Peer Reviewed. Title: Rafael Alberti y el peso del ayer. Journal Issue: Mester, 36(1) Author: Morris, C. Brian, Universidad de California, Los Angeles

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Peer Reviewed Title: Rafael Alberti y el peso del ayer Journal Issue: Mester, 36(1) Author: Morris, C. Brian, Universidad de California, Los Angeles Publication Date: 2007 Permalink: http://escholarship.org/uc/item/50x9m4p3 Local Identifier: ucla_spanport_mester_14666 Abstract: [No abstract] Copyright Information: All rights reserved unless otherwise indicated. Contact the author or original publisher for any necessary permissions. eScholarship is not the copyright owner for deposited works. Learn more at http://www.escholarship.org/help_copyright.html#reuse

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Rafael Alberti y

peso del ayer

el

C. Brian Morris

Universidad de California, Los Angeles

No

siempre

se

puede

ser

momento que se vive. Nos pesa mucho el ayer. del

Yo sueño con un que no

le

pese

futuro

el ayer.

Baladas y canciones del Paraná (1953-1954)

No

obstante

las

muchas

diferencias

que nos distinguen, tenemos dos

cosas en común: un futuro implacablemente igualador, y un pasado que se llena

de vivencias

y,

a través de la

memoria, de

Ante

reviviscencias.

muerte que nos espera y el ayer que, segiin nos recuerda Quevedo, ya se fue (4),' todos reaccionamos de modos distintos. Rafael Alberti la

con Jorque Manrique, Quevedo y Bécquer, preocupándose más por el pasado que por el futuro, adoptando una perspectiva que se alinea

él

reconoce

como

elegiaco, y lamentando, en Baladas y canciones del

Paraná^ que "Nos pesa

mucho

ha afirmado que "Todos

los poetas

el

ayer" {Oc

II

756). Francisco Brines

son elegiacos." Alberti fue más

aún, enlazando vida y obra en su confesión, hecha en

de su vida, de que

una

elegía.

"[.

Casi todo

mismo

.]

.

de su padre, la

señala

el

tono de mi poesía

la

postrimerías

toda mi vida, puedo decir sin exageración, es es elegiaco"

[Arboleda [1996]

muerte y vocación poética, afirmando en sus memorias que, con 22). El

las

lejos

coincidencia entre

"Mi vocación

la

el

génesis de su

el

fallecimiento

poética había comenzado. Así, a los pies de

muerte, en una atmósfera tan fúnebre

[1959] 141). Y, para estrechar

aún más

la

como romántica"

[Arboleda

relación entre muerte y poesía,

recuerda que "Volví de nuevo a visitar los cementerios, con Bécquer en los labios y

En el

la

una opresión en

marbete de

146

el

pecho" [Arboleda [1959] 144). las que él pusiera

obra de Rafael Alberti no faltan poemas a elegía, a

nada menos que

MESTER, VOL. XXXVI

(2007)

a cuatro en

Marinero en

tierra

Rafael Alberti y

Denominar

(1924).

un poema hasta

elegía a

el

peso del ayer

147

punto controla

cierto

al

género y su propósito, el que, según Bruce W. Wardropper, "parte de una muerte y no de la muerte" (8). Lo que hace lector, identificando su

nuestro poeta, en cambio, es subrayar no

no puede

la

mora en Baladas y canciones {Oc

II

"[.

.

.]

le faltó

el

la

tono, que

pérdida,

la

ruptura. Las "rotas raíces" que conme-

del Paraná, se

le falta el

pueden

alimento

/

de

referir a

más que

la tierra

conocida"

a

Madrid contra su voluntad

757). Al adolescente desplazado a

también

género sino

cuando tantas veces lamenta

ser sino elegiaco

destrucción, la separación y

su canto, al que, dice,

el

de repente "el alimento

/

de

conocida," y

la tierra

predominan en Marinero en tierra, donde, resentido contra su padre, le increpa con estas preguntas:

esa falta, y la conciencia de ella,

¿Por qué

me

trajiste,

padre,

a la ciudad?

¿Por qué del

me

desenterraste

mar? (Ocl 123)

Alberti sentía

profundamente

el

dolor de

la

distancia, insistiendo

en Pleamar (1942-1944) que "Sí, yo era marinero en tierra de mari-

nos" {Oc

II

175), definición que

sueltos de cada día (1979-1982),

de sombras y de angustias" {Oc dida, asociada estrechamente con

él

glosa

donde III el

amargamente en Versos

se describe

como "Marinero

549). Esta conciencia de

desarraigo,

domina

la pér-

sus memorias,

él reunió bajo un título tan sombrío como la arboleda perdida, donde él acude una y otra vez al participio "perdido" y al despido, !" {Arboleda pronunciando en "¡Adiós infancia Hbre, pescadora [1959] 97) su tristeza ante la desaparición de una etapa inocente,

que

.

feliz, la

que luego,

lo

mismo que

Proust,

es

.

dedicaría a recuperar y

añoranza y de la nostalgia. más que un gran tema, como ha insistido Gregorio

a revivir durante toda su obra, presa de

La nostalgia

él se

.

la

la poesía albertiana (47-48): es un sentiimpone como tema, una potente fuerza motora

Torres Nebrera, de toda

miento hondo que

se

y una presencia constante

—o inseparable, según

la califica

y canciones del Paraná, donde lamenta: Siempre esta nostalgia, esta inseparable nostalgia que todo lo aleja y lo cambia.

{Oc

II

701)

en Baladas

C. Brian Morris

148

Inseparable fue ya cuando se trasladó a Madrid, donde se vio

obligado a abrevar en lo que llamó "aquel pozo nostálgico," tan lleno

de recuerdos de El Puerto de Santa María {Arboleda 11959] 171), El tener que alejarse cada vez talgia,

haciendo que

la

más de

su tierra natal profundizó

la

ventana por donde mira en Argentina,

[Oc

II

710),

a Jerez de la Frontera,

le lleve

agudizando

la

.

.]

F araná

que esté abierta o cerrada," dice en Baladas y canciones del ver y recrear en su mente lo que

nos-

"[.

necesidad de

no puede ver con sus propios

ojos, y de seguir evocando, y de ahí adorando, lo más esencial de su patria, como pone de manifiesto también en Argentina, en la misma obra:

Tierras lejanas ...

Y

barcos

Os

.

.

.

Y

Mares

toros.

lejanas.

beso, tierras sagradas

para mí, tierras lejanas.

Me

arrodillo en vuestras olas,

en vuestras arenas, playas.

Olas y arenas sagradas, para mí, mares lejanas. {Oc

II

714-715)



Estas tierras y mares sagradas están aún más distantes y más añoradas que cuando las lloró en Marinero en tierra^ cuya pérdida



motivó /

del

la

protesta deparada a su padre: "¿Por qué

mar?" Estar desenterrado

del

me

desenterraste

mar— hermosa paradoja —

fuera de su elemento, apartado de lo que

es estar

más íntimamente asociaba

con su infancia, consagrada como mártir de esa conciencia implacable suya de la pérdida y del alejamiento tanto temporal como físico. En la

desempeña un doble papel: a la memoria, concitada resucitada constantemente por una mente se niega a olvidar. que y La infancia tantas veces evocada por nuestro poeta demuestra dos facetas esenciales de la memoria: su tendencia reiterativa, señalada por Samuel Beckett en su observación "Repetidamente con solamente ínfimas variantes el mismo antaño" (20),' y su misión de salvador de vivencias perdidas y recuperables sólo en la mente. Según ha comentado acertadamente una estudiosa de la memoria, Mary Warnock,

mente y en

la

obra de Alberti,

es víctima a la vez

la

infancia

que superviviente gracias

Rafael Alberti y

"[.

.

.]

hay en

la

miramos hacia Ese

el

149

peso del ayer

memoria, forzosamente, una sensación de pérdida: un país al que no podemos volver" (141).^

atrás a

sitio especial, ese país irrecuperable,

era para Alberti su infancia,

representada una y otra vez por su colegio de San Luis Gonzaga, en el Puerto de Santa María, el que permanece congelado en su mente

como un

recinto que

le

robaba a él, como a tantos otros, su libertad. sin explicar cómo, del Paraná, él cuenta



En Baladas y canciones



mecanismos asociativos de la memoria que "Un barco al pasar me trajo / las ventanas de mi colegio." El paso de ese barco le lleva a situar el colegio, que era culpable de encerrar el sol tanto como a los alumnos desde las seis de la mañana, hora tan por

ser antojadizos los

temprana que

la

plaza queda todavía desierta:

me

Un

barco

las

ventanas de mi colegio.

al

pasar

trajo

Era una plaza redonda

con dos araucarias en medio.

A

las seis se abría

y ya

el sol se

Afuera, vacía,

con

las

una puerta

quedaba dentro.

la

plaza,

ventanas del colegio. (Oc

II

733-734)

Repetidamente en su obra Alberti se asigna el papel de fugitivo de ese colegio-cárcel, denominándose en sus memorias "[. .] aquel mal colegial playero de los jesuítas" {Arboleda [1959] 121-122) y, .

en Versos sueltos de cada día,

"[.

.

.1

colegial escapado, a la orilla del

560). En Los 8 ocho nombres de Picasso (1966-1970)

mar" {Oc III es más específico aún, recordando que Cuando yo andaba

junto

huyendo

la

del latín y

al

mar de Cádiz,

aritmética

y pintando veleros sobre un azul rabioso

Esas dos asignaturas



el latín

y

la

[.

.

.]

{Oc

—eran

disciplina escolar a pesar de las

127)

las que más antimás agobiante de notas de Notable y Aprobado que

aritmética

patía generaban en nuestro poeta, representando lo

una

III

C. Brian Morris

150

sacaba (Tejada 26). Alberti nos quiere convencer de que, la

aritmética,

no habría disfrutado de ninguna

pescadora entre

de

el castillo

la

"[.

si

no fuera por

alegre

.]

.

mañana

Pólvora y Santa Catalina, frente a

Cádiz," y que, si no fuera por el latín, no habría cogido "[. de los pinos, en dirección a San Fernando" {Arboleda [1959]

.]

.

la orilla

15)."*

Una

uno de los poemas "escénicos" de El matador (1961-1965), pronuncia una profecía que habría de cumplirse: "Lo echarán del colegio." Las razones de esa expulsión fulminante las explica al principio del poema el muchade

las

voces que constituyen

cho protagonista, y

Me El

gusta

mar

El sol

playa que

la

más que

la

durmiéndose en

más que

el

textura coral de "El muchachito,"

con igual ingenuidad:

las glosa al final

más

azul

la

el latín.

aritmética. las

dunas,

pintado en una lámina. (Oc

928)





memoria ^John Kotre ha subrayado la ha denominado "episodios simbólicos," acla-

Otro estudioso de importancia de lo que

II

la

él

rando que "Encontramos un solo episodio concreto que representa un

tema principal de nuestra ficados" (101).^

En

y las aritméticas,

el

este

vida,

sol y

colegio representaba

Recordar

la libertad

de su denuncia y

De un momento

la

la

playa y

el

el

granjeada por rabonas aumenta

ofuscamiento. la

vehemencia

intensidad de su revulsión en "Colegio

a otro (1934-1938),

(S.J.),"

ira,

al

mar que nunca

se

preocupa de

las raíces

cuadradas, al cielo

libertado de teoremas,

libre

de profesores,

a las

dunas calientes

donde nos orinábamos en (Oc

I

614-615)

fila

de

poema forzosamente modulado

tanto odio contenido sin llanto,

nos llevaban

mar

de ese constante evocar suyo de su colegio:

encierro, la falsificación y

por su compromiso político a una causa que fue derrotada:

tanta

signi-

el latín, el

una reproducción en una lámina, Alberti pre-

cisa la naturaleza simbólica el

que resume todo un conjunto de

enfrentamiento entre

mirando hacia

el

colegio.

Rafael Alberti y

Con (S. J.)"

tico

151

peso del ayer

el

sus ciento veinte versos repartidos en seis secciones, "Colegio

rebasa

el

recuerdo nuclear para convertirse en manifiesto polí-

y documento

de

social, alejándose

la

concisión y

la

precisión que

distinguen "Los ángeles colegiales," de Sobre los ángeles (1927-1928),

donde Alberti capta en solamente diez versos tanto el mundo herméla clase con sus aparatos pedagógicos, como la mente cerrada o, más bien, nunca abierta de los alumnos que la

ticamente cerrado de





habitan. Totalmente proscrito por

el

férreo régimen escolar,

exterior se intuye solamente a través de

como

el

mundo

fenómenos naturales que,

evidencia del ofuscamiento colectivo, son mal interpretados

de ahí, deformados por todos: "Sólo sabíamos

[.

.

.]

y,

que un eclipse de

y que las estrellas errantes son niños que ignoran la aritmética." El poeta entonces viene a ser el portavoz,

luna equivoca a

el

las flores

[.



-1

mensajero, del grupo, intérprete del misterio en

todos; es

voz que,

la

al alternar

el

que están sumidos

dos veces "Ninguno comprendíamos"

y "Sólo sabíamos," confiere orden estructural al desorden mental, transformando en rutina una manera de vivir y de pensar equivalente a

una

eclipse o a los borrones

hechos de tinta china:

Ninguno comprendíamos ni

por qué

la esfera

el

secreto nocturno de las pizarras

armilar se exaltaba tan sola cuando

la

mirábamos. Sólo sabíamos que una circunferencia puede no ser redonda y que un eclipse de luna equivoca a las flores

y adelanta

el reloj

de los pájaros.

Ninguno comprendíamos nada: ni

y

por qué nuestros dedos eran de la

tinta china

tarde cerraba compases para al alba abrir libros.

Sólo sabíamos que una recta, y que

las estrellas errantes

si

quiere,

puede

ser curva

son niños que ignoran

o quebrada

la aritmética.

(OcI435)

La distancia temporal y

física

genera otro tipo de evocación en

menos reviviscencia que reminislírica a la manera de las divagación una cencia hondamente reflexiva, también autobiográficas meditaciones de Wifliam Wordsworth en El "Retornos de

preludio,

el

los días colegiales,"

que recurrió a

que nuestro poeta

al

flores

con propósito simbólico poema:

principio y al final de su

lo

mismo

C. Brtari Morris

152

Por jazmines caídos recientes y corolas de dondiegos de noche vencidas por

me

el dia,

escapo esta mañana inaugural de octubre

hacia los lejanísimos años de mi colegio. [.

.]

.

Estas cosas

me

mañana de octubre

trajo la

entre rojos dondiegos de corolas vencidas

y jazmines caídos. {Oc

Como

para probar

afirmación de otro estudioso de

la

Shacter— de que

Daniel L.

que sea consistente con al

joven colegial

la

489, 490)

II

lo

misma

"[.

.

reconstruimos

.]

que sabemos ahora" conciencia de

el



pasado para hacer Alberti atribuye

(146),''

la libertad

memoria

la

que

él

enfatiza repe-

tidamente en sus memorias, cuyos dos primeros libros coinciden con

Retornos de

lo

vivo lejano, haciendo que esta obra sea, en las palabras

acertadas de Gregorio Torres Nebrera,

"[.

.]

.

una versión versificada

de su libro de memorias" (81). Las dos obras coincidentes confirman al

mismo tiempo

la

observación de José María Ridao, con respecto a

Walter Benjamin, de que es

común

"[.

.

.]

esta repentina necesidad autobiográfica

entre los autores que se saben abocados a enfrentar tiempos

sombríos" (148). Todo implícita en

él



está

poema de

—y

condena que basado en un contraste fundamental, que él el

Alberti

la

está des-

pliega en cada estrofa, entre la libertad y el encarcelamiento, entre lo

auténtico y lo falso, entre lo natural y lo representado:

El

mar reproducido que

con

las

delineadas

no adivina que

el

islas

se

expande en

el

muro

en breve rosa,

mar verdadero golpea

con su aldabón azul

los patios del recreo.

[...]

Las horas prisioneras en un duro pupitre lo

amarran como un pobre remero castigado

que entre

las paralelas rejas

de los renglones

mira su barca y llora por asirse del

Alberti nos enseña

que

la

aire.

memoria no

es,

[Oc

II

489, 490)

no puede

ser,

neutral: los

contrastes que provoca conllevan juicios y hasta comentarios aciagos

acerca de

en

las

la

naturaleza esquiva, relativa, de

quejas deparadas contra su padre,

la libertad. él

Pensando quizás

musita en

la

misma obra

Rafael Alberti y

que "Podías, cuando [.

.

.]"

(Oc

II

marinero en

fuiste

el

153

peso del ayer

/ ser más libre que ahora un poema de Canciones del

tierra,

529). El contraste que apuntala

Alto Valle del Aniene (1967-1971) crea un choque de tonos en sintonía

con su reacción placentera a canción.

En

el

momento

oye, involuntariamente,

voces y su recuerdo despiadado de

las

presente congelado por "[.

.]

.

trenzadas

al

el

la

poema, nuestro poeta

tambor y

a la

zampona,

/

claras voces de niños y de niñas." Ese coro tan espontáneo y campestre le

recuerda

"[.

.

.]

obligación que se

la

alguna canción idiota

pensando que en

/

la libertad.

cuya concisión estrecha

Con

el aire

me

el

el aire

me

enlace entre

"[.

.

.]

Y se consuela

hijos de pastores,

y que, sencillamente, disfrutan

llegan" abre y cierra

el

/

pasado y

el

el

poema,

presente:

llegan,

tambor y

al

al aire libre

"Con

El verso

trenzadas

imponía de entonar, en coro forzado,

actualidad todavía existen

la

gente campesina" que cantan

de

le

compuesta por una monja."

zampona,

a la

claras voces de niños y de niñas.

Cuando yo al

estaba en

la

escuela,

terminarse del año,

cantábamos

a la Virgen

alguna canción idiota

compuesta por una monja.

Hoy, aquí, todavía, son hijos de pastores, de gente campesina.

Con

En

el aire

me

llegan.

{Oc

III

194-195)

este vaivén de planos temporales y de asociaciones, Alberti

demuestra que su memoria es más que un "álbum de postales," según una frase acertada del poema "Carta abierta," de Cal y canto (1926-1927) {Oc I 372): es un procesador de recuerdos, que ofrece comentarios, veredictos, hasta sobre

la

función

misma de

la

memoria

y los problemas que acarrea. Esta función crítica, reflexiva, se ve claramente en un poema de Baladas y canciones del Paraná, el que, más que ser una sencilla reminiscencia de una aventura infantil, llega a ser

un comentario profundo sobre

la

memoria y

el

paso del tiempo:

C. Brian Morris

154

Yo mataba

los

murciélagos

en torres frente a

la

mar.

Hoy, en balcones lejanos de

la

mar y

frente a

un

río,

pasan, negros, por mi frente y no los quiero matar.

Murciélagos de

los días

torreados, frente al mar:

yo os mataba, pero ahora que

está

cayendo

la

tarde

tan lejos de aquella mar,

aunque



paséis por

¡seguid!



Matar murciélagos

memorias—parece

,

mi

frente

no os puedo matar. (Oc

— actividad

a la

que

II

el

698)

poeta no alude en sus

ser un episodio simbólico, es decir, en las palabras John Kotre, "[. .] un solo episodio concreto que representa un tema principal de nuestra vida." Según Gorgo, en el drama El adefesio (1942), los murciélagos "Anidan en la cabeza del demonio ... Y dan vueltas y vueltas como el remordimiento" {Adefesio 281). En este poema, los murciélagos dan vueltas y vueltas en la memoria del poeta, el que insiste: "[. .] pasan, negros, por mi frente / y no los quiero matar," porque son parte de su pasado, y mientras pasen por su

del ya citado

.

.

frente, ellos

y

—y — siguen él

vivos:

perduran como parte de su pasado,

sigue viviendo para recordarlos.

él



No

obstante, concluir



"[,

.

.]

aunque paséis por mi frente / ¡seguid! no os puedo matar," es subrayar, de un modo elegiaco, la imposibilidad de volver a hacer de hombre lo que él hacía de niño, señalando de nuevo la doble función paradójica de la memoria, que es a la vez sepulturera y salvadora. De niño, uno puede matar murciélagos; de mayor, uno no puede ni debe matar el recuerdo de haber matado murciélagos. Lo que pertenece, muerto, al pasado sigue, vivo, en la mente. Si "no os puedo matar" lamenta el pretérito irrecuperable, "no los quiero matar" mantiene vivo

el

pretérito irrecuperable.

El recordar, entonces, para Alberti

,

—como para tantos otros—

es

una obligación, y el definir la memoria es otra. Las diversas definiél nos ofrece a través de su obra, y especialmente en su

ciones que libro

más proustiano. Retornos de

lo vivo lejano

(1948-1956), son



— Rafael Alberti y

testimonio de una fascinación por tantos escritores

el

peso del ayer

1

55

memoria que compartía con

la

—por ejemplo, Antonio Machado, María Teresa León

en la actualidad, Antonio Muñoz Molina y José Saramago con la salvedad de que no solamente intenta captar su funcionamiento sino

y,

que despierta en él tener una memoria tan densa. La súplica que pronuncia en Canciones del registrar las reacciones, a veces conflictivas,

Alto Valle del Aniene:

sólo un

momento

lleve, sin

memoria,

Dejadme que

me

(Oc

lejos, este aire,

atribuye a

la

III

206)

memoria un peso que

como por una

él

tiene por

"Su memoria era inmensa — aún más de

[1959] 155)

una bendición tanto Dámaso Alonso



maldición. Su comentario acerca de

señala

metafóricamente

que yo padezco" [Arboleda

la

cariz negativo de la

el

como un

memoria, que

representa

él

La memoria" {Arboleda

tipo de vía dolorosa, aludiendo en

arboleda perdida a "los tupidos senderos de

la

[1959] 121) y en Retornos de lo vivo lejano a "las empinadas cuestas

de

la

memoria" [Oc

II

499).

Sin embargo, poder evocar

el

pasado

es analgésico,

según

pone

él

en claro en otro poema de esa obra, donde exclama, aliviado: ¡Qué consuelo

sin

nombre no perder

la

memoria,

tener llenos los ojos de los tiempos pasados [...]!

Mientras su declaración, en otro poema de 10

la

[Oc

misma obra

que más me revive llamándome" — indica un proceso

alusión a "(Estas perdidas ráfagas que vuelven sin aviso 11

499, 487) señala

ria,

la

510)

II



"elijo

selectivo, su [.

naturaleza imprevisible, antojadiza de

.

.])"

la

[Oc

memo-

algo que también fascina a José Saramago, que ha escrito en Las

pequeñas memorias:

Muchas

veces olvidamos lo que nos gustaría poder recor-

dar, otras veces, recurrentes, obsesivas, el

mínimo

reaccionando ante

estímulo, nos llegan del pasado imágenes, pala-

bras sueltas, fulgores, iluminaciones, y no hay explicación

para

ello,

no

las

hemos convocado, pero

ahí están. (169)^

— C. Brian Morris

156

En

la

mente de

Alberti, la

—como

sonidos

{Oc

II

el

memoria puede

o por una hoja que agita

729)

ser

removida por colores, por

de trenes que en 7\rgentina "van hacia la brisa,

el

Guadarrama"

según aclara en un pasaje

esperanzador de "Retornos del amor en los vividos paisajes:"

Pero basta

una

el

estrella

más

leve palpitar de

una hoja,

borrada que respira de pronto

para vernos los mismos alegres que llenamos los lugares

Si

que juntos nos tuvieron. {Oc

una hoja que mueve

arranca

la

512)

brisa trae esperanza, las hojas

viento traen otros recuerdos, y

el

II

el

que

canto que entona en

Baladas y canciones del Paraná a las hojas caídas es una elegía al paso del tiempo representado en Sobre los ángeles por "[. .] esas .

hojas tenaces que se estampan en los zapatos" y por esa ecuación tal elocuente de "Una hoja, un hombre" {Oc I 442, 437). Las preguntas

que

él

dirige a las hojas caídas, y

movedoras por

las

que enmarcan

el

poema, son con-

negativas que conllevan:

Hojas caídas, ¿puedo hablaros, desear algo de vosotras?

Secas hermanas, otros tiempos, tenaces en mis suelas rotas.

De

noche, siempre en mis zapatos

persistíais

mojadas,

solas.

¿Puedo encontrar, hojas de hoy, una de ayer entre vosotras? (Oc

II

750)

Querer encontrar una hoja de ayer entre las de hoy es querer pasado al mismo tiempo que conmemora su estado preté-

aferrarse al rito,

condición que T.

S. Eliot

definió

como

"pastness" en su célebre

ensayo "Tradition and the Individual Talent" (49). A diferencia de José Ángel Valente, que advierte en Poemas a Lázaro de que "no vuelvas

la

mirada.

en Pleamar: II

173).

"[.

,

.]

/

No podemos

yo



Compartiendo

[.

la

.

.]

volvernos," Rafael Alberti declara

que debo

/

recordar ciertas cosas" [Oc

convicción expresada por María Teresa

Rafael Alberti y

León de que "Vivir no

es tan

importante

como

el

peso del ayer

recordar" (130),

en Baladas y canciones del Paraná, enfrenta al Olvido y en un combate alegórico, que gana el último:

al

157

él,

Recuerdo

Pensé ponerle a mi casa

campo un nombre:

de

El Olvido.

Pero pensé: ¡qué buen nombre para los que mal

me

quieren

y se llaman mis amigos!

Le

Y

di otro

nombre:

Olvido

di El

al

El Recuerdo.

olvido.

{Oc

II

750)

Todos podríamos decir, como ha dicho Alberti en El matador, [. .] No, no soy. Dejadme decir: era" {Oc II 931), porque todos tenemos nuestro propio pasado, o, según ha indicado Emilio Lledó: "Somos porque hemos sido."*^ Con el paso de los años, lo que hemos sido afecta y modula cada vez más intensamente lo que somos, con la consecuencia de que muchos vivimos mirando hacia atrás. Sin embargo, si pocos tenemos el talento o la vocación de convertir nuestro pasado en poesía, por lo menos podemos hacer lo que Alberti propone escuetamente como solución al hecho triste pero humano de que él era: "Recordar." Es una medida que, mientras enlaza el pasado y el presente, da al pasado un porvenir. Recordar, preconiza Rafael Alberti; mejor aún es lo que hace él: escribir recordando.'' "Pero soy

.

Notas "Ayer

1.

"'¡Ah de

se fue;

la vida!'

mañana no ha llegado" es un .] ¿Nada me responde?"

verso del magistral soneto

2.

"Repeatedly with only minor variants the same bygone."

3.

"[.

.

.]

to a country to 4.

there

is

in

memory,

necessarily, a sense of loss:

we look back

which we cannot return."

"Matemáticas. Latín"

Francisco Ayala, Alberti, el

1.

.

el

escolapios" (49).

de un apartado de

que sentía por esas asignaturas

con quien compartía

hacer rabonas

es el título

la

la

las

memorias de

misma repugnancia que

condición humillante de "externo," adoptando

como medida

contra

la

indiferencia de "los buenos padres

C. Brian Morris

158

5.

our

life,

6.

know

"We "[.

find a simple concrete event that stands for a

major theme

in

summarizes a whole cluster of meanings."

that .

.]

we

reconstruct the past to

in the present."

Esa costumbre

la

make

it

consistent with

define Shacter

como

what we

"predisposición

retrospectiva" ("hindsight bias"). 7.

En

la

misma obra, que

memoria, Saramago alude "poder reconstructor de

la

es ai fin y al

cabo una celebración de

la

enmarañado de la memoria" (17), al memoria" (20), a "las brumas de la memoria"

al "ovillo

(126) y a su contrincante, los "aluviones de olvido" (47). 8. Dijo Lledó acerca de la memoria: "Somos porque hemos sido, sin memoria somos seres neutros, etéreos, vacíos. La memoria es maestra de la vida, no de la nostalgia, sino del futuro. La memoria es la sensación y

lo

que queda de

las

sensaciones en

el

alma y

el

lenguaje, en los latidos del

corazón." 9. Este

ensayo

es

una versión revisada de

la

ponencia que dicté en

el

Congreso Internacional Rafael Alberti y su tiempo, que se celebró en Madrid del 24 al 28 de noviembre de 2003. Agradezco a la Sociedad Estatal de

Conmemoraciones Culturales

su invitación a participar.

Obras citadas Alberti, Rafael. El adefesio. Ed. Gregorio Torres Nebrera.

Madrid: Cátedra,

1992.

La arboleda perdida. Libros I y II de memorias. Buenos Aires: Compañía General Fabril Editora, 1959. La arboleda perdida. Quinto libro (1988-1996). Madrid: Anaya & Mario Muchnik, 1996. Obras completas. Tomo L Poesía 1920-1938. Tomo II. Poesía 1939.

.

.

1963.

Tomo

III.

Poesía 1964-1988. Ed. Luis García Montero. Madrid:

Aguilar, 1988.

Ayala, Francisco. Recuerdos y olvidos. Madrid: Alianza, 1982. Beckett, Samuel.

Company. London: John Calder, 1986. un momento de ocaso." El

Brines, Francisco. "Estoy en

País.

28 August

2003.

The Sacred Wood. Essays on Poetry and Criticism. 7^^ ed. London: Methuen, 1960. Kotre, John. White Gloves. How We Créate Ourselves through Memory. New

Eliot. T. S.

York: The Free Press, 1995.

León, María Teresa. Memoria de

Madrid: Cátedra, 1998.

la

melancolía. Ed. Gregorio Torres Nebrera.

Rafael Alberti y

[Lledó, Emilio.]

"Semprún, Lledó, Ridao

y

el

159

peso del ayer

Xavier Antich dialogan sobre

la

memoria roja de 'Veinte años y un día'." El País. 28 October 2003. Quevedo, Francisco de. Obras completas. I Poesía original. Ed. José Manuel Blecua. Barcelona: Planeta, 1963.

Ridao, José María. El pasajero de Montauban. Barcelona: Galaxia Gutenberg,

2003.

Saramago, José. Las pequeñas memorias. Trans.

Pilar del Río.

Madrid:

Alfaguara, 2006.

The Seven Sins of Memory. Remembers. Boston-New York: Houghton

Shacter, Daniel L.

Tejada, José Luis. Rafael Alberti entre

la

How

the

Mind

Forgets

and

Mifflin, 2001.

tradición y la vanguardia (Poesía

primera: 1920-1926). Madrid: Credos, 1977. Torres Nebrera, Gregorio. "Introducción." Rafael Alberti. Retornos de lo vivo lejano.

Ora marítima. Madrid: Cátedra, 1999.

Valente, José Ángel. Punto cero (Poesía 1956-1979). Barcelona: Seix Barrai,

1980.

Wardropper, Bruce W., Ed. Poesía elegiaca española. Madrid: Anaya, 1967.

Warnock, Mary. Memory. London: Faber and Faber, 1987.

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