PLATÓN. Apuntes Historia de la Filosofía para Bachillerato Santiago Sánchez-Migallón Jiménez

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PLATÓN

Apuntes Historia de la Filosofía para Bachillerato Santiago Sánchez-Migallón Jiménez

La filosofía de Platón

"Mientras tengamos cuerpo y esté nuestra alma mezclada con semejante mal, jamás alcanzaremos de manera suficiente lo que deseamos. Y decimos que lo que deseamos es la verdad" Platón. Fedón, 66b-67a 1. Contexto biográfico e histórico de Platón.1.1. Biografía de Platón.La vocación política Aristocles Kodros (apodado Platón por la anchura de sus espaldas) nació en Atenas en el año 427 a. C. Era hijo de Perictiona, hermana de Cármides y sobrina de Critias, oligarcas que formaron el gobierno de los treinta tiranos de Atenas. A la muerte de su marido, Perictiona, se casó con Pirilampo, antiguo amigo de Pericles (recuerda la importancia de Pericles como sabio reformador que llevó a la democracia ateniense a su máximo esplendor). Con esta familia no es de extrañar la pronta vocación política del joven Platón. Esta tendencia marcará gran parte de su obra filosófica pero también gran parte de su vida. Platón no sólo escribe la República (su obra principal en donde nos muestra su proyecto político) sino que intentará llevarla a la práctica. A sus 40 años viaja al sur de Italia donde conoce al pitagórico Arquitas, quien lo introduce en la corte de Siracusa, ciudad gobernada por el tirano Dionisio I. Será allí donde Platón intentará llevar a cabo la construcción de su “república ideal”, aunque su sinceridad y sus ideas no agradaron a Dionisio que lo acabará vendiendo como esclavo. Aníceris de Cirene reconoce a Platón en una venta de esclavos y lo compra para darle la libertad. Años más tarde realizará dos viajes más a Siracusa para instruir a Dionisio II (heredero de su padre) de nuevo sin éxito, ya que éste, al igual que su progenitor, distaba mucho de ser el modelo de filósoforey que Platón pretendía. Después, Dión, cuñado de Dionisio I y gran amigo de Platón, consigue el poder y de nuevo se reaviva el sueño de la construcción de una república ideal. No obstante, es asesinado al poco tiempo y las intenciones de poner en práctica el ambicioso plan de Platón acaban por desvanecerse. La muerte de Sócrates A pesar de que su maestro en la juventud fue el heracliteano Crátilo, a los 21 años Platón entró a ser discípulo de Sócrates. Como ya sabes, Sócrates era muy crítico con el escepticismo y el relativismo de los sofistas y defendía que era posible llegar a unas verdades universales. Cuando Sócrates discutía y polemizaba sobre temas éticos y políticos, pretendía encontrar definiciones universales a conceptos como bien o justicia. Todos sabríamos poner

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ejemplos de acciones buenas o justas pero la cosa se complica si queremos definir aquello que todas las acciones buenas o justas tienen en común, es decir, si pretendemos definir el concepto de bien o de justicia. Sócrates no quería poner ejemplos de bondad, quería saber lo que es lo bueno en sí mismo, la idea de bien. Platón seguirá esta misma línea intentando, mediante la razón, llegar a definiciones objetivas y universales de esos conceptos. Así, también pretenderá superar el escepticismo y relativismo sofistas. Sócrates fue condenado a muerte por un tribunal democrático en el 399 a. C. Se cree que Platón estuvo en el proceso pero es posible que no estuviera en la ejecución. Este hecho marcó sensiblemente el pensamiento de Platón. Como veremos luego, no tendrá demasiado aprecio por el régimen democrático, ya que éste parecía más apto para la filosofía sofista y las decisiones tomadas en el ágora no tenían por qué ser siempre las mejores (condenar a muerte a Sócrates, el hombre más sabio de Atenas, no parece una decisión demasiado justa). Si Platón pensaba que existía una verdad universal, se entiende que un régimen democrático, en el que la verdad se elige por consenso, no le pareciera el más adecuado. Una verdad es verdadera por sí misma, sin necesidad de que tengamos que ponernos de acuerdo (2+2=4 sin que podamos elegir entre todos que no es así).

Muerte de Sócrates de Jackes Louis David (1787)

Platón va a escribir todas sus obras en forma de diálogo entre varios personajes (reales o ficticios) en el que Sócrates será siempre el protagonista (Platón quiere así homenajear a su maestro). Una de las dificultades para interpretar el pensamiento platónico es que Platón va a expresar sus ideas siempre por boca de Sócrates (Platón nunca aparece en sus diálogos) por lo que muchas veces no sabemos diferenciar si lo que nos cuenta son ideas propias de Platón o si explica la filosofía de su maestro.

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Del mismo modo Platón va a pensar en la dialéctica socrática o método socrático como un buen método para llegar a la verdad (si bien, lo modifica y lo refina como luego estudiaremos). La Academia En el 361 a. C., tras recobrar su libertad, Platón compró una finca en las afueras de Atenas, donde fundó un centro especializado en la actividad filosófica y cultural, al cual llamó La Academia. El nombre procede del anterior dueño de la finca llamado Academo y funcionó ininterrumpidamente hasta su clausura por Justiniano I en el 529 d.C., pues veía en esta una amenaza para la propagación del cristianismo. La Academia no era un lugar cerrado, como las sociedades secretas de los pitagóricos, sino que era un lugar abierto a todo el que quisiera instruirse. Platón, asqueado del pragmatismo de las enseñanzas de los sofistas, predicaba la pureza del saber, el saber por el mero deseo de conocer la verdad, que es lo que distingue al verdadero “filósofo” (el que “ama el saber”) del sofista (que siempre busca el fin práctico de sus enseñanzas). En la Academia se estudiaban armonía (recuerda a los pitagóricos), astronomía y matemáticas como estudios preliminares, para luego llegar a la filosofía como el saber supremo. No obstante, tampoco podemos ocultar que con estas enseñanzas Platón también perseguía una utilidad práctica: la de formar buenos políticos y gobernantes. Pero, el político formado en la Academia sería el hombre que ha alcanzado la verdad de forma desinteresada y por mero amor al saber. El hombre sabio es plenamente virtuoso (recuerda el intelectualismo moral de Sócrates) y su actitud frente a la política será siempre virtuosa, justa y desinteresada. Platón quiere formar hombres justos para la política, no demagogos. Platón muere en el 347 a. C. y su sobrino, Espeusipo, le sucede en la dirección de la Academia. 1.2. Contexto histórico.Los siglos V y IV a.C. corresponden al apogeo de las grandes ciudades estado independientes de Grecia entre las que cabe destacar Atenas y Esparta. Tras derrotar a los persas en las Guerras Médicas, Atenas se convirtió en la potencia hegemónica. En el 431 a.C., se produjo el enfrentamiento entre Atenas y Esparta. La guerra del Peloponeso, sostenida entre las dos grandes confederaciones, duró hasta el 404 a.C. y concluyó con el establecimiento de la hegemonía espartana sobre Grecia (tras vencer en la batalla de Egos Potamos). Al final de la guerra, Esparta promovió la oligarquía llamada de los Treinta Tiranos para gobernar Atenas. En el 403 a.C., los atenienses, bajo Trasíbulo, se sublevaron y expulsaron a la guarnición espartana restaurando la democracia y la independencia. El conflicto que siguió, las Guerras Corintias, continuó en medio de pequeñas contiendas y escaramuzas hasta el 387 a.C., cuando Esparta, aliada de Persia, impuso la Paz de Antalcidas sobre sus discrepantes estados súbditos. Según las condiciones del asentamiento persa-espartano, se cedía toda la costa oeste de Asia Menor a Persia y se otorgaba la autonomía a las ciudades-estado de Grecia. A pesar del acuerdo, Esparta invadió Tebas en el 382 a.C. y tomó la ciudad de Olinto, al norte. El general de Tebas, Pelópidas, respaldado por Atenas, dirigió tres años después un levantamiento que expulsó a las fuerzas de ocupación

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espartanas. La guerra entre Esparta y Atenas, aliada con Tebas, continuó y llegó a su fin con la batalla de Leuctra, en el 371 a.C., en la que los tebanos, al mando de Epaminondas, derrotaron por completo a sus enemigos y pusieron fin definitivamente a la dominación espartana. Tebas, en virtud de su victoria, se convirtió en el primer estado de Grecia. Atenas se negó a someterse a la supremacía de Tebas y, en el 369 a.C., se alió con Esparta. Para mayor inseguridad, la hegemonía de Tebas dependía principalmente de la brillante regencia de Epaminondas y cuando éste murió, en la batalla de Mantinea (362 a.C.), Tebas se vio privada de su breve supremacía. Durante este periodo de luchas por la hegemonía en Grecia, Macedonia, comenzaba su política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el 359 a.C., gran admirador de la civilización ateniense, era consciente de su gran debilidad y la falta de unidad política griega. Inmediatamente después de subir al trono, Filipo anexionó las colonias del sur de Grecia, en la costa de Macedonia y Tracia, y se propuso convertirse en el dueño de la península. Su astucia en las artes políticas y militares contribuyó al logro de sus ambiciones. Tras la muerte de Filipo II comenzó el reinado de Alejandro Magno. 2. Obras e influencias en el pensamiento platónico.2.1. Su obra: los diálogos.De Platón no se conserva ningún tratado ni ningunos apuntes de sus lecciones en la Academia, quizá porque él mismo renunció a ello. Sin embargo, sí conservamos un conjunto de unas 30 obras de divulgación escritas en forma de diálogos. Entre los historiadores existe la dificultad de determinar el orden cronológico de éstos y también sobre su “paternidad” (saber si realmente los escribió Platón u otro filósofo). La clasificación más aceptada es la que sigue: 1. Diálogos de juventud (Periodo socrático): Apología de Sócrates, Critón, Eutifrón, Laques, Protágoras, Cármides, Lisis y Libro I de La República. En estos diálogos se observa la gran influencia de Sócrates en Platón. 2. Diálogos de transición: Górgias, Menón, Eutidemo, Hipias I y II, Crátilo y Menexeno. Platón continúa su crítica a la sofística pero apunta ideas originales como su teoría del lenguaje y se observan múltiples influencias pitagóricas. 3. Diálogos de madurez: Banquete, Fedón, los libros II a X de La República y Fedro. Son los más importantes y están considerados como obras maestras de la literatura universal. 4. Diálogos de vejez: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epímonis y Cartas. Platón va a someter aquí a revisión su obra y criticará muchos de sus postulados anteriores. 2.2. Influencias en el pensamiento platónico.1. Pitagóricas: la creencia en la inmortalidad del alma y en la reencarnación y la consideración de las matemáticas como una ciencia que nos aproxima al conocimiento más elevado y purifica el alma. Se dice que en la entrada de la Academia figuraba una inscripción que decía: “Nadie entre aquí sin ser geómetra”.

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2. Heracliteas: la concepción de que la naturaleza está en continuo cambio y devenir y el dualismo que encontramos en sus obras. 3. Parmenídeas: su racionalismo, su desprecio a los sentidos (recuerda que Parménides afirmaba que sólo existía el ser y que el cambio que observamos mediante los sentidos en la naturaleza es mera apariencia) y su distinción entre doxa (opinión) y epísteme (ciencia o verdadero conocimiento). 4. Socráticas: la búsqueda de “algo objetivo” con lo que superar el relativismo sofista, su preocupación por la educación y la mejora de los ciudadanos, el diálogo como método para alcanzar la verdad y el intelectualismo moral. 5. En general, de todos los filósofos anteriores: la necesidad de encontrar algo que no cambie, algo que permanezca fijo y regular como base imprescindible para que se dé un saber objetivo, una auténtica ciencia. La ciencia se basa en leyes, en regularidades que observamos. Si todo cambia de modo caótico, sin orden ni concierto, no podríamos observar ninguna regularidad, por lo que no podríamos hacer ciencia y el conocimiento sería imposible (Recuerda como los presocráticos buscaban el arkhé como algo fijo mediante lo que explicar la physis, como en Heráclito, detrás de todo el mundo cambiante estaba ese logos que regía el cosmos o como, y ya de modo más radical, Parménides sostenía que detrás del mundo cambiante que era sólo apariencias, existía el ser como algo inmutable). 3. La teoría de las ideas (la ontología) de Platón.3.1. El origen de la teoría de las ideas.Los sofistas pensaban que las opiniones se formaban a partir de las percepciones subjetivas de cada cual y que el lenguaje, al referirse a esas percepciones, ni expresaba la realidad ni servía como elemento para una verdadera comunicación. Piensa, por ejemplo, en el concepto o la palabra “amor”. Cada uno tendremos una percepción del amor dependiendo de cómo nos haya ido. Si a mí me ha ido muy bien tendré una idea de “amor” muy diferente a la que tiene otro al que le ha ido mal. Por lo tanto, cuando hablemos sobre el “amor” no nos podremos entender ya que cada uno lo comprende a su manera. Será un diálogo de sordos. Sócrates, al contrario, pensaba que se podía llegar una definición universal o válida para todos los individuos de tal modo que al dialogar, sí que existiría comunicación, ya que todos sabríamos a lo que nos referimos: utilizaríamos la misma definición (Piensa, en cierto sentido, que un diccionario hace esa función hoy en día). De algún modo, todos los ejemplos que veamos y que definamos con una palabra concreta, tendrán algo en común, algo que podamos definir y que nos sirva para elaborar una definición universal, algo fijo y estable que permanezca en el cambio. Por ejemplo, al utilizar la palabra “perro” sabemos a lo que nos referimos aunque existan millones de perros diferentes (de distinta raza, tamaño, etc.). Ese algo en común que “tienen todos los perros” para que los sepamos identificar es lo que buscaba Sócrates. Pero, si Sócrates, quería llegar por ejemplo, al “concepto universal de justicia” y esa definición la hemos alcanzado mediante el diálogo (recuerda el método socrático)… ¿quién

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me garantiza que otro grupo de filósofos que dialogan no lleguen a una definición distinta a la nuestra? De este modo jamás superaremos el relativismo sofista ya que lo que consideramos justo para nuestra polis puede no serlo para otra. Solución propuesta por Platón: que la justicia (y todos los conceptos en general) sea algo realmente objetivo, que no dependa del consenso, al existir como una realidad objetiva independiente de nuestra mente. Resumen: Sofistas: palabra o concepto=percepción subjetiva. No existe la comunicación Sócrates: palabra o concepto=definición universal a la que se llega mediante el diálogo. La comunicación es posible pero… ¿supera el relativismo? Platón: palabra o concepto=realidad objetiva independiente de lo que pensemos. La comunicación es posible y se supera el relativismo.

3.2. La teoría de las ideas (ontología de Platón). El mito de la caverna.-

En el Libro VII de la República (que comentaremos en clase y es un firme candidato como texto para la PAU) Platón expone su ontología (teoría del ser, de la realidad, de “lo qué es o existe“) sirviéndose en bastantes ocasiones en sus diálogos de narraciones alegóricas, metáforas o fábulas de lo que quiere realmente transmitir. ¿Qué narraciones alegóricas había en la época de Platón? Los mitos (Acuérdate de Homero y Hesiodo). Así que Platón se servirá de ellos para hacerse entender y de aquí que explique su ontología a través del famoso mito de la caverna (ya deberías habértelo leído, que eres más vago/a que…) Según la ontología platónica existen dos mundos: el inteligible o mundo de las ideas y el sensible o mundo en el que vivimos. A) El mundo inteligible: es un mundo trascendente, distinto del mundo en el que vivimos. En este mundo es donde se encuentran las ideas (eidos). Las ideas tienen las siguientes características: 1. Son entidades “incorpóreas”, no materiales. Son formas puras (una forma

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pura es algo así como un esquema, un arquetipo. Imagina el plano de un arquitecto. La casa sería la realidad material propia del mundo sensible en el que vivimos normalmente mientras que el plano sería la forma pura, la idea de la casa que existiría en el mundo inteligible). 2. Por eso no son perceptibles a través de los sentidos (vista, oído, etc.) sino sólo a través de la razón. De aquí que estén en el mundo inteligible (no sensible). 3. Pero esto no implica que las ideas sean ideas en el sentido de la palabra que nosotros entendemos, es decir, como algo que sólo existe en nuestra mente. Las ideas existen de forma independiente de nuestra mente. Si no fuese así Platón, como ya dijimos antes, no hubiera podido superar el relativismo sofista, ya que habría tantas ideas distintas como mentes existen. 4. Son eternas e inmutables como el ser de Parménides. Platón pensaba que sólo podemos tener conocimiento de lo que no cambia. Si las ideas fueran cambiantes, no podríamos hacer ciencia sobre ellas (Piensa en un desierto lleno de dunas que cambian constantemente su posición en función de fuertes rachas de viento ¿Es posible hacer un mapa del desierto? No, la cartografía no puede hacer ciencia del desierto, sólo puede hacerlo de cosas que no cambian tan rápido: una ciudad, las fronteras de un territorio, etc.). Platón tiene aquí en su mente el modelo de las matemáticas (influencias pitagóricas): la suma de los lados de un triángulo será siempre 180º y 2+2 siempre sumará 4. La geometría no trabaja con figuras sensibles sino con figuras ideales perfectas que siempre han sido y serán así. 5. Las ideas son más reales que los seres naturales del mundo sensible. Platón tiene una noción de realidad algo distinta que la nuestra. Para nosotros parece más real algo que podemos tocar, ver, oler, etc. (realidad sensible) mientras que para Platón precisamente lo que se eterno, lo que no cambia es más perfecto y más real que lo que nace y muere, que lo efímero y constantemente cambiante. 6. Las acciones y los objetos que observamos en la realidad no son más que copias de las ideas del mundo inteligible. Algo es real en la medida en que participa de la idea de la que es copia. Nosotros seríamos hombres en la medida en que todos nosotros tenemos algo en común que nos hace serlo: la idea de hombre, de la cual no somos más que meras copias imperfectas que participamos, cada uno en su medida, de la perfección de la idea (Imagina un molde para hacer galletas. Cada galleta que hagamos será diferente a las demás, tendrá imperfecciones pues saldrán galletas más redondas que otras, más o menos rugosas, etc. El molde del que salen todas las galletas sería la “idea de galleta” de la que todas las galletas son copias imperfectas). Pero, ¿es el mundo inteligible un lugar separado del mundo en el que vivimos, un “paraíso celestial” donde se encuentran las ideas como si fuesen piezas de un museo, inmóviles y eternas? Ciertamente esto puede parecer ridículo a una mentalidad como la nuestra, pero, aunque Platón distingue en La República los dos mundos, hemos de asumir que la naturaleza de las ideas no es material sino espiritual y algo de esta índole no necesita “un lugar” para existir. Cuando tú te imaginas cualquier cosa o cuando realizas una operación matemática con tu mente… ¿dónde está lo que imaginas o la operación que realizas? Podrías responder: en mi cerebro, pero se podría objetarte: no, en tu cerebro sólo hay átomos que, al combinarse, acaban por crear células, tejidos, etc. y si miraras todo eso con un microscopio

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jamás verías nada parecido a un pensamiento o a una operación matemática ¿Dónde está entonces lo que pensamos? Según Platón en el mundo de las ideas, pero ese mundo, no tiene por qué existir en ningún lugar en concreto, ya que su naturaleza no es material. No obstante, Platón no tuvo nunca una visión clara de los tipos de ideas y de las relaciones que se daban entre ellas, ni tampoco dejó claro que relación existía entre ambos mundos. Muchos historiadores de la filosofía dudan de que Platón creyera realmente en la existencia del mundo de las ideas como algo plenamente separado del mundo natural (aspecto este que parece derivarse de El Parménides). El mundo de las ideas tiene una estructura piramidal, jerarquizada, en la que existen ideas más importantes que otras. En lo alto de la pirámide estaría la idea de Bien más debajo de la cual estarían otras como la de justicia, templanza, valentía, belleza, etc. según su grado de importancia. Esta idea de Bien no es sólo una idea más, sino algo que está por encima de toda, dando unidad al ser (a todo lo que existe), pues todo es causado por ella; no es sólo la causa del resto de las ideas, sino también del conocimiento, es la “luz suprema” que hace inteligible toda la realidad, que la da sentido. Platón va a utilizar la metáfora del sol para referirse a ella: el Sol como causa de la vida (las plantas, los seres vivos necesitamos el sol para vivir) y de los ciclos naturales (el día, la noche, las estaciones) y, a su vez, la luz es lo que permite la visión de la naturaleza (si es de noche no vemos nada), así que también es la causa del conocimiento (tenemos que observar, que ver para conocer. Lo oscuro es lo que desconocemos). B) El mundo sensible: es el mundo natural, en el que vivimos. Es un mundo material y, por lo tanto imperfecto (la materia es un principio de imperfección. Para Platón, en general, cuando más te alejas de lo material más perfecto es todo. Piensa en cuando hablamos de un “amor platónico” ¿No te sugiere que es un amor más perfecto, mejor, que un amor meramente carnal?). Es un mundo sometido a continuo devenir, a constante cambio (como decía Heráclito), del que no puede existir auténtico conocimiento (sólo puede existir conocimiento de lo que no cambia. Recuerda que no podemos hacer un mapa de un desierto). a) El problema del arkhé: Para hablar del mundo sensible Platón también se enfrenta a la cuestión del arkhé, también teorizará sobre cuáles son los componentes últimos de la materia. Según él no habrá un único principio sino varios, los clásicos cuatro elementos de Empédocles: agua, tierra, fuego y aire. La diferencia que introducirá Platón es que vinculará cada elemento a los cinco poliedros regulares: tetraedro, cubo, octaedro, icosaedro y dodecaedro (influencias claras del pitagorismo). Todo lo que existe será una combinación de estas formas geométricas (sin embargo, Platón no es atomista, ya que estos poliedros pueden dividirse en formas más pequeñas al contrario que los átomos de Demócrito y Leucipo, recombinándose luego para pasar de un elemento a otro. Por ejemplo, un icosaedro está formado por veinte caras triangulares que si los descomponemos en los triángulos que lo conforman podemos formar, por ejemplo, un octaedro). Se asignara un poliedro a cada elemento según sus cualidades físicas. Al fuego le corresponderá el tetraedro porque es el poliedro más pequeño, móvil y agudo de los cinco, de manera que puede penetrar más fácilmente en todas las cosas y provocar su alteración (el fuego transforma todo lo que toca). A la tierra le corresponderá el cubo ya que presenta una mayor estabilidad y resistencia al cambio que ningún otro poliedro. El octaedro irá asociado al aire, el icosaedro al agua, mientras que el dodecaedro le sirve a Platón para explicar la estructura del Cosmos,

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considerado en su totalidad. Viendo la similitud entre el dodecaedro y la esfera, Platón concibe el Universo como una enorme esfera que gira de modo que las partículas que contiene no pueden escapar sino que vuelven sobre sí mismas, chocando y empujándose sin cesar. Es importante comprender que este Cosmos al que nos referimos es concebido como una realidad viviente. El Cosmos posee un cuerpo material y un alma que será la responsable de su movimiento circular, de su orden y armonía. Así el Universo es un gran organismo vivo (modelo biologicista muy distinto al que nosotros concebimos hoy en día: nuestro Universo no nos parece un ser vivo).

b) El mito del Demiurgo: En El Timeo, Platón nos explica el origen del Universo: en un principio estaban el mundo de las ideas, el Demiurgo (un supremo hacedor o artesano) y una masa caótica e informe. Esta masa estaba en un continuo y azaroso cambio, por lo que era sumamente imperfecta. En un determinado momento, el Demiurgo, tomando el mundo de las ideas como modelo, fue trabajando como un escultor sobre esa masa caótica, introduciendo en ella el orden y la armonía propios del mundo inteligible, haciendo todas las cosas siguiendo como patrón su correspondiente arquetipo del mundo de las ideas. Así, el movimiento azaroso de la materia caótica se fue convirtiendo en un movimiento armónico en tanto que imita la perfección propia del mundo de las ideas. 3.3. La relación entre ambos mundos: Mímesis y Méthesis.La relación entre ambos mundos es, como ya hemos dicho, de mímesis o de copia: los objetos son copias imperfectas de las ideas que son reales en la medida en la que “conservan algo” de la idea original. En el mundo sensible, al igual que en el inteligible, los seres naturales también tienen una estructura jerárquica de forma piramidal (lógico, si el mundo sensible es una copia del inteligible, tendrá la misma estructura).

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Los astros serían los seres más perfectos del mundo sensible, ya que mantienen movimientos regulares (las órbitas) y, en la mentalidad griega de la época, parecían hechos de un material difícilmente corrompible (los planetas parecen siempre iguales, más eternos e inmutables que cualquier otra cosa). Después vendría el hombre y los seres vivos, luego los seres inertes para terminar con las sobras, los reflejos y las obras de arte. Estos últimos, al ser copias de copias (un reflejo es una copia de lo reflejado o una obra de arte es una copia del objeto que representa), se alejan más de la idea originaria que cualquier otro ser (Sócrates estaría más cerca de la idea de hombre que una escultura que representa a Sócrates, ya que ésta sería una copia imperfecta de un hombre que, a su vez, es una copia imperfecta de una idea). En el diálogo El Parménides, Platón apunta hacia otro tipo de relación entre ambos mundos: la méthesis o participación. Las ideas participan de la idea de bien del mismo modo que los seres del mundo sensible participan de las ideas. Es decir, que todas las cosas que existen “toman parte”, “tienen un trozo” de las ideas, del mismo modo que todas las ideas “toman parte” igualmente de la idea de bien. Problema: según Parménides, el ser es uno y absolutamente indivisible ya que si lo dividimos en partes, el ser cambia en cierto sentido: antes era uno y después sería muchos. Pero no sólo violamos este principio de Parménides, sino que el principal problema va a estribar en que si las ideas “comparten” partes de sí mismas en todos los objetos… ¿en cuántas partes podemos dividir una idea hasta que se acaba? (todo lo que es divisible, lo es en virtud de que es finito, de que puede acabarse? ¿Podríamos dividir una idea hasta que ya no pudiéramos “partirla en más trozos”? A estos problemas Platón no da una respuesta satisfactoria si bien podríamos afirmar que la relación de mímesis parece menos problemática que la de methesis. 4. Teoría del conocimiento y antropología.La teoría del conocimiento platónica, al igual que su ontología, no se encuentra expuesta en los diálogos de forma sistemática, sino dispersa y cambiante a lo largo de toda su obra. No obstante, al final del libro VI de La República y en algunas partes del libro VII, podemos encontrar sus ideas fundamentales. A grandes rasgos, la concepción del conocimiento o gnoseología de Platón sería la siguiente: 1. El conocimiento no puede ser relativo, sino algo infalible acerca de lo real. El conocimiento ha de ser certero, ha de contener verdades universales. 2. La percepción sensible no debe identificarse con el conocimiento verdadero, ya que los sentidos nos engañan en muchas ocasiones (si metemos una pajita y la introducimos en una jarra de agua, vemos como por la línea de flotación, la pajita

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parece quebrada, ya no es recta. Va a ser la razón la que nos persuada de que la pajita no está realmente rota). Además, las verdades de las matemáticas (de nuevo las influencias de los pitagóricos), no nos llegan por los sentidos y son bastante certeras. Percibir no es conocer. 3. Platón, acepta de los sofistas que el conocimiento que viene de los sentidos es subjetivo, es decir, que cada uno conformará su propio conocimiento según como perciba la realidad. Por eso, el conocimiento sensible, siempre será un conocimiento subjetivo, relativo al propio sujeto. Pero, el conocimiento al que llegamos mediante la razón no tiene esa naturaleza subjetiva: 2+2 serás siempre 4 independientemente de que cada individuo lo decida así o no. 4. Pero no es sólo por el carácter subjetivo o relativo de las percepciones por lo que Platón rechaza el conocimiento sensible, sino porque la misma realidad sensible no permite un conocimiento objetivo: las cosas particulares, sensibles de este mundo material, no son objetos de conocimiento científico, pues son corruptibles y están sometidos a un incesante devenir en el que no hay nada estable. 5. Y aquí llegamos a la clave fundamental de la gnoseología platónica: A CADA TIPO DE SER LE CORRESPONDE UN TIPO DE SABER: a cada ser, en virtud de lo perfecto que sea, le corresponderá un saber más perfecto, por lo que platón establecerá una tipología de saberes, según los distintos tipos de seres. 4.1. La alegoría de la línea dividida.Platón vuelve a expresar su pensamiento a través de una alegoría o relato metafórico. Es la famosa alegoría de la línea dividida, en donde Platón nos resume su gnoseología. En ella, Platón pide a Glaucón que divida una línea en dos segmentos: a) Primera sección: representará la Ciencia o Epísteme, el auténtico conocimiento. Este tipo de conocimiento corresponde al mundo de las ideas. Como hemos visto, sólo es posible la auténtica ciencia del mundo inteligible, dadas las características que de él hemos descrito. A su vez, este segmento se divide en otros dos: - Primera subsección: corresponde al conocimiento de las ideas. Es el saber más supremo al que puede aspirar un hombre, coronado por el conocimiento de la idea de bien, cúspide más alta del saber. A este conocimiento Platón lo llama inteligencia o noésis. - Segunda subsección: corresponde a un conocimiento que también puede considerarse "científico" si bien es de grado inferior al anterior. Su objeto serán los mathématas o "entes matemáticos". Las matemáticas funcionan con objetos abstractos (números, polígonos, funciones...) que no son materiales (si bien pueden ser representados), pero entonces... ¿por qué el conocimiento matemático tiene un rango inferior a la noésis o conocimiento de las ideas? ¿Acaso la geometría, cuando juega con un triángulo perfecto no está jugando con la idea de triángulo y, por lo tanto, con una idea más? En cierto sentido sí, pero recuerda que a Platón lo que le interesa es la política (construir una república ideal) por lo que las ideas que más le interesan son las de bien o justicia, teniendo las demás ideas (la de triángulo, por ejemplo) un rango inferior. Además, las matemáticas funcionan con axiomas o principios que son hipotéticos (los aceptamos pero no los podemos demostrar). De estos axiomas se deduce el resto del sistema matemático. Pero, como ya dijimos, a Platón sólo le interesa el conocimiento absolutamente verdadero, del que podamos tener máxima certeza, por lo que si las matemáticas se fundamentan en meras hipótesis indemostrables, el saber

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matemático será inferior al saber sobre las ideas. En La República Platón dirá que hay que superar el conocimiento hipotético de las matemáticas para alcanzar los principios mismos de todas las cosas: las ideas y, sobre todo, la idea de bien. A este conocimiento Platón lo llama pensamiento o dianoia. b) Segunda sección: representa la Opinión o doxa (recuerda que esta misma división la hacía ya Parménides: los dos caminos, la vía del ser o de la verdad o aletheia y la vía del no-ser impracticable o de la doxa del vulgo). La opinión de las gentes no es auténtico conocimiento y, como es lógico, pertenece al mundo sensible, es el conocimiento que de él podemos tener. De la phisys no es posible el conocimiento, sólo mera opinión. También se subdivide en dos partes: - Primera subsección: correspondiente al saber propio de los seres sensibles. Es el conocimiento que nos viene dado a través de los sentidos. Dado el carácter cambiante y corruptible del mundo natural, los objetos materiales no son objeto de conocimiento científico, sino de un saber muy inferior al que Platón llama Pistis o creencia. - Segunda subsección: corresponde al conocimiento que se tiene de objetos como las sombras, los reflejos o las obras de arte. Al ser estos objetos "copias de copias", imágenes de objetos sensibles, su grado de realidad es inferior y, por lo tanto, su grado de inteligibilidad también. A este tipo de saber, Platón lo denomina Eikasía, Conjetura o imaginación. Mundo Mundo inteligible (Eterno, inmutable)

Tipo de conocimiento Epísteme Noesis (Ciencia)

Mundo sensible (Cambiante, corruptible)

Doxa (Opinión)

Dianoia Pistis Eikasía

Objeto al que se refiere Conocimiento de las ideas. Saber supremo del que obtenemos verdades universales. Conocimiento de los entes matemáticos. Conocimiento de los seres del mundo sensible. Conocimiento de sombras, reflejos y obras de arte. Es el saber más inferior, sobre el que tenemos menos seguridad.

Como observamos en la tabla, cuánto más nos alejamos de lo que nosotros consideramos hoy en día como más real (el mundo natural lleno de cosas que podemos ver, tocas, saborear, etc.) hacia lo más etéreo, espiritual o abstracto, tanto más científico y superior será nuestro conocimiento. Platón pensaría que la ciencia contemporánea (física, biología, etc.) es un saber menor que no tiene apenas certeza alguna de lo que afirma. 4.2. Razón y sentidos, alma y cuerpo. La antropología platónica.Platón concibe al hombre como una dualidad, como una división en dos partes: alma y cuerpo. Como podrás deducir fácilmente después de lo que llevamos explicado hasta ahora, el

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cuerpo va a ser un lastre para el conocimiento, para llegar a conocer. Los sentidos, como partes del cuerpo, nos dan información del mundo que nos rodea, pero nos dan una información dudosa acerca de él (Pistis). Si queremos realmente llegar a conocer la verdad, lo hemos hacer alejándonos de lo sensible, sólo por medio del alma y, concretamente, con la parte del alma cuya función es conocer: la razón. Siguiendo con la antropología decimos que el hombre es un compuesto de dos sustancias radicalmente distintas: el cuerpo y el alma. El cuerpo es material y, por lo tanto, perecedero, corruptible o cambiante, mientras que el alma (no toda ella, sólo alguna de sus partes) es inmortal. Platón hereda la creencia pitagórica en la inmortalidad del alma y en la transmigración o metempsícosis de ésta (recuerda el ciclo de las reencarnaciones purificadoras de los pitagóricos). Cuando morimos, el cuerpo muere y el alma se reencarna en otro ser en función de su actuación en la vida, hasta que al final, si ha sido "muy, muy bueno" se irá a la Isla de los Bienaventurados. El cuerpo es "la cárcel del alma" y la muerte es la liberación del filósofo (Sócrates, no temía morir y murió felizmente. Recuerda que entre el destierro y la muerte, eligió lo segundo). El hombre que ha sido malo, lo ha sido en virtud de que estaba demasiado apegado al cuerpo, de que se alma se aferraba demasiado a lo material. Por ello, conocer la verdad y alcanzar la areté o excelencia se consigue en el proceso de alejamiento progresivo del alma del cuerpo, con la ascensión de ésta hacia el mundo inteligible para lo cual debe "desembarazarse de las cadenas que la atan al cuerpo". 4.3.1. Anámnesis o reminiscencia. Conocer es recordar.El mundo sensible se caracteriza por la particularidad de sus objetos, es decir, que en el mundo no existen dos objetos exactamente iguales. Todo son copias imperfectas y, en virtud de su imperfección, son diferentes. En El Fedón Platón cuenta a Simmias que cada vez que se contemplan dos troncos, siendo ambos diferentes, nos viene a la mente la idea de igualdad. De ambos podemos decir que son troncos, por muy diferentes que sean. Ese conocimiento no puede venirnos a través de los sentidos, ya que mediante ellos sólo percibimos objetos particulares, objetos únicos, diferentes de todos los demás. ¿Cómo captamos entonces la idea de igualdad entre los dos troncos? Porque, de algún modo, esa idea estaba ya en nuestra mente antes de cualquier percepción del mundo sensible y, el hecho de percibir dos troncos, nos la ha recordado. Este conocimiento no puede surgir de la experiencia sino que ya hemos nacido con él. Entonces, el conocimiento platónico se caracteriza por: a) Es innato: hemos nacido con él y permanece de algún modo "latente", "a la espera", hasta que percibimos un objeto sensible que nos lo recuerda. b) Es a priori: a priori significa previo a la experiencia. Está antes de la experiencia y la experiencia lo hace surgir de su "estado latente". Y de aquí que: a) Conocer es recordar (reminiscencia o anámnesis): hay algo en nosotros que es anterior a esta vida y que ha conocido o contemplado a los "seres en sí", a las ideas: el alma inmortal. b) Por eso, la verdad no hay que buscarla en los datos de la experiencia sino en nuestro interior, pues la verdad ya está en el alma, sólo debemos descubrirla, recordarla. c) Platón nos va a decir que el método del conocimiento verdadero, el método a través

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del cual se consigue la noesis, es el dialéctico. Mediante la dialéctica nos alejamos del mundo sensible y redescubrimos los primeros principios de los seres (las ideas), para, poco a poco y tras un largo proceso de conocimiento, llegar al principio que le da sentido y unidad al todo: la idea de bien. La dialéctica no va a ser un método de demostración como el de las matemáticas o la lógica, sino de descubrimiento de las ideas y sus conexiones. Al final del camino, el sabio contempla la idea de bien (lo más abstracto, lo más alejado del mundo sensible que existe) y, en consecuencia, es capaz de obrar bien, de ser plenamente justo. Recordamos de nuevo que el objetivo de la filosofía de Platón es político: el sabio que ha contemplado la idea de bien y que puede entonces obrar bien es el único capacitado para gobernar la polis, ya que la gestionará en función de esta idea, es decir, la gobernará persiguiendo siempre el bien y la justicia (Recuerda el intelectualismo moral de Sócrates: antes de hacer el bien primero has de conocerlo). d) En El Banquete, Platón nos hablará de otro método para llegar a la verdad distinto al dialéctico: la erótica. El bien ejerce una atracción, un deseo sobre el filósofo (ya que el filósofo es quien "ama el saber") que tiene tanta fuerza que éste puede llegar a alcanzar la verdad suprema sin seguir el método dialéctico, sino por mera intuición. Aquí encontramos al Platón más "místico" (unión con el ser supremo mediante el amor: "éxtasis místico"). 4.3.2. La naturaleza del alma (psicología).En El Fedro, Platón explica otro famoso mito: el mito del auriga. El alma humana es como un carro del que tiran dos caballos, uno blanco y otro negro: a) El caballo negro representa la parte del alma más apegada al mundo sensible, a las pasiones del cuerpo (alma concupiscible o apetitiva). Situada en el hígado, no es inmortal y perece al morir el cuerpo Es un caballo revoltoso, difícil de llevar. b) El caballo blanco representa el alma irascible (la voluntad) y es un caballo dócil y obediente. En el alma irascible se encuentran el valor y la voluntad y, según Platón, se encuentra situada en el pecho. c) El auriga es la parte más importante del carro, pues es quien lo conduce, y simboliza la parte racional del alma. Es la parte más noble del alma, la que es propiamente inmortal, y mediante la cual obtenemos el conocimiento más elevado y la vida buena y justa. Se identifica con la razón y es la que faculta al hombre para la consecución del bien y la justicia. Según Platón, está situada en el cerebro. Platón divide el alma humana en tres: racional, apetitiva e irascible. La parte racional quiere llevar el carro hacia el mundo de las ideas pero el caballo negro, que está muy apegado a lo corporal, quiere impedírselo (por ello es indócil). Dependiendo de los logros del alma racional, en la siguiente reencarnación, seremos alguien mejor o peor. Si nos hemos acercado mucho a la idea de bien, si hemos sido sabios y justos, nos reencarnaremos en un ser mejor, pero si hemos estado demasiado apegados a lo sensible (el corcel negro ha dominado el carro), iremos hacia un ser inferior. Queda de nuevo claro, la postura de Platón con respecto al mundo sensible: es una cárcel de la que tenemos que ir escapando poco a poco, en las sucesivas reencarnaciones. Esta idea de la negación del cuerpo y de sus pasiones será una constante en la historia

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de la filosofía hasta, prácticamente, el siglo XIX. Por lo general, la mayoría de los filósofos asociarán el cuerpo con la parte emocional, pasional del ser humano, y, lo entenderán habitualmente como un obstáculo para llegar a la verdad o para ser virtuosos. Esto en cierto modo es verdad. Piensa cuando estás nervioso a la hora de hacer un examen: tus pasiones te impiden estar concentrado y hacerlo bien. O cuando no puedes dormir porque hay algo que te preocupa, o cuando estás enamorado/a y no puedes pensar en otra cosa. Las pasiones nos perturban y sólo mediante la razón podemos controlarlas. 5. La ética platónica.Platón (y en general, casi toda la ética posterior a él) va a rechazar cualquier tipo de individualismo ético. Los sofistas y la moral agonal anterior (recuerda los valores aristocráticos de Homero) defendían una moral individual, es decir, buscar lo mejor para uno mismo. Los guerreros aqueos de La Iliada buscaban la gloria personal mientras que los alumnos aventajados de los sofistas buscaban el poder a través de la política. Pues bien, tanto Platón como Aristóteles irán en contra de todo egoísmo, de todo buscar el bien individual por encima del bien común. Repetimos de nuevo que el objetivo fundamental de toda la filosofía platónica es la construcción de un estado político ideal, por lo que ética y política van a estar íntimamente relacionadas: el bien social, el bien de la polis estará por encima de cualquier interés individual. Y de forma sistemática, las características más destacadas de la ética platónica serán: a) Valores objetivos universales: Platón continúa el proyecto socrático de encontrar unas definiciones universales a los principales conceptos éticos: bien, virtud, justicia, etc. para superar el relativismo sofista. La solución, como ya hemos visto, la encuentra en las ideas. b) Intelectualismo moral: si para hacer el bien hay que conocerlo, el hombre más sabio (el que más conoce) será el más virtuoso. El mal, entonces, procede de la ignorancia. Si el auriga que ha dejado que sus caballos se desboquen es porque desconocía el camino. c) La sabiduría es la virtud suprema: la plena realización del ser humano, la perfección absoluta es conseguida cuando el sujeto conoce la verdad suprema (idea de bien). El hombre que conozca la idea de bien será plenamente virtuoso y feliz. d) Ética eudaimonista: eudaimonía significa en griego felicidad. El fin u objetivo que persigue el ser humano es un pleno desarrollo intelectual y, por lo tanto, moral; lo que le llevará a la plena felicidad. e) Platón nos enseña cuatro virtudes principales: la sabiduría, la fortaleza de ánimo o valentía, la templanza o moderación y, finalmente, la justicia. Las tres primeras se corresponden con las tres partes del alma (alma racional: sabiduría; alma volitiva: valentía; alma concupiscible: moderación) mientras que la justicia será la virtud general que se dará cuando en el individuo se de un equilibrio entre las tres partes de su alma. Así, el hombre justo será siempre sabio y conducirá su vida con valentía (el caballo blanco del mito del auriga) y con moderación (el caballo negro del mito del auriga). f) El mito del destino: este mito se esboza en El Fedro y se debate al final de La

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República. En él, Platón nos viene a decir que no es la divinidad la dueña de nuestro destino (como ocurría en La Iliada), sino que los hombres pueden dárselo a sí mismos, lo cual viene a reafirmar la libertad del hombre frente a su destino. Va a ser el hombre el que mediante su conocimiento y, en consecuencia, mediante sus actos elija en último término su futuro. Dependiendo de su actuación en vida, y no por el capricho de los dioses, el individuo que acaba de morir se reencarnará en otro ser o romperá el ciclo de las reencarnaciones. Como ves, el conocimiento y la ética están íntimamente ligados en la ética platónica, siguiendo el intelectualismo moral de Sócrates. Y del mismo modo, siguiendo las enseñanzas del maestro, Platón dará una vital importancia a la educación. La virtud, el hecho de "ser buenos" no es algo con lo que se nace (como se pensaba en cierto sentido en los mitos homéricos con la idea de linaje: si tu padre era alguien virtuoso o, incluso un dios, tú habrás heredado hasta cierto punto sus características) sino que tiene que educarse, perfeccionarse. 5. La política.La vida griega era esencialmente comunal, vivida en el seno de una ciudad-estado e inconcebible fuera de ella, hasta tal punto que a ningún griego genuino se le habría ocurrido que alguien pudiera ser un hombre bueno y cabal manteniéndose completamente ajeno al estado, puesto que sólo en la sociedad y, gracias a ella, es posible que el hombre viva como es debido. De hecho, los griegos mantenían un alto chauvinismo con su cultura, considerando a las demás como inferiores a ellos. Los extranjeros eran considerados como "bárbaros", como gentes embrutecidas e ignorantes. Así, para Platón, la ética va a ser inseparable de la política: un hombre sólo puede ser virtuoso en el seno de la polis y nunca fuera de ella. Si queremos entonces conseguir hombres sabios y felices no nos queda otro remedio que construir un estado que lo posibilite: Platón escribe entonces La República. 6.1. El origen del Estado.La polis nace porque nadie se basta a sí mismo para abastecerse de lo necesario para vivir y desarrollarse como ser humano. La necesidad de alimentos, vestido, vivienda, etc. hace imprescindible la presencia de agricultores, pastores, artesanos, etc.; la necesidad de importar y exportar productos requiere la presencia de comerciantes; la de defender la polis y mantener el orden en ella, hace necesarios a los guardianes o guerreros; y para que todo esté bien gestionado, bien gobernado, hace falta una clase de hombres sabios y justos que enfoquen todo hacia el bien común. 6.2. Las clases sociales.La división de una sociedad en clases no debe ser caprichoso ni dejarse en manos del azar; tampoco debe obedecer al seno de la familia en la que se nace, sino que debe seguirse de una adecuada planificación pensada para el perfecto desarrollo de los ciudadanos. Entonces Platón va a distinguir tres clases sociales en virtud de las partes del alma. A saber: a) Los gobernantes: deben ser los filósofos. Éstos conocen la idea de bien y deben

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gobernar conforme a ella. Serían los individuos que tienen más desarrollado el aspecto racional de su alma y, en consecuencia, sus virtudes serían la prudencia y la sabiduría. b) Los guardianes: serán los guerreros encargados de la defensa de la polis. En su alma reina el aspecto fogoso o volitivo y sus virtudes serán el valor y la fortaleza. c) Los productores: encargados del mantenimiento material de la polis. En su alma reinaría el elemento apetitivo por lo que su virtud sería la de la templanza. Platón no va a construir su sistema político analizando los diversos sistemas de las ciudades o estados de su tiempo, sino que lo va a construir a partir de su antropología, de lo que él considera como naturaleza humana. Platón razonaría algo así: si queremos construir un sistema político en el que el hombre sea feliz, primero hemos de saber qué es el hombre, para, en virtud de ello, construir el sistema. Nótese que esta forma de hacer las cosas es bastante apriorista (ajeno a la experiencia). Platón parte de una determinada concepción del hombre para crear el Estado, pero no se digna a analizar pormenorizadamente como funcionan otras poleis u otras sociedades de su época. Como veremos posteriormente, esta forma de actuar será diametralmente opuesta a la de su discípulo Aristóteles. 6.3. La educación.¿Cómo saber qué parte del alma es la predominante en cada persona? Mediante la educación (paideia). Platón, al igual que Sócrates y los sofistas, daba mucha importancia a la educación. Los hombres sabios serán los encargados de la educación de los niños y de las niñas (éstas tienen alma al igual que los hombres y pueden llegar igualmente a ser gobernantes), y decidirán qué almas están dotadas para tal o cual tarea. La educación, como columna vertebral del sistema platónico, será un derecho para todo ciudadano. El plan educativo debe comenzar por la música y la gimnasia (disciplinas muy corporales pero que nos introducen en el equilibrio y la armonía entre las partes y el todo); se proseguirá con la aritmética, la geometría y la astronomía, que ya son ciencias de la razón; y, finalmente, los que hayan superado el difícil sistema educativo (hayan subido la escarpada salida de la caverna, como ya deberías saber si hubieses leído el texto) y tras ser sometidos a un duro periodo de prueba para estar plenamente seguros de la calidad de su alma, serán educados en la dialéctica para que lleguen a conocer la auténtica realidad (la de las ideas) y contemplen la idea de bien. Sólo entonces estarán preparados para ser gobernantes. Los que se hayan quedado en el camino serán guardianes, o aún más abajo, productores. 6.4. Comunismo de bienes y familiar.Para que un alumno no pueda engañar a sus educadores, mostrando cualidades de hombre sabio y justo, cuando realmente está demasiado aferrado al cuerpo y lo que busca es poder y riqueza, Platón propone eliminar la propiedad privada entre las clases de más responsabilidad política (guardianes y gobernantes). La familia también entraría dentro de este comunismo: Los hijos no tendrán un padre definido y todos serán tratados y educados por igual, para el bien del Estado. Incluso las relaciones sexuales estarían controladas por éste, estableciendo las parejas más oportunas y las fechas más adecuadas para la relación (Platón cae en cierta eugenesia). No obstante, ya en el Libro V de La República, Platón duda de la viabilidad de todo esto y lo critica en sus escritos de vejez.

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6.5. El concepto de justicia.La justicia es el tema fundamental que inspira La República. El camino seguido consiste en rechazar diferentes concepciones de la justicia, antes de emprender una tarea constructiva. En el Libro I se rechazan distintas concepciones equívocas: La justicia no es sólo decir la verdad, ni devolver lo que se ha recibido, ni dar a cada cual lo que se le debe, ni mucho menos en el interés del más fuerte, ni tampoco al contrario, en una convención establecida como ley por los hombres, frente a la ley natural, para proteger a los débiles frente a los fuertes. Estos modos erróneos de concebir la justicia han llevado al hombre a desarrollar distintos tipos de gobierno que llevan, necesariamente, a la injusticia: la tiranía, el peor sistema posible, no es viable ya que es el gobierno de uno de un modo injusto y abusivo; la democracia cae en la demagogia y en la obtención de bienes personales sobre el bien de la polis; los mejores sistemas serían el monárquico o el oligárquico, siempre que se lleven a cabo de un modo sabio y justo. ¿Qué es entonces la justicia? La justicia en la ciudad y en el hombre individual es esencialmente lo mismo. En el individuo consiste en una virtud del alma, cuyo objetivo es conseguir que reinen el orden y la armonía (influencias pitagóricas) entre los diversos elementos que la constituyen (racional, fogoso y apetitivo), para que cada uno realice la función que le corresponde dentro del compuesto humano. Algo similar ocurre en la polis, concebida por Platón de un modo organicista, como un gran cuerpo u organismo biológico. La polis es un gran todo constituido por individuos, familias y clases sociales, con actividades e intereses muy distintos (al igual que el cuerpo humano está constituido por diversos órganos, cada uno de los cuales tiene una función dada). La justicia en la polis será entonces la consecución del orden riguroso que redujera la diversidad a la unidad, asignando a cada parte el lugar y la función que le corresponden dentro de la totalidad. Es decir, la justicia se da cuando cada parte hace la función que le corresponde dentro del todo. Se ve claramente la influencia pitagórica en esta definición: Platón busca la armonía, el equilibrio entre el todo y las partes. 7. Conclusiones y crítica.Platón influirá decisivamente en los teóricos de la política, sobre todo a partir del Renacimiento (sin olvidar las influencias en la concepción de San Agustín). Será revolucionaria su búsqueda escrupulosa de valores universales para guiar la acción común, a través de la razón, sin implorar a otras categorías como la tradición o poderes sobrehumanos como los poseídos por los dioses. No hay más que ver las propuestas modernas de Hobbes o Spinoza (de los que veremos algo en clase si nos da tiempo) para ver que siguen esta línea. También será ejemplar su crítica al relativismo y a la retórica, reinantes en la democracia. Ejemplo que bien se puede aplicar hoy en día. Igualmente es revolucionaria su concepción positiva de la mujer (denostada desde Aristóteles hasta casi nuestros días) y la importancia que le dio a la educación y a la eliminación de la propiedad privada (elementos retomados por pensadores como Rousseau o gran parte del socialismo utópico e incluso del anarquismo). Sin embargo, su sistema no está libre de errores. Sus críticos han seguido, principalmente estas tres líneas:

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a) Referente a la forma: al contrario que Aristóteles, el sistema platónico no tiene en cuenta las diversas formas de gobierno imperantes en su tiempo. Platón no analiza pormenorizadamente los distintos gobiernos en busca de mejorar sus defectos para llegar a una propuesta más realista, sino que se aleja de la experiencia y se guía únicamente por el interior de la razón. Su teoría política adolece de apriorismo. b) Referente al contenido: el bien del Estado está por encima del individuo. La rigurosidad con la que el Estado decide el destino de sus individuos (incluyendo aspectos de su vida privada), lleva a un Estado totalitario que deja muy restringido el margen de la libertad. Uno de los principios de la política nacionalsocialista de Hitler decía "Tú no eres nada, tu nación lo es todo". Es lo que va a criticar Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos: todo Estado que se ponga por encima de sus individuos, tarde o temprano, verá bien prescindir de ellos. c) Referente a la forma y al contenido: ese apriorismo formal y esa forma totalitaria de entender el Estado, llevan a La República a caer inexorablemente en la utopía. En general, el idealismo de la teoría platónica, que ve como más real lo que nosotros consideraríamos como de más dudosa existencia, alejándose siempre progresivamente de lo corporal y lo material, no podía llevar a otro lugar que no fuera lo inconcebible. Si bien Platón no pudo llegar a poner en práctica su proyecto en vida (recuerda que lo intentó sin éxito en Siracusa), es muy dudoso que su sistema pudiera llegar a funcionar. Sin embargo, este aspecto que a primera vista parece negativo, influyó mucho en todo el pensamiento utópico que se dio a partir del Renacimiento y que tendrá gran influencia durante toda la ilustración y llegará hasta nuestros días: a Platón le deben mucho desde Moró y Campanella, hasta Orwell y Huxley. EXTRAS: Si Platón te ha gustado, cosa que dudo mucho, existe una novela titulada Un mundo feliz de Aldous Huxley que podría interesarte. En ella, se presenta una sociedad futurista en la que la ingeniería genética hace posible diseñar a individuos con unas características determinadas. La sociedad va a estructurarse en clases muy parecidas a las de Platón: los Alfa serán los más inteligentes que se dedicarán al gobierno y a los trabajos intelectuales, los Beta serán los militares y la policía y los Epsilon serán los desechos sociales que se encargarán de las tareas más vanas: limpiadores, basureros, ascensoristas, etc. Pero ocurre algo raro... un individuo de tipo Alfa comienza a cuestionar el sistema...

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