Prevención y Detección Temprana de Violencia en el Noviazgo: el Caso de México

Prevención y Detección Temprana de Violencia en el Noviazgo: el Caso de México Susan Pick, Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de M

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Prevención y Detección Temprana de Violencia en el Noviazgo: el Caso de México

Susan Pick, Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México y Yo quiero yo puedo-IMIFAP Martha Givaudan, Yo quiero yo puedo-IMIFAP

Introducción La violencia es un fenómeno complejo que abarca diferentes situaciones y escenarios comunitarios, familiares y personales. La norma de lo que se considera un comportamiento “aceptable” o lo que constituye un “daño” para otras personas ha variado en diferentes épocas y culturas. El tema de violencia ha aumentado en importancia en los últimos años. En 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2002) definió la violencia como: El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (p. 5). Las consecuencias psicológicas asociadas a la violencia han sido bien documentadas, observándose que la depresión, la ansiedad y el trastorno por estrés postraumático son las alteraciones más frecuentes en las victimas de maltrato en cualquiera de sus modalidades (Amor, Echeburua, Corral, Zubizarreta, & Sarasua 2002; Matad, 2004). Sin embargo, en ocasiones los actos violentos pueden incluir diversas formas de agresión hacia individuos o hacia una comunidad que no necesariamente se traducen en daño físico; incluso, en ocasiones pueden ser actos tan sutiles que ni las victimas ni los victimarios los perciben como violencia (Feldman & Ridley, 2003). A pesar de que la violencia es, en todas sus categorías un tema de suma importancia, en la población adolescente dos tipos de violencia han tomado importancia en los últimos años: la violencia de género y la violencia en las relaciones de noviazgo. Violencia de Género Anteriormente, la violencia de género se percibía principalmente como un problema legal o judicial: no se reconocía como un problema social o relacionado a la salud pública (Jeyaseelan et al., 2007). Hoy en dia estas percepciones están cambiando y las organizaciones internacionales empiezan a reconocer a la violencia contra las mujeres como un problema de salud (Jeyaseelan et al., 2007). La Organización de las Naciones Unidas (1993) define la violencia de género o violencia contra las mujeres como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada” (Articulo 1). Asimismo, este tipo de violencia mantiene y facilita un orden social basado en la inequidad de género (O’Toole & Schiffman, 1997; Engle, 2009). Aun cuando hay evidencias de 1

mujeres que agreden a sus parejas masculinas y también existe violencia entre parejas del mismo sexo, la violencia de pareja sigue siendo predominantemente del hombre hacia la mujer. En 48 encuestas de base poblacional realizadas en todo el mundo, entre 10% y 60% de las mujeres indicaron haber sido objeto de agresiones físicas por parte de una pareja masculina en algún momento de sus vidas (Ellsberg & Heise, 2005). En México, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones de los Hogares de 2010 realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática en México ([INEGI], 2011), casi 50% de las mujeres mexicanas ha sido o eran víctimas de la violencia de pareja en la última relación, y en algunos estados, como el Estado de México, la tasa es más de 56%., l a violencia familiar (que incluye a la pareja o esposo) genera incidentes en un 29.9% de las mujeres, y la violencia patrimonial en un 3.9%; en cuanto al tipo de violencia a nivel nacional, el 42.4% de las mujeres sufre de violencia emocional, el 24.4% de violencia económica, el 13.5% de violencia física y el 7.3% de violencia sexual. Además, 70% de las mujeres que sufren violencia no la denuncian a ninguna autoridad. La Violencia en el Noviazgo La violencia en el noviazgo es un tema reciente en la investigación científica, cuya incidencia en personas jóvenes va de 22% a 33% (Smith, Thompson, Tomaka & Buchanan, 2005). Este resultado coincide con varias investigaciones anteriores que indican que aproximadamente un tercio de los estudiantes de preparatoria y de universidad en Estados Unidos han experimentado violencia en el noviazgo (Hickman, Jaycox, & Aranoff, 2004; Davis, 2008). Estos hallazgos también han sido validados por la Investigación Internacional de Violencia en el Noviazgo realizada por Straus (2004), en que se utilizaron 31 muestras en 16 países. Los resultados indican que entre 17% y 45% de los estudiantes universitarios han sido atacados físicamente por su novio o novia en los últimos 12 meses. Valls, Puigvert, y Duque (2008) concluyen a partir de esta investigación que la incidencia de violencia física en el noviazgo es mayor que en parejas casadas. Aunque las investigaciones anteriores se han enfocado en la incidencia de violencia física en el noviazgo, cabe señalar la importancia de identificar los otros tipos de violencia y sus antecedentes, así como las consecuencias no físicas de su incidencia. La violencia en el noviazgo no solamente puede causar daño físico (Amanor-Boadu et al., 2011) sino también angustia psicológica (Banyard & Cross, 2008; Ackard, Eisenberg & Neumark-Sztainer, 2007), bajo rendimiento escolar (Banyard & Cross, 2008) y embarazos no deseados (Miller et al., 2010). Además, la violencia en el noviazgo es un antecedente de la violencia en el matrimonio (Shorey, Cornelius & Bell 2008). En México, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (ENVINOV) 2007 elaborada por el Instituto Mexicano de la Juventud ([IMJ], 2008) 15.5% de los mexicanos de entre 15 y 24 años con relaciones de pareja ha sido víctimas de violencia física; 75.8% ha sufrido agresiones psicológicas y 16.5% ha vivido al menos una experiencia de ataque sexual. En la clasificación por tipo de violencia física se destaca que en la considerada “leve” – empujones, arañazos, jalones de cabello y mordidas- los hombres son los mas afectados, con 48% de los casos, contra 32.1% de las mujeres; si se trata de violencia física “media”61.4% de los casos afecta a mujeres que sufren bofetadas, golpes, agresiones con objetos pesados, patadas o que les rompan sus objetos personales. Los resultados de la ENVINOV también indican que el 76% de los jóvenes son víctimas de la violencia 2

psicológica y se da un grado de incidencia semejante entre zonas urbanas (76.3%) y rurales (74.7%). Raíces de la Violencia Los estudios realizados sobre la violencia en general reflejan que las normas regulan en gran medida las actitudes y conductas de los miembros de una sociedad y que, a su vez, las actitudes y conductas pueden perpetuar la normalización de la violencia como forma de relacionarse. En otras palabras existen ciertas normas sociales como antecedentes de la violencia (Valls, Puigvert& Duque, 2008; Williams, Connolly, Pepler, Craig& Laporte, 2008). Asimismo, más estudios sobre la violencia reflejan que la exposición a modelos violentos, especialmente durante la infancia y adolescencia, conduce a la justificación de la violencia y que ambas condiciones incrementan considerablemente el riesgo de ejercerla (Díaz Aguado, 2002). Así se ha observado que los adolescentes que reciben castigos físicos en su familia tienen más riesgo de agredir físicamente a sus compañeros o parejas en comparación con quienes no sufren dichos castigos (Strauss & Yodanis, 1997; Ireland & Smith 2009) creando con esto una cadena de conductas violentas que también se transmite de generación en generación. Por lo anterior, es importante implementar estrategias de prevención como la promoción de la investigación y recolección de información confiable sobre el tema, la promoción de la equidad de género y el incremento en el apoyo y cuidado a victimas de violencia (Schiavon, Troncoso, & Billings 2007). Asimismo, resulta fundamental sensibilizar a los niños, niñas y jóvenes al respecto de esta problemática y lograr el cambio de conductas, actitudes y normas sociales que la promueven. Díaz Aguado (2003) detectó una serie de características psicosociales, que deben promoverse a través de la educación, para funcionar como factores protectores y ayudar a romper la cadena de conductas violentas y lograr el cambio de conductas, actitudes y normas sociales que promueven la violencia: (a) el establecimiento de vínculos sociales no violentos que ayuden a desarrollar esquemas y expectativas sociales básicos alternativos a la violencia; (b) el rechazo a toda forma de violencia, incluyendo la critica que se vivió en la infancia; (c) el compromiso de no reproducir la violencia; (d) y la adquisición de habilidades alternativas a la violencia que permitan afrontar el estrés y resolver los conflictos sociales con eficacia. Esta postura es antecedida por Feldman y Ridley (2003) quienes mencionan que las personas utilizan la violencia, cuando es la única manera en la que se ha aprendido a responder a las discrepancias con los otros, o bien, como una forma de hacer frente al conflicto cuando otras estrategias han fallado. Bajo esta postura, se hipotetiza que si los adolescentes cuentan con otro tipo de habilidades, no emplearán la violencia en sus relaciones interpersonales. Diversas teorías explican la importancia del desarrollo de las habilidades psicosociales dentro de la educación de niños y adolescentes. Algunas teorías ponen mayor énfasis en los resultados de las conductas, justificando el desarrollo de habilidades como un medio para impulsar a los adolescentes hacia las conductas que corresponden con las expectativas de desarrollo, el contexto cultural y las normas sociales consideran apropiadas (Csikszentmihalyi & Schneider, 2000; Hansen, Nangle, & Kathryn, 1998; Newman & Newman, 2006; Steinberg, 2000). Otras se centran más en la adquisición de habilidades que en la meta misma, ya que la aptitud es la solución de problemas, comunicación interpersonal, y solución de conflictos se pueden ver como elementos cruciales del desarrollo humano saludable (Bandura, 1977; Weiss, 2011; Eccles & Gootman 2002; DiClemente et al., 2008). Finalmente, algunas perspectivas 3

teóricas ven esas habilidades psicosociales, también llamadas habilidades para la vida como un medio para que los adolescentes participen activamente en su propio proceso de desarrollo y en el proceso de construcción de normas sociales (Piaget, 1972; Pick & Givaudan, 2004; Pick & Sirkin, 2010, 2011; Vygotsky, 1978). Aún cuando algunos programas tratan de enseñar en forma genérica las habilidades para la vida, la investigación indica que los programa efectivos incluyen tres elementos: (a) el contenido exacto y de desarrollo apropiado de relevancia para los jóvenes (por ejemplo, sexualidad, uso de drogas, nutrición y salud, o conflicto interpersonal) que provee un contexto para las habilidades de aprendizaje; (b) las habilidades psicosociales a través de una metodología interactiva y participativa; (c) la normativa del contenido, es decir, enseñar a los niños y jóvenes la aplicación de habilidades en conductas especificas relacionadas con el contenido teórico (Catalano, Berglund, Ryan, Lonczak & Hawkins, 2004; Díaz Aguado, 2003; Jones, Brown & Aber, 2011; Donaldson, Graham & Hansen, 1994; Dusenbury & Falco, 1995; Hansen, 1992; Pick & Poortinga, 2005; Tobler & Stratton, 1997). El Marco para Facilitar el Empoderamiento (FrEE) Es por dicha razón que el Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población (Yo quiero Yo puedo- IMIFAP) se ha encargado de desarrollar una metodología integral y participativa que incluye los tres elementos descritos con anterioridad. El Marco para Facilitar el Empoderamiento (FrEE, por sus siglas en inglés), desarrollado por Yo quiero Yo puedo- IMIFAP facilita un proceso de cambio de conductas que se mantiene a largo plazo así como el desarrollo de agencia personal y empoderamiento intrínseco (Pick y Sirkin, 2010, 2011). FrEE tiene su base en la experiencia y los resultados de la serie de programas “Yo quiero, yo puedo”, desarrollados por Yo quiero Yo puedo- IMIFAP a través de más de 27 años de experiencia1. FrEE hace operativa desde una visión psicosocial a la Aproximación de Capacidades Humanas de Amartya Sen (1999). El fundamento de esta visión de Sen es que para reducir la pobreza se necesita la expansión de las libertades y capacidades del individuo. El FrEE tiene los siguientes cuatro objetivos: 1. Reducir barreras psicosociales, tales como: pena, resentimiento, prejuicio, culpa y miedo para facilitar el desarrollo humano, social y económico de manera integral. 2. Facilitar el desarrollo de habilidades para la vida (em oci onal es, co gn i t i vas y s oci al es) y los conocimientos necesarios para la prevención i ntegral en salud, educación y productividad.

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Pick, S. y Givaudan, M. (1996, 2006). Yo quiero, Yo puedo. Programa de educación para la vida. (Serie de 10 libros de texto de preescolar a 3o. de secundaria). México: Ideame; Venguer, T. y Givaudan, M. (1999). El rol del personal de salud en la sociedad: Un enfoque humanista. Manual para facilitadores. México: Ideame; Pick, S., Givaudan, M., Troncoso A. y Tenorio A. (1999, 2000) Formación Cívica y Ética. (Serie de 3 libros de texto para secundaria). México: Limusa. Tres textos oficiales para la materia avalados por la SEP; Givaudan, M. y Pick, S. (2006). Yo quiero, yo puedo. 1° a 3° de secundaria. México, D. F.: Ideame. (2ª. Edición); Givaudan, M., Beltrán, M. y Pick, S. (2006). Yo quiero, yo puedo: Material de apoyo para docentes: Estrategias para la prevención de adicciones. Nivel secundaria. México, D.F.: Ideame; Givaudan, M., Karakowsky, Y., Villanueva, T. y Prado, A. (2009). “Yo quiero, yo puedo… tener éxito en la escuela”. 1° a 6° de primaria. Carpeta de actividades. México: Editorial IDÉAME; Castellanos, D. y Givaudan, M. (2010). “Yo quiero, yo puedo… prevenir obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares”. Nivel preescolar y primaria. Carpeta de actividades. México: Editorial IDEAME; Barajas, G., Anaya, M., Givaudan, M., y Reyes, C. (2011). “Yo quiero, yo puedo… prevenir el abuso de sustancias-tabaco”. Cuarto grado de primaria. Carpeta de actividades. México: Editorial IDÉAME.

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3. Promover la internalización de que los cambios de conducta son posibles y están bajo el control del individuo, así como el sentido de propiedad sobre los derechos y obligaciones de cada persona. 4. Fortalecer los cambios de conducta necesarios para asegurar un bienestar integral. Aunado a éstos, los programas “Yo quiero, yo puedo” buscan instrumentar programas vivenciales e interactivos, apoyados por materiales dinámicos. Asimismo, los programas de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP buscan asegurar la formación de una ciudadanía responsable y participativa. En la Figura 1, se presentan las cuatro dimensiones del FrEE: contexto, persona, herramientas para abordar las demandas situacionales y contexto.

Figura 1. Marco para Facilitar el Empoderamiento: empoderamiento intrínseco (Pick & Sirkin, 2010 p.142) En Figura 1, se ven los principales elementos (los cuadros) y los procesos (las flechas) que llevan al empoderamiento intrínseco. El Contexto se refiere a las circunstancias en las cuales viven las personas, entre éstas destacan: los factores económicos, las leyes, los factores socioculturales, los servicios de educación y de salud. El cuadro de la Persona, se refiere a “las características que dan estabilidad a los rasgos de la persona” (Pick & Sirkin, 2010, p. 144). Estas características incluyen la autonomía, control, agencia y también las normas y actitudes personales. Las Herramientas para Abordar las Demandas Situacionales se refieren a los medios que tiene el individuo para reaccionar y enfrentar diversas situaciones. Éste es un punto medular del FrEE. Las Herramientas para Abordar las Demandas Situacionales incluyen: toma de decisiones, comunicación directa, abierta y asertiva, autoconocimiento, empatía y expresión de sentimientos. En este cuadro, también se incluye la información correcta basada en hechos. La información correcta y las herramientas contribuyen a la superación de barreras psicosociales tales como el resentimiento, los prejuicios, el miedo, la pena y la culpa.

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Las Conductas hacen referencia a una acción. Las Conductas ilustra “cómo poner en práctica las elecciones a través de la aplicación de las Herramientas para abordar las demandas situacionales y la reducción de las barreras psicosociales” (Pick & Sirkin, 2010, p. 144). En el FrEE se encuentran cinco flechas que representan los procesos que llevan al empoderamiento intrínseco. La primera flecha en el FrEE “representa la influencia que puede tener el contexto sobre el desarrollo de las herramientas para abordar las demandas situacionales, como la cercanía de la escuela” (Pick & Sirkin, 2010, p.145). La próximas flechas, que se encuentran entre el cuadro de Herramientas para abordar las demandas situacionales y en el cuadro de Conductas, representan como las habilidades y el conocimiento son bases del cambio de conductas. “Una vez que se han obtenido las habilidades y el conocimiento, el cambio conductual ocurre en pasos que van desde observar el cambio, preparase para el cambio, realizar el cambio y, finalmente, mantener el cambio” (Pick & Sirkin, 2010, p. 145). Lo que sigue, el Desarrollo de la Agencia Personal, se representa con las flechas que van del cuadro de las Conductas al cuadro de la Persona y “ ilustra cómo la práctica repetida de una o varias conductas llevan a las experiencias de dominio y/o logro” (Pick & Sirkin, 2010, p.145) que conllevan sentimientos de agencia personal y autonomía. La última flecha del FrEE (que va del cuadro de la Persona al del Contexto) viene a raíz de la Agencia Personal y “ refleja el papel del individuo en el desarrollo y la realización del cambio contextual sostenible. Representa el proceso mediante el cual un individuo aplica las habilidades recién adquiridas y la confianza en sí mismo para promover cambios activos en el entorno social” (Pick & Sirkin, 2010, p. 146). Se imparte la metodología del FrEE a través de varias modalidades, en cuales incluyen talleres y conferencias todas ellas interactivas y altamente participativas y vivenciales. Durante la implementación de los talleres y conferencias, el personal de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP aplica técnicas didácticas (ej. para formación en habilidades psicosociales) y de formación (ej. en la formación de facilitadores que dirigirán sus esfuerzos a fortalecer conocimientos y habilidades) que hayan sido previamente probadas bajo diferentes condiciones (Binswanger & Aiyar, 2003 en Pick & Poortinga, 2005) y que permitan al grupo participante ir creando y construyendo su conocimiento y habilidades a partir de sus experiencias previas y su interacción en conjunto, acompañados por el/la facilitador/a de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP. FrEE y Prevención y Detección de Violencia Utilizando el FrEE como base, se implementaron dos tipos de modalidades del programa “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia”: 1) un programa escolarizado de talleres participativos en escuelas primarias y secundarias; y 2) Un programa de conferencias de sensibilización dirigido a adolescentes. 1) El programa de talleres vivenciales se llevó a cabo en escuelas primarias y secundarias en Ciudad Juárez, Mérida y la Ciudad de México, con un total de 1948 participantes (178 docentes, 1770 alumnos, 1052 en el grupo experimental y 718 en el grupo control). Se utilizó un diseño de evaluación pre-post con un grupo control. Además cada docente se comprometió impartir una conferencia interactiva con 30 madres y padres de familia. La implementación del programa inició con un proceso de formación a los docentes en el tema de habilidades para la vida (autoconocimiento, comunicación asertiva, la toma de decisiones y expresión de sentimientos), como factores protectores en la 6

prevención de violencia y para la solución de conflictos. Entre los temas incluidos están el conocimiento de las causas de violencia, los tipos de violencia así cómo formación en estrategias didácticas para fortalecer el desarrollo habilidades psicosociales. La filosofía de los programas “Yo quiero, yo puedo” parte de que una persona no puede dar lo que no tiene, por lo tanto la formación que se imparte a los docentes, en las primeras sesiones es a nivel personal y posteriormente se aborda el manejo de materiales y de la aplicación de la metodología participativa con los alumnos. 2) El programa de conferencias interactivas se llevó a cabo en 5 preparatorias con una modalidad de sensibilización breve e interactiva. Su objetivo fue incrementar conocimientos y lograr cambios en actitudes iniciando un proceso de cambios de conductas dentro del contexto social de los y las adolescentes, Se enfatiza la importancia de las habilidades para la vida como herramientas para iniciar dichos cambios. Este tipo de sensibilización a la violencia se ha usado anteriormente en programas de prevención logrando cambiar de manera favorable las actitudes de los participantes en torno a las normas sociales relacionadas con la violencia y los estereotipos de género, así como sus opiniones sobre la manera en que se deben resolver los conflictos (Foshee, Bauman, Greene, Kock & Linder, 2000; Avery-Leaf, Cascardi, O’Leary & Cano, 1997; Langhinrichsen-Rohling & Turner, 2012). La razón básica para probar este tipo de enfoque fue buscar maneras breves de poder facilitar un cambio, dado que muchas veces las escuelas no dan la oportunidad de ofrecer un taller vivencial completo por falta de espacios en sus horarios de trabajo. El objetivo de este capitulo consiste en examinar y evaluar los resultados y el impacto de los dos programas de “Yo quiero, yo puedo…prevenir la violencia”. Método 1) Modalidad escolarizada, aplicada a través de los talleres Vivenciales “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia” Diseño: Se eligieron grupos experimentales y en control Ciudad Juárez, Mérida y la Ciudad de México. Participantes. Participaron 178 docentes de escuelas primarias y secundarias en Ciudad Juárez, Mérida y la Ciudad de México. 41 docentes residían en Ciudad Juárez, 100 en la Ciudad de México y 37 en Mérida. Siguiendo el diseño de evaluación, se les aplicó un cuestionario cerrado antes y después de la formación (Ver Tabla 1). Tabla 1 Características Sociodemográficas de los y las Docentes Participantes Pre Post Cd. Cd. Cd. Cd. Cd. Juárez Mérida México Juárez Mérida

Cd. México

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Numero de Participantes Sexo Hombres Mujeres Edad 24-33 años 34-43 años 44-53 años 54-63 años

28

33

88

30

35

89

43% 57%

42% 58%

25% 75%

33% 67%

40% 60%

29% 71%

32% 36% 32% 0%

14% 32% 50% 4%

13% 41% 37% 9%

43% 30% 24% 3%

13% 31% 50% 6%

13% 39% 38% 10%

Implementación y materiales. Se realizaron reuniones con autoridades escolares para dar información sobre el programa y acordar el papel de cada uno de los grupos (experimental y control). La implementación del programa “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia” se llevó a cabo a través de facilitadores de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP en dos etapas 1) formación de docentes del grupo experimental y 2) réplica del programa por parte de docentes con sus alumnos en espacios acordados con las autoridades dentro del horario escolar. El programa formativo “Yo quiero, yo puedo…prevenir la violencia” en su versión para docentes consistió talleres vivenciales de 24 horas distribuidas en cuatro sesiones de 6 horas cada una. Se formó a los docentes empleando un enfoque de educación participativa y aprendizaje activo a través estrategias vivenciales grupales que dependen de las experiencias propias de cada una de las personas. Con ello se pretendió que los y las docentes no solo adquirieran conocimientos, sino también, y sobre todo, que desarrollaran, reforzaran y pusieran en práctica, actitudes, habilidades y conductas dirigidas hacia la detección temprana y la prevención de la violencia. La formación se centró en el fortalecimiento de habilidades cognitivas, sociales y emocionales dirigidas a la prevención y reducción de conductas violentas (Ver Figura 2). De manera simultánea se transmitían los conocimientos específicos sobre la violencia, mediante técnicas receptivas (exposiciones, actividades para casa, trabajos de investigación y lectura de textos), participativas (discusiones grupales, plenarias y foros, lluvia de ideas, sociodramas) y vivenciales y lúdicas (juego de roles, imaginería guiada, técnicas de movimiento, psicodrama, técnicas auditivas y/o visuales). Los temas que se abordaron durante el taller fueron: (a) Derechos humanos y formas de expresión de la violencia: (b) Actitudes y estereotipos asociados género; (c) Equidad de género y habilidades para la vida como factores protectores; y (d) Habilidades de réplica. Después de recibir el taller cada docente se comprometió a replicar su formación, mediante un taller vivencial de 10 horas con 30 alumnos/as como mínimo y a impartir una conferencia interactiva de 2 horas a 30 madres y padres de familia. Cada docente recibió un manual detallado para facilitar la réplica en el salón de clases, además recibieron cuadernillos de trabajo (del grado escolar que les correspondiera) y un juego didáctico para niños y niñas: un manual de facilitación para llevar a cabo la réplica, los libros “Soy adolecente: mis retos, mis riesgos y mis expectativas” (Pick & Givaudan, 2004) para los adolescentes de primero de secundaria y “Violencia: cómo identificar y evitar la violencia en cualquiera de sus formas” (Pick & Givaudan, 2006) para adolecentes de segundo y tercero de secundaria. En ambos niveles se impartió una conferencia interactiva dirigida a madres y padres de familia. Asimismo, a éstos últimos se les entregó un tríptico sobre prevención de violencia. También, se realizó una visita de acompañamiento a los docentes mientras replicaban el 8

programa con los alumnos con el fin de consolidar la formación de los mismos a través de asesoría y retroalimentación personalizada. Instrumento de evaluación. Se desarrolló un cuestionario para aplicar a los docentes antes y después de la formación. El cuestionario está elaborado con historias o situaciones ante las cuales los docentes eligen una opción de respuesta acorde con su opinión sobre la situación plantea. Se evaluaron los siguientes aspectos: (a) Actitud hacia la violencia (4 ítems) que exploran actitudes hacia las diferentes formas en que se puede presentar la violencia incluyendo formas de violencia sutil o disfrazada. En esta sección los participantes deben indicar si la situación presentada consiste en un acto de violencia o no (α=.642). (b) Conocimientos generales sobre violencia, explora además mitos o creencias erróneas acera de los motivos por los que las personas son violentas. Consta de cuatro preguntas dicotómicas con opción de respuesta verdadero o falso (α=.623). (c) Habilidades psicosociales: a través de seis preguntas evalúa las habilidades psicosociales de los profesores en diversas situaciones dentro del salón de clases (α=.698). Réplica con los alumnos Participantes. En la segunda etapa de la implementación del programa participaron 1770 estudiantes en Mérida y en la Ciudad de México. 1052 estudiantes formaron el grupo experimental, profesoras y 718 estudiantes el grupo control. Los datos sociodemográficos se presentan en la Tabla 2. Tabla 2 Características Sociodemográficas de los y las Adolescentes Participantes Grupo Experimental Grupo Control Cd. Mérida Cd. México Cd. Mérida Cd. México Pre Post Pre Post Pre Post Pre Post Numero de 567 342 441 408 534 341 342 165 Participantes Sexo Hombres 53% 55% 51% 47% 53% 56% 55% 16% Mujeres 47% 45% 49% 53% 47% 44% 45% 84% Grado Sexto de 28% 42% 36% 29% 11% 16% 42% 45% Primaria Primero de 18% 19% 23% 28% 39% 41% 19% 28% Secundaria Segundo de 29% 24% 21% 31% 26% 26% 24% 10% Secundaria Tercero de 25% 15% 20% 12% 24% 17% 15% 17% Secundaria Implementación y materiales. El Programa Formativo “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia” en su versión para estudiantes consistió talleres vivenciales de 10 horas. La implementación consistió en una sesión semanal de dos horas, durante cinco semanas. Se formó 9

a los estudiantes empleando un enfoque de educación participativa y aprendizaje activo a través estrategias vivenciales grupales ajustadas a las experiencias de los participantes. Se pretendió que los y las adolecentes adquirieran conocimientos, y que desarrollaran, y practicaran actitudes, habilidades y conductas dirigidas hacia la prevención de la violencia. De manera simultánea se transmitían los conocimientos específicos sobre violencia, mediante técnicas receptivas, participativas y vivenciales como las descritas antes y con el apoyo de un cuadernillo de trabajo. Los temas que se abordaron durante el taller son: (a) Habilidades para la vida (Ver Figura 1); (b) Autoconocimiento, manejo de emociones y relaciones interpersonales; (c) Comunicación y toma de decisiones; (d) Violencia y equidad de género; (e) Derechos humanos. Instrumentos de evaluación. Se elaboró un instrumento para evaluar los conocimientos y habilidades psicosociales enfocadas en prevención de violencia en los alumnos participantes. El instrumento contiene cinco secciones. (a) La primera sección comprende sete ítems de datos sociodemográficos de la persona tales como: fecha, nombre, sexo, grado escolar, edad, escuela y ciudad de residencia. A continuación se describen los contenidos de cada escala y se reporta el Alpha de Cronbach: Al igual que en evaluación de docentes las preguntas se redactaron en forma de historias o situaciones en las que los y las adolecentes eligen una opción de respuesta acorde con su opinión sobre la situación planteada; (b) Conocimientos sobre la violencia: con cuatro preguntas calcula el conocimiento acerca de las diferentes formas en que se puede presentar la violencia, aunque sean formas de violencia sutil o disfrazada. Las opciones de respuesta son cierto, falso y no sé (α=.585). (c) Conocimientos sobre discriminación de género y acoso escolar, a través de situaciones de exclusión y rechazo o indiferencia hacia otras personas, las opciones de respuesta son cierto, falso, y no sé (α=.543). (d) Los derechos y obligaciones de niños/as y adolescentes: a través de cinco preguntas dicotómicas con opción de respuesta si y no, evalúa el conocimiento que tienen los estudiantes acerca de los derechos que evitan que uno sea víctima de violencia de algún tipo así como las obligaciones que tienen como niños/as y adolescentes (α=.674). Los instrumentos se aplicaron tanto a los alumnos del grupo experimental, como al grupo control antes y después de taller. Debido a la postergación de las réplicas por motivos operativos propios de la escuela, no fue posible evaluar a los alumnos de Ciudad Juárez. 2) Modalidad del programa “Yo quiero, yo puedo…prevenir la violencia” a través de Conferencias Interactivas para adolescentes. Diseño: Se eligieron 5 escuelas en Toluca, Puebla, Guadalajara y la Ciudad de México. Participantes. Participaron 2,250 estudiantes de escuelas preparatorias públicas en Toluca, Puebla, Guadalajara y la Ciudad de México. Se impartieron ocho conferencias en escuelas preparatorias públicas de México a las que asisten tanto hombres como mujeres. El Tabla 3 describe la localidad, el número de conferencias impartidas y el número de participantes. Tabla 3 Descripción de localidades, conferencias y numero de participantes por Estado Estado Escuela Numero de Numero de 10

conferencias Toluca, Edo. de México Puebla, Puebla Guadalajara, Jalisco Distrito Federal

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Preparatoria No. 2 "Adolfo López Mateos" Preparatoria "Juan Escutia" Preparatoria No. 6 Preparatoria No. 1 "Gabino Barreda" Preparatoria No. 6 "Antonio Caso" 5

asistentes

2

600

2

600

1 1

350 150

2

550

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Materiales y contenido de la conferencia interactiva. Se elaboró una presentación y un guion para impartir conferencias interactivas con duración de dos horas y treinta minutos dirigidas a jóvenes del nivel medio superior. Las conferencias interactivas abordaron los siguientes temas: habilidades para la vida (comunicación, negociación, toma de decisiones), diferenciación de los conceptos: sexo, sexualidad y género y su relación con la violencia, qué es y cómo reconocer la violencia, tipos de violencia y su relación con estereotipos de género y con roles de género en el noviazgo, el ciclo de violencia, cómo reconocer señales de violencia en el noviazgo y formas saludables de expresar el amor. Las conferencias se impartieron de manera interactiva por medio de obras de teatro, juegos de roles e interacciones en grupos pequeños, de manera que se motivaba la participación de los y las adolescentes en un clima de confianza con el objetivo de promover la reflexión y el análisis de alternativas. Material de apoyo: Se distribuyeron copias del libro Violencia: como identificar y evitar la violencia en cualquiera de sus formas (Pick y Givaudan, 2006). El libro se divide en tres partes principales. En la primera, se define el concepto de violencia, se habla de los tipos de violencia que existen, sus consecuencias y las posibles explicaciones a dicho fenómeno; en la segunda, se abordan los problemas relacionados con la violencia que se da en la pareja, en la familia, hacia los amigos y en la comunidad, y finalmente, en la tercera, se exponen las estrategias y habilidades por desarrollar para solucionar el problema. Instrumento de evaluación. Se desarrolló un cuestionario breve para evaluar los conocimientos sobre y actitudes hacia la violencia. El instrumento está conformado por las siguientes secciones: (a) Violencia en situaciones cotidianas: Se presentan ocho casos y se pregunta para cada uno si hay señales de violencia en la conducta de uno o dos de los actores. Los encuestados contestan eligiendo entre las opciones “Si” o “No”. Ejemplo: 1. Un chico y una chica de 18 años se acaban de hacer novios. El chico trabaja como asistente en un hospital los fines de semana. Por lo tanto, la chica muchas veces asiste a fiestas en compañía de amigos y amigas sin que este presente su novio. Él sospecha que 11

ella aprovecha para engañarlo y, por eso, suele llamar la los amigos comunes para saber cómo se portó ella en la fiesta y revisa su celular para detectar llamadas o mensajes de otros chicos. ¿Hay señales de violencia en el comportamiento del novio? Si No □ □ (b) Actitud hacia la violencia: Se presentan seis afirmaciones y se le solicita al encuestado indicar el grado en que está de acuerdo con cada una, eligiendo entre las cuatro opciones: “Totalmente en desacuerdo”, “En desacuerdo”, “De acuerdo” y “Totalmente de acuerdo”. Ejemplo: Esta bien que… 1...Una chava decida separase de su novio porque siente que él la infravalora. Totalmente en acuerdo □

En desacuerdo □

De acuerdo □

Totalmente de acuerdo □

(c) Causas de la violencia: Se presentan diez causas (cinco ciertas y cinco falsas) a las que se puede atribuir que en muchas culturas (y especialmente la culture latina) los hombres generalmente sean más violentos que las mujeres. Para cada pregunta, el encuestado elige entre las respuestas “Cierto”, “Falso” y “No sé”. Ejemplo: 1. En su mayoría los hombres son violentos por causas biológicas o genéticas. Cierto Falso No Sé □ □ □ (d) Formas saludables de expresar el amor. Se hacen ocho preguntas sobre posibles conductas/señales en una relación de pareja que implican o no falta de amor o presencia de amor. Las preguntas se contestan con “Si” o “No”. Ejemplo: ¿Falta amor en una relación de noviazgo si … 1. ... los novios han dejado de sentir celos cuando a su pareja la parece atractivo/a alguien del otro sexo? No, no es una señal de falta de amor □

Sí, es una señal de falta de amor □

¿Existe amor en una relación de noviazgo si… 5. …los novios toleran todo el uno del otro? No, no es una señal de amor □

Sí, es una señal de amor □

Evaluación El cuestionario se aplicó antes y después de la conferencia interactiva a una muestra al azar de la población beneficiada. 12

La aplicación fue consistente en tres de los cuarto Estados participantes. En el cuarto caso, una preparatoria del Estado de Puebla, no fue posible realizar la evaluación por requerir de autorización previa de las autoridades la cual no fue obtenida a tiempo. Asimismo, en una de las escuelas preparatorias de la Ciudad de México no se llevó a cabo la aplicación post de la evaluación por razones de tiempo de las escuelas. El número final de cuestionarios aplicados se muestra en la Tabla 4. Tabla 4 Numero de cuestionarios aplicados antes y después de la conferencia interactiva por Estado Evaluación Estado Previa Posterior Guadalajara, Jalisco 99 100 Toluca, Edo. de México 95 84 Distrito Federal 107 0 103 97 Total 404 281 Resultados 1) Resultados de modalidad escolarizada, aplicada a través de los talleres vivenciales “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia” Resultados de la formación de docentes Se realizó un análisis factorial de varianza (ANOVA) incluyendo las diferentes localidades donde se aplicó el programa a los docentes. Caras de Violencia (preguntas sobre las diferentes formas en que se puede presentar la violencia) Se encontraron diferencias significativas en los conocimientos acerca de los diferentes tipos de violencia por test (antes y después de la formación) F (1, 297) = 4.003, p

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