PRESENTACIÓN Claudio Muñoz Z. Presidente Fundación Telefónica Chile

PRESENTACIÓN Claudio Muñoz Z. Presidente Fundación Telefónica Chile En estos días en que los chilenos celebramos las fiestas patrias y nuestros dosci

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PRESENTACIÓN Claudio Muñoz Z. Presidente Fundación Telefónica Chile

En estos días en que los chilenos celebramos las fiestas patrias y nuestros doscientos años como nación independiente, Fundación Telefónica se complace en presentar “Entrever (bajo la piel de Chile)”, del colectivo del mismo nombre, bajo la dirección de Pablo Walker SJ. Se trata de un mosaico de cuarenta metros cuadrados suspendido en el aire e instalado en la calle interior de nuestro edificio corporativo. Entrever, posee un derecho y un revés. Por un lado, contiene las texturas y colores de la cerámica, formando dos rostros que se funden. Por el otro, están plasmados una infinidad de retratos fotográficos traspasados a la cerámica. Estas imágenes, en la mayoría de los casos, pequeñas fotografías de sus seres queridos que chilenos comunes y corrientes portan consigo en la vida diaria, fueron recolectadas en distintos lugares, de norte a sur del país: en un parque, un colegio, una hospedería, una caleta de pescadores, etc. La idea de los artistas es que este mosaico siga llenándose de imágenes de las chilenas y chilenos que visitarán la muestra. A quienes trabajamos en Telefónica, nos gusta decir que nuestra misión es comunicar a todos los chilenos, conectándolos con sus afectos e intereses. Eso es lo que hacemos en nuestra diaria labor proporcionando servicios de telecomunicaciones a lo largo y ancho del país. Del mismo modo, recibir al público en nuestra casa, promover el arte y la cultura, y hacerlos partícipes de una creación colectiva como Entrever, nos llena de satisfacción y es una forma más de mantenernos en estrecho vínculo con la comunidad nacional. La invitación queda extendida. Los esperamos!

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“En vuestros rostros admirables, un no sé qué divino resplandece que nuestra imagen primera

transmuta”... “Yo Beatriz, soy quien te hace caminar. Vengo del sitio al que volver deseo.

Amor me mueve, amor me lleva a hablarte”... “Faltan fuerzas a alta fantasía; mas ya mi voluntad y mi

deseo giraban como ruedas que impulsaba Aquél que mueve el sol y las estrellas”. La Divina Comedia.

Imaginando el Paraíso

PARADISO Virginia Huneeus

Esta innovadora instalación fruto del intenso trabajo del colectivo Entrever, es también parte de una búsqueda que empezó a tomar forma el 2005, cuando a raíz del Infierno de Dante que expuse en el MNBA, el público y los estudiantes me escribieron pidiéndome una exposición sobre el Paradiso del mismo Dante, proyecto que hacía tiempo quería realizar, pero parecía imposible. En ese entonces con Pablo Walker y Mario Soro empezamos a reunirnos a investigar, discutir, experimentar y estudiar este viaje de Dante que comienza en el infierno y continúa hasta que Beatriz lo guía hasta las puertas del paraíso, donde se despide de él para que continúe su viaje solo. Cobran en ese viaje particular importancia las relaciones entre los personajes. Como el que Virgilio sólo pueda acompañar a Dante hasta la entrada del Paradiso, es decir, que deba desprenderse del maestro. Y sobre todo el que Beatriz desaparezca al final para dejar libre el camino de Dante. Gratuidad que Lope de Vega expresa en estas líneas…”que amor que no tiene al final otro fin en que parar es el más perfecto amor, que al fin es amar, sin fin.” Así fuimos diseñando el recorrido de la instalación Paradiso Paradoja que en 2009 mostramos en el MNBA de Santiago. El montaje consistía en un viaje entre figuras tridimensionales, sombras que se mueven, series ecográficas de nuestro primer viaje interior, culminando en una luminosa video instalación en que los rostros grabados por Pablo, entremezclados con mis figuras tridimensionales, susurran las palabras del paraíso de Dante.

Mario Soro, Pablo Walker SJ y Virginia Huneeus

Posteriormente Pablo y Entrever continuarán grabando rostros en plazas, fábricas, ferias, cárceles, oficinas, en placas de cerámica cuyo olor a tierra nos dice que el Paradiso no es algo abstracto, inalcan-

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zable, sino que está compuesto del amor que une a las personas, como en esta instalación en que al reverso de un inmenso rostro apenas vislumbrado, encontramos cientos de pequeños rostros de personas como las que vemos a diario y que recuerdan ese amor comunitario del que Dante nos habla. Entrever habla de la esperanza construida con dolor, ásperas texturas de barro, personas de distintos lugares, edades y oficios, grabados con ese mismo amor del que habla Dante en las últimas palabras del Paradiso… Y entonces ya mi deseo y voluntad solo eran movidos por Aquél que mueve el sol y las estrellas.

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El lenguaje de la cerámica

OFICIO DEL FUEGO Simone Racz

… Fue la Tierra primero, la glaciación, la erupción volcánica, lo que dejó la piedra congelada, pero viva… llena de huellas, de óxido como señal del tiempo, este es el arte de trabajar con ella, con la tierra, también con el tiempo, con el agua, con el fuego. Hace mucho miré las rocas de Ensenada en Los Vilos, observé el turquesa en sus grietas, los ocres mojados por el mar, y me dije… podré hacer algo que se acerque a esa maravillosa naturaleza. Ahí llegó Pablo cargado de ideas, pero sin saber aún las sorpresas, las riquezas del material elegido: la cerámica. Así convergieron los tres elementos que me inquietan; las buenas ideas, llenas de contenido, llenas de vida, del drama humano, de la vida después de la vida. Luego mis queridos alumnos en quienes deposité el entusiasmo de trabajar en colectivo, la confianza en lo aprendido. Y por último la gran sorpresa de encontrar el color como registro, como memoria, como expresión de una idea, como intenté encontrarlo siempre… Allí para interpretar una inmensa fotografía de un rostro, hecha con un “pantón” realizado con los colores de la cerámica, óxidos de hierro, cobalto, cobre, quemados a altas temperaturas. Placas labradas y preparadas por Pamela, Peco, Paty y Agustín, miles de placas que luego yo pintaba, sin miedo…… con la certeza de los años. Pero con la incertidumbre de “unirlas”, de que permitieran siempre encontrar esa mirada, pero que hoy son además miles de miradas, miles de rostros en un noble material que se transforma con una plasticidad sorprendente.

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La acción pública de arte

MANOS PRIVADAS OBRAS PÚBLICAS Ramón Castillo

El oficio de la cerámica surge al tiempo que nacen los asentamientos humanos. El nomadismo cede ante lo sedentario, la detención y la observación del mundo reinaguran el punto de vista del que manipula y procesa las materias desde el rincón del universo, el taller y la casa. Miles de años después, las manos continúan amasando el barro, dándole forma a 580 unidades de cerámica para convertirlas en soporte de imágenes. Una dimensión poliédrica que deja a la par al pixel con la unidad visual del trozo de gres, en ambos casos la imagen es el resultado de la suma, de la contigüidad que forma el rostro y los rostros que hay que entrever. Desde que se inició el proyecto con el colectivo Entrever han sido numerosas las manos que han participado del proceso y los resultados de las tablillas cerámicas, unidades o fragmentos que permiten la reconstrucción de una totalidad que ahora queda suspendida reclamando el lugar de los espectadores. Una idea-forma que desde la iniciativa liderada por Pablo Walker se fue diseminando a través de varias etapas que van desde el barro a la pieza de cerámica, de lo informe de la tierra a la emergencia referencial de los rostros que buscan identidad. Son las manos que en momentos de aflicción se van al rostro, tratando de retener el dolor o la risa… son las manos sucesivas que fueron configurando un itinerario donde el autor se diluye, pues ya no se trata de la confección de una obra bajo la consigna del autor artífice como aconteció en el Renacimiento o en la modernidad occidental, sino que se trata del autor como productor, como nos diría Walter Benjamin, al autor escapado de la noción burguesa del arte como decoración y lujo “aurático”, sino que ahora es el autor artesano, definido por un saber hacer milenario, formando parte de una cadena productiva donde el valor de la obra reside en su exhibición, en la capacidad de hacer visible las propiedades formales, texturales

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y cromáticas de la obra. A diferencia de los soportes digitales convencionales, este mural cerámico deja sobre cada una de las unidades, las huellas de sus autores, sus emociones y sensibilidad desplegadas por la superficie cada tablilla. El mural cerámico es una obra de carácter itinerante, a diferencia de los proyectos decorativos asociados a la arquitectura o el diseño de los años 20 y 30, donde las artes y los oficios lograron su mejor momento. La errancia del mural impone la condición nómade y desplegable. Es la propia estructura de mural lo que lo convierte en un espacio autónomo, nómade y móvil cuyo emplazamiento no depende de otros soportes, ya que el mural se sostiene a sí mismo. Autores múltiples para imágenes diversas, es la multiplicación de los rostros de gres que se resisten al anonimato, que recuperan su identidad a fuego lento, poco a poco, reconstruyendo el acto vital del que amasa la materia informe, con la esperanza del “demiurgo”, del autor que se aleja de las prácticas del libre mercado y opta por el arte del oficio, diluyendo las fronteras de la alta y baja cultura, más allá de lo artificial, de lo artístico y religioso.

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OPUS TESELLATUS

Mario Soro Vásquez

“Opus tesellatus”: pavimento o mural construido con teselas de dos colores generalmente blanco y negro de diseño abierto.

El proyecto del colectivo Entrever, liderado por Pablo Walker, es definitivamente un viaje, viaje en el que el mosaico aparece como expresión siempre colectiva, como si se quisiera conjurar la fragmentación, como posibilidad precisamente de re-componer un cuerpo quebrado y fracturado. De reunir la diversidad, de congregar una fe común, un ideario y por consecuencia una ruta en la que, como en la biología, los componentes configuran genéticamente la herencia predominante del padre y de la madre, en proporciones que por esta distribución permiten la continuidad de la memoria (memento mori=monumento) como signo perdurable de la civilización. Tanto es así, que en la antigua Europa, con la invasión de los bárbaros en el siglo V d.c. desaparecieron de Italia casi todas las artes; pero el mosaico se conservó entre griegos y bizantinos, como si los trozos de ruinas fueran precisamente el material de la reconstitución de ese cuerpo avasallado. Es así como esta obra se constituye hoy en las actuales condiciones de desastre en una ruta esperanzadora y de buenaventura para los que aportaron la imagen de su ser amado, recomendado, y deseado, para allegarlo al paraíso. A veces sólo un fragmento dramático (“sólo los ojos”) de ese padre, amigo, hermano; esposos, hijos, amantes, compañeros, etc. El mosaico representa la labor colectiva, en que los fragmentos se analogizan a la multiplicidad de manos y de ojos que participan en la “monumental” confección de la obra. Nos recuerda la figura del artesano bizantino que mantuvo la memoria de la civilización y así fue comprendido y respetado por los árabes, como sujeto ligado al roce con los otros, en la diversidad y la tolerancia. El suyo es un trabajo de alquimista, que incorpora los minerales e inicia la ruptura de la distancia clínica

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del “doctor” ilustrado. Es el ejercicio de la tarea de airear, oxigenar la escena, asumiendo la complejidad de las tramas del paisaje con la urdiembre del proyecto. El mosaico proviene de dos vertientes. Primero del griego mouseion, propio de las musas, del que a la vez se desprende “museo”. Luego del latín tessella referida a las piezas cúbicas de mármol con las que los antiguos formaban los pavimentos de mosaico. Si asociamos estas dos acepciones, tenemos por un lado la concepción de museo como una suerte de “máquina de inspiración” de musas (la fotocopiadora nómade del proyecto Entrever), pero desde una concepción de museo-abierto y trashumante, que “respiró” y luego “reunió” las sequedades del desierto de Antofagasta hasta las humedades de Tirúa, transfiriendo, ampliando, transfigurando, los rostros para luego traspasar a mano y evacuar estas imágenes en las teselas cerámicas certificando así el envío al territorio paradisíaco con la custodia de las musas. Toda la humanidad en la obra, como un enorme acelerador de partículas, que al final nos recrea y recompone desde el origen, que se nos abre como una puerta, para reunir el número de partículas que forman el universo.

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El Rostro y los rostros

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No tengo a nadie que me ponga ahí En la feria de las pulgas Panteleón González (Antofagasta) una señora se dedica a mirar desde lejos al grupo que graba las fotos de sus seres queridos en las placas. Luego se acerca y dice: “Me gustaría estar ahí, pero no tengo a nadie que me ponga en el paraíso”.

La foto que devolvió el mar En el sector de la Poza, Constitución, Alejandro, el dirigente de la junta de vecinos nos muestra el retrato de sus padres, una foto que sobrevivió al maremoto.

Arturo Aguilera Peñaloza En la población Legua Emergencia, María nos muestra la foto que durante años llevó sobre su pecho. Es su primo y cuñado, maestro pintor, detenido y desaparecido desde el 23 de Agosto de 1974.

Pasaje 71, población Santa Adriana En una casa particular, la señora Rossana trabaja haciendo aseo. Se acerca al taller con la foto de su madre y sus sobrinos en el pasaje donde vive, en la comuna de Lo Espejo.

El primer desayuno del Presidente En el Patio de los Naranjos del Palacio La Moneda, un hombre se acerca con trozo de papel de diario cuidadosamente doblado. En una foto aparece él junto a otros mozos sirviendo el primer desayuno del retorno a la democracia al Presidente Aylwin.

Mariana Esperanza Al taller llega Rosita con la ecografía de la niña que lleva en su vientre. Mariana, tiene sólo ocho meses de gestación y padece una Triosomía 7. Junto a Rosita y Miguel, ya forma una familia.

El orgullo de la familia En el campamento Puertas Verdes, levantado tras el terremoto, una mujer joven llega con el retrato de su hermano.

El papá de la profesional Temprano el domingo una mujer llega preguntando por el “cura de las piedras”: “Perdone que lo despierte, pero ayer no alcancé a poner esta foto ahí. Es mi padre. Por él y por esas matas de maíz yo pude estudiar en la universidad”.

IMÁGENES VERDADERAS

Sandra Accatino S.



nada importa sino la calidad del afecto – al fin – que ha grabado la huella en la mente dove sta memoria Ezra Pound, The pisan cantos, v. 156-160 canto 76, 1948.1 El amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad Jorge Luis Borges, “Otro poema de los dones”, El otro, el mismo, 1969. El acto más sublime es poner a otro por delante de ti. William Blake, The marriage of Heaven and Hell, placa 7, hacia 1790.2

Entrever tiene una condición luminosa. Suspendidas en la sala, las casi seiscientas piezas de cerámicas grez que lo componen, dejan pasar a través de ellas la tenue luz de nuestro invierno. Vistas desde lejos, las piezas de cerámica muestran, entre los ocres, sienas y grises azulados, la sombra incierta de dos rostros superpuestos. Las texturas y los colores de las cerámicas fueron tomados de las piedras volcánicas del cráter Navidad del volcán Lonquimay. La sensación de rugosa solidez conseguida en la superficie de las cerámicas, esconde la fragilidad del material, así como su suspensión, el peso. Sólo cuando nos acercamos a las cerámicas entendemos que la fragilidad y el peso del material, al igual que la luz, son al mismo tiempo ocultados y revelados en esta obra. 1 “nothing matters but the quality / of the affection – / in the end – that has carved the trace in the mind / dove sta memoria. 2 “The most sublime act is to set another before you”.

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Cuando el espectador traspasa el inmenso mosaico de cerámicas suspendido y observa el revés de las piezas, ve, impresa en cada una, una multitud de rostros y de imágenes de personas. Las imágenes fueron obtenidas a través de un largo proceso: en localidades muy distintas y alejadas (una feria, una medialuna, museos, edificios públicos, un cementerio, colegios, universidades, una cárcel), se le preguntaba a las personas si llevaban consigo fotografías de sus seres queridos y si querían dejarlas impresas en la cerámica. A las fotografías se les sacaba una fotocopia. Una vez que la fotocopia era untada con diluyente, cada persona debía frotar insistentemente el reverso de la fotocopia y traspasar, de esa manera, la imagen de su ser querido a la cerámica. Los rostros que nos miran desde las cerámicas no tienen tiempo ni espacio, pues el proceso de impresión borró gran parte de los fondos. Hay imágenes que parecen más antiguas, pero la fotografía, primero, la fotocopia, luego y su posterior traspaso con piroxilina, hacen que todo se vuelva más difuso: si los dos rostros superpuestos del anverso de las cerámicas pueden ser vistos sólo en la medida en que nos alejamos de ellos, los rostros del reverso nos invitan, en cambio, a acercarnos lo más posible.

provengan de las piedras del cráter Navidad, porque así, al menos nominalmente, nos recuerdan el momento en que Dios nació hombre entre los hombres. Que el rostro pintado en las cerámicas sea el de un delincuente, el de un prófugo, hace todavía más evidente que de lo que trata Entrever es de la encarnación de Dios en los hombres y de la oportunidad de construir aquí una segunda vida. Como las imágenes “verdaderas” del rostro de Cristo –la Verónica, el Santo Sudario, el Mandylion, en Oriente– las fotografías de los seres queridos que dieron origen a las impresiones del reverso, son también restos, reliquias de la existencia de las personas amadas, una huella de su presencia real dejada por la luz. Son también un recuerdo del amor que nos transforma y que hace de nuestra vida una vida nueva en la que, luminosamente, nos vemos de pronto a nosotros mismos y a los otros en su forma más prístina, siendo llevados por el amor.

Decíamos, al comienzo, que Entrever tiene una condición luminosa. Nos damos cuenta de la luz que nos rodea porque las cerámicas que la ocultan también la develan, al dejarla pasar. También las imágenes de las fotografías y de las fotocopias impresas en las cerámicas se obtuvieron a través de la incidencia de la luz sobre el cuerpo de la persona querida y sobre su imagen, después, en la fotocopia. La luz, que no puede ser contemplada directamente, suele ser asociada, en la cultura occidental, con la presencia de la divinidad. La visión de la divinidad es la esencia de una segunda vida, en el cielo, donde se consuma la bienaventuranza entre el creador y sus criaturas. Entrever, con sus búsquedas y viajes, deseaba encontrar una imagen posible de esa segunda vida, la del Paraíso. En el Paraíso, se nos ha dicho, podremos contemplar a Dios directamente, pero aquí, en la tierra, las reliquias del rostro de Cristo –la Verónica, el Santo Sudario– son un testimonio, para el que crea en ellas, de la naturaleza humana de la divinidad hecha hombre. Son las huellas de su presencia real y, al mismo tiempo, una prueba de la invisible realidad de Dios. Los dos rostros superpuestos en el anverso de Entrever recuerdan esas imágenes no dibujadas, sino impresas por el contacto del cuerpo de Cristo. Tiene sentido, entonces, que los colores y las texturas que delinean y conforman esos rostros

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TODOS LOS ROSTROS Mario Irarrázabal

Manera de andar desorientado este Walker. Espera encontrar el rostro de él en Franklin o San Diego. Están los rostros de los Cristos bizantinos que tanto edifican, las Sagrada Escrituras mismas, investigaciones teológicas, los rostros de Cristo en las pinturas de los grandes maestros. ¿Qué espera entonces Walker encontrar en las calles? ¿Un Jesús que vaga desorientado? Despreciable desecho de hombre, repugnante de apariencia. Tan desfigurado su rostro que no parece hombre (Isaías 52 y 53). Así se presentó a Alberto Hurtado. ¿En qué calle sería? También hay calles con rostros anónimos y cansados y calles con rostros de humanidad y alegría. ¿Qué busca Walker caminando por las calles? No lo reconocieron esos que anduvieron dos horas junto a él, hasta Emaús. Quizás por el calor, el hambre o el desconcierto que acarreaban. Y María Magdalena que lo quería y conocía bien, no lo reconoció, lo confundió con un jardinero, en medio de su tribulación. Miles de rostros va juntando Walker en su caminar por las calles. No espera encontrar un rostro sino todos los rostros. Todos los rostros haciendo uno. Ahora vemos confusamente. Pero, un día a la vuelta de la esquina, nos encontraremos con él cara a cara (I Cor.13). Y no será algo muy íntimo pues habrá miles y miles de caras felices superpuestas. Todo esto nos hace ver Walker caminante.

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Taller y montaje

Mario Irarrázabal (curador)

Simone Racz

Paolo di Girolamo

Pablo Walker SJ

Lucía Arteaga

Equipo Amigorena

Cristóbal Quintanilla

María José Pantoja

Lolo Parra

Carlos Sfeir

Loreto del Valle

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Fundación Telefónica Chile Presidente: Claudio Muñoz Vicepresidente Ejecutivo: Andrés Wallis

Exposición y Catálogo Entrever (bajo la piel de Chile) Sala de Arte Fundación Telefónica, Providencia 111. Santiago - Chile 10 de septiembre al 21 de noviembre 2010

Gerente Arte y Cultura: Francisco Aylwin Directora Arte y Tecnología: Claudia Villaseca Coordinadora Arte y Extensión: Patricia Hasbún Arquitecta: Alicia Müller Diseño Gráfico: Benito Morales Montaje: Amigorena Construcción Educación a través del Arte: Claudia Villaseca, Carolina López Guías: Rodrigo Carreño, Cristóbal Farriol, Marcela Pereda Tallerista: Ricardo Moreno Prensa: Claudia Esquivel Web: Claudia Villaseca / Fusiona Fotografías Sala de Arte: Benito Morales Asistente Administrativo: Andrés Cancino Secretaria Ejecutiva: Cinthya Márquez

Dirección General: Pablo Walker SJ Curatoría: Mario Irarrázabal Textos: Virginia Huneeus, Sandra Accatino, Ramón Castillo, Mario Irarrázabal, Mario Soro Producción general: Paolo di Girolamo, Carlos Sfeir Diseño Gráfico: Benito Morales Fotografías: Adolfo Santa María (Páginas 16, 40, 41, 46), Rodrigo Silva (Páginas 22, 34, 36),

Paolo di Girolamo (Páginas 15, 18, 24, 33, 38), Benito Morales (Páginas 2, 10, 20, 21, 27, 42, 43, 52, 53)

Producción Cerámica: Simone Racz, Pamela Fernández, José Domingo Prado, Patricia Torres, Agustín Cueto Post Producción Digital: Cristóbal Quintanilla, Pablo Izquierdo Diseño de iluminación: Lolo Parra Sitio Web: Claudia Lizama, Ignacio Van Der Werf Make in Off: Hernán Rivera Metal mecánica: Aliro Jorquera, Sergio Cornejo Equipo de taller: Lucía Arteaga, María José Pantoja, Loreto del Valle, María Gloria Fuenzalida, Carolina Díaz, Bernardita Angermeyer, Ignacio Jiménez, Cristián Gomez, María Eugenia Petridis. Imprenta: Ograma impresores

© Editado por Fundación Telefónica en Santiago de Chile, Septiembre 2010. Se prohibe la venta o reproducción total o parcial de esta publicación para fines comerciales. Proyecto acogido a la Ley de Donaciones Culturales.

AGRADECIMIENTOS A Instituciones: Jesuitas de Chile, Universidad Alberto Hurtado, Fundación Telefónica, Colegio San Ignacio Alonso Ovalle, Colegio San Luis de Antofagasta, Colegio San Ignacio El Bosque, Revista Mensaje, Asociación Relmu Witral, Pinacoteca Universidad de Concepción, CAP Huachipato, Palacio de la Moneda, Plazma Limitada, Supermercado de la Hierba, Corporación Nuestra Casa, Hogar Fundación Las Rosas (Chépica), Parroquia San Antonio de Chépica, Colegio Polivalente de la Pintana, Festival Internacional de Cine (Lebu), Gendarmería de Chile, Cafetería Jockey Club, Parroquia Divino Redentor, Conferre, Mall Plaza Antofagasta, Circo Magnum, Comunidad Pablo VI (Pudahuel), Grupo Scout Juan XXIII, Hermanitas de Jesús, Curso “Proyecto Paradiso” (UAH, 2007), Capilla Santa Teresita de Lisieux (Las Condes), Misiones Familiares Integrando en Cristo.

A personas: +Angélica Pérez, Manuel Antonio Aguirre, Gonzalo Sánchez, Luis Hernán Errázuriz, Pilar Ovalle, Pablo Ferrer, Edgardo Neira, Luis Prato, Virginia Huneeus, Mario Soro, Eduardo Vilches, Enrique Matthey, Arturo Cariceo, Gonzalo Díaz, Rodrigo Claro, Andrés Poirot, Gonzalo Leiva, Ximena Ducci, Cristián Warnken, Pilar Valenzuela, Francisco Aylwin, Cecilia Umaña, Rocío Munizaga, Juan Sáez, Teresita Marín, José Salomón, Paulina Rivero, Francisco Cabrera, Dionisio Muñoz, Mariem Bedecarratz, Esteban Arteaga, Tomás Gubbins, Luis Valencia, José Antonio Baranda, Benjamín Dávila, Isabel Margarita Cerda, Tomás Fuenzalida, Luis Piña, María Nieves Alonso, Carla Cantín, María Teresa Johanson, Bernardita di Girolamo, María Véliz, Rossana León, Nicolás Abud, Gustavo Pallamares, Pablo Croquevielle, Gumercindo Lepe, Cristián Zúñiga, Famila Neira, Diego Lagos, Esmerildo Espinoza, Bernardo Arteaga, Gustavo Villavicencio, Jan Vallejos, Francisco Gutiérrez, Patricio Walker, Benigna Canales, Roberto Concha, Rosa María Bugueño, Andrés Wallis, Patricia Hasbún, Juan Martínez, Equipo Amigorena, Tamara Martínez, Alicia Müller, Claudia Villaseca, Carolina López, Marcela Pereda, Rodrigo Carreño, Cristóbal Farriol, Ricardo Moreno.

ÍNDICE Presentación Claudio Muñoz Z.

5

Texto de La Divina Comedia

6-9

Imaginando el Paraíso

11

PARADISO, Virginia Huneeus

13

El lenguaje de la Ceráminca

17

OFICIO DEL FUEGO, Simone Racz

19

La acción pública de arte

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MANOS PRIVADAS OBRAS PÚBLICAS, Ramón Castillo

25

OPUS TESELLATUS, Mario Soro

29

El Rostro y los rostros

35

IMÁGENES VERDADERAS, Sandra Accatino

39

TODOS LOS ROSTOS, Mario Irarrázabal

47

Taller y montaje

49

Créditos

54 - 55

Agradecimientos

56 - 57

www.fundaciontelefonica.cl

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