Paulo Freire y la pedagogía de la concientización

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Calcagno, H. (2011). Paulo Freire y la pedagogía de la concientización

Paulo Freire y la pedagogía de la concientización Hilda Calcagno

hombres, con Dios, con mi mujer, con mis hijos. El respeto de mi padre por las creencias de mi madre me enseñó desde la infancia a respetar las creencias de los demás (…)*Además de su familia afectuosa y tolerante, Freire reconoce como una influencia importante en su infancia a su primera maestra, Eunice Vasconcelos, quien le inspiró una especial amorosidad a la lengua. “ Debido a los problemas económicos causados por la depresión mundial de 1929, su familia tuvo que salir de Recife, asentándose en las cercanías de Jaboatao donde Paulo pasó parte de su infancia y adolescencia. Tras la muerte de su padre en 1934, la situación de la familia empeoró y Freire llegó a experimentar el hambre y el sufrimiento de los demás:”En Jaboatao, cuando tenía diez años, me puse a pensar que en el mundo había muchas cosas que no marchaban bien. Y aunque era un chiquillo, empecé a preguntarme qué podía hacer yo para ayudar a los demás”*. Armando Bandera, citado Garcia, (2005), pág.6

por

Reyes

Paulo Freire (1921-1997) Síntesis biográfica y obra pedagógica Freire, Paulo nació en 1921 en Recife, capital de Pernambuco, uno de los estados más pobres de Brasil, en el seno de una familia de clase media. Su padre Joaquín Temístocles Freire, era un oficial de la policía militar de religión espiritista, a quien Freire caracterizaba como un hombre bueno, inteligente, capaz de amar; y a su madre, Edeltrudis Neves, la describía como católica, dulce, buena y justa (…). Atendiendo al relato del propio Freire “Con ellos aprendí ese diálogo que he procurado continuar con el mundo, con los

Las penurias económicas hicieron que tuviese que interrumpir su escolaridad, hasta que vuelto a Recife y gracias a que su madre pudo obtener una beca en una escuela privada, logró terminar la escuela secundaria. En 1943 comenzó la Escuela de Derecho de la Universidad de Recife y al año siguiente se casó con Elza Costa Oliveira, una maestra de escuela a quien atribuía su vocación de reformador educativo. Freire no se interesaba por el derecho y en 1946, asumió como Director del Departamento de Pernambuco de Educación y Cultura del

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SESI , una institución solventada por la Confederación Nacional de la Industria.

Freire y temían que se alejaran de sus expectativas políticas.

Si bien, ya había trabajado junto con su esposa en la educación de adultos por la Acción Católica, más tarde reconocerá en Pedagogía de la Esperanza, que sus diez años en el SESI le habían servido de base experimental para su tesis doctoral Educación y actualidad brasileña (1959) y para su primer libro La educación como práctica de la libertad, una obra que iba a terminar y publicar en los primeros años de su exilio chileno. En 1960, Freire se hizo cargo de impulsar los Círculos de Cultura que dieron forma al Movimiento de Cultura Popular (MCP). Estos círculos eran proyectos de estudio que se organizaban a partir de temáticas propuestas por los grupos que reflexionaban sobre sus propias vivencias, aquí surgió el método de alfabetización que luego se conocería como método Freire.

En 1970 Freire se mudó a Ginebra, Suiza, y trabajó como consultor para el Concilio Mundial de Iglesias y también estuvo un año en EEUU, actuando como profesor de la Universidad de Harvard. En este período, colaboró con varios gobiernos del Tercer Mundo, principalmente de África. Uno de sus libros más reconocidos de esta época es Cartas a Guinea-Bissau, publicado en 1977.

En 1964, un golpe militar terminó con las experiencias populistas de Janio Quadros y Joao Goulart y llevó a Freire al exilio. Tras pasar más de dos meses en prisión, por ser considerado un peligroso pedagogo político acusado de "subversivo", se refugió en la embajada de Bolivia, y posteriormente viajó a Chile donde trabajó para varias organizaciones internacionales y participó en importantes reformas conducidas por el gobierno demócratacristiano de Eduardo Frei. En Chile su presencia era controvertida. Mientras las ediciones de sus libros La Educación como Práctica de la Libertad (1969) y Pedagogía del Oprimido (1970) eran muy consumidas, y términos como educación bancaria, alfabetización, concientización, educación liberadora, se insertaban en el lenguaje educativo, algunos sectores oficiales emparentados con la derecha veían radicalizantes los planteos de

En 1980, tras diez años de exilio regresó a Brasil y ejerció como profesor en la Universidad Estatal de Campinas y en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo. En 1986 murió su esposa y dos años después se casó con Ana María Araujo. En la década de los ochenta publica dos libros importantes: La importancia del acto de leer (1892) y Las políticas de liberación: cultura, poder y liberación (1985). En estos años colaborò con educadores críticos norteamericanos como Macedo, Giroux, y Horton, y publicó una serie de libros dialogados con otros intelectuales. Cuando el Partido Trabajador ganó las elecciones municipales en 1988, Freire aceptó el puesto de Secretario de la Educación de la ciudad de Sao Paulo. Entre 1991 y 1996 publicó un libro por año: La educación en la ciudad, Cartas a Cristina, Pedagogía de la esperanza, entre otros. Reconocido a nivel internacional, a Paulo Freire le fue otorgado el título de doctor Honoris Causa por veintisiete universidades; y por sus trabajos en el área educativa; recibió también otras distinciones como: el “Premio Rey Balduíno para el Desarrollo” (Bélgica, 1980); el "Premio UNESCO da Educación para a Paz" (1986) y el "Premio Andrés Bello" de la

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Organización de los Estados Americanos, como Educador de los Continentes (1992). En 1990, Freire decidió dedicarse a su trabajo de maestro y escritor y dejó su trabajo en el gobierno. Murió en 1997, año de publicación de su último libro Pedagogía de la autonomía.

La pedagogía de Freire Con frecuencia Freire es presentado como un representante del humanismo socialista con orientación crítica. Su pensamiento combina las antropologías existencialista y fenomenológica al enfatizar la subjetividad y la libertad, con las concepciones marxistas que ven en la educación un mecanismo de poder y dominación. Apela a elementos de la dialéctica marxista en su visión y comprensión de la historia. Freire es un pensador decididamente dialéctico, para él los pares conciencia y mundo, teoría y praxis, individuo y sociedad, crítica y posibilidad, educador y educando, etc., conforman una relación problemática pero necesaria. Esta compleja síntesis teórica explica que para Paulo Freire, la educación, sea necesidad ontológica que deviene de la naturaleza misma del ser humano, en la medida que la conciencia es propiedad exclusiva de los sujetos humanos. Para él si bien el hombre es un ser condicionado por el medio histórico social, no está genéticamente determinado como otros seres, porque su capacidad de pensar le da la posibilidad de comprender y transformar su situación social. Por ese motivo la educación será una actividad esencialmente política, que nunca puede ser analizada independientemente del contexto histórico en que transcurre y sus relaciones con el poder, de lo que se deriva que toda educación verdadera redundará en praxis o acción transformadora y reflexiva de la realidad.

De lo expresado surge un postulado básico de la teoría freiriana. “La educación nunca puede ser neutral “, porque es una práctica política. Para Freire separar la educación de la política, del poder que la establece, es un reduccionismo peligroso, incluso para el propio educador, que no advierte el condicionamiento socio histórico que lo hace pensar de este modo y que le da sentido a su propio accionar: lo que hacemos orienta lo que pensamos, y lo que pensamos justifica lo que hacemos. Además de ser un acto político, la educación para Freire es un acto de amor, que compromete e interpela a quien se atreve a asumir la profesión de educador “Es preciso atreverse en el sentido pleno de esta palabra para hablar de amor sin temor de ser llamado blandengue, o meloso, acientífico si es que no anticientífico. Es preciso atreverse para decir científicamente, y no blablablantemente, que estudiamos, aprendemos, enseñamos y conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica. Jamás sólo con esta última. Es preciso atreverse para jamás dicotomizar lo cognitivo de lo emocional. Es preciso atreverse para quedarse o permanecer enseñando por largo tiempo en las condiciones que conocemos, mal pagados, sin ser respetados y resistiendo el riesgo de caer vencidos por el cinismo. Es preciso atreverse, aprender a atreverse, para decir no a la burocratización de la mente a la que nos exponemos diariamente”Paulo Freire, Cartas a quien pretende enseñar, , pág 8

El modelo antropológico freiriano implica una comprensión crítica del hombre en tanto ser que existe en el mundo y con el mundo. La actividad

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humana se produce a partir de la interacción creativa con el entorno, lo cual supone destacar la importancia del trabajo y de la cultura y el rol del hombre como creador y transformador del mundo. Por esto la relación hombre cultura trabajo es fundamental para entender la dinámica del proceso alfabetizador. Como ser cultural el hombre es un animal simbólico, un ser caracterizado por la comunicación y por el lenguaje, de aquí se deriva la importancia del diálogo y el propio carácter dialogizo de los hombres, otro concepto central de la teoría freirían. En el modelo freiríano, la educación es liberación, porque al alfabetizarse el hombre recupera la palabra, puede hablar de su situación; y empieza a transitar hacia la conciencia crítica, que le posibilita además de la toma de conciencia de su realidad, la toma de conciencia de su propio potencial para transformarla.

de la autonomía Saberes necesarios para la práctica educativa. página 24

de marginados, porque da una idea más clara de su situación de humillación. Sostiene que serán los oprimidos quienes al liberarse liberarán a todos los hombres, porque son quienes más entienden la opresión; pero anticipa que ese camino será difícil, porque la ideología hegemónica ha instalado en el oprimido la conciencia del opresor, por eso mismo la concientización promovida por la educación es imprescindible, no sólo para terminar con la explotación del oprimido, sino para que el oprimido al liberarse no se convierta en opresor. Sostiene Freire que el oprimido está en el mundo como otros seres naturales, no es capaz de objetivarlo porque no se reconoce a sí mismo como ser humano, como ser cultural, como alguien capaz de interactuar con el mundo para transformarlo. La toma de conciencia de su naturaleza cultural, de su capacidad de crear cultura a través de su trabajo, es el primer momento del proceso de concientización. Cuando el oprimido recupera su dignidad, abandona la conciencia mágica que lo inmoviliza frente a su realidad de explotación. A través de la educación liberadora el hombre recupera su naturaleza específicamente humana, se convierte en un ser que está con el mundo, en el mundo y también con los otros lo que lo lleva a plantearse nuevas formas de organización social, porque para Freire las personas somos seres inacabados, necesitamos de los demás para conocer y transformar el mundo y construirnos como sujetos, esta característica justifica la posibilidad de la educación como instancia de comunicación y diálogo.

El sujeto de la pedagogía freiriana es el campesinado analfabeto, pobre y explotado del noreste de Brasil a los cuales denomina los oprimidos, Freire explica que elige este término en lugar

La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo.

La educación tiene para Freire un objetivo fundamental: convertir al hombre en agente de su propia liberación a través de la toma de conciencia de su realidad de manera crítica y comprometida con el cambio social. En palabras de Freire “la verdadera educación es praxis: reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo *Freire, La educación como práctica de la libertad.

La reflexión crítica sobre la práctica se torna una exigencia de la relación Teoría/Práctica sin la cual la teoría puede convertirse en palabrería y la práctica en activismo. Freire, Pedagogía

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Existir, humanamente, es ‘pronunciar’ el mundo, es transformarlo. El mundo pronunciado, a su vez, retorna problematizado a los sujetos pronunciantes, exigiendo de ellos un nuevo pronunciamiento. Los hombres no se hacen en el silencio sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. Más si decir la palabra verdadera que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo decirla no es privilegio de algunos hombres sino derecho de todos los hombres. Precisamente por esto, nadie puede decir la palabra verdadera solo, o decirla para los otros, en un acto de prescripción con el cual quita a los demás el derecho de decirla. Decir la palabra, referida al mundo que se ha de transformar, implica un encuentro de los hombres para esta transformación. Freire, Pedagogía del oprimido págs 106-107

Desde su visión dialéctica del hecho educativo, hace una crítica radical a la educación tradicional que califica como bancaria y domesticadora, porque en esa relación pedagógica el educador deposita saberes “acabados” en el educando como si este fuera una vasija. Cuando más vaya llenando los recipientes con sus "depósitos", tanto mejor educador será. Cuanto más se dejen "llenar" dócilmente, tanto mejor educandos serán En este modelo educativo el discurso pedagógico se convierte en una narración del educador que conduce a la memorización mecánica del contenido transmitido, inhibiendo el poder creador del educando. En Pedagogía del Oprimido* describe muy bien los supuestos en los que se asienta la educación bancaria El educador es siempre quien educa, el educando el que es educado

El educador es quien sabe, los educandos quienes no saben El educador es quien piensa, el sujeto del proceso, el educando es el objeto pensado El educador es quien habla, los educandos quienes escuchan dócilmente El educador es quien disciplina los educandos los educandos los disciplinados Es el educador quien escoge el contenido programático, los educandos a quienes jamás se escucha, se acomodan a él El educador identifica la autoridad del saber con su autoridad funcional, la que opone antagónicamente a la libertad de los educandos. Son éstos quienes deben adaptarse a las determinaciones de aquel Finalmente, el educador es el sujeto del proceso, los educandos meros objetos. (*) Freire P., (2005) Pedagogía del oprimido, p.8.

Este vínculo pedagógico se basa en la contradicción educador-educando, posiciona al educando en el lugar del ignorante, y en consecuencia consolida la ideología de la opresión porque obstruye en él toda posibilidad de criticidad; pero a la vez también aliena al educador quien es partícipe necesario y antagonista de esta situación. En el fondo, los grandes archivados en esta práctica equivocada de la educación (en la mejor de las hipótesis) son los propios hombres. Archivados ya que, al margen de la búsqueda, al margen de la praxis, los hombres no pueden ser. Educadores y educandos se archivan en la medida en que, en esta visión distorsionada de la educación, no existe creatividad alguna, no existe transformación, ni saber. Sólo existe saber en la

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invención, en la reinvención, en la búsqueda inquieta, impaciente, permanente que los hombres realizan en el mundo, con el mundo y con los otros. Búsqueda que es también esperanzada. Freire, Pedagogía del oprimido p. 78 y 79

A la concepción “bancaria”, Freire opone la educación problematizadora o liberadora al servicio de la liberación de la conciencia. En la educación problematizadora el objeto cognoscible del acto cognoscente es el mediatizador de sujetos cognoscentes: educador y educandos. La educación problematizadora antepone la exigencia de la superación de la contradicción educadoreducandos, para que se instale la relación dialógica. En la educación problematizadora, en lugar de ser dóciles receptores de depósitos, los educandos se transforman en investigadores críticos en diálogo con el educador, quien es a su vez también un investigador crítico. De este modo, el educador ya no es sólo el que educa sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa. Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual "los argumentos de la autoridad" ya no rigen. (…) Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador. Freire, Pedagogía del oprimido Pág. 92

El diálogo es el corazón del proceso educativo; ya que por su naturaleza establece una relación horizontal entre las personas, pero será función del educador reforzar la capacidad crítica del educando, como sostiene Freire en Pedagogía de la Autonomía, Enseñar exige rigor metódico, por lo tanto el educador democrático debe reforzar la capacidad crítica, el rigor metodológico con el que se aproxima al objeto cognoscible y la creación de las condiciones en las que es posible aprender críticamente. Dialogar no significa plantear preguntas al azar y responderlas; no significa preguntar por el placer de preguntar y contestar por el placer de contestar, quedando satisfechos al rozar de un modo desordenado la periferia del objeto de nuestra curiosidad. El diálogo es el marco de un acto cognoscitivo. Freire, Paulo e Illich, Ivan. La Educación.. (p29

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Bibliografía consultada. Freire, (1997) La educación como práctica de la Libertad. educación.México, Siglo veintiuno Editores: México. Freire, P. e Illich, I. (2001). La Educación. Buenos Aires,.Galerna: Freire, P. (2005) Pedagogía del Oprimido., México, Siglo XXI ,

Freire, P. ( 1997)Pedagogía de la Autonomía Saberes necesarios para la práctica educativa. Siglo XXI, Siglo XXI Freire, P. (1998) Cartas a quien pretende enseñar enseñar, México, Editorial Siglo XXI Fernández Fernández, J. A.,(2001)Paulo Freire y la Educación Liberadora, en El legado pedagógico del siglo XX para la “escuela del siglo XXI, España, Graó.Trilla, J. (Coord.) Heinz-Peter, (1993) Paulo Freire, en Perspectivas: revista trimestral de educación comparada, París Unvesco. vol. XXIII, nos 3-4, , págs. 463-484.

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