POESÍA PABLO ZOGOIBI

POESÍA PABLO ZOGOIBI © Universidad Industrial de Santander Biblioteca Mínima Santandereana No. 13 Poemas. Pablo Zogoibi Rector: Jaime Alberto Camach

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POESÍA PABLO ZOGOIBI

© Universidad Industrial de Santander Biblioteca Mínima Santandereana No. 13 Poemas. Pablo Zogoibi Rector: Jaime Alberto Camacho Pico Vicerrector Académico: Álvaro Gómez Torrado Vicerrector Administrativo: Sergio Isnardo Muñoz Comité Editorial: Luis Álvaro Mejía A. Armando Martínez G. Impresión: División Editorial y de Publicaciones - UIS Primera Edición: Noviembre de 2011 ISBN: 978-958-8504-90-2 Dirección Cultural UIS Ciudad Universitaria Cra. 27 calle 9. Tel. 6846730 - 6321349 Fax. 6321364 Página Web: http://cultural.uis.edu.co [email protected] Bucaramanga, Colombia Impreso en Colombia

PABLO ZOGOIBI. Poeta. Nació en Bucaramanga el 7 de julio de 1909 Sebastián Antolínez quien más tarde, a lo largo de su vida, cambió su nombre por el de Pablo Zogoibi. Fue él uno más de doce hermanos, hijos de Don Sebastián Antolínez, ilustre maestro Santandereano y Doña Ana Jesús Rodríguez. El mayor de ellos se perfiló también como poeta. De su padre heredó la devoción por la enseñanza. Además del español, Pablo Zogoibi habla y escribe el alemán, el ruso, el inglés, el francés y el italiano. Publicó sus poemas en los periódicos “Panorama”, “El Demócrata”, “El deber”, y “Vanguardia Liberal” entre otros. Pablo Zogoibi inició su ascenso a la gloria con una poesía sentimental, romántica, de perfiles de ruiseñor. La dedicó a sus mujeres

vestidas de sol, a las ciudades y a los pueblos de América. Y luego la entregó a un compromiso de la sangre, a un pacto de honor con su conciencia. La dedicó a sus hermanos en el dolor y en la angustia. Se transformó en un mensaje de compromiso que tiene el respeto de los creyentes en el vuelo de la verdad. Su compromiso es con la patria, con los libres y con los oprimidos. Zogoibi muere en Bucaramanga en 1995. Le selección de los poemas, se tomó del libro “Cantera en Llamas”, editado por Impresores Colombianos S.A., Bucaramanga.

INDICE Un día cualquiera 7 Canto a la mujer Colombiana 11 Amor materno 15 A la primera mujer cosmonauta 19 Para Gonzalo Buenahora 23 Canto a Salvador Allende 25 El Chicamocha 29 Romance de los destechados 31 A la memoria del estudiante Pedro Vicente Rueda Montañez 35 Elogio de la amada muerte 39 Ánforas plenas 43 Guaicaipuro 45 A una bailarina 47 Ego-sum 49 Fe 51

Un día cualquiera Un día el sendero se llenará de una claridad singular, Mis pies habrán hallado ya todos los caminos; mis ojos habrán escudriñado todos los horizontes; mis manos habrán rendido todas, todas sus caricias. 7

En mi jardín las rosas habrán muerto pero una rosa nueva brotará Mis pies habrán hallado ya todos los caminos; por eso habrán dejado atrás los límites del bien y los del mal; mis ojos habrán escudriñado todos los horizontes; por eso serán bastante castos para poder mirar todas las desnudeces sin temblar: la desnudez radiante de la aurora; la desnudez divina de las rosas; la desnudez sagrada de los cuerpos; la desnudez tremenda de las almas! Seré bastante fuerte para poder dormir sin miedo del ladrón ni del puñal; seré bastante tierno para poder amar todos los seres 8

sin preguntar siquiera si son buenos o malos; seré bastante sabio para saber por qué sufrí tanto dolor, gocé tanto, dudé tanto, amé tanto… entonces, suavemente, me ofrecerá la tierra su seno maternal. Qué dulce será entonces dormirme para siempre sin que nada ni nadie me pueda despertar!

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Canto a la mujer Colombiana Mujer que sirves tinto en los cafés, y haces la vida más amable y bella, y nadie escribe para ti un poema, y nadie sabe que eres un arcángel, y nadie dice que eres una estrella, solo porque naciste aquí en Colombia, y no viniste desde Norteamérica! Mujer que barres esa calle angosta, y eres más clara que la luna nueva. 11

No he visto tu retrato en los periódicos ni un elogio a tu alma pura y bella. Pero eres de todas la más linda, y hasta el sol de rodillas tu piel besa. Mujer que coses sin cesar y coses la camisa más limpia y más honesta, y en vano das mil vueltas a la máquina, y en vano te han cantado los poetas. Mujer que coses sin cesar y coses una camisa en realidad perfecta, aunque la haces tú aquí en Colombia, y no ha venido desde Norteamérica! Mujer que cantas himnos en la radio para ensalzar la patria y su belleza, y nadie dice que hay en tu garganta el ruiseñor más dulce de la tierra, solo porque naciste aquí en Colombia y no has venido desde Norteamérica! Mujer que abres infinitos mundos cuando abres las puertas de la escuela, y ningún escultor te hace una estatua, ni un pintor en sus cuadros te recuerda, y nadie hace para ti un reinado, y nadie escribe para ti un poema. Mujer que curas el dolor del cuerpo con tus piadosas manos de enfermera. Por qué no inventan para ti un reinado? 12

Por qué no hacen para ti una fiesta? Por qué no esculpen para ti una estatua? Por qué no escriben para ti un poema? Solo porque naciste aquí en Colombia, y no viniste desde Norteamérica!

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Amor materno En una noche clara Que nunca volverá (Rubén Darío)

La noche, con la magia del enero, su gran templo telúrico, el espacio, decoró al modo de oriental palacio, y fue allí cada flor un pebetero. Friné, cuya belleza circasiana despertara mis ansias de placeres, 15

arrastróme, mimosa, hacia Citeres, con su fácil ternura de gitana. Era sabia en las artes de Afrodita. Dijérase una grácil bayadera. Tan fresca poma que al mordisco incita cuando se extiende abril por la pradera. Su frente tersa y pálida, tenía de pentélicos mármoles la albura, y el cuerpo era una urna de armonía de esbeltas formas y de línea pura. Pero, más que el mirífico tesoro de esa belleza espléndida de diosa, de esa noche una escena rememoro, bella en su sencillez como una rosa. Sucedió que ya tarde, en nuestra alcoba se oyó el débil murmullo de un vagido; y al punto saltó, eléctrica, la loba, y estuvo junto a un nene adormecido. Y entonces, en un rapto de ternura, con un radioso gesto de inspirada, con acentos de bíblica dulzura, con reflejos de cielo en la mirada, 16

Ella, la pecadora, la sirena sin alma, la bacante, la perdida, bellamente explicóme, de unción llena, su amor a aquel pedazo de su vida! Oh amor materno: qué sublime eres! Cómo torna tu célica ternura en leonas las débiles mujeres y en casta hembra la mujer impura!

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A la primera mujer cosmonauta A Valentina Tereshkova

Está en mi verso el corazón del alba; robando estoy estrellas a los cielos; por caminos de vida y de victoria ambulo con los vivos y los muertos; y hablan en mí los más hondos silencios; saludo las palomas de la paz con el más dulce, interminable beso; siembro dorados ríos, desato lluvias 19

en la adusta aridez de los desiertos; la noche torno en día, en luz la sombra, y en cansancio infinito en movimiento; el pasado, el presente y el futuro me ofrecen mil tesoros opulento que el monarca más rico envidiaría, que ni Midas soñó tener ni Creso; y veo surgir un astro omnipotente, y un sol de libertad y lozanía, si tu nombre pronuncio solamente, como un clamor sagrado: VALENTINA! Te cantarían todos los poetas; te podría ensalzar Pablo Neruda, y Gabriela Mistral decir que el el sol de incas y de mayas te saluda! En tu honor vibrarían los clarines de todas las batallas inmortales! Tus pies podrían besar los serafines.

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A Valentina Tereshkova (Segundo soneto) A los cielos robaste sus luceros y ahora eres la estrella más radiosa, y fulges días y noche, portentosa, desparramando soles mañaneros. Puedes mostrar, los mundos prisioneros en el ala de una mariposa, y juntar en el cáliz de una rosa senderos y senderos y senderos. 21

Estás toda de azul vestida y cielo; y en tu ventana muestras roto el velo que ocultaba los rostros del futuro. De los soles radiante embajadora, avanzas siempre, siempre triunfadora, en trono de astros, deslumbrante y puro.

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Para Gonzalo Buenahora Atracador de estrellas, secuestrador de soles! Encantados turpiales en tus florestas trinan; galaxias infinitas tus nochesiluminan; y en piélagos de ensueño vibran tus caracoles. Naciste, como Hércules, para derribar moles; 23

en tus torres bandereas de gloria se amotinan; tus flautas dionisíacas los oídos fascinan; y victorias de oro forjas en tus crisoles. Si a Barrancabermeja y Pipatón aclamas; si el estudiante muerto cubren tus oriflamas; o si a la niña núbil tu romance aprisiona, en tus estrofas únicas, en tus novelas ágiles eterno encanto das a los seres más frágiles, y a la batalla humana tejes regia corona!

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Canto a Salvador Allende Llevas todos los nombres que inventado la gloria. Moriste del mal hondo de no poder morir: de estar crucificado para siempre en la historia, sobre la Cruz del Sur alumbrado el zafir! Que inútil, fue, qué inútil, que te hirieran las balas, 25

si en tu carne de bronce se habían de mellar todas las muertes tibias, todas las tristes dagas de que mueren los hombres que en vida han muerto ya. No podrán ahogarte ni los mares de sangre pues hoy inundan tu patria desgarrada y herida, pues tú renacerás, vencedor y pujante, como renace el sol cada día de la vida. Te sembraste en los himnos, en los surcos del alba, en océanos de piedra y en las constelaciones, en las rocas que escuchan la Suprema Palabra, y en los ríos de estrellas de las revoluciones. En los vastos desiertos donde germina Lenin, donde Martí escribe su nombre en cada flor, donde Neruda escribe su canto a Stalingrado, donde Gabriela adora de los Mayas el sol. 26

En galaxias de gloria está escrito tu nombre, y el de Camilo fértil y Guevara inmortal, y en los cielos de América y de Europa y del mundo nada podrá esos nombres en los siglos borrar.

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El Chicamocha Como si por mil bocas la eternidad hablara, De tu imperio de piedra muestra el poderío; Y alzas de tus montañas el rudo escalofrío, Como un bastión granítico que “libertad” clamara! Parece que en tu abismo el tiempo bostezara; que un pensamiento mágico se convirtiera en río; 29

que un pueblo de basalto quisiera, a su albedrío, eternizar de un éxtasis la majestad preclara. Desgarramientos cósmicos, crujir de cordilleras, sugieres; cataclismos volcánicos, y esferas que chocan, en un ímpetu de gestación inmensa. Reclama en ti lo ilímite su potestad geológica; Y eres una gigante serpiente mitológica Donde el prodigio duerme y el infinito piensa.

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Romance de los destechados Y seré por el pueblo querido en toda edad Por despertar los buenos sentimientos dormidos; porque en mi siglo cruel canté a la libertad, porque imploré clemencia por todos los caídos. Alejandro Puchkin

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Barrio de los destechados: qué sois, realidad o sueño? O tal vez la creación de un extraviado cerebro? Os he visto tantas veces! Os he visto… y no lo creo. Resucitó la Edad Media? Los siglos retrocedieron?... Barrios de los destechados: en qué triste hacinamiento, en las casa de cartón, los niños se están muriendo. Os ve surgir Bogotá entre un desamparo inmenso; Barranquilla, imperturbable, mira vuestro abatimiento; Cúcuta roída muere por vuestro anillo de hierro; Tumaco está rodeada por los tugurios misérrimos. Cartagena, en Chambacú, persigue y mata a los negros. Barrios de los destechados: en qué triste hacinamiento, 32

en las casa de cartón, los niños se están muriendo. Bucaramanga, Ibagué, Cali, y otros muchos centros, quieren ignorar que sois rojas banderas al viento. Lo ignoran los estudiantes que estudian en malos textos; lo ignoran muchos poetas que hacen muy bonitos versos; Lo ignora la dama rica; lo ignora también el clérigo; los parlamentarios piensan que el contrabando es más bueno; lo ignora Lleras Camargo; lo ignora Lleras Restrepo; López Michelsen lo ignora; y Ospina dijo que eso son cosas de comunistas que no le importan un bledo. Y Jimmy Carter lo ignora, aunque es cristiano perfecto,

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y nos habló muchos años de Alianza para el Progreso. Y Fidel Castro lo sabe; más no en Bogotá el Congreso, que en las casa de cartón, los niños se están muriendo. Barrios de los destechados: sin radios y sin teléfonos; sin escuelas ni hospitales, sin farmacias ni médico; con vericuetos por calles, y sin alumbrado eléctrico. Barrios de los destechados, con murallas de silencio, con océanos de olvido, con rascacielos de afecto, con periódicos de llanto y escuelas de sufrimiento. Barrios de los destechados: en qué triste hacinamiento, en las casa de cartón, Colombia nace muriendo.

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A la memoria del estudiante Pedro Vicente Rueda Montañez Te has ido al mundo de los sueños? O estás en un jardín de estatuas? Gracias a ti las mariposas podrán volar más raudas, y más calor tendrán los nidos y más frescura las fontanas; 35

habrá en la voz de los poetas estrofas nunca imaginadas; nos enviarán las estrellas claros mensajes de esperanza; se besarán mejor los novios mientras la tarde se desmaya; y las palomas de la paz arrullarán nuestras montañas; en tu honor, mil y mil parejas bailarán todas nuestras danzas. Contra tu muerte, habrá protestas en el temblor de las guitarras. A medio día y a media noche dirán tu nombre las campanas; lo llevarán en letras de oro rojas banderas proletarias. VICENTE RUEDA MONTAÑEZ Serás el guía en nuestra marcha. Niágaras de oro de la tarde, fiestas de luz de la mañana, serán la ofrenda milagrosa que hará en tu honor Bucaramanga… el Chicamocha, el Magdalena, el Amazonas y el Arauca, el bello Táquiza y el Pienta y el Fonce azul que en San Gil baña, todos los ríos de Colombia, 36

todos sus mares y cascadas, te traerán rosas y orquídeas para dejarlas en tu lápida. Danzarás siempre en los bambucos aunque hayas muerto de una bala: VICENTE RUEDA MONTAÑEZ que estás en un jardín de estatuas!...

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Elogio de la amada muerte Vengo de tus brazos. No sé hacia dónde voy. Pablo Neruda

Fue un amor sobrehumano. Fue un amor homicida. Ella tenía las llaves de oro de mis cielos. Por ella, en mis infiernos, Satán fue un niño bueno. 39

Yo bebí miel y acíbar en el mar de su boca y llené de divinas palabras su silencio. Fueron mías, muy mías, todas sus azucenas, más su lirio más blanco se perdió entre las nubes como si me lo hubieran robado los querubes para llevarlo acaso hasta el trono de Dios. Por ella, desbocados corceles desató la cuadriga estelar de mis sueños. Mis mares en tormenta, Tiberíades bravíos, como blancos lebreles a sus pies se tendieron. Otros besar pudieron los labios de su rostro, Mas solo yo he besado la frente de su alma… Cómo olvidarla, cómo, cuando todo me habla de ella, de sus manos, de su voz, de sus lágrimas, de su muda tristeza y sus hondas palabras? Cómo olvidarla, cómo, si ella me dio la vida con sus besos henchidos de inefable ambrosía? Cómo olvidarla, cómo, si ella me hizo poeta, y me llevó a los astros, y me dio luz y fe? 40

Cómo olvidarla, cómo, si la llevo encendida en el alma como una lámpara sideral…? Yo era débil, muy débil, mas su amor me hizo fuerte. Ahora ya no le temo ni al dolor ni a la muerte. Ella puso en mis manos la honda de David. Por ella seré un día Aquiles y Perseo. Su amor pondrá en mis manos la espada de Sigfrido. Y un día su recuerdo luminoso y bendito constelará de auroras el azul infinito y asordará el espacio como un trueno mi grito… Ella se fue bogando en el mar de la ausencia, rumbo a un país ignoto donde la muerte está, mas se quedó en mi alma invisible presencia y de allí nada, nada, nada la arrancará… Fue un amor sobrehumano, fue un amor homicida. Cada minuto suyo valió toda una vida. En sus besos de oro cifré mi eternidad… 41

Por él, dulce miel brotan los labios de mi herida… Cómo olvidarla, cómo, si la llevo encendida en el alma, como una lámpara sideral?

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Ánforas plenas Yo robé a la vida sus joyas más preciosas; corté ramas y rosas de dolor y de ensueño; fui, por virtud del verso del universo dueño, y asalté las estrellas en las noches radiosas. Llevé todo el infierno y el cielo en las entrañas; sin vaciarlas, gusté las copas de la orgía, y los besos más puros diéronme su ambrosía, 43

y fui un lírico apóstol de las creencias extrañas. He debido en mil fuentes y aún estoy sediento. Siento un leve cansancio, casi un remordimiento, más todavía me encuentro joven, tranquilo y fuerte. Tal vez yo, sin saberlo, amé de tal manera que no hubo quien a tanto amor correspondiera, y fui tan asesino que hasta maté a la muerte!

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Guaicaipuro Al arcabuz y a los cañones lanzas de tu arco de macana el dardo agudo; llevas tu corazón por solo escudo; y contra el invasor, tranquilo avanzas. Esgrime Iberia contra ti sus lanzas que tu coraje resistir no pudo; y ante el plomo y el hierro quedó mudo el rumor de tu grito y de tus danzas.

45

Todo lo pisotearon los caballos; de un rey extraño fueron tus vasallos; templos saquearon, cementerios, guacas. Solo quedó tu nombre: GUIACAIPURO, como una roca, indestructible y duro, de los indios orgullo, y de Caracas!

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A una bailarina Si bailas, se deslizan los cisnes en los lagos; reviven las leyendas de hadas y magos; y de gloria se tiñen los trajes campesinos; con sus alas de oro llega la poesía; y los leves suspiros de Sor Melancolía nublan lánguidamente los ojos femeninos. Si bailas, nacen mundos de ensueño en tus caderas; encantados países son tus pies y tus manos; 47

y las montañas giran, danzan las cordilleras; y florecen de pronto doradas primaveras; y los maizales tiemblan con temblores humanos. Baila para que bailen contigo los estadios, y los teatros vibren, y se animen las radios, y Bogotá te aplauda en la televisión; y se estremezca Vélez si bailas la guabina; y en Barrancabermeja parezca que se empina para aplaudir tu danza gloriosa el Pipatón!

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Ego-sum Yo soy mi propio cáliz que da embriaguez suprema; y soy mi propia estrella que alumbra noche y día; soy mi propio libro y soy mi propia guía; mi sacerdote, mi altar, mi poema. Vertí sangre del alma por descifrar el lema que es el compendio mismo de la sabiduría;

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y al naufragar en piélagos de luz y de armonía mi dolor convirtióse en irisada gema. Yo llevo en mí las mieles de todos los panales; las rosas milagrosas de todos los rosales, y la ternura mágica de todos los amores. En mí el silencio tiene la majestad de un rito; soy la fuente que sacia la sed de lo infinito: de todas las auroras llevo los resplandores.

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Fe Cada día es más honda mi fe. Cada día afirmo los pasos en la ruta que lleva hacia la vida. Cada día duda menos, y, la duda extinguida, a mí mismo me encuentro y en mi ser me confirmo. Libro un fiero combate por vencer la fragura y la honda tiniebla y el pavor de abismo.

51

Cada día más comprendo que no es un espejismo vano lo que a los lejos, en pleno azul, fulgura. A cada hora avasallo algún nuevo horizonte. Cada día me emancipo más y más de la tierra por clavar mi bandera en la cima del monte. Cada vez veo más fúlgida mi lámpara nocturna. Cada día temo menos a “la hora que aterra”, y hay más oro divino de mi alma en la urna!

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Colección Biblioteca Mínima Santandereana N° 1. Cuento. Tomás Vargas Osorio N°2. Poesía. Tomás Vargas Osorio N°3. Poesía. Ismael Enrique Arciniegas N°4. Prosas. Jaime Barrera Parra N°5. Cuentos. Elisa Mújica N°6. Cuentos. Enrique Otero D´Costa N°7. Versos y prosas. Luis Enrique Antolinez N°8. Poesía. Alfonso Acevedo Díaz N°9. Crónicas. Juan Cristobal Martínez N°10. Relatos. Ernesto Camargo Martínez N°11.Cuentos. Gustavo Wilchez Castro N°12. Crónicas. Gonzalo Buenahora Delgado

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