PATRIMONIO INMATERIAL DE

PATRIMONIO INMATERIAL DE XXXX Fiestas del Maíz Créditos Gobernación de Antioquia Sergio Fajardo Valderrama Gobernador Instituto de Cultura y Patr

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PATRIMONIO INMATERIAL DE

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Fiestas del Maíz

Créditos Gobernación de Antioquia Sergio Fajardo Valderrama Gobernador Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia Adriana Zafra Kiasúa Directora Asesores Instituto de Cultura y Patrimonio Luis Guillermo López Bonilla Henderson Alberto López Orozco Líder Área de Patrimonio Alcaldía Municipal de Sonsón Dioselio Bedoya López Alcalde Fundación Víztaz Dirección general Oscar Botero Giraldo Coordinación general Paula Andrea Ramírez Salazar Diseño y diagramación Julián Alberto Arbeláez Estrada Producción Johan Andrés Muñoz Cano

Corrección de textos y estilo Dadiana Giraldo Giraldo Fotógrafos principales Melissa Klages Sandra Zea Uribe Oscar Botero Giraldo Fotografías Históricas Facilitadas por el archivo de la Alcaldía Municipal de Sonsón Otros fotógrafos Miryam Correa Carlos Alberto Valencia Murillo Mauricio Agudelo Impresión Panamericana Formas e Impresos S.A. Publicado en Colombia por XXXXXXXXXXXXXXX www.XXXXXXXXXXX Teléfonos XXXXXXXXXXXXXX Cel. XXXXXXXXXXXXXXX XXXXXX@XXXXXXXXXXXXXX Sonsón, Colombia

Textos Fiestas y patrimonio festivo en Colombia Edgar Bolívar Rojas

Noviembre 2015 © XXXXXXXXXXXXXXX

Sonsón y la colonización antioqueña, Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz y Momentos de la Fiesta Sonia Milena Pineda Rodríguez

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida, en ninguna forma o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros conocidos o por conocer, sin la autorización expresa y por escrito de los editores.

Desfile de artes y oficios Luis Guillermo López Bonilla

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Tabla de contenido 1. Fiestas y patrimonio festivo en Colombia 19  1.1 La fiesta: un lugar en el tiempo 19  1.2 Las categorías festivas 21   1.3 Las fiestas sirven para pensar 25 2. Sonsón y la colonización antioqueña 33 3. Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz 37   3.1 Cincuenta años de siembra y cosecha: 1938-1988 37          3.1.1 Semilla y primeros cultivos 37          3.1.2 Suspensión de la Fiesta del Maíz y comienzo de la Fiesta de la Familia Sonsoneña 57          3.1.3 Resembrar y volver a cosechar 67   3.2 Rozas y quemas, 1989-2003 80   3.3 Almácigos y nuevas sementeras, 2004-2014 87 4. Momentos de la Fiesta 89  4.1 Fiesta del Maicito 89  4.2 Caravana y llegada de las colonias 108  4.3 Desfile de la Familia Castañeda 114  4.4 Desfile de los treinta peones 136  4.5 El Reinado del Maíz 152  4.6 Desfile de artes y oficios 162  4.7 Entierro de la tusa 171 Bibliografía 182   Reinas del Maíz 1940-2014 185

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La Fiesta comienza con una oración a la Virgen, consagración de la celebración a los valores cristianos.

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Las montañas, imponentes y sembradas con tesón, son el lugar de encuentro de los hijos del maíz.

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Fiestas del Maíz

El maíz es el protagonista en una fiesta que celebra la fecundidad de la tierra. En la Feria Agroambiental hay lugar para todos los frutos.

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Todos están listos para la Fiesta. Sombreros y ruanas esperan a los hijos que regresan a casa para vestirse de Fiesta.

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La plaza Ruíz y Zapata es el escenario principal del encuentro: ayer para los fundadores y hoy para sus descendientes que celebran la colonización.

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Fiestas del Maíz

Los amigos que llegaron desde lejos se encuentran en el atrio en medio de los albores de la Fiesta. Todos tienen noticias nuevas y recuerdos viejos.

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La plaza Ruíz y Zapata es el escenario principal del encuentro: ayer para los fundadores y hoy para sus descendientes que celebran la colonización.

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Fiestas del Maíz

Se aprende desde niño que la identidad se transporta en chiva y se alimenta de maíz. Nuestros juegos nos definen.

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Colonización y arquitectura, patrimonios sonsoneños que se conservan gracias al amor por el pueblo.

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Fiestas del Maíz

Comienzan las coplas que se visten de sombrero y ruana. También son nuestro patrimonio, somos cantos improvisados, somos picardía en la palabra.

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1.Fiestas y patrimonio festivo en Colombia Por: Edgar Bolívar Rojas, Antropólogo. Especialista en Gerencia y Gestión Cultural

1.1 La fiesta: un lugar en el tiempo

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vocar lo festivo es activar la memoria social. Más allá del complejo tejido de las vivencias individuales que conforman la biografía de los sujetos, la fiesta siempre es participación, suceso colectivo que se arraiga en los recuerdos, porque ante todo anida en los espacios de la corporalidad y en el hábitat de las calles, las plazas y los vecindarios. Define un lugar, porque la fiesta es el lugar del reconocimiento y el laboratorio de las identidades. Toda fiesta es local, toda fiesta acontece, ocurre, sobreviene y pasa. La fiesta habita, habitamos la fiesta y la convertimos en hábitos, en costumbre. Pensar la fiesta es equivalente a leer una trama de interacciones y contemplar una dramaturgia que expresa los modos de ser de una sociedad o de un grupo humano particular que no admite sustitutos. Es irremplazable, por ser única, por sentirse constitutiva del “nosotros”, los de este o aquel paisaje de la diversidad de la geografía humana.

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Fiestas y patrimonio festivo en Colombia

La fiesta es un artefacto cultural, un producto, una invención humana. Como el lenguaje, como el arte. Porque ella misma es lenguaje y arte, símbolo y obra. Tiene entonces un origen, un desenvolvimiento, una historia, que además de narración es fuente de relatos, hasta el infinito, desde las crónicas oficiales hasta las más fantasiosas reconstrucciones y descripciones poéticas. Toda fiesta contiene una poética; pero también una ética, una estética e, incluso, una política. Interpretar la fiesta y el sentido de lo festivo equivale a desentrañar esas relaciones profundas que intercambian significados y maneras de gozar la existencia colectiva, a través de la puesta en escena de un repertorio de identidades ensalzadas por medio de los diferentes momentos que articulan un texto coherente; en el marco de un dispositivo de celebración que da cabida tanto a la exageración y la broma, como a la formalidad y el drama. De ahí que el nudo de las emociones contenga extremos como la risa desbordada, el frenesí del jolgorio, y sus opuestos, la nostalgia y el duelo. La fiesta es una representación, un dispositivo mediante el cual la sociedad se expresa y a la vez se contempla a sí misma desde el juego social de la integración del pasado en el presente, teatralizando orígenes mitificados o escenificando idealizaciones de la identidad colectiva, el deseo de un tiempo mejor, de un porvenir. Con creación y recreación continuas y alternadas, en cada fiesta subyace una lógica que imprime un

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sello de diferenciación local, a través del orden de los episodios, la jerarquía de los momentos rituales, lo que confiere un sentido comprensible y legible para todos, sean propios o extraños, anfitriones o invitados. Se es parte de la fiesta por ser de allí, o por acudir a ella. Una cuestión de proximidad o distancia que el andamiaje de la celebración transforma en momentos de acogida, retorno y cierre o despedida, mediante la fusión e integración de los partícipes, cercanos o lejanos, parientes o turistas. El discurso de la fiesta se encargará, como en todo proceso ritual, de asignar a cada cosa su sitio y a cada cual su lugar. De esta manera, puede afirmarse que la fiesta resalta en el almanaque porque transmuta el ciclo de la vida al sobresalir en el discurrir del tiempo. Se presiente, se anticipa, se prepara, hasta que se convierte en dichosa víspera y luego en un torrente de episodios que se cuelan por todos los intersticios de la cotidianidad, generando una atmósfera en la que cada quien es otro, o juega a ser otro, hasta el clímax de un nosotros transfigurado en comparsa, mascarada o, en el límite, la experiencia carnavalesca. No obstante, ese clima de alegría y exaltación transcurre según pautas y protocolos que le dan a la fiesta su solemnidad y su gracia, su gala y su jocosidad. Un asunto que no se repite todos los días. Un acontecimiento que solo puede tener lugar en la cronología ceremonial de una comunidad para tornarse en el referente clave del calendario, la fiesta como el lugar del encuentro colectivo en una fecha y lugar irremplazables.

Por ello se ha dicho, con hondo significado antropológico, que la fiesta es el reloj social, y que los seres humanos inventamos las fiestas para poder medir el tiempo en unidades diferenciadas, según semanas, meses y años. La fiesta ordena y regula la vida colectiva, distribuye las actividades, establece la pausa y el receso, funda el espacio y el lugar del desahogo, del goce y del disfrute. Por ello es memoria compartida.

1.2 Las categorías festivas

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a intensidad de las experiencias que desata el espíritu festivo, avivado por el hecho de estar juntos en medio del alboroto inherente a la apoteosis social, así como la jubilosa conciencia de participar en una situación compartida con centenares o miles de personas, en el mismo momento y en los mismos espacios, remiten a entender el profundo valor de la percepción del cruce de ese “aquí” y ese “ahora”, fruto del cual se da origen o se produce transitoriamente la certeza de habitar o existir en el espacio y tiempo culturales propios del ritual festivo. En ese marco situacional, sentido y vivido como una experiencia aparte, extraordinaria, se lleva a cabo un laboratorio de creación y recreación de identidad cultural que no es permutable con otros acontecimientos que conciernen al dominio de lo privado o de lo íntimo. La fiesta es la categoría suprema de la vida colectiva, el lugar donde se surte el mayor caudal simbólico de energía social acumulada y redistribuida en el transcurso de

su realización. Y, ante todo y por excelencia, un hecho público que pertenece a todos. Dado su carácter ritual y ceremonial, el abanico de las manifestaciones festivas incluye tanto las más elaboradas solemnidades sacras como las expresiones cargadas de picaresca, erotismo e irreverencia. Desde el tinte exclusivamente religioso, como es el caso de las procesiones de Semana Santa, a la desbordada algarabía del carnaval, pasando por las conmemoraciones patrias o los festejos de perfil cívico, al pensar las diversas categorías y modalidades de la fiesta es necesario admitir que en ellas confluyen o pueden confluir todas las combinaciones de lo profano y lo sagrado, de lo oficial y lo popular, de lo rural y lo urbano, de lo cosmopolita y lo étnico. Aún más, es obligado reconocer que en el seno de ese amplio rango de modos de producción festivo se despliegan, en diverso grado, todas las artes de la imaginación, la invención y la creatividad, de suerte que en el proceso de su preparación, desarrollo y vuelta a la realidad cotidiana intervienen en intensidad y dosis variadas los recursos del capital simbólico disponible. Estos le imprimirán al acontecimiento el sello local, regional, nacional o internacional, según sea el alcance de su reconocimiento desde el punto de vista de su impacto cultural y territorial. En el panorama de los estudios de la fiesta en Colombia, salvo algunas excepciones referidas a las ritualidades propias de los pueblos indígenas, es claro que al festejar se aglutinan memorias

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Fiestas y patrimonio festivo en Colombia

En la configuración de lo festivo siempre es posible hallar motivos religiosos, como ocurre con las procesiones. Cuadros alegóricos de las candidatas al reinado. La fastuosidad escénica es evidente.

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de diverso origen y procedencia, asunto que es evidente en las festividades de raigambre rural o agrario bajo el modelo hispano-europeo en el contexto andino americano. Existe una matriz que se repite, asociada con las afirmaciones identitarias gestadas en el seno de aquellas sociedades patricias que al despuntar el siglo XX se asomaron a la conciencia de transitar a la modernidad, sin que por ello, de modo ambiguo en ocasiones, se deseara abandonar las huellas vivas de la ancestralidad. Una ancestralidad representada en los ritmos de la vida aldeana y los lazos con la tierra, sentida como el terruño, la patria chica. Uno de los recursos consistió en el esfuerzo de inventar una tradición festiva, mediante el reconocimiento ritual de una impronta campesina, en parte mitificada en símbolos y emblemas agrarios, en parte dramatizada mediante la representación alegre de un pasado al que ya no se pertenece y quizá no se desea volver más que a través de la puesta en escena de sus principales hitos o referentes constitutivos. Los ejemplos abundan, en especial a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando en una especie de “fiebre de festejos y reinados”, prácticamente cada municipio colombiano adicionó a los festejos religiosos tradicionales algún otro motivo para capturar turistas y llevar a cabo elementales ejercicios de mercadeo e imagen local, como podría decirse ahora. Así, en el listado de las categorías festivas colombianas podemos constatar la coexistencia de un variado repertorio de formas y modos 24

de producción simbólica de las representaciones identitarias de la vida local. Para dar una idea de tal espectro, en unos casos aparecen como devociones religiosas bajo la forma de peregrinaciones, romerías y cultos de religiosidad popular acendrada; en otros, de manera más laica, se desenvuelven como cultos agrarios secularizados a través de dramaturgias y rituales de vuelta al origen, con el soporte de un relato mítico explícito. Así acontece en Antioquia en torno a dos manifestaciones que tendrán un contrapunto regional y una rivalidad simbólica durante muchos años: la Fiesta de las Flores en Medellín y la Fiesta del Maíz en Sonsón. En cuanto a Medellín, se trata de la construcción del mito de la eterna primavera; respecto a Sonsón, su soporte será la memoria sobre el cultivo del maíz y otras exaltaciones poéticas popularmente reconocidas. Cada una buscará la preponderancia como símbolo de la antioqueñidad, y cada una aspirará a ser valorada y catalogada en el calendario como una fiesta “nacional”. La trama de esta rivalidad ritual contendrá las tensiones propias de la relación centro-periferia, capital-provincia, metrópoli-región, las cuales se hacen evidentes a través de la documentación de la prensa regional y de archivos institucionales de la Sociedad de Mejoras Públicas en cada una de las ciudades sedes, entidad cívica protagonista del proceso de construcción del calendario festivo y del despegue del movimiento del turismo cultural en Colombia, entre otros de sus propósitos y logros durante un largo tramo del siglo XX.

1.3 Las fiestas sirven para pensar

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n Colombia carecemos de una fiesta nacional. Es una certeza que debemos aceptar sin dolor alguno. Nunca tendremos nada parecido a los festejos taurinos en España, o al carnaval en Brasil, acontecimientos que son reconocidos como nacionales en cuanto a su cobertura, su carácter masivo, simultaneidad e impacto económico y social. Lo que sí tenemos, en cambio, es la reconocida pluralidad y diversidad cultural que nos caracteriza como nación. Puede parecer contradictorio, pero al mismo tiempo es un síntoma de la riqueza de manifestaciones que se han consolidado a través del legado generacional y de los tejidos sociales y simbólicos en los que se soporta y produce lo festivo. No obstante, y también debe ser reconocido sin provincianismo ideológico alguno, toda fiesta local nace o ha nacido con la aspiración de ser La Fiesta Nacional, así con mayúsculas, y todas las comunidades del mundo entero albergan la esperanza de que algún día sus festejos tengan reconocimiento mundial, incluido el de la Unesco. De ello tampoco hay que asombrarse, puesto que en la conciencia colectiva humana existe siempre, y con razón, la más honda convicción de que su fiesta, convertida en “nuestra fiesta”, es la mejor fiesta del mundo, la más bella, la más intensa. Es inoficioso pretender refutar esta dimensión emocional y afectiva de la vivencia festiva, porque

entre otras razones constituye la materia prima del apego identitario y del sentimiento de continuidad en el tiempo que se viabiliza por medio de la repetición anual o periódica de la fiesta. Es decir, la percepción y la convicción de “seguir siendo lo que somos” es una realidad cultural que cobra vigencia gracias a la fiesta. De esta manera, la fiesta propia no solo es insustituible, sino que, además, siendo irrepetible en su magnificencia, no puede dejar de celebrarse, por ningún motivo. Su singularidad y excepcionalidad, atributos de lo patrimonial, obedecen a ello, mediante la ostentación de las destrezas y habilidades que le dan brillo a la parafernalia de la celebración en el despliegue de los trajes, las músicas, las danzas, las viandas ceremoniales, las bebidas rituales, los cortejos y carrozas, la decoración y engalanamiento de las calles y espacios escénicos. Únicas e irrepetibles, nuestras fiestas y nuestros modos de festejar desnudan el alma colectiva y nos devuelven un lugar en el mundo, algo que ninguna marcialidad patria ni ninguna conmemoración oficial podrá lograr jamás. Todo intento por trazar un perfil de los modos festivos en Colombia corre el riesgo de incurrir en omisiones, a menos que se aspire a la construcción de un Atlas Festivo y que el procedimiento de su elaboración atienda cuidadosamente a la aplicación entrecruzada de los criterios de diversidad y de multiculturalidad que forman parte de

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Familias vestidas a la usanza campesina en la recreación de la gesta fundadora.

La reina y su corte se disponen a encabezar el festejo de coronación.

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los contenidos simbólicos de las manifestaciones festivas. Así, por ejemplo, y pese a la invisibilidad que tiende a relegar su importancia, la perspectiva de la diversidad étnica involucra tradiciones respetables y complejas; dentro de estas, el ritual festivo está presente no como diversión o entretenimiento del tiempo de ocio en el contexto de un calendario turístico, sino como un modo de exteriorizar ceremonialmente las condiciones de vulnerabilidad o de riesgo de extinción de los pueblos indígenas, a la vez que constituyen el momento ceremonial para la actualización dramática de sofisticadas cosmovisiones que narran el lugar del ser humano en relación con la naturaleza en una conjunción de lo sagrado y de la exacerbación de la energía vital, como pocas veces puede imaginarse. Es lo que habría que decir del significado de algunas tradiciones que son relativamente conocidas por su nombre, como el ritual del Yuruparí, propio del pueblo tanimuka del Mirití-Paraná amazónico, o del ciclo del ritual iniciático que marca el periodo de la pubertad de las mujeres en la cultura tule o kuna de la región del Urabá antioqueño. Vedados para el turista, y accesibles ocasionalmente para unos pocos testigos del mundo blanco, representan esa magnífica soledad del “nosotros” de la que hablara alguna vez Octavio Paz al referirse al sentido de la fiesta comunitaria en los pueblos indígenas del continente americano. Si la mirada salta hacia las tradiciones afrodescendientes tenemos que hilar muy finito y diferen-

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ciar territorios, procesos históricos, mestizajes, cosmovisiones. Existe un caribe insular, un caribe continental y un litoral pacífico al que se suma un intrincado sistema ribereño y un hábitat de selva que no permite generalizaciones a la ligera cuando de fiestas se trata. Una cosa es el Festival de la Luna Verde o “Green Moon Festival”, como se le denomina en el archipiélago de San Andrés y Providencia, con toda la carga de la identidad del habla a través de la lengua criolla de este territorio; además de la permanencia de todo un sistema mítico, unas creencias religiosas y unas formas de organización social, gracias a las cuales esta tradición, relativamente reciente, incorpora al horizonte cultural local todo el paisaje sonoro y musical del mundo caribe y antillano, y unos modos de bailar y de narrar la identidad y las aspiraciones de los raizales en un contexto de tensión y asimetría con el mundo blanco y continental. Otra escena cultural aparece si el contexto es el de la región chocoana y las reconocidas, fervorosas y alegres expresiones de devoción festiva en torno a San Francisco, en Quibdó y demás poblaciones ribereñas, elevada a la condición de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco. Mucho más radical será el contraste si nos asomamos al portentoso Carnaval de Barranquilla, que desde el 2003 ostenta también la responsabilidad de salvaguardar su condición de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, otra forma de decir que es un patrimonio de carácter mundial.

Otros carnavales pujaron con éxito por reconocimientos similares, entre ellos el alegre y creativo Carnaval de Blancos y Negros en Pasto, una extraordinaria, colorida y artística versión festiva del mundo andino. Hacen fila pretendientes como el Carnaval del Diablo en Riosucio, Caldas, e independiente de la deriva de tales aspiraciones, se traduce en ellas el deseo, como ya se dijo, de que toda fiesta sea reconocida en su particularidad y originalidad como el prototipo de La Fiesta, con el supremo logro de ser valorada universalmente.

locales, y mantiene un cierto criterio de élite desde la formación académica y las experiencias en gestión del desarrollo cultural local. Desde este nicho se llevan a cabo importantes negociaciones respecto, por ejemplo, a los intentos de supeditar los festejos a las demandas de los patrocinadores o a las exigencias de la conversión de la fiesta en espectáculo televisivo, en formatos altamente comercializados, momento en el cual la distancia o separación entre actores y espectadores se hace tajante y quizá irreversible.

En el opuesto hallamos las expresiones mestizas, campesinas o urbanas, de aldea y de metrópoli, que se riegan por todo el territorio colombiano. Si en varios de los ejemplos mencionados prevalece el carácter comunitario, cerrado y predominantemente sagrado de sus rituales festivos, en el anverso de esta realidad etnográfica nos encontramos con la infaltable relación entre actores y espectadores, o protagonistas y públicos, una frontera muy variable y porosa en la cual, a medida que se hace más compleja y densa la estructura sociológica y demográfica de la localidad en referencia, se hace más evidente la dependencia de la intervención de mediadores y especialistas foráneos al grupo local.

Tratándose de manifestaciones culturales festivas que revisten los atributos que les hacen acreedores de reconocimiento como patrimonios intangibles, orales e inmateriales, siempre será polémica y comprometedora la penetración y registro masivo por parte de agentes externos interesados en la “captura” de gestos, sonidos e imágenes, mucho más cuando el propósito no sea educativo o científico, sino de lucro y comercialización. En tiempos del libre comercio la intimidad de la fiesta genera derechos colectivos que siempre serán innegociables. Otra cosa es cuando la sostenibilidad y salvaguarda de una manifestación asegura que los medios locales participen del diálogo de sentido de la expresión y su transmisión se ponga al servicio de su preservación, no de su conversión en show mediático.

En este punto es importante valorar los esfuerzos que se hacen, mediante la constitución de asociaciones y corporaciones locales centradas en el control del proceso festivo, que facilita a su vez el reconocimiento y la formación de especialistas

La categoría patrimonio inmaterial, aplicada a lo festivo, realza un componente fundamental, como es su condición de espacio cultural, concepto que desde 2001 aplicó la Unesco en la

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Fiestas y patrimonio festivo en Colombia

primera proclamación. El concepto de espacio cultural debe ser entendido como un lugar en el que se concentran actividades populares y tradicionales, pero también como un tiempo caracterizado generalmente por una cierta periodicidad o por un acontecimiento; en otros términos, el espacio cultural es también un tiempo cultural, ambas categorías insustituibles en todo proceso ritual, ceremonial y festivo. En otros términos, se refiere a los acontecimientos que se desenvuelven en espacios y tiempos cargados de simbolismo y, como en todos los ejemplos de este ensayo introductorio, contiene manifestaciones festivas tradicionales y populares, sujetas a unos ritmos y temporalidades sociales de carácter cíclico, justamente aquellas que conforman los calendarios festivos que caracterizan a una sociedad.

Cuadros alegóricos de las candidatas al reinado en el escenario de El Lago.

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Visto desde otra perspectiva, el concepto de espacio cultural involucra a la vez manifestaciones del patrimonio vivo de una sociedad, como es la fiesta, junto con el escenario en que esta transcurre, conjugando en su realización el cruce espacial y temporal que le da sentido al dispositivo material, la calle, la plaza, el escenario, el atrio, la explanada; todo esto, al producirse la apropiación colectiva e intangible de la celebración. Para decirlo de otra manera, el patrimonio tangible o material solo adquiere sentido a través de los dispositivos sociales que posibilitan su función. En concreto y específicamente, el patrimonio tangible arquitectónico y urbanístico local se convierte en el eje de la colectividad sonsoneña; en este caso, al

actualizarse por medio de las manifestaciones del patrimonio intangible y vivo, como es la de su celebración, su fiesta. De todo lo dicho hay que advertir la enorme dificultad de separar de manera categórica la frontera entre lo sagrado y lo profano. Tratándose de una perspectiva que reconozca en las manifestaciones patrimoniales festivas el sello más evidente de identidades locales o regionales, por su carácter popular somos dados a la expansión que se traduce en alboroto, sensualidad, estruendo y ebriedad. Las salas de concierto populares son los parques, los salones de baile son los tablados, el teatro está en la calle. Ese mismo sesgo de la espacialidad impulsa hacia lo profano, sin que ello implique que episodios festivos o dramatizaciones callejeras no provoquen verdaderos estados de contemplación y éxtasis. Lo que resulta prodigioso es cómo somos capaces de alternar, en nuestro amplio repertorio festivo, tantas ganas de rumba y tantas ganas de arte y de conexión con las más sutiles expresiones de la palabra y del gesto. Las fiestas son uno de los pocos lujos que nos van quedando como sociedad, en medio de la zozobra y la incertidumbre de futuro. Por lo mismo, el patrimonio festivo es algo que invita a pensar en la enorme capacidad de resistencia simbólica y cultural que tenemos como nación, y en los motivos de las Fiestas del Maíz esa reconciliación tiene una verdadera raíz que nos pone en diálogo con la naturaleza, por medio del encuentro y la convivencia con el otro. 31

2.Sonsón y la colonización antioquena

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onsón es una localidad antioqueña ubicada al suroriente del departamento. Con una superficie de más de 1.300 km2, es el municipio más extenso del oriente antioqueño. Su cabecera municipal está ubicada a 2.475 metros sobre el nivel del mar. Su población, estimada en 37.065 habitantes, vive preferentemente en el sector rural. Gracias a su ubicación privilegiada en una extensa zona de la cordillera Central, cuenta con accidentes orográficos importantes, entre los que se destaca el páramo de Sonsón por su relevancia ecosistémica. Su riqueza hídrica está representada en numerosos ríos y quebradas surtidos por todos sus valles, e incluye grandes caudales que lo atraviesan o corren por sus márgenes, como los ríos Arma y el Magdalena. Esta riqueza natural se traduce en un potencial medioambiental y económico único para sus pobladores, que les está permitiendo proyectar en el turismo sostenible uno de los nuevos renglones de importancia en la economía local.

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Sonsón y la colonización antioqueña

Es también una de las localidades más representativas del proceso histórico conocido como colonización antioqueña, el cual, desde finales del siglo XVIII y durante todo el XIX, fue el fenómeno de poblamiento más importante del país, que llevó a colonos pobres, a pobladores ambiciosos y a algunos empresarios a la fundación de numerosas localidades al sur de Antioquia y al norte del Tolima y el Valle del Cauca. Dicho proceso no solo configuró los nuevos límites de la Provincia de Antioquia, al abrir su frontera agrícola y sumar territorio a su tradicional jurisdicción, sino que sentó las bases de lo que luego serían los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. La posición estratégica del Valle de Sonsón, al suroriente de Antioquia, relativamente cerca del río Magdalena y de las nuevas poblaciones que se establecieron al sur de la Provincia, hizo de este un asentamiento privilegiado durante casi todo el siglo XIX y buena parte del XX. Abrir el “camino de Sonsón” que comunicaba a Rionegro con Mariquita fue inicialmente la motivación para fundar la localidad y para que numerosos colonos se aventuraran a poblarla o a servirse de ella para establecerse mientras emprendían otras fundaciones; la nutrida población que arribó a Sonsón en su primera centuria la catapultó como una de las poblaciones más importantes de la Provincia, hasta alcanzar incluso a ser su capital durante un corto periodo.

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FOTO PROVISIONAL PROPIETARIO MAURICIO AGUDELO VELÁSQUEZ

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3.Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz 3.1 Cincuenta anos de siembra y cosecha: 1938-1988 3.1.1 Semilla y primeros cultivos

En el mes de Mayo de 1938, hacíamos tertulia en el foyer del Teatro Municipal de esta ciudad, y hablábamos de las cosas comunes, de los acontecimientos diarios sin trascendencia; lancé la idea de celebrar una fiesta “Al Maíz”, así como se celebra la fiesta del café, la fiesta de la vendimia en España y Francia, la del lúpulo en Baviera, la del arroz en el Brasil… Nosotros que somos llamados por antonomasia maiceros, por qué no rendíamos este homenaje a nuestro grano predilecto, cuyas vitaminas llevábamos en las venas?...    Entre los contertulios se encontraba, el benemérito institutor, mi dilecto amigo D. Nicolás Gaviria, que hizo un cálido elogio de la idea, se ofreció a secundarla con el mayor entusiasmo, así como los demás que de la iniciativa se percataron.    A la semana siguiente, en el número de La ACCIÓN, vi publicado un admirable artículo del amigo D. Nicolás Gaviria, aplaudiendo la iniciativa, prohijándola, y recomendándola. El resultado fue una unánime aprobación; en mi condición de miembro de la S. de M. P. la presenté allí ya

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Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz con lineamientos definitivos, y considerando el asunto por la junta directiva, mereció la aprobación plena.    La S. de M. P. constituyó una junta, de la cual formé parte como presidente, para elaborar un plan de acción a fin de traducir en hechos y darle resonancia a la FIESTA DEL MAÍZ. Esta junta de la cual formaron parte el ya citado amigo D. Nicolás Gaviria y el Dr. Horacio Gil, me secundaron en la forma más franca. Escogimos el día 11 de agosto, aniversario de la proclamación de la independencia de Antioquia. Se redactó un proyecto de acuerdo “declarando el día 11 de agosto fiesta municipal” y ordenando la celebración de la fiesta del Maíz, para lo cual el municipio apropiaría en sus presupuestos anuales la partida necesaria. Se ordenó por el H. Cabildo, enviar circulares a los municipios de Antioquia recomendándoles la celebración de la fiesta, y dándoles cuenta de lo hecho por esta Municipalidad.    Muchos municipios contestaron aplaudiendo la idea y acogiéndola, informando que ya habían dictado los correspondientes acuerdos.    Vino luego la celebración de la fiesta, lo cual se llevó a cabo con lujo de entusiasmo; la Emisora Claridad de Medellín se ofreció galantemente a hacer la transmisión de la Velada, que resultó un éxito rotundo. Pronunció una bella oración D. Lorenzo Cadavid Uribe. El baile típico, resultó de una originalidad y alegría nunca vistas en nuestra tierra y cuantos entonces nos visitaron se llevaron la mejor impresión de la fiesta en general.

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   Se ha venido celebrando la fiesta del maíz, desde entonces cada año, con singular entusiasmo, allí han colaborado de la manera más generosa cuantos compadres y comadres tiene la ciudad, se ha movido el fervor de todas las capas sociales y se ha convertido en tan poco tiempo, esta festividad en la “Fiesta Clásica” tal como habíamos soñado cuando la iniciamos. Sonsón, agosto 10 de 1941. Fernando URIBE U.   1

Así comenzó la Fiesta del Maíz: con la idea lanzada por Fernando Uribe Uribe ante un grupo de amigos, quienes en medio del entusiasmo la secundaron, la llevaron al Concejo Municipal y a la Sociedad de Mejoras Públicas, y concretaron el compromiso de su realización para los siguientes años. Ellos pertenecían a estas mismas entidades y eran distinguidos líderes de Sonsón; en cuestión de meses materializaron una idea y garantizaron la continuidad de la Fiesta a través de su oficialización por el Acuerdo municipal N.° 11, del 21 de mayo de 1938, “Por medio del cual se ordena la celebración de la fiesta del maíz y se declara un día cívico”, con el compromiso ad honorem adquirido por la Sociedad de Mejoras Públicas para su organización y ejecución. 1 Fernando Uribe U. “Origen de la Fiesta del Maíz”. La Acción, 684. Sonsón, Agosto 9 de 1941.

En sus inicios se pensó que la Fiesta debía celebrarse el 12 de octubre, día en que se conmemora el descubrimiento de América y que es conocido como el Día de la Raza.   2 Sin embargo, se prefirió el 11 de agosto por ser la fecha que recuerda la proclamación de la Independencia de Antioquia firmada por el presidente-dictador Juan del Corral; con ello se afirmaba que lo que se exaltaría no sería cualquier raza, sino lo que los hombres de aquella época entendían como “raza antioqueña”. En 1938, la Fiesta del Maíz se llevó a cabo el 10 y 11 de agosto. En la programación general se propuso que el primer día se iniciara la celebración cerca de las 7 p. m., con un desfile de antorchas realizado por los alumnos del Colegio San José, quienes al llegar a la Plaza Ruiz y Zapata harían marchas y figuras geométricas. Dos horas después se llevaría a cabo una “Velada lírico-criolla”. El 11, aniversario de la Independencia de Antioquia, Sonsón se despertaría con una alborada encabezada por la banda de la localidad, que entonaría por las calles la melodía del himno antioqueño; luego, más o menos a las 9 a. m., saldría de la iglesia, rumbo por la calle séptima, una procesión con la imagen de San Isidro, que llevaba el siguiente orden para el desfile: Concejo Municipal y autoridades civiles, clero secular y regular, imagen de San Isidro, Sociedad de Agricultores, los colegios La Presentación, San José, de Sonsón, Escuela de Varones Fernando Uribe U. “La Fiesta del Maíz, Fiesta de la Raza”. La Acción, 523. Sonsón, 14 de mayo de 1938.

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y de Niñas, y finalmente el resto del público. La procesión finalizaría con una misa campal en el monumento a la Virgen ubicada en Guayabal. A las 11 a. m. se serviría un almuerzo campestre en el Bosque y luego, en la tarde, como a las 4 p. m., las escuelas y colegios se concentrarían en la Plaza Ruiz, donde escucharían la conferencia alusiva a la Fiesta a cargo de su iniciador, don Fernando Uribe Uribe. Después, alumnos y público en general se desplazarían hacia el Parque Gutiérrez González para escuchar a un orador en homenaje al “poeta de las tres G”: Gregorio Gutiérrez González. A las 7 p. m. se ofrecería cine público en la Plaza Ruiz, y se finalizaría la programación a las 9 p. m., con una cena bailable en la casa de don Sebastián Henao, a la cual los asistentes ingresarían con invitación personal y usando traje típico campesino.   3 Aunque los eventos centrales de la Fiesta del Maíz se fueron transformando a lo largo de los 77 años que tiene de historia, de esta primera Fiesta se conservaron por mucho tiempo la “Velada lírico-criolla”, el desfile que se dirigía al parque Gregorio Gutiérrez González y la cena-bailable, que luego se llamaría baile típico. El acto central de la “Velada lírico-criolla” era la representación de una pieza teatral que, según los organizadores, debía “interpretar el espíritu de la [s. a.]. “Fiesta del Maíz, programa general”. La Acción, 535. Sonsón, 6 de agosto de 1938.

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Gilma Mejía Ramos fue la Reina del Maíz de 1954, con su belleza se celebró la XVII Fiesta del Maíz

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Fue una época de “Velada lírico-criolla” en la que se representaban las costumbres paisas, las de los abuelos.

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Los amigos en medio de la celebración, pero cada uno apoyando a su reina. En los sombreros se colgaba una insignia que representaba a la candidata.

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Flores y sombreros adornando a sonsoneños que bailan música tradicional en la Fiesta.

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raza antioqueña” y emplear el lenguaje del pueblo campesino. En medio de esta, también se interpretaban piezas musicales populares altamente apropiadas por el público asistente. La idea era mostrar las costumbres, la idiosincrasia y el especial vínculo de los antioqueños con el maíz.   4 La representación y las interpretaciones musicales duraban entre una hora y hora y media, se presentaban en el Teatro Municipal y los actores y cantantes eran maestros de los colegios, alumnos con pequeños roles u otros voluntarios cercanos a la junta organizadora de la Fiesta. En sus primeras versiones, la “Velada” fue radiodifundida a todo el país y sirvió como carta de presentación de la Fiesta, que de esta forma era conocida en otros sitios; la de 1938, por ejemplo, contó con la transmisión de la emisora Claridad, de Medellín, y con la intervención del famoso locutor Eduardo Ramos, quien con sus comentarios ayudó a catapultarla como acto central de la Fiesta.   5 Durante algunos años, la pieza teatral por interpretarse fue sometida a concursos literarios que se proponían con algunos meses de anticipación. La pieza premiada era elegida por un jurado calificador experto en el tema, del que llegaron a hacer parte intelectuales y escritores de resonancia nacional tan impor-

tantes como Benigno A. Gutiérrez, Bernardo Toro y el Pbro. Roberto Jaramillo Arango.   6 Algunas personas quedaron en la memoria por su destacado papel como organizadores de la “Velada”: en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, el escultor Rómulo Carvajal, “el celoso de la autenticidad de la Fiesta”   7 como se indicaría en una reseña periodística, fue cerebro clave para el diseño de escenografías. Por otra parte, el profesor Luis Benítez Giraldo es recordado por haber escrito y ensayado con los alumnos de los colegios algunas de las obras representadas.   8 Las piezas teatrales contenían escenas típicas campesinas a las que se añadían elementos jocosos con los que se exaltaba el carácter recursivo y picaresco del antioqueño, tal y como se concebía para ese momento. Otro evento de relevancia para las primeras versiones de la Fiesta del Maíz y que se llevó a cabo desde 1938 fue el desfile de los alumnos de los colegios hacia el parque Gutiérrez González. Por lo general, el desfile era el acto central del 11 de agosto, en el que a pesar de la fecha no se recordaba con tanto esmero el proceso político que habría terminado con la proclama de la Independencia [s. a.]. “La Sdad. de Mejoras Públicas de Sonsón abre un concurso literario para la próxima Fiesta del Maíz”. La Acción, 875. Sonsón, 1 de junio de 1946.

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[s. a.]. “Comentarios sin huella. La Fiesta del Maíz”. La Acción, 1051. Sonsón, 9 de septiembre de 1961.

4

Gabriel Gómez Villegas. “La Fiesta del Maíz de Sonsón”. La Acción, 727. Sonsón, 20 de junio de 1942.

7

Néstor Botero G. “Nota. Al señor gerente de la Emisora Claridad”. La Acción, 538. Sonsón, 27 de agosto de 1938.

[s. a.]. “Detalles de la Fiesta del Maíz en 1944”. La Acción, 821. Sonsón, 9 de septiembre de 1944.

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de Antioquia en 1813 y el mandato de Juan del Corral, sino que se honraba y exaltaba al autor de Memoria sobre el cultivo del maíz, por recoger en aquel poema, y en otras de sus obras, la historia y el espíritu antioqueño que se figuraban los líderes de ese entonces como los de una “raza”. Con este evento, que finalizaba con un discurso dictado por una persona capacitada y prestante de la localidad o de Antioquia, quedaba sellado un vínculo indisoluble para la posteridad entre antioqueñidad, maíz y poeta. A partir de la celebración de la Fiesta del Maíz y de su figuración en esta fecha tan representativa, convergieron símbolos que ayudaron en la construcción de la identidad paisa y que se ratificarían todos los 11 de agosto en el desfile de los alumnos de los colegios de Sonsón y de otros sonsoneños hacia el parque Gutiérrez González. La carga simbólica de esta fecha y de este desfile en particular era tanta que, para la primera versión de la Fiesta en 1938, el poeta Miguel Mejía de los Ríos compuso el poema La Fiesta del Maíz, que después sería adoptado como himno y cantado junto con el himno antioqueño en el acto central del parque Gutiérrez González.   9 El tercer evento que tuvo origen en 1938 y perduró en la historia de la Fiesta hasta 1988, cuando se cumplieron sus bodas de oro, fue la cena

bailable, conocida luego como el baile típico. Aunque, según el programa de la Fiesta, la primera vez se celebró en la casa de Sebastián Henao, desde 1940 se realizó en el local del Colegio de Sonsón, el cual fue cedido por el Concejo Municipal a la Sociedad de Mejoras Públicas en 1944 y nombrado desde entonces Casa Gregorio Gutiérrez González, para resaltar con ello la importancia del sitio como punto de encuentro central de la Fiesta del Maíz.   10 Con el tiempo y ante la afluencia de personas a este baile, y también ante el deseo de tener un sitio donde se pudieran acoger grandes orquestas —como lo hicieron con Los Hispanos, Los Graduados e incluso la de Lucho Bermúdez—, se hizo necesario acondicionar el solar de la Casa como un salón de baile mucho más amplio y suntuoso, que fue inaugurado con el baile típico de la Fiesta de 1959 y nombrado “El Convite”; si en la Casa cabían 150 personas, con este nuevo salón el baile pudo crecer hasta acoger a más de mil.   11 El recinto era decorado para la ocasión por un grupo comisionado para ello, con motivos que recordaran la vida campesina y la importancia del maíz. El baile típico fue en sus comienzos el encuentro de la élite política, económica y a veces intelectual de Sonsón y del Departamento, representada por el gobernador, secretarios de despacho 10 [s. a.]. “Casa Gregorio Gutiérrez González”. La Acción, 535. Sonsón, 15 de julio de 1944.

[s. a.]. “Programa general Fiesta del Maíz de Sonsón, Agosto 7, 8, 9 y 10 de 1959”. [s. e.], Sonsón, 1959. Entrevista con Rafael Iván Toro Gutiérrez, 25 de mayo de 2015. 11

[s. a.]. Miguel Mejía de los Ríos. “La Fiesta del Maíz”. La Acción, 535. Sonsón, 6 de agosto de 1938.

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y diputados de la Asamblea (quienes asistieron cumplidamente a la Fiesta durante por lo menos las primeras tres décadas), por miembros de la Alcaldía, del Concejo Municipal, de la Sociedad de Mejoras Públicas, y por personas reconocidas de Sonsón, como rectores, maestros, artistas, médicos, abogados, escritores y profesionales prestantes que residían allí o que venían desde Medellín, Bogotá y otros sitios de Colombia a encontrarse con los suyos. Casi todos venían acompañados por sus esposas e hijas, quienes con su presencia se convertían en protagonistas del baile. También asistían mujeres líderes de Sonsón, como las pertenecientes al Cuadro de Honor, el ala femenina de la Sociedad de Mejoras Públicas, dedicadas a obras sociales de importancia para la localidad. La asistencia a este baile no era convocada de forma abierta para todo el público, pues en sus primeros años el requisito era portar una tarjeta de invitación otorgada por la Sociedad de Mejoras Públicas; con el tiempo, la tarjeta era adquirida por una suma de dinero determinada. Esta forma de ingreso filtró el tipo de público que accedía al baile y garantizó un ambiente festivo y familiar para la clase más privilegiada de la localidad, y seguramente de Antioquia. Para asistir al baile era obligatorio portar un traje típico o “de carácter” que representara al campesino paisa y que era promovido y vigilado por la junta o comisión organizadora del baile; desde la perspectiva del líder local Rafael Iván Toro Gutiérrez, este

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traje se convertía en una “contraseña cultural que le daba una identidad muy interesante a la Fiesta”, porque incluso el Gobernador debía ir con este traje típico para entrar a El Convite:   12 Caracterizadas las gentes de paisas con su sombrero alón que los defiende de los rigores del sol; su pañuelo rabo de gallo amarrado al cuello; una camisa limpia pero remendada hasta en los ojales de los botones; su delantal de lona amarrado a la cintura; su machete o peinilla al cinto; un carriel colgado al hombro y que cae sobre las espaldas; con sus alpargatas que cubren los pies delicados por el encierro en el zapato; una mula o pipa de diez centavos, la cual lleva en la boca y que consume el tabaco de nuestras montañas, forman el verdadero paisa antioqueño. En cuanto a la mujer, es ella más sencilla todavía, porque deja a un lado los atavíos y apenas si usa una bata de flores relucientes, un delantal picarón y con figuras de animales; su pañuelo rojo o de tintes rimbombantes en la cabeza; sus alpargatas combinadas de colores estrambóticos amén de uno que otro objeto que lleva en la mano, cuando no la canasta con sus artículos de venta, constituyen un todo que forma una figura atrayente y simpática.   13 12 Entrevista con Rafael Iván Toro Gutiérrez, 25 de mayo de 2015. 13 Gabriel Gómez Villegas. “La Fiesta del Maíz de Sonsón”. La Acción, 727. Sonsón, 20 de junio de 1942.

El uso del traje no se requería solo para el baile típico. En la programación de la Fiesta se solicitaba su porte en desfiles, almuerzos campales y cabalgatas. Para motivar su uso en todas las generaciones, en 1938 se promovió el concurso de trajes típicos para mujeres, desde 1941 se realizó el concurso de trajes para niños y desde 1943, el concurso general para adultos.   14 Estos fueron desapareciendo; sin embargo, hasta hace pocos años se realizó el concurso del carriel mejor proveído, al parecer un rezago de esas primeras competiciones, del que se recuerda a Jaime López Buitrago como un ganador recurrente. Valga decir que para los organizadores de la Fiesta y seguramente para muchos de los asistentes, vestirse con el traje típico no era sinónimo de disfrazarse, pues a lo que se apelaba era a la representación de los ancestros campesinos y no a la figuración de un rol carnavalesco.   15 El baile típico, en cuanto acto festivo y al mismo tiempo evento cultural, pretendía destacar el rol de la mujer de distintas maneras: era la protagonista de la fiesta y se engalanaba con los mejores vestidos para ser cortejada por corrillos de pretendientes; concursaba en certámenes de manjares y comestibles elaborados con maíz; y desde los primeros 14 [s. a.]. “Programa para la celebración de la Fiesta del Maíz en Sonsón”. La Acción, 683. Sonsón, 2 de agosto de 1941; [s. a.]. “Programa para la celebración de la próxima Fiesta del Maíz en Sonsón”. La Acción, 773. Sonsón, 19 de junio de 1943. 15 [s. a.]. “Programa general Fiesta del Maíz de Sonsón, Agosto 7, 8, 9 y 10 de 1959”. Sonsón, [s. e.], 1959.

años motivó la realización de un reinado que coronó a la Reina del Maíz como la dueña y señora de la Fiesta, que se sentaba en un trono-capacho que servía como metáfora para indicar que la “mazorca reinante” era la mujer que se sentara allí. De ahí que algunos consideren que el baile típico fue el lugar en el que por años se “armaron matrimonios” y se consolidaron los lazos sociales entre la élite de Sonsón.   16 Como espacio de socialización, fue el de mayor prestigio de la Fiesta en sus primeros cincuenta años y para quienes estaban excluidos —dependiendo de la opinión que les mereciera— representaba el tema predilecto de críticas o el lugar físico y social al que se aspiraba llegar. La segunda Fiesta del Maíz, la de 1939, no tuvo tanta resonancia como la precedente, pues según los cronistas locales no se había preparado con suficiente anticipación. Se llevó a cabo el 11 de agosto y fue posible gracias al liderazgo de profesores y estudiantes de los principales colegios, quienes no dejaron pasar desapercibida la fecha. A las 4 a. m. inició la programación con una alborada y a las 9 a. m. los estudiantes se trasladaron al Bosque, donde les obsequiaron una “aguadulcera”. Las fuentes de información señalan que allí mismo hubo un desfile “precedido por treinta peones y un patrón por jefe”, que aludía a la poesía de Gregorio Gutiérrez González Memoria sobre el cultivo del Maíz; aunque no se sabe más sobre este desfile, 16 Entrevista con Rafael Iván Toro Gutiérrez, 25 de mayo de 2015.

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La familia sonsoneña, símbolo de una tradición.

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Representación en la “Velada lírico-criolla”, espacio de encuentro cultural y de reconocimiento del patrimonio paisa.

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parece que fue un antecedente del que idearía cuatro años más tarde Rómulo Carvajal. Después, a las 2 p. m., se desplazó un desfile hacia el monumento de Gutiérrez González, donde se estrenó el Himno del maíz, con letra de Miguel Mejía de los Ríos y música de Bertulfo Sánchez. A las 4 p. m. hubo una cabalgata con trajes característicos. En la noche se programó cine público, tribuna libre y trovas que animaron la plaza Ruiz y Zapata.   17 En los años siguientes, la Fiesta creció, maduró y dejó en los recuerdos sus mejores cosechas. Cada año, la junta organizadora procuraba agregar nuevos eventos que animaran a la población residente y que sirvieran como atractivo para sonsoneños que se hallaban por fuera de la localidad y para turistas. No obstante, durante esta etapa fue muy importante la integración de clases medias a la Fiesta, pues si bien esta no había sido concebida originalmente para todas las clases sociales, el reclamo de obreros, artesanos y en ocasiones de campesinos, con voz propia o con intermediarios, sirvió para que se abrieran o se apropiaran nuevos espacios para el disfrute de más personas. Entre los eventos que parecían dirigirse a las clases más privilegiadas se encontraban cabalgatas precedidas por dignatarios políticos, carreras en el hipódromo del Bosque Santander, excursiones al Páramo de Sonsón, concursos de pesca en El Lago y, como se indicó antes, el baile típico y el 17 [s. a.]. “Sociales, Fiesta del Maíz”. La Acción, 585. Sonsón, 12 de agosto de 1939.

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Reinado del Maíz. Las clases medias por su parte se habían integrado al evento del parque Gutiérrez González, a las procesiones de San Isidro que finalizaban en misas campales, parcialmente a la “Velada lírico-criolla” y a muestras artísticas, incluyendo el desfile de antorchas en la Plaza Ruiz y Zapata. Sin embargo, el sentimiento de exclusión motivó que buscaran otros espacios y eventos “más populares”, entre los que se destacan el desfile de la Familia Castañeda, los bailes típicos populares y la apertura de los ranchos típicos. Una carta publicada en 1940 en el periódico La Acción deja ver la búsqueda organizada de un programa alternativo para las clases populares por parte del sector obrero durante la Fiesta del Maíz. En ella explican que la motivación principal para buscarlo fue “la desilusión que se llevaron al ver que la H. J. encargada de elaborar el programa para la Fiesta del Maíz, hizo omisión absoluta de las clases trabajadoras”. Si bien el programa no fue publicado en este mismo número del periódico tal como lo solicitaron los trabajadores, la conciencia de clase tanto de los obreros como de la élite de Sonsón, representada en este caso por los editores del periódico, que era propiedad de la Sociedad de Mejoras Públicas, sumada a la conciencia de la necesidad de aunar voluntades y participación a la Fiesta, hicieron posible limar tensiones, lo que dio como resultado una Fiesta más grande y en ciertos aspectos, incluyente.   18 18 [s. a.] “La Fiesta del Maíz. El programa obrero”. La Acción, 633. Sonsón, 3 de agosto de 1940.

El resultado más destacado de la ejecución de los programas “oficial” y “alternativo u obrero” en 1940 fue la aparición de la “Entrada de la Familia Castañeda” y la de los bailes del garrote o bailes típicos populares en espacios públicos de Sonsón. Aunque el desfile de la Familia Castañeda era parte del programa alternativo de los obreros, la junta oficial de la Fiesta del Maíz lo acogió desde su primera versión a través del saludo que salieron a darle a su llegada al pueblo; en medio de esto debió ser muy representativo el saludo del autor intelectual de la Fiesta, Fernando Uribe Uribe, quien de esta manera aprobaba la realización de tal desfile y garantizaba su continuidad:

Los bailes típicos populares también estaban en la programación alternativa de los obreros en 1940. Fue la forma de apropiarse de los espacios públicos junto con la compañía de conjuntos de tipleros que animaron esa otra fiesta popular. El impacto de su realización fue tanto que las crónicas locales no pudieron ignorarlos, y escribieron al respecto comparándolos con el baile típico de la élite. Su acogida como parte de la Fiesta del Maíz se reflejó a partir de 1941, cuando en la programación oficial comenzó a publicarse junto al anuncio de baile típico el de baile típico popular en los andenes del Parque Ruiz; así, se convocaban dos tipos de baile.

La “Junta de compadres” se fue a topar, mediodía sobre el pueblo a la clásica “Familia Castañeda” que venía por allá por donde habían venido los fundadores, de los lados de nuestro Señor Maitamá. Y la “Familia Castañeda” vino con enormes “jotos” donde nada faltaba. Según podía verse, la respetable familia pensaba fijar en la ciudad su apreciable hogar. Se vinieron con todo: por allá pudimos ver cierta clásica vasija blanca. Hasta “esa venía”.

Los programas, bien puede verse, se complementaron. Sin el programa del pueblo, la fiesta hubiera resultado truca. Por allí corrían invitaciones personales para el baile típico de “los blancos”. Y al ver esto, los compadres hicieron el baile bueno, el baile típico, el “baile de garrote”, al amor acariciante de la chicha, bailando del bueno, con trovas y cuentos en los cortos intervalos. Desgraciadamente, el agua dañó la fiesta popular. Se “les aguó” la fiesta a “los compadres” muy criollos y muy sinceros. Pero el baile de los compadres ricos no pudo vaniarse [dañarse]. Allí estuvieron bailando hasta las doce de la noche “vestidos todos de calzón de manta y con camisa de coleta cruda”, requisito indispensable para poder bailar con una comadre blanca.

A saludar a la “Familia Castañeda” salieron al balcón Dn. Fernando Uribe Uribe, el Dr. Publio Restrepo y don Roberto Quintero. Un saludo tan en grande nadie lo ha tenido en esta tierra. Tres discursos y pico. Pero bien se merecía la ilustre familia tan grande saludo. Es ella una familia “de todo el maíz”. La tan cantada y salerosa “familia cristiana” con un hijo y tres cuartos más cada año.   19 19 Gonzalo Cadavid Uribe. “Fiesta del Maíz”. La Acción, 635. Sonsón, 17 de agosto de 1940.

Y esas comadres y esos compadres se fueron para el rancho del baile en un desfile criollo que estuvo admirable. El clásico “dotor” de los campesinos estaba allí, vestido de compadre.

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Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz Allí estaban señoras y señoritas de la mejor sociedad, en traje de montaña. Y dicen que hasta reina tuvo el baile criollo. Dña Belén de Botero Isaza, princesa real en el reinado de 1937, fue la reina elegida. Y hasta un ciudadano alemán estaba en el baile de los blancos, impasible ante esa monarquía antioqueña. “La Quinta Columna”, casi, casisito. Los compadres sólo tuvieron una reina para su baile de garrote, la alegría, y una princesa negra, la lluvia, que les dañó el baile y el  cine público. “Son cosas de la vida”.   20

Al finalizar la Fiesta de 1940, la comunión efectuada entre élite sonsoneña y clase trabajadora con programaciones que resultaron complementarias era un hecho. La Junta (oficial) organizadora de la Fiesta y la Junta de Compadres utilizaron el periódico La Acción como plataforma para elogiar y dar agradecimientos mutuos, y para divulgar gestos que sellaban dicha unión, como entregar el dinero excedente de la programación alternativa obrera a la Sociedad de Mejoras Públicas para que, junto con el dinero excedente de la programación oficial, se hicieran inversiones en el municipio.   21 Puede decirse que la participación obrera ayudó a ampliar la dimensión de la Fiesta del Maíz desde la apropiación y empoderamiento del espacio público, que, como tal, es por excelencia el 20 Gonzalo Cadavid Uribe. “Fiesta del Maíz”. La Acción, 635. Sonsón, 17 de agosto de 1940.

[s. a.]. “Un bello gesto de civismo”. La Acción, 635. Sonsón, 17 de agosto de 1940.

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espacio de las clases populares. Pero no por esto se perdió —al menos en los primeros cincuenta años de la Fiesta— la ceremonia y el protocolo que la élite había instaurado con algunos eventos en recintos cerrados, como el Teatro Municipal y la Casa Gutiérrez González, o con desfiles y procesiones que honraban valores cristianos o a intelectuales que eran tenidos como representativos de la cultura maicera. A ello se suma que tal simbiosis de élite y obreros que se concretó a solo dos años de iniciar la Fiesta del Maíz parece haber repercutido también en los mecanismos de control del espacio público, que se convirtió desde entonces en un escenario natural, pero obligado para exhibir el afecto a “la raza antioqueña” durante los días de la Fiesta, tal y como quedó establecido en el Decreto 33 del 25 de julio de 1941, por el cual se provee a la celebración de la Fiesta del Maíz. Este, instaba a poner: “en la puerta de entrada de todos los edificios públicos y privados, colegios, escuelas, casas de comercio, oficinas, talleres, etc., una caña o mata de maíz, como símbolo de la fiesta” y consideraba “a los infractores como desafectos a la raza antioqueña y a la fiesta que perpetúa su pujanza”.   22 La toma del espacio público durante la Fiesta estuvo casi completa con la instalación de los ranchos típicos en la Plaza Ruiz y Zapata. Aunque se sabe que se realizaron unos ranchos con

motivos folclóricos en los festejos de inauguración de la planta eléctrica de Sonsón en 1937,   23 aparecieron por primera vez en la programación oficial de la Fiesta del Maíz en 1941, cuando para todos ya era evidente que la idiosincrasia paisa debía festejarse también en plazas y calles. Desde sus primeras versiones se estableció que los ranchos fueran cuatro: Rancho Grande, que figuraba como el “restaurante oficial de la Fiesta” y en el que se vendían tamales, chorizos, chicharrón, mazorcas asadas; El Caney, un rancho oscuro donde se ponían a secar las hojas de tabaco y se vendía aguardiente y cerveza; el Trapiche Matagente, que cumplía la misma función de distribución de licor, pero que además contenía un trapiche del que se extraía guarapo que se vendía en totumas; y La Tolda de Arrieros, que con una estructura física diferente (un techo en lona) acogía a mulas y bueyes, pero además se convertía en el punto de llegada para que los visitantes descansaran en un decorado de enjalmas.   24 Es de resaltar que estos ranchos, que cumplían una función de aprovisionamiento de comida y de licor para locales y visitantes, y de divertimento como centros de acopio de música y bailes populares, fueron concebidos casi con lo que en la 23 Germán Isaza Gómez. “…Y… ¿Ahora qué? Crónica ligera sobre los festejos”. La Acción, 501. Sonsón, 13 de noviembre de 1937.

“Programa general”. La Acción, 814. Sonsón, 8 de julio de 1944; “Detalles de la Fiesta del Maíz en 1944”. La Acción, 821. Sonsón, 9 de septiembre de 1944. Entrevista con el maestro Pablo Jaramillo Jaramillo, 22 de mayo de 2015.

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“Decreto N. 33 de 25 de Julio de 1941”. La Acción, 683. Sonsón, 2 de agosto de 1941.

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o

actualidad se denomina un guion museográfico, incluyendo en su protocolo momentos para apertura y clausura oficial por parte de la Reina del Maíz o de dignatarios locales. Todos los objetos que hacían parte de la estructura inmobiliaria, mobiliaria, semoviente y hasta humana de estos sitios eran pensados deliberadamente como aquellos que caracterizaban la cultura paisa. Fueron inspirados en las casas campesinas, en las fondas de arrieros y en sitios tradicionales, de carácter rural, que servían para las fiestas. Por la fecha en la que fueron ideados y teniendo en cuenta que la Fiesta del Maíz se halla entre las primeras de Antioquia y las más antiguas de Colombia, es posible que los ranchos hayan inspirado las fondas que se construyen en fiestas más recientes para otras localidades. Cabe anotar, además, que la cultura material paisa puede seguirse precisamente en sitios similares en algunos pueblos de Antioquia y de departamentos influenciados por la colonización antioqueña (Quindío, Caldas y Risaralda), que con el título de fondas ofrecen al visitante la posibilidad de festejar en medio de un barullo de objetos que han sido parte de la historia de esta cultura y que se exhiben para su recordación.   25 Pero a la Fiesta del Maíz, en 1943, le faltaba un ingrediente más. Aunque en cinco años se habían ideado casi todos los números que figuraron como los más representativos de los primeros cincuenta años, fue solo hasta ese momento cuando el celo 25 Gabriel Gómez Villegas. “La Fiesta del Maíz de Sonsón”. La Acción, 727. Sonsón, 20 de junio de 1942.

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Por las calles de Sonsón va la Fiesta, recordándoles a todos cuál es su origen colonizador.

La Reina del Maíz hace un homenaje al fundador Joaquín Ruíz y Zapata.

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y el ingenio del artista Rómulo Carvajal lograron traducir en el “Desfile de los treinta peones y un patrón por jefe”, el poema Memoria sobre el cultivo del maíz, de Gregorio Gutiérrez González. Aunque todavía no se conoce evidencia que indique que dicho desfile fue producto de una necesidad de integración social esta vez de los campesinos y de las clases bajas de Sonsón, una sugerencia dirigida a la Junta organizadora por un particular, efectuada un año antes y que había sido publicada en La Acción, ofrece pistas sobre la exclusión en la Fiesta de esta parte de la población.   26 La sugerencia del autor es explícita en solicitar a la Junta organizadora tener en cuenta a los campesinos y que escuchara las propuestas de la Sociedad de Agricultores, que al parecer era la entidad representante sino de todos, al menos de algunos de los campesinos de la localidad. Quizá esto tuvo resonancia un año más tarde, cuando en medio de la presentación periodística del “Desfile de los treinta peones y un patrón por jefe”, la Sociedad de Mejoras Públicas declaró, como no lo había hecho antes, que la Fiesta del Maíz era un homenaje a esos campesinos.

26 H. Tobar H. “Sobre la futura Fiesta del Maíz”. La Acción, 747. Sonsón, 14 de noviembre de 1942.

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Nuestra fiesta no es más que el resultado de labor campestral y algo como a modo de estímulo para que el labriego de nuestros campos, tenga en ella una clara respuesta de lo que significa su trabajo, su faena agrícola, para que el brazo másculo se mantenga en alto cumpliendo un deseo de raza, encaminado hacia un dorado reino en donde tiene vida el soñado don de la esperanza. La fatiga del campo había de tener en nuestra Fiesta del Maíz, un galardón de triunfo; cada espiga y cada caña que se mecen con libertad en los claros del monte, tiénense con ellas un canto de victoria y un pregón de conquista. Por ello el noble campesino de las lomas, verá que su trabajo al par que se traduce en bienestar económico, halla un eco de encomio y un son de aplauso, para que, enaltecido de este modo, prosiga blandiendo su arma y plante su rancho de labranza, en demanda de roza. Con nuestra fiesta se enaltece la labor campestral, se glorifica el arma que va en pos de cosecha; se alienta una esperanza que  tiene vida de realidad.   27

En los años siguientes puede leerse en los programas de la Fiesta que el “Desfile de los treinta peones y un patrón por jefe” siguió siendo organizado normalmente por una comisión conformada por el artista Rómulo Carvajal y por la Sociedad de Agricultores de Sonsón. Ello conllevó la participación de auténticos campesinos, quienes, sin otros vestidos más que los propios y acompañados 27 Editorial. “Eficacia de un programa”. La Acción, 774. Sonsón, 26 de junio de 1943.

de sus herramientas cotidianas, eran los encargados de poner en escena, con la curaduría de Carvajal, el poema de Gutiérrez González. El desfile era precedido por un grupo de tipleros, que a juzgar por la cantidad que se anunciaba en los programas— nunca menos de cincuenta y en ocasiones hasta doscientos— debían ser campesinos o trabajadores que a falta de las tecnologías actuales eran los encargados de llevar la música a donde hiciera falta. No es de extrañar pues que el brillo de este desfile durante esta época haya tenido que ver con la capacidad de integrar a actores naturales (campesinos, músicos y trabajadores) en un desfile que exaltaba la labor que ellos ya desempeñaban y que servía para ilustrar la capacidad de conquistar tierras sembrándolas, tal y como lo demostró Gutiérrez González en aquel poema que se volvió la mejor apología a la colonización antioqueña. Los primeros años de la Fiesta del Maíz fueron su época más creativa, porque todo estaba por inventarse. Desde distintos ámbitos discursivos, con diferentes maneras e intenciones, y pasando por varias clases sociales, los sonsoneños se identificaron con esa maravillosa idea que fue honrar el maíz exaltándolo como alimento fundamental de su cultura y como el motor que posibilitó la movilización social y la conformación histórica del pueblo antioqueño. Si hubo exclusión social en medio de la realización de la Fiesta o si existieron conflictos internos y externos, derivados por ejemplo de la época de violencia por la que atravesa-

ba el país y que coincidió con la gestación de la Fiesta, no trascendieron ni la impactaron hasta su suspensión permanente. Por el contrario, lo que puede leerse hasta ahora, según las fuentes de información consultadas, es que una fiesta que se ideó en el vestíbulo del Teatro Municipal por hombres de alta alcurnia, logró irradiarse al resto del pueblo de Sonsón y convertirse en la Fiesta de todos, aunque para ello se hayan ingeniado escenarios diferentes: “juntos, pero no revueltos”, pero al fin y al cabo juntos. La invención de esta tradición por altas capas sociales, amparadas en figuras literarias, en fechas políticas remotas y en el maíz como cereal básico de la dieta de la población, no resultó inverosímil para el resto de Sonsón ni para buena parte de Antioquia. Fue en cambio tan bienvenida que, si bien podría analizarse la Fiesta según las distintas fiestas que la conforman, permanecería el carácter único que le otorgaba la identificación de todas las capas sociales con un pasado común que hundía las raíces en lo campesino.

3.1.2 Suspensión de la Fiesta del Maíz y comienzo de la Fiesta de la Familia Sonsonena Los años cuarenta y cincuenta fueron los de mayor consolidación de la Fiesta del Maíz. Se habían establecido con precisión y puntualidad los momentos de la celebración, que además de los enunciados hasta ahora incluía el de la llegada de

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El maíz se cocina durante la Fiesta y en las “Veladas lírico-criollas”.

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Tomando la chicha, ese vino del maíz que acompañó por muchos años la Fiesta.

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invitados especiales y de sonsoneños que venían de afuera —“Llegada de la caravana”—, y el de cierre y clausura de la Fiesta que transitó desde la “botada” hasta el “Entierro de la tusa”. Era tanta la acogida del festejo entre locales y foráneos que su proyección turística se contempló desde muy ligero, y por esa razón, desde 1949 la Fiesta se trasladó de fecha y comenzó a celebrarse en el puente festivo que coincidía con el día de la Asunción de la Virgen, señalado por la Iglesia católica para el 15 de agosto.   28 Este traslado hizo más difusa la relación entre la fecha de la Independencia de Antioquia (11 de agosto) y la Fiesta del Maíz. Sin embargo, servía para seguir honrando la memoria de Gregorio Gutiérrez González, quien finalmente fue un personaje clave en la construcción de los significados de la Fiesta por encima de la fecha de Independencia. A la construcción de la identidad de Sonsón como pueblo maicero representante de la historia colonizadora antioqueña se sumó, en 1956, la adopción de un escudo que recogía los principales íconos de la localidad. Este escudo no era el primero que tenía Sonsón, pero por iniciativa de algunos ciudadanos se estaba modificando en función de lo que ellos creían que realmente representaba a la población de ese entonces y que estaría muy relacionado con el maíz y con la Fiesta.

El primer escudo de Sonsón había sido adoptado aproximadamente en 1931, después de un concurso impulsado por la Sociedad de Mejoras Públicas y el Concejo Municipal. Se dividía en cuatro espacios que contenían la Catedral de Granito, el cerro El Capiro, la cascada del río de Sonsón y un árbol de café, bajo un emblema que rezaba “La lucha empieza mañana”.   29 El que se adoptó a partir de 1956, vigente todavía, recogía estos mismos íconos, pero en una composición paisajística que era sostenida por dos grandes mazorcas, bajo las cuales se leía “Civitas, Grata Amphora, Plena”. Con este nuevo escudo no se suprimió ninguno de los íconos anteriores, sin embargo, resultaba novedoso y muy diciente de la apropiación de la Fiesta del Maíz en la identidad local que el protagonismo se lo llevaran dos grandes mazorcas que aludían a la identidad maicera producto de la historia colonizadora y que se recordaba con la Fiesta del Maíz, y que a su vez no estaban asociadas al maíz como el producto agrícola más cultivado en Sonsón. La celebración ritual de la Fiesta siguió su orden y la apropiación se reforzó cada año —con elementos como el escudo— hasta que comenzaron los sucesos que marcaron el cierre de un ciclo para la Fiesta del Maíz. El primero fue el incendio del Palacio Municipal, a mediados de Botero Restrepo, Juan, Pbro. Sonsón en el siglo XX. Medellín, Difusión, 1979, p. 141; Tisnes Jiménez, Roberto M. Efemérides sonsonesas (1761-1971). Bogotá. Retina, 1975, p. 287. 29

28 [s. a.]. “Fiesta del Maíz”. La Acción, 1004. Sonsón, 2 de julio de 1949.

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1957; la comunidad se solidarizó y suspendió la Fiesta. Al año siguiente, esta continuó suspendida, porque al parecer el obispo de la Diócesis de Sonsón, Monseñor Uribe Urdaneta, le solicitó a la Sociedad de Mejoras Públicas no realizarla como acción de gracias porque el incendio no fue peor.   30 En la memoria colectiva debían estar los tres incendios que habían consumido a Manizales (1922, 1925 y 1926) —una ciudad con muchos descendientes sonsoneños— y que, dadas las proporciones, alcanzó a arrasar más de treinta manzanas en la segunda ocasión, y varios edificios, entre ellos la Catedral, en la tercera. Tras estos dos años de suspensión, los organizadores trataron de revivir la Fiesta con más fuerza. El año en que se inauguró El Convite, 1959, contemplaban en su programación otros eventos adicionales que resaltaban el carácter agrícola y maicero de los sonsoneños, y su vínculo inexcusable con el pasado campesino. En el Colegio la Presentación se haría una exposición “Industrial y de Flores y Frutas” y en el Colegio de Orientación Familiar, una de productos agrícolas y de maíz que sería exhibido de diferentes formas: según las etapas de crecimiento de la planta y según las posibilidades de elaboración de alimentos. Esta exposición estaría acompañada por “distinguidos agrónomos del Departamento” [s. a.]. “Apuntes sobre las Fiestas del Maíz”. Documento inédito presentado al concurso Literario de la XXXIV Fiesta del Maíz, para optar al premio “Benigno A. Gutiérrez”. Sonsón, Sociedad de Mejoras Públicas, 1985, p. 3.

que darían las explicaciones del caso. Adicional a ello, en la recién inaugurada Casa de Los Abuelos se harían recorridos para mostrar los objetos coleccionados que habían sido usados por los antepasados y que ahora se hallaban en desuso.   31 En este mismo sentido, el espíritu de la Fiesta era reanimado con concursos que premiaban distintos talentos: los de conjuntos de música popular que se presentaban en la Plaza Ruiz y Zapata, y en el que participaban las veredas de Río Verde, Los Medios, La Loma, El Roblal, Sirgua, Los Planes, Sirgüita, Alto de Sabana, El Salto, Guamal, Río Arriba, San José, Llanadas y otras. Así mismo, y aunque no se puede precisar todavía cuál fue la primera versión, el “Concurso Literario Fiesta del Maíz”, que premiaba cuentos y crónicas historiadas y que se otorgaba con la denominación Premio Benigno A. Gutiérrez; sobre este, se sabe por ejemplo que la gran vencedora en 1961 fue Josefina Henao Valencia “Lucía Javier”, quien recibió el premio por el cuento “Me largo” y una distinción honorífica por la crónica historiada “Fiesta del Maíz. Canto a la raza”. Finalmente un concurso de “Avisos típicos en los establecimientos públicos”, que otorgaba el Premio Gregorio Gutiérrez González. En 1961, el primer puesto se lo llevó el aviso típico denominado “La Mazamorra”, que distinguía el café del señor Jesús A. Cardona, situado en la calle 8.ª entre carreras 7.ª y 8.ª. El segundo premio fue

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31 [s. a.] “Programa general Fiesta del Maíz de Sonsón, Agosto 7, 8, 9 y 10 de 1959”. Sonsón, [s. e.], 1959.

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Las candidatas del Reinado del Maíz alegran las calles del pueblo. Con ellas, la Fiesta es generosidad y alegría.

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Con la Fiesta se celebra la bondad y la belleza de la mujer sonsoneña.

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para el aviso “La Chicha”, en la cantina de Néstor Aristizábal, situada entre el cruce de la calle 7.ª con carrera 9.ª; y el tercer puesto se lo llevó el aviso “El Maizal”, del café de Roberto Bustamante, situado en la calle 8.ª, entre carreras 7.ª y 8.ª.   32 Pero llegó el segundo suceso que inició en diciembre de 1961. Un sismo cuyo epicentro fue cerca de Anserma, municipio del vecino Departamento de Caldas, ubicado al Suroccidente de Sonsón, destruyó las torrecillas de la Catedral de Granito mientras se celebraba una misa, lo que dejó como víctimas 7 personas muertas y otras 13 heridas; acabó con cerca de 204 residencias urbanas y 26 campesinas; produjo averías en edificios públicos: la cárcel, el Matadero Municipal, el Liceo Departamental, la Escuela de Artes y Oficios, la Normal Superior de Señoritas, la Casa Cural, el Club Aventino; y dejó cerca de 1.000 personas damnificadas.   33 A pesar de esto, los organizadores de la Fiesta del Maíz programaron una realización “más modesta” para 1962,   34 pero el 30 de julio de ese mismo año el sismo se repitió —ese día, en tres ocasiones al menos— y dada la gravedad de la situación, la suspensión de la Fiesta fue inminente. 32 “Acta del jurado calificados del concurso literario: Fiesta del Maíz 1961”. La Acción, 1051. Sonsón, 9 de septiembre de 1951. 33 Botero Restrepo, Juan, Pbro. Sonsón en el siglo XX. Medellín, Difusión, 1979, p. 161.

“Programa general para las Fiestas del Maíz, 1962”. La Acción, 1074. Sonsón, 21 de julio de 1962.

Esta vez, las víctimas y los daños de infraestructura para el municipio y para particulares aumentaron de forma considerable: desplome del templo Jesús Nazareno; destrucción total de la Casa Cural, de las escuelas de Sucre y la Joaquín Antonio Uribe; de los edificios de Recaudación de Hacienda Nacional, Notaría Primera, Teatro Municipal, Matadero Público, Cárcel del Circuito, Escuela de Artes y Oficios, Palacio Municipal (que estaba en construcción), de 300 casas y de 10 almacenes ubicados en la Plaza Ruiz y Zapata. Además, la destrucción parcial del Cementerio y de 800 viviendas que obligaron a muchas familias a buscar refugios en edificios públicos. Fueron más de 7.000 personas quienes se hallaron entre los damnificados de este terremoto.   35 La consecuencia más grave, sin embargo, vino por cuenta de la destrucción de la parte posterior de la Catedral y del altar mayor, que sumados a los daños del sismo de 1961, condujo en los siguientes meses a tomar la decisión de demoler por completo el templo. Este hecho partió en dos la historia de Sonsón, pues significó la mutilación de uno de los principales símbolos del pueblo, el cual, a pesar de su desaparición, sigue teniéndose como tal. A raíz de los sismos de 1961 y 1962, los organizadores de la Fiesta del Maíz concibieron una variación de esta, a la que se llamó Fiesta de la Familia Sonsoneña. Antes del segundo sismo apareció

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35 Botero Restrepo, Juan, Pbro. Sonsón en el siglo XX. Medellín, Difusión, 1979, p. 164.

registrada esta idea en el periódico La Acción, con la que se invitó a los sonsoneños a celebrar la Fiesta del Maíz como “una fiesta en familia”, sin atraer “gente extraña” y turistas en momentos en los que la localidad era vulnerable debido a los daños causados por el primer sismo.   36 Pero debido al segundo sismo que dejó paralizada a la población, la idea se materializó a partir de 1963, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón decidió convocar en lugar de la Fiesta del Maíz la “Cita de la Familia Sonsoneña”; a pesar de la prudencia con la que se nombró para evitar connotaciones festivas en momentos tan difíciles, se le terminó dando el nombre de Fiesta.   37 El objetivo era reunir a los sonsoneños locales y foráneos en torno a actividades que sirvieran para trabajar por las necesidades más apremiantes de reconstrucción de la localidad; todo lo que se hiciera tenía por objetivo reunir fondos económicos y voluntades que aportaran a tal fin. La programación de 1963, que se concretó los días 19, 20 y 21 de julio, incluía entonces actividades culturales, cívicas y religiosas que promovieron el encuentro familiar en recintos cerrados y sobrios, o en espacios abiertos, pero controlados, muy lejos de bailes y desfiles populares. En El Convite se hicieron bailes típicos, pero dando un lugar central a muestras de danzas folclóricas de departamentos 36 [s. a.]. “Fiesta de la Familia Sonsoneña”. La Acción, 1074. Sonsón, 21 de julio de 1962.

Delio Botero G. “Reunión de la Familia Sonsoneña”. La Acción, 1099. Sonsón, 3 de agosto de 1963.

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distintos a Antioquia y a desfiles de modas antiguas y de trajes típicos. Los ranchos que se abrieron en la Plaza Ruiz —El Maizal y El Platanal— fueron dedicados casi que exclusivamente a la venta de comidas. Se incluía en la programación la bendición e inauguración de las fábricas de confecciones y de zapatos —proyectos para generar empleo que hicieron parte de la reconstrucción de Sonsón—, y la bendición y entrega de las casas del Barrio Corporación a beneficiarios de las entidades que promovieron la construcción de viviendas para damnificados del terremoto. También se programó un cabildo abierto en el Club Aventino, durante el cual serían “oídas las personas de la ciudad o fuera de ella que quieran exponer sus ideas o iniciativas, relacionadas con la reconstrucción”; una velada especial en la Casa de los Abuelos; la concentración en la Plaza de Ruiz que partía en romería al Santuario de Nuestra Señora de la Valvanera; una cabalgata típica y un desfile de carrozas típicas y de conjuntos musicales y de danzas.   38 Al año siguiente, esta misma Fiesta se realizó en fechas más cercanas a las habituadas para la Fiesta del Maíz: el 7, 8 y 9 de agosto. En la programación se contemplaron nuevamente los bailes típicos, la apertura de los ranchos, el concurso de carrozas, una mesa redonda para discutir asuntos referentes a la reconstrucción de Sonsón y la inauguración de la Alfarería de Sonsón, otro proyecto generador de empleo local. 38 [s. a.]. “Cita de la Familia Sonsoneña”. La Acción, 1097. Sonsón, 6 de julio de 1963.

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Es posible que con la Fiesta de la Familia Sonsoneña haya aparecido por primera vez (o al menos en sus primeras versiones) el “Desfile de carrozas” que continuaría en versiones posteriores de la Fiesta del Maíz y que, a la postre, dado el tipo de presentación, sería el antecedente más claro de lo que en la actualidad es el “Desfile de artes y oficios”. El de 1963, por ejemplo, se realizó como parte de un concurso patrocinado por la Sociedad de Mejoras Públicas y contó con la participación de las siguientes carrozas que representaban la idiosincrasia antioqueña a partir de puestas en escenas transportadas en vehículos: “Cuerpo de bomberos” (que abría el desfile), “Raza”, “Paisaje de tierra fría”, “Gariteras”, “El trapiche”, “Chapoleras”, “Fonda antioqueña”, “Cocina campesina”, “Serenata en el campo”, “Artesanía” y “Balcón de Sonsón en 1900”. Las ganadoras de ese año fueron “Raza” y “Balcón de Sonsón en 1900”, elogiadas en la prensa con descripciones hechas por la poetisa sonsoneña Lucía Javier (Josefina Henao Valencia).   39 El balance de la Fiesta de la Familia Sonsoneña fue positivo. Esta cumplía a cabalidad sus objetivos, y aunque no era la Fiesta del Maíz, recogía elementos fundamentales que le daban continuidad; a saber: el carácter cívico de la celebración, que unía distintas voluntades en torno a propósitos que impactaban el bienestar común, y la exaltación de la cultura paisa de arraigo tradicional campesino. De

igual forma, y como puede verse en los programas, para la Fiesta de la Familia Sonsoneña fueron adoptados distintos eventos de la Fiesta del Maíz que ayudaron a mantener activo el carácter ritual de su celebración, sostenido anualmente por más de veinte años. Llama la atención en particular la inclusión del concurso de trajes típicos, cuyos parámetros ya contenían variaciones a las contemplados veinte años antes (por ejemplo, la falda campesina ya no era estampada en flores, sino negra y con cintas de colores), y la elección de la “Reina de la Familia Sonsoneña” en torneos que se hacían en medio del baile típico: en 1963 la ganadora fue Luz Gutiérrez González y en 1964, María Cecilia Rodríguez Gutiérrez.   40 Por resignación frente a las circunstancias, los sonsoneños se conformaron por un tiempo con una fiesta similar a la del Maíz y le sacaron el provecho que el momento ameritaba, según los ánimos entristecidos por una Catedral que veían desaparecer. Con gracia asimilaban esta otra fiesta y publicaban propagandas que justificaban su realización, sin enunciar siquiera el dolor que producía ver el pueblo otrora erguido, a medias.   41

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[s. a.]. “Ecos de la Fiesta de la Cordialidad organizada por la S.M.P. en El Convite, el pasado 7 de Agosto”. La Acción, 1151. Sonsón, 18 de septiembre de 1965.

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[s. a.]. “En torno al concurso del traje típico”. La Acción, 1122. Sonsón, 25 de julio de 1964; [s. a.]. “Reina de la Familia Sonsoneña”. La Acción, 1124. Sonsón, 22 de agosto de 1964. 40

Germán Montoya Arias. “La Reunión de la Familia Sonsoneña y la Fiesta del Maíz”. La Acción, 1101. Sonsón, 31 de agosto de 1963.

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[s. a.]. “Desfile de Carrozas”. La Acción, 1099. Sonsón, 3 de agosto de 1963. 39

Pero dada la situación coyuntural por la que atravesaba Sonsón, el impulso de cambiar una fiesta por otra no duró tanto. En 1965 se realizó la Fiesta de la Cordialidad, motivada por la colocación de la primera piedra de la nueva Catedral y articulada, en cuanto a organización, con las ceremonias llevadas a cabo por las autoridades eclesiásticas. Esta produjo una nueva interrupción en las celebraciones festivas anuales, porque la fiesta de ese año se asemejó más a los rituales de Semana Santa, llenos de procesiones y romerías, o de cenas y banquetes que buscaban recoger fondos para el nuevo templo.   42 Seguía siendo, sin embargo, aglutinadora de por lo menos las altas capas sociales, quienes unidas al clero procuraban sostener los valores cívicos que promulgaban en las actividades de las que eran pioneros, comenzando por la Fiesta del Maíz. Y en 1966, la Sociedad de Mejoras Públicas se abstuvo de realizarla por los riesgos que constituía el mal funcionamiento de la planta eléctrica que surtía a Sonsón y que podría dejar a oscuras al pueblo en medio de la fiesta.   43 Sería en el siguiente año entonces cuando se vería por fin renacer la Fiesta del Maíz.

[s. a.]. “Sí habrá Fiesta del Maíz”. La Acción, 1169. Sonsón, 23 de julio de 1966.

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3.1.3 Resembrar y volver a cosechar

Tras cinco años de interrupción, la Fiesta del Maíz regresó en 1967. Resurgió, sin embargo, a otro ritmo, al que le dieron los recientes acontecimientos que habían obligado a reconstruir física y espiritualmente la localidad. Desde este año y hasta 1988, la Fiesta se celebró cada dos años, pero el año en que no se celebraba se recogió el aprendizaje de los años interrumpidos y se realizó la Fiesta de la Familia Sonsoneña, a la que también nombraron la “fiesta de la traviesa” o “fiesta del retorno”. Tal como ocurría con la del Maíz, esta última Fiesta tenía la intención de reunir a los sonsoneños en torno a actividades culturales y festivas; pero así como sucedió cuando se ingenió por primera vez en 1963, tenía el propósito de ser una actividad que permitiera convocar el civismo de los sonsoneños en torno al mejoramiento de la localidad. Por esa razón, su programación incluía como uno de los actos centrales una “Mesa redonda” o “Foro cívico” en el que se reunían líderes locales y quienes estuvieran interesados en discutir acerca del futuro de Sonsón.   44 Algunas veces la agenda temática o las conclusiones y actas de la discusión se publicaron en el periódico La Acción; allí se evidencia que los temas iban desde asuntos políticos (funcionamiento del Concejo; cumplimiento de acuerdos y decretos) hasta obras de carácter público que se pensaran realizar 44 [s. a.]. “Fiesta del Retorno”. La Acción, 1314. Sonsón, 5 de agosto de 1972. Los programas de las fiestas posteriores también incluyen el evento.

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La diosa Ceres es un símbolo de fecundidad, de reverdecimiento del maíz para que dé sus frutos.

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Llegan las carrozas cargadas de flores y de alegría. La Fiesta apenas comienza.

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con el dinero producido por la Fiesta del Maíz. En ese sentido, puede decirse que la de la Familia Sonsoneña era una fiesta preparatoria de aquella. En la Fiesta de la Familia Sonsoneña de esta época no se realizaban desfiles centrales o reinados. En cambio, sí se seguían realizando bailes y ranchos típicos, cabalgatas, almuerzos de compadres y comadres, romerías y misas, y eventos culturales en los que por cuenta de representaciones teatrales y otros números artísticos se exaltaba la idiosincrasia antioqueña campesina —la de la colonización antioqueña—, aportando con ello en la construcción de la identidad “paisa”. No obstante, la reina escogida en la Fiesta del Maíz del año anterior era central en esta otra Fiesta, pues presidía todos los actos; así le daba continuidad, con su figuración, a la Fiesta del Maíz y a sus objetivos cívicos, pues ella representaba la capacidad de trabajo colectivo por un bien común. Desde años anteriores, pero especialmente en esta tercera etapa de la Fiesta del Maíz y con un rol muy importante para la Fiesta de la Familia Sonsoneña, se consolidaron como actores centrales las colonias de Sonsón establecidas en Medellín y en Bogotá. Aunque ocasionalmente algunas venían de otros sitios de Colombia o estaban al tanto de lo que sucedía desde lugares tan lejanos como Nueva York, fueron las colonias de esas dos ciudades las que ayudaron a darle el nuevo impulso a la Fiesta del Maíz que renacía y a la Fiesta de la Familia Sonsoneña que iniciaba un ciclo regular de celebración.

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Tal y como se indicó en los estatutos de conformación de la colonia de Bogotá, el objeto de las colonias era “mantener en lo posible la unidad de los sonsoneños y de las personas vinculadas a Sonsón, [o que quisieran vincularse] con el fin de trabajar armónicamente por el engrandecimiento espiritual, moral y material de Sonsón, de sus gentes y de sus moradores”; también, el de trabajar en los mismos fines por los miembros de la colonia.   45 Dicho trabajo se materializaba con su presencia en actos cívicos y festivos durante las fiestas, pero, sobre todo, en la postulación periódica de candidatas que representaran a la colonia en la elección de la Reina del Maíz, sumado al trabajo mancomunado que hacían con ellas para recoger la mayor cantidad de dinero, pues el reinado lo ganaba (todavía es así) quien llevara más recursos económicos a la localidad. Era tan importante el papel que jugaban las colonias durante las dos fiestas que, como acto inaugural de estas, se institucionalizaron momentos de recibimiento, como el de “la llegada de la caravana” de vehículos, o de almuerzos y bailes en su honor; así mismo, se las consultaba respecto a la inversión de recursos provenientes de las fiestas, la incorporación de actividades o incluso sobre el manejo político que hacían los dirigentes de Sonsón. Para la Fiesta del Maíz que renació en 1967 siguieron programándose por algunos años eventos 45 [s. a.]. “Estatutos de la Colonia de Sonsón en Bogotá”. La Acción, 1621. Sonsón, 2 de agosto de 1986.

que en la década de los noventa desaparecerían, pero que habían sido estructurales de la Fiesta, por ejemplo, la “Velada lírico-criolla” y el baile típico. Otros eventos nunca desaparecieron, y si se suspendieron en algún momento, rápidamente regresaron, pues devinieron en los actos imprescindibles de la Fiesta y continúan hasta ahora: el “Desfile de los treinta peones y un patrón por jefe”, “Entrada de la Familia Castañeda”, “Reinado del Maíz” y “Entierro de la tusa”. Pero en esta otra veintena de años de la Fiesta se consolidaron algunas actividades que apenas estaban surgiendo cuando las fiestas fueron interrumpidas por los dos sismos, o que se presentaron como actos de la Fiesta de la Familia Sonsoneña, pero luego se adaptaron a la Fiesta del Maíz, estos son: las exposiciones agrícolas, artesanales y artísticas, los concursos literarios y el desfile de carrozas; este último llegó a contar para este periodo con la participación de instituciones educativas, gremios de trabajadores y hasta con la de municipios cercanos. Desde 1967 se programaron periódicamente exposiciones agrícolas, artesanales, de manualidades y artísticas que parecen ser el antecedente remoto de lo que en la actualidad es la Feria Agroambiental. Aunque en aquel año la exposición incluyó la exhibición de proyectos de obras del gobierno y de la Diócesis de Sonsón en el recinto del Concejo Municipal, la promoción de las exposiciones se centró en lo que para aquel momento resultaba novedoso: las artesanías campesinas,

las manualidades y los arreglos y matas.   46 A estas exposiciones, que debieron ser una verdadera vitrina de la cultura material sonsoneña del momento, se sumó en 1969 una exposición de productos agrícolas regionales en la Casa Gutiérrez González, puesta en marcha en colaboración con entidades públicas y privadas de carácter agrícola: Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA), la Caja de Crédito Agrario y la Federación de Cafeteros.   47 Quince años después esta exposición ya había evolucionado hasta convertirse en un concurso dirigido a los agricultores y campesinos de la localidad, quienes llevaban productos de sus parcelas en cantidades y tipos fijados por los organizadores, y veían cómo estos se remataban; según los precios alcanzados, participaban por premios que se entregaban quince días después de la Fiesta.   48 Cabe decir que además de este espacio de exposición, los campesinos adquirieron otros que los pusieron en un plano protagónico durante algunos años. Uno de los días de la Fiesta fue declarado como “Día del Labriego” o “Día del Campesino”. En este se realizaban desfiles de conjuntos regionales, danzas, desfiles de juntas 46 [s. a.]. “Cuatro exposiciones se harán en la XXV Fiesta del Maíz”. La Acción, 1192. Sonsón, 1 de julio de 1967. 47 “Programa general Fiesta del Maíz de Sonsón, Agosto 15, 16, 17 y 18 de 1969”. Sonsón, [s. e.], 1969. 48 [s. a.]. “XXXIV Fiesta del Maíz de Sonsón. Agosto 17, 18 y 19 de 1985. Exposición agrícola. Reglamento”. La Acción. Sonsón, 25 de mayo de 1985.

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La Reina del Maíz acompañada por otras candidatas. Todas trabajaron por su pueblo. La diosa Ceres llevando su fecundidad por todo el pueblo. El maíz llena las calles de Sonsón.

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veredales y marchas de campesinos, y se otorgaba el Premio Gregorio Gutiérrez González al mejor campesino. Estas actividades estaban acompañadas por las entidades agrícolas regionales enunciadas y por el Seminario Campesino.   49 Las exhibiciones artísticas también fueron parte sustancial de la Fiesta por estos años. Desde un poco antes de la muerte de Rómulo Carvajal, en 1974, se inauguró una sala de exposiciones en la Casa de la Cultura que hasta ahora lleva su nombre, y que ingresaba en la programación de la Fiesta como parte de los sitios turísticos por visitar. En esos recorridos también se hallaba la Casa de los Abuelos, el Museo de Arte Religioso y el mural elaborado por el ceramista Pablo Jaramillo en el Palacio Municipal; sitios que siguen vigentes y que sobresalen por el sentido de pertenencia y valoración patrimonial que los sonsoneños les dieron desde muy temprano. Las programaciones turísticas y artísticas de la Fiesta también llegaron a incluir en ocasiones exposiciones de pintura de artistas locales o de grupos de estudiantes que se estaban formando con alguno.   50 49 [s. a.]. “La XXVI Fiesta del Maíz en marcha. Faltan escasos ocho días”. La Acción. Sonsón, 1245, 9 de agosto de 1969.

[s. a.]. “Alumnas de Amanda Villegas Escobar. Oleos. Casa San Rafael, Sonsón. XXXII Fiesta del Maíz. Agosto 7, 8, 9 - 1981”. [s. e.] Programa de mano de exposición de pintura; [s. a.]. “XXXII Fiesta del Maíz. Amanda Villegas Escobar. Flora Sonsoneña. Casa de la Cultura Roberto Jaramillo Arango. Sonsón. Agosto 7 al 9 - 1981”. [s. e.] Programa de mano de exposición de pintura. 50

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El sentido cultural de la Fiesta del Maíz era reforzado con la realización de concursos literarios que se convocaban con meses de anticipación. En los primeros años de la Fiesta, el concurso había consistido en la presentación de piezas dramatúrgicas costumbristas y la obra ganadora era representada por un grupo de teatro como acto central de la “Velada lírico-criolla”. De igual forma, años antes de los sismos que suspendieron la Fiesta, el concurso incluyó la elaboración de cuentos, ensayos y crónicas que resaltaran la idiosincrasia antioqueña o que recuperaran episodios históricos de Sonsón. Para esta época, durante la “Velada lírico-criolla” seguían representándose piezas teatrales de Luis Benítez Giraldo, por el grupo de teatro Ruiz y Zapata, dirigido entonces por Miryam Correa Palacio, una bibliotecaria que es recordada como una líder cultural incansable y sobresaliente. Pero el concurso literario cambiaba de enfoque dependiendo de las intenciones de los organizadores, de allí que en los años setenta y ochenta se abriera en modalidades de cuento, ensayo histórico, obra musical, estudio estadístico, monografía, fotografía, coplas, dichos y refranes sonsoneños, léxico regional y hasta elaboraciones de herbarios. Aunque estos concursos se realizaron con frecuencia, cada vez iban dirigidos a distintos tipos de público y eran convocados con el apoyo de entidades locales o departamentales, lo cual dificulta establecer la continuidad y la cronología de los ganadores. Sin embargo, debe destacarse

que fueron parte indiscutible de la necesidad que tuvieron los sonsoneños de dejar un legado cultural de referentes identitarios sostenido por la producción escrita. Por esa razón, los nombres de los premios fueron tomados de personajes ejemplares (algunos sonsoneños) en distintos campos del conocimiento: Benigno A. Gutiérrez en premios de cuento, ensayo, comedia típica y fotografía; Emiliano Jaramillo en composición de obras musicales; Joaquín Antonio Uribe en premios botánicos; Juan Pablo Restrepo en monografías; Victoriana Estrada en estudios estadísticos; el premio Cacique Maitama para estudios sobre la Fundación de Sonsón; y los premios Alfredo Correa Henao y Marco A. Jaramillo también para la modalidad de cuento; los segundos lugares fueron reconocidos con la entrega de la Mazorca de Oro.   51 51 [s. a.]. “Concurso Literario y Artístico ‘Fiesta del Maíz 1967’”. La Acción. Sonsón, 1186, 22 de abril de 1967; [s. a.] “Concurso Literario y Artístico ‘Fiesta del Maíz 1969’”. La Acción. Sonsón, 1239, 17 de mayo de 1969; [s. a.]. “Bases para el Concurso Literario Fiesta del Maíz 1971”. La Acción. Sonsón, 1279, 6 de febrero de 1971; Miryam Correa P. et al. “Bases para el Concurso Literario Fiesta del Maíz 1973”. La Acción. Sonsón, 1327, 17 de marzo de 1973; Junta Central del Maíz. “Concurso Secretaría de Educación Deptal. para la Fiesta del Maíz 1973”. La Acción. Sonsón, 1334, 23 de junio de 1973; Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón, Junta Central del Maíz. “Concurso Fiesta del Maíz 1975”. La Acción. Sonsón, 1380, 28 de junio de 1975; [s. a.]. “Concurso Literario Fiesta del Maíz 1979 a nivel estudiantil y local”. La Acción. Sonsón, 1464, 21 de abril de 1979; Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón. “Bases para el concurso de fotografía, Fiesta del Maíz 1981” y “Bases para el concurso literario Fiesta del Maíz 1981”. La Acción. Sonsón, 1504, 11 de abril de 1981.

Además de estos eventos, a la Fiesta del Maíz de esta etapa se sumaron actores que nutrieron el panorama artístico y cultural de la celebración. Uno de ellos fue el grupo de danzas El Maizal, nacido en el Liceo Braulio Mejía con un grupo denominado Comparsa del Liceo, y que luego, bajo el amparo de la Casa de la Cultura Roberto Jaramillo Arango y la dirección de Humberto Henao Restrepo, adoptaría ese nombre como homenaje a la obra de Gregorio Gutiérrez González y a las fiestas tradicionales de Sonsón. La conformación del grupo a inicios de los años setenta estuvo motivada por concursos de danzas folclóricas organizadas por distintas entidades, que les permitió mostrar su talento tanto en el Valle de Aburrá como en ciudades de Colombia hasta las que llegaron y se destacaron entre los mejores grupos. En sus inicios estaba integrado por 23 artistas (6 músicos y 17 bailarinas), de los cuales 14 eran hombres y 9 mujeres, con edad promedio de 22 años, dedicados a oficios distintos a la danza, pero según Henao Restrepo “afectados todos por el mal incurable de la música; ese virus que llega hasta el alma, invade los sentidos y no se cura nunca”.   52 Gracias a los triunfos y reconocimientos que obtuvieron en presentaciones por fuera de Sonsón, se ganaron un lugar dentro de la Fiesta del Maíz. Sus presentaciones fueron —aún lo son— parte de la programación cultural de la 52 Mariester. “‘El Maizal’ un homenaje a Gutiérrez González”. Crónica tomada de El Colombiano. La Acción. Sonsón, 1321, 4 de noviembre de 1972.

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Niños en carroza de la Fiesta. Jugando se transmite el patrimonio. Amparito nos alegra desde chicos. La Fiesta es alegría cuando ella llega.

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Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz

Fiesta y desde entonces se les tiene como depositarios de la salvaguardia de danzas, vestuarios y música que se consideran típicas de las regiones de influencia antioqueña caracterizadas como paisas. Otros actores que reivindicaron su relevancia dentro de la Fiesta en estos años fueron el coronador y el alcalde honorario. Los dos personajes eran escogidos por su liderazgo político, cultural o económico en los ámbitos local o regional, y eran proyectados durante la Fiesta como ejemplos por seguir y guardianes de las tradiciones antioqueñas. El coronador era una figura que existía desde la primera versión del Reinado del Maíz en 1940, cuando en un discurso improvisado por Fernando Uribe Uribe este coronó a Belén Botero de Botero Isaza;   53 de allí en adelante se invitaron a personas distinguidas que cumplieran este mismo rol, pero ahora con todo un protocolo preparado en el cual el discurso pronunciado por aquellas era un momento central de la Fiesta del Maíz. En los años ochenta, por ejemplo, el líder empresarial antioqueño Nicanor Restrepo Santamaría, y los poetas y periodistas Jorge Robledo Ortiz y Rodrigo Correa Palacio ocuparon este lugar. El alcalde honorario, en cambio, sí parece ser un personaje surgido en la fase “post-sísmica” de Sonsón y se ratificó en estos años como el líder 53 Corresponsal. “La Defensa”. “La Fiesta del Maíz en Sonsón”. La Acción, 635. Sonsón, 17 de agosto de 1940.

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encargado del municipio durante los días de celebración. Hasta ahora se sabe que el primer alcalde honorario fue escogido durante la celebración de la Fiesta de la Familia Sonsoneña de 1963 como un acto de agradecimiento hacia Antonio Álvarez Restrepo, quien se destacó por su trabajo voluntario y decidido en la reconstrucción de Sonsón;   54 para la Fiesta del Maíz se cuenta entre los primeros a Alonso Botero Isaza, elegido en 1969 por la junta organizadora que hizo ratificar su elección por medio de un decreto de la Gobernación.   55 Este trámite oficial se realiza todavía, de modo que garantice la elección de un mandatario digno para ocupar el cargo. En la etapa que va hasta 1988 también se escogieron alcaldesas honorarias, mujeres que se habían destacado por su capacidad de gestión cultural en la Fiesta del Maíz y en Sonsón: Elena Botero de Sánchez (1971), Celia Ramos Toro (1975) y Josefina Henao Valencia (Lucía Javier) (1983). En la posesión de este cargo, el alcalde o alcaldesa leía un “bando” con las principales disposiciones que se debían tener en cuenta durante su mandato, las cuales tenían que ver, en muchas ocasiones, con el orden y compostura que se esperaba de la población durante las festividades.   56 54 [s. a.]. “Qué lujoso alcalde tuvimos”. La Acción, 1099. Sonsón, 3 de agosto de 1963. 55 [s. a.]. “Crónica de la Fiesta del Maíz 1969”. La Acción, 1246. Sonsón, 30 de agosto de 1969. 56 Josefina Henao Valencia. “Primer bando de la Alcaldesa Honoraria de la XXXIII Fiesta del Maíz, promulgado desde el balcón de la Casa de Gobierno”. La Acción, 1557. Sonsón, 27 de agosto de 1983.

La tercera etapa de la historia de la Fiesta concluyó en 1988, cuando se celebraron las bodas de oro contando desde su inicio, con la realización de la Fiesta del Maíz en su versión XXXVI. En la programación de esta se recogieron casi todos los elementos que surgieron a lo largo de cincuenta años y que para entonces constituían uno de sus guiones más completos: el sábado 13 de agosto, “Día del regreso”, tuvo lugar la izada del pabellón y lectura del Decreto de 1938 que dio origen a la Fiesta, la apertura de los ranchos, la caravana real, la “Entrada de la Familia Castañeda”, la recepción de bienvenida en Casa de la Cultura y el “Baile de El Regreso”, en El Convite, animado con la Orquesta de Lucho Bermúdez. El domingo 14, o “Día para celebrar la Dinastía del Maíz”, no se escogió una reina, sino que se convocaron a todas las reinas del maíz, quienes en conjunto acompañaron las distintas actividades: apertura de exposición lechera, “Desfile de treinta peones”, romería y eucaristía, retreta, almuerzo para compadres y comadres, desfile y concurso de carrozas, cabalgata, presentación de la Orquesta de Lucho Bermúdez en la plaza principal y “Baile real” en El Convite. El lunes 15 de agosto, o “Día de la Familia Sonsoneña” y “Entierro de la tusa”, se realizó la reapertura de exposiciones, el concurso de traje típico infantil “Futuro de la raza”, la visita a sitios turísticos (Casa de la Cultura; Casa de Gobierno), el paseo en “escalera” por Sonsón y el “Baile tradicional de la Familia Sonsoneña” y “Entierro de la tusa”, en El Convite.   57 57 Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón. Fiesta del Maíz. Sonsón 1938-1988. Agosto 13, 14 y 15. Sonsón. [s. e.]. 1988. Folleto.

En la memoria colectiva quedó como un festejo digno de admiración y de recordación, gracias al empeño de sus organizadores y participantes, que desplegaron toda su energía para que fuera un éxito. Cabe mencionar, por ejemplo, que la carroza ganadora del desfile de ese año llevaba una enorme arepa de maíz como ícono central y una parrilla también enorme, en la que se iban asando arepas que se obsequiaban a los observadores. Durante los años que transcurrieron de 1967 a 1988 los significados de la Fiesta del Maíz se afianzaron para la población sonsoneña gracias a la continuidad de su programación en manos de organizadores que venían de tiempo atrás, quienes, a pesar de las interrupciones, supieron retomarla cuando hizo falta. Ellos fueron “la escuela” de una generación que estuvo desde mediados de los años setenta como responsables de su realización y que encontró en la Sociedad de Mejoras Públicas el espacio apropiado para su gestión. Ya no cabía duda de que la Fiesta era patrimonio inmaterial de los sonsoneños y que de su realización dependía la actualización identitaria de las nuevas generaciones locales que llevaban su accionar a ámbitos regionales y nacionales. Sobre la Fiesta y sus significados se escribieron muchas páginas, pero en el siguiente fragmento se puede leer hasta dónde se extendió su significado para aquel entonces:

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Recorrido histórico por la Fiesta del Maíz Podemos por tanto afirmar que la fiesta de la raza, sea del Maíz o de la familia sonsoneña, es una verdadera institución cultural, folclórica, social, económica, histórica, en fin… es algo tan nuestro, que damos por sentada su permanencia; la consideramos como un patrimonio real. Un patrimonio que engendra nuevos patrimonios que basan su existencia en la existencia del primero y sin el cual, desaparecerían irremisiblemente. Muchas cosas posee la ciudad; algunas son dones naturales de los cuales nos ufanamos sin preocuparnos seriamente de ellos; están allí y siempre estarán. Otros bienes que encienden nuestro orgullo son herencia de generaciones anteriores los cuales con un sencillo mantenimiento se conservan incólumes. Los más, lo constituyen sus gentes que a pesar de su desaparición siguen y seguirán figurando como timbres de gloria que orlan los blasones de la ciudad. Quedan nuestras fiestas; riqueza indiscutible, galardón inapreciable, que exige año tras año un continuo empezar, un renoval la labor y un construir de nuevo aquel castillo de arena que se desplomará en tres días pero dejará expuestas las riquezas humanas y materiales que sostendrán una obra benemérita.   58

58 Rafael Iván Toro Gutiérrez. “Más que una Fiesta… Un compromiso”. La Acción, 1622. Sonsón, 16 de agosto de 1986.

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3.2 Rozas y quemas, 1989-2003 Recordadas con tristeza y algunas veces silenciadas en la memoria, las fiestas de este periodo pagaron las consecuencias de los conflictos políticos locales, regionales y nacionales que marcaron al país en medio del recrudecimiento de la violencia, derivada del choque de distintos grupos armados. Múltiples eventos confluyeron: la elección popular de alcaldes adoptada en 1986 y puesta en práctica desde 1988; la incursión de frentes guerrilleros al territorio sonsoneño y su confrontación bélica con grupos paramilitares en cualquier sitio rural o del casco urbano; el crecimiento del narcotráfico y con él de rutas protegidas por grupos armados; la corrupción política local, producto de intereses particulares o de grupos familiares; y la recuperación de la seguridad y de la tranquilidad perdidas a través de mecanismos estatales que a veces no respetaron los límites de su accionar legítimo. Durante esta época, la Fiesta no tuvo la certeza de la regularidad en su calendario, debido precisamente a lo impredecible de su realización, según el contexto tenso que se vivía. De todas formas, los años en que no se hizo, seguían siendo dedicados a la celebración de la Fiesta de la Familia Sonsoneña, en la medida de los alcances y posibilidades de los organizadores y asistentes. En total, tuvieron lugar ocho Fiestas del Maíz, que la llevaron de la versión 37 a la 44: 1990, 1992, 1994, 1995, 1997, 1998, 2000 y 2002.

La serie de transformaciones que condujeron a la celebración de unas fiestas con un carácter “tradicional” muy disminuido, entendiendo con ello la falta de continuidad de “maneras de hacer” consolidadas en las versiones anteriores, estuvieron relacionadas en principio con la decisión de quitarle a la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón la organización de la Fiesta del Maíz, para autoadjudicársela a las nuevas administraciones municipales conformadas por los primeros alcaldes elegidos popularmente, con el argumento de que con ello le “entregaban la Fiesta al pueblo”. A esto se sumó el despojo de beneficios, responsabilidades y acuerdos establecidos entre el Municipio y la Sociedad de Mejoras Públicas, que llevó a que esta perdiera su sitio de funcionamiento en el edifico municipal y, al mismo tiempo, el lugar social “sacro” construido por décadas, que la hacía ver responsable de muchos aspectos del progreso material e inmaterial de Sonsón. La forma como se tomó dicha decisión, inconsulta y arbitraria para con quienes tenían la experiencia como organizadores de la Fiesta, pero legítima para quienes sentían que le entregaban al pueblo lo que le pertenecía, rompió las buenas relaciones entre las dos entidades e impidió un empalme de funciones que permitiera cambiar a los líderes sin afectar la Fiesta. Todo ello vino acompañado de una división virtual en la población, partidaria por un lado del ala conservadora y de quienes defendían “la tradición”, o por el otro, de quienes apoyaban las transformaciones de una Fiesta que

pretendía ser más incluyente. Esta situación reflejaba al mismo tiempo el recrudecimiento de la división política local. Lo que había en el trasfondo de este traslado de líderes organizadores de la Fiesta era directamente proporcional a la transferencia del poder local del momento. Se terminaba la época en que la élite de Sonsón incidía en las decisiones locales desde la Sociedad de Mejoras Públicas, y llegaba un tiempo en que el poder sería ejercido desde las administraciones municipales y otros cargos elegidos popularmente, consolidando con esto una nueva élite. Amparada en la elección popular, la élite emergente sostuvo la necesidad de sacar la Fiesta de los recintos cerrados, de desprivatizar algunos de sus eventos —sobre todo el baile típico de El Convite— y de suprimir cualquier actividad que coadyuvara a escenificar el poder local o que le sirviera de pasarela a quienes detentaban el poder antes de 1988. Las nuevas élites promovieron entonces bailes populares en las plazas al alcance de todos, y acotaron desde el tablado y las calles, discursos y gestos que les permitieron catapultarse como el nuevo poder local. En el mediano plazo, quienes estaban interesados en figurar en la escena pública como líderes locales se adaptaron a estas dinámicas de elección popular y a este tipo de festejos; no importaba si se era un miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas o hijo de algún notable que hizo parte de esta, pues de allí en adelante la

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Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón, como la de muchos sitios de Colombia, no recuperaría el lugar social que tenía y se convertiría más bien en un círculo nostálgico de otra época con algunas funciones cívicas, que obligaba a sus propios miembros a buscar otras salidas políticas o de participación cívica-social. En medio de señalamientos por parte y parte, unos calificados como “godos” y “elitistas” y los otros como “recién aparecidos” y “populistas”, se realizaron las fiestas en 1990 y 1992. Aunque las fuentes consultadas hasta ahora no permiten tener un panorama completo de la situación que ayude a evidenciar las transformaciones del festejo, señalamientos conservadores en la prensa dejan ver algunas situaciones que marcaron diferencias y que suscitaron fracturas respecto a las versiones precedentes. Por ejemplo, en 1990, la última Reina del Maíz, elegida en 1987, no quiso entregar su corona, argumentando que no había recibido la invitación de la Junta organizadora para participar en este acto; y las coronadoras convocadas, la ex Miss Universo Luz Marina Zuluaga y la ex Reina Nacional María Teresa Gómez F., rechazaron la invitación por no provenir de la Sociedad de Mejoras Públicas. Al final, la reina fue coronada en un acto presidido por un exalcalde, pariente de la alcaldesa vigente, sin pronunciar el tradicional discurso de coronación y sin otorgar las condecoraciones que acompañaban este acto. En 1992 se ensayó otra forma de elección de la reina —“elección por simpatía”— que

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rompía con la competencia de mayor recaudo de recursos económicos instalada desde la primera elección de una Reina del Maíz.   59 Sin desconocer los aspectos positivos que hayan podido surgir de esta otra Fiesta del Maíz, ni obviar las condiciones inmateriales cambiantes que tornan diferentes las expresiones culturales a lo largo del tiempo, y entendiendo que todavía falta consultar otras fuentes de información, puede sugerirse que este par de años abrieron el camino a unas fiestas más parecidas a las actuales, en las que la “rumba” y la “parranda”, promovidas desde los mismos organizadores de la Fiesta, ocuparían el primer renglón de la programación. El acto simbólico con el que se puede entender esta nueva época es el de quitarse el traje típico, esa contraseña cultural que vestía la Fiesta en función de la recordación del pasado colonizador y maicero, y que era el requisito para “ingresar” a la Fiesta; con este despojo se daba paso ahora a nuevos códigos culturales y a la valoración de situaciones históricas más recientes, pero no por ello menos válidas.   60 Las administraciones municipales posteriores que iniciaron su ciclo en 1994 trataron de conciliar y de limar asperezas del pasado reciente, organizando Fiestas del Maíz colegiadas entre servidores 59 [s. a.]. “Fiesta del Maíz. Hubo gente hasta de un ojo”. El Portón. Sonsón, 31 de agosto de 1990; Carlos Arturo Ramírez. “Mucha espera y poco deleite”. El Portón. Sonsón, 31 de agosto de 1992.

[s. a.]. “Fiesta del Maíz. Hubo gente hasta de un ojo”. El Portón. Sonsón, 31 de agosto de 1990. 60

públicos y la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón, a las que se sumaron en ocasiones otras entidades del municipio y del departamento. De allí en adelante, se recurrió a una programación que contenía como actos centrales el encuentro de la caravana, tres desfiles (“Familia Castañeda”, “Treinta peones…” y “Carrozas”), un reinado, la apertura de los ranchos, una muestra agroambiental, cabalgatas, visitas a museos y exposiciones, y baile de clausura o “Entierro de la tusa”; y como componente permanente, ocupando un lugar destacado de la Fiesta, los tablados en las plazas Ruiz y Zapata y de Henao, que patrocinados por marcas de licores regionales, traían grandes orquestas, que los convirtió en el atractivo más llamativo de propios y turistas. No obstante, en medio de esta coordinación compartida, se trataba de recuperar algunos eventos del pasado que, aunque en vía de extinción, aparecían ocasionalmente gracias al mecenazgo de quienes aún los recordaban. Así, por ejemplo, los roles del coronador y del alcalde honorario se cuidaban invitando a personas influyentes de la vida política, como al gobernador, a ministros o a senadores de origen sonsoneño, y a algunos líderes cívicos reconocidos, a quienes se les pedía que pronunciaran discursos que terminaban, como en el pasado, exaltando la Fiesta del Maíz y los valores promovidos desde la cultura paisa. En este mismo sentido, los programas oficiales de la Fiesta contenían textos de Lucía Javier,

buscando con ello que las nuevas generaciones hallaran significados similares a los de la Fiesta de los años setenta y ochenta. Aún más, en 1995 la líder cultural Miryam Correa Palacio resucitó la “Velada lírico-criolla”, posiblemente la última en la historia de la Fiesta, con la presentación de la obra teatral Un matrimonio en el Roblal, dramaturgia de Mercedes Ramos Toro y puesta en escena por el grupo Ruiz y Zapata. Ese mismo año se programaron nuevamente bailes típicos con trajes típicos en El Convite, que dado el carácter popular adquirido por la Fiesta, perdía el estatus y la capacidad de convocatoria de otros años.   61 Como un trasfondo permanente en el cambio de siglo, el conflicto armado entre fuerza pública, guerrilla y paramilitares hizo del sector rural y urbano de Sonsón un desafortunado tinglado. Las consecuencias de muertes, desapariciones y desplazamientos todavía persiguen la memoria de los pobladores y son heridas de las que aún tratan de sanarse. El 20 de agosto de 1997, por ejemplo, el día que se acababa la Fiesta del Maíz, cuatro buses que cubrían la ruta Sonsón-Medellín fueron incinerados frente a la mirada desconcertada de 150 pasajeros que regresaban del festejo y a quienes habían hecho bajar de los buses en el alto de San Miguel. Este sector contaba con la presencia amenazante del Frente 47 de las FARC y del Frente Carlos Alirio Buitrago del 61 [s. a.]. “Programa de mano de la XL Fiesta del Maíz de 1995”. Documento inédito. Archivo de la Corporación Fiesta del Maíz de Sonsón.

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En la XI versión de la Fiesta, de 1948, este era el desfile de los establecimientos educativos.

Programa de mano de la Fiesta del Maíz en 1969. Versión XXVI.

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“Desfile de los treinta peones” en las primeras versiones de la Fiesta.

Programa de mano de la Fiesta del Maíz en 1969. Versión XXVI.

Con billetes estampados con su rostro, las candidatas al Reinado del Maíz recogían recursos para su pueblo.

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ELN, los cuales permanentemente atacaban a las empresas de transporte cuando estas se negaban a pagar las “vacunas” (impuestos forzosos).   62 Entre 1998 y 2002 se vivió el momento más crudo del conflicto para Sonsón; a las intimidaciones enunciadas se le sumó el secuestro de políticos y empresarios como mecanismo favorito para intimidar, presionar la toma de decisiones y adquirir recursos económicos, del cual tampoco se salvaban extranjeros, quienes a veces caían en “pescas milagrosas”, que se convertían en objeto de extorsión y de presión política para el gobierno central. En 1999, una pareja de españoles que viajaba a Sonsón para conocer la población donde nació su hijo adoptado fue retenida por varios días por un frente de las FARC; en 2001 el turno fue para el alcalde de Sonsón, quien milagrosamente salió ileso. Quienes vivían en Sonsón querían salir de allí y quienes habían emigrado no querían regresar. La Fiesta del Maíz dejó de ser por estos años una invitación al reencuentro y se convirtió en sinónimo de riesgo. En las crónicas locales quedó la huella de la violencia perpetrada, pero también la del miedo que ahuyentaba a los otrora asistentes de la celebración.   63 Otra Fiesta muy diferente era la que se vivía en 2002, cuando el clímax de la inseguridad

llegaba a la localidad y parecía connatural al paisaje. El inicio de una crónica que relata lo sucedido en la Fiesta de aquel año da cuenta de los extremos a los que se debieron llegar para garantizar su celebración: El 12, 13 y 14 de octubre celebramos la cuadragésima Fiesta del Maíz versión municipal, la cual se realizó en esta fecha y no en agosto, como ha sido lo tradicional, por decisión del Señor Alcalde Popular Dr. William Ospina Naranjo. El objetivo principal de celebrarla a pesar de las circunstancias adversas, era darle ánimo a la comunidad y desterrar su pesimismo. Para ello se garantizó la seguridad y vigilancia por parte del Gobierno Nacional ya que se hizo presente el Ejército Nacional a todo lo largo del trayecto Medellín Sonsón. Esta garantía fue respaldada por la presencia de los comandantes de la Cuarta Brigada, el Comandante de la Policía Metropolitana y del Comando Aéreo de Combate de Rionegro, Generales Mario Montoya, Leonardo gallego y el Brigadier General José Vicente Urrueña M. […] Prácticamente esta Fiesta la pudiéramos catalogar como “el feliz regreso de la Familia Sonsoneña”, ya que muchos de los que tuvieron que abandonar la ciudad en los últimos años, aprovecharon las garantías del ejército nacional para regresar y visitar a sus familias.   64

62 [s. a.]. “Viajes interrumpidos. En menos de 15 días cinco buses fueron quemados en la carretera”. El Portón. Sonsón, 30 de septiembre de 1997. 63 [s. a.]. “Cuadragésima segunda Fiesta del Maíz”. La Acción, 1730. Sonsón, 31 de agosto de 1998.

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64 [s. a.]. “Cuadragésima Cuarta Fiesta del Maíz”. La Acción, 1779. Sonsón, 31 de octubre de 2002.

3.3 Almácigos y nuevas sementeras, 2004-2014

y hubo presencia en los desfiles, bailes populares en la plaza, cabalgatas, etc.   66

La fórmula política del gobierno nacional iniciado en 2002 comprendió una estrecha relación entre el plan cultural de las estrategias turístico-patrimoniales y el plan militar de la “seguridad democrática” (bandera del gobierno), con las cuales se buscaba transformar la percepción nacional e internacional del país, de uno inseguro y doblegado por los grupos armados, a uno de economía emergente con un fuerte potencial de turismo cultural. Para ello se implementó en distintos sitios y rutas un mecanismo que desde lo práctico y lo simbólico les “devolvía” a los viajeros la tranquilidad de recorrer las carreteras del país, y de identificar y llegar a destinos turísticos remotos; se conoció entonces como el programa “Vive Colombia, viaja por ella”.   65

Este programa —que marcó el inicio de la Fiesta del Maíz XLV en 2004— puede ser el referente del inicio de una nueva era para la Fiesta. Y no solo porque dicha política (a pesar de los cuestionamientos que la empañan en la actualidad) ayudó a garantizar el regreso tranquilo y frecuente de los sonsoneños a la Fiesta del Maíz, sino también porque a partir de entonces la localidad ha vivido un relevo generacional en el que los líderes culturales se han empoderado de su patrimonio material e inmaterial, procurando restituir para sonsoneños y foráneos los significados y sentidos derivados de su pasado.

El sábado 14 llegaron a la ciudad más de 250 carros que se integraron a la Caravana Turística “Vive Colombia Viaja por ella” que con la protección del Ejército Nacional, la aviación y la Policía Nacional dieron tranquilidad a los viajeros, quienes llenos de alegría y entusiasmo llegaron a Sonsón en medio de las ovaciones de los habitantes. Esa presencia masiva de sonsoneños y amigos de Sonsón aseguró el éxito del evento 65 Criscione, Giacomo y Vigonolo, Paolo. “¿Del terrorismo al turismo? Vive Colombia, viaja por ella”. En Chaves, Margarita; Montenegro, Mauricio; Zambrano, Marta (compiladores). El valor del patrimonio: mercado, políticas culturales y agenciamientos sociales. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia –ICANH, 2014, pp. 489-505.

En esta otra historia que apenas comienza a escribirse, la Fiesta del Maíz va ganando terreno. Desde 2004 se viene celebrando sin interrupción y acorde con la programación de sus eventos centrales, dentro de los cuales se incluyó un espacio exclusivo para los niños —la “Fiesta del maicito”— y un nuevo desfile que retoma características del desfile de carrozas, pero que ahora concentra la atención en artes y oficios tradicionales. Se suma que a la constitución de la Corporación Fiesta del Maíz como organización autónoma y responsable de su salvaguardia le ha seguido el reconocimiento regional y nacional, con su participación protagónica en la feria “Expoartesano 2015” y con la reciente obtención de la Orden del Arriero. 66 [s. a.]. “La Fiesta del Maíz”. La Acción. Sonsón, 31 de agosto de 2004.

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4.Momentos de la Fiesta 4.1 Fiesta del Maicito

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esde la primera versión de la Fiesta del Maíz los niños han tenido un lugar central en su celebración. La primera de ellas en 1938 y algunas posteriores los incluyeron como protagonistas del “Desfile de antorchas”, en el que además de portarlas hasta la Plaza Ruiz y Zapata, servían para realizar figuras geométricas con las que deleitaban al público. De igual forma, los niños de escuelas y colegios fueron integrantes centrales de los primeros desfiles que iban hasta el monumento a la Virgen ubicada en Guayabal y hasta el de Gutiérrez González, en el parque que lleva su nombre. Fue gracias a los niños y a los profesores de los colegios que se efectuó por completo la segunda Fiesta del Maíz en 1939, y que se realizaron con éxito alboradas, desfiles de carrozas embellecidas con su participación y representaciones teatrales en las “Veladas lírico-criollas”. A todo ello se suma que desde 1941 se realiza el concurso del traje típico infantil, con el que se pretende inculcarles los valores identitarios de la cultura paisa y el amor por los referentes históricos y culturales de Sonsón.   67 67 [s. a.]. “Casos y cosas. Fiesta del maíz. Concurso de trajes típicos para niños”. La Acción, 682. Sonsón, 26 de julio de 1941.

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Esto y mucho más les dio un lugar propio dentro de la Fiesta, y por esto la Fiesta del Maicito se propuso como un espacio de participación infantil durante el desarrollo general de la festividad. Fue ideado desde 2001, año en que se constituyó el primer gabinete infantil municipal con el que las administraciones han propiciado mayores posibilidades de participación para los niños dentro de la vida municipal. Las actividades desarrolladas durante la Fiesta del Maicito son: Reinado del Maicito: se elige a la soberana infantil del maicito. Durante los últimos años han participado hasta treinta candidatas, quienes se presentan en comunidad en un desfile en carrozas tiradas por caballos, para lo cual se adaptan los tradicionales coches de Sonsón.

Cabalgata infantil: es una cabalgata simbólica, donde se abre espacio en las calles para que los niños luzcan orgullosos sus corceles de tela y madera. Se premia el mejor caballo y el mejor chalán. Una semana antes de las fiestas, los caballitos son fabricados por cada niño en un taller participativo.

Concurso de traje típico infantil: busca inculcar la tradición del traje típico en los menores habitantes de la ciudad. Durante el juzgamiento se tienen en cuenta todos los elementos del traje típico antioqueño y el conocimiento y significado de todos sus elementos.

Juegos callejeros: durante la realización del reinado del maicito se abre un espacio lúdico en el que los niños, bajo la dirección de recreacionistas, se toman el espacio de las fiestas para la sana diversión y la recuperación de juegos tradicionales como el trompo, el valero (coca), las canicas (bolas), el avioncito.

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Los niños tienen un lugar central en la celebración. Son las semillas para futuras cosechas de la Fiesta.

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Momentos de la Fiesta

Los niños representan todos los momentos de la Fiesta; así se enamoran de su cultura y la incorporan a su identidad.

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El concurso de traje típico infantil busca inculcar la tradición; permite que desde el juego y la caracterización, los niños conozcan su cultura.

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Momentos de la Fiesta

Desde pequeños se lleva con orgullo el alimento de nuestra identidad.

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El mejor homenaje a nuestros ancestros es inculcar a los niños la identidad sonsoneña, la de la cultura paisa.

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Momentos de la Fiesta

Todos los personajes quedan bien con la dulzura de los niños.

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La mirada diáfana y el sombrero bien puesto: los niños sí saben representar a nuestros campesinos.

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Momentos de la Fiesta

Hacemos un homenaje a los gestores culturales que le dieron brillo a la Fiesta; los recordamos con respeto y admiración.

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Los treinta pequeños peones también saben de la grandeza del poeta de las tres G: Gregorio Gutiérrez González.

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Momentos de la Fiesta

El amor por los oficios también se transmite desde los juegos. Y en esta Fiesta nos divertimos aprendiendo quién es el carpintero.

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Todos los oficios tienen lugar en la Fiesta del Maicito, y todos los niños tienen un lugar para disfrutarla.

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Momentos de la Fiesta

Tenemos espacio para la música con las bandas marciales. Alegramos los desfiles al compás de nuestras marchas.

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Se buscan otros horizontes con la inocencia de la mirada. Pero se aprende el significado de ser sonsoneño en el seno familiar.

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Momentos de la Fiesta

También fuimos silleteros atravesando montañas y páramos por caminos escarpados. Hoy, como silleteritos, recordamos nuestra historia.

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Desde pequeños los niños sienten el orgullo de representar a sus líderes; estos sirven de ejemplo para quienes tendrán la responsabilidad futura del pueblo.

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Momentos de la Fiesta

El sombrero y la camisa blanca, símbolos que se llevan con la templanza antioqueña y con el orgullo de ser un hijo de Sonsón.

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Gracias a la Fiesta del Maíz, desde siempre hemos sabido llevar nuestra cultura en la cabeza.

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Momentos de la Fiesta

4.2 Caravana y llegada de las colonias

L

a Fiesta del Maíz se concibe como la del encuentro de la “Familia Sonsoneña”, la celebración que permite a los hijos que viven lejos, por fuera del terruño, regresar y encontrarse con sus familiares y amigos, en una cita que tienen cada año por agosto. Así mismo, es un momento de recepción turística para la localidad, que se engalana por esos días para mostrar los aspectos más significativos de su identidad. Por ello, la recepción de la caravana y la llegada de las colonias sonsoneñas se ha concebido por muchos años como un momento inaugural. Previo a la recepción que se efectúa en la Plaza Ruiz y Zapata con acompañamientos musicales, serenatas y discursos de recibimiento, los vehículos que vienen de Medellín, Bogotá y de otras ciudades de Colombia acuerdan un punto de encuentro cerca de Sonsón. En las últimas versiones de la Fiesta los puntos han sido el puente del río Aures junto al monumento a Gregorio Gutiérrez González, y el punto conocido como Tasajo. En esta caravana ha tenido un lugar muy especial la participación de las colonias sonsoneñas, ya que estas han nutrido con su participación la organización y la celebración de la Fiesta en toda su historia. Cada colonia llega con su candidata al Reinado del Maíz, la cual es presentada oficialmente durante este recibimiento.

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Desde las cinco de la tarde la Caravana con las Princesas y los numerosos turistas era esperada de un momento a otro, en medio de gritos, risas, expectativa. Por fin el inmenso gentío se movilizó hacia la esquina de la carrera séptima con calle séptima por donde ya asomaba la carroza con las Candidatas Libia de Sonsón, María Mercedes de Medellín y Beatriz de Bogotá, prorrumpiendo en atronadores vivas, en nutridos aplausos con un entusiasmo desbordante. Una numerosa cabalgata rodeaba la carroza mientras una larga fila de vehículos la seguía lentamente. Por fin y después de una grandiosa manifestación de adhesión y simpatía a las Princesas, la carroza se detuvo frente al balcón de la Casa de Gobierno desde donde el señor Néstor Botero Gthy. en sentidas y galanas frases les dio la bienvenida y las presentó oficialmente a la ciudadanía.   68 [s. a.]. “XXV FIESTA DEL MAÍZ. Caravana”. La Acción, 1198. Sonsón, 12 de agosto de 1967.

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La primera versión de la recepción de una caravana tuvo lugar en 1941 y se incluyó en la programación oficial, ya que en ella venía el gobernador de Antioquia, los secretarios de despacho, algunos invitados especiales y la dama de honor Olga Ortiz del Corral. Para entonces salieron a su encuentro una comisión de recepciones, un conjunto de tipleros, un desfile de antorchas y el resto del público.   69 En los primeros años de la Fiesta, esta recepción se fue perfeccionando y extendiendo a todo un día, incluyendo por ejemplo bailes de gala, retretas, excursiones al Páramo, jornadas en El Bosque, concursos de pesca, almuerzos campales, entre otros.

69 [s. a.]. “Programa para la celebración de la Fiesta del Maíz en Sonsón, durante los días 9, 10 y 11 de agosto de 1941”. La Acción, 683. Sonsón, 2 de agosto de 1941.

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Momentos de la Fiesta

Las colonias entonan orgullosas las notas del himno de Sonsón: se inicia la fiesta.

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A la fiesta se llega también en escalera o chiva, uno de los medios de transporte más tradicionales de Antioquia.

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“Así, colmados de gracia La gente alegre desfila, Encabezando la orquesta Que el pueblo doquier estima”, Miguel Ángel Uribe, 1959.

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“Luce galana carroza portando a las tres Onidas, adornadas con joyeles fulgiendo sus piedras finas brazaletes y collares y ricas piedras que brillan, para ceñir una de ellas la corona merecida”, Miguel Ángel Uribe, 1959.

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Momentos de la Fiesta

4.3 Desfile de la Familia Castaneda

C

onstituye el acto simbólico de retorno de los hijos de Sonsón a su tierra; es el primer desfile desarrollado durante la festividad. En la actualidad está conformado por personajes y elementos representativos de una familia que, recién llegada del campo, ingresa al pueblo con el fin de celebrar la Fiesta del Maíz, proveída de todos los enseres necesarios para pasar los tres días: 1. Los padres de la gran familia. 2. Las hijas casaderas. 3. Los menorcitos. 4. El silletero. 5. La recua con los corotos. 6. El peón con las mulas, el buey y los productos de la finca. 7. Uno de los muchachos con el perro guardián. 8. El muchacho con el cerdo. 9. El bobo y la boba. 10. Los hijos mayores. 11. Los animalitos de la finca. 12. Los peones. 13. La banda típica.   70 70 López Bonilla, Luis Guillermo. “Declaratoria de las Fiestas del Maíz del municipio de Sonsón como bien integrante del patrimonio inmaterial de carácter nacional”. Documento inédito. Sonsón, 2007.

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Este desfile ingresó a la Fiesta del Maíz en 1940, cuando una Junta de compadres conformada por la “clase trabajadora” de Sonsón propuso un programa alternativo de celebración, debido al sentimiento de exclusión que les producía el programa oficial, que con bailes privados y desfiles muy formales se dirigía especialmente a la élite de Sonsón del momento. Su propuesta fue bien recibida por la Junta organizadora de la Fiesta dependiente de la Sociedad de Mejoras Públicas, y por ello desfiles como este y otras actividades diseñadas por la Junta de compadres (por ejemplo, los bailes típicos populares en la Plaza Ruiz) fueron incorporados de manera oficial en la programación de la Fiesta del Maíz; con ello se abrió el panorama de eventos y la posibilidad de mayor participación de las clases populares. El indicador más diciente del buen recibimiento que tuvo la “Entrada de la Familia Castañeda” desde su primera versión fue que la bienvenida durante su ingreso al pueblo estuvo acompañada por un discurso improvisado por Fernando Uribe Uribe, fundador de la Fiesta.   71 Este hecho tiene connotaciones históricas y culturales importantes: la Familia Castañeda era la representación de una familia campesina “acomodada” que ingresó al pueblo por primera vez para no perderse la Fiesta del Maíz. Alegoría de la 71 [s. a.]. “La Fiesta del Maíz. El programa obrero”. La Acción, 633. Sonsón, 3 de agosto de 1940; Gonzalo Cadavid Uribe. “Fiesta del Maíz”. La Acción, 635. Sonsón, 17 de agosto de 1940.

forma como ingresó a la programación oficial de la Fiesta, que da cuenta del reclamo de una clase social media de Sonsón que demandó la apertura de espacios y momentos en una celebración con la que se sentía plenamente identificada, pues el maíz, como alimento fundamental de su dieta, pero sobre todo como símbolo de la historia colonizadora antioqueña, también hacía parte de su identidad y de su pasado compartido. A pesar de los nuevos significados que surgieron en la historia de la Fiesta del Maíz y que le dan connotaciones particulares a su presencia en Sonsón, se debe señalar que la Familia Castañeda es un símbolo prestado de otras celebraciones. La “Entrada de la Familia Castañeda” ha estado vinculada desde el siglo XIX a una romería periódica de manumisos, herederos de las propiedades del matrimonio sin descendientes de don José Ignacio de Castañeda y Atehortúa y doña Javiera Londoño Zapata. Entre esta pareja había un acuerdo de otorgar la libertad a sus cerca de 140 esclavos por vía testamentaria y de legarles las propiedades mineras para su aprovechamiento, con la única condición de que celebraran una misa a Nuestra Señora de los Dolores cada año.   72 Esta se debía realizar en la capilla de San José, la cual había construido la pareja cuando se estableció en las minas de El Guarzo (hoy El Retiro) en el siglo XVIII. 72 Patiño Millán, Beatriz. Riqueza, pobreza y diferenciación social en Antioquia del siglo XVIII. Medellín, Universidad de Antioquia, 2011, p. 99.

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Momentos de la Fiesta

Según historiadores locales, los esclavos manumisos —de apellido Castañeda, de acuerdo con la costumbre de adoptar obligatoriamente el apellido de su amo— cumplieron la condición impuesta. A partir de entonces, la misa anual que se hacía en la capilla se convirtió en un evento en el que los pobladores urbanos esperaban la entrada al pueblo de la Familia Castañeda que provenía del sector rural. Pero dicha entrada tenía características particulares, pues la Familia Castañeda llegaba ataviada de enseres y semovientes que les permitieran pernoctar y sobrevivir durante su estadía, que tenía como fin la misa comprometida, pero al mismo tiempo, danzas y músicas en la plaza del pueblo con las que animaban su estancia. Es así como esta “romería festiva” se convirtió en tradición y luego en celebración local, que sirvió como referente de la identidad guarceña; pasó de ser una conmemoración exclusivamente religiosa y festiva de la Familia Castañeda para convertirse, con el tiempo, en la Fiesta de los Negritos.   73 Durante la celebración actual, la gente del pueblo desfila con el cuerpo pintado de negro representando de esta forma a los esclavos; en algunas ocasiones van detrás de alguien que personifica a Javiera Londoño o a la Familia Castañeda original, acompañados de músicos y de grupos de danzas locales que animan el desfile. [s. a.]. “Génesis de El Retiro”. En Distritos, núm. 45, diciembre de 1989. República de Colombia, pp. 29-30; [s. a]. “La fiesta de los negritos”. En Distritos, núm. 17, diciembre 1969.

73

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Antes de que en Sonsón se adoptara este desfile, también había sido incorporado como un acto central de las festividades pastusas. Algunas versiones de la historia indican que se trataba de una familia campesina que iba de romería hacia Las Lajas; otras versiones señalan que Manuel Ernesto Ferrer, un coronel antioqueño acantonado en esa ciudad, lo había incluido en 1929 como parte de los eventos festivos de Pasto bajo el nombre “Desfile de la Familia Machuca” para no confundirlo con la Castañeda, pero como un acto conmemorativo de la primera manumisión de esclavos en territorio colombiano llevada a cabo por los Castañeda en El Retiro. Para este desfile habrían colaborado, posteriormente, oficiales y suboficiales del Batallón Boyacá (algunos disfrazados de arrieros), el Club Unión, periodistas y organizaciones artesanales y populares.   74 Con el tiempo se volvió parte estructural del Carnaval de Negros y Blancos, retornó al nombre original y adquirió sus propios significados en ese contexto, manteniendo como esencia la entrada de una familia que llega de lejos para celebrar el carnaval. En la Fiesta del Maíz de Sonsón, la “Entrada de la Familia Castañeda” no apela a los elementos afrodescendientes que le dieron su origen en El Retiro, ni a los carnavalescos que han sido 74 Fundación Estanislao Merchancano. “La Familia Castañeda, una bellísima historia” [en línea], disponible en http://pagina10.com/index.php/opinion/item/296-creacion-del-departamento-de-narino#.VZMH8np_Oko, consultado el 30 de junio de 2015.

incorporados en Pasto. Lo más importante aquí es recoger la idiosincrasia paisa, que encuentra elementos identitarios en la vida campesina rural asociada con el proceso histórico conocido como colonización antioqueña. Sin embargo, la forma como se los ha destacado ha variado en el tiempo, pues al parecer al desfile se lo ha tenido como un momento jocoso, propicio para satirizar o para exagerar rasgos culturales, pero al mismo tiempo uno en el que se conserva la solemnidad, con el fin de dar a conocer valores dignificantes de la cultura paisa a través de una representación realista. Aspectos tan disímiles en este desfile y a su vez complementarios se pueden rastrear en los discursos con los que se le daba la bienvenida a la familia en su ingreso al pueblo, o en la presentación que se hacía de ellos en folletos de mano, adjunta a la programación de la Fiesta que se repartía a los asistentes. En los cuadros de los años cuarenta, por ejemplo, los campesinos “Castañeda” que llegaban del sector rural se distinguían por su forma de ser “montañera”: dentro de la cultura paisa, personalidad caracterizada por la conjunción de nobleza, perspicacia, audacia, laboriosidad, falta de educación escolar y poco contacto urbano, que en ocasiones lleva al comportamiento ordinario. Ello daba como resultado una familia numerosa, trabajadora, capaz de manejar producciones agrícolas y pecuarias con mucho éxito, con aspiraciones de mejorar sus condiciones socioeconómicas y educativas, pero que en medio de ese proceso era exagerada en indumentaria y forma

de hablar; “mal hablada”, que equivocaba el léxico y trataba de incorporar expresiones formales de clases sociales boyantes; y errónea con las maneras modernas, que insertaba forzosamente en medio de su mundo supersticioso y arcaico. A pesar de que ser “montañero” provocaba hilaridad y burla, no tenía necesariamente connotaciones negativas, pues al provenir del mundo rural que dio vida a parte de los procesos de poblamiento antioqueño —a la colonización— es una forma de ser que fue apologizada en literatura y expresiones artísticas regionales y vista como un estado previo del desarrollo cultural paisa. Podría decirse que es un estado original o primigenio, digno de ser aplaudido por recordar a los antepasados campesinos a quienes se respeta y admira.   75

Véase, por ejemplo, Gutiérrez, Benigno A. Gente Maicera. Mosaico de Antioquia La Grande, 1.ª ed., facsimilar; 1.ª reimpresión. Medellín, Instituto Tecnológico Metropolitano, 2008. Y un análisis del uso de estos elementos en la construcción de la identidad paisa: Escobar Villegas, Juan Camilo. Progresar y civilizar: imaginarios de identidad y élites intelectuales de Antioquia en Euroamérica, 1830-1920. Medellín, Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2009. 75

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Momentos de la Fiesta

Con este discurso, el fundador de la fiesta, Alberto Uribe Uribe, saludó a la Familia Castañeda: Compadres: A yo me mandaron pa que los saludara a vustedes pero como nosotros somos de los mesmos y nos tenemos toda confianza, porque como dice la gente, que pa confianzudos los paisas de Sonsón, yo se los voy a presentar a los mismos blancos que vinieron de Medellín y que por eso tamos tan contentos. No vayan a creer vustedes que mis compadres son cualesquiera gente porque los ven tan pobres y montados en esas yegüitas de pipiripao, ni mas que los vean tan humildes pa que los despreceen: mis compadres ai onde los ven son una notabilidá, de las primeras jamilias de Sonsón, entrando puel camino de Abejorral, gente más güena que la panocha de mais capio, más alentados que las píldoras de la vida, pes esa jamilia tan mentaa y tan jamosa que llaman la jamilia Castañeda, Candanvil y Bedoya y otros son nada menos desa gente que se levanta antes de las gallinas, hastai juicio porque ni human ni beben, tan riquísimos pues esa jinca dellos da mais, frisoles, cacao, aguacates, guayabas, tienen gallinas, marrano, perro, gato, baca de leche, y una potranca que manque gorobeta siempre les sirve pa mercar, y eso juera de dieciocho muchachitos u retoños como dice la gente en los que escriben pa decir de la guerra de puallá, los dos más grandecitos están estudiando de dotores mesmamente como Chuchito el hijo de ño Raimundo, y pa inteligente Casianito que a yo me dijo el hermano diretor que era más sabido que pa qué. Pero asina que yo les mandé una carta a la jinca y les mandaba a decir que venía pa la jiesta del maíz el gobernador y otros dotores tamién muy simpáticos y inteligentes que nos quieren

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mucho a los sonsoneños, así como dijo anoche en un discurso muy bonito el dotor Echeverri y que si quiera que no son orgullosos. Pa que mis compadritos se vinieran con el aijao y tuita la jamilia a conocelos y ai se los presento pa que mi compadre Enofre y mi comadre Micaela y la niña Reimundita y todos saluden y les den las gracias a los dotores que vinieron a jiestas y pa que vean que tan simpáticos son tuitos como yo les mandaba a decir en la carta. Ai tá el dotor Aurelio que nos va a poner colegio pal año entrante pa educacionar la pobrecía porque si no como el monecipio tá más quebrao quium tabaco en un bolsillo diatrás nos vamos a quedar todos inorantes, y que siquiera nos va a dar la plata pal cementerio que manque se pongan invidiosos los diotros departamentos vaser el mejor del país, asina desas cosas le provoca a uno ser el muerto. Y en despuesito como tenemos más hambre quel diablo, nos vamos pa los ranchos a comer natilla, que debe tar más caliente que nian ecba con leña robada, y unos guñuelos que dicen cómeme, y las ojuelas y los tamales que tan de lambese los dedos y esa miel de trapiche echa con caña de jalda y sobretodamente la chicha desa que con dos toumadas tá uno alegrón, y se siente con plata, güen mozo, de güena jamilia y más guapo quel beterano de guacas.   76

En esta misma década pueden hallarse otros discursos que ayudaron a proyectar en la Familia Castañeda a una representativa de los valores con los que entonces se caracterizaba a “los paisas de Antioquia” Alberto Uribe Uribe. “Discurso con que el señor Alberto Uribe Uribe saludó la familia Castañeda”. La Acción, 685. Sonsón, 16 de agosto de 1941.

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o a la “raza”. Esta es la familia campesina que se figuraba como trabajadora incansable, religiosa y rezandera, sencilla, pero digna y capaz de sacar adelante cualquier empresa que implicara esfuerzos y sacrificios considerables. En esta forma de concebirla no aparecía la sátira o lo hilarante; los corotos y atavíos, entendidos como un exceso de equipaje desacorde con el sitio de llegada, se volvían ahora “arreos” que hicieron “célebres” a los paisas en el resto del país. La familia se dignifica y cada elemento (material, semoviente y humano) con el que carga está justificado, pues desde dicha perspectiva son piezas que integran un mismo paisaje, donde valles, rastrojeras, picos andinos, montañas y animales son sometidos con arrojo, o como se indicaría hasta el cansancio: “con pujanza”, pero a su vez con el amor bucólico de quien cuida un jardín. La Familia Castañeda:

Sonsón se está poniendo el vestido dominguero para recibir dignamente a la familia Castañeda en su entrada triunfal. Por todas partes se agitan las brochas y los hisopos, porque en Sonsón reverbera inextinguible el amor a las tradiciones de los mayores, como una digna elegía del fruto que nos va a congregar en vasallaje. Es la familia Castañeda la soberana de nuestros valles y rastrojeras; encarna el alma de la raza antioqueña, fuerte como las águilas que viven en los picos andinos, sencilla y buena como el pan que se cuece en nuestros hogares, pródiga y cariñosa como la hospitalidad de nuestros pueblos y por sobre todo, fecunda como las tierras nativas, donde germinan y crecen los maizales ubérrimos

que, mecidos por vientos regionales, van cantando las glorias del trabajo. En la fiesta del maíz van a congregarse en nuestro pueblo los paisas de Antioquia, orgullosos de vestir los arreos que les hicieron célebres en el resto del país y que muestran la pujanza de una raza grande en la humildad y en el arrojo, en la prudencia y en el coraje, en la fortaleza y el cariño. Llegar a cualquiera de nuestros hogares campesinos y estar en él siquiera una hora, significa el haber vivido. Constituye nuestro pueblo de la dura cerviz, la legión macedónica “criolla”, invencible en la lucha, por su perseverancia y por su sencillez. En todo paisaje rural los ojos se recrean con el mismo cuadro siempre próspero: el arado en florescencia, la vaca que rumia y el golpe de las manos de pilón que hace estremecer a las flores de ruda… Afuera, el macho que se entona la canción de la azada; adentro, la mujer que susurra la canción de cuna. En las barandas de las camas velan los santos protectores y se va sacando clavada en las paredes, la palma de ramo bendito, conjuro de tempestades y digno elogio de una religión tres veces santa. Vienen a mi mente las célebres palabras de un historiador regional, ya fallecido: “Buscad el hombre honrado y la mujer virtuosa en las lomas de Antioquia porque allá no han soplado todavía los vientos de nuestra civilización maldita”. Yo prefiero que luzca en mi pecho la mulera antioqueña en lugar de las cruces de Boyacá.

Miguel Henao A.   77 77 Miguel Henao A. “La Familia Castañeda”. La Acción, 731. Sonsón, 18 de julio de 1942.

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Momentos de la Fiesta

La poetisa sonsoneña Josefina Henao Valencia —Lucía Javier— contribuyó a dar mayor solemnidad y seriedad a este desfile con su prosa, la cual ha circulado en programas de mano de la Fiesta desde por lo menos los años ochenta. Es posible que gracias a su participación como organizadora, ella también haya incidido en la materialización del desfile, al darle el toque realista y de jocosidad sutil con el que cuenta ahora; o que quienes se han encargado de este hayan encontrado en sus textos una guía de lo que debían poner en escena. Cualquiera que sea el caso, esta poetisa representa para el pueblo la “tradición” de la Fiesta y de Sonsón, ello es, de cierta manera, la personificación de quienes hicieron la historia y al tiempo de quienes fueron sus guardianes, donde caben también los nombres de quienes con un espíritu cívico sin límites coadyuvaron en distintas épocas a conservar la autenticidad de la Fiesta y la tradición local: Fernando Uribe Uribe, Rómulo Carvajal, Mercedes Ramos, Miryam Correa, Susana Cadavid y tantos otros que quedan en la memoria colectiva.   78

determinadas épocas—, sin que se modifique por esto su esencia. Por ejemplo, a los padres de familia se les ha llamado “los taitas”; a “los menorcitos” se les nombraba como “los hijos más tiernecitos”, y a los hijos mayores se les llamó también “los hijos de pantalón largo”.   79 El guion más completo del desfile que se pudo hallar hasta ahora es uno de 1987 que recoge nombres propios y características de los personajes dentro de la familia. Es posible que este guion haya sido concebido para esta Fiesta en particular, no obstante, nutre y le da contenido al acto representativo:

La estructura del desfile de la Familia Castañeda en Sonsón no parece haber sido objeto de muchas variaciones en el tiempo. En ocasiones ha cambiado el nombre de algunos personajes —indicador de los usos léxicos más frecuentes en

Como buena familia antioqueña, allá en el rancho parpadearon 14 retoños, de los cuales SIETE murieron de sarampión, virgüelas, mal de estómago, tabardillo y otros chiquitos, que no se supo de qué. Hoy viven solamente SIETE gordos, colorados y con tendencia al alza!

78 Lucía Javier ( Josefina Henao Valencia). “Programa de mano XXXIII Fiesta del Maíz de Sonsón. Agosto 12 al 15 de 1983. Visita de la Familia Castañeda”. Documento inédito. Archivo de la Corporación Fiesta del Maíz.

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Explicación necesaria sobre los Castañedas: Esta gente, (pobre pero de buena familia) tiene diez personajes principales y cinco suplentes: la encabeza don CALIXTO, viejo que ha gastado 68 años arrancándole la vida a un pegujal de “La Liona”, criando siete hijos de acuerdo con los mandatos del Padre Astete y viviendo en santa “compaña” con RUPERTA CASTAÑEDA su legítima mujer y sufrida compañera que tiene grandes conocimientos en colchado de ropa y hechura de natilla y mazamorra de maíz amarillo.

De estos siete vivos, tenemos a TOÑO CASTAÑEDA Y CASTAÑEDA depura cepa, muy mayor de edad, cedulado una sola vez, BOBO de nacimiento, muy buena persona, ajeno a todos los vicios y tentaciones, soltero, viernero, es muy útil en la casa: para traer agua, rajar leña, y hacer mandados a las vecindades. Las muchachas le tienen mucha confianza, porque lo consideran inofensivo, pero… no hay tal! MANUEL, el segundo también soltero, hace cuatro años que está saliendo al pueblo a traer el mercado, a vender plátanos, hojas de “biao” y naranjas, si es cosecha; no tiene novia pero está buscando; usa pañuelo rabo’e gallo y carriel de nutria. NICANOR, el tercero de los Castañeda, es muy buen muchacho; por no ir al servicio militar, se casó… con JOSEFA NEIRA, una vecina que ayudaba en la casa, muy formalita y muy baquiana para la cocina, hasta sabía algo de costura que había aprendido en la escuela. Han cumplido muy bien con el precepto, pues en cinco años de casados tienen cuatro muchachitos vivos y dos muertos, que fueron mellicitos… ventajas del maíz amarillo! CIPRIANO, es el mejor pión de la finca, sabe tocar tiple, no le falta novia, escribe cartas y es muy “debuenas pa’l tute”. Ha dejado metidas a varias novias porque, como él dice: “quién se va a casar estando soltero y con lo caro que está el viver”.

Siguen las muchachas, son tres: TERESA, RAMONA y MARINACIA… Tres mazorcas de cabellos rubios, avispadas, saben bailar, solteras de nacimiento, muy pretendidas en la vereda, tienen baúl con mucha postal y láminas de píldoras; se cargan un genio que hace doler las muelas a los viejos con sus pilatunas, pues las cuidan más que a la roza cuando hay loras. Desde el Alto de la Osa, al Mulato de Abajo, son las más elegantes y pinchadas; sin ellas no hay baile bueno ni “auto público” en la escuela; hay una que ha venido a “rezar” tres veces y al fin sale con que… “ella acaso está así como bien enamorada”. Acompañan a la familia en su viaje, DONATO, PEDRO y MARTÍN, tres vecinos muy de la casa, dos de ellos novios de las muchachas, muy queredores de don Calixto y de misiá Ruperta, por cuyos cuidos sienten gran debilidad. Ellos han prestado las bestias aperadas pa’l viaje de las muchachas y se han ofrecido a traer las vacas, las cargas, la marrana, el perro y los corotos. Aquí tenéis a la FAMILIA CASTAÑEDA, CASTAÑEDA Y NEIRA”.   80

80 Lucía Javier ( Josefina Henao Valencia). “Programa de mano XXXIII Fiesta del Maíz de Sonsón. Agosto 12 al 15 de 1983. Visita de la Familia Castañeda”. Documento inédito. Archivo de la Corporación Fiesta del Maíz.

[s. a.] “Programa de la XXIX Fiesta del Maíz. Sonsón, Agosto 15 al17 de 1975. Dos desfiles y un homenaje día del labriego”. Documento inédito. Archivo de la Corporación Fiesta del Maíz. 79

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Momentos de la Fiesta

El desfile de la Familia Castañeda es por estas y más razones parte fundamental de la Fiesta del Maíz y un escenario desde el que se han construido significados de la identidad paisa. Por ello, puede decirse que va más allá de los límites locales, y que sirve como referente para quienes encuentran en el legado cultural —bien sea de carácter histórico o construido desde los discursos— de la colonización antioqueña sus razones de ser históricas y culturales. La capacidad de ingresar y adaptarse a un equipamiento arquitectónico como el de Sonsón y a los significados construidos en torno a la cultura paisa reivindicados en la Fiesta del Maíz, ha legitimado su originalidad y proyección, a pesar de haber sido un “préstamo” de otras fiestas.

“Por eso, desde los lomos de los caballos finos, saludan a la multitud los arrogantes Patriarcas, que muestran una cara de triunfo como si vinieran de una conquista escrita para todos los siglos”, Estampa de la Familia Castañeda, Lucía Javier, 1983.

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Siguen a los padres de la gran Familia Castañeda las hijas casaderas, que aprovechan la venida al pueblo para poner a San Antonio de cabeza, para ver si les hace el milagrito y les da un novio.

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“Sonríen las hijas mayorcitas y casaderas, arrean las mulas con los corotos los hijos y los vecinos, llora el pequeño en los brazos de la madre labriega, y los medianos en turega viajan entre canastos”, Lucía Javier.

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“Los muchachos piernipeludos se acercan afanosos con la silleta para llevar el menorcito, y los aperos para ensillar la mula y el caballo para los taitas”, La señorial Familia Castañeda, Lucía Javier.

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“Como van a ‘estarse para lo largo´ en el pueblo, han traído consigo todas sus pertenencias: el viejo colchón de rayas y las esteras, el baúl y los hatillos con las cobijas y las ropas, los santos y los recuerdos, el pilón de piedra y forja, las ollas de barro, el molinillo y la chocolatera, las bateas de palo que con las totumas y los cedazos, forman la vajilla ancestral.”, Estampa de la Familia Castañeda, Lucía Javier, 1983.

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Momentos de la Fiesta

“Atrás vienen cargas de maíz y revuelto en abundancia al lomo de los bueyes, el perro fiel y la vaca lechera con el cerdo parsimonioso, sin que falte el tiple bambuquero para las noches de nostalgia, cuando en reunión familiar entonan todos, las canciones de amor, de despecho, o a la madre, para vibrar de emoción”, Estampa de la Familia Castañeda, Lucía Javier, 1983.

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“Como un monumento a las generaciones, así se conservan en los tiempos la Señorial Familia Castañeda, símbolo de una raza de siempre”, Lucía Javier.

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Momentos de la Fiesta

“Las hijas casaderas alistan, mirando de reojo a los novios y con sutiles sonrojos, la ropa y las mejores mudas y calzados para estar en el pueblo, ir a la misa y al rezo y dar las vueltecitas por la plaza mayor el día de mercado”, Lucía Javier.

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“Criando siete hijos de acuerdo con los mandatos del Padre Astete”, la Familia Castañeda representa la fecundidad de los antioqueños.

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Momentos de la Fiesta

“El tercero de los Castañeda, es muy buen muchacho; por no ir al servicio militar, se casó… con una vecina que ayudaba en la casa, muy formalita y muy baquiana para la cocina, hasta sabía algo de costura que había aprendido en la escuela. Han cumplido muy bien con el precepto, pues en cinco años de casados tienen cuatro muchachitos vivos y dos muertos, que fueron mellicitos… ventajas del maíz amarillo!”. Programa de mano de la Fiesta del Maíz, 1987.

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“Los peones traen las bestias y los bueyes, los hijos mayores preparan los corotos y amarran atillos, colchones, costales con maíz, alistan hasta el pilón y la forja porque la temporada será larga”, Lucía Javier.

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“Yo prefiero que luzca en mi pecho la mulera antioqueña en lugar de las cruces de Boyacá”, Miguel Henao.

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“Tan riquísimos pues esa finca da maíz, frisoles, cacao, aguacates, guayabas, tienen gallinas, marrano, perro, gato, baca de leche, y una potranca que aunque gorobeta siempre les sirve para mercar”, Alberto Uribe Uribe, 1941.

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Momentos de la Fiesta Comentarios acerca del programa de la fiesta del maíz: Don Rómulo Carvajal, ciudadano animado del más noble, eficaz y positivo patriotismo, ha ideado un desfile singular que por el altísimo valor racial que tiene y por lo novedoso, ya que en los pasados programas no figuró, le dará a nuestra próxima fiesta un inusitado esplendor.

4.4 Desfile de los treinta peones Buscando en dónde comenzar la Roza, De un bosque primitivo la espesura, Treinta peones y un patrón por jefe Van recorriendo en silenciosa turba…   81

L

Gregorio Gutiérrez González

a puesta en escena del poema Memoria sobre el cultivo del maíz, de Gregorio Gutiérrez González, se convirtió en uno de los actos centrales de la Fiesta del Maíz, gracias a la capacidad de ilustrar las fases y procesos necesarios en la siembra, cosecha y elaboración de alimentos, pero sobre todo, a la de rememorar la historia de la colonización antioqueña. A pesar de que en 1939 se registró un desfile similar en las crónicas locales sobre el que no se tiene mayor información,   82 es de común acuerdo para los sonsoneños tomar como fecha inaugural del desfile la de 1943 y señalar al escultor Rómulo Carvajal como a su creador y animador más ferviente, quien a su vez era conocido como el “alma, nervio y cerebro de la Fiesta”, y “el celoso de su autenticidad”, hasta casi su muerte, en 1974.   83 Que sea este su creador y aquella la fecha inaugural, se respalda en noticias de prensa como la siguiente: 81

Primera estrofa del poema Memoria sobre el cultivo del maíz, de Gregorio Gutiérrez González.

82

[s. a.]. “Sociales, Fiesta del Maíz”. La Acción, 585. Sonsón, 12 de agosto de 1939.

[s. a.]. “Comentarios sin huella. La Fiesta del Maíz”. La Acción, 1051. Sonsón, 9 de septiembre de 1961.

83

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Es el desfile de los treinta peones y un patrón por jefe: Vestidos todos de calzón de manta, Y de camisa de coleta cruda, Aquél a la rodilla, ésta a los codos, Dejan sus formas de titán desnudas El sombrero de caña con el ala Prendida de la copa con la aguja, Deja mirar el bronceado rostro Que la bondad y la franqueza anuncia. Atado por detrás con la correa Que el pantalón sujeta a la cintura, Con el recado de sacar candela, Llevan repleto su carriel de nutria. Envainado y pendiente del costado Va su cuchillo de afilada punta; Y en fin, al hombro, con marcial despejo, El calabozo que en el sol relumbra. Un grupo de cincuenta tipleros irá presidiendo el desfile al son de sus guabinas y bambucos. Desfilarán hacia la morada del poeta los peones en cuyas manos callosas reluce la hoja curva de los calabozos, derribadores de rastrojo menor; los que ostentan con agresivo desenfado “güinche”, cortador de malezas; los que conducen sobre los hombros heroicos, el hacha que humilla las copas centenarias de los árboles que van cayendo a su paso en estrepitoso huracán; los que

exhiben el azadón, creador de surcos donde la semilla, las tierras más pedregosas, abruptas y pendientes; los que adornan sus costados con el clásico “coco sembrador”; los que lucen carriel de nutria, en cuyo fondo insondable yacen el eslabón, la aguja de arria, el espejo, el peine, el pañuelo rabuegallo, la mula, el escapulario, el ripio de tabaco, la uña de la gran bestia, la navaja de hoja corva y los condores.   84

Gregorio Gutiérrez González dividió su poema de cuartetos asonantes en cuatro momentos: 1. “De los terrenos propios para el cultivo, y manera de hacerse los barbechos, que decimos rozas”; 2. “Que trata de la limpia y abono de los terrenos, muy especialmente por el método de la quema. De la manera de hacer las habitaciones, y de la siembra”; 3. “Método sencillo de regar las sementeras, y provechosas advertencias para espantar los animales que hacen daño en los granos”; y 4. “De la recolección de frutos y de cómo deben alimentarse los trabajadores”. En cada uno describió con detalle poético no solo procedimientos —maneras de hacer—, sino también actitudes —maneras de ser y de estar—; de allí que brinde al lector un panorama completo acerca de quién es el colono antioqueño o el campesino que tuvo por labor abrir montes para establecer cultivos que le permitieran ocupar nuevas tierras.

84 [s. a.]. “Comentarios acerca del programa de la fiesta del maíz”. La Acción, 773. Sonsón, 19 de junio de 1943.

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Momentos de la Fiesta

Vemos entonces cuál era la forma como se debía tumbar el monte, rozar, desyerbar, sembrar, cosechar la tierra y cocinar los alimentos, pero también cómo se portaban la indumentaria y las herramientas; igualmente, se puede contemplar el espíritu alegre que acompañaba al colono en su trabajo con músicas de guabina, o el religioso al que se volcaba en rogativas y procesiones cuando necesitaba el favor de la lluvia. A todo ello se suma una minuciosa descripción del paisaje que rodea al colono (flora y fauna), señalado casi todo el tiempo como el antagonista frente al que batalla y que debe ser vencido (derribado, ahuyentado), con el fin de establecerse, para dar paso a una tierra fértil que brinda los alimentos con generosidad y que una vez domesticada se convierte en el entorno y en el aliado natural del campesino. El genio poético de Gutiérrez González dio como resultado un poema con tonalidades complementarias: por un lado se halla la descripción seria, digna y que invita a reconocer en la situación pintada un asunto casi que religioso gracias a su figuración ceremonial, pero por el otro se halla la alegría, la picardía y la jocosidad con que el antioqueño se apropia de forma exagerada de sus tradiciones, proyectándolas como los valores cumbre de la humanidad. Rómulo Carvajal imaginó que un desfile de este poema debía ser una representación realista de cada momento descrito. De esta forma, 138

se podía contemplar un grupo de treinta peones y un jefe diferentes para distintos cuadros o escenas, que daban la sensación de la transformación cronológica del proceso, que iba desde la siembra hasta la producción de alimentos derivados del maíz descrito por Gutiérrez González. El programa oficial de la Fiesta de 1945 permite ilustrar la idea de Carvajal en una época muy cercana a su concepción: Este número, que de manera gráfica, recuerda el canto inmortal del Poeta de la Montaña, estará a cargo de la Sociedad de Agricultores y en su desfile figurarán los siguientes grupos: cincuenta tipleros, treinta y un socoladores o calaboceros, treinta y un derribadores o hacheros; treinta y un sembradores o regatoneros, treinta y un azadoneros, arado con su yunta de bueyes; chocolera ambulante; grupo de recogedores de maíz, grupo de gariteras, grupo de mujeres portando sobre sus cabezas bateas con arepas, pandequesos, buñuelos, natilla, etc.; Carro de la diosa Ceres; Candidatas al Reinado del Maíz montadas a la antigua y escoltadas por sus respectivos comités. Banda Municipal.   85

En el poema de Gutiérrez González no aparece un carro con la diosa Ceres y mucho menos las candidatas a un reinado; eso era parte del ingenio artístico de Carvajal que ampliaba el

lugar de la mujer dentro del desfile a través de la diosa romana de la agricultura y de las candidatas al Reinado del Maíz, quienes estarían presentes en casi todos los actos de la Fiesta. En cambio, la música era un ingrediente fundamental del desfile que sí aparecía en el poema a través de interpretaciones que hacían los colonos, pero que se ajustaba en este caso a tradiciones más recientes, como la de los tipleros o la banda de música municipal tocando el himno antioqueño. Por otro lado, la rogativa parece haber sido incorporada mucho después, seguramente porque al volverla una puesta en escena controvertía el sentido sacro que tenía a mediados del siglo XX en una localidad tan conservadora como Sonsón. Si bien el desfile contó desde muy temprano y por muchos años con la participación de la Sociedad de Agricultores de Sonsón,   86 lo que le daba un carácter muy natural a la puesta en escena, en la actualidad es conducido por estudiantes de los colegios. Su estructura actual sigue siendo muy similar a esta: 86 Arturo Sánchez M. “La Sociedad de Agricultores y el Desfile de los Treinta Peones”. La Acción, 847. Sonsón, 7 de julio de 1945.

· Banda de músicos. · Patrón por jefe y peones. · Zocoladores. · Derribadores. · Desyerbadores. · Sembradores. · Cacheros. · Gariteras. · Cogedores. · Productos del maíz. · Chirimía. · Espantapájaros y nidos de gulungos. · Cazadores. · Terciadores de maíz. · Recua de bueyes y de mulas. · Turegas de maíz. · La rogativa. · Tipleros. · Chocolera ambulante. · Carrosa de la diosa Ceres. · Carrozas de las reinas. · Banda de músicos.   87

[s. a.]. “Programa de mano XXXIX Fiesta del Maíz, agosto 12 al 15 de 1994. Desfile de los treinta peones”. Documento inédito. Archivo de la Corporación Fiesta del Maíz.

87

85 [s. a.]. “Programa para la tradicional Fiesta del Maíz que tendrá lugar en la ciudad de Sonsón, durante los días 4, 5, 6 7, y 11 del mes de Agosto de 1945”. La Acción, 848. Sonsón, 14 de julio de 1945.

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Momentos de la Fiesta

“Y la natilla.... ¡Oh!, la más sabrosa De todas las comidas de la tierra, Con aquella dureza tentadora Con que sus flancos ruborosos tiemblan” G. G. G.

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“Hoy han resuelto los vecinos todos hacer a la patrona rogativa para pedirle que el verano cese, pues la lluvia ya las rozas necesitan”, G. G. G.

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Momentos de la Fiesta

“Semejante a una joven de quince años, de esbeltas formas y de frente erguida, rodeada de alegres compañeras rebosando salud y ansiando dicha”, G. G. G.

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“Y dan principio a zocolar el monte los peones formados en columna a seis varas distante uno de otro marchan de frente con presteza suma”, G. G. G.

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“Un poco cortas, negras y brillantes, de su crespo cabello las dos trenzas, rematando sus puntas en cachumbos, graciosamente por la espalda cuelgan”, G. G. G.

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“Sale la gritadora, alegre turba, a asistir juguetona a la cogienda con carrieles y jiqueras terciados cual los peones sus costales llevan”, G. G. G.

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Momentos de la Fiesta

“Con el rastro encendido, jadeantes, los unos a los otros se estimulan; ir adelante alegres quieren todos, romper la fila cada cual procura”, G. G. G.

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“A veces el patrón lleva a la Roza a los niños pequeños de la hacienda, después de conseguir con mil trabajos que conceda la madre la licencia”, G. G. G.

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Momentos de la Fiesta

“En lugar del ligero calabozo la hacha afilada con su mano empuñan; miran atentos el cañón del árbol, su comba ven su inclinación calculan”, G. G. G.

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“El sombrero de caña con el ala prendida de la copa con la aguja, deja mirar el bronceado rostro que la bondad y la franqueza anuncia”, G. G. G.

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Momentos de la Fiesta

“Ved otra vez a los robustos peones que el mismo bosque secular circundan; divididos están en dos partidas, y un capitán dirige cada una”, G. G. G.

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“A las dos de la tarde suena el cacho para que todos hacia el rancho vengan, pues ya está la comida. Van llegando y en el suelo sentados forman rueda”, G. G. G.

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Momentos de la Fiesta

4.5 El Reinado del Maíz

A

legoría de la “mazorca reinante” que se sienta en un trono de capachos, este es el evento que deposita en la mujer sonsoneña y en un equipo de trabajo que la respalda (las colonias) la responsabilidad cívica más grande de la localidad. La Reina del Maíz es cada año la candidata que logra llevar a Sonsón el mayor recaudo económico, producto del trabajo voluntario y colectivo, para ser invertido en alguna obra social. La elección de las reinas ha significado el mejoramiento de aspectos materiales e inmateriales del pueblo. En los primeros años de la Fiesta, el dinero de este se sumó al producido de otras actividades, y se logró entre otras muchas cosas mejorar aceras y calles, construir parques o mejorar los existentes, restaurar el Palacio Municipal cuando fue consumido por un incendio en 1957, construir El Convite y el Hotel Tahamí, invertir en obras de reconstrucción de Sonsón después de los terremotos de los años sesenta, ayudar a instituciones cívicas o a familias necesitadas, etc. En los últimos tres años, el dinero recaudado se ha invertido en distintas obras benéficas, entre las que se destaca la restauración del templo de El Carmen, en el que la Fiesta ha invertido 102 millones de pesos, cerca del 15% del costo total de la obra. Significa así, una competencia cívica con objetivos colectivos, que afianza el sentido de pertenencia y la responsabilidad de los sonsoneños con el bienestar de su pueblo.

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El momento determinante del Reinado ocurre el día de la coronación, cuando en medio de un público que grita en la Plaza Ruiz animando a las candidatas, se reúnen en la oficina del alcalde, los presidentes de las colonias, los tesoreros, el presidente de la Corporación Fiesta del Maíz y algunos testigos, quienes cuentan el dinero recaudado por cada candidata hasta ese momento. Instantes previos al escrutinio, “padrinos” de las candidatas y de la Fiesta entregan sobres con dinero a la comisión escrutadora que en muchas ocasiones define la elección de la reina; ello aumenta la tensión y el misterio que ronda en torno al nombre de la ganadora. Una vez obtenido el resultado, la comisión sale al tablado principal y celebra el acto de coronación que proclama la Reina del Maíz de la fiesta vigente. De allí en adelante, la reina adquiere responsabilidades cívicas con la Fiesta y con la localidad, entre las que se encuentra representar al municipio en algunos eventos. En 76 años de historia y 55 versiones de la Fiesta del Maíz, el Reinado se ha visto interrumpido a veces por falta de candidatas, por dificultades para realizarlo o por la suspensión de la Fiesta; sin embargo, la lista de mujeres coronadas hasta ahora es de 45 reinas del Maíz, a las que deben sumarse dos reinas de la Familia Sonsoneña, que cumplieron los mismos objetivos cuando la Fiesta se vio interrumpida y se sustituyó provisionalmente.   88 El primer Reinado del Maíz, en 1940, [s. a.]. “Reina de la Familia Sonsoneña”. La Acción, 1124. Sonsón, 22 de agosto de 1964.

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fue un acontecimiento más o menos informal realizado en medio de un baile típico e insertado como “factor sorpresa” para los asistentes. Puede imaginársele como un momento de animación de la Fiesta, en el cual se improvisaron candidatas, trono, cetro, corona y coronador, con el fin de pasar un rato de diversión colectiva en torno a la elección de la Reina: A las diez de la noche se anunció la gran sorpresa por el capitán de cuadrilla que manejaba “el cacho”. Se trataba de elegir reina del maíz. Una reñida competencia, entusiasmo nunca antes visto. Se colocaron las urnas y media hora después D. Manuel Botero anunciaba el triunfo de la distinguida dama doña Belén Botero de Botero Isaza, esposa del Dr. Rafael Botero. Doña Belén ocupó el trono; una silla de cuero antigua en medio de matas de maíz. A los lados tarimas y baúles y carga de yucas. En una batea de madera desde luego, se le presentó a la reina la corona formada con espigas de maíz. Don Fernando Uribe en feliz improvisación hizo el elogio de la reina y le entregó el cetro (un batidor de natilla) y le colocó la corona. Luego los decretos de nombramiento de ministros y damas y el baile continuó en medio de la mayor animación hasta la una de la mañana en que doña Berta Isaza de Jaramillo dio la orden de retirada”   89 Corresponsal “La Defensa”. “La Fiesta del Maíz en Sonsón”. La Acción, 635. Sonsón, Agosto 17 de 1940.

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Momentos de la Fiesta

A pesar de su inicio informal, este Reinado contó con elementos estructurales que pervivieron por muchos años o perviven hasta ahora en el certamen: el primero es su carácter competitivo en función del recaudo de dinero, pues en aquella ocasión la reina se eligió por el mayor número de votos que compraban los asistentes al baile y que depositaron en carrieles que hicieron las veces de urnas. Acto seguido se llevó a cabo el escrutinio, que hasta la actualidad es un momento de suspenso para la Fiesta del Maíz. El segundo elemento es el de la coronación, acompañado por un personaje inmutable en la historia de este Reinado —el coronador—, elegido gracias a su honorabilidad y reconocimiento local, y quien hasta hace pocos años pronunciaba un discurso en el que exaltaba a la reina y princesas participantes, a Sonsón, a la Fiesta del Maíz, a Antioquia y a la cultura paisa. El tercer elemento es el pronunciamiento de decretos y nombramientos reales por parte de la reina; con este se proclamaban órdenes y personas responsables de asuntos específicos para el beneficio del “Reino de Sonsón”. Si bien el de 1940 tuvo un carácter festivo y jocoso, en años posteriores este implicaría responsabilidades cívicas adquiridas en distintos dominios. Decreto número primero Yo Belén, Reina de la fiesta del maíz, por gracia de los compadres y comadres de la fiesta Gran Condensa de Llanadas, alteza del Capiro y archiduquesa de Aures ordeno:

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Nombro el siguiente personal para dirigir mi reino: Gran Compadre de todo el Maíz, al compadre Daniel Ramos H.; Administrador y mayordomo de la chicha, a D. Benjamín Botero A.; Ministro de la Natilla, al abogado compadre José Gallo Gómez; Patrón ministro de chócolos maduros, a D. Arturo Botero U.; Secretario del Reino y director de fiestas a D. Fernando Uribe U.; Portacetro y Canciller asistente: al médico doctor Rafael Botero I. Nombro comadres de la Corte, princesas del maizal, así: Gran comadre, marquesa de La Loma a Maruja Isaza Jaramillo; Marquesa de Los Planes y lectora general a Merceditas Ramos J.; comadre de las Lajas, señora de la corte, a María Luisa Pombo de B.; comadre de las tierras de Maitamac y de la Miel, a Gema Botero G; comadre de Cirgua, duquesa de la natilla, a Clementina Jaramillo J.; señora de Nutibara, princesa de Santa Elena, a Mira Ángel G. Notifíquese, cúmplase y léase en todos los confines de mi reino este real decreto. Ítem: ordeno y mando, que todos mis súbditos, se entreguen cada año, en tal día como hoy, a fiestas y regocijos, para celebrar el bien del padre Maíz, con alegres músicas y bailes sencillos, conforme al ceremonial de la tradición. Yo la Reina Belén.   90 Luis Uveda. “Ecos de la Fiesta del Maíz”. La Acción, 635. Sonsón, 17 de agosto de 1940. 90

El siguiente Reinado del Maíz se realizó en 1942. A partir de entonces, el “Torneo del Maíz”—como se le llamaba en sus inicios— se convirtió en un acontecimiento formal y estructural de la Fiesta, incluido en la programación oficial. La forma como se organizó este segundo reinado sugiere que se estaban recogiendo experiencias anteriores que usaban la figura femenina como animadora e inspiradora de festejos. Esto se puede leer en por lo menos dos ocasiones: los “Juegos florales”, especialmente los de 1926 con los que se conmemoró el centenario del nacimiento de Gregorio Gutiérrez González; y los festejos cumplidos en Sonsón con motivaciones distintas al maíz, en particular el de 1937, que celebró la inauguración de la planta eléctrica de la localidad. Los “Juegos florales” eran competencias literarias o poéticas que se generalizaron en Europa y en América durante el siglo XIX. Surgidos en Tolosa a comienzos del siglo XIV por iniciativa de siete poetas occitanos, se convirtieron en espacios de sociabilidad que servían para defender valores específicos del grupo convocado y proyectos de nación o de región, amparados muchas veces en la reivindicación de una lengua o de un motivo histórico que inspirara la unión del grupo y la creación literaria. Los competidores se sometían al cumplimiento de unas reglas con el fin de ser honrados con premios, entre los cuales se contaba nombrar una reina. Ella era escogida no por su belleza física, sino por su capacidad de inspirar poesía de modo que el ganador del certamen

pudiera dedicarle sus creaciones ganadoras. La reina escogía a su vez la corte de amor, el conjunto de señoritas que la acompañaban y que ha sido inspirador de muchas creaciones literarias emanadas de estos eventos. Dentro del certamen se presentaban otros personajes que servían para darle mayor ceremonia, por ejemplo, el mantenedor, a quien delegaban por sus cualidades ejemplares y para que pronunciara discursos —también de carácter poético o literario—, exaltando la importancia del evento. En la realización de los “Juegos” participaban líderes locales que en muchas ocasiones cristalizaron este certamen a través de las Sociedades de Mejoras Públicas, cuyo ejercicio desde el siglo XIX es indicador de pretensiones civilizadoras y modernizadoras que, en este caso específico, buscaban cultivar las letras y el arte escrito como un valor social superior. Hasta ahora se sabe que en Colombia los primeros “Juegos florales” se realizaron en Medellín y en Bogotá en 1904; y se han reseñado algunos para otros sitios: Chocó (1908); Aguadas (1911); y Jericó (1914).   91 Aunque no se tiene la certeza de cuándo comenzaron a realizarse en Sonsón, se hallaron indicios que señalan su existencia desde por lo menos 1909. En mayo de ese año se realizaron unos juegos florales en el Liceo Epifanio Mejía a beneficio de la lápida del institutor D. Rosendo J. 91 Escobar Villegas, Juan Camilo y Maya Salazar, Adolfo León. “Batallas líricas. Los juegos florales y las independencias en Iberoamérica”. En Domínguez Gómez, Eduardo. Todos somos historia. Control e instituciones, vol. 3, Medellín, Canal U, 2010, pp. 47-57.

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Gómez. Durante esta velada se leyeron discursos, se declamaron los poemas ganadores y se realizó la representación de La cuenta del zapatero, una pieza del español Gaspar Núñez de Arce.   92 En 1923 tuvieron lugar unos juegos florales realizados por la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón, que a juzgar por la publicación de sus memorias, tenía todos los componentes requeridos para este tipo de certamen. El concurso literario se había abierto para los departamentos de Antioquia y Caldas, y se disputaba en las modalidades de prosa y poesía. Los jurados fueron Bernardo Jaramillo A., Gonzalo Restrepo J. y Emilio Robledo. La reina de los juegos florales fue Helena Jaramillo R., nombrada como Helena de San José de Ezpeleta; y su corte de amor estaba conformada por doña Cornelia, princesa del Capiro; doña Gabriela, Princesa de la Casita Blanca; doña María Antonia, princesa de Aures, y doña Lucila, princesa de Maitamac. El mantenedor de esta ocasión fue Alejandro Hurtado Martínez.   93 Ahora bien, es posible que para esta última fecha los “Juegos florales” de Sonsón fueran una actividad más o menos recurrente, pues en 1926 se realizaron los que seguramente podrían califi92 [s. a.]. “Velada Liceo Epifanio Mejía a beneficio de la lápida del institutor D. Rosendo J. Gómez”, 1909, Hoja suelta. Fondo Benigno A Gutiérrez. Colección Patrimonio Documental Universidad de Antioquia. Sin foliar. 93 [s. a.]. Medalla de civismo y Juegos Florales iniciados por la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón, Bogotá, Cromos, 1923. Folleto. Fondo Benigno A. Gutiérrez. Colección Patrimonio Documental Universidad de Antioquia. Sin foliar.

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car como los más importantes en toda la historia de la localidad. Se trató de los Juegos Florales Nacionales, con los que la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón festejó el centenario del nacimiento de Gregorio Gutiérrez González. Este concurso, convocado desde 1925 y acompañado por los jurados designados por la Academia Colombiana de la Lengua Eduardo Zuleta y Antonio Gómez Restrepo, señaló ganadores en las distintas categorías convocadas: canto a Gutiérrez González, poesía sobre tema libre, premio de novela e himno a Sonsón, este último oficializado desde entonces gracias a la poesía presentada por Nicolás Bayona Posada. El mantenedor en aquella ocasión fue el expresidente de la República Carlos E. Restrepo y la reina de los “Juegos florales”, musa oficial del festejo, fue la señorita Gabriela Jaramillo Restrepo.   94 En 1937 el Concejo Municipal y la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón realizaron los festejos, entre el 24 y 31 de octubre, para celebrar la inauguración de la nueva planta eléctrica de la localidad. En una programación muy similar a la de las primeras Fiestas del Maíz, donde cabían riñas de gallos, carreras en el hipódromo, desfiles de antorchas, exposiciones industriales y artísticas, desfiles cívicos al Monumento de la Bandera, alboradas, bailes de gala y cine público, tuvo [s. a.] Juegos Florales Nacionales GGG. Gregorio Gutiérrez González. Sonsón, 1926 [s. e.]. Folleto. Fondo Benigno A. Gutiérrez. Colección Patrimonio Documental Universidad de Antioquia. Sin foliar. 94

un lugar especial la “Velada de Coronación de la Reina de los Festejos en el Teatro Municipal”. Días previos a dicha velada, las princesas Belén y Judith —tal y como ocurrió posteriormente con las Reinas del Maíz— fueron presentadas al público en medio de retretas en las que hombres notables de la localidad pronunciaban extensos discursos que las señalaban como ejemplo de valores femeninos y como inspiradoras y musas, en este caso, del progreso que significaba la planta eléctrica para Sonsón. La mujer, en la figura de las princesas y en la reina, era la representación del ideal femenino de esta época, que le reservaba como función el cuidado del hogar y de los hijos, pero al mismo tiempo el depósito de la tradición y de la memoria. Confinándola a espacios cerrados y místicos —de inspiración—, y dejando al hombre la responsabilidad de materializar “el progreso” a través de obras de arte o de infraestructura, puede indicarse que este tipo de reinados cumplía los mismos propósitos que los “Juegos florales” y era retomado de allí. […] En vos, señora, hallamos todas las virtudes clásicas de la mujer sonsonesa, abnegada en la lucha y en el amor, inagotable en sus dones de caridad y de desprendimiento, amante de todas las cualidades fundamentales que sirven de cimiento al severo templo del hogar donde se rinde culto a la memoria y a las virtudes de los abuelos fenecidos y donde se cerca de amor y veneración a los que ya declinan hacia el abismo de la final delicuescencia. Sois

bondadosa como la tierra que encuadra el sepulcro de nuestros muertos, que relieva de flores el suelo por donde corrimos los mil caminos de la niñez, que sustenta el paisaje nativo adherido indeleblemente a la retina de nuestros ojos anhelantes, que nos brinda el agua azul y el fruto de la vegetación nutrido con el sudor y la sangre de los hijos de la gleba. Y en vos se personifica la tradición cultural de este pueblo que al congregarse a las puertas de vuestro real palacio, os consagra como su soberana ideal, como la reina de su alegría, como la emperatriz de su esperanza, como la princesa de un reino imaginario levantado sobre los corazones de los vuestros […].   95

Este reinado en particular retomó elementos clave de los “Juegos florales” como el que se acaba de enunciar, o como el nombramiento de damas de compañía y de la corte de amor conformada en esa ocasión por niños;   96 pero además adicionó ingredientes estructurales retomados después en el Reinado del Maíz, el más importante de todos, como el carácter competitivo que elegía a la reina a partir de votos. No puede decirse, sin embargo, que esta forma de elección sea original de Sonsón o haya sido creada en la Fiesta de 1937, pues hasta ahora la investigación sobre este tema apenas comienza en la localidad y habría 95 Lorenzo Cadavid Uribe. “Discurso de proclamación de la Princesa Belén, pronunciado por Lorenzo Cadavid Uribe, en la Retreta de Gala del domingo último”. La Acción, 494. Sonsón, 25 de septiembre de 1937. 96 [s. a.]. Ecos del Reinado. Decretos 1 y 2. La Acción, 494. Sonsón, 23 de octubre de 1937.

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que indagar otras fuentes documentales para dar certeza sobre ello. A pesar de esto, sí puede asegurarse que cuando la Junta organizadora de la Fiesta del Maíz incluyó un reinado formal en 1942, lo hizo utilizando la experiencia adquirida en otro tipo de festejos. De allí que Teresita Ramos Botero, primera reina formal, aunque la segunda elegida en la historia de la Fiesta, haya pronunciado cuatro decretos, contado con discursos de presentación y de coronación, y servido como musa e inspiradora de la Fiesta, tal y como sucedió con sus pares antecesoras.

Alegoría de la mazorca reinante. La Reina del Maíz representa fecundidad y bondad, los beneficios de la tierra sonsoneña; y la alegría y tesón de nuestras mujeres.

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Todos en el pueblo esperan el conteo final del dinero recaudado por las candidatas. La reina será quien con su trabajo haya llevado una bolsa más generosa para invertir en su pueblo.

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La belleza de nuestras mujeres se refleja en su sonrisa y en su capacidad de trabajo por la comunidad.

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4.6 Desfile de artes y oficios

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entro de las manifestaciones incorporadas en la última época de la Fiesta del Maíz se encuentra el “Desfile de artes y oficios”. Representa las actividades artesanales y los oficios ancestrales del viejo Sonsón, y es una manera de evocar las épocas doradas y de florecimiento económico de la localidad. Cada oficio se presenta como un cuadro vivo, construidos como carrozas sobre un coche de tracción animal que les resulta pintoresco a los espectadores. Se representan la zapatería, la fotografía, la talabartería, la carpintería; y oficios tradicionalmente ejercidos por mujeres, como la lavandería y el tejido. Sonsón fue un importante centro de producción industrial y artesanal a principios del siglo XX, especialmente en lo relacionado con el procesamiento de productos de origen agropecuario, producción de cueros, y presencia de trilladoras de café, maíz y trigo. La industria metalúrgica y la herrería también ocupaban un renglón importante. La existencia de una institución educativa con especialidades industriales fortaleció este campo y generó sentido de identidad hacia los oficios del sector de manufacturas. La Institución Educativa Antonio Álvarez Restrepo ha organizado este desfile para orgullo de su comunidad educativa. El “Desfile de artes y oficios” representa las actividades propias de la cultura sonsoneña de los siglos XIX y XX. De forma artesanal, sobre coches o automóviles, se escenifica el pasado y presente de la población.

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Las tejedoras, con su “punto, cadeneta, chisme”, transmiten sus saberes ancestrales a las nuevas generaciones… Incluyendo el chisme.

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El fotógrafo del municipio, otrora uno de los personajes más importantes de la localidad por su arte de plasmar momentos, siempre hace parte de este bello evento. Digno homenaje a estos importantes personajes.

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Niños y maestra representan la vieja escuela de pupitres de madera, pizarra y tiza. La arquitectura de la colonización antioqueña engalana el recorrido y es el escenario natural para actores y espectadores.

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“La cocina de mi mamá me sirvió de inspiración Porque allí están los secretos del pueblo y su tradición Allí se nota el criollismo allí se respira amor La cocina de mi mamá tiene la mejor sazón”.

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La fiesta hace un homenaje al duro trabajo que tradicionalmente desempeñaron las mujeres en los siglos XIX y XX. Su capacidad y verraquera son hasta hoy sinónimo de la mujer sonsoneña.

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El boticario ofrecía medicina y menjurjes para mejorar la salud. Aquí su representación, engalanada con maíz de la tierra.

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4.7 Entierro de la tusa

C

ierra el ciclo ritual de la festividad, es una verbena popular que alude a enterrar las cosas malas que han ocurrido en el pueblo desde las fiestas anteriores. Termina siendo una especie de exorcismo colectivo que le permite a la comunidad iniciar un nuevo ciclo vital relacionado con las actividades agrícolas, ya que en esta época llegan las lluvias y se siembra de nuevo el maíz y otros productos. Durante el “Entierro de la tusa” se lee el testamento de la ‘señora tusa’, en el cual se expresan ideas que de otra forma sería difícil socializar, y dado el carácter festivo de la actividad, se permite la crítica política y social sin herir susceptibilidades sectarias, pues lo que deja escrito ‘doña tusa’ en su testamento es un verdadero compromiso social por desarrollar en el ciclo que comienza.   97

El primer registro de un “Entierro de la tusa” para una Fiesta del Maíz se halló en 1944 como parte de la programación oficial de la Fiesta: A las 12 de la noche “Entierro de primera clase de la ‘Tusa’”, con asistencia de todos los compadres de la Fiesta con traje de rigor. Lamentaciones especiales que estarán a cargo de los señores don Félix Correa, don Gabriel Barbier, don Enrique Montoya y dos Francisco Henao. Los asistentes se proveerán oportunamente del mayor número de velas.   98

Dos mujeres de la tercera edad, pertenecientes al proceso de formación de cuerdas pulsadas, interpretan canciones, mientras más adelante sus compañeras del grupo de danzas engalanan con su baile uno de los desfiles de la Fiesta del Maíz.

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97 López Bonilla, Luis Guillermo. Declaratoria de las Fiestas del Maíz del municipio de Sonsón como bien integrante del patrimonio inmaterial de carácter nacional. Documento inédito. Sonsón, 2007. 98

“Programa general”. La Acción, 814. Sonsón, 8 de julio de 1944.

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Momentos de la Fiesta

Durante otros años se cerró el ciclo festivo con actividades similares nombradas de forma diferente —botada de la tusa, raspada de ollas—; sin embargo, pervivió la ceremonia del “Entierro”, que en muchas ocasiones prolongaba su incursión en la Fiesta, ya que iba siendo anunciada por un médico local que les indicaba a los asistentes los “síntomas de la enfermedad” que tenían agonizando a la Fiesta del Maíz. Testamento de la Tusa. 1987 (Fragmento inicial) Terminadas ya las fiestas es justo que yo ya muera pues de mí solo la tusa se va quedando por fuera. Todo lo demás se fue; capacho maíz, arepa; ahora me van a enterrar, háganlo y que yo no sepa. Y así no pueda lanzar ni el más modesto lamento, entretanto voy haciendo completo mi testamento […].   99

Las profesoras de la Corporación Regional para la Educación Integral (COREDI), del bachillerato rural, participan en el desfile del “Entierro de la tusa”. Su papel es llorar a ‘doña tusa’ en su funeral, vestidas de luto. Con llantos entre jocosos y verdaderos acompañan a ‘doña tusa’ al tablado principal, donde la despiden hasta el año siguiente. La Escuela de Música Semillas de Paz de Sonsón acompaña el entierro con melodías fúnebres. 99 [s. a.]. “Testamento de la Tusa”. La Acción, 1645. Sonsón, 5 de septiembre de 1987.

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Momentos de la Fiesta

Un niño carga en su mano izquierda una caña de maíz seca; en la mano derecha lleva una vela encendida. Acompaña el ritual fúnebre entendiendo que ya la tusa fallece y la Fiesta del Maíz culmina hasta el próximo año.

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Los educadores de la COREDI llevan en hombros el féretro destapado de doña tusa, quien después de la juerga en la Fiesta del Maíz, enfermó, agonizó, dejó su testamento y ahora será llevada a enterrar con algunos granos de maíz. Este será el inicio de la próxima cosecha, para que la Fiesta del Maíz vuelva a nacer el próximo año.

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Momentos de la Fiesta

Para abrir el desfile del “Entierro de la tusa” aparece un personaje que narra con tristeza que doña tusa murió y que la llevan a enterrar. Les sigue el carro antiguo de los bomberos, con un grupo de música lúgubre en honor al deceso de ‘doña tusa’.

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Las educadoras de la COREDI bailan una danza a la muerte para acompañar el ritual.

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Momentos de la Fiesta

Como todo sepelio de una personalidad tan importante como ‘doña tusa’, la procesión es acompañada por la iglesia y por tres sacerdotes, quienes son representados por estudiantes de la zona rural de Sonsón.

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Los profesores de la COREDI cargan con orgullo el féretro de ‘doña tusa’; una parihuela sirve para llevarla en hombros. Visten su traje típico y su pañuelo rabo e’ gallo, mientras dos faroles apagados acompañan su luto.

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Momentos de la Fiesta

La Banda Parroquial de Sonsón, formada por jóvenes y adultos, acompaña con melodías fúnebres a ‘doña tusa’ en su último y trágico desfile.

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Los descendientes de ‘doña tusa’ son los niños y jóvenes, quienes van encarnando en sus corazones el amor por la tierra que los vio nacer y por esta festividad que nos recuerda año tras año nuestros orígenes fundacionales, afianzados en el maíz. También se muestran los productos en que ‘doña tusa’ quedó transformada: arepas, tortas, buñuelos, tamales, arepas, mazamorra, entre muchos otros.

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Reinas del Maíz 1940-2014 1940 Reina:     Belén Botero de Botero Isaza      Coronador:  Fernando Uribe Uribe

1955 Reina:     Leticia Isaza Londoño      Coronador:  Jaime Sanín Echeverri

1979 Reina:     Gabriela I. Hernández Aguilar      Coronador:  Jorge Robledo Ortiz

2006 Reina:     Samy Yoe Páez Cortés      Coronador:  Baltazar Botero Jaramillo

1942 Reina:     Teresita Ramos Botero      Coronador:  Antonio Álvarez Restrepo 1943 Reina:     Tina Correa Henao      Coronador:  Tomás Calderón

1956 Reina:     Leonor Botero Cubides      Coronador:  Carlos Puerta S.

1981 Reina:     Mabel Tobón Gutiérrez      Coronador:  Rodrigo Correa Palacio

2007 Reina:     Miryam Arroyave Cardona      Coronador:  Marino Arroyave Arango

1959 Reina:     Rosa Elena Botero Ochoa      Coronador:  Abel Naranjo Villegas

1983 Reina:     Laura Beatriz Vásquez Villegas      Coronador:  Delfín Acevedo Restrepo

2009 Reina:     Gina Flórez Pardo      Coronador:  Hugo Álvarez Restrepo

1944 Reina:     Lucía Aracelly Botero Angel      Coronador:  Víctor Carvajal Ortega

1960 Reina:     Genoveva Arango Ortiz      Coronador:  Arturo Arango Uribe

1985 Reina:     Eva Cecilia Panesso Jaramillo      Coronador:  Mariano Ospina Hernández

2010 Reina:     Paula Alejandra Castro Buitrago       Coronador:  Juan de la Cruz Patiño

1945 Reina:     Laurita Barbier Botero      Coronador:  Saul Aguirre

1961 Reina:     Gisela Duque Correa      Coronador:  Gabriel Poveda Ramos

1987 Reina:     Marcela Vélez Vélez      Coronador:  Nicanor Restrepo Santamaría

2011 Reina:     María Camila Medina Gallego       Coronador:  Héctor Antonio López Osorio

1946 Reina:     Fany Botero Botero      Coronador:  Aurelio Martínez Mutis

1963 Reina:     Luz Gutiérrez González       Reina de la Familia Sonsoneña

1990 Reina:     Diana Patricia Otálvaro Cardona       Coronador:  Juan Carlos Patiño Betancur

2012 Reina:     Helena Jaramillo Valencia      Coronador:  William Ospina Naranjo

1947 Reina:     Esther Correa Vélez      Coronador:  Lorenzo Cadavid Uribe

1964 Reina:     María C. Rodríguez Gutiérrez       Reina de la Familia Sonsoneña

1992 Reina:     Claudia C. Castañeda Sánchez      Coronador:  Rodrigo Marín Bernal

2013 Reina:     Yeimy Paola Naranjo      Coronador:  Héctor Quintero Arredondo

1948 Reina:     Mariana Londoño Botero      Coronador:  Jorge Rojas

1967 Reina:     María M. Isaza Echevarría      Coronador:  Jorge Montoya Toro

1994 Reina:     María del Pilar Botero Botero       Coronador:  Luis Alfredo Ramos Botero

2014 Reina:     Yuly Astrid Ríos Henao      Coronador:  Alfonso Villegas Botero

1950 Reina:     Olivia Gómez Botero      Coronador:  Abel García Valencia

1969  Reina:  Lucía Magdalena Botero Medina      Coronador:  Hernán Jaramillo Ocampo

1995 Reina:     Janeth Henao Álvarez      Coronador:  Álvaro Uribe Vélez

1951 Reina:     Mariela Botero Isaza      Coronador:  Manuel Mosquera Garcés

1971 Reina:     Rosa Beatriz Botero Botero      Coronador:  Delio Botero Goldsworthy

1997 Reina:     Estefanía Paneso Murillo       Coronador:  Andrés Uriel Gallego Henao

1952 Reina:     Raquel Botero Giraldo      Coronador:  Juan Hurtado

1973 Reina:     Conchita Gómez Correa      Coronador:  Javier Henao Hidrón

2002 Reina:     Natalia López Toro       Coronador:  Rafael Iván Toro Gutiérrez

1953 Reina:     Mary Villegas Zuluaga      Coronador:  Gonzalo Cadavid Uribe

1975 Reina:     María Eugenia Ángel Londoño      Coronador:  Jorge Uribe Botero

2004 Reina:     Natalia Ospina Pareja      Coronador:  Mauricio Alviar Ramírez

1954 Reina:     Gilma Mejía Ramos      Coronador:  Juan Roca Lemus

1977 Reina:     Martha Luz Londoño Isaza      Coronador:  Néstor Botero Goldsworthy

2005 Reina:     Paola Cardona Hernández       Coronador:  Andrés Felipe Arias Leyva

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