QUÉ ES LA RAMA AGROPECUARIA? UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL MARXISMO 1. Presentación

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¿QUÉ ES LA RAMA AGROPECUARIA? UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL MARXISMO1 Francisco J. Ramírez Díaz2

Presentación En el marco del Curso-taller Cambios y tendencias en el sector agropecuario mexicano; 1970-2007 que realiza el CIESTAAM, se me ha solicitado disertar acerca de qué es la rama agropecuaria, en la perspectiva económica de la teoría marxista. De esto trata el presente escrito. Cumplir con el propósito, obliga a exponer las ideas centrales sin perder de vista que están inscritas en la comprensión sistémica y dialéctica del fenómeno objetivo llamado sociedad capitalista, en el cómo se originan y realizan en ella las relaciones propias y características del capital y sus clases sociales, tarea por demás compleja porque se deben explicar: a) las dinámica que cobra este movimiento de las formas productivas capitalistas cuya lógica burguesa imprime no sólo su visión de mundo, sino, además, su directriz para ejercer su poder sobre toda acción social y, particularmente, la presente en esta compleja realidad llamada rama agropecuaria, amalgama disímbola, en contenido y forma, de formas productivas en que realiza su producción; b) el rezago natural de esta rama económica, frente a la economía en su conjunto, en cuanto a los ritmos y grados de desarrollo de las dos productividades, del trabajo y de los capitales invertidos, diferenciados a causa de que su principal medio de producción utilizado es la tierra y sus objetos de trabajo, seres vivos; c) su relevancia histórica por la importancia del devenir de sus influyentes relaciones económicas particulares sobre el surgimiento y la construcción del ser nacional, razón histórica de los pueblos definida por su peculiar estructura agraria, y d) la tendencia progresiva de ese comportamiento general contradictorio, promotor de su concentración de enclaves de agricultura capitalista y de 1

Conferencia dictada en el curso-taller sobre “cambios y tendencias en el sector agropecuario mexicano: 1970-2007”. CIESTAAM. Chapingo México. 7 de septiembre del 2009. 2 Profesor investigador del Departamento de Sociología Rural. Universidad autónoma Chapingo. E-mail. [email protected] Tel. 9521500, ext. 5816. Pag. Internet http://ramirezdiaz.wordpress.com

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su extensión dentro de las unidades de pequeña producción mercantil, en el marco de las circunstancias impuestas por su abrupto sometimiento a la competencia económica a consecuencia directa de la acelerada política del Estado-nación hacia la desregulación económica y la liberación comercial, iniciativas inscritas en la precipitada internacionalización del capital, eufemísticamente llamada globalización. Para un centro de investigaciones orientado al estudio de la agricultura y la agroindustria mundiales, como lo es el CIESTAAM, el estudio censal emprendido, es pertinente por dos razones: una, la social, porque ante la crisis del capital monopólico internacional, del que nuestro país es parte, los investigadores están reviviendo añejas discusiones sobre el pasado, presente y futuro de las naciones y, particularmente en México, los de esta rama de la economía. Su motivación, la percepción generalizada de postración social, manifiesta en el registro de la presencia de una acelerada polarización de su estructura productiva al aparecer su dinámica como a) la consolidación de exitosos enclaves de agricultura capitalista, responsables directos del crecimiento

del

PIB

agropecuario,

incorporados

a

la

dinámica

capitalista

internacionalizada y hacia donde han fluido generosos recursos gubernamentales aplicados a la agricultura; y b) la progresiva extensión de la actividad bajo el régimen agrario de la pequeña producción mercantil, con fuertes tendencias hacia el abandono de la producción y creciente pobreza de las masas rurales, revelando que no ha sido paliada por los diversos programas asistencialistas gubernamentales, como lo son los promovidos principalmente a través de Procampo y Oportunidades. La otra razón es la académica, porque el propósito de analizar los censos, ejidales y agropecuarios, aplicados por el INEGI en distintas épocas, pretende conocer las tendencias objetivas en la conducta de las relaciones económicas que la han caracterizado en los últimos 47 años, en cuanto a su ritmos y grados de desarrollo, para ahondar en sus causas. Por eso, y para cumplirlo, nos demanda aclarar las teorías interpretativas de lo rural para poder iluminar los hechos registrados en esas estadísticas nacionales que superficialmente ya dan cuenta de la polaridad presente, su

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marcha contradictoria y posibilidades de desarrollo, en cuanto a su ritmo y grado de integración a la dinámica capitalista sobre la que se han dado.3 Por ejemplo, para el caso, las corrientes del pensamiento económico neoclásico, enriquecidas con el individualismo sociológico neoinstitucional,4 entienden este rezago en función de la sustracción de la tierra por el control estatal, la incertidumbre para invertir ante la inseguridad en la propiedad rural a consecuencia del reparto agrario, y presencia generalizada del minifundio, que han creado un conjunto de reglas formales e informales reguladoras de la actividad, capaces de impedir la toma racional de decisiones y maximizar las utilidades, lo que redunda en obstáculos al desarrollo de las fuerzas productivas al limitar su productividad, restringir la competitividad y generar altos costos de transacción ante la obscuridad de esas reglas. Otras tesis, agrupadas como teorías de la dependencia y tercermundistas, variantes del estructural-funcionalismo,5 historicismo proveniente de esa ecléctica mezcla de keynesianismo y marxismo crítico, lo explican por la permanente extracción de excedentes de la pequeña producción mercantil a favor del capitalismo agrario y agroindustrial y, ahora, con el retiro del Estado de la actividad económica. Bajo el argumento de que la agroindustria se apropia del valor generado por la agricultura porque al productor no le pagan el precio de sus productos, sitúan el problema en el origen de los precios agrícolas que, a su decir, no están siendo pagados por su valor, tesis que violenta las leyes del valor trabajo y la conformación social de los precios que son determinados por la productividad media social y no por los costos individuales de producción. Se sugiere que esta subordinación de la pequeña producción mercantil por el capital agrario, es la base de su no-desarrollo. 6 3

Sobre este asunto, es recomendable consultar las obras de: Hayami, Y. y V. M. Ruttan. 1989. Desarrollo Agrícola. Una perspectiva internacional. FCE. México, y Staatz, J. M. y C. K. Eicher. Las ideas sobre el desarrollo agrícola dentro de su perspectiva histórica. En, Staatz, J. M. y C. K. Eicher (Compiladores). Desarrollo agrícola en el Tercer Mundo. FCE. México. 4 De Remes, A. Elección racional, cultura y estructura: tres enfoques par ael análisis político. En, Revista Mexicana de Sociología. Vol LXIII, enero-marzo de 2001. p. 43 5 Dabat, A. El mundo de las naciones. UNAM/CRIM. México. 1993. p. 71 6 Siendo estas teorías las hegemónicas, aunque enfrentadas en el pensamiento actual, son inmanentes, sin lugar a dudas, en el pensamiento de la mayoría de los estudiosos sobre estos asuntos, en específico, en los asistentes al evento.

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Por su parte, el marxismo científico, afirmado en el estudio de las relaciones de producción capitalistas (técnicas e histórico/sociales)7 para desde allí desprender sus posibilidades contenidas, encuentra la explicación de ese rezago en causas estructurales

del

desarrollo

general

del

sistema

capitalista

que

afectan

su

desenvolvimiento, a causa de las numerosas y variadas formas de apropiación de los medios de producción (sea en uso, goce y/o dominio) y las dificultades que ello acarrea para la apropiación del producto del trabajo humano allí aplicado, mostradas como problemas estructurales para a) transformar el trabajo personal, individualizado, en trabajo asalariado, social, dentro de la rama; b) dificultar la conversión del trabajo subjetivo, basado en la experiencia y los recursos inmediatos al alcance del productor, en trabajo objetivo, dominado por un proceso productivo ya soportado en el uso de la tecnología industrial; c) cerrarle el paso al cooperativismo, aún en sus formas más elementales como la cooperación simple a favor de la producción personal o capitalista; y d) abrir al productor individual y sus dependientes el anchuroso espacio del trabajo asalariado, fuera de la rama, promotor de la expulsión de la fuerza de trabajo dentro y fuera del país. Estas dificultades provocan el diferencial entre la productividad del capital y de la fuerza de trabajo aplicados en las ramas de la manufactura y en la rama agropecuaria. Esta circunstancia estructural del sistema capitalista hace que se oriente la investigación sobre los problemas económicos rurales, hacia el actuar efectivo de las relaciones múltiples, y de las posibles, que pueden darse por la dinámica adquirida por los factores: tierra-capital-trabajo, y, además, la dupla tierra-trabajo, porque esas formas productivas adoptan características particulares a consecuencia de su medio especifico de producción que es la tierra y su principal objeto de trabajo, los seres vivos. Mi exposición parte de la realidad efectiva; significa que las premisas económicas generales de las que derivo mis reflexiones hacia los factores estructurales, internos, y condicionantes de su rezago productivo, se corresponden con la lógica de producción 7

Ramírez D., F. J. 2008. Pensamiento, trabajo humano y Sociedad. Colección Tlatemoa. UACh/Departamento de Sociología Rural. Chapingo, México. Pp. 50-72

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impuesta por el modo de producción capitalista porque los hechos ocurridos, objeto de nuestro próximo análisis, se han sucedido bajo el dominio de este modo de producción, ¡en ningún otro! Es pertinente aclarar, igualmente, que todas sus implicaciones hacia las esferas sociales-ideológico-políticas derivadas de ello, preocupaciones insolutas por las teorías en boga de la nueva ruralidad, abrevadas unas en el neoclasisismo y otras en el neodependentismo, no se tocan porque no son parte del interés inmediato del curso-taller; por eso, aquí se aborda solamente lo arriba referido al problema estructural de las productividades, para concluir con la definición del objeto de estudio y motivo de la charla: ¡qué es la rama agropecuaria! Premisas generales I. Digamos, en primer lugar, que la preocupación central de Marx se sitúa en el problema de la emancipación y la libertad humanas y, por ello, somete a crítica rigurosa lo que filósofos, sociólogos y economistas de su época piensan sobre la sociedad capitalista, para develar el cómo esas relaciones sociales, fincadas en la propiedad privada de los factores objetivos de la producción y en la conversión de la fuerza de trabajo personal en asalariada, sus verdaderas variables históricas, cuantitativamente van cambiando a medida en que se crean en el seno social hasta llegar constituirse en forma nueva y dominante porque gobiernan la producción social. En consecuencia, norman y regulan la actual forma contradictoria de vida de las sociedades contemporáneas: la apropiación privada, por los capitalistas, de la producción social, inmensa riqueza material y espiritual creada por los trabajadores del mundo, por la expropiación de esa riqueza generada por el trabajo, para crear el pantano

social,

llamado

coloquialmente

pobreza,

en

que

se

debaten

paradógicamente sus creadores. En México, la contradicción está presente porque, como nación, somos parte del sistema capitalista; pero, la expresión más hiriente de esa expropiación la encontramos en la condición depauperada de la masa social que genera la mayor parte de la riqueza nacional proveniente en la rama agropecuaria. ¡El comportamiento del PIB agropecuario es su evidencia!

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II. Las relaciones capitalistas no están dadas, sino surgen y se consolidan dentro de formas productivas concretas aún fincadas en el trabajo personal y cooperativo, o sea, en la pequeña producción mercantil. Su ritmo de emersión y el grado de generalización que ellas logran, están regulados primordialmente por a) la intensidad y extensión que cobra la innovación tecnológica; b) la algidez de la lucha de clases y las contradicciones presentes en sus estamentos que les sustancian; c) en su cultura y tradiciones propias de los pueblos que se producen y reproducen fundamentalmente por ellas. III. Pero, esa transformación interna de las relaciones sociales basadas en el trabajo personal, para ser convertidas en relaciones capitalistas, es un proceso humano condicionado; no es absolutamente libre, porque las posibilidades y resistencias al cambio del trabajo personal al social, del trabajo subjetivo al objetivo y la transformación del trabajo personal al cooperativo o al asalariado, están regulados por la naturaleza de los medios de producción y los objetos de trabajo utilizados por esas formas productivas no sólo para la producción de bienes, sino, además, para las formas que adopta su realización (sea producción para el mercado o sea sobre pedido) puesto que ahora el intercambio les es imprescindible para obtener el ingreso que demanda la propia reproducción material y espiritual de quienes les dan vida. IV. La pequeña producción mercantil no sólo es una forma productiva que antecede a las relaciones capitalistas, sino que puede ser simultáneamente un producto de esta producción empresarial; ¡es su premisa y producto! La voracidad del capital no se satisface con la succión directa del valor-trabajo, sino también crea otras formas indirectas para su apropiación y dominio. Por ejemplo, el fomento a la pequeña empresa, promovida por y ligada con la vasta producción agroindustrial, construye relaciones indirectas para lograrlo; pero su forma extrema como las outsourcing y los bufetes agropecuarios, ambos orientados a ofrecer servicios de toda clase, desde los productivos como la maquila, en ciertas partes mecánicas del proceso productivo, insumos comerciales y sus formas de aplicación, el financiamiento, etc., pasando por el intercambio local hasta la incursión en la colocación de sus mercancías en los mercados internacionales. 6

V. Todos estos procesos están presentes en la rama agropecuaria. Bajo la regulación social de los capitalistas, toda intención del trabajo encuentra su razón en la obtención de una ganancia cuyo origen puede estar en el plusvalor, como explotación del trabajo asalariado, o en el excedente de valor proveniente del trabajo personal. Para el caso, al economista le pueden parecer lo mismo por ser proceso económicos; sin embargo, socialmente resultan ser distintos porque el capital, para vivir y acumular, lo mismo le da obtener su ganancia dentro o fuera de la rama agropecuaria; pero, para el pequeño productor mercantil ¡no!, pues se enfrenta al doble problema, el económico y el social, porque no puede desligarse de la tierra so pena de que se convierta en otro ser; ya que sus mecanismos para garantizar su existencia le exigen la obtención de un excedente, proveniente de su trabajo aplicado a la agricultura, si quiere enfrentar los crecientes costos de la vida que los capitalistas le imponen por numerosas vías, abiertas todas ellas por la imposición de nuevas modalidades no sólo en el consumo productivo, sino, principalmente, en el consumo personal. El capitalista ¡no come tierra, su alimento es el trabajo ajeno, aplicado o no en ella, y trocado en riqueza material que luego cambia por dinero! No es el caso del pequeño productor mercantil que, a diferencia del capitalista, se alimenta con su trabajo convertido en riqueza material; pero, al igual que el capitalista, debe cambiarlo en dinero para vivir directamente de él, porque su único ingreso proviene de su trabajo aplicado directamente en la tierra. VI. El capitalista, por el comportamiento de la productividad del trabajo en ella aplicado, se enfrenta al problema central de su rezago frente al de la economía en su conjunto.8 Entiende los límites técnicos que la tierra y los objetos de trabajo le imponen para crear y desenvolver las relaciones que le son propias, porque su emersión y construcción, al regularse por la lógica de la ganancia (ley económica impuesta por el régimen de producción dominante), se ven condicionadas por la naturaleza de su principal medio de producción, la tierra, y de sus objetos de trabajo básicos, los seres vivos. Estos dos factores, ineludibles en toda actividad productiva aplicada en la rama agropecuaria, son condicionantes del ritmo y grado en que 8

Marx pone atención en esta particularidad registrada desde por los economistas clásicos como S. Smith y D. Ricardo. Ver, Marx, C. Teorías de la Plusvalía. T. II. FCE. México. 1987. p. 10

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cambian y se generalizan las productividades, tanto del capital como de la fuerza de trabajo, hasta llegar a dificultar la obtención del plusvalor que le garantice la obtención de la tasa media general de ganancia, ley impuesta por las condiciones de producción de las ramas económicas no-agropecuarias, o sea, las que operan con medios de producción distintos a la tierra y objetos de trabajo distinguidos como especies biológicas.9 VII. El pequeño productor mercantil, por su parte, no sólo enfrenta estas dificultades estructurales de un modo de producción en el que se ve inmerso y dirigido por él. A ellas se le suma la incesante depreciación del trabajo a consecuencia de su mayor productividad presente en las otras ramas de la producción social. Esta depreciación se muestra en los precios de los productos que ofrece en los mercados o a las empresas que utilizan sus productos como materia prima, como bienes de capital. Al vivir de su trabajo y depreciarse éste, y además, por el incremento en sus gastos a consecuencia de que ya parte de sus medios utilizados en la producción (consumo productivo) y otros más para su reproducción social (consumo personal), se reduce violentamente el quanto de valor excedente obtenido con su producción, desprendida de su relación beneficio/costos, a la par que se elevan sus gastos, hasta que le es prácticamente imposible vivir de él, para impulsarlo a encontrar otras vías, ofrecidas por el mismo capital (venta, renta, especulación, trabajo asalariado, etc.), y resolver el asunto de su subsistencia como productor y ser humano. VIII. Estos valladares naturales impuestos al desarrollo del capital en la rama agropecuaria, y que afectan negativamente y de manera exponencial al pequeño productor mercantil, no son factores constantes sino variables históricas en función al devenir particular de las naciones y al tratamiento dado por el Estado al uso del bien llamado tierra, o sea, por su política agraria, para llegar a constituirse, en

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Tratándose de la rapidez con que se da la nivelación de la tasa media general de ganancia en todas las ramas económicas explotadas con métodos capitalistas por el capital, Marx menciona que “… pero incluso esta compensación tropieza con grande obstáculos cuando entre las empresas capitalistas se interponen, encadenados con ellas, numerosas esferas de producción explotadas en masa con métodos no capitalistas (por ejemplo la agricultura explotada por pequeños campesinos)…” Marx, C. El Capital. T. III. FCE. México. 1975. pp. 198,199.

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algunos casos como México, en un asunto de orden nacional por ser origen del nodesarrollo y fuente de conflictos nacionales.10 IX. Estas particularidades presentes en las relaciones de producción agrarias, hacen que, a diferencia de la sencillez de sus procesos económicos y de la organización social, apreciada por neopositivistas y neodependentistas, los marxistas los entendemos como un intrincado proceso económico y social, lleno de formas de propiedad y posesión de la tierra que son violentados con la emersión y consolidación de las relaciones capitalistas en su seno, porque, a estos, les afectan sus modalidades tradicionales de reproducción económica bajo la égida del capital, cuyas consecuencias son a) condicionar a la reproducción del capital social en su conjunto; b) limitar la conversión de la fuerza de trabajo personal en social y, c) perturbar la dinámica social de la nación hasta convertirse, para el caso de México, en fuente originaria de las crisis económicas y del subdesarrollo, promotora de una nueva revolución democrático-burguesa.11

Tesis central En la rama agropecuaria, por las características naturales de su principal medio de producción, la tierra, y de sus objetos de trabajo básicos, los organismos vivos, es normal la presencia de múltiples factores económicos y sociales inhibitorios de la emersión y consolidación en ella de las relaciones capitalistas por crear dificultades estructurales para convertir normalmente sus procesos productivos a la lógica esencialmente capitalista porque, como rama económica, la presencia de estos elementos naturales se convierte en condiciones restrictivas para las productividades tanto del capital como de la fuerza de trabajo, y provoca que: a) en las formas productivas capitalistas, estas relaciones no lleguen a alcanzar el mismo grado y ritmo de desarrollo en que lo hacen las ramas económicas no-agropecuarias, lo que 10

Ramírez D., F. J. 2008. Desarrollo nacional, modernización y la cuestión agraria. En, Ramírez, D., F. J. y A. Arias H. (compiladores). Armonización de los movimientos Campesinos en México (1990-2007). Desarrollo nacional, cuestión agraria y la pequeña producción mercantil rural en México (Antología Crítica). Cámara de Diputados/CEDRSSA/UACh. México. D. F. pp. 35-40. 11 Ramírez D., F. J. Desarrollo nacional y la Cuestión Agraria en México. UACh/CIESTAAM. 1994. Chapingo México.

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demanda de acelerar los cambios en la relación técnica por medio de la reconversión productiva, con innovación tecnológica, apurando la automatización de procesos y depreciando o subsidiando el valor de la fuerza de trabajo; y b) en los productores bajo el régimen de pequeña producción mercantil, eufemísticamente llamada campesina, busquen y promuevan otras vías de solución a su reproducción social, unas, dentro de las ofrecidas por el capital, como son la venta de la tierra, su uso más intensivo por la vía de la agricultura de contrato y la renta en dinero o especie, alternativas promotoras de la subutilización de la tierra y el abandono parcelario, otras, el asalariarse en actividades ajenas a la producción agropecuaria, o dedicarse a otra labor productiva, comercial o especulativa, ante sus crecientes problemas para garantizar su reproducción social por la drástica separación de producción/consumo, manifiesta funcionalmente como relación ingreso/gasto. No obstante estas dificultades, la agricultura capitalista registra un crecimiento económico real por la introducción de innovaciones tecnológicas y la reconversión de cultivos, estimado con el producto interno bruto de la rama, así como también por la mayor extensión de las relaciones capitalistas al seno de las unidades de pequeña producción mercantil, evaluado con la mayor presencia de las relaciones de trabajo capitalistas, evidenciado por la diversificación de formas económicas y al migración, ensayadas por estos últimos productores y sus congéneres, para lograr su reproducción social. Problemas estructurales Su caracterización Los problemas estructurales y limitativos del desarrollo del capitalismo en la agricultura, muestran dos orígenes principales vinculados con la actividad económica y la participación del Estado en los procesos de construcción nacional, ambos inherentes al sistema capitalista. Los primeros, los de orden estrictamente económico, se deben a la lógica de su propio movimiento, por lo que son hasta cierto punto independientes a las cuestiones y particularidades que adopta el origen y desarrollo nacional, porque brotan de la lógica 10

misma del movimiento del capital global. Consisten en la imposibilidad estructural de la rama agropecuaria para lograr el ritmo y grado de productividad del capital y el trabajo que alcanza en otras ramas de la producción, inhibiendo la inversión, porque no obtiene la rentabilidad que logra un mismo monto de capital que es invertido en otras ramas productivas. Los segundos, provienen directamente de las particularidades asumidas por las políticas agrarias, históricamente impulsadas por las fuerzas sociales y el Estadonación para impulsar la construcción del sistema capitalista, o sea, la esencia misma de lo nacional. La estructura agraria es una variable histórica definida por las exigencias que el capital impone en función de la algidez de la lucha de clases que su ejercicio desata. Por eso, su origen está en la composición de su estructura agraria y las numerosas formas de propiedad que adopta la tierra en ese devenir.12 En México, el agudo minifundismo, herencia de la política agraria basada en la institución del reparto agrario, como parte de la historia nacional, ha limitado internamente las posibilidades para convertir el trabajo personal en social, el trabajo subjetivo en objetivo, por la vía de fomentar el trabajo cooperativo (ejidos, uniones de ejidos, comunidades indígenas, cooperativas de productores, etc.), para finalmente ofrecer al trabajo personal como alternativa al trabajo asalariado; para el caso es indistinto que sea dentro o fuera de la rama económica.13 Pero no sólo eso, sino provocar la emersión de otras fuentes de ingreso distintas a la producción tales como el comercio (formal e informal) y la especulación (renta de la tierra para la producción agrícola o la minería; especulación urbana; promoción y venta de servicios ecológicos, control comercial del uso de 12

La definición de las formas de propiedad es un proceso histórico vinculado directamente con la estructura social de las comunidades humanas. Particularmente, en la construcción del ser nacional, para el caso de la tierra, en ese decurso aparecen y desaparecen formas en función de la correlación de fuerzas ligadas directamente con las necesidades impuestas por la lógica de la acumulación capitalista. Para comprender estos problemas capitales, ver, Morales, S., T. Y A. López H. 2008. Sobre el origen de la propiedad. En, La propiedad intelectual en los tiempos de la revolución biotecnológica. UACh/CEDRSSA/Cámara de Diputados. México. Pp. 29-77 13 La desaparición de la institución del reparto agrario significa una nueva forma de distribución del recurso tierra y trabajo. Los cambios dados se registran como transformaciones en el marco jurídico constitucional que ha afectado a todo el marco jurídico relativo. Para este problema, ver: Morales, S., T. Y F. J. Ramírez D. Desnacionalización y privatización de los recursos naturales. Ejes de las transformaciones jurídicas en materia agropecuaria en México. En Ramírez D., F. J. (Compilador) Alternativas para el desarrollo agropecuario de México. Seminario anual del CIESTAAM. Metepec, Puebla.5-7 de mayo de 1994. México.

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recursos naturales, pueblos mágicos, etc.), ante la incapacidad estructural de la economía nacional para ampliar su mercado de trabajo (incompetencia acrecentada a causa de la desregulación económica y la liberación comercial, políticas neoliberales promovidas por el gobierno mexicano) y que se muestran como políticas asistencialistas promotoras de los servicios urbanos, ofrecidos y gobernados por los capitalistas, en los últimos 47 años, hechos que han dado cabida a una reinterpretación de lo rural, a la nueva ruralidad.14 Veamos algunas de las particularidades de cada uno de estos obstáculos estructurales. Productividad de los capitales. Pero, ¿por qué esos dos factores naturales, la tierra y organismos vivos, condicionan el desarrollo de las relaciones de producción capitalistas, el desarrollo del capitalismo en la

agricultura?

Estas

particularidades

son

inhibitorias

para

toda

producción

eminentemente capitalista, con absoluta independencia de las particularidades nacionales, porque imponen un rezago en cuanto a sus ritmos en el incremento en la productividad de los capitales y la fuerza de trabajo, con respecto a las demás ramas económicas, por tres procesos que le son propios: I. El complejo problema económico que brota de la renta del suelo, 15 asunto vital para el impulso de cualesquiera de las políticas agropecuarias consideradas por las tres corrientes del pensamiento ya señaladas. II. las peculiaridades para elevar la productividad técnica en los procesos de trabajo porque encierran una contradicción en cuanto a que toda innovación tecnológica 14

Arias y Chávez hacen la distinción central entre lo que es la nueva y la vieja ruralidad. La sustitución de la producción por la especulación comercial juega el papel determinante para que afloren estas tendencias. Ver. Arias H., A. y U. Chávez F. Organización campesina en la vieja y la nueva ruralidad. Ramírez, D., F. J. y A. Arias H. (compiladores). Armonización de los movimientos Campesinos en México (1990-2007). Desarrollo nacional, cuestión agraria y la pequeña producción mercantil rural en México (Antología Crítica). Cámara de Diputados/CEDRSSA/UACh. México. D. F. pp. 133-176 15

Marx, C. Cómo se convierte la ganancia extraordinaria en la renta del suelo. En El Capital. T. III. Pp. 573-753. FCE. México. 1975.

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que se introduce para elevarla, disminuye la productividad económica de los capitales invertidos,16 porque 1. Al elevar la productividad técnica de la fuerza de trabajo, efectivamente se disminuyen los tiempos de trabajo para imponerle a este factor esencial del proceso productivo una diversidad de formas en su aplicación estrechamente ligadas con el trabajo estacional y semiestacional, como trabajo temporal o por familias; hacer del trabajo una actividad trashumante, afectar negativamente la cuantía de sus remuneraciones y sus condiciones de trabajo. 2. Se mantienen casi fijos los tiempos de producción por la naturaleza de los objetos de trabajo, que son materia viva, al estar impuestos por la fenología de las especies, para impedir una rotación de capital más acelerada, además, por disminuir los tiempo de operación del nuevo capital invertido en infraestructura y maquinaria porque se inmoviliza durante una larga temporada a causa del incremento de su productividad técnica que resulta de la innovación tecnológica, circunstancias que no ocurren en las ramas noagropecuarias. III. Estas causas técnicas son limitativas de la productividad de los capitales en la agricultura, porque puede ser elevada la capacidad productiva de la fuerza de trabajo, al disminuir los tiempos de trabajo aplicados, como es el caso de la producción en granos básicos; pero, paradójicamente, sobre la subutilización del capital invertido que ese incremento en la productividad demanda para provocar una caída en su rentabilidad. Esta relación contradictoria, congénita a la producción agropecuaria capitalista, impulsa la tendencia hacia el mayor uso de la fuerza de trabajo, imponiendo estrictos controles al precio de la fuerza de trabajo y las condiciones laborales, para elevar la presencia de obreros agrícolas, pero también, se constituye en factor limitativo para la introducción de innovaciones y uso de insumos industriales, inhibiendo la producción de bienes pero elevando la productividad de los capitales. 16

Ramírez D., F. J. Bases económicas y sociológicas para el estudio de la alianza obrero-campesina en México. Una aproximación metodológica. TESIS MAESTRÍA. UACh/Departamento De Sociología Rural. Chapingo, México. 1993. pp. 75-110.

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Pero, si existe esta limitante estructural, ¿cómo es que los capitalistas encuentran el estímulo para seguir invirtiendo en la actividad agropecuaria? Invirtamos la interrogante: ¿cómo resuelve el capital ese rezago de productividades? Su solución encuentra dos mecanismos instituidos por la propia lógica del capital. Digamos que uno brota de su misma dinámica en la actividad productiva, estrechamente ligada con la conformación social de los precios, porque este ente social, sustanciado por los capitalistas, cede parte de las ganancias obtenidas en otras ramas para sostener a los capitalistas agrarios. Aquí la importancia de comprender lo que es la renta de la tierra. El otro, y no menos importante, con la intervención del Estado-nación a partir de su política dual: los subsidios directos e indirectos al capital agropecuario; el férreo control del precio de la fuerza de trabajo, del salario de los obreros agrícolas y sus condiciones de trabajo y el fomento a la asociación tierra-capital-trabajo. Los subsidios Los capitalistas pueden no entender la esencia de las cosas pero son muy prácticos, y al problema del rezago productivo le dan el mismo tratamiento; le encuentran la solución práctica: ¡los subsidios! Subsidios a la producción para la adopción y adquisición de nuevas tecnologías, abaratamiento de la fuerza de trabajo y evasión de responsabilidades laborales; subsidios a la comercialización de sus productos por medio de apoyos a la comercialización directa y, colateralmente, en la búsqueda de mercados por la vía de los contratos con las actividades gubernamentales y otros países; subsidios a la investigación y la asistencia técnica poniendo al servicio del capital agropecuario las instituciones dedicadas a ello: CONACYT, INIFAP, universidades como Chapingo, Colegio de Posgraduados y la Narro; subsidios fiscales bajo la figura de la extensión o la omisión; etc. En México, el Estado-nación asigna subsidios a la agricultura capitalista, eufemísticamente llamada de exportación, a través de diferentes maneras que han sido ya documentadas. 14

Si bien, el rezago en la productividad del capital es real, debido a las causas arriba señaladas, existe la necesidad de producir materias primas y bienes de consumo personal, o sea, incorporar a la agricultura a la actividad eminentemente capitalista, como es el propósito de una producción fincada en la competencia. Entonces, no hay otra posibilidad que transferir valor generado en otras esferas de la producción social a la rama agropecuaria, por dos vías: a) las transferencias de valor por la vía de los precios que afectan a la distribución de la ganancia generada por los capitalistas sin distingo a la rama económica a la que pertenezcan; y b) de las partidas del gasto público que, en un país presidencialista, esta institución tiene la facultad de distribuirlos a su arbitrio, derivación de recursos que afecta a la sociedad en su conjunto. A las transferencias de valor desde el gasto público, funcionalmente les denominamos subsidios. Son cantidades que, entiéndase, todos los países capitalistas del orbe, por este problema estructural, deben destinar a la producción agropecuaria para equilibrar su rezago productivo frente a la economía en su conjunto. Así, los subsidios son un mecanismo económico, compensatorio del rezago productivo de los capitales invertidos en la rama agropecuaria frente a la mayor dinámica productiva de las ramas no propiamente agropecuarias, resarcimiento que corre a cargo de los contribuyentes, como solución práctica ante el problema estructural que está presente en toda comunidad humana regulada por las relaciones de producción capitalistas.17 Tenemos el caso de Estados Unidos, país que cuenta con una agricultura eminentemente capitalista, donde ha sido eliminada de raíz la pequeña producción mercantil; allí el Estado-nación, con su Farm Bill, se obliga a subsidiar a los granjeros, partiendo de su experiencia, so pena de que si les elimina de su política de gasto, su economía agrícola se hunde porque está frente a un problema de nivelación de la tasa 17

Ramírez D., F. J. y T. Morales S. 2008. Desarrollo nacional, la cuestión agraria y las nuevas formas asociativas en los productores rurales: elementos para una polémica. En, Ramírez, D., F. J. y A. Arias H. (compiladores). Armonización de los movimientos Campesinos en México (1990-2007). Desarrollo nacional, cuestión agraria y la pequeña producción mercantil rural en México (Antología Crítica). Cámara de Diputados/CEDERSSA/UACh. México. D. F. pp. 65-81

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de ganancia en las distintas ramas económicas que sustancian toda su economía. Es sabido, teórica y prácticamente, que los capitales se mueven de aquella rama económicamente menos productiva hacia otras que muestran contar con una mayor productividad de los capitales allí invertidos, fenómeno observable empíricamente no sólo

en

el

ámbito

de

lo

nacional,

sino

en

los

acelerados

procesos

de

internacionalización de los capitales, que en las cuentas nacionales de cualquier país aparece como movilidad de la inversión extranjera directa. La dinámica de esos flujos reconoce esa tendencia. La carencia de subsidios a la agricultura pone de relieve al rezago productivo, como un problema estructural. Tratar de resolverlo por la vía del incremento de la productividad (racionalidad técnica) es un error de naturaleza económica ante la incomprensión de la particularidad de la rama agropecuaria. Por eso en México se aplica a la producción capitalista aunque criminalmente se los niega a los pequeños productores mercantiles, funcionalmente llamados campesinos, quienes, de por sí, ya habían mostrado, desde 1965, un rezago productivo tal que les había condenado desde entonces a la sobrevivencia.

Depreciación y subsidios al valor de la fuerza de trabajo. La agricultura nacional no podría ser sin el inhumano control del precio de la fuerza de trabajo, del salario de los obreros agrícolas y sus condiciones de trabajo. ¡Estos son los parias sociales! ¡Los olvidados de los olvidados! Estando soportada la economía agrícola sobre sus espaldas, no existe organización social que les reivindique efectivamente, ni preocupación social que frene los abusos de los capitalistas permitidos y solapados por el Estado-nación. Parte de la política de expropiación directa del plusvalor generado. Contratación del trabajo a destajo o por familias; trabajo itinerante; contratación infantil generalizada, etc. son otras tantas formas de depreciación del precio pagado por la fuerza de trabajo.

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Aquí no existen intermediarios sociales. Las tendencias salariales, registradas en las cuentas nacionales, pueden ser un indicador muy directo sobre los efectos de esta política. Sin embargo, cabe anotar, si bien la masa de obreros agrícolas se agiganta, lo hace no tanto por ser utilizada en la agricultura industrial, sino principalmente por su acelerado incremento en las actividades de la pequeña producción mercantil a causa de la agricultura de contrato. En la agricultura capitalista, por la inducción de procesos de innovación tecnológica sobre los que se sustenta, su participación relativa tiende a disminuir. La otra fuente es el reforzamiento del Estado-nación a través de los amplios subsidios destinados a “crear las condiciones humanas” en el trabajo del obrero agrícola, dirigidos a la agricultura capitalista, sobre todo la que produce bienes para la exportación. A través de programas gubernamentales se subvenciona para sustituir la responsabilidad que legalmente corresponde al patrón agrícola de otorgar las condiciones de trabajo adecuadas a la realización del trabajo tales como salud, vivienda, educación y otros, a los que les obliga la Ley Federal del Trabajo, los tratados y convenios internacionales con los que se ha comprometido el gobierno mexicano. Estos subsidios hacen del trabajo agrícola una actividad fuertemente subsidiada. Productividad del trabajo por la asociación tierra-trabajo-capital: nuevas modalidades de apropiación del trabajo. Si la productividad de la fuerza de trabajo y del capital, aplicados a la producción agropecuaria, naturalmente presenta un rezago en sus relaciones con las ramas económicas que sustancian a toda economía nacional, esta condicionante estructural del sistema tiene, a su vez, su limitantes internas debido a la forma en que históricamente se ha tratado la distribución de la tierra, por sus fuerzas sociales. Las formas de propiedad y posesión de este bien social, es una variable determinada por la historia de los pueblos y grabada con celo en sus constituciones. Sus reformas agrarias obedecen a las necesidades de promover al modo de producción para cada momento

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histórico crucial para la construcción del ser nacional, siempre imponiendo las modalidades que le permitan apropiarse del trabajo humano.18 Toda reforma agraria que construya frenos para el desenvolvimiento, inmediato o mediato, de las relaciones capitalistas, o sea, para elevar la productividad de los capitales y la fuerza de trabajo, añade un factor económico negativo más que profundiza su rezago económico por verse obstaculizado el desarrollo de esas productividades. México ha conocido cinco reformas agrarias de gran importancia. Desde la independencia de España, pasando por la Reforma juarista, la Revolución de 1910, el cardenismo, en 1936-1982 y la neorreforma de 1992, cuya motivación principal ha sido resolver los problemas generados por ellas al derivar en que la tierra dejase de ser un bien productivo para quedar como bienes de manos muertas. Las reformas del siglo XIX concluyeron en la concentración de la tierra en grandes haciendas: la resultante de la Revolución, en su expresión más radical: el cardenismo, promotor del trabajo social mediante la vía del cooperativismo y el colectivismo sustentados en la adopción de tecnología moderna, concluyó en la pulverización parcelaria con base en el trabajo personal. Millones de unidades de producción, dispersas e impulsadas sólo por la experiencia de los productores y con cuestionables apoyos de las instituciones gubernamentales, desde 1965 mostraron su agotamiento inaugurando una crisis de muy larga duración. En éste fenómeno pusieron atención los impulsores de la neorreforma salinista de 1992. Los propósitos fueron múltiples; pero, en particular para impulsar la producción agropecuaria, la tesis central consistió en promover los mecanismos para que se diera la concentración de la tierra… por la acción del mercado. Esta política, al someter a la economía al régimen de competencia abierta, ya no sólo frente al capitalismo monopólico nacional, sino, principalmente, al extranjero, su política de desregulación 18

Ver Morales S., T. y F. J. Ramírez D. 1994. Contratos, asociaciones y sociedades. En, Muñoz M. y V. H. Santoyo C. (coordinadores). Modalidades de asociación e integración en la agroindustria mexicana. UACh/CIESTAAM. Chapingo, México. Pp. 15-29. En la obra se integran las formas específicas que para entonces adquieren estas figuras jurídicas en sectores agrícolas y ganaderos.

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económica y liberación comercial, legalizada a través del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), al no liberar la fuerza de trabajo, se convirtió en su contrario y profundizó su exclusión como rama importante para el sistema económico.19 Esta deplorable situación se evidencia en el comportamiento de la actividad productiva que muestra la polarización, por una parte, en enclaves altamente productivos, y responsables del crecimiento del PIB agropecuario, y por otra, en la inmensa dispersión del trabajo a consecuencia de la subutilización del recurso, del abandono parcelario, la renta en dinero y especie, en la especulación rural y urbana con el recurso, cuyas expresiones más directas es la multifuncionalidad de los productores y la migración interior y exterior de la fuerza de trabajo. La contradicción campo ciudad. Bajo estas circunstancias, las manifestaciones de las dificultades estructurales para hacer de la tierra un bien productivo, dentro del modo capitalista de producción, aparecen en la literatura sociológica como nuevos fenómenos de la relación funcional campo-ciudad, tema obsesivo de la nueva ruralidad, cuya esencia se encuentra en las dificultades que encuentra el capital para desenvolverse libremente en un espacio económico que tiene estas características.20 Esta es una contradicción sustanciada por las presentes entre el desigual desarrollo interno del sistema capitalista como confrontación entre los sujetos responsables de la producción en las ramas económicas no-agropecuarias con aquellos dedicados a la propiamente agropecuaria, porque todas las manifestaciones originadas por su rezago económico natural aún en una sociedad esencialmente capitalista, como es el caso de Estados Unidos de Norteamérica. Por la situación de México, donde la actvidad económica se desenvuelve bajo una fuerte y extensa imbricación entre la producción minifundista y la otra ya propiamente industrial, capitalista, esas tendencias 19

Morales S., T. y F. J. Ramírez D. 2006. Fundamentos jurídico-políticos para una renegociación del TLCAN. Serie Análisis de Coyuntura. UACh/Departamento de Sociología Rural. Chapingo, México. 20 Ramírez D., F. J. 2008. Relaciones campo/ciudad. En, Pensamiento, Trabajo Humano y Sociedad. UACh/Departamento de sociología Rural. Chapingo, México. 110-120.

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aparentemente novedosas que consignan los neorrurales no son más que la reedición de las viejas dificultades para el desarrollo de las relaciones capitalistas que, sumando la causa de esa estructura agraria, provocan un desarrollo interno multivariado, pero cuyo análisis cuidadoso nos revela esa tendencia capitalista hacia la expropiación objetiva de los pequeños productores mercantiles en cuanto a sus medios de producción, por diferentes vías, y la conversión de su fuerza de trabajo personal en social, bien por medio de un cooperativismo forzado a causa de su asociación con el capital, bien por la conversión de la fuerza de trabajo personal en asalariada, sea intrarrama o fuera de ella. Definición de rama agropecuaria Definir lo que es la rama agropecuaria, nos ha exigido, primero, tomar en cuenta que forma parte del modo de producción capitalista al igual que todas las demás ramas económicas en que se manifiesta el trabajo humano. Segundo, tratar de aclararnos las diferencias mostradas por esta actividad productiva con otras constitutivas del sistema y que, de igual forma, se encuentran subsumidas por la lógica de producción que le es propia, que le identifica. Presentamos una definición dinámica,21 que muestra su origen y las formas en cómo se sustancian los procesos y muestran una particularidad del desarrollo capitalista cuando aparece y se desenvuelve en la rama agropecuaria. Con base en todo lo anteriormente expuesto, me atrevo a dar una definición y a continuación se expresa: “Rama agropecuaria es el conjunto de relaciones económicas particulares realizadas por millones de hombres quienes, para su reproducción productiva y social, aplican su trabajo sobre la tierra y seres vivos para producir bienes agrícolas, pecuarios y silvícolas, relaciones que les identifican y sustancian a esta rama de la producción. Es conglomerado humano y parte importante de la sociedad civil, cuyas relaciones se nos revelan en la actividad de tan numerosas como contradictorias formas productivas cuyas productividades técnicas pueden o no corresponderse con las relaciones en que 21

Ver. De Gortari, E. 1968. Lógica General. Editorial Grijalbo, S. A. México. Pp. 70-73

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se distribuye el trabajo, se usan los medios y se reparten sus beneficios. Construidas por particularidades históricas, tienen en común que: a) la tierra es su esencial medio de producción; y b) todos sus objetos de trabajo son especies biológicas cuyos procesos de trabajo utilizan instrumentos elementales o altamente sofisticados. Estas cualidades naturales y biológicas, al introducirse como parte de las relaciones humanas y bajo el dominio del modo de producción capitalista, determinan sus peculiaridades internas en cuanto al grado y ritmo de la aplicación del trabajo al incidir directamente en las maneras en como se suceden los cambios en las productividades técnicas, del capital invertido y/o del trabajo en ellas aplicado, porque éstos son lentos y tortuosos a causa de ser factores limitativos para el surgimiento y consolidación normal de las relaciones económicas propiamente capitalistas. Siendo sus rasgos distintivos, las consecuencias económicas son la presencia y persistencia de procesos lentos de diferenciación social con la exigencia de abrir variados y dificultosos caminos para provocar cambios más acelerados en la relación histórico/social del trabajo, condiciones que son percibidas como causas del rezago económico con relación a la productividad de los capitales y de la fuerza de trabajo ya presentes en las formas productivas capitalistas que gobiernan la producción social y con las que se vinculan por ser parte del sistema económico, implicando la necesidad de la intervención del Estado para resolverlo.”

Chapingo, México. 23 de septiembre del 2009

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