POESÍA DEL SIGLO DE ORO

GARCILASO DE LA VEGA POESÍA DEL SIGLO DE ORO SONETO I JUAN BOSCÁN Cuando me paro a contemplar mi estado [VILLANCICO] y a ver los pasos por do me

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TEATRO DEL SIGLO DE ORO
SPAN 454 MO1 Dra. Azcue E-mail: [email protected] Primavera 2012 Horario de clase: Lunes y miércoles de 12:30 a 13:45, PRH 10 Horas de oficina: Lunes y m

TEATRO DEL SIGLO DE ORO
TEATRO DEL SIGLO DE ORO Código 31538 Créditos teóricos: 3 Curso 2014-2015 Profesor Dr. Juan A. Ríos Carratalá 1 ÍNDICE I.TEORÍA DEL DRAMA INTRO

Textos literarios del Siglo de Oro
Textos literarios del Siglo de Oro Grado de Historia del Arte. UNED. Suárez Miramón - Martos Pérez Textos literarios del Siglo de Oro El examen co

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GARCILASO DE LA VEGA

POESÍA DEL SIGLO DE ORO

SONETO I

JUAN BOSCÁN

Cuando me paro a contemplar mi estado

[VILLANCICO]

y a ver los pasos por do me han traído, hallo, según por do anduve perdido,

Si no os hubiera mirado,

que a mayor mal pudiera haber llegado;

no penara, pero tampoco os mirara.

mas cuando del camino estó olvidado,

Veros harto mal ha sido, mas no veros peor fuera;

sé que me acabo1, y más he yo sentido

5

ver acabar comigo mi cuidado2.

no quedara tan perdido, pero mucho más perdiera.

Yo acabaré, que me entregué sin arte

¿Qué viera aquél que no os viera?

a quien sabrá perderme y acabarme

¿Cuál quedara, señora, si no os mirara?

5

a tanto mal no sé por dó he venido;

10

si quisiere, y aún sabrá querello;

10

que pues mi voluntad puede matarme, la suya, que no es tanto de mi parte,

SONETO XCV

pudiendo, ¿qué hará sino hacello?

Dulce soñar y dulce congojarme, cuando estaba soñando que soñaba;

SONETO V

dulce gozar con lo que me engañaba, si un poco más durara el engañarme. dulce no estar en mí, que figurarme

Escrito está en mi alma vuestro gesto3 y cuanto yo escribir de vos deseo:

5

vos sola lo escribistes; yo lo leo

podía cuanto bien yo deseaba;

tan solo, que aun de vos me guardo en esto4.

dulce placer, aunque me importunaba, que alguna vez llegaba a despertarme.

En esto estoy y estaré siempre puesto,

¡Oh, sueño!, ¡cuánto más leve y sabroso me fueras si vinieras tan pesado,

de tanto bien lo que no entiendo creo,

10

tomando ya la fe por presupuesto5.

que asentaras en mí con más reposo! Durmiendo, en fin, fui bienaventurado; y es justo en la mentira ser dichoso quien siempre en la verdad fue desdichado.

5

que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,

1

acabarse: morirse. cuidado: solicitud, cariño, amor. gesto: semblante, cara, rostro. 4 tan solo: tan solitario; guardo: escondo, oculto. 5 El bien que encierra el rostro de la amada es un misterio que escapa a la razón, por eso es objeto de fe. 2 3

Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida;

10

de áspera corteza se cubrían

por hábito6 del alma misma os quiero;

los tiernos miembros que aún bullendo estaban;

cuanto tengo confieso yo deberos;

y en torcidas raíces se volvían.

5

los blancos pies en tierra se hincaban por vos nací, por vos tengo la vida, Aquél que fue la causa de tal daño,

por vos he de morir y por vos muero.

a fuerza de llorar, crecer hacía

10

este árbol, que con lágrimas regaba. SONETO X ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño10, 7

¡Oh dulces prendas por mi mal halladas,

que con llorarla crezca cada día

dulces y alegres cuando Dios quería,

la causa y la razón por que lloraba!

juntas estáis en la memoria mía y con ella en mi muerte conjuradas! SONETO XXIII ¿Quién me dijera, cuando las pasadas

5

horas que en tanto bien por vos me vía,

En tanto que de rosa y azucena

que me habiades de ser en algún día

se muestra la color en vuestro gesto11

con tan grave dolor representadas?

y que vuestro mirar ardiente, honesto, con clara luz la tempestad serena;

Pues en una hora junto me llevastes todo el bien que por términos8 me distes,

y en tanto que el cabello, que en la vena

10

del oro se escogió, con vuelo presto

llevadme junto el mal que me dejastes;

5

por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena:

si no, sospecharé que me pusistes en tantos bienes, porque deseastes

coged de vuestra alegre primavera

verme morir entre memorias tristes.

el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. SONETO XIII Marchitará la rosa el viento helado, A Dafne9 ya los brazos le crecían

todo lo mudará la edad ligera

y en luengos ramos vueltos se mostraban;

por no hacer mudanza en su costumbre.

en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro escurecían;

6

hábito: Garcilaso juega con los dos significados de la palabra, ‘costumbre’ y ‘vestido’ (dilogía). prendas: los objetos que se entregan como señal de amor. por términos: poco a poco; se opone a junto, a la vez, de un golpe, en el verso anterior y en el posterior. 9 Dafne: perseguida por Apolo, pudo escapar del dios convirtiéndose en laurel, planta a la que alude su nombre y que se atribuye simbólicamente al dios. Véase nota 46. 7 8

10 11

mal tamaño: mal tan grande. Véase nota 3.

10

CANCIÓN V ODA A LA FLOR DE GNIDO12

y cómo por ti sola, y por tu gran valor y hermosura

Si de mi baja lira13

convertido en vïola18

tanto pudiese el son, que en un momento

llora su desventura

aplacase la ira

el miserable amante de tu figura.

30

del animoso viento y la furia del mar y el movimiento;

Hablo de aquel cativo19,

5

de quien tener se debe más cuidado, y en ásperas montañas

que está muriendo vivo,

con el süave canto enterneciese

al remo condenado,

las fieras alimañas,

en la concha de Venus20 amarrado.

35

los árboles moviese y al son confusamente los trujiese,

10

Por ti, como solía, del áspero caballo no corrige

no pienses que cantado

la furia y gallardía,

seriá14 de mí, hermosa flor de Gnido,

ni con freno la rige,

el fiero Marte15 airado,

ni con vivas espuelas ya le aflige.

40

a muerte convertido16, de polvo y sangre y de sudor teñido;

Por ti, con diestra mano

15

no revuelve la espada presurosa, ni aquellos capitanes17

y en el dudoso llano

en las sublimes ruedas colocados,

huye la polvorosa

por quien los alemanes,

palestra21 como sierpe ponzoñosa 22.

45

el fiero cuello atados, y los franceses van domesticados;

20

Por ti, su blanda musa, en lugar de la cítara sonante,

mas solamente aquella

tristes querellas usa,

fuerza de tu beldad seriá cantada,

que con llanto abundante

y alguna vez con ella

hacen bañar el rostro del amante.

50

también seriá notada el aspereza de que estás armada;

25

Por ti, el mayor amigo le es importuno, grave y enojoso: yo puedo ser testigo,

12

Gnido es el barrio de Nápoles donde vivía Violante Sanseverino, la dama de la que estaba enamorado el poeta Mario Galeota, amigo de Gracilazo y por el cual éste intercede. A la vez, en Gnido, la diosa del amor, Venus, tenía un famoso templo. El título del poema juega con este doble sentido. 13 baja lira: humilde lira; la lira es un instrumento de cuerda similar a la cítara, que también se nombra más adelante. 14 seriá: la sílaba tónica se desplaza para respetar el ritmo del verso; es muy frecuente, ocurre también en los versos 22 y 24 con la misma palabra. 15 Marte: dios de la guerra, de la primavera (como atestigua el nombre del mes de marzo) y de la juventud, que en esta estación, tras el paréntesis de invierno, partía de nuevo al combate. 16 a muerte convertido: conducido a la muerte. 17 aquellos capitanes: los españoles.

18

convertido en vïola: Garcilaso hace un juego de palabras, la cara del enamorado se vuelve violeta, es decir, pálida por el sufrimiento que le causa el despecho de su amada que, además, se llama Violante. cativo: el juego de palabras continúa. El enamorado por el que intercede Garcilaso, su amigo Mario Galeota, está cautivo del amor de doña Violante; por otra parte, galeote es el preso forzado a remar en galeras. 20 concha de Venus: Venus es la diosa del amor; es usual que se la represente saliendo de una concha. 21 palestra: lucha. 22 sierpe ponzoñosa: serpiente venenosa. 19

que ya23 del peligroso naufragio fui su puerto y su reposo;

¡Oh tarde arrepentirse! 55

¡Oh última certeza! ¿Cómo te sucedió mayor dureza?

85

y agora en tal manera vence el dolor a la razón perdida,

Los ojos se enclavaron

que ponzoñosa fiera

en el tendido cuerpo que allí vieron;

nunca fue aborrecida tanto como yo dél, ni tan temida.

los huesos se tornaron 60

más duros y crecieron, y en sí toda la carne convertieron;

90

No fuiste tú engendrada ni producida de la dura tierra;

las entrañas heladas

no debe ser notada24

tornaron poco a poco en piedra dura; por las venas cuitadas

que ingratamente yerra quien todo el otro error de sí destierra.

la sangre su figura

65

iba desconociendo y su natura;

95

Hágate temerosa el caso de Anajárete25 y cobarde,

hasta que, finalmente,

que de ser desdeñosa

en duro mármol vuelta y transformada,

se arrepintió muy tarde,

hizo de sí la gente

y así su alma con su mármol arde.

no tan maravillada,

70

cuanto de aquella ingratitud vengada.

100

Estábase alegrando del mal ajeno el pecho empedernido,

No quieras tú, señora,

cuando, abajo mirando,

de Némesis27 airada las saetas

el cuerpo muerto vido del miserable amante allí tendido;

probar, por Dios, agora; 75

baste que tus perfetas obras y hermosura a los poetas

105

y al cuello el lazo atado, con que desenlazó de la cadena

den inmortal materia,

el corazón cuitado,

sin que también el verso lamentable

y con su breve pena

celebren la miseria

compró la eterna punición26 ajena.

de algún caso notable

80

que por ti pase triste, miserable.

110

Sintió allí convertirse en piedad amorosa el aspereza. 23

ya: antes, en otro tiempo. notada: criticada, censurada por ser ingrata. Anajárete: el mito cuenta que Anajárete rechazó al joven Ifis y se burló de él, lo que provocó que el amante se ahorcara colgándose de la puerta misma de la amada. Sin inmutarse, ésta quiso presenciar el cortejo fúnebre del malogrado, asomándose a la ventana, Venus, disgustada por su indiferencia, la convirtió en estatua de mármol. 26 punición: castigo. 24 25

27

Némesis: personifica la venganza divina, castiga sobre todo los crímenes que tienen que ver con la hybris, la soberbia y la desmesura que hace olvidar a los hombres los límites de su condición mortal.

Bien claro con su voz me lo decía la siniestra corneja29 repitiendo

ÉGLOGA I AL VIRREY DE NÁPOLES

110

la desventura mía.

(Fragmentos: Introducción, vv. 1-6; Lamento de Salicio, vv. 57-70, 99-112, 127-140, 197-210;

Salid sin duelo, lágrimas corriendo.

Lamento de Nemoroso, vv. 239-295, 324-379; Final, vv. 408-421)

[...] Tu dulce habla, ¿en cúya oreja suena?

El dulce lamentar de dos pastores,

Tus claros ojos, ¿a quién los volviste?

Salicio juntamente y Nemoroso,

¿Por quién tan sin respeto me trocaste?

he de cantar, sus quejas imitando;

Tu quebrantada fe, ¿dó la pusiste?

cuyas ovejas al cantar sabroso

¿Cuál es el cuello que, como en cadena,

estaban muy atentas, los amores,

5

de pacer olvidadas, escuchando.

de tus hermosos brazos anudaste? no hay corazón que baste,

[...]

aunque fuese de piedra,

SALICIO

viendo mi amada hiedra,

¡Oh más dura que mármol a mis quejas,

de mí arrancada, en otro muro asida,

y al encendido fuego en que me quemo

y mi parra en otro olmo entretejida, 60

hasta acabar la vida. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

témola con razón, pues tú me dejas;

Con mi llorar las piedras enternecen

Vergüenza he que me vea

su natural dureza y la quebrantan;

ninguno en tal estado, 65

las aves que me escuchan, cuando cantan,

¿De un alma te desdeñas ser señora,

con diferente voz se condolecen,

donde siempre moraste, no pudiendo

y mi morir cantando me adivinan.

della salir un hora?

Las fieras que reclinan 70

100

Tú sola contra mí te endureciste, los ojos aun siquiera no volviendo

del solitario monte me agradaba; por ti la verde hierba, el fresco viento,

a lo que tú heciste.

el blanco lirio y colorada rosa

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 105

NEMOROSO

¡Ay, cuán diferente era

Corrientes aguas, puras, cristalinas;

y cuán de otra manera

árboles que os estáis mirando en ellas,

lo que en tu falso pecho se escondía! me corro agora: me avergüenzo ahora.

210

[…]

y dulce primavera deseaba. ¡Ay, cuánto me engañaba!

205

sueño por escuchar mi llanto triste.

Por ti el silencio de la selva umbrosa, por ti la esquividad y apartamiento

200

su cuerpo fatigado, dejan el sosegado

[…]

28

los árboles parece que se inclinan;

y de mí mismo yo me corro agora28.

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

140

[…]

que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.

de ti desamparado,

135

que no se esté con llanto deshaciendo

más helada que nieve, Galatea! Estoy muriendo, y aún la vida temo;

130

240

verde prado de fresca sombra lleno,

como a menor tesoro,

aves que aquí sembráis vuestras querellas

¿adónde están? ¿Adónde el blando pecho?

hiedra que por los árboles caminas,

¿Dó la coluna que el dorado techo32

torciendo el paso por su verde seno; yo me vi tan ajeno

275

con proporción graciosa sostenía? 245

Aquesto todo agora ya se encierra,

del grave mal que siento,

por desventura mía,

que de puro contento

en la fría, desierta y dura tierra.

280

con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba o con el pensamiento discurría

¿Quién me dijera, Elisa, vida mía, 250

cuando en aqueste valle al fresco viento

por donde no hallaba

andábamos cogiendo tiernas flores,

sino memorias llenas de alegría.

que habia de ver con largo apartamiento

285

venir el triste y solitario día Y en este mismo valle, donde agora

que diese amargo fin a mis amores?

me entristezco y me canso en el reposo,

El cielo en mis dolores

estuve ya30 contento y descansado.

cargó la mano tanto,

255

¡Oh bien caduco, vano y presuroso!

que a sempiterno llanto

Acuérdome durmiendo aquí algún hora,

y a triste soledad me ha condenado;

que despertando a Elisa vi a mi lado.

y lo que siento más es verme atado a la pesada vida y enojosa,

¡Oh miserable hado! ¡Oh tela delicada,

solo, desamparado,

260

ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa.

antes de tiempo dada

295

[…]

a los agudos filos de la muerte! Más convenible fuera aquesta suerte

Cual suele el ruiseñor con triste canto

a los cansados años de mi vida,

quejarse, entre las hojas escondido,

que es más que el hierro fuerte,

290

325

del duro labrador, que cautamente

265

le despojó su caro y dulce nido

pues no la ha quebrantado tu partida.

de los tiernos hijuelos, entre tanto ¿Dó están agora aquellos claros ojos

que del amado ramo estaba ausente,

que llevaban tras sí, como colgada,

y aquel dolor que siente

mi alma doquier que ellos se volvían?

con diferencia tanta

¿Dó está la blanca mano delicada,

330

por la dulce garganta

270

llena de vencimientos y despojos31

despide, y a su canto el aire suena,

que de mí mis sentidos le ofrecían?

y la callada noche no refrena

Los cabellos que vían

su lamentable oficio y sus querellas,

con gran desprecio el oro,

trayendo de su pena

335

el cielo por testigo y las estrellas; 29

la siniestra corneja: el paso de la corneja cuando vuela de izquierda a derecha se interpreta como un mal augurio. Virgilio alude a ello en las Bucólicas. Por otra parte, Garcilaso juega con el otro significado del adjetivo siniestro: avieso, malintencionado, malvado. 30 Véase nota 23.

desta manera suelto yo la rienda 31

La amada, que ha triunfado en la batalla del amor sobre su amante, Nemoroso, tiene derecho a despojar al vencido y quedarse estos despojos como botín.

a mi dolor, y así me quejo en vano de la dureza de la muerte airada.

pudieras amansar, que agora es muda, 340

Ella en mi corazón metió la mano,

inesorable diosa demandabas

y de allí me llevó mi dulce prenda;

en aquel paso ayuda;

que aquél era su nido y su morada.

y tú, rústica diosa, ¿dónde estabas?

¡Ay, muerte arrebatada! Por ti me estoy quejando

[...] 345

Nunca pusieran fin al triste lloro

al cielo y enojando

los pastores, ni fueran acabadas

con importuno llanto al mundo todo:

las canciones, que sólo el monte oía

el desigual dolor no sufre modo.

si mirando las nubes coloradas,

No me podrán quitar el dolorido sentir, si ya del todo

410

al tramontar del sol bordadas de oro, 350

no vieran que era ya pasado el día.

primero no me quitan el sentido.

La sombra se veía venir corriendo apriesa

Tengo una parte aquí de tus cabellos,

415

ya por la falda espesa

Elisa, envueltos en un blanco paño,

del altísimo monte, y recordando34

que nunca de mi seno se me apartan;

ambos como de sueño, y acabando

descójolos, y de un dolor tamaño

375

me parece que oigo que a la cruda,

355

el fugitivo sol, de luz escaso

enternecerme siento, que sobre ellos

su ganado llevando,

nunca mis ojos de llorar se hartan.

se fueron recogiendo paso a paso.

420

Sin que de allí se partan, con sospiros calientes, más que la llama ardientes,

360

ÉGLOGA III

los enjugo del llanto, y de consuno

(Fragmentos: Introducción, vv. 57-104; Descripción de las telas, vv. 121-248)

casi los paso y cuento uno a uno; juntándolos, con un cordón los ato.

Cerca del Tajo en soledad amena,

Tras esto el importuno dolor me deja descansar un rato.

de verdes sauces hay una espesura, 365

toda de hiedra revestida y llena, que por el tronco va hasta el altura,

Mas luego a la memoria se me ofrece

y así la teje arriba y encadena,

aquella noche tenebrosa, escura,

que el sol no halla paso a la verdura;

que tanto aflige esta ánima mesquina

el agua baña en el prado con sonido,

con la memoria de mi desventura. Verte presente agora me parece

32

alegrando la hierba y el oído. 370

en aquel duro trance de Lucina33,

Con tanta mansedumbre el cristalino

y aquella voz divina,

Tajo en aquella parte caminaba,

con cuyo son y acentos

que pudieran los ojos el camino

a los airados vientos

determinar apenas que llevaba.

dorado techo: la cabeza de cabellos rubios.

60

33

65

Lucina: advocación de Diana, favorecedora de los alumbramientos. Se da a entender que Elisa, como Isabel Freyre, la dama portuguesa a quien amó el poeta, murió de sobreparto.

Peinando sus cabellos de oro fino, una ninfa35, del agua, do moraba,

en lo más escondido se metieron, y a su labor atentas se pusieron. [...]

70

la cabeza sacó, y el prado ameno, Filódoce, que así de aquellas era

vido de flores y de sombra lleno.

llamada la mayor, con diestra mano Movióla el sitio umbroso, el manso viento,

tenía fugrada la ribera

el suave olor de aquel florido suelo.

de Estrimón36 de una parte el verde llano,

Las aves en el fresco apartamiento

75

y de otra el monte de aspereza fiera,

vio descansar del trabajoso vuelo.

125

pisado tarde o nunca de pie humano,

Secaba entonces el terreno aliento

donde el amor movió con tanta gracia

el sol, subido a la mitad del cielo.

la dolorosa lengua del de Tracia37.

En el silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba.

80

Estaba figurada la hermosa Eurídice, en el blanco pie mordida

Habiendo contemplado una gran pieza

de la pequeña sierpe ponzoñosa38,

atentamente aquel lugar sombrío,

entre la hierba y flores escondida;

somorgujó de nuevo su cabeza,

descolorida estaba como rosa

y al fondo se dejó calar del río. A sus hermanas a contar empieza

130

que ha sido fuera de sazón cogida, 85

y el ánima, los ojos ya volviendo,

del verde sitio el agradable frío,

135

de su hermosa carne despidiendo.

y que vayan les ruega y amonesta allí con su labor a estar la siesta.

Figurado se vía extensamente el osado marido que bajaba

No perdió en esto mucho tiempo el ruego, que las tres dellas su labor tomaron,

al triste reino de la escura gente, 90

y la mujer perdida recobraba;

y en mirando de fuera, vieron luego

y cómo después desto él, impaciente,

el prado, hacia el cual enderezaron.

por miralla de nuevo, la tornaba

El agua clara con lacivo juego

a perder otra vez, y del tirano

nadando dividieron y cortaron,

se queja al monte solitario en vano.

hasta que el blanco pie tocó mojado,

95

saliendo de la arena, el verde prado.

Dinámene no menos artificio

Poniendo ya en lo enjuto las pisadas,

35

escurrieron del agua sus cabellos,

36

los cuales esparciendo, cobijadas las hermosas espaldas fueron dellos. Luego sacando telas delicadas, que en delgadeza competían con ellos, 34

recordar: despertar.

140

100

145

ninfa: jóvenes diosas, que personifican la vitalidad y la fecundidad de la naturaleza, desnudas o semidesnudas habitan grutas, ríos, bosques y praderas, donde cantan, bailan o hilan. Estrimón: río de Tracia. 37 la dolorosa lengua del de Tracia: se refiere a Orfeo, rey de Tracia, casado con la ninfa Eurídice. Poeta y músico, hechizaba con sus cantos a cuantos le escuchaban: los animales salvajes se amansaban, los árboles inclinaban sus ramas, las mismas rocas se conmovían. Un día, cuando Eurídice corría descalza para escapar de Aristeo, hijo de Apolo, que la intentaba forzar, fue mordida por una serpiente y murió. Orfeo bajó a los infiernos para recuperarla, logró amansar con su música a Cerbero, el perro que guarda el mundo de los muertos, y ablandar el corazón de Hades, el señor del inframundo. Éste consintió en dejar que Eurídice regresase con su marido a condición de que Orfeo no volviera su vista a Eurídice hasta llegar al mundo de los vivos. Cuando los esposos estaban a punto de alcanzar la luz, Orfeo lanzó una mirada a Eurídice y ella se perdió de nuevo en las tinieblas, esta vez, para siempre. 38 Véase nota 22.

mostraba en la labor que había tejido,

y el mozo en tierra estaba ya tendido,

pintando a Apolo en el robusto oficio

abierto el pecho del rabioso diente;

de la silvestre caza embebecido.

con el cabello de oro desparcido

Mudar luego le hace el ejercicio la vengativa mano de Cupido39,

180

barriendo el suelo miserablemente, 150

las rosas blancas por allí sembradas tornaba con su sangre coloradas.

que hizo a Apolo consumirse en lloro después que le enclavó con punta de oro.

Adonis41 éste se mostraba que era, 40

Dafne , con el cabello suelto al viento,

que viendo la herida abierta y fiera,

sin perdonar al blanco pie, corría por áspero camino tan sin tiento,

155

estaba sobre él casi amortecida.

que Apolo en la pintura parecía

Boca con boca coge la postrera

que, porque ella templase el movimiento,

parte del aire que solía dar vida

con menos ligereza la seguía.

al cuerpo, por quien ella en este suelo

190

aborrecido tuvo al alto cielo.

Él va siguiendo, y ella huye como quien siente al pecho el odioso plomo.

185

según se muestra Venus dolorida,

160 La blanca Nise no tomó a destajo

Mas a la fin los brazos le crecían,

de los pasados casos la memoria,

y en sendos ramos vueltos se mostraban,

y en la labor de su sutil trabajo

y los cabellos, que vencer solían

no quiso entretejer antigua historia; antes mostrando de su claro Tajo

al oro fino, en hojas se tornaban; en torcidas raíces se estendían

195

165

en su labor la celebrada gloria,

los blancos pies, y en tierra se hincaban.

lo figuró en la parte donde él baña

Llora el amante, y busca el ser primero,

la más felice tierra de la España.

200

besando y abrazando aquel madero. Pintado el caudaloso río se vía, que, en áspera estrecheza reducido,

Climene, llena de destreza y maña, el oro y las colores matizando,

170

un monte casi alrededor ceñía,

iba de hayas una gran montaña

con ímpetu corriendo y con ruïdo;

de robles y de peñas variando.

querer cercallo todo parecía

Un puerco entre ellas, de braveza extraña,

en su volver, mas era afán perdido; dejábase correr, en fin, derecho,

estaba los colmillos aguzando contra un mozo, no menos animoso,

205

175

contento de lo mucho que había hecho.

con su venablo en mano, que hermoso. Estaba puesta en la sublime cumbre Tras esto, el puerco allí se vía herido,

del monte, y desde allí por él sembrada,

de aquel mancebo por su mal valiente,

aquella ilustre y clara pesadumbre, de antiguos edificios adornada.

39

Cupido: dios del Amor. Se suele representar como un niño desnudo, alado y con los ojos vendados, que va armado con arco, flechas y carcaj. Cuando Cupido hiere a un mortal con una flecha con punta de oro, provoca en él el amor; si lo hace con una con punta de plomo, el odio. 40 Veáse nota 9.

210

De allí con agradable mansedumbre

responde el Tajo, y lleva presuroso

el Tajo va siguiendo su jornada, y regando los campos y arboledas

al mar de Lusitania el nombre mío, 215

donde será escuchado, yo lo fío».

con artificio de las altas ruedas42.

SAN JUAN DE LA CRUZ

En la hermosa tela se veían entretejidas las silvestres diosas salir de la espesura, y que venían todas a la ribera presurosas,

CÁNTICO ESPIRITUAL 220

en el semblante tristes, y traían

AMADA

cestillos blancos de purpúreas rosas,

¿Adónde te escondiste,

las cuales esparciendo, derramaban

Amado, y me dejaste con gemido?

sobre una ninfa muerta que lloraban.

Como el ciervo huiste, habiéndome herido,

Todas con el cabello desparcido

225

salí tras ti clamando, y eras ido.

5

lloraban una ninfa delicada, cuya vida mostraba que había sido

Pastores, los que fuerdes

antes de tiempo y casi en flor cortada.

allá por las majadas al otero43,

Cerca del agua, en un lugar florido, estaba entre la hierba degollada,

si por ventura vierdes 230

aquel que yo más quiero,

cual queda el blanco cisne cuando pierde

decilde que adolezco, peno y muero.

10

la dulce vida entre la hierba verde. Buscando mis amores Una de aquellas diosas, que en belleza,

iré por esos montes y riberas;

al parecer, a todas ecedía, mostrando en el semblante la tristeza

ni cogeré flores, 235

ni temeré las fieras,

que del funesto y triste caso había,

y pasaré los fuertes y fronteras.

15

apartada algún tanto, en la corteza de un álamo unas letras escrebía,

PREGUNTA A LAS CRIATURAS

como epitafio de la ninfa bella,

¡Oh bosques y espesuras,

que hablaban así por parte della:

240

plantadas por la mano del Amado! ¡Oh prado de verduras,

«Elisa soy, en cuyo nombre suena

de flores esmaltado!

y se lamenta el monte cavernoso,

¡Decid si por vosotros ha pasado!

20

testigo del dolor y grave pena en que por mí se aflige Nemoroso, y llama Elisa; Elisa a boca llena

RESPUESTA DE LAS CRIATURAS 245

Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura44,

41

Adonis: Venus se enamoró de este joven dios de deslumbrante belleza; un día que Adonis estaba cazando, fue atacado por un jabalí y murió a consecuencia de las heridas. La diosa, abrumada por el dolor, hizo nacer de su sangre la roja anémona. Para Venus véase nota 20. 42 las altas ruedas: norias movidas por las aguas del Tajo.

43 44

allá por las majadas al otero: las majadas son refugios de ganados y pastores; un otero es un cerro. presura: rapidez.

yéndolos mirando,

de amor, que no se cura

con sola su figura

sino con la presencia y la figura.

vestidos los dejó de hermosura.

55

25 ¡Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados48

AMADA ¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?

formases de repente

Acaba de entregarte ya de vero45.

los ojos deseados

No quieras enviarme

que tengo en mis entrañas dibujados!

60

de hoy más46 ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero.

Apártalos, Amado,

30

que voy de vuelo. Y todos cuantos vagan AMADO

de ti me van mil gracias refiriendo, y todos más me llagan47,

Vuélvete, paloma,

y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo.

que el ciervo vulnerado

35

por el otero asoma al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Mas ¿cómo perseveras,

65

¡oh vida!, no viviendo donde vives AMADA

y haciendo porque mueras las flechas que recibes de lo que del Amado en ti concibes?

Mi Amado, las montañas,

40

los valles solitarios nemorosos49, ¿Por qué, pues has llagado

las ínsulas estrañas,

aqueste corazón, no le sanaste?

los ríos sonorosos,

Y, pues me le has robado,

el silbo de los aires amorosos,

70

¿por qué así le dejaste y no tomas el robo que robaste?

45

la noche sosegada en par de los levantes de la aurora50,

Apaga mis enojos,

la música callada,

pues que ninguno basta a deshacellos,

la soledad sonora,

y véante mis ojos

la cena que recrea y enamora.

pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.

50

Nuestro lecho florido, de cuevas de leones enlazado,

Descubre tu presencia,

en púrpura tendido,

y máteme tu vista y hermosura;

de paz edificado,

mira que la dolencia 47 45

de vero: de verdad. 46 de hoy más: a partir de ahora.

llagar: herir, lastimar. semblantes plateados: la superficie del agua, en la que mira como en un espejo. nemorosos: boscosos. 50 los levantes de la aurora: cuando va a amanecer. 48 49

75

de mil escudos de oro coronado.

80

que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello,

A zaga de tu huella

y en él preso quedaste,

las jóvenes discurren el camino

y en uno de mis ojos te llagaste.

115

al toque de centella, al adobado vino; emisiones de bálsamo divino.

Cuando tú me mirabas, 85

tu gracia en mí tus ojos imprimían; por eso me adamabas52,

En la interior bodega

y en eso merecían

de mi Amado bebí, y cuando salía

los míos adorar lo que en ti vían.

120

por toda aquesta vega ya cosa no sabía; y el ganado perdí que antes seguía.

No quieras despreciarme, que, si color moreno53 en mí hallaste,

90

ya bien puedes mirarme Allí me dio su pecho,

después de que me miraste,

allí me enseñó sciencia muy sabrosa,

que gracia y hermosura en mí dejaste.

125

y yo le di de hecho a mí, sin dejar cosa; allí le prometí de ser su esposa.

Cogednos las raposas, 95

que está ya florecida nuestra viña, en tanto que de rosas

Mi alma se ha empleado

hacemos una piña,

y todo mi caudal en su servicio.

y no paresca nadie en la montiña.

130

Ya no guardo ganado, Detente, cierzo54 muerto.

ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio.

Ven, austro55 que recuerdas los amores,

100

aspira por mi huerto Pues ya si en el egido51

y corran sus olores,

de hoy más no fuere vista ni hallada,

y pacerá el Amado entre las flores.

135

diréis que me he perdido; AMADO

que andando enamorada, me hice perdidiza, y fui ganada.

Entrado se ha la esposa

105

en el ameno huerto deseado, De flores y esmeraldas,

y a su sabor reposa

en las frescas mañanas escogidas,

el cuello reclinado

haremos las guirnaldas,

sobre los dulces brazos del Amado.

en tu amor florecidas y en un cabello mío entretejidas. En solo aquel cabello

Debajo del manzano

110 52

adamabas: enamorabas, amabas con intensidad. color moreno: símbolo del pecado que hace a la amada indigna del Amado. cierzo: viento frío del Norte. 55 austro: el viento cálido, opuesto al cierzo. 53 54

51

egido: campo de pasto.

140

allí conmigo fuiste desposada;

en las riberas verdes ha hallado.

170

allí te di la mano y fuiste reparada donde tu madre fuera violada56.

En soledad vivía y en soledad ha puesto ya su nido,

145

y en soledad la guía A las aves ligeras,

a solas su querido,

leones, ciervos, gamos saltadores,

también en soledad de amor herido.

175

montes, valles, riberas, AMADA

aguas, aires, ardores, y miedo de las noches veladores57;

Gocémonos, Amado,

150

y vámonos a ver en tu hermosura al monte u al collado,

por las amenas liras y canto de serenas58, os conjuro

do mana el agua pura;

que cesen vuestras iras

entremos más adentro en la espesura.

180

y no toquéis al muro, porque la esposa duerma más seguro.

Y luego a las subidas

155

cavernas de la piedra nos iremos, AMADA

que están bien escondidas;

¡Oh ninfas de Judea!59

y allí nos entraremos

en tanto que en las flores y rosales

y el mosto de granadas gustaremos.

185

el ámbar perfumea morá60 en los arrabales y no queráis tocar nuestros umbrales.

Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía;

160

y luego me darías Escóndete, carillo61,

allí, tú vida mía,

y mira con tu haz62 a las montañas,

aquello que me diste el otro día.

190

y no quieras decillo; El aspirar del aire,

mas mira las compañas de la que va por ínsulas estrañas.

el canto de la dulce Filomena63,

165

el soto y su donaire AMADO

en la noche serena,

La blanca palomica

con llama que consume y no da pena.

195

al arca con el ramo se ha tornado; y ya la tortolica

Que nadie lo miraba,

al socio deseado

Aminadab64 tampoco parecía; y el cerco sosegaba,

56

Se alude a la madre Naturaleza, violada por Adán y Eva. 57 miedos... veladores: miedo que mantiene en vela o despiertos. 58 serenas: sirenas, las que seducían a Ulises con su canto llamándole a las aguas para perderlo. 59 Cantar de los Cantares, 3, 5: «¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén!» 60 morá: morad. 61 carillo: cariño. 62 haz: faz.

y la caballería a vista de las aguas descendía.

63 64

Filomena: denominación poética del ruiseñor. Aminadab: uno de los nombres bíblicos del mal, del diablo.

200

El aire de la almena, NOCHE OSCURA

cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena

En una noche escura,

en mi cuello hería,

con ansias, en amores inflamada,

y todos mis sentido suspendía.

35

¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada.

Quédeme y olvídeme, 5

el rostro recliné sobre el Amado; cesó todo y déjeme,

A escuras y segura

dejando mi cuidado

por la secreta escala, disfrazada,

entre las azucenas olvidado.

40

¡oh dichosa ventura!, a escuras y encelada65, estando ya mi casa sosegada.

LLAMA DE AMOR VIVA

10

¡Oh llama de amor viva,

En la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía

que tiernamente hieres

ni yo miraba cosa,

de mi alma en el más profundo centro!; pues ya no eres esquiva,

sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía.

acaba ya, si quieres,

15

5

rompe la tela67 deste dulce encuentro. Aquésta me guiaba más cierto que la luz del mediodía

¡Oh cauterio68 suave!,

adonde me esperaba

¡oh regalada llaga!,

quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía.

¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado!, 20

que a vida eterna sabe

10

y toda deuda paga; ¡Oh noche que guiaste!

matando, muerte en vida la has trocado.

¡oh noche, amable más que el alborada! ¡oh noche que juntaste

¡Oh lámparas de fuego,

Amado con amada, amada en el Amado transformada!

en cuyos resplandores 25

las profundas cavernas del sentido,

15

que estaba oscuro y ciego, En mi pecho florido,

con estraños primores

que entero para él solo se guardaba,

calor y luz dan junto69 a su querido!

allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle66 de cedros aire daba. 65

encelada: escondida.

66

30

ventalle: abanico; los cedros próximos son como un abanico que les envía su aire. la tela: símbolo de la vida mortal. Al romperse, con la muerte, podrá gozar sin velos de la presencia de Cristo. 68 cauterio: instrumento de hierro candente, usado por los cirujanos antiguamente, para abrir llagas y curar – cauterizar – las heridas. 67

me causa un dolor tan fiero, ¡Cuán manso y amoroso recuerdas70 en mi seno,

que muero porque no muero. 20

donde secretamente solo moras!;

Acaba ya de dejarme,

y en tu aspirar sabroso

vida, no me seas molesta;

de bien y gloria lleno,

porque muriendo, ¿qué resta,

¡cuán delicadamente me enamoras!

sino vivir y gozarme?

25

No dejes de consolarme, muerte, que ansí te requiero:

SANTA TERESA DE JESÚS

30

que muero porque no muero.

[VILLANCICO]

FRAY LUIS DE LEÓN Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero,

ODA I

que muero porque no muero.

CANCIÓN DE LA VIDA SOLITARIA

Vivo y fuera de mí, después que muero de amor,

¡Qué descansada vida 5

la del que huye el mundanal ruido

porque vivo en el Señor,

y sigue la escondida

que me quiso para sí;

senda, por donde han ido

cuando el corazón le di

los pocos sabios que en el mundo han sido;

5

puso en mí este letrero: «Que muero porque no muero».

10

que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado,

Esta divina unión,

ni del dorado techo

y el amor con que yo vivo,

se admira, fabricado

hace a mi Dios mi cautivo

del sabio Moro, en jaspes sustentado!

10

y libro mi corazón; y causa en mí tal pasión

No cura71 si la fama

15

ver a mi Dios prisionero,

canta con voz su nombre pregonera,

que muero porque no muero.

ni cura ni encarama la lengua lisonjera

¡Ay, qué larga es esta vida!

lo que condena la verdad sincera.

¡Qué duros estos destierros, esta cárcel y estos hierros

69 70

Véase nota 8. Véase nota 34.

20

¿Qué presta a mi contento,

en que está el alma metida!

si soy del vano dedo señalado;

Sólo esperar a salida

si, en busca deste viento72, 71 72

cura: preocupa. viento: simboliza la fama, el éxito.

15

ando desalentado, con ansias vivas, con mortal cuidado?

20

y, luego sosegada, el paso entre los árboles torciendo,

¡Oh monte, oh fuente, oh río!73

el suelo, de pasada,

¡Oh secreto seguro, deleitoso!,

de verdura vistiendo

roto casi el navío74,

y con diversas flores va esparciendo.

55

a vuestro almo75 reposo huyo de aqueste mar tempestuoso.

El aire el huerto orea

25

y ofrece mil olores al sentido; Un no rompido sueño,

los árboles menea

un día puro, alegre, libre quiero;

con un manso ruido,

no quiero ver el ceño

que del oro y del cetro pone olvido.

60

vanamente severo de a quien la sangre ensalza, o el dinero.

Téngase su tesoro

30

los que de un falso leño76 se confían; Despiértenme las aves

no es mío ver el lloro

con su cantar sabroso no aprendido;

de los que desconfían,

no los cuidados graves,

cuando el cierzo y el ábrego77 porfían.

65

de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido.

La combatida antena78

35

cruje, y en ciega noche el claro día Vivir quiero conmigo;

se torna; al cielo suena

gozar quiero del bien que debo al cielo,

confusa vocería,

a solas, sin testigo,

y la mar enriquecen a porfía.

70

libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo.

40

A mí una pobrecilla mesa, de amable paz bien abastada,

Del monte a la ladera,

me baste; y la vajilla,

por mi mano plantado, tengo un huerto,

de fino oro labrada,

que con la primavera,

sea de quien la mar no teme airada.

75

de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto;

45

Y mientras miserablemente se están los otros abrasando

y, como codiciosa

con sed insaciable

por ver y acrecentar su hermosura,

del peligroso mando79,

desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura;

75

50

almo: nutricio, vivificador, reconfortante. falso leño: el barco, hecho de madera. cierzo: véase nota 65; ábrego: viento del Sur. 78 antena: palo del barco. 79 Con insaciable ambición de poder, que resulta peligrosa. En el verso inmediatamente anterior llamará la atención la división de la palabra miserablemente en sus dos compuestos, formando un encabalgamiento. 76 77

73 74

Evoca «La Flecha», una finca cerca de Salamanca, que el poeta frecuentaba. navío: Fray Luis se identifica con un navío en dificultades que se acoge a puerto.

tendido yo a la sombra esté cantando;

80

ve cómo el gran Maestro, aquesta inmensa cítara aplicado,

a la sombra tendido,

con movimiento diestro

de hiedra y lauro80 eterno coronado,

produce el son sagrado,

puesto el atento oído

con que este eterno templo es sustentado.

25

al son dulce, acordado81, del plectro82 sabiamente meneado.

Y, como está compuesta

85

de números concordes, luego envía consonante respuesta; y entre ambos a porfía

ODA III

se mezcla una dulcísima armonía.

A FRANCISCO DE SALINAS El aire se serena

Aquí la alma navega

y viste de hermosura y luz no usada.

por un mar de dulzura y finamente

Salinas, cuando suena

en él ansí se anega,

la música estremada,

que ningún accidente

por vuestra sabia mano gobernada.

estraño y peregrino oye y siente.

5

el alma, que en olvido está sumida,

¡oh muerte que das vida! ¡Oh dulce olvido!

torna a cobrar el tino

¡durase en tu reposo sin ser restituido

y memoria perdida

jamás aqueste bajo y vil sentido!

10

Y, como se conoce,

A este bien os llamo,

en suerte y pensamiento se mejora;

gloria del apolíneo sacro coro83,

el oro desconoce

amigos (a quien amo

que el vulgo vil adora,

sobre todo tesoro),

la belleza caduca engañadora.

15

que todo lo visible es triste lloro.

Traspasa el aire todo

¡Oh, suene de continuo,

hasta llegar a la más alta esfera

Salinas, vuestro son en mis oídos,

y oye allí otro modo

por quien al bien divino

de no perecedera

despiertan los sentidos,

música, que es la fuente y la primera,

35

¡Oh desmayo dichoso!

A cuyo son divino

de su origen primera esclarecida.

30

20

Se trata de un procedimiento muy frecuente tanto en griego como en latín y que Fray Luis recoge imitando en ello a Horacio. 80 hiedra y lauro: yedra y laurel, símbolos de la paz y la tranquilidad. 81 acordado: afinado.

quedando a lo demás adormecidos!

82

40

45

50

plectro: púa para pulsar los instrumentos musicales de cuerda; es preferible escuchar en paz la armonía del Universo pulsada suavemente por el Creador.

LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE

y en la tardecica, en nuestra plazuela,

30

jugaré yo al toro

[ROMANCILLO]

y tú a las muñecas Hermana Marica84,

con las dos hermanas

mañana, que es fiesta,

Juana y Madalena

no irás tú a la amiga85

y las dos primillas

ni yo iré a la escuela.

Marica y la tuerta;

Pondráste el corpiño86

y si quiere madre

5

y la saya buena,

dar las castañetas90

cabezón labrado,

podrás tanto de ello

toca y albanega

bailar en la puerta;

y a mí me pondrán

y al son del adufe91

mi camisa nueva, sayo de palmilla ,

«no me aprovecharon,

media de estameña;

madre, las hierbas»;

y si hace bueno

y yo de papel

trairé la montera

haré una librea92 por que bien parezca,

y el estadal rojo

u una caperuza

con lo que le cuelga,

con muchas almenas;

que trajo el vecino

pondré por penacho del rabo del gallo

veremos la iglesia,

que acullá en la huerta

darános un cuarto88

anaranjeamos

mi tía la ollera.

las Carnestolendas93;

55

y en la caña larga

25

(que nadie lo sepa)

pondré una bandera

chochos89 y garbanzos

con dos borlas blancas

para la merienda;

en sus tranzaderas94 y en mi caballito

83

apolíneo sacro coro: los poetas de Salamanca, que son gloria de las musas (el coro de Apolo). Marica: diminutivo de María. amiga: escuela para niñas, donde una mujer mayor la amiga, que da nombre al lugar les instruye en las labores domésticas y les enseña el catecismo y las oraciones. 86 Se citan varios elementos del vestuario de las niñas: el corpiño es una camisa sin mangas ceñida al cuerpo, la saya es la falda, el cabezón labrado es el cuello de la camisola adornado con bordados, la toca es el pañuelo para cubrir la cabeza y la albanega la redecilla para recoger el pelo. 87 Se hace lo propio con los vestidos de los niños: la palmilla es una tela de lana, la estameña una tela más tosca similar al saco, la montera es un pequeño sombrero rígido y el estadal es una cinta bendita bendita que se lleva colgada al cuello por devoción. 88 cuarto: un cuarto de real, una pequeña propina.

50

las dos plumas negras

20

Iremos a la misa,

Compraremos de él

45

teñida con moras

15

mi señora abuela,

cuando fue a la feria.

40

cantará Andrehuela:

10

87

que me dio la Pascua

35

pondré una cabeza

84

de guadamecí95

85

89

chochos: altramuces. castañetas: castañuelas. adufe: pandero o pandereta. 92 librea: vestido o uniforme de gala en la época. 93 Carnestolendas: Carnaval. 94 tranzaderas: trencilla. 95 guardamecí: cuero adornado con pinturas o relieves. 90 91

60

dos hilos por riendas, y entraré en la calle

las murallas de mi patria, 65

haciendo corvetas96,

tráeme nuevas de mi esposa

yo, y otros del barrio,

y dime si han sido ciertas

que son más de treinta,

las lágrimas y suspiros

jugaremos cañas97

que me dice por sus letras100,

junto a la plazuela

70

mi cautiverio en tu arena,

salga acá y nos vea:

bien puedes al mar del Sur

Barbola, la hija

vencer en lucientes perlas101.

de la panadera,

Dame ya, sagrado mar, 75

25

a mis demandas respuesta,

tortas con manteca,

que bien puedes, si es verdad

porque algunas veces

que las aguas tienen lengua102,

hacemos yo y ella

pero, pues no me respondes,

las bellaquerías

sin duda alguna que es muerta,

detrás de la puerta.

20

porque si es verdad que llora

por que Barbolilla98

la que suele darme

15

coronadas y soberbias,

80

30

aunque no lo debe ser, pues que vivo yo en su ausencia. ¡Pues he vivido diez años

[ROMANCE]

sin libertad y sin ella, siempre al remo condenado

Amarrado al duro banco de una galera turquesa99,

En esto se descubrieron

ambas manos en el remo

de la Religión seis velas103,

y ambos ojos en la tierra,

y el cómitre104 mandó usar

un forzado de Dragut

35

a nadie matarán penas!»

5

al forzado de su fuerza.

40

en la playa de Marbella se quejaba al ronco son del remo y de la cadena:

[LETRILLA LÍRICA]

«¡Oh sagrado mar de España, famosa playa serena,

10

La más bella niña

teatro donde se han hecho

de nuestro lugar,

cien mil navales tragedias!,

hoy viuda y sola,

pues eres tú el mismo mar

ayer por casar,

que con tus crecientes besas

viendo que sus ojos 105

96

100

97

101

corvetas: movimiento que se enseña al caballo, haciéndolo andar con las dos patas delanteras en el aire. jugar cañas: las cañas eran un festejo a caballo muy popular (en tiempos de Góngora se celebraban en la Plaza Mayor de Madrid), en el que diferentes cuadrillas de jinetes se hacían escaramuzas, arrojándose «cañas» unos a otros a modo de lanzas, de las que se resguardaban con pequeños escudos de cuero, ovalados o en forma de corazón, llamados adargas. Los niños imitan este festejo en sus juegos. 98 Barbolilla: diminutivo de Bárbola, Bárbara. 99 turquesa: turca.

5

letras: cartas. perlas: las lágrimas que vierte la amada. que las aguas tienen lengua: orilla. 103 de la Religión seis velas: seis barcos cristianos. 104 cómitre: la persona que en las galeras vigilaba y dirigía la boga y otras maniobras y a cuyo cargo estaba el castigo de remeros y forzados. 105 sus ojos: su amado. 102

a la guerra van,

¿quién no llorará

a su madre dice,

aunque tenga el pecho

que escucha su mal:

como un pedernal,

dejadme llorar orillas del mar.

y no dará voces 10

45

viendo marchitar los más verdes años

Pues me distes, madre,

de mi mocedad?

en tan tierna edad

Dejadme llorar

tan corto el placer,

orillas del mar.

50

tan largo el pesar, y me cautivastes

15

Váyanse las noches,

de quien hoy se va

pues ido se han

y lleva las llaves

los ojos que hacían

de mi libertad:

los míos velar:

dejadme llorar

váyanse y no vean

orillas del mar.

20

55

tanta soledad, después que en mi lecho

En llorar conviertan

sobra la mitad:

mis ojos, de hoy más,

dejadme llorar

el sabroso oficio

orillas del mar.

60

del dulce mirar, pues que no se pueden

25

mejor ocupar,

AL NACIMIENTO DE CRISTO NUESTRO SEÑOR

yéndose a la guerra Esta noche un Amor106 nace,

quien era mi paz: dejadme llorar orillas del mar.

niño y Dios, pero no ciego, 30

y tan otro al fin, que hace paz su fuego

No me pongáis freno

con las pajas en que yace.

5

ni queráis culpar; que lo uno es justo,

De una Virgen (aun después

lo otro por demás.

de ser Madre) pura cuanto

Si me queréis bien

35

lo dice el Sol, que es su manto,

no me hagáis mal;

nace el Niño Amor que ves;

harto peor fuera

no es su arco, no, el que es

morir y callar:

pompa del otro rapaz:

dejadme llorar orillas del mar.

el símbolo sí de paz, 40

que ambos polos satisface.

Dulce madre mía, 106

Véase nota 39.

10

Esta noche un Amor nace, niño y Dios, pero no ciego,

como píldoras dorados; 15

que yo en mi pobre mesilla

y tan otro al fin, que hace

quiero más una morcilla

paz su fuego

que en el asador reviente,

con las pajas en que yace.

y ríase la gente.

No venda este Amor divino de sus ojos la alegría;

15

Cuando cubra las montañas 20

de blanca nieve el enero,

vendaránsela, algún día

tenga yo lleno el brasero

que lo hagan adevino107.

de bellotas y castañas,

Sus bellos miembros el lino,

y quien las dulces patrañas

20

del Rey que rabió109 me cuente, ya que no sus soles, vista: que mal puede el heno a la vista

y ríase la gente. 25

abrigar de quien lo pace108.

Busque muy en buena hora

Esta noche un Amor nace,

el mercader nuevos soles110;

niño y Dios, pero no ciego,

yo conchas y caracoles

y tan otro al fin, que hace

entre la menuda arena,

paz su fuego

25

escuchando a Filomena111

30

con las pajas en que yace.

sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente.

[LETRILLA BURLESCA]

Pase a media noche el mar

30

y arda en amorosa llama Ándeme yo caliente

Leandro112 por ver su dama;

y ríase la gente.

que yo más quiero pasar

Traten otros del gobierno

la blanca o roja corriente113,

del mundo y sus monarquías,

y ríase la gente.

del golfo de mi lagar

mientras gobiernan mis días

35

5

mantequillas y pan tierno,

Pues Amor es tan cruel,

y las mañanas de invierno

que de Píramo114 y su amada

naranjada y agua ardiente, y ríase la gente.

109

el Rey que rabió: como título ejemplar de cuento, acorde con el tema de la letrilla. soles: dineros. Véase nota 81. 112 Leandro: el joven Leandro vivía en Abidos, ciudad situada en el lado asiático del estrecho de los Dardanelos, y cada noche atravesaba nadando el Helesponto para ver a su amada Hero, guiándose por una antorcha que ella mantenía en lo alto de la torre de su casa; una noche de tempestad se apagó la antorcha y Leandro murió ahogado. Desesperada, Hero se suicidó arrojándose desde su torre. 113 la blanca o roja corriente: el vino blanco o tinto. 114 Píramo: Píramo y Tisbe vivían en casas contiguas y se amaban ardientemente contra la voluntad de sus padres, intercambiando palabras a través de una grieta en el muro que los separaba. Una noche se citan a escondidas. Tisbe llega primero, pero tiene que huir dejando caer su velo al advertir la presencia 110 111

Coma en dorada vajilla

10

el príncipe mil cuidados, 107

Hace referencia a la burla de los soldados antes de la Pasión de Jesucristo: «Luego se pusieron a escupirlo; le taparon la cara y lo abofeteaban diciendo: ¡Adivina! ¡Haz de profeta! Y los criados le daban puñetazos» (Mc. 14, 65). 108 de quien lo pace: el Cordero.

hace tálamo una espada do se junten ella y él,

que hacen la señal del alba 40

las campanas de la vida,

sea mi Tisbe un pastel,

25

es la queda, y os desarman

y la espada sea mi diente,

de vuestro color y lustre,

y ríase la gente.

de vuestro donaire y gracia, y quedáis todas perdidas por mayores de la marca.

30

[LETRILLA SATÍRICA] ¡Que se nos va la Pascua, mozas, ¡Que se nos va la Pascua, mozas,

que se nos va la Pascua!

que se nos va la Pascua! Yo sé de una buena vieja que fue un tiempo rubia y zarca116,

Mozuelas las de mi barrio, loquillas y confiadas, mirad no os engañe el tiempo,

y que al presente le cuesta 5

la edad y la confianza.

porque su bruñida frente

No os dejéis lisonjear

y sus mejillas se hallan

de la juventud lozana,

más que roquete de obispo

porque de caducas flores

encogidas y arrugadas.

teje el tiempo sus guirnaldas.

35

harto caro el ver su cara,

40

10 ¡Que se nos va la Pascua, mozas,

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

que se nos va la Pascua!

que se nos va la Pascua! Y sé de otra buena vieja, Vuelan los ligeros años,

que un diente que le quedaba

y con presurosas alas nos roban, como harpías115,

se lo dejó este otro día y con lágrimas le dice:

nuestras sabrosas viandas. La flor de la maravilla

«Diente mío de mi alma,

esta verdad nos declara,

yo sé cuándo fuiste perla, aunque ahora no sois caña».

porque le hurta la tarde lo que le dio la mañana.

45

sepultado en unas natas,

15

50

20 ¡Que se nos va la Pascua, mozas, que se nos va la Pascua!

¡Que se nos va la Pascua, mozas, que se nos va la Pascua!

Por eso, mozuelas locas, antes que la edad avara

Mirad, que cuando pensáis

el rubio cabello de oro de una leona. Cuando Píramo llega encuentra el velo destrozado por la fiera y creyendo a Tisbe muerta se suicida con su espada. Tisbe regresa y al encontrar a su amante muerto hace lo propio. 115 harpías: ave fabulosa, con rostro de mujer y cuerpo de ave de rapiña; por extensión, también se dice de la persona codiciosa que con arte y maña saca cuanto puede.

convierta en luciente plata, 116

zarca: de ojos azules.

51

quered cuando sois queridas, amad cuando sois amadas,

mas del viento las fuerzas conjuradas

mirad, bobas, que detrás

los suspiros desatan y remueven,

se pinta la ocasión calva117.

5

y los troncos las lágrimas se beben,

60

mal ellos y peor ellas derramadas. ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Hasta en mi tierno rostro aquel tributo

que se nos va la Pascua!

que dan mis ojos, invisible mano

10

de sombra o de aire me le deja enjuto, A CÓRDOBA porque aquel ángel fieramente humano120 ¡Oh excelso muro, oh torres coronadas

no crea mi dolor, y así es mi fruto

de honor, de majestad, de gallardía!

llorar sin premio y suspirar en vano.

¡Oh gran río, gran rey de Andalucía, de arenas nobles, ya que no doradas!118 [SONETO AMOROSO] ¡Oh fértil llano, oh sierras elevadas,

5

que privilegia el cielo y dora el día!

La dulce boca que a gustar convida

¡Oh siempre gloriosa patria mía,

un humor entre perlas distilado,

tanto por plumas cuanto por espadas!

y a no invidiar aquel licor sagrado121 que a Júpiter ministra122 el garzón de Ida123,

Si entre aquellas rüinas y despojos que enriquece Genil y Dauro baña

10

amantes, no toquéis, si queréis vida;

tu memoria no fue alimento mío,

5

porque entre un labio y otro colorado Amor está, de su veneno armado, cual entre flor y flor sierpe124 escondida.

nunca merezcan mis ausentes ojos ver tu muro, tus torres y tu río, tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!

No os engañen las rosas, que a la Aurora diréis que, aljofaradas125 y olorosas,

10

se le cayeron del purpúreo seno; [SONETO AMOROSO] manzanas son de Tántalo126, y no rosas, Suspiros tristes, lágrimas cansadas, que lanza el corazón, los ojos llueven, los troncos bañan y las ramas mueven de estas plantas, a Alcides consagradas119;

117

se pinta la ocasión calva: los romanos representaban a la diosa Ocasión con una larga guedeja frontal y calva por detrás; con ello expresaban la imposibilidad de asirla después de que hubiera pasado, así como la facilidad de atraparla cuando se la espera de frente. 118 gran río es traducción literal de «oued el Kebir», Guadalquivir. Sus arenas son nobles; pero no doradas, a diferencia de las del Dauro, que llevaba oro (véase nota 179).

119

Alcides: Hércules, uno de los héroes más prestigiosos de la mitología griega, famoso por sus doce trabajos. El álamo es su árbol consagrado. Blas de Otero toma de aquí el título para su libro homónimo Ángel fieramente humano. 121 Véase nota 125. 122 ministra: sirve, escancia. 123 el garzón de Ida: el muchacho de Ida; se trata de Ganímedes, raptado por Júpiter por su belleza, para que sirviera de copero y criado a los dioses. 124 Véase nota 22. 125 aljofaradas: el aljófar es una perla o conjunto de perlas pequeñas e irregulares; la palabra también sirve para aludir al rocío de la aurora. 126 Véase nota 105. 120

que después huyen del que incitan ahora,

Su nombre, aun de mayor aliento digno

y sólo del Amor queda el veneno.

que en los clarines de la Fama cabe,

5

el campo ilustra de ese mármol grave. Venérale, y prosigue tu camino. [SONETO SATÍRICO BURLESCO] Yace el Griego. Heredó Naturaleza De chinches y de mulas voy comido,

arte, y el Arte133, estudio; Iris134, colores;

las unas culpa de una cama vieja,

Febo135, luces – si no sombras, Morfeo136. –

10

las otras de un señor que me las deja veinte días y más, y se ha partido127.

Tanta urna, a pesar de su dureza, lágrimas beba y cuantos suda olores

De vos, madera anciana, me despido,

corteza funeral de árbol sabeo137.

5

miembros de algún navío de vendeja128, patria común de la nación bermeja, [SONETO MORAL]

que un mes sin deudo mi sangre ha sido.

Mientras por competir con tu cabello

Venid, mulas, con cuyos pies me ha dado tal coz el que quizá tendrá mancilla

oro bruñido al sol relumbra en vano;

10

de ver que me coméis el otro lado129.

mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello;

A Dios, Corte envainada en una villa, a Dios, toril de los que has sido prado130,

mientras a cada labio, por cogello,

que en mi rincón me espera una morcilla.

siguen más ojos que al clavel temprano,

5

y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello, INSCRIPCIÓN PARA EL SEPULCRO DE DOMÍNICO GRECO goza cuello, cabello, labio y frente, Esta en forma elegante, oh peregrino,

antes que lo que fue en tu edad dorada

de pórfido131 luciente dura llave132

oro, lilio, clavel, cristal luciente,

10

el pincel niega al mundo más süave, no sólo en plata o viola troncada

que dio espíritu a leño, vida a lino.

se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. 127

Estando fuera de Córdoba, probablemente en Valladolid, Góngora había alquilado unas mulas para hacer el viaje de vuelta a su ciudad; se las pidió un señor para hacer un viaje de pocos días, que acabó alargándose más de lo previsto y don Luis tuvo que correr con los gastos del alquiler. 128 La cama en la que ha dormido está hecha con la madera carcomida de lo que fue un navío que se vendió en venta pública (vendeja). 129 Alude al alquiler que va pagando por las mulas. 130 Pulla burlesca: los bueyes de antaño se han convertido en toros nobles; antes campaban libres por los prados, ahora están encerrados en un toril. 131 pórfido: piedra compacta y dura, equivalente al mármol, de color oscuro, con cristales de feldespato y cuarzo. 132 dura llave: sepulcro.

133

Naturaleza y Arte son los dos principios que han de conjugarse en toda creación artística. Iris: divinidad que personifica el arco iris; une cielo y tierra, tiene alas de oro y el tenue velo que la cure se «irisa» al sol. A esta divinidad le corresponden en herencia los colores. 135 Febo: Apolo, que se identifica con el Sol, que hereda la luz. Véase además nota 9. 136 Morfeo: dios de los sueños, hereda las sombras, como complemento a colores y luces. 134

DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VIDA

No salgas, que te aguarda algún tirano; dilata tu nacer para tu vida,

Menos solícito veloz saeta

que anticipas tu ser para tu muerte.

destinada señal, que mordió aguda; agonal carro138 por la arena muda FÁBULA DE POLIFEMO Y GALATEA140

no coronó con más silencio meta,

(Fragmentos: Descripciones de Polifemo y Galatea, octavas 7-14, vv. 49-112; Encuentro de Acis y que presurosa corre, que secreta,

5

Galatea, octavas , vv. 177-200; Final, octavas 61-63, vv. 481-504)

a su fin nuestra edad. A quien lo duda (fiera que sea de razón desnuda)

[7]

Un monte era de miembros eminente este (que, de Neptuno141 hijo fiero,

cada sol repetido es un cometa.

50

que un ojo ilustra el orbe de su frente, Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras? Peligro corres, Licio139, si porfías

émulo casi del mayor lucero) cíclope, a quien el pino más valiente,

10

bastón, le obedecía, tan ligero,

en seguir sombras y abrazar engaños.

y al grave peso junco tan delgado,

55

que un día era bastón y otro cayado142.

Mal te perdonarán a ti las horas, las horas que limando están los días, los días que royendo están los años.

[8]

Negro el cabello, imitador undoso de las obscuras aguas del Leteo143, al viento que lo peina proceloso,

A UNA ROSA

vuela sin orden, pende sin aseo

60

un torrente es su barba impetuoso, que (adusto hijo de este Pirineo144)

Ayer naciste, y morirás mañana. Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?

su pecho inunda, o tarde, o mal, o en vano

¿Para vivir tan poco estás lucida,

surcada aun de los dedos de su mano145.

y para no ser nada estás lozana? [9] Si te engañó su hermosura vana,

5

No la Trinacria146 en sus montañas, fiera

65

armó de crueldad, calzó de viento,

bien presto la verás desvanecida,

que redima feroz, salve ligera,

porque en tu hermosura está escondida

su piel manchada de colores ciento147:

la ocasión de morir muerte temprana. 140

Véase nota 182. Neptuno: dios de las aguas, en especial de los mares, patrón de navegantes y pescadores. Junto con la ninfa Toosa, padre de Polifemo. 142 Los pinos, que sirven como bastón al cíclope, acaban doblándose por su peso y se convierten en cayados. 143 Leteo: Uno de los cinco ríos de los infiernos; las almas que bebían en sus oscuras aguas olvidaban su vida terrestre y quedaban purificadas. 144 Pirineo: metáfora del cíclope, gigantesco como estos montes. Por otra parte, Pirineo procede del griego «pyr», ‘fuego’; se dice que la hoguera de un pastor incendió la comarca e hizo fundir los metales, que descendían como torrentes de fuego. De ahí que la barba de Polifemo sea como un torrente de fuego, que también es el primer significado del adjetivo adusto. 145 Sólo de tarde en tarde, la barba es inútilmente peinada por los dedos del cíclope. 146 Trinacria: antiguo nombre de Sicilia. 141

Cuando te corte la robusta mano, ley de la agricultura permitida,

10

grosero aliento acabará tu suerte.

137

árbol sabeo: de Saba, su corteza servía para el incienso. agonal carro: entre los romanos, las fiestas agonales eran una especie de juegos olímpicos. Uno de los certámenes consistía en una carrera de carros en la que se debían dar tres vueltas antes de llegar a la meta. 139 Licio: en el Siglo de Oro, una palabra para aludir a uno mismo. 138

péllico es ya la que en los bosques era mortal horror al que con paso lento

¡tal la música es de Polifemo! 70

los bueyes a su albergue reducía, pisando la dudosa luz del día

[13]

148

Ninfa, de Doris154 hija, la más bella, adora, que vio el reino de la espuma.

.

Galatea es su nombre, y dulce en ella [10]

Cercado es (cuanto más capaz, más lleno)

el terno Venus155 de sus Gracias156 suma.

de la fruta, el zurrón, casi abortada,

Son una y otra luminosa estrella

que el tardo otoño deja al blando seno

100

lucientes ojos de su blanca pluma157:

75

149

si roca de cristal no es de Neptuno158,

de la piadosa hierba, encomendada : 150

pavón de Venus es, cisne de Juno159.

la serba , a quien le da rugas el heno; la pera, de quien fue cuna dorada la rubia paja, y – pálida tutora – la niega avara, y pródiga la dora.

[14]

Purpúreas rosas sobre Galatea

105

la Alba entre lilios cándidos deshoja160:

80

duda el Amor cuál más su color sea, [11]

Erizo es el zurrón, de la castaña,

o púrpura nevada, o nieve roja.

y (entre el membrillo o verde o datilado)

De su frente la perla es, eritrea161,

de la manzana hipócrita, que engaña,

émula vana; el ciego dios se enoja,

a lo pálido no, a lo arrebolado,

y, condenado su esplendor, la deja

y, de la encina (honor de la montaña,

110

perder en oro al nácar de su oreja162. [...]

85

que pabellón al siglo fue dorado) el tributo, alimento, aunque grosero,

[23]

del mejor mundo del candor primero151.

La fugitiva ninfa, en tanto, donde hurta un laurel su tronco al sol ardiente, tantos jazmines cuanta hierba esconde

[12]

la nieve de sus miembros, da a una fuente163.

Cera y cáñamo unió (que no debiera) cien cañas, cuyo bárbaro ruido,

90

180

Dulce se queja, dulce le responde

de más ecos que unió cáñamo y cera

un ruiseñor a otro, y dulcemente

albogues, duramente es repetido152.

al sueño da a sus ojos la armonía

La selva se confunde, el mar se altera,

por no abrasar con tres soles el día164.

rompe Tritón153 su caracol torcido, sordo huye el bajel a vela y remo:

[24]

95 154

147

No hay fiera que por su cruel ferocidad o por una veloz huida pueda librarse de rendir su piel a Polifemo, para que él la use como pellico, como abrigo. 148 Se refiere al labrador que al caer la tarde vuelve de los campos con sus bueyes, temeroso de las fieras. 149 El zurrón más lleno cuanto más grande rebosa de la fruta de otoño, caída sobre la hierba, que amenaza con estropearse. 150 serba: fruto del serbal, tiene la forma de una pera pequeña, de color entre encarnado y amarillo, que se come después de dejarla madurar entre paja o colgado. 151 En el abultado erizado zurrón, Polifemo va recogiendo castañas, membrillos, manzanas (son mentirosas, porque se muestran rojizas, cuando su interior es blanco) y bellotas (fruto de la encina, que por su antigüedad cobijó a los hombres de la Edad de Oro). 152 Polifemo une cien cañas con cera y cáñamo para hacer un enorme instrumento, cuyo estruendoso sonido repite el eco. 153 Tritón: divinidad del mar con cuerpo de hombre y cola de pez, su atributo es la caracola que hace sonar.

Salamandria del Sol165, vestido estrellas,

185

Doris: hija del dios Océano y esposa de Nereo, con quien tuvo cincuenta hijas, las Nereidas, ninfas de los mares. Véase además nota 35. 155 Véase nota 20. 156 Gracias: tres jóvenes diosas, cortejo de Apolo, que representan el encanto y la belleza y esparcen la alegría por el mundo; sus atributos son el mirto y el dado del juego. 157 Sus ojos brillan como estrellas sobre su piel blanca como la pluma de un cisne, el ave de Venus. 158 Galatea es roca de cristal marino, por su fragilidad y delicadeza. 159 Juno: diosa del matrimonio y del hogar, su ave es el pavo real, que tiene ojos en las plumas. 160 El rojo de la aurora y el blanco de la azucena matizan la piel de Galatea al amanecer. 161 perla eritrea: perla del mar Rojo o de Eritrea, región de Etiopía. 162 El dios Amor, enojado con la perla, que no puede competir con la hermosura de la ninfa, la condena a servirle a ésta como pendiente. 163 Huyendo del cíclope, Galatea descansa a la sombra de un laurel, junto a una fuente, cubriendo la hierba con la blancura de su cuerpo.

latiendo el Can del cielo estaba, cuando

Con lágrimas la ninfa solicita

(polvo el cabello, húmedas centellas,

la deidades de el mar, que Acis invoca;

si no ardientes aljófares166, sudando)

concurren todas, y el peñasco duro,

llegó Acis; y, de ambas luces bellas

la sangre que exprimió, cristal fue puro.

dulce Occidente viendo el sueño blando,

495

190 [63]

su boca dio, y sus ojos cuanto pudo, al sonoro cristal, al cristal mudo167.

Sus miembros lastimosamente opresos, del escollo fatal fueron apenas, que los pies de los árboles más gruesos

[25]

Era Acis un venablo de Cupido168,

calzó el liquido aljófar de sus venas174.

de un fauno, medio hombre, medio fiera,

Corriente plata al fin sus blancos huesos,

en Simetis, hermosa ninfa, habido169;

500

lamiendo flores y argentando arenas,

195

gloria del mar, honor de su ribera.

a Doris llega, que, con llanto pío,

El bello imán, el ídolo dormido,

yerno lo saludó, lo aclamó río.

que acero sigue, idólatra venera, rico de cuanto el huerto ofrece pobre, rinden las vacas y fomenta el robre170. [...] [61]

SOLEDADES

200

Viendo el fiero jayán171 con paso mudo

(Fragmentos: Soledad I, vv. 1-61)

correr al mar la fugitiva nieve Era del año la estación florida

que a tanta vista el líbico desnudo registra el campo de su adarga breve

172

y al garzón viendo173, cuantas mover pudo

en que el mentido robador de Europa175 media luna las armas de su frente,

485

celoso trueno, antiguas hayas mueve:

y el Sol todos los rayos de su pelo

tal, antes que la opaca nube rompa,

luciente honor del cielo,

,

previene rayo fulminante trompa.

en campos de zafiro pace estrellas176;

Con vïolencia desgajó, infinita,

a Júpiter mejor que el garzón de Ida177

5

cuando el que ministrar podía la copa [62]

la mayor punta de la excelsa roca,

490

náufrago y desdeñado, sobre ausente

que al joven, sobre quien la precipita,

lagrimosas de amor dulces querellas

urna es mucha, pirámide no poca.

da al mar; que, condolido,

, 10

fue a las ondas, fue al viento 164

el mísero gemido,

165

segundo de Arïón178 dulce instrumento.

El sol, más los dos ojos de la ninfa. Salamandria del Sol: según la tradición, la salamandra puede estar dentro del fuego sin consumirse; aquí es metáfora de la constelación del verano, Can, en la que está el Sol. 166 Véase nota 225. 167 Acis bebe de la fuente (sonoro cristal), al tiempo que mira absorto a Galatea (cristal mudo). 168 Véase nota 39. 169 El pastor Acis es hijo de un fauno (divinidad menor que vive en los bosques y protege los rebaños) y de la ninfa Simetis. 170 Acis se siente atraído por Galatea como si fuera un imán; toda su riqueza es su huerto y lo que rinden las vacas y la miel que producen las abejas en los huecos de los robles. 171 jayán: gigante, rufián respetado por los demás. 172 Polifemo descubre que la blanquísima Galatea huye hacia el mar; su vista es tan aguda que puede ver los pequeños escudos de los guerreros libios. 173 Viendo también a Acis.

174

El agua que sale de las venas de Acis riega las raíces de los árboles más gruesos. mentido robador de Europa: Júpiter se convirtió en toro para raptar a Europa. El signo de Tauro coincide con la estación florida de la primavera. 176 La figura de Tauro parece un sol radiante, coronado por la media luna de sus astas, que pace estrellas en los campos azules del cielo. 177 Véase nota 223. 175

Del siempre en la montaña opuesto pino

15

cuando entregado el mísero extranjero

al enemigo Noto,

en lo que ya del mar redimió fiero184,

piadoso miembro roto,

entre espinas crepúsculos pisando,

breve tabla

delfín no fue pequeño

riscos que aun igualara mal volando

al inconsiderado peregrino179,

veloz, intrépida ala,

que a una Libia de ondas su camino

menos cansado que confuso

20

Vencida al fin la cumbre

fió, y su vida a un leño.

del mar siempre sonante,

Del Océano pues antes sorbido,

de la muda campaña,

y luego vomitado

árbitro igual e inexpugnable muro ,

no lejos de un escollo coronado de secos juncos, de calientes espumas, alga todo y espumas

50 , escala.

55

con pie ya más seguro

25

declina al vacilante

,

halló hospitalidad donde halló nido

breve esplendor de mal distinta lumbre,

de Júpiter el ave180.

farol de una cabaña que sobre el ferro está en aquel incierto

Besa la arena, y de la rota nave aquella parte poca

60

golfo de sombras anunciando el puerto.

30

que le expuso en la playa dio a la roca; que aun se dejan las peñas

FÉLIX LOPE DE VEGA Y CARPIO

linsonjëar de agradecidas señas. Desnudo el joven, cuanto ya el vestido

DE LA DOROTEA

Océano ha bebido,

35

ROMANCE

restituir le hace a las arenas181; y al sol lo extiende luego,

A mis soledades voy,

que lamiéndolo apenas

de mis soledades vengo,

su dulce lengua de templado fuego,

porque para andar conmigo

lento lo embiste, y con süave estilo

40

me bastan mis pensamientos.

la menor onda chupa al menor hilo182. No sé qué tiene el aldea No bien pues de su luz los horizontes, que hacían desigual, confusamente, montes de agua y piélagos de montes desdorados los siente183,

5

donde vivo, y donde muero, que con venir de mí mismo, ,

no puedo venir más lejos. 45 Ni estoy bien ni mal conmigo;

178

Arión: músico de Lesbos que, volviendo a Corinto, iba a ser asesinado por los marineros que lo llevaban en su barco, a los que pidió como última gracia que le dejasen cantar; mientras lo escuchaban, se arrojó al mar y fue salvado por un delfín. 179 El peregrino protagonista del poema se salva del naufragio agarrándose a una pequeña tabla de pino, el árbol que en la montaña frena al viento Noto, es decir, el austro (véase nota 66). 180 El peregrino halla refugio cerca de unas rocas donde hay un nido de águilas, el ave de Júpiter, hecho con juncos secos y plumas calientes. 181 El joven se quita las ropas y escurre sobre la arena el agua que las ha empapado. 182 El sol evapora la más pequeña gota de cada hilo del tejido. 183 Apenas nota que se oscurece el horizonte, lo que hace que el mar y los montes se confundan.

mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, 184

Ya vestido.

10

y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo

Señales son del juicio 15

45

ver que todos le perdemos,

un ignorante soberbio.

unos por carta de más, otros por carta de menos.

De cuantas cosas me cansan, fácilmente me defiendo;

Dijeron que antiguamente

pero no puedo guardarme de los peligros de un necio.

se fue la verdad al cielo: 20

50

tal la pusieron los hombres, que desde entonces no ha vuelto.

Él dirá que yo lo soy, pero con falso argumento;

En dos edades vivimos

que humildad y necedad

los propios y los ajenos:

no caben en un sujeto.

la de plata los extraños,

55

y la de cobre los nuestros. La diferencia conozco,

25

porque en él y en mí contemplo

¿A quién no dará cuidado,

su locura en su arrogancia,

si es español verdadero,

mi humildad en mi desprecio.

ver los hombres a lo antiguo, y el valor a lo moderno?

60

O sabe naturaleza más que supo en este tiempo,

30

Todos andan bien vestidos,

o tantos que nacen sabios

y quéjanse de los precios,

es porque lo dicen ellos.

de medio arriba romanos, de medio abajo romeros.

«Sólo sé que no sé nada», dijo un filósofo185, haciendo la cuenta con su humildad,

Dijo Dios que comería

65

su pan el hombre primero

35

con el sudor de su cara

adonde lo más es menos.

por quebrar su mandamiento, No me precio de entendido, y algunos, inobedientes

de desdichado me precio;

a la vergüenza y al miedo,

que los que no son dichosos, ¿cómo pueden ser discretos?

70

con las prendas de su honor186

40

han trocado los efetos. No puede durar el mundo, porque dicen, y lo creo,

Virtud y filosofía

que suena a vidro quebrado

peregrinan como ciegos;

y que ha de romperse presto.

el uno se lleva al otro, llorando van y pidiendo.

185

Se refiere a Sócrates.

186

prendas de su honor: comen vendiendo su honor, su mujer.

75

parabién, ni Pascuas dieron. Dos polos tiene la tierra, universal movimiento:

Con esta envidia que digo,

la mejor vida, el favor; la mejor sangre, el dinero187.

y lo que paso en silencio, 80

110

a mis soledades voy, de mis soledades vengo.

Oigo tañer las campanas, y no me espanto, aunque puedo, [MAYA]

que en lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos.

En las mañanicas Mirando estoy los sepulcros,

85

del mes de mayo

cuyos mármoles eternos

cantan los ruiseñores,

están diciendo sin lengua

retumba el campo.

que no lo fueron sus dueños.

En las mañanicas,

5

como son frescas, cubren ruiseñores

¡Oh! ¡Bien haya quien los hizo, porque solamente en ellos

90

las alamedas. Ríense las fuentes

de los poderosos grandes

tirando perlas

se vengaron los pequeños!

10

a las florecillas que están más cerca.

Fea pintan a la envidia;

Vístense las plantas

yo confieso que la tengo de unos hombres que no saben

95

de varias sedas, que sacar colores

quién vive pared en medio.

15

poco les cuesta. Sin libros y sin papeles,

Los campos alegran

sin tratos, cuentas ni cuentos,

tapetes varios, cantan los ruiseñores

cuando quieren escribir, piden prestado el tintero.

100

retumba el campo.

Sin ser pobres ni ser ricos,

Sale el mayo hermoso

tienen chimenea y huerto;

con los frescos vientos,

no los despiertan cuidados,

que le ha dado marzo,

ni pretensiones ni pleitos,

de céfiros bellos. Las lluvias de abril

ni murmuraron del grande,

105

Flores le trujeron:

ni ofendieron al pequeño;

púsose guirnaldas

nunca, como yo, firmaron

en rojos cabellos. Los que eran amantes

187

Se consigue la mejor sangre, la nobleza, la alcurnia, comprando los títulos con dinero.

20

25

amaron de nuevo

30

que el alma por disfraz jacintos llama.

y los que no amaban a buscarlo fueron.

¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando

Y luego que vieron

tanta belleza y las mortales viendo,

mañanas de mayo,

perdí lo que pudiera estar gozando?

cantan los ruiseñores,

10

35

retumba el campo.

Mas si del tiempo que perdí me ofendo, tal prisa me daré, que una hora amando venza los años que pasé fingiendo.

SONETO DE REPENTE Un soneto me manda hacer Violante

[SONETO]

que en mi vida me he visto en tanto aprieto; catorce versos dicen que es soneto;

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

burla burlando van los tres delante.

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta cubierto de rocío

Yo pensé que no hallara consonante,

5

pasas las noches del invierno escuras?

y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto,

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,

no hay cosa en los cuartetos que me espante.

pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,

5

si de mi ingratitud el hielo frío Por el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho,

secó las llagas de tus plantas puras! 10

pues fin con este verso del voy dando.

¡Cuántas veces el Ángel me decía: «Alma, asómate agora a la ventana,

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho

10

verás con cuánto amor llamar porfía»!

que voy los trece versos acabando; contad si son catorce, y está hecho.

¡Y cuántas, hermosura soberana, «Mañana le abriremos», respondía, para lo mismo responder mañana!

[SONETO] No sabe qué es amor quien no te ama,

[SONETO]

celestial hermosura, esposo bello; tu cabeza es de oro, y tu cabello

Desmayarse, atreverse, estar furioso,

como el cogollo que la palma enrama.

áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo,

Tu boca como lirio que derrama

5

leal, traidor, cobarde, animoso;

licor al alba; de marfil tu cuello; tu mano el torno y en su palma el sello

no hallar fuera del bien centro y reposo,

5

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

es un soñado bien, un mal presente,

enojado, valiente, fugitivo,

es un breve descanso muy cansado;

satisfecho, ofendido, receloso; es un descuido que nos da cuidado, huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave,

5

un cobarde, con nombre de valiente, 10

un andar solitario entre la gente,

olvidar el provecho, amar el daño;

un amar solamente ser amado;

creer que un cielo en un infierno cabe,

es una libertad encarcelada,

dar la vida y el alma a un desengaño;

que dura hasta el postrero parasismo188,

esto es amor: quien lo probó lo sabe.

enfermedad que crece si es curada.

10

Éste es el niño Amor189, éste es su abismo. [SONETO]

¡Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!

Ir y quedarse, y con quedar partirse, partir sin alma, y ir con alma ajena, oír la dulce voz de una sirena

[SONETO AMOROSO]

y no poder del árbol desasirse; A fugitivas sombras doy abrazos; arder como la vela y consumirse

5

en los sueños se cansa el alma mía;

haciendo torres sobre tierna arena;

paso luchando a solas noche y día

caer de un cielo, y ser demonio en pena,

con un trasgo190 que traigo entre mis brazos.

y de serlo jamás arrepentirse; Cuando le quiero más ceñir con lazos, hablar entre las mudas soledades, pedir prestada, sobre fe, paciencia,

5

y viendo mi sudor, se me desvía, 10

vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,

y lo que es temporal llamar eterno;

y temas191 con amor me hacen pedazos.

creer sospechas y negar verdades,

Voyme a vengar en una imagen vana

es lo que llaman en el mundo ausencia,

que no se aparta de los ojos míos;

fuego en el alma y en la vida infierno.

búrlame, y de burlarme corre ufana.

10

Empiézola a seguir, fáltanme bríos;

FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS

y como de alcanzarla tengo gana, hago correr tras ella el llanto en ríos.

SONETO AMOROSO DEFINIENDO EL AMOR 188

Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente,

parasismo: paroxismo, exacerbación o acceso violento de una enfermedad; también se dice en sentido figurado de la exaltación extrema de afectos y pasiones. Véase nota 39. 190 trasgo: espíritu, duende. 191 temas: obsesión, fijación, obstinación. 189

Ayer se fue; mañana no ha llegado; hoy se está yendo sin parar un punto: AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

10

soy un fue, y un será, y un es cansado.

Cerrar podrá mis ojos la postrera

En el hoy y mañana y ayer, junto

sombra que me llevare el blanco día192,

pañales y mortaja, y he quedado

y podrá desatar esta alma mía

presentes sucesiones de difunto.

hora a su afán ansioso lisonjera193; mas no, de esotra parte, en la ribera194,

SIGNIFÍCASE LA PROPIA BREVEDAD DE LA VIDA,

5

SIN PENSAR, Y CON PADECER, SALTEADA DE LA MUERTE

dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría,

¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!

y perder el respeto a la ley severa.

¡Poco antes, nada; y poco después, humo! Alma a quien todo un dios195 prisión ha sido, venas que humor196 a tanto fuego han dado,

¡Y destino ambiciones, y presumo apenas punto al cerco que me cierra!198

10

medulas que han gloriosamente ardido, Breve combate de importuna guerra, su cuerpo dejarán no su cuidado;

5

en mi defensa, soy peligro sumo;

serán ceniza, mas tendrá sentido;

y mientras con mis armas me consumo,

polvo serán, mas polvo enamorado.

menos me hospeda el cuerpo, que me entierra. Ya no es ayer; mañana no ha llegado;

REPRESÉNTASE LA BREVEDAD DE LO QUE SE VIVE

hoy pasa, y es, y fue, con movimiento

Y CUÁN NADA PARECE LO QUE SE VIVIÓ

que a la muerte me lleva despeñado.

«¡Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?

Azadas son la hora y el momento

¡Aquí de197 los antaños que he vivido!

que, a jornal de mi pena y mi cuidado,

La Fortuna mis tiempos ha mordido;

cavan en mi vivir mi monumento.

las horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder sabe cómo ni adónde

DESCUIDO DEL DIVERTIDO VIVIR

5

A QUIEN LA MUERTE LLEGA IMPENSADA

la salud y la edad se hayan huido! Falta la vida, asiste lo vivido,

Vivir es caminar breve jornada,

y no hay calamidad que no me ronde.

y muerte viva es, Lico, nuestra vida, ayer al frágil cuerpo amanecida, 192

el blanco día: la vida; en oposición a la postrera sombra, la muerte. La última hora agrada al alma porque la separa del cuerpo en el que vive encarcelada. La ribera del río Leteo, véase nota 251. 195 Se refiere al dios del Amor, véase nota 39. 196 humor: en este caso la sangre, uno de los cuatro humores.

cada instante en el cuerpo sepultada.

193 194

197

Aquí de: expresión con la que se llamaba la atención de alguien.

10

SALMO XIX Nada que, siendo, es poco, y será nada

5

en poco tiempo, que ambiciosa olvida;

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

pues, de la vanidad mal persuadida,

¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!

anhela duración, tierra animada.

¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría, pues con callado pie todo lo igualas!

Llevada de engañoso pensamiento y de esperanza burladora y ciega,

10

tropezará en el mismo monumento.

Feroz, de tierra el débil muro escalas,

5

en quien lozana juventud se fía, mas ya mi corazón del postrer día

Como el que, divertido, el mar navega,

atiende el vuelo, sin mirar las alas.

y, sin moverse, vuela con el viento, y antes que piense en acercarse, llega.

¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte! ¡Que no puedo querer vivir mañana

10

sin la pensión de procurar mi muerte! SALMO XVIII Cualquier instante de la vida humana Todo tras sí lo lleva el año breve

es nueva ejecución, con que me advierte

de la vida mortal, burlando el brío

cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

al acero valiente, al mármol frío, que contra el Tiempo su dureza atreve. SALMO XVII Antes que sepa andar el pie, se mueve

5

camino de la muerte, donde envío

Miré los muros de la patria mía,

mi vida oscura: pobre y turbio río

si un tiempo fuertes, ya desmoronados,

que negro mar con altas ondas bebe.

de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía.

Todo corto momento es paso largo que doy, a mi pesar, en tal jornada,

10

pues, parado y durmiendo, siempre aguijo.

Salíme al campo: vi que el sol bebía

5

los arroyos del hielo desatados, y del monte quejosos los ganados,

Breve suspiro, y último y amargo,

que con sombras hurtó su luz al día.

es la muerte, forzosa y heredada: mas si es ley y no pena, ¿qué me aflijo?

Entré en mi casa; vi que, amancillada, de anciana habitación era despojos; mi báculo, más corvo y menos fuerte; vencida de la edad sentí mi espada. Y no hallé cosa en que poner los ojos

198

Ambiciona vivir, pero intuye que la vida es apenas un punto, un instante que encierra al hombre en un mar de nada.

que no fuese recuerdo de la muerte.

10

era un reloj de sol mal encarado, MUJER PUNTIAGUDA CON ENAGUAS

5

érase un elefante boca arriba, érase una nariz sayón y escriba209, un Ovidio Nasón210 mal narigado.

Si eres campana, ¿dónde está el badajo?; si pirámide andante, vete a Egito; si peonza al revés, trae sobrescrito199;

Érase el espolón de una galera,

si pan de azúcar, en Motril te encajo200.

érase una pirámide de Egito,

10

los doce tribus de narices era; Si chapitel201, ¿qué haces acá abajo?

5

Si de diciplinante202 mal contrito

érase un naricísimo infinito,

eres el cucurucho y el delito,

frisón211 archinariz, caratulera212, 203

llámente los cipreses arrendajo .

sabañón garrafal, morado y frito.

Si eres punzón, ¿por qué el estuche dejas? Si cubilete, saca el testimonio204;

[SONETO]

10

si eres coroza205, encájate en las viejas. Yo te untaré mis obras con tocino213, Si büida206 visión de San Antonio207,

por que no me las muerdas, Gongorilla,

llámate doña Embudo con quedejas;

perro214 de los ingenios de Castilla,

si mujer, da esas faldas al demonio.

docto en pullas, cual mozo de camino.

A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ

que aprendiste sin christus215 la cartilla;

Érase un hombre a una nariz pegado,

y, en la Corte, bufón a lo divino.

Apenas hombre, sacerdote indino,

5

chocarrero de Córdoba y Sevilla, érase una nariz superlativa, érase una alquitara208 medio viva,

¿Por qué censuras tú la lengua griega

érase un peje espada mal barbado;

siendo sólo rabí de la judía,

10

cosa que tu nariz aun no lo niega? 199

sobrescrito: rótulo, porque de otra forma nadie la va a reconocer por tal. Motril: lugar de la provincia de Granada, en donde se cultiva la caña de azúcar. chapitel: capitel, remate de las torres en forma cónica o piramidal. 202 disciplinante: penitente que, en las procesiones de Cuaresma, va tocado con un gorro cónico y azotándose con una disciplina. 203 arrendajo: ave parecida al cuervo, que destruye los nidos de alguna aves canoras, cuya voz imita para sorprenderlas y aprende a repetir cualquier palabra; por extensión se dice de las imitaciones imperfectas de otra cosa. 204 saca el testimonio: acredita tu identidad. 205 coroza: capirote de papel que se ponía en la cabeza de ciertos delincuentes, como brujas o alcahuetas, como burla y castigo. 206 büida: afilada, puntiaguda. 207 visión de San Antonio: retirado en el desierto, haciendo ayuno, al santo le asaltaban tentaciones, alucinaciones, visiones en las que se le ofrecían manjares exquisitos, tesoros o, como es el caso al que alude Quevedo, mujeres. 208 alquitara: alambique. 200

No escribas versos más, por vida mía;

201

aunque aquesto de escribas se te pega, 209

Alude al origen judío de Góngora; sayón es un verdugo, en referencia a los judíos que crucificaron a Cristo; un escriba es el intérprete de la ley hebrea. Ovidio Nasón: Publio Ovidio Naso (43 a. J.C.-18 d. J.C.), autor romano con cuyo apellido juega Quevedo. 211 frisón: tan enorme como los caballos que se criaba en Frisia, Países Bajos. 212 caratulera: digna de una máscara, que suelen presentar narices desproporcionadas o ridículas. 213 Los judíos no podían comer tocino, que proviene del cerdo. 214 perro: el insulto que en la época se aplicaba a árabes y judíos. 215 christus: era una cruz que precedía al abecedario y al alfabeto en las cartillas, señalando que se empezaba el estudio en nombre de Cristo. 210

por tener de sayón216 la rebeldía.

Son sus padres principales,

25

y es de nobles descendiente, porque en las venas de Oriente todas las sangres son reales226.

[LETRILLA SATÍRICA]

Y pues es quien hace iguales Madre, yo al oro me humillo;

al duque y al ganadero,

él es mi amante y mi amado,

poderoso caballero

pues, de puro enamorado,

es don Dinero.

30

de contino anda amarillo217. Que pues, doblón o sencillo218,

Mas ¿a quién no maravilla

5

hace todo cuanto quiero,

ver en su gloria, sin tasa,

poderoso caballero

que es lo menos de su casa

es don Dinero.

doña Blanca de Castilla?227

Nace en las Indias honrado219,

y al cobarde hace guerrero,

35

Pero pues da al bajo silla donde el mundo le acompaña;

poderoso caballero

10

es don Dinero.

viene a morir en España,

40

y es en Génova enterrado220. Sus escudos228 de armas nobles

Y pues quien le trae al lado es hermoso, aunque sea fiero, poderoso caballero

son siempre tan principales, 15

que sin sus escudos reales

es don Dinero.

no hay escudos de armas dobles. Y pues a los mismos robles 229

Es galán y es como un oro221,

da codicia su minero,

tiene quebrado el color222,

poderoso caballero

persona de gran valor223, tan cristiano como moro.

45

es don Dinero. 20

Pues que da y quita el decoro224

Por importar en los tratos

y quebranta cualquier fuero225,

y dar tan buenos consejos,

poderoso caballero

en las casas de los viejos

es don Dinero.

gatos le guardan de gatos230.

50

Y pues él rompe recatos y ablanda al juez más severo, 216

Véase nota 337. de contino anda amarillo: anda continuamente amarillo; se decía que los amantes desdichados adquirían ese color. 218 doblón o sencillo: en doblones, moneda de oro, o en otra moneda más pequeña, sencillo. 219 nace en las Indias honrado: el oro se traía de las minas coloniales de América. 220 El oro se gasta en España para pagar, entre otros, a los banqueros genoveses que habían hecho enormes préstamos al rey, para soportar las campañas militares en Flandes. 221 como un oro: se decía de una persona hermosa, aseada y arreglada. 222 quebrado el color: porque ha perdido el brillo. 223 valor: tanto físico como económico (dilogía). 224 decoro: respeto.

poderoso caballero

217

225

55

fuero: ley. Las venas, los filones, de oro de oriente son reales, porque le pertenecen al rey y, además, con el oro se hacía la moneda que se llamaba real. 227 Blanca de Castilla: princesa castellana casada con Luis VIII de Francia; por otra parte, la «blanca» era una moneda de poco valor, lo opuesto al personaje aludido. 228 escudos: se refiere al escudo nobiliario y al escudo como moneda (dilogía). 229 robles: los navíos que traían el oro de América estaban hechos de madera de roble. 226

es don Dinero.

ha engendrado en mi pereza la pobreza.

Y es tanta su majestad (aunque son sus duelos hartos),

¿Quién hace al tuerto galán

que con haberle hecho cuartos231,

y prudente al sin consejo?

no pierde su autoridad.

¿Quién al avariento viejo

60

al noble y al pordiosero,

¿Quién hace de piedras pan,

poderoso caballero

sin ser el Dios verdadero?234

es don Dinero. Nunca vi damas ingratas

El dinero. 65

¿Quién con su fiereza espanta

a su gusto y afición,

15

el cetro y corona al rey?

que a las caras de un doblón

¿Quién, careciendo de ley,

hacen sus caras baratas.

merece nombre de santa?235

Y pues las hace bravatas desde una bolsa de cuero,

10

le sirve de río Jordán?233

Pero pues da calidad

¿Quién con la humildad levanta 70

a los cielos la cabeza?

poderoso caballero

20

La pobreza.

es don Dinero. ¿Quién a los jueces con pasión236, Más valen en cualquier tierra

sin ser ungüento, hace humanos,

(mirad si es harto sagaz) sus escudos en la paz

pues untándolos las manos 75

los ablanda el corazón?

que rodelas en la guerra.

¿Quién gasta su opilación237

Y pues al pobre le entierra

con oro y no con acero?

y hace propio al forastero,

25

El dinero.

poderoso caballero es don Dinero.

80

¿Quién procura que se aleje del suelo la gloria vana?

30

¿Quién, siendo toda cristiana, [LETRILLA SATÍRICA]

tiene la cara de hereje? ¿Quién hace que al hombre aqueje

Pues amarga la verdad232,

el desprecio y la tristeza? La pobreza.

quiero echarla de la boca;

35

y si al alma su hiel toca, esconderla es necedad. Sépase, pues libertad 230

233

5

gatos: reciben este nombre las bolsas donde se guardaba el dinero, hechas de la piel de este animal, y además los ladrones. cuartos: moneda de cobre de muy bajo valor. 232 la verdad: la verdad de mi pobreza, se entiende. 231

río Jordán: se creía que las aguas de este río rejuvenecían. La primera tentación de Jesucristo en sus cuarenta días de ayuno en el desierto fue convertir las piedras en pan (Mt, 4, 3; Lc, 4, 4). 235 nombre de santa: la virtud de la humildad es santa y está relacionada con la pobreza según la tradición cristiana. 236 pasión: alude al soborno; además se puede ver un juego de palabras entre «con pasión» y «compasión». 237 opilación: obstrucción en las venas; para curarla se recomendaba beber agua con hierro. 234

¿Quién la montaña derriba al valle; la hermosa al feo? ¿Quién podrá cuanto el deseo, aunque imposible, conciba? ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero? El dinero.

40

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