POTENCIAL DE LOS SISTEMAS SILVOPASTORILES EN MÉXICO. Solorio-Sánchez F.J., Bacab-Pérez H., Castillo-Caamal J.B., Ramírez-Avilés L., Casanova-Lugo F

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MONTAJE DE MODELOS GANADEROS SOSTENIBLES BASADOS EN SISTEMAS SILVOPASTORILES EN SEIS SUBREGIONES LECHERAS DE COLOMBIA. PROYECTO PILOTO DEPARTAMENTO DE

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II Congreso sobre Sistemas Silvopastoriles Intensivos

POTENCIAL DE LOS SISTEMAS SILVOPASTORILES EN MÉXICO Solorio-Sánchez F.J., Bacab-Pérez H., Castillo-Caamal J.B., Ramírez-Avilés L., Casanova-Lugo F. Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias. Universidad Autónoma de Yucatán. Apdo Postal 4-116 Itzimná. Mérida, Yucatán, México. Correo electrónico: [email protected]

Resumen Los sistemas ganaderos actuales se caracterizan por tener baja rentabilidad y efectos ambientales negativos. Se plantea a los sistemas silvopastoriles como una herramienta capaz de incrementar la competitividad ganadera dado que utilizan en forma eficiente los recursos locales reduciendo la dependencia de insumos externos. De esta manera, se busca principalmente diversificar la producción agrícola y pecuaria, optimizando el uso del suelo y del agua. Los sistemas silvopastoriles son una opción viable para reducir los impactos negativos de la ganadería, destacando entre ellos la pérdida de vegetación y en general de la biodiversidad y las emisiones gases efecto invernadero. Palabras clave: Deforestación, invernadero, servicios ambientales

gases

efecto

Abstract The current farming systems are characterized by low profitability and negative environmental effects. The silvopastoral systems emerge as a tool to increase livestock competitiveness because they use efficient local resources reducing dependence on external inputs, contributed to reforestation and degraded pastures conversion. In this way is possible diversify crop and livestock production, optimizing the use of soil and water. Additionally they reduce the negative environment impacts of conventionally livestock production, most notably the loss of vegetation, biodiversity and greenhouse gas emissions. Keywords: Deforestation, environmental services, greenhouse gases

Introducción La ganadería bovina en México representa una de las principales actividades del sector agropecuario y es la actividad productiva más diseminada en el medio rural, principalmente debido a su contribución en la oferta de productos cárnicos y lácticos, así como su participación en la balanza comercial del país,

donde la exportación de becerros en pie sigue siendo su principal rubro de aportación (Gallardo et al., 2006). Existen más de un millón y medio de unidades de producción y ranchos ganaderos distribuidos en todas las regiones del país, trabajando con diferentes métodos y tecnologías. La ganadería utiliza cerca del 54% de los 200 millones de hectáreas de tierra que hay en México y contribuye con aproximadamente 40% del Producto Interno Bruto (PIB) del sector (Osuna, 2003), lo anterior da un reflejo de la importancia de la ganadería para la economía mexicana, generación de empleos y producción de alimentos. A nivel nacional, de acuerdo con información del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP, 2008), Veracruz es el principal estado productor de ganado bovino con un volumen de 0.44 millones de toneladas, representando el 14.2% de la producción nacional; Jalisco es el segundo productor con una participación del 11.3% (0.35 millones de toneladas); Chiapas ocupa el tercer lugar, aportando un volumen de 0.19 millones de toneladas (6.3% de la participación en la producción nacional); Veracruz, Jalisco, Chiapas, Baja California, Sinaloa y Sonora representan el 45.4% de la producción nacional. Debido al incremento de la actividad ganadera en los países en desarrollo, dentro de los cuales se encuentra México, se espera un rápido aumento en el consumo de productos de origen animal; abastecimiento con producción local de sólo el 60% de la carne y el 52% de la leche; una mayor utilización de dietas basadas en granos, lo cual conlleva a un

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incremento acelerado de la importación de granos, y por último; una concentración de la producción (García, 2003). Por todo ello, es necesario desarrollar sistemas de producción sustentables, procurando la conservación de los recursos naturales a través de un manejo adecuado de los recursos forrajeros locales y de los animales, que se refleje en una mayor productividad en las condiciones tropicales. El Silvopastoreo es un sistema de producción pecuaria, en donde las leñosas perennes (árboles y/o arbustos) interactúan con los componentes tradicionales (forrajeras herbáceas y animales) bajo un sistema de manejo integral que ha sido planteado con base en resultados de investigación, como una opción de producción sostenible que permite reducir el impacto ambiental de los sistemas tradicionales de producción, el cual ofrece disminuir el impacto de la ganadería sobre los ecosistemas (Mahecha, 2002). Antecedentes La actividad ganadera en América Latina ha sido asociada con problemas de deforestación, degradación del suelo y baja productividad; sin embargo, se ha demostrado que la explotación de bosques y selvas, las prácticas agropecuarias inapropiadas, la acelerada demanda de alimentos derivada del crecimiento poblacional, y la contaminación industrial, ocasionan baja sostenibilidad de los sistemas productivos (Vaughan, 1994). En las regiones tropicales de México, es común encontrar sistemas de producción agropecuaria extensivas o semi-extensivas con baja productividad, en proceso de deterioro y con fuerte impacto ecológico. Su desarrollo y rentabilidad se fundamentan en la extensión de la superficie de pastoreo con bastas extensiones de deforestación para la producción de leche con vacunos de doble propósito, razas especializadas y sus cruzas. Lo anterior, se sustenta mayormente en el uso de pasturas naturales, e introducidas. La fluctuaciones de la disponibilidad forrajera,

tanto en calidad como en cantidad, a través del año, no garantiza niveles sostenibles de producción animal (leche, carne) y respuestas reproductivas del 40-50 % suceden durante las lluvias (Chacón y Marchena, 2008). En consecuencia disminuye el 40-50 %, de la producción de leche y la tasa de crecimiento de los animales; afectando, los parámetros reproductivos (tasa de concepción e intervalos entre partos), debido a problemas nutricionales del ganado. Asimismo, la erosión de los agostaderos ha sido severa, debido al uso desmesurado de los recursos naturales por parte de la ganadería; el sobrepastoreo es el común denominador en los ranchos, donde se han extraído nutrimentos del suelo por periodos prolongados y frecuentes sin una retribución. La ganadería amenaza la conservación y mantenimiento de los ecosistemas. Esta realidad presenta el agotamiento de la vía extensiva en la ganadería, la cual responde a la lógica económica. En este sentido, para contribuir a reducir la deficiencia de la producción animal basada en las pasturas, frecuentemente los ganaderos recurren a la compra de elevadas cantidades de granos y cereales para la elaboración de raciones, convirtiendo a la ganadería en una actividad altamente dependiente y poco competitiva. Este cambio en la ganadería, resulta en una serie de preocupaciones y riesgos, tales como el incremento de los sistemas de producción intensivos a expensas de los sistemas extensivos o mixtos que se encuentran en manos de los pequeños productores; el suministro de suficientes productos con la calidad requerida por la demanda; la contaminación y degradación de los recursos naturales como son: agua, suelo, vegetación, atmósfera, etc.; un mayor presión sobre los sistemas basados en pastoreo y de traspatio; la existencia de reglamentación ambiental y de higiene de los alimentos, y su aplicación por parte de las autoridades (García, 2003). Esta situación se agrava ante la evidencia, cada vez más fuerte, del agotamiento del

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petróleo en los próximos 40 años. El petróleo es uno de los principales elementos empleados para la producción de granos y cereales utilizados en la alimentación animal. Por ejemplo en el año 2007 la ganadería demandó cerca de 20 millones de toneladas de granos, principalmente sorgo y maíz, y más de 4 millones de toneladas de pastas de oleaginosas. En este sentido, serían necesarias acciones inmediatas de ahorro e inversión en estrategias de producción animal con menor dependencia de granos o alimentos concentrados. Aunado a lo anterior, y aun más preocupante, existen evidencias sobre el cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero por el uso inadecuado de fertilizantes y sustancias químicas, los cuales producen gases ricos en oxido nitroso (N2O) que son acarreados a la atmosfera. Este gas de efecto invernadero es 230 veces superior al CO2.y sus emisiones se han incrementando en los últimos años, superando a todas las que produce la ganadería en forma de metano (CH4), acelerando el proceso del cambio climático (IPCC, 2007). Deforestación México cuenta con una superficie productiva de 56 millones de hectáreas, las cuales se están perdiendo rápidamente. La FAO (2006) documentó una deforestación de 314 mil hectáreas anuales de 2000 a 2005. México ocupa el quinto lugar a nivel mundial en cuanto a tasa de deforestación, cada año se pierden entre 600 mil y 700 mil hectáreas de bosques. El crecimiento de las tierras agrícolas y ganaderas desplaza a los bosques y en muchas de los casos, las tierras convertidas no son aptas ni para la agricultura ni para la ganadería, ya que sus suelos son superficiales y pobres en nutrientes. El resultado es baja productividad a muy alto costo debido a la pérdida de ecosistemas. El problema ambiental se ha visto agravado por el hecho de que aproximadamente el 50%

de las áreas de pasturas se encuentran en estado de degradación resultando en un incremento de la emisión de gases que contribuyen al calentamiento global, especialmente CO2 (Llanderal, 2007). Aun más grave, en las últimas décadas, la mayor parte de las tierras que han sido deforestadas y que no poseen potencial agropecuario, se degradan rápidamente una vez que los bosques han sido talados y quemados. Sobre la base de los últimas estimaciones, la tasa de deforestación, y suponiendo que el 75% de las pérdidas forestales son atribuibles a la expansión agrícola y pecuaria, se calcula que durante los próximos 25 años este sector requerirá de 250 a 300 millones de hectáreas adicionales de tierras nuevas para satisfacer la demanda de la agricultura comercial, los cultivos de subsistencia, los campos de pastoreo y los pastizales. A manera de ejemplo citamos el caso de Michoacán donde el cambio de uso de suelo para fines agropecuarios provoca la pérdida de más de 35 mil hectáreas de bosque anualmente. La deforestación envía a la atmósfera 2000 millones de toneladas de carbono al año, reflejándose en los cambios bruscos de temperatura. En cifras mundiales, las reservas de carbono entre los años 2000 a 2005 contenidas en la biomasa forestal disminuyeron por lo menos 1,1 gigatoneladas al año, como consecuencia de la deforestación interrumpida y la degradación de los bosques. Para mantener el equilibrio del carbono es importante evitar que escape este carbono almacenado, lo que es vital para la conservación del medio ambiente. Según la FAO (2006), los bosques del mundo almacenan más 283 gigatoneladas de carbono sólo en su biomasa, mientras que el total de este gas almacenado en la biomasa, la madera muerta, los desechos forestales y el suelo de los bosques en conjunto es aproximadamente un 50% superior que la cantidad presente en la atmósfera, lo que como consecuencia suma

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más de 1 billón aproximadamente.

de

toneladas

Situación actual de la ganadería mexicana En los últimos 20 años, se ha mantenido latente a nivel internacional, la discusión sobre las estrategias de desarrollo a seguir para transformar la ganadería extensiva hacia una ganadería intensiva, que permita conciliar el mejoramiento de los sistemas productivos presentes y la conservación de los recursos naturales, obtener mayor eficiencia biológica, económica y de autoabasto en producción de carne, leche, y subproductos de origen animal, así como favorecer la equidad de los beneficios entre los productores (Speeding, 1995). Dentro de estos sistemas están los de ganado bovino de doble propósito en condiciones extensivas o semi-extensivas. En los principales estados productores agropecuarios, la ganadería de doble propósito resalta por participar con el 70 al 90% del volumen total de leche producida, y por incluir aproximadamente el 50% de los bovinos en esta actividad productiva. Sin embargo, estudios recientes señalan que el incremento de la producción de leche y carne requerirá de un aumento de la superficie de pastizales, ya que los actuales no son suficientes y los

existentes se encuentran en estados avanzados de degradación. Sin embargo, dicha actividad ganadera ha sido asociada con problemas de deforestación, degradación del suelo y baja productividad. Por otro lado, ha sido demostrado que la explotación inadecuada de bosques y selvas, las prácticas agropecuarias inapropiadas, la acelerada demanda de alimentos derivada del crecimiento poblacional y la contaminación industrial ocasionan baja sostenibilidad de los sistemas productivos (Dumanski, 1993). Por el número de cabezas de ganado, 25 millones oficialmente y casi 38 millones extraoficialmente, México ocupa la décima posición a nivel mundial. Más de 60% del territorio nacional equivalente a poco más de 130 millones de hectáreas, que se ubican en las diferentes regiones ecológicas del país, están destinadas a actividades ganaderas ya sea como áreas de pastoreo (99.6%) o dedicadas a la producción de forrajes (0.4%) (Téllez, 1994). La figura 1 muestra la producción de ganado bovino en pie y en canal anual que se produce en México, aunque las cifras muestran una leve tendencia creciente (2 %) en los últimos años la producción se ha mantenido constante del año 2000 al 2007.

Figura 1. Producción nacional de ganado bovino en México (Miles de Toneladas). Tomado de: Dirección General Adjunta de Planeación Estratégica y Análisis Sectorial (Financiera Rural, 2009).

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Producción estatal En relación a las regiones productoras, las diferencias en las condiciones geográficas y climatológicas entre los estados del norte (Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León y Tamaulipas) y los del sureste (Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán) han influido de manera considerable en el desarrollo de la actividad ganadera de bovino de engorda. En lo relacionado con los principales estados productores, de acuerdo con información del SIAP (2007), Veracruz es el principal

productor de ganado bovino en México con un volumen de producción de 0.44 millones de toneladas, representando el 14.2% de la producción nacional; Jalisco es el segundo productor con una participación del 11.3% (0.35 millones de toneladas); Chiapas ocupa el tercer lugar, aportando un volumen de 0.19 millones de toneladas (6.3% de la participación en la producción nacional); Veracruz, Jalisco, Chiapas, Baja California, Sinaloa y Sonora representan el 45.4% de la producción nacional (Figura 2).

Figura 2. Principales estados productores de ganado bovino en México. Tomado de: Dirección General Adjunta de Planeación Estratégica y Análisis Sectorial (Financiera Rural, 2009). Contradictoriamente y a pesar del potencial que se tiene para la producción ganadera, se están importando anualmente millones de toneladas de carne de res (Figura 3). La transformación de superficies forestales en pastizales está excediendo la capacidad del

suelo para su recuperación en el país. Lo anterior induce a que los granos dedicados al consumo humano sean orientados al consumo animal; estudios revelan que para la producción animal se utiliza alrededor del 50 % del total de granos consumidos por el país.

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Figura 3. Importaciones de carne de res en millones de toneladas para México. Tomado de: Dirección General Adjunta de Planeación Estratégica y Análisis Sectorial (Financiera Rural, 2009). Ante esta situación, es necesario identificar los factores que podrían propiciar el desarrollo sostenible de los sistemas ganaderos de doble propósito, así como plantear estrategias y tecnologías de producción congruentes con el uso racional de los recursos naturales, que mejoren la eficiencia de los sistemas. Se han estudiado varias estrategias, entre ellas se encuentran la suplementación estratégica, rehabilitación de pasturas con sistemas agrosilvopastoriles (Pezo e Ibrahim, 1996; Mahecha et al., 1997), incluyendo el manejo sanitario y el cruzamiento entre Bos taurus y B. indicus para hacer más eficiente el uso de los recursos locales, (Madalena et al., 1990; Vaccaro et al., 1992). Los sistemas silvopastoriles en el trópico: el caso de Michoacán Para el desarrollo de una ganadería sustentable es necesario establecer un sistema de producción basado en el aprovechamiento de los recursos locales, en la capacidad de los pequeños productores y en las características de la situación natural y económica de cada región. En este sentido, es necesario que las estrategias se dirijan de manera integrada para obtener resultados rápidos y eficientes, tendientes hacia una ganadería altamente competitiva.

Bajo estas condiciones, los sistemas silvopastoriles intensivos (SSPi) constituyen un importante recurso para mejorar la ganadería de carne y leche, sin comprometer los recursos naturales, contribuyendo a recuperar áreas deforestadas y suelos en procesos severos de degradación. Dichos SSPi se basan en el uso intensivo de Leucaena leucocephala (Leucaena) en asociación con gramíneas forrajeras tropicales (e.g. Panicum maximun, Cynodon nlemfuensis, etc). La Leucaena se establece utilizando 8 kg de semilla/ha en callejones de 1.6 de separación entre surcos y de 10 a 15 cm separación entre plantas. La siembra se realiza en la época de lluvias y con riegos auxiliares durante las secas. Los animales entran a ramoneo a los 68 meses de establecidas. La ganadería del trópico Michoacano es principalmente de doble propósito (leche y carne) basada en pastos nativos e introducidos. Sin embargo, la mayoría de los pastos son de baja calidad y productividad, aunado a lo anterior, se presenta un fuerte deterioro de los suelos y la estacionalidad de las lluvias, teniendo como resultado baja productividad en la producción animal obligando a los productores a la compra de alimentos comerciales haciendo los sistemas ganaderos incosteables y con fuerte deterioro de los recursos naturales.

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En Michoacán, se están desarrollando exitosamente los SSPi con gran aceptación por los productores cooperantes. A continuación se presentan los resultados más sobresalientes, principalmente aspectos productivos y ecológicos. Rentabilidad ganadera El diseño y establecimiento de SSPi en algunos municipios del trópico seco del Estado de Michoacán indica que la inversión es rentable con una tasa interna de retorno del 20%, aproximadamente. Los sistemas han mejorado los indicadores productivos y reproductivos, pensando en que se mejora la nutrición y el bienestar de los animales; en consecuencia, se podría esperar una mejora en los aspectos reproductivos. Aumentos en el porcentaje de natalidad y disminución del porcentaje de mortalidad de las crías y se ha incrementado la producción de leche/vaca/ha. La producción anual de leche se incrementa progresivamente, al igual que el número de animales. Se incrementó la producción de leche de 5 a 9 litros por vaca al día y la carga animal de 1 UA/ha a 3 UA/ha, lo que significa un aumento significativo en la producción de leche y carne por unidad de superficie. De esta forma, se ha mejorado la eficiencia en la utilización de recursos locales, pasturas y animales. Mayor productividad (carne y leche) El incremento en los precios del petróleo ha provocado un efecto inmediato de subida de precios del maíz, sorgo y soja, componentes principales de la dieta de la ganadería intensiva. Tradicionalmente, en las zonas ganaderas productoras de leche, una vaca consume en promedio 5 kg de alimento/día. La ganadería de doble propósito basada en SSPi ha logrado reducir entre 50 a 70% la dependencia de alimentos concentrados y la utilización de insumos externos como la

compra de semilla u otros forrajes (sorgo, soya, maíz). Reconversión de pasturas degradas La producción ganadera de México tiene como base alimentaria a los pastos; éstos, tienen un potencial extraordinario para la producción de biomasa. Sin embargo, el 50% de las pasturas se encuentran en proceso de degradación (menor contenido de proteína, mayor concentración de fracciones fibrosas, menor digestibilidad) afectando el consumo por parte de los animales. Existen evidencias que demuestran que las pasturas asociadas con árboles son de mejor calidad aun en épocas críticas de secas que las mismas pasturas creciendo en monocultivo. Ramírez et al., (en esta publicación) proporciona una explicación más detallada al respecto. Por otro lado, una de las mayores limitantes de degradación y baja productividad de pasturas es la falta de nitrógeno (N). Los árboles como Leucaena pueden incorporar N atmosférico al suelo y hacerlo disponible a pasturas y a los animales en pastoreo. Lo que contribuye al contenido de proteína en los pastos y disponibilidad aun en la época de lluvias. Estudios realizados en otras latitudes, pero utilizando sistemas similares, han estimado que los árboles de Leucaena pueden fijar aproximadamente 200 a 500 kg de N/ha/año. Con lo anterior se tienen ahorros considerables en gastos de fertilizantes nitrogenados, ya que una tonelada de urea cuesta aproximadamente $6,500.00 por lo que se tendrían ahorros considerables, ya que una ha de Leucaena bajo un manejo silvopastoril intensivo estaría proporcionando de manera “gratuita” aproximadamente lo equivalente a una tonelada de urea. En el cuadro 1, se muestran algunos indicadores productivos, ambientales y económicos de los sistemas ganaderos convencionales, basados en pasturas tropicales con relación a los sistemas silvopastoriles.

Potencial de los sistemas silvopastoriles en México

Cuadro 1. Indicadores productivos, ambientales y económicos de los sistemas convencionales y silvopastoril intensivo Indicadores Sistema convencional Sistema silvopastoril Intensivo Productivos Producción de leche (litros/día) 3-4 6-9 Ganancias de peso (g/día) 200-300 800-1000 Carga Animal (UA/ha) 1 2-4 Producción de Forraje (t MS/ha/año) 6-10 15-25 Producción de proteína (kg/ha) 360 a 600 2100-3500 Fijación de N (kg/ha) 0 200-500 Ambientales Captura de C (t/ha) 160 220 Temperatura (°C) 34-38 30-34 Reciclaje de nutrimentos (kg/ha N-P-K). Menos 15, 6, 17 Más 22, 4, 2 Eficiencia del uso de agua (%) 30 80-90 Materia Orgánica (kg/ha) 320 1005 Económicos Alimento (kg/animal/día) 5 2 Fertilizantes (kg/ha) 1000 0 Herbicidas (litros/ha) 10 2 Indicadores ambientales: Microclima y captura de C Un gran porcentaje de las tierras cultivadas de México se encuentran en un estado vulnerable de deterioro y se esperaría que esto, junto al cambio climático, propicie en los próximos años una drástica caída de la productividad. Ello generará un incontrolado aumento de la deforestación. En este sentido, los SSPi contribuyen a generar una gran diversidad de servicios ambientales que en su conjunto mejorarán las condiciones ambientales y productivas de los sistemas ganaderos. Es importante que se consideren los otros servicios y nuevos productos que ayuden al productor a tener un uso más eficiente de sus recursos y reducir riesgos cuando se tiene sólo un producto. El pago por servicios ambientales es una contribución importante a la economía del productor. Por ejemplo, el pago por una tonelada de C está entre 5 a 10 dólares y la cantidad capturada de C en una ha oscila entre 20 a 224 toneladas (Dixon, 1995; Ibrahim et al., 2005), dependiendo del sistemas, de las especies arbóreas, del manejo

aplicado, la edad del sistema y el tipo de suelo, principalmente (Roncal-García et al., 2008; Casanova et al. en arbitraje). Como se mencionó anteriormente, se mejoran las condiciones ambientales, al tener una mayor cantidad de árboles se tiene mayor capacidad de captar carbono, lo cual beneficia a reducir el efecto de invernadero. Asimismo, proporcionan otras bondades al mejorar el micro-clima y con ello el confort de los animales. En este sentido, estudios sobre comportamiento animal de vacas en condiciones tropicales demuestran que se pueden obtener incrementos hasta de un 10% adicional de producción de leche, cuando se mejoran las condiciones medioambientales de vacas en pastoreo (Kabuga & Sarpong 1991). Reciclaje de nutrimentos y Protección al suelo La incorporación de leñosas perennes (árboles y arbustos) en los sistemas ganaderos tradicionales permite incrementar la fertilidad del suelo, mejorar su estructura y disminuir los procesos de erosión. Una porción

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importante de los nutrientes que son extraídos de la solución edáfica es retornada a ella mediante la deposición, en la superficie del suelo, del follaje y excretas durante el pastoreo o podas. Esta mayor deposición de materia orgánica, contribuye a modificar las características físicas del suelo como su estructura. La mayor presencia de materia orgánica en el suelo y el microclima (humedad y temperatura) creado por la presencia de árboles, favorece la actividad biológica de la micro y macro fauna, lo cual resulta en una mayor mineralización y disponibilidad de N en el suelo. Además, la materia orgánica (MO) que es incorporada paulatinamente al suelo por la acción de la endofauna, contribuye a mejorar la estabilidad del suelo y la capacidad de infiltración de agua, todo ello contribuye a recuperar suelos degradados. Conclusiones Los sistemas silvopastoriles intensivos son una herramienta capaz de incrementar la competitividad ganadera dado que utilizan en forma eficiente los recursos locales, reduciendo la dependencia de insumos externos. Como estrategia se plantea la incorporación de los árboles leguminosos y no leguminosos, los cuales pueden explorar ambientes diferentes y que en forma conjunta ofrezcan mayores beneficios, ecológicos, y económicos, con un papel fundamental en la alimentación de rumiantes. La restauración de las áreas degradadas por la deforestación es posible mediante el uso de árboles y arbustos multipropósito, además de proporcionar beneficios ambientales, hacen sostenibles los sistemas ganaderos. Los sistemas silvopastoriles buscan principalmente diversificar la producción agrícola y pecuaria, optimizando el uso del suelo y del agua. Asimismo son una opción viable para reducir los impactos negativos de la ganadería, destacando entre ellos la pérdida de vegetación y en general de la biodiversidad

y reducir las invernadero.

emisiones

gases

efecto

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