenemos claro es la adscripción del yacimiento a la II Edad del Hierro, que comenzaría en el siglo V a.C. basándonos en la posible cronología de la fíbula y las cerámicas oxidantes pintadas con bandas que «se documentan en todos los yacimientos protohistóricos del sur y centro peninsular con cronologías entre los siglos V-IV a.C. y la romanización» (Penedo et alii, 2002: 84). El dato del hallazgo de cerámica campaniense por Raddatz debemos tomarlo con

Fig. 3. Fragmento de fíbula del Salto del Cura (Foto Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid / Mario Torquemada).

reservas, teniendo en cuenta que el fragmento hallado por nosotros es de cerámica ática5 y que este tipo de materiales no se conocían muy bien en aquellos años, siendo especialmente escasos en el interior de la Meseta. Sea como fuere, debemos tener en cuenta que la cerámica ática era un material muy valorado por lo que perduró mucho tiempo y pudo llegar a enlazar con la cerámica campaniense. El conjunto cerámico representa, en general, unos momentos antiguos de la II Edad del Hierro, con diversas tipologías de cerámicas grises y oxidantes que están a la espera de un estudio detallado.

5. Clasificación que agradecemos a Dionisio Urbina que amablemente se molestó en observar dicho fragmento.

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Fernández-Galiano que en 1986 entrega su “Informe sobre las excavaciones realizadas en la ciudad romana de Complutum”. En dicho informe da cuenta de la realización de varias cuadriculas en el lugar hallando en una de ellas un fragmento de cerámica campaniense. El contexto en el que obtuvo tal hallazgo parece responder a un nivel de revuelto ya que habla también de fondos de cabaña, suelos de tierra cocida y diversos materiales romanos del siglo I d. C. Aunque este fragmento no estaba asociado a cerámica de la II Edad del Hierro y se encontró en un nivel de revuelto hay que tenerlo en cuenta debido a que está inmerso en el yacimiento de Complutum y pudo provenir de una zona cercana.

Fig. 4. Fragmento de cerámica ática (Foto Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid / Mario Torquemada).

La importancia de este enclave también radica en el hecho de estar muy cerca del Cerro del Viso, primer asentamiento de Complutum y considerado tradicionalmente oppidum de la zona (Polo, 1995-1996: 41). Desde el Salto del Cura se domina el valle del Henares, con el Viso y el Ecce Homo como principales hitos en el terreno. El hallazgo de cerámica ática puede indicarnos la importancia del yacimiento al que llegaba este tipo de material de importación. Durante la II Edad del Hierro parece (en base a los datos de la Carta Arqueológica y de nuestras prospecciones) que no solo existió un único núcleo de población que luego formó la Complutum romana, sino que habría multitud de asentamientos de pequeño tamaño articulados en torno al del Cerro del Viso, entre los que figuraría el Salto del Cura. Ante estos datos podríamos decir que el poblamiento del Salto del Cura fue coetáneo al del Viso durante la II Edad del Hierro, pero que con la romanización del Cerro del Viso su población probablemente se trasladó allí. Los yacimientos en los que se conoce desde momentos relativamente antiguos la existencia de cerámica de barniz negro son muy escasos, pero en los últimos años el panorama está cambiando. Desde los años 80 y sobre todo en los 90 el avance en la investigación y la realización de numerosas excavaciones en la Comunidad de Madrid abre nuevos horizontes y hace que se multipliquen los hallazgos. Fuente del Juncal (Alcalá de Henares) Sobre la documentación de cerámica de barniz negro en este lugar sólo podemos aportar la noticia de Dimas

La Aldehuela-Salmedina (Getafe) Yacimiento localizado en el valle del Manzanares y constituido por dos “fondos” con materiales de la II Edad del Hierro. Entre esos materiales se documentó un plato gris completo, un molino barquiforme y cerámica de barniz negro campaniense (Valiente, 1987: 129), con lo que a falta de excavaciones más extensas, sabemos de la asociación de cerámica de la II Edad del Hierro con campaniense. Sotomayor (Aranjuez) Este yacimiento está ubicado en un frente de escarpe que da al río Tajo. Se trata de un castro de la II Edad del Hierro, amurallado y con doble foso (Urbina, 2000). El dato del hallazgo de cerámica de barniz negro campaniense en el lugar se debe a las prospecciones realizadas por S. Valiente para la realización de la Carta Arqueológica (Urbina, comunicación personal) y recogido en una reciente publicación (Urbina et alii, 2005: 180). Dehesa de la Oliva (Patones-Torrelaguna) Yacimiento ubicado en la margen derecha del Lozoya, cerca ya del Jarama, en un cerro de la ladera sur de la Sierra de Guadarrama. Tiene varios tramos de muralla aunque sólo se conserva un trazado seguro, con un espesor total de 3.40 m. Ha sufrido varias intervenciones arqueológicas desde los años 50 (Cuadrado, 1991). Los datos más recientes se refieren a las excavaciones realizadas en 1990 y 1991 (Montero et alii, en este mismo volumen), en las que se documentaron diversos materiales en su mayoría de la I Edad del Hierro, pero en un nivel “removido” fue hallado un fragmento de campaniense B. En las excavaciones realizadas en los años 50 se documentó cerámica campaniense A (el fondo de una pátera) asociada a celtibérica, lo que nos estaría indicando un tem-

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prano contacto con el mundo romano, que parece verse corroborado ante el hallazgo de 1990-91. El poblado de la II Edad del Hierro estaba localizado en la parte más alta del cerro, pero con el tiempo necesitó de una ampliación extendiéndose hacia la ladera y modificando por tanto la línea de muralla. Las viviendas forman manzanas longitudinales a partir de dos calles paralelas. Las casas estaban formadas por tres habitaciones seguidas, siendo la central en la que solía desarrollarse la vida cotidiana, correspondiéndose el modelo con el de las típicas casas de los castros protohistóricos de la Meseta Sur. Los muros son de mampostería con mortero de barro en la parte inferior y la superior pudo realizarse de adobe. Los techos se hicieron con troncos recubiertos y con tablas o ramajes y unidos con multitud de clavos que se encontraron en el suelo de las habitaciones. Además se encontraron varios hogares y un horno en el interior de las viviendas. Uno de los edificios podría relacionarse con un taller de herrería debido a la gran cantidad de objetos metálicos encontrados, como clavos, cuchillos, fíbulas, un hacha de hierro, etc. En cuanto a los materiales cerámicos se documentaron tanto los típicos de la II Edad del Hierro como romanos, destacando como ya hemos dicho, el hallazgo de un fondo de pátera campaniense en la base de un horno. El estudio de materiales ofrece una amplia cronología que las monedas fijan entre los siglo II a.C. y V d. C. Destacan 2 albercas o depósitos fabricados para el almacenamiento del agua de lluvia y localizadas en dos vaguadas que cruzan el yacimiento. La zona que se amplió al crecer el poblado no se conserva tan bien como la anterior, pero salieron a la luz numerosos objetos claramente romanos como fíbulas, tijeras, etc. La ubicación primitiva del castro fue en la zona más elevada, que con la romanización se extendió a las laderas. Cerro de la Gavia Yacimiento situado en la margen izquierda del Manzanares, en un punto privilegiado para su defensa y control del territorio ya que está sobre un promontorio en forma de península junto al arroyo de Las Barranquillas. Destaca el lugar de su emplazamiento por su accesibilidad a los recursos hídricos, la existencia de tierras cultivables y la explotación del bosque. Pérez de Barradas constató en este cerro los restos de unas estructuras defensivas a las que se asociaban materiales cerámicos de la II Edad del Hierro (Pérez de Barradas, 1929: 240-241). Además, junto con Obermaier y Wernert, recogieron en 1919 varios útiles de sílex tallados en ese lugar y realizaron diversas investigaciones

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centradas en el paleolítico madrileño (Obermaier et alii, 1921). Fuidio aporta también distintos datos, hablando de los restos de un poblado y de la abundante cerámica que encontró, sobretodo de pastas anaranjadas con decoración pintada en círculos o bandas rojizas. También documentó cerámica estampillada, incisa, decorada con cordones y sigillata, aunque en menos cantidad (Fuidio, 1934: 86). En los años 70 se realizaron prospecciones en el entorno, llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Municipal y centradas en los materiales paleolíticos. Posteriormente este emplazamiento ha sido muy comentado en la bibliografía de los años 80 a partir de la ponencia de C. Priego en las “II Jornadas de Estudios sobre la Provincia de Madrid” (1980: 93-112). Afortunadamente este cerro ha sido excavado recientemente y los resultados corroboran los hallazgos de Fuidio, añadiendo la cerámica de barniz negro campaniense al elenco de materiales, y constatádonse un poblamiento de la II Edad del Hierro prácticamente ininterrumpido desde el siglo IV a.C. hasta el I d. C. Dicho poblamiento, en su momento de más auge (finales del s. III a.C. – comienzos del II a.C.), se extendió hacia zonas muy próximas, como el Cerro de San Antonio y otra loma cercana (Quero et alii, 2005: 125-144). La intervención arqueológica se llevó a cabo entre 1999 y 2004 por una empresa de arqueología madrileña ante la construcción de la línea de alta velocidad que une Madrid con la frontera francesa. Las intervenciones realizadas no se reducen a la excavación de este cerro, como es de suponer, sino que a lo largo del trazado de la vía se actuó en otros yacimientos como el de Caserío de Perales, Casas de Murcia y el Cerro de San Antonio (Morín et alii, 2005: 45 ss.). El yacimiento ocupa una extensión de 0.4 Ha. y se excavaron unos 1400 m2 centrados en el núcleo del poblado y sus zonas de expansión, documentándose tres fases constructivas consecutivas. Entre el abundante material de la II Edad del Hierro figura tanto la cerámica oxidante pintada con bandas o semicírculos (Fig. 5) como la cerámica estampillada, incisa, etc., aunque en su mayoría se trata de cerámica común, destacando las ollas con el borde característico de “pico de ánade”. Se produce la pervivencia de los recipientes hechos a mano, sobre todo los de grandes dimensiones destinados al almacenaje que son los que suelen decorarse con estampillas e incisiones. Una pieza excepcional fue un fragmento de cerámica oxidante celtibérica pintada con representación zoomorfa.

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Fig. 5. Cerámica oxidante pintada y sin pintar del Cerro de la Gavia (AUDEMA).

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Hay que destacar diversos materiales cerámicos de producciones foráneas, como un fragmento de cerámica ática y las de barniz negro campanienses. La cerámica ática se localizó en los primeros niveles y aporta la cronología más antigua del yacimiento. La cerámica campaniense (Fig. 6) está representada por 5 fragmentos, tres de los cuales se hallaban en contexto estratigráfico y dos en niveles superficiales (Morín, comunicación personal). Entre las piezas más destacadas realizadas en este material cerámico se encuentra la lucerna clasificada como Ricci B, con una cronología de mediados del siglo II a. C. (Fig. 7). En cuanto a las producciones cerámicas romanas más recientes se documentó TSH, TSHB y las vidriadas romanas que aseguran el poblamiento en un sector del yacimiento en los siglos I y II d. C. pudiendo tratarse de una ocupación marginal. (Urbina et alii, 2005: 185-188) Además la cerámica pintada romana de tradición indígena, denominada tipo Meseta Sur, también estaba presente, predominando los temas decorativos de círculos, bandas o bandas y puntos, de color rojo, marrón o negro y con engobes rojos de muy buena calidad. Las formas más abundantes son cuencos y platos. Probablemente pueden proceder de los talleres de Clunia, Segóbriga y Villaverde Bajo.

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Fig. 7. Lucerna Ricci B del Cerro de la Gavia (Foto Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid / Mario Torquemada)

Después de realizar el estudio de este yacimiento, sus excavadores proponen que la romanización sería más tardía que los momentos de fabricación de la cerámica campaniense ya que consideran que «las cerámicas de barniz negro se insertan como productos exóticos en yacimientos que conservan la forma de vida indígena, con el mismo valor que tuvieron antes las cerámicas áticas o de barniz rojo» (Urbina et alii, 2005: 180). Santa María (Villarejo de Salvanés)6 Yacimiento con varias fases de ocupación desde la Edad del Bronce al siglo XIII d. C. Destacamos el castro amurallado de la II Edad del Hierro ubicado en una colina amesetada y de unos 5500 m2 de extensión. Al pie del yacimiento pasaba la vía Segóbriga-Complutum. Se realizaron diversas campañas de excavación cuyos resultados se exponen en este monográfico (Pérez Vicente y Bueno Moreno, en este mismo volumen), por lo que nos centraremos en los datos más relevantes para nuestro estudio. El yacimiento fue romanizado, y han sido excavadas varias zonas de ocupación romanas, una al Norte del Castro donde se desarrolló el urbanismo y otra en la ladera Este dedicada a la producción cerámica. En cuanto a los materiales de la II Edad del Hierro destaca la cerámica pintada con bandas, círculos o semicírculos, etc., la jaspeada y la cerámica gris o negra estampillada (esta última en menor proporción). Fue en la campaña de 1993 en la que se documentó un

Fig. 6. Base de cerámica campaniense del cerro de la Gavia (Fase I). (AUDEMA modificado).

6. Agradecimientos a Miguel Contreras, arqueólogo que participó en alguna de las campañas de excavación y Daniel Pérez, director de las campañas de Villarejo entre 1993 y 1999.

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fragmento de cerámica campaniense A (M-1321) en la ladera Este, zona de ocupación romana, asociada a materiales carpetanos como la típica cerámica jaspeada (Pérez Vicente, comunicación personal). Aunque se trate de material de arrastre del castro situado en lo alto del cerro es muy significativo ya que se puede pensar que en futuras excavaciones se producirían más hallazgos de este tipo, aunque la cronología del yacimiento no ofrece dudas y presenta una ocupación continuada que pasa por los momentos romano-republicanos. El Baldío (Torrejón de Velasco) Este yacimiento está ubicado en llano, cerca del arroyo Guatén. Ha sido recientemente excavado y también es presentado en este monográfico (Martín et alii, en este volúmen). Se ha documentado una ocupación continuada desde la Edad del Bronce a la II Edad del Hierro. Destacamos el hallazgo de un fragmento de barniz negro campaniense, aunque en el nivel superficial. También salieron a la luz varios fragmentos de una “copa Cástulo”, éstos sí contextualizados, y uno de terra sigillata también en superficie. Con estos datos podemos intuir que hubo romanización, si no en el yacimiento de la II Edad del Hierro, sí en una ubicación cercana puesto que se ha encontrado tanto campaniense como sigillata en superficie (Martín, comunicación personal). El Corral / El Grullo (Alcalá de Henares) Yacimiento localizado durante los trabajos para la realización de la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid, en cuyas prospecciones (llevadas a cabo por Antonio Méndez y Sebastián Rascón) fue hallado un fragmento de cerámica campaniense. Está situado en la C-100 cerca del río Torote, y en él fueron documentados además otros materiales romanos como sillares de caliza, tegulae, ímbrices y diversa cerámica romana. Con estos datos el yacimiento aparece en la Carta Arqueológica como romano republicano, imperial y tardío. No tenemos datos acerca de la realización de intervenciones posteriores sobre el yacimiento, pero tenemos proyectada su revisión en nuestras prospecciones. El Olivar del Fresno (Fresno del Torote) yacimiento localizado también al realizar la Carta Arqueológica (prospecciones realizadas por Pedro Díaz del Río y Ana Lucía Sánchez) donde aparece adscrito culturalmente a la Primera y Segunda Edad del Hierro así como al momento romano-republicano y romano-imperial. Por tanto parece haber tenido una vida larga y continuada, contando

entre sus materiales tanto con cerámica de la Segunda Edad del Hierro como TSH y TSHB, atestiguando incluso algún fragmento de cerámica de barniz negro. Villa del Val y foro de Complutum (Alcalá de Henares) Aunque se trata de una villa romana en la que su momento principal de ocupación fue a finales del III d. C. tuvo también una primera fase del siglo I d. C. aunque escasamente documentada (Rascón, 1998: 112). Destacamos la pervivencia en ella de cerámica de barniz negro campaniense, asociada eso sí, a terra sigillata. No se han documentado fases anteriores de ocupación del yacimiento pero es significativa la pervivencia de la cerámica campaniense en el lugar. Sabemos que la zona ya estaba pacificada en momentos republicanos, por lo que en un futuro bien podría hallarse cerámica campaniense asociada a materiales de la II Edad del Hierro, aunque el primer asentamiento romano de Complutum se ubicó en el cerro del Viso. Hay que añadir además que durante las excavaciones en el foro de Complutum también se localizó algún fragmento de cerámica de barniz negro, asociado igualmente a materiales romanos imperiales (Ana Lucía Sánchez, comunicación personal). Solo nos queda añadir los yacimientos madrileños en los que más recientemente se ha localizado cerámica de barniz negro de origen campano o de otras zonas de Italia, de los que aportamos noticias inéditas y que completan de manera significativa nuestro mapa de dispersión de dichos yacimientos en la Comunidad de Madrid: Polígono 25 (Alcalá de Henares) En la intervención llevada a cabo en 1990 por J. Ortega fue documentada cerámica de barniz negro en una zona en la que se hallaron dos estructuras de piedra de la II Edad del Hierro (Ortega, 1990a; 1990b). En otra de las intervenciones aquí realizadas, la del año 95-96, ubicada unos 100 metros al Oeste de la anterior, se documentaron restos materiales y estructurales de la Primera y Segunda Edad del Hierro así como algunas cerámicas romanas (Navarro, 1996). Tras revisar los fondos almacenados en el Museo Arqueológico Regional referentes a esta intervención he podido comprobar la abundancia de cerámicas jaspeadas, pintadas con bandas y semicírculos, estampilladas, otras de tipo Meseta Sur, además de algún fragmento de terra sigillata y también cerámicas a mano. Por lo tanto en esta intervención se habría documentado una ocupación continuada desde la I Edad del Hierro a la época romana. Ambas intervenciones estarían descubriendo probablemente diferentes zonas de un mismo yacimiento.

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Llano de la Horca (Santorcaz) Yacimiento ubicado en un gran cerro amesetado de unas 14 Hectáreas de extensión y más de 800 metros sobre el nivel del mar. La superficie amesetada en la que se desarrolla la zona habitable del yacimiento tiene unas 8 hectáreas. Este enclave arqueológico ha venido siendo investigado desde 1985, año en el que Antonio Méndez realizó una excavación de urgencia abriendo dos pequeñas catas y documentando tanto muros como cerámica de la Segunda Edad del Hierro y un proyectil de honda romano (Cerdeño et alii, 1992: 133). En 1990 Mª Luisa Cerdeño, llevó a cabo prospecciones en el entorno y una serie de sondeos (5 catas de 5 x 4 m.) en los que documentó abundante cerámica de la Segunda Edad del Hierro tanto común como pintada, además de dos fragmentos de campaniense B y uno de terra sigillata hallado en superficie (Cerdeño et alii, 1992: 156). Para Cerdeño la cerámica campaniense pudo haber pervivido hasta el cambio de era y al fragmento fábrica de terra sigillata (1992: 166). En esa campaña también se documentaron fíbulas tipo La Tène, un broche en omega, proyectiles de honda, una moneda ibérica y otra romana republicana (Cerdeño et alii, 1992: 158). Este yacimiento es actualmente uno de los pocos que están siendo excavados de manera sistemática y alargada en el tiempo para ser convertido en Parque Arqueológico. Esta labor es llevada a cabo por el Museo Arqueológico Regional7, habiéndose documentado, en el transcurso de estas campañas arqueológicas, cerámica de barniz negro, campaniense en su mayoría, asociada a cerámica carpetana y en una cantidad representativa. Pero la cerámica no es el único material de cronología republicana hallado en el yacimiento, ya que se han documentado tanto monedas hispano-romanas, como ungüentarios (realizados con pastas y decoraciones típicas de la zona), pasando por varios fragmentos de ánforas vinarias. Con estos datos se puede actualizar la teoría de Cerdeño, ya que no se ha documentado terra sigillata ni ningún otro material que aporte una cronología de más allá del cambio de era. El número de fragmentos de cerámica de barniz negro localizados hasta el momento durante las campañas del Museo Arqueológico Regional en el Llano de la Horca es de 126, hallados en 7 campañas de verano consecutivas, la última aún sin concluir en el momento de escribir el presente artículo. De los 126 fragmentos 73 se han localizado en nivel arqueológico y el resto en niveles superficiales. Esta cifra es muy significativa y sin duda se verá ampliada con el avance de las excavaciones. Estamos ante

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el yacimiento con más cerámica de barniz negro de la Comunidad de Madrid y que promete unos datos interesantes y novedosos en el campo de la protohistoria madrileña. Este hecho podría estar en relación directa con el tipo de excavación realizada ya que hasta el momento unos 2200 m2 han sido excavados y recordemos que en los sondeos anteriores se localizó una mínima parte de material de época republicana, representada tan sólo por 2 fragmentos de cerámica campaniense (lo que llevaba a pensar que pudieran ser materiales amortizados). Pinto En el año 2005, durante los trabajos de prospección en la carretera M-410, tramo M-413, P.K. 7 + 750 llevados a cabo por una empresa de arqueología madrileña, documentaron un fragmento cerámico que imitaba la campaniense junto a un borde oxidante de la II Edad del Hierro8. Se trataba de un galbo de cerámica oxidante, con desgrasantes muy gruesos, de un centímetro de grosor y con una capa de barniz negro sólo brillante en la cara interna. Aunque se trate de un fragmento superficial es un dato relevante puesto que nos estaría indicando el interés de las gentes de la zona por un producto que ya conocían. Alcalá la Vieja (Alcalá de Henares) Aunque este yacimiento es conocido principalmente por los restos de época medieval y musulmana (Zozaya, 1983) el emplazamiento privilegiado del que goza, controlando el valle del Henares, sugiere una ocupación más antigua. Así lo atestiguó A. Turina en 1984 al realizar excavaciones en la puerta de la muralla, bajo cuya cimentación documentó un muro de arenisca que apoyaba sobre el terreno natural y con material cerámico de la Segunda Edad del Hierro asociado (Turina, 1983; 1984; 1986). Además, en el cerro de enfrente a Alcalá la Vieja se encuentra el despoblado medieval en el que también fue documentada cerámica de la II Edad del Hierro, aunque en prospección (Cristóbal, 1986). Recientemente Ana Lucía Sánchez ha estado realizando excavaciones en distintos puntos del yacimiento, documentando un fragmento de cerámica de barniz negro en un basurero con cerámica musulmana. Se trata de un fragmento de galbo, con el arranque de la base. La pasta es clara, bastante fina y decantada (Sánchez, comunicación personal). Aunque en principio pueda extrañarnos su loca-

7. Excavaciones dirigidas por Enrique Baquedano, Gabriela Märtens, Gonzalo Ruiz Zapatero y Miguel Contreras. 8. Agradecimientos a Vicente Marcos Sánchez y Lorenzo Galindo.

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Estudios sobre la Edad del Hierro en la Carpetania. Registro arqueológico, secuencia y territorio

lización en ese contexto sabemos, a través de las excavaciones de Turina, que el enclave fue ocupado en la II Edad del Hierro. Para los romanos no dejaba de ser un punto importante para el control del territorio aunque, hasta el momento, no se hayan documentado estructuras de esa época. Perteneciente también a la Carpetania, aunque no a la actual Comunidad de Madrid, se halla el siguiente yacimiento que hemos decidido incluir al enclavarse en el valle del Henares y aportar el dato de la posible presencia de campaniense: La Huelga (Alovera) Yacimiento situado en llano en una terraza del río Henares y muy próximo al límite con la Comunidad del Madrid (Fig. 1). Se conoce a través de las prospecciones llevadas a cabo para la Carta Arqueológica y realizadas por Anselmo Gutiérrez Moraga y Raquel Llanos Girón (citado en Dávila en este mismo volumen). Se localizaron restos cerámicos pertenecientes al Bronce y a la II Edad del Hierro así como a los momentos romano-republicanos y romano-imperiales. Entre los materiales documentados destacan cerámicas a torno pintadas, un fragmento de barniz negro, cerámica común romana, paredes finas, TSH y TSG.

Conclusiones Desde las investigaciones más antiguas realizadas en torno a la arqueología protohistórica de la zona carpetana y en concreto de la zona actual de Madrid, mucho se ha avanzado. En un tiempo relativamente corto hemos pasado de la creencia de Fuidio en la prácticamente inexistencia de cultura prerromana (Fuidio, 1934: 65) a la adscripción a la Carpetania de algunas señas culturales propias como la cerámica jaspeada, muy extendida por la zona carpetana pero que se encuentra también en zonas vacceas (Blasco y Lucas, 2000a: 183). Aunque el tránsito entre la II Edad del Hierro y la época romana en la Carpetania es un tema que precisa de estudios a fondo el panorama va siendo más favorable ya que cada vez se hacen más esfuerzos por conocer e investigar la protohistoria de nuestra región. Analizando las fuentes y los datos más recientes de las excavaciones y prospecciones de la Comunidad de Madrid concluimos con la idea de un inicio temprano de la romanización en este territorio de la antigua Carpetania, como ya proponía P. Mena para Castilla-La Mancha en 1988. Hemos constatado que la cerámica de barniz negro de cronología romana-republicana se documenta cada vez en más yacimientos de la Comunidad de Madrid. Cuanto más

se prospecta y excava más material de este tipo sale a la luz. Por estos motivos pensamos que la escasez de material republicano documentado se debe, en parte, a la falta de excavaciones e intervenciones arqueológicas. La documentación y estudio tanto de cerámicas de barniz negro campaniense como de otros materiales de época republicana será relevante en la investigación acerca de la romanización en este territorio, investigaciones que actualmente están en marcha a través de diversas excavaciones y de la realización de varias tesis doctorales en distintas universidades madrileñas. Aunque nuestro estudio se ha centrado en la actual región de Madrid, en otras zonas de la Carpetania se han documentado y siguen documentándose también cerámicas de barniz negro de cronología romana-republicana, sobre todo en el territorio de las actuales Toledo y Cuenca (Urbina et alii, 2005: 180). En la Comunidad de Madrid el yacimiento que más fragmentos de cerámica de este tipo posee es El Llano de la Horca, y fuera de ella, pero dentro de la Carpetania, donde más fragmentos han sido documentados es en Fosos de Bayona (Cuenca), sobre todo campaniense A y C (Gras et alii, 1984: 53). El mapa de dispersión que proponemos señala una concentración de yacimientos importante en la zona del río Henares, en relación directa con la fundación de la ciudad romana más importante de la región madrileña, Complutum y vía natural de comunicación entre las dos mesetas a través del valle del Jalón. La mayoría de los asentamientos con cerámica de barniz negro se encuentran ubicados cerca de ríos importantes en el territorio, destacando el Jarama y el Tajuña aparte ya del Henares. La romanización «debió comenzar con la sumisión de los carpetanos a las legiones de Roma, hecho que puede situarse hacia mediados del siglo II a.C.» (García y Bellido, 2004: 41). Pero los datos que corroboraban esta teoría eran hasta ahora muy escasos. Con este artículo aportamos un mapa actualizado de dispersión de los yacimientos de la Comunidad de Madrid en los que se ha documentado material de época romana-republicana, sobre todo cerámica de barniz negro, y que muestra la cada vez más abundante presencia de este tipo de materiales. Habrá que esperar a los resultados de las excavaciones que se están llevando a cabo actualmente, especialmente las de El Llano de la Horca, ya que se trata del yacimiento prerromano y con cronología republicana conocido más grande de la Comunidad de Madrid y en el que más cerámica de barniz negro campaniense se ha localizado (recordemos, más de 100 fragmentos en 7 campañas). Afortunadamente dicho yacimiento está en proceso de

S. AZCÁRRAGA CÁMARA / El inicio de la romanización en la región madrileña: nuevas perspectivas para la investigación

excavación y sus resultados van saliendo a la luz (Ruiz Zapatero et alii, en este mismo volumen). No hay duda de que en un futuro próximo El Llano de la Horca aportará datos esclarecedores acerca de los inicios de la romanización en la Carpetania, sobre todo a través del estudio de sus diversos materiales republicanos, lo que podría añadir información muy interesante. Lo mismo podemos decir del resto de los yacimientos a los que hemos aludido, pero sin duda es aquel el que promete resultados a priori más interesantes. Parece que la tendencia en los yacimientos de la II Edad del Hierro en la Carpetania se dirige a la documentación de cada vez más materiales de época republicana, y pensamos que con el aumento de excavaciones e investigaciones estos datos podrían verse confirmados. Aunque la presencia de cerámica de barniz negro romano-republicano en los yacimientos no indique necesariamente la romanización del lugar sí que aporta el dato de los inicios tempranos de los contactos con Roma. Muchos de esos yacimientos pudieron ser romanizados plenamente y en otros casos su población pudo trasladarse a distintos emplazamientos imperiales de la zona como Complutum (hipótesis que sólo podría demostrarse mediante la excavación arqueológica de los emplazamientos).

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