Prevención de accidentes en el hogar Guía para el personal de salud

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Prevención de accidentes en el hogar Guía para el personal de salud

Centro Nacional para la Prevención de Accidentes Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud

PREVENCIÓN DE ACCIDENTES EN EL HOGAR GUÍA PARA PERSONAL DE SALUD

Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud

Prevención de accidentes en el hogar. Guía para personal de salud.

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Prevención de accidentes en el hogar. Guía para personal de salud. Centro Nacional para la Prevención de Accidentes (CENAPRA). Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación debe ser reproducida o retransmitida en alguna forma o medio sin el permiso por escrito del CENAPRA. Dirija su solicitud a: Centro Nacional para la Prevención de Accidentes Guadalajara 46, 3er piso. Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc México, D.F. C.P. 06700 Teléfono: (55) 5553 9447/5553 9691 Fax: (55) 5553 9691 www.cenapra.salud.gob.mx Publicaciones del CENAPRA Las publicaciones del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes ofrecen información derivada de la investigación propia y de sus colaboradores. Son investigaciones recientes y pueden ser extracción de trabajos mayores. Los comentarios a la presente publicación o a su autor pueden enviarse a la dirección ya mencionada o a través de correo electrónico a: [email protected]. D.R. © Secretaría de Salud Lieja 7, Col. Juárez 06690 México, D.F. Impreso y hecho en México ISBN: PENDIENTE La realización de este documento estuvo a cargo del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes. El cuidado de esta edición estuvo a cargo del Dr. Arturo Cervantes Trejo, Director General del CENAPRA. Autores: Víctor Gómez Bocanegra y Carlos Pantoja Meléndez Diseño: Francisco Vital

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Directorio SECRETARÍA DE SALUD Dr. José Ángel Córdova Villalobos Secretario de Salud Dra. Maki Esther Ortiz Domínguez Subsecretaria de Innovación y Calidad Dr. Mauricio Hernández Ávila Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Lic. Ma. Eugenia de León-May Subsecretaria de Administración y Finanzas Lic. Daniel Karam Toumeh Comisionado Nacional de Protección Social en Salud Lic. Miguel Ángel Toscano Velasco Comisionado Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios Dr. Germán Fajardo Dolci Comisionado Nacional de Arbitraje Médico Dr. Julio Sotelo Morales Titular de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad Dra. Ma. de los Ángeles Fromow Rangel Titular de la Unidad Coordinadora de Vinculación y Participación Social Dra. Jacqueline Arzoz Padrés Titular de la Unidad de Análisis Económico Dr. Arturo Cervantes Trejo Director General del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes Prevención de accidentes en el hogar. Guía para personal de salud.

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CENTRO NACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DE ACCIDENTES Dr. Arturo Cervantes Trejo Director General

Lic. Alejandro Laines Ramírez Asesor Administrativo

Dr. Arturo García Cruz Director para la Prevención de Accidentes

Victoria A. Muro Baez Asesor Administrativo

Lic. Hugo Barrera Muciño Subdirector para Limitar el Daño por Accidentes

Ernesto Luna Álvarez Asesor Administrativo

Dr. Sergio Rodrigo Rosas Osuna Jefe del Departamento de Atención Prehospitalaria de los Accidentes Lic. Israel Rosas Guzmán Enlace con ONG y OSC Eduardo Lara Torres Enlace Operativo Esperanza Martínez Sánchez Secretaria del Director General Cecilia Ramírez Flores Secretaria del Director General Lic. Francisco de Anda Orellana Coordinador de Capacitación en Seguridad Vial Lic. Pitichi R. López Hernández Coordinadora de Relaciones Gubernamentales e Institucionales Sofía Geisler Coordinadora Operativa de la IMESEVI Lic. Alberto de la Rosa Rábago Responsable de Estadística Lic.. Gustavo Zárate Jiménez Asesor Administrativo

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Contenido Introducción I. Antecedentes

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II. Razones para evitar los accidentes en el hogar III. Preparación básica

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IV. Cómo prevenir un accidente en el hogar

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Asfixias Caídas Intoxicaciones, alergias e irritaciones Quemaduras Electrocuciones Accidentes por armas de fuego

V. Cómo actuar ante un accidente en el hogar

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Asfixias Caídas Intoxicaciones, alergias e irritaciones Quemaduras Electrocuciones Accidentes por armas de fuego

VI. Contenido básico de un botiquín de primeros auxilios

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VII. Respuesta básica como profesional de la salud ante un accidente en el hogar

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Asfixias Caídas Intoxicaciones, alergias e irritaciones Quemaduras Electrocuciones Accidentes por armas de fuego

Bibliografía

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Introducción

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n México, los integrantes del personal de salud son actores fundamentales; en la comunidad se les visualiza como líderes, y su poder de influencia en la población permite generar cambios de actitud y desarrollo de aptitudes encaminadas a prevenir daños a la salud.

Los accidentes en el hogar constituyen un grave problema: después de los infartos del miocardio y el cáncer son la tercera causa de muerte. Además, luego de la vía pública, el hogar es el sitio más peligroso por los factores de riesgo que entraña. En consecuencia, el personal de salud debe estar capacitado para educar y generar acciones de cambio entre la población. Sin embargo, independientemente de cuánto avancemos a este respecto, sabemos como profesionales de salud que siempre habrá fallas que derivarán en accidentes en el hogar. Es por ello que debemos prepararnos para atender a las víctimas y brindar orientación en materia de primeros auxilios. Esta guía ha sido elaborada como una herramienta de capacitación y consulta con el objetivo de concienciar a la población en cuanto a estrategias y conductas de prevención primaria y secundaria con miras a reducir la incidencia de accidentes en el hogar. Si usted requiere mayor información, le recomendamos visitar el sitio de Internet del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes (CENAPRA): http://www.cenapra.salud.gob.mx/

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I. Antecedentes

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a Organización Mundial de la Salud (OMS) define accidente como un acontecimiento fortuito, generalmente dañino e independiente de la voluntad humana, provocado por una fuerza exterior que actúa rápidamente y que se manifiesta con la aparición de lesiones orgánicas o trastornos mentales (Pacios, 1998). Es aquella circunstancia fortuita, no prevista ni por el sujeto afectado ni por aquellas personas que están a su cargo, que aparece en forma súbita y que origina lesiones, ya sean leves o de tal gravedad que pueden ocasionar la muerte. Los accidentes en el hogar se definen como aquellos acontecimientos inesperados que ocurren tanto en la vivienda propiamente dicha como en el patio, el jardín, el garaje, el acceso a pisos o las escaleras. La introducción en las casas de aparatos mecánicos y eléctricos, la gran cantidad de medicamentos que se almacenan, los productos de limpieza, los plaguicidas y, en general, todo aquello que proporciona bienestar y progreso, pueden convertir al hogar en una trampa (en ocasiones, mortal).

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¿Quiénes tienen más riesgo de sufrir un accidente en el hogar? Niños. La casa, la guardería, la calle y la escuela son los lugares en los que los menores están más expuestos a sufrir accidentes inesperados, principal causa de mortalidad infantil, por lo que es preciso tomar en cuenta diversas normas de protección.

Ancianos. A medida que envejecemos vamos perdiendo el control del equilibrio, presentamos dificultades para andar y disminuye nuestra visión. A esto habría que añadir los obstáculos que se pueden encontrar en el hogar, tales como suelos resbaladizos, baños mal equipados y escaleras deficientemente iluminadas. Como resultado, las caídas en el hogar son los accidentes más frecuentes entre las personas mayores.

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Amas de casa. Las mujeres, sobre todo a partir de los 45 años de edad, constituyen uno de los grupos de población que más lesiones sufren dentro del hogar, ya que son, entre los miembros de la familia, quienes más tiempo pasan en la casa, en donde realizan varias tareas al mismo tiempo. La cocina es una de las áreas donde más accidentes se registran.

II. Razones para evitar accidentes en el hogar

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n los países industrializados, los accidentes son la principal causa de muerte infantil; representan 40 por ciento del total de muertes en niños de uno a 14 años de edad. Las lesiones que se producen en el hogar son extremadamente frecuentes, y a ellas corresponde alrededor de la tercera parte de las lesiones en todos los grupos de edad, si bien sobresalen en este sentido los niños menores de cinco años de edad y los adultos de 75 o más años.

En los países de América Latina y el Caribe, los accidentes son la causa de casi 10 por cierto del total de muertes (aproximadamente 293,000 personas por año). Tan sólo en los niños de 0 a 14 años de edad se calculan alrededor de 50,000 defunciones anuales por accidentes y violencia, ya sea por causa intencional o no intencional (Meneghello, 2001). Además, por cada fallecimiento debido a un accidente hay varios lesionados. Y aunque algunos de ellos reportan lesiones menores, otros requieren hospitalización, a veces prolongada, con la consecuente demanda de servicios (Meneghello, 2001). Según la OMS, los accidentes domésticos constituyen la tercera parte del total de los accidentes productores de lesiones y muerte. De acuerdo con estudios realizados en Inglaterra, en los niños menores de cinco años, la mayoría de los accidentes (fatales y no fatales) que atienden los médicos ocurren en el domicilio. Para los niños mayores, aunque un alto porcentaje de los accidentes mortales se deben a accidentes de tránsito, los que ocurren en el hogar representan 40 por ciento de las lesiones tratadas médicamente para los niños de cinco

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a nueve años de edad y 25 por ciento para los niños de 10 a 14 años de edad (Kendrick, 2007). Desde hace ya muchos años, las lesiones traumáticas son consideradas como la causa más importante de muerte en individuos cuyas edades oscilan entre uno y 16 años de edad, y no sólo en los países altamente industrializados, sino también en las naciones en vías de desarrollo. El número de casos atribuibles a este tipo de lesiones es preocupante. En Estados Unidos, por ejemplo, las lesiones pediátricas derivan anualmente en alrededor de 25,000 muertes, 60,000 ingresos hospitalarios y 16 millones de consultas a departamentos de urgencia, con costos directos que superan los 7,500 millones de dólares estadounidenses (Paulsen, 2005).

La frecuencia de caídas aumenta con la edad, concretamente a partir de los 65 años. El interés en este grupo poblacional de riesgo obedece fundamentalmente a su elevado índice de mortalidad (las caídas constituyen la primera causa de muerte por lesiones accidentales y la séptima causa general) y al elevado porcentaje de limitaciones en la capacidad funcional que ocasionan (a menudo son el inicio de la invalidez y, por tanto, de la dependencia, sin considerar el gran costo socioeconómico que generan).

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III. Preparación básica

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os accidentes no se producen por casualidad, sino que son la consecuencia predecible de una combinación de factores humanos y ambientales. Lo importante es conocer las causas que los provocan para poder prevenirlos y, así, dejar el mínimo margen a la casualidad. En un accidente intervienen tres elementos: • La persona que sufre el accidente.

• El agente, es decir, el objeto, elemento o mecanismo que desencadena el accidente y que puede ser peligroso por sí mismo (enchufe, cable, pesticida, etc.) o que lo es debido a un defecto de diseño o de fabricación, o bien a una utilización incorrecta (sobrecargar un enchufe, no sujetar las cocinas a la pared, dejar la sartén con el mango hacia el exterior, conducir a exceso de velocidad, etc.).

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• El entorno, que es la situación o circunstancia en que se produce el accidente; puede ser de naturaleza física, social, económica, cultural o psicológica. El entorno puede condicionar tanto la acción del agente que produce la lesión como la reacción de la víctima.

Existen dos grandes grupos de edad más propensos a sufrir accidentes en el hogar: los niños y los adultos mayores. Mientras más pequeño es un niño, más frecuentes son las lesiones dentro del hogar, especialmente las caídas, quemaduras en la boca, quemaduras en las manos por cables eléctricos, ahogamiento por sumersión, amputación de un dedo o asfixia. Conforme el niño avanza en edad, alcanza la bipedestación y la capacidad de marcha, con lo cual aumenta el riesgo de sufrir otro tipo de lesiones o traumas. Además de los accidentes pre-

Grupo de edad

A medida que el niño crece, la actividad aumenta y, con ello, los accidentes al pasear en bicicleta, patines o patinetas, las quemaduras con cohetes y otros objetos pirotécnicos, y las caídas. En algunos casos se registra también maltrato a menores, que puede cobrar víctimas letales, así como heridas en la cavidad bucal como resultado de caídas, fracturas y laceraciones de huesos largos. En la pubertad y la adolescencia es particularmente notorio el aumento de las lesiones por caídas de la bicicleta, las heridas por proyectil de arma de fuego y el ahogamiento por nadar bajo el influjo de sustancias como alcohol u otras drogas (Paulsen, 2005).

Cambios fisiológicos y/o psicológicos

Menos de 1 año

Conocimiento del sonido, movimiento, tacto y color. Etapa oral del niño (curiosidad por introducir objetos a la boca).

1 a 2 años

Edad del movimiento, curiosidad, exploración (llevar objetos de la mano a la boca).

2 a 3 años

Desarrollo del lenguaje, curiosidad.

3 a 4 años

Intensa actividad física, imaginación, imitación.

4 a 6 años

Juego cooperativo social, coordinación física.

6 a 8 años

Juego independiente, intereses de índole física e intelectual.

8 a 12 años

Interés en las artes, la construcción, la ciencia y los trabajos manuales.

Adultos mayores

Lentificación del control postural, disminución de la agudeza visual.

Green, 1977; Becerra, 2007.

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viamente mencionados, son frecuentes las caídas de diversa índole, las quemaduras por agua en ebullición, las quemaduras esofágicas por cáusticos, la ingestión de cuerpos extraños (monedas, juguetes pequeños), la mordedura de perros en la región craneofacial, el atropellamiento y las lesiones relacionadas con viajar en vehículos en movimiento, tales como traumatismos craneoencefálicos, lesiones torácicas y/o abdominales (AIHW, 2004).

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En los adultos, los accidentes más frecuentes son las heridas con objetos punzocortantes y las caídas. A partir de lo anterior es importante conocer los cambios fisiológicos y/o psicológicos que originan la mayor propensión a sufrir accidentes en estos grupos de edad. Dónde obtener la información mínima indispensable En la página de Internet del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes (CENAPRA): www.cenapra.salud.gob.mx.

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IV. Cómo prevenir un accidente en el hogar

No hay secretos en materia de prevención de accidentes. Por lo general, las preparaciones prácticas y las acciones requeridas son obvias y se basan en el sentido común (Green, 1977). Este documento pretende, por un lado, ser una guía que brinde elementos de prevención para cada uno de los accidentes más frecuentes en el hogar y, por el otro, una herramienta de consulta sobre las medidas de intervención efectivas de primera instancia ante la presencia de un accidente. Asfixias Consisten en la obstrucción de las vías respiratorias, ya sea externa o interna, lo que impide que el aire llegue a los pulmones. • Obstrucción externa. Se denomina sofocación y se caracteriza por el taponamiento de la nariz y la boca o la imposibilidad de mover la caja torácica. Si la sofocación se produce por una compresión externa a través del cuello se trata de estrangulamiento y ahorcadura. • Obstrucción interna. Puede ser por objetos sólidos o líquidos. • Sólidos: Proceden accidentalmente del exterior; entre ellos destacan los alimentos que producen atragantamiento. • Líquidos. Se origina por vómitos, o bien, si el líquido procede del exterior, por inmersión de la cabeza en el agua, lo que lleva a la asfixia por ahogamiento.

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Principales causas de asfixia • Presencia de quemadores de gas en estufas y calentadores en la misma habitación (sobre todo de los niños), lo que provoca disminución del oxígeno que se respira. • Introducción por boca y nariz de objetos de diámetro superior al de las vías respiratorias (botones, canicas, seguros, ojos de muñecos de peluche, ruedas de coches pequeñas, etc.). • Taponamiento externo de las vías respiratorias debido al vestido o la ropa de cuna. • Sofocación por otro cuerpo humano (adulto) durante el sueño. • Lazos o cadenas que cuelgan del cuello para sujetar chupones y/o medallas.

• No utilizar ropa de cama que posibilite el estrangulamiento (sábanas demasiado largas, camisones, prendas con cuellos estrechos, redes). • No utilizar cunas con barrotes demasiado separados. • Impedir que los niños usen bufandas demasiado largas.

• Ropas inadecuadas (por ejemplo, bufandas demasiado largas).

• No dejar recipientes con agua cerca de los niños, sobre todo antes del año y medio de edad.

• Bolsas de plástico que se utilizan como capuchas o caretas de juego.

• Enseñar a nadar a los pequeños.

• Bañeras, cubos y otros recipientes llenos de agua.

• Proteger las áreas de almacenamiento de agua (piscinas, estanques, pozos, cisternas y lavaderos), ya sea cerrándolas, separándolas o dificultando el acceso.

Cómo prevenir las asfixias • No instalar calentadores ni estufas de gas en el interior de los baños ni en las habitaciones pequeñas y mal ventiladas.

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• Evitar que los bebés y los niños más pequeños jueguen y manipulen objetos de tamaño muy reducido o aquellos que puedan desmontarse en piezas o que no sean recomendados para su edad.

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• Provocar el eructo de los lactantes después de las comidas y antes de recostarlos para dormir.

• Colocar de costado (posición lateral de seguridad, PLS) a la persona que haya perdido el conocimiento para facilitar la salida al exterior de posibles vómitos. • Impedir que adultos y lactantes duerman en la misma cama. • Vigilar a los niños que circulen cerca de los lugares con agua. • No dejar a los niños pequeños solos en la tina. • Mantener fuera del alcance de los niños bolsas de plástico y evitar que jueguen con ellas o que las utilicen como impermeables. • No dejar solo a un bebé mientras tenga el biberón dentro de la boca. • No permitir que los niños corran con alimentos en la boca o jueguen durante la comida. • Asegurarse de que los niños no introduzcan en la boca juguetes u otros objetos pequeños.

Caídas Las caídas accidentales pueden ser causantes de hematomas, esguinces, luxaciones o fracturas, lesiones todas ellas que pueden ser muy dolorosas. En los adultos mayores, las fracturas por caídas son más frecuentes, porque los huesos a esas edades suelen ser más frágiles. Y, lo que es más importante, estas personas pueden quedar incapacitadas a causa de una caída, debido a que su cuerpo ya no tiene la misma capacidad de recuperación. Principales causas de las caídas • Pavimentos poco limpios (con agua, grasa, aceite, etc.). • Suelos resbaladizos por el uso o porque han sido pulidos o encerados inadecuadamente. • Existencia de huecos abiertos o mal protegidos (ventanas bajas, barandillas de corta altura, etc.). • Utilización de elementos inadecuados para subir o alcanzar objetos a otra altura (sillas en lugar de escaleras), o bien empleo de escaleras con peldaños rotos, sillas con peldaños inestables o con asientos frágiles y mesas u otros objetos inestables al pisar sus bordes.

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Cómo prevenir las caídas • Mantener el suelo libre de obstáculos, sobre todo en las zonas de circulación y trabajo. • Evitar las superficies resbaladizas; si se encera el suelo, utilizar cera o productos no deslizantes y procurar que las superficies estén siempre limpias.

cones y ventanas que den acceso a zonas de riesgo de caída para, de este modo, impedir que los niños los abran. • No usar escaleras de mano defectuosas ni descender de espaldas (bajar siempre de cara a ellas y con las manos sobre los largueros). Además, se debe prohibir a los niños que utilicen estas escaleras. • Revisar la escalera de mano antes de usarla.

• Colocar alfombras antideslizantes en el baño. • Revisar que las escaleras de acceso a la vivienda tengan barandilla de altura no inferior a 90 centímetros y dispongan de pasamanos en todos sus tramos. • Proteger aquellas ventanas que se encuentren a menos de 1 metro del suelo mediante defensas apropiadas (barandillas, rejas), que impidan la caída de las personas. Los barrotes, de haberlos, deben colocarse verticalmente y con una separación tal que impida el paso de la cabeza de un niño pequeño. • Evitar la colocación de objetos que anulen o reduzcan la protección de la barandilla (por ejemplo, macetas junto a un balcón). • Instalar un sistema de bloqueo en puertas, bal-

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• Evitar que más de una persona a la vez suba por una escalera de mano. • Emplear preferentemente escaleras de tijera para trabajar o alcanzar objetos elevados. No subir hasta que no estén totalmente abiertas o en perfecto equilibrio. • Evitar la utilización de sillas o muebles para alcanzar objetos altos. • Si se usan sillas, asegurarse de que el asiento sea consistente y colocar las sillas de tal manera que el respaldo quede contra la pared o estantería para impedir que la persona se trabe con él al bajar. • Fijar las estanterías firmemente a la pared. • No trepar ni permitir que los niños trepen a los

muebles y permanezcan de pie sobre ellos. • Limpiar perfectamente todas las habitaciones y pisos. • Nunca dejar solo a un niño en la silla portabebé. • Impedir que los niños jueguen en escaleras, se sienten o corran por ellas. • Cerciorarse de que los pantalones y camisas de los niños no sean demasiado largos y de que los zapatos no les queden muy grandes o estén mal amarrados. • Evitar que los niños trepen a la parte superior de mesas, sillas, bancos y otras superficies altas. Las literas son seguras sólo para los niños mayores. • No permitir peleas o juegos violentos dentro de la casa. • Evite que los niños trepen a la parte superior de mesas, sillas, bancos y otras superficies altas. Las literas son seguras sólo para los niños mayores. • No permita peleas o juegos violentos dentro de la casa.

Intoxicaciones, alergias e irritaciones Consisten en el efecto perjudicial que se produce cuando una sustancia tóxica es ingerida, inhalada o entra en contacto con la piel, los ojos o las membranas mucosas. La intoxicación es la reacción del organismo frente a la entrada de un tóxico, el cual puede causar lesiones o inclusive la muerte, dependiendo del tipo de sustancia, la dosis, la concentración y la vía de administración. Los tóxicos pueden ser sustancias sintéticas o naturales. Estas últimas, mejor conocidas como venenos, proceden de algunas plantas o animales. Los tóxicos pueden penetrar en el organismo ya sea porque se inhalan (vía respiratoria), se absorben (vía dérmica), se ingieren (vía digestiva) o se inyectan (vía subcutánea). La alergia es una reacción de defensa exagerada del organismo en contra de diversas sustancias extrañas (alérgenos) que se introducen, aun en cantidades mínimas, ya sea por inhalación, ingestión, inyección o contacto con la piel. Dichas sustancias pueden ser medicamentos (como la penicilina), alimentos (como el huevo), polen o productos químicos. La reacción se manifiesta con síntomas respiratorios, cutáneos o nerviosos, y en casos extremos, puede ser mortal.

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Por último, la irritación es una herida producida por roce o por algún agente que provoca una reacción local en el sitio de contacto.

BAÑO: Aspirina, laxantes, alcohol, ácido bórico, desinfectante para inodoros, polvo limpiador, otros cosméticos y artículos de tocador, medicamentos, aromatizantes de ambiente, sales de Epsom, destapacaños, shampoo, ungüentos, loción para después de afeitarse.

COCINA: Limpiadores de drenaje, metal y hornos, extractos alimenticios y especias, aspirina y otros medicamentos, amoniaco, aromatizante de ambiente, bolas de naftalina y otros insecticidas, jabones y fibras, complementos vitamínicos, limpiadores y lustradores para muebles, paredes y pisos, desinfectante para inodoros.

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Casi todas las habitaciones de la casa contienen sustancias de uso común que pueden generar intoxicaciones, alergias e irritaciones:

RECÁMARA: Pastillas para dormir, anticonceptivos, cerillos y encendedor, barniz y removedor de esmalte, spray para pelo, otros cosméticos y artículos de tocador, aspirina y otros medicamentos, espumas anticonceptivas.

TALLER Y ÁREA DE TRABAJO: Solventes, removedor de pintura, pegamentos, productos químicos, pinturas, tiner.

Entre los principales agentes causantes de estos accidentes —sobre todo por ingestión y, muy rara vez, por inhalación o contacto con la piel— destacan los siguientes:

• medicamentos; • productos de limpieza; • insecticidas • productos de jardinería; • pinturas, solventes y adhesivos; • combustibles (y productos derivados de la combustión); • productos de perfumería y cosmética, y • bebidas alcohólicas. Cómo prevenir las intoxicaciones, alergias e irritaciones • Guardar en un lugar seguro, fuera del alcance de los niños, los productos que representen algún riesgo. • Etiquetar debidamente los recipientes y, de ser posible, mantener los productos en sus envases originales. Prestar cuidado a los envases que se parecen entre sí. • Evitar rellenar con sustancias tóxicas los envases de productos alimenticios o los utilizados para agua o bebidas refrescantes. Si éstos llegan a usarse, quitar la etiqueta original y colocar otra etiqueta que identifique correctamente el nuevo contenido.

• Seguir las instrucciones de uso del fabricante del producto. • No almacenar conjuntamente distintos tipos de productos (alimenticios, tóxicos, etc.). • Guardar bajo llave los medicamentos y nunca almacenarlos en los burós. • No mezclar indiscriminadamente los productos de limpieza. • Tener cuidado de no pulverizar insecticidas y productos de jardinería sobre alimentos, personas o animales domésticos. • Alejarse de habitaciones tratadas con insecticidas hasta que haya transcurrido el tiempo indicado. • Aplicar pinturas, solventes y adhesivos en áreas con buena ventilación y no limpiarse las manos con solventes. • Alejarse de habitaciones recién pintadas o barnizadas e ingresar en ellas hasta que desaparezca el olor del solvente.

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• No colocar calentadores de gas en cuartos de baño o en áreas mal ventiladas. • No colocar estufas y braseros en áreas sin ventilación ni en dormitorios, y controlar la buena combustión de los braseros de carbón.

Quemaduras Una quemadura es el daño o destrucción de la piel o de tejidos más profundos, como los músculos y los huesos, por calor o frío. Es producida por agentes externos, ya sean físicos, químicos, eléctricos y cualquiera de sus combinaciones, y provoca una deshidratación súbita y potencialmente mortal. Los diferentes tipos de agentes pueden ser:

• No mantener el coche en marcha en el interior de garajes pequeños y mal ventilados. • Cerrar la llave de paso del gas al finalizar su utilización y por la noche. • Vigilar los recipientes con líquidos sobre el fuego que al hervir puedan rebosar y apagar la llama. • Si se percibe olor a gas no accionar interruptores eléctricos ni encender cerillos o encendedores, ya que la chispa puede provocar una gran explosión.

• Físicos: sólidos calientes (planchas, estufas), líquidos (aceite o agua), sol, frío, etc. • Químicos: ácidos (clorhídrico, sulfúrico, muriático, etc.) y álcalis (sosa cáustica). • Eléctricos: descargas a diferentes voltajes. Las quemaduras, que pueden ser ocasionadas por el contacto o proyección de objetos, partículas o líquidos a temperaturas elevadas, ocurren por acciones como las siguientes: • Situar objetos calientes (estufas eléctricas, lámparas, hornos, tostadores de pan, etc.) en lugares accesibles para los niños o no debidamente protegidos. • Utilizar recipientes o cuerpos calientes desprovistos de asas o mangos aislantes.

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• Manejar objetos a altas temperaturas sin protección en las manos. • Cocer o freír los alimentos que dan origen a salpicaduras sin usar tapaderas. • Manipular inadecuadamente pólvoras (cohetes). • Exponer la piel a sustancias cáusticas (sosa) o corrosivas (ácido sulfúrico). Cómo prevenir las quemaduras • Coloque protecciones alrededor de los objetos calientes que están al alcance. • Seleccione y utilice objetos provistos de elementos de agarre aislantes y en buen estado (mangos, asas, etc.).

• Aleje a los niños de la cocina y el área donde se plancha. • Sitúe los objetos calientes o con llama viva fuera del alcance de los niños. • Impida que los niños jueguen con cerillos, velas o encendedores. • Evite los cohetes y, por ningún motivo, permita que los niños jueguen con ellos. • Manipule con cuidado la batería del coche, ya que contien ácido sulfúrico. • Manipule con cuidado la sosa cáustica, la cal viva o cualquier producto químico.

• Utilice guantes o manoplas aislantes para mover objetos calientes o manipularlos dentro de un horno encendido. • Mientras cocina utilice cubiertas o tapaderas para evitar las salpicaduras. • Evite que los mangos de sartenes, cacerolas y ollas sobresalgan de la estufa. Prevención de accidentes en el hogar. Guía para personal de salud.

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Electrocuciones Son las lesiones que se producen por la acción de la energía eléctrica al entrar en contacto con el cuerpo, lo que ocasiona daños severos, sobre todo porque se atacan nervios, vasos y músculos, los cuales son buenos conductores de la electricidad. En función del área afectada y el pronóstico, estas lesiones pueden ser leves, graves y/o mortales. En las viviendas, una persona puede electrocutarse fácilmente, ya que la energía eléctrica que alimenta los aparatos electrodomésticos más comunes (televisor, refrigerador, lavadora, secadora, aspiradora, etc.) es peligrosa. Los accidentes pueden ir desde lo que se conoce como “calambrazo” hasta la muerte por paro cardíaco. El peligro que entraña un contacto eléctrico es mucho mayor cuando la persona está en un ambiente mojado y/o descalza sobre el suelo. Las áreas del hogar con mayor riesgo de electrocuciones son: • el cuarto de baño; • el área donde se lava la ropa; • la cocina, o • cualquier lugar después de fregar el suelo o regar

El contacto accidental de una persona con un objeto en tensión se da de dos formas:

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1. Al tocar directamente elementos eléctricos en tensión, debido a las siguientes circunstancias: • Por existir cables pelados, con aislante defectuoso o insuficiente. • Por conectar aparatos con cables desprovistos de la clavija correspondiente. • Por cambiar fusibles o tratar de desmontar o reparar un aparato sin haberlo desconectado. • Por introducir tijeras o alambre en los orificios de los enchufes (esto es particularmente frecuente entre los niños). • Por manejar aparatos que carecen de tapas protectoras y que, por consiguiente, tienen partes eléctricas accesibles. 2. Al tocar la carcasa o parte exterior metálica de algún aparato electrodoméstico que se ha puesto en contacto con la tensión y que tiene una deficiencia en los aislamientos interiores. Esto suele ser frecuente en el refrigerador, el lavaplatos, el televisor, el tostador, etc. Las áreas con más riesgo de presentar estos accidentes son: el cuarto de baño, el lavadero, la cocina y cualquier otro sitio de la casa después de fregar el suelo o regar. Cómo prevenir las electrocuciones • No conectar aparatos que se hayan mojado. • Procurar no usar ni tocar aparatos eléctricos si se está descalzo (incluso si el suelo está seco).

• Evitar en el baño que estufas eléctricas, tomas de corriente u otros aparatos eléctricos estén al alcance o a menos de un metro del borde de la tina. • Utilizar enchufes giratorios o de enclavamiento profundo para proteger a los niños. • Ante cualquier reparación o manipulación de la instalación eléctrica desconectar el interruptor general, situado normalmente en el cuadro general, y asegurarse de que no haya tensión. Guardar los fusibles en el bolsillo o advertir a los demás acompañantes sobre el riesgo, para que no conecten la energía. • Colocar un conductor de “puesta a tierra” tanto en las clavijas como en los enchufes. • Comprobar que las tuberías de agua (caliente y fría) y los desagües del baño, fregadero, lavabo, etc. estén conectados entre sí y a tierra mediante un conductor.

• Cerciorarse de que el cableado de la casa esté en buenas condiciones y, cada vez que se requiera, reemplazar cables raídos y clavijas en mal estado. • Nunca sobrecargar los circuitos; tener cuidado al utilizar extensiones y enchufes múltiples. • Desconectar los aparatos eléctricos si no están en uso. En caso de que esto no resulte práctico, asegurarse de que los cables estén fuera del alcance de los niños para evitar que se los lleven a la boca o tiren los aparatos. • Enseñar al niño a no introducir llaves, alfileres u otros objetos de metal en los orificios de los contactos. • No permitir que los niños usen aparatos eléctricos cerca del agua.

• No manipular aparatos con tubos de rayos catódicos (monitores, televisores, etc.), ya que en su interior existen tensiones de hasta 20,000 voltios, que permanecen incluso después de apagar el aparato.

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Accidentes por arma de fuego Si se tienen armas de fuego en casa, asegurarse de que estén descargadas y tener especial cuidado de guardarlas bajo llave fuera del alcance de los niños. Las balas también deben guardarse bajo llave y en un lugar por separado del arma. Es importante manipular siempre las armas como si estuvieran cargadas y nunca apuntar a alguien con ellas.

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V. Cómo actuar ante un accidente en el hogar

Primeros auxilios Se llaman primeros auxilios a la ayuda inmediata y adecuada que se puede brindar a una persona que ha sufrido un accidente con el fin de salvarle la vida, disminuir el dolor y evitar que el daño sea mayor. Actúe si está seguro de lo que va a hacer; si duda, es preferible no hacer nada, porque es probable que el auxilio que preste no sea el adecuado e, incluso, agrave al lesionado. Asfixias No intervenga con los esfuerzos del niño o del adulto para librarse de la obstrucción si dicha persona puede respirar, hablar o toser. Si no respira, habla o tose: • Si es niño y está de pie, detenga su pecho con una mano, y con la palma de la otra mano dele golpes en medio de la espalda. • Si la persona está acostada, ponga su rodilla contra el pecho y adminístrele unos golpes. • Si se trata de un lactante, colóquelo boca abajo sobre su brazo y dele unos golpes en la espalda.

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Si la obstrucción no ha pasado: • Coloque los brazos de la persona alrededor de la cintura con el pulgar contra su estómago, entre el ombligo y las costillas. Tome su puño con la otra mano y déle cuatro apretones rápidos (ajuste la fuerza al tamaño de la persona). Repita si es necesario. • Preste mucha atención a la respiración de la persona. En caso necesario, hago lo conducente para trasladarla a una unidad de salud. Caídas • No levante a la persona inmediatamente; asegúrese antes de que no haya fracturas. Si hay pérdida de conciencia (por golpe fuerte en la cabeza, la espalda o el tórax): • Como norma general, considere y trate a toda persona inconsciente que supuestamente sufrió un traumatismo importante como si tuviera lesión en la columna vertebral. Ello significa que debe controlar en bloque el eje cabeza-cuello-columna vertebral (tronco). • Asegúrese de que están presentes las constantes vitales (respiración y pulso) y trate de reestablecer aquella que no note mediante reanimación pulmonar y/o cardíaca. • De ser el caso, controle y trate las hemorragias agudas.

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• Valore el resto de las lesiones y mantenga la temperatura corporal. • Si la víctima tiene pulso y respira, gire ligeramente su cabeza hacia un lado o colóquela en posición lateral de seguridad (PLS), con la finalidad de prevenir la asfixia causada por lengua caída, vómitos, mucosidades o secreciones. De suponer lesión en la columna, proceda directamente a la PLS, controlando el eje cabeza-cuello-columna vertebral. • Nunca deje sola a una persona inconsciente, pues es necesario vigilar que siga respirando hasta en tanto pueda ser trasladada a un centro asistencial, donde muy probablemente deberá permanecer varias horas en observación. Si se trata de un golpe fuerte sin herida externa (contusión): • Inmovilice la zona afectada y elévela. • Aplique frío local mediante compresas de agua fría o hielo (envuelto en un paño o bolsa para que no entre en contacto directo con la piel), de manera que logre la vasoconstricción o el cierre de los vasos sanguíneos, así como la congelación (anestesia) de las terminaciones nerviosas generadoras del dolor.

• No pinche los hematomas. • Posibilite la valoración por parte de personal médico, ya que puede haber lesiones internas de consideración, aun cuando pasen desapercibidas. Si se trata de un golpe fuerte con herida externa (traumatismo) y hemorragia: De acuerdo con la zona afectada, los traumatismos se clasifican en: • Heridas: por lo general afectan la piel y los músculos. • Traumatismos articulares: afectan las articulaciones. • Esguinces • Luxaciones • Traumatismos óseos: afectan los huesos. • Fracturas • Completas • Incompletas o fisuras • Múltiples • Polifracturas • Abiertas • Cerradas • Conminuta En caso de heridas leves (afectan solamente la piel), tales como raspones, rasguños, cortadas poco profundas, etc.: • Desinfecte sus manos para auxiliar al accidentado. • Detenga la hemorragia (en su caso) ejerciendo presión sobre la herida.

• Utilice agua oxigenada o agua y jabón para limpiar la herida del centro a la periferia. Si la herida es profunda, detenga la hemorragia y traslade a la víctima a una unidad de salud. • Si la separación de bordes es importante se necesitará que un médico suture la herida. Si no se requiere sutura, aplique un antiséptico (merthiolate) y deje la herida al aire. Si sangra, coloque un vendaje compresivo (gasas sujetas con un venda poco apretada). • De ser posible, procure la vacunación contra el tétanos. • No aplique directamente sobre la herida alcohol, algodón, yodo, polvos o pomadas con antibióticos. En caso de heridas graves (no sólo afectan la piel, sino también los tejidos y órganos debajo de ella, que por su magnitud pueden poner en peligro la vida) considere los siguientes primero auxilios: • Efectúe la evaluación inicial de la víctima. • Controle la hemorragia y prevenga la aparición de shock. • Cubra la herida con un apósito estéril y procure el traslado en la posición adecuada, controlando las constantes vitales.

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• No extraiga cuerpos extraños enclavados. Fíjelos para evitar que se muevan durante el traslado y causen nuevos daños.

En caso de un dolor intenso en una articulación sin deformación de la misma (esguince): • Inmovilice la articulación afectada mediante un vendaje compresivo. • Eleve el miembro afectado y manténgalo en reposo. • Aplique frío local.

En caso de un golpe fuerte con fractura de algún hueso: • A menos que sea absolutamente necesario (riesgo de incendio, etc.), no movilice al accidentado, ya que la fractura podría agravarse. • En caso de que la fractura afecte las extremidades superiores, retire anillos, pulseras y relojes. • Explore la movilidad, sensibilidad y pulso distal. • Inmovilice con férulas rígidas el foco de la fractura (sin reducirla), incluyendo las articulaciones adyacentes, y evite los movimientos bruscos de la zona afectada (si debe mover a la persona, hágalo en bloque y bajo tracción). • Si está frente a una fractura abierta, cubra la herida con apósitos estériles antes de proceder a su inmovilización y contenga la hemorragia (de ser el caso). En caso de un fuerte dolor y deformación en una articulación (luxación): • Inmovilice la articulación afectada tal y como se encuentre. • No reduzca la luxación.

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• Posibilite la valoración por parte de personal especializado. Intoxicaciones, alergias e irritaciones Manejo de una intoxicación • Guarde el recipiente donde estaba el veneno o sustancia tóxica, así como una muestra del vómito para que sea analizada. • En caso de inhalación, aleje a la persona de la fuente de intoxicación. • En caso de absorción, enjuague la zona afectada con mucha agua. • Retire con guantes la ropa contaminada. • Verifique si la persona está consciente, respira y tiene pulso. • No induzca el vómito y haga lo conducente para que la víctima sea trasladada al hospital.

Quemaduras • Tranquilice al accidentado. • Remueva la ropa que no esté pegada. • Irrigue con mucha agua limpia para enfriar la quemadura. • Cubra la herida con algún apósito estéril húmedo retirando el exceso de agua. • Cubra este apósito con un lienzo limpio y seco. • Mantenga tibio el ambiente para prevenir la hipotermia. • No reviente las ámpulas o flictenas. • No aplique pomadas o ungüentos. • Si la víctima está consciente, adminístrele abundantes líquidos por vía oral. • Trasládela de inmediato al centro especializado. • En caso de quemaduras por inhalación de vapores, que afectan las vías respiratorias, valore si la persona puede respirar por sí misma y si tiene pulso; en caso contrario, inicie la reanimación cardiopulmonar (RCP).

• En el caso de quemaduras por fuego, detenga a la persona si se encuentra corriendo, tiéndala en el suelo y apague el fuego sobre dicha persona con una manta, agua o arena; evite el extintor, debido a que es muy corrosivo y tóxico. • En el caso de quemaduras por químicos, lave el área quemada (ojos, piel o mucosas) con abundante agua corriente durante al menos 30 minutos. Recuerde, sin embargo, que algunos químicos reaccionan con el agua, en cuyo caso hay que conocer los manuales especializados en el manejo de químicos. Electrocuciones Las quemaduras eléctricas casi siempre son de tercer grado, con un sitio de entrada y uno o varios de salida, en donde se pueden apreciar áreas carbonizadas y de explosión. Las lesiones más importantes son internas y por lo general se caracterizan por no sangrar y ser indoloras. Antes de atender a una persona con este tipo de quemaduras: • Interrumpa el contacto con la corriente y/o corte el fluido eléctrico. • Coloque a la víctima sobre una superficie seca de caucho o madera. • Retire la fuente eléctrica con un objeto de madera (nunca con las manos). • Valore la respiración y el pulso; si no están presentes, inicie la reanimación cardiopulmonar (RCP). Prevención de accidentes en el hogar. Guía para personal de salud.

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• Tan pronto como sea posible traslade a la víctima a un hospital.

Accidentes por arma de fuego • Traslade inmediatamente a la víctima al servicio de urgencias. Si la herida sangra en forma considerable, comprímala firmemente con un paño limpio para detener la hemorragia.

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VI. Contenido básico de un botiquín de primeros auxilios

Antisépticos (limpieza y desinfección): • Isodine (yodo) • Alcohol • Jabón antibacterial Material de curación: • Algodón

• Gasas de 10 x 10 cm • Guantes desechables • Apósitos • Cinta adhesiva • Microporo • Vendas • Hisopos (aplicadores) • Abatelenguas

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Instrumental: • Tijeras • Pinzas • Lámpara sorda • Termómetro • Baumanómetro • Estetoscopio • Lancetas

Medicamentos: • Sobres de vida suero oral • Dextrostix

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VII. Respuesta básica como profesional de salud ante un accidente en el hogar

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omo profesionales de la salud sabemos que, a pesar de nuestros esfuerzos y los de la población por tomar en cuenta las medidas preventivas, siempre habrá accidentes que exijan nuestra actuación con la finalidad de evitar las secuelas y la discapacidad que éstos originan. Por lo tanto, es importante revisar brevemente cuáles son las acciones mínimas que debemos realizar en beneficio del paciente. Asfixias El médico de primer contacto debe realizar la maniobra de Heimlich. Si el cuerpo extraño no es expulsado, la víctima debe referirse inmediatamente a un centro médico que disponga del personal capacitado y los medios tecnológicos, como equipo de endocoscopía, para la extracción (Martínez, 1997). Diagnóstico precoz. La piedra angular es el antecedente de aspiración con sintomatología respiratoria de aparición súbita en un niño previamente sano. También debe considerarse radiografía de tórax en proyección antero-posterior y lateral; presencia de cuerpos extraños radiopacos, o bien atelectasia, enfisema o neumotórax, y no descartar su presencia en casos de cuerpos radiolúcidos. Si persiste la duda y se cuenta con los medios necesarios, se recomienda broncografía diagnóstica y terapéutica. Tratamiento oportuno. Como se mencionó previamente, si persiste la insuficiencia respiratoria luego de aplicar la maniobra de Heimlich —que consiste en comprimir con fuerza el abdomen—, es prioritario trasladar al paciente a un centro especializado para la extracción por broncoscopía. Limitación del daño. Realizar radiografías de control a los 15 días.

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Asfixias por inmersión Todo paciente que ha sufrido un accidente de inmersión deberá ser tratado en un hospital de segundo nivel.

rapia. En los niños, el tratamiento está centrado en el diagnóstico adecuado y la rehabilitación inmediata, lo que ha derivado en una considerable disminución de las secuelas.

Diagnóstico precoz y tratamiento oportuno. Después del rescate deberán iniciarse esfuerzos vigorosos y efectivos de reanimación cardiopulmonar.

Diagnóstico precoz. Está enfocado en evaluar la magnitud de la lesión y la pronta atención de las posible secuelas, además del traslado a un centro médico con el propósito de realizar toma de radiografías y estabilizar al paciente.

Limitación del daño. En casos de insuficiencia respiratoria severa, alteración neurológica importante y gasometría con acidosis respiratoria o metabólica, se dará manejo intensivo, que consiste en realizar un tratamiento integral y una valoración cuidadosa del estado general, de la función cerebral y del aparato respiratorio. Por las condiciones en que se presenta el paciente se debe evitar la hiperhidratación, la hiperpirexia, la hiperexcitabilidad y la hipertonía muscular, así como mantener la hiperventilación y prevenir la mala perfusión tisular (choque). En caso de insuficiencia respiratoria leve, alteración neurológica moderada y gasometría normal, se recomienda un manejo conservador: 1. Evaluación clínica del paciente: signos vitales, valoraciones repetidas de Silverman, Glasgow y balance estricto de líquidos. 2. Estudios de laboratorio y gabinete. 3. Restricción de líquidos. 4. Ayuno. 5. Medicamentos. Caídas El médico de primer contacto debe estar preparado para atender de forma inmediata las lesiones originadas por una caída y, en función de la evaluación inicial, decidir el manejo ambulatorio y/o la hospitalización. Las caídas representan un grave problema en adultos mayores por las secuelas que provocan. Por ende, su tratamiento se enfoca en las complicaciones, la rehabilitación de la marcha y la psicote-

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Tratamiento oportuno. Lo debe realizar un traumatólogo y ortopedista, dependiendo del grado de lesión. Limitación del daño. En función de las secuelas que manifieste el paciente. Intoxicaciones, alergias e irritaciones Es importante identificar la sustancia causante del cuadro. Como médicos de primer nivel podemos decidir, a partir de dicha sustancia, el mejor manejo para el paciente. No obstante, cualquier paciente intoxicado debe manejarse como si tuviera una patología aguda potencialmente fatal. Diagnóstico precoz y tratamiento oportuno. 1. Aplicar las medidas de soporte vital básico, estabilización de la vía aérea, mantenimiento de la circulación e inicio del tratamiento de complicaciones potencialmente graves (convulsiones, hipoglicemia, desequilibrio hidroelectrolítico, etc.) 2. Establecer el diagnóstico adecuado tanto de la causa de la intoxicación como de las complicaciones concomitantes. 3. Poner en marcha las medidas indispensables para retirar la mayor cantidad posible del tóxico en contacto con la piel o las mucosas (vaciado gástrico, intubación, oxígeno, etc.) 4. Aumentar la eliminación del tóxico que ya ha sido absorbido. 5. Contrarrestar la acción del tóxico mediante el empleo de antídotos específicos.

Quemaduras El médico de primer nivel deberá valorar el manejo hospitalario o ambulatorio e iniciar la reanimación hídrica, el manejo tópico de la herida y la profilaxis antitetánica. En el segundo nivel, el pediatra deberá manejar en forma adecuada soluciones electrolíticas, coloides y antimicrobianos tópicos y/o sistémicos. En este nivel, además, se deben prevenir las complicaciones y aplicar las medidas que permitan la mejor cicatrización o preparación de la herida para la aplicación de injerto. En el tercer nivel, el ortopedista, fisiatra, cirujano plástico y psiquiatra deberán intervenir para prevenir grandes deformidades que alteren la funcionalidad y estética del paciente. Diagnóstico precoz y tratamiento oportuno. En el paciente quemado es vital el manejo inmediato, lo que incluye: 1. Examen físico breve; valoración de la necesidad de intubación o traqueotomía. 2. Estimación del área quemada, de acuerdo con la edad del paciente y la profundidad de la quemadura. En caso de pacientes que no requieren hospitalización: 1. Profilaxis antitetánica. 2. Lavado y debridación del tejido quemado. 3. Aplicación de pomada suave y gasa porosa no adherente. 4. Vigilancia posterior. En el caso de pacientes que requieren hospitalización: 1. Reanimación hídrica en función de las características del paciente y sus necesidades de volumen. 2. Analgesia (meperidina, nalbufina). 3. Manejo de la herida, aseo y debridación, quimioterápico local (sulfadiazina, mafe-

nide, nitrato de plata), vigilancia clínica y bacteriológica. 4. Manejo antimicrobiano, empleo profiláctico de antibióticos. 5. Profilaxis antitetánica. 6. Administración de antiácidos. 7. Corrección del hematocrito de acuerdo con la edad. 8. Alimentación adecuada. 9. Exámenes de laboratorio. 10. Descompresión orogástrica o nasogástrica. Limitación del daño. Se requiere de una vigilancia estrecha para realizar las adecuaciones terapéuticas necesarias. La escisión temprana y el injerto se han relacionado con la disminución de secuelas funcionales y cosméticas. Electrocuciones Debido a la necesidad de valoración por parte de diferentes especialistas (neurólogo, cardiólogo, cirujano plástico, etc.), el tratamiento de estos accidentes se debe proporcionar en un tercer nivel de atención. Diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y limitación del daño. En este sentido, lo importante es el grado y la magnitud del daño. Es fundamental saber si la lesión se limita a lo observable o si el daño llegará, tras la evolución natural, a grandes zonas de necrosis, limitación funcional y hasta deterioro mental o secuelas cardíacas. Se requiere mantener vías aéreas permeables, canalizar una vena para líquidos y electrolitos según las necesidades (prevención de la necrosis tubular aguda secundaria) y recurrir a la antibioticoterapia, así como solicitar exámenes de laboratorio generales y aquellos encaminados a la determinación de pH, CO2, potasio y sodio. Por último, es conveniente investigar mioglobinuria y realizar electrocardiograma.

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Accidentes por arma de fuego El manejo de este tipo de accidentes deberá ser en un centro de segundo nivel, y la forma de abordarlo dependerá del tipo de arma, la región afectada y el grado de compromiso del paciente. Una vez estabilizado éste, el tratamiento consistirá en: 1. Cubrir la herida con gasas estériles. 2. Lavar copiosamente con solución fisiológica con o sin iodopovidona (0.01%). No usar agua. 3. Debridar los tejidos necróticos, incluyendo el músculo.

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Bibliografía Abarca Alpízar, Flor, “Educación comunitaria para el hogar saludable. Guía metodológica para personas facilitadoras”. San José Costa Rica, 1997. Disponible en línea: http://www.crid. or.cr/crid/cd_gerimu06/pdf/spa/doc9227/ doc9227-2.pdf Becerra Martínez, Nelci Astrid, “Prevención de accidentes en adultos mayores”, acta sobre reunión de equipo de medicina familiar, 24 de mayo de 2007. Disponible en línea: http:// preventiva.wordpress.com/2007/05/24/ prevencion-de-accidentes-en-adultos-mayores/ Diputación de Huelva, Guía de accidentes en el hogar, 2007. Disponible en línea: www.diphuelva. es/asp/prevencion/pdf/acci_hogar.pdf Fundación Mapfre, Claves para las personas mayores en la prevención de accidentes en el hogar, dossier para la campaña “Con mayor cuidado”, 2008. Disponible en línea: www.mapfre. com/salaprensa/es/documentos/noticias/ DOSSIER_MAYOR_CUIDADO.pdf Guía Infantil, Cómo prevenir los accidentes domésticos, 2008. Disponible en línea: http://www. guiainfantil.com/accidentes/hogar.htm

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Prevención de accidentes en el hogar. Guía para personal de salud.

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Notas

La Secretaría de Salud, por medio del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes, pone a su disposición las guías para la prevención de accidentes, dirigidas al personal de salud y la población general, en su página web:

www.cenapra.salud.gob.mx

Centro Nacional para la Prevención de Accidentes Guadalajara 46, 3er. piso Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc México, D.F. C.P. 06700 Teléfono: (55) 55 53 94 47 / 55 53 96 91 Fax: (55) 55 53 96 91

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